sábado, 17 de septiembre de 2016

En defensa de los Eslavos - Vanguard News Network Forum

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July 6th, 2012



#1



Panzer Terror

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Anbriosorot





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En defensa de los Eslavos






En defensa de los eslavos (II-B): las Rusias y los eslavos del Este


En este apartado se hablará de pueblos y territorios que hoy se
corresponden principalmente con las actuales Rusia, Ucrania y
Bielorrusia. Mi intención es que se vea cómo estas zonas han sido
castigadas horriblemente por Asia, y cómo el genio eslavo siempre ha
sabido sobreponerse con tremendos y dolorosos sacrificios. Voy a decir
de antemano que, en mi opinión, los rusos (y probablemente más que
ellos, los ucranianos) son el pueblo más sufrido de todo el Planeta.



ORÍGENES DE RUSIA— RUS DE KIEV: VIKINGOS Y ESLAVOS




Los orígenes de las Rusias están estrechamente relacionados con las
expediciones de varegos (así eran conocidos los vikingos en el Este) en
el Este de Europa durante el Siglo IX, y su alianza y relación con los
pueblos arios que habitaban la zona, cuando todo el continente era
cristiano salvo los pueblos escandinavos, bálticos y eslavos.



En 862 los vikingos fundaron el primer posterior principado ruso, la
ciudad de Novgorod, que creció como un puesto de comercio y relación
entre Escandinavia y el Este eslavo. Siguiendo los ríos rusos, los
varegos se internaron cada vez más en el Este, entrando eventualmente en
contacto con el imperio de los khazares (o jázaros), un prolífico
pueblo túrquico asiático que había adoptado el Judaísmo como religión
oficial.



En 864, pueblos eslavos, liderados por varegos, se abalanzaron sobre los
dominios de los khazares, derrotándolos y fundando la actual capital de
Ucrania: Kiev. En el lugar de los khazares, y en lo que hoy es el Sur
de Ucrania, cerca del territorio de Kiev, se instaló otro pueblo
asiático: los pechenegos, una traicionera confederación esteparia que,
en siglos posteriores, se dedicaría a hacer alianzas o guerrear, según
les conviniese, con casi todos los pueblos de la estepa e incluso el
Imperio Bizantino.



Kiev se convirtió en la capital de un gran Estado, conocido como Rus de
Kiev, que tendría por nobleza a los varegos y que se convertiría en el
mayor reino de toda Europa, estrechando activos lazos comerciales y
sirviendo de "referencia" para establecer nuevos territorios eslavos.
Esta época tiene una fortísima influencia vikinga que es obvia en las
buenas relaciones con Escandinavia, en las menciones que hacen las sagas
nórdicas sobre los territorios del Este, en los nombres de su nobleza y
en la poligamia de sus líderes, que solían tener una esposa principal,
varias esposas secundarias y muchas concubinas.



La consolidación de Rus de Kiev, entorno a 900.




En 913 y 944, los rusos lanzaron expediciones hacia el Este. Llegando al
Mar Caspio, los rusos atacaron ferozmente los dominios árabes de la
zona y arrasaron muchos de sus asentamientos.



Vladimir I el Grande nació en Kiev en 958. Su padre era
Sviatoslav I y su madre, Malusha, una de las mujeres "secundarias" de
éste, y a quien las sagas escandinavas describen como una profetisa que
fue llevada desde su cueva al palacio de Kiev para predecir el futuro. A
la muerte de Sviatoslav en 962, se produjo una guerra civil por la
sucesión. Vladimir, al que su padre le había confiado Novgorod, fue a
Noruega para reclutar todos los guerreros vikingos que pudiese, con el
fin de conquistar para él el poder en las Rusias. Un año después,
Vladimir regresaba al Este para marchar sobre Kiev. Antes, mandó una
embajada a Rogvolod, Príncipe de Polotsk, para pedir la mano de su hija,
la Princesa Rogneda. Tal y como era costumbre entre los vikingos y los
antiguos paganos nórdicos en general, los padres no tenían derecho a
decidir sobre el matrimonio de sus hijos: la Princesa decidió rechazar a
Vladimir por no ser hijo de una esposa principal, sino de una
secundaria. Ante esto, Vladimir atacó Polotsk —que a fin de cuentas era
una fortaleza importante que le quedaba de camino a Kiev—, mató a
Rogvolod y tomó a Rogneda por la fuerza. En 980, Vladimir había tomado
Kiev y había sido proclamado konung o knyaz (comparémoslo con el alemán
könig o el inglés king, es decir, rey) de todo Rus de Kiev. Vladimir
continuó engrandeciendo su territorio conquistando terrenos en el Oeste,
así como mandando una flota a través de los ríos rusos para conquistar
territorios bajo el dominio de los búlgaros del Danubio, un pueblo
asiático.



Vladimir y su pueblo seguían siendo paganos mientras que, por ejemplo,
en España, la Reconquista ya estaba en marcha bajo inspiración
cristiana. El mismo Vladimir había colocado al dios eslavo del trueno,
Perun, como deidad principal en el panteón de Kiev, había erigido
templos y estatuas como tributo a los Dioses, mantuvo la antigua
costumbre de la esclavitud y además tenía numerosas mujeres además de
unas 800 concubinas. Sin embargo, Vladimir comprendía que el no adoptar
uno de los grandes credos monoteístas implicaría convertir a su reino en
tierra de nadie, y colocarse bajo el glotón punto de mira de tres
potencias: el Califato de Baghdad, el Imperio Carolingio o el Imperio
Bizantino. Entonces, aconsejado por sus boyardos (los nobles del consejo real en las naciones eslavas), Vladimir mandó embajadas a diversos territorios.

  • - La embajada que visitó a los búlgaros del Volga, que eran
    musulmanes, afirmó que todo allí apestaba, que no tenían alegría y que
    el Islam no era aconsejable para Rusia porque prohibía el cerdo y el
    alcohol (se dice que Vladimir exclamó entonces: "¡pero si beber es la
    alegría de los rus!").
  • - Los enviados judíos (seguramente khazares) no convencieron a
    Vladimir, porque según él, la pérdida de Jerusalem señalaba que los
    judíos habían sido sin duda abandonados por los Dioses.
  • - La embajada que visitó los territorios cristianos no halló belleza
    en las iglesias alemanas, pero quedó impresionada por la grandiosidad
    de los rituales en Haghia Sofía, en Constantinopla, diciendo los
    embajadores que, ante su contemplación, "no sabían ya si se hallaban en
    la Tierra o en el Cielo".


Sin embargo, es bien cierto que, por motivos geopolíticos, a Vladimir le
interesaba contar con la amistad del Imperio Bizantino, que se hallaba
cerca de su territorio y que era una fuerza poderosa y prestigiosa en
todo el Este de Europa y en el Oriente asiático, como barrera europea de
los invasores túrquicos. Completando esa alianza, pues, toda Europa
Oriental quedaba salvaguardada, en el Sureste, por el poder bizantino, y
en el Noreste por los rusos. Para cerrar la alianza, en 988, después de
haber tomado Crimea, Vladimir pidió insólitamente la mano de Ana, la
hermana del Emperador bizantino Basilio II. (Las crónicas del mundo
árabe dicen que Basilio tuvo que lidiar con una revuelta y que pidió
ayuda a Vladimir, quien le mandó 6.000 hombres a cambio de un enlace
marital.)



Así, Vladimir se hizo bautizar, se casó con Ana y regresó triunfante a
Kiev, donde hizo destruir los monumentos y templos paganos y mandó
erigir iglesias. Después de que Ana muriese, contrajo matrimonio con una
princesa del Sacro Imperio Romano-Germánico, muriendo en 1014 y siendo
venerado como un santo en adelante.



Vladimir, a pesar de haber destruido el paganismo eslavo, fue realista
en el sentido de dejarle una buena herencia política a su pueblo: las
Rusias habían crecido, y se había formado un enlace con Constantinopla y
con el fuerte Estado bizantino. La amenaza real eran seguían siendo los
pueblos asiáticos, aunque Vladimir había diezmado bastante a los
pechenegos.





La situación de los principados rusos en 1015. Los territorios bajo
control de pueblos europeos están en verde, otros territorios habitados
por pueblos no-blancos están en gris. Nótese cómo los rusos han
penetrado más al este respecto al mapa anterior.


Vladimir fue sucedido, tras un conflicto civil, por Yaroslav el Sabio,
que en recompensa a la lealtad de los ciudadanos de Novgorod, les
otorga numerosos privilegios: se habían sentado las bases de la
República de Novgorod. Yaroslav promulgó el Russkaya Pravda (Justicia de
Rus), un código de leyes, y preconizó una serie de reformas que darían
lugar a la llamada Edad de Oro de Rus de Kiev, incluyendo la
construcción de las catedrales de Santa Sofía de Novgorod y Santa Sofía
de Kiev, para celebrar su victoria definitiva sobre los pechenegos en
1037. Yaroslav también supo dejar una buena herencia, que incluía el
haberse casado con una noble sueca y el haber casado a sus hijas con
monarcas francos (Ana de Kiev fue esposa de Enrique I de Francia y
regente de Francia durante la minoría de edad de su hijo), húngaros,
noruegos, bizantinos e ingleses. En cuanto a sus hijos, siendo
consciente del peligro de las rivalidades, los educó para estar en paz
entre ellos y, a su muerte, arregló las cosas: Vladimir de Novgorod
sucedió a su padre y los demás hermanos reinaron uno tras el otro.



En 1054, tras el cisma que separó a las corrientes eclesiásticas de Roma
(católicos) de las de Constantinopla (ortodoxos), los territorios rusos
quedaron en la órbita de Constantinopla.



En 1060, los despojos de los pechenegos son sustituidos al Norte del Cáucaso por los kipchacos (también
llamados cumanos), un numeroso pueblo túrquico-asiático que los rusos
llamaron polotsi, esto es, "amarillos". Los kipchacos establecen un
khanato que se extiende desde el Lago Baikal hasta el Danubio, y
centrado en las estepas del Sur de Ucrania y la costa Norte del Mar
Negro.



En 1068, en la Batalla del Río Alta, los kipchacos arrollan a un ejército ruso. En 1093, las tropas kievanas fueron arrolladas de nuevo por 8.000 kipchacos, en la Batalla del Río Stugna.



En 1095, el Gran Príncipe Vladimir II Monomakh de Kiev firma un
tratado de paz con los kipchacos, y luego mata a traición a dos de sus
khanes, asaltando y saqueando una serie de poblados kipchaks. En 1097 y
1103, Vladimir convocó consejos de nobles para unificar a las Rusias en
contra del incordio kipchaco, lo cual resultó en una serie de exitosas
ofensivas que derrotaron a los invasores amarillos.



Vladimir funda la que después sería capital de las Rusias, Vladimir.



En 1147, Yuri Dolgoruki llegó a la región de Moscú, donde se
encontró con un poblado pequeño y pobre. Yuri estableció allí un puesto
comercial, construyó un fuerte y sentó las bases de lo que tiempo
después llegaría a ser la capital del Imperio Ruso.





Yuri Dolgoruki.


El Estado de Kiev se desintegró tras dos siglos de esplendor, debido a
desavenencias en la familia que la gobernaba. Kiev perdió influencia a
favor de los principados de Novgorod en el Norte, Vladimir-Suzdal en el
Noroeste y Halych-Volhynia (la conflictiva Galitzia polaco-ucraniana) en
el Suroeste.



En color, los principados rusos antes de la invasión mongola.

En gris, otros Estados de la época. (Hacer click para agrandar.)




INVASIÓN MONGOLA Y LENTA CONSTRUCCIÓN DEL PODERÍO RUSO


En 1223, tras un consejo de emergencia en Kiev, los ejércitos de los
desunidos príncipes rusos fueron arrollados por los mongoles de Genghis Khan en la Batalla del Río Kalka.
Genghis murió en 1227, pero su sucesor en la zona, Batu Khan, líder de
la Horda Azul, prosiguió las conquistas mongolas en territorio ruso,
alentadas por la mentalidad mongola según la cual Europa no era más que
una insignificante península de Asia.



En 1236, Alexander Yaroslavich (conocido como Alexander Nevsky
por la posteridad) ascendió al trono como Príncipe de Novgorod,
encontrándose con un panorama desolador. Mientras el Este era aplastado
por los mongoles, ese mismo año, el Noroeste era amenazado por suecos y
alemanes, que pretendían aprovecharse de la postración de Rusia en lugar
de hacer frente a los mongoles por la cuenta que les traía a todos (el
tiempo lo demostraría, pues en la Batalla de Liegnitz de 1241, los alemanes serían aplastados por las hordas mongolas).





