lunes, 15 de agosto de 2016

El archivero catalán que manipuló los documentos de la Edad Media | La Aventura de la Historia | EL MUNDO

El archivero catalán que manipuló los documentos de la Edad Media | La Aventura de la Historia | EL MUNDO






ELECCIONES CATALUÑA / HISTORIA

El archivero catalán que manipuló los documentos de la Edad Media

Próspero
de Bofarull i Mascaró, director del Archivo de la Corona de Aragón,
decidió, hacia 1847, reescribir el Llibre del Repartiment del Regne de
València de la Edad Media con el objetivo de engrandecer y magnificar el
papel que tuvieron los catalanes en la conquista del reino de Valencia
de 1238
Las primeras piedras del nacionalismo se edificaron sobre una invención. La de Próspero de Bofarull i Mascaró, barcelonés y director del Archivo de la Corona de Aragón, que decidió, hacia 1847, reescribir el Llibre del Repartiment del Regne de València
de la Edad Media con el objetivo de engrandecer y magnificar el papel
que tuvieron los catalanes en la conquista del reino de Valencia de
1238. Próspero suprimió en su edición fácsímil del histórico volumen
apellidos aragoneses, navarros y castellanos para darle más importancia
numérica a los catalanes.

La manipulación, obra para más inri del
hombre encargado de garantizar la integridad del archivo, era sólo el
comienzo de una cadena de falsificaciones que pronto alimentaría la
semilla del nacionalismo y construiría un relato distorsionado de la Historia de Cataluña,
ficción que han llegado hasta nuestros días. A las adulteraciones de
Próspero de Bofarull se uniría la conveniente desaparición del
testamento de Jaime I -legajo 758, según la antigua numeración- que
establecía los límites de los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y
del Condado de Barcelona. Y qué decir del Llibre dels Feyts [Hechos] d'Armes de Catalunya, falsamente considerado una joya de la literatura catalana medieval. Su autor, Joan Gaspar Roig i Jalpí (1624-1691), ejecutó un engaño extraordinario
al asegurar que la obra, en realidad escrita por él en el siglo XVII,
era una copia de un incunable de 1420 firmado por Bernard Boadas. El
apócrifo ha sido usado como fuente para narrar la historia de la patria
catalana durante siglos, hasta que en 1948 el medievalista y lingüista
Miquel Coll y Alentorn descubrió el timo.

La manipulación del independentismo

Estas y otras manipulaciones ponen en evidencia cómo el independentismo catalán ha torcido la Historia
a su antojo y que desde Cataluña pasen de largo sobre los retoques que
el admirado archivero Próspero de Bofarull -un enorme retrato suyo
decora la sede del Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona- hizo
del Llibre del Repartiment. Fue el filólogo e historiador
Antonio Ubieto quien denunció en los años 80 que Próspero de Bofarull
había modificado el Llibre en el que se registraban las donaciones de
casas o terrenos hechas por Jaime I a los que participaron en la
conquista de Valencia descartando asientos que se referían a
repobladores aragoneses, navarros y castellanos.

El
descubrimiento, que ha pasado prácticamente desapercibido pese a su
trascendencia, le supuso a Antonio Ubieto el enfrentamiento con
compañeros catalanistas y ser objeto de amenazas.

No
en vano venía a derribar parte del mito catalán y a cuestionar la labor
de quien es recordado como el erudito que reorganizó y puso en valor el
archivo tras años de abandono. Próspero de Bofarull inició una saga
familiar de renombrado prestigio en Cataluña. Su hijo Manuel Bofarull i
de Sartorio (1816-1892), notable historiador, heredaría su cargo de
archivero entre 1850 y 1892. Otro ilustre Bofarull es su sobrino Antonio
Bofarull i Broca (1821-1892), historiador, poeta, dramaturgo y autor de
Confederación catalano-aragonesa (1872), obra que también
apuntalaría la senda nacionalista al conferirle al Condado de Barcelona
el mismo estatuto que al reino de Aragón. Así, a la manipulación documental de
Próspero, explica José Luis Corral Lafuente, profesor y miembro del
departamento de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, se
añadió la "tergiversacion de conceptos". Porque este calificativo de
"confederación" que lanzaba Antonio Bofarull derivaría pronto en otros
de mayor calado. Como el de "Corona Catalano-Aragonesa", término que se
justificó por la unión, en 1150, del conde de Barcelona, Ramón Berenguer
IV, con Petronila, la heredera del rey de Aragón Ramiro II el Monje.

