ÁNGELES
DicMA
DicMA
SUMARIO:
I.
Los ángeles en el AT
Los ángeles en el AT
II.
Los ángeles en el NT.
1. En los evangelios de la infancia:
a) En Mt 1-2,
b) En Lc 1-2,
c) En el nacimiento de Jesús (Lc
2,1-21);
2. En la misión de Jesús;
3. En la oración del huerto de Getsemaní;
4. En la pascua de resurrección de Jesús;
5. En el relato de la ascensión (He I,10-I I);
6. En los tiempos de la iglesia:
a) Ángeles y mensaje a los
paganos,
b) Asistencia a los apóstoles,
c) Angeles custodios y postura de los
saduceos;
7. Escatología
Los ángeles en el NT.
1. En los evangelios de la infancia:
a) En Mt 1-2,
b) En Lc 1-2,
c) En el nacimiento de Jesús (Lc
2,1-21);
2. En la misión de Jesús;
3. En la oración del huerto de Getsemaní;
4. En la pascua de resurrección de Jesús;
5. En el relato de la ascensión (He I,10-I I);
6. En los tiempos de la iglesia:
a) Ángeles y mensaje a los
paganos,
b) Asistencia a los apóstoles,
c) Angeles custodios y postura de los
saduceos;
7. Escatología
III.
Conclusiones bíblico-pastorales:
1. Desde el punto de vista bíblico;
2. Dogmático;
3. Pastoral
Conclusiones bíblico-pastorales:
1. Desde el punto de vista bíblico;
2. Dogmático;
3. Pastoral
1.
Los ángeles en el AT
Los ángeles en el AT
La
presencia de ángeles en el AT quizá pueda remontarse a las antiguas
tradiciones de Israel, aunque también sus representaciones y funciones, su
configuración y significado hayan sufrido evolución. La influencia de los
pueblos y culturas limítrofes a Israel como la de Canaán, Asiria, Babilonia, y
sobre todo después del exilio la persa y helenística, han dejado su huella en
cuanto a la creencia de los ángeles en la religión de Israel 1.
El máximo auge lo representa el período más tardío de Israel, el s. m
y n a.C., en los libros de Tobías, Daniel y los Macabeos -del canon
escriturario-. Y después de ellos, por influjo del género apocalíptico, se
propagó la creencia y presencia de los ángeles y los demonios en la literatura
intertestamentaria. Éste es el caldo de cultivo inmediato a la literatura del
NT.
presencia de ángeles en el AT quizá pueda remontarse a las antiguas
tradiciones de Israel, aunque también sus representaciones y funciones, su
configuración y significado hayan sufrido evolución. La influencia de los
pueblos y culturas limítrofes a Israel como la de Canaán, Asiria, Babilonia, y
sobre todo después del exilio la persa y helenística, han dejado su huella en
cuanto a la creencia de los ángeles en la religión de Israel 1.
El máximo auge lo representa el período más tardío de Israel, el s. m
y n a.C., en los libros de Tobías, Daniel y los Macabeos -del canon
escriturario-. Y después de ellos, por influjo del género apocalíptico, se
propagó la creencia y presencia de los ángeles y los demonios en la literatura
intertestamentaria. Éste es el caldo de cultivo inmediato a la literatura del
NT.
Dos
apreciaciones se imponen, antes de decir otra cosa, sobre los ángeles y la
angeleología del AT y NT. Primera, que Israel introdujo la presencia y función
de los ángeles sin desdoro ni mengua de su monoteísmo, sino, al contrario, al
servicio incondicional de Yavé, el Dios único, Señor de la creación y de la
historia. Segunda, el NT, siguiendo esta tradición esclarecedora del AT al servicio
del verdadero monoteísmo, presenta una novedad, la suya propia; el servicio
y subordinación de los ángeles a la cristología de Jesús, a su función
mediadora absoluta en la revelación y salvación de Dios a los hombres y en su
servicio a la comunidad de Jesús, la iglesia. Estas dos notas matizan la
presencia y función de los ángeles en el NT.
apreciaciones se imponen, antes de decir otra cosa, sobre los ángeles y la
angeleología del AT y NT. Primera, que Israel introdujo la presencia y función
de los ángeles sin desdoro ni mengua de su monoteísmo, sino, al contrario, al
servicio incondicional de Yavé, el Dios único, Señor de la creación y de la
historia. Segunda, el NT, siguiendo esta tradición esclarecedora del AT al servicio
del verdadero monoteísmo, presenta una novedad, la suya propia; el servicio
y subordinación de los ángeles a la cristología de Jesús, a su función
mediadora absoluta en la revelación y salvación de Dios a los hombres y en su
servicio a la comunidad de Jesús, la iglesia. Estas dos notas matizan la
presencia y función de los ángeles en el NT.
Bajo
esta óptica ilustramos con algunos datos más relevantes la presencia de los
ángeles en el AT. El Israel más antiguo se imaginaba a su Dios como un viejo
patriarca, rodeado de "una corte celestial" de seres cuasidivinos, a
los que se les llamaba "hijos de Dios" (Gén 6,4; Job 1,6; 2,1; 38,7;
Sal 29,1, etc.) y otras veces "hijos del Altísimo" (Sal 82,6). Tal
representación no difería mucho de los cananeos en la manera de concebir sus
divinidades o la de los otros pueblos del oriente medio. La influencia de los
mitos ugaríticos está subyaciendo en la representación arcaica de Israel
sobre los ángeles.
esta óptica ilustramos con algunos datos más relevantes la presencia de los
ángeles en el AT. El Israel más antiguo se imaginaba a su Dios como un viejo
patriarca, rodeado de "una corte celestial" de seres cuasidivinos, a
los que se les llamaba "hijos de Dios" (Gén 6,4; Job 1,6; 2,1; 38,7;
Sal 29,1, etc.) y otras veces "hijos del Altísimo" (Sal 82,6). Tal
representación no difería mucho de los cananeos en la manera de concebir sus
divinidades o la de los otros pueblos del oriente medio. La influencia de los
mitos ugaríticos está subyaciendo en la representación arcaica de Israel
sobre los ángeles.
Relacionadas
con esta representación tenemos la expresión "ejército de Yavé" (Jos
5,14 y 1 Re 29,19) y la invocación "Yavé de los ejércitos", que no
debe entenderse de los ejércitos de Israel, sino de "Yavé de los
ejércitos celestiales" (cf 1Sam 1,3.11; Sal 24,10s; Is 1,9; 6,3; Jer 7,3,
etc.). Esto mismo vale para el "campamento de Dios" (Gén 32,3) con el
que se encontró Jacob. La influencia y presencia de estas expresiones las
encontramos en el NT en "una multitud del ejército celestial" que
acompaña la aparición del ángel a los pastores en nochebuena (Lc 2,13) o la
"legión de los ángeles" que Jesús re húsa pedir a su Padre para
librarse de sus enemigos, los escribas, fariseos y sumos sacerdotes (Mt 26,53).
con esta representación tenemos la expresión "ejército de Yavé" (Jos
5,14 y 1 Re 29,19) y la invocación "Yavé de los ejércitos", que no
debe entenderse de los ejércitos de Israel, sino de "Yavé de los
ejércitos celestiales" (cf 1Sam 1,3.11; Sal 24,10s; Is 1,9; 6,3; Jer 7,3,
etc.). Esto mismo vale para el "campamento de Dios" (Gén 32,3) con el
que se encontró Jacob. La influencia y presencia de estas expresiones las
encontramos en el NT en "una multitud del ejército celestial" que
acompaña la aparición del ángel a los pastores en nochebuena (Lc 2,13) o la
"legión de los ángeles" que Jesús re húsa pedir a su Padre para
librarse de sus enemigos, los escribas, fariseos y sumos sacerdotes (Mt 26,53).
Los
querubines y los serafines son otros seres celestes designados por el AT
para señalar la morada en la que habita Dios. Los serafines son los seres
mitológicos que rodean el trono de Yavé con seis alas, rostros y pies
humanos en la visión-vocación de Isaías
(c. 6). Su significado etimológico es el de los "ardientes". Los
querubines, en cambio, son los que
custodian el arca de la Alianza, que sirve
de peana a Yavé. Dios habita "entre" ellos y "sobre" estos
querubines, cuyo significado es el de "poderosos" (a partir del
acádico karabú) (cf
Éx 25,18; 1 Re 6,23; 2Cor 5,8). Dios conserva en su trono el libro de la
Alianza como los reyes de la época custodiaban bajo su trono los tratados y
alianzas 2. Estos mismos querubines custodian el arca de
la Alianza en el Sancta sanctorum del templo de Jerusalén. Sobre ellos
viaja Yavé tal como se le apareció a Ezequiel (29,3). Todo esto tiene un sabor
iconográfico oriental.
querubines y los serafines son otros seres celestes designados por el AT
para señalar la morada en la que habita Dios. Los serafines son los seres
mitológicos que rodean el trono de Yavé con seis alas, rostros y pies
humanos en la visión-vocación de Isaías
(c. 6). Su significado etimológico es el de los "ardientes". Los
querubines, en cambio, son los que
custodian el arca de la Alianza, que sirve
de peana a Yavé. Dios habita "entre" ellos y "sobre" estos
querubines, cuyo significado es el de "poderosos" (a partir del
acádico karabú) (cf
Éx 25,18; 1 Re 6,23; 2Cor 5,8). Dios conserva en su trono el libro de la
Alianza como los reyes de la época custodiaban bajo su trono los tratados y
alianzas 2. Estos mismos querubines custodian el arca de
la Alianza en el Sancta sanctorum del templo de Jerusalén. Sobre ellos
viaja Yavé tal como se le apareció a Ezequiel (29,3). Todo esto tiene un sabor
iconográfico oriental.
Pero
la representación que más influencia ha tenido y más veces aparece en los
textos veterotestamentarios es el "ángel de Yavé" (malak Yahvéh).
En ocasiones se identifica con el mismo Yavé (cf Gén 31,1113). No es
extraño que muchos exegetas consideren que la inclusión de la presencia del
"ángel de Yavé", como una velación de la trascendencia de Yavé,
sea de una época más reciente, mientras los textos más arcaicos lo presenten
en una cercanía más antropomorfa con los hombres. Con todo, no se debería
olvidar que la mediación del "ángel de Yavé" a favor de la
trascendencia monoteísta no está reñida con la antigüedad, ya que como todo
mensajero recita su mensaje en nombre del que "le envía" 3
la representación que más influencia ha tenido y más veces aparece en los
textos veterotestamentarios es el "ángel de Yavé" (malak Yahvéh).
En ocasiones se identifica con el mismo Yavé (cf Gén 31,1113). No es
extraño que muchos exegetas consideren que la inclusión de la presencia del
"ángel de Yavé", como una velación de la trascendencia de Yavé,
sea de una época más reciente, mientras los textos más arcaicos lo presenten
en una cercanía más antropomorfa con los hombres. Con todo, no se debería
olvidar que la mediación del "ángel de Yavé" a favor de la
trascendencia monoteísta no está reñida con la antigüedad, ya que como todo
mensajero recita su mensaje en nombre del que "le envía" 3
Los
ángeles en general, y el "ángel de Yavé" en particular, sirven al
monoteísmo israelita de Yavé, velan su presencia, le hacen presente entre los
hombres, forman su corte permanente y son sus mensajeros -intermediarios de su
revelación- y los servidores de sus órdenes. Son "los hijos
de Dios" que los LXX traducen por "ángeles". Son los
"santos" y "fuertes" que rodean a Yavé como la corte de un
rey o magnate oriental (cf Sal 103,20-21)4.
ángeles en general, y el "ángel de Yavé" en particular, sirven al
monoteísmo israelita de Yavé, velan su presencia, le hacen presente entre los
hombres, forman su corte permanente y son sus mensajeros -intermediarios de su
revelación- y los servidores de sus órdenes. Son "los hijos
de Dios" que los LXX traducen por "ángeles". Son los
"santos" y "fuertes" que rodean a Yavé como la corte de un
rey o magnate oriental (cf Sal 103,20-21)4.
II.
Los ángeles en el NT
Los ángeles en el NT
El
NT es deudor del ambiente angélico
que rodeaba la novedad monoteísta de los últimos libros canónicos del AT y de
la literatura intertestamentaria; pero a ella le colocó la
impronta que dimanaba de la triple novedad cristiana: la centralidad cristológica de Jesús,
la
manifestación escatológica e
histórico-salvífica del Espíritu Santo y
el tiempo fundacional de la iglesia 5. Jesús, el
Espíritu y la iglesia -entre los que podemos colocar a María tocando esta
triple realidad en sus orígenes manifestativos- constituyen la nueva realidad
de Dios para el hombre. Todo lo que el NT dice sobre los ángeles, sus
funciones, servicios y mensajes, queda totalmente subordinado a la novedad
aparecida con Cristo y el Espíritu y hasta irrelevante en su comparación. Esto
es lo que le hace confesar al gran teólogo K. Rahner: "En el AT la
doctrina de los ángeles aparece relativamente tarde, como una especie de inmigración
desde afuera, y en el NT [...] el tema de los ángeles se toca más bien
bajo una actitud de repulsa a un cierto culto angélico y con la conciencia de
la superioridad del cristiano sobre todos los poderes y potestades del
mundo, de modo que el interés existencial y religioso de los cristianos
seguiría en pie aun cuando no hubiera ningún ángel (bueno o malo)
dotado de individualidad y sustancialidad propia"6.
NT es deudor del ambiente angélico
que rodeaba la novedad monoteísta de los últimos libros canónicos del AT y de
la literatura intertestamentaria; pero a ella le colocó la
impronta que dimanaba de la triple novedad cristiana: la centralidad cristológica de Jesús,
la
manifestación escatológica e
histórico-salvífica del Espíritu Santo y
el tiempo fundacional de la iglesia 5. Jesús, el
Espíritu y la iglesia -entre los que podemos colocar a María tocando esta
triple realidad en sus orígenes manifestativos- constituyen la nueva realidad
de Dios para el hombre. Todo lo que el NT dice sobre los ángeles, sus
funciones, servicios y mensajes, queda totalmente subordinado a la novedad
aparecida con Cristo y el Espíritu y hasta irrelevante en su comparación. Esto
es lo que le hace confesar al gran teólogo K. Rahner: "En el AT la
doctrina de los ángeles aparece relativamente tarde, como una especie de inmigración
desde afuera, y en el NT [...] el tema de los ángeles se toca más bien
bajo una actitud de repulsa a un cierto culto angélico y con la conciencia de
la superioridad del cristiano sobre todos los poderes y potestades del
mundo, de modo que el interés existencial y religioso de los cristianos
seguiría en pie aun cuando no hubiera ningún ángel (bueno o malo)
dotado de individualidad y sustancialidad propia"6.
Dentro
de su gran concepción cristológica y pneumática de la salvación, el NT
acentúa el dualismo moral que todavía era ambivalente en
la angeleología del AT. Así los ángeles se muestran buenos para los
creyentes, mientras los demonios, destructores y negativos. La jerarquización
afectó más a lo demoníaco que a lo angélico. Satanás es más decisivo en el
orden del mal y de la perdición que Miguel en el de la salvación. Quedó
totalmente desplazado por Cristo y el Espíritu, únicos agentes escatológicos
de Dios en la salvación del hombre. Aunque algunos textos mínimos aluden a la
batalla de Miguel contra Satán, de los ángeles contra los diablos (cf Ap
12,7ss; Jds 9), aun éstos han sido reinterpretados cristológicamente. De aquí
se deduce que los ángeles van perdiendo en el NT su importancia, desde el punto
de vista teológico, por la significación central de Cristo y el Espíritu.
de su gran concepción cristológica y pneumática de la salvación, el NT
acentúa el dualismo moral que todavía era ambivalente en
la angeleología del AT. Así los ángeles se muestran buenos para los
creyentes, mientras los demonios, destructores y negativos. La jerarquización
afectó más a lo demoníaco que a lo angélico. Satanás es más decisivo en el
orden del mal y de la perdición que Miguel en el de la salvación. Quedó
totalmente desplazado por Cristo y el Espíritu, únicos agentes escatológicos
de Dios en la salvación del hombre. Aunque algunos textos mínimos aluden a la
batalla de Miguel contra Satán, de los ángeles contra los diablos (cf Ap
12,7ss; Jds 9), aun éstos han sido reinterpretados cristológicamente. De aquí
se deduce que los ángeles van perdiendo en el NT su importancia, desde el punto
de vista teológico, por la significación central de Cristo y el Espíritu.
Ángeles
y demonios, separados moralmente, nunca llegaron en el NT, como tampoco en el
AT, a un dualismo teológico. El diablo jamás adquiere el rango de antidiós.
Sus funciones son contrapuestas "a las de los ángeles nada más. He aquí
las que corresponden a los ángeles: función escatológica de apertura y cierre
de la historia evangélica -anunciación del nacimiento de Jesús y parusía de
Cristo-; servicios de revelación, interpretación y de ayuda espiritual y
material a los personajes de la historia de la salvación. En este capítulo de
ayudas podemos incluir a Cristo, pero su servicio es mínimo, ya que cuenta con
la máxima comunión con el Padre en calidad de Hijo, superior a toda la
creaturidad de los ángeles, y con la posesión del Espíritu. Se limita al
servicio que los ángeles le prestaron después de la cuarentena de ayuno en el
desierto y de las tentaciones del diablo (cf Me 1,13; Mt 4,11) y el ángel
confortador del huerto de Getsemaní en vísperas de su pasión (Lc 22,43). Más
significativas son las aportaciones del "ángel del Señor" a José en
el evangelio de la infancia de Mateo y del ángel Gabriel a María en la
anunciación lucana. Tales servicios se prestarán también, primeramente a
Pedro y después a Pablo, en los primeros pasos de la iglesia apostólica.
y demonios, separados moralmente, nunca llegaron en el NT, como tampoco en el
AT, a un dualismo teológico. El diablo jamás adquiere el rango de antidiós.
