sábado, 17 de septiembre de 2016

División de Alemania (II) – Archivos de la Historia

División de Alemania (II) – Archivos de la Historia






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División de Alemania (II)








Tras la Conferencia de Casablanca en
enero de 1943, los aliados habían acordado la derrota total del “demonio
alemán” con el fin de poder reestablecer la paz en Europa. Sin embargo,
asegurar esa paz no sólo dependía de derrotar en la guerra al nazismo,
dependía también de ser capaces de elaborar un tratado de paz que
evitara que Alemania volviera a romperla. Durante el resto de la guerra,
los aliados se reunieron en numerosas ocasiones con fin de intentar
encontrar una solución a la “cuestión germana” que trajera consigo un
largo período de paz a Europa.

Conferencia de Teherán (Noviembre-Diciembre de 1943)

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De izq. a der. Josef Stalin, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill

Bajo el nombre en clave de EUREKA, la
Conferencia de Teherán fue la primera reunión entre los tres gobernantes
de las grandes potencias aliadas. En esta Conferencia, se tratarán
varios temas, aunque el más importante será fijar las líneas básicas
comunes para fin de la guerra, como el apoyo a los partisanos
yugoslavos, la entrada de Turquía del lado aliado, o la concreción de la
Operación Overlord, aunque ésta ya fue apalabrada por los ministros de
exteriores de las tres potencias poco antes, en la Tercera Conferencia
de Moscú.
Además, en Teherán, los aliados asumirán
la responsabilidad de elaborar una paz, juntos, como potencias
vencedoras, que sirva de punto de partida para el futuro armónico del
mundo. Sentadas las bases primigenias de esa paz meses antes en
Casablanca, a finales de noviembre de 1943 las potencias aliadas se
vuelven a reunir para determinar los puntos de esa “paz definitiva” que
ponga fin a la guerra.
Sin embargo, este punto sobre la “paz
definitiva” acordado en Teherán, tiene un apartado que no aparece en la
declaración oficial, y es el planteamiento y discusión del futuro de
Alemania. Las tres grandes potencias, viendo próxima la victoria tras
las continuas derrotas nazis, y ante la insistencia del Secretario
General del PCUS Josef Stalin, decidieron discutir la “cuestión germana”
ya en noviembre de 1943, dando los primeros pasos sobre los métodos de
actuación que se llevarían a cabo una vez Alemania fuese derrotada,
refiriéndose, principalmente, a la ocupación del territorio, la
desmilitarización o la administración.
En los días previos en El Cairo, el
Presidente de EEUU mencionó a sus ayudantes su idea de dividir Alemania,
pero en tres Estados equilibrados. Sin embargo, en Teherán, Stalin,
aunque no lo menciona abiertamente en las primeras reuniones, se coloca
en una posición muy radical, siendo partidario de la desmembración
alemana y la ocupación aliada de zonas estratégicas para evitar la
recuperación militar alemana. Sin embargo, contó con la oposición de los
otros dos mandatarios por la dureza de sus medidas propuestas. A pesar
de esta oposición, Stalin mantenía una postura inflexible sobre el
futuro de Alemania, consideraba toda propuesta británica y
estadounidense como una solución inadecuada al problema germano, y hacía
hincapié en el peligro que una Alemania unida significaba para la paz.
Así, Stalin fue el primero en plantear que:
“The victorious Allies must retain
possesion of the important strategic points in the world so that if
Germany moved a muscle she could be rapidly stopped”
“Los victoriosos aliados deben
mantener posesión de los puntos estratégicos importantes del mundo para
que si Alemania mueve un músculo, pueda ser rápidamente parada”
Como los presidentes británico y
estadounidense se mostraron reticentes a seguir una política tan
agresiva, Stalin acusó a Churchill de mantener un secreto afecto para
con Alemania y de querer una “paz suave” para ellos, y a Roosevelt de no
ser consciente del peligro que significa tener un país fronterizo de
este calibre. Por ello, las negociaciones sobre el futuro alemán se
estancaron. Sin embargo, aunque Stalin se mostraba tan crítico,
solamente lo hacía hacia los dirigentes nazis, no hacia los ciudadanos
alemanes, a los cuales no quería castigar, pero se veía obligado a
hacerlo para evitar que se volviese a repetir el ascenso de “un nuevo
Hitler”.
En cualquier caso, como el objetivo
fundamental era que Alemania dejase de ser una amenaza para el mundo,
había que hacer todo lo posible para lograrlo y para ello se plantearon
tres soluciones preliminares para el futuro de Alemania:
  • Stalin planteó la idea de crear toda una
    serie de pequeños estados, descentralizados y débiles, de forma similar
    al Sacro Imperio Romano Germánico, evitando así cualquier futuro
    problema al no existir unidad interna. Esta postura era vista por
    británicos y estadounidenses como demasiado radical y fue rechazada de
    pleno.
  • Roosevelt aceptó la idea de dividir
    Alemania, pero propuso que, aunque siguiera existiendo un gobierno
    central, el país germano se dividiera en cinco regiones independientes
    (Hannover, Prusia, Hesse, Sajonia y Baviera), así como la independencia
    de Austria, que evitasen la reconstrucción de una “Gran Alemania”. El
    Sarre y el Ruhr pasarían a control internacional.
  • Churchill, por su parte, planteó la
    creación de tres confederaciones, independientes las una de la otras,
    además de descentralizadas internamente.
Sin embargo, las propuestas británica y
estadounidense fueron rechazadas por Stalin, por lo que la solución
tripartita parecía, en este momento, lejana.
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Propuesta de Roosevelt

