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El judaísmo es una cultura religiosa de los judíos (conocidos también como el pueblo de Israel). Es una de las religiones más antiguas de la historia.Los términos judaísmo y religión no existían en el hebreo premoderno. Los judíos hablaban de la Torá: leyes que Dios reveló a Israel, y en las que se ofrecía una visión del mundo y una manera de vivir (la Halajá), la senda que se debía seguir por el mundo: las leyes, costumbres y prácticas judías. Todas las formas históricas del judaísmo premoderno constituían (y aún hoy el judaísmo tradicional lo constituye), un sistema de cultura integral, que abarca la totalidad de la existencia individual y comunitaria de las personas. Es un sistema de santificación en el que todo está sometido a la voluntad expresa de Dios, de acuerdo con modelos divinos revelados sobre el orden cósmico y la legalidad. El judaísmo tuvo su origen en Oriente Próximo. Pero, casi desde sus inicios, las comunidades judías, en muchas ocasiones como resultado de migraciones voluntarias y de exilios o expulsiones forzadas, han vivido en casi todos los rincones del mundo. A mediados de 1993 la población total de judíos en el mundo ascendía a 18 millones, de los cuales 6,8 millones vivían en Estados Unidos, más de 3,6 en Israel y más de 1,9 en la Unión Soviética; estos son los tres emplazamientos judíos más importantes del mundo. Aproximadamente 1,5 millones de judíos vivían repartidos por Europa, la mayoría de ellos en Francia y Gran Bretaña. Más o menos 300.000 vivían repartidos por el resto de Norteamérica y 600.000 por el resto de Asia. Cerca de 1,1 millones de judíos vivían en América Central y del Sur, y 350.000 en África. Considerando su rica y compleja tradición religiosa, el judaísmo nunca ha sido una organización monolítica, aunque sus distintas formas históricas han compartido ciertos rasgos distintivos. La principal característica común es la del monoteísmo radical, es decir, la creencia de que un solo Dios trascendente creó el Universo y que, afortunadamente, continúa gobernándolo. Profundizando en este monoteísmo, se da la convicción teológica de que el mundo es inteligible porque existe una inteligencia divina y fruto de una causalidad intencional que lo sostiene. Nada es en la humanidad fruto de la casualidad; en sentido último, todo tiene un significado. La inteligencia divina se manifiesta a los judíos tanto en su orden natural, a través de la creación, como en su orden histórico-social, a través de la revelación. El mismo Dios que creó el mundo se reveló a los israelitas en el monte Sinaí. El contenido de esta revelación es lo que constituye la Torá (es decir, la ‘ley’), la voluntad de Dios para la humanidad expresada por medio de mandamientos (mitsvot) por los que las personas deberían regir sus vidas en mutua interacción entre ellos y Dios. La humanidad puede transformarse en parte armoniosa del cosmos si vive de acuerdo con las leyes de Dios, y sometiéndose a la voluntad divina. Para el judaísmo el estudio de la Torá es considerado como un acto de adoración. Todos los días durante los servicios religiosos de las mañanas, se recitan pasajes de las Escrituras, la Mishná y el Talmud. Los lunes y los jueves por la mañana, se saca de un arca, que está en la parte frontal de la sinagoga, un rollo que contiene la Torá, escrito a mano. Luego se procede a su lectura cantada frente a la congregación de los fieles. La lectura litúrgica de la Torá más importante es la que se realiza durante el shabat y en las mañanas de otras festividades. A lo largo del año, durante los sábados, se terminará leyendo toda la Torá. El ciclo anual comienza nuevamente cada otoño, con una celebración llamada Simjat Torá (‘regocijaos con la ley’), que concluye al final de la fiesta del Sukot. La lectura que se realiza de la Torá durante las fiestas versa sobre distintos temas y observancias, dependiendo del día que se realice. La lectura de la Torá durante los sábados y las fiestas es acompañada de la lectura de escritos de los profetas relacionados con los mismos temas (Haftará, que significa conclusión). Por eso, la lectura en público de las Escrituras es una parte fundamental del culto religioso en la sinagoga. De hecho, en un principio, ésta parece haber sido la función más importante de la sinagoga como institución religiosa. Dentro del año judío existen cinco grandes fiestas y dos de menor importancia. La fiesta de la primavera o Pésaj (Pascua), marcaba el inicio de la cosecha de la cebada, y cincuenta días más tarde, el Shavuot (‘semanas’ o Pentecostés) marcaba su término. Durante el Sukot (‘tabernáculo’) se celebra la cosecha de otoño, fiesta que va precedida por un periodo de diez días de purificación de toda la comunidad. Desde épocas muy antiguas, se han asociado estas fiestas con acontecimientos importantes de la historia de Israel. La Pascua conmemora el éxodo desde Egipto. Shavuot se relaciona con el momento en que Dios, en el monte Sinaí, entregó la Torá al pueblo de Israel. Esta fiesta está marcada por la solemne lectura de los Diez Mandamientos en la sinagoga. Sukot aún es observado como una fiesta de la cosecha; se instalan cabañas en los campos (o en las casas) y los judíos comen en ellas durante los siete días que dura la fiesta; esta práctica simboliza las tiendas en las que los israelitas moraron durante su viaje a la Tierra Prometida. El periodo de los diez días de penitencia que preceden a Sukot se inicia con la celebración del año nuevo, el Rosh Ha-shaná, y termina con el Yom Kipur, el Día de la Expiación. De acuerdo con la tradición, el mundo es juzgado cada año nuevo y el fallo se da por cerrado el Día de la Expiación. El día de año nuevo se hace sonar un cuerno de carnero (shofar) para invitar a la gente al arrepentimiento. El Día de la Expiación es el día más sagrado dentro del calendario judío, y transcurre en medio de ayunos, rezos y confesión de las culpas. Su liturgia comienza con la entonación del Kol Nidré, incluyendo, además, un recuerdo a los ritos que se realizaban en el Templo (avodá). Aunque no muy numerosas, las comunidades judías de Latinoamérica proceden de distintas oleadas de emigrantes sefardíes y, más tarde, asquenazíes, que han ido llegando en los últimos 150 años. La mayoría de estas comunidades han mantenido una línea liberal.La comunidad judía en Estados Unidos desciende de los judíos de Europa central (que emigraron a mediados del siglo XIX), de los judíos del este europeo (que llegaron entre 1881 y 1924) y de los refugiados y supervivientes del Holocausto. Las distintas formas que tiene el judaísmo en este país (reformado, conservador, ortodoxo) son producto de la adaptación de estos grupos de judíos inmigrantes a la vida en Estados Unidos y a su interacción entre sí. Institucionalmente, el judaísmo ha adoptado la misma fuerte estructura congregacional que tiene el cristianismo. A pesar de estar relacionados con movimientos nacionales, la mayoría de las congregaciones mantienen una considerable autonomía. |
domingo, 23 de octubre de 2016
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