Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
o Unión Soviética
(en ruso, Soyuz Sovyetsky
Sotsialistichesky Respublik) |
Estado federal plurinacional, formado por pueblos
europeos y asiáticos, creado como resultado de la
Revolución rusa de
noviembre de 1917 en el territorio del antiguo Imperio Ruso, fundado con
tal denominación en diciembre de 1922 y cuya disolución se produjo en
diciembre de 1991.
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ha sido llamada
generalmente Unión Soviética y también, erróneamente,
Rusia Soviética o
simplemente Rusia.
Tras la
I Guerra Mundial La historia de la URSS comienza
cronológicamente el 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre, según el
calendario juliano por el que se rigió
Rusia hasta 1918), cuando la
Revolución rusa culminó con la conquista del poder por el Congreso de
los Soviets de toda
Rusia, dirigido por el partido bolchevique. Tras
autoproclamarse depositario de la autoridad gubernamental, el Congreso
promulgó inmediatamente una serie de decretos por los que
Rusia dejaba
de combatir en la
I Guerra Mundial, era nacionalizada toda la tierra y
se constituía el Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) que
actuaría como primer Gobierno Obrero y Campesino y estuvo presidido por
Lenin. El 15 de noviembre de 1917 los soviets garantizaron el derecho a
la igualdad y a la autodeterminación de todas las numerosas
nacionalidades que habitaban el territorio del antiguo Imperio
Ruso. La
primera nación en sacar provecho de esta situación fue
Finlandia, donde
se estableció un gobierno nacional; además le fue reconocida la
independencia del dominio ruso. En otro de sus primeros
decretos, el
gobierno soviético proclamó la separación Iglesia-Estado. Aunque
se
garantizaba la libertad religiosa individual, el Estado declaró
su aconfesionalidad. Las ideas fundamentales de estos y otros decretos
quedaron recogidas en la Constitución de 1918, que proclamó la
República
Socialista Soviética Federada de
Rusia.
El tratado de paz
Las negociaciones de paz con Alemania se
iniciaron en diciembre de 1917. Los términos de la paz presentados por
los alemanes en la Paz de Brest-Litovsk eran inaceptables, por lo cual
las negociaciones quedaron rotas en febrero de 1918. Sin embargo una
nueva ofensiva alemana llevó a los dirigentes soviéticos a reanudar las
conversaciones y a principios de marzo se concluyó el tratado. Según sus
términos, la República Socialista Soviética Federada de Rusia tuvo que
ceder Ucrania, Polonia y los estados bálticos. El gobierno soviético
también fue obligado a pagar unas elevadas indemnizaciones a Alemania.
Lenin consideraba esencial para la causa soviética la firma del tratado,
a pesar de su dureza, porque daría el tiempo necesario para consolidar
el régimen recién constituido. Además, el líder bolchevique creía
inminente la extensión de la revolución soviética a otros países
europeos. Aunque esas revoluciones estallaron posteriormente en algunos
países, especialmente en Alemania y Hungría, fracasaron en su intento
por hacerse con el poder, por lo que el gobierno soviético fue el único
en proclamar como objetivo el establecimiento de un Estado socialista. La firma de la Paz de Brest-Litovsk
produjo una escisión en el seno del Gobierno soviético. El Partido
Socialista Revolucionario, que había estado colaborando con los
bolcheviques, declaró que el tratado constituía una traición a la causa
de la Revolución y abandonó el gobierno. Confiando en sus tradicionales
métodos de lucha política, miembros de dicho partido asesinaron al
embajador alemán con la vana esperanza de provocar nuevamente el
comienzo de las hostilidades. También llevaron a cabo atentados contra
algunos líderes bolcheviques. Lenin fue seriamente herido por uno de
estos actos terroristas, lo que provocaría su prematuro fallecimiento.
Como respuesta, los bolcheviques iniciaron el llamado Terror Rojo, con
la supresión del Partido Socialista Revolucionario y la ejecución de
numerosos opositores políticos. Otros partidos y facciones minoritarias
fueron igualmente eliminados por los bolcheviques. De este modo la
República Socialista Soviética Federada de Rusia se convirtió en un
Estado con régimen de partido único, el Partido Comunista Ruso
(Bolchevique), nombre que adoptó el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso
(POSDR) en marzo de 1918.
La Guerra Civil La política social y económica de los
bolcheviques provocó el estallido de la Guerra Civil y la intervención
de potencias extranjeras. En Siberia, un Ejército compuesto por 45.000
antiguos prisioneros de guerra checos, que habían sido armados por el
gobierno zarista para combatir a los alemanes, inició una ofensiva
contra las autoridades soviéticas. Múrmansk y Arjanguelsk, las
principales ciudades del extremo septentrional de Rusia, fueron ocupadas
por tropas aliadas. El Ejército japonés ocupó Vladivostok y una fuerza
expedicionaria estadounidense desembarcó en esta ciudad. Los alemanes
invadieron la Rusia Blanca (una región más o menos equivalente a la
actual Bielorrusia), Ucrania y el Cáucaso. En el otoño de 1918 el
almirante Alexandr Vasílievich Kolchak, al mando de un ejército
contrarrevolucionario, se proclamó comandante supremo de Rusia y
estableció su capital en Omsk (Siberia). A comienzos de 1919 el Ejército
Blanco mandado por el general Anton I. Denikin lanzó desde Ucrania una
ofensiva contra las tropas soviéticas, mientras que otro, dirigido por
el general Nikolái N. Yudiénich avanzó hacia Petrogrado (ahora San
Petersburgo). A pesar de los reveses iniciales, los bolcheviques
lograron repeler estos ataques a comienzos de 1920. En abril de ese año,
el Ejército polaco lanzó un nuevo ataque con ayuda de tropas bielorrusas
bajo el mando de Piotr Wrangel. Dos meses más tarde las tropas
soviéticas, reorganizadas por el comisario (ministro) de la Guerra Liev
Trotski en 1918 con el nombre de Ejército Rojo, iniciaron la
contraofensiva. La guerra con Polonia finalizó con la firma en 1921 del
Tratado de Riga por el que determinadas áreas occidentales de la Rusia
Blanca y de Ucrania pasaban al control de Polonia. Tras la expulsión de
las tropas de ocupación japonesas de Siberia oriental a finales de 1922,
la Guerra Civil llegó a su fin. El régimen soviético no estaría ya en
peligro inmediato durante largo tiempo. Los bolcheviques derrotaron a las tropas
extranjeras y a las fuerzas contrarrevolucionarias rusas gracias a su
determinación, organización y buen mando, en especial de Lenin y de
Trotski, y a la desunión de sus rivales y a la renuncia de los países
participantes en la guerra a seguir apoyándola. El denominado Comunismo de Guerra,
política aplicada por los bolcheviques durante el conflicto civil,
supuso la rápida nacionalización de la industria y de los medios de
transporte y la confiscación de todos los suministros y equipos
necesarios para la actividad bélica, lo que arruinó por completo la
economía del país. Cuando cesaron las hostilidades y quedó consolidado
el régimen soviético, el gobierno tuvo que hacer frente a la necesidad
de restaurar la economía. Trotski y otros dirigentes preferían mantener
esta rígida política de guerra para continuar la evolución hacia el
comunismo. Lenin optó por reducir la gravosa economía de guerra impuesta
a los agricultores, con el objetivo de estimular la producción agraria,
y por mitigar los controles sobre la industria y el comercio para
permitir la creación de pequeñas empresas que lograran aumentar la
producción. La denominada Nueva Política Económica (NEP) de Lenin fue
adoptada en 1922 por el Partido Comunista Ruso. La época de Stalin La prematura muerte de Lenin en 1924
desencadenó una dura lucha por el poder. Los principales antagonistas
fueron Trotski y Iósiv Stalin, entonces secretario general del partido,
los cuales se proclamaban legítimos herederos de Lenin. Gracias al
control sobre el aparato del partido Stalin logró obtener el apoyo de la
mayoría del Partido Comunista y consolidar así su poder. En noviembre de
1927, tras un referéndum interno, el partido repudió por completo las
ideas políticas de Trotski que fue expulsado de aquél y tuvo que
exiliarse en Alma Atá. Dos años más tarde Trotski fue proscrito en la
Unión Soviética y en 1940 asesinado en México, presumiblemente por un
agente de Stalin. En 1929 Stalin fue reconocido como máximo
dirigente del partido y del país. A partir de ese momento inició la
serie de purgas que caracterizarían sus 25 años de mandato, y que
afectaron en primer lugar a sus antiguos aliados durante la pugna con
Trotski. Esos dirigentes, especialmente Nikolái Ivánovich Bujarin y
Alexéi Ivánovich Ríkov, fueron expulsados de los más altos órganos del
partido. Desde entonces, Stalin sólo confió en su
control del partido y de la policía y en los compañeros que él había
elevado al poder. Entre estos destacaron Viacheslav Molótov, Valerian
Vladímirovich Kuibishev, Grigori K. Ordzhonikidze y Kliment Efrémovich
Voroshílov.
Fundación de la URSS
Durante la década de 1920 se produjeron
cambios radicales en la administración gubernamental y se lograron
notables mejoras en la economía nacional y en las relaciones
internacionales. En diciembre de 1922, y previa aprobación de sus
respectivos Congresos de los Soviets, la República Socialista Soviética
Federada de Rusia y las Repúblicas Socialistas Soviéticas de
Transcaucasia, Ucrania y Bielorrusia, formaron la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, entidad que surgió como tal en este momento. La
Constitución de 1924, presentada en enero de ese año, reorganizaba los
territorios bajo control soviético en torno al nuevo estado. Aunque se
garantizaba un cierto grado de autonomía a cada una de sus repúblicas
integrantes, el gobierno soviético central mantenía un rígido control
sobre relaciones exteriores, defensa y planificación económica. Durante
los años siguientes, la República Transcaucásica quedó dividida en las
Repúblicas Socialistas Soviéticas de Georgia, Armenia y de Azerbaiyán.
