El Señorio de Híjar Historia de Aragón.
Visita del Duque de híjar a su señorio en 1744 y 1745
Aparecen en el Archivo de la Casa
Ducal de Híjar unos documentos muy llamativos, en la Sala 2ª, Legajo
263, uno del año 1744 y el otro de 1745, que nos cuentan todos los actos
en honor de los Duques, con motivo de unas visitas realizadas a nuestro
pueblo y sobre los cuales va a levantar acta Juan Antonio Valero, el
escribano de la villa de Híjar. Podrá sorprendernos, quizás, la gran
pompa y boato, que rodearon estos actos. No obstante, si conocemos lo
que suponía en aquellos tiempos ser el Señor de un pueblo, ya no nos
sorprenderá en absoluto.
Ducal de Híjar unos documentos muy llamativos, en la Sala 2ª, Legajo
263, uno del año 1744 y el otro de 1745, que nos cuentan todos los actos
en honor de los Duques, con motivo de unas visitas realizadas a nuestro
pueblo y sobre los cuales va a levantar acta Juan Antonio Valero, el
escribano de la villa de Híjar. Podrá sorprendernos, quizás, la gran
pompa y boato, que rodearon estos actos. No obstante, si conocemos lo
que suponía en aquellos tiempos ser el Señor de un pueblo, ya no nos
sorprenderá en absoluto.
En esta época una parte importante de la población y
del territorio aragonés era de Señorío. El Rey había cedido a una
determinada persona parte de su suprema potestad sobre unos hombres y un
territorio. A partir de este momento, el elegido se conocía como Señor
de esas tierras y sus gentes. Probablemente el 1º Señor de Híjar fuera
Pedro Fernández, hijo de Jaime I el Conquistador. En el año 1285 firmó
la "Carta Puebla" con los habitantes de Híjar, ante el Notario Pedro de
Arancis. Su condición de Señor se hacía patente en la facultad de
administrar justicia y en el control que ejercía sobre el Concejo o
Ayuntamiento. Los vasallos debían pagar determinados tributos, en señal
de reconocimiento de la Señoría. El Señor podía contar con otros
privilegios económicos sobre el comercio, montes, molinos, hornos,
batanes, etcétera. Si el vasallo quería moler el trigo, debía hacerlo en
el molino del Señor, pagando, generalmente, con una parte de la
molienda. Si el Señor, además, era propietario de tierras ( Podía serlo
de todo, de parte o de nada), la explotación de las mismas la realizaban
los campesinos, pagándole una cantidad. El poder señorial tenía su
expresión jurídica en la fórmula que repetían incansablemente los
textos: " tiene la jurisdicción civil y criminal, alta y baja, mero y
mixto imperio " En Aragón, y para los Señores laicos, se añadía " la
absoluta potestad ", que daba al titular la facultad de disponer
libremente de la vida de sus vasallos, de quienes era el juez último,
sin posibilidad de apelar contra sus sentencias.
del territorio aragonés era de Señorío. El Rey había cedido a una
determinada persona parte de su suprema potestad sobre unos hombres y un
territorio. A partir de este momento, el elegido se conocía como Señor
de esas tierras y sus gentes. Probablemente el 1º Señor de Híjar fuera
Pedro Fernández, hijo de Jaime I el Conquistador. En el año 1285 firmó
la "Carta Puebla" con los habitantes de Híjar, ante el Notario Pedro de
Arancis. Su condición de Señor se hacía patente en la facultad de
administrar justicia y en el control que ejercía sobre el Concejo o
Ayuntamiento. Los vasallos debían pagar determinados tributos, en señal
de reconocimiento de la Señoría. El Señor podía contar con otros
privilegios económicos sobre el comercio, montes, molinos, hornos,
batanes, etcétera. Si el vasallo quería moler el trigo, debía hacerlo en
el molino del Señor, pagando, generalmente, con una parte de la
molienda. Si el Señor, además, era propietario de tierras ( Podía serlo
de todo, de parte o de nada), la explotación de las mismas la realizaban
los campesinos, pagándole una cantidad. El poder señorial tenía su
expresión jurídica en la fórmula que repetían incansablemente los
textos: " tiene la jurisdicción civil y criminal, alta y baja, mero y
mixto imperio " En Aragón, y para los Señores laicos, se añadía " la
absoluta potestad ", que daba al titular la facultad de disponer
libremente de la vida de sus vasallos, de quienes era el juez último,
sin posibilidad de apelar contra sus sentencias.
