Descubren la tumba de un rey tracio llena de oro en Bulgaria
Reportaje Fotográfico:
Arqueólogos búlgaros encuentran tumba del rey Orfeo tracio
Tesoros Tracios
SOFIA
(AFP) - La tumba de un rey tracio, de construcción inhabitual y llena
de objetos de oro y plata, del siglo IV antes de Cristo, ha sido
descubierta en la región de Eljovo, al sudeste del país, anunció este
domingo a AFP el director del museo Histórico Nacional, Bojidar
Dimitrov.
"Esta tumba no se parece a los mausoleos rectangulares o
a las casas de tracios que se conocen. Es un enorme hueco cubierto de
madera que se parece a las tumbas scitas de Rusia del sur y de Ucrania",
explicó.
La jefa del equipo arqueológico, Daniela Agre, afirmó
que "se trata de la tumba tracia más rica descubierta en los últimos 100
años".
El equipo encontró el anillo de oro de este rey tracio,
que fue enterrado con su perro y sus caballos. Una corona de oro,
cubre-rodillas de plata, partes de una armadura y equipamientos para
caballos, así como numerosos recipientes de oro, plata y bronce, han
sido también descubiertos, según Dimitrov.
Desde el milenio
cuarto antes de Cristo hasta el siglo III después de Cristo, los tracios
habitaron el territorio que actualmente cubren Bulgaria y Macedonia, el
sur de Rumania, el norte de Grecia y de Turquía, así como el suroeste
de Ucrania.
Especializados en agricultura y ganadería, se hicieron célebres por su producción de objetos de oro.
Fuente: Yahoo News.com / AFP, 25 de julio de 2005
Enlace: http://es.news.yahoo.com/050724/159/46j0z.html
------------------------------------------------------------------
Exposición: Los tracios. Tesoros enigmáticos de Bulgaria
CAIXAFORUM de Barcelona, Del 15/4/2005 al 31/7/2005
Av. Marqués de Comillas 6-8, C.P.: 08038
Servicio de Información: Tel.: 902 22 30 40
Horario: De martes a domingo y festivos de 10 a 20 h.
Lunes cerrado, excepto festivos.
Exposición para público en general. Actividad gratuita
Los
tracios, pueblo indoeuropeo de oscuros orígenes que habitó las actuales
áreas geográficas de Rumanía, Bulgaria y el norte de Grecia, han
permanecido anclados en el olvido a lo largo de siglos. Pero en las
últimas décadas se han descubierto magníficas tumbas reales decoradas
con maravillosas pinturas y repletas de tesoros sorprendentes que han
dejado atónitos a los especialistas. Los principales de estos hallazgos
se mostrarán en esta exposición inédita.
Alimentaba a sus yeguas
antropófagas con la carne de los extranjeros que visitaban sus tierras.
Así de temerario era Diómedes, hijo del dios Ares y una de las figuras
legendarias de Tracia, hasta que Heracles puso fin a tan bárbara
costumbre. Altivos, rudos y guerreros despiadados según los griegos, los
tracios fueron también un pueblo de gran sensibilidad que legó a la
posteridad tesoros de inusitada belleza que han dejado atónitos a los
especialistas. Como el tesoro de Rogozen, descubierto en 1985, que data
de finales del siglo V a. de C. y está formado por 65 piezas de oro y
plata finamente trabajadas, con un peso total de más de veinte kilos. Su
escritura aún no ha podido ser descifrada, por lo que los responsables
de su entrada en la historia fueron los antiguos griegos. «Son tan
bellas sus armas de oro que encantan a la vista, ya que no parece que
hayan sido labradas por hombres mortales, sino forjadas para los dioses
divinos», escribió Homero, en cuya Ilíada aparece por primera vez el
nombre de Tracia. Con el título Los tracios. Tesoros enigmáticos de
Bulgaria, la Obra Social de la Caixa presenta en España la mayor
exposición realizada en nuestro país de una de las culturas más
olvidadas y misteriosas de la Antigüedad. Fruto de la colaboración con
el Ministerio de Cultura de la República de Bulgaria, la muestra reúne
en CaixaForum 311 obras excepcionales: ricos ajuares, objetos
suntuarios, armas y arneses, máscaras funerarias y servicios para
banquetes en oro, plata y bronce, entre los que destacan los tesoros de
Letnitsa, Rogozen y Borovo.