La creación de las repúblicas de Kazajstán y de Asia central fue
resultado de su separación de la RSFSR. A su vez, la República de Asia
central se dividió en las Repúblicas Socialistas Soviéticas de
Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán y de Kirguizistán. En 1924 las grandes potencias mundiales,
que intentaron en un principio aislar al régimen soviético, ya habían
establecido relaciones diplomáticas con éste y la URSS empezó a
participar en las conferencias internacionales. Estados Unidos fue, de
todas las grandes potencias, la última en reconocer formalmente al
gobierno soviético, lo que sucedió durante el mandato del presidente
Franklin D. Roosevelt.
La transformación económica
Hacia 1927 la NEP trazada por Lenin, bajo
la cual se permitió un cierto capitalismo, había generado la suficiente
recuperación económica como para retomar el camino hacia el socialismo,
de acuerdo con los objetivos a largo plazo de los soviéticos. Por ello,
en 1928 se inició un periodo de economía planificada, dirigida desde el
Comité de Planificación Estatal (GOSPLAN, creado en 1921) con la puesta
en práctica del primero de los planes quinquenales aplicados por Stalin.
Los objetivos básicos de estos planes eran transformar a la URSS de un
país agrícola en una potencia industrializada, llevar a cabo la completa
colectivización de la agricultura y transformar la naturaleza profunda
de la sociedad.
La gran purga
A mediados de la década de 1930, la
política soviética estuvo caracterizada por las drásticas purgas, tanto
en el seno del Partido Comunista como en el del gobierno, de todos los
elementos supuestamente opuestos a la política estalinista. Las purgas
se iniciaron en 1929 y alcanzaron su punto más virulento en diciembre de
1934 tras el asesinato de Serguéi M. Kírov, un leal partidario de Stalin.
Entre los años 1935 y 1939 Stalin ya había desplazado a todos sus
opositores de los cargos de poder. Muchos fueron encarcelados,
deportados a Siberia o ejecutados. De hecho, entre 1934 y 1938 dos
tercios de los miembros que tenía el Comité Central del Partido
Comunista en 1934, fueron sentenciados a muerte y ejecutados. De la
misma forma, entre 1936 y 1938, más de la mitad de los oficiales
superiores del ejército fueron purgados. En una serie de espectaculares juicios
celebrados en Moscú entre 1936 y 1938, varios altos dirigentes del
partido, incluidos Grígori Zinóviev, Bujarin y Ríkov fueron acusados,
condenados y ejecutados por su supuesta participación en una
conspiración con Alemania y Japón para derribar al régimen soviético.
Idénticos cargos se hicieron en otro juicio, de carácter secreto, contra
algunos oficiales del Ejército Rojo, entre los que se encontraba el
mariscal Mijaíl Nikoláievich Tujachevski, que también fueron ejecutados.
Los denominados Procesos de Moscú suscitaron críticas en todo el mundo
hacia el régimen soviético, que quedó seriamente debilitado por esas
numerosas ejecuciones.
Política exterior
Desde el punto de vista soviético, los
sucesos internacionales ocurridos durante la década de 1930 pusieron en
creciente peligro la seguridad de la URSS. En el Extremo Oriente, Japón
ocupó Manchuria en 1931 y las fricciones entre las tropas de ocupación
japonesas y las soviéticas, estacionadas a lo largo de la frontera con
dicho territorio, se hicieron cada vez más frecuentes. En 1938 los
esporádicos choques armados derivaron en una seria guerra fronteriza. Al
mismo tiempo, el ascenso de Hitler al poder en Alemania en 1933, y su
política expansionista y anticomunista, supusieron una amenaza mayor
para la seguridad soviética. Buscando establecer alianzas con otras
potencias, especialmente con Francia y Gran Bretaña, la URSS ingresó en
la Sociedad de Naciones en 1934. Durante los cinco años siguientes el
comisario soviético de Asuntos Exteriores Maksim M. Litvinov solicitó
repetidamente a los miembros de esta organización la adopción de medidas
conjuntas contra las sucesivas agresiones de las potencias fascistas. La
URSS intentó también obtener apoyo para la que llamó política de
seguridad colectiva, consistente en promover la formación en países
extranjeros de los llamados gobiernos de Frente Popular. Esta política
exigía la colaboración de los grupos políticos comunistas, socialistas y
centristas para hacer frente a los movimientos fascistas. En el verano de 1938 se originó una grave
crisis cuando el gobierno alemán exigió del gobierno de Checoslovaquia
la cesión de los Sudetes, una zona fronteriza con una gran minoría de
población alemana. La URSS anunció su intención de ayudar a los
checoslovacos en su resistencia contra tales pretensiones y pidió que
Francia y Gran Bretaña ofrecieran una ayuda similar. Los gobiernos
francés y británico, por el contrario, aceptaron las garantías ofrecidas
por Hitler en el sentido de que con esta demanda Alemania ponía punto
final a sus reivindicaciones territoriales. El resultado de la tibia
postura adoptada por Francia y Gran Bretaña fue el Pacto de Munich,
firmado en septiembre de 1938, que aseguraba la cesión de los
territorios en litigio a Alemania. La firma de este pacto significó el
fracaso de la política de seguridad colectiva soviética. En marzo de
1939 tropas alemanas, a través de los Sudetes, penetraron en
Checoslovaquia y tomaron rápidamente el pleno control del territorio.
La II Guerra Mundial
Ocupado en una guerra fronteriza contra
Japón en el Extremo Oriente y alarmado ante los progresos alemanes en
Occidente, el gobierno soviético inició negociaciones secretas con
Alemania para establecer un pacto de no-agresión entre ambos estados, en
tanto que continuaban las conversaciones iniciadas anteriormente con
Francia y Gran Bretaña para firmar una alianza contra Alemania. En
agosto de 1939 se anunció de forma repentina la firma del pacto de
amistad y de no-agresión entre Alemania y la URSS. Este acuerdo
(conocido como Pacto Germano-soviético, o también Pacto Ribbentrop-Molótov,
por ser esos los nombres de sus dos principales negociadores) contenía
una cláusula secreta que determinaba el reparto de Polonia y las esferas
de influencia de ambos países en Europa oriental. El 1 de septiembre, la
invasión alemana de Polonia llevó a Francia y Gran Bretaña a declarar la
guerra a Alemania. Así comenzó la II Guerra Mundial. Dieciséis días más
tarde el Ejército Rojo cruzaba la frontera polaca, ocupaba la parte
oriental de Polonia y comenzaba la sovietización de los territorios
ocupados. Cientos de miles de polacos fueron deportados a Siberia. El 29
de septiembre los gobiernos alemán y soviético firmaron un tratado por
el que se delimitaban sus respectivas zonas de interés en Polonia.
También reconocía la supremacía de ambas potencias en sus respectivas
zonas de influencia y establecía una defensa común contra injerencias de
terceros países. El pacto con Adolf Hitler marcó el inicio
de una nueva fase en la historia de la URSS. Durante los años
inmediatamente anteriores a este acuerdo, el objetivo principal de la
política soviética había sido la construcción del socialismo, esto es,
la industrialización del país. La ocupación del este de Polonia fue la
primera de una serie de anexiones territoriales que afectaron a Estonia,
Letonia, Lituania, Carelia, Besarabia y la parte septentrional de
Bucovina. Los pactos de no-agresión impuestos por la URSS a los países
bálticos le dieron el derecho a estacionar tropas en dichos territorios. La Guerra Ruso-finesa A finales de 1939 el gobierno soviético
exigió a Finlandia la cesión del istmo de Carelia, en la costa finesa
del golfo de Finlandia y al noreste de Leningrado (ahora San
Petersburgo), para poder establecer allí una base naval. El gobierno
finlandés rechazó las exigencias soviéticas lo que originó la no
declarada formalmente Guerra Ruso-finesa, iniciada el 30 de noviembre de
1939 al invadir la URSS el territorio finlandés. A pesar de una valerosa
pero inútil resistencia, los finlandeses fueron vencidos por las tropas
soviéticas, muy superiores en número. La guerra acabó el 12 de marzo de
1940. Según los acuerdos del tratado de paz, la URSS se hizo con los
territorios del istmo de Carelia y el puerto de Víborg, además de con
otros territorios estratégicos y compensaciones económicas. Expansión en el Báltico y en los
Balcanes La expansión soviética continuó durante
1940. Entre el 15 y 16 de junio, la URSS exigió el establecimiento de
gobiernos prosoviéticos en Lituania, Estonia y Letonia, y el libre paso
de las tropas soviéticas por sus respectivos territorios. Sin esperar
respuesta a tales exigencias, el Ejército Rojo ocupó dichos países. La
URSS impuso gobiernos propicios y reprimió a todos los elementos
antisoviéticos. Los tres estados quedaron anexionados a la URSS por
decretos promulgados por el Soviet Supremo entre el 1 y el 8 de agosto
de ese año. Al mismo tiempo la URSS dirigió sus
objetivos hacia los Balcanes. Exigió a Rumania la devolución de
Besarabia, territorio que aquel país había anexionado a costa de la
RSFSR en 1918, y la entrega del norte de Bucovina. Rumania accedió a
finales de junio de 1940. Los territorios cedidos pasaron a formar
parte, posteriormente, de la República Socialista Soviética de Moldavia.
