El séptimo año del ciclo de los siete años de trabajo
de la tierra, llamado en hebreo el año de la shemitá - es decir,
el año de descanso de la tierra de Israel. Es por eso que cada siete años
rigen en la tierra de Israel, algunas leyes especiales relacionadas
con los cultivos, con el producto agrícola el mantenimiento y cuidado de jardines y campos agricolas.
Las
leyes de Shmita solo se aplican en la tierra de Israel, estos límites
del territorio los encontramos en la Torá en el libro de Bamidvar, en
parashat Masé: "Le
habló D'os a Moshé diciendo: Ordena a los hijos de Israel y diles
a ellos: Cuando ustedes vengan a la tierra de Quenaan, ésta es la tierra
que recibirán como herencia, la tierra de Quenaan, de acuerdo a sus límites"
(Bamidvar - Números - 34:1-2). Hay
una santidad especial en esta tierra y vivir en la tierra que D'os le entregó
al pueblo de Israel es un gran mérito, pero esto demanda de nosotros
una serie de obligaciones. En el libro de Vaikrá, por ejemplo, vemos
que de nuestro comportamiento depende la lluvia y el fruto de esta tierra: "Si
con Mis leyes se encaminarán y Mis ordenanzas observarán y las
cumplirán, Yo daré vuestras lluvias en su tiempo, y la tierra
dará su producción y los árboles del campo darán
su fruto" (Vaikrá - Levítico - 26:3-4). Además,
podemos ver que la paz en la tierra también depende de nuestro comportamiento,
como continúa diciendo la Torá en parashat Bejukotai: "Y
daré paz en la tierra, y se irán a dormir y no habrá quien
os asuste, y erradicaré a las fieras salvajes de la tierra y la espada
no pasará por vuestra tierra" (Vaikrá 26:6). Más
adelante, comentando el versículo que dice: "Y comeréis
de la vieja cosecha, y la vieja cosecha despejarán para dejarle lugar
a la nueva" (Vaikrá 26:10), el gran excegeta Rashí explica: "Y
comeréis de la vieja cosecha explica Rashi: los frutos se mantendrán
y serán tan buenos para conservar, que la producción de tres años
atrás será mejor para comer que la del año anterior",
y sobre "Y la vieja cosecha despejarán para dejarle
lugar a la nueva" comenta: "pues los lugares de silos estarán
llenos de la nueva cosecha y los lugares de almacenamiento estarán llenos
de la vieja cosecha, y ustedes tendrán que despejarlos para poner allí
la nueva cosecha". Para
completar ese proceso, si cumplimos con nuestras obligaciones, la Torá
concluye: "Y
pondré Mi residencia entre ustedes y Mi Ser no los despreciará
a ustedes. Y Me conduciré entre ustedes y seré vuestro D'os y
ustedes serán Mi pueblo" (Vaikrá 26:11-12). Las
mitzvot, los preceptos que la Torá nos ordena cumplir sobre la tierra
de Israel son netamente agricolas, es decir que dependen del terreno mismo y
los frutos que éste produce. Hay
mitzvot que sólo se pueden cumplir en la tierra de Israel, como la separación
de Trumot u Maasrot, las ofrendas para los Cohanim y los Leviim conocidas tambien
como las leyes del diezmo, es decir sacar la décima parte de la producción
agrícola. Otra
de las Mitzvot que dependen de la tierra de Israel es la Shemitá,
el año de "descanso" de la tierra de Israel o año sabático.
