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viernes, 15 de abril de 2011
Consortes serbias: la "reina negra"
Fue
uno de esos acontecimientos que, cuando ocurren, no reflejan en
absoluto la trascendencia que llegarán a tener. Alexander fue
calurosamente acogido por Natalija en Biarritz. Ella hizo los honores de
anfitriona asistida en la tarea por el personal que la rodeaba en su
grandiosa villa. Entre sus damas había una viuda llamada Draga, que, en
serbio, significa "la muy querida". Draga había nacido con el apellido
Lunjewitza, pero, desde hacía años, utilizaba el apellido de casada:
Maschin. Natalija había tomado a Draga a su servicio movida por la
piedad. Se compadecía sinceramente de aquella muchacha de oscura belleza
que había tenido que vivir duramente. Por otro lado, en esa etapa,
Draga parecía la dama de compañía ejemplar: seria, eficiente, reservada,
discreta y con la adecuada dosis de charme.
uno de esos acontecimientos que, cuando ocurren, no reflejan en
absoluto la trascendencia que llegarán a tener. Alexander fue
calurosamente acogido por Natalija en Biarritz. Ella hizo los honores de
anfitriona asistida en la tarea por el personal que la rodeaba en su
grandiosa villa. Entre sus damas había una viuda llamada Draga, que, en
serbio, significa "la muy querida". Draga había nacido con el apellido
Lunjewitza, pero, desde hacía años, utilizaba el apellido de casada:
Maschin. Natalija había tomado a Draga a su servicio movida por la
piedad. Se compadecía sinceramente de aquella muchacha de oscura belleza
que había tenido que vivir duramente. Por otro lado, en esa etapa,
Draga parecía la dama de compañía ejemplar: seria, eficiente, reservada,
discreta y con la adecuada dosis de charme.
Probablemente,
el jovencísimo Alexander se quedó prendado de Draga a simple vista.
Pero la reina Natalija, ojo avizor, se percató de que la dama parecía
absolutamente ajena al obvio encantamiento del muchacho. Natalija se
tranquilizó: una muchacha aristocrática y virginal hubiese supuesto un
peligro, pero una plebeya con un pasado bastante cargado de episodios
dudosos sin duda sólo suponía un coup de foudre pasajero. Estaba lejos de imaginar que Draga sería, en poco tiempo, su peor pesadilla...
el jovencísimo Alexander se quedó prendado de Draga a simple vista.
Pero la reina Natalija, ojo avizor, se percató de que la dama parecía
absolutamente ajena al obvio encantamiento del muchacho. Natalija se
tranquilizó: una muchacha aristocrática y virginal hubiese supuesto un
peligro, pero una plebeya con un pasado bastante cargado de episodios
dudosos sin duda sólo suponía un coup de foudre pasajero. Estaba lejos de imaginar que Draga sería, en poco tiempo, su peor pesadilla...
En
1896, hallándose otra vez en París, Natalija se enteró que su marido,
aquel maduro licencioso aquejado de sífilis, mantenía una aventura con
Draga Maschin. El episodio no tenía nada de novedoso: en sus primeros
años de casada, Natalija había despedido a más de una dama de palacio
por haberse dejado seducir por Milan. Furiosa por la "traición" de Draga
luego de haberle dado su protección y una
posición honorable, Natalija la expulsó sin ningún miramiento. No le
dolía el corazón (su amor por Milan se había agotado) pero sí le dolía
el orgullo femenino. La ex dama de honor, todavía resentida, tomó el
camino hacia Dubrovnik.
1896, hallándose otra vez en París, Natalija se enteró que su marido,
aquel maduro licencioso aquejado de sífilis, mantenía una aventura con
Draga Maschin. El episodio no tenía nada de novedoso: en sus primeros
años de casada, Natalija había despedido a más de una dama de palacio
por haberse dejado seducir por Milan. Furiosa por la "traición" de Draga
luego de haberle dado su protección y una
posición honorable, Natalija la expulsó sin ningún miramiento. No le
dolía el corazón (su amor por Milan se había agotado) pero sí le dolía
el orgullo femenino. La ex dama de honor, todavía resentida, tomó el
camino hacia Dubrovnik.
La
hermosa ciudad de la costa del Adriático le deparó un encuentro,
puramente casual, con una mezzosoprano italiana a quien conocía
ligeramente: Silvia Sciacca. La señora Maschin le hizo un relato de sus
pesares, presentando el asunto como si Milan prácticamente la hubiese
hecho suya en contra de su voluntad y como si Natalija la hubiese
tratado con insoportable dureza. Conmovida, la Sciacca le ofreció la
hospitalidad de su casa de vacaciones, lugar donde Draga iba a cruzarse
de nuevo, en cuestión de días, con un joven rey que había acudido a
Dubrovnik tras escuchar el rumor de que ella se hallaba en esa ciudad:
Alexander.
hermosa ciudad de la costa del Adriático le deparó un encuentro,
puramente casual, con una mezzosoprano italiana a quien conocía
ligeramente: Silvia Sciacca. La señora Maschin le hizo un relato de sus
pesares, presentando el asunto como si Milan prácticamente la hubiese
hecho suya en contra de su voluntad y como si Natalija la hubiese
tratado con insoportable dureza. Conmovida, la Sciacca le ofreció la
hospitalidad de su casa de vacaciones, lugar donde Draga iba a cruzarse
de nuevo, en cuestión de días, con un joven rey que había acudido a
Dubrovnik tras escuchar el rumor de que ella se hallaba en esa ciudad:
Alexander.
Casi
de inmediato, Sacha inició un cortejo al que Draga respondió de forma
bastante calculada. Aceptaba su constante presencia y atenciones, pero, a
la vez, mantenía la fuerte tensión sexual no cediendo en ese terreno.
Alexander era un chico de veinte años que había heredado la intensa
sensualidad de su padre, pero que, además, adolecía de una grave
carencia afectiva debido a las circunstancias familiares. Draga, por su
parte, tenía treinta y cinco años en los que había acumulado una gran
experiencia en el manejo de sus relaciones y había adquirido una
reputación cuanto menos dudosa. No pensaba convertirse en un mero
pasatiempo para el monarca. Si tenía que ser su amante, pensaba hacerse
rogar lo suficiente para sacar ventajas materiales e incluso tal vez
podría aspirar a una relación del estilo de una maitresse-en-titre francesa del Antiguo Régimen.
de inmediato, Sacha inició un cortejo al que Draga respondió de forma
bastante calculada. Aceptaba su constante presencia y atenciones, pero, a
la vez, mantenía la fuerte tensión sexual no cediendo en ese terreno.
Alexander era un chico de veinte años que había heredado la intensa
sensualidad de su padre, pero que, además, adolecía de una grave
carencia afectiva debido a las circunstancias familiares. Draga, por su
parte, tenía treinta y cinco años en los que había acumulado una gran
experiencia en el manejo de sus relaciones y había adquirido una
reputación cuanto menos dudosa. No pensaba convertirse en un mero
pasatiempo para el monarca. Si tenía que ser su amante, pensaba hacerse
rogar lo suficiente para sacar ventajas materiales e incluso tal vez
podría aspirar a una relación del estilo de una maitresse-en-titre francesa del Antiguo Régimen.
Silvia
Sciacca fue la primera beneficiada de aquel "romance real" de su
protegida. Sacha, conmovido por la generosidad de la cantante, le
ofreció magníficos regalos: el primero, por ejemplo, fue un anillo de
rubíes de gran valor. Otras joyas fueron para Draga, que, asimismo, vio
abonadas, de un día para otro, las deudas contraídas en los meses
anteriores. Poco a poco, Draga se encargó de ir concediendo más favores a
un Sacha completamente obnubilado hasta que él acabó siendo una figura
de cera, fácilmente moldeable, en sus expertas manos.
Sciacca fue la primera beneficiada de aquel "romance real" de su
protegida. Sacha, conmovido por la generosidad de la cantante, le
ofreció magníficos regalos: el primero, por ejemplo, fue un anillo de
rubíes de gran valor. Otras joyas fueron para Draga, que, asimismo, vio
abonadas, de un día para otro, las deudas contraídas en los meses
anteriores. Poco a poco, Draga se encargó de ir concediendo más favores a
un Sacha completamente obnubilado hasta que él acabó siendo una figura
de cera, fácilmente moldeable, en sus expertas manos.
Natalija,
al recibir las primeras noticias al respecto, puso el grito en el cielo
y su entorno le hizo eco. Milan había considerado a Draga apetecible
para unas noches de lujuria, pero, como no era nada tonto, sabía que su
hijo, con su notable inmadurez, corría otros riesgos con la viuda
Maschin. No había nada que Milan y Natalija pudiesen hacer, excepto
mostrar de manera inequívoca su oposición mientras se esparcían rumores
insidiosos acerca de Draga para general un clima hostil a la viuda entre
los serbios. Lo que no resultaba nada difícil. El matrimonio de Draga
Lunjewitza con el ingeniero de minas de origen checo Swetozar Maschin
había suscitado toda clase de comentarios años antes: los excesos de él,
las infidelidades de ella y la muerte tan "oportuna" que le había
sobrevenido al hombre. Se insinuaba que la esposa había recurrido al
veneno para quitárselo de en medio porque esperaba más ventajas de la
condición de viuda de las que le proporcionaba estar casada. Draga
surgió en el imaginario popular como una mujer licenciosa, turbia,
sombría, capaz de recurrir incluso a la brujería para someter a su
voluntad al rey.
al recibir las primeras noticias al respecto, puso el grito en el cielo
y su entorno le hizo eco. Milan había considerado a Draga apetecible
para unas noches de lujuria, pero, como no era nada tonto, sabía que su
hijo, con su notable inmadurez, corría otros riesgos con la viuda
Maschin. No había nada que Milan y Natalija pudiesen hacer, excepto
mostrar de manera inequívoca su oposición mientras se esparcían rumores
insidiosos acerca de Draga para general un clima hostil a la viuda entre
los serbios. Lo que no resultaba nada difícil. El matrimonio de Draga
Lunjewitza con el ingeniero de minas de origen checo Swetozar Maschin
había suscitado toda clase de comentarios años antes: los excesos de él,
las infidelidades de ella y la muerte tan "oportuna" que le había
sobrevenido al hombre. Se insinuaba que la esposa había recurrido al
veneno para quitárselo de en medio porque esperaba más ventajas de la
condición de viuda de las que le proporcionaba estar casada. Draga
surgió en el imaginario popular como una mujer licenciosa, turbia,
sombría, capaz de recurrir incluso a la brujería para someter a su
voluntad al rey.