2-deutschland-churchill
Propuesta de Churchill




Así, con este clima de incertidumbre,
finalizó la Conferencia de Teherán, donde, aunque bien es cierto que no
se tomó ninguna decisión que afectase directamente al futuro germano, sí
se dieron ya los primeros pasos sobre el qué hacer con Alemania una vez
que la guerra haya finalizado. La European Advisory Commision
(EAC), la cual había sido creada meses antes, en la Tercera Conferencia
de Moscú, con sede en Londres y con el objetivo inicial de asesorar y
recomendar a los gobiernos aliados en sus decisiones políticas, era
ahora la responsable de elaborar un plan común para la ocupación de
Alemania.

Segunda Conferencia de Quebec (Septiembre de 1944)

Acordados ya los puntos básicos para el
corto plazo, y con la victoria aliada muy bien encaminada tras el éxito
del desembarco aliado en Normandía (Operación Overlord) y el avance
soviético en el este (Operación Bagratión), comenzaron a surgir en el
seno de los aliados las dudas sobre el medio y largo plazo.
Aunque ya había sido más o menos acordada la división de Alemania durante la ocupación y su desmilitarización por la European Advisory Commission,
las dudas sobre el futuro alemán una vez acabada esta ocupación militar
aliada, pues la ésta no iba a ser eterna, estaban muy presentes en las
tres grandes potencias, que veían como el final de la guerra se acercaba
y el futuro alemán no estaba concretado.
Así, con el objetivo principal de intentar aclarar definitivamente el futuro alemán Churchill y Roosvelt, acompañados por el Combined Chiefs of Staff
(CCS) y varios consejeros particulares, se reunieron en Quebec
(Canadá), en la Segunda Conferencia de Quebec, con el nombre en clave de
OCTAGON. No acudió, sin embargo, Stalin, el cual rechazó la idea de
Roosevelt de volver a reunirse, por lo que el Presidente estadounidense
concertó la conferencia en Quebec solamente con el Primer Ministro
británico.
Sobre la ocupación alemana, la EAC
estableció que, una vez entregados los territorios ocupados, y vuelta
Alemania a sus fronteras de 1937, se creasen tres zonas de ocupación
aliadas. El este para la URSS, el noroeste para Gran Bretaña y el
suroeste para Estados Unidos. Los representantes de las tres potencias
en esa comisión aceptaron este reparto, sin embargo, en Quebec, tanto
Roosevelt como Churchill mantuvieron negociaciones sobre el intercambio
de sus zonas de ocupación para un mejor aprovechamiento geoestratégico,
aunque, finalmente, ambos acabaron aceptando la división tal y como la
EAC había establecido y solamente Bremen y su puerto (Bremenhaven)
pasarían a control estadounidense para permitirles una salida marítima.
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Zonas de ocupación propuestas por la EAC