Un año en el cual no trabajamos la tierra, no podamos los árboles
y solo les damos el mantenimiento minimo para que estos sobrevivan. También
hay otras mitzvot que no dependen de la tierra de Israel como por ejemplo: la
mitzvá de la jalá - la ofrenda a los cohanim de las masas con las cuales se hace pan, y la orlá - los primeros tres años
del árbol frutal, en el cual sus frutos están prohibidos y no
se deben consumir. El cuarto año lo llamamos neta revai y tiene leyes
especiales respecto de los frutos. Antes
de adentrarnos en las leyes concernientes a la shemitá, debemos comprender
que las bases de este importante precepto se apoyan en la Emuná
y el Bitajón, es decir, en la firme creencia y seguridad del
pueblo judío en el Todopoderoso - Quien es El Proveedor de toda las riquezas
que esta bendita tierra nos da. En
las palabras del Séfer Hajinuj: "La
razón de esta mitzvá es implantar (lehashrish) profundamente en
el pueblo de Israel la virtud de la emuná (fe) y el bitajón (seguridad)
en D'os, por cuanto que el Todopoderoso sospechó que el pueblo judío
lo olvidaría, perdiendo la seguridad en Él y pensando que gracias
a la fuerza y el poder de sus manos consiguen todo lo que tienen, ya que el
mundo no tiene quien lo dirija... Por
tal razón, D'os quiso que el pueblo de Israel no se comporte como se
comporta el resto de los agricultores, y les ordenó que trabajen la tierra
durante seis años y en el sexto año incrementó la cosecha
para que alcance para los siguientes tres años y de esta forma los ojos
de los judíos estarán dirigidos hacia D'os, así como lo
hicieron en el desierto cuando recibían man (maná) diariamente. De la misma manera, la esencia del año sabático es que ellos no
trabajen la tierra, no siembren y no cosechen, y sólo confíen
en el milagro que D'os les hará, haciendo que la cosecha del sexto año
les alcance para tres años consecutivos". Otra
razón para esta mitzvá está basada en lo que dice el versículo
en el libro de los Tehilim (Salmos): "L'Hashem haaretz umloá",
es decir, que toda la tierra es de Él, y es por eso que la persona no
debe llegar a pensar que de su trabajo depende la cantidad de grano que cosechará.
Por tal razón el Todopoderoso nos ordenó sembrar y cosechar durante
seis años, y dejar descansar la tierra en el séptimo año
(Ketav Sofer). Se
cuenta sobre el Rabino de Ponevitz, que en la víspera de Rosh Hashaná
de shemitá antes de la puesta del sol, se acostaba sobre la tierra y
con los brazos extendidos besaba la tierra y le deseaba "gut shabes mame
erd" - shabat shalom madre tierra. Por
generaciones, el pueblo judío ha estado viviendo en el galut (diáspora).
Dos mil años hemos esperado para poder regresar a esta tierra, ¡nuestra
tierra! ¡Dos mil años de anhelo! ¿Para qué? ¿Acaso
en otros países nos faltaba algo? Por
supuesto que nos persiguieron y no dejaron que nos desarrollemos como pueblo,
tanto cultural como religiosamente. En los mejores casos nos mantuvieron separados
en guetos o barrios aislados. ¿Nos permitieron seguir viviendo en su
tierra? Entre otros acontecimientos debemos recordar la inquisición,
la revolución francesa con sus gritos de igualdad, la gran emancipación
en la cual pensamos que finalmente nos aceptaron como una parte integral de
la comunidad y la cultura; la revolución rusa - en la cual todos pasaron
a ser miembros de una misma clase. ¿Acaso nos aceptaron? En
mi opinión, una de las más grandes bendiciones de D'os - que al
comienzo tendría que haber sido una maldición, la de de Bilam al pueblo
de Israel - fue que el pueblo judío está destinado a ser: "Am
lebadad ishkón ubagoim lo itjashav" - "un pueblo que vivirá
solo, y no será aceptado entre los pueblos". ¿Acaso
esto no es exactamente lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo? Seguimos siendo un pueblo que vive
solo, pero yo lo pondría en una perspectiva mejor: un pueblo único
que tiene un D'os único, y que sigue leyes sobrenaturales de la supervivencia,
¡un ejemplo único en este mundo! Durante
muchos años la tierra de Israel no dio frutos, no logró ser habitada,
fue conquistada constantemente por distintos pueblos; grandes culturas dejaron
sus huellas sobre ella; grandes legiones pelearon sangrientas batallas sobre
ella. ¿Dónde están ellos? ¿Aparte de piedras y cántaros,
o una vitrina en algún museo, dejaron algo más? Nuestra
tierra expulsa a quienes no tienen el mérito de vivir en ella. El famoso escritor americano Mark
Twain, escribió sobre su visita a la Tierra de Israel en el año1867: "Recorrimos
varias millas de una región desolada cuyo suelo es muy rico pero está
consagrado íntegramente a las malezas - una extensión de tierra
silenciosa y lúgubre. Aquí hay una desolación que ni siquiera
la imaginación puede adornar con la fastuosidad de la vida y la acción.