Sus funciones son contrapuestas "a las de los ángeles nada más. He aquí
las que corresponden a los ángeles: función escatológica de apertura y cierre
de la historia evangélica -anunciación del nacimiento de Jesús y parusía de
Cristo-; servicios de revelación, interpretación y de ayuda espiritual y
material a los personajes de la historia de la salvación. En este capítulo de
ayudas podemos incluir a Cristo, pero su servicio es mínimo, ya que cuenta con
la máxima comunión con el Padre en calidad de Hijo, superior a toda la
creaturidad de los ángeles, y con la posesión del Espíritu. Se limita al
servicio que los ángeles le prestaron después de la cuarentena de ayuno en el
desierto y de las tentaciones del diablo (cf Me 1,13; Mt 4,11) y el ángel
confortador del huerto de Getsemaní en vísperas de su pasión (Lc 22,43). Más
significativas son las aportaciones del "ángel del Señor" a José en
el evangelio de la infancia de Mateo y del ángel Gabriel a María en la
anunciación lucana. Tales servicios se prestarán también, primeramente a
Pedro y después a Pablo, en los primeros pasos de la iglesia apostólica.
1.
Los ÁNGELES EN LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA (Mt y Lc). Hasta hace poco, la
crítica racionalista y liberal relegaba los evangelios de la infancia de Mt y Lc
a un segundo plano, como leyendas o mitos apócrifos, cosidos a los respectivos
evangelios, pero sin formar parte de ellos en su unidad redaccional,
cristológica e histórico-teológica. Así Gressmann clasificaba la infancia de
Jesús en el género de leyenda al comienzo de su libro sobre la Navidad. Y la
marca indeleble del género legendario, perteneciente a "la imaginación
creadora" del evangelista y no a la historia, era -según él- "el
descenso de los ángeles del cielo y su aparición a los hombres" para
anunciar el nacimiento de Jesús 7. El mismo H. Conzelmann, el más decidido
partidario del método exegético de la "redacción" (Redaktionsgeschichte),
en su libro sobre la teología lucana El centro del tiempo (1954) termina
excluyendo, como no pertenecientes a su plan, los dos primeros capítulos del
evangelio de Le. Hoy no sólo se les considera del cuerpo lucano, sino que un
fecundo aluvión de obras se han dedicado a extraer la rica minería
cristológico-escatológica de estos /evangelios de la infancia 11.
Los ÁNGELES EN LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA (Mt y Lc). Hasta hace poco, la
crítica racionalista y liberal relegaba los evangelios de la infancia de Mt y Lc
a un segundo plano, como leyendas o mitos apócrifos, cosidos a los respectivos
evangelios, pero sin formar parte de ellos en su unidad redaccional,
cristológica e histórico-teológica. Así Gressmann clasificaba la infancia de
Jesús en el género de leyenda al comienzo de su libro sobre la Navidad. Y la
marca indeleble del género legendario, perteneciente a "la imaginación
creadora" del evangelista y no a la historia, era -según él- "el
descenso de los ángeles del cielo y su aparición a los hombres" para
anunciar el nacimiento de Jesús 7. El mismo H. Conzelmann, el más decidido
partidario del método exegético de la "redacción" (Redaktionsgeschichte),
en su libro sobre la teología lucana El centro del tiempo (1954) termina
excluyendo, como no pertenecientes a su plan, los dos primeros capítulos del
evangelio de Le. Hoy no sólo se les considera del cuerpo lucano, sino que un
fecundo aluvión de obras se han dedicado a extraer la rica minería
cristológico-escatológica de estos /evangelios de la infancia 11.
Remitimos
al trabajo de Muñoz Iglesias sobre los géneros literarios, que subyacen y
enriquecen a estos evangelios de la infancia -el midrash, el pesher, la
haggadáh-, y más recientemente el descubrimiento de los rasgos apocalípticos
y escatológicos que encierran, con los caracteres específicamente cristianos
de cumplimiento e irrupción del ésjaton
en ellos. Nos aprestamos a extraer especialmente el contenido del mensaje
apocalíptico-evangélico de los ángeles en el nacimiento de Jesús y en la
historia de María y de la iglesia 9.
al trabajo de Muñoz Iglesias sobre los géneros literarios, que subyacen y
enriquecen a estos evangelios de la infancia -el midrash, el pesher, la
haggadáh-, y más recientemente el descubrimiento de los rasgos apocalípticos
y escatológicos que encierran, con los caracteres específicamente cristianos
de cumplimiento e irrupción del ésjaton
en ellos. Nos aprestamos a extraer especialmente el contenido del mensaje
apocalíptico-evangélico de los ángeles en el nacimiento de Jesús y en la
historia de María y de la iglesia 9.
a)
En Mateo (1-2). Los dos primeros
capítulos de Mt, que componen los relatos de la infancia, tienen ante todo una
intencionalidad cristológica, a la que sirven en armonía con toda su obra. Nos
pretenden narrar "la genealogía de Jesús, hijo de David, hijo de
Abrahán" (Biblos geneseos Iesou Christou huiou David huiou Abraam). La
genealogía mesiánica y abrahámica de Jesús queda sobrepasada por la
concepción virginal de Jesús, obra del Espíritu Santo. Por ella Jesús no
sólo emerge de la genealogía humana y davídica, sino que irrumpe desde arriba
por obra del Espíritu Santo, rompiéndola y superándola. Es hijo de Abrahán,
porque va a traducir en cumplimiento la vieja promesa de los gentiles en la
historia de los magos, que le reconocen y adoran como mesías. Y es hijo de
David, por su mención expresa en la genealogía y por el recurso estilístico
de la gematría o presencia de David a través del número 14, que
se conserva y se repite en las respectivas listas de las generaciones. Pero
Jesús no sólo es davídico y se llamará el Cristo, sino que él es además
"Emmanuel, Dios-con-nosotros" (1,23). Sólo él puede cumplir
esto, porque realmente viene en María del Espíritu Santo, que procede de Dios,
superando todo padre humano 10.
En Mateo (1-2). Los dos primeros
capítulos de Mt, que componen los relatos de la infancia, tienen ante todo una
intencionalidad cristológica, a la que sirven en armonía con toda su obra. Nos
pretenden narrar "la genealogía de Jesús, hijo de David, hijo de
Abrahán" (Biblos geneseos Iesou Christou huiou David huiou Abraam). La
genealogía mesiánica y abrahámica de Jesús queda sobrepasada por la
concepción virginal de Jesús, obra del Espíritu Santo. Por ella Jesús no
sólo emerge de la genealogía humana y davídica, sino que irrumpe desde arriba
por obra del Espíritu Santo, rompiéndola y superándola. Es hijo de Abrahán,
porque va a traducir en cumplimiento la vieja promesa de los gentiles en la
historia de los magos, que le reconocen y adoran como mesías. Y es hijo de
David, por su mención expresa en la genealogía y por el recurso estilístico
de la gematría o presencia de David a través del número 14, que
se conserva y se repite en las respectivas listas de las generaciones. Pero
Jesús no sólo es davídico y se llamará el Cristo, sino que él es además
"Emmanuel, Dios-con-nosotros" (1,23). Sólo él puede cumplir
esto, porque realmente viene en María del Espíritu Santo, que procede de Dios,
superando todo padre humano 10.
Todos
los exegetas han puesto de manifiesto la importancia del v. 16 en la lista de
las genealogías de Mt: "José, el esposo de María, de la que nació
Jesús, llamado Cristo". Stendahl, con una pizca de exageración, llama a
la narración siguiente sobre la
concepción virginal (1,18-25) "la nota ampliada al punto crucial en
la genealogía" 11. No es de extrañar, ya que la rompe
por dos motivos: uno, porque Jesús siendo davídico, gracias a José y por eso
Cristo, sin embargo no tiene ascendencia carnal directa de él. Y otro, porque
sobrepasa de igual manera el nivel mesiánico de David, porque es concebido de
María por obra del Espíritu. Esto es lo que en Lc (1,35) fundamentará
la filiación divina de Jesús, Hijo de Dios en el sentido más propio, personal
y de plenitud pascual, conforme a la cristología paulina (cf Rom 1,3-4). Pero
Mt lo expresa como "el engendrado... del Espíritu Santo" (en auté
gennethen ek pneumatos estin as-iou: cf 1,20). Esto funda en Mt la
cristología del Emmanuel, sobrepasando en su cumplimiento el contenido de la
profecía de Is 7,14 y de su concepción teológica veterotestamentaria.
También en Mt tal cristología es un reflejo de la pascua y se la ve
irrumpiendo en el nacimiento. Es un apocalipsis escatológico iniciado en la
concepción y nacimiento de Jesús. Porque él viene a ser aquí en los
orígenes lo que se manifiesta y despliega con poder y gloria desde la
resurrección: "Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo" (Mt 28,29)12.
los exegetas han puesto de manifiesto la importancia del v. 16 en la lista de
las genealogías de Mt: "José, el esposo de María, de la que nació
Jesús, llamado Cristo". Stendahl, con una pizca de exageración, llama a
la narración siguiente sobre la
concepción virginal (1,18-25) "la nota ampliada al punto crucial en
la genealogía" 11. No es de extrañar, ya que la rompe
por dos motivos: uno, porque Jesús siendo davídico, gracias a José y por eso
Cristo, sin embargo no tiene ascendencia carnal directa de él. Y otro, porque
sobrepasa de igual manera el nivel mesiánico de David, porque es concebido de
María por obra del Espíritu. Esto es lo que en Lc (1,35) fundamentará
la filiación divina de Jesús, Hijo de Dios en el sentido más propio, personal
y de plenitud pascual, conforme a la cristología paulina (cf Rom 1,3-4). Pero
Mt lo expresa como "el engendrado... del Espíritu Santo" (en auté
gennethen ek pneumatos estin as-iou: cf 1,20). Esto funda en Mt la
cristología del Emmanuel, sobrepasando en su cumplimiento el contenido de la
profecía de Is 7,14 y de su concepción teológica veterotestamentaria.
También en Mt tal cristología es un reflejo de la pascua y se la ve
irrumpiendo en el nacimiento. Es un apocalipsis escatológico iniciado en la
concepción y nacimiento de Jesús. Porque él viene a ser aquí en los
orígenes lo que se manifiesta y despliega con poder y gloria desde la
resurrección: "Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo" (Mt 28,29)12.
La
particularidad de Mt frente a Lc es que José es el protagonista de los
evangelios de infancia, y no María. Pero el protagonismo de uno y otra sirven a
su vez con estrecha unión, aunque con diversas funciones y participaciones, a
la figura central que es Jesús, Cristo, Hijo de Dios y Salvador. En Mt, José
es el agraciado de la anunciación del ángel, pero referente a lo que sucede en
el vientre de María, su "desposada", pero todavía "no
casada" con él 13. Otra particularidad es que José
es el receptor de los mensajes del "ángel del Señor" (angelos
kyriou) y siempre éstos suceden "en sueños" (kat onar). Los
exegetas advierten que tienen mucha afinidad estas apariciones angélicas con la
historia del patriarca José, un "ensoñador" 14. Pero
el midrash, pesher o haggadáh que subyazga en el relato de Mt queda
sobrepasado por el mensaje del ángel. Se trata de la concepción y nacimiento
de Jesús, el Emmanuel, en el seno de su esposa María por obra del Espíritu.
Este apocalipsis evangélico es el objeto de la revelación del ángel a José y
el objeto de la solicitud de éste en servirlo y protegerlo, según los
oráculos puntuales que reciba del mismo ángel del Señor en las restantes
escenas de la infancia hasta garantizar la adultez de Jesús
15.
particularidad de Mt frente a Lc es que José es el protagonista de los
evangelios de infancia, y no María. Pero el protagonismo de uno y otra sirven a
su vez con estrecha unión, aunque con diversas funciones y participaciones, a
la figura central que es Jesús, Cristo, Hijo de Dios y Salvador. En Mt, José
es el agraciado de la anunciación del ángel, pero referente a lo que sucede en
el vientre de María, su "desposada", pero todavía "no
casada" con él 13. Otra particularidad es que José
es el receptor de los mensajes del "ángel del Señor" (angelos
kyriou) y siempre éstos suceden "en sueños" (kat onar). Los
exegetas advierten que tienen mucha afinidad estas apariciones angélicas con la
historia del patriarca José, un "ensoñador" 14. Pero
el midrash, pesher o haggadáh que subyazga en el relato de Mt queda
sobrepasado por el mensaje del ángel. Se trata de la concepción y nacimiento
de Jesús, el Emmanuel, en el seno de su esposa María por obra del Espíritu.
Este apocalipsis evangélico es el objeto de la revelación del ángel a José y
el objeto de la solicitud de éste en servirlo y protegerlo, según los
oráculos puntuales que reciba del mismo ángel del Señor en las restantes
escenas de la infancia hasta garantizar la adultez de Jesús
15.
Se
puede pensar con P. Bonnard que Mt esté en estas escenas del "ángel del
Señor" más cerca de su homónimo del AT (cf Gén 16,7; 22,11; Éx 3,2,
etc.) que de la apocalíptica judía del libro de Henoc 40,1s o que del medio
esenio de Qumrán. Estos últimos designan a los ángeles "venerables"
e "hijos del cielo" y les acompañan en su contemplación o luchan en
favor de su secta en el combate escatológico contra los espíritus diabólicos.
En cambio, para Mt no revisten tanto interés los ángeles y además están
totalmente al servicio del monoteísmo estricto que se revela en Cristo 16.
Pero esto no impide que los rasgos y sobre todo el mensaje del
"ángel del Señor" a José no esté presuponiendo la irrupción
apocalíptica, primero en la historia de Jesús, "concebido por obra del
Espíritu Santo"; después en María, porque es en ella en donde tiene
lugar la concepción y el nacimiento de Jesús, el Emmanuel, y, finalmente, en
José, por aceptar en la fe el misterio de su esposa María y el nacido de ella.
Por todo esto será el padre mesiánico de Jesús y fiel cumplidor de los
mandatos de Dios por revelación del
ángel. Misterio que en Mt lo componen, en estrecha unión por la concepción
del Espíritu, "el niño y la madre" (Mt 2,11.13.14.20). Misterio
central al que sirve el ángel anunciando y previniendo y José obedeciendo y
protegiendo, frente a las maquinaciones de los poderosos impíos como Herodes,
que quieren matar al niño Jesús.
puede pensar con P. Bonnard que Mt esté en estas escenas del "ángel del
Señor" más cerca de su homónimo del AT (cf Gén 16,7; 22,11; Éx 3,2,
etc.) que de la apocalíptica judía del libro de Henoc 40,1s o que del medio
esenio de Qumrán. Estos últimos designan a los ángeles "venerables"
e "hijos del cielo" y les acompañan en su contemplación o luchan en
favor de su secta en el combate escatológico contra los espíritus diabólicos.
En cambio, para Mt no revisten tanto interés los ángeles y además están
totalmente al servicio del monoteísmo estricto que se revela en Cristo 16.
Pero esto no impide que los rasgos y sobre todo el mensaje del
"ángel del Señor" a José no esté presuponiendo la irrupción
apocalíptica, primero en la historia de Jesús, "concebido por obra del
Espíritu Santo"; después en María, porque es en ella en donde tiene
lugar la concepción y el nacimiento de Jesús, el Emmanuel, y, finalmente, en
José, por aceptar en la fe el misterio de su esposa María y el nacido de ella.
Por todo esto será el padre mesiánico de Jesús y fiel cumplidor de los
mandatos de Dios por revelación del
ángel. Misterio que en Mt lo componen, en estrecha unión por la concepción
del Espíritu, "el niño y la madre" (Mt 2,11.13.14.20). Misterio
central al que sirve el ángel anunciando y previniendo y José obedeciendo y
protegiendo, frente a las maquinaciones de los poderosos impíos como Herodes,
que quieren matar al niño Jesús.
El
ángel del Señor se revela aquí en la línea de los mensajes apocalípticos
del ángel Gabriel a Daniel (cf Dan 8,15ss y 9,21ss) y en la línea
apocalíptica de la literatura intertestamentaria. Pero se diferencia de ellos,
porque aquí el ángel revela lo que Dios había prometido, y que ahora ha
cumplido por medio de Jesús, su Hijo, por obra del Espíritu en el seno de la
virgen María. La historia se cruza aquí con el apocalipsis y le confiere toda
la profundidad que emana de la personalidad de Jesús, el Emmanuel. Este es su
primero y principal aspecto.
ángel del Señor se revela aquí en la línea de los mensajes apocalípticos
del ángel Gabriel a Daniel (cf Dan 8,15ss y 9,21ss) y en la línea
apocalíptica de la literatura intertestamentaria. Pero se diferencia de ellos,
porque aquí el ángel revela lo que Dios había prometido, y que ahora ha
cumplido por medio de Jesús, su Hijo, por obra del Espíritu en el seno de la
virgen María. La historia se cruza aquí con el apocalipsis y le confiere toda
la profundidad que emana de la personalidad de Jesús, el Emmanuel. Este es su
primero y principal aspecto.
El
segundo al que sirve el ángel del Señor es realizar la función protectora que
le asigna el AT con todos los personajes significativos de la historia de Israel
y con su pueblo: tiene carácter bélico frente a los egipcios en la historia
del éxodo (Ex 14,19); en la historia del profeta Elías, desfallecido
por el desierto, un ángel le socorre con pan y agua para beber (1 Re 19,5-8);
como antes aparece amparando a la esclava de Abrahán, que huye y está a punto
de desfallecer (Gén 16,7ss), o como el salmo canta: "El ángel del Señor
acampa en medio de su pueblo y lo protege" (Sal 34,8). También en Mt tal
protección del ángel no es más que la acción providente de Dios sobre la
historia totalmente nueva de su Hijo Jesús y de su madre.
segundo al que sirve el ángel del Señor es realizar la función protectora que
le asigna el AT con todos los personajes significativos de la historia de Israel
y con su pueblo: tiene carácter bélico frente a los egipcios en la historia
del éxodo (Ex 14,19); en la historia del profeta Elías, desfallecido
por el desierto, un ángel le socorre con pan y agua para beber (1 Re 19,5-8);
como antes aparece amparando a la esclava de Abrahán, que huye y está a punto
de desfallecer (Gén 16,7ss), o como el salmo canta: "El ángel del Señor
acampa en medio de su pueblo y lo protege" (Sal 34,8). También en Mt tal
protección del ángel no es más que la acción providente de Dios sobre la
historia totalmente nueva de su Hijo Jesús y de su madre.
