Como personas sensibles y solidarias,
siempre tratamos de hacer lo correcto. Sin embargo, hay veces que al
tratar de hacer lo correcto y no tener éxito, podemos hacer más daño que
bien.
Tal es el caso, al intentar consolar a las personas que se encuentran
de duelo. En esas situaciones, una de las peores cosas que se pueden
hacer es recurrir a frases que no sólo han sido repetidas en exceso, si
no que además están completamente fuera de lugar.
Una típica frase que se dice es: "Él está ahora en un mejor lugar".
¿Cómo puede saber alguien tal cosa? Esta declaración no es de ayuda para
ningún doliente. Lo que sabemos, es que este mundo es un buen lugar, ya
que es un lugar para hacer el bien. La muerte, por lo tanto, es una
tragedia.
Otra frase que no es de ninguna ayuda para los dolientes es decir,
que Dios necesitaba más al difunto de lo que los vivos lo necesitaban.
De nuevo preguntamos, ¿Cómo alguien puede saber eso? Además, hace quedar
a Dios como si fuera una entidad completamente egoísta, que causa
tragedias en este mundo con el propósito de unir más personas a Su
equipo en el cielo.
alguna persona que haya vivido hasta los ochenta o noventa años es: "Por
lo menos él vivió una vida completa". No importa que tan bien
intencionadas eran esas palabras, son una cruel invasión hacia las
emociones del doliente. Este tipo de frases trivializan el dolor del
deudo y lo hacen sentir como si estuviera sufriendo por algo
innecesario. Esto desconecta al doliente del que intenta reconfortarlo,
cuando el propósito de consolar es conectarse al doliente.
Muchas personas que han estado de luto por tragedias familiares, me
han expresado sus molestias sobre comentarios como este que acabamos de
mencionar. Afirman que razonamientos como estos son degradantes y
banalizan sus sentimientos. Contrariamente a lo que piensa la gente,
ellos creen que la experiencia de vivir tanto tiempo junto a los padres
hace más difícil la separación que acarrea la muerte.
Una pareja estaba de duelo por la muerte de su hija de seis meses de
edad. Una persona conocida pasó a visitar a los padres y les dijo lo
siguiente: "Ella murió con un alma perfecta, nunca tuvo la oportunidad
de pecar". Seguramente que él tenía buenas intenciones al decir esto, y
quizás, muchas personas en el lugar de los padres, sí estarían
reconfortados con el comentario. Pero estos padres estaban muy tristes
por la acotación de ese señor. Es cierto que la joven niña no tuvo
oportunidad de pecar, pero así tampoco tuvo oportunidad para hacer
buenas acciones, y ese era en realidad el sufrimiento de la familia.
El problema es que se necesita algo más que buenas intenciones para
poder consolar a una persona que ha sufrido una pérdida. El buscar el
"lado bueno" de la tragedia y comentarlo a los familiares, puede ser muy
perjudicial para todos. Una joven viuda estuvo muy dolida por el
comentario de una amiga, mientras la visitaba para consolarla después de
la muerte del esposo, le mencionó con sus mejores intenciones: "Tú eres
joven y bonita, seguro que pronto vas a encontrar a alguien".
Sin sumergirnos tanto en otros ejemplos, podemos agregar a nuestra
lista de frases para no decir, algunas como: "Yo sé cómo te sientes",
"La vida sigue", "Pronto te vas a sobreponer", "Tienes otros hijos", "Tu
pena pasará rápidamente", y "Tienes toda una vida por delante". Todos
estos comentarios banalizan el dolor, en vez de respetar la gravedad del
sufrimiento.
Las visitas a dolientes, nos desafían a ser excesivamente sensibles y
cuidadosos con lo que sale de nuestros labios. Una vez que las palabras
salieron, no pueden ser anuladas. Es bonito cuando los dolientes
entienden y aprecian nuestras buenas intenciones, pero no deberíamos
confiar en esto.
contraproducente, entonces, ¿que debo decir?". Esta es una excelente
pregunta. Y la respuesta es: ¡no digas nada! ¿No decir nada?, ¿No es
acaso obligación del que intenta reconfortar al deudo decir palabras de
consuelo? La respuesta, tan sorpresiva como suene, es No. No es
obligatorio decir palabras de consuelo, la obligación es reconfortar,
simple como suena.
¿Cómo puede uno consolar sin decir palabra alguna? Consolar a alguien
puede lograrse simplemente acompañando al doliente, incluso en
silencio. Todos estaríamos de acuerdo que ir y no decir nada es mejor
que ir y decir algún comentario molesto o desagradable. Claro está, el
mejor resultado puede lograrse al visitar y compartir pensamientos y
reflexiones inteligentes.
¿Pero cómo puede alguien saber que es apropiado si cada doliente
piensa distinto? La respuesta es a través del silencio, acercándonos con
los labios sellados y con los oídos completamente abiertos. Este es el
protocolo judío, un protocolo comúnmente ignorado, para las visitas a
dolientes. Ve, siéntate y escucha. El doliente empezará a hablar, y ahí
sabrás que es lo que necesita. Después puedes responderle. Esta es la
forma segura y sensible para confortar a los deudos.
