martes, 1 de noviembre de 2016

Apariciones

Apariciones





Las Apariciones

y las almas del Purgatorio




 
        
     




Para  el
Padre Pío las apariciones ya comenzaron cuando todavìa era joven. El pequeño
Francesco no habló nunca  porque creyó
que las apariciones erancosas que ocurrieran a todas las almas. 

Las
apariciones eran de Ángeles, de Santos, de Jesús, de la Virgen, pero a menudo,
también de demonios. En los últimos días de diciembre de 1902, mientras él
estaba meditando sobre su vocación, Francesco tuvo una visión. He aquí como la
describió, muchos años después, 
"Francesco viô a su lado a un hombre majestuoso de rara belleza,
resplandeciente como el sol, que le tomó por la mano y lo animó
FOTO1.jpg (3604 byte) con la
precisa invitación:

"Vienes conmigo porque te
conviene combatir de bravo guerrero".
Francesco fue conducido a un gran campo, entre una
multitud de hombres que fue dividida en dos grupos: En una
parte habían hombres de rostro guapísimo y cubiertos de vestidos blancos,
cándidos como la nieve, de la otra eran como hombres de horroroso aspecto y
vestidos de negro sombríos y oscuros
. (Explicación.
Vienes conmigo (con Jesús), porque te
conviene combatir (te conviene luchar contra la tentación, así te haces mas
fuerte), bravo guerrero (buen cristiano).Inútil es tu resistencia (habla la tentación),
con este conviene combatir. Animo (le dice Jesús), entra confiado en la lucha
(puedes vencer al maligno), avanza atrevidamente que Yo te seré propicio
(puedes retar al enemigo que siempre estaré contigo); te ayudare y no permitiré
que el te venza.)
El joven situado entre aquellas dos alas de
espectadores, viô venir a su  encuentro
un hombre de desmedida
altura, tan alto,  que podía 
tocar con la frente las nubes, y con un rostro horroroso. El personaje
resplandeciente  que tuvo a su  lado lo exhortó a batirse con el personaje
monstruoso.




Francesco rogó evitar  el furor
del extraño personaje, pero aquel luminoso no aceptó: "Inútil es tu
resistencia, con éste conviene combatir". Ánimo, entra confiado en la
lucha, avanza atrevidamente que yo te seré propicio; te ayudaré y no permitiré
que él venza".



El combate fue aceptado y resultó terrible. Con la ayuda del personaje
luminoso siempre ayudándole, Francesco venció. El personaje monstruoso,
obligado a huir, se arrastró tras aquella gran multitud de hombres con
horroroso aspecto, entre gritos, imprecaciones 
se aturdió. La otra multitud de hombres del vago aspecto, emanó voces de
aplauso y laudos verso al que asistió al pobre Francesco, en una tan áspera
batalla.


El personaje espléndido y luminoso más que el
sol, puso sobre la cabeza de Francesco victorioso una corona de rara belleza,
que inútil sería describirla. La corona fue retirada por el personaje bueno el
que precisó: "Otra más bonita tengo para ti guardada. Si tú supieras
luchar con aquel personaje con el que ahora has combatido. Él siempre volverá
al asalto...; combates de bravo y no dudes en mi ayuda... no te asustes por
su  horrorosa presencia.... Yo estaré
cerca de ti, yo siempre te ayudaré, para que tú logres vencerlo". Tal
visión fue seguida, luego, de reales batallas  con el Diablo.
El Padre Pío enfrentó en efecto numerosas batallas contra el
"enemigo" de las almas en el marco de su vida, con el propósito de
arrancar las almas de las cadenas de Satanás.








Una
tarde  el Padre Pío estaba descansando en una habitación,
en la planta baja del convento, que fue destinada a hospedería. Estuvo
solo descansando, y apenas se había extendido  sobre el sofá cuando, de repente, he aquí 
que vino a comparecerle un hombre envuelto en una negra capa. El 
Padre Pío, sorprendido, levantándose, interrogó 
al hombre quién era y qué quería.  El desconocido 
le contó que era un alma del Purgatorio. "Soy Pietro Di Mauro.
He muerto en un incendio, el 18 de septiembre de 1908, en este convento
que fue destinado a un geriátrico,  después
de la expropiación de los bienes eclesiásticos. Morí entre las llamas,
en mi cama de paja, sorprendido en el sueño, justo en esta habitación.
Vengo del Purgatorio: el buen  Dios
me ha concedido la gracia  de veniros
a preguntar si podrías ofrecer la Santa Misa de mañana por mi descanso
eterno. Gracias a esta Misa podré entrar al Paraíso". El 
Padre Pío aseguró que ofrecería la Santa Misa por su alma. El.
Padre Pío contó: "Yo, quise acompañarlo a la puerta del convento,
para despedirlo, y cual sería mi sorpresa; que una vez a mi lado desapareció
repentinamente. Por lo que me di verdaderamente cuenta de haber hablado
con un difunto". Tengo que decir que regresé al convento muy asustado.
Al padre Paolino de Casacalenda, Superior del convento, que notó mi agitación,
le pedí el permiso de celebrar la Santa 
Misa en sufragio de aquella alma necesitada; después, naturalmente, 
de haberle narrado lo ocurrido". 
Tiempo después, el Padre Paulino, despertado por la curiosidad,
quiso hacer la averiguación.  Fuè
al  Despacho del registro del ayuntamiento de San
Giovanni Rotondo, solicitó y consiguió el permiso de consultar el registro
de los fallecidos en el año 1908., la narración del Santo Padre Pío correspondió
a la realidad. En el registro relativo a las muertes del mes de septiembre,
el padre Paulino localizó el nombre, el apellido y la imputación de la
muerte: "En fecha el 18 de septiembre de 1908, en el incendio del
geriátrico Pietro Di Mauro verdaderamente murió." 