El Señorío fue la institución socio-económica
capital del régimen feudal, la columna vertebral del sistema. El Señorío
da vida al régimen feudal y este régimen termina cuando finalizan los
propios Señoríos. Y estos acaban, en el momento que se lleva a cabo la
Revolución burguesa, iniciada con la Revolución francesa y en nuestro
país, a partir de los diputados de las Cortes de Cádiz de 1812. Aunque,
con dificultades, puede decirse que en España el régimen señorial está
finalizado a comienzos de 1840.
capital del régimen feudal, la columna vertebral del sistema. El Señorío
da vida al régimen feudal y este régimen termina cuando finalizan los
propios Señoríos. Y estos acaban, en el momento que se lleva a cabo la
Revolución burguesa, iniciada con la Revolución francesa y en nuestro
país, a partir de los diputados de las Cortes de Cádiz de 1812. Aunque,
con dificultades, puede decirse que en España el régimen señorial está
finalizado a comienzos de 1840.
Hecha esta introducción, creo aclaratoria, de lo que
era un Señorío, e Híjar lo era, podemos comprender los textos
siguientes, que voy a transcribir con pelos y señales y que son de la
siguiente manera:
era un Señorío, e Híjar lo era, podemos comprender los textos
siguientes, que voy a transcribir con pelos y señales y que son de la
siguiente manera:
"Juan Antonio Valero, Hijodalgo, Escribano Público
de Su Majestad ( Dios le guarde ), domiciliado en la Villa de Hixar y
principal en la Escribanía de su Juzgado, y con la autoridad apostólica
por donde quiere Público Notario, Certifico y doy fe y verdadero
testimonio a los S. S., que el presente vieren, como en ella, hoy día de
la fecha de este que se cuenta a trece días del mes de Septiembre de
mil setecientos cuarenta y cuatro años, pareció ante mi, dicho
escribano: Don Joseph Antonio de Ara, Infanzón, vecino de esta dicha
Villa de Hïxar y como Apoderado que es del Exmo. Sr. Conde Duque y Sr.
de Híxar, Marques de Oraní, mi Señor dijo que respecto de que su
Excelencia había determinado subir el día de hoy a la Iglesia Parroquial
de Santa María , la Mayor, de esta su dicha Villa a visitar el
Santísimo Sacramento del Altar y dar en ella gracias a su Divina
Majestad del feliz viaje, que dicho Exmo. Señor y la Exma. Sra. Condesa,
Duquesa y Señora de Híxar, Marquesa de Oraní, sus Señores y míos,
habían hecho a esta su Villa de Híxar; y hacerse preciso para resguardo
de los Derechos y Regalías, que a Su Excelencia le competen, como a
Señor temporal que es de esta su dicha Villa de Hïxar, los que
igualmente y de tiempo inmemorial competieron a los Exmos. S.S: Duques y
Señores de Híxar, sus antecesores; Y que yo dicho Escribano hiciese y
testificase acto público del recibimiento, que a dicho Exmo. Señor, mi
Señor, se le hiciese en dicha Parroquia, con todo lo demás que pasase
hasta restituirse a su Casa, ofreciéndome pronto a asistir a dicha
función y habiendo con efecto asistido a ella; Vi Yo, dicho Escribano
que habiendo llegado dicho Exmo. Señor, mi Señor a la puerta de dicha
Iglesia Parroquial, con toque y repique de campanas dobles, acompañado
de los del Ayuntamiento de esta su Villa de Híxar, Capítulo de
Caballeros de Hijosdalgo y de otras diferentes personas particulares y
de distinción de este Pueblo, todos sus vasallos; esperaba a la puerta