A su vez, identificarse con el deudo y con su duelo es extremadamente
importante. Reconocer la dificultad de encontrar las palabras correctas
para decir es un gesto consolador. Querer saber más sobre el difunto es
también bienvenido, siempre y cuando uno intuye que al doliente le
consolará esta actitud.
Una de las formas más efectivas para consolar es decir cosas bonitas
sobre el difunto y sobre los dolientes. Historias sobre el difunto,
especialmente esas que los familiares no conocían, son una gran fuente
de consuelo y a menudo causan una sonrisa en el rostro del doliente.
Expresar admiración por el amor que unía al deudo con la persona
fallecida, o por los cuidados que se le procuraron también puede ser un
método efectivo para consolar.
Ten siempre en mente que no importa que tan raro puedas sentirte al
ir a visitar a alguien de duelo, no se trata de ti, se trata del deudo.
¿Qué cosas van a causar que el doliente se sienta mejor?, ¿Qué le va a
provocar una sonrisa? La respuesta puede ser difícil de hallar, o quizá
puedes tener muchas respuestas. Mientras más esfuerzo pongas en resolver
esas preguntas, es más probable que puedas verdaderamente cumplir con
las obligaciones religiosas y sociales de consolar a dolientes. Y a su
vez es más probable, que el doliente sea ayudado a transitar el camino
que va desde el dolor hacia el agradecimiento, agradecimiento por la
vida que tuvo su ser querido.
siempre tratamos de hacer lo correcto. Sin embargo, hay veces que al
tratar de hacer lo correcto y no tener éxito, podemos hacer más daño que
bien.
Tal es el caso, al intentar consolar a las personas que se encuentran
de duelo. En esas situaciones, una de las peores cosas que se pueden
hacer es recurrir a frases que no sólo han sido repetidas en exceso, si
no que además están completamente fuera de lugar.
Una típica frase que se dice es: "Él está ahora en un mejor lugar".
¿Cómo puede saber alguien tal cosa? Esta declaración no es de ayuda para
ningún doliente. Lo que sabemos, es que este mundo es un buen lugar, ya
que es un lugar para hacer el bien. La muerte, por lo tanto, es una
tragedia.
Otra frase que no es de ninguna ayuda para los dolientes es decir,
que Dios necesitaba más al difunto de lo que los vivos lo necesitaban.
De nuevo preguntamos, ¿Cómo alguien puede saber eso? Además, hace quedar
a Dios como si fuera una entidad completamente egoísta, que causa
tragedias en este mundo con el propósito de unir más personas a Su
equipo en el cielo.
No importa que tan bien intencionadas eran esas palabras, son una cruel invasión hacia las emociones del doliente.Otra frase, no recomendable para decir, después de la muerte de
alguna persona que haya vivido hasta los ochenta o noventa años es: "Por
lo menos él vivió una vida completa". No importa que tan bien
intencionadas eran esas palabras, son una cruel invasión hacia las
emociones del doliente. Este tipo de frases trivializan el dolor del
deudo y lo hacen sentir como si estuviera sufriendo por algo
innecesario. Esto desconecta al doliente del que intenta reconfortarlo,
cuando el propósito de consolar es conectarse al doliente.
Muchas personas que han estado de luto por tragedias familiares, me
han expresado sus molestias sobre comentarios como este que acabamos de
mencionar. Afirman que razonamientos como estos son degradantes y
banalizan sus sentimientos. Contrariamente a lo que piensa la gente,
ellos creen que la experiencia de vivir tanto tiempo junto a los padres
hace más difícil la separación que acarrea la muerte.
Una pareja estaba de duelo por la muerte de su hija de seis meses de
edad. Una persona conocida pasó a visitar a los padres y les dijo lo
siguiente: "Ella murió con un alma perfecta, nunca tuvo la oportunidad
de pecar". Seguramente que él tenía buenas intenciones al decir esto, y
quizás, muchas personas en el lugar de los padres, sí estarían
reconfortados con el comentario. Pero estos padres estaban muy tristes
por la acotación de ese señor. Es cierto que la joven niña no tuvo
oportunidad de pecar, pero así tampoco tuvo oportunidad para hacer
buenas acciones, y ese era en realidad el sufrimiento de la familia.
El problema es que se necesita algo más que buenas intenciones para
poder consolar a una persona que ha sufrido una pérdida. El buscar el
"lado bueno" de la tragedia y comentarlo a los familiares, puede ser muy
perjudicial para todos. Una joven viuda estuvo muy dolida por el
comentario de una amiga, mientras la visitaba para consolarla después de
la muerte del esposo, le mencionó con sus mejores intenciones: "Tú eres
joven y bonita, seguro que pronto vas a encontrar a alguien".