Si
los ángeles en Mateo intervienen cuatro veces en los relatos de
infancia, en Lucas podemos contabilizar hasta quince. Esto se corresponde
a la desigualdad con la que los ángeles hacen presencia o intervienen en el
resto de las distintas secciones del evangelio. Abundan en la infancia de
Jesús, escasean en su ministerio y vuelven a tomar auge en lá concentración
pascual de la tumba vacía en su aparición y revelación a las mujeres. En los Hechos
tienen una aparición significativa en la escena de la ascensión de Jesús,
desvelando a los discípulos atónitos el mensaje de su parusía (He 1,11). En
cambio, en el evangelio de Juan apenas son mencionados. Jesús se limita
a responder a Natanael: "Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios
subir y bajar sobre el Hijo del hombre" (Jn 1,51). En otra escena una voz
del cielo responde a Jesús proclamando su "doxa" por la muerte. Es la
voz de su Padre, pero la multitud la interpreta de distinta manera. Para unos es
"un trueno" y para otros `9e ha hablado un ángel" (Jn 12,29). La
siguiente escena corresponde a los dos ángeles sentados en la tumba vacía, que
le preguntan a María Magdalena por qué llora (Jn 20,12). Esta parquedad de Jn
en su evangelio responde a la total revelación del Padre por la exclusividad
del Hijo, el "Monogenes", y de su revelación hasta la verdad plena
por el Paráclito, el Espíritu de la verdad, don del Padre enviado por el Hijo
desde el Padre. Pero contrasta, en cambio, con las intervenciones cósmicas y
apocalípticas de los ángeles del Apocalipsis
17.
los ángeles en Mateo intervienen cuatro veces en los relatos de
infancia, en Lucas podemos contabilizar hasta quince. Esto se corresponde
a la desigualdad con la que los ángeles hacen presencia o intervienen en el
resto de las distintas secciones del evangelio. Abundan en la infancia de
Jesús, escasean en su ministerio y vuelven a tomar auge en lá concentración
pascual de la tumba vacía en su aparición y revelación a las mujeres. En los Hechos
tienen una aparición significativa en la escena de la ascensión de Jesús,
desvelando a los discípulos atónitos el mensaje de su parusía (He 1,11). En
cambio, en el evangelio de Juan apenas son mencionados. Jesús se limita
a responder a Natanael: "Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios
subir y bajar sobre el Hijo del hombre" (Jn 1,51). En otra escena una voz
del cielo responde a Jesús proclamando su "doxa" por la muerte. Es la
voz de su Padre, pero la multitud la interpreta de distinta manera. Para unos es
"un trueno" y para otros `9e ha hablado un ángel" (Jn 12,29). La
siguiente escena corresponde a los dos ángeles sentados en la tumba vacía, que
le preguntan a María Magdalena por qué llora (Jn 20,12). Esta parquedad de Jn
en su evangelio responde a la total revelación del Padre por la exclusividad
del Hijo, el "Monogenes", y de su revelación hasta la verdad plena
por el Paráclito, el Espíritu de la verdad, don del Padre enviado por el Hijo
desde el Padre. Pero contrasta, en cambio, con las intervenciones cósmicas y
apocalípticas de los ángeles del Apocalipsis
17.
b)
En Lucas (1-2). En el evangelio de la
infancia de Lc se encuentran más abundantemente y también con mayor rotundidez
los rasgos apocalípticos entreverados con los históricos, que señalábamos ya
en Mt. En Lc hay una tendencia manifiesta a subrayar la escatología presentista
que se inicia con la concepción y nacimiento de Jesús. Entre las anotaciones
lucanas de este tiempo escatológico resuenan repetidas veces las expresiones
"hoy" (semeron, hodie), que
atraviesa todo su evangelio (4,21; 5,26;
13,33; 19,5; 19,9), comenzando con el anuncio del ángel a
los pastores (1,11), y el "ahora" ("nyn": apo tou nyn, 1,48;
cf 2,29) I8.
En Lucas (1-2). En el evangelio de la
infancia de Lc se encuentran más abundantemente y también con mayor rotundidez
los rasgos apocalípticos entreverados con los históricos, que señalábamos ya
en Mt. En Lc hay una tendencia manifiesta a subrayar la escatología presentista
que se inicia con la concepción y nacimiento de Jesús. Entre las anotaciones
lucanas de este tiempo escatológico resuenan repetidas veces las expresiones
"hoy" (semeron, hodie), que
atraviesa todo su evangelio (4,21; 5,26;
13,33; 19,5; 19,9), comenzando con el anuncio del ángel a
los pastores (1,11), y el "ahora" ("nyn": apo tou nyn, 1,48;
cf 2,29) I8.
Son
los marcapasos de la novedad escatológica que inaugura la venida de Jesús. Él
mismo es toda la novedad final de la historia del reino de Dios que comienza con
él. De esta novedad y de esta escatologización Lc da fehacientes pruebas en su
evangelio. Como botón de muestra sirva la siguiente afirmación: "La ley y
los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a anunciarse el evangelio
del reino de Dios" (16,16). Pero este nuevo tiempo escatológico ya se
inicia -frente a la apreciación de Conzelmann, que lo relega al tiempo de
Israel- en la misma infancia de Jesús, donde María forma parte con él, por su
incorporación creyente y por la acción del Espíritu en la escena de la
anunciación; en la visitación, portando la nueva salvación de Jesús a la
casa de Zacarías, de Isabel y de Juan el Bautista y por la declaración de los
nuevos macarismos del Magnijrcat, que proclama María como un preanuncio
de las bienaventuranzas del reino (cf Lc 2,48. 51-53; 6,20-23).
los marcapasos de la novedad escatológica que inaugura la venida de Jesús. Él
mismo es toda la novedad final de la historia del reino de Dios que comienza con
él. De esta novedad y de esta escatologización Lc da fehacientes pruebas en su
evangelio. Como botón de muestra sirva la siguiente afirmación: "La ley y
los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a anunciarse el evangelio
del reino de Dios" (16,16). Pero este nuevo tiempo escatológico ya se
inicia -frente a la apreciación de Conzelmann, que lo relega al tiempo de
Israel- en la misma infancia de Jesús, donde María forma parte con él, por su
incorporación creyente y por la acción del Espíritu en la escena de la
anunciación; en la visitación, portando la nueva salvación de Jesús a la
casa de Zacarías, de Isabel y de Juan el Bautista y por la declaración de los
nuevos macarismos del Magnijrcat, que proclama María como un preanuncio
de las bienaventuranzas del reino (cf Lc 2,48. 51-53; 6,20-23).
Lc articula con mano sabia apocalipsis e
historia en el acontecimiento de la concepción y nacimiento de Jesús, que ha
tenido lugar en la historia de una joven desposada y virgen, María. A estos
rasgos apocalípticos colabora la irrupción del ángel Gabriel, pero sobre todo
el surgimiento del Emmanuel por obra del Espíritu Santo, acción y revelación
escatológicas en la historia de la salvación de Dios en favor de los hombres
19.
historia en el acontecimiento de la concepción y nacimiento de Jesús, que ha
tenido lugar en la historia de una joven desposada y virgen, María. A estos
rasgos apocalípticos colabora la irrupción del ángel Gabriel, pero sobre todo
el surgimiento del Emmanuel por obra del Espíritu Santo, acción y revelación
escatológicas en la historia de la salvación de Dios en favor de los hombres
19.
En
Lc la presentación de los ángeles es menos sistemática que en Mt. En
las distintas intervenciones y escenas revelan el misterio de Jesús. Lc ofrece
datos característicos en cada una de las dos anunciaciones: a Zacarías y a
María (Lc 1,5-25; 2638). Para Schürmann la aparición y mensaje de Gabriel y
de los ángeles en nochebuena están teñidos evidentemente de rasgos
apocalípticos: "El mundo celeste se hace visible sobre la tierra, lo que
en la vida pública de Jesús no tiene lugar más que en los momentos más
señalados... Esto caracteriza al apocalipsis escatológico que se encuentra
acumulado aquí... La intervención del ángel no significa solamente la
providencia especial de Dios a Israel, como es el caso de la agadá del
judaísmo posterior. Gabriel en Lc 1 y el ángel en Lc 2 tienen' una función de
proclamación específicamente apocalíptica. Concretizan el hecho que el fin de
los tiempos se está poniendo en marcha ahora y que el nuevo eón se está
manifestando en la tierra. Pero son más que todo esto: son los portadores de la
revelación de Dios por la Palabra. Hacer resaltar el carácter de revelación
de la venida de Jesús es la función eminente de la palabra angélica (cf
2,l0ss.14; 1,30-33.35). Un hecho histórico aparece como hecho apocalíptico
precisamente por una revelación de la Palabra"20.
Lc la presentación de los ángeles es menos sistemática que en Mt. En
las distintas intervenciones y escenas revelan el misterio de Jesús. Lc ofrece
datos característicos en cada una de las dos anunciaciones: a Zacarías y a
María (Lc 1,5-25; 2638). Para Schürmann la aparición y mensaje de Gabriel y
de los ángeles en nochebuena están teñidos evidentemente de rasgos
apocalípticos: "El mundo celeste se hace visible sobre la tierra, lo que
en la vida pública de Jesús no tiene lugar más que en los momentos más
señalados... Esto caracteriza al apocalipsis escatológico que se encuentra
acumulado aquí... La intervención del ángel no significa solamente la
providencia especial de Dios a Israel, como es el caso de la agadá del
judaísmo posterior. Gabriel en Lc 1 y el ángel en Lc 2 tienen' una función de
proclamación específicamente apocalíptica. Concretizan el hecho que el fin de
los tiempos se está poniendo en marcha ahora y que el nuevo eón se está
manifestando en la tierra. Pero son más que todo esto: son los portadores de la
revelación de Dios por la Palabra. Hacer resaltar el carácter de revelación
de la venida de Jesús es la función eminente de la palabra angélica (cf
2,l0ss.14; 1,30-33.35). Un hecho histórico aparece como hecho apocalíptico
precisamente por una revelación de la Palabra"20.
Sólo
Lc cita a Gabriel en todo el NT, y es significativo. En el AT para el profeta
apocalíptico Daniel es el anunciador del tiempo del fin (cf Dan 8,16-26 y
9,21-27). Todo conocedor de Daniel al leer a Lc espera de! ángel -como dice
George"una revelación mesiano-escatológica" 21. Si,
además, rastreamos con una lectura midráshica implícita las anotaciones
cronológicas, que Lc va dando a lo largo de su evangelio de la infancia, a
partir de la anunciación de Gabriel a María -"al sexto mes" en
referencia a la primera anunciación a Zacarías- y hacemos un
cómputo a través de la cronología de la visitación (1,56), de la
circuncisión de Juan (1,59) y la de Jesús (2,21) y de la purificación (2,22),
nos encontraremos que la presentación de Jesús en el templo como
entronización del mesías coincide con la cifra simbólica de las setenta
semanas de Daniel (9,24), anunciadas por el ángel Gabriel: Tal es'el tejido
apocalíptico sutil que refuerza el fuerte colorido evangélico de la historia
lucana de la infancia de Jesús 22.
Lc cita a Gabriel en todo el NT, y es significativo. En el AT para el profeta
apocalíptico Daniel es el anunciador del tiempo del fin (cf Dan 8,16-26 y
9,21-27). Todo conocedor de Daniel al leer a Lc espera de! ángel -como dice
George"una revelación mesiano-escatológica" 21. Si,
además, rastreamos con una lectura midráshica implícita las anotaciones
cronológicas, que Lc va dando a lo largo de su evangelio de la infancia, a
partir de la anunciación de Gabriel a María -"al sexto mes" en
referencia a la primera anunciación a Zacarías- y hacemos un
cómputo a través de la cronología de la visitación (1,56), de la
circuncisión de Juan (1,59) y la de Jesús (2,21) y de la purificación (2,22),
nos encontraremos que la presentación de Jesús en el templo como
entronización del mesías coincide con la cifra simbólica de las setenta
semanas de Daniel (9,24), anunciadas por el ángel Gabriel: Tal es'el tejido
apocalíptico sutil que refuerza el fuerte colorido evangélico de la historia
lucana de la infancia de Jesús 22.
Gabriel
se presenta en la aparición a Zacarías como "el que está delante de
Dios" (1,19). Como Rafael en el libro de Tobías: "Yo soy Rafael, uno
de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la gloria
del Señor" (12,15). Esta concepción jerárquica de los ángeles proviene
de la transposición judía de las cortes orientales, especialmente la persa, a
la concepción teológica del trono de Yavé. Allí sólo los altos dignatarios
están ante la presencia del Rey de reyes. Aquí, ante la presencia de Yavé, se
hallan siete de los ángeles: Uriel, Rafael, Ragüel, Miguel, Saraquiel,
Gabriel... (Tob 12,15; Henoc 20; cf Ap 8,2; 3,1, etc.). La biblia sólo conoce
el nombre de tres: Rafael, Gabriel y Miguel.
se presenta en la aparición a Zacarías como "el que está delante de
Dios" (1,19). Como Rafael en el libro de Tobías: "Yo soy Rafael, uno
de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la gloria
del Señor" (12,15). Esta concepción jerárquica de los ángeles proviene
de la transposición judía de las cortes orientales, especialmente la persa, a
la concepción teológica del trono de Yavé. Allí sólo los altos dignatarios
están ante la presencia del Rey de reyes. Aquí, ante la presencia de Yavé, se
hallan siete de los ángeles: Uriel, Rafael, Ragüel, Miguel, Saraquiel,
Gabriel... (Tob 12,15; Henoc 20; cf Ap 8,2; 3,1, etc.). La biblia sólo conoce
el nombre de tres: Rafael, Gabriel y Miguel.
En
los relatos de las dos anunciaciones de Lc encontraremos simetrías y
asimetrías entre sí. Los elementos comunes provienen del género de
anunciaciones de niños y sus respectivas vocaciones; del carácter milagroso de
sus concepciones, del mismo ángel anunciador (Gabriel) y del diálogo que
entabla con sus interlocutores humanos (Zacarías y María). Tal simetría puede
encontrarse también en las anunciaciones y en los relatos de vocaciones del AT.
Entre las primeras se pueden contar el anuncio por los tres personajes
misteriosos a Abrahán, anciano, y a Sara, anciana y además estéril, en la
encina de Mambré, del nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa
(Gén 18); el nacimiento milagroso de Samuel de madre estéril (I Sam 1,9-20) o
de anuncios de forma agádica, como el de Sansón en el Pseudo-Filón (c. XLII),
estudiado por L. Legrand 23. Y entre los relatos de
vocaciones, el anuncio del ángel de Yavé a Gedeón, anunciándole en forma
profética su misión de juez liberador en Israel frente a los madianitas (Jue
6,11-24). Todo esto multiplica las analogías, pero no señala las profundas
divergencias que afectan a la anunciación de María y de su concepción
virginal por obra del Espíritu con respecto a todos los otros relatos del AT y
del mismo Juan el Bautista. Se puede decir que la asimetría profunda
abarca a todos los elementos del relato, pero especialmente al contenido del
mensaje y a las relaciones verticales y horizontales de él, es decir, al
entrecruzamiento de apocalipsis e historia en la concepción de Jesús. En todos
los otros relatos, como en el de Juan el Bautista, se trata de una historia de
la salvación horizontal y hacia adelante, pero sin representar un futuro de
consumación, con gran preponderancia de las acciones del personaje, aunque
asistido desde afuera por el Espíritu de Dios. Pero en el caso de la historia
de Jesús y en la de su madre, los datos históricos y su interés anecdótico
decrecen, aunque no desaparecen, sino que se esencializan, ya que en Jesús la
historia va a ser asumida, y esto tiene lugar tomando carne de María. Pero el
énfasis de la concepción de Jesús recae en que esa historia es ya el ésjaton
acontecido, aunque no consumado. Por primera vez en la historia el fin se
anticipa del todo y comienza a tener existencia. Por él toda la
historia se escatologiza y comienza la etapa
del final y de la marcha hacia la. plenitud 24. Este
novum y este ésjaton, que es Jesús, han tenido lugar
en María por obra del Espíritu Santo.
los relatos de las dos anunciaciones de Lc encontraremos simetrías y
asimetrías entre sí. Los elementos comunes provienen del género de
anunciaciones de niños y sus respectivas vocaciones; del carácter milagroso de
sus concepciones, del mismo ángel anunciador (Gabriel) y del diálogo que
entabla con sus interlocutores humanos (Zacarías y María). Tal simetría puede
encontrarse también en las anunciaciones y en los relatos de vocaciones del AT.
Entre las primeras se pueden contar el anuncio por los tres personajes
misteriosos a Abrahán, anciano, y a Sara, anciana y además estéril, en la
encina de Mambré, del nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa
(Gén 18); el nacimiento milagroso de Samuel de madre estéril (I Sam 1,9-20) o
de anuncios de forma agádica, como el de Sansón en el Pseudo-Filón (c. XLII),
estudiado por L. Legrand 23. Y entre los relatos de
vocaciones, el anuncio del ángel de Yavé a Gedeón, anunciándole en forma
profética su misión de juez liberador en Israel frente a los madianitas (Jue
6,11-24). Todo esto multiplica las analogías, pero no señala las profundas
divergencias que afectan a la anunciación de María y de su concepción
virginal por obra del Espíritu con respecto a todos los otros relatos del AT y
del mismo Juan el Bautista. Se puede decir que la asimetría profunda
abarca a todos los elementos del relato, pero especialmente al contenido del
mensaje y a las relaciones verticales y horizontales de él, es decir, al
entrecruzamiento de apocalipsis e historia en la concepción de Jesús. En todos
los otros relatos, como en el de Juan el Bautista, se trata de una historia de
la salvación horizontal y hacia adelante, pero sin representar un futuro de
consumación, con gran preponderancia de las acciones del personaje, aunque
asistido desde afuera por el Espíritu de Dios. Pero en el caso de la historia
de Jesús y en la de su madre, los datos históricos y su interés anecdótico
decrecen, aunque no desaparecen, sino que se esencializan, ya que en Jesús la
historia va a ser asumida, y esto tiene lugar tomando carne de María. Pero el
énfasis de la concepción de Jesús recae en que esa historia es ya el ésjaton
acontecido, aunque no consumado. Por primera vez en la historia el fin se
anticipa del todo y comienza a tener existencia. Por él toda la
historia se escatologiza y comienza la etapa
del final y de la marcha hacia la. plenitud 24. Este
novum y este ésjaton, que es Jesús, han tenido lugar
en María por obra del Espíritu Santo.