Alexander Nevsky a punto de entrar en combate.


Mientras tanto, en 1237-1238, los mongoles arrasaron la ciudad de
Vladimir. En 1240, la misma ciudad de Kiev sería arrasada. Novgorod, en
cambio, permaneció intacta y siguió floreciendo con el comercio,
amenazada tan sólo por la expansión germano-sueca. Ese mismo año de
1240, Alexander, que tenía tan sólo 19 años, derrotó a los suecos en la Batalla del Río Neva, donde se ganó el apodo de "Nevsky" (del Neva). Dos años después, Nevsky derrotó a la rama livonia de la Orden Teutónica en la Batalla del Hielo,
así llamada porque tuvo lugar sobre el congelado lago Peipus, que
separa Estonia de Rusia. Muchas potencias occidentales parecían pensar
que, con la invasión mongola, las Rusias estaban acabadas, pero los
mismos rusos iban a desmentir eso, afirmando su fuerza.



En 1241, los mongoles, arrollaron a otros pueblos asiáticos que les
habían precedido, como los kipchacos o los búlgaros del Volga.



En 1251, Nevsky firmó un tratado con Noruega, que estaba orientada en
contra de Suecia. Un año después, fue hecho Gran Príncipe de Vladimir. A
menudo se ha criticado a Nevsky por guerrear contra suecos y alemanes,
mientras "diplomáticamente" mantenía a raya a la Horda Dorada —un
"departamento" del antiguo Imperio Mongol que mantuvo el dominio sobre
el Sur de Rusia mediante tributos impuestos a los pueblos vecinos, que
acabaría perdiendo contacto con sus puntos de referencia en Mongolia y
China, y que acabarían siendo conocidos como tártaros, cada vez
más turquificados por los kipchacos y, con el tiempo, islamizados (en un
futuro, a todos los pueblos túrquico-mongoles-asiáticos de las estepas,
se les conocería como tártaros). Sin embargo, Nevsky fue hábil en esto.
Comprensiblemente, desconfió de algunas potencias occidentales, que se
habían vuelto contra él cuando más los necesitaba, y juzgó que sería
insensato librar una guerra contra la Horda Dorada cuando ésta aun era
mucho más fuerte que Rusia, y más cuando una derrota de los rusos
implicaría una invasión occidental masiva y la pérdida definitiva de la
identidad rusa. Prefirió mantener el status quo de tributo a los
mongoles un tiempo, sentando pacientemente las bases de un
fortalecimiento ruso que acabaría expulsando a los asiáticos a medio
plazo.



Nevky murió en 1261 tras haber hecho votos monásticos.





La situación en 1270. En rojo, los dominios túrquico-mongoles, en
verde, los principados rusos y en amarillo el Imperio Bizantino, ya
decadente. Observemos cómo las Rusias y el Imperio Bizantino protegen la
frontera Este de Europa.


Daniel Alexandrovich, el hijo más joven de Nevsky, se estableció
en Moscú, que entonces era parte del Principado de Vladimir. Moscú
entonces era un pueblo comercial, aislado entre ríos y bosques. Los
mongoles lo habían quemado en 1238, y volvería a ser arrollado en 1293,
pero su posición estratégica, dominando ríos que le proporcionaban
acceso al Mar Negro, al Báltico y a la zona del Cáucaso, resultaban
sumamente interesantes. Inmediatamente, Daniel I llevó al cabo una
expansión que, a su muerte en 1303, continuaría su hijo Yuri, que se erigió en Gran Duque de Vladimir. Bajo el reinado del sucesor de Yuri, Iván I,
Moscú se enriqueció, manteniendo a la Horda Dorada a raya mediante una
actitud diplomática, estrechando relaciones con Novgorod y utilizando
sus riquezas para construir iglesias en el Kremlin. En 1327, el
prestigio de la nueva ciudad aumentó aun más cuando el metropolitano
Pedro cambió su residencia de Kiev a Vladimir y de ésta a Moscú.





Así, rodeada de bosques y con sencillos edificios de madera
reminiscentes de los poblados escandinavos, comenzó el ascenso de la que
es ahora la ciudad más grande de Europa: Moscú.


En 1340, aquello había evolucionado y crecido tanto que se transformó en
el Gran Ducado de Moscú, conocido en el Oeste como Moscovia.



Los intereses de la expansiva Moscú, bajo los sucesores de Iván,
chocaron con el Gran Ducado de Lituania, que en los años 1368, 1370 y
1372 lanzó fracasadas expediciones para intentar tomar la ciudad.



La dominación de la Horda Dorada proseguía. Ello había sido considerado
una vergüenza durante mucho tiempo (algunos rusos aun ven esa época como
"el yugo tártaro-mongol"), y con el lento fortalecimiento de la
Moscovia rusa, había llegado la hora de reclamar su terreno. La
situación de buenrollismo y tributo con los mongoles duró hasta que el
príncipe Dimitri Ivanovich, Gran Duque de Moscú, pudo juntar a los
principados rusos, basándose en la fe ortodoxa para infligirles a los
mongoles una derrota en 1380, en la Batalla de Kulikovo. Teniendo lugar a orillas del Río Don, el Gran Duque acabó siendo conocido como Dimitri Donskoi (del Don).





San Sergei de Radonezh bendiciendo a Dimitri Donskoi antes de la Batalla de Kulikovo.


Esta batalla —aunque rompió el aura invencible de la Horda Dorada, sentó
las bases de una unificación rusa y puso a Moscovia a la cabeza de los
principados rusos— no fue definitiva: en 1382, Moscú sería traicionada a
los mongoles, que entrarían en la ciudad y matarían a 24.000 personas.
Pero Moscú estaba en racha y se iba a recuperar con gran rapidez.



Durante el reinado del hijo de Dimitri, Vasily I (1389-1425), la Horda Dorada fue atacada por Tamerlán, el último gran conquistador nómada, y Moscovia dejó de pagar tributo a los tártaro-mongoles.



EL ASCENSO DE LOS ZARES


A lo largo del Siglo XV, los príncipes de Moscú continuaron acoplando
terrenos a sus dominios. El más notable fue, sin duda, Ivan III,
conocido como Iván el Grande, bajo cuyo mandato Moscovia triplicó
su tamaño, gracias, entre otras cosas, a la conquista de la República
de Novgorod. Durante esta etapa, un monje, Filoteo de Pskov, profetizó
el auge de Moscú como "Tercera Roma" (tras Roma y Constantinopla). La
caída de Constantinopla en manos turcas y la muerte en combate del
último emperador bizantino en 1453 contribuyó mucho a reforzar esta
mentalidad. En adelante, Iván se negó a pagar el más mínimo tributo a
los tártaros, rompiendo enfurecido una carta del Khan delante de una
embajada mandada por éste. Iván fue derrotando en diversos encuentros a
la Horda Dorada, dividida en varios khanatos y hordas. Las defensas de
los territorios rusos a partir de entonces se orientaron más hacia el
khanato tártaro de Crimea. El Khanato Tártaro era una fuerza poderosa en
el Sur de Ucrania, que se dedicaba, de cuando en cuando, a lanzar
razzias de saqueo, pillaje y captura de esclavos en toda Ucrania y en
partes de Rusia y Polonia, un proceso que era llamado por los tártaros "la cosecha de la estepa".
Los prisioneros eran deportados en barcos a través del Mar Negro, y
vendidos a los turcos —que tenían una especial predilección por las
jóvenes ucranianas. Miles de eslavos tuvieron este triste destino.



Iván, en fin, acabó proclamándose soberano de todos los territorios
rusos y de todos los príncipes rusos, y aunque aun había príncipes que
conservaban cierta autonomía, desde entonces los príncipes de Moscú
emergerían como soberanos absolutos y poderosísimos sobre un gran
Imperio… casi como césares.



De 1471 datan las primeras referencias a judíos en territorios rusos, y
ya entonces se promulgaron leyes en contra de ellos, a pesar de su
escasa población por aquel entonces. A lo largo de la Edad Media, en
Alemania, Austria, Hungría y el Báltico, además de la misma Rusia, se
habían producido numerosísimas expulsiones de judíos. Todos estos judíos
acabaron masivamente en un territorio que hoy sería Polonia,
Bielorrusia, Moldavia, el Oeste de Ucrania y el Sur de Lituania. Para
1500, todo este territorio era un auténtico hervidero de judíos que
vivían a la sombra del feroz anti-semitismo eslavo. Aquí, entre
migraciones de judíos, tártaros, khazares y mil siniestros pueblos
procedentes de las estepas, se creó la rama judía asquenazi y el idioma
yidish.





En amarillo, las zonas emisoras de población judía (por alguna razón,
parecía que nadie quería judíos en su reino) y las rutas tomadas por
las migraciones judías, junto con las fechas. Las ciudades marcadas son
aquellas con una gran población judía. Nótese que, curiosamente, los
judíos han ido a ocupar precisamente la Urheimat de los pueblos eslavos.


Durante el reinado (1547-1584) de Ivan IV, llamado injustamente Iván el Terrible
(puesto que su apodo significa en ruso "duro" o "severo"), los poderes
autocráticos del Príncipe de Moscú llegaron a su cénit: Iván fue
coronado "Zar de todas las Rusias", un título equivalente a los césares
romanos, los kaisers germanos o los khanes mongoles, y que patentizaba
de nuevo ese afán de convertir Moscú en la nueva Roma, y Rusia en un
nuevo Imperio "a la romana". Iván fue un monarca absolutista, que
subordinó a la nobleza a su voluntad, promulgó un nuevo código de leyes y
afirmó, en cambio, el feudalismo. Sus guerras contra Livonia (lo que
hoy son Estonia y Letonia) por hacerse con una salida al Mar Báltico, a
pesar de que venció y destruyó a la Orden Teutónica, fueron un fracaso,
pues atrajeron sobre él los recelos de Suecia, Dinamarca y la poderosa
Mancomunidad Polaco-Lituana. Perdió algunos territorios en el Oeste y
tuvo que renunciar a sus ambiciones bálticas.





Estamos en 1550, durante el reinado de Iván el Terrible. El Imperio
Español (naranja) es la indiscutida primera potencia mundial, acechada
en el Mediterráneo por el Imperio Otomano (marrón), mientras que Rusia
(verde) fracasa en sus ambiciones occidentales pero está a punto de
cosechar grandes triunfos en el Este.


En cambio, el éxito de Iván en el Este fue arrollador, pues Oriente era
(y es) la misión de Rusia. En 1552, conquistó el khanato tártaro de
Kazán, sentando las bases para una expansión rusa hacia más al Este aun.
4 años después, cayó el khanato de Astrakán. Iván conquistó la cuenca
del Volga y empezó a reclutar futuros colonos siberianos entre los cosacos, un recio y audaz pueblo ario de jinetes, cazadores y guerreros.



En 1582, una partida de 840 hombres, liderados por un caudillo cosaco llamado Yermak Timofeyevich,
cruzó los Urales y tomó la ciudad de Sibir, capital del khanato tártaro
de Sibir, que dio su nombre a todo el territorio al Este de los Urales:
Siberia. Yermak venció a fuerzas enemigas numéricamente
superiores y se convirtió en héroe folklórico ruso, el conquistador del
"salvaje Este" y el vencedor de los tártaros.





1582: el cosaco Yermak, al frente de 840 hombres, conquista el khanato tártaro de Sibir.


Con los cosacos de vanguardia —y encargados de una vasta limpieza étnica
que eliminaría en gran medida a los pueblos no-arios de las estepas—,
los rusos estaban penetrando profundamente en lo que sería Siberia.
Durante esta época, ni los tártaros ni los turcos ni ninguna horda
asiática fueron capaces de dar suficiente guerra como para resistir al
nuevo empuje ruso. La conquista de Siberia por parte de los eslavos creo
puede equipararse perfectamente a la conquista del Oeste americano por
parte de colonos de origen germánico.



