lunes, 16 de enero de 2017

Carlos Bravo Suárez - ARTÍCULOS Y RESEÑAS: BREVES NOTAS SOBRE PUERTOS, HOSPITALES Y REFUGIOS ...

Carlos Bravo Suárez - ARTÍCULOS Y RESEÑAS: BREVES NOTAS SOBRE PUERTOS, HOSPITALES Y REFUGIOS ...: Las relaciones entre España y Francia a través de los valles de Benasque y Luchon se han producido de forma más o menos fluida desd...












































domingo, 8 de junio de 2008






BREVES NOTAS SOBRE PUERTOS, HOSPITALES Y REFUGIOS DEL VALLE DE BENASQUE






Las
relaciones entre España y Francia a través de los valles de Benasque y
Luchon se han producido de forma más o menos fluida desde tiempos muy
antiguos. Por los pasos fronterizos que separan ambos valles han
transitado a lo largo de los siglos peregrinos, montañeros,
contrabandistas, mulateros, exiliados, comerciantes, refugiados,
emigrantes, maquis y viajeros de todo tipo y condición.



Para conocer con detalle cómo han sido estas relaciones transfronterizas
en la historia, es muy recomendable visitar la magnífica exposición
permanente que se ubica en los sótanos del Hospital de Benasque,
convertido hoy en un moderno hotel de montaña. En las vitrinas de dicha
exposición -que es posible recorrer virtualmente en Internet en la
página web de Los Llanos del Hospital- pueden conocerse, con abundancia
de ilustraciones, algunos aspectos del pasado histórico de las
localidades de Luchon y Benasque. También se describen los diversos
pasos fronterizos y hospitales que han servido para facilitar a lo largo
del tiempo la conexión entre ambas poblaciones pirenaicas.



Es asimismo recomendable la lectura del folleto "Hospital, Hospitalidad y
Hospedaje. Historia del Hospital de Benasque", disponible en versión
PDF en la citada página web. Fue escrito por Vicente Juste Moles,
cronista benasqués fallecido hace unos años y autor de una magnífica
"Aproximación a la historia de Benasque", en la que se puede encontrar
más información sobre el tema que nos ocupa en este artículo.



Cuatro han sido los pasos fronterizos utilizados históricamente en el
alto valle de Benasque. El Puerto Viejo o Paso de los Caballos, al
parecer usado ya por los romanos, fue el más antiguo. En la Edad Media,
el más transitado fue el Puerto de la Glera o de Gorgutes.
Posteriormente, el protagonismo pasó al llamado Puerto Nuevo, también
denominado Portillón o Puerto de Benasque. Algo más al este, y ya
acondicionado desde el siglo XIV, se encuentra el Puerto de la Picada,
que conecta el valle de Benasque con el vecino valle de Arán a través de
Artiga de Lin, por lo que es también conocido como Puerto de los
Araneses. Desde él se puede acceder al Hospital de Bagnères de Luchon
por el llamado paso de la Escaleta.



Sabemos que el Puerto de la Glera fue acondicionado por los Caballeros
Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XII, y
que ellos mismos construyeron o se hicieron cargo de los dos hospitales
que acogían a los viajeros a ambos lados de la frontera. La palabra
hospital tenía entonces un significado diferente del que tiene en
nuestros días. Los hospitales no sólo servían para acoger a enfermos
sino, sobre todo, a los peregrinos y viajeros de todo tipo que se
atrevían a cruzar los duros puertos pirenaicos. Con ellos, las órdenes
religiosas encargadas de su custodia ponían en práctica la virtud de la
hospitalidad a la que estaban obligados. Del viejo hospital medieval
español del Puerto de la Glera sólo han quedado algunas ruinas. Las
excavaciones realizadas recientemente han permitido sacar a la luz los
restos de una antigua capilla románica construida junto al albergue. En
el año 1200 está documentado el Hospital de Saint Jean de Joeu,
equivalente francés del hospital español ubicado al otro lado de la
frontera. En el lugar donde se hallaba antiguamente, existe hoy un
edificio que la Universidad de Toulouse utiliza como laboratorio.



Por motivos que desconocemos -tal vez fuera destruido por un alud-, el
viejo hospital benasqués de Gorgutes o de la Glera fue abandonado y
sustituido por otro al que se llamó Hospital Nuevo en contraposición al
anterior. Este nuevo hospital, ya propiedad del Ayuntamiento de Benasque
que lo ponía en régimen de arriendo, sería construido a finales del
siglo XVI y estaría al servicio del también nuevo y cada vez más
transitado paso fronterizo que se había abierto entre los picos
Salvaguardia y de la Mina. Las ruinas de la planta rectangular de este
edificio pueden verse en la actualidad en un extremo del llano del
Hospital, casi al pie de la ladera que queda a la derecha del curso
descendente del río Ésera. En esa misma época fue construido el llamado
Hospice de France, situado al otro lado de la frontera, a unos once
kilómetros de la villa de Bagnères de Luchon.



Sabemos que el nuevo hospital de Benasque fue destruido por un
devastador alud el día de Reyes del año 1826. En el terrible suceso
murieron cinco mujeres: la esposa y las tres hijas del hospitalero y una
criada que trabajaba en el lugar. El hospitalero pudo salvarse porque
en el momento de la tragedia se hallaba fuera del edificio. Este trágico
suceso obligó a construir un nuevo hospital, que ya estaba terminado en
1840, en una ubicación más protegida que el anterior. Se trata ya del
hospital actual que, tras abandonos, ampliaciones y distintas
peripecias, es desde hace unos años un moderno hotel de montaña, punto
de partida de un circuito invernal de esquí de fondo. La primera foto
conocida de este edificio fue realizada en 1875 por el gran pirineísta
francés Maurice Gourdon.



