jueves, 20 de noviembre de 2008
¿Qué nos dice san Pablo sobre la alegría, la felicidad?
Ante
la pregunta del título nos surge espontáneamente en nuestro interior:
¿Pablo era feliz? Entendiendo por felicidad, el estado de ánimo que se
complace en la posesión de un bien, la satisfacción, estar contento,
alegre. Y recordamos entonces las palabras de Pablo a los
tesalonicenses: “Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a
Dios en toda ocasión; esta es, por voluntad de Dios, su vocación de
cristianos” (1 Tes 5, 16- 18).
la pregunta del título nos surge espontáneamente en nuestro interior:
¿Pablo era feliz? Entendiendo por felicidad, el estado de ánimo que se
complace en la posesión de un bien, la satisfacción, estar contento,
alegre. Y recordamos entonces las palabras de Pablo a los
tesalonicenses: “Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a
Dios en toda ocasión; esta es, por voluntad de Dios, su vocación de
cristianos” (1 Tes 5, 16- 18).
Y
esto es lo que Pablo nos enseña, el cristianismo está caracterizado por
la alegría cuya fuente es la gracia. Así el cristiano es una persona
que está “en Cristo”, es el corazón de la espiritualidad paulina
la unión con Cristo, estar unidos personalmente con Cristo resucitado.
Descubrimos entonces que una característica de la Carta a los Filipenses
es la alegría: “Alégrense en el Señor” (Flp 3,1), la fuente de ésta alegría es Jesús, por eso la carta insiste diciendo:
“Alégrense
siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de
ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca” (Flp
4,4-5).
La razón de esta alegría
es la presencia de Jesús entre nosotros, así se puede sostener la lucha
cotidiana contra la adversidad exterior y las inquietudes interiores,
porque “el Señor está cerca”. Nuestra seguridad es que Cristo nos
concede su paz, que conserva nuestros corazones y nuestras mentes en
Cristo Jesús. Porque la alegría y la felicidad es una experiencia
profunda que el hombre hace de Dios en Jesús.
La
vida cristiana es una vida de libertad vivida con alegría, porque con
la venida de Cristo la ley ha sido superada por la gracia. Entre los
frutos del Espíritu encontramos la alegría en Gálatas. Vemos que está en
segundo lugar, como una de las tres virtudes de la vida interior, luego
de la caridad y la paz.
Pablo nos enseña a
aceptar las dificultades de la vida como una realidad que contribuye al
progreso espiritual del cristiano. Aunque prisionero, cuando escribe la
Carta a los Filipenses y con todo lo que le ha sucedido, Pablo puede
todavía alegrarse en el Señor. Llegando al final de la
carta nos dice: “Mientras tanto, hermanos míos, alégrense en el Señor”
(Flp 3,1) y después dice el motivo de esa alegría en el Señor:
“Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, y esperamos
ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo” (Flp
3,20).
La espera de la venida del Señor
Jesús y la transformación de nuestro cuerpo en un cuerpo glorioso
semejante al suyo es para los cristianos un motivo para mantenernos
llenos de esperanza y alegría. Así, el mensaje de la Carta a los
Filipenses puede sintetizarse en este núcleo central: estén alegres, y
nos invita a vivir una gran alegría.
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Pablo, junto con toda la Familia Paulina.
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2 comentarios:
dijo...
los del mundo. Estar alegres frente a todo tambien es un don.
ETELVINA
dijo...