¿Fue Iván un psicópata y un sádico asesino? Personalmente, como en el
caso de Nerón y Vlad, me tomo estas acusaciones con prudencia. Iván era
duro y autoritario, hizo muchas "purgas" entre ciertos sectores del
clero y de la nobleza (los boyardos), y es muy probable que fuesen estos
círculos, muy poderosos, los que forjaran su leyenda negra, igual que
los cristianos han difamado a Nerón sólo por ser anti-cristiano, cuando
está demostrado que fue un Emperador justo y benevolente con el Pueblo.
En cualquier caso, es innegable que Iván le dio a Rusia un enorme
impulso.



En 1606, Fedor, el sucesor de Iván, murió sin dejar descendencia. Este
año marcó el comienzo de una etapa extremadamente convulsa (el llamado
Tiempo de Problemas), que coincidió con cosechas improductivas, veranos
fríos, hambrunas, caos generalizado, una altísima tasa de mortalidad, e
intervención de potencias extranjeras como la Mancomunidad
Polaco-Lituana, con las correspondientes revueltas patrióticas del
Pueblo Ruso. Una serie de ejércitos espontáneos voluntarios, encabezados
por nombres heroicos de la historia rusa como el Príncipe Dimitri Pozharsky o el trabajador de Novgorod Kuzma Minin,
expulsaron a los invasores de Rusia en 1612, pero perdieron tierras en
favor de Suecia en el Norte y la Mancomunidad Polaco-Lituana al Oeste.



Un año después, se eligió al soberano de una nueva dinastía de zares: Mikhail Romanov, que por aquel entonces tenía 16 años.



Para entonces, Suecia y la Mancomunidad Polaco-Lituana estaban en guerra
mutua, y Rusia aprovechó para aliarse con Suecia en 1617 y firmar una
tregua con la Mancomunidad en 1619.



En 1639, tras establecer una red de fortines y rutas a lo largo de
Siberia, los rusos llegaron a los confines de Siberia a orillas del
Océano Pacífico.



En 1648, concluía en el resto de Europa la Guerra de los 30 años, que
supuso todo un nuevo orden: España perdía influencia a favor de Francia,
el Sacro Imperio Romano-Germánico (el I Reich) se desintegró, Alemania
quedó devastada y todo el territorio europeo al borde de la catástrofe.
Desesperante pensar lo que hubiesen podido hacer en Turquía potencias
como el Imperio Español, el Sacro-Imperio, Francia, Polonia y Rusia,
pero todos los soberanos fueron miopes y acabaron cegados por siniestras
tentaciones político-religiosas —Europa lo pagaría muy caro, pues a los
turcos aun les quedaba mucha cuerda. Ese mismo año, en Ucrania, los
cosacos y los campesinos se levantaron contra la ocupación polaca,
matando a muchos judíos por el camino. Rusia intervino, firmó un tratado
con los cosacos y acabó forzando a Polonia a reconocer la pérdida de
los territorios disputados.



En 1651, los mismos cosacos, en apuros con los tártaros del Khanato de
Crimea, le piden al Zar Alexei I Mikhailovich que incorporase a Ucrania a
Rusia como un ducado autónomo. Esto iba a proteger mucho a Ucrania,
pero a largo plazo, la progresiva centralización de Rusia entraría en
conflicto con la identidad ucraniana.





La situación de las grandes potencias en Europa en 1660. En naranja
el Imperio Español, en azul la Austria de los Habsburgo, en rojo la
Mancomunidad Polaco-Lituana, en marrón el Imperio Otomano y en verde
Rusia. Nótese particularmente cómoRusia ha crecido a expensas del Este, y
nótense también las fronteras donde coinciden los polacos, los turcos y
los rusos, en lo que hoy es Ucrania. Estas tierras se convirtieron en
un infierno sometido a razzias y expediciones de castigo, destacándose
los cosacos como pueblo bravo e independiente.


La segunda mitad del siglo XVII vio grandes revueltas y disturbios de
los campesinos (que constituían la mayor parte de la población rusa)
contra la creciente centralización del Estado, que estaba reduciéndoles a
siervos y arrojándoles a las manos de señores codiciosos y egoístas.



EL IMPERIO RUSO


En 1672, el Zar Pedro I el Grande ascendió al poder. Para
entonces, Rusia se había convertido en el Estado más grande del mundo
entero, gracias a la reconquista de Kiev, la "pacificación" de las
tribus siberianas y la llegada de la colonización ruso-siberiana a las
orillas del Océano Pacífico. Este inmenso territorio, tres veces el
tamaño de la Europa continental, tenía sólo 14 millones de habitantes.
Rusia estaba aun prácticamente anclada en la Edad Media. El clima
extremo limitaba la cantidad de cosechas, la mayor parte de la población
era rural, el país estaba aislado y, en general, la "mentalidad" del
Pueblo era, como he dicho, medieval. Pedro se obsesionó con modernizar
Rusia para convertirla en un Imperio fuerte. En 1703, Pedro fundó a
orillas del Báltico la ciudad de San Petersburgo, que quería convertir
en la nueva capital imperial de Rusia, una ciudad más "europea" que
Moscú, que contribuiría a acercar al país al resto de Europa. Esto se
encuadró en la larguísima guerra que libró contra Suecia para obtener
cuatro provincias entorno a Finlandia.



En 1721, el Zar Pedro asumió el título adicional de Emperador, y Rusia
se convirtió oficialmente en el Imperio Ruso. Desde aquel mismo
instante, la "doctrina" oficial del Imperio Ruso emergió como
profundamente antisemita. Pedro murió en 1725, pero su viuda, Catalina
I, continuó su legado con la expulsión de "todos los judíos de sexo
masculino y femenino que se hallen en las ciudades rusas y ucranianas,
no admitiéndoselos en Rusia bajo ningún pretexto",
añadiendo que debían ser vigilados de cerca por las autoridades.



En 1727, los rusos procedieron a una limpieza de judíos en los
territorios ucranianos conquistados por ellos. Rusia se iba perfilando
como un territorio altamente hostil para los judíos, pero también
estaban granjeándose la incomodidad de los mismos ucranianos, que eran y
son, un pueblo bien diferenciado del ruso y con una identidad propia.





1754: Las potencias del Este. En verde el Imperio Ruso, en marrón el
Imperio Otomano, en azul Austria y en rojo la Mancomunidad
Polaco-Lituana. En este momento, Rusia es, literalmente, la dueña de las
estepas, arrebatándole ese honor a los crueles y siniestros pueblos
nómadas asiáticos.


Entre 1756 y 1763 se libró la Guerra de los Siete Años,
principalmente entre Prusia y Rusia, en disputa sobre territorios
polacos. Sin embargo, esta guerra se extendió a muchos otros países,
incluyendo Gran Bretaña, Suecia y Francia. Prusia, al mando de Federico
II el Grande, emergió como gran potencia, pero Berlín vio la ocupación
de las tropas rusas en 1760.



En 1762, Catalina II la Grande fue coronada Zarina en Moscú.
Catalina dio más poder a los nobles, pero tuvo que lidiar en 1773 con
furiosas revueltas campesinas en contra de las injustas medidas que les
convertían en siervos.





La Zarina Catalina II la Grande.


Entre 1768 y 1764, se libró la Guerra Ruso-Turca, en la que los
rusos se lanzaron a conquistar, de una vez y por todas, territorios
antiguamente arrebatados por el Imperio Otomano y el Khanato tártaro de
Crimea. Rusia, pues, ganó una salida al Mar Negro y conquistó las
estepas del Sur de Ucrania, ese territorio tan aguerrido y tan
maltratado, donde los rusos fundaron importantes ciudades como Odessa.
Estos ucranianos, que habían sufrido durante siglos los crueles ataques
tártaros, viendo a sus mujeres secuestradas con destino a los harenes
turcos, ahora volvían al mundo eslavo. 1783 vio la definitiva anexión de
la isla de Crimea, que era lo que quedaba del Khanato Tártaro.



Fue durante estas épocas de lucha contra polacos y turcos cuando se distinguió el jefe militar Alexander Suvorov, un héroe tradicional de la Historia rusa.



Nuevos y extraños vientos venían del Oeste. En 1789, la sanguinaria
Revolución Francesa hizo que Catalina se asquease ante las ideas
ilustradas que antes había apoyado. Mientras la Ilustración emancipó a
los judíos, en 1791, Catalina expulsó a los judíos rusos a un área
llamada Zona de Residencia, que constaba de territorios
tradicionalmente muy judaizados, incluyendo zonas posteriormente
arrebatadas a la Mancomunidad Polaco-Lituana y el Imperio Otomano. Se
cree que la Zona de Residencia llegó a albergar un total de 5 millones
de judíos, un 40% de la población total, que se segregaban de los
no-judíos, especialmente en las ciudades, donde se formaron herméticos
guetos y extrañas sectas fundamentalistas como los hassidim o judíos chasídicos.





La Zona de Residencia donde se concentraban la mayor parte de los
judíos del Este, y donde se daba la mayor concentración judía del mundo.
Nótese que la Zona de Residencia se corresponde con las modernas
Bielorrusia, Moldavia, gran parte de Ucrania, Polonia y Lituania, y
partes de Rusia. Comparar con el anterior mapa de las migraciones judías
en el Este.


En 1795, Polonia había sido repartida por Prusia, Austria y Rusia. A la
muerte de Catalina en 1796, Rusia había crecido con territorios de la
Mancomunidad Polaco-Lituana, Ucrania, el Khanato de Crimea y el Imperio
Otomano.





Un mapa bastante refrescante para españoles y descendientes: los
imperios internacionales en 1800 (hacer click para agrandar). Nótese la
solidez del bloque ruso en comparación con la dispersión colonial del
resto de potencias.


El sucesor de Catalina, el Zar Alejandro I, cultivó otros éxitos como la
anexión de Besarabia a costa del Imperio Otomano, y Finlandia a costa
de Suecia.



NAPOLEÓN


En Junio de 1812, siendo Zar Alejandro I, Napoleón (que fue,
indiscutiblemente, un genio irrepetible) invadió Rusia con su Grande
Armée (casi 700.000 hombres, entonces el ejército más grande de la
Historia de Europa), cometiendo un grave error. Los rusos les plantaron
cara en la Batalla de Borodino, aniquilando a un tercio de sus hombres,
aunque Napoleón se hizo con el control del terreno.





La flor y nata de Europa, desangrándose en una guerra fraticida:
Carabiniers franceses (los de cresta y coraza) y húsares rusos (los de
rojo) combatiendo en la Batalla de Borodino.


Después de eso, los rusos se retiraron y siguieron la táctica de la
"tierra quemada": la población abandonó sus hogares, se llevó sus
pertenencias, arrasó los campos de cultivo y se dirigió hacia el Este,
dejándole pista libre a Napoleón, que llegó a Moscú encontrándosela
vacía e incendiada. Los rusos sabían lo que hacían, porque el ejército
de Napoleón carecía de un servicio logístico propiamente dicho: sus
hombres vivían de lo que sustraían del terreno ocupado. Eso les había
funcionado bien en las zonas europeas densamente pobladas y cultivadas,
pero en las inmensas llanuras de Rusia, cultivadas y pobladas de forma
dispersa, supuso su perdición: los hombres y caballos franceses
empezaron a morir de hambre y de enfermedades contraídas por ingestión
de alimentos podridos o agua procedente de charcos.



Entonces, el "General Invierno" —así como el jefe militar ruso, el Mariscal de Campo Mikhail Kutuzov
se abalanzó sobre los franceses, y Napoleón se encontró a miles de
kilómetros de Francia, en un terreno altamente hostil, con sus tropas
diezmadas por un despiadado invierno ruso y, como en España, acechado
por un feroz movimiento guerrillero que no paraba de exterminar a sus
hombres. En esas condiciones, Napoleón emprendió una desastrosa retirada
que le costó la mayor parte de su Ejército. Para Diciembre de ese mismo
año, Napoleón había sido expulsado de territorio ruso y se enfrentaba a
la desintegración de su Imperio.





A los franceses de Napoleón les esperaba un trágico destino en Rusia.


Tras la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo, Alejandro I presidió
sobre el Congreso de Viena (1815) en el que se dibujaron las nuevas
fronteras de Europa. En 1817, presionado por las nuevas corrientes que,
desde el Oeste, penetraban en Rusia, el Zar declaró que el Libelo de
Sangre (la antigua acusación de que la Judería practica asesinatos
rituales sobre los no-judíos) era un mito.



1822, derrotado Napoleón y consolidado el poderío
ruso. (Hacer click para agrandar.) Ya de paso, nótese cómo España,
gracias a una serie de extraños movimientos masónicos en el seno de su
Imperio, ha perdido la mayor parte de sus posesiones.