de dicha Iglesia Parroquial el Vicario y Beneficiados de ella con
hábitos mayores de Coro y con el hisopo dicho Vicario dio agua bendita a
dicho Exmo. Sr, mi Señor, y seguidamente lo acompañaron hasta el
Presbiterio del Altar Mayor, donde después de haber hecho una breve
oración, se entraron a la Sacristía unos, y otros se subieron al Coro
para empezar la Misa, y dicho Exmo. Sr., mi Señor se quedo al lado de la
Cruz del Altar Mayor y delante del banco, que tienen para asentarse los
del Gobierno de esta su dicha Villa y había una silla de respeto, y
delante de ella su tapete y a los pies dos almohadas grandes, teniendo a
su lado izquierdo y detrás su Capellán de honor, D. Jaime Espinosa,
Presbítero Beneficiado de dicha Iglesia, vestido con hábitos mayores de
Coro, sentado en un taburete raso, y habiendo concluido de decir el
Intróito de la Misa el Preste Diácono y Subdiácono y perfumadas e
incensadas las reliquias y velas del Altar Mayor e incensado el Diácono
al Preste, habiendo hecho una cortesía D. Jaime Espinosa a dicho Exmo.
Sr., mi Señor y con reverencia al Sacramento, subió las gradas del Altar
Mayor y recibió de manos del Subdiácono el incensario y con reverencia
al Sacramento bajó las gradas del Altar, y se llegó al puesto y lugar,
donde estaba dicho Exmo. Sr, mi Señor, y haciéndole reverencia lo
incensó por tres veces y lo mismo y con las mismas ceremonias ejecutó
dicho D. Jaime Espinosa, Capellán sobre dicho, cuantas veces incensaron
las reliquias y velas de dicho Altar, durante dicha Misa, y habiendo
cantado el Evangelio el Diácono y llevado el Subdiácono el Misal al
Preste, y adoradolo este diciendo las palabras : " Per evangelia dicta,
deleantur nostra delicta "; luego dicho Jaime Espinosa recibió en su
mano dicho Misal y lo llevó a donde estaba dicho Exmo. Sr, mi Señor y se
lo dio a adorar, como en efecto adoró; Y D. Joseph Guallar, Beneficiado
Sacristán, llegado el caso de dar la Paz, estando con hábitos mayores
de Coro, y puesta sobre el cuello una palia, dio la Paz a dicho Exmo,
Sr., mi Señor, y después Juan Soriano, su criado Sacristán la subió al
Coro para darla a los Beneficiados de dicha Iglesia, sin que ninguna
otra persona de los que asistían en dicha Iglesia la adorasen, y
concluida dicha Misa solemne y después de haber celebrado Misa rezada en
el mismo Altar, D. Juan Espinosa, también su Capellán de honor y
Beneficiado de dicha Iglesia, que oyó dicho Exmo, Sr., mi Señor, y todos
los que le acompañaban salió dicho Cura acompañado de algunos
Capitulares con hábitos clericales, y dicho Exmo., Sr., mi Señor con
estos, dicho Ayuntamiento, Capítulo de Caballeros Hijosdalgo y dichas
otras personas todos sus referidos vasallos, se restituyó a la Casa de
dicho D. Joseph Antonio de Ara, donde al presente habita y reside dicho
Exmo., Sr., mi Señor ( de que doy fe ) y para que conste donde convenga y
necesario sea y en resguardo de las Regalías y Derechos de dicho Exmo.,
Sr., mi Señor, doy el presente testimonio, que signo y firmo como
acostumbro en dicha Villa de Híxar, a trece días del mes de Septiembre
de mil setecientos cuarenta y cuatro años, de las cuales cosas y cada
una de ellas hice y testifique acto público y escritura, la que original
queda en mi Registro y nota a que me refiero.
