miércoles, 27 de julio de 2016

Sionismo y judaísmo: definiendo la terminología

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Sionismo y judaísmo:
definiendo la terminología

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Sionismo y judaísmo: definiendo
la terminología


Lo que sigue son las palabras de
una conferencia dada por el rabino Yisrael Dovid Weiss
en la Asociación Unida para Estudios e Investigaciones
(UASR). Estas palabras fueron pronunciadas en una mesa
redonda que tuvo lugar el 14 de marzo, por invitación
del jefe de redacción  del MEAJ Dr. Ahmed
Yousef.


Me corresponde hoy hablar sobre judaísmo
y sionismo. Tomando en cuenta las acepciones corrientes
en los medios masivos, parecería que sionismo
y judaísmo son redundantes. ¿Acaso no se
trata de una misma y única cosa?  ¿Es
que los judíos no son por definición sionistas?
Esto es totalmente falso, como espero demostrarles al
final de esta intervención. Pero es una impresión
muy difundida, tanto entre judíos mal informados
como entre los no judíos.


Corregir un dato histórico
en el caso de una falsificación siempre es benéfico,
pues como todos sabemos, “el sello del Creador
es la verdad”. En el caso del sionismo no se trata
solamente de un error al nivel académico. Se trata
de un error que ha causado muchas muertes y destrucciones
en el pasado, y seguirá produciendo en el futuro
sin remedio, (no lo quiera Dios) si se deja sin corregir.


En realidad espero y rezo porque
hoy sea el primer paso de un proceso que podrá llevarnos
a una solución justa para lo que es la agonía
del Oriente Medio, o por lo menos, un alivio al sufrimiento
del pueblo.


El triunfo de la falsedad


Empecemos por una simple pregunta. ¿Cómo
es que ha triunfado la mentira que iguala al judaísmo
con el sionismo? ¿Por qué algo cuya falsedad
es tan fácil demostrar, ha logrado capturar las
ciudadelas de la opinión pública occidental?
Y al final, ¿qué podemos hacer nosotros
al respecto?


La historia la escriben invariablemente
los que salen victoriosos de sus convulsiones. En el
caso del forcejeo sionista-palestino del siglo pasado,
este factor coloca inmediatamente al Estado israelí,
a sus propagandistas y apologistas internacionales, en
posición de timoneros ideológicos.


En segundo lugar, el sufrimiento
del pueblo judío durante la Segunda Guerra mundial
en Europa creó una simpatía extraordinaria
entre los pueblos del mundo entero, y esta simpatía
sincera y recomendable es lo que  viene explotando
la máquina de propaganda sionista desde 1945.


Por fin, los propagandistas sionistas
siempre son muy dados a la censura y a los enfrentamientos
tácticos. Es muy útil en este sentido leer
al antiguo congresista Findley quien escribió un
libro titulado Ellos se atrevieron a hablar (They
Dared to Speak Out). Es el recuento vergonzoso de los
inmensos recursos que el lobby sionista empeñó en
destruir la carrera de ciertos políticos de Estados
Unidos, todos los que habían alzado la voz contra
el sometimiento de esta nación a Israel.


Por supuesto, los judíos antisionistas
de todas las orientaciones políticas y religiosas
experimentan el látigo del movimiento sionista,
desde sus inicios. En 1924, un estudioso judío
holandés, el Dr. Jacob Israel de Hahn, que fue
secretario del rabino Yosef Chaim Sonnenfeld (1849-1932)
rabino en jefe de Palestina (benditas sean sus memorias),
fue asesinado cuando estaba regresando de sus rezos del
atardecer fuera del hospital Shaarui Zedek en Jerusalén.
Su crimen era haber entablado discusiones con dirigentes árabes
que ofrecían una alternativa a la hegemonía
sionista. Sus asesinos eran miembros de Haganah, una
organización sionista mal  llamada “organización
de defensa”. De hecho, el Dr. de Hahn puede ser
descrito como la primera víctima de la violencia
sionista en Tierra santa.


Pero fuera de un círculo limitado
de judíos antisionistas, este asesinato cobarde
y a sangre fría es completamente desconocido.


