5 santos que lucharon contra el demonio
Por María Ximena Rondón
San Pío de Pietrelcina / Crédito de imagen: Isabel Diaz (ACI Prensa)
REDACCIÓN CENTRAL, 28 May. 16 / 12:01 pm (ACI).-
El mundo espiritual es real y en él ocurren verdaderos combates. En algunas partes de la biblia
se menciona la lucha que existe contra el demonio y la carne, porque
mientras la persona esté más cercana a Dios, será más tentada.
Las siguientes historias seleccionadas por el sitio web ChurchPop.com no
buscan generar miedo sino ser un recordatorio de que Satanás y las
tentaciones al pecado son reales, aunque generalmente no sean visibles.
Antes, dos citas bíblicas para entender mejor el contexto: “Revístanse
con la armadura de Dios, para que puedan resistir las asechanzas del
demonio. Porque nuestra lucha no es contra los enemigos de carne y
sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos
de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en
el espacio”. (Efesios.6, 11-12)
“Sed sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar”. (1 Pedro 5.8)
1. San Antonio el Grande: “El león rugía, deseando atacar”
Este santo vivió entre los siglos tercero y cuarto. Fue uno de los
primeros monjes en retirarse al desierto para vivir entregado al ayuno y
la oración. La Iglesia conoce su historia gracias a su biógrafo San Atanasio.
Cuando la gente visitaba a San Antonio en las ruinas donde vivía
escuchaba tumulto, muchas voces y el choque de armas. También veían que
durante la noche aparecían bestias salvajes y que el santo combatía
contra ellas mediante la oración.
En una ocasión, cuando tenía 35 años, San Antonio decidió pasar la noche
solo en una tumba abandonada. Allí un grupo de demonios apareció y lo
hirieron. Los arañazos del demonio le impidieron levantarse del suelo.
El ermitaño comentaba que el dolor causado por esa tortura demoniaca no
se comparaba a ninguna herida causada por el hombre.
Al día siguiente, un amigo suyo lo encontró y lo llevó al pueblo más
cercano para curarlo. Sin embargo, cuando el santo recuperó el sentido
le pidió a su amigo que lo llevara de vuelta a la tumba. Al dejarlo, San
Antonio gritó: “aquí estoy, yo Antonio. No huiré de tus latigazos, y
ningún dolor ni tormento me separará del amor de Cristo”. San Atanasio
relata que los demonios regresaron y ocurrió lo siguiente:
Resonó un estruendo, semejante a un terremoto, que sacudió todo el lugar
y los demonios salieron de las cuatro paredes en formas monstruosas de
bestias y reptiles. Así el lugar se llenó de leones, osos, leopardos,
toros, serpientes, áspides, escorpiones y lobos. El león rugía, deseando
atacar; el toro se preparaba para embestir con sus cuernos; la
serpiente se arrastraba buscando un punto de ataque y el lobo gruñía
rodeándolo. Todos estos sonidos eran aterradores.
Aunque San Antonio jadeaba de dolor, enfrentó a los demonios diciendo:
“si ustedes tuviesen algún poder, habría bastado que solo uno de ustedes
viniera, pero como Dios los hizo débiles, ustedes quieren aterrorizarme
con su gran número: y la prueba de su debilidad es que han tomado la
forma de bestias brutas”.
“Si son capaces, y si han recibido un poder en mi contra, atáquenme de
una vez. Pero si no son capaces, ¿porque me perturban en vano? Porque mi
fe en Dios es mi refugio y la muralla que me pone a salvo de ustedes”.
De repente, el techo se abrió y una luz brillante iluminó la tumba. Los
demonios desaparecieron y los dolores cesaron. Al darse cuenta de que
Dios lo había salvado, Antonio oró: “¿Dónde estabas? ¿Por qué no te
apareciste desde el principio y me libraste de los dolores?”.