Los tracios. Tesoros enigmáticos de
Bulgaria, comisariada por Gregorio Luri, Alberto Costa y Valeria Fol, se
podrá visitar en CaixaForum (av. del Marquès de Comillas, 6-8,
Barcelona), del 15 de abril al 31 de julio de 2005. Posteriormente, se
podrá ver en la Sala de Exposiciones de la Fundación la Caixa de
Madrid.
Uno de los objetivos de la Obra Social de la Caixa es
contribuir al conocimiento de la historia y el arte, poner al alcance
del público los últimos hallazgos arqueológicos y mostrar en todo su
esplendor el legado de los pueblos de la Antigüedad a través de
exposiciones dedicadas a las grandes culturas del pasado, como Los
íberos, príncipes de Occidente, Asia: ruta de las estepas y Nubia. Los
reinos del Nilo en Sudán. La muestra Los tracios. Tesoros enigmáticos de
Bulgaria responde a esta voluntad.
La exposición nos desvela
los últimos descubrimientos arqueológicos realizados en territorio
búlgaro a través de una selección de las piezas más notables y
singulares halladas, procedentes de una treintena de museos búlgaros.
Aunque el acento recae en la cultura tracia, también se exhiben algunos
objetos especialmente relevantes de las culturas que la precedieron en
los Balcanes orientales. Es el caso de Varna, uno de los yacimientos
arqueológicos más importantes del mundo (datado a finales del
Calcolítico, es decir, más de 4.000 años antes de nuestra era) y donde
quizá, según coinciden en afirmar varios expertos, se esconde la cuna de
la civilización europea, así como el primer oro trabajado del mundo. En
las casi trescientas tumbas estudiadas se han hallado collares,
brazaletes, cetros, amuletos e, incluso, un falo de oro, todos ellos
trabajados con un refinamiento que sorprende.
Los tracios.
Tesoros enigmáticos de Bulgaria es fruto de la colaboración entre la
Fundación la Caixa y el Ministerio de Cultura de la República de
Bulgaria, y de la destacada participación del Instituto de Tracología de
la Academia Búlgara de las Ciencias. La exposición quiere familiarizar
al público de nuestro país con la cultura de los tracios, un pueblo de
origen indoeuropeo que habitó los actuales territorios del norte de
Grecia, Bulgaria, Rumanía y hasta la desembocadura del río Dniéper
(República de Ucrania). A lo largo de los siglos, Tracia ha permanecido
en el olvido. El reciente descubrimiento de magníficas tumbas reales ha
llamado la atención de los especialistas sobre el extraordinario legado
de los tracios. A partir de 1970, los hallazgos se han encadenado de
forma continua: la necrópolis de Varna (1972), el tesoro de Borovo
(1974), la tumba de Sveshtari (1982), el tesoro de Rogozen (1985), las
tumbas de Shushmanets (1996), Starosel (2000), Alexandrovo (2001),
Goliama Kosmatka (2004), etcétera. Precisamente, los tesoros de
Letnitsa, Vratsa, Rogozen, Borovo y Panagyurishte son el gran reclamo de
esta exposición singular por la amplitud de su enfoque y la calidad de
las obras y los objetos reunidos.
Entre la realidad y la leyenda,
la cultura tracia es hoy objeto de debate entre los especialistas. La
exposición que ahora se presenta en CaixaForum reúne las diferentes
piezas de un rompecabezas que abarca desde los tiempos prehistóricos
hasta su disolución en el mundo romano. Los primeros testimonios
literarios de que disponemos son los griegos. Pero ¿cómo podemos conocer
la realidad que no se refleja en estos documentos? ¿Qué mensaje ocultan
las tumbas, los santuarios y los tesoros? A tal fin y para poder
abordar la complejidad que entraña toda cultura oral, el 12 de mayo de
1972 se fundó el Instituto de Tracología, iniciándose así el estudio de
una rigurosa interpretatio thracica.