Sin sumergirnos tanto en otros ejemplos, podemos agregar a nuestra
lista de frases para no decir, algunas como: "Yo sé cómo te sientes",
"La vida sigue", "Pronto te vas a sobreponer", "Tienes otros hijos", "Tu
pena pasará rápidamente", y "Tienes toda una vida por delante". Todos
estos comentarios banalizan el dolor, en vez de respetar la gravedad del
sufrimiento.
Las visitas a dolientes, nos desafían a ser excesivamente sensibles y
cuidadosos con lo que sale de nuestros labios. Una vez que las palabras
salieron, no pueden ser anuladas. Es bonito cuando los dolientes
entienden y aprecian nuestras buenas intenciones, pero no deberíamos
confiar en esto.
Consolar a alguien puede lograrse simplemente acompañando al doliente, incluso en silencio.Tú puedes preguntar, "Si todo lo que digo es potencialmente
contraproducente, entonces, ¿que debo decir?". Esta es una excelente
pregunta. Y la respuesta es: ¡no digas nada! ¿No decir nada?, ¿No es
acaso obligación del que intenta reconfortar al deudo decir palabras de
consuelo? La respuesta, tan sorpresiva como suene, es No. No es
obligatorio decir palabras de consuelo, la obligación es reconfortar,
simple como suena.
¿Cómo puede uno consolar sin decir palabra alguna? Consolar a alguien
puede lograrse simplemente acompañando al doliente, incluso en
silencio. Todos estaríamos de acuerdo que ir y no decir nada es mejor
que ir y decir algún comentario molesto o desagradable. Claro está, el
mejor resultado puede lograrse al visitar y compartir pensamientos y
reflexiones inteligentes.
¿Pero cómo puede alguien saber que es apropiado si cada doliente
piensa distinto? La respuesta es a través del silencio, acercándonos con
los labios sellados y con los oídos completamente abiertos. Este es el
protocolo judío, un protocolo comúnmente ignorado, para las visitas a
dolientes. Ve, siéntate y escucha. El doliente empezará a hablar, y ahí
sabrás que es lo que necesita. Después puedes responderle. Esta es la
forma segura y sensible para confortar a los deudos.
A su vez, identificarse con el deudo y con su duelo es extremadamente
importante. Reconocer la dificultad de encontrar las palabras correctas
para decir es un gesto consolador. Querer saber más sobre el difunto es
también bienvenido, siempre y cuando uno intuye que al doliente le
consolará esta actitud.
Una de las formas más efectivas para consolar es decir cosas bonitas
sobre el difunto y sobre los dolientes. Historias sobre el difunto,
especialmente esas que los familiares no conocían, son una gran fuente
de consuelo y a menudo causan una sonrisa en el rostro del doliente.
Expresar admiración por el amor que unía al deudo con la persona
fallecida, o por los cuidados que se le procuraron también puede ser un
método efectivo para consolar.
Ten siempre en mente que no importa que tan raro puedas sentirte al
ir a visitar a alguien de duelo, no se trata de ti, se trata del deudo.
¿Qué cosas van a causar que el doliente se sienta mejor?, ¿Qué le va a
provocar una sonrisa? La respuesta puede ser difícil de hallar, o quizá
puedes tener muchas respuestas. Mientras más esfuerzo pongas en resolver
esas preguntas, es más probable que puedas verdaderamente cumplir con
las obligaciones religiosas y sociales de consolar a dolientes. Y a su
vez es más probable, que el doliente sea ayudado a transitar el camino
que va desde el dolor hacia el agradecimiento, agradecimiento por la
vida que tuvo su ser querido.
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opinar de manera civilizada.
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(37)
Ana Ruth,
October 1, 2015 2:54 PM
Muy valiosas recomendaciones. No se trata del visitante, se
trata del doliente. Viví la pérdida de mi hermano menor y sé
precisamente cómo se siente cuando alguien hace un comentario que
conforta o no. Minimizar el dolor del deudo nunca es la mejor opción y
los comentarios que señalan como negativos, son realmente negativos y
realmente te desconectan de la persona que los dijo porque te sientes
incomprendido.
Me gustó mucho ésto: que el doliente sea ayudado a
transitar el camino que va desde el dolor hacia el agradecimiento; los
consejos que ofrecen son los mejores. Muchísimas gracias!
(36)
yolanda,
March 2, 2015 3:06 PM
Excelentes consejos. Yo perdi a mi hijo mayor (29 yrs)y
algunas personas me han dicho frases como las mencionadas, y otras
llenas de falta de tacto, conciencia y peor los que quieren aparecer mas
santos y espirituales que un angel. Lo mas que nos puede ayudar es el
consuelo de apoyo en oracion y respetar el sentimiento de dolor y
perdida fisica.
Gracias
(35)
Anónimo,
December 3, 2012 5:09 PM
Gracias,por tan excelentes enseñanzas.
(34)
sohy,
August 8, 2012 2:58 PM
muchas gracias... me ayudaron mucho :*
(33)
Nekoshiro,
August 6, 2012 8:53 PM
Si alguien esta lejos lo menos que puede hacer es consolar a
la persona y si uno esta en silencio queda como una persona maleducada
además no todos se toman de mala manera los comentarios de la gente...