Arte en Madrid
Desde 1992 en que fue inaugurado, el Museo Thyssen ocupa el que fuera antiguo Palacio de Villahermosa. Como vimos, este inmueble, junto con otros cuatro colindantes, formaron el sitio nº 6 de la que sería la manzana nº 273, que hacia 1750 era propiedad de la condesa de Altri. En 1771 su dueño pasó a ser el duque de Villahermosa.
A finales del siglo XIX la heredera del título de Villahermosa,
Carmen de Aragón, se casó con José Manuel Goyeneche, conde de Guaqui. El
hermano de José Manuel, Juan Mariano, que heredó el título de conde de
Guaqui, también pasó a poseer los terrenos aledaños al Palacio de
Villahermosa, sobre los que en el siglo XX se construyeron las conocidas
como Casa de la duquesa de Goyeneche y Casa del conde de Guaqui.
Un complicado entramado de títulos nobiliarios, matrimonios y
herencias que se refleja en los solares de esta manzana y la
construcción de sus casas-palacio.
La antigua Casa Palacio de la Duquesa de Goyeneche, en la calle Marqués de Cubas actual número 21, fue construida en 1915.
Y en el número 19, con vuelta a la calle de Zorrilla, se levantó la Casa del Conde de Guaqui. Esta se comenzó a construir en 1917 según proyecto del arquitecto Cesáreo Iradier.
En noviembre de ese año 1917 la revista La Construcción Moderna
publicaba la noticia de que, sobre el solar del entonces nº 13 de la
calle, propiedad del conde de Guaqui, el nuevo edificio se hallaba en
construcción “inspirada la arquitectura de las fachadas en el estilo
antiguo del renacimiento español”.
Fue reformado en 1952 por Luis García de la Rasilla y en 1995 por Francisco Ramírez Montesinos.
El proyecto original de Iradier utilizó elementos característicos de
la arquitectura de comienzos del siglo XX, destacando el uso de las
artes decorativas como la escultura, el hierro forjado y la cerámica.
Ambos edificios, el de la duquesa de Goyeneche y el del conde de
Guaqui, fueron reestructurados en 2002 para la ampliación del Museo
Thyssen que desde entonces albergan.
En la actualidad, durante la visita al museo, tras una inesperada
puerta, podemos comprobar que se conserva el portal del segundo, de la
Casa-palacio de Guaqui en el que se ha instalado una maqueta del
conjunto museístico.
Con sus espléndidas puertas de hierro forjado que ahora contemplamos
desde el interior, su puerta de entrada a la vieja Portería…
… y su hermoso zócalo de cerámica.
Creo que es lo único que queda del interior de la casa-palacio del
conde de Guaqui, por otra parte ahora sede de extraordinarias obras de
arte propiedad del Museo Thyssen. Cuando vayáis la próxima vez al museo
echadle un vistazo al antiguo portal, bonito recuerdo del pasado y de
una arquitectura perdida. Y a la salida no olvidéis dar una vuelta a la
manzana y contemplar las preciosas fachadas de las en otro tiempo casas
palaciegas.
Por: Mercedes Gómez
———-
Fuentes y bibliografía:
Museo Thyssen
La edificación en Madrid. La Construcción Moderna, nº 21, Madrid, nov. 1917.
Monte-Cristo. “Un libro notable debido a la duquesa de Goyeneche”, Blanco y Negro, 22 enero 1928, pp. 59-62.
COAM. Guía de Arquitectura de Madrid. 2003.
A finales del siglo XIX la heredera del título de Villahermosa,
Carmen de Aragón, se casó con José Manuel Goyeneche, conde de Guaqui. El
hermano de José Manuel, Juan Mariano, que heredó el título de conde de
Guaqui, también pasó a poseer los terrenos aledaños al Palacio de
Villahermosa, sobre los que en el siglo XX se construyeron las conocidas
como Casa de la duquesa de Goyeneche y Casa del conde de Guaqui.