Destrozar por entero la
reputación de Draga no sirvió para apartar a Sacha de su amante. Draga
tenía una personalidad marcada y muy fuerte, en tanto que Sacha poseía
un carácter débil y maleable. Era fácil para ella sujetarle cada día
recurriendo a la amenaza constante de alejarse para "salvarse de la
quema pública" y, sobre todo, "salvarle a él de las consecuencias de su
mutuo amor". Sacha estaba experimentando su primera relación de
importancia: la vivía con intensidad, pero Milan pensaba que sin duda
ese sentimiento acabaría amortiguándose y diluyéndose. Draga, quince
años mayor, se marchitaría poco a poco y su amante acabaría fijando su
atención en alguna muchacha lozana y fresca. Además, las amantes no
pasaban de ahí. Alexander conocía su deber hacia la estirpe de los
Obrenovic y hacia Serbia: debía casarse con una mujer de su rango para
asegurar la continuidad dinástica.
reputación de Draga no sirvió para apartar a Sacha de su amante. Draga
tenía una personalidad marcada y muy fuerte, en tanto que Sacha poseía
un carácter débil y maleable. Era fácil para ella sujetarle cada día
recurriendo a la amenaza constante de alejarse para "salvarse de la
quema pública" y, sobre todo, "salvarle a él de las consecuencias de su
mutuo amor". Sacha estaba experimentando su primera relación de
importancia: la vivía con intensidad, pero Milan pensaba que sin duda
ese sentimiento acabaría amortiguándose y diluyéndose. Draga, quince
años mayor, se marchitaría poco a poco y su amante acabaría fijando su
atención en alguna muchacha lozana y fresca. Además, las amantes no
pasaban de ahí. Alexander conocía su deber hacia la estirpe de los
Obrenovic y hacia Serbia: debía casarse con una mujer de su rango para
asegurar la continuidad dinástica.
En
ese sentido, se podía "presionar" a Sacha. Los sempiternos rivales de
los Obrenovic, los Karageorgevich, habían ganado un punto importante
cuando su "heredero legítimo del trono serbio", Petar, había
matrimoniado con Zorka de Montenegro. Milan, en su habitual
pangermanismo, consideró princesas alemanas. Había dos que le parecían
particularmente interesantes: Sybille de Hesse-Cassel y Alexandra
Bathildis de Schaumburg-Lippe. Por supuesto, eran protestantes, pero
cualquiera de las dos podía convertirse a la ortodoxia para alcanzar la
posición de reina de Serbia. Con el fin de contentar en cierto modo a
Natalija, Milan añadió a la lista de potenciales candidatas dos
princesas que ya eran ortodoxas: Ksenija de Montenegro y María de
Grecia.
ese sentido, se podía "presionar" a Sacha. Los sempiternos rivales de
los Obrenovic, los Karageorgevich, habían ganado un punto importante
cuando su "heredero legítimo del trono serbio", Petar, había
matrimoniado con Zorka de Montenegro. Milan, en su habitual
pangermanismo, consideró princesas alemanas. Había dos que le parecían
particularmente interesantes: Sybille de Hesse-Cassel y Alexandra
Bathildis de Schaumburg-Lippe. Por supuesto, eran protestantes, pero
cualquiera de las dos podía convertirse a la ortodoxia para alcanzar la
posición de reina de Serbia. Con el fin de contentar en cierto modo a
Natalija, Milan añadió a la lista de potenciales candidatas dos
princesas que ya eran ortodoxas: Ksenija de Montenegro y María de
Grecia.
El
debate en torno a la alianza que mejor les cuadraría se prolongó por
espacio de meses. Alexander "delegó" esa importante decisión en su
padre, tras haberle indicado a éste que él se casaría sin ninguna
reluctancia con la que se eligiese finalmente. Entretanto, seguía
viviendo su apasionada aventura con Draga, a la que llamaba "pequeña
violeta". Con seguridad, la "pequeña violeta" estaba bastante más
inquieta y preocupada por el asunto de la elección de una novia para
Sacha que el mismo Sacha. Draga no era tonta: igual que Natalija no
había querido recibir en palacio a las amantes de Milan, la princesa que
se casase con Sacha, a poca sangre que tuviese en las venas, haría lo
imposible por removerla a ella del país.
debate en torno a la alianza que mejor les cuadraría se prolongó por
espacio de meses. Alexander "delegó" esa importante decisión en su
padre, tras haberle indicado a éste que él se casaría sin ninguna
reluctancia con la que se eligiese finalmente. Entretanto, seguía
viviendo su apasionada aventura con Draga, a la que llamaba "pequeña
violeta". Con seguridad, la "pequeña violeta" estaba bastante más
inquieta y preocupada por el asunto de la elección de una novia para
Sacha que el mismo Sacha. Draga no era tonta: igual que Natalija no
había querido recibir en palacio a las amantes de Milan, la princesa que
se casase con Sacha, a poca sangre que tuviese en las venas, haría lo
imposible por removerla a ella del país.
En
1900, Milan emprendió un viaje a Alemania para tomar las aguas en
Karlsbaad, en el que, de paso, esperaba cerrar definitivamente la
negociación que permitiría anunciar el matrimonio de Sacha con Alexandra
de Schaumburg-Lippe. Pero en junio de ese año, Alexander dio la
campanada. Draga estaba aprovechando la coyuntura para practicar, con
consumado estilo, un chantaje sentimental antes de que se cerrase por
entero la negociación de la boda del rey. Incluso llegó al punto de
anunciarle a Alexander que estaba embarazada. ¿Qué íba a ser de ella?
¿Debía seguir los pasos de aquella Artemisia Hristic que se había
quedado encinta a consecuencia de su aventura, nada discreta, con Milan?
¿Marcharse a Estambul a tener, en soledad, a su bastardo?
1900, Milan emprendió un viaje a Alemania para tomar las aguas en
Karlsbaad, en el que, de paso, esperaba cerrar definitivamente la
negociación que permitiría anunciar el matrimonio de Sacha con Alexandra
de Schaumburg-Lippe. Pero en junio de ese año, Alexander dio la
campanada. Draga estaba aprovechando la coyuntura para practicar, con
consumado estilo, un chantaje sentimental antes de que se cerrase por
entero la negociación de la boda del rey. Incluso llegó al punto de
anunciarle a Alexander que estaba embarazada. ¿Qué íba a ser de ella?
¿Debía seguir los pasos de aquella Artemisia Hristic que se había
quedado encinta a consecuencia de su aventura, nada discreta, con Milan?
¿Marcharse a Estambul a tener, en soledad, a su bastardo?
Alexander
negó vehementemente esa posibilidad. Una de las principales barreras a
un eventual matrimonio con Draga residía que ella, quince años mayor, se
hallaba ya en edad avanzada sin haber tenido nunca hijos que probasen
su capacidad para concebir y llevar a buen término la concepción. En ese
sentido, el historial ginecológico de Draga está envuelto en
controversia y misterio: es probable que la mujer hubiese recurrido al
aborto en alguna que otra ocasión, para evitar el nacimiento de
bastardos, lo que habría dañado su capacidad reproductiva, pero también
se puede pensar que, simplemente, su edad la hacía vivir una
pre-menopausia que mermaba de forma significativa su pasada fertilidad.
negó vehementemente esa posibilidad. Una de las principales barreras a
un eventual matrimonio con Draga residía que ella, quince años mayor, se
hallaba ya en edad avanzada sin haber tenido nunca hijos que probasen
su capacidad para concebir y llevar a buen término la concepción. En ese
sentido, el historial ginecológico de Draga está envuelto en
controversia y misterio: es probable que la mujer hubiese recurrido al
aborto en alguna que otra ocasión, para evitar el nacimiento de
bastardos, lo que habría dañado su capacidad reproductiva, pero también
se puede pensar que, simplemente, su edad la hacía vivir una
pre-menopausia que mermaba de forma significativa su pasada fertilidad.
Alexander
creyó sinceramente que Draga estaba embarazada, lo que suponía el
posible nacimiento de un heredero Obrenovic. Entusiasmado ante la
perspectiva, se jugó el todo por el todo: ordenó empapelar los muros de
Belgrado con enormes pasquines en los que anunciaba su próximo
matrimonio con Draga Lunjewitza. A fin de "venderle la idea" a sus
súbditos, Alexander declaraba que se casaba, firmemente convencido, con
una hija de Serbia, surgida del pueblo serbio, imitando en ello el
ejemplo de su abuelo Milosh al tomar por esposa a Elena Marija Catargiu.