EL IMPERIO HASTA PRINCIPIOS DEL SIGLO XX


Alejandro I fue sucedido por su hermano menor, Nicolás I, en
1825, enfrentándose a las consecuencias napoleónicas: un grupo de nobles
y oficiales rusos había adquirido ideas "afrancesadas" en el curso de
sus campañas militares por Europa, y planearon un golpe de Estado,
conocido como Revuelta Decembrista. Aunque este movimiento fue
aplastado fácilmente, tuvo también sus secuelas: por un lado, el Zar
comenzó a desconfiar del Oeste, le dio la espalda a ese programa de
occidentalización que había emprendido dos siglos antes Pedro el Grande y
se hizo fuerte en la famosa divisa de "Autocracia, Ortodoxia y
Nacionalidad". Por otro lado, sentó precedentes y contribuyó a formar
una casta pseudo-revolucionaria dirigida contra el autocrático gobierno
zarista. La Judería de Rusia no tardaría en ver estos movimientos como
fuerzas favorables, susceptibles de ser lideradas por ellos y conducidas
hacia los fines que les interesaban.



A pesar de sus éxitos conquistando la zona del Cáucaso, Nicolás I se
enfrentaba a una economía deficiente en comparación con las potencias
industriales y comerciales como Inglaterra, Holanda, Prusia y Francia, y
con las provincias campesinas de la Zona de Residencia arruinadas por
la usura de la creciente población judía. En palabras del propio Zar: "La
ruina de los campesinos en estas provincias son los judíos. Son
inmensas sanguijuelas chupando a estas desafortunadas provincias, al
punto de agotamiento."






El Zar Nicolás I.


En este ambiente emergió Mikhail Bakunin, creador de la (se me
disculpará mi ruin falta de objetividad) infecta, repugnante, absurda,
anti-natural y pestilente doctrina subversiva del Anarquismo. En
1842, Bakunin abandonó Rusia para dirigirse a Alemania. Tras haber
participado en la revuelta de Dresden en Mayo de 1849, Bakunin fue
deportado a Rusia, donde lo deportaron a Siberia. Sin embargo, Bakunin
escapó y volvió al Oeste, en donde colaboró estrechamente con dos judíos
de Alemania que, cual pseudo-profetas talmúdicos, estaban predicando su
propia lepra: el Comunismo. Los judíos en cuestión eran Karl Marx (alias
Kissel Mordechai, un Gran Rabino que, no obstante su prédica
anti-capitalista, era hijo de un acaudalado magnate judío y amigo del
inmenso capitalista Rothschild, de la misma tribu, que le subvencionaba)
y Friedrich Engels (otro judío, obsesionado con el Matriarcado,
con el feminismo y con las formas de vida social basadas en el revoltijo
de una "comuna"). Bakunin era antisemita, pero es que los
intelectualoides flipaos suelen ser así de inconsistentes con sus
propias palabras.



Aquí podríamos hacer un inciso a modo de reflexión: Rusia era un estado
blanco fuerte, autoritario y poderoso, regido con mano fuerte, pero sin
embargo, en su seno tenían cabida las corrientes revolucionarias más
radicales del mundo blanco. En mi opinión, cualquiera que viviese en la
segunda mitad del Siglo XIX y que tuviese algo de juicio, podría
vislumbrar que en esas tierras del Este iba a tener lugar, en el futuro,
un inmenso conflicto ideológico que tomaría las proporciones de una
sanguinaria guerra civil y una amenaza para el resto de Europa.



Asimismo, comenzaron a surgir grupos que podríamos considerar de signo opuesto: los eslavófilos. Éstos patrocinaban el Paneslavismo,
la unión de todos los eslavos, y pensaban que Rusia tenía todas las
papeletas para llevar al cabo esa agrupación, de forma parecida a como
lo acabaría haciendo Prusia con los germanos (al menos en parte) en el
futuro, con el establecimiento del Imperio Alemán o II Reich.



Nicolás I murió en 1855, con la Guerra de Crimea (así llamada
porque estaba en disputa la influencia en el Mar Negro, aunque también
en el Danubio e incluso en el Báltico) en marcha desde 1853. Rusia,
ahora mandada por el hijo de Nicolás I, Alejandro II, se estaba
enfrentando contra el Imperio Otomano, aliado con potencias occidentales
insensatas (Francia y Gran Bretaña) que ocultaban, guiñándole el ojo a
los turcos, sus ansias por adquirir influencias y trozos del pastel en
el seno de su moribundo imperio. Rusia, en cambio, luchaba por una causa
más noble, que era la protección de los cristianos ortodoxos (como los
serbios) que vivían bajo el yugo turco y, también, el control del
Danubio, donde había naciones eslavas que —a pesar de formar parte del
Imperio Otomano— se consideraban protectorados rusos, para que nadie, ni
siquiera los turcos, pudiese molestarlas.





Nuevo derroche de la mejor sangre de Europa: Carga de húsares
británicos contra una batería rusa (los de gris) en la Batalla de
Balaclava, Sur de Crimea, Ucrania, 1854.


En 1856, tras tres años de una guerra particularmente sangrante y destructiva (fue la guerra en la que participó Florence Nightingale,
la famosa enfermera, atendiendo a los heridos y dando testimonio de lo
dantesco de la guerra moderna) gracias a los nuevos avances bélicos,
Alejandro II inició conferencias de paz. Poco tiempo después, Francia se
fue haciendo hostil hacia Alemania, aliándose con Rusia de la forma más
extraña (puesto que tanto el Imperio Alemán como el Imperio Ruso,
organismos no-democráticos, hubiesen debido aliarse, pues precisamente
estos eran los dos países más acechados por los movimientos
subversivos)… se estaban perfilando, empujadas por extraños intereses,
las absurdas alianzas diplomáticas que participarían en la I Guerra
Mundial.



En 1861 Alejandro II abolió la servidumbre en el campesinado
ruso, emancipando a millones de campesinos, que contribuyeron a
incrementar la clase media y proporcionaron afluencia de mano de obra a
las ciudades rusas. Los revolucionarios (que jamás contaron, en todo
caso, con el apoyo del campesinado) se habían quedado sin una buena
excusa para agitar, pero la agitación continuó no obstante, y en esta
década surgió el Nihilismo, una corriente intelectualoide (porque
hay corrientes intelectuales, pero no es el caso) que predicaba la
destrucción de todas las leyes e instituciones humanas y que consideraba
que el mundo no tenía sentido, significado alguno y carecía de verdad
objetiva alguna. Tanto nihilistas como anarquistas, con su desorganizada
violencia contra funcionarios del Gobierno, eran marionetas en las
manos de las únicas fuerzas que se podrían beneficiar de la caída del
Estado: las fuerzas comandadas por la Judería.



Resulta revelador que estos movimientos de filosofía extraña y
siniestra, brotasen justo cuando el Zar relajó las medidas antisemitas
tan tradicionales en Rusia, incluyendo la estrechez de la Zona de
Residencia, y los judíos comenzaran a multiplicarse en las ciudades
rusas (especialmente en San Petersburgo, Moscú y Odessa), acaparando
rápidamente puestos en la banca, en la industria, en el comercio y en el
derecho. La súbita intromisión judía en la vida social y cultural
eslava provocó una no menos súbita reacción antisemita por parte del
Pueblo. Comenzaron a publicarse periódicos antisemitas (como el "Novoye Vremya")
y una ola de nacionalismo paneslavista colocó a los judíos bajo la
lupa, acusándoles de formar "un Estado dentro del Estado", de apoyar los
grupos revolucionarios y de conspirar para derrocar al Zar y hacerse
con el poder.





Antisemitismo ruso.


En 1866, los revolucionarios atentaron —sin éxito— contra la vida del
propio Zar, lo cual puso en guardia al Gobierno, pero el Zar no puso en
marcha ningún programa de represión.





(Hacer click para agrandar): la situación de los imperios
internacionales en 1866. Nótese particularmente la dimensión del Imperio
Ruso, y cómo constituye un bloque sólido respecto a los dispersos
dominios coloniales del resto de Europa.


En 1871, después de la unificación alemana en el II Reich o Imperio
Alemán, cortesía de Prusia, Rusia era el único país europeo que no había
emancipado a sus judíos.



En 1877 y 1878, estalló otra Guerra Ruso-Turca. En esta época, se estaban sucediendo movimientos nacionalistas en las naciones balcánicas oprimidas por los turcos. Batalla de Shipka 1877.
Como resultado de la intervención rusa, Serbia, Rumanía, Bulgaria y
Montenegro proclamaron al fin su independencia. Es comprensible que en
esta guerra no interviniesen ya las potencias occidentales: el Imperio
Austro Húngaro, algo resentido con la expansión del poderío ruso en el
Este, se anexionó Bosnia y Herzegovina, una zona musulmana, mientras que
Gran Bretaña, bastante atareada ya con su propio Imperio colonial, se
quedó con la golosa isla de Chipre, un eslabón importante en la cadena
formada por Gibraltar, Malta, el Canal de Suez e India. Rusia, por su
parte, se estaba perfilando como campeona de la causa eslava, y
extendiendo su influencia en los Balcanes. Rusia siguió en racha:
durante esta época, los rusos arrollaron los khanatos asiáticos de
Kokand, Bukhara y Khiva, así como la región trans-caspia.



En 1880, después de un fallido segundo intento de asesinato del Zar, se creó la Okhrana (Departamento
para la Defensa de la Seguridad Pública y del Orden), una policía
secreta muy temida por los judíos y los revolucionarios.





El Zar Alejandro II.


Sin embargo, el extraño movimiento Narodnik (emanado de los nihilistas)
así como los anarquistas, estaban llevando al cabo una campaña de
terrorismo, asesinando con bombas o a tiros a altos funcionarios del
Gobierno zarista. Alejandro II fue un Zar benevolente que quiso ceder
ante las agresivas demandas de los revolucionarios y que trató a los
judíos con suavidad, pero la misma escoria se envalentonó con su
candidez en este aspecto, y el Zar cayó asesinado en 1881… el mismo día
que iba a aprobar reformas para apaciguar a los revolucionarios.



Hagamos un pequeño inciso, puede que a destiempo. El Zar era muy querido
por el Pueblo Ruso en general, fuera de una fanática minoría
revolucionaria que era extraña al organismo nacional eslavo. Además,
tenía un papel destacado en la religión ortodoxa, y los rusos le
llamaban cariñosamente "Padrecito", pues era visto más como un protector
del Pueblo que como un opresor. Con esto en mente, figurémonos qué pasó
en Rusia tras su asesinato.



Inmediatamente, cesó el buenrollismo con la Judería, y brotaron espontáneamente violentos pogroms antisemitas
en 166 ciudades rusas, pues absolutamente todo el mundo volvió la vista
a los judíos, convencidos de que eran los culpables del asesinato del
Zar. Se creó un clima general de odio, desconfianza e incluso miedo
hacia la Judería rusa, clima que fue escalando vertiginosamente. El Zar
sucesor, Alejandro III, culpó oficialmente a los judíos del asesinato de su padre y alentó la ola de antisemitismo popular, que resultó en pogroms que
se sucedieron hasta 1884 en todo el territorio ruso y especialmente en
la Zona de Residencia. Cientos de judíos fueron golpeados hasta la
muerte en toda Rusia, y muchos otros resultaron heridos, desalojados de
sus hogares, damnificados por destrucción de sus inmuebles, etc. (a
quien esto le toque la vena sensible, que piense en los, no cientos,
sino millones de rusos que serían asesinados después bajo el reinado
judío del Comunismo, a las órdenes de comisarios-verdugos judíos).



En 1882, el Zar promovió las famosas Leyes de Mayo, que
confinaban de nuevo a los judíos a la Zona de Residencia en las
provincias occidentales del Imperio y les prohibía acceder a una serie
de oficios de alta alcurnia. Si en un pasado hubo un claro conflicto
"Roma vs. Judea", esta vez podemos compararlo, sin miedo a exagerar, con
el "Rusia vs. Judea" que estaba teniendo lugar en esta época.





La situación de los imperios en 1885. Rusia está, literalmente, en la cumbre de su poderío. (Hacer click para agrandar.)