A
partir de aquí, por esta irrupción escatológica de lo divino, anunciada por
el ángel Gabriel, todos los elementos de esta anunciación son distintos a los
anteriores: el saludo, la turbación, la cristología mesiánica y la filiación
propia de Hijo de Dios en la perspectiva de la cristología pascual de Rom
1,3-4; y la pasividad activa de la participación de María en el diálogo por
la fe libre y servicial a la palabra creadora y escatológica de Dios, que toma
cuerpo en ella por medio del "fiat" (guenoito, optativo del
deseo: 1,38) 25.
partir de aquí, por esta irrupción escatológica de lo divino, anunciada por
el ángel Gabriel, todos los elementos de esta anunciación son distintos a los
anteriores: el saludo, la turbación, la cristología mesiánica y la filiación
propia de Hijo de Dios en la perspectiva de la cristología pascual de Rom
1,3-4; y la pasividad activa de la participación de María en el diálogo por
la fe libre y servicial a la palabra creadora y escatológica de Dios, que toma
cuerpo en ella por medio del "fiat" (guenoito, optativo del
deseo: 1,38) 25.
Se
puede preguntar uno: ¿por qué Lc no escogió otro tipo de teofanías para la
anunciación y encarnación de Jesús, como la teofanía trinitaria del bautismo
o de la transfiguración, con intervención directa de Dios, y no la mediación
angélica? Se puede responder que Lc ha sido respetuoso con las tradiciones
antiguas de las iglesias judeo-cristianas que le han precedido. Y respetando los
tiempos de su teología histórico-salvífica, ha colocado mayor concentración
angélica para velar la trascendencia divina, sin perder la novedad del mensaje
y acontecimiento, y para resaltar la importancia apocalíptica de la concepción
y nacimiento de Jesús. Esa misma tradición, tan sensible a la trascendencia de
Dios, no obstante la luminosa novedad de las cristofanías pascuales, se halla
en la iglesia de Jerusalén en torno a la transmisión de la tumba vacía, y en
los Hechos en el ciclo de la ascensión 26.
puede preguntar uno: ¿por qué Lc no escogió otro tipo de teofanías para la
anunciación y encarnación de Jesús, como la teofanía trinitaria del bautismo
o de la transfiguración, con intervención directa de Dios, y no la mediación
angélica? Se puede responder que Lc ha sido respetuoso con las tradiciones
antiguas de las iglesias judeo-cristianas que le han precedido. Y respetando los
tiempos de su teología histórico-salvífica, ha colocado mayor concentración
angélica para velar la trascendencia divina, sin perder la novedad del mensaje
y acontecimiento, y para resaltar la importancia apocalíptica de la concepción
y nacimiento de Jesús. Esa misma tradición, tan sensible a la trascendencia de
Dios, no obstante la luminosa novedad de las cristofanías pascuales, se halla
en la iglesia de Jerusalén en torno a la transmisión de la tumba vacía, y en
los Hechos en el ciclo de la ascensión 26.
Pero
si la aparición del ángel Gabriel vela la trascendencia divina, la irrupción
del Espíritu Santo sobre María tiene toda la carga anticipatoria del Espíritu
en pentecostés sobre la iglesia apostólica, donde también está María (He
1,14) 27.
si la aparición del ángel Gabriel vela la trascendencia divina, la irrupción
del Espíritu Santo sobre María tiene toda la carga anticipatoria del Espíritu
en pentecostés sobre la iglesia apostólica, donde también está María (He
1,14) 27.
Lucas
ha primado el carácter escatológico-apocalíptico
de la Palabra revelada, que va a realizar lo que dice. No es extraño, pues, que
se haya acentuado el carácter trascendente y oscuro de la Palabra, pero a la
que se le ha acompañado la acción escatológica y misteriosa del Espíritu
Santo. Esto exigía por parte de María la máxima aceptación de la fe. Es la
pasividad más activa que puede presentar el hombre -aquí una mujer,
María- para que se pueda dar la concepción y nacimiento de Jesús, el Hijo de
Dios, en la historia de los hombres. "En la anunciación -dice A. George-
el mensaje es una palabra espiritual, cierta como mensaje divino, pero
radicalmente oscura como hecho de contenido misterioso y como pobreza de los
hombres en su pensamiento y lenguaje"28.
ha primado el carácter escatológico-apocalíptico
de la Palabra revelada, que va a realizar lo que dice. No es extraño, pues, que
se haya acentuado el carácter trascendente y oscuro de la Palabra, pero a la
que se le ha acompañado la acción escatológica y misteriosa del Espíritu
Santo. Esto exigía por parte de María la máxima aceptación de la fe. Es la
pasividad más activa que puede presentar el hombre -aquí una mujer,
María- para que se pueda dar la concepción y nacimiento de Jesús, el Hijo de
Dios, en la historia de los hombres. "En la anunciación -dice A. George-
el mensaje es una palabra espiritual, cierta como mensaje divino, pero
radicalmente oscura como hecho de contenido misterioso y como pobreza de los
hombres en su pensamiento y lenguaje"28.
Isabel,
en la escena de visitación, es la fiel intérprete de lo que ha acontecido en
la anunciación, elogiando a María por su maternidad bendita y por su fe en la
palabra de Dios y en la acción escatológica del Espíritu, que ha hecho
engendrar a Jesús. Por eso María es proclamada la primera "creyente"
y la primera "bienaventurada" (makaria, cf Lc 1,45) en el
sentido ya cristiano y neotestamentario. Ambos aspectos han creado el título
más grande de María en el NT: "la madre de mi Señor" (he meter
tou kyriou mou, cf 1,43). Son los que están presentes en el canto
profético y lleno de gozo mesiánico de María, el Magnif:cat, porque al
fijarse en la humildad de su esclava hizo cosas grandes (megala, 1,49; cf
megas le llama el ángel a su Hijo: 1,31). Desde esta plataforma María
se constituye portavoz de los anawim 29.
en la escena de visitación, es la fiel intérprete de lo que ha acontecido en
la anunciación, elogiando a María por su maternidad bendita y por su fe en la
palabra de Dios y en la acción escatológica del Espíritu, que ha hecho
engendrar a Jesús. Por eso María es proclamada la primera "creyente"
y la primera "bienaventurada" (makaria, cf Lc 1,45) en el
sentido ya cristiano y neotestamentario. Ambos aspectos han creado el título
más grande de María en el NT: "la madre de mi Señor" (he meter
tou kyriou mou, cf 1,43). Son los que están presentes en el canto
profético y lleno de gozo mesiánico de María, el Magnif:cat, porque al
fijarse en la humildad de su esclava hizo cosas grandes (megala, 1,49; cf
megas le llama el ángel a su Hijo: 1,31). Desde esta plataforma María
se constituye portavoz de los anawim 29.
c)
En el nacimiento de Jesús (Lc 2,1-21).
En la anunciación del ángel a los pastores Lc retoma la vieja designación del
"ángel del Señor" (angelos
tou kyriou, v. 9). Y "la gloria
del Señor" (doxa kyriou) no es una teofanía, sino que proviene del
mismo ángel, en cuanto está ante Dios revestido de su gloria. Así aparece
"su gloria", la de los ángeles, en Lc 9,26 y en He 12,7. También
estaban revestidos de su gloria Moisés y Elías en la transfiguración (Lc
9,30ss). Esta gloria es el destello luminoso de los seres celestes (cf Dan 12,3;
Mt 13,43; 1Cor 15,43) y reflejo de la gloria del Señor Jesús sobre ellos en el
NT, como era la de Yavé en el AT (cf 2Cor 3,7-13; Éx 34,2935). Para los
pastores la gloria del Señor es el primer signo del mensaje trascendente
del ángel. Pero sólo María acoge con fe el contenido de ese mensaje (cf Lc
2,19). El mensaje del ángel es un apocalipsis evangélico, lleno de referencias
al "hoy" de la salvación mesiánica y escatológica del salvador
Jesús (2,11-12). Apocalipsis e historia se dan en el signo que el ángel
acompaña a su anuncio a los pastores: "un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre" (v. 12) 30.
En el nacimiento de Jesús (Lc 2,1-21).
En la anunciación del ángel a los pastores Lc retoma la vieja designación del
"ángel del Señor" (angelos
tou kyriou, v. 9). Y "la gloria
del Señor" (doxa kyriou) no es una teofanía, sino que proviene del
mismo ángel, en cuanto está ante Dios revestido de su gloria. Así aparece
"su gloria", la de los ángeles, en Lc 9,26 y en He 12,7. También
estaban revestidos de su gloria Moisés y Elías en la transfiguración (Lc
9,30ss). Esta gloria es el destello luminoso de los seres celestes (cf Dan 12,3;
Mt 13,43; 1Cor 15,43) y reflejo de la gloria del Señor Jesús sobre ellos en el
NT, como era la de Yavé en el AT (cf 2Cor 3,7-13; Éx 34,2935). Para los
pastores la gloria del Señor es el primer signo del mensaje trascendente
del ángel. Pero sólo María acoge con fe el contenido de ese mensaje (cf Lc
2,19). El mensaje del ángel es un apocalipsis evangélico, lleno de referencias
al "hoy" de la salvación mesiánica y escatológica del salvador
Jesús (2,11-12). Apocalipsis e historia se dan en el signo que el ángel
acompaña a su anuncio a los pastores: "un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre" (v. 12) 30.
A
continuación "se juntó de pronto con el ángel una multitud del ejército
celestial" (stratías ouraniou, 2,13) y explotó en un cántico
litúrgico: Gloria in excelsis Deo. Lc sabe que el término
"ejército celeste" era para los asirio-babilonios los astros
ejecutores de las órdenes de la divinidad y objeto de culto entre ellos, como
figura en textos proféticos (cf Jer 7,18; 8,2; 19,13; cf He 7,42). Pero el
"Dios de los ejércitos" era Yavé con su corte celestial de ángeles
que le adoran y le sirven. Aquí los ángeles celebran el culto celeste y no
son, por el contrario, adorados por los hombres. La doxología angélica
prefigura el acogimiento de Jesús por parte de los pastores y los hombres de
buena voluntad que ama el Señor. Son los que le aclaman a Jesús ahora en su
nacimiento, como después lo harán los
discípulos y los niños con el hosanna de su entrada mesiánica en Jerusalén
el domingo de ramos (Lc 19,38).
continuación "se juntó de pronto con el ángel una multitud del ejército
celestial" (stratías ouraniou, 2,13) y explotó en un cántico
litúrgico: Gloria in excelsis Deo. Lc sabe que el término
"ejército celeste" era para los asirio-babilonios los astros
ejecutores de las órdenes de la divinidad y objeto de culto entre ellos, como
figura en textos proféticos (cf Jer 7,18; 8,2; 19,13; cf He 7,42). Pero el
"Dios de los ejércitos" era Yavé con su corte celestial de ángeles
que le adoran y le sirven. Aquí los ángeles celebran el culto celeste y no
son, por el contrario, adorados por los hombres. La doxología angélica
prefigura el acogimiento de Jesús por parte de los pastores y los hombres de
buena voluntad que ama el Señor. Son los que le aclaman a Jesús ahora en su
nacimiento, como después lo harán los
discípulos y los niños con el hosanna de su entrada mesiánica en Jerusalén
el domingo de ramos (Lc 19,38).
La
función litúrgica de los ángeles en este pasaje de Lc es ya clásica en el AT
(cf Is 6,3; Job 38,7; Sal 29,1-2; 103,20s, etc.). La presentación de Lc es más
notable y responde a su preferencia por la oración de alabanza. Otro lugar
expresivo de este culto litúrgico de los ángeles lo representa en el NT el
Apocalipsis (4,8 y 5,1114). En los evangelios de infancia, como en este pasaje
lucano, los ángeles son los mensajeros de la nueva revelación y de la
economía de la nueva fe. Y, al mismo tiempo, celebrantes del culto celeste, que
deben realizar los discípulos y creyentes de Jesús
en la tierra 31.
función litúrgica de los ángeles en este pasaje de Lc es ya clásica en el AT
(cf Is 6,3; Job 38,7; Sal 29,1-2; 103,20s, etc.). La presentación de Lc es más
notable y responde a su preferencia por la oración de alabanza. Otro lugar
expresivo de este culto litúrgico de los ángeles lo representa en el NT el
Apocalipsis (4,8 y 5,1114). En los evangelios de infancia, como en este pasaje
lucano, los ángeles son los mensajeros de la nueva revelación y de la
economía de la nueva fe. Y, al mismo tiempo, celebrantes del culto celeste, que
deben realizar los discípulos y creyentes de Jesús
en la tierra 31.
2.
EN LA MISIÓN DE JESÚS. Jesús ha hablado bastantes veces de los ángeles en
los evangelios: diez en Mt, cuatro en Me, ocho en Lc y una en Jn. Pero pocas
intervenciones angélicas podemos contabilizar en su ministerio. Se limitan al
servicio prestado después de las tentaciones de Jesús y en el comienzo de su
pasión en el huerto.
EN LA MISIÓN DE JESÚS. Jesús ha hablado bastantes veces de los ángeles en
los evangelios: diez en Mt, cuatro en Me, ocho en Lc y una en Jn. Pero pocas
intervenciones angélicas podemos contabilizar en su ministerio. Se limitan al
servicio prestado después de las tentaciones de Jesús y en el comienzo de su
pasión en el huerto.
El
enfrentamiento con el diablo en las tentaciones de Jesús es un acontecimiento
interior, como la teofanía de su bautismo. Pero en toda la batalla interior se
da la batalla de su ministerio histórico hasta la pasión y muerte. En ella se
anticipan las victorias contra el diablo, que detallan los evangelios:
exorcismos, curaciones y perdón de los pecados.
enfrentamiento con el diablo en las tentaciones de Jesús es un acontecimiento
interior, como la teofanía de su bautismo. Pero en toda la batalla interior se
da la batalla de su ministerio histórico hasta la pasión y muerte. En ella se
anticipan las victorias contra el diablo, que detallan los evangelios:
exorcismos, curaciones y perdón de los pecados.
En
los diferentes evangelistas difieren un poco los papeles que desempeñan los
ángeles. En Marcos (1,12-13) las "bestias salvajes" pueden
significar una descripción del desierto, la oposición demoníaca a los
protegidos por Dios o más bien la imagen dorada de la edad mesiánica (cf Is
11,6-9; 65,25; Os 2,20).
los diferentes evangelistas difieren un poco los papeles que desempeñan los
ángeles. En Marcos (1,12-13) las "bestias salvajes" pueden
significar una descripción del desierto, la oposición demoníaca a los
protegidos por Dios o más bien la imagen dorada de la edad mesiánica (cf Is
11,6-9; 65,25; Os 2,20).
Para
Mateo (4,1-11) el diablo le tienta a Jesús desde el pináculo del templo
y le cita el milagro de los ángeles (cf Sal 91,11). Jesús rechaza la
tentación, y al final de la escena "los ángeles le servían". Le
servían alimentos como el ángel de Yavé a Elías, para que no desfalleciera
por el camino y continuara su misión contra los baales (cf I Re 19,5-8). Para Lucas
(4,9-12) Jesús rechaza la ayuda milagrosa de los ángeles y carece de su
servicio al final de la escena, porque quiere aceptar y seguir en su condición
humilde y amenazada. El diablo sólo se retira para retornar en la pasión (Lc
4,13; 22,3.31.53) 32.
Mateo (4,1-11) el diablo le tienta a Jesús desde el pináculo del templo
y le cita el milagro de los ángeles (cf Sal 91,11). Jesús rechaza la
tentación, y al final de la escena "los ángeles le servían". Le
servían alimentos como el ángel de Yavé a Elías, para que no desfalleciera
por el camino y continuara su misión contra los baales (cf I Re 19,5-8). Para Lucas
(4,9-12) Jesús rechaza la ayuda milagrosa de los ángeles y carece de su
servicio al final de la escena, porque quiere aceptar y seguir en su condición
humilde y amenazada. El diablo sólo se retira para retornar en la pasión (Lc
4,13; 22,3.31.53) 32.
3.
EN LA ORACIÓN DEL HUERTO DE GETSEMANI. Vuelve a intervenir el ángel. También
aquí los sinópticos ofrecen sus propias versiones. En Mateo (26,53s)
Jesús rehúsa recurrir al Padre en demanda de las doces legiones de ángeles,
como lo hizo en la tentación del desierto y hará en la cruz (27,39-44). Acepta
la condición humana mortal. Los ángeles representan el papel militar sacro en
favor de Israel contra todos sus enemigos como en tantos pasajes del AT (cf Jue
5,2; 2Re 6,17; Sal 103,20), en las guerras macabeas y en la guerra escatológica
de Qumrán. Las legiones de ángeles recuerdan las legiones romanas que ocupan
Palestina. Sólo Lucas (22,43) coloca un ángel confortando a Jesús
después de su oración agónica, pero plegado a la voluntad de su Padre. Es la
evocación del Elías confortado por el ángel de Yavé ya mencionado. En la
escena de Lc no hay milagro del ángel. Sólo un mensaje y presencia
confortadores del Padre por medio de su intermediario en la noche de los
sentidos y del espíritu de la oración del huerto. De esta manera el Padre
está con su Hijo, pero en su trascendencia y sin privarle de la muerte de cruz
33.
EN LA ORACIÓN DEL HUERTO DE GETSEMANI. Vuelve a intervenir el ángel. También
aquí los sinópticos ofrecen sus propias versiones. En Mateo (26,53s)
Jesús rehúsa recurrir al Padre en demanda de las doces legiones de ángeles,
como lo hizo en la tentación del desierto y hará en la cruz (27,39-44). Acepta
la condición humana mortal. Los ángeles representan el papel militar sacro en
favor de Israel contra todos sus enemigos como en tantos pasajes del AT (cf Jue
5,2; 2Re 6,17; Sal 103,20), en las guerras macabeas y en la guerra escatológica
de Qumrán. Las legiones de ángeles recuerdan las legiones romanas que ocupan
Palestina. Sólo Lucas (22,43) coloca un ángel confortando a Jesús
después de su oración agónica, pero plegado a la voluntad de su Padre. Es la
evocación del Elías confortado por el ángel de Yavé ya mencionado. En la
escena de Lc no hay milagro del ángel. Sólo un mensaje y presencia
confortadores del Padre por medio de su intermediario en la noche de los
sentidos y del espíritu de la oración del huerto. De esta manera el Padre
está con su Hijo, pero en su trascendencia y sin privarle de la muerte de cruz
33.