No dudaba de que, junto a Draga, conformaría una familia real ejemplar.
creyó sinceramente que Draga estaba embarazada, lo que suponía el
posible nacimiento de un heredero Obrenovic. Entusiasmado ante la
perspectiva, se jugó el todo por el todo: ordenó empapelar los muros de
Belgrado con enormes pasquines en los que anunciaba su próximo
matrimonio con Draga Lunjewitza. A fin de "venderle la idea" a sus
súbditos, Alexander declaraba que se casaba, firmemente convencido, con
una hija de Serbia, surgida del pueblo serbio, imitando en ello el
ejemplo de su abuelo Milosh al tomar por esposa a Elena Marija Catargiu.
No dudaba de que, junto a Draga, conformaría una familia real ejemplar.
Draga
Lunjewitza, viuda de Maschin, sería su reina. La gente se quedó entre
perpleja e incrédula por el giro de los acontecimientos. Milan sufrió
una apoplejía al enterarse de aquel acto de desafío de Alexander. Aparte
de que él mismo quedaba en vergüenza ante los Schaumburg-Lippe,
encontraba absolutamente infame la perspectiva de que Draga se
convirtiese en reina de Serbia. De inmediato, hizo saber que renunciaba a
todos sus cargos en Serbia, incluido el rango de comandante en jefe del
ejército, y que permanecería, exiliado, en Viena. El primer ministro
Đorđević declaró, también, que dejaba de presidir el gobierno, pues se
consideraba gravemente insultado por lo sucedido. Natalija se unió al
coro de protestas: ella no tenía intención de vivir en Belgrado en
cuanto "la serpiente" ocupase sus aposentos en el palacio real.
Lunjewitza, viuda de Maschin, sería su reina. La gente se quedó entre
perpleja e incrédula por el giro de los acontecimientos. Milan sufrió
una apoplejía al enterarse de aquel acto de desafío de Alexander. Aparte
de que él mismo quedaba en vergüenza ante los Schaumburg-Lippe,
encontraba absolutamente infame la perspectiva de que Draga se
convirtiese en reina de Serbia. De inmediato, hizo saber que renunciaba a
todos sus cargos en Serbia, incluido el rango de comandante en jefe del
ejército, y que permanecería, exiliado, en Viena. El primer ministro
Đorđević declaró, también, que dejaba de presidir el gobierno, pues se
consideraba gravemente insultado por lo sucedido. Natalija se unió al
coro de protestas: ella no tenía intención de vivir en Belgrado en
cuanto "la serpiente" ocupase sus aposentos en el palacio real.
En
esas circunstancias, Alexander y Draga se casaron en un plazo de apenas
dos meses. El motivo para tal apresuramiento está claro: Alexander aún
creía a Draga embarazada y deseaba que el enlace tuviese lugar cuando a
ella aún no se le advirtiera el estado de buena esperanza, para hacer
pasar el hijo por legítimo.
esas circunstancias, Alexander y Draga se casaron en un plazo de apenas
dos meses. El motivo para tal apresuramiento está claro: Alexander aún
creía a Draga embarazada y deseaba que el enlace tuviese lugar cuando a
ella aún no se le advirtiera el estado de buena esperanza, para hacer
pasar el hijo por legítimo.
La
reina Draga estaba destinada a ser, desde el principio, claramente
impopular. En Belgrado, no había nadie que estuviese verdaderamente a
favor de aquel enlace a no ser el clan de los Lunjewitza. El primer
problema de Draga se planteó al cabo de tres meses de matrimonio. Para
entonces, su abdomen no se había abultado como debería en una mujer
embarazada de, al menos, seis meses. No podía mantener su farsa ante
Alexander por más tiempo. Se produjo una escena matrimonial, en la que,
posiblemente, Draga trató de aparecer como si hubiese sufrido un
"embarazo psicológico". Pero, desde luego, ese hecho dejó su huella en
la relación de ambos.
reina Draga estaba destinada a ser, desde el principio, claramente
impopular. En Belgrado, no había nadie que estuviese verdaderamente a
favor de aquel enlace a no ser el clan de los Lunjewitza. El primer
problema de Draga se planteó al cabo de tres meses de matrimonio. Para
entonces, su abdomen no se había abultado como debería en una mujer
embarazada de, al menos, seis meses. No podía mantener su farsa ante
Alexander por más tiempo. Se produjo una escena matrimonial, en la que,
posiblemente, Draga trató de aparecer como si hubiese sufrido un
"embarazo psicológico". Pero, desde luego, ese hecho dejó su huella en
la relación de ambos.
El
rey Milan murió inesperadamente en Viena el 11 de febrero de 1901. La
noticia del casamiento de su hijo había supuesto un serio quebranto en
su salud; permaneció vivo durante apenas seis meses, rumiando su
vergüenza y su amargura por la "traición" de Alexander a
los Obrenovic. Sabía que la boda de su hijo había llevado a la ruina a
la dinastía. Ni siquiera había nadie más en la familia que pudiese
significar una esperanza, a no ser una joven prima, Natalija
Constantinovich, “Lily”, nieta por línea paterna de Anka Obrenovic, y
que se había casado con el príncipe Mirko de Montenegro.
rey Milan murió inesperadamente en Viena el 11 de febrero de 1901. La
noticia del casamiento de su hijo había supuesto un serio quebranto en
su salud; permaneció vivo durante apenas seis meses, rumiando su
vergüenza y su amargura por la "traición" de Alexander a
los Obrenovic. Sabía que la boda de su hijo había llevado a la ruina a
la dinastía. Ni siquiera había nadie más en la familia que pudiese
significar una esperanza, a no ser una joven prima, Natalija
Constantinovich, “Lily”, nieta por línea paterna de Anka Obrenovic, y
que se había casado con el príncipe Mirko de Montenegro.
Para
entonces, Alexander seguía sin tener hijos de su criticada unión con
Draga. El rey Nikola de Montenegro, con la astucia a ras de suelo propia
de un campesino montañés, pensaba que si fallecía el rey de Serbia sin
herederos, él podía plantear dos opciones para reclamar el trono: o bien
su yerno Petar Karageorgevich, viudo de su hija Zorka, o bien su hijo
Mirko, casado con Lily, una Obrenovic después de todo, aunque no llevase
el apellido dinástico. En cualquiera de los dos casos, Nikola de
Montenegro salía ganando. Alexander, al darse cuenta, estalló de puro
enojo ante la inminente boda de su prima Lily. Pero en Serbia esa
noticia produjo cierto entusiasmo popular.
entonces, Alexander seguía sin tener hijos de su criticada unión con
Draga. El rey Nikola de Montenegro, con la astucia a ras de suelo propia
de un campesino montañés, pensaba que si fallecía el rey de Serbia sin
herederos, él podía plantear dos opciones para reclamar el trono: o bien
su yerno Petar Karageorgevich, viudo de su hija Zorka, o bien su hijo
Mirko, casado con Lily, una Obrenovic después de todo, aunque no llevase
el apellido dinástico. En cualquiera de los dos casos, Nikola de
Montenegro salía ganando. Alexander, al darse cuenta, estalló de puro
enojo ante la inminente boda de su prima Lily. Pero en Serbia esa
noticia produjo cierto entusiasmo popular.
La
impopularidad creciente de Alexander y Draga constituía una firme base
para la simpatía hacia Mirko y Lily. Draga, por su parte, necesitaba
desesperadamente apuntalar su posición con un heredero si es que quería
mantenerse en el trono. Seguramente, una Anne Boleyn hubiese podido
entender su profunda desazón a medida que transcurría el tiempo sin que
pudiese cumplir esa expectativa concreta.
impopularidad creciente de Alexander y Draga constituía una firme base
para la simpatía hacia Mirko y Lily. Draga, por su parte, necesitaba
desesperadamente apuntalar su posición con un heredero si es que quería
mantenerse en el trono. Seguramente, una Anne Boleyn hubiese podido
entender su profunda desazón a medida que transcurría el tiempo sin que
pudiese cumplir esa expectativa concreta.
Luego del hervidero de rumores
sobre fallidos embarazos de la reina, el hecho que estuviese o no
embarazada se había convertido en una cuestión fundamental. La corte
rusa, particularmente interesada en dilucidar ese enigma que traía de
cabeza a los distintos países balcánicos, no se privó de enviar a un
ilustre facultativo para que examinase a la esposa de Alexander...y ella
no tuvo más remedio que someterse. Por desgracia, no había tal embarazo
y Draga parece que sufrió una crisis histérica de grandes proporciones,
donde hasta habría amenazado de muerte al doctor.
sobre fallidos embarazos de la reina, el hecho que estuviese o no
embarazada se había convertido en una cuestión fundamental. La corte
rusa, particularmente interesada en dilucidar ese enigma que traía de
cabeza a los distintos países balcánicos, no se privó de enviar a un
ilustre facultativo para que examinase a la esposa de Alexander...y ella
no tuvo más remedio que someterse. Por desgracia, no había tal embarazo
y Draga parece que sufrió una crisis histérica de grandes proporciones,
donde hasta habría amenazado de muerte al doctor.
Esa
imposibilidad de Draga de lograr un "auténtico" embarazo y su
subsiguiente tendencia a los embarazos falsos estaba causando una seria
quiebra en el matrimonio. En 1903 ya se especulaba con que Alexander,
convencido de la esterilidad de su esposa, tenía en mente un divorcio.