A finales de ese año los alemanes impusieron en Rumania un gobierno
títere y garantizaron la frontera rumano-soviética. La URSS, recelosa aún de las intenciones
alemanas, tenía interés en poner fin a las hostilidades con Japón. El 13
de abril de 1941 los dos países firmaron un pacto de neutralidad
valedero por cinco años. La invasión alemana El 22 de junio de 1941 Alemania invadió
la URSS, sorprendiendo a Stalin, que se había negado a creer en la
inminencia de una ofensiva alemana. Italia y Rumania declararon la
guerra a la URSS ese mismo día. De forma instantánea se transformaron
todas las alianzas políticas y militares mundiales y la guerra comenzó a
adquirir dimensiones globales. Alemania se enfrentaba desde ese momento
a sus enemigos en el este y en el oeste, como ocurrió durante la I
Guerra Mundial. Como quiera que Finlandia, Hungría, Albania y otros
estados satélites de las potencias del Eje declararon también la guerra
a la URSS, Gran Bretaña y Estados Unidos se comprometieron a ampliar su
ayuda a la URSS. El programa estadounidense, fundamentado en la Ley de
Préstamos y Arriendos, proporcionó a la URSS unos 12 millones de dólares
en pertrechos y alimentos. Tras la entrada de Estados Unidos en la
guerra (diciembre de 1941) las tres potencias se aliaron militarmente.
En enero de 1942, cuatro meses después de que se hubiera comprometido a
aceptar los principios de la Carta del Atlántico, el gobierno soviético
y otros 25 gobiernos de los países aliados firmaron una declaración por
la que se adherían formalmente al programa y a los objetivos de la Carta
del Atlántico y se comprometían a cooperar en la guerra contra las
potencias del Eje. El ataque del Eje contra la URSS se
desplegó desde el océano Ártico hasta el mar Negro. Durante el resto del
verano y hasta finales de 1941, las tropas alemanas avanzaron por el
interior del país y llegaron a las puertas de Leningrado y Moscú y a
Ucrania. Puesto que el Ejército Rojo se tambaleaba ante los ataques
alemanes, Stalin inició el traslado de las plantas industriales y sus
obreros, que estaban al alcance del enemigo, más allá de los montes
Urales. Gran parte de lo que no pudo ser trasladado fue destruido,
siguiendo una política de 'tierra quemada'. Durante algún tiempo pareció que la
blitzkrieg (guerra relámpago) alemana iba a triunfar, puesto que
millones de soldados soviéticos fueron cercados y aniquilados o
capturados. En los estados bálticos, Bielorrusia y Ucrania los invasores
encontraron una amistosa recepción por parte de quienes habían sufrido
las políticas estalinistas. Sin embargo, las atrocidades cometidas por
los alemanes en su avance multiplicaron la resistencia soviética. El
avance hacia Leningrado quedó detenido en septiembre de 1941, pero la
ciudad estuvo sitiada hasta enero de 1944. Las bajas producidas durante
el asedio superaron la cifra de 1.250.000 personas. En octubre de 1941
se detuvo el avance hacia Moscú. La batalla de Stalingrado En el sur los alemanes tuvieron más
éxito. Conquistaron toda Ucrania y presionaron hacia el río Volga para
separar Moscú y Leningrado del Cáucaso y del suroeste asiático, pero
fueron finalmente detenidos y derrotados en la épica batalla de
Stalingrado (ahora Volgogrado), que duró desde agosto de 1942 hasta
enero de 1943 y cuyas consecuencias supusieron un punto de inflexión en
el curso de la guerra. A partir de ese momento los alemanes fueron
desplazados constantemente hacia el oeste. En la primavera y verano de
1944 Ucrania y los estados balcánicos habían sido liberados. A finales
de agosto los ejércitos soviéticos ya combatían en los territorios
polaco y rumano. El 22 de abril de 1945 el Ejército Rojo entró en la
periferia de Berlín. Tres días después las tropas rusas y
estadounidenses se encontraron en el río Elba. El 8 de mayo de 1945
acabó la guerra en Europa. Tres meses más tarde, según un tratado
secreto, la URSS declaró la guerra a Japón. Tras una serie de rápidos
movimientos, el Ejército soviético, que no encontró más que una débil
resistencia japonesa, ocupó gran parte de Manchuria, Corea del Norte,
las islas Kuriles y la parte meridional de la isla de Sajalin, que
habían estado hasta entonces en poder de los japoneses. Por estas
acciones, la URSS reclamó su parte en la victoria sobre Japón. Acuerdos de posguerra Ya a finales de la guerra, la URSS era
reconocida como una de las grandes potencias mundiales. Stalin participó
junto a los jefes de Gobierno de Estados Unidos y Gran Bretaña en las
conferencias de Teherán (1943), Yalta y Potsdam, para decidir la
estrategia política y militar general de la guerra y establecer una
política común sobre Europa en la posguerra. La URSS también desempeñó
un importante papel en las conferencias internacionales previas a la
creación, en 1955, de las Naciones Unidas. En vez de establecer inmediatamente un
tratado con una Alemania derrotada y desorganizada, las potencias
vencedoras crearon temporalmente cuatro zonas de ocupación. La zona
oriental fue asignada a la URSS. Berlín, que se encontraba dentro de la
zona soviética, fue a su vez dividida en cuatro sectores, de los cuales
el oriental fue también asignado a los soviéticos. Las zonas ocupadas
fueron gobernadas como partes de un solo país, con un comercio libre
entre cada una de ellas. El territorio alemán al este de una línea
formada por los ríos Oder y Neisse fue asignado a Polonia en espera de
alcanzar un acuerdo definitivo. La parte septentrional de Prusia
Oriental fue entregada a la URSS. Los soviéticos establecieron, sin
embargo, su propio régimen en las zonas que les fueron asignadas y en
1947 ya se había diseñado el llamado Telón de acero, a fin de separar
Europa oriental y algunas zonas de Europa central de la Europa
occidental. La URSS, por haber sufrido enormes pérdidas, exigió ingentes
reparaciones bajo la forma de industrias alemanas desmanteladas e
instaladas en la Unión Soviética, así como parte de la producción
industrial alemana. También se benefició de los trabajos forzosos de
millones de prisioneros de guerra alemanes.
El inicio de la Guerra fría
El gobierno soviético afrontó los
problemas de la posguerra bajo el prisma de una política expansionista
destinada a aumentar los territorios controlados por gobiernos
comunistas leales a la URSS, a fortalecer su seguridad en previsión de
futuras agresiones y a utilizar el movimiento comunista internacional
como instrumento para incorporar a otros países a la órbita soviética. La nueva política soviética pronto
vulneró los acuerdos adoptados durante la guerra. En la Conferencia de
Potsdam, celebrada tras la victoria en Europa, el gobierno soviético
formuló unas demandas manifiestamente exageradas para sus auténticas
necesidades de seguridad nacional. Dichas peticiones fueron rechazadas
por Estados Unidos y Gran Bretaña con el fin de evitar la creación de
una gran esfera de influencia soviética. A pesar de la creciente acritud
entre los antiguos aliados, en Potsdam se alcanzaron diversos acuerdos
sobre las directrices generales de la política de ocupación, sobre las
indemnizaciones de guerra y sobre las provisionales fronteras
germano-polacas y polaco-soviéticas. Utilizando la amenaza de su poderío
militar, la URSS intentó aplicar un progresivo control sobre las
estructuras políticas, económicas y sociales de los territorios
fronterizos ocupados por ella. La política exterior soviética generó un
conflicto político, diplomático y económico de dimensión mundial con
Estados Unidos conocido como Guerra fría. Conquista del poder En los países donde la influencia de la
URSS era predominante (Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Albania,
Yugoslavia y Alemania Oriental) la estructura política y económica fue
gradualmente reorganizada. Los grupos políticos opositores fueron
aislados y eliminados; se expropiaron grandes posesiones de tierra y,
con la excepción de Polonia, se impuso la colectivización agraria y la
nacionalización de la industria. Para lograr el dominio político, la URSS
aplicó una estrategia consistente en la colaboración inicial con
gobiernos de coalición en los que los comunistas, a pesar de ser
minoritarios, controlaban los ministerios a cuyo cargo estaban la
policía, las Fuerzas Armadas y la gestión de la política económica. A
comienzos de 1947 comenzaron a implantarse en Europa bajo la influencia
soviética los denominados regímenes calificados como democracias
populares, bajo los cuales los comunistas ejercieron un control
autoritario del Estado. En 1948 Checoslovaquia, país que no estaba
situado directamente en la órbita soviética, cayó bajo el control de la
URSS, debido a la labor de su gobierno de coalición. Yugoslavia,
dirigida por el mariscal Tito, hizo frente ese mismo año a los intentos
soviéticos de lograr el control del país, que sobrevivió a las enormes
presiones sólo gracias a la actitud de rechazo de Tito al control
soviético y a la ayuda de Occidente. Como consecuencia, Yugoslavia fue
expulsada de la Oficina de Información Comunista (Kominform) y Tito se
convirtió en el máximo portavoz del No-Alineamiento durante la Guerra
fría. Esta situación general alarmó a Estados Unidos y a Europa
occidental y condujo a la creación de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN) en 1949. La URSS, por su parte, fundó en ese
mismo año el Consejo de Ayuda Mutua Económica (COMECON) para coordinar
la actividad económica de los estados bajo su control; sus miembros
eran, además de la URSS, Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría,
Polonia, Rumania y la República Democrática de Alemania. Relaciones con China Las relaciones con China durante este
periodo fueron conciliatorias. En agosto de 1945 los gobiernos chino y
soviético firmaron un tratado de amistad y de alianza por el que la URSS
concedía ayuda económica y militar, según lo convenido anteriormente con
los aliados. Aunque la URSS se comprometió a respetar la soberanía china
sobre Manchuria, las autoridades soviéticas despojaron a esta región de
prácticamente toda su maquinaria industrial y resistieron activamente
los intentos del gobierno chino de restaurar su autoridad. Mientras
tanto, las armas requisadas a los soldados japoneses hechos prisioneros
fueron entregadas a los comunistas chinos. Cuando el Ejército soviético
se retiró, toda Manchuria cayó en manos de los comunistas chinos. El
posterior triunfo de éstos en 1949 alteró todo el equilibrio de poder en
Asia temporalmente en favor de la URSS.