4.
EN LA PASCUA DE RESURRECCIÓN DE JESÚS. Los ángeles vuelven a jugar un papel
preponderante en el mensaje y en la revelación de la resurrección de Jesús en
la escena de la tumba vacía. Las mujeres que han ido al sepulcro son sus
beneficiarias.
EN LA PASCUA DE RESURRECCIÓN DE JESÚS. Los ángeles vuelven a jugar un papel
preponderante en el mensaje y en la revelación de la resurrección de Jesús en
la escena de la tumba vacía. Las mujeres que han ido al sepulcro son sus
beneficiarias.
Los
ángeles de pascua están ligados fundamentalmente a la tumba vacía y al
desvelamiento del misterio de la resurrección de Jesús a las mujeres. Pero en
cada evangelista juegan papeles diversos. Es ante todo necesario resaltar el
carácter apocalíptico de esta aparición de los ángeles a las mujeres y el
contenido de su mensaje pascual.
ángeles de pascua están ligados fundamentalmente a la tumba vacía y al
desvelamiento del misterio de la resurrección de Jesús a las mujeres. Pero en
cada evangelista juegan papeles diversos. Es ante todo necesario resaltar el
carácter apocalíptico de esta aparición de los ángeles a las mujeres y el
contenido de su mensaje pascual.
En
Marcos se encuentra en el sepulcro vacío "un joven sentado en el
lado derecho, vestido con una túnica blanca" (16,5). Anuncia la
resúrrección de Jesús, constata a las mujeres la ausencia del cadáver y
ordena que transmitan -a los discípulos este mensaje: "Id a decir a sus
discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis,
como os dijo" (v. 7). No cabe la menor duda de que, por el mensaje sobre
todo y por la indumentaria, este joven es un mensajero celeste, un ángel del
cielo. Él revela como en un apocalipsis el kerigma que se predica en la
iglesia: "Jesús de Nazaret, el Crucificado, ha resucitado" (v. 6). Mateo
(28,2) le llama según su nomenclatura propia "el ángel del
Señor". El mensaje es casi idéntico y con el mismo relieve escatológico
y kerigmático de la fe eclesial. Y la descripción previa del ángel reviste
una aparatosidad que le separa de Me y le aproxima al Evangelio apócrifo de
Pedro: un gran terremoto, el rodamiento de la piedra, el aspecto de
relámpago, los vestidos blancos como la nieve, los guardas atemorizados y
muertos. Toda esta descripción del ángel del Señor evoca los ángeles
guerreros de los Macabeos (2Mac 3,24s; 5,2-3, etc.) y de la guerra escatológica
de Qumrán. Lucas (24,1-11), más próximo a Me por su sobriedad y por la
prioridad que concede al mensaje, no nombra a los ángeles, pero los descubre en
"los dos hombres" que surgen de repente (idou epestesan, 24,5)
ante las mujeres. Indicios a favor de que son ángeles se encuentran en el mismo
verbo "presentarse ante ellas" (ephistamai) de la aparición
del ángel del Señor a los pastores (Lc 2,9; cf He 12,7) y en el "vestido
fulgurante" (cf Mi 28,3). De ellos dan cuenta los viajeros de Emaús:
"decían ellas haber visto una visión de ángeles" (Lc 24,23). Con
ello reforzaban su mensaje del Cristo resucitado. Y estos dos hombres vuelven a
aparecer en la ascensión (He 1,11).
Marcos se encuentra en el sepulcro vacío "un joven sentado en el
lado derecho, vestido con una túnica blanca" (16,5). Anuncia la
resúrrección de Jesús, constata a las mujeres la ausencia del cadáver y
ordena que transmitan -a los discípulos este mensaje: "Id a decir a sus
discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis,
como os dijo" (v. 7). No cabe la menor duda de que, por el mensaje sobre
todo y por la indumentaria, este joven es un mensajero celeste, un ángel del
cielo. Él revela como en un apocalipsis el kerigma que se predica en la
iglesia: "Jesús de Nazaret, el Crucificado, ha resucitado" (v. 6). Mateo
(28,2) le llama según su nomenclatura propia "el ángel del
Señor". El mensaje es casi idéntico y con el mismo relieve escatológico
y kerigmático de la fe eclesial. Y la descripción previa del ángel reviste
una aparatosidad que le separa de Me y le aproxima al Evangelio apócrifo de
Pedro: un gran terremoto, el rodamiento de la piedra, el aspecto de
relámpago, los vestidos blancos como la nieve, los guardas atemorizados y
muertos. Toda esta descripción del ángel del Señor evoca los ángeles
guerreros de los Macabeos (2Mac 3,24s; 5,2-3, etc.) y de la guerra escatológica
de Qumrán. Lucas (24,1-11), más próximo a Me por su sobriedad y por la
prioridad que concede al mensaje, no nombra a los ángeles, pero los descubre en
"los dos hombres" que surgen de repente (idou epestesan, 24,5)
ante las mujeres. Indicios a favor de que son ángeles se encuentran en el mismo
verbo "presentarse ante ellas" (ephistamai) de la aparición
del ángel del Señor a los pastores (Lc 2,9; cf He 12,7) y en el "vestido
fulgurante" (cf Mi 28,3). De ellos dan cuenta los viajeros de Emaús:
"decían ellas haber visto una visión de ángeles" (Lc 24,23). Con
ello reforzaban su mensaje del Cristo resucitado. Y estos dos hombres vuelven a
aparecer en la ascensión (He 1,11).
Ciertos
rasgos originales se descubren en el comportamiento de estos ángeles de pascua
en Lucas. No intervienen antes que las mujeres constaten el cuerpo
desaparecido de Jesús (24,3). Su mensaje es un toque dé atención a la
reflexión sobre el acontecimiento: "¿Por qué buscáis entre los muertos
al Viviente?" Después del enunciado de hecho ("No está aquí, ha
resucitado'), reenvían a las palabras de Jesús, que son esclarecedoras de su
ausencia: "Recordad 'lo que él os dijo" (24,6). Todo este mensaje
angélico es un apelo a la fe que está fundada sobre su palabra y su hecho.
Son"los ' hechos y palabras" de Jesús que componen el evangelio de
Lucas (Lc 1,1-4; He 1,1). Y tal evangelio es el objeto central del mensaje de
los ángeles de pascua. Lc se diferencia de Me y Mt porque los ángeles no les
mandan a las mujeres llevar el mensaje a los discípulos -lo importante es' que crean
ellas-, pero de hecho se lo llevan espontáneamente. Esto significa que la
fe 'pascual es de por sí comunicativa a los demás 34.
rasgos originales se descubren en el comportamiento de estos ángeles de pascua
en Lucas. No intervienen antes que las mujeres constaten el cuerpo
desaparecido de Jesús (24,3). Su mensaje es un toque dé atención a la
reflexión sobre el acontecimiento: "¿Por qué buscáis entre los muertos
al Viviente?" Después del enunciado de hecho ("No está aquí, ha
resucitado'), reenvían a las palabras de Jesús, que son esclarecedoras de su
ausencia: "Recordad 'lo que él os dijo" (24,6). Todo este mensaje
angélico es un apelo a la fe que está fundada sobre su palabra y su hecho.
Son"los ' hechos y palabras" de Jesús que componen el evangelio de
Lucas (Lc 1,1-4; He 1,1). Y tal evangelio es el objeto central del mensaje de
los ángeles de pascua. Lc se diferencia de Me y Mt porque los ángeles no les
mandan a las mujeres llevar el mensaje a los discípulos -lo importante es' que crean
ellas-, pero de hecho se lo llevan espontáneamente. Esto significa que la
fe 'pascual es de por sí comunicativa a los demás 34.
5.
EN EL RELATO' DE LA ASCENSIóN (He 1,10-11). Coinciden "los
EN EL RELATO' DE LA ASCENSIóN (He 1,10-11). Coinciden "los
dos
hombres" con los mismos personajes de la tumba vacía, según el relato de Lc
y del papel que desempeñan en el mensaje. El mismo verbo: "se presentan de
repente" (idou parestesan), ya mencionado. Verbo que define la
teofanía del Señor en el Sinaí (Ex 34,5) y en Hechos la aparición del ángel
a Pablo (He 27,23). Estos personajes celestes "vestidos de blanco"
proclaman como en pascua la resurrección de Jesús, pero añaden una nueva
revelación -la parusía- y además orientan a los discípulos al
cumplimiento en el entretanto de la historia de la salvación en nombre de
Cristo 35.
hombres" con los mismos personajes de la tumba vacía, según el relato de Lc
y del papel que desempeñan en el mensaje. El mismo verbo: "se presentan de
repente" (idou parestesan), ya mencionado. Verbo que define la
teofanía del Señor en el Sinaí (Ex 34,5) y en Hechos la aparición del ángel
a Pablo (He 27,23). Estos personajes celestes "vestidos de blanco"
proclaman como en pascua la resurrección de Jesús, pero añaden una nueva
revelación -la parusía- y además orientan a los discípulos al
cumplimiento en el entretanto de la historia de la salvación en nombre de
Cristo 35.
6.
EN LOS TIEMPOS DE LA IGLESIA. Lucas ha estructurado su corpus literario
en tres tiempos: Israel (evangelio de la infancia), Jesús y la iglesia 36.
Cierto que no se debe interpretarlos como lineales, sucesivos e
irreversibles, sobre todo el de Jesús, que constituye la centralidad, que se
hace presente en el tiempo de la iglesia por la presencia del Espíritu Santo.
El "evangelio del, Espíritu" o "tiempo del Espíritu", como
se ha venido en llamar a los Hechos de los apóstoles, confirma el protagonismo
del Espíritu y su papel decisivo en el inicio y marcha de la iglesia. De ahí
que los ángeles jueguen un papel secundario y al servicio de la iglesia, donde
actúa el Espíritu.
EN LOS TIEMPOS DE LA IGLESIA. Lucas ha estructurado su corpus literario
en tres tiempos: Israel (evangelio de la infancia), Jesús y la iglesia 36.
Cierto que no se debe interpretarlos como lineales, sucesivos e
irreversibles, sobre todo el de Jesús, que constituye la centralidad, que se
hace presente en el tiempo de la iglesia por la presencia del Espíritu Santo.
El "evangelio del, Espíritu" o "tiempo del Espíritu", como
se ha venido en llamar a los Hechos de los apóstoles, confirma el protagonismo
del Espíritu y su papel decisivo en el inicio y marcha de la iglesia. De ahí
que los ángeles jueguen un papel secundario y al servicio de la iglesia, donde
actúa el Espíritu.
Señalemos
que los ángeles en los Hechos se limitan a intervenir en el medio
palestino, porque es aquí donde la mediación angélica ha velado el respeto a
la trascendencia divina de su fe religiosa. Así lo veíamos en los evangelios
de infancia. Sólo que en el caso de la tempestad en aguas de Malta el ángel de
Dios socorre a Pablo y en dos ocasiones interviene en la historia salvífica de
dos no judíos: Cornelio (10,3-7.22ss) y el etíope bautizado (8,26) 37.
que los ángeles en los Hechos se limitan a intervenir en el medio
palestino, porque es aquí donde la mediación angélica ha velado el respeto a
la trascendencia divina de su fe religiosa. Así lo veíamos en los evangelios
de infancia. Sólo que en el caso de la tempestad en aguas de Malta el ángel de
Dios socorre a Pablo y en dos ocasiones interviene en la historia salvífica de
dos no judíos: Cornelio (10,3-7.22ss) y el etíope bautizado (8,26) 37.
a)
Ángeles y mensaje a los paganos. En la
historia de los dos paganos conversos, del etíope eunuco, ministro de la reina
Candaces, bautizado por Felipe, y del centurión Cornelio y su familia por
Pedro, el "ángel del Señor" aparece como servidor del evangelio, pero
no formulando él el mensaje como en los relatos de la infancia a los pastores (Lc
2,9-12) o a las mujeres en la tumba vacía (24,4-7), sino apoyando a los
evangelizadores de la iglesia. "En el tiempo de la iglesia -dice A. George-
el mensaje es llevado por los hombres, ministros de la palabra, en seguimiento y
continuación de Jesús mismo" 38. Pera llevar la palabra, la
acción divina por excelencia, corresponde propiamente al Espíritu Santo (cf He
8,29; 10,19; 11,12, etc.) Los ángeles quedan como "auxiliadores de los
servidores de la palabra".
Ángeles y mensaje a los paganos. En la
historia de los dos paganos conversos, del etíope eunuco, ministro de la reina
Candaces, bautizado por Felipe, y del centurión Cornelio y su familia por
Pedro, el "ángel del Señor" aparece como servidor del evangelio, pero
no formulando él el mensaje como en los relatos de la infancia a los pastores (Lc
2,9-12) o a las mujeres en la tumba vacía (24,4-7), sino apoyando a los
evangelizadores de la iglesia. "En el tiempo de la iglesia -dice A. George-
el mensaje es llevado por los hombres, ministros de la palabra, en seguimiento y
continuación de Jesús mismo" 38. Pera llevar la palabra, la
acción divina por excelencia, corresponde propiamente al Espíritu Santo (cf He
8,29; 10,19; 11,12, etc.) Los ángeles quedan como "auxiliadores de los
servidores de la palabra".
b)
Asistencia a los apóstoles. La acción
liberadora' de los ángeles interviene en este relato arcaico de la liberación
de Pedro (He 12,3-11), en la liberación de los apóstoles (He 5,19-21) y en la
tempestad de Pablo y sus compañeros en el Mediterráneo, junto a la costa de
Malta (27,20). En la primera, "el ángel del Señor" se aparece como
libertador del siervo de Dios, Pedro, según un tema bíblico tradicional (cf
2Re 19,35; Dan 3,28), coloreado de tintes helenísticos. Se libera a Pedro en
orden a la predicación del evangelio. Tal es la función del ángel aquí. Como
también en el caso del naufragio de Pablo: debe anunciar el evangelio y a
Jesucristo en Roma con valentía (parresia), aunque esté encadenado (He
28,30-31). Esta concesión de un ángel a Pablo en los Hechos es para que no sea
menos que Pedro, ya que se encuentra en la sección helenística y no
palestinense. Así se pueden llamar también Acta Petri et Pauli. En
general, Pablo se dirige más bien en su misión, inspirado por el Espíritu
Santo (He 13,2.4; 16,6; el espíritu de Jesús en 16,7; 20,22s) y por Jesús
resucitado (He 9,5.17; 16,7, etc.). Lucas no actúa aquí por una
contraposición polémica como la que sostiene Pablo en otros lugares (cf 1Cor
6,3; 2Cor 11,14; Gál 1,8; 3,19, etc.); sino por paralelismo entre Pedro y Pablo
y por el paralelismo más remoto, quizá, entre Jesús y Pablo, confortado
aquél por un ángel en Getsemaní.
Asistencia a los apóstoles. La acción
liberadora' de los ángeles interviene en este relato arcaico de la liberación
de Pedro (He 12,3-11), en la liberación de los apóstoles (He 5,19-21) y en la
tempestad de Pablo y sus compañeros en el Mediterráneo, junto a la costa de
Malta (27,20). En la primera, "el ángel del Señor" se aparece como
libertador del siervo de Dios, Pedro, según un tema bíblico tradicional (cf
2Re 19,35; Dan 3,28), coloreado de tintes helenísticos. Se libera a Pedro en
orden a la predicación del evangelio. Tal es la función del ángel aquí. Como
también en el caso del naufragio de Pablo: debe anunciar el evangelio y a
Jesucristo en Roma con valentía (parresia), aunque esté encadenado (He
28,30-31). Esta concesión de un ángel a Pablo en los Hechos es para que no sea
menos que Pedro, ya que se encuentra en la sección helenística y no
palestinense. Así se pueden llamar también Acta Petri et Pauli. En
general, Pablo se dirige más bien en su misión, inspirado por el Espíritu
Santo (He 13,2.4; 16,6; el espíritu de Jesús en 16,7; 20,22s) y por Jesús
resucitado (He 9,5.17; 16,7, etc.). Lucas no actúa aquí por una
contraposición polémica como la que sostiene Pablo en otros lugares (cf 1Cor
6,3; 2Cor 11,14; Gál 1,8; 3,19, etc.); sino por paralelismo entre Pedro y Pablo
y por el paralelismo más remoto, quizá, entre Jesús y Pablo, confortado
aquél por un ángel en Getsemaní.
Sólo
hay un episodio en Hechos que recuerda los "milagros de
castigo" del ángel del Señor contra los adversarios y perseguidores de
Israel. Así un ángel aniquiló al ejército de Senaquerib, que puso sitio a
Jerusalén. Es un castigo divino. Como fue el vapuleo infligido a Heliodoro,
jefe del gobierno del rey Seleuco de Siria, que quiso incautarse del tesoro del
templo de Jerusalén, destinado a los pobres y al culto. Un jinete de armadura
de oro acosó a Heliodoro y dos "jóvenes extraordinariamente vigorosos y
de resplandeciente hermosura, vestidos con ropajes magníficos",
descargaron una lluvia de golpes sobre él (2Mac 3,25-26). La muerte de Herodes
Agripa (He 12, 20-23) pertenece a estos "milagros de castigo". Lc en
su evangelio recuerda otro más benigno y pasajero: el mutismo de Zacarías en
castigo por su incredulidad (Lc 1,20-22). Es un castigo provisional y medicinal.
Pero el de Herodes es mortal: "expiró roído de gusanos". Este relato
proviene de la comunidad judeo-cristiana de Palestina, perseguida por Herodes 39.
hay un episodio en Hechos que recuerda los "milagros de
castigo" del ángel del Señor contra los adversarios y perseguidores de
Israel. Así un ángel aniquiló al ejército de Senaquerib, que puso sitio a
Jerusalén. Es un castigo divino. Como fue el vapuleo infligido a Heliodoro,
jefe del gobierno del rey Seleuco de Siria, que quiso incautarse del tesoro del
templo de Jerusalén, destinado a los pobres y al culto. Un jinete de armadura
de oro acosó a Heliodoro y dos "jóvenes extraordinariamente vigorosos y
de resplandeciente hermosura, vestidos con ropajes magníficos",
descargaron una lluvia de golpes sobre él (2Mac 3,25-26). La muerte de Herodes
Agripa (He 12, 20-23) pertenece a estos "milagros de castigo". Lc en
su evangelio recuerda otro más benigno y pasajero: el mutismo de Zacarías en
castigo por su incredulidad (Lc 1,20-22). Es un castigo provisional y medicinal.