En testimonio de Verdad.de Su Majestad ( Dios le guarde ), domiciliado en la Villa de Hixar y
principal en la Escribanía de su Juzgado, y con la autoridad apostólica
por donde quiere Público Notario, Certifico y doy fe y verdadero
testimonio a los S. S., que el presente vieren, como en ella, hoy día de
la fecha de este que se cuenta a trece días del mes de Septiembre de
mil setecientos cuarenta y cuatro años, pareció ante mi, dicho
escribano: Don Joseph Antonio de Ara, Infanzón, vecino de esta dicha
Villa de Hïxar y como Apoderado que es del Exmo. Sr. Conde Duque y Sr.
de Híxar, Marques de Oraní, mi Señor dijo que respecto de que su
Excelencia había determinado subir el día de hoy a la Iglesia Parroquial
de Santa María , la Mayor, de esta su dicha Villa a visitar el
Santísimo Sacramento del Altar y dar en ella gracias a su Divina
Majestad del feliz viaje, que dicho Exmo. Señor y la Exma. Sra. Condesa,
Duquesa y Señora de Híxar, Marquesa de Oraní, sus Señores y míos,
habían hecho a esta su Villa de Híxar; y hacerse preciso para resguardo
de los Derechos y Regalías, que a Su Excelencia le competen, como a
Señor temporal que es de esta su dicha Villa de Hïxar, los que
igualmente y de tiempo inmemorial competieron a los Exmos. S.S: Duques y
Señores de Híxar, sus antecesores; Y que yo dicho Escribano hiciese y
testificase acto público del recibimiento, que a dicho Exmo. Señor, mi
Señor, se le hiciese en dicha Parroquia, con todo lo demás que pasase
hasta restituirse a su Casa, ofreciéndome pronto a asistir a dicha
función y habiendo con efecto asistido a ella; Vi Yo, dicho Escribano
que habiendo llegado dicho Exmo. Señor, mi Señor a la puerta de dicha
Iglesia Parroquial, con toque y repique de campanas dobles, acompañado
de los del Ayuntamiento de esta su Villa de Híxar, Capítulo de
Caballeros de Hijosdalgo y de otras diferentes personas particulares y
de distinción de este Pueblo, todos sus vasallos; esperaba a la puerta
de dicha Iglesia Parroquial el Vicario y Beneficiados de ella con
hábitos mayores de Coro y con el hisopo dicho Vicario dio agua bendita a
dicho Exmo. Sr, mi Señor, y seguidamente lo acompañaron hasta el
Presbiterio del Altar Mayor, donde después de haber hecho una breve
oración, se entraron a la Sacristía unos, y otros se subieron al Coro
para empezar la Misa, y dicho Exmo. Sr., mi Señor se quedo al lado de la
Cruz del Altar Mayor y delante del banco, que tienen para asentarse los
del Gobierno de esta su dicha Villa y había una silla de respeto, y
delante de ella su tapete y a los pies dos almohadas grandes, teniendo a
su lado izquierdo y detrás su Capellán de honor, D. Jaime Espinosa,
Presbítero Beneficiado de dicha Iglesia, vestido con hábitos mayores de
Coro, sentado en un taburete raso, y habiendo concluido de decir el
Intróito de la Misa el Preste Diácono y Subdiácono y perfumadas e
incensadas las reliquias y velas del Altar Mayor e incensado el Diácono
al Preste, habiendo hecho una cortesía D. Jaime Espinosa a dicho Exmo.
