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Epístola 19
Parte [1]
"El [Se] envuelve de luz como [con] una vestimenta...". En Likutéi Torá del AríZal, Parshat Ki Tisá y Parshat Vaikrá, se afirma que Moshé Rabeinu —sea la paz sobre él— no captó el pnimiut de la Jojmá Suprema —llamado "Aba de Atzilut"— y, con más razón [tampoco] la sefirá de kéter —llamada Aríj Anpín— que la trasciende. Más bien, [captó] los ajoráim de jojmá que están investidos en biná, la que [a su vez] está investida en las siete sefirot inferiores, llamadas [colectivamente] Zeéir Anpín, lo místico de la Torá. Además, [la Jojmá Suprema] se extiende hasta el fin de las cuatro sefirot más bajas: nétzaj, hod, iesod y maljut. Allí, su profecía captó el pnimiut, es decir, la dimensión interior de nétzaj, hod, iesod y maljut. Sin embargo, su captación no se extendió al pnimiut de los niveles [de Divinidad] que trascienden a nétzajhodiesodmaljut, sino solamente al ajoráim de jojmá que está investido en biná, que [a su vez] se inviste y extiende al pnimiut de nétzajhodiesodmaljut.
Este es el principio místico [del Midrash:] "El novlot (vestigio atenuado) de la Jojmá Suprema es Torá", en el nivel de Zeéir Anpín.
Así está escrito [que Di-s dijo a Moshé:] "Verás Mi ajorái ("el aspecto posterior o externo), mas Mi rostro (panái, sugiriendo pnimiut, el aspecto frontal o interior) no será visto". Véase allí, y en Shaar HaNevuá, Cap. 1.
Ahora bien, esto parece sorprendente. Después de todo fue dicho: "No
se alzó en Israel ningún otro profeta como Moshé". ¿Cómo pudo entonces
el AríZal captar más que él, y explicar muchos temas que tratan del pnimiut, incluso de muchas sefirot y niveles que trascienden jojmá y kéter de Atzilut?
Pero es simple y claro a todos que hay una enorme diferencia entre la
captación de los Cabalistas, tales como Rabí Shimón bar Iojái y el AríZal, una captación a través de la sabiduría y la comprensión, y la captación profética
de Moshé Rabeinu y los demás Profetas, que las Escrituras denominan
"visión real". [De la captación profética de Moshé está escrito:] "Tú
verás Mi dorso". [De la de Isaías, un Profeta menor que Moshé:] "Y vi a
Di-s". [De la de Avraham, aun antes de que se entregara la Torá:] "Y
Di-s Se apareció a él". Ahora bien, aunque el término ["ver", respecto
de la profecía,] es utilizado en un sentido metafórico y no denota
visión concreta del ojo corpóreo, el objeto de la analogía, no obstante,
debe asemejarse a la analogía. Así, también el Targúm traduce el
"Di-s Se apareció a él" citado antes como: "Y Di-s Se tornó revelado a
él...", indicando revelación, significando que Di-s —bendito sea—,
siendo oculto, Se volvió manifiesto a Avraham. Es diferente, no
obstante, con la captación de los Cabalistas: Di-s, bendito sea, Quien
está oculto, no Se tornó revelado a ellos de un modo manifiesto; más
bien, ellos captaron los secretos de la sabiduría de una manera que les
es oculta [versión alternativa: sabiduría oculta] y distante.
[Nuestros Sabios] por consiguiente enseñaron que "Un hombre sabio es
superior a un profeta", pues a través de su sabiduría puede captar
niveles [de Divinidad] mucho más excelsos que aquellos que pueden
descender por medio de revelación a los Profetas en su visión profética.