En el lado español, a pocos metros del paso del Portillón y en su
confluencia con el camino de la Picada, existió en la segunda mitad del
siglo XIX y hasta los años treinta del pasado siglo XX un pequeño
refugio albergue conocido como Casa Cabellud. Estuvo regentado por
Francisco Cabellud, bodeguero y comerciante de Benasque que quiso
aprovechar económicamente el auge del pirineísmo y el creciente tránsito
de viajeros por el Puerto de Benasque. Se conservan algunas fotos de la
casa, de la que aún quedan algunas ruinas, y al menos una del propio
Cabellud, un hombre alto y encorvado, tuerto, de nariz aguileña y larga
barba blanca. Al parecer tenía un gran sentido comercial. Tal vez algo
excesivo, pues en aquellos tiempos llegaba a cobrar una peseta a cada
montañero que ascendía al pico Salvaguardia, que algunos llamaban Tuca
Cabellud, aduciendo que el dinero recaudado era para acondicionar el
camino de subida a la cumbre y que disponía de autorización real para
efectuar dicho cobro. La Casa Cabellud fue lugar de parada de muchos
pirineístas franceses en su paso por la frontera. Con algunos de ellos
su propietario mantuvo buenas relaciones de amistad. Sobre todo con
Henri Russell, de quien se conserva una postal que el excéntrico conde
franco-irlandés envió al avispado comerciante ribagorzano en 1903.



Una de las causas del ocaso de la Casa Cabellud fue la construcción del
nuevo refugio de la Renclusa. La Renclusa empezó siendo una pequeña
cabaña de pastores que fue ampliándose para hacer cada vez más funciones
de refugio de montañeros. La construcción de un gran refugio que
sirviera de punto de partida a las ascensiones al Aneto y a los Montes
Malditos fue impulsada sobre todo por Juli Soler i Santaló, ilustre
pirineísta, pionero de la fotografía de montaña y presidente del Centro
Excursionista de Cataluña. Tras superar múltiples trabas burocráticas y
continuos retrasos, las obras del nuevo refugio quedaron terminadas en
1914. Soler murió de penosa enfermedad poco antes de la inauguración del
edificio, que quedó finalmente fijada para el 5 de agosto de 1915. Una
semana antes, un terrible suceso obligó a retrasar el acto inaugural. El
27 de julio, el prestigioso guía benasqués y encargado de administrar
la nueva Renclusa, José Sayó, murió fulminado por un rayo en el Paso de
Mahoma junto a uno de los dos clientes alemanes a los que acababa de
acompañar hasta la cima del Aneto. El otro viajero teutón y el cura
montañero catalán mosén Jaume Oliveras, que iban unos metros por delante
de los fallecidos, lograron salvar sus vidas. El suceso conmocionó a
todo el valle de Benasque porque José Sayó, "Pepe el de Llausia", era
una persona muy conocida y apreciada en la villa ribagorzana y sus
alrededores y por todos los aficionados a la montaña. Finalmente, La
Renclusa fue inaugurada sin celebraciones festivas a finales de 1916.
Fue nombrado administrador del nuevo edificio el yerno de Sayó, Antonio
Abadías, que regentó el lugar ininterrumpidamente durante casi cincuenta
años. Abadías continuó de manera destacada el trabajo de guía de
montaña que había ejercido su suegro, y por sus numerosas ascensiones a
la máxima cima pirenaica fue conocido como "El león del Aneto". El
pasado año 2006 se terminó la ampliación del emblemático refugio
montañero, gestionado en la actualidad por el Ayuntamiento de Benasque,
el Centro Excursionista de Cataluña y la Federación Aragonesa de
Montañismo.



Otro refugio ubicado en el término de Benasque es el de Estós, situado
casi al final del hermoso valle de ese nombre. En su origen fue también
una cabaña de pastores que los lugareños conocían como El Cantal,
denominación que todavía hoy se utiliza. La idea de construir allí un
gran refugio para montañeros y excursionistas fue impulsada en este caso
por la Federación Española de Montaña. Tras superar también numerosos
retrasos por las continuas trabas administrativas, el nuevo edificio fue
inaugurado a finales de julio de 1949, en una celebración que duró una
semana y que llegó a reunir a más de doscientas personas. Un incendio,
probablemente intencionado, destruyó el refugio el 4 de octubre de 1979.
En 1983 se iniciaron las obras de construcción del nuevo albergue
montañero, más grande y moderno que el destruido por las llamas. El 15
de noviembre de 1987 terminaron las obras del edificio actual, que el
pasado año cumplió por tanto dos décadas de existencia.



Sirva este modesto resumen, escrito con intenciones didácticas y
divulgativas, para conocer mejor algunos aspectos históricos del valle
de Benasque, uno de los lugares más hermosos y atractivos de nuestros
montes Pirineos.



Carlos Bravo Suárez



(Fotos: Ruinas de la ermita románica del antiguo hospital de Gorgutes,
ruinas del hospital sepultado por un alud en 1826, tres imágenes de la
desaparecida Casa Cabellud, dos del Hospital de Benasque antes de su
reforma -la segunda es una foto de Maurice Gourdon de 1875-, una de La
Renclusa en 1919 y las dos últimas del antiguo refugio de Estós antes de
quemarse -la primera, de la inauguración del refugio en 1949-).



Artículo publicado en Diario del Alto Aragón, el 8 de junio de 2008.



1 comentario:



Fundación Hospital Benasque
dijo...
En la Fundación Hospital de Benasque seguimos investigando sobre este tema y muchos más relacionados con el Pirineo. Os invitamos a visitarnos in situ o virtualmente:


http://www.fundacion-hospital-benasque.org/
www.facebook.com/FundacionHospitalBenasque








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