Pero además de las zonas de ocupación
temporales, en esta conferencia, el Secretario del Tesoro de Estados
Unidos, Henry Morgenthau Junior, presenta su Plan Morgenthau para el
futuro de Alemania, que consiste, básicamente en reconvertirla en un
territorio dividido y eminentemente agrícola y ganadero que evite su
resurgimiento militar e industrial. Es decir, la idea principal de
Morgenthau consistía en la desindustrialización total de Alemania,
puesto que aunque en Teherán Roosevelt se había mostrado reticente con
la posición radical soviética, en la privacidad de sus consejeros había
asegurado que “we have got to be tough with Germany”.
El Plan Morgenthau seguía los pasos de la
EAC. En primer lugar, se entregarían los territorios ocupados a los
países limítrofes, y una vez hecho el “reparto”, y con Alemania en sus
fronteras de 1937 y estabilizada, se procedería a dividir el país en dos
mitades, norte y sur. No habría compensaciones de guerra impuestas a
ninguna de las dos mitades puesto que, además de resultar
contraproducente por los problemas ideológicos que pudiese causar en los
alemanes, una vez dividida Alemania, el siguiente paso era que eliminar
o entregar a los aliados su industria. Además, las zonas mineras del
Ruhr y el Sarre quedarían apartadas y bajo control de los organismos
internacionales y Francia respectivamente. Así, por tanto, Alemania
quedaría reducida a un país compuesto por pequeños agricultores
terratenientes, y donde la reindustrialización sería llevada a cabo de
manera controlada y bajo la supervisión de un poder internacional
centralizado que evitase problemas futuros. Por esto, imponer
compensaciones no tenía mucho sentido, pues Alemania ya pagaría con su
propio atraso industrial. Aunque Churchill en los primeros momentos se
mostró bastante escéptico con el plan, e incluso el propio Roosevelt
puso algunas dudas sobre la mesa, finalmente ambos mandatarios aceptaron
las líneas generales del Plan Morgenthau como el plan base para el
futuro de Alemania tras la guerra.
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Propuesta de Henry Morgenthau Jr.




Sin embargo, la idea de Morgenthau creó
muchas reticencias entre los consejeros políticos aliados, los cuales
propusieron como recomendación que no se dividiera Alemania, aunque los
propios consejeros dejan claro el carácter consultivo y no vinculante de
sus decisiones. Pero, aunque los consejeros mencionan que Alemania no
debe ser dividida, sí hacen referencia a que ésta debe “return to a federal system of government and a division of Prussia into a number of medium-sized states.”
Ahí es donde podemos ver el contraste de
opiniones que hicieron verdaderamente difícil tomar una decisión de
consenso sobre el futuro alemán. Mientras que, tanto en Teherán como en
Quebec los dirigentes habían propuesto la división de Alemania para
evitar futuros conflictos, los consejeros estadounidenses proponen, por
el contrario, que el país germano permanezca unido, pero bajo un
gobierno muy descentralizado (federal), siendo la propia Alemania la que
evite ser una amenaza.
En cualquier caso, el Plan Morgenthau
contó con el apoyo de Churchill y Roosevelt, y, aunque el CCS no lo
terminó de apoyar del todo, salió a delante y sería el protocolo de
actuación hacia Alemania aceptado por las potencias aliadas hasta que en
Yalta las cosas empiecen a cambiar, y en Potsdam, el Plan Morgenthau
sea abandonado.