Igualmente desconocido del público
en general es la facilidad con la cual los sionistas
se volvieron en contra de sus compañeros judíos,
como en el hundimiento de los barcos cargados de refugiados
judíos, con los que se contaba despertar la simpatía
mundial, como el S.S. Patria en 1940 y el S.S. Struma
en 1941, que le costaron la vida a 276 inocentes judíos
en el caso del primero y 769 en el caso del último.


Se conocen mejor las campañas
de terror estatal contra inocentes árabes y británicos.
Obviamente este movimiento  no valora para nada
la vida humana, y no tolera la crítica pública.


Por suerte, sin embargo, le falta
al sionismo el arma más poderosa en cualquier
arsenal ideológico, pues no tiene la verdad de
su parte.


Por esto es que hoy en día
a pesar del poder del lobby sionista y el servilismo
hasta una fecha reciente de la mayoría de los
políticos, medios e instancias educacionales aquí en
América, a sus dictámenes, el bloqueo está llegando
a su fin.


Hay más y más gente
cuestionando la versión sionista de la historia.


En la ONU y por toda Europa ya se
han planteado estas cuestiones, y se han contestado ampliamente.
Las respuestas suman una variedad de críticas
al Estado de Israel. Algunos se centran en la crítica
de las prácticas israelíes. Otros apuntan
a la filosofía subyacente a todo esto.





Neturei Karta internacional siempre
ha estado el frente de aquellas voces que se han levantado
en oposición al sionismo.


Nuestra oposición nos ha llevado
por el mundo, desde Yemen e Irán hasta África
del sur y Ginebra, y a atender el año pasado la
conferencia de la ONU sobre el racismo (y espero que
tengamos copia de las conferencias allí pronunciadas
por nosotros). Los que nos apoyan resistieron la censura
y el terror sionista en las calles de Jerusalén,
Manhattan, Londres, Manchester, Montreal y dondequiera
que existan comunidades judías ortodoxas.


Pero estamos yendo más adelante.
Para entender las fuentes del desgarre actual de Medio
Oriente, debemos definir nuestra terminología. ¡Qué es
judaísmo, y qué es sionismo?





Definiciones





El judaísmo es la fe del pueblo
judío. Tiene sus raíces en la revelación
en el Monte Sinai donde Dios le dio la Torah a la humanidad.
Las doctrinas y leyes reveladas allí al pueblo
judío nos obligan para siempre. Los estudiosos
y santos judíos llevan siglos explicando la Ley.
Y estas explicaciones forman parte a su vez de nuestra
tradición.


Esta definición del judaísmo
fue universalmente aceptada por el pueblo judío
hasta el amanecer de la etapa llamada de las Luces en
Europa. En el albor del abandono masivo de Dios, muchos
judíos lo mismo que muchos cristianos y musulmanes
en el mundo entero, llegaron a rechazar sus creencias.


Con la idea de crear una religión
fabricada por el hombre, surgieron movimientos tales
como la reforma, el judaísmo  conservador
y reconstruccionista. Estos movimientos tenían
en común el rechazar algunos, muchos o todos los
puntos básicos de la fe en la Torah.


Exilio y redención


Uno de los artículos principales
de la Torah es que el creador premia y castiga a la humanidad.


En varios de los libros proféticos
del Antiguo Testamento, se advirtió al pueblo
judío que una rebelión seria contra la
voluntad de Dios acarrearía el castigo más
severo. Si no recapacitaban, esto podía llevar
a la ruina del Templo sagrado en Jerusalén y al
exilio de la totalidad de la nación judía.


Así, amigos, en estas antiguas
profecías es donde empieza la pelea entre judaísmo
y sionismo.





Y llegaron a producirse todos los
horrores anunciados. Fueron expulsados los judíos
de Tierra santa. El primer exilio, también conocido
como cautiverio de Babilonia, sólo duró 70
años. Por una serie de acontecimientos milagrosos
el pueblo fue devuelto a su tierra. Esta secunda entrada
dio lugar a la reconstrucción del Templo. El segundo
Templo estuvo allí desde hace unos 2500 años,
y hasta 1900 años atrás, cuando fue destruido.
Esta vez, la causa fue nuevamente la pésima conducta
del pueblo al cual le correspondía cumplir con
exigencias muy altas de la Divinidad.