Los pogromos (palabra de origen ruso) y el antisemitismo
tradicional, ya latente en el Pueblo Ruso, estaba siendo alentado por la
prensa, la Policía, las autoridades zaristas, el mismo Zar e incluso
los intelectuales rusos —y los judíos se lo habían ganado a pulso. Rusia
se estaba convirtiendo en una zona extremadamente difícil para la
Judería, mientras que sus hermanos del Oeste escalaban rápidamente los
peldaños sociales gracias al auge del Capitalismo, de los imperios
industriales de los trusts y de las finanzas. Alejandro III vio que su
padre había sido asesinado por relajar las medidas antisemitas y
anti-revolucionarias, de modo que promovió decretos en contra de la
Judería, mientras que la Policía (más restringida en los tiempos de su
padre) volvía a actuar con contundencia.



En 1886, se decretó un edicto de expulsión concerniente a los judíos de Kiev.





Una escena absolutamente impensable en Estados Unidos, Francia o
Inglaterra durante la misma época. Kiev, Ucrania, Siglo XIX: el Pueblo
expulsa a un judío de la ciudad durante un pogrom, ante la aprobación de las autoridades zaristas.


En 1892, los judíos fueron expulsados formalmente de Moscú, con la
Policía cumpliendo las disposiciones zaristas a rajatabla. Poco a poco,
cientos de miles de judíos emigraban de Rusia con destino a Europa y,
especialmente, a Estados Unidos. Allí, bajo el amparo de la benevolencia
democrática, se dedicaron a fermentar el Comunismo y cultivar el odio
anti-ruso. Rusia se convirtió, con diferencia, en la Nación más odiada
por la Judería Internacional.



Alejandro III era un paneslavista convencido que creía firmemente que,
para salvarse, Rusia debía cerrarse ante las influencias subversivas y
decadentes procedentes del Oeste. Influido por su tutor, rechazó
nociones occidentales como la Democracia, la libertad de prensa y de
expresión, las constituciones, las elecciones y los parlamentos, y
ejecutó un programa de rusificación del Imperio a través de colonos
eslavos y afirmación de la cultura eslava.





El Zar Alejandro III.


En 1894, Alejandro III es sucedido por su hijo, Nicolás II. Para
esta época, la Revolución Industrial y el auge de una clase obrera
numerosa, estaban creando un caldo de cultivo propicio para la extensión
de las perniciosas doctrinas revolucionarias de origen judío. Los
nuevos y pestilentes vientos del Oeste (aunque representaban ideas de
origen oriental) se organizaron en tres partidos:

  • - El Partido Constitucional Democrático (o Kadets), fundado en 1905, agrupaba a "liberales" que creían en una reforma pacífica.
  • - El Partido Socialista-Revolucionario (o Esers) agrupó a partir de 1901 a los seguidores del legado nihilista, narodnik y pseudo-anarquista.
  • - Sin embargo, el más interesante, radical y activo era el Partido Ruso Social-Democrático del Trabajo (RDSLP),
    máximo exponente del Marxismo en Rusia, que paradójicamente acaparaba
    la financiación de grandes magnates financieros capitalistas —todos
    ellos judíos o miembros de poderosas logias masónicas, principalmente de
    Londres, Nueva York, París y Estocolmo.


En 1903, el RDSLP se dividió en dos facciones: los mencheviques, partidarios de un socialismo-comunismo moderado, y los bolcheviques, los comunistas radicales, que abogaban por la acción directa y un derrocamiento violento de la autoridad zarista.



Estos últimos criminales asesinos serán los que den de qué hablar en otra serie de posts.





El último Zar, Nicolás II.


"Los judíos son el alma del movimiento revolucionario en Europa, el
cual se halla subvencionado, con gigantescos medios pecuniarios, por los
grandes financieros hebreos."
(Nicolás II.)



REFLEXIÓN SOBRE LA HISTORIA DE RUSIA




Nietzsche, que intuía en el Este un gran poder, dijo que Rusia obraba
como un Imperio que no nació ayer y que tiene mucho tiempo, es decir,
con paciencia. Aquí hemos visto que Rusia fue fundada por vikingos y
sufrió las canalladas de toda la escoria esteparia, pero sin embargo la
fuerza rusa no dejaba de acumularse poco a poco, a lo largo de siglos. Y
cuando los siglos fueron pasando, en medio de grandes adversidades, la
paciencia del organismo nacional ruso dio sus frutos y se resarció de
los daños: Rusia se convirtió en el mayor Estado europeo del mundo.



Todos conocemos la Historia posterior de Rusia, cómo fue torturada y
asolada por el Comunismo, cómo tuvo que soportar a sanguinarios tiranos
judíos como Lenin y Stalin, cómo la II Guerra Mundial la dejó deshecha,
cómo la "pax comunistae" se acabó derrumbando, revelando a un
país en crisis. Así como desarrollaré más asuntos eslavos en posts
sucesivos, no quiero concluir este post sin preguntarme: ¿termina aquí
la historia de Rusia? ¿Se integrará Rusia en la corriente
occidental-decadente? ¿Llegará Rusia a ser "una nación más" algún día?
¿Es ése el destino ruso, después de tanta sangre vertida para bien y
para mal? ¿Acaso no fue Rusia la primera nación europea que aprendió, ya
en la Edad Antigua, la fatídica lección de la pesadilla multirracial,
cortesía de la estepa? Mi teoría es que la Historia de Rusia es un libro
cuyos últimos capítulos —puede que los más gloriosos— están sin
escribir. Rusia guarda celosamente, en algún lugar de sus interminables
estepas barridas por gélidos vientos, asoladas por tragedias y
santificadas con la sangre de millones de guerreros, un destino
monstruosamente grande, que duerme y que aun no se le ha revelado.



Atentos a Rusia.



Un caso digno de estudio: los cosacos como vanguardia de lucha, limpieza y colonización de Asia




Los Cosacos tienen las mejores tropas militares de todas las
existentes. Si los hubiese tenido en mi Ejército, hubiese podido
conquistar el mundo entero.


(Napoleón Bonaparte).



Todo buen imperio ha tenido tropas de choque procedentes de pueblos o
zonas particularmente famosas por su dureza. Roma confiaba en sus
campesinos, España tuvo a los almogávares (Valle de Arán, Pirineos), el
Vaticano a la Guardia Suiza e Inglaterra a sus highlanders (Norte
de Escocia). China, por su parte, tenía una muralla para defenderse de
los feroces invasores nómadas. Rusia tuvo una muralla viviente, tenaz,
superviviente, altamente móvil y capaz de colonizar cualquier terreno
por inhóspito que fuese: los cosacos.



Orígenes


Durante la II Guerra Mundial, los militares alemanes no vacilaban en
considerar a los cosacos como vestigios de pueblos germánicos, puede que
de los godos. La realidad es algo más compleja, aunque no les faltaba
del todo razón.



Los cosacos son la versión aria de los tártaros. Parece que los
antepasados de los cosacos se instalaron en las estepas de lo que hoy es
el Sur de Ucrania y el Sur de Rusia entorno al Siglo X, y que en su
base étnica estuvieron, desde el Siglo I, pueblos arios como los
escitas, los sármatas, los alanos y los godos, aunque no tardarían en
ser eslavizados, de modo que hoy son considerados étnicamente como
eslavos. Todos estos pueblos tuvieron algo en común: eran esteparios, y
la estepa imponía la ley de las grandes distancias y de las grandes
extensiones de tierra. Quien dominase el caballo, la velocidad y el arte
de tirar a caballo, dominaría la estepa.



Los grupos cosacos como entidad organizada se empezaron a constituir en
la actual Ucrania desde mediados del Siglo XIII. Nobles pobres
("hidalgos") y campesinos fugados de Rutenia, Polonia y los principados
rusos, inflamaron rápidamente los números de estos grupos y los
convirtieron en una fuerza a tener en cuenta.



Se sabe que los cosacos participaron en la Batalla de Kulikovo de 1380,
en la que el Príncipe de Moscovia, Dimitri Donskoi, derrotó a la Horda
Dorada.



El auge de los cosacos y la conquista de Asia




Muy sencillamente: la descomunal expansión Rusa hacia el Este fue principalmente obra de los cosacos.



En un principio, los cosacos no se consideraban sujetos a ninguna
autoridad, y hacían de la independencia su bandera. Prueba de ello es
que, en 1539, el Gran Duque Vasili III de Rusia, le pidió al sultán
turco que controlase a los cosacos, obteniendo la respuesta de "Los cosacos no me juran lealtad y viven como les place a ellos mismos."
Igualmente, diez años más tarde, el sultán turco le pidió al Zar Iván
el Terrible que controlase a "sus" cosacos, a lo que Iván respondió: "Los cosacos del Don no son de mi incumbencia y van a la guerra o viven en paz sin mi conocimiento."
Este tipo de mensajes circulaban habitualmente entre el Imperio
Otomano, la Mancomunidad Polaco-Lituana y Rusia, demostrando que el
Oeste de Ucrania era zona tomada por los cosacos.



Por otro lado, parece que el Imperio Austriaco de los Habsburgo utilizó a
los cosacos de manera clandestina para hostigar a los turcos y así
aliviar las tensiones en sus propias fronteras. Asimismo, los cosacos y
los tártaros del Khanato de Crimea se enzarzaron en una espiral de
violencia en la que las incursiones de unos eran contestadas con las
represalias de otros y viceversa. Estos enfrentamientos perduran, aun
hoy en día, en el racismo cosaco hacia las minorías musulmanas túrquicas
"tártaras" del territorio ruso.



A lo largo de toda la segunda mitad del Siglo XVI, los cosacos
castigaron duramente los territorios turcos, incluso sus piratas se
dedicaron a surcar el Mar Negro y asolar los prósperos puertos otomanos,
llegando en 1615 a saquear municipios muy cercanos a la misma Estambul,
en pleno corazón del Imperio Otomano. A su vez, el Imperio Otomano
contestó con ataques de los tártaros hacia la Mancomunidad
Polaco-Lituana, considerada "responsable" de la conducta de los cosacos.



Los Zares no tardarían en ver a los cosacos como una fuerza
extremadamente interesante por su obvia vocación militar y por su
dominio de las distancias. En aquella época, a los monarcas de Moscú les
interesaba empujar a los khanatos asiáticos hacia el Este, dispersar a
sus gentes y, eventualmente, limpiar toda la estepa de tártaros. Los
cosacos iban a convertirse en la vanguardia rusa contra Asia, cosechando
una serie de éxitos que los hicieron famosos en el folklore ruso, como
la conquista del Khanato de Kazán (1552), o del Khanato de Sibir (1582),
que inauguró la conquista de Siberia. Todos estos triunfos
contribuyeron a popularizarlos en el folklore ruso.



En cada territorio que conquistaban, establecían un fuerte o stanitsa,
ejecutaban a los khanes locales e inundaban la zona con colonos cosacos,
que se dedicarían a despejar las llanuras circundantes de bandidos
tártaros. Literalmente, estaban empujando y fortificando las fronteras
de Rusia, limpiando la estepa de no-blancos y abriendo las puertas de
aquel inhóspito y salvaje territorio para la colonización eslava del
Este. Casi todas las ciudades siberianas fueron fundadas por cosacos
como stanitsas y crecieron a partir de allí.



En 1648, el cosaco Dezhnev había llegado al fin de Asia, justo enfrente
de Alaska. Hoy, el estrecho marítimo que separa Asia de América se llama
Estrecho de Bering —en honor de un hombre que lo "descubrió" 80 años
más tarde—, cuando realmente, debería llamarse Estrecho de Dezhnev.



Ese mismo año, en el Oeste, los cosacos y los ucranianos, ya bastante
apurados por el Imperio Otomano al Sur, se levantaron en contra de la
ocupación polaca, expulsando a los invasores y colocándose bajo la
protección de Moscú.



Después de esto, los cosacos instauraron dos repúblicas autónomas en
territorio ucraniano: En 1649, formaron el Estado de los Cosacos de
Zaporozhia, sentando las bases de la misma independencia ucraniana, y en
1670, proclamaron una república cosaca en la ciudad de Astrakán, que
habían conquistado de los tártaros. Estas repúblicas fueron abolidas por
Catalina la Grande a finales del Siglo XVIII tras la incorporación de
esos territorios a Rusia, lo cual provocó una revuelta cosaca y de
campesinos ucranianos que sólo tras duros esfuerzos pudo ser sofocada.
Esto forzó a Catalina a tomar nota de la fuerza que suponían los cosacos
y los campesinos.

.