Se trataba de una unión matrimonial y dinástica, pero nunca política, como asevera José Luis Corral Lafuente, autor de Historia contada de Aragón
(2010): "El Condado de Barcelona era un estado soberano en el siglo X,
con usos y leyes propias, pero nunca un reino". Pese a ello, la ilusión
del reino catalán aún sigue vigente en la web de la Generalitat, que
sobre el matrimonio de Berenguer IV y Petronila dice: "La unión,
aplaudida por los nobles aragoneses, permitió que cada uno de los dos
reinos conservara su personalidad política, sus leyes y costumbres...".
Del archivero del siglo XIX al nacionalismo del XXI: la extensión de una
mentira histórica.

Los
registros manipulados por Próspero de Bofarull (1777-1859) del Llibre
del Repartiment, no sólo tenían por objeto maquillar que los catalanes
fueron minoría en la conquista y repoblación del reino de Valencia por
detrás de aragoneses y navarros. Pretendían además cimentar la
preeminencia de la lengua catalana sobre el valenciano, dando fuelle a
que ésta habría surgido como influencia del catalán, tal y como explica a
Crónica la filóloga María Teresa Puerto, alumna de Ubieto y autora de
Cronología histórica de la Lengua valenciana (2007).

Perpetuar una historia falsa

*Próspero de Bofarull reprodujo los documentos -con las omisiones- en su obra Colección de Documentos Inéditos de la Corona de Aragón, más conocida como CODOIN, editada entre 1847 y 1856, manual que se usó como referencia por muchos historiadores.

La
importancia de estas manipulaciones del siglo XIX hay que enmarcarlas
en el contexto del momento. Surgieron al calor de la Renaixença,
movimiento de la recuperación de la lengua catalana, del que la familia Bofarull,
sobre todo Antonio Bofarull i Broca, fue protagonista indiscutible. Los
Renaxentistas, buscando una grandeza y una identidad nacional, impulsaron leyendas y mitos de la Edad Media
como germen del catalanismo. Un ejercicio de "historia presentista",
como lo cataloga José Luis Corral Lafuente, consistente en proyectar los
deseos del presente en el pasado. Entre las piezas de antaño que se
recuperaron está el antes citado Llibre dels Feyts d'armes de Catalunya,
una obra que narra la historia de Cataluña desde los tiempos más
primitivos hasta el reinado de Alfonso V el Magnánimo (1396-1458) y que
se había datado en 1420. Así se creyó hasta que en 1949 los medievalista
Miquel Coll i Alentorn y Martí de Riquer desvelaron en Examen
Lingüístico del Llibre dels Feyts d'armes de Catalunya que el
verdadero autor era Joan Gaspar Roig i Jalpí (1624-1691) y que estaba
escrito en el siglo XVII. El falsificador había tratado de emular el
lenguaje del siglo XV pero no lo había logrado del todo.

El testamento desaparecido

Es una verdadera pena que la desaparición del primer testamento de Jaime I,
de 1241. Su importancia reside en que era el único -hubo tres más en
1243, 1248 y 1262- en el que se establecían los límites de cada reino
resultante de las conquistas del rey aragonés: los reinos de Aragón,
Valencia y Mallorca y el condado de Barcelona. Se tiene constancia de
parte de su contenido porque el historiador Jerónimo Zurita cita su
contenido en Anales de la Corona de Aragón (1562 -1580). No
está claro cuándo pudo perderse, o sustraerse, pero sí que en él no
constaba ninguna intención por parte de Jaime I de otorgar a Cataluña
otra consideración que no fuera la de condado feudal. Tras el ultimo
testamento (1262), el condado de Barcelona siguió unido al reino de
Aragón en la figura de Pedro II, hijo de Jaime I, y rey de Aragón y
conde de Barcelona.