Conferencia de Yalta (Febrero de 1945)

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De izq. a der. Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Josef Stalin




En febrero de 1945 los tres presidentes
de las potencias aliadas se reúnen por  segunda vez con el objetivo de
ir definiendo aún más sus posturas sobre los pasos a dar una vez la
guerra finalice. La reunión tripartita tendrá lugar en la ciudad de
Yalta, en la península de Crimea, de ahí que, en ocasiones, y de hecho
los propios reunidos así la conociesen, se haga referencia a ella como
Conferencia de Crimea. Bajo el nombre en clave de ARGONAUT, Roosevelt,
Churchill y Stalin se propusieron discutir la futura organización
europea y, por ende, el futuro alemán.
Tal y como la EAC ya había recomendado en
1944, y Roosevelt y Churchill habían secundado en Quebec, los aliados
reafirmaban su postura de ocupar Alemania en tres zonas y crear un
gobierno y administración conjunto y coordinado entre los Comandantes
Supremos de las tres potencias, el Allied Control Council (ACC) que gobernará a Alemania en su conjunto hasta que un gobierno alemán pudiese ser establecido.
Sin embargo, aunque en principio
solamente EEUU, Gran Bretaña y la URSS ocupasen Alemania y formasen
parte del ACC, en Yalta, estos tres poderes acordaron invitar a Francia a
hacerse cargo de una zona de ocupación, así como a participar como
cuarto miembro del ACC. Este punto es clave a la hora de trastocar por
completo los planes establecidos previamente por las otras tres
potencias, especialmente en las zonas de ocupación. El diseño original
de la ocupación eran tres zonas equilibradas en cuanto a población y
producción, pero la inclusión francesa hacía que estas zonas de
ocupación tuviesen que alterarse. Además, despertó recelos en Stalin,
que consideraba que Francia había estado colaborando con el enemigo
alemán, apenas había participado en la guerra, y tener un tercer miembro
capitalista y dejaría su posición muy debilitada. Al final, Stalin
aceptó la presencia francesa en el ACC a cambio de que la zona francesa
saliese de la parte anglosajona y la soviética permaneciese inalterada.
5-map-germany-1945
Zonas de ocupación rectificadas tras incluir a Francia y aumentar los territorios entregados a Polonia