Lucha por el liderazgo
Stalin mantuvo un control absoluto del
partido Comunista y del Estado Soviético hasta su muerte (marzo de
1953), momento en el que una nueva generación de políticos pudo acceder
al poder. Gueorgui Maximiliánovich Malenkov fue nombrado secretario
general del partido y más tarde primer ministro; Lavrenti Beria,
ministro del Interior; Kliment Voroshílov, presidente del Presidium del
Soviet Supremo. Nikita Jruschov sucedió a Malenkov como secretario del
PCUS ese mismo año. Estos hombres, junto con otros dos viceprimeros
ministros, Nikolái Alexándrovich Bulganin y Lázar M. Kaganóvich se
convirtieron en los auténticos líderes del país. No obstante, de inmediato surgió la lucha
por el poder. Beria fue pronto destituido por "actividades criminales y
contra el partido". En diciembre de 1953 se anunció que había sido
juzgado por conspiración, hallado culpable y fusilado. Otros destacados
funcionarios, próximos a Beria, fueron ejecutados en 1954. En 1955
Malenkov fue obligado a dimitir y Bulganin le sucedió en el cargo de
primer ministro.
Proceso de desestalinización
En una sorprendente maniobra realizada en
el XX Congreso del PCUS (celebrado en Moscú entre el 14 y 25 de febrero
de 1956) diversos líderes comunistas denunciaron la política de Stalin y
repudiaron gran parte de lo que representó. Jruschov fue quien dirigió
el más violento ataque a Stalin, al que condenó por haber sustituido un
órgano colegiado de poder, propio del marxismo, por un culto a su
personalidad que había acarreado unas consecuencias desastrosas para la
URSS. Acusó a Stalin de ser culpable de "arrestos y deportaciones
masivas de miles de personas y de ejecuciones sin juicios de honestos e
inocentes comunistas". También le acusó de no haber preparado una
defensa adecuada contra la invasión alemana en 1941 y de mala conducción
de la guerra, que costó la muerte innecesaria de "cientos de miles de
nuestros soldados"; de "sospechar de manera enfermiza" de sus colegas y
de que "evidentemente tenía planes para eliminar a todos los antiguos
miembros del Politburó"; de ser responsable de la ruptura con Yugoslavia
y poner en peligro las "relaciones pacíficas con otras naciones". Los ataques contra Stalin conmocionaron
profundamente a muchos comunistas en la URSS y en todo el mundo. En la
campaña de desestalinización, fueron retirados los retratos de Stalin y
rebautizadas las localidades que tenían su nombre, reescribiéndose los
libros de texto a fin de revisar su reputación.
El ascenso de Jruschov
La lucha por el poder concluyó finalmente
con el triunfo de Jruschov en 1957. Logró expulsar de sus cargos a
Molótov, Malenkov, Kaganóvich y otros dirigentes. Cuando Bulganin se vio
obligado a dimitir en 1958, Jruschov obtuvo la presidencia del gobierno,
se mantuvo al frente de la secretaría del partido y todo señalaba que el
liderazgo colectivo había acabado. Durante el XXI Congreso del PCUS
(1961) se manifestó un nuevo culto a su personalidad. Repitió algunas
acciones de las que había acusado al anterior dictador; retiró del
mausoleo el cuerpo de Stalin, que se encontraba detrás del de Lenin, y
pidió la expulsión del partido de aquellos estalinistas que se le habían
opuesto en 1957. En los años siguientes la campaña desestalinizadora se
suavizó y fue reconocida la participación de Stalin en la creación del
Partido Comunista y en la victoria en la II Guerra Mundial.
La caída de Jruschov
Leonid Brezhnev, que en 1960 había
sustituido a Voroshílov como presidente, fue asignado en 1963 al
secretariado del PCUS. En julio de 1964, a propuesta de Jruschov, se le
relevó de la presidencia para que se dedicara por exclusivo al partido.
Anastas Mikoyán, veterano funcionario del PCUS, fue designado
presidente. En el otoño de ese año Jruschov se encontraba en el momento
cumbre de su actividad política tras viajar extensamente por la URSS y
por el extranjero; sin embargo, fue destituido en el mes de octubre,
tanto de la jefatura del Gobierno como de la secretaría general del
partido. Las posibles razones para su expulsión fueron el progreso
insatisfactorio de la agricultura y de la industria y los desastres
habidos en política exterior, como la crisis de Cuba de 1962 y el
fracaso de los esfuerzos soviéticos (desde 1959) por apoderarse de
Berlín. Se produjo cierta campaña de descrédito del líder depuesto y
alguno de sus más estrechos colaboradores también fueron destituidos.
Brezhnev obtiene el poder
Siguiendo el precedente establecido tras
la muerte de Stalin para la sucesión, se dividieron los cargos de poder.
Brezhnev fue nombrado secretario general del PCUS y Alexéi Nikoláievich
Kosiguin primer ministro. Durante los siguientes cinco años ambos
personajes trabajaron aparentemente juntos, como un equipo. Nikolái
Podgorny, desde su cargo de presidente del Presidium del Soviet Supremo,
ostentó la jefatura del Estado desde 1965 hasta 1977. No obstante, desde
la década de 1970 y a pesar de mantenerse la apariencia de un liderazgo
compartido, Brezhnev destacaba por encima del resto de personalidades
políticas. En 1976 fue reelegido secretario general del PCUS y también
se convirtió en jefe del Estado el año 1977 en sustitución de Podgorny.
En este mismo año se promulgó una nueva Constitución. Brezhnev murió a
finales de 1982 y rápidamente fue sucedido en la secretaría general del
partido por Yuri Andropov, antiguo jefe de la policía secreta soviética
(KGB).
Desarrollo económico
El desarrollo económico soviético tras la
II Guerra Mundial continuó basado en la planificación estatal, que se
manifestó en sucesivos planes quinquenales y en un plan septenal
(1959-1965), aunque en ciertas ocasiones éstos no se anunciaron en su
totalidad hasta que llevaron uno o dos años en funcionamiento.
Agricultura
La agricultura colectivizada continuó
ocupando la actividad económica de gran parte de la población. Jruschov
desarrolló dos grandes planes para incrementar la producción de grano,
poniendo en cultivo tierras marginales, especialmente en Kazajstán
(Programa de Tierras Vírgenes e Improductivas) y cultivando maíz.
Ninguno de los dos lograron un éxito completo. En 1958 gran parte del
control de la producción agrícola pasó de organismos gubernamentales a
39 consejos de zona. Los agricultores introdujeron la maquinaria, que
previamente habían alquilado, y el gobierno pagó a precios más elevados
la cesión obligatoria de las cosechas. Las malas condiciones
climatológicas fueron en gran medida responsables de las pobres cosechas
de grano en los años 1963, 1965, 1969, 1972 y 1975. Otras causas fueron
la aparente ineficacia de la agricultura colectivizada y la escasez de
mano de obra, motivada por la migración de la población rural joven a
las ciudades. La deficiente producción de grano hundió la tasa de
crecimiento económico y aumentó considerablemente la deuda exterior, ya
que para evitar una hambruna el gobierno soviético tuvo que importar
grandes cantidades de trigo procedente de Estados Unidos y Canadá. Las
autoridades soviéticas tomaron la iniciativa para combatir el problema;
se decidió pagar un salario mensual a los agricultores; ofrecer nuevos
incentivos por el aumento de productividad; adoptar nuevos métodos de
gestión más eficaces y generalizar el uso de fertilizantes, de
maquinaria y de sistemas de irrigación. Esta política a largo plazo
supuso la reactivación de un plan ideado por Jruschov para trasladar a
los habitantes de un gran número de pequeños pueblos y reubicarlos en
grandes centros agrícolas. Todas estas medidas, acompañadas de unas
idóneas condiciones climatológicas, dieron como resultado las mayores
cosechas soviéticas de grano en los años 1973, 1974 y 1976. La
irrigación y la reforestación hicieron que incluso las tierras
marginales de Kazajastán fueran notablemente productivas.
Industria
La rápida industrialización lograda en la
URSS gracias a los planes quinquenales de Stalin convirtió al país en la
segunda potencia industrial y militar del mundo. Sin embargo, la
producción de bienes de consumo había quedado rezagada. Se ha estimado
que el total de la producción industrial de 1957 era 33 veces superior a
la de 1913, pero el incremento de los productos de consumo fue sólo 13
veces mayor, dato que hay que comparar con el incremento de la
producción de la industria pesada: 74 veces superior a la de 1913. El
régimen de Jruschov prometió un aumento de los bienes de consumo, pero
apenas lo logró. Las agrupaciones industriales se consolidaron en 1957 y
de nuevo en 1962. También se fusionaron diversas empresas industriales.