Napoleón




Cuando Napoleón invadió Rusia en 1812, los cosacos se distinguieron
enseguida como caballería ligera sumamente veloz, audaz y feroz. No
tardaron en convertirse en las tropas más temidas por los franceses.
Durante la retirada de Napoleón, los cosacos operaron tras las líneas
enemigas como guerrilleros y saboteadores, atacando líneas de suministro
o de comunicación y, en suma haciéndole la vida imposible al Ejército
Francés, hasta el punto de que lo persiguieron hasta la mismísima París,
que fue ocupada por las potencias aliadas, incluyendo los rusos. En
París los cosacos se hicieron muy populares, pues eran vistos como el
producto más exótico y admirable de las tropas rusas. Fue entonces
cuando su fama se extendió por Occidente, convirtiéndoles en un icono
del posterior romanticismo.



La Edad Dorada de los cosacos





La situación del Imperio Ruso y de las huestes cosacas en 1866.
Obsérvese cómo, desde su hogar en Ucrania occidental, se han desplegado
como fichas de algún juego de estrategia, especialmente entorno al
Cáucaso, Asia Central y Mongolia, las zonas emisoras de invasiones
asiáticas. Los números del mapa se corresponden con las distintas
huestes o "tribus". Los cosacos más famosos en Occidente son los del Don
y los de Kuban, por haber estado particularmente involucrados en la
lucha contra Napoleón y las guerras Ruso-Turcas, como por su casi
incesante piratería anti-turca en el Mar Negro:

1: Don / 2: Kuban / 3: Terek / 4: Astrakhan / 5: Urales / 6: Orenburgo /
7: Semirecheniye / 8: Siberia / 9: Transbaikal / 10: Amur / 11: Usuri /
12: Irkutsk / 13: Yakutsk.


Es en esta época de intrigas, que abarca la mayor parte del Siglo XIX,
que tiene lugar la novela "Miguel Strogoff", de Julio Verne, un libro
sumamente interesante por tratarse de un recorrido de gran parte del
territorio ruso, desde Moscú hasta Irkutsk, la capital de Siberia, así
como por su descripción de las costumbres de todas las gentes que lo
pueblan, incluyendo los tártaros. Esta novela, publicada en 1875, es una
verdadera apología de la Rusia zarista como representante de la
mentalidad europea y occidental en plena barbarie asiática: altamente
recomendable su lectura con un buen mapa de Rusia a mano, y más dadas
las polémicas "coincidencias" del autor con la misma ideología
nacionalsocialista.



En este siglo, los cosacos consumaron los vínculos de lealtad que les
unían a Rusia, al Ejército y a la dinastía Romanov. No sólo alcanzaron
grandes honores y privilegios bajo los Zares, sino que constituyeron
incluso la guardia de élite del mismísimo Zar, lo cual revela que éste
los consideraba una fuerza 100% leal. Se les eximió de impuestos y se
reforzó aun más su sentimiento de clan elitista, aunque ello hubiese
sido logrado a costa de renombrados esfuerzos a lo largo de 4 siglos, y
en el seno de un servicio militar que duraba 20 años.



Los cosacos y el Bolchevismo: la "descosaquización"


Cuando se implantó el Comunismo en Rusia en 1917, estalló una Guerra
Civil (1917-1919) "a la española". El Ejército Rojo, una banda de
asesinos formada por el judío León Trotsky, se enfrentó al Ejército
Blanco, una fuerza leal a los antiguos Zares y a la Rusia tradicional.
La inmensa mayoría de los cosacos se encuadraron en las filas del
Ejército Blanco, que acabó perdiendo la guerra principalmente por falta
de apoyo del exterior, mientras que los bolcheviques no paraban de
recibir suministros de sus hermanos de tribu de Londres, Nueva York y
Estocolmo.



El Comunismo triunfante veía a los cosacos como la mayor herramienta de
la autoridad y represión de los antiguos Zares. Formalmente, los 4
millones de cosacos fueron proclamados por Lenin como "enemigos del
Estado", y junto con el terror desatado contra todo aquel sospechoso de
no comulgar con el Bolchevismo, se lanzó a partir de 1920 la particular
cruzada bolchevique de "descosaquización" (razkazachivanye). A eso se le llama genocidio, si no me equivoco.



Esta criminal campaña de genocidio colocó a los cosacos, y a la mayoría
de la población general, más en contra si cabe, del régimen bolchevique.



Con la genocida "colectivización" soviética, los cosacos compartieron la misma triste suerte que los kulaks tan
odiados por el régimen bolchevique: genocidio, asesinatos, torturas,
persecuciones, destrucción de sus pueblos. Y hambre. Durante la terrible
hambruna-represión de 1933, en la que murieron 7 millones de
campesinos, los cosacos del Don y del Kubán sufrieron horriblemente.



Los cosacos y la II Guerra Mundial




Teniendo en cuenta la campaña de "descosaquización" a la que estaban
siendo sistemáticamente sometidos, fue normal que, cuando llegaron las
tropas alemanas a combatir contra el Bolchevismo, los cosacos los viesen
como libertadores y aliados suyos. Los alemanes no tardarían en formar
tropas cosacas en sus filas. También hubo algunos cosacos que
combatieron en el Ejército Rojo, pues Stalin empezó a hacer promesas
para levantar la moral, pero generalmente lo hacían forzados para salvar
a sus huestes de las represiones estalinistas, y muchas veces no
dudaban en pasarse al Eje si tenían la oportunidad.





Cosacos que combatieron en las filas de las SS durante la II Guerra Mundial.


En 1945, los cosacos anti-bolcheviques (no sólo soldados, sino pueblos
enteros, hombres mujeres y niños) se entregaron a los ingleses en
Austria, con la esperanza de poder unirse a ellos y combatir el
arrollador avance de los comunistas. Sin embargo, los ingleses estaban
compinchados con Stalin. A pesar de haberles prometido ponerles a salvo,
los cosacos fueron traicionados por las autoridades británicas: 150.000
cosacos, hombres, mujeres y niños, fueron deportados a la fuerza
(incluso a golpes de culata y de bayoneta, y algún asesinato sobre la
marcha) a la URSS, donde todo el mundo sabía cuál iba a ser su destino:
desaparecer para siempre en el Archipiélago Gulag.





Una imagen de tipos raciales: algunos de los pocos cosacos del Kuban
que combatieron en las filas del Ejército Rojo, con sus uniformes
tradicionales en el desfile de la victoria, Moscú, 1945. Poco tiempo
después, la URSS ya no necesitaría el patriotismo de los cosacos, y
volvió a sus medidas de "descosaquización", granjeándose definitivamente
la antipatía de los cosacos y exterminando a casi todo su pueblo.




La identidad cosaca en el presente


En la Rusia de los Zares, según los censos, había más de 4 millones de
cosacos. Sólo en los primeros 10 años del progresista, fraternal y
libertario régimen comunista, exterminaron literalmente a más de dos
tercios de la población cosaca.



Hoy la cifra oficial de cosacos no pasa de 600.000.



Cuando cayó el Comunismo soviético en 1991, los cosacos renacieron,
tomaron las armas y, en el Cáucaso, lucharon a favor de separatistas
pro-rusos y en contra de los chechenos.



En la actualidad, el servicio en el Ejército es considerado un honor
para los cosacos, un pueblo militar de vocación. El Ejército Ruso ha
estado barajando la posibilidad de constituir una fuerza exclusivamente
cosaca. Muchos de ellos, además, sirven en la Guardia Presidencial, en
la Spetznaz (Fuerzas Especiales) y en las flotas navales del Océano Ártico y del Mar Negro.



El patriotismo y la mentalidad de servicio de los cosacos llega a tales
extremos que son comunes las agresiones a musulmanes, descendientes de
aquellos tártaros que tanto trabajo les dieron en el pasado. No es
difícil escuchar en Rusia que "gracias a los skinheads y a los cosacos, cada vez hay menos musulmanes".



Los cosacos de hoy son, según se mire:

  • - Una milicia popular
  • - Un pueblo militarizado.
  • - Una unidad de reserva militar permanentemente disponible.
  • - Un movimiento xenófobo, racista, ultranacionalista y paramilitar.
  • - Un vestigio folklórico que sobrevivió a las purgas estalinistas.


El estilo cosaco


Son una verdadera familia. A pesar de la diversidad de huestes y clanes,
forman una mafia desde el Don hasta Yakutsk, cada hueste luciendo en el
uniforme el color distintivo de su gente, y liderada por un Atmán o
jefe tribal.



Antiguamente, los cosacos podían admitir en sus comunidades a forasteros
considerados deseables para su gente, después de hacerles prestar
juramento, aunque era requisito ser cristiano y no ser ni turco, ni
tártaro, ni judío ni musulmán. Los jóvenes cosacos, a los 19 años, iban a
vivir a campamentos militares en islas, donde reinaba una severa
organización y disciplina. Estos jóvenes, habituados desde niños a las
despiadadas intemperies rusas, a la caza, a la equitación, a la lucha y
al movimiento, constituían sin duda una excelente materia prima para
formar guerreros eficaces.



Todos los jóvenes físicamente sanos debían alistarse en el Ejército, por
tradición. El joven cosaco tenía que proporcionar caballo, uniformes,
sable, lanza y silla (el coste de las armas de fuego podía ser repartido
con el Estado, pero el Estado pagaba sin límites por la munición), y se
colocaba bajo una disciplina privilegiada, única solamente para los
cosacos.



Con la incorporación de los cosacos al organismo ruso, quedó en
evidencia que los cosacos amaban Rusia, aborrecían la burocracia
estatal, pero respetaban la autoridad de los Zares. Sin embargo, no
dudaban en rebelarse si consideraban que los Zares no cumplían con sus
obligaciones como protectores de Rusia.



Los cosacos sólo podían casarse con jóvenes cosacas, aunque les era
permitido raptar mujeres de pueblos vecinos. Sin embargo, no les estaba
permitido el matrimonio con mongolas, turcas, tártaras o judías.



La estepa abierta, la supervivencia con medios propios, la velocidad y
fuerza del caballo, el viento, el amor a Rusia, el odio al tártaro y el
ansia por alcanzar el horizonte, son los factores que han contribuido a
acuñar la característica mentalidad cosaca.








 

















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July 7th, 2012



#2



Panzer Terror

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Anbriosorot





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En defensa de los eslavos (IV): la guinda del pastel






TÓPICOS, ESTEREOTIPOS Y PREJUICIOS OCCIDENTALES SOBRE LOS ESLAVOS




Por desgracia, y a pesar de que los eslavos en más de una ocasión nos
han salvado de la destrucción absoluta (como me he cansado de repetir y
martillar ad nauseam en posts anteriores), en el Oeste vivimos de
espaldas a ellos. No conocemos apenas su historia, su idiosincrasia o su
mitología. Este aislamiento es el que ha favorecido el afloramiento y
la persistencia de numerosas meteduras de pata, desconfianzas,
prejuicios y malos rollos que procuraré tratar ahora.



"Muchos eslavos tienen rasgos amarillos (o mongoloides)".




Para esto es necesario comprender una cosa. En toda Europa, la Raza Aria
se mezcló hasta cierto punto con los elementos pre-arios o
pre-indoeuropeos indígenas, y posteriormente con una serie de invasores
no-arios de origen asiático o africano. Con esto no quiero decir que
toda Europa y todos los europeos seamos mestizos, pero que aquí y allá,
variando según individuos y según zonas, se encuentran restos no-arios
de los que no se salva ningún país de Europa. Lo único que cambia es la
procedencia de estos restos, la composición particular de la mezcla
propia de cada zona. Aquí es donde nos damos cuenta de que la única
constante absoluta de Europa, lo único que toda Europa tiene en común,
es la sangre nórdica (su cantidad y pureza varía también por zonas,
naturalmente).



Así, en el Oeste de Europa, los arios se mezclaron principalmente con los mediterráneos y los semitas.



Y en el Este, donde "ancha es la estepa", se mezclaron con los amarillos
y los turcos. Ya hemos visto hasta qué punto los eslavos tuvieron que
hacerse un hueco en tierras ocupadas por pueblos ugro-fineses, y
soportar después las invasiones túrquicas, tártaras y mongolas de las
estepas, que es innegable dejaron una huella genética en algunos
individuos, a base de violaciones y raptos de mujeres eslavas, sin
contar la cantidad de personas arias que los invasores asesinaron
físicamente, erradicando su linaje para siempre.