Pero el de Herodes es mortal: "expiró roído de gusanos". Este relato
proviene de la comunidad judeo-cristiana de Palestina, perseguida por Herodes 39.
c)
Ángeles custodios y postura de los saduceos. El
AT muestra que Dios envía a sus ángeles para proteger a sus fieles cuando
están en dificultad (Gén 48,16; Sal 91,11 s, etc.). Esta ayuda puntual es más
frecuente en la literatura intertestamentaria (Hen 67,2; Test. José 6,6, etc.).
Y todavía más en la literatura rabínica posterior.
La representación del "ángel de la guarda" para cada persona es
tardía y puede remontarse al s. iii d.C. Un testigo fidedigno es el apocalipsis
griego de Baruc (12-13), difícil de datar. En él aparece el ángel bueno y el
demonio tentador para cada hombre. "La objetivación de la providencia
divina -dice Georgees ampliamente posterior al NT"40. Lo que
Jesús dice en Mt 18,10 sobre los ángeles de los niños que ven a Dios en el
cielo no es una afirmación tanto en favor de los ángeles custodios cuanto del
valor ante el Padre de todo pequeño y de su relación directa con él. Tampoco
parece poder interpretarse "el ángel de Pedro" que le liberó de la
cárcel como su ángel custodio (He 12,15; v. 7).
Ángeles custodios y postura de los saduceos. El
AT muestra que Dios envía a sus ángeles para proteger a sus fieles cuando
están en dificultad (Gén 48,16; Sal 91,11 s, etc.). Esta ayuda puntual es más
frecuente en la literatura intertestamentaria (Hen 67,2; Test. José 6,6, etc.).
Y todavía más en la literatura rabínica posterior.
La representación del "ángel de la guarda" para cada persona es
tardía y puede remontarse al s. iii d.C. Un testigo fidedigno es el apocalipsis
griego de Baruc (12-13), difícil de datar. En él aparece el ángel bueno y el
demonio tentador para cada hombre. "La objetivación de la providencia
divina -dice Georgees ampliamente posterior al NT"40. Lo que
Jesús dice en Mt 18,10 sobre los ángeles de los niños que ven a Dios en el
cielo no es una afirmación tanto en favor de los ángeles custodios cuanto del
valor ante el Padre de todo pequeño y de su relación directa con él. Tampoco
parece poder interpretarse "el ángel de Pedro" que le liberó de la
cárcel como su ángel custodio (He 12,15; v. 7).
En
cuanto a la postura incrédula de los saduceos sobre "ángeles y
espíritus" (mete angelos mete pneuma, He 23,8-9), en pie de
igualdad con la incredulidad sobre la resurrección, puede ser que se trate de
una imprecisión de lenguaje y de las ideas del judaísmo de la época. Si ellos
aceptaban la Escritura literal, no podían negar la presencia 'y la
intervención del "ángel de Yavé" que aparece tantas veces en ella.
Pero es posible que el vocabulario fuera impreciso sobre el mundo espiritual y
fácilmente fluctuara la sinonimia entre "ángel" y
"espíritu" (Josefo, Ant. Jud. VI, 63), entre
"espíritu" y "alma" (Hen 22,3: "los espíritus de las
almas de los muertos") y entre "alma" y "genio" (psyche
y daimon, cf Josefo, La guerra... VI, 1,5). De ahí que los saduceos
"no aceptasen esta interpretación del ángel en el sentido de una forma de
supervivencia de la persona más allá de la muerte". En este sentido se
podían entender los pasajes de "su ángel" (el de Pedro, He 12,15) o
que Jesús resucitado fuese para sus discípulos un "espíritu" o
"un fantasma" (pneuma, Lc
24,37) 41.
cuanto a la postura incrédula de los saduceos sobre "ángeles y
espíritus" (mete angelos mete pneuma, He 23,8-9), en pie de
igualdad con la incredulidad sobre la resurrección, puede ser que se trate de
una imprecisión de lenguaje y de las ideas del judaísmo de la época. Si ellos
aceptaban la Escritura literal, no podían negar la presencia 'y la
intervención del "ángel de Yavé" que aparece tantas veces en ella.
Pero es posible que el vocabulario fuera impreciso sobre el mundo espiritual y
fácilmente fluctuara la sinonimia entre "ángel" y
"espíritu" (Josefo, Ant. Jud. VI, 63), entre
"espíritu" y "alma" (Hen 22,3: "los espíritus de las
almas de los muertos") y entre "alma" y "genio" (psyche
y daimon, cf Josefo, La guerra... VI, 1,5). De ahí que los saduceos
"no aceptasen esta interpretación del ángel en el sentido de una forma de
supervivencia de la persona más allá de la muerte". En este sentido se
podían entender los pasajes de "su ángel" (el de Pedro, He 12,15) o
que Jesús resucitado fuese para sus discípulos un "espíritu" o
"un fantasma" (pneuma, Lc
24,37) 41.
7.
ESCATOLOGÍA. Los ángeles tienen una amplia cabida en la escatología de los
sinópticos. Esto ya venía destacándose desde la apocalíptica de Daniel y
también en la literatura intertestamentaria (Henoc), pero sin relieve por otra
parte en la teología rabínica.
ESCATOLOGÍA. Los ángeles tienen una amplia cabida en la escatología de los
sinópticos. Esto ya venía destacándose desde la apocalíptica de Daniel y
también en la literatura intertestamentaria (Henoc), pero sin relieve por otra
parte en la teología rabínica.
En
Lucas Jesús evoca a los ángeles en sus logia escatológicos
dentro de su perspectiva de "escatología presentista y personal". En Mateo
se da más amplia cabida a los ángeles en el cuadro escatológico del
final, con matices especiales. El Hijo del Hombre viene "con sus
ángeles" (16,27 y 24,31). En la parábola de la cizaña, los ángeles son
los segadores de la siega final y son enviados por el Hijo del Hombre para
arrojar al fuego a los obradores de la iniquidad (Mt 13,39.41). En la parábola
de la red barredera (Mt 13,49) también seleccionarán los peces buenos y malos
y a éstos los arrojarán fuera. En el retablo apocalíptico del juicio final (Mt
25,31) aparece el Hijo del Hombre acompañado de sus ángeles, pero no
desempeñan aquí un papel escatológico, sino que es sólo el Hijo del Hombre,
Rey-Juez escatológico, quien selecciona, juzga, premia o castiga a los hombres
según comportamiento con "sus hermanos pequeños", con los que se ha
identificado en la historia. Se sobrentiende que el reino, preparado desde antes
de la creación del mundo para los buenos, está destinado también para
"sus ángeles", que le acompañan al Hijo del Hombre. En cambio, se
dice expresamente que el paradero de los malditos es el fuego eterno,
"preparado para el diablo y sus ángeles" (25,41).
Lucas Jesús evoca a los ángeles en sus logia escatológicos
dentro de su perspectiva de "escatología presentista y personal". En Mateo
se da más amplia cabida a los ángeles en el cuadro escatológico del
final, con matices especiales. El Hijo del Hombre viene "con sus
ángeles" (16,27 y 24,31). En la parábola de la cizaña, los ángeles son
los segadores de la siega final y son enviados por el Hijo del Hombre para
arrojar al fuego a los obradores de la iniquidad (Mt 13,39.41). En la parábola
de la red barredera (Mt 13,49) también seleccionarán los peces buenos y malos
y a éstos los arrojarán fuera. En el retablo apocalíptico del juicio final (Mt
25,31) aparece el Hijo del Hombre acompañado de sus ángeles, pero no
desempeñan aquí un papel escatológico, sino que es sólo el Hijo del Hombre,
Rey-Juez escatológico, quien selecciona, juzga, premia o castiga a los hombres
según comportamiento con "sus hermanos pequeños", con los que se ha
identificado en la historia. Se sobrentiende que el reino, preparado desde antes
de la creación del mundo para los buenos, está destinado también para
"sus ángeles", que le acompañan al Hijo del Hombre. En cambio, se
dice expresamente que el paradero de los malditos es el fuego eterno,
"preparado para el diablo y sus ángeles" (25,41).
Lucas,
que sólo tiene un paralelo con los
precedentes (9,26 = Me 8,38; Mt 16,27), tiene numerosas menciones de ángeles,
pero sus características son: a) puros asistentes del juicio universal (cf
Dan 7,10), sin ejercer función activa ninguna (Lc 9,26).
que sólo tiene un paralelo con los
precedentes (9,26 = Me 8,38; Mt 16,27), tiene numerosas menciones de ángeles,
pero sus características son: a) puros asistentes del juicio universal (cf
Dan 7,10), sin ejercer función activa ninguna (Lc 9,26).
Creencia
que comparte con Me y Mt y se puede decir que se remonta a Jesús; b) declararse
el Hijo del Hombre "ante los ángeles de Dios" en favor del que le ha
confesado delante de los hombres ahora y aquí, es un lenguaje más arcaico y
palestinense que el de los demás sinópticos. Pertenece a la fuente Q y
pretende evitar el nombrar a Dios, salvando su trascendencia (cf Lc 12,8-9) 42;
c) este mismo logion ha tenido una actualización escatológica en Lc
conforme a su escatología individual de consumación en el martirio de Esteban:
ve a Jesús, "el Hijo del Hombre, de pie a la derecha de Dios" (He
7,55-56). Esto mismo se repite en otros pasajes, como en la parábola del pobre
Lázaro, cuya alma es llevada por ángeles al seno de Abrahán inmediatamente
después de su muerte (Lc 16,22); en la agonía del buen ladrón, a cuya
petición le responde Jesús desde la cruz: "Hoy estarás conmigo en el
paraíso" (23,43). Otros pasajes pueden ser Lc 12,4-5; 16-2 1; d) un
ejemplo de anticipación escatológica en el mismo decurso de su historia es
esta expresión lucana: "Hay más alegría ante los ángeles de Dios por un
pecador que se convierta que por noventa y nueve justos" (Lc 15,10). Al
margen que la forma más palestinense de guardar la trascendencia fuese la
expresión "ante los cielos" (Dalman) en lugar de "ante los
ángeles de Dios" que usa Le, lo cierto es que no teme nombrar a Dios
directamente, pero lo reviste de una forma más palestinense. Siguiendo su
propia línea, los ángeles, testigos del juicio del Hijo del Hombre y no
ejecutores, son aquí testigos de la alegría de Dios por su gracia ilimitada
con los pecadores de la tierra. Se pone además de manifiesto que la salvación
escatológica ya está en curso en la historia por el perdón de Jesús. En Lc
la escatología es presentista, pero en ella hay diferentes etapas al historizarse
y en ella se complementan la escatología definitiva después de la muerte con
la colectiva al final del mundo 43; e) Lc es el
único que proclama que "los resucitados" serán "semejantes a
los ángeles" (isángelos, cf 20,34-36) 44. Aparte
de ser un hapax legomenon, no pretende Lc darnos una definición
espectacular y exhaustiva de la esencia de los resucitados, sino más bien
marcar la diferencia entre esta vida y la otra y señalar la fuente de la
bienaventuranza de los elegidos. El trasfondo cultural del logion no es
un dualismo helenista, sino el unitarismo integral semita. Se trata de separarse
de la concepción grosera de los saduceos, que llevan a la resurrección la
prolongación de las mismas necesidades de esta vida y la aplicación de la torah
por la ley del levirato en la otra vida. Algunas trazas de este excesivo
realismo materialista de la resurrección se advierten en algunos sectores del
judaísmo contemporáneo al cifrar demasiado la bienaventuranza en lo material y
representar la resurrección bajo sus parámetros. Así los justos engendran
miles de hijos (Hen 10,17), aunque el parto sea sin dolor (Ap. de Baruc 73,7).
Es cierto que al lado de esta creencia se pueden colocar otras perspectivas más
espiritualistas sobre la resurrección en el mismo Henoc (cf 51,4) e incluso la
misma sentencia del rabino Rab (m. 247 d.C.): "En el mundo futuro no se
tendrá más que comer, ni beber, ni habrá procreación ni reproducción [...],
sino que los justos se sentarán con sus coronas sobre sus cabezas y se
deleitarán con el esplendor de la Presencia (shekinah)"45_
que comparte con Me y Mt y se puede decir que se remonta a Jesús; b) declararse
el Hijo del Hombre "ante los ángeles de Dios" en favor del que le ha
confesado delante de los hombres ahora y aquí, es un lenguaje más arcaico y
palestinense que el de los demás sinópticos. Pertenece a la fuente Q y
pretende evitar el nombrar a Dios, salvando su trascendencia (cf Lc 12,8-9) 42;
c) este mismo logion ha tenido una actualización escatológica en Lc
conforme a su escatología individual de consumación en el martirio de Esteban:
ve a Jesús, "el Hijo del Hombre, de pie a la derecha de Dios" (He
7,55-56). Esto mismo se repite en otros pasajes, como en la parábola del pobre
Lázaro, cuya alma es llevada por ángeles al seno de Abrahán inmediatamente
después de su muerte (Lc 16,22); en la agonía del buen ladrón, a cuya
petición le responde Jesús desde la cruz: "Hoy estarás conmigo en el
paraíso" (23,43). Otros pasajes pueden ser Lc 12,4-5; 16-2 1; d) un
ejemplo de anticipación escatológica en el mismo decurso de su historia es
esta expresión lucana: "Hay más alegría ante los ángeles de Dios por un
pecador que se convierta que por noventa y nueve justos" (Lc 15,10). Al
margen que la forma más palestinense de guardar la trascendencia fuese la
expresión "ante los cielos" (Dalman) en lugar de "ante los
ángeles de Dios" que usa Le, lo cierto es que no teme nombrar a Dios
directamente, pero lo reviste de una forma más palestinense. Siguiendo su
propia línea, los ángeles, testigos del juicio del Hijo del Hombre y no
ejecutores, son aquí testigos de la alegría de Dios por su gracia ilimitada
con los pecadores de la tierra. Se pone además de manifiesto que la salvación
escatológica ya está en curso en la historia por el perdón de Jesús. En Lc
la escatología es presentista, pero en ella hay diferentes etapas al historizarse
y en ella se complementan la escatología definitiva después de la muerte con
la colectiva al final del mundo 43; e) Lc es el
único que proclama que "los resucitados" serán "semejantes a
los ángeles" (isángelos, cf 20,34-36) 44. Aparte
de ser un hapax legomenon, no pretende Lc darnos una definición
espectacular y exhaustiva de la esencia de los resucitados, sino más bien
marcar la diferencia entre esta vida y la otra y señalar la fuente de la
bienaventuranza de los elegidos. El trasfondo cultural del logion no es
un dualismo helenista, sino el unitarismo integral semita. Se trata de separarse
de la concepción grosera de los saduceos, que llevan a la resurrección la
prolongación de las mismas necesidades de esta vida y la aplicación de la torah
por la ley del levirato en la otra vida. Algunas trazas de este excesivo
realismo materialista de la resurrección se advierten en algunos sectores del
judaísmo contemporáneo al cifrar demasiado la bienaventuranza en lo material y
representar la resurrección bajo sus parámetros. Así los justos engendran
miles de hijos (Hen 10,17), aunque el parto sea sin dolor (Ap. de Baruc 73,7).
Es cierto que al lado de esta creencia se pueden colocar otras perspectivas más
espiritualistas sobre la resurrección en el mismo Henoc (cf 51,4) e incluso la
misma sentencia del rabino Rab (m. 247 d.C.): "En el mundo futuro no se
tendrá más que comer, ni beber, ni habrá procreación ni reproducción [...],
sino que los justos se sentarán con sus coronas sobre sus cabezas y se
deleitarán con el esplendor de la Presencia (shekinah)"45_
"Los
que sean juzgados dignos" es un pasivo divino usado en este texto de Lc
(20,35): se dice que "no pueden morir" porque son como ángeles"
(v. 36). El término isángelos (semejante a los ángeles) no aparece en
los LXX ni en el griego profano. Por tanto
es verdadera creación de Lc. "Son hijos de Dios, siendo hijos de la
resurrección" (v. 36b) está expresando que la resurrección tiene la
eficacia de hacerles participar de la resurrección de Jesús, y en virtud de
ella en su filiación divina. Lc ha recreado todo este logion de
la resurrección de su propia cosecha teológica. Y la inmortalidad, de la que
habla aquí, no es otra que la de la resurrección.
que sean juzgados dignos" es un pasivo divino usado en este texto de Lc
(20,35): se dice que "no pueden morir" porque son como ángeles"
(v. 36). El término isángelos (semejante a los ángeles) no aparece en
los LXX ni en el griego profano. Por tanto
es verdadera creación de Lc. "Son hijos de Dios, siendo hijos de la
resurrección" (v. 36b) está expresando que la resurrección tiene la
eficacia de hacerles participar de la resurrección de Jesús, y en virtud de
ella en su filiación divina. Lc ha recreado todo este logion de
la resurrección de su propia cosecha teológica. Y la inmortalidad, de la que
habla aquí, no es otra que la de la resurrección.
III.
Conclusiones bíblico-pastorales
Conclusiones bíblico-pastorales
Sin
pretender que haya sido exhaustivo el recorrido bíblico sobre los ángeles en
el NT, hemos podido situar en su panorámica general aquellas escenas de mayor
concentración angélica que guardan relación con María, madre de Jesús, en
los evangelios de infancia. Las iluminaciones que dimanan del conjunto pueden
alumbrar estas conclusiones de índole bíblico-pastoral.
pretender que haya sido exhaustivo el recorrido bíblico sobre los ángeles en
el NT, hemos podido situar en su panorámica general aquellas escenas de mayor
concentración angélica que guardan relación con María, madre de Jesús, en
los evangelios de infancia. Las iluminaciones que dimanan del conjunto pueden
alumbrar estas conclusiones de índole bíblico-pastoral.
1.