En torno a 1964 la atención se centró en las industrias de
fertilizantes, de plásticos y de caucho.
Administración y gestión
Jevséi Liberman y otros economistas
soviéticos propugnaron mediada la década de 1960 la introducción de
ciertos elementos capitalistas dentro de la estructura económica
marxista como medio para elevar el nivel de la producción industrial; en
especial centraron sus teorías en la necesaria presencia del beneficio
como estímulo para mejorar los rendimientos. Kosiguin y otros dirigentes
aceptaron esas ideas, lo que suponía admitir el fracaso de los métodos
de gestión vigentes hasta entonces y que habían reprimido la capacidad
productiva. Los principios correctos del modelo económico socialista
—señalaron estos economistas— debían consistir en asociar una dirección
general centralizada con la contabilidad de costos de cada empresa,
mantener una producción basada en encargos y establecer incentivos
salariales y otras prácticas capitalistas. En un proyecto piloto
aplicado desde julio de 1965, 400 empresas textiles y de calzado basaron
su producción en encargos recibidos en vez de en las cuotas impuestas
por el Gobierno. En octubre, el Soviet Supremo promulgó una legislación
para aplicar el que pasó a ser conocido como Plan Liberman en otros
sectores industriales, en la agricultura, en los transportes, en la
construcción y en las comunicaciones. El capital humano sería asignado a
cada empresa y el órgano de gestión determinaría su utilización. También
se asignaría a cada empresa una nómina total, pero la administración
podría pagar por tiempo trabajado o por trabajo a destajo y tendría la
facultad de conceder primas según los beneficios. A mediados de 1969,
las empresas que proporcionaron un tercio del total de la producción
industrial estaban operando con este nuevo sistema. Sin embargo, los
acontecimientos de la década de 1970 originaron el declive del Plan
Liberman.
Construcción
Algunos sectores industriales quedaron
considerablemente rezagados, especialmente el de la construcción. La
migración de la población rural a las ciudades, pareja al proceso de
industrialización acelerada, originó escasez de viviendas. Se imitaron
los nuevos sistemas occidentales, no sólo de paredes prefabricadas sino
de estructuras completas, pero las industrias necesarias para fabricar
tales productos no se crearon con tanta rapidez como se había
proyectado, y raramente se cumplieron los objetivos previstos para la
construcción de viviendas. Además, las que se construyeron eran de mala
calidad y se deterioraron rápidamente. Minerales La explotación de los recursos de Siberia
utilizando mano de obra forzosa fue de gran importancia para el
crecimiento de la economía soviética. La apertura de nuevos y extensos
campos petrolíferos y la explotación de grandes yacimientos de gas
natural en Tyumen (Siberia occidental) aumentaron los recursos
energéticos de la Unión Soviética. Además se descubrieron minas de cobre
y carbón en la zona oriental. En la actualidad está en construcción la
línea ferroviaria Baikal-Amur (de 3.218 kilómetros) que discurre al
norte del actual ferrocarril Transiberiano, a una distancia más segura
con respecto a la frontera con China.
Desarrollo cultural
Desde mediados del siglo XX el gobierno
soviético intentó, dentro de estrictos límites ideológicos, que todos
los ciudadanos de las diversas nacionalidades de la URSS participaran en
la cultura de una sociedad comunista homogénea, conservando al mismo
tiempo las tradiciones específicas de cada pueblo o nacionalidad. Todos
aquellos que siguieran la línea oficialista del PCUS tenían a su
disposición una enseñanza libre bajo la forma de escuelas matutinas, de
clases vespertinas, de universidades populares voluntarias y de cursos
por correspondencia. Se hicieron especiales esfuerzos para llegar a
zonas aisladas donde habían sido escasas las oportunidades de recibir
algún tipo de educación. La enseñanza se impartía en lengua rusa o en
alguna de las muchas otras habladas en la URSS. Se proporcionaron a los
pueblos iletrados sus propios alfabetos, diccionarios y gramáticas. Como
resultado de esta política, el analfabetismo (que afectaba al 70% de la
población antes de la Revolución) fue erradicado. Los avances en el campo de las ciencias
naturales fueron sobresalientes. En algunas áreas de la Química y de la
Física, por ejemplo, los soviéticos aventajaron al resto de los países.
Se prestó gran atención a la energía nuclear y a la astronáutica. Los
primeros satélites en la órbita terrestre, los Sputnik 1 y 2,
fueron lanzados en 1957. El astronauta soviético Yury Gagarin
protagonizó el primer vuelo espacial sobre la Tierra. A inicios de la
década de 1980 la tecnología soviética había producido más de 30
vehículos espaciales tripulados y la URSS había lanzado más de 1.100
satélites espaciales. Las bellas artes no fueron menos
relevantes. Se fundaron sindicatos para escritores, pintores y otros
artistas. Se construyeron teatros y salas de conciertos. Las orquestas y
compañías teatrales y de danza hicieron giras por todo el mundo. Los
clubes locales y los palacios de la cultura popularizaron y
generalizaron diversos aspectos culturales entre la población. El
gobierno promovió grupos de aficionados. No obstante, los disidentes y
sus familiares fueron perseguidos duramente y a veces deportados a
Siberia o ingresados en hospitales psiquiátricos.
Control estatal
El gobierno insistió en que todos los
aspectos de la cultura soviética debían fomentar la consecución de una
sociedad comunista. Esta premisa no supuso un serio condicionante para
la ciencia, aunque la actitud vacilante del gobierno hacia el biólogo y
agrónomo Trofim Lysenko mostró cómo los valores políticos pueden afectar
las concepciones científicas. La influencia comunista tendió, en
cambio, a obstaculizar el desarrollo de las ciencias sociales, puesto
que éstas debían ceñirse y quedar limitadas en el ámbito creativo a la
ortodoxia ideológica. La actitud soviética hacia la música fue más
ambigua. Los compositores Serguéi Prokófiev y Dmitri Shostakóvich sólo
en algunas ocasiones gozaron del favor oficial. A partir de la mitad de
la década de 1960 el jazz y la música dodecafónica empezaron a ser
consideradas. Las bellas artes y la literatura sufrieron graves
limitaciones con el régimen soviético, al exigir éste la adhesión de
dichas ramas artísticas al realismo socialista, exaltación optimista y
secular del pueblo soviético, dentro de un estilo que satisficiera el
gusto popular. Durante la década de 1920 el arte modernista ruso conoció
una edad de oro, pero a instancias de Stalin fueron prohibidas la
literatura de vanguardia y las obras pictóricas de Marc Chagall, Kazimir
Maliévich y Wassily Kandinsky entre otros. El Estado garantizó en teoría
la tolerancia religiosa pero en la práctica era ateo y rechazó la
existencia de una religión organizada. Los servicios religiosos estaban
restringidos y los creyentes, además de ser relegados en su promoción
profesional y educativa, eran sometidos a propaganda antirreligiosa y,
en ocasiones, detenidos.
Los disidentes
Una pequeña pero persistente corriente de
intelectuales, artistas, creyentes y nacionalistas disidentes
distribuyeron clandestinamente literatura prohibida por la censura a
través de escritos o incluso microfilms, que recibió en conjunto la
denominación de samizdat, y llevaron a cabo manifestaciones para
conseguir una mayor libertad. Durante el proceso de desestalinización,
entre los años 1955 y 1964, se produjo un proceso de deshielo del
control gubernamental al que siguió una política mucho más represiva,
especialmente tras los intentos de liberalización en Checoslovaquia
durante la primavera de Praga, en 1968. En la URSS cientos de disidentes
fueron cesados, detenidos, enviados a instituciones psiquiátricas o a
campos de trabajos forzados, por acciones consideradas subversivas
contra el régimen. Los más distinguidos entre estos abiertos opositores
fueron el escritor Alexandr Isáievich Solzhenitsin y el físico nuclear
Andréi Sajárov. Al primero se le prohibió la publicación de sus obras en
la URSS en 1968, y en 1974 fue expulsado por la fuerza del país. El
segundo, gracias a su notable reputación científica, pudo eludir durante
bastante tiempo medidas represivas contra su persona pero, tras
denunciar la intervención soviética en Afganistán en diciembre de 1979,
fue aislado al mes siguiente con su deportación a Gorki, donde fue
puesto bajo arresto domiciliario, situación en la que permaneció hasta
diciembre de 1986, fecha en la que pudo regresar a Moscú. Muchos
intelectuales disidentes eran judíos que quisieron emigrar a Israel pero
que se veían impedidos a hacerlo por la indisposición de las autoridades
soviéticas a perder ciudadanos formados a costa de fuertes inversiones.
Sin embargo se permitió a otros miles de judíos abandonar el país. Entre
los disidentes religiosos se encontraban los testigos de Jehová, los
católicos lituanos y los baptistas. Entre los disidentes nacionalistas
más destacados se encontraban los tártaros de Crimea y los alemanes
trasladados a Siberia durante la II Guerra Mundial, que deseaban
regresar a su país de origen.
Relaciones internacionales
Tras la II Guerra Mundial la URSS
estableció estrechas relaciones con sus denominados 'países satélites'
de Europa del Este. A partir de 1949 el COMECON intentó la integración
económica de sus miembros en un bloque económico regional. Según esta
planificación, cada país produciría aquello para lo que estuviera más
preparado y obtendría productos de los que careciera de los demás
países. Sin embargo, surgió resistencia a este sistema supranacional,
especialmente por parte de Rumania, que rechazó la condición que se le
asignó como país básicamente agrícola y productor de petróleo. A pesar
de tales descontentos, se establecieron nuevos vínculos económicos, en
los que se incluyó la creación de un Banco de Colaboración Económica.