A estas preguntas, Dios respondió: “Antonio, yo estaba allí, pero esperé
para verte pelear. Como has perseverado en la lucha, y no has caído,
siempre estaré dispuesto a socorrerte y haré famoso tu nombre en todas
parte”.
Luego de escuchar las palabras de su Señor, el monje se levantó y oró.
Entonces recibió tanta fuerza que sintió que tenía más poder en su
cuerpo que antes.
2. Santo Padre Pío: “Estos demonios nunca dejan de golpearme”
Fue un sacerdote italiano que nació a fines del siglo XIX y murió en
1968. Aunque realizó muchos milagros y recibió los estigmas, el Padre
Pío también sufrió ataques frecuentes del demonio.
Según el P. Gabriele Amorth, famoso exorcista de la diócesis de Roma, “la gran y constante lucha en la vida
del santo fue contra los enemigos de Dios y las almas, quienes trataron
de capturar su alma”. Desde su juventud el Padre Pío tuvo visiones
celestiales, pero también sufrió ataques infernales. El P. Amorth
explica:
“El diablo se le aparecía en la forma de un gato negro o como algún otro
animal repugnante. Con estas apariencias intentaba llenarlo de terror.
En otras ocasiones, el demonio tomaba la forma de chicas jóvenes,
desnudas y provocativas, que realizaban danzas obscenas, para atentar
contra su castidad. Sin embargo, el Padre Pío sintió el peligro cuando
Satanás trató de engañarlo fingiendo ser su director espiritual o
tomando la forma de Jesús, la Virgen o San Francisco”.
Esta última táctica, cuando el diablo tomaba la forma de alguien bueno y
santo, fue un problema. Así fue como el Padre Pío se dio cuenta de que
las visiones eran falsas:
notó cierta timidez cuando la Virgen y el Señor se le aparecieron,
seguida de una sensación de paz cuando la visión terminó. Además,
disfrazado de una forma sagrada, el diablo le provocó un sentimiento de
alegría y atracción, pero cuando se fue, le dejaba un extraño
remordimiento y tristeza.
Satanás también lo hería físicamente. El sacerdote describió estos dolores en una carta a un hermano, que era su confidente:
“Estos demonios nunca dejan de golpearme, incluso me hacen caer de la
cama. ¡Incluso rasgan mis vestiduras para azotarme! Pero ya no me
asustan porque Jesús me ama y él siempre me levanta y me coloca de
vuelta en mi cama”.
El Padre Pío es el testimonio de que si la persona está cerca a Dios no hay que temer a los demonios.
3. Santa Gemma Galgani: “Sus garras brutales”
Esta santa italiana fue una mística que tuvo experiencias espirituales maravillosas.
En una carta dirigida a un sacerdote escribió: “durante dos días, luego
de recibir la Santa Comunión, Jesús me ha dicho: “Hija mía, muy pronto
el diablo desatará una guerra contra ti”. Estas palabras resuenan en mi
corazón constantemente. Ore por mí por favor”.
Ella se dio cuenta de que la oración era la mejor defensa contra los
ataques del demonio. En venganza, Satanás le infringía fuertes dolores
de cabeza para impedir que duerma. Sin embargo, pese a las fatigas Gemma
perseveró en la oración:
“Cuantos esfuerzos hace ese miserable para que yo no ore. Ayer trató de
matarme, y habría tenido éxito si Jesús no hubiese venido a salvarme.
Estaba asustada y mantuve la imagen de Cristo en mi mente”.
Una vez, mientras la santa escribía una carta, el diablo le arrebató la
pluma de las manos, rasgó el papel y la tiró de la silla, agarrándola de
los cabellos con la violencia de sus “garras brutales”.
Ella describe otro ataque en uno de sus escritos: “el demonio se
presentó ante mí como una gigante y me decía: ‘Para ti ya no hay
esperanza de salvación. ¡Estás en mis manos!’ Yo le respondí que Dios es
misericordioso y, por tanto, no temo nada. Entonces me golpeó en la
cabeza y me dijo: ‘¡Maldita seas!’, y luego desapareció”.