Incluso se apuntaba hacia la princesa Ksenija de Montenegro como una
eventual nueva esposa, la cual hubiese representado un gran partido
desde el punto de vista del entramado de alianzas balcánicas.
imposibilidad de Draga de lograr un "auténtico" embarazo y su
subsiguiente tendencia a los embarazos falsos estaba causando una seria
quiebra en el matrimonio. En 1903 ya se especulaba con que Alexander,
convencido de la esterilidad de su esposa, tenía en mente un divorcio.
Incluso se apuntaba hacia la princesa Ksenija de Montenegro como una
eventual nueva esposa, la cual hubiese representado un gran partido
desde el punto de vista del entramado de alianzas balcánicas.
La
situación de Draga se hacía cada vez menos grata. Pero hizo más
esfuerzos que nunca por aislar a Alexander de quienes podían estar
"maniobrando" contra ella. Paralelamente, se supone que pudo empezar a
sugerirle a Alexander que, a falta de hijos, podían hacer heredero a
quien les diese la gana, preferiblemente al hermano favorito de ella, el
teniente Nikodije Lunjewitza. La imagen pública de la reina se había
deteriorado hasta tal punto que se la creía capaz de "embrujar" a su
marido para guiarlo hacia dónde a ella se le antojase, inclusive el
nombramiento de Nikodije como príncipe heredero. Aunque quizá esa
posibilidad estaba más en la mente de la gente que en la de la propia Draga.
situación de Draga se hacía cada vez menos grata. Pero hizo más
esfuerzos que nunca por aislar a Alexander de quienes podían estar
"maniobrando" contra ella. Paralelamente, se supone que pudo empezar a
sugerirle a Alexander que, a falta de hijos, podían hacer heredero a
quien les diese la gana, preferiblemente al hermano favorito de ella, el
teniente Nikodije Lunjewitza. La imagen pública de la reina se había
deteriorado hasta tal punto que se la creía capaz de "embrujar" a su
marido para guiarlo hacia dónde a ella se le antojase, inclusive el
nombramiento de Nikodije como príncipe heredero. Aunque quizá esa
posibilidad estaba más en la mente de la gente que en la de la propia Draga.
De
cualquier forma, cuando en marzo de 1903, en una especie de golpe de
estado, Sacha suspendió la Constitución vigente durante media hora para
poder emitir una serie de decretos como si se tratase de un monarca
absoluto, el pueblo, atónito ante el ramalazo autoritario del rey, lo
atribuyó al deseo de éste y de su consorte de tener una clase política
"mansa y sumisa" para nombrar a Nikodije heredero.
cualquier forma, cuando en marzo de 1903, en una especie de golpe de
estado, Sacha suspendió la Constitución vigente durante media hora para
poder emitir una serie de decretos como si se tratase de un monarca
absoluto, el pueblo, atónito ante el ramalazo autoritario del rey, lo
atribuyó al deseo de éste y de su consorte de tener una clase política
"mansa y sumisa" para nombrar a Nikodije heredero.
Cada
vez había más movimiento en las sombras. Un aspecto ominoso de esta
historia es que Sacha y Draga parecían ser los únicos que no percibían
el peligro inminente, a medida que se urdía una amplia conspiración para
derrocarles violentamente. Se dispusieron a preparar una gran fiesta en
el palacio de Konak para conmemorar el tercer aniversario del anuncio
oficial de su boda, sin pensar siquiera que podía ser la última fiesta
de sus vidas.
vez había más movimiento en las sombras. Un aspecto ominoso de esta
historia es que Sacha y Draga parecían ser los únicos que no percibían
el peligro inminente, a medida que se urdía una amplia conspiración para
derrocarles violentamente. Se dispusieron a preparar una gran fiesta en
el palacio de Konak para conmemorar el tercer aniversario del anuncio
oficial de su boda, sin pensar siquiera que podía ser la última fiesta
de sus vidas.
Por entonces surgió una "sociedad secreta" llamada Ujedinjenje ili Smrt (“Unificación o Muerte”), que sería más conocida por el nombre de Crna Ruka
("Mano Negra"). Estaba conformada por ardientes paneslavistas,
partidarios acérrimos de una Gran Serbia integrada por todos los
territorios balcánicos en los que hubiese un porcentaje de población
serbia. En conjunto, hombres exaltados dispuestos a emplear la violencia
para lograr sus fines: quitar de en medio al rey Alexander y a su
"maldita reina" Draga. Así, se abría el camino hacia el trono para Petar
Karageorgevich, representante de la dinastía rival de los Obrenovic. La
conspiración se nutrió, básicamente, de miembros descontentos del
ejército que estaban más o menos vinculados a su líder.
("Mano Negra"). Estaba conformada por ardientes paneslavistas,
partidarios acérrimos de una Gran Serbia integrada por todos los
territorios balcánicos en los que hubiese un porcentaje de población
serbia. En conjunto, hombres exaltados dispuestos a emplear la violencia
para lograr sus fines: quitar de en medio al rey Alexander y a su
"maldita reina" Draga. Así, se abría el camino hacia el trono para Petar
Karageorgevich, representante de la dinastía rival de los Obrenovic. La
conspiración se nutrió, básicamente, de miembros descontentos del
ejército que estaban más o menos vinculados a su líder.
En
la madrugada del 11 de junio de 1903, Alexander y Draga permanecen en
sus aposentos. Ignoran que hay un amplio grupo de conspiradores que, esa
noche, han sostenido un encuentro en el parque Kallmedgen. El sexto
regimiento de infantería avanza hasta encontrarse con el séptimo
regimiento de infantería. Juntos emprenden la marcha hasta el palacete
Konak, al que toman con considerable estruendo, disparando a los
"fieles" de la monarquía que van hallando a su paso y destrozándolo
todo, incluso los retratos de los anteriores reyes, Milan y Natalija.
Sacha y Draga buscan refugio en el interior de un armario camuflado en
la pared de sus aposentos, donde confían en que no les encontrarán. Pero
uno de los sirvientes de la pareja, acorralado por la tropa, acaba
señalando el armario. De inmediato cae sobre él una lluvia de balas
mientras los militares, sobreexcitados, acceden al escondite de los
monarcas.
la madrugada del 11 de junio de 1903, Alexander y Draga permanecen en
sus aposentos. Ignoran que hay un amplio grupo de conspiradores que, esa
noche, han sostenido un encuentro en el parque Kallmedgen. El sexto
regimiento de infantería avanza hasta encontrarse con el séptimo
regimiento de infantería. Juntos emprenden la marcha hasta el palacete
Konak, al que toman con considerable estruendo, disparando a los
"fieles" de la monarquía que van hallando a su paso y destrozándolo
todo, incluso los retratos de los anteriores reyes, Milan y Natalija.
Sacha y Draga buscan refugio en el interior de un armario camuflado en
la pared de sus aposentos, donde confían en que no les encontrarán. Pero
uno de los sirvientes de la pareja, acorralado por la tropa, acaba
señalando el armario. De inmediato cae sobre él una lluvia de balas
mientras los militares, sobreexcitados, acceden al escondite de los
monarcas.
A
partir de ahí, se produjo una masacre. Algunos oficiales opinaban que
bastaba con forzar la abdicación de Alexander y mandarle a un perdurable
exilio junto a su Draga. Pero la mayoría no estaban dispuestos a hacer
tal concesión a la pareja que había "deshonrado a Serbia". Al menos
treinta balazos recibió Alexander, pero con quien se ensañaron
decididamente los soldados fue con Draga. La reina no sólo fue
asesinada, sino salvajemente mutilada: algunas versiones indican, de
manera muy gráfica, que le abrieron el vientre a bayonetazos. Luego, el
último agravio: los cuerpos semidesnudos fueron conducidos hasta los
ventanales, para ser arrojados desde las alturas a la explanada en torno
del palacete Konak.
partir de ahí, se produjo una masacre. Algunos oficiales opinaban que
bastaba con forzar la abdicación de Alexander y mandarle a un perdurable
exilio junto a su Draga. Pero la mayoría no estaban dispuestos a hacer
tal concesión a la pareja que había "deshonrado a Serbia". Al menos
treinta balazos recibió Alexander, pero con quien se ensañaron
decididamente los soldados fue con Draga. La reina no sólo fue
asesinada, sino salvajemente mutilada: algunas versiones indican, de
manera muy gráfica, que le abrieron el vientre a bayonetazos. Luego, el
último agravio: los cuerpos semidesnudos fueron conducidos hasta los
ventanales, para ser arrojados desde las alturas a la explanada en torno
del palacete Konak.
Mientras los cadáveres rebotaban en el suelo empedrado, los gritos de júbilo se sucedían: ¡Larga vida a Serbia! ¡Larga vida al ejército! ¡Larga vida a Karageorgevich!
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Serbia
martes, 12 de abril de 2011
Consortes serbias: la "reina blanca"
Hubo
en la historia de Serbia dos mujeres diametralmente opuestas que,
además, acabaron siendo enemigas irreconciliables: Natalija Keshko (la
reina Natalija Obrenovic) y Draga Lunjevica Mashin (la reina Draga
Obrenovic). Suegra (Natalija) y nuera (Draga).
Anteriormente, Draga, la nuera, había sido una de las damas de compañía
de la posterior suegra. Y, según rumores, había mantenido una aventura
con Milan, su suegro, años antes de comprometerse con Alexander, el hijo
de Milan.
en la historia de Serbia dos mujeres diametralmente opuestas que,
además, acabaron siendo enemigas irreconciliables: Natalija Keshko (la
reina Natalija Obrenovic) y Draga Lunjevica Mashin (la reina Draga
Obrenovic). Suegra (Natalija) y nuera (Draga).