La realidad presenta a los
tracios como un pueblo de origen indoeuropeo pero no griego. Su
escritura, conservada en unas pocas inscripciones, no ha podido ser
descifrada todavía, y su historia es conocida a través de fuentes
griegas y romanas que sólo proporcionan una idea superficial de sus
orígenes, lengua y costumbres. Herodoto los considera uno de los pueblos
más numerosos del mundo, pero muy segmentado por su tribalismo: «El
pueblo de los tracios es el mayor entre todos los hombres, descontando,
naturalmente, el de los indios. Si lo rigiera una sola persona o bien
pensaran todos de la misma manera, en mi opinión sería irreducible y,
con mucho, el más potente. Pero es impensable que eso ocurra. Y son
débiles por este motivo. Tienen muchos nombres, que dependen de cada una
de las tribus», se lee en su Historia (Libro V, El logos tracio).
Herodoto
los caracteriza por su valentía, su amor a los caballos y su visión de
esta vida como mero tránsito hacia la inmortalidad. Lucían tatuajes para
indicar la nobleza de su origen, llevaban pieles de zorro en la cabeza,
se cubrían el cuerpo con túnicas envueltas en mantos variopintos,
calzaban botas de piel de cervato que les llegaban hasta las
pantorrillas e iban armados con venablos, escudos ligeros y puñales
pequeños, tal como corroboran las pinturas de la cerámica griega. La
imagen del guerrero tracio está muy extendida en el arte, pues eran
conocidos y apreciados por su bravura y su desapego a la vida.
«¡Lanceros de Tracia, bien armados, espléndidos jinetes inspirados por
Ares!», cantó Eurípides en Hécuba.
Esta exposición da cuenta de
todo ello a través de seis ámbitos, hilvanados de forma cronológica y
con sub-ámbitos temáticos: Del Neolítico al Bronce, La Edad del Bronce,
De la guerra de Troya a la invasión persa, El siglo V a. de C., El siglo
IV a. de C. y El declive de la civilización tracia: del helenismo a
Roma.
Del Neolítico al Bronce
El Neolítico se caracteriza
en los Balcanes por una gran vitalidad demográfica, social y económica.
Los numerosos intercambios comerciales proporcionaron al conjunto de la
península cierta homogeneidad. Se introdujo la agricultura, con la
consiguiente roturación de las tierras, y se desarrolló la ganadería. La
metalurgia del oro y el cobre, favorecida por la presencia de estos
metales en la superficie del suelo, ocupó un lugar primordial en la
economía. Los dos fenómenos más importantes del Calcolítico son la
introducción y domesticación del caballo y la progresiva especialización
del trabajo. A finales de este período llegan a los Balcanes tribus
provenientes, probablemente, de las estepas del norte, a las que en los
textos homéricos se les da el nombre de tracias.
Asimismo, es en
los Balcanes, lugar de contacto entre las culturas asiáticas y
europeas, donde se encuentran algunos de los yacimientos más antiguos de
Europa, que en el caso de Bulgaria ocupan la cuenca del río Maritsa y
las regiones próximas a la costa del mar Negro. Responden a las antiguas
culturas de Karanovo, Gradeshnitsa, Durankulak, Ezerovo y,
especialmente, Varna. Cerca del mar Negro, la necrópolis de Varna fue
descubierta accidentalmente en 1972. Se extiende a lo largo de toda una
hectárea y está datada a finales del calcolítico, cuatro mil años antes
de nuestra era. Encierra más de tres mil objetos de oro con un peso
total de seis kilos. Sin duda, Varna fue un centro de expansión de la
metalurgia y la orfebrería. El elevado número de conchas halladas
sugiere la existencia de una gran actividad comercial con el
Mediterráneo. Numerosos expertos han calificado la cultura de Varna como
«la cuna de la civilización europea» y a su oro como «el más antiguo
del mundo».
