Pobres. Pobreza



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Ha habido, hay y
(seguramente) habrá perspectivas que postulan que la pobreza ha existido
siempre y (aunque digan considerarlo lamentable) y existirá en todo
momento. Parecería algo inherente al género humano, una suerte de
maldición o fenómeno de la naturaleza. De esos se trataría de
naturalizarla, en cualquier sentido: aceptarla como inevitable y
convertirla en “natural”, normal.
El judaismo en su conjunto (con independencia de las tendencias o expresiones organizativas) no percibe así las cosas.
Deuteronomio
15:4 deja las cosas bien claras: “Entre ustedes no deberá haber pobres,
porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él
mismo te da para que la poseas como herencia”. Es un mandato de D-s,
pues 15:5 nos dice que “Y así será, siempre y cuando obedezcas al Señor
tu Dios y cumplas fielmente todos estos mandamientos que hoy te ordeno”.
Más adelante se hace un llamamiento, una orden para indicar una actitud
(ética) formulada en positivo, concretamente en 15:11: “Porque nunca
faltarán pobres en tu tierra; por eso te ordeno, diciendo: Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra”.
La lectura de 15:4 y
de 15:11, a primera vista, refleja, postulados contradictorios: en uno
de los textos se habla de que no debe haber pobres, en tanto en el otro
se parece asumir que “siempre” existirán pobres.
Sobre la cuestión es
fundamental la opinión de una de las grandes referencias intelectuales
judías -e israelíes- del Siglo XX: Yeshayahu Leibowitz (Letonia, 1903-
Israel, 1994). De formación científica (estudió bioquímica y medicina),
en 1935 es establece en Jerusalém, en aquel momento sometida al Mandato
Británico. Adscrito a la tendencia ortodoxa del judaismo, entre sus
muchas reflexiones sobre cuestiones religiosas (en las que se incluía,
por ejemplo, su defensa de la separación entre Estado y religión) cabe
incluir la alusiva a la pobreza. En relación a la cuestión, sostiene que
la referencia a que “no habrá pobres en medio de ti” debe ser entendida
no como una promesa divina, sino como una exigencia a la que debe
acomodarse el comportamiento del hombre. “Nosotros debemos evitar crear
una realidad en la que habrá indigentes entre nosotros”. D-s dejó
establecido que “no debe haber” pobres, pero es tarea humana organizar
la(s) sociedade(s) para que ello pueda ser así, para convertir el
desideratum humano en realidad.
La misma orientación
debe darse a los textos de los profetas de Israel, claramente orientados
en una visión en la que la Justicia Social es elemento central y
constituyente de las sociedades humanas organizadas conforme a los
mandatos de la Ley. En nuestra conductam, debemos estar a la altura de
las profecías marcadas.
TZEDAKÁ
La búsqueda de la justicia y de la equidad está en lo más lato de la ética que en la Torah se explicita.
El término Tzedaká procede de la raíz tzadedalethKof,
representando las ideas de rectitud y de justicia, tal como es
expresado en Deuteronomio 16:20: “La justicia, y sólo la justicia
buscarás, para que vivas y poseas la tierra que el Señor tu Dios te da”.
El término hace referencia a un acto de caridad, representando una
extensión de la original idea de justicia, de equidad.
La Halajá
instituye el deber de ayudar a toda persona necesitada,
independientemente de que sea o no judía. Desde el punto de vista del
“otro”, ser (en caso de necesidad) ayudado constituye -y esto es
importantísimo- un derecho inalienable; así, en Deuteronomio 15:11
podemos leer “Porque nunca faltarán pobres en tu tierra; por eso te
ordeno, diciendo: Con liberalidad abrirás tu mano a tu hermano, al necesitado y al pobre en tu tierra“.
Y es que, tal como se manifiesta en Salmos 24:1, “Del Señor es la
tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que en él habitan”.
Siendo esto así, el hombre es un simple “administrador” de lo que le ha
sido dado, teniendo el deber de compartir con los demás lo que
consideramos “nuestro”. En relación con esto, es nítido e inequívoco lo
que en Levítico 19:9-10 está escrito: “9. Cuando siegues la cosecha de
tu tierra, no segarás hasta los últimos rincones de tu campo, ni
espigarás el sobrante de tu cosecha. 10. Tampoco rebuscarás tu viña, ni
recogerás el fruto caído de tu viña; lo dejarás para el pobre y para el
extranjero. Yo soy el Señor su Dios”.