Anteriormente, Draga, la nuera, había sido una de las damas de compañía
de la posterior suegra. Y, según rumores, había mantenido una aventura
con Milan, su suegro, años antes de comprometerse con Alexander, el hijo
de Milan.
Si
esta historia fuese un tablero de ajedrez, Natalija sería la reina
blanca, mientras que Draga sería la reina negra. No pudo haber dos
mujeres más dispares para marcar la última etapa, claramente dramática,
de la dinastía Obrenovic en Serbia; Natalija era un rayo de luz, en
tanto que a Draga siempre la envolvió la oscuridad.
esta historia fuese un tablero de ajedrez, Natalija sería la reina
blanca, mientras que Draga sería la reina negra. No pudo haber dos
mujeres más dispares para marcar la última etapa, claramente dramática,
de la dinastía Obrenovic en Serbia; Natalija era un rayo de luz, en
tanto que a Draga siempre la envolvió la oscuridad.
Cronológicamente,
la historia empieza con Natalija Keshko, quien nació en la hermosa
ciudad italiana de Florencia, pero sus raíces eran puramente eslavas. Su
padre, Piotrj Ivanovich Keshko, de orígen besarabio, ostentaba el rango
de coronel en el ejército imperial ruso. Su madre era la princesa
Pulcheria Sturdza, descendiente del gran caudillo moldavo del siglo XVII
Ionn Sturdza.
la historia empieza con Natalija Keshko, quien nació en la hermosa
ciudad italiana de Florencia, pero sus raíces eran puramente eslavas. Su
padre, Piotrj Ivanovich Keshko, de orígen besarabio, ostentaba el rango
de coronel en el ejército imperial ruso. Su madre era la princesa
Pulcheria Sturdza, descendiente del gran caudillo moldavo del siglo XVII
Ionn Sturdza.
Natalija
creció en un entorno privilegiado. Los Keshko y Sturdza formaban parte
de una élite: se relacionaban con familias tan encumbradas como los
Troubetskoi, los Gagarin, los Cantacuzene o los Ghika. Al igual que su
hermana Ekaterina, Natalija recibió una educación extensa y refinada en
San Petersburgo. El resultado de esa profunda vinculación fue claro: las
dos se convertirían en fervientes rusófilas y no menos convencidas
paneslavistas.
creció en un entorno privilegiado. Los Keshko y Sturdza formaban parte
de una élite: se relacionaban con familias tan encumbradas como los
Troubetskoi, los Gagarin, los Cantacuzene o los Ghika. Al igual que su
hermana Ekaterina, Natalija recibió una educación extensa y refinada en
San Petersburgo. El resultado de esa profunda vinculación fue claro: las
dos se convertirían en fervientes rusófilas y no menos convencidas
paneslavistas.
Natalija era apenas una muchacha de dieciséis años cuando se
le negoció un brillante matrimonio con el príncipe serbio Milan
Obrenovic, de veintiuno. El asunto, si se consideraba con atención, era
un apaño de familia: la abuela materna de Milan –Esmeralda Balsh- había
sido hermana de la abuela paterna de Natalija –Natalija Balsh-, lo que
les convertía en primos en sexto grado.
le negoció un brillante matrimonio con el príncipe serbio Milan
Obrenovic, de veintiuno. El asunto, si se consideraba con atención, era
un apaño de familia: la abuela materna de Milan –Esmeralda Balsh- había
sido hermana de la abuela paterna de Natalija –Natalija Balsh-, lo que
les convertía en primos en sexto grado.
Ese
enlace tan "apropiado" desde el punto de vista de los Obrenovic
resultaría, cuando menos, tumultuoso. Pasados los primeros meses de la
boda, se hizo evidente que los dos esposos iban a tomar direcciones
opuestas en más de un sentido. Por un lado, en un plano meramente
político, Milan mantuvo desde el principio una pauta acorde con los
designios para el área balcánica de Austria, la gran potencia central
que él tanto admiraba, mientras que Natalija, por supuesto, se alineó
con la facción rusófila y paneslava. Ahí no había ningún punto de
encuentro posible entre ambos. En un plano personal, Milan enseguida
demostró fehacientemente que estar casado no le impedía seguir
coleccionando aventuras más o menos esporádicas.
enlace tan "apropiado" desde el punto de vista de los Obrenovic
resultaría, cuando menos, tumultuoso. Pasados los primeros meses de la
boda, se hizo evidente que los dos esposos iban a tomar direcciones
opuestas en más de un sentido. Por un lado, en un plano meramente
político, Milan mantuvo desde el principio una pauta acorde con los
designios para el área balcánica de Austria, la gran potencia central
que él tanto admiraba, mientras que Natalija, por supuesto, se alineó
con la facción rusófila y paneslava. Ahí no había ningún punto de
encuentro posible entre ambos. En un plano personal, Milan enseguida
demostró fehacientemente que estar casado no le impedía seguir
coleccionando aventuras más o menos esporádicas.
Para
Natalija resultó muy humillante que su marido se dedicase a amoríos,
bastante publicitados en todo el continente, mientras ella se entregaba a
la tarea de asegurar la dinastía. Afortunadamente, en ese sentido
Natalija no estuvo sometida a presiones
porque rápidamente proveyó al reino del deseado príncipe heredero:
Alexander. Dos años después, hubo un segundo embarazo que produjo otro
varón, Sergei, si bien ese niño vivió apenas unos días, para gran
desconsuelo de la joven madre. La prematura desaparición de Sergei
proyectó una sombra, porque ninguna familia real se sentía cómoda
dependiendo de un único posible heredero. Dado lo fácil que era que una
enfermedad infantil o un
accidente segasen una vida, siempre se aspiraba a tener, como mínimo,
una "pieza de repuesto". Pero el matrimonio de Milan y Natalija no pudo o
no quiso cumplir ese requerimiento. Se quedaron en un hijo único, en el
que se centraron todas las expectativas de los padres y todas las
expectativas del país.
Natalija resultó muy humillante que su marido se dedicase a amoríos,
bastante publicitados en todo el continente, mientras ella se entregaba a
la tarea de asegurar la dinastía. Afortunadamente, en ese sentido
Natalija no estuvo sometida a presiones
porque rápidamente proveyó al reino del deseado príncipe heredero:
Alexander. Dos años después, hubo un segundo embarazo que produjo otro
varón, Sergei, si bien ese niño vivió apenas unos días, para gran
desconsuelo de la joven madre. La prematura desaparición de Sergei
proyectó una sombra, porque ninguna familia real se sentía cómoda
dependiendo de un único posible heredero. Dado lo fácil que era que una
enfermedad infantil o un
accidente segasen una vida, siempre se aspiraba a tener, como mínimo,
una "pieza de repuesto". Pero el matrimonio de Milan y Natalija no pudo o
no quiso cumplir ese requerimiento. Se quedaron en un hijo único, en el
que se centraron todas las expectativas de los padres y todas las
expectativas del país.
A
medida que crecía el pequeño Alexander, la atmósfera doméstica se hacía
más y más densa, tan cargada de animosidad que en cualquier momento
podía estallar un gran conflicto entre sus padres. El motivo era las
dispares simpatías políticas dispares del matrimonio: Milan con Austria,
Natalija con Rusia. Para rematar las cosas, Natalija fue informada que
Milan había iniciado una apasionada relación con una aristócrata serbia,
a la que tenía intención de convertir en su maitrêsse-en-titre
versión balcánica. Natalija llevaba años soportando las flagrantes
infidelidades de Milan, incluyendo una aventura que llamó la atención de
la sociedad europea con la controvertida Jennie Jerome, lady Randolph
Churchill. Pero lo que Natalija no pensaba tolerar es que su marido la
tomase por una María Leczynska en tanto que hacía de la amante una
Madame Pompadour.
medida que crecía el pequeño Alexander, la atmósfera doméstica se hacía
más y más densa, tan cargada de animosidad que en cualquier momento
podía estallar un gran conflicto entre sus padres. El motivo era las
dispares simpatías políticas dispares del matrimonio: Milan con Austria,
Natalija con Rusia. Para rematar las cosas, Natalija fue informada que
Milan había iniciado una apasionada relación con una aristócrata serbia,
a la que tenía intención de convertir en su maitrêsse-en-titre
versión balcánica. Natalija llevaba años soportando las flagrantes
infidelidades de Milan, incluyendo una aventura que llamó la atención de
la sociedad europea con la controvertida Jennie Jerome, lady Randolph
Churchill. Pero lo que Natalija no pensaba tolerar es que su marido la
tomase por una María Leczynska en tanto que hacía de la amante una
Madame Pompadour.
Dispuesta
a "hacerse valer", Natalija aprovechó un baile de gala en el palacio de
Belgrado. Todos los caballeros y damas de la nobleza aguardaron su
turno, en una fila ordenada con cuidado, para reverenciar a los
soberanos. En el momento en que le tocó ejecutar su besamanos a
Artemisia Hristic, la amante de Milan, Natalija se negó a ofrecer su
mano a la mujer, dándole la espalda. La corte entera contuvo el aliento.
La aristócrata, descompuesta, estuvo a punto de caer al suelo. Milan
trató de resolver ese momento de tensión apelando al sentido del deber y
al necesario decoro ante Natalija, pero ella se negó a ceder ni un
palmo en su postura. En voz lo suficientemente clara para que se
percibiese en medio salón, declaró que nadie iba a decirle cómo tenía
que tratar a las queridas de su marido.
a "hacerse valer", Natalija aprovechó un baile de gala en el palacio de
Belgrado. Todos los caballeros y damas de la nobleza aguardaron su
turno, en una fila ordenada con cuidado, para reverenciar a los
soberanos. En el momento en que le tocó ejecutar su besamanos a
Artemisia Hristic, la amante de Milan, Natalija se negó a ofrecer su
mano a la mujer, dándole la espalda. La corte entera contuvo el aliento.