Pero las profecías de desgracia
venían acompañadas con promesas de consuelo.
El exilio no duraría siempre. Vendrían
años de dispersión, muchos de ellos padecidos
junto con la persecución. Pero todavía
estaba la promesa de que el pueblo volvería a
la tierra, aunque el retorno no estaba en poder de los
seres humanos. Lo anunciaría el advenimiento de
Elías el profeta acompañado por muchos
milagros. Y esta vez la redención no llegaría
solamente para el pueblo judío sino para el mundo
entero. Se les enseñó, por medio de los
profetas y sabios siguientes, que su exilio era el castigo
por sus pecados. Esto significaba que el único
camino razonable y permitido para poner fin al exilio
eran el arrepentimiento y la oración.


Sugerir que uno pudiera usar medios
políticos o militares para huir del mandamiento
divino  era visto como una herejía, una
negación del gobierno divino sobre pecado y perdón.
Y así, fueron pasando los siglos mientras el pueblo
judío rezaba y esperaba los milagrosos acontecimientos
de la redención.


Durante estos largos años
no hubo un judío que sugiriera que el exilio pudiese
concluir por intervención humana; y eso consta
en un pueblo que siempre ha estado estudiando y escribiendo
sobre ello.


Tierra santa siempre fue venerada,
por supuesto, y pequeñas colonias, casi uniformemente
dedicadas a la oración, la contemplación
y el estudio se establecieron allí.


Sólo a finales del siglo XIX
entre judíos muy alejados de su fe empezó a
proclamarse que el exilio era el resultado de la debilidad
judía. Theodore Herzl y un puñado de gente,
todos ignorantes y no observadores de la Torah, empezaron
a implementar el proceso que en el siglo siguiente iba
a producir sufrimientos jamás vistos tanto para
judíos como para palestinos.


La oposición rabínica


Estos sionistas tempranos se encontraron
con la oposición de la dirigencia rabínica
de la región.


 Dicha oposición se basaba
en cuatro afirmaciones.


  1. El concepto mismo de sionismo era una refutación
    de la creencia tradicional de la Torah en el exilio
    como castigo y redención, en dependencia de la
    penitencia y la intervención divina.
  2. Los sionistas eran muy anti-religiosos. Su pretensión
    de representar al pueblo judío vino después. ¿Cómo
    pueden los que rechazan el judaísmo convertirse
    en dirigentes de los judíos? Su natural instinto
    los llevaba a combatir la observancia de la Torah.
  3. El sionismo estaba totalmente indiferente hacia los
    no judíos en general, y hacia el pueblo palestino
    que ya vivía allí. Su política
    opresiva iba a causar forzosamente mucho dolor y sufrimiento,
    y tenía que llevar a la judería mundial
    a conflictos innecesarios con las naciones del mundo
    entero.
  4. El sionismo llevaría a los judíos a
    ser menos leales a los gobiernos bajo cuya protección
    vivían en el exilio. Esto debilitaría
    el patriotismo judío y exacerbaría los
    conflictos entre judíos y gentiles.
Por el mundo entero, los sionistas
eran una minoría. Incluso aquellos judíos
que habían perdido el contacto con la tradición
eran capaces de ver que el sionismo era una carta segura
para el desastre.


Dentro del movimiento sionista mismo,
una diminuta fracción criticaba sin parar tanto
al partido laborista como a la corriente revisionista
principal (la de Jabotinsky). Este grupo pequeño,
asociado con el movimiento Brit Shalom, abogaba por un
Estado bi-nacional, democrático, y quería
aceptar un estatuto de minoría judía en
el mismo. En palabras de uno de sus pensadores eminentes,
Judah Magnesm canciller de la Universidad hebrea, “Si
no podemos encontrar el camino de la paz y el entendimiento
(con la población indígena) si sólo
podemos establecernos por la fuerza de las bayonetas,
entonces nuestro proyecto entero es inválido,
y es mejor que nos mantengamos al margen de la corriente
sionista dominante.