“Cuando volví a mi habitación para descansar, lo encontré. De nuevo
comenzó a golpearme con una cuerda anudada, y quiso me gritaba que yo
era débil. Le dije que no, y me golpeó tan fuerte, que caí de cabeza al
suelo. En un momento se me vino a la mente invocar a Jesús. “Padre
eterno, en nombre de la preciosísima sangre de Jesús, ¡líbrame!”.
“No recuerdo bien qué pasó. La bestia me arrastró de mi cama y golpeó mi
cabeza con tal fuerza que todavía me duele. Perdí el sentido y yací en
el suelo hasta que desperté. ¡Gracias a Dios!”
A pesar de los ataques, Santa Gemma siempre tuvo fe en Jesús. Incluso
utilizaba el humor contra Satanás. Una vez escribió a un sacerdote:
“tenías que verlo, cuando huía haciendo muecas, ¡te habrías muerto de la
risa! ¡Es tan feo!...Pero Jesús me dijo que no le tenga miedo”.
4. San Juan María Bautista Vianney: “Lo hace porque yo convierto muchas almas para el buen Dios”
El Santo Cura de Ars
nació en Francia en el año 1786. Fue un gran predicador, hacía muchas
mortificaciones, fue un hombre de oración y caridad. Tenía increíbles
dotes para la confesión. Por ello, venían personas de todas partes para
confesarse con él y escuchar sus santos consejos. Debido a su fructífera
labor pastoral se le nombró patrón de los sacerdotes. También combatió
contra el maligno en varias ocasiones.
Una vez, su hermana pasó la noche en su casa, ubicada al lado de la
iglesia. Durante la noche escuchó raspones en la pared. Fue a ver a Juan
Vianney, que estaba confesando, y él le explicó:
“Hija mía, no debes temer: es el gruñón. Él no puede hacerte daño. En
cuanto a mí, siempre me atormenta de la manera más desquiciada posible. A
vez me coge de los pies y me arrastra por el cuarto. Lo hace porque yo
convierto muchas almas para el buen Dios”.
El demonio hacía ruidos durante horas, similares a los cristales,
silbidos y relinchos. Incluso se colocaba bajo la ventana del santo y
gritaba: "Vianney, Vianney, comepapas". Su propósito era no dejar dormir
al sacerdote para que se cansara y no pudiese estar horas en el
confesionario, donde salvaba las almas de sus garras.
En otra ocasión, mientras el Cura de Ars estaba preparándose para celebrar la misa,
un hombre le dijo que su dormitorio estaba en llamas. ¿Cuál fue su
respuesta? “El Gruñón está furioso. Al no poder atrapar al pájaro le
prende fuego a su jaula”. Le dio las llaves a aquellos que iban a apagar
el fuego. Sabía que Satanás quería impedir la misa y no se lo permitió.
Dios premió su constancia ante las pruebas con un poder extraordinario que le permitía expulsar demonios de los poseídos.
5. Santa Teresa de Jesús: “Sus cuernos estaban alrededor del cuello del sacerdote mientras celebraba misa”
Esta reconocida doctora de la Iglesia y mística tuvo muchas visiones
espirituales. En medio de sus oraciones y meditaciones, el demonio se le
aparecía.
“Una forma abominable”, escribía, “su boca era horrenda”. “No tenía sombra sino que estaba cubierto por llamas de fuego”.
También el demonio le causaba fuertes dolores corporales. En una ocasión
la atormentó durante cinco horas mientras estaba en oración con sus
hermanas. La santa permaneció firme para no asustarlas.
Un día “vio con los ojos del alma a dos diablos que tenían sus cuernos
alrededor del cuello del sacerdote mientras celebraba misa”.
Incluso para ella, estas visiones eran extrañas. “Rara vez lo he visto
en forma corporal, a menudo no veo su apariencia física, pero sé que
está allí.
¿Cuáles eran sus armas contra las fuerzas del mal?