La mezcla con pueblos mediterráneos pre-indoeuropeos es lo que le ha
dado el tono moreno a muchos arios occidentales, y la mezcla con pueblos
ugro-fineses pre-indoeuropeos es lo que ha legado caras redondas y ojos
"achinados" a muchos arios orientales, como es bastante patente en
algunos individuos fineses o rusos.



De tal modo, quien proteste indignado ante la presencia de sangre
amarilla en el Este (incluyendo en Finlandia), tal vez debería dirigir
su mirada a su propia tierra y experimentar el doble de indignación ante
la manifiesta presencia de sangre semita en ella.



Por eso, cuando alguien dice "muchos europeos del Este tienen rasgos
amarillos", una buena respuesta sería "y muchos europeos del Oeste
tienen rasgos pre-indoeuropeos o moros".



Eso sin mencionar que, tanto en el Este como en el Oeste, hay una gran
proporción de individuos que no manifiestan rasgos amarillos, pre-arios
ni semitas.



Creo, además, que la persistente presencia hasta nuestros días de
individuos de fenotipo nórdico entre los eslavos atestigua su tenacidad y
su orgullo de raza, pues con la que les ha caído estos últimos 1600
años, tenían la excusa perfecta para hacerse las víctimas, lamentarse,
agachar la cabeza, pasar de todo, dejarse absorber por Asia como
hicieron los iranios, los indo-iranios, los ilirios y los helenos, y
desaparecer de la faz de la Historia —pero no lo hicieron.



"Los eslavos no tienen a sus espaldas tantos logros como en el Oeste, ni una cultura tan consumada"


¿Falta de "logros" de los eslavos? Para mí, su simple supervivencia
entre tantas adversidades ya es un logro incomparable y ya demuestra una
voluntad de vivir fuera de lo común. El simple ascenso del Imperio Ruso
como poder absoluto en las estepas ya es algo digno de reflexión.



Los eslavos estaban demasiado ocupados luchando contra los elementos y,
cuando no, resistiendo contra el invasor oriental y, cuando no,
restañándose de las heridas infligidas por el último ataque o
preparándose para el siguiente. Si en esas condiciones horribles aun
fueron capaces de construir ciudades, levantar catedrales, establecer
reinos, defender sus intereses y conquistar un Imperio, es porque son un
pueblo excepcional.



Precisamente su "falta de logros" es lo que hace que su voluntad
popular, joven, aun anhele hacer grandes cosas. Los macedonios de la
época de Filipo, o los americanos de Thomas Jefferson, tampoco tenían
grandes logros a sus espaldas, pues les quedaba todo por hacer. Lo mismo
reza para los germanos de Teodorico o los anglosajones de Alfred. Los
eslavos son, pues un pueblo ario joven y prometedor.



"Los antiguos eslavos fueron incapaces de crear nada que se pareciese a un Estado"


Cuando el movimiento migratorio de los eslavos terminó allá por el Siglo
VII, comenzaron a organizarse los primeros pasos de una forma estatal
entre los diferentes pueblos eslavos. Su problema fue que, para
entonces, y debido a que la migración germánica había concluido tiempo
antes, ya existían Estados fuertes en Europa, que no permitirían el auge
de potencias competitivas. De tal forma, la mayoría de los nobles
eslavos se encontraron conque su mejor opción era colocarse bajo el
paraguas de potencias ya establecidas, como el Imperio Carolingio de los
francos, el Sacro Imperio o el Imperio Bizantino. Con el tiempo,
empero, se formaron Estados eslavos fuertes en el Este de la Edad Media,
como la Mancomunidad Polaco-Lituana, la República de Novgorod, Kiev de
Rus, Moscovia, Vladimir-Suzdal y los demás principados rusos medievales,
que constituyeron nada más y nada menos que un obstinado muro entre la
Horda Dorada y Europa.



Tampoco hace falta recordar el posterior auge de la Rusia zarista, un verdadero y auténtico Imperio ario.



"Los eslavos no son arios, son inferiores"




Y los individuos que saben que en ellos predomina la sangre mora o
pre-indoeuropea y que necesitan esgrimir esa frase con el único fin de
poder tener una excusa para sentirse superiores o "más arios" a un rubio
—excusa falaz, ya que su subconsciente instintivo conoce perfectamente
la verdad—, despreciando a 300 millones de blancos, lo son triplemente, y
además llevan al cabo un crimen contra la misma Raza Blanca. Si Anna
Kournikova no es aria, no sé qué c*ño será Penélope Cruz.



"Hitler consideraba a los eslavos subhumanos"




Os remito al texto de León Degrelle que he colocado antes. Había ciertos
sectores alemanes que consideraban a los eslavos como subhumanos
mongoloides, pues les daba la excusa para presentar Operación Barbarroja
(la guerra contra el Bolchevismo) como una cruzada racial germánica.
Sin embargo, el entrar en contacto con los rusos supuso una bocanada de
aire fresco en este rancio chauvinismo: los alemanes mismos vieron que
los rusos eran arios, y de hecho comprobad cuántas divisiones SS eslavas
hubo, contando a bohemios, moravios, rutenos, croatas, bielorrusos,
ucranianos y rusos. Si en un principio hubo una opresiva ocupación por
parte de las autoridades alemanas, ello puede considerarse UN ERROR como
la copa de un pino, pues en muchos casos puso a la población en contra
de los alemanes, a quienes habían aclamado antes como liberadores.



"Los eslavos son más brutales"




Los eslavos están más cercanos a sus raíces originales, auténticas y
naturales, y han sido brutales lo estrictamente necesario para
salvaguardar su supervivencia como pueblo. Milenios de enfrentamientos
contra condiciones ambientales extremas, y circunstancias políticas
inauditamente hostiles, les han marcado con ese carácter bravo, que no
es defecto, sino virtud, y que ya quisiésemos tener en el ablandado
Oeste moderno.






"Los eslavos no forman parte de la cultura occidental"


¿Es que Dostoievsky, Tchaikovsky, el Miguel Strogoff anti-tártaro de
Julio Verne, el Imperio de los Zares, Nevsky, el anti-turco Vlad el
Empalador, los campos de cultivo de Ucrania, la catedral de San Basilio,
el santuario del Lago Bled, las luchas anti-orientales, los cantos
bizantinos, los misiles nucleares de Rusia, las cuencas de los ríos
rusos, la música folk ucraniana, los pantanos y las reservas naturales
de Bieorusia, el Pueblo Serbio, la ciudad de Varsovia, el Museo
Hermitage de San Petersburgo, o los golpes Mirko Filipovic, no forman
parte de la herencia aria, europea y occidental?



"Los inmigrantes del Este la lían mucho"


Sí, a estas alturas el portero rumano, polaco o búlgaro es un fenómeno
social en España. También las mafias del Este, las prostitutas del Este,
los ex-militares del Este y grupos organizados que se dedican a entrar
en viviendas para arramblar con todo. Pero estamos apañados si vamos a
juzgar a todo un pueblo blanco por lo que las capas más problemáticas de
su población hacen en nuestro país. Sería injusto que, por cualquier
motivo, todos los kinkis, canis y gitanos españoles emigrasen a Polonia y
que los polacos forjasen, a partir de la imagen que éstos dan, una idea
sobre el Pueblo Español en su conjunto. Igualmente, es poco sabio
forjarse una idea sobre el Pueblo Inglés a partir de las fechorías de
los guiris desfasándose en la Costa Brava.



"Los rusos son compulsivos bebedores de vodka"


Ellos al menos tienen la excusa del frío… y me gustaría saber qué excusa
tiene el cerebrolimpio occidental medio para beber hasta la fase
supra-cosaca del coma etílico, porque hablas como si los occidentales
fuésemos todos abstemios perfectos.



"Me es imposible, imposible, IMPOSIBLE, olvidar a
las 3 millones de mujeres alemanas violadas por el Ejército Rojo, o el
resto de burradas sádicas que hizo el Comunismo en Centroeuropa, eso
sólo un pueblo de subhumanos lo podría hacer"


Entonces quizás deberías acordarte también de burradas similares que
hicieron los rojos en España entre el 34 y el 39. Todas esas monjas
violadas, todos esos curas torturados, todas esas carnicerías infligidas
a cualquier persona "de bien", ancianos, mujeres y niños inclusive, no
fueron obra de "subhumanos tartarizados", sino de españoles blancos de
toda la vida, como tú y como yo. Todos los pueblos tienen sus
atrocidades a la espalda, y los pueblos arios no son ninguna excepción.



Veamos el caso del Ejército Rojo.

  1. - Que en las fases finales de
    la Guerra, tuvieron que tirar de una tropa asiática, puesto que la
    mayoría de soldados rusos blancos estaban ya muertos. Después de 4 años
    de guerra sangrante, esta tropa asiática, de razas no-blancas, en modo
    alguno podría mantener una disciplina decente sobre territorio europeo
    conquistado, y menos teniendo en cuenta el punto 2.
  2. - La enfermiza propaganda del judío Ehrenburg, que predicó y ordenó
    sistemáticamente la muerte y violación de todos los ancianos, hombres,
    mujeres y niños que fueran alemanes (o incluso sin serlo, observar los
    casos de Hungría y Rumanía).
  3. - El vodka distribuido entre las tropas soviéticas con el fin de embrutecerlos.


Y repito que no los excuso, pero he querido dejar claro que lo que pasó
en el 45 no tiene que ver con el Pueblo Ruso, sino con una siniestra
casta judía-bolchevique, con una propaganda criminal, con hordas
asiáticas y con miles de litros de vodka. El Ejército Rojo de finales de
la Guerra puede compararse perfectamente con cualquier horda huna,
pechenega, mongola, tártara, etc., del pasado estepario, cuyos desvaríos
fueron también sufridos por eslavos (el Ejército Rojo cometió
violaciones también en Rusia, Bielorrusia y Ucrania, por ejemplo).



"¿Eres eslavófilo?"




Sí. Como también soy germanófilo, celtófilo, baltófilo, latinófilo,
hispanófilo, anglófilo, francófilo, americanófilo, australianófilo y
helenófilo. Pero no hay ningún grupo tan inmenso como los eslavos y que a
la vez esté sujeto a un desconfiado escepticismo (quizás, hasta cierto
punto, los americanos blancos), por eso he sacado estos posts sobre los
eslavos.



LA MITOLOGÍA ESLAVA POR ENCIMA





La idiosincrasia eslava está marcada por un fuerte misticismo, una
profunda religiosidad, el enfrentamiento con condiciones extremas
(gélidas en Invierno, ardientes en Verano), un carácter rígido e
inflexible, una cierta brutalidad desarrollada por pura necesidad y
adaptación, los bosques interminables, los pantanos, la inmensidad del
territorio y de los horizontes, los ríos, la estepa abierta, la
hechicería, la brujería y el chamanismo, la lucha constante, el
sentimiento de libertad e independencia, el dualismo, los espíritus de
las selvas y de los pantanos, y la crueldad del enemigo "tártaro".


La cosmogonía y el panteón eslavos guardan una estrecha afinidad con los de otros pueblos arios ("indo-europeos").



Svarog es el dios de los dioses, dios del Cielo (compárese con la
palabra indo-irania Svarga, "Cielo"), o al menos del lado luminoso del
Cielo (despejado, luminoso y azul). Se le consideraba el dios del orden,
del honor, de la ley y del linaje, dios civilizador y legislador, que
propugnaba la monogamia, que presidía sobre los matrimonios y que era
patrón de los oficios artesanales. Svarogiz, un dios del fuego terrestre (las hogueras), era hijo suyo, así como Dazhbog, el dios del fuego celeste (el Sol).



Perun es el típico dios ario de la tormenta, del rayo y el trueno
(o del lado oscuro del Cielo iracundo), equivalente al Perkunas
báltico, el Indra indo-ario, el Thor escandinavo, el Donnar alemán, el
Zeus griego, el Taranis céltico o el Júpiter romano. Sus atributos eran
un caballo, un carro, un hacha o martillo, y flechas de piedra. Presidía
sobre las armas y sobre la guerra, y los antiguos eslavos pensaban en
él o lo invocaban antes de entrar en combate. Vladimir el Grande lo
colocó como jefe del panteón de la Rusia de Kiev (puede que porque era
polígamo, y el monogámico Svarog hubiese sido paradójico para él).
Cuando Perun dominaba el panteón, era concebido como una figura regia
que dirigía el mundo mortal desde una fortaleza situada en la más alta
rama del Árbol del Mundo (la versión eslava de Ygdrasil), y que lanzaba
rayos sobre la Tierra en momentos de choque con las fuerzas telúricas.