Por supuesto, en el horizonte de
la Torah la misma noción de soberanía judía
de cualquier tipo sobre la Tierra santa está prohibida.
Notamos que incluso los que han deseado algún
grado de retorno judío veían esto, en la
medida en que tenían cierta decencia básica,
como algo que se debía edificar con el consentimiento
de la población palestina autóctona.





La inmigración sionista se
volcó durante los años 1920 y 1930. El
gobierno británico deseaba  hacerlo todo
por todos a la vez, pero fracasaron sus esfuerzos. Al
mismo tiempo la conquista sionista mediante la inmigración
se volvió una conquista armada con actos de terrorismo
contra los palestinos, los ingleses, y otros judíos,
y esto a diario.


Pero a pesar de las maquinaciones
sionistas, si no fuera por el destino trágico
de los judíos durante la Segunda guerra mundial
el Estado de Israel posiblemente no habría llegado
a existir nunca. Como lo hemos planteado antes, después
del Holocausto, el mundo volcó su compasión
hacia los judíos en forma de respaldo a los sionistas.


No se pensó en el profundo
y justo deseo de los palestinos de ser un pueblo soberano
en su propia tierra o en los judíos antisionistas
que vivían allí.


Es como si un hombre expulsado de
su hogar por una pandilla de malhechores se viniera a
la casa de otra persona y decidiese expulsar de allí a
los habitantes para apoderarse del lugar. Seguramente
el sufrimiento que el hombre ha padecido en manos de
los forajidos no basta como razón para expulsar
a otra familia de sus antiquísimos lugares de
residencia a lo largo de los siglos.


No dudo que si a un pueblo palestino
soberano en su propia tierra se le hubiese pedido  después
del Holocausto, junto con otras naciones del mundo, que
acogiesen a refugiados judíos, habría aceptado
fácilmente. Pero no se podía esperar de
ellos que abandonasen sus casas y propiedades y su mima
identidad para abrirle un espacio a cientos de miles
de refugiados judíos cuyo objetivo era expropiarlos
y ejercer su mando sobre ellos.


A lo largo del siglo XX un amplio
sector de los judíos ortodoxos ha permanecido
inmune a la tentación sionista. Desgraciadamente,
durante el mismo período, algunos judíos
ortodoxos sí adoptaron el sionismo, mientras
otros intentaban coexistir con él.


Los que  mantuvieron nuestra
fe tal como nos fue impartida a lo largo de los siglos
han combatido el sionismo en Tierra santa y en el mundo
entero. Estos judíos, que tienen muchos descendientes
viviendo en Jerusalén hasta el día de hoy,
se negaron a reconocer el Estado judío. No votan
en sus elecciones ni sirven en su ejército, No
aceptan ninguna ayuda financiera del gobierno para sus
escuelas, con lo cual hunden sus escuelas en una crisis
financiera sin fin.


Desde su punto de vista el Estado
de Israel existe en violación de los principios
fundamentales de la Torah. En su política a diario
viola la práctica de la Torah. Pretende representar
al pueblo judío, pero es vil y corrupto. Al aceptar
no creyentes como dirigentes judíos estos personajes
profanan el nombre santo de Dios públicamente,
pecado muy grave a los ojos de la Torah.


Los judíos píos, entre
los cuales Neturei Karta no es más que un  grupo
entre otros son veteranos en la lucha antisionista. Nosotros
sabemos mejor que nadie lo difícil que es romper
con el bloqueo mediático, especialmente en los
Estados Unidos.


Pero debemos franquear este bloqueo
para llegar a una paz verdadera en Medio Oriente. Nuestros
sabios talmúdicos nos han informado que cualquier
tentativa prematura para poner fin al exilio terminará en
ríos de sangre.


Estamos presenciando  el baño
de sangre. Israel ha causado más desangramientos
que nadie hubiese podido imaginar. Décadas antes
del Estado, el deseo sionista de gobernar llevó a
asaltos, asesinatos, muertes y dolores sin fin.