 




La
Señora Cleonice Morcaldi de San Giovanni Rotondo fue una hija espiritual
del Padre Pío; A un mes de la muerte de su mamá, el Padre Pío le dijo:
"Esta mañana tu mamá ha volado al Paraíso, la he visto mientras estaba
celebrando la Misa." Lo que quiere decir que tuvo la gentileza de
ofrecer la misa por el descanso eterno de su alma.

 




El Padre Pío contó esta historia al Padre Anastasio.
"Una tarde, mientras yo estaba solo en el coro para orar,  oí el susurro de un traje y  vì a un monje joven que revolvió al lado del
altar principal. Parecía que el joven monje estaba desempolvando los candelabros
y arreglando los jarrones de las flores. Yo pensé que él era el Padre
Leone que estaba reestructurando el altar; y como ya era   la hora  de
la cena,  me acerqué a él y le dije: "Padre Leone,
vaya a cenar, no es tiempo para desempolvar y reparar el altar".
Pero una voz que no era la voz del padre Leone me contestó": "yo
no soy el  Padre Leone", "¿y
quién es usted? ", le pregunté. "Yo soy un hermano suyo que
hice el noviciado aquí, mi misión era

limpiar el altar durante el año del noviciado. Desgraciadamente
en todo ese tiempo yo no reverencié a Jesús Sacramentado, Dios Todopoderoso,
como debía haberlo hecho, mientras pasaba  delante del altar.  Causando  gran
aflicción al Sacramento Santo  por
mi irreverencia;  puesto Que El
Señor se encontraba en el tabernáculo para ser 
honrado, albado y adorado. Por 
este serio descuido, yo estoy todavía en el Purgatorio. Ahora,
Dios, por su misericordia infinita, me envió aquí 
para que usted  decida el
tiempo desde cuando que yo podré  disfrutar
del Paraíso. Y para que UD cuide de mí." Yo creí haber sido generoso
con  esa alma en sufrimiento, por lo  que yo exclamé: "usted estará mañana por
la mañana en el Paraíso, cuando yo celebre el 
la Santa Misa.". Esa alma lloró: Cruel de mí, que malvado
fui. “Entonces él lloró y desapareció." Esa queja me produjo una
herida tan profunda en el corazón, la cual yo he sentido 
y sentiré durante toda  mi
vida. De hecho yo habría podido enviar esa alma inmediatamente al Cielo
pero yo lo condené  a permanecer
una noche más en las llamas del Purgatorio."

 


 


Carta que el Padre Pío escribió a su director espiritual:
Carta al Fraile Agostino, del 7 de abril de 1913, "Mi estimado Padre,
yo todavía estaba en la cama el viernes por la mañana, cuando  el Señor Jesús se me  apareció. Él se encontraba  golpeado y desfigurado. Él me mostró una gran
muchedumbre de sacerdotes y dignatarios eclesiásticos indiferentes, quienes
estaban celebrando vistiendo sus sagradas túnicas. Cuando yo vi a mi  Jesús en esta condición  sentí un  gran
sufrimiento, por consiguiente, yo le pregunte porqué él sufrió tanto.
Él no me contestó, él me mostró a los 
sacerdotes que debía  castigar.
Pero poco después,  el Señor estaba
tristísimo al mirar a estos sacerdotes y yo noté, con gran horror, dos
lágrimas enormes que emanaron del Santo Rostro. Jesús 
salió de esa muchedumbre de sacerdotes y con una gran expresión
de aversión en la cara, lloró': ¡"Carniceros”! “Entonces Él me dijo:
"Mi Niño, no creas que mi agonía ha sido de tres horas, no; realmente
yo estaré en la agonía hasta el fin del mundo; debido a las almas que
yo amo. Durante el tiempo de la agonía, mi niño, nadie puede dormir. Mi
alma va buscando alguna gota de piedad humana, pero ellos me dejan solo
bajo el peso de la indiferencia. La ingratitud hace más severa la agonía
para mí. ¡Ellos responden mal a mi amor! El tormento mayor para mí es
que crece en las personas  su desprecio, 
indiferencia, e incredulidad. Cuántas veces mi ira  deseó  destruirlos
por el relámpago, pero yo me detuve por los ángeles y las almas que me
aman..... Escribe a tu padre y nárrale lo que has visto y Yo te dije en
esta Mañana. Dile que muestre tu carta al Padre provinciano... "Jesús
continuó hablando pero yo nunca puedo revelar lo que él dijo... "  
(PADRE
PIO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da
Pobladura e Alessandro da Ripabottoni - Edizioni "Padre Pio da Pietrelcina"
Convento S.Maria delle Grazie San Giovanni Rotondo - FG)