La Edad del Bronce
A principios del primer
milenio antes de Cristo, la parte oriental de la península balcánica
estaba habitada por las tribus tracias, muy numerosas y muy celosas de
su independencia. Vivían en pequeños núcleos formados por varias casas
rodeadas de una empalizada alta, resguardo de los animales domésticos.
La doble hacha, también conocida como labris, era un objeto
omnipresente en todas las tribus. Símbolo solar, representaba el poder
de los señores tracios, y ha dado pie a varias especulaciones sobre el
contacto entre los tracios y la cultura minoica. El reciente hallazgo de
un sello con una inscripción en escritura cretense conocida como lineal
A (utilizada entre 1850 y 1450 a. de C.) ha demostrado la existencia de
estos contactos.
De la guerra de Troya a la invasión persa
La
influencia micénica sobre la cultura tracia se produce desde el final
de la Edad del Bronce y pervive durante siglos. En sus inicios fue una
época de profundas mutaciones sociales en que se desarrolló un sistema
de residencias reales fortificadas que dominaban extensos territorios.
Los contactos de los tracios con Troya eran frecuentes, así como los
mantenidos con Frigia y Bitinia. Homero resalta la riqueza de los
ornamentos de sus caballos. Magníficos jinetes, se enorgullecían tanto
de sus monturas que no escatimaban en oro o en plata para adornarlas. De
los tiempos homéricos hasta el siglo VII, cuando comienzan a
establecerse las primeras colonias griegas en las costas de Tracia,
tanto en las del Egeo como en las del mar Negro, es muy poco lo que
sabemos de los tracios.
Los autores griegos nombran a los tracios
en relación con la guerra de Troya. Fueron aliados de los troyanos, con
los que quizá guardaban alguna relación étnica. En los versos de La
Ilíada aparece por primera vez una referencia a Tracia: «Los tracios
recién venidos están ahí, en ese extremo, con su rey Reso, hijo de
Eyoneo. He visto sus corceles, que son bellísimos, de gran altura, más
blancos que la nieve y tan ligeros como el viento. Su carro tiene lindos
adornos de oro y plata, y sus armas son de oro, magníficas, admirables y
más propias de dioses inmortales que de hombres mortales» (Homero, La
Ilíada, canto X).
En la primera década del siglo VI a. de C.,
los persas invaden Tracia y la convierten en parte de la satrapía de
Skudra. Para esas fechas ya se había desplegado un rosario de colonias
griegas por las costas tracias del Egeo y el mar Negro.
El siglo V a. de C.
Tras
la derrota de los persas en las guerras médicas y su posterior retirada
a sus dominios asiáticos, las tribus tracias, en lugar de recuperar sus
antiguos modos de vida, se organizaron en comunidades complejas. La más
poderosa, y posiblemente la única con voluntad hegemónica, fue la de
los odrisios, que liderados por Teres formaron el primer reino tracio
del que tenemos constancia histórica. Teres I (480-460) unificó un
cierto número de tribus tracias, inaugurando así un período de esplendor
para estos pueblos. Le sucedió su hijo Sitalces (460-424), llamado el
Grande. Por el norte extendió las fronteras de su reino hasta el
Danubio; por el este, hasta las costas del mar Negro; y por el sur,
hasta las montañas Ródope. Su reinado fue la época del máximo esplendor
odrisio. A partir de Teres y Sitalces, los tracios desarrollaron una
intensa política exterior. El ideal aristocrático se expresa en la
construcción de tumbas suntuosas que, en algunos casos, reproducen el
estilo micénico.
El siglo IV a. de C.
Los siglos V y IV
a. de C. coinciden con cambios sustanciales en los hábitos cotidianos de
los tracios. La comunidad tribal se va abandonando progresivamente para
dar paso a una organización política mucho más compleja, en forma de
Estado. Con Cotis I (383-359), posiblemente el más dinámico monarca
tracio, el reino odrisio compitió con Atenas por el control de las rutas
comerciales del Egeo y consiguió arrebatarle el Quersoneso tracio y la
base naval de Sestos. Tras el asesinato del emprendedor Cotis I, que
había logrado expandir las fronteras desde el río Nestos (Mesta) hasta
el Istro (Danubio), el reino odrisio comienza a decaer a causa de las
disgregadoras guerras dinásticas. Las rivalidades, fruto de la muerte
del monarca, fueron aprovechadas por Atenas para debilitar el reino, que
se vio así incapacitado para hacer frente a los planes anexionistas de
Filipo II de Macedonia y su hijo Alejandro Magno.