Un complicado entramado de títulos nobiliarios, matrimonios y
herencias que se refleja en los solares de esta manzana y la
construcción de sus casas-palacio.
La antigua Casa Palacio de la Duquesa de Goyeneche, en la calle Marqués de Cubas actual número 21, fue construida en 1915.
Y en el número 19, con vuelta a la calle de Zorrilla, se levantó la Casa del Conde de Guaqui. Esta se comenzó a construir en 1917 según proyecto del arquitecto Cesáreo Iradier.
En noviembre de ese año 1917 la revista La Construcción Moderna
publicaba la noticia de que, sobre el solar del entonces nº 13 de la
calle, propiedad del conde de Guaqui, el nuevo edificio se hallaba en
construcción “inspirada la arquitectura de las fachadas en el estilo
antiguo del renacimiento español”.
Fue reformado en 1952 por Luis García de la Rasilla y en 1995 por Francisco Ramírez Montesinos.
El proyecto original de Iradier utilizó elementos característicos de
la arquitectura de comienzos del siglo XX, destacando el uso de las
artes decorativas como la escultura, el hierro forjado y la cerámica.
Ambos edificios, el de la duquesa de Goyeneche y el del conde de
Guaqui, fueron reestructurados en 2002 para la ampliación del Museo
Thyssen que desde entonces albergan.
En la actualidad, durante la visita al museo, tras una inesperada
puerta, podemos comprobar que se conserva el portal del segundo, de la
Casa-palacio de Guaqui en el que se ha instalado una maqueta del
conjunto museístico.
Con sus espléndidas puertas de hierro forjado que ahora contemplamos
desde el interior, su puerta de entrada a la vieja Portería…
… y su hermoso zócalo de cerámica.
Creo que es lo único que queda del interior de la casa-palacio del
conde de Guaqui, por otra parte ahora sede de extraordinarias obras de
arte propiedad del Museo Thyssen. Cuando vayáis la próxima vez al museo
echadle un vistazo al antiguo portal, bonito recuerdo del pasado y de
una arquitectura perdida. Y a la salida no olvidéis dar una vuelta a la
manzana y contemplar las preciosas fachadas de las en otro tiempo casas
palaciegas.
Por: Mercedes Gómez
———-
Fuentes y bibliografía:
Museo Thyssen
La edificación en Madrid. La Construcción Moderna, nº 21, Madrid, nov. 1917.
Monte-Cristo. “Un libro notable debido a la duquesa de Goyeneche”, Blanco y Negro, 22 enero 1928, pp. 59-62.
COAM. Guía de Arquitectura de Madrid. 2003.
Jean Laurent y Minier nació en Garchizy, región de Borgoña,
Francia, el 23 de julio de 1816. El próximo sábado se cumplirán 200
años.
Llegó a Madrid en 1844, joven, con la intención de hacer fortuna, como tantos otros. Tenía 27 años.
Después de otros trabajos y actividades –comenzó como jaspeador de
papel– en 1856 abrió su estudio fotográfico en la Carrera de San
Jerónimo. Pronto consiguió un gran prestigio y fama como retratista.
Además tuvo una gran visión comercial y empresarial; desarrolló una gran
obra que hoy es un valioso legado, sus fotografías son documentos
inestimables.
Entre 1861 y 1868 utilizó como reclamo comercial que era Fotógrafo de SM la Reina. De esa época son algunos de los Retratos, que tan importante papel juegan en su obra.
Laurent no solo fotografió a la reina Isabel II, sino también a
aristócratas y a muchos de los personajes más notables del siglo XIX.
Además, Laurent, con la ayuda de sus colaboradores, recogió todos los
sucesos decisivos, la llegada del ferrocarril, la traída de las aguas
del Canal… y las transformaciones de la ciudad, como la de la Puerta del
Sol, que fotografió antes y después de la reforma. Reflejó momentos
importantes de la historia de Madrid, sus cambios urbanísticos y su vida
cotidiana. Su obra es imprescindible para el estudio y comprensión de
la sociedad madrileña y española de la época.