DESDE EL PUNTO DE VISTA BÍBLICO, el NT no ha hecho cuestión expresa de los
ángeles "por sí mismos". La mayoría de los exegetas descubren en
él la multiforme y extensa angeleología, difícil de reducir a una unidad
doctrinal. Ella recoge toda una tradición judía antigua e intertestamentaria,
peroo la hace servir para subrayar la novedad y la originalidad del
acontecimiento de Cristo, como acontecimiento definitivo y escatológico. Al
misterio de Dios, que salva en la historia a los hombres por su Hijo Jesús en
el Espíritu Santo, sirven los ángeles en oposición al diablo y a sus poderes
demoníacos en la historia.
DESDE EL PUNTO DE VISTA BÍBLICO, el NT no ha hecho cuestión expresa de los
ángeles "por sí mismos". La mayoría de los exegetas descubren en
él la multiforme y extensa angeleología, difícil de reducir a una unidad
doctrinal. Ella recoge toda una tradición judía antigua e intertestamentaria,
peroo la hace servir para subrayar la novedad y la originalidad del
acontecimiento de Cristo, como acontecimiento definitivo y escatológico. Al
misterio de Dios, que salva en la historia a los hombres por su Hijo Jesús en
el Espíritu Santo, sirven los ángeles en oposición al diablo y a sus poderes
demoníacos en la historia.
El
protagonismo central de Jesucristo y de su Espíritu en la historia de la
iglesia que opera en el mundo, ha desplazado todo protagonismo de
los ángeles en otras concepciones del judaísmo, tanto del AT como de la
literatura judía de Qumrán y la intertestamentaria. A partir del NT los
ángeles no pueden pensarse independientemente de Jesucristo (cristología),
del' Espíritu Santo (pneumatología) y de la iglesia (eclesiología) como el
misterio del Dios que salva al hombre por medio de la iglesia. Al servicio de
Cristo y de la iglesia están, pues, los ángeles 46.
protagonismo central de Jesucristo y de su Espíritu en la historia de la
iglesia que opera en el mundo, ha desplazado todo protagonismo de
los ángeles en otras concepciones del judaísmo, tanto del AT como de la
literatura judía de Qumrán y la intertestamentaria. A partir del NT los
ángeles no pueden pensarse independientemente de Jesucristo (cristología),
del' Espíritu Santo (pneumatología) y de la iglesia (eclesiología) como el
misterio del Dios que salva al hombre por medio de la iglesia. Al servicio de
Cristo y de la iglesia están, pues, los ángeles 46.
La
presencia angélica en la anunciación y nacimiento de Jesús y en torno a la
tumba vacía ponen de manifiesto la revelación y salvación escatológicas de
Dios en Jesús: en su protología y en su consumación escatológica. En ellos'
se pone de manifiesto y conjuntamente no sólo lo que va a hacer Dios en
Jesús o lo que va a hacer desde Dios en favor de los hombres -la
salvación escatológica-, sino que se revela el ser de Dios, el Padre, y
el ser de Jesús, el Hijo, con el Espíritu Santo. Esta revelación
escatológica y trinitaria de Dios en la resurrección de Jesús sólo puede
corresponder a la revelación protológica de su concepción y nacimiento como
Hijo de Dios y Emmanuel. De ahí que ambas escenas se revistan con caracteres de
"apocalipsis evangélico" e "histórico" dado cn Jesús. Un
apocalipsis de origen (concepción y nacimiento) y otro de consumación (la
pascua de Jesús). Y ambos son evangélicos e históricos: uno encarnado por
Jesús en la humildad de la carne histórica y otro en la suprahistoria de su
resurrección y glorificación. Los ángeles entran en una y otra escena y
sirven a estos respectivos apocalipsis del único Jesucristo. Ellos nos ayudan a
captar la dimensión apocalíptica de la revelación de Dios en Jesús a través
de la acción escatológica del Espíritu Santo. Por eso en las dos escenas de
la anunciación y de la tumba vacía es más importante el "mensaje"
sobre Jesús que el "mensajero" (ángel).
presencia angélica en la anunciación y nacimiento de Jesús y en torno a la
tumba vacía ponen de manifiesto la revelación y salvación escatológicas de
Dios en Jesús: en su protología y en su consumación escatológica. En ellos'
se pone de manifiesto y conjuntamente no sólo lo que va a hacer Dios en
Jesús o lo que va a hacer desde Dios en favor de los hombres -la
salvación escatológica-, sino que se revela el ser de Dios, el Padre, y
el ser de Jesús, el Hijo, con el Espíritu Santo. Esta revelación
escatológica y trinitaria de Dios en la resurrección de Jesús sólo puede
corresponder a la revelación protológica de su concepción y nacimiento como
Hijo de Dios y Emmanuel. De ahí que ambas escenas se revistan con caracteres de
"apocalipsis evangélico" e "histórico" dado cn Jesús. Un
apocalipsis de origen (concepción y nacimiento) y otro de consumación (la
pascua de Jesús). Y ambos son evangélicos e históricos: uno encarnado por
Jesús en la humildad de la carne histórica y otro en la suprahistoria de su
resurrección y glorificación. Los ángeles entran en una y otra escena y
sirven a estos respectivos apocalipsis del único Jesucristo. Ellos nos ayudan a
captar la dimensión apocalíptica de la revelación de Dios en Jesús a través
de la acción escatológica del Espíritu Santo. Por eso en las dos escenas de
la anunciación y de la tumba vacía es más importante el "mensaje"
sobre Jesús que el "mensajero" (ángel).
La
anunciación del "ángel del Señor" a José apunta a la concepción
virginal de Jesús en el seno de la virgen María por obra del Espíritu, y al
servicio de esta realidad mesiánica del hijo de María debe servir el mismo
José. Las otras revelaciones en sueños dependen de esta primera y sirven para
protegerla frente a las nuevas amenazas desde afuera por parte de los enemigos
del niño Jesús. Refleja la humanidad frágil y ame nazable del Emmanuel y de
su indefensa madre. Pero a su vez la poderosa solicitud de Dios. Tal es la
función y la significación del "ángel del Señor" en el evangelio
de infancia de Mateo.
anunciación del "ángel del Señor" a José apunta a la concepción
virginal de Jesús en el seno de la virgen María por obra del Espíritu, y al
servicio de esta realidad mesiánica del hijo de María debe servir el mismo
José. Las otras revelaciones en sueños dependen de esta primera y sirven para
protegerla frente a las nuevas amenazas desde afuera por parte de los enemigos
del niño Jesús. Refleja la humanidad frágil y ame nazable del Emmanuel y de
su indefensa madre. Pero a su vez la poderosa solicitud de Dios. Tal es la
función y la significación del "ángel del Señor" en el evangelio
de infancia de Mateo.
En
la anunciación del ángel Gabriel a María, en el evangelio de Lucas, la
iluminación apocalíptica y cristológica y pneumatológica es más intensa y
explícita que la de Mt. Aquí María es la interlocutora de la aparición
angélica, pero es sobre todo el lugar histórico y personal donde toma carne e
historia el mensaje y la acción escatológica del Espíritu para el surgimiento
de Jesús como Hijo de Dios, al mismo tiempo que hombre y mesías. La
cristología pascual del Hijo de Dios por el poder de la resurrección según el
Espíritu de santidad (cf Rom 1,3-4) se anticipa y toma cuerpo en Lc 1,35 por la
concepción virginal de Jesús en María por obra el Espíritu. Esta concepción
de Jesús y esta acción escatológica y nueva del todo del Espíritu en María
desplazan el protagonismo del ángel Gabriel, el cual sirve con su aparición y
mensaje de preludio apocalíptico al acontecimiento histórico de Jesús en
María.
la anunciación del ángel Gabriel a María, en el evangelio de Lucas, la
iluminación apocalíptica y cristológica y pneumatológica es más intensa y
explícita que la de Mt. Aquí María es la interlocutora de la aparición
angélica, pero es sobre todo el lugar histórico y personal donde toma carne e
historia el mensaje y la acción escatológica del Espíritu para el surgimiento
de Jesús como Hijo de Dios, al mismo tiempo que hombre y mesías. La
cristología pascual del Hijo de Dios por el poder de la resurrección según el
Espíritu de santidad (cf Rom 1,3-4) se anticipa y toma cuerpo en Lc 1,35 por la
concepción virginal de Jesús en María por obra el Espíritu. Esta concepción
de Jesús y esta acción escatológica y nueva del todo del Espíritu en María
desplazan el protagonismo del ángel Gabriel, el cual sirve con su aparición y
mensaje de preludio apocalíptico al acontecimiento histórico de Jesús en
María.
Los
ángeles pierden importancia y protagonismo en la historia del ministerio de
Jesús, reaparecen en la resurrección en torno a la tumba vacía y en la
ascensión, subrayando en su mensaje y con
su aparición la dimensión escatológica y parusíaca de Jesús. La presencia y
concentración de ángeles en la concepción y nacimiento de Jesús (protología)
encuentra una réplica paralela en la tumba vacía del Resucitado
(escatología).
ángeles pierden importancia y protagonismo en la historia del ministerio de
Jesús, reaparecen en la resurrección en torno a la tumba vacía y en la
ascensión, subrayando en su mensaje y con
su aparición la dimensión escatológica y parusíaca de Jesús. La presencia y
concentración de ángeles en la concepción y nacimiento de Jesús (protología)
encuentra una réplica paralela en la tumba vacía del Resucitado
(escatología).
El
Espíritu Santo desplaza con su protagonismo desde pentecostés a los ángeles y
su irrupción histórica marca la nueva etapa y formación de la iglesia. Los
ángeles también hacen su aparición en esta etapa, pero lo hacen de una forma
muy secundaria. Reaparecen preferentemente en el marco de la iglesia cristiana
palestinense. Reflejan las creencias angélicas dentro del protagonismo
escatológico del Cristo resucitado y de su Espíritu Santo. Le, que en su
evangelio había señalado que Jesús fue concebido por obra del Espíritu en
María, ahora reconoce en los Hechos que el mismo Espíritu Santo es el gran
protagonista de la constitución interna de la iglesia de Jesús y el inspirador
de su vanguardismo evangélico. También aquí los hombres evangelizadores,
elegidos por el Espíritu y movidos por él, son los auténticos y decisivos
protagonistas de la evangelización entre los hombres, y los ángeles, sus
servidores 47.
Espíritu Santo desplaza con su protagonismo desde pentecostés a los ángeles y
su irrupción histórica marca la nueva etapa y formación de la iglesia. Los
ángeles también hacen su aparición en esta etapa, pero lo hacen de una forma
muy secundaria. Reaparecen preferentemente en el marco de la iglesia cristiana
palestinense. Reflejan las creencias angélicas dentro del protagonismo
escatológico del Cristo resucitado y de su Espíritu Santo. Le, que en su
evangelio había señalado que Jesús fue concebido por obra del Espíritu en
María, ahora reconoce en los Hechos que el mismo Espíritu Santo es el gran
protagonista de la constitución interna de la iglesia de Jesús y el inspirador
de su vanguardismo evangélico. También aquí los hombres evangelizadores,
elegidos por el Espíritu y movidos por él, son los auténticos y decisivos
protagonistas de la evangelización entre los hombres, y los ángeles, sus
servidores 47.
2.
DESDE EL PUNTO DE VISTA DOGMÁTICO, la iglesia ha retenido que los ángeles
deben ser concebidos como "potestades" y "virtudes" de
índole espiritual y personal ("creaturas personales" en Humani
generis, Dz 2318). Esto es lo que presupone siempre en las declaraciones
doctrinales de su magisterio, especialmente en la profesión de fe del concilio
Lateranense IV y en la doctrina del Vat I (Dz 428, 1783). El símbolo de fe
niceno-constantinopolitano confiesa la creación de "lo visible" y de
"lo invisible" por el único Dios Padre Creador. Esto confirma que
nada del mundo angélico está fuera de la
soberanía de Dios bueno y santo, pero a su vez ello puede ser un indicio de la
grandeza y dimensión insondable de su poder creador.
DESDE EL PUNTO DE VISTA DOGMÁTICO, la iglesia ha retenido que los ángeles
deben ser concebidos como "potestades" y "virtudes" de
índole espiritual y personal ("creaturas personales" en Humani
generis, Dz 2318). Esto es lo que presupone siempre en las declaraciones
doctrinales de su magisterio, especialmente en la profesión de fe del concilio
Lateranense IV y en la doctrina del Vat I (Dz 428, 1783). El símbolo de fe
niceno-constantinopolitano confiesa la creación de "lo visible" y de
"lo invisible" por el único Dios Padre Creador. Esto confirma que
nada del mundo angélico está fuera de la
soberanía de Dios bueno y santo, pero a su vez ello puede ser un indicio de la
grandeza y dimensión insondable de su poder creador.
Con
idéntica razón teológica están sometidos los ángeles a la soberanía del
Señor Jesús, en relación al cual deben ser referidos, "ya que por él y
para él fueron hechas todas las cosas, las visibles y las invisibles" (Col
116) y de "recapitular en Cristo (anakephalaiosasthai, Ef 1,10)
todas las cosas visibles e invisibles".
idéntica razón teológica están sometidos los ángeles a la soberanía del
Señor Jesús, en relación al cual deben ser referidos, "ya que por él y
para él fueron hechas todas las cosas, las visibles y las invisibles" (Col
116) y de "recapitular en Cristo (anakephalaiosasthai, Ef 1,10)
todas las cosas visibles e invisibles".
A
los ángeles, aunque se consideren seres espirituales y personales, no se les
puede atribuir el concepto de persona en la misma manera que a nosotros
los hombres, y menos todavía en el ámbito de las personas divinas del misterio
de Dios. Basta que este concepto y realidad compleja, ambigua y analógica de
/persona, aplicado a la realidad angélica, se entienda y pertenezca al ámbito
de lo personal o personalizante y a él sirva en el orden de la
salvación del hombre 48.
los ángeles, aunque se consideren seres espirituales y personales, no se les
puede atribuir el concepto de persona en la misma manera que a nosotros
los hombres, y menos todavía en el ámbito de las personas divinas del misterio
de Dios. Basta que este concepto y realidad compleja, ambigua y analógica de
/persona, aplicado a la realidad angélica, se entienda y pertenezca al ámbito
de lo personal o personalizante y a él sirva en el orden de la
salvación del hombre 48.
La
referencia angélica al primado cristológico de Jesús en el cosmos y en la
historia, como Señor y Salvador, como primogénito e Hijo unigénito y su
referencia participativa al servicio de él y de su evangelio señalan también
su participación en la gracia de Cristo y de su gloria. No es, pues, a los
ángeles, sino a Cristo a quien le corresponde la soberanía y el primado
absoluto en el cosmos y en la historia, y a ellos el servicio y el sometimiento.
referencia angélica al primado cristológico de Jesús en el cosmos y en la
historia, como Señor y Salvador, como primogénito e Hijo unigénito y su
referencia participativa al servicio de él y de su evangelio señalan también
su participación en la gracia de Cristo y de su gloria. No es, pues, a los
ángeles, sino a Cristo a quien le corresponde la soberanía y el primado
absoluto en el cosmos y en la historia, y a ellos el servicio y el sometimiento.
A
esta soberanía cristológica de la encarnación
de Jesús y al envío e irrupción del Espíritu Santo, primero sobre María en
la concepción de Jesús y después en la iglesia, donde también se encuentra
María a partir de pentecostés, remite y se atiene todo servicio de los
ángeles en el NT. No son ellos los evangelizadores de
los hombres, sino los discípulos de Jesús, elegidos por él y movidos por su
Espíritu. Los ángeles han sido anunciadores en la Navidad de lo que ha
acontecido por la acción del Espíritu en María y después ha llevado a cabo
Jesús en su vida y ministerio, en la pascua y después de pentecostés, gracias
a ese mismo Espíritu, por la iglesia de los apóstoles. A esto se refiere el
ser y el servicio de los ángeles en el NT. Eso mismo se puede decir de su
participación en la escatología de la pascua y en la escatología final de la
parusía y del juicio universal de Jesús como Hijo del Hombre. El mismo juez
universal, el Cristo, ha incorporado a los doce apóstoles como jueces de las
doce tribus de Israel (cf Mt 19,28; Lc 22,30) y ese mismo Juez universal está
identificado con "los hermanos más pequeños", en relación a los
cuales juzgará a todas las naciones (cf Mt 25). Los ángeles le acompañan en
esta escena, pero no intervienen. También aquí están en plano secundario al
servicio de la consumación del reino de Dios y de Cristo, preparado para los
hombres buenos antes de la creación del mundo
49.
esta soberanía cristológica de la encarnación
de Jesús y al envío e irrupción del Espíritu Santo, primero sobre María en
la concepción de Jesús y después en la iglesia, donde también se encuentra
María a partir de pentecostés, remite y se atiene todo servicio de los
ángeles en el NT. No son ellos los evangelizadores de
los hombres, sino los discípulos de Jesús, elegidos por él y movidos por su
Espíritu. Los ángeles han sido anunciadores en la Navidad de lo que ha
acontecido por la acción del Espíritu en María y después ha llevado a cabo
Jesús en su vida y ministerio, en la pascua y después de pentecostés, gracias
a ese mismo Espíritu, por la iglesia de los apóstoles. A esto se refiere el
ser y el servicio de los ángeles en el NT. Eso mismo se puede decir de su
participación en la escatología de la pascua y en la escatología final de la
parusía y del juicio universal de Jesús como Hijo del Hombre. El mismo juez
universal, el Cristo, ha incorporado a los doce apóstoles como jueces de las
doce tribus de Israel (cf Mt 19,28; Lc 22,30) y ese mismo Juez universal está
identificado con "los hermanos más pequeños", en relación a los
cuales juzgará a todas las naciones (cf Mt 25). Los ángeles le acompañan en
esta escena, pero no intervienen. También aquí están en plano secundario al
servicio de la consumación del reino de Dios y de Cristo, preparado para los
hombres buenos antes de la creación del mundo
49.
3.