En paralelo a las manipulaciones se fueron construyendo otros mitos nacionales,
como el de la propia senyera, bandera ahora de la comunidad autónoma de
Cataluña. La cuatribarrada, propia del reino de Aragón, en tiempos de
Jaime I no era ni siquiera una bandera, pues este es un concepto
moderno, sino el emblema medieval de la casa de la Corona de Aragón,
otorgado por el Papa a sus vasallos: cuatro barras doradas sobre fondo
rojo.

El origen de su vinculación con el Condado Cataluña se atribuyó a la leyenda de Wifredo el velloso
(840-897), fundador de la Casa Condal de Barcelona. Este caballero
catalán habría sido herido tras socorrer a un emperador Franco en la
batalla. Entonces el emperador mojó sus manos en la sangre de Wifredo y
trazó sobre su escudo dorado las cuatro franjas. El medievalista catalán
Martí de Riquer refutó la leyenda atribuyéndola a la "manía de buscar
orígenes místicos en la heráldica" y, en concreto, a una crónica de 1555
del valenciano Pere Antón Beuter, que a su vez se habría inspirado en
otro relato del castellano Hernán Mexia.

Mas relevante es el sitio de Barcelona en 1714 por
parte de las tropas de Felipe V durante la Guerra de Sucesión
(1701-1715). El historiador Ricardo García Cárcel cuestiona que el
pueblo catalán se alzara en armas contra los castellanos. Lo define como
una lucha entre los partidarios del borbón Felipe V y los del
archiduque Carlos, de los Austria.

Rafael Casanova (1660-1743),
un jurista que se erigió como defensor heroico durante ese sitio, fue
exaltado también en la Renaixença del siglo XIX, cuando en 1863 se le
dedicó una calle y después una estatua en Barcelona, en 1888, durante la
Exposición Universal. Casanova, que aparece como figura central en el
cuadro de Antoni Estruch i Bros, 11 de septiembre, enarbolando no la
senyera sino la bandera de Santa Eulalia que identifica la ciudad
Condal, defendió la causa del archiduque Carlos, y sobrevivió a la
batalla para seguir ejerciendo como hombre de leyes hasta su muerte, en
1743.

Para historiadores como José Luis Corral Lafuente, la cascada de manipulaciones sólo han servido para restar credibilidad al rico legado de un condado
que fue soberano e influyente sin necesidad de estas falsificaciones y
leyendas más acordes con los anhelos de independencia del sector
catalanista.

* Publicado en Crónica de El Mundo 8/9/2013

*
Corrección: Se ha modificado un párrafo para clarificar el significado
de las alteraciones de Próspero de Bofarull, que se produjeron al
transcribir el documento histórico en la edición del Codoin, una
reproducción del original en el que se omitieron los apellidos citados.




3 Comentarios









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@bortx_bidegain #2
Everywhere beans are boiled. Pero que un archivero estropee a propósito
un ejemplar histórico, se haga desaparecer el testamento no de un rey
sino del rey y que se inventen libros... ¡eso no pasa ni en España! :)






2




@AlbertoMendiburu #1
Por cierto Alberto, también ocurrio en el País Vasco. Hay mucho con
apellidos vascos, no por "herencia" sino por "síntesis". Para pedir
derechos y eso...






1




Como para dejarlos sueltos... ¡pobres valencianos! ¡pobres
aragoneses! ¡pobres mallorquines! ¡pobres leridanos! ¡pobres
tarragoneses! ¡pobres gentes de Ausona! Cataluña es una invención
Barcelonesa para mantener y extender su hegemonía a costa de herir lo
más profundo de los sentimientos de las personas. ¡Basta ya!





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