Sr., mi Señor y con reverencia al Sacramento, subió las gradas del Altar
Mayor y recibió de manos del Subdiácono el incensario y con reverencia
al Sacramento bajó las gradas del Altar, y se llegó al puesto y lugar,
donde estaba dicho Exmo. Sr, mi Señor, y haciéndole reverencia lo
incensó por tres veces y lo mismo y con las mismas ceremonias ejecutó
dicho D. Jaime Espinosa, Capellán sobre dicho, cuantas veces incensaron
las reliquias y velas de dicho Altar, durante dicha Misa, y habiendo
cantado el Evangelio el Diácono y llevado el Subdiácono el Misal al
Preste, y adoradolo este diciendo las palabras : " Per evangelia dicta,
deleantur nostra delicta "; luego dicho Jaime Espinosa recibió en su
mano dicho Misal y lo llevó a donde estaba dicho Exmo. Sr, mi Señor y se
lo dio a adorar, como en efecto adoró; Y D. Joseph Guallar, Beneficiado
Sacristán, llegado el caso de dar la Paz, estando con hábitos mayores
de Coro, y puesta sobre el cuello una palia, dio la Paz a dicho Exmo,
Sr., mi Señor, y después Juan Soriano, su criado Sacristán la subió al
Coro para darla a los Beneficiados de dicha Iglesia, sin que ninguna
otra persona de los que asistían en dicha Iglesia la adorasen, y
concluida dicha Misa solemne y después de haber celebrado Misa rezada en
el mismo Altar, D. Juan Espinosa, también su Capellán de honor y
Beneficiado de dicha Iglesia, que oyó dicho Exmo, Sr., mi Señor, y todos
los que le acompañaban salió dicho Cura acompañado de algunos
Capitulares con hábitos clericales, y dicho Exmo., Sr., mi Señor con
estos, dicho Ayuntamiento, Capítulo de Caballeros Hijosdalgo y dichas
otras personas todos sus referidos vasallos, se restituyó a la Casa de
dicho D. Joseph Antonio de Ara, donde al presente habita y reside dicho
Exmo., Sr., mi Señor ( de que doy fe ) y para que conste donde convenga y
necesario sea y en resguardo de las Regalías y Derechos de dicho Exmo.,
Sr., mi Señor, doy el presente testimonio, que signo y firmo como
acostumbro en dicha Villa de Híxar, a trece días del mes de Septiembre
de mil setecientos cuarenta y cuatro años, de las cuales cosas y cada
una de ellas hice y testifique acto público y escritura, la que original
queda en mi Registro y nota a que me refiero.
Juan Antonio Valero, escribano.
El segundo texto de 1745, dice así: Juan Antonio Valero, Hijodalgo, Escribano Público
de su Majestad (Dios lo guarde), domiciliado en la Villa de Híxar,
principal en la Escribanía de su Juzgado, y con la autoridad apostólica
por donde quiere público Notario; Certifico, doy fe y verdadero
testimonio a los S. S., que el presente vieren, como en el día catorce
de los corrientes, mes y año, el Exmo. Sr. Conde, Duque y Sr. De Híjar,
Marqués de Oraní, mi Sr., desde su Lugar de La Puebla de Híxar,
acompañado de los del Ayuntamiento de dicho Lugar, y de las Personas,
que componen el Gobierno de esa su Villa de Híjar, y de mí el dicho e
infraescrito Escribano, pasó al Monte y término de esa su dicha Villa y
Partida llamada, Las Portolesas, donde está sita una Ermita de San
Isidro Labrador, a fin de colocar en ella una imagen de bulto de dicho
glorioso Santo, Padre, Patrón y especial protector de dicho Exmo., Sr.,
mi Señor, en cuyo altar su Excelencia colocó la expresada imagen con su
corona de plata, a honra y gloria suya, y a fin de aumentar entre sus
vasallos la especial devoción a tan grande Santo, al cual, a coste y
expensas de dicho Exmo., Sr., mi Señor, se le festejó los seis días
inmediatos con sus fiestas solemnes, que dieron principio el día quince
de los corrientes, en la forma y manera siguiente; en dicho día se cantó
en dicha Ermita tercia, Misa solemne, a la que asistieron los
Licenciados, D. Juan Espinosa y D. Jaime Espinosa Presbíteros y
Capellanes de honor de dicho Exmo., Sr., mi Señor, habiendo predicado
las Glorias de dicho Santo para aumento de su devoción por dicho Exmo.,
Sr., mi Señor, el Reverendo Padre, fray Pedro Alfonso, religioso de la
Orden de mi Padre, San Francisco de Asís, y por la tarde se cantó una
Salve y el Rosario; el día diez y seis se celebró la fiesta en la misma
forma por la Exma., Sra., mi Sra., Condesa, Duquesa y Sra. de Híxar,
habiendo predicado las Glorias de dicho Santo para el mismo fin, el
Licenciado D. Antonio La Cava, Presbítero y Beneficiado de la Iglesia
Parroquial de Santa María la Mayor de esa su dicha Villa; el diez y
siete se celebró la expresada fiesta en la misma forma, habiendo
predicado por la Exma., Sra., Condesa de Aranda, hija legítima y natural
de dichos Exmos., S.S., mis S. S., el Licenciado D. Antonio Lebra,
Vicario de la Iglesia Parroquial de dicho su Lugar de La Puebla de
Híxar; el día diez y ocho se celebró la fiesta por el Exmo., Sr., D.