 


En la carta al Padre Agostino del 13 de febrero de
1913:  Nuestro Padre Jesucristo
me reveló “no  te preocupes, yo
le haré sufrir pero yo también te daré la fuerza" - "Yo deseo
que tu alma se purifique e con el martirio oculto diario; no te asustes
si yo permito al Diablo atormentarte, y al mundo para hastiarlo, porque
nadie ganará contra esas personas que sufren bajo la cruz por mi amor
y que yo he decidido protegerlos. "
(PADRE
PIO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da
Pobladura e Alessandro da Ripabottoni - Edizioni "Padre Pio da Pietrelcina"
Convento S.Maria delle Grazie San Giovanni Rotondo - FG)





La carta al Padre Agostino, del 18 de noviembre de
1912, "... Jesús, su estimada Madre, 
y el Ángel Guardián; estuvieron visitándome con otros para animarme, me
dijeron que ellos no se olvidan de decirme que la víctima, ser llamado la
víctima, tiene que perder toda su sangre."
(PADRE
PIO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da
Pobladura e Alessandro da Ripabottoni - Edizioni "Padre Pio da Pietrelcina"
Convento S.Maria delle Grazie San Giovanni Rotondo - FG)






La carta para 
al Padre Agostino, del  12 de
marzo de 1913, "... mi padre, escucha 
las quejas de nuestro dulce Jesús: ¡Se reembolsa "mi amor para los
hombres con tanta ingratitud! Esas personas me hubieran ofendido menos si yo
los hubiera amado menos. Mi padre no quiere llevárselos todavía. ¡Me gustaría
dejar de amarlos, pero... (Y aquí Jesús guardó silencio y, luego
desprevenidamente me dijo:) ¡pero mi corazón es hecho para amar!. Los hombres
no hacen  el intento de superar las
tentaciones. Más bien estos hombres disfrutan sus faltas de equidad. Las almas
que  Yo amo más son las que sufren una
tentación, y cuando ellos no tienen éxito resistiendo, me invocan pidiendo
ayuda, y Yo me presento y las fortifico en la tentación. Las almas débiles se desaniman
y desesperan. Las almas fuertes que confían en Jesús, me llaman y Yo vengo para
relajarlos. Ellos me dejan solo por la noche y en la mañana en la Iglesia.
Ellos no cuidan del sacramento del altar; ellos ya no hablan de este sacramento
de amor; también, las personas que hablan del sacramento lo hacen con la tanta
indiferencia y frialdad. De mi Corazón se han olvidado; nadie cuida de mi amor;
Yo siempre me entristezco. Mi casa se ha vuelto un teatro de obras para muchas
personas; incluso mis sacerdotes que yo siempre he protegido cuidadosamente,
que yo he amado como la niña de mis ojos; ellos deben confortar mi corazón
lleno de amargor; ellos deben ayudarme en la redención de las almas, en
cambio.... ¿Quién lo creería? Yo recibo la ingratitud de ellos. Yo veo, Hijo
mío, a muchos de  ellos que...

(Aquí él  se
detuvo, los hipos le apretaron la garganta, él lloró)
que bajo la semejanza
falsa ellos me traicionan con las comuniones sacrílegas, mientras  Yo estoy estampando en ellos  la luz y las fuerzas que continuamente les
doy... ".
(PADRE
PIO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da
Pobladura e Alessandro da Ripabottoni - Edizioni "Padre Pio da Pietrelcina"
Convento S.Maria delle Grazie San Giovanni Rotondo - FG)





Carta a Padre
Benedetto del 17 de diciembre de 1917: ... "En una de las visitas que tuve
de Jesús en estos días, le pregunté con más insistencia si pudiera tener
compasión de las pobres naciones, tan a prueba por la desdicha de la guerra
y que por fin cediera su justicia y misericordia. ¡Cosa extraña! Él no
contestó sino con una señal de mano, que quiso decir: despacio, tranquilo.
Pero cuándo?, añadí yo. Y él, con seriedad y con una media sonrisa en boca,
posó su mirada sobre de mí y sin decir palabra se despidió."
(PADRE
PIO DA PIETRELCINA: Epistolario I° (1910-1922) a cura di Melchiorre da
Pobladura e Alessandro da Ripabottoni - Edizioni "Padre Pio da Pietrelcina"
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