Más justicia que caridad, debe resaltarse.
Aparte del texto
bíblico, autores como el grandísimo Maimónides desarrollaron
concepciones sobre justicia social, concretando conductas para un buen
actuar; así, el sabio cordobés de Sefarad, en Matnot Aniyim 10:7-14,
establece los conocidos 8 grados de acciones; se trata de los
siguientes: a) Ayudar a mantener a alguien antes de que se empobrezca,
dándole la oportunidad de auto-abastecerse. No es precisamente
“caridad”, sino brindar posibilidades para el auto-desarrollo. b) Ni el
donante ni el que recibe se conocen en estos roles del que da y del que
recibe. c) El donante conoce a quien recibe, pero no a la inversa. d) El
que recibe conoce al donante, pero no a la inversa. e) Se da en la mano
del necesitado, pero sin que éste lo solicite. f) Se da en la mano del
necesitado, cuando éste lo solicita. g) Se da menos de lo que se puede,
pero con buen semblante. h) Se da dinero a desgano.
La idea (ética) de
justicia social es absolutamente medular en la literatura profética de
Israel y en su mismo concepto de “nación”, en absoluto neutro o
aséptico, sino volcado en la idea de “comunidad”. Así, únicamente a modo
de ejemplo, en Miqueas 6:8 está escrito: “Él te ha dicho, oh hombre, lo
que es bueno y lo que el Señor pide de ti: sólo hacer justicia, amar la
misericordia y andar humildemente con tu Dios”.

Justicia -debe subrayarse- que también es senda para la “Paz”:
establecer relaciones sobre la base de la justicia es sentar los
fundamentos de una paz merecedora de tal nombre. Deuteronomio 16:20 es
un texto rotundo, diáfano, inequívo, toda una proclama de vida:
“Justicia, justicia, perseguirás”. Hilel dijo con especial lucidez: “Si
no estoy para mi ¿Quién soy? Y si solo estoy para mi ¿Qué soy?”. No es
un llamamiento a sublimar el sacrificio ….. toda persona debe conservar
su vida, quererla, realizarse. Pero no se agota en sí misma: es un ser
social; no es autosuficiente. Solo puede lograr su plenitud, únicamente
puede completarse, en la interacción con los “otros”.
Pero no se trata sólo
de ayudar necesitados o a los pobres. La tradición es rica en pequeñas
pinceladas bien expresivas. El saludo Shalom Aleijem, por
ejemplo, es bastante expresivo: “shalom” deriva de “Shalem” (integro,
completo) y alude igualmente a la “paz”, en tanto “aleijem” viene a
significar “sobre ustedes”