En cuanto al trato que recibiría
Alemania, y a pesar de ser conscientes de la complejidad que entrañaba
este tema, el primer punto que discutió fue si dividir o no el país
germano. Aunque es cierto que en conferencias previas parecía claro que
la decisión unánime era el desmembramiento alemán, en Yalta se aclaró
que el hecho de que la ocupación temporal fuese en tres partes
separadas, que posteriormente serían cuatro, eso no significaba que
Alemania se fuese a dividir permanentemente, y si dicha división se
producía, sólo podría hacerse tras un detallado y concienciado estudio
de la geografía, historia y economía de Alemania, pues aunque la
rendición incondicional permitía a los aliados actuar libremente sobre
los vencidos y no tenían obligación alguna de informar a los alemanes
sobre su futuro, ellos mismos eran conscientes de que no podían
arriesgarse provocar sentimientos que desembocasen en una nueva guerra.
Uno de los más activos a la hora de
hablar del futuro alemán, como se pudo comprobar en Teherán, es Stalin,
pero Churchill, pasaría a ocupar el lugar más crítico y agresivo hacia
Alemania, siendo partidario de una división alemana en bastantes
pequeños Estados, mostrando su determinación a actuar duramente contra
Alemania y los alemanes, culpando, claramente, al pueblo alemán de la
guerra. Más comedido se mostró el Roosevelt, que se mantenía en la idea
ya planteada de la descentralización radical alemana, mientras que
Stalin pasó a situarse en una idea intermedia, donde aceptaba la
división de Alemania, pero no tal y como la planteaba Churchill.
Sin embargo, aunque los tres estaban de
acuerdo que una solución definitiva no podía darse en cuatro o cinco
días de reuniones en Yalta, se debería dar prioridad a cerrar ese tema
cuanto antes pues, según sus cálculos, Alemania no tardaría más de cinco
meses en rendirse y, de hecho, tan solo tardó tres; y la ocupación, al
menos la estadounidense, no se planteaba más allá de dos años. Por ello,
se decidió que la palabra “desmembramiento” apareciese junto a
“desmilitarización” en uno de los artículos de la rendición alemana,
dejando así claro que Alemania sería dividida, pero sin mencionar aún
cómo. Además, se creó una comisión, compuesta por los ministros de
Asuntos Exteriores de las “Tres Grandes” y Francia, dedicada, única y
exclusivamente, a estudiar Alemania y proponer la mejor solución para su
desmembramiento.
Es curioso, y debe ser mencionado, que en
ninguna de las reuniones en Yalta, cuando se hace referencia a la
división de Alemania, se mencione el Plan Morgenthau, el cual fue
aceptado por Gran Bretaña y Estados Unidos meses antes en Quebec, y que,
sin embargo, sí se planteen soluciones alternativas bastante alejadas
de dicho plan, como las peticiones de reparaciones de guerra.
Así por tanto, en Yalta los tres
representantes de las grandes potencias se marchan ya con la idea de la
ocupación provisional de Alemania sellada y con el acuerdo de creación
de una comisión que investigue y proponga el futuro del país germano.

Conferencia de Potsdam (Julio-Agosto de 1945)

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De
izq. a der. Winston Churchill (días después sería sustituido por
Clement Attlee), Harry Truman (sucediendo al recientemente fallecido
Roosevelt) y Josef Stalin