Los oleoductos y gasoductos que transportaban el petróleo y gas
respectivamente desde la región de los montes Urales y del río Volga
hasta Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Alemania del Este reforzaron la
dependencia económica de estos países con respecto a la URSS.
Relaciones con los países satélites
Yugoslavia, que inmediatamente después de
finalizar la II Guerra Mundial parecía interesada en colaborar con la
URSS, pronto rompió de forma brusca con ésta al negarse a aceptar la
dirección impuesta desde Moscú. En los otros estados que conformaban el
área de influencia soviética, el dominio de la URSS fue incrementándose
hasta 1955: en 1952 el 80% del comercio exterior soviético era mantenido
con estos países. En 1954 la URSS otorgó un cierto grado de
independencia económica a Alemania del Este, que quedó exenta de
continuar pagando indemnizaciones en concepto de reparaciones de guerra,
pero mantuvo un gran contingente de tropas soviéticas en su territorio.
La creación del Pacto de Varsovia en 1955 como alianza militar que
integraba a la URSS y sus países satélites fue la respuesta a la
fundación de la OTAN y sirvió para fortalecer el control soviético sobre
Europa del Este. Tras la muerte de Stalin en 1953, las relaciones con
Yugoslavia mejoraron, pero volvieron a deteriorarse tras la invasión de
Checoslovaquia en 1968. Desde 1961 la URSS perdió completamente el
control sobre Albania, país que hasta 1978 mantuvo estrechas relaciones
con China. Las crisis polaca y húngara El control soviético sobre su bloque de
influencia se vio seriamente amenazado en 1956 debido al proceso de
desestalinización. El descontento popular y las manifestaciones que
tuvieron lugar ese año en Polonia fueron seguidas por un cambio forzoso
del Gobierno polaco, por la continuidad de la presencia "temporal" de
las tropas soviéticas en el país, la cancelación de algunas deudas y la
concesión de créditos adicionales. La Revolución Húngara a finales de ese
mismo año adquirió características más graves. Las manifestaciones de
obreros y estudiantes en favor de la liberalización del régimen
comunista provocaron la intervención de las tropas soviéticas, que
aplastaron brutalmente el movimiento, mataron miles de personas,
detuvieron a otras muchas e impusieron un gobierno títere presidido por
János Kádár. La URSS fue condenada por numerosos países y por las
Naciones Unidas (ONU), pero tras esta actuación mantuvo durante largo
tiempo un gran control sobre Hungría. La primavera de Praga La crisis checoslovaca del verano de 1968
fue reflejo de la flexibilización del sistema soviético, revisionista
desde 1960, y de la presión en el seno del Partido Comunista
Checoslovaco para introducir cambios en la política económica. El
partido, alarmado por el estancamiento económico, intentó establecer un
socialismo de rostro humano. El descontento y el clamor en pro de
reformas condujeron pacífica y gradualmente a la sustitución de Antonin
Novotný como líder del partido y jefe del Estado por Alexander Dubcek y
Ludvík Svoboda, ambos comunistas leales durante mucho tiempo a la URSS,
cuyos dirigentes se alarmaron por la 'primavera de Praga', en especial
por el fin de la censura y la posibilidad de que los checos entablaran
relaciones comerciales más estrechas con los países occidentales. La
URSS ejerció presiones de todo tipo y cuando todas esas medidas
fracasaron, unos 600.000 soldados soviéticos y del Pacto de Varsovia
(excepto de Rumania) invadieron y ocuparon Checoslovaquia en la noche
del 20 de agosto de 1968. A pesar de la resistencia pasiva, unánime e
impresionante, las fuerzas soviéticas se hicieron con el control del
país. Dubcek fue destituido en abril de 1969 y todos los controles
anteriores fueron restablecidos. La represión del movimiento reformista en
Checoslovaquia fue seguida por el reforzamiento de los controles en la
propia URSS y sirvió para reafirmar su dominio sobre todos los países de
la Europa del Este, excepto en Rumania, Yugoslavia y Albania. En cambio,
debilitó a los partidos comunistas de los países no pertenecientes al
bloque soviético, dividió al movimiento comunista internacional, alarmó
a Occidente y retrasó todas las negociaciones internacionales sobre
desarme. Desde el punto de vista soviético, mejoró su posición en el
contexto europeo; al aceptar el status quo territorial existente
en Europa, la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa,
celebrada en Helsinki (Finlandia) en 1975, ratificó aparentemente el
dominio soviético en Europa del Este. La URSS desempeñó un gran papel en
la paralización, a comienzos de la década de 1980, del proceso que
conducía en Polonia a la creación de sindicatos libres y hacia un
régimen democrático.
Relaciones con China
En 1949 la URSS reconoció plenamente al
Gobierno chino de Mao Zedong (Mao Tsé-Tung), se alió con él y continuó
exigiendo que sustituyera en la ONU al gobierno nacionalista de Jiang
Jieshi (Chiang Kai-shek), establecido en Taiwan. Se firmó un tratado de
30 años de vigencia por el que se acordaba la concesión de créditos
soviéticos a China al 1% de interés. Ambos países apoyaron a Corea del
Norte durante la guerra de Corea. A finales de la década de 1950 las
relaciones aún parecían estrechas y el comercio soviético con China
alcanzó un volumen de 2.000 millones de dólares anuales. No obstante, en
la década siguiente las relaciones entre ambos países se deterioraron
gradualmente. Surgieron desacuerdos ideológicos sobre la interpretación
del marxismo, especialmente en lo relativo a los movimientos
revolucionarios en países en vías de desarrollo. En realidad, los
motivos profundos eran la antigua rivalidad y el temor mutuo de los dos
imperios, cuyos líderes continuaban siendo enormemente nacionalistas y
celosos guardianes de cada pulgada de sus territorios. Además, luchaban
por el liderazgo del resto del mundo comunista. Esta rivalidad salió a
la superficie cuando la URSS negó en 1959 ayuda a China para el
desarrollo del poderío nuclear de esta última. Esta pugna se reflejó
además en el resentimiento chino, que se hizo patente al manifestar este
país que la URSS aún poseía territorios que habían sido considerados
chinos con anterioridad a una serie de tratados firmados en 1858 y 1860.
También era debida a los quizá inevitables conflictos entre dos países
que compartían una larga frontera común en Manchuria. Al crecer en
intensidad, el conflicto amenazó incluso con acabar en guerra entre
ambos países. Los enfrentamientos entre unidades militares situadas en
la frontera arrojaron nuevas sombras sobre la política general
soviética. La visita del presidente estadounidense Richard Nixon a China
en 1972 alarmó aún más a la URSS sobre la posibilidad de un
realineamiento de potencias. A pesar de los esfuerzos soviéticos
llevados a cabo tras la muerte de Mao Zedong en 1976 para suavizar las
relaciones, la rivalidad chino-soviética aumentó. China animó a los
países de Europa del Este a que buscaran un mayor grado de libertad, a
que reconocieran el Mercado Común (hoy Unión Europea) y a que giraran
hacia Occidente para obtener ayuda militar y económica. Las
negociaciones chino-soviéticas para mejorar sus relaciones comenzaron a
finales de 1979, fueron rotas a principios de 1980 y se reanudaron en
1982.
Relaciones con otras naciones asiáticas
La URSS reconoció en 1950 a las fuerzas
comunistas vietnamitas de Ho Chi Minh. En 1954 participó en el Acuerdo
de Ginebra que dividió al país en Vietnam del Norte y Vietnam del Sur y
continuó apoyando al primero. A lo largo de la guerra de Vietnam,
durante la década de 1960, la URSS entró en conflicto con Estados
Unidos. Tras la victoria norvietnamita, la URSS mantuvo su apoyo a
Vietnam en su lucha contra China. Las relaciones con otros países asiáticos
fueron conciliatorias pero también agresivas. El primer ministro
Kosiguin rindió un importante servicio a la paz mundial en 1966 al
mediar en una nueva fase del enfrentamiento entre la India y Pakistán
por la región de Cachemira. Durante el conflicto indo-paquistaní, que
concluyó con la creación del Estado de Bangla Desh en 1971, la URSS
apoyó a la India, mientras que China y Estados Unidos tomaron partido
por Pakistán. A pesar de mantener relaciones normales con Japón, nunca
llegó a firmar un tratado de paz tras la II Guerra Mundial, ya que la
URSS se negó a devolver a Japón las estratégicas islas Kuriles, ocupadas
en 1945. En diciembre de 1979, en un intento de
apuntalar un gobierno marxista tambaleante, la URSS envió numerosas
tropas que cruzaron la frontera de Afganistán, ocupando el país. En
medio de la condena del resto del mundo, las tropas soviéticas tuvieron
que combatir para aplastar la resistencia nacionalista y tomaron
posiciones aparentemente para una larga temporada. Aunque la lucha
continuaba en 1982, parecía que un nuevo Estado 'satélite' asiático
había entrado en la órbita soviética.