Pedro de Alcántara Ximenez de Urrea, Abarca de Bolea, conde de Aranda,
habiendo predicado el Reverendo Padre, fray Miguel Boned religioso de la
dicha Orden; el día diez y nueve se celebró la fiesta por la Exma.,
Sra., Doña Ignacia María Abarca de Bolea, hija de dichos Exmos., S.S.,
mis Sres., habiendo predicado el Licenciado, D. Valero Pala, Presbítero y
Beneficiado de la Iglesia Parroquial de esa su dicha Villa; el día
veinte se celebró la fiesta por el Exmo., Sr., Duque, Pedro de Alcántara
y Silva, hijo legítimo de los Exmos, S.S., mis Sres., condes de Aliaga y
nieto de dichos Exmos., S. S., condes, Duques de Híxar, mis Sres.,
habiendo predicado el Reverendo Padre Predicador y Letor fray Sebastián
Muñoz, Religioso de la Orden de los Siervos de María, Sra. Nuestra; y a
cuyas festividades asistieron en cumplimiento de su obligación los
referidos Capellanes, y el Licenciado D. Antonio Valero de Liria,
Vicario de la Iglesia Parroqial de esa su dicha Villa de Híxar,
asistiendo a la tercia con hábitos mayores de Coro, dando a el en paz y
salir de la Iglesia a su Excelencia agua bendita con el hisopo dicho
Vicario, en cuya Iglesia sigue; en la Ermita en cumplimiento de sus
Regalías, se le tenía al lado del Evangelio una alfombra con su tapete,
siguiéndole detrás de su Excelencia, los del Gobierno y Ayuntamiento de
esta su dicha Villa de Híxar, y seguidamente los del Lugar de Urrea de
Gaén, los que se mantuvieron en dicha partida y término para servir a su
Excelencia todo el referido tiempo, en que fuese de su agrado,
obedeciendo prontos sus ordenes y concluidas dichas festividades
acompañaron a dicho Exmo., Sr., mi Sr., hasta el Lugar de Urrea de Gaén,
donde hizo mansión al medio día y por la tarde se dignó su Excelencia
venir a hacer noche a esta su dicha Villa de Híxar, acompañada de los
del Ayuntamiento de Urrea, siendo recibido su Excelencia por las
personas, que componen el Ayuntamiento de esa su dicha Villa de Híxar.