La aristócrata, descompuesta, estuvo a punto de caer al suelo. Milan
trató de resolver ese momento de tensión apelando al sentido del deber y
al necesario decoro ante Natalija, pero ella se negó a ceder ni un
palmo en su postura. En voz lo suficientemente clara para que se
percibiese en medio salón, declaró que nadie iba a decirle cómo tenía
que tratar a las queridas de su marido.
El
resultado de esa -terca- actitud de Natalija fue una monumental
discusión entre los esposos, que casi hizo temblar los cimientos del
palacio de Belgrado.
resultado de esa -terca- actitud de Natalija fue una monumental
discusión entre los esposos, que casi hizo temblar los cimientos del
palacio de Belgrado.
El
episodio tuvo un colofón que causó sensación en Europa: la reina
Natalija cogió a su hijo pre-adolescente, Alexander, y abandonó Belgrado
en dirección a la Crimea rusa. Milan se quedó estupefacto ante ese
movimiento, perfectamente calculado, de su esposa. Los paneslavos se
congregaron en territorio crimeano para proporcionar un recibimiento
entusiasta a la reina que tanto luchaba por cumplir su ideario respecto a
la zona balcánica. Los ecos enseguida alcanzaron la capital serbia,
dónde la mayoría de la gente simpatizaba con la reina. Surgieron rumores
acerca de un inminente divorcio entre Milan y Natalija, así como acerca de una posible abdicación de Milan en favor del jovencísimo Alexander.
episodio tuvo un colofón que causó sensación en Europa: la reina
Natalija cogió a su hijo pre-adolescente, Alexander, y abandonó Belgrado
en dirección a la Crimea rusa. Milan se quedó estupefacto ante ese
movimiento, perfectamente calculado, de su esposa. Los paneslavos se
congregaron en territorio crimeano para proporcionar un recibimiento
entusiasta a la reina que tanto luchaba por cumplir su ideario respecto a
la zona balcánica. Los ecos enseguida alcanzaron la capital serbia,
dónde la mayoría de la gente simpatizaba con la reina. Surgieron rumores
acerca de un inminente divorcio entre Milan y Natalija, así como acerca de una posible abdicación de Milan en favor del jovencísimo Alexander.
Pero,
hacia el mes de julio, una Natalija en la cúspide de su popularidad
retornó a Belgrado con Alexander para escenificar la reconciliación con
el rey Milan. Estaba meridianamente claro que ella negociaba esa
reconciliación pública desde una posición de fuerza. Milan tendría que
"atemperar" su austrofilia, permitiendo que adquiriesen mayor pujanza
los movimientos paneslavistas dirigidos desde la Sagrada Rusia.
Asimismo, Milan no podría buscarse ninguna Pompadour porque Natalija
había demostrado que ella no tenía la delicadeza ni la mansa resignación
de María Lezcynska. A mayores, el monarca hubo de conceder permiso para
que, en otoño, Natalija emprendiese un viaje a Italia con el príncipe
Alexander, pese a que suponía un riesgo dejar que ella se moviese por el
continente teniendo a su lado al único heredero del trono.
hacia el mes de julio, una Natalija en la cúspide de su popularidad
retornó a Belgrado con Alexander para escenificar la reconciliación con
el rey Milan. Estaba meridianamente claro que ella negociaba esa
reconciliación pública desde una posición de fuerza. Milan tendría que
"atemperar" su austrofilia, permitiendo que adquiriesen mayor pujanza
los movimientos paneslavistas dirigidos desde la Sagrada Rusia.
Asimismo, Milan no podría buscarse ninguna Pompadour porque Natalija
había demostrado que ella no tenía la delicadeza ni la mansa resignación
de María Lezcynska. A mayores, el monarca hubo de conceder permiso para
que, en otoño, Natalija emprendiese un viaje a Italia con el príncipe
Alexander, pese a que suponía un riesgo dejar que ella se moviese por el
continente teniendo a su lado al único heredero del trono.
Pero
las grietas en el matrimonio seguían presentes, ensanchándose día a
día. Milan podía mostrarse ligeramente más circunspecto en lo que atañía
a su infidelidad, pero seguía vinculado a Artemisia Hristic (quien le
había dado un hijo) y, a la vez, continuaba con sus noches alegres de
juego y alcohol.
las grietas en el matrimonio seguían presentes, ensanchándose día a
día. Milan podía mostrarse ligeramente más circunspecto en lo que atañía
a su infidelidad, pero seguía vinculado a Artemisia Hristic (quien le
había dado un hijo) y, a la vez, continuaba con sus noches alegres de
juego y alcohol.
En
el verano de 1888, Natalija partió hacia el opulento resort de
Wiesbaden, en Hesse, llevando también consigo a su hijo Sacha. Pero esa
vez, Milan decidió coger el guante que ella, con ese viaje, le arrojaba a
la cara. Pese a que sus aliados austríacos le pidieron prudencia para
no "exacerbar" los ánimos del pueblo y no provocar un alzamiento de
consecuencias imprevisibles, Milan tomó dos firmes decisiones. Por un
lado, remitió a Natalija un telegrama comunicándole que había remitido
al Santo Sínodo
una petición formal para que la iglesia ortodoxa serbia disolviese su
matrimonio. Por otro lado, mandó a Wiesbaden al general Protitsch con
una clara encomienda: hacerse con el pequeño Sacha y llevarle de vuelta a
Belgrado. Efectivamente, Protitsch se presentó inopinadamente en
Wiesbaden y logró "raptar" a Sacha.
el verano de 1888, Natalija partió hacia el opulento resort de
Wiesbaden, en Hesse, llevando también consigo a su hijo Sacha. Pero esa
vez, Milan decidió coger el guante que ella, con ese viaje, le arrojaba a
la cara. Pese a que sus aliados austríacos le pidieron prudencia para
no "exacerbar" los ánimos del pueblo y no provocar un alzamiento de
consecuencias imprevisibles, Milan tomó dos firmes decisiones. Por un
lado, remitió a Natalija un telegrama comunicándole que había remitido
al Santo Sínodo
una petición formal para que la iglesia ortodoxa serbia disolviese su
matrimonio. Por otro lado, mandó a Wiesbaden al general Protitsch con
una clara encomienda: hacerse con el pequeño Sacha y llevarle de vuelta a
Belgrado. Efectivamente, Protitsch se presentó inopinadamente en
Wiesbaden y logró "raptar" a Sacha.
Ante
esa reacción fulminante de Milan, Natalija no iba a permanecer de
brazos cruzados. Protestó enérgicamente a propósito de la demanda de
divorcio de su marido. Ella, siendo consciente de su inocencia, no pedía
piedad sino que demandaba justicia. Si bien el metropolitano de la
iglesia ortodoxa serbia, Theodosius, estuvo dispuesto a otorgar la
anulación matrimonial requerida por Milan, otros altos dignatarios
eclesiásticos tomaron partido por la reina, hecho que generó un gran
enojo entre la mayoría de los serbios. Resultaba fácil ver en Milan una
versión balcánica de Henry VIII, tratando de deshacerse, por las malas,
de una reina intachable.
esa reacción fulminante de Milan, Natalija no iba a permanecer de
brazos cruzados. Protestó enérgicamente a propósito de la demanda de
divorcio de su marido. Ella, siendo consciente de su inocencia, no pedía
piedad sino que demandaba justicia. Si bien el metropolitano de la
iglesia ortodoxa serbia, Theodosius, estuvo dispuesto a otorgar la
anulación matrimonial requerida por Milan, otros altos dignatarios
eclesiásticos tomaron partido por la reina, hecho que generó un gran
enojo entre la mayoría de los serbios. Resultaba fácil ver en Milan una
versión balcánica de Henry VIII, tratando de deshacerse, por las malas,
de una reina intachable.
El
fenomenal conflicto suscitado por el divorcio repercutió de inmediato
en las sesiones del parlamento serbio, en el cual los diputados se
hallaban en proceso de elaboración de una nueva constitución. Para
congraciarse con el pueblo al cual representaban, los diputados
aprobaron un artículo por el que los hijos que naciesen de una eventual
nueva esposa quedaban automáticamente excluidos de la línea sucesoria de
los Obrenovic.
fenomenal conflicto suscitado por el divorcio repercutió de inmediato
en las sesiones del parlamento serbio, en el cual los diputados se
hallaban en proceso de elaboración de una nueva constitución. Para
congraciarse con el pueblo al cual representaban, los diputados
aprobaron un artículo por el que los hijos que naciesen de una eventual
nueva esposa quedaban automáticamente excluidos de la línea sucesoria de
los Obrenovic.