Penetración en África
Los intentos soviéticos por ejercer su
influencia en África sufrieron dos notables contratiempos durante la
década de 1960. El primer ministro, prosoviético, de la República
Democrática del Congo (denominada Zaire desde 1971 hasta 1997) Patrice
Lumumba fue asesinado en una revuelta en 1961. En Ghana, Kwame Nkrumah y
su gobierno comunista fueron derrocados y los asesores soviéticos
expulsados. Sin embargo, durante la década de 1970 la URSS con la ayuda
de tropas cubanas logró colocar en el poder un gobierno prosoviético en
Angola y ayudó a Etiopía a rechazar a los somalíes. Apoyó al
antigubernamental Frente Patriótico de Rhodesia (ahora Zimbabwe) y
grupos similares en África del Sur. Todo ello alarmó a Occidente por
considerar estas acciones como una nueva forma de imperialismo
soviético. Las relaciones con Egipto fueron
estrechas durante las décadas de 1950 y 1960. La URSS apoyó a Egipto
cuando este país nacionalizó el canal de Suez en 1956, le ayudó en la
construcción de la presa de Asuán y respaldó a los egipcios en la guerra
de los Seis Días de 1967. En 1971 ambos países firmaron un tratado de
amistad valedero durante quince años. Sin embargo, Egipto ordenó al año
siguiente la salida de todos los asesores militares del país. Las
críticas soviéticas a la visita del presidente egipcio Anwar al-Sadat a
Jerusalén en 1977 para alcanzar la paz en el conflicto árabe-israelí,
irritaron más aún a Egipto. En diciembre de 1977 Sadat ordenó a la URSS
cerrar sus consulados y cesar todas sus actividades culturales. Los
asesores soviéticos también fueron obligados a abandonar Sudán y
Somalia.
Relaciones con Europa occidental
En 1955 la URSS aceptó la independencia y
neutralidad de Austria. En ese mismo año se establecieron relaciones
diplomáticas plenas con la República Federal de Alemania, pero el
milagro económico alemán y la nueva Östpolitik del ministro de
Asuntos Exteriores Willy Brandt incrementaron las dudas soviéticas sobre
su posición en una Europa del Este tentada por el comercio, la
tecnología y las ideas occidentales. El problema de Berlín occidental,
en pleno territorio de la República Democrática de Alemania, era
particularmente espinoso. La URSS intentó poner todo Berlín bajo control
de Alemania Oriental y apoyó las peticiones de este país para la
reunificación alemana. No obstante, las relaciones con Alemania
Occidental mejoraron a finales de la década con la llegada al poder en
ese país de los socialdemócratas. En agosto de 1970 los gobiernos de la
URSS y Alemania Occidental firmaron un tratado por el que renunciaban al
uso de la fuerza para zanjar las disputas y se aceptaban las fronteras
europeas existentes en ese momento, incluida la frontera Oder-Neisse
entre Alemania Oriental y Polonia. Las tensiones se redujeron aún más
cuando en 1973 las dos Alemanias se reconocieron diplomáticamente.
Relaciones con Estados Unidos
Las relaciones soviéticas con Estados
Unidos tras la II Guerra Mundial estuvieron caracterizadas por periodos
alternativos de tensión y distensión en el marco general de la Guerra
fría. En 1962 la URSS y Estados Unidos
sufrieron un grave deterioro de sus relaciones como consecuencia de la
denominada crisis de los misiles de Cuba. La URSS había mantenido
estrechas relaciones con el gobierno de Fidel Castro, al que prometió
ayuda en caso de un ataque estadounidense. En 1962, cuando la URSS
instaló rampas de lanzamiento de misiles y el presidente John Fitzgerald
Kennedy exigió su retirada, el máximo dirigente soviético Jruschov
cedió. La URSS continuó apoyando a la maltrecha economía cubana mediante
el establecimiento de relaciones comerciales y la concesión de créditos
y ayuda técnica, política que otorgó al Gobierno soviético una gran
influencia en los asuntos cubanos. Esta influencia aumentó a partir de
1976 como resultado de la colaboración entre los asesores y militares
soviéticos y cubanos en África y Asia. Control armamentístico El desarme internacional fue considerado
cuestión de importancia primordial tanto dentro como fuera de las
Naciones Unidas. En 1954 y más tarde en 1959, las propuestas soviéticas
de desarme total fracasaron al negarse la URSS a adoptar las medidas de
verificación de los acuerdos. En 1960 la URSS anunció la reducción de un
tercio aproximado de su poderío militar, pero de nuevo los países
occidentales optaron por no seguir el camino de la URSS sin unas medidas
de inspección más rígidas que las aceptadas por ella misma. En 1953 la URSS contaba ya en su arsenal
con la bomba de hidrógeno. Durante los años siguientes las pruebas
nucleares, de una potencia cada vez mayor, realizadas por todas las
grandes potencias hacían imperativo un acuerdo sobre la limitación de
dichas armas. No obstante, poco se había logrado hasta 1963, fecha en la
que la URSS firmó un acuerdo con Estados Unidos y Gran Bretaña por el
que quedaban prohibidas todas las pruebas nucleares excepto las
subterráneas. Además se unió a Estados Unidos en el compromiso de
mantener libre el espacio de todo tipo de armamento. Las negociaciones,
iniciadas en 1969 sobre reducción de armas nucleares de largo alcance
(conocidas como Conversaciones para la Limitación de Armas Estratégicas
(SALT), concluyeron en acuerdos firmados en 1972, 1974 y 1979 que
limitaban el número de misiles y silos nucleares. La distensión La URSS llevó a cabo una activa política
internacional respaldada por un creciente poderío militar, pero también
se inclinó hacia la distensión con Occidente y en especial con Estados
Unidos. En mayo de 1972 el presidente Nixon visitó la URSS. Los acuerdos
entre ambas potencias abarcaron diversos temas: la cooperación en
investigación médica, la limitación de armamento, la protección del
medioambiente, ciencia y tecnología, la exploración espacial y las
medidas tendentes a evitar los incidentes marítimos. A estos programas
de colaboración le siguieron la condonación por parte estadounidense de
la deuda soviética por los préstamos y arriendos de la II Guerra
Mundial, un pacto comercial de tres años y una serie de programas de
intercambios culturales. Los esfuerzos para lograr un nuevo
tratado de limitación de armas estratégicas, después de 1975, fueron
obstaculizados por la represión de los disidentes en la URSS y en Europa
del Este, por la participación soviética en Angola y en otros estados
africanos y por el continuo apoyo a la causa árabe contra Israel. A
pesar de esos focos de tensión, los negociadores soviéticos y
estadounidenses alcanzaron un acuerdo que se materializó en el nuevo
tratado SALT en mayo de 1979. Un mes más tarde Brezhnev se reunía con el
presidente de Estados Unidos Jimmy Carter en Viena para la firma formal.
Sin embargo, la intervención del Ejército soviético en Afganistán en
diciembre de ese año, hizo que el Congreso de Estados Unidos no
ratificara dicho acuerdo. Las relaciones entre Estados Unidos y la
URSS empeoraron al iniciarse la década de 1980. Estados Unidos condenó
el papel desempeñado por la URSS en la represión de la disidencia en
Polonia y por el derribo, en septiembre de 1983, de un avión civil de
las líneas aéreas coreanas en el espacio aéreo soviético.
La era de Gorbachov
Brezhnev murió en noviembre de 1982. Su
sucesor en la jefatura del Estado y en la secretaría general del PCUS,
Yuri Andropov, falleció tras una prolongada enfermedad en febrero de
1984. Konstantín Ustínovich Chernenko, que falleció a los trece meses de
ser elegido para el cargo, fue a su vez sucedido en marzo de 1985 por
Mijaíl Gorbachov. Glasnost
y perestroika Tras consolidar su poder al modificar la
composición del Politburó, Gorbachov inició una campaña con el objetivo
de reformar la sociedad soviética. Sus planes exigían la perestroika
(en ruso, reestructuración) de la economía nacional y una glasnost
(en ruso, 'apertura') en la vida política y cultural. En el congreso del
PCUS celebrado a finales de junio de 1988, Gorbachov propuso una serie
de reformas constitucionales que trasladarían el poder del partido a una
asamblea legislativa elegida por sufragio universal, reducirían el papel
del partido en la gestión económica y aumentarían considerablemente los
poderes presidenciales. Tres meses después, Andréi A. Gromiko abandonó
su cargo de jefe del Estado (que desempeñaba desde 1985) y Gorbachov le
sucedió en el puesto. En marzo de 1989 el pueblo soviético participó en
las primeras elecciones libres celebradas desde 1917 y eligió un
renovado Congreso de Diputados del Pueblo. Este Congreso, convocado en
mayo, constituyó el Soviet Supremo y eligió a Gorbachov presidente para
un mandato de cinco años. Dos trágicos sucesos, el grave accidente
ocurrido en abril de 1986 en la central nuclear de Chernobil, que causó
serios daños al medioambiente y reveló grandes deficiencias en el
programa nuclear soviético, y el terremoto de Armenia en diciembre de
1988, que provocó más de 25.000 muertos y dejó al menos a 400.000
personas sin hogar, obstaculizaron el proceso de reforma de la economía
nacional preconizado por Gorbachov.