La oración, la humildad y -muy interesante- el agua bendita. Santa Teresa decía que esta última era un arma eficaz.
Una vez estaba en un oratorio y el demonio se le apareció al lado
izquierdo. Le dijo que por ahora se había librado de sus manos pero que
él la capturaría de nuevo. Ella se asustó y se santiguó. Sin embargo,
Satanás continuó perturbándola y Teresa tomó un frasco de agua bendita y
derramó el agua sobre él. Luego de ese día nunca más volvió.
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El mundo espiritual es real y en él ocurren verdaderos combates. En algunas partes de la biblia
se menciona la lucha que existe contra el demonio y la carne, porque
mientras la persona esté más cercana a Dios, será más tentada.
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buscan generar miedo sino ser un recordatorio de que Satanás y las
tentaciones al pecado son reales, aunque generalmente no sean visibles.
Antes, dos citas bíblicas para entender mejor el contexto: “Revístanse
con la armadura de Dios, para que puedan resistir las asechanzas del
demonio. Porque nuestra lucha no es contra los enemigos de carne y
sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos
de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en
el espacio”. (Efesios.6, 11-12)
“Sed sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar”. (1 Pedro 5.8)
1. San Antonio el Grande: “El león rugía, deseando atacar”
Este santo vivió entre los siglos tercero y cuarto. Fue uno de los
primeros monjes en retirarse al desierto para vivir entregado al ayuno y
la oración. La Iglesia conoce su historia gracias a su biógrafo San Atanasio.
Cuando la gente visitaba a San Antonio en las ruinas donde vivía
escuchaba tumulto, muchas voces y el choque de armas. También veían que
durante la noche aparecían bestias salvajes y que el santo combatía
contra ellas mediante la oración.
En una ocasión, cuando tenía 35 años, San Antonio decidió pasar la noche
solo en una tumba abandonada. Allí un grupo de demonios apareció y lo
hirieron. Los arañazos del demonio le impidieron levantarse del suelo.
El ermitaño comentaba que el dolor causado por esa tortura demoniaca no
se comparaba a ninguna herida causada por el hombre.
Al día siguiente, un amigo suyo lo encontró y lo llevó al pueblo más
cercano para curarlo. Sin embargo, cuando el santo recuperó el sentido
le pidió a su amigo que lo llevara de vuelta a la tumba. Al dejarlo, San
Antonio gritó: “aquí estoy, yo Antonio. No huiré de tus latigazos, y
ningún dolor ni tormento me separará del amor de Cristo”. San Atanasio
relata que los demonios regresaron y ocurrió lo siguiente:
Resonó un estruendo, semejante a un terremoto, que sacudió todo el lugar
y los demonios salieron de las cuatro paredes en formas monstruosas de
bestias y reptiles. Así el lugar se llenó de leones, osos, leopardos,
toros, serpientes, áspides, escorpiones y lobos. El león rugía, deseando
atacar; el toro se preparaba para embestir con sus cuernos; la
serpiente se arrastraba buscando un punto de ataque y el lobo gruñía
rodeándolo. Todos estos sonidos eran aterradores.
Aunque San Antonio jadeaba de dolor, enfrentó a los demonios diciendo:
“si ustedes tuviesen algún poder, habría bastado que solo uno de ustedes
viniera, pero como Dios los hizo débiles, ustedes quieren aterrorizarme
con su gran número: y la prueba de su debilidad es que han tomado la
forma de bestias brutas”.
“Si son capaces, y si han recibido un poder en mi contra, atáquenme de
una vez. Pero si no son capaces, ¿porque me perturban en vano? Porque mi
fe en Dios es mi refugio y la muralla que me pone a salvo de ustedes”.
De repente, el techo se abrió y una luz brillante iluminó la tumba. Los
demonios desaparecieron y los dolores cesaron. Al darse cuenta de que
Dios lo había salvado, Antonio oró: “¿Dónde estabas? ¿Por qué no te
apareciste desde el principio y me libraste de los dolores?”.