“El objetivo de este acuerdo (Acuerdo de Potsdam) es
poner en práctica las decisiones tomadas en la Conferencia de Crimea
respecto a Alemania. El militarismo alemán y el nazismo serán extirpados
y los aliados tomarán, ahora y en el porvenir en completo acuerdo las
demás medidas necesarias para asegurar que Alemania no amenazará nunca
más a sus vecinos o la paz del mundo”
La Conferencia de Potsdam, también
conocida como Conferencia de Berlín, fue la última gran reunión de las
tres potencias referida a la Segunda Guerra Mundial. En este encuentro,
que tuvo lugar en la segunda mitad del mes de julio de 1945, se
trataron, nuevamente, numerosos temas, como la guerra contra Japón, que
seguía abierta, la situación en Oriente Próximo o el futuro de las
Naciones Unidas.
Sin embargo, el tema que más nos
concierne es el futuro de lo que los aliados entendiesen por Alemania.
El peso de las negociaciones en Potsdam será llevado por los ministros
de Asuntos Exteriores, mucho más informados al formar parte de la
comisión creada expresamente para la cuestión alemana.
Como se menciona en la cita inicial, el
objetivo es poner en práctica los puntos acordados en Yalta, por lo que
los aliados pusieron en marcha el Allied Control Council como
órgano provisional de gobierno. Sin embargo los problemas internos
pronto llegaron, en especial a cerca de las competencias políticas de
dicho consejo, unas competencias que acabaron siendo limitadas a
cuestiones políticas muy concretas que tratasen a Alemania como una
unidad, como industria, finanzas o transporte. Además, se aprobó la
creación del Council of Foreign Ministers, que sustituiría a la European Advisory Commission,
y que estaría formado por los ministros de asuntos exteriores de las
tres grandes potencias, Francia y China, siendo su objetivo el de
acordar las distintas paces con todos los países vencidos.
Tras las largas y duras reuniones, el 26
de julio, días antes de concluir definitivamente la conferencia, y
coincidiendo con el receso temporal de dos días debido a las elecciones
presidenciales en Gran Bretaña, se aprobaron y se publicaron los
Acuerdos de Potsdam, donde se establecen las líneas básicas para el
control y administración inmediata de Alemania, mientras se busca,
todavía, una solución a largo plazo. Aunque el Allied Control Council
estaba pensado para ser el máximo órgano de gobierno, las decisiones
ahí tomadas solamente serán decisiones que comprendan a Alemania como
una unidad, y éstas deberán ser acordadas por unanimidad (punto
primero), lo que hará que el gobierno conjunto sea prácticamente
imposible y que los Comandantes en Jefe de cada zona ocupada actuaran
libre e independientemente en sus territorios.
Los Acuerdos de Potsdam continúan, en su
punto tercero estableciendo que los alemanes deberán ser “reeducados” y
“desnazificados”, haciéndoles conscientes de sus actos y
responsabilidades. Una vez que la sociedad acepte los hechos que ha
cometido, activa o pasivamente, Alemania estará en condiciones de
reconstruirse política y democráticamente con ayuda internacional y
convivir en paz con el resto de naciones. Enlazando con esta idea, en el
punto séptimo se establece que las distintas potencias supervisen y
controlen esta “reeducación” alemana en sus zonas de ocupación, lo que
hace que surjan conflictos entre la Unión Soviética y los occidentales.
Sin embargo, en ningún punto de los
Acuerdos se hace referencia alguna a su posible división, y es más, en
el punto noveno se establecen unas medidas administrativas temporales,
como la restauración de los gobiernos locales y de todos los partidos
políticos, y, aunque se advierte que, por el momento, no se establecerá
un gobierno central alemán, se deja la puerta abierta a una posible
unificación a medio plazo, una vez que Alemania estuviera “preparada”.
Mientras eso sucedía, el gobierno alemán sería temporal basado en el Allied Control Council.
Sin embargo, las diferencias internas, especialmente ideológicas, que
se estaban abriendo entre los aliados eran ya bastante importantes, y se
irían agrandando en los meses posteriores, cayendo en una disfunción
casi total.
Pero a pesar de todos estos acuerdos, y
aunque se trabajaba para crear un gobierno alemán unitario pero
descentralizado, con el paso del tiempo y los nulos progresos, la
división temporal haría que las diferencias individuales y los problemas
internos aumentasen y el miedo al enemigo ideológico de los primeros
momentos de la Guerra Fría acabaría provocando que ninguna de las
potencias fuera capaz de acordar una opción conjunta viable para el
futuro germano.

Bibliografía

BENZ, Wolfgang, GRAML, Hermann. El siglo XX. II.- Europa después de la Segunda Guerra Mundial 1945-1982. Ed.: Siglo XXI. Madrid (ESP), 1986.


CHURCHILL; Winston. La Segunda Guerra Mundial. Ed.: Orbis. Barcelona (ESP), 1985.


DALLEK, Robert. Franklin D. Roosevelt and American Foreign Policy, 1932-1945. Ed.: Oxford University Press, Oxford (USA), 1995


DÍEZ ESPINOSA, José Ramón. Historia Contemporánea de Alemania (1945-1995). Ed.: Síntesis, Madrid (ESP), 1998.


US DEPARTMENT OF STATE. Foreign relations of the United States diplomatic papers, The Conferences at Cairo and Tehran, 1943. Ed.: US Government Printing Office, Washington (USA), 1943.


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US DEPARTMENT OF STATE. Foreign relations of the United States. The Conference of Berlin (the Potsdam Conference), 1945. Ed.: US Government Printing Office, Washington (USA), 1945.


VV.AA. Acuerdos y declaraciones de la Coalición Antihitleriana. Ed.: Nuestra Bandera, 1946, Toulouse (FRA)










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