Con todo, el divorcio pasó una gran factura a Milan. Apenas le quedaron partidarios:
empezaron a alejarse del monarca, porque les interesaba no comprometer
por entero su posición cara al futuro. Los detractores del monarca
cobraron fuerza. Mientras Natalija partía de Wiesbaden hacia Biarritz,
Francia, a Milan le costaba cada día más sostenerse en el poder. En
enero de 1889 se aprobó la flamante constitución, pero a principios de
marzo el rey se decidió a abdicar a favor de su hijo Sacha, mientras
Milan partía hacia un exilio dorado. Contrariamente a lo que muchos
esperaban, no se dirigió hacia Viena ni mandó llamar a su lado a su
amante Artemisia Hristic, que, entretanto, se había divorciado de su
esposo y vivía con el hijo ilegítimo que había tenido del rey en la
ciudad de Estambul. En cambio, marchó a París.
empezaron a alejarse del monarca, porque les interesaba no comprometer
por entero su posición cara al futuro. Los detractores del monarca
cobraron fuerza. Mientras Natalija partía de Wiesbaden hacia Biarritz,
Francia, a Milan le costaba cada día más sostenerse en el poder. En
enero de 1889 se aprobó la flamante constitución, pero a principios de
marzo el rey se decidió a abdicar a favor de su hijo Sacha, mientras
Milan partía hacia un exilio dorado. Contrariamente a lo que muchos
esperaban, no se dirigió hacia Viena ni mandó llamar a su lado a su
amante Artemisia Hristic, que, entretanto, se había divorciado de su
esposo y vivía con el hijo ilegítimo que había tenido del rey en la
ciudad de Estambul. En cambio, marchó a París.
La
reina, por su parte, consideró algo inminente la vuelta a Belgrado
ahora que la corona pertenecía a su único querido hijo de trece años de
edad. A su favor, suponía ella, contaba también el hecho de que el
consejo de Regencia, nombrado para gobernar hasta la mayoría de edad de
Sacha, estaba presidido por el líder del Partido Liberal, su viejo amigo
Jovan Ristics. Pero el consejo de Regencia prefería evitar mayores
turbulencias en la atmósfera serbia. Ristics transmitió a Natalija un
mensaje claro: se le permitiría visitar a Sacha dos veces al año, pero
era preferible que ella permaneciese en Biarritz.
reina, por su parte, consideró algo inminente la vuelta a Belgrado
ahora que la corona pertenecía a su único querido hijo de trece años de
edad. A su favor, suponía ella, contaba también el hecho de que el
consejo de Regencia, nombrado para gobernar hasta la mayoría de edad de
Sacha, estaba presidido por el líder del Partido Liberal, su viejo amigo
Jovan Ristics. Pero el consejo de Regencia prefería evitar mayores
turbulencias en la atmósfera serbia. Ristics transmitió a Natalija un
mensaje claro: se le permitiría visitar a Sacha dos veces al año, pero
era preferible que ella permaneciese en Biarritz.
Natalija y su hijo Sacha
En
esa tesitura, no cabe extrañarse de que Sacha se transformase en un
joven inmaduro, egocéntrico, caprichoso y con una veta de tiranía casi
infantil. Las circunstancias le habían privado de una infancia estable y
reposada. Para que se conformase con su suerte, se le consentía más de
lo que hubiera sido saludable o conveniente; se le permitía hacer casi
lo que se le antojaba siempre que no metiese las narices en los asuntos
de gobierno.
esa tesitura, no cabe extrañarse de que Sacha se transformase en un
joven inmaduro, egocéntrico, caprichoso y con una veta de tiranía casi
infantil. Las circunstancias le habían privado de una infancia estable y
reposada. Para que se conformase con su suerte, se le consentía más de
lo que hubiera sido saludable o conveniente; se le permitía hacer casi
lo que se le antojaba siempre que no metiese las narices en los asuntos
de gobierno.
La
dura espera de Natalija se prolongó por espacio de dos años. Recién en
febrero de 1891 se creó un gobierno radical que autorizó el regreso
definitivo de algunos personajes controvertidos, como la propia reina
Natalija y el ex metropolitano ortodoxo Mihailo. Ante la entusiasta
bienvenida del pueblo serbio, la reina ingresó al palacio decidida a no
perder la posición de madre bien presente en la vida de un monarca de
quince años. Empezó pronto, sin embargo, a manifestar sus propios puntos
de vista y sus sugerencias respecto a la manera en que debían
conducirse los asuntos de gobierno. No había sorpresas: en su línea
habitual de pensamiento, Natalija buscaba reemplazar la influencia de
Austria por la de Rusia, que entendía más beneficiosa para Serbia.
dura espera de Natalija se prolongó por espacio de dos años. Recién en
febrero de 1891 se creó un gobierno radical que autorizó el regreso
definitivo de algunos personajes controvertidos, como la propia reina
Natalija y el ex metropolitano ortodoxo Mihailo. Ante la entusiasta
bienvenida del pueblo serbio, la reina ingresó al palacio decidida a no
perder la posición de madre bien presente en la vida de un monarca de
quince años. Empezó pronto, sin embargo, a manifestar sus propios puntos
de vista y sus sugerencias respecto a la manera en que debían
conducirse los asuntos de gobierno. No había sorpresas: en su línea
habitual de pensamiento, Natalija buscaba reemplazar la influencia de
Austria por la de Rusia, que entendía más beneficiosa para Serbia.
Aquello
suscitó movimientos en la cancillería imperial austríaca. Enseguida
buscaron a Milan, a quien exhortaron a salvar a su hijo y a su país de
la influencia paneslavista de Natalija. En Belgrado se difundieron
rumores según los cuales el rey anterior volvería reforzado quizá por un
cuerpo de ejército austríaco para tomar de nuevo el poder. Con eso se
mezcló el temor al estallido de una revuelta popular. Entonces el
consejo de Regencia ordenó a Natalija que se marchase del país. Pero
ella declaró en tono firme que sólo se iría si la echaban por la fuerza:
asomándose a una ventana de palacio, solicitó, a voces, la ayuda del
"buen pueblo de Belgrado". La gente
se amotinó para favorecer a la soberana que apelaba a su lado emocional
y sentimental, de forma que los soldados se quedaron sin saber qué
camino tomar, prefiriendo, en última instancia, retirarse de escena.
suscitó movimientos en la cancillería imperial austríaca. Enseguida
buscaron a Milan, a quien exhortaron a salvar a su hijo y a su país de
la influencia paneslavista de Natalija. En Belgrado se difundieron
rumores según los cuales el rey anterior volvería reforzado quizá por un
cuerpo de ejército austríaco para tomar de nuevo el poder. Con eso se
mezcló el temor al estallido de una revuelta popular. Entonces el
consejo de Regencia ordenó a Natalija que se marchase del país. Pero
ella declaró en tono firme que sólo se iría si la echaban por la fuerza:
asomándose a una ventana de palacio, solicitó, a voces, la ayuda del
"buen pueblo de Belgrado". La gente
se amotinó para favorecer a la soberana que apelaba a su lado emocional
y sentimental, de forma que los soldados se quedaron sin saber qué
camino tomar, prefiriendo, en última instancia, retirarse de escena.
Pero
Natalija se equivocó al creer que podía haber triunfado con su
espectacular gesto. El consejo de Regencia esperó a que el pueblo
soliviantado se sosegase, se confiase y volviese a sus casas. Ya entrada
la noche, otro retén de la guardia se presentó en busca de Natalija.
Ella no tuvo nadie quien llamar "en su auxilio" y, con sus enseres
rápidamente empacados, se encontró, de pronto, expulsada de Serbia. Casi
simultáneamente, el consejo de Regencia había informado de ese detalle a
Milan, ofreciéndole una asignación de un millón de francos si él se
comprometía a no volver a Belgrado. Milan aceptó y, unos meses más
tarde, renunció a su ciudadanía serbia en un gesto claro de que no
pensaba regresar para no poner en aprietos a Sacha.
Natalija se equivocó al creer que podía haber triunfado con su
espectacular gesto. El consejo de Regencia esperó a que el pueblo
soliviantado se sosegase, se confiase y volviese a sus casas. Ya entrada
la noche, otro retén de la guardia se presentó en busca de Natalija.
Ella no tuvo nadie quien llamar "en su auxilio" y, con sus enseres
rápidamente empacados, se encontró, de pronto, expulsada de Serbia. Casi
simultáneamente, el consejo de Regencia había informado de ese detalle a
Milan, ofreciéndole una asignación de un millón de francos si él se
comprometía a no volver a Belgrado. Milan aceptó y, unos meses más
tarde, renunció a su ciudadanía serbia en un gesto claro de que no
pensaba regresar para no poner en aprietos a Sacha.
Una
serie de enfrentamientos surgieron en el seno del consejo de Regencia,
lo que tenía a los habitantes de Belgrado en una constante agitación,
siempre al borde de un alzamiento de uno u otro signo. Aquella situación
fue aprovechada de modo inesperado por Alexander, que ya tenía
diecisiete años. Le faltaba un año, de hecho, para alcanzar la mayoría
de edad. Pero no tenía ganas de seguir esperando doce
meses a que llegase su momento, así que, en un coup palaciego,
precipitó los acontecimientos. Se proclamó a sí mismo capaz de reinar,
privó a los regentes de sus cargos y se dispuso a iniciar su etapa de
monarca contando con un gobierno radical pero dentro del espectro de
políticos más moderados de esa facción concreta.
serie de enfrentamientos surgieron en el seno del consejo de Regencia,
lo que tenía a los habitantes de Belgrado en una constante agitación,
siempre al borde de un alzamiento de uno u otro signo. Aquella situación
fue aprovechada de modo inesperado por Alexander, que ya tenía
diecisiete años. Le faltaba un año, de hecho, para alcanzar la mayoría
de edad. Pero no tenía ganas de seguir esperando doce
meses a que llegase su momento, así que, en un coup palaciego,
precipitó los acontecimientos. Se proclamó a sí mismo capaz de reinar,
privó a los regentes de sus cargos y se dispuso a iniciar su etapa de
monarca contando con un gobierno radical pero dentro del espectro de
políticos más moderados de esa facción concreta.