En la famosa exposición dedicada al Antiguo Madrid en 1926 en el edificio del Hospicio
se expusieron varias fotografías de Laurent. Algunas de ellas pasaron a
formar parte del Museo Municipal que poco después fue allí instalado.
El Museo Municipal, hoy llamado Museo de Historia,
posee una gran colección de fotografías históricas –positivos en papel,
positivos en formato tarjeta de visita, negativos de vidrio y postales–,
más de 26.000, de las cuales 5.011 son obra de Laurent. Al museo
llegaron por diversas vías, adquisiciones, donaciones…
Actualmente en la 2ª planta dedicada al siglo XIX, al Sueño de una ciudad nueva, se exponen algunas de sus fotos, como las que hemos visto más arriba de las Castañeras y la de la Puerta del Sol, o la que vemos a continuación del Estanque del Retiro. Pocas.
Pero en la web municipal memoriademadrid
podemos admirar un gran número de ellas. Desde las fotografías más
antiguas anteriores a 1863 a las tarjetas postales de comienzos del
siglo XX. También se conservan algunas estampas realizadas a partir de
fotografías suyas, muchas de ellas publicadas en La Ilustración Española y Americana.
Hace más de diez años el Museo Municipal acometió el proyecto de publicar el Catálogo
de la obra del fotógrafo francés, acompañado de una gran tarea de
investigación. En 2005 se publicó el primer tomo de retratos dedicado a
los Artistas plásticos. Posteriormente se publicaron otros tres, el segundo tomo, Artistas de la escena; el tercero, Escritores, músicos, artistas de circo, toreros; y el cuarto (en dos volúmenes) dedicado a los Políticos. Faltan otros dos volúmenes para completar el plan.
Laurent fotografió la vida en Madrid y sus edificios, por supuesto la
fachada del viejo Hospicio, que con el tiempo albergaría el Museo
Municipal.
Curiosamente siempre firmaba como J. Laurent o Juan Laurent, nunca
Jean, a pesar de ser francés y no dejar en ningún momento de ser súbdito
de su país de origen. Incluso en el acta de defunción del Registro
Civil se le designa como Juan Laurent.
Murió en Madrid el 24 de noviembre de 1886, fecha desconocida hasta
que la descubrió Ana Gutiérrez durante su investigación incluida en la
publicación del mencionado primer tomo de Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid.
Laurent fue enterrado en el Cementerio de la Almudena. La lápida, que
al menos en 2005 (de esa fecha es la foto que se incluye en este primer
tomo publicado por el Museo Municipal) estaba en muy mal estado y no
permitía leer bien su nombre pues faltaban las dos primeras letras:
“….AN” ¿Juan o Jean?
Esta es la preciosa nota que la autora Ana Gutiérrez escribió en su artículo J. Laurent, creador, innovador y maestro de la fotografía:
“Desde aquí requiero al Instituto del Patrimonio Histórico Español,
que custodia y conserva sus negativos, para que restaure esta lápida, y
al Ayuntamiento de Madrid, por ser la ciudad en la que este fotógrafo
francés eligió vivir y en la que desarrolló su importante labor
profesional para la difusión de la cultura española en Europa y por
conservar en su Museo Municipal también una parte importante de su obra…
para que lo permita, colabore y cuide de ella una vez restaurada…”
La foto y el texto son de 2005, en estos momentos desconozco si la
lápida sigue en el mismo lamentable estado. Ojalá no –intentaremos
recabar nueva información–, pero si así fuera, nos sumamos a la petición
de la autora, Madrid se lo debe a J. Laurent.
Estos días celebramos el bicentenario de su nacimiento recordando su
vida y su obra, de una importancia extraordinaria para nosotros.
Gracias, J. Laurent.
Por : Mercedes Gómez
——
Bibliografía:
Museo Municipal de Madrid. Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid. Retratos. Tomo I. Artistas Plásticos. Madrid, 2005.