En estos días aumenta la tasa
de muertos. Tanto los partidarios de la línea
dura como los otros han perdido sus esperanzas. Los dos  bandos
han acompañado al gobierno israelí, y han
fracasado.


Amigos, no habrá paz en el
Medio Oriente mientras haya un Estado de Israel.


No se puede violar la Torah. Nuestra
tarea en el exilio no la cumpliremos mientras estemos
buscando poner fin a nuestro exilio mediante humanas
agitaciones. Y nuestras esperanzas de redención
no se cumplirán en el Estado israelí.


Por supuesto, una parte inmediata
de la solución está en ver  las implantaciones
en Gaza y en Cisjordania desmanteladas. Los colonos que
viven allí deben irse tan pronto como sea humanamente
posible.


La verdadera solución fiel
a la Torah, la clave de la paz, es la inmediata devolución
de Palestina a los palestinos, en su totalidad, incluyendo
el Monte del Templo y Jerusalén. Lo cual incluiría
por supuesto el derecho pleno al retorno para todos los
refugiados palestinos.


Esto es lo que exige la justicia
elemental. Es el camino de la Torah y del sentido común.


El pueblo judío tiene muchos
mandamientos (mitzvos) según los cuales debemos
permanecer en el exilio. Atacar y matar a los niños
palestinos no forma parte de ningún mandamiento.


Claro que hoy en día residen
millones de judíos en Palestina. Decidir si algunos,
todos o ninguno deben seguir viviendo allí bajo
gobierno palestino es cuestión que le atañe
a los palestinos, los legítimos soberanos de la
tierra.


Esto dará inicio al proceso
de paz con justicia y bendiciones entre pueblo palestino
y pueblo judío.


Mientras tanto sin embargo, dado
que por ahora muchos judíos que viven en Tierra
santa son víctimas de la propaganda sionista, ¿cuál
es el camino a seguir?


Por nuestra parte la obligación
permanece la misma. Educar a la comunidad judía
acerca de los errores doctrinales y los males que acarrea
el sionismo en la práctica. Unirnos a nuestros
primos palestinos en la protesta contra los estragos
del sionismo. Procurar la paz con todos los hombres y
todas las naciones. Practicar nuestra fe. Adorar al Creador
con humildad, modestia y piedad.


Pero avancemos un paso más
y examinemos el impacto que puede tener el antisionismo
judío sobre el mundo musulmán. Primero
es importante, tanto en la práctica como en lo
moral, que los palestinos y la ideología islámica
en general no confundan sionismo y judaísmo, lo
cual los hace vulnerables ante las acusaciones de antisemitismo.


Además, podría resultar
beneficioso para la causa palestina que hicieran públicas
sus buenas relaciones con los judíos antisionistas,
rompiendo con ello el estereotipo que difunden los medios
dominados por los sionistas, que los hace aparecer como
fanáticos desbordantes de odio sin motivo.


Esta coalición de judíos
antisionistas y palestinos que ven la inhumanidad del
sionismo bien puede convertirse en una fuerza moral para
el bien en el mundo.


En cualquier caso, terminemos esta
jornada con nuestras agendas morales bien acompasadas.
Entendamos ya que la judería fiel a la Torah no
es de ninguna manera enemiga del pueblo palestino en
particular o del mundo islámico en general.


Se ha hecho tarde. Las muertes de
civiles aumentan a diario. Hay inocentes sufriendo en
ambos bandos.


Quiera la Divina Voluntad que el
Estado de Israel sea desmantelado rápida y pacíficamente,
que judíos y palestinos vivan en paz de una vez
unos con otros en el mundo entero así como en
Tierra santa, y que en breve, en estos tiempos nuestros,
la humanidad entera se haga merecedora del advenimiento
de la divina redención, marco en el cual el reino
de Dios será aceptado.



Para mayor información contáctenos:


Neturei Karta International


Judíos unidos contra el sionismo


P.O.B. 1316


Monsey, New York 10952


Teléfono: (1) 845371-0490  -
Fax: (1) 845 371-4291



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