De las cuales cosas y cada una de ellas instado y requerido por Dicho
Exmo., Sr., mi Señor, signe y levante acto público, habiéndome hallado
presente a todo lo referido, en la dicha su Villa de Híxar, a veinte y
un días del Mes de Mayo de mil setecientos cuarenta y cinco. Y para que
conste donde convenga y necesario sea dependiente y requiriente de dicho
Exmo., Sr., mi Señor, doy el presente testimonio, que signo y firmo
como acostumbro en esa su dicha Villa de Híxar, los expresados día
veinte y uno de Mayo del corriente año.
de su Majestad (Dios lo guarde), domiciliado en la Villa de Híxar,
principal en la Escribanía de su Juzgado, y con la autoridad apostólica
por donde quiere público Notario; Certifico, doy fe y verdadero
testimonio a los S. S., que el presente vieren, como en el día catorce
de los corrientes, mes y año, el Exmo. Sr. Conde, Duque y Sr. De Híjar,
Marqués de Oraní, mi Sr., desde su Lugar de La Puebla de Híxar,
acompañado de los del Ayuntamiento de dicho Lugar, y de las Personas,
que componen el Gobierno de esa su Villa de Híjar, y de mí el dicho e
infraescrito Escribano, pasó al Monte y término de esa su dicha Villa y
Partida llamada, Las Portolesas, donde está sita una Ermita de San
Isidro Labrador, a fin de colocar en ella una imagen de bulto de dicho
glorioso Santo, Padre, Patrón y especial protector de dicho Exmo., Sr.,
mi Señor, en cuyo altar su Excelencia colocó la expresada imagen con su
corona de plata, a honra y gloria suya, y a fin de aumentar entre sus
vasallos la especial devoción a tan grande Santo, al cual, a coste y
expensas de dicho Exmo., Sr., mi Señor, se le festejó los seis días
inmediatos con sus fiestas solemnes, que dieron principio el día quince
de los corrientes, en la forma y manera siguiente; en dicho día se cantó
en dicha Ermita tercia, Misa solemne, a la que asistieron los
Licenciados, D. Juan Espinosa y D. Jaime Espinosa Presbíteros y
Capellanes de honor de dicho Exmo., Sr., mi Señor, habiendo predicado
las Glorias de dicho Santo para aumento de su devoción por dicho Exmo.,
Sr., mi Señor, el Reverendo Padre, fray Pedro Alfonso, religioso de la
Orden de mi Padre, San Francisco de Asís, y por la tarde se cantó una
Salve y el Rosario; el día diez y seis se celebró la fiesta en la misma
forma por la Exma., Sra., mi Sra., Condesa, Duquesa y Sra. de Híxar,
habiendo predicado las Glorias de dicho Santo para el mismo fin, el
Licenciado D. Antonio La Cava, Presbítero y Beneficiado de la Iglesia
Parroquial de Santa María la Mayor de esa su dicha Villa; el diez y
siete se celebró la expresada fiesta en la misma forma, habiendo
predicado por la Exma., Sra., Condesa de Aranda, hija legítima y natural
de dichos Exmos., S.S., mis S. S., el Licenciado D. Antonio Lebra,
Vicario de la Iglesia Parroquial de dicho su Lugar de La Puebla de
Híxar; el día diez y ocho se celebró la fiesta por el Exmo., Sr., D.