Perun, como Thor, como Hércules, como Apolo, como Indra y como tantos
otros dioses y héroes arios, combate contra la serpiente telúrica con
el arma en la mano.


Byelobog (Dios Blanco) es dios de la luz, de la suerte, de la
belleza y de la felicidad. Equivale al Balder germánico, al Abelio
céltico, al Apolo griego y romano e incluso al posterior Luzbel de los
herejes medievales.



Chernobog (Dios Negro) era el dios de la oscuridad y la maldad,
considerado en conflicto perpetuo con Byelobog. Creo que al Loki
escandinavo se le puede considerar un equivalente apropiado, así como al
Angra Manyu de los persas.



Veles es el antagonista de Perun, un dios del agua, de la Tierra,
de la agricultura y del Inframundo. Su origen muy probablemente radica
en pueblos pre-arios. Los eslavos concebían las tormentas como una
batalla entre las fuerzas celestes (representadas por Perun) y las
telúricas (representadas por Veles).



Dievana es una diosa de los bosques y de la virginidad, equivalente a la Diana Romana, la Artemisa helénica o la Artio céltica.



Matt Zemlya ("Madre Tierra", equivalente a la Terra romana, la
Gea helénica o la Erda germánica) es una diosa que representa la materia
y las fuerzas telúricas de la Tierra.



Kupala es diosa del agua.



Morana (Muerte) es la diosa de la muerte y del Invierno, pienso
que la Hel escandinava es una buena candidata a la semejanza con esta
diosa.



Siwa es diosa de la Primavera, la vida y la fertilidad,
equivalente a la Iduna escandinava o la Ostara alemana. También se
describe a una diosa llamada Dodola o Perperuna, que es esposa de Perún,
que coincide con Siwa en su condición de diosa de la Primavera, que
causaba la lluvia ordeñando sus vacas celestiales y que decoraba la
vegetación verdeante con brotes y flores.



Las Vila o Wela eran como una mezcla de ninfas y valquirias.
Podían aparecerse a los mortales como cisnes, serpientes, lobos,
caballos o doncellas. Se les consideraba almas guerreras y silvestres,
cabalgando caballos o ciervos. Los antiguos eslavos les hacían ofrendas
de pasteles, lazos, frutas frescas, vegetales o flores, que se
depositaban en árboles, pozos o cuevas considerados sagrados.



Por otro lado, se creía en infinidad de espíritus positivos y negativos,
hadas, espíritus de los bosques, de los ríos, de los pantanos, de las
casas, de la niebla y de las montañas, además de magos, hechiceras,
vampiros y licántropos.





Estos signos, antiquísimos, se llamaban gromoviti znaci (marcas de
trueno), y constituyen una versión eslava del arquetipo de la Runa Hagal
o asterisco. Eran colocados sobre las casas de los antiguos eslavos
como amuleto de buena suerte para proteger el hogar de los rayos. Se
cree que simbolizaban a Perun, el Dios del Trueno.


LOS ESLAVOS MODERNOS SON LOS SUPERVIVIENTES DE MIL CATÁSTROFES
INIMAGINABLES. SU MISMA EXISTENCIA COMO GRUPO ES TODO UN TRIBUTO A LA
CAPACIDAD DE RESISTENCIA Y A LA DUREZA DE LA RAZA BLANCA.



LOS DIOSES ARIOS DESCARGARON SOBRE LOS ESLAVOS UNA MONSTRUOSA
RESPONSABILIDAD, Y LA MÁS GRAVE Y TERRIBLE DE TODAS LAS DEUDAS DE
CUALQUIER PUEBLO DE LA TIERRA ADEMÁS DE LOS JUDÍOS.



EN LENGUAJE ORIENTAL, HAY UNA INMENSA NUBE DE KARMA GRAVITANDO SOBRE LOS
ARIOS DEL ESTE, Y UNA GRAN FUERZA, AUN INTOCADA, ENCERRADA EN SUS
PUEBLOS, ESPERANDO SER INVOCADA Y LIBERADA.






"Sventovit", por el artista ruso Konstantin Vasiliev, 1971.
Recordemos que el dios Svantovit era adorado en el santuario de Arkona,
por los pueblos germánicos, bálticos y eslavos.


A MODO DE TÉRMINO: EJEMPLOS DE TIPOS RACIALES ESLAVOS




A lo largo de estos posts he intentado, ante todo, demostrar que los
eslavos son un grupo ario más. Ahora pretendo coronar el pastel con la
guinda final, por si a alguien le quedaba alguna duda: ejemplos de
sangre aria en eslavos.



Después de incontables invasiones, luchas y opresiones, la presencia de
individuos tan racialmente puros presta testimonio a favor de la bravura
y la resistencia eslavas. Quien predica en contra de tales individuos
sólo por proceder del Este, quien los llame "subhumanos", quien
desprecie su herencia genética, está obrando, desde este momento, en
contra de la salud de la misma Raza Blanca. Si tras haber leído bien
todos mis posts sobre los eslavos, queda alguien que siga pensando que
los eslavos son inferiores o que no son arios, por favor, que me lo haga
saber, que le colocaré personalmente la medalla a la testarudez
compulsiva "por amor a la testarudez en sí".





Denis Pankratov (Stalingrado/ Volgorado, 1974),

nadador olímpico ruso que arrasó en los años 90.






Anna Kournikova (Moscú, 1981), famosa tenista rusa.





Soldados rusos en Georgia en 2008.





La modelo checa Hanna Soukupova.





El luchador croata Mirko "Crocop" Filipovic.





Ésta creo que es una pasada Miss Bielorrusia, en traje regional tradicional de su tierra.



(Sacado de "¿Y si Hitler hubiera ganado?", León Degrelle)


Aquí colocaré un fragmento capaz de callar muchas bocas, pues fue
escrito nada más y nada menos que por un General de las SS que estuvo
combatiendo en el Frente del Este en primera línea, que fue testigo de
lo que ocurrió allí y que sabe lo que dice. Degrelle habla de lo que
hubiese pasado de haber ganado Alemania la Segunda Guerra Mundial, y
habla sobre la unión de todos los europeos —incluyendo los eslavos— en
los campos de batalla y en las retaguardias ocupadas.







Igualmente hubiese intervenido el genio ruso, y de una manera
considerable, estoy seguro, en el refinamiento de una Europa demasiado
alemana en donde doscientos millones de eslavos del Este iban a ser
integrados. Cuatro años viviendo mezclados al pueblo ruso, hicieron que
los combatientes antisoviéticos lo estimaran, admiraran y amaran.



La desgracia reside en que, desde hace medio siglo [tengamos en cuenta
cuándo fue escrito esto], las virtudes de esos doscientos millones de
brava gente se encuentran ahogadas —y peligran de estarlo aún bastante
tiempo— bajo la enorme losa de plomo del régimen soviético.



Este pueblo es tranquillo, sensible, inteligente y artista, y posee al
mismo tiempo el don de las matemáticas, lo que no resulta
contradictorio: la ley de los números es la base de todas las artes.



(…)



Puede imaginarse la sorpresa de los alemanes, atravesando Rusia y no
encontrando más que rubios de ojos azules, tipos exactos de estos arios
perfectos a los que se les había obligado a admirar en exclusiva.
¡Rubios! ¡Y rubias! ¡Y qué rubias! Grandes campesinas, espléndidas,
fuertes, de ojos celestes, más naturales y sanas que las que había
podido reunir la Hitlerjugend.



¡No podía imaginarse siquiera raza más típicamente adaptada a los sacrosantos cánones del hitlerismo!



En seis meses se hizo rusófilo todo el Ejército Alemán. Se fraternizaba
con los campesinos por todas partes. ¡Y con las campesinas! Como ocurrió
con Napoleón, Europa se formaba también en los brazos de las europeas
y, en este caso, de estas bellas jóvenes rusas, hechas para el amor y la
fecundidad y a las que se vio, durante la retirada, seguir
frenéticamente, entre el fragor de los más terribles combates, a los
Erik, los Walter, los Karl, los Wolfgang que les habían enseñado, en los
momentos de descanso, el placer de amar y su encanto, aunque ello
viniera del Oeste.



Algunos profesores nazis profesaban teorías violentamente antieslavas.
Pero éstas no hubiesen resistido más de diez años de compenetración
ruso-germánica. Los rusos de ambos sexos hubiesen conocido al alemán
rápidamente. Ya empezaban a conocerlo bien. Encontrábamos manuales
alemanes en todas las escuelas. El lazo del idioma se hubiese
desarrollado en Rusia más rápidamente que en cualquier otro lugar de
Europa.



El alemán posee admirables cualidades de técnico y de organizador. Pero
el ruso, soñador, es más imaginativo y más vivo de espíritu. Uno hubiese
completado al otro. Los lazos de sangre hubiesen hecho el resto. Los
jóvenes alemanes, a pesar de lo que hubiese querido hacer en contra la
propaganda, hubiesen desposado a cientos de miles de jóvenes rusas. Les
gustaban. La creación de la Europa del Este se hubiese completado de la
forma más agradable. La conjunción germano-rusa hubiese hecho
maravillas.






* * * * * * * *


Hemos visto que Rusia nació cuando los vikingos germanos ayudaron a los
eslavos a derrotar a los khazares, un siniestro pueblo asiático que
había adoptado el Judaísmo como religión, tras lo cual los vikingos se
instalaron como nobleza. Del mismo modo, la Nueva Rusia iba a nacer con
la derrota del Comunismo, ese nuevo engendro khazar, a manos de los
nuevos guerreros germanos.



FUENTE: NORDICTHUNDER








 

















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July 8th, 2012



#3



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Direman





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Buenísimo el artículo, no se traspasó a ES y llevaba tiempo buscándolo. Calla muchas bocas.

¿Por casualidad no tendrás la serie completa (y de paso algún otro artículo 'perdido' )?



Un saludo.







 

















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July 8th, 2012



#4



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Leptón_2





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Gracias por esa recuperación, la verdad es que el trabajo ha merecido
mucho la pena, siempre he sentido una especie de fraternidad espiritual
con el pensamiento y las conclusiones de Nordic Thunder, y tiene razón
al decir que el pueblo eslavo es un pueblo de futuro. Falta, como
siempre, una casta dirigente que planifique no según las próximas
elecciones, sino que piense en siglos. Pocos colectivos han pensado en
siglos. Se me ocurren Esparta, Israel y la Santa Sede, nada más, en el
ámbito "occidental". El día que Rusia piense en siglos, muchas cosas van
a cambiar.







Benditos blancos del Este.







 

















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July 8th, 2012



#5



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Originally Posted by Leptón_2
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...siempre he sentido una especie de fraternidad espiritual con el pensamiento y las conclusiones de Nordic Thunder, y tiene razón al decir que el pueblo eslavo es un pueblo de futuro...
Totalmente de acuerdo.



Quote:


LOS DIOSES ARIOS DESCARGARON SOBRE LOS ESLAVOS UNA MONSTRUOSA RESPONSABILIDAD, Y LA MÁS GRAVE Y TERRIBLE DE TODAS LAS DEUDAS DE CUALQUIER PUEBLO DE LA TIERRA ADEMÁS DE LOS JUDÍOS.

Esto se me escapa... Entiendo por qué los judíos, pero ¿los eslavos? ¿A qué pensáis que se refiere?



Muchas gracias Anbriosorot por colgarlos, a ver si puedes recuperar las partes anteriores.



Un saludo.







 

















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July 9th, 2012



#6



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Leptón_2





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Puede que se refiera a que el pueblo eslavo fue el que decidió la
derrota final del Tercer Reich, retrasando el Futuro tal vez miles de
años (de momento 67).











 

















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July 9th, 2012



#7



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Originally Posted by Leptón_2
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Puede que se refiera a que el pueblo
eslavo fue el que decidió la derrota final del Tercer Reich, retrasando
el Futuro tal vez miles de años (de momento 67).



Tiene sentido; aun así me parece más una deuda (otra...) de los
judíos, ya que fueron estos, y no otros, los ideólogos, propagadores y
dirigentes de esa aberración que es el comunismo.

No lo podemos saber con certeza, de momento. Lo que es seguro es que
maldigo el día que ocurrió lo del blog; otro regalo más de nuestros
resentidos amigos.







 















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