Finalmente, comentar que Tzedaká es también ayudar a las
instituciones comunitarias, contribuyendo así a sostener la
autoorganización del grupo humano, de la colectividad, y aportar (en la
medidad en que cada uno puede, pero esforzándose activamente) a su
pervivencia y desarrollo.
No acto de bondad,
pues. Acto (bien claro se dice en Levítico 25.35) correspondiente a una
obligación ética: “Cuando se empobreciere tu hermano y vacilare su mano
junto a ti habrás de sostenerle”. Y se añade -extendiendo sus efectos-:
“fuere extranjero o residente y que viva contigo”.
“Cuando hubiere en ti
menesteroso, de uno de tus hermanos, en una de tus ciudades, en tu
tierra la que tu D-os te concede a ti; no habrás de endurecer tu corazón
ni habrás de cerrar tu mano a tu hermano el menesteroso”. Es lo que se
nos dice en Deuteronomio 15:7. Una vez más, la pobreza no es un fenómeno
“natural” -ni “naturalizable”. “Cuando hubiera”, viene a indicarnos que
es perfectamente factible que no sea “así”: pudiera -sería deseable- no
haberlos.
Como todo mandato, el
incumplimiento acarrea consecuencias, como así sucede en un texto legal o
en palabras que tienen de pleno derecho el rango de “Ley”. La gravedad
del castigo está absolutamente conectada a la gravedad de la
contravención, a la materia sobre la que la misma incide. La cuestión de
la la justicia (y de la solidaridad) es fundamental en los textos de
los profetas de Israel. En Ezequiel vemos como se habla de grandes
transgresiones, y entre ellas se incluye la falta de atención a las
necesidades de otros; concretamente en 16:49 leemos: “Vean,
esta fue la transgresión que cometió vuestra hermana Sdom a causa del
orgullo … como así también por la falta de apoyo a los pobres y a los
necesitados”.
Otro
texto referencial en el judaismo como lo es Pirkei Avot, señala en 5:13
que existen 4 clases de hombres; lo expresa de este modo: “El que dice
lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es mío es un hombre simple. Quien dice: lo que es tuyo es mío, y lo que es mío es mío es un malvado. El que dice: lo que es mío es tuyo, y lo que es tuyo es tuyo es un santo. Pero quien dice: lo que es tuyo es tuyo, y lo que es mío es mío, algunos dicen que lleva la marca de Sdom”. Como en maimónides, observamos una gradación en la conducta del hombre, un rango de bien.
En el libro de
Bernardo Kliksberg que lleva el título “El judaísmo y su lucha por la
justicia social”, el autor (reputado experto en cuestiones de pobreza y
exclusión social, particularmente en América Latina) nos ilustra con
algún significativo ejemplo de la visión de la pobreza en el pensamiento
-y, lo que es fundamental, el obrar- judío. Alude a una investigación
sobre la ética judía y la vida económica de Mair Tamari, remontándose a
sucesos de la Lituania del Siglo XVIII y al Gaón de Vilna -aquella
ciudad que mereció el calificativo de “Jerusalém del Norte”-. De la
historia (una historia de refugiados, de persecuciones y de acogimiento
por parte de la comunidad), el autor extrae que ” En el judaísmo, la
pobreza no es una maldición inexorable. Su ampliación o reducción
dependerá de la voluntad de los seres humanos, y del modo en que
organicen sus sociedades. La insensibilidad frente a ella es una falta
de gran gravedad. Cuando es colectiva conduce, en definitiva, a un
debilitamiento de las bases mismas de la sociedad. Es que en definitiva
no se trata de un tema meramente material, tiene las más profundas
implicancias espirituales”.
También el mismo autor recuerda las palabras del fundador del movimiento Mussar, el
Rabino Israel Zalender “Una persona debe preocuparse más con lo
espiritual que con las cuestiones materiales, pero el bienestar material
de las otras personas debe ser su propia preocupación espiritual”.
Simpemente comentar que Mussar fue un movimiento educativo, ético
y cultural judío fundado en el siglo XIX en la europa oriental por el
rabino cuyas palabras han sido transcritas, y difundido en aquella época
particularmente entre los judíos ortodoxos de Lituania; el término
mussar guarda estrecha relación con el tema que abordamos, una cuestión
ética al fin, dado que deriva del Libro de los Proverbios 1:2,
significando “conducta moral”, o “instrucción”/”disciplina”.
CAUSAS
El pensamiento
decisivo en el mensaje de la Torah no es la presencia de Dios hacia el
hombre, sino la presencia del hombre hacia Dios. Es por ello que la
Biblia es la antropología de Dios, más que la teología del hombre”. Son
palabras del Rabino Abraham Joshua Heschel, importante autoridad en las
reflexiones sobre el judaismo en nuestra contemporaneidad. Heschel viene
a decirnos, de algún modo, que la Biblia tiene como tema central al
“Hombre” -en su dimensión individual y grupal/colectiva/comunitaria-
aunque quien posea la Soberanía absoluta sobre el Universo sea D-s.
Deuteronomio 6:5
establece el amor al Eterno por encima de todo, pero la Torá en su