Llegamos a Tabor sin problemas... no vimos a ninguna persona en toda la ruta.
Seguimos adelante con el propósito de nuestra cruzada: la célebre
Jerusalem. Cuanto más avanzábamos, más caliente era el
sol, y más rocoso y desolado, repulsivo y deprimente se hacía
el paisaje... No había casi ningún árbol ni arbusto por
ningún lado. Incluso el olivo y el cactus, esos amigos fieles de un suelo
estéril, habían casi abandonado la región. No existe ningún
paisaje que resulte más tedioso a la vista que aquel que bordea las entradas
a Jerusalem... Jerusalem es lúgubre, deprimente y sin vida. No desearía
vivir aquí. Es una tierra sin esperanzas, lóbrega y acongojada...
Palestina yace penitente. Sobre
ella se cierne el hechizo de una maldición que ha marchitado sus campos
y coartado sus energías... Palestina es desolada y desagradable. ¿Y
por qué debería ser de otra manera? ¿Puede la maldición
de D'os dar belleza a una tierra? Ya no forma parte de este mundo prosaico". Por
otro lado, el Gran Rabino Moshé Ben Najmán, conocido como Najmánides
o Rambán llegó a la Tierra de Israel en 1260 y le escribió
a su hijo: "¿Qué
puedo decirte acerca de la Tierra? Hay muchos lugares abandonados y la desolación
es inmensa. Todo queda reducido a lo siguiente: cuanto más sagrado es
un lugar, más ha sufrido. Jerusalem es desolada en su gran mayoría,
Judea lo es mucho más que Galil. Sin embargo, en toda su desolación
es extremadamente una buena tierra... sin embargo con toda esta desolación
es una... buena tierra!". Después
de tantos años sin poder volver, se nos ha dado nuevamente la posibilidad
de habitar esta tierra, y vemos cómo la profecía se cumplió
totalmente, pues el pueblo de Israel vive en ella (Devarim 30:3-5). Israel es
un "milagro verde", como es llamado. Frutas de todo el mundo crecen
en esta tierra, no sólo naranjas, plátanos y manzanas, sino también
algunas de las más exóticas, como el lichi, la carambola (star
fruit), el kiwi, la papaya, la anona chirimoya, el locuat, la guayava, las guindas,
la feijoa, etc. ¿Podemos decir que esto no es un milagro? Las ciudades
han crecido como nunca en la historia del asentamiento judío sobre esta
tierra: las grandes inmigraciones de judíos de la Unión Soviética,
del Norte y Sud América, ¿acaso no son un símbolo de la
Providencia y una prueba irrefutable de la supervisión eterna del Todopoderoso
sobre Su pueblo? Creo
que hay pocos trabajos que dependen tanto de la fe, como el del campesino. Si
la tierra no es regada con suficiente lluvia, toda su producción se secará
y él perderá todo el trabajo y el esfuerzo que puso. Si el clima
no es el adecuado para su crecimiento también perderá su inversión,
y ¿de Quién depende todo esto? ¿Acaso podemos controlar
el clima, la lluvia, etc.? Nuestros
Sabios nos enseñan que hay tres llaves que no están en nuestras
manos: "Dijo
Rabí Iojanán: hay tres llaves que están en la mano de D'os
y que no fueron entregadas a ningún emisario, y ellas son: la llave de
las lluvias, la llave de la parturienta y la llave de los difuntos. La llave
de las lluvias, como está escrito: 'Abrirá D'os Su buen almacén,
el cielo, para dar la lluvia de tu tierra'" (Taanit 2a). ¡Fe!,
Sin ella no plantaremos nada, y por supuesto, el amor que tenemos por esta tierra
hace que el judío a través de las generaciones cumpla con el mandamiento
de la shemitá, como diciéndole al Todopoderoso: Gracias por este
regalo. Gracias por esta éretz tová urjavá sheinjalta
labotenu - esta tierra buena y amplia que has hecho heredar a nuestros padres.