Pues sólo los niveles inferiores pueden descender y revelarse a [los
Profetas] —a saber, los de nétzajhodiesodmaljut—, pues son
precisamente estos los que siempre descienden y se revelan del Emanador
al receptor en la forma de percepción intelectual y fuerza vital
[creadora]. Así, es sabido por los versados en la Sabiduría Oculta [—los
estudiosos de la Cabalá—] que los nétzajhodiesodmaljut, [los más
bajos] del [plano] superior, se invisten en el [plano] inferior a fin
de animarlo. Porque ellos son el conducto del flujo que hace descender
la fuerza vital del nivel superior al inferior, con respecto a todos los
mundos y niveles. Por lo tanto, también se revelan a los Profetas como
una revelación concreta, [como profecía].
Dentro de éstas [cuatro sefirot] está investida la luz de biná, el atributo que se relaciona con el entendimiento de la Divinidad [que emana] de la luz [versión alternativa: y la luz] del bendito Ein Sof.
Y dentro [de biná] están investidos los aspectos externos de jojmá, un nivel que está más allá de la concepción y comprensión de la Divinidad, pues el término jojmá denota la fuente de concepción y comprensión. Es por eso que en el Zohar se afirma que "La Torá deriva de jojmá". Pues las razones para los mandamientos no han sido reveladas; trascienden la concepción y comprensión, [jojmá].
E incluso en los ocasionales lugares donde ha sido revelada y
explicitada alguna razón aparentemente comprensible, esta razón por sí
sola, entendible a nosotros, no es la máxima y cabal razón; más bien,
dentro [de esta razón] está investido el núcleo más interior (el pnimiut) y principio místico de jojmá que trasciende la comprensión y el entendimiento.
Lo mismo es cierto de cada palabra pronunciada por la boca del Santo —bendito sea— a los Profetas, registradas en el Tanaj, trátense de palabras de admonición, o los relatos de sucesos. Investidas en ellas hay un aspecto de la Jojmá Divina que trasciende la concepción y la comprensión. Esto es empíricamente evidente del principio de kri y ktiv. El kri refleja la comprensión [del texto] tal como ésta es revelada a nosotros y el ktiv
trasciende la concepción y la comprensión; esta palabra particular, en
su forma escrita, no tiene "vestimenta" comprensible, pese a que según
se lee en voz alta sí tiene tal "vestimenta" [y es fácilmente
comprensible].
Lo mismo se aplica a las letras grandes [que aparecen] en el Tanaj: ellas derivan de un mundo sublime e irradian desde allí manifiestamente y no a través de una vestimenta como las demás letras.
Ahora bien, el aspecto de la bendita Jojmá Divina investida en los 613 mandamientos de la Torá es designada con el nombre de ajoráim ("aspecto posterior") de jojmá. Pues los ajoráim de cualesquiera de las sefirot son los niveles exteriores e inferiores dentro de aquella sefirá, aquellos capaces de descender y extenderse hacia abajo para investirse en seres creados a fin de animarlos. El aspecto del paním ("rostro" o dimensión interior) de la sefirá es la sefirá misma tal como está unida a su Emanador, el bendito Ein Sof, en una unión absoluta. Como, por ejemplo, la sefirá de jojmá: Está unida a su Emanador, el bendito Ein Sof,
en una unión absoluta, pues el Santo —bendito sea— y Su Sabiduría, son
uno (como se explicara antes). Mas aquello que irradia y se extiende de
Su bendita jojmá hasta los limitados y finitos seres inferiores abajo, y se inviste en ellos, es llamado ajoráim y también es considerado el aspecto de Asiá [que hay] dentro de Atzilut.
El significado de esto se comprenderá por medio de una analogía del
hombre terrenal, cuya alma abarca cinco rangos, uno inferior al otro.
Estos son las facultades del intelecto, los atributos emocionales, el
pensamiento, la palabra y la acción, siendo la acción el más bajo de
todos ellos. Pues la fuerza vital que se extiende del alma y se inviste
en la facultad de acción es como la nada al compararse con la fuerza
vital que se extiende del alma y se inviste en la facultad del habla. La
última [a su vez] es como la nada al compararse con la fuerza vital que
se extiende del alma y se inviste en el pensamiento, en los atributos
emocionales, y en el intelecto.