A estas preguntas, Dios respondió: “Antonio, yo estaba allí, pero esperé
para verte pelear. Como has perseverado en la lucha, y no has caído,
siempre estaré dispuesto a socorrerte y haré famoso tu nombre en todas
parte”.
Luego de escuchar las palabras de su Señor, el monje se levantó y oró.
Entonces recibió tanta fuerza que sintió que tenía más poder en su
cuerpo que antes.
2. Santo Padre Pío: “Estos demonios nunca dejan de golpearme”
Fue un sacerdote italiano que nació a fines del siglo XIX y murió en
1968. Aunque realizó muchos milagros y recibió los estigmas, el Padre
Pío también sufrió ataques frecuentes del demonio.
Según el P. Gabriele Amorth, famoso exorcista de la diócesis de Roma, “la gran y constante lucha en la vida
del santo fue contra los enemigos de Dios y las almas, quienes trataron
de capturar su alma”. Desde su juventud el Padre Pío tuvo visiones
celestiales, pero también sufrió ataques infernales. El P. Amorth
explica:
“El diablo se le aparecía en la forma de un gato negro o como algún otro
animal repugnante. Con estas apariencias intentaba llenarlo de terror.
En otras ocasiones, el demonio tomaba la forma de chicas jóvenes,
desnudas y provocativas, que realizaban danzas obscenas, para atentar
contra su castidad. Sin embargo, el Padre Pío sintió el peligro cuando
Satanás trató de engañarlo fingiendo ser su director espiritual o
tomando la forma de Jesús, la Virgen o San Francisco”.
Esta última táctica, cuando el diablo tomaba la forma de alguien bueno y
santo, fue un problema. Así fue como el Padre Pío se dio cuenta de que
las visiones eran falsas:
notó cierta timidez cuando la Virgen y el Señor se le aparecieron,
seguida de una sensación de paz cuando la visión terminó. Además,
disfrazado de una forma sagrada, el diablo le provocó un sentimiento de
alegría y atracción, pero cuando se fue, le dejaba un extraño
remordimiento y tristeza.
Satanás también lo hería físicamente. El sacerdote describió estos dolores en una carta a un hermano, que era su confidente:
“Estos demonios nunca dejan de golpearme, incluso me hacen caer de la
cama. ¡Incluso rasgan mis vestiduras para azotarme! Pero ya no me
asustan porque Jesús me ama y él siempre me levanta y me coloca de
vuelta en mi cama”.
El Padre Pío es el testimonio de que si la persona está cerca a Dios no hay que temer a los demonios.
3. Santa Gemma Galgani: “Sus garras brutales”
Esta santa italiana fue una mística que tuvo experiencias espirituales maravillosas.
En una carta dirigida a un sacerdote escribió: “durante dos días, luego
de recibir la Santa Comunión, Jesús me ha dicho: “Hija mía, muy pronto
el diablo desatará una guerra contra ti”. Estas palabras resuenan en mi
corazón constantemente. Ore por mí por favor”.
Ella se dio cuenta de que la oración era la mejor defensa contra los
ataques del demonio. En venganza, Satanás le infringía fuertes dolores
de cabeza para impedir que duerma. Sin embargo, pese a las fatigas Gemma
perseveró en la oración:
“Cuantos esfuerzos hace ese miserable para que yo no ore. Ayer trató de
matarme, y habría tenido éxito si Jesús no hubiese venido a salvarme.
Estaba asustada y mantuve la imagen de Cristo en mi mente”.
Una vez, mientras la santa escribía una carta, el diablo le arrebató la
pluma de las manos, rasgó el papel y la tiró de la silla, agarrándola de
los cabellos con la violencia de sus “garras brutales”.
Ella describe otro ataque en uno de sus escritos: “el demonio se
presentó ante mí como una gigante y me decía: ‘Para ti ya no hay
esperanza de salvación. ¡Estás en mis manos!’ Yo le respondí que Dios es
misericordioso y, por tanto, no temo nada. Entonces me golpeó en la
cabeza y me dijo: ‘¡Maldita seas!’, y luego desapareció”.