Las
cosas no mejoraron sustancialmente. El joven rey Alexander tenía que
preocuparse por los contactos que mantenían distintas fuerzas políticas
con otros eventuales posibles monarcas. Por ejemplo, los Obrenovic
habían alcanzado el trono arrebatándoselo a los Karageorgevich, pero
estos mantenían intactas sus aspiraciones de volver a reinar en Belgrado
en cuanto cayese en desgracia la familia rival. En esa época, otro
príncipe serbio, Petar Karageorgevich, constituía una posibilidad muy
interesante que barajaban principalmente los rusos: el príncipe se había
casado con una de las hijas de su fiel aliado el rey Nikola de
Montenegro, viviendo con su esposa -Zorka- en Cetinje. Paralelamente,
cobraba fuerza el rumor de que el zar estaba valorando una opción "ni
Obrenovic ni Karageorgevich" sino "Romanov": se suponía que líderes
radicales extremos estaban rogándole a San Petersburgo que les enviase a
fundar una dinastía a cualquiera de los grandes duques de Rusia.
cosas no mejoraron sustancialmente. El joven rey Alexander tenía que
preocuparse por los contactos que mantenían distintas fuerzas políticas
con otros eventuales posibles monarcas. Por ejemplo, los Obrenovic
habían alcanzado el trono arrebatándoselo a los Karageorgevich, pero
estos mantenían intactas sus aspiraciones de volver a reinar en Belgrado
en cuanto cayese en desgracia la familia rival. En esa época, otro
príncipe serbio, Petar Karageorgevich, constituía una posibilidad muy
interesante que barajaban principalmente los rusos: el príncipe se había
casado con una de las hijas de su fiel aliado el rey Nikola de
Montenegro, viviendo con su esposa -Zorka- en Cetinje. Paralelamente,
cobraba fuerza el rumor de que el zar estaba valorando una opción "ni
Obrenovic ni Karageorgevich" sino "Romanov": se suponía que líderes
radicales extremos estaban rogándole a San Petersburgo que les enviase a
fundar una dinastía a cualquiera de los grandes duques de Rusia.
El
panorama era complicado. Alexander necesitaba consigo a alguien que le
asesorase desde la experiencia y le apoyase incondicionalmente, por lo
que, a principios de 1893, tomó una decisión expeditiva: mandó llamar a
su padre, Milan, que seguía en París.
panorama era complicado. Alexander necesitaba consigo a alguien que le
asesorase desde la experiencia y le apoyase incondicionalmente, por lo
que, a principios de 1893, tomó una decisión expeditiva: mandó llamar a
su padre, Milan, que seguía en París.
Antes
de volver a su país natal, Milan decidió dar un paso espectacular:
visitar en Biarritz a su ex esposa Natalija. El encuentro debió resultar
memorable. Se cuenta que ella había tratado de recubrirse por entero de
una serena indiferencia ante la visita, pero que su compostura se hizo
trizas al hallarse frente a frente con un hombre que temblaba
ostensiblemente por una mezcla de nerviosismo y emoción. Milan explicó a
Natalija que, habiendo sido llamado por Sacha, pensaba viajar de
inmediato para ponerse a su servicio, pues un monarca tan falto de
preparación y experiencia podía ser enseguida pasto de buitres. En ese
aspecto, Natalija estaba plenamente de acuerdo con Milan. Ahora que se
trataba de luchar por su único descendiente común, echaron al olvido los
agravios y resquemores del pasado y decidieron reconciliarse de forma
pública y notoria: los dos solicitarían, conjuntamente, la revocación de
su decreto de divorcio.
de volver a su país natal, Milan decidió dar un paso espectacular:
visitar en Biarritz a su ex esposa Natalija. El encuentro debió resultar
memorable. Se cuenta que ella había tratado de recubrirse por entero de
una serena indiferencia ante la visita, pero que su compostura se hizo
trizas al hallarse frente a frente con un hombre que temblaba
ostensiblemente por una mezcla de nerviosismo y emoción. Milan explicó a
Natalija que, habiendo sido llamado por Sacha, pensaba viajar de
inmediato para ponerse a su servicio, pues un monarca tan falto de
preparación y experiencia podía ser enseguida pasto de buitres. En ese
aspecto, Natalija estaba plenamente de acuerdo con Milan. Ahora que se
trataba de luchar por su único descendiente común, echaron al olvido los
agravios y resquemores del pasado y decidieron reconciliarse de forma
pública y notoria: los dos solicitarían, conjuntamente, la revocación de
su decreto de divorcio.
Alexander
Así
armado, Milan emprendió el largo trayecto. El gobierno serbio tuvo
conocimiento de que su ex rey estaba a punto de llegar después de que
éste emprendiese la última etapa de viaje, saliendo en tren de Budapest
con destino Belgrado. Se produjo una notable conmoción entre los
políticos. Si habían confiado en manejar a Alexander, desde luego no
confiaban en poder manejar a Milan. El ex soberano constituía un
elemento nuevo a tener en cuenta: volvía con ganas de poner su astucia
política al servicio únicamente de su hijo.
armado, Milan emprendió el largo trayecto. El gobierno serbio tuvo
conocimiento de que su ex rey estaba a punto de llegar después de que
éste emprendiese la última etapa de viaje, saliendo en tren de Budapest
con destino Belgrado. Se produjo una notable conmoción entre los
políticos. Si habían confiado en manejar a Alexander, desde luego no
confiaban en poder manejar a Milan. El ex soberano constituía un
elemento nuevo a tener en cuenta: volvía con ganas de poner su astucia
política al servicio únicamente de su hijo.
Los
acontecimientos se sucedieron rápido. En abril, un real decreto volvió a
situar en una posición de privilegio dentro de la familia real a Milan y
Natalija, cuyo divorcio se declaró nulo. En mayo, se reinstauró la
constitución de 1869 y la reina Natalija regresó a Belgrado después de
cuatro años de ausencia. Alexander, de pronto, se encontraba en una
situación más favorable en todos los sentidos. Ya no estaba solo,
contaba con dos sólidos apoyos y el futuro se extendía ante él como un
cúmulo de dichosas posibilidades.
acontecimientos se sucedieron rápido. En abril, un real decreto volvió a
situar en una posición de privilegio dentro de la familia real a Milan y
Natalija, cuyo divorcio se declaró nulo. En mayo, se reinstauró la
constitución de 1869 y la reina Natalija regresó a Belgrado después de
cuatro años de ausencia. Alexander, de pronto, se encontraba en una
situación más favorable en todos los sentidos. Ya no estaba solo,
contaba con dos sólidos apoyos y el futuro se extendía ante él como un
cúmulo de dichosas posibilidades.
La reina Natalia (primera desde la izquierda) y Draga, entonces dama de la corte (tercera entre las de pie detrás), en 1893.
Aunque
se estableciese en Belgrado, Natalija siguió pasando largas temporadas
en Biarritz, lugar por el que sentía verdadera pasión, y, asimismo,
realizaba frecuentes viajes a otros sitios que le resultaban atrayentes.
Era, ya, una mujer que no podía permanecer quieta en la capital del
reino de su hijo. Si se quedaba demasiado tiempo, además, se exponía a
que la gente creyese que estaba entrometiéndose en asuntos que no le
incumbían -y ya sabía por propia experiencia que así no iba a ninguna
parte excepto al exilio-. En plena madurez, Natalija aceptaba que
Alexander tuviera a Milan a su lado para aconsejarle y guiarle. Ella
podía relajarse por completo en ese aspecto, lo que, aparte, le convenía
porque le evitaba ulteriores problemas.
se estableciese en Belgrado, Natalija siguió pasando largas temporadas
en Biarritz, lugar por el que sentía verdadera pasión, y, asimismo,
realizaba frecuentes viajes a otros sitios que le resultaban atrayentes.
Era, ya, una mujer que no podía permanecer quieta en la capital del
reino de su hijo. Si se quedaba demasiado tiempo, además, se exponía a
que la gente creyese que estaba entrometiéndose en asuntos que no le
incumbían -y ya sabía por propia experiencia que así no iba a ninguna
parte excepto al exilio-. En plena madurez, Natalija aceptaba que
Alexander tuviera a Milan a su lado para aconsejarle y guiarle. Ella
podía relajarse por completo en ese aspecto, lo que, aparte, le convenía
porque le evitaba ulteriores problemas.
El
verano de 1894 encontró a Natalija de nuevo en Biarritz. Allí
disfrutaba de la animada temporada estival cuando recibió un telegrama
de su hijo Sacha anunciándole que acudía a visitarla. Era la primera vez
que Sacha viajaba a aquel balneario de moda, así que Natalija estaba
entusiasmada. Por supuesto, no podía prever que esa visita de tendría
efectos dramáticos sobre las existencias de todos ellos...
verano de 1894 encontró a Natalija de nuevo en Biarritz. Allí
disfrutaba de la animada temporada estival cuando recibió un telegrama
de su hijo Sacha anunciándole que acudía a visitarla. Era la primera vez
que Sacha viajaba a aquel balneario de moda, así que Natalija estaba
entusiasmada. Por supuesto, no podía prever que esa visita de tendría
efectos dramáticos sobre las existencias de todos ellos...
Imagen
antigua del palacio de la reina Natalija en Biarritz, al que llamó
"Sachino", el mismo diminutivo cariñoso que ella aplicaba a su hijo
Aleksander, “Sacha” (de Sacha,Sachino).
antigua del palacio de la reina Natalija en Biarritz, al que llamó
"Sachino", el mismo diminutivo cariñoso que ella aplicaba a su hijo
Aleksander, “Sacha” (de Sacha,Sachino).
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