DESDE EL PUNTO DE VISTA PASTORAL no tienen por qué ni pueden tomar un primer
plano en la predicación ni en la teología cristiana de nuestro tiempo. Es
saludable y lícito tributarles un cierto culto como a "los santos",
que gozan de la bienaventuranza, tal como les ha reconocido la iglesia antes y
ahora (DS 3320, 3325; Dz 302; Vat II: "Siempre creyó la Iglesia que los
apóstoles y mártires de Cristo... nos están íntimamente unidos: a ellos,
junto con la bienaventurada virgen María y los santos ángeles, profesó
peculiar devoción e imploró piadosamente el auxilio de su intercesión" LG
50) 50
DESDE EL PUNTO DE VISTA PASTORAL no tienen por qué ni pueden tomar un primer
plano en la predicación ni en la teología cristiana de nuestro tiempo. Es
saludable y lícito tributarles un cierto culto como a "los santos",
que gozan de la bienaventuranza, tal como les ha reconocido la iglesia antes y
ahora (DS 3320, 3325; Dz 302; Vat II: "Siempre creyó la Iglesia que los
apóstoles y mártires de Cristo... nos están íntimamente unidos: a ellos,
junto con la bienaventurada virgen María y los santos ángeles, profesó
peculiar devoción e imploró piadosamente el auxilio de su intercesión" LG
50) 50
La
participación de los ángeles en el anuncio de la concepción de Jesús a
María y a José y en Navidad a los pastores les confiere una connotación de
dependencia y subordinación al primado cristológico de Jesús desde sus
orígenes. Pero por ser especialmente la anunciación del ángel Gabriel a
María en donde su mensaje apocalíptico va a tener lugar histórico y personal,
superando a la función anunciadora del ángel Gabriel la acción fecundante de
la palabra de Dios por obra del Espíritu Santo, por lo que se originará la
concepción de Jesús, Hijo de Dios, Emmanuel, la iglesia en su proclamación
del evangelio, en su liturgia, en su arte y en sus antífonas y oraciones
resalta la preeminencia de María, la madre de Jesús, el Kyrios, sobre todos
los ángeles. Así en sus antífonas le reservará el especial título de
"Ave regina coelorum, ave domina angelorum", y en la
letanía-lauretana la proclama "regina angelorum y seguirá recitando el
saludo del ángelGabriel y lo esencial de la anunciación en el ->
Ángelus.
participación de los ángeles en el anuncio de la concepción de Jesús a
María y a José y en Navidad a los pastores les confiere una connotación de
dependencia y subordinación al primado cristológico de Jesús desde sus
orígenes. Pero por ser especialmente la anunciación del ángel Gabriel a
María en donde su mensaje apocalíptico va a tener lugar histórico y personal,
superando a la función anunciadora del ángel Gabriel la acción fecundante de
la palabra de Dios por obra del Espíritu Santo, por lo que se originará la
concepción de Jesús, Hijo de Dios, Emmanuel, la iglesia en su proclamación
del evangelio, en su liturgia, en su arte y en sus antífonas y oraciones
resalta la preeminencia de María, la madre de Jesús, el Kyrios, sobre todos
los ángeles. Así en sus antífonas le reservará el especial título de
"Ave regina coelorum, ave domina angelorum", y en la
letanía-lauretana la proclama "regina angelorum y seguirá recitando el
saludo del ángelGabriel y lo esencial de la anunciación en el ->
Ángelus.
En
esta mujer creyente se cumplió el mensaje apocalíptico del ángel y de ella
tomó carne Jesús, "imagen del Dios invisible, primogénito de toda la
creación, porque en él fueron creadas todas las cosas en los cielos y en la
tierra, las visibles y las invisibles, tronos, dominaciones, principados,
potestades: todo fue creado por él y para él" (Col 1,l5s).
esta mujer creyente se cumplió el mensaje apocalíptico del ángel y de ella
tomó carne Jesús, "imagen del Dios invisible, primogénito de toda la
creación, porque en él fueron creadas todas las cosas en los cielos y en la
tierra, las visibles y las invisibles, tronos, dominaciones, principados,
potestades: todo fue creado por él y para él" (Col 1,l5s).
NOTAS:
1 J. Martín Velasco, Ángeles y demonios en la historia de las religiones, en
VV.AA., Ángeles y demonios, 22-25 - 2 J. R. Busto Sáiz, Ángeles
y demonios en el A T. en VV.AA., Ángeles y demonios, 47ss; ef Von
Rad, "Angelos" en el AT, en TWNT l, 76ss - a J.
R. Busto, p. 49; cf A. Díez Macho, Apócrifos del A T. I.
Introducción general, 329-344 - 4 J.R. Busto, 52 - s X.
Pikaza, Ángeles y diablo en el NT. en VV.AA., Ángeles y demonios,
74s y 113-16; cf L. Legrand, L
Annonee á Marie. Un apocalipse aux origines de !'Evangile, París
1981 - 6 K. Rahner, Angeleología, en SM l, 162 - 7 Cf
L. Legrand, o.c., 19, nota 5 -" H. Conzelmann, El centro del tiempo. La
teología de Lc, 21-34, Madrid 1974 .9 S. Muñoz Iglesias, El
evangelio de la infancia en san Lucas y las infancias de los héroes bíblicos, en
EsiBib 16 (1957) 329-82; Los evangelios de la infancia 11, Madrid
1986 - 111 Cf R.E. Brown, El nacimiento del Mesías, Madrid
1982, 69-71; A. Díez Macho, La historicidad de los evangelios de la
infancia, Madrid 1977,19s -- 1 1 K. Stendahl, Quis et
unde? An analysis of Mi 1-2, en W. Eltester (ed.), Judentum,
Urchristentum, Kirche (Fest. f. J. Jeremias), Berlín 1964, 102 - 12 CI`
R.E. Brown, El nacimiento del Mesías, 132-152; X. Pikaza, Hijo Eterno
y Espíritu de Dios. Preexistencia de Jesús, concepción virginal, persona del
Espíritu, en EsiTrin 3 (1986) 260ss - 11 R.E. Brown, El
nacimiento del Mesías. I55ss; María en el NT, Salamanca 1982, 91ss;
J. McHugh, La madre de Jesús en el NT, Bilbao, 1978, 218-235 - 14 R.
Brown, El nacimiento del Mesías. 128 y 109, o. 33; María en el NT, 92
-- 15 Legrand. L Annonce á Marie. 301303 - 16 P.
Bonnard, Evangelio según san Mateo, Madrid 1976, 27 - 17 A.
George, Etudes sur %oeuvre de Luc, 152-3; cf Kittel, Angelos, en TWNT
1, 83-87 - 18 Cf E. Tourón del Pie, María en la escatología
de Le, en Ephemerides Mariologicae 31 (1981) 253-54 y 257 - 19 Legrand,
L Annoncé á Marie, 13455 - 20' H. Schürmann, Das
Lukasevangelium 1, Friburgo 1968, 23-24 - 21 A. George, Etudes sur Lc. 153
-'-2 E. Burrows, The gospel oJ'the infancy and other biblical
essays, Londres 1940; cl` R. Laurentin, Structure et théologie de
Lue 1-II. París 1957, 48-49 - 21 Cf Legrand, o.c., 127 43
-'-4 Ib, 68-87 y 104ss - 25 Cí`
M. Zerwick, Analysis philologica,
NT graeci, Roma 1966, 130 - 26 George,
o.c.. 154 - 27 X. Pikaza, María y el Espíritu Santo, He 1.14.
Apuntes para una mariología pneumatológica, en Est7ün 15 (1981)
3-37; H.M. Manteau-Bonamy, La Vierge concur du Saint Esprit, París 1971;
E. Tourón del Pie, María, icono escatológico de! Espíritu. en Communio
8 (1986) 37-46 --- 2$ A. George, o.c., 154 -- 29 R. E.
Brown, K. P. Donfried, etc., María en el NT, 135-43; X. Pikaza, El
Magnifccat, canto de liberación. Dios salva a los pequeños, en Misión
Abierta 2 (1976) 34-51; C. Escudero Freire, Devolver el evangelio a los
pobres. A propósito de Lc 1-2, Salamanca 1978, 173222 - 30 R.E.
Brown, El nacimiento del Mesías, 422s y 443-47 - 11 A. George,
o.c.. 154 - 12 George, o.c., 155s; W. Foerster, Therion, en TWNT 111, 133ss;
J. Dupont, Les tentations de Jésus au désert, Brujas 1968 - 13 A.
George, o.c.. 157s - 14 Cf X. Léon-Dufour, Resurrección de
Jesús y mensaje pascual. Salamanca 1971, 170-173, 207-211; A. George, o.c.,
158s -15 A. George, o.c., 159; cf. J. Dupont, Etudes sur les Acres des apótres,
París
1967, 8lss 36 Conzelmann, El centro del
tiempo. Madrid 1974; cl` X. Pikaza, Teología de los evangelios de
Jesús, Salamanca 1974, 225-234 - J7 Cf J. Dupont,,Les Artes
des apótres, Bibl. Jer., París 1954; Notes sur les Acres des apótres,
en RB 62 (1955) 45s; E. Haenchen, Die Apostelgeschichte (GOttingen
1961); J. Roloff, Hechos de los Apóstoles, Madrid 1984 - 38
George, o.c.. 160 - 14 A. George, ox.. 163-65; cí` R.J. Dillon-J.A.
Fitzmyer, Hechos de los Apóstoles, en Comentario Bíblico "San
Jerónimo"Ill, Madrid 1972, 485-86 - 411 George, o.c., 166 -
01 Ib, 166-68; cf E. Schweizer, Pneuma, en TWNT
V I, 415 - 42 Kittel, Angelos, en TWNT l, 84; cf George, o.c.,
1685 -41 Jeremias, Paradeisos, en TWNT V, 770s; George,
o.c., 171; cf E.E. Ellis, Present and Future Eschatology in Luke, NTS (1965)
35-40 - 04 Kittel, Isangelos, en TWNT 1, 87 - 45 Cf H.
Strack-P. Billerbeck, Kommentar zum NT aus Talmud and Midrasch 1, Munich
192661, 889-90; cf A. George, o.c., 181 - 46 CF J. Martín Velasco-J.
R. Busto Saiz-X. Pikaza, Angeles y demonios, Madrid 1984; K. Rahner, A
ngel, en SM 1, Barcelona 1982, 153-57 - 47 X. Pikaza,
Ángeles .v diablo en el NT, 73-116 - 46 lb. 115-16 - 49
K. Rahner, Angel, en SM 1, 160 - 50 lb. 157ss y
162-71; M. Seemann, Cuestiones previas al tratado de ángeles y demonios, en
Mysterium Salutis 11/2 (Madrid 1970) 181-82.
1 J. Martín Velasco, Ángeles y demonios en la historia de las religiones, en
VV.AA., Ángeles y demonios, 22-25 - 2 J. R. Busto Sáiz, Ángeles
y demonios en el A T. en VV.AA., Ángeles y demonios, 47ss; ef Von
Rad, "Angelos" en el AT, en TWNT l, 76ss - a J.
R. Busto, p. 49; cf A. Díez Macho, Apócrifos del A T. I.
Introducción general, 329-344 - 4 J.R. Busto, 52 - s X.
Pikaza, Ángeles y diablo en el NT. en VV.AA., Ángeles y demonios,
74s y 113-16; cf L. Legrand, L
Annonee á Marie. Un apocalipse aux origines de !'Evangile, París
1981 - 6 K. Rahner, Angeleología, en SM l, 162 - 7 Cf
L. Legrand, o.c., 19, nota 5 -" H. Conzelmann, El centro del tiempo. La
teología de Lc, 21-34, Madrid 1974 .9 S. Muñoz Iglesias, El
evangelio de la infancia en san Lucas y las infancias de los héroes bíblicos, en
EsiBib 16 (1957) 329-82; Los evangelios de la infancia 11, Madrid
1986 - 111 Cf R.E. Brown, El nacimiento del Mesías, Madrid
1982, 69-71; A. Díez Macho, La historicidad de los evangelios de la
infancia, Madrid 1977,19s -- 1 1 K. Stendahl, Quis et
unde? An analysis of Mi 1-2, en W. Eltester (ed.), Judentum,
Urchristentum, Kirche (Fest. f. J. Jeremias), Berlín 1964, 102 - 12 CI`
R.E. Brown, El nacimiento del Mesías, 132-152; X. Pikaza, Hijo Eterno
y Espíritu de Dios. Preexistencia de Jesús, concepción virginal, persona del
Espíritu, en EsiTrin 3 (1986) 260ss - 11 R.E. Brown, El
nacimiento del Mesías. I55ss; María en el NT, Salamanca 1982, 91ss;
J. McHugh, La madre de Jesús en el NT, Bilbao, 1978, 218-235 - 14 R.
Brown, El nacimiento del Mesías. 128 y 109, o. 33; María en el NT, 92
-- 15 Legrand. L Annonce á Marie. 301303 - 16 P.
Bonnard, Evangelio según san Mateo, Madrid 1976, 27 - 17 A.
George, Etudes sur %oeuvre de Luc, 152-3; cf Kittel, Angelos, en TWNT
1, 83-87 - 18 Cf E. Tourón del Pie, María en la escatología
de Le, en Ephemerides Mariologicae 31 (1981) 253-54 y 257 - 19 Legrand,
L Annoncé á Marie, 13455 - 20' H. Schürmann, Das
Lukasevangelium 1, Friburgo 1968, 23-24 - 21 A. George, Etudes sur Lc. 153
-'-2 E. Burrows, The gospel oJ'the infancy and other biblical
essays, Londres 1940; cl` R. Laurentin, Structure et théologie de
Lue 1-II. París 1957, 48-49 - 21 Cf Legrand, o.c., 127 43
-'-4 Ib, 68-87 y 104ss - 25 Cí`
M. Zerwick, Analysis philologica,
NT graeci, Roma 1966, 130 - 26 George,
o.c.. 154 - 27 X. Pikaza, María y el Espíritu Santo, He 1.14.
Apuntes para una mariología pneumatológica, en Est7ün 15 (1981)
3-37; H.M. Manteau-Bonamy, La Vierge concur du Saint Esprit, París 1971;
E. Tourón del Pie, María, icono escatológico de! Espíritu. en Communio
8 (1986) 37-46 --- 2$ A. George, o.c., 154 -- 29 R. E.
Brown, K. P. Donfried, etc., María en el NT, 135-43; X. Pikaza, El
Magnifccat, canto de liberación. Dios salva a los pequeños, en Misión
Abierta 2 (1976) 34-51; C. Escudero Freire, Devolver el evangelio a los
pobres. A propósito de Lc 1-2, Salamanca 1978, 173222 - 30 R.E.
Brown, El nacimiento del Mesías, 422s y 443-47 - 11 A. George,
o.c.. 154 - 12 George, o.c., 155s; W. Foerster, Therion, en TWNT 111, 133ss;
J. Dupont, Les tentations de Jésus au désert, Brujas 1968 - 13 A.
George, o.c.. 157s - 14 Cf X. Léon-Dufour, Resurrección de
Jesús y mensaje pascual. Salamanca 1971, 170-173, 207-211; A. George, o.c.,
158s -15 A. George, o.c., 159; cf. J. Dupont, Etudes sur les Acres des apótres,
París
1967, 8lss 36 Conzelmann, El centro del
tiempo. Madrid 1974; cl` X. Pikaza, Teología de los evangelios de
Jesús, Salamanca 1974, 225-234 - J7 Cf J. Dupont,,Les Artes
des apótres, Bibl. Jer., París 1954; Notes sur les Acres des apótres,
en RB 62 (1955) 45s; E. Haenchen, Die Apostelgeschichte (GOttingen
1961); J. Roloff, Hechos de los Apóstoles, Madrid 1984 - 38
George, o.c.. 160 - 14 A. George, ox.. 163-65; cí` R.J. Dillon-J.A.
Fitzmyer, Hechos de los Apóstoles, en Comentario Bíblico "San
Jerónimo"Ill, Madrid 1972, 485-86 - 411 George, o.c., 166 -
01 Ib, 166-68; cf E. Schweizer, Pneuma, en TWNT
V I, 415 - 42 Kittel, Angelos, en TWNT l, 84; cf George, o.c.,
1685 -41 Jeremias, Paradeisos, en TWNT V, 770s; George,
o.c., 171; cf E.E. Ellis, Present and Future Eschatology in Luke, NTS (1965)
35-40 - 04 Kittel, Isangelos, en TWNT 1, 87 - 45 Cf H.
Strack-P. Billerbeck, Kommentar zum NT aus Talmud and Midrasch 1, Munich
192661, 889-90; cf A. George, o.c., 181 - 46 CF J. Martín Velasco-J.
R. Busto Saiz-X. Pikaza, Angeles y demonios, Madrid 1984; K. Rahner, A
ngel, en SM 1, Barcelona 1982, 153-57 - 47 X. Pikaza,
Ángeles .v diablo en el NT, 73-116 - 46 lb. 115-16 - 49
K. Rahner, Angel, en SM 1, 160 - 50 lb. 157ss y
162-71; M. Seemann, Cuestiones previas al tratado de ángeles y demonios, en
Mysterium Salutis 11/2 (Madrid 1970) 181-82.
E.
Tourón del Pie
DicMa 81-100
Tourón del Pie
DicMa 81-100
BIBLIOGRAFIA:
Brown R.E., El nacimiento del Mesías. Comentario a los relatos de la
infancia, Ed. Cristiandad, Madrid 1982; Brown R.E.-Donfried K.P.-Fitzmyer
J.A.- Reumann J., María en el NT, Sígueme, Salamanca 1982; Díez Macho A.,
Apócrifos del AT, t. I: Introducción general, Ed. Cristiandad, Madrid
1984; George A., Etudes sur !'oeuvre de Luc, Gabalda, París 1986; Kittel,
Angelos. Theologisches Wüterbuch zum Neuen Testament (siglas: TWNT). Citamos
por la ed. inglesa Theological Dictionary of the NT, WM.B. Eerdmans
Publishing Company, Grand Rapids, Michigan 1981; Legrand L., LA nnonce d
Marie (Lc 1,2638). Un apocalypse aux origines de I'Evangile, Du Cerf, París
1981; Martín Velasco M.-Busto Saiz J.R.-Pikaza X., Angeles y demonios. V Curso
de Escatología, Colegio Mayor Chaminade, Ed. Fundación Santa María, Madrid
1984; Van Rad, Angelos en el AT. en TWNT I , 76ss; Rahner K., Angel,
Angeleología, en Sacramentum mundi (=SM), Enciclopedia teológica,
t. 1, Herder, Barcelona 1982; Seemann M., Cuestiones previas al tratado de
ángeles y demonios, en Mysterium Salutis IV, 2, Ed. Cristiandad,
Madrid 1975.
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