Pedro de Alcántara Ximenez de Urrea, Abarca de Bolea, conde de Aranda,
habiendo predicado el Reverendo Padre, fray Miguel Boned religioso de la
dicha Orden; el día diez y nueve se celebró la fiesta por la Exma.,
Sra., Doña Ignacia María Abarca de Bolea, hija de dichos Exmos., S.S.,
mis Sres., habiendo predicado el Licenciado, D. Valero Pala, Presbítero y
Beneficiado de la Iglesia Parroquial de esa su dicha Villa; el día
veinte se celebró la fiesta por el Exmo., Sr., Duque, Pedro de Alcántara
y Silva, hijo legítimo de los Exmos, S.S., mis Sres., condes de Aliaga y
nieto de dichos Exmos., S. S., condes, Duques de Híxar, mis Sres.,
habiendo predicado el Reverendo Padre Predicador y Letor fray Sebastián
Muñoz, Religioso de la Orden de los Siervos de María, Sra. Nuestra; y a
cuyas festividades asistieron en cumplimiento de su obligación los
referidos Capellanes, y el Licenciado D. Antonio Valero de Liria,
Vicario de la Iglesia Parroqial de esa su dicha Villa de Híxar,
asistiendo a la tercia con hábitos mayores de Coro, dando a el en paz y
salir de la Iglesia a su Excelencia agua bendita con el hisopo dicho
Vicario, en cuya Iglesia sigue; en la Ermita en cumplimiento de sus
Regalías, se le tenía al lado del Evangelio una alfombra con su tapete,
siguiéndole detrás de su Excelencia, los del Gobierno y Ayuntamiento de
esta su dicha Villa de Híxar, y seguidamente los del Lugar de Urrea de
Gaén, los que se mantuvieron en dicha partida y término para servir a su
Excelencia todo el referido tiempo, en que fuese de su agrado,
obedeciendo prontos sus ordenes y concluidas dichas festividades
acompañaron a dicho Exmo., Sr., mi Sr., hasta el Lugar de Urrea de Gaén,
donde hizo mansión al medio día y por la tarde se dignó su Excelencia
venir a hacer noche a esta su dicha Villa de Híxar, acompañada de los
del Ayuntamiento de Urrea, siendo recibido su Excelencia por las
personas, que componen el Ayuntamiento de esa su dicha Villa de Híxar.
De las cuales cosas y cada una de ellas instado y requerido por Dicho
Exmo., Sr., mi Señor, signe y levante acto público, habiéndome hallado
presente a todo lo referido, en la dicha su Villa de Híxar, a veinte y
un días del Mes de Mayo de mil setecientos cuarenta y cinco. Y para que
conste donde convenga y necesario sea dependiente y requiriente de dicho
Exmo., Sr., mi Señor, doy el presente testimonio, que signo y firmo
como acostumbro en esa su dicha Villa de Híxar, los expresados día
veinte y uno de Mayo del corriente año.
En testimonio de Verdad.
Juan Antonio Valero, Escribano.
Los documentos los he reflejado tal como
aparecen, sin quitar ni añadir nada. Resultan en determinados momentos
pesados y reincidentes en algunas expresiones, pero si aparecen tantas
veces determinados términos, será por alguna razón. Si se cita
muchísimas veces: Exmo, Sr, mi Señor, será porque hay que adular
de una manera adecuada al Señor Duque. Algunas palabras, que aparecen,
hoy no se escriban así, las he conservado para darle mayor autenticidad y
verismo al relato. Yo, para acabar, querría hacer unas breves
reflexiones en voz alta. ¿ Qué buenas eran las relaciones entre la
Nobleza y el Clero? ¿ Dónde esta el pueblo soberano?. Este texto refleja
perfectamente la situación social, económica y política del mundo
feudal, de los Señoríos. Es una sociedad en la que hay claramente una
clase arriba, minoritaria y llena de privilegios, y otra abajo, la gran
mayoría, desprovista de todo y que estaba siendo sometida a una
explotación insultante para el ser humano.
aparecen, sin quitar ni añadir nada. Resultan en determinados momentos
pesados y reincidentes en algunas expresiones, pero si aparecen tantas
veces determinados términos, será por alguna razón. Si se cita
muchísimas veces: Exmo, Sr, mi Señor, será porque hay que adular
de una manera adecuada al Señor Duque. Algunas palabras, que aparecen,
hoy no se escriban así, las he conservado para darle mayor autenticidad y
verismo al relato. Yo, para acabar, querría hacer unas breves
reflexiones en voz alta. ¿ Qué buenas eran las relaciones entre la
Nobleza y el Clero? ¿ Dónde esta el pueblo soberano?. Este texto refleja
perfectamente la situación social, económica y política del mundo
feudal, de los Señoríos. Es una sociedad en la que hay claramente una
clase arriba, minoritaria y llena de privilegios, y otra abajo, la gran
mayoría, desprovista de todo y que estaba siendo sometida a una
explotación insultante para el ser humano.
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El agua esperanza y futuro
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