conjunto viene a hablarnos de que el amor a Él sólo puede alcanzarse a
través del amor al prójimo. Nos hallamos ante el Dios misericordioso que
basa su reinado en la equidad, en la justicia. No podría pretender del
hombre más que aquello que Miqueas (en 6:8) explicita: “hacer justicia,
amar la piedad y caminar con humildad junto a Él”.
El texto bíblico
enseña a diferenciar entre dos tipos de pobreza, tal como manifiesta
Abraham Skorka en “La visión judía acerca de las causas de la pobreza”:
“La que inevitablemente ha de producirse en toda sociedad como
consecuencia de las vicisitudes mismas que hacen a la vida del individuo
y la sociedad”. Ya hemos hecho referencia a esta duplicidad al analizar
la (aparente) contradicción entre textos que Heschel explicaba. “Las
viudas y los huérfanos son los prototipos bíblicos de la condición débil
que conlleva a la pobreza. Es a ellos que el pudiente en satisfacer sus
necesidades propias, debe extender una mano de ayuda plena, a fin de
que el menesteroso no sólo pueda salir de su aprieto económico, sino que
tenga la posibilidad de volver a vivir el estilo de vida al que se
hallaba acostumbrado”, dice el mismo autor en el mismo texto.
Duplicidad también
puede observarse en el Talmud -en este caso no como posibilidad de
contradicción, sino como dos aspectos- al encarar el asunto de la ayuda
al prójimo (y seguimos citando a ….): ” …. dos elementos: uno legal, que
debe reflejarse en la normativa que rige los destinos de la sociedad,
el otro en el sentimiento de solidaridad y amor al prójimo que la
cultura que caracteriza a la misma debe gestar y desarrollar en su
seno”. Más adelante se centra en el segundo tipo de pobreza: “El segundo
tipo de pobreza es el que surge de la expoliación de los débiles de la
sociedad por parte de aquellos que sustentan alguna forma de poder que
les posibilita hacerlo. No se trata meramente del incumplimiento de las
normas de Tzedakah, de desentenderse de los necesitados, sino de
quitarles lo poco que poseen para acopiar bienes sin límite alguno, por
el mero hecho posesivo que conlleva a la sugestión de sentirse
poderoso”.
“Una de las tesis
centrales de la Biblia es que toda sociedad en la cual impera la
inequidad, la injusticia, y por ende se multiplican en su seno
explotadores y expoliados, desaparecerá de la faz de la tierra. Una
sociedad en la que hay marginados que se debaten en su destino de
miseria y maldicen a los cielos por ello, que son el resultado de la
codicia y la liviandad de proceder instalados cual forma de vida,
desaparecerá de la faz de la tierra”. Quien así se manifiesta es el
Rabino Dr. Abraham Skorka en un trabajo que lleva el título de “La
visión judía acerca de las causas de la pobreza”. Es decir, no es que la
injusticia sea el “mal”, no es que los preceptos ordenen luchar contra
ella; sucede que destruye la sociedad, aniquila el mundo, hace
desaparecer las sciedades en que impera. Pues ya Amós, uno de los
grandes profetas de Israel había dejado dicho, en 2:6: “Así dice El
Señor: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré
su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos”. Para añadir en 2:7: “Que codician aun
el polvo de la tierra sobre la cabeza de los pobres, y tuercen el
camino de los humildes; y el hombre y su padre entran a la misma joven,
profanando mi santo nombre”. La miseria y la explotación son una
catástrofe humanitaria, un fracaso rotundo de la humanidad en su modo de
organizarse y vivir socialmente, comunitariamente. Y es que ese ser de
la Creación que el hombre es fue creado a imagen y semejanza de D-s para
recordarle (nada más y nada menos), y citamos nuevamente a Abraham
Skorka, ” …. para recordarle que al agraviar de alguna forma a su
prójimo, es cual si estuviese agraviando al Creador”.
Y finalmente, la lucha
contra la injusticia, el compromiso con la equidad, está en el centro
mismo de la aceptación de D-s como Creador en el marco judío, la no
caída en la aceptación de otras deidades ni la veneración de ídolos. El
citado Rabino lo expresa con claridad: “En el texto hebraico no
encontramos ni una sola vez la expresión:
en Dios has de creer. Sí hallamos amarás al Señor tu Dios, tendrás temor de Dios , buscar a Dios . Dedujeron los sabios el precepto de creer en Dios a partir de la primer frase del decálogo : Yo soy el Señor tu Dios que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. La inmediata continuación del versículo enfatiza: no tendrás otras deidades delante de Mí”.
Bibliografía consultada.-


-Bernardo Kliksberg: El judaismo y su lucha por la justicia social. FCE, 2000.


-Donatella di Cesare: La giustizia deve eseere di questo mondo. Fazi, 2012.


-Articulo en internet: Rabino Dr. Abraham Skorka: La visión judía acerca de las causas de la pobreza, http://www.pluraljai.com.ar/articulos/opinion/skorka/pobreza.
-Artículo en internet: Rav Alberto Sermoneta: Giustizia e responsabilità,








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