Gracias por estos tres años de producción que me darás
si sólo dejo descansar Tu tierra. "Shabat shalom madre tierra". Algunas
Leyes de la Shemitá La
Torá nos enseña que debemos dejar descansar la tierra de Israel
durante todo un año, comenzando en Rosh Hashaná y culminando la
víspera de Rosh Hashaná del año siguiente, es decir hasta
el 29 de Elul. Este período de un año se llama shemitá,
o shaná hasheviit, es decir el séptimo año del ciclo de
siete años consecutivos. Dice
la Torá: "Y
seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto.
Y en el año séptimo la abandonarás y no la trabajarás,
y comerán los pobres de tu pueblo y el sobrante lo comerá el animal
del campo, así harás con tu viñedo y con tu olivar"
(Shemot 23:10-11). "Le
habló D'os a Moshé en el monte Sinai diciendo: Habla con los hijos
de Israel y diles a ellos: cuando vengan a la tierra que Yo les doy a ustedes,
descansará la tierra un descanso para D'os. Seis años sembrarás
tu campo y seis años podarás tu vid y recogerás su producción.
Y el séptimo año, un año de descanso habrá para
la tierra, un descanso para D'os, tu campo no sembrarás y tu vid no podarás.
Lo que crezca espontáneamente no cosecharás y las uvas que has
separado no vendimiarás, un año de descanso será para la
tierra. Y será el año de descanso de la tierra para ustedes, para
comer tú y tu servidor y tu servidora y tu asalariado y tu residente,
que viven contigo. Y para tu animal y para las fieras que hayan en tu tierra
será toda su producción para comer" (Vaikrá 25:1-7). Como
explicamos anteriormente, el año de la shemitá comienza en Rosh
Hashaná, por lo tanto es aconsejable que al recitar la berajá
de Shehejeianu en el kidush de la noche, tengamos también en mente agradecerle
a D'os por habernos hecho llegar hasta el año de la shemitá. Toséfet
Shemitá: en el tiempo del Templo se agregaban 30 días al año
de shemitá, es decir que todos los trabajos de la tierra, de los árboles
y de las plantas eran suspendidos un mes antes de Rosh Hashaná. Sin embargo,
hoy cumplimos esta mitzvá absteniéndonos de realizar trabajos
un día antes de la shemitá, es decir que el año de la shemitá
comienza el 29 de Elul. Los
árboles frutales no se deben plantar 44 días antes de Rosh Hashaná,
por que requieren un período de acondicionamiento en la tierra para comenzar
a sacar raíces. En otras palabras, el árbol no se nutre de la
tierra en la cual está plantado hasta que comienza a sacar nuevas raíces
("klitá"). Otra
razón para este período de 44 días es que en un árbol
frutal debemos cuidar la mitzvá de orlá, es decir que los cuatro
primeros años del árbol, su fruto esta prohibido. Y para poder
contar el año en el cual fue plantado como parte de este período
debemos plantarlo antes de Tu Beav - el día 15 de Av. De
todas formas, se puede sembrar semillas de árboles y plantas no frutales
hasta la víspera de Rosh Hashaná. Plantar
semillas de verduras o legumbres que echarán raíces en el año
de la shemitá está prohibido (sefijim - plantas que crecieron
en forma silvestre: la Torá los prohibe), por lo tanto deben ser plantadas
con bastante tiempo de anticipación para que salga el retoño de
la tierra antes de la shemitá. Trigo y cereales deben ser plantados con
bastante tiempo de anticipación de forma tal que su crecimiento llegue
a un tercio de su tamaño antes de Rosh Hashaná. En
caso de una pérdida económica, se permite hacer algunas labores
de mantenimiento en los árboles y en la tierra, de tal manera que no
se dañe la producción, pero todo esto debe hacerse en forma medida
