domingo, 8 de enero de 2017

Biografia de Isabel I la Católica

Biografia de Isabel I la Católica




Isabel I la Católica

(También llamada Isabel I de Castilla; Madrigal
de las Altas Torres, España, 1451 - Medina del Campo, id., 1504) Reina
de Castilla y León (1474-1504) y de la Corona de Aragón (1479-1504).
Hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, Isabel la Católica tenía sólo tres años cuando su hermano Enrique IV ciñó la corona castellana (1454).


Isabel la Católica (Retrato de Juan de Flandes)
En 1468 Enrique IV, hombre de carácter débil e
indeciso, reconoció a la princesa Isabel como heredera al trono en el
pacto de los
Toros de Guisando, con lo cual privó de sus derechos sucesorios a su
propia hija, la princesa Juana. La maledicencia suponía que la princesa
Juana era en realidad hija de Enrique Beltrán de la Cueva, duque de
Alburquerque; de ahí su sobrenombre de Juana la Beltraneja.
Con el objetivo de consolidar su posición
política, los consejeros de Isabel la Católica acordaron su boda con el
príncipe
Fernando, primogénito de Juan II de Aragón, enlace que se
celebró en secreto, en Valladolid, el 19 de octubre de 1469. Al año
siguiente, molesto
por este matrimonio, Enrique IV de Castilla decidió desheredar a Isabel y rehabilitar en su condición
de heredera a Juana la Beltraneja, que fue desposada con Alfonso V de Portugal.
La consecuencia fue que, a la muerte del rey
(1474), un sector de la nobleza proclamó a Isabel soberana de Castilla,
mientras
que otra facción nobiliaria reconocía a Juana (1475), lo cual
significó el inicio de una sangrienta guerra civil. A pesar de la ayuda
del monarca
portugués a la Beltraneja, el conflicto sucesorio se decantó a
favor de Isabel en 1476, a raíz de la grave derrota infligida a los
partidarios
de Juana por el príncipe Fernando de Aragón en la batalla de
Toro.
Los combates, sin embargo, se sucedieron en la
frontera castellanoportuguesa hasta 1479, en que el tratado de Alcaçobas
supuso
el definitivo reconocimiento de Isabel como reina de Castilla
por parte de Portugal, además de delimitar el área de expansión
castellana en la
costa atlántica de África. Aquel mismo año, por otra parte, el
óbito de Juan II posibilitó el acceso de Fernando
II de Aragón
al trono de la Confederación
catalanoaragonesa, y la consiguiente unión dinástica de Castilla y la Corona de Aragón.


El testamento de Isabel la Católica (detalle de un óleo de Eduardo Rosales)
Las líneas maestras de la política conjunta que desarrollaron Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (que pasarían
a la historia como los Reyes Católicos,
título concedido en 1494 por el papa Alejandro VI) fueron el
afianzamiento
y la expansión
del poder real, el estímulo de la economía, la conclusión de la
reconquista a los musulmanes de todo el territorio peninsular y el
fortalecimiento
de la fe católica.
Para consolidar y prestigiar la monarquía, la
reina implantó la Santa Hermandad, institución encargada de garantizar
la estabilidad del orden público y la administración de justicia (1476),
abolió las prerrogativas otorgadas a la nobleza por Enrique IV (1480) y
convirtió el Consejo Real en el principal órgano de gobierno del reino,
en detrimento de las Cortes.
En el aspecto económico, Isabel la Católica
saneó la hacienda pública merced a un estricto sistema fiscal e
incentivó el
desarrollo de la ganadería ovina y del comercio lanero. Además,
supo canalizar la tradición militar y expansiva de Castilla hacia la
conquista
del reino nazarí de Granada, último bastión islámico en la
Península (1492), y la guerra contra los musulmanes norteafricanos, a
los que arrebató Melilla
(1497). Con todo, el mayor logro de la política exterior
isabelina fue, sin duda, el apoyo a la expedición que culminaría con el
descubrimiento de América
por Cristóbal Colón (1492).
En materia religiosa, por último, Isabel la Católica llevó a cabo una profunda reforma eclesiástica con la ayuda del cardenal
Cisneros
, creó el tribunal de la Inquisión para velar por la
ortodoxia católica (1478) y culminó el proceso de unificación religiosa
con la
expulsión de los judíos (1492) y los mudéjares (1502). A su
muerte, acaecida el 26 de noviembre de 1504, el trono castellano pasó a
su hija Juana
la Loca
(Juana I de Castilla), madre del futuro rey y emperador Carlos.







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