“Cuando volví a mi habitación para descansar, lo encontré. De nuevo
comenzó a golpearme con una cuerda anudada, y quiso me gritaba que yo
era débil. Le dije que no, y me golpeó tan fuerte, que caí de cabeza al
suelo. En un momento se me vino a la mente invocar a Jesús. “Padre
eterno, en nombre de la preciosísima sangre de Jesús, ¡líbrame!”.
“No recuerdo bien qué pasó. La bestia me arrastró de mi cama y golpeó mi
cabeza con tal fuerza que todavía me duele. Perdí el sentido y yací en
el suelo hasta que desperté. ¡Gracias a Dios!”
A pesar de los ataques, Santa Gemma siempre tuvo fe en Jesús. Incluso
utilizaba el humor contra Satanás. Una vez escribió a un sacerdote:
“tenías que verlo, cuando huía haciendo muecas, ¡te habrías muerto de la
risa! ¡Es tan feo!...Pero Jesús me dijo que no le tenga miedo”.
4. San Juan María Bautista Vianney: “Lo hace porque yo convierto muchas almas para el buen Dios”
El Santo Cura de Ars
nació en Francia en el año 1786. Fue un gran predicador, hacía muchas
mortificaciones, fue un hombre de oración y caridad. Tenía increíbles
dotes para la confesión. Por ello, venían personas de todas partes para
confesarse con él y escuchar sus santos consejos. Debido a su fructífera
labor pastoral se le nombró patrón de los sacerdotes. También combatió
contra el maligno en varias ocasiones.
Una vez, su hermana pasó la noche en su casa, ubicada al lado de la
iglesia. Durante la noche escuchó raspones en la pared. Fue a ver a Juan
Vianney, que estaba confesando, y él le explicó:
“Hija mía, no debes temer: es el gruñón. Él no puede hacerte daño. En
cuanto a mí, siempre me atormenta de la manera más desquiciada posible. A
vez me coge de los pies y me arrastra por el cuarto. Lo hace porque yo
convierto muchas almas para el buen Dios”.
El demonio hacía ruidos durante horas, similares a los cristales,
silbidos y relinchos. Incluso se colocaba bajo la ventana del santo y
gritaba: "Vianney, Vianney, comepapas". Su propósito era no dejar dormir
al sacerdote para que se cansara y no pudiese estar horas en el
confesionario, donde salvaba las almas de sus garras.
En otra ocasión, mientras el Cura de Ars estaba preparándose para celebrar la misa,
un hombre le dijo que su dormitorio estaba en llamas. ¿Cuál fue su
respuesta? “El Gruñón está furioso. Al no poder atrapar al pájaro le
prende fuego a su jaula”. Le dio las llaves a aquellos que iban a apagar
el fuego. Sabía que Satanás quería impedir la misa y no se lo permitió.
Dios premió su constancia ante las pruebas con un poder extraordinario que le permitía expulsar demonios de los poseídos.
5. Santa Teresa de Jesús: “Sus cuernos estaban alrededor del cuello del sacerdote mientras celebraba misa”
Esta reconocida doctora de la Iglesia y mística tuvo muchas visiones
espirituales. En medio de sus oraciones y meditaciones, el demonio se le
aparecía.
“Una forma abominable”, escribía, “su boca era horrenda”. “No tenía sombra sino que estaba cubierto por llamas de fuego”.
También el demonio le causaba fuertes dolores corporales. En una ocasión
la atormentó durante cinco horas mientras estaba en oración con sus
hermanas. La santa permaneció firme para no asustarlas.
Un día “vio con los ojos del alma a dos diablos que tenían sus cuernos
alrededor del cuello del sacerdote mientras celebraba misa”.
Incluso para ella, estas visiones eran extrañas. “Rara vez lo he visto
en forma corporal, a menudo no veo su apariencia física, pero sé que
está allí.