El siglo IV es
la época de máximo esplendor de la cultura tracia. Los tesoros
descubiertos constituyen el acontecimiento más notable de la arqueología
contemporánea. Algunos de los más importantes ajuares descubiertos en
Bulgaria, como Letnitsa, Borovo y Rogozen, fueron reunidos en tiempos de
Cotis I, y muchas piezas llevan su nombre grabado.
-El tesoro de
Letnitsa data de la primera mitad del siglo IV. Consiste en 24 placas
de plata rectangulares que formaban parte de un arnés y que quizá
representan escenas mitológicas relacionadas con los misterios de
Samotracia y Eleusis. Entre los tracios abundaban los adornos destinados
a las guarniciones de los caballos, prueba de la gran estima que les
profesaban. Los ornamentos de mayor realce se colocaban en el frontal
del animal. En este tesoro aparece representada por primera vez la
figura humana en un adorno de este tipo.
-El tesoro de Borovo fue
descubierto en diciembre de 1974, cerca de un túmulo funerario.
Consiste en tres ritones que acaban en prótomes de caballo, toro y
esfinge; un recipiente con dos asas, en cuyo centro pueden verse las
figuras en relieve de un ciervo atacado por un grifo, y un jarro de
plata ricamente adornado con escenas relacionadas con el culto de
Dioniso. El tesoro lleva los nombres del rey Cotis I y del artesano
Etbeos.
-El tesoro de Rogozen, descubierto en 1985, está formado
por 65 piezas de plata y oro, con un peso total de más de veinte kilos.
Es un conjunto de piezas variadas que fue reunido entre finales del
siglo V y mediados del IV. Aunque algunas piezas pudieron haberse
importado, la mayoría parecen realizadas en Tracia. Quince llevan
inscripciones de antiguas ciudades tracias, como Apros, Beos, Gaeiston,
Erkistes y Saythabas. El nombre propio que aparece más veces es el del
rey Cotis I. Las imágenes mitológicas se refieren básicamente a dos
figuras del panteón tracio: la Gran Diosa Madre y el Caballero Tracio.
El declive de la civilización tracia. Del helenismo a Roma
Al
morir Filipo II de Macedonia (336 a. de C.), las tribus tracias se
sublevaron contra su hijo Alejandro Magno. Como respuesta, éste invadió
Tracia. Las tribus de los tribalos y los getas fueron las únicas en
oponerle una resistencia consistente, que sin embargo fue incapaz de
detener su avance. Una vez sometido el país, Alejandro incorporó los
soldados tracios a su ejército, que formaron una quinta parte del mismo,
ocupando con frecuencia su ala izquierda. Fue notoria su desempeño en
la batalla de Hidaspes (326 a. de C.), donde se lanzaron blandiendo sus
famosas espadas (las ronfainas) contra los elefantes indios. En 323 a.
de C., Lisímaco, uno de los diadocos de Alejandro, recibió Tracia al
repartirse el imperio, dando comienzo a una larga serie de
confrontaciones militares. El rey odrisio Seutes III, llamado
basileus, que no aceptó la autoridad de Lisímaco, logró restablecer en
parte el reino odrisio y fundó su capital Seutópolis en las orillas del
Tonzos (cerca de la actual Kazanlak), siguiendo la tradición
arquitectónica helénica.