y sólo para preservar los productos agrícolas. Incluso trabajos
permitidos en la shemitá, es conveniente, si se puede, hacerlos antes
de Rosh Hashaná. Fertilizar
y abonar el terreno está prohibido. Asimismo está prohibido agregar
químicos, ahumar o fumigar para destruir plagas de insectos, parásitos
etc., pero si el árbol o la planta estará en peligro de destrucción
total, para evitar daños materiales a los dueños se permite este
trabajo con la condición de que esto no le produzca al dueño otros
privilegios o ganancias. Podar
la viña y recortar los racimos está prohibido en la shemitá,
así también se refiere la Torá a la cosecha de las uvas. Toda
cosecha de frutas debe hacerse de una forma diferente para demostrar que las
frutas del séptimo año son hefker, es decir, que no tienen
dueño y cada persona puede tomar lo que necesite libremente. Está
prohibido arar el campo en el séptimo año y plantar o sembrar
en él. Regar
está permitido sólo para mantener los árboles o los jardines.
Incrementar la cantidad de agua para hacerlos más bellos, fructíferos
o más fuertes, está prohibido. Toda
acción que permitirá mantener la planta o el árbol vivo
estará permitida tomando en cuenta las limitaciones del año sabático. Toda
acción que embellece la planta o hace al árbol más frondoso
o lo hará dar mejores frutas o mayor cantidad o de mejor tamaño,
etc., estará prohibida durante el séptimo año. Como
mencionamos anteriormente, podar está prohibido, pero cortar árboles
para la calefacción, cortar ramas que molestan en una vía peatonal,
cortar ramas de palmeras para el "sejaj" - techo de la sucá,
estarán permitidas con la condición de que no las hagamos en la
forma usual, es decir que debemos hacer un "shinui" - para
dar a entender a quien nos puede ver que no lo estamos haciendo con el propósito
de podar. Esto se puede hacer usando herramientas que no son las adecuadas para
este trabajo, cortando una pequeña cantidad cada vez, dejando ramas entremedio,
etc. Por
cuanto que la preparación de un campo para la cosecha requiere de su
limpieza, en el séptimo año estará prohibido retirar piedras
y rocas de un terreno con la excepción de aquellos terrenos que obviamente
no serán usados para plantar en ellos, como por ejemplo estacionamientos,
lugares de construcción, etc. Las
frutas y las verduras que serán recolectadas el séptimo año
tienen una santidad especial - kedushat sheviit - por lo tanto no debemos
desecharlas ni mal usarlas. No se pueden sacar de la tierra de Israel y no se
pueden comercializar. Hoy
en día, la manera de adquirirlas, considerando que no tenemos acceso
a los campos de cultivos, es por medio del Otzar Beit Din, es decir una institución
que se hace cargo de los campos, dirigiendo obreros para retirar el fruto y
distribuirlo en distintos lugares GRATUITAMENTE. El valor que pagamos por este
servicio no incluye el fruto, sino sólo el pago de salarios, elementos
de empaquetado y transporte. Las verduras que crecieron por sí solas,
es decir que no fueron plantadas ni sembradas el séptimo año,
tienen el nombre de sefijim y no se deben comer. Hay
frutas que su crecimiento tiene lugar durante el año de shemitá
y la cosecha el año siguiente, es por eso en estos casos tendremos que
ser precavidos con las leyes de la shemitá sólo en el octavo año. "Si
con Mis leyes se encaminarán y
Mis ordenanzas observarán y las cumplirán, Yo
daré vuestras lluvias en su tiempo, y
la tierra dará su producción y
los árboles del campo darán su fruto" (Vaikrá
- Levítico - 26:3-4)
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