¿Cuáles eran sus armas contra las fuerzas del mal?
La oración, la humildad y -muy interesante- el agua bendita. Santa Teresa decía que esta última era un arma eficaz.
Una vez estaba en un oratorio y el demonio se le apareció al lado
izquierdo. Le dijo que por ahora se había librado de sus manos pero que
él la capturaría de nuevo. Ella se asustó y se santiguó. Sin embargo,
Satanás continuó perturbándola y Teresa tomó un frasco de agua bendita y
derramó el agua sobre él. Luego de ese día nunca más volvió.
También te puede interesar:
Este es el libro que el demonio nunca quiso que se difundiera https://t.co/TwT47EEykX
— ACI Prensa (@aciprensa) 28 de abril de 2016
Ataques a Iglesias, Santos, ataques a la Iglesia
Comentarios
27 comentarios
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Hace 156 días
Gladys Moran
ANIMOS HOY ES EL DIA DEL SANTISIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.AMEN! !!
Hace 155 días
Sebastián Ignacio Araya Dinamarca
Hay Misa de Guardar hoy día O Misa De Precepto??? sí sabes, me puedes Responder, por favor, gracias.
Hace 38 días
Yuli Caterine Triana
Creo que depende del país, para el caso de Colombia en la página 20 del documento que encuentras en este link http://pastoral-administrativa.cec.org.co/sites/default/files/Administraci%C3%B3n/Normas%20Complementarias.pdf
puedees ver la información sobre fiestas de precepto... aunque no se si
esa información siga vigente o se haya modificado, supongo que esta
vigente en este caso para Colombia
puedees ver la información sobre fiestas de precepto... aunque no se si
esa información siga vigente o se haya modificado, supongo que esta
vigente en este caso para Colombia
Hace 156 días
rosa
Ruego
a la corte celestial de Santos y Santas, intercedan ante Dios nuestro
Senor, para que nos ayuden en la batalla contra el demonio. Que no
permitan que se salga con la suya. Que logremos perserverar en el amor a
Dios y al projimo, para alcanzar la vida eterna en el Reino de los
cielos.
a la corte celestial de Santos y Santas, intercedan ante Dios nuestro
Senor, para que nos ayuden en la batalla contra el demonio. Que no
permitan que se salga con la suya. Que logremos perserverar en el amor a
Dios y al projimo, para alcanzar la vida eterna en el Reino de los
cielos.
Hace 160 días
Jesús Beltran
me gusto el articulo , mas tengo una pregunta ,SAN CIPRIANO es santo y tambien peleo contra el
Hace 160 días
Jesús Beltran
me encanto el articulo , mas tengo una pregunta SAN CIPRIANO es santo y también lucho o no
Hace 514 días
Betty Aguilar
La
Oración es poderosa, el ayuno es eficaz pero la EUCARISTÍA es
infalible contra los ataques del gavilán como lo llamaba mi Santo Cura
de Ars.
Oración es poderosa, el ayuno es eficaz pero la EUCARISTÍA es
infalible contra los ataques del gavilán como lo llamaba mi Santo Cura
de Ars.
Hace 515 días
Francis Diaz
Me encanta este articulo, Los santos nos dan su ejemplo, con oración se vence al maligno
Hace 521 días
Rafael Najera Pazmiño
debemos aprender a orar y ayunar
(editado)Hace 524 días
John Pèrez
Muy cierto, la oración , el ayuno y el agua bendita.
Hace 287 días
Maria Pilar Pardo Alvarez
La mayor fuerza es AMAR a Dios
Hace 524 días
Ana Lucia Garzon Cardenas
Solo Dios lo sabe como somos...SELLANOS CON TU SANTISIMA SANGRE
Hace 524 días
EDWIN GERARDO BENAVIDES SARRIAS
SOLO EL QUE LO VIVE ES QUE LO GOZA EL ENCUENTRO PERSONAL CON DIOS NUESTRO SALVADOR.
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