Y precisamente de manera análoga [es] con respecto a la Jojmá
Divina, en la medida en que puede expandirse de ella para (influenciar)
[investirse] en todos los seres inferiores: es como la nada al
compararse con el paním de jojmá, que está unido al
bendito Emanador. Pues "Todo lo que está ante El, es considerado como
nada". El flujo vivificante para todos los seres creados, que son
limitados y finitos, es considerado un descenso y una contracción, para
decirlo de alguna manera, respecto del Emanador, el bendito Ein Sof,
tal como, metafóricamente hablando, se consideraría un descenso y
contracción para el intelecto de la persona inteligente el contraerse
para alguna actividad puramente física y material.
Moshé Rabeinu, quien captó tan alto como el nivel posterior de jojmá, mereció por lo tanto que la Torá fuera entregada por su intermedio, siendo ella el novlot ("vestigio atenuado") de la Jojmá
Suprema, es decir, aquello que fluye de ella y hacia abajo, y se
inviste en nuestra Torá física. Pues su núcleo y objeto máximo es la
observancia de los mandamientos positivos y prohibitivos, concretamente y
en la acción real, en el espíritu del versículo: "Para hacerlos este
día". [Similarmente, nuestros Sabios enseñaron:] "El estudio de la Torá
es más grande [que la observancia de los mandamientos] porque éste
conduce al cumplimiento [de aquellos]". Análogamente: "Aquel que estudia
con la intención de no hacer, mejor le hubiera sido si su placenta se
hubiera dado vuelta...". En efecto, todo individuo precisa reencarnarse
hasta haber observado concretamente la totalidad de los 613
mandamientos, como se sabe del AríZal.
Parte [2]
Las letras que son reveladas a nosotros existen en acción, palabra, y pensamiento.
Pertenecientes al plano de la acción son las formas visuales de las
letras en la escritura asiria del Rollo de la Torá. Las letras que hacen
al habla están grabadas en el aliento y voz, el que está dividido en
veintidós partes, difiriendo una de la otra en cuanto a su forma, es
decir, la enunciación y pronunciación de las veintidós letras en
cualquier lengua. Pues no hay diferencia entre la Lengua Santa y los
demás idiomas en cuanto a la naturaleza de la pronunciación de las
letras, sino sólo en cuanto a sus combinaciones. Las letras del
pensamiento son —también en cualquier idioma en que la persona pudiera
pensar— las palabras y letras de aquel idioma y sus letras, que suman
veintidós solamente.
Ahora bien, en el pensamiento hay tres clases de letras. Pues cuando
uno ve las formas visuales de las letras en el Rollo de la Torá, éstas
son retratadas en su pensamiento. Esto es llamado "acción en el
pensamiento". Asimismo, cuando uno oye las letras del habla, éstas se
inscriben en su pensamiento y él medita acerca de ellas. Esto es llamado
"palabra en el pensamiento", [o sea, pensar en las letras del habla,] y
se relaciona con Ietzirá.
Las letras del pensamiento por sí solo, sin meditación alguna en las
letras del habla, son llamadas "pensamiento en el pensamiento", y se
relacionan con Beriá.
Ahora bien, las letras del habla concreta son llamadas a ser y
reciben su fuerza vital de las mismísimas letras que están en el
pensamiento. Pese a que algunas veces la persona puede hablar [de una
cosa] mientras piensa en otra, puede hablar solamente palabras y
combinaciones tales que ya haya hablado previamente y que estuvieron en
su pensamiento un gran número de veces. Así, en esas palabras y
combinaciones perdura el vestigio del pensamiento que ingresó en ellas
muchas veces, [y es la fuerza vital de las letras de su habla].
Y esto, [en términos de las sefirot,] es el aspecto más posterior y la externalidad de nétzajhodiesod de la Faz del plano superior que ingresa al inferior, sirviéndole de facultad intelectual de mojín [lit.: "cerebros"] y fuerza vital, como se sabe.
Extraido del
libro Tania Completo, de la Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana
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Editorial Kehot Lubavitch Sudamericana.
Prohibida su reproducción total o parcial sin autorización
escrita de la Editorial.
Derechos Reservados.
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