Iniciativas en política exterior
En abril de 1988 se llegó a un acuerdo
para la retirada de las tropas soviéticas que ocupaban Afganistán. Las
estadísticas oficiales publicadas en mayo indicaban que habían muerto
13.310 soldados y 35.478 resultaron heridos durante la guerra. La
retirada finalizó en febrero de 1989. En octubre los dirigentes
soviéticos reconocieron que la intervención en ese país había "violado
las normas de comportamiento correcto". Entre 1985 y 1991 Gorbachov celebró
diversas reuniones en la cumbre con los presidentes estadounidenses
Ronald Reagan y George Bush. En el encuentro de Reykjavík (Islandia) con
Reagan, en octubre de 1986, los dos líderes intercambiaron audaces
propuestas de reducción de armas, pero las negociaciones se rompieron a
causa de la demanda soviética de la limitación de las investigaciones y
pruebas de la Iniciativa de Defensa Estratégica. Los dos presidentes
firmaron un acuerdo en diciembre de 1987 por el que se eliminaban los
misiles de alcance medio y algunos tipos de los de corto alcance. En
mayo de 1990 Gorbachov y Bush firmaron un tratado que ponía fin a la
producción de armas químicas y reducía los arsenales de este tipo de
armas. En julio de 1991 ambos mandatarios volvieron a firmar otro
acuerdo por el que se recortaban sustancialmente las armas nucleares
estratégicas. Las iniciativas de Gorbachov en otros
aspectos de política internacional fueron igualmente sorprendentes. En
diciembre de 1988 anunció en la Asamblea General de las Naciones Unidas
la reducción unilateral de armas convencionales, en especial en Europa
del Este y en la frontera chino-soviética. Durante su visita a Pekín en
mayo de 1989, China y la URSS acordaron reanudar unas relaciones
normales tras treinta años de conflicto. En un encuentro con el papa
Juan Pablo II, celebrado en Roma, Gorbachov prometió garantizar la
libertad religiosa en la URSS. La URSS y el Vaticano acordaron
establecer relaciones diplomáticas. Las relaciones con Israel también
mejoraron notablemente, al flexibilizar las restricciones de migración a
los judíos rusos. Al crecer la tensión en el golfo Pérsico desde agosto
de 1990, la URSS apoyó en general la política, encabezada por Estados
Unidos, de utilizar la presión económica y militar para forzar la
retirada iraquí de Kuwait.
El comunismo en crisis
Entre las más importantes novedades de la
nueva política soviética, destacó la negativa de la URSS a intervenir, a
diferencia de épocas pasadas, en Europa del Este entre 1989 y 1991 en el
desarrollo de los movimientos reformistas que pusieron fin a los
gobiernos comunistas de Polonia, Hungría y Checoslovaquia y que
culminaron con la reunificación de Alemania. El COMECON y el Pacto de
Varsovia, dos de las piedras angulares de la política exterior
soviética, fueron disueltos. Tampoco el comunismo soviético era inmune a
las fuerzas que habían hundido a los regímenes de los países del Este.
En febrero de 1990 y en un proceso de deterioro cada vez mayor de la
economía soviética, el Partido Comunista acordó ceder su monopolio
político. En marzo, cuando Gorbachov era el presidente ejecutivo del
país, grupos insurgentes lograron un significativo ascenso en las
elecciones locales. Gorbachov había perdido considerable apoyo entre la
población por su política interna. El 11 de marzo Lituania declaró su
independencia, desafiando las sanciones impuestas por Moscú. Los grupos
nacionalistas y los movimientos independentistas también actuaron en
otras repúblicas y los estallidos de violencia étnica cada vez se
hicieron más frecuentes. En noviembre, Gorbachov intentó de nuevo
ampliar sus poderes presidenciales para ejecutar sus reformas políticas
y económicas. El sector duro comunista, en el que se
encontraban muchos de los altos cargos del gobierno, dieron un golpe de
Estado, mantuvieron a Gorbachov bajo arresto domiciliario e intentaron
reinstaurar el control centralizado comunista. En tres días los
reformistas encabezados por Borís Yeltsin detuvieron el golpe y
comenzaron a desmantelar el aparato del partido. Con la URSS al borde
del colapso, el Congreso de Diputados del Pueblo acordó el 5 de
septiembre establecer un gobierno provisional en el que el Consejo de
Estado, encabezado por Gorbachov y compuesto por los presidentes de las
repúblicas participantes, ejercería poderes de emergencia. Al día
siguiente el Consejo reconoció la independencia de Lituania, Estonia y
Letonia. La creciente influencia de Yeltsin acabó con la de Gorbachov y
el gobierno de la Federación Rusa asumió los poderes que había ejercido
el desaparecido gobierno soviético. El 21 de diciembre de 1991 la URSS
dejó formalmente de existir. Once de las doce repúblicas que quedaban,
Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Moldavia,
Rusia, Tayikistán, Ucrania y Uzbekistán acordaron crear la llamada, de
forma imprecisa, Comunidad de Estados Independientes (CEI). Gorbachov
dimitió el 25 de diciembre y el día siguiente el Parlamento soviético
proclamó la disolución de la URSS.
Historia cronológica
Siglo 9 - Se forma el estado Ruso antiguo, denominado Rusia de Kiev
con la capital en la ciudad Kiev.
988 - El príncipe Vladimir, gobernante del Estado ruso en Kiev, se
convierte al cristianismo. 1147 - Yuri Dolgorukiy (Brazo Largo) establece
Moscú en la confluencia de los ríos Moskva y Neglinnaya. Moscú se convierte
en capital del principado de Moscovia.
1237 - Khan Batu, de la Horda Dorada, saquea Moscú. La dominación
tártara durará dos siglos y medio.
1453 - Caída de Constantinopla. A Moscú se la denomina la «Tercera y
Última Roma». El águila bicéfala bizantina se convierte en el emblema del
Estado.
1584 - Muere Iván IV («el Terrible»). La estricta y brutal
organización de un territorio y un pueblo pobres han convertido a Moscovia
de una ciudad - Estado ocupada, en una gran potencia europea.
1613 - Mijail Romanov es elegido zar de todas las Rusias; su dinastía
durará hasta 1917. 1682 - Pedro El Grande sube al trono a la edad de 10
años.
1703 - Pedro funda San Petersburgo el 16 de mayo.
1712 - Moscú arrasada por el fuego. San Petersburgo proclamada nueva
capital.
1789 - La Revolución Francesa anula el experimento de Catalina la
Grande con el liberalismo. 1812 - Napoleón invade Rusia. Los moscovitas
incendian la ciudad para expulsar a los invasores.
1825 - Revuelta de los decembristas, dirigidos por oficiales
educados, más tarde desterrados a Siberia o ejecutados.
1854 - La guerra de Crimea pone de manifiesto el retraso de la
sociedad rusa.
1861 - Decreto de Alejandro II aboliendo la servidumbre.
1894 - Nicolás II accede al trono.
1905 - Un intento de revolución en Moscú y San Petersburgo tiene como
resultado la introducción de una constitución y de una asamblea elegida.
1917 - La Revolución de Febrero provoca la abdicación de Nicolás II.
Se establece un gobierno provisional y se produce el putsch bolchevique del
25 de octubre. EI16 de noviembre se restaura a Moscú como capital.
1918 - Ejecución del zar y su familia. La guerra civil y la
intervención extranjera duran hasta 1921.
1922 - Se funda la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
1924 - Muerte de Lenin el 24 de enero, seguida por una lucha por el
poder, de la que Stalin surge victorioso. San Petersburgo, rebautizada como
Petrogrado en 1914, se convierte en Leningrado.
1928 - El primer plan quinquenal colectiviza las granjas, y produce
una gran hambruna y también la muerte de unos cinco millones de personas.
1934 - El asesinato de Kirov, jefe del partido en Leningrado, anuncia
un período de grandes purgas y juicios amañados.
1941 - Los soviéticos entran en la Segunda Guerra Mundial. Leningrado
es asediada y las tropas alemanas llegan a las afueras de Moscú. Unos 20
millones de personas mueren durante la guerra.
1953 - Muerte de Stalin.
1956 - El «discurso secreto» de Kruschev en el 20 Congreso del
Partido denuncia a Stalin e inicia un deshielo limitado y breve.
1962 - Crisis de los mísiles de Cuba, que pone al mundo al borde de
la guerra nuclear.
1964 - Kruschev es sustituido por Leonidas Brezhnev como secretario
general del Partido Comunista Soviético.
1979 - La URSS invade Afganistán.
1980 - Los Juegos Olímpicos de Moscú son boicoteados por Estados
Unidos.
1985 - En marzo, Mijail Gorbachov se convierte en secretario general
del Partido comunista, e introduce la glasnost (apertura) y la perestroika
(reestructuración).
1986 - Andrei Sajarov, defensor de los derechos humanos, es liberado
del exilio interno.
1987 - Boris Yeltsin es despedido como jefe del Partido en Moscú tras
atacar a Gorbachov. 1989 - Tienen lugar las primeras elecciones
democráticas. Las revoluciones que estallan en todo el bloque soviético
conducen a la caída del Muro de Berlín.
1990 - Yeltsin rompe su carné del Partido delante de millones de
telespectadores.
1991 - En junio, los ciudadanos de Leningrado votan a favor de
restaurar el nombre de San Petersburgo. El intento comunista de golpe de
Estado del 19 de agosto se disuelve en la incompetencia dos días más tarde.
Yeltsin declara ilegal el Partido Comunista. Se disuelve la URSS, y se crea
la Federación de Estados Independientes (CIS), formada en diciembre.
Gorbachov dimite el Día de Navidad.
1992 - El 2 de enero se introduce la «terapia de choque», por la cual
se eliminan los controles de precios muy rápidamente, de la noche a la
mañana. La reforma es contenida por el parlamento.
1993 - Yeltsin disuelve el parlamento el 21 de septiembre. Las
manifestaciones violentas de comunistas y nacionalistas en Moscú liberan el
parlamento asediado el 3 de octubre. Yeltsin aplasta la revuelta con
bombardeo de tanques al día siguiente: 138 muertos. Los reformistas son
derrotados en las elecciones de diciembre, el nuevo parlamento queda
controlado por los comunistas y Vladiruir Zhirinovsky , del
ultranacionalista Partido Liberal Democrático. Se aprueba una nueva
constitución.
1994 - Yeltsin ordena a las tropas que
penetren en la república de Chechenia, y sufre pérdidas militares y en las
encuestas de opinión.
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