Los distintos reinos tracios se
integraron rápidamente en la corriente del helenismo. En el año 280 a.
de C., Tracia fue invadida por los celtas, que por un breve período de
tiempo crearon su propio estado, hasta que fueron expulsados a Asia
Menor. Tras la derrota de Macedonia (168 a. de C.), Tracia permaneció
sujeta a los romanos, hasta que en 47 a. de C., extinguida la monarquía
odrisia, pasó a ser una provincia romana con capital en Perinto. Pero
aún dio varias muestras de rebeldía. Ahí están la singular figura de
Espartaco y las sucesivas revueltas en el interior de la provincia,
dando muestras evidentes de que su proverbial agresividad no había sido
domesticada por completo. «Excepto los celtas, no hay pueblo que pueda
pretender ser más numeroso que los tracios: nunca, antes de que los
vencieran los romanos, habían sido completamente sometidos. Hoy toda
Tracia obedece a Roma, al menos la Tracia que merecía la pena ser
conquistada, pues los romanos no se han preocupado de aquellos lugares
que el rigor del frío o la naturaleza del suelo han hecho estériles,
pero poseen todo lo que tiene alguna importancia», escribió Pausanias en
su Descripción de Grecia.
-Si bien durante la época helenística
el nombre de Tracia perdió definitivamente su significado étnico y pasó a
ser un término meramente geográfico, la cultura tracia lanzó, antes de
desaparecer, su canto de cisne en la forma del tesoro de Panagyurishte.
Está formado por nueve piezas de oro con un peso total de 6,1 kilos, y
fue descubierto en 1949. Estas piezas tan profusamente trabajadas
contienen varias escenas mitológicas, incluyendo en el ánfora una del
drama de Esquilo Los siete contra Tebas. Los recipientes llevan
inscripciones con su peso tanto en daricos persas como en estateras
áticas. Esta es una buena prueba de que los tracios, tanto como a sus
caballos y al vino, apreciaban sobremanera el oro primorosamente
trabajado.
-Seutópolis, la capital de los odrisios, fue levantada
por Seutes III. Por el norte estaba protegida por una muralla y al sur
por el río Tonzos, que le proporcionaba una barrera defensiva natural.
El urbanismo era perfectamente cuadriculado y en el ágora, donde se
cortaban las calles principales, había un altar de Dioniso. En la planta
baja de la residencia real se halló un santuario dedicado a los grandes
dioses de Samotracia. En las proximidades de la capital se encuentra un
gran número de túmulos sepulcrales, conocido actualmente como Valle de
los Reyes Tracios, que conforma una sorprendente necrópolis real.
CRONOLOGÍA
- V-IV milenio a. de C. Períodos neolítico y calcolítico. Necrópolis calcolítica de Varna.
- 1200 a. de C. Guerra de Troya. Los tracios, aliados de los troyanos.
- c. 700 a. de C. Inicio de la colonización griega.
- c. 512 a. de C. Tras invadir Escitia, Darío ocupa Tracia, convirtiéndola en satrapía persa.
- 460 a. de C. Primer reino tracio, fundado por Teres, líder de la tribu de los odrisios.
-
440 a. de C. Sitalces el Grande (445/440-424), hijo de Teres, extiende
el reino odrisio hasta el Danubio y los mares Egeo y Negro.
- 424- 415 a. de C. Durante el reinado de Seutes I, el reino odrisio alcanza su apogeo.
-
341 a. de C. Filipo II de Macedonia conquista el sur de Tracia,
erigiendo Filipópolis, Kabyle y otras ciudades sobre asentamientos
tracios.
- 336 a. de C. Alejandro sucede a su padre Filipo II de Macedonia y concluye la conquista de Tracia.
-323
a. de C. Muerte de Alejandro Magno. Lisímaco, esperando obtener el
control de Tracia, ataca a Seutes III. No conseguirá reinar en toda
Tracia.
-320 a. de C. Seutes III levanta su residencia en Seutópolis.
-Finales siglo IV - comienzos siglo III a. de C. Tesoro de Panagyurishte. Tumbas de Kazanlak y Sveshtari.
-280-279 a. de C. Los celtas invaden Tracia. Establecen su capital en Tile, cerca de Bizancio.
-c.113 a. de C. Nace en Tracia el gladiador Espartaco.
-46 d.C. El reino de Tracia es anexionado por Claudio. Tracia se transforma en provincia romana.
Fuente: Fundación La Caixa
Enlace: http://www.premsacaixa.com/View_Note/1,1274,1-33-865,00.html
0 comentarios