Web Ayuntamiento de Madrid
Museo del Prado
Y para conocer en profundidad la vida y la obra del gran fotógrafo no
dejéis de leer los magníficos artículos ya publicados en esta Semana Jean Laurent, Jean Laurent, un fotógrafo francés en la Villa y Corte, por los Laberintos del Arte; y Jean Laurent, una mirada del ayer para comprender el hoy por Investigart. Y los próximos, a los que estaremos atentos…
Y por supuesto seguidnos en Twitter con #200Laurent
¡De parte de todos, muchas gracias por vuestra participación!
Francia, el 23 de julio de 1816. El próximo sábado se cumplirán 200
años.
Llegó a Madrid en 1844, joven, con la intención de hacer fortuna, como tantos otros. Tenía 27 años.
Después de otros trabajos y actividades –comenzó como jaspeador de
papel– en 1856 abrió su estudio fotográfico en la Carrera de San
Jerónimo. Pronto consiguió un gran prestigio y fama como retratista.
Además tuvo una gran visión comercial y empresarial; desarrolló una gran
obra que hoy es un valioso legado, sus fotografías son documentos
inestimables.
Entre 1861 y 1868 utilizó como reclamo comercial que era Fotógrafo de SM la Reina. De esa época son algunos de los Retratos, que tan importante papel juegan en su obra.
Laurent no solo fotografió a la reina Isabel II, sino también a
aristócratas y a muchos de los personajes más notables del siglo XIX.
Además, Laurent, con la ayuda de sus colaboradores, recogió todos los
sucesos decisivos, la llegada del ferrocarril, la traída de las aguas
del Canal… y las transformaciones de la ciudad, como la de la Puerta del
Sol, que fotografió antes y después de la reforma. Reflejó momentos
importantes de la historia de Madrid, sus cambios urbanísticos y su vida
cotidiana. Su obra es imprescindible para el estudio y comprensión de
la sociedad madrileña y española de la época.
En la famosa exposición dedicada al Antiguo Madrid en 1926 en el edificio del Hospicio
se expusieron varias fotografías de Laurent. Algunas de ellas pasaron a
formar parte del Museo Municipal que poco después fue allí instalado.
El Museo Municipal, hoy llamado Museo de Historia,
posee una gran colección de fotografías históricas –positivos en papel,
positivos en formato tarjeta de visita, negativos de vidrio y postales–,
más de 26.000, de las cuales 5.011 son obra de Laurent. Al museo
llegaron por diversas vías, adquisiciones, donaciones…
Actualmente en la 2ª planta dedicada al siglo XIX, al Sueño de una ciudad nueva, se exponen algunas de sus fotos, como las que hemos visto más arriba de las Castañeras y la de la Puerta del Sol, o la que vemos a continuación del Estanque del Retiro. Pocas.
Pero en la web municipal memoriademadrid
podemos admirar un gran número de ellas. Desde las fotografías más
antiguas anteriores a 1863 a las tarjetas postales de comienzos del
siglo XX. También se conservan algunas estampas realizadas a partir de
fotografías suyas, muchas de ellas publicadas en La Ilustración Española y Americana.
Hace más de diez años el Museo Municipal acometió el proyecto de publicar el Catálogo
de la obra del fotógrafo francés, acompañado de una gran tarea de
investigación. En 2005 se publicó el primer tomo de retratos dedicado a
los Artistas plásticos. Posteriormente se publicaron otros tres, el segundo tomo, Artistas de la escena; el tercero, Escritores, músicos, artistas de circo, toreros; y el cuarto (en dos volúmenes) dedicado a los Políticos. Faltan otros dos volúmenes para completar el plan.
Laurent fotografió la vida en Madrid y sus edificios, por supuesto la
fachada del viejo Hospicio, que con el tiempo albergaría el Museo
Municipal.
Curiosamente siempre firmaba como J. Laurent o Juan Laurent, nunca
Jean, a pesar de ser francés y no dejar en ningún momento de ser súbdito
de su país de origen. Incluso en el acta de defunción del Registro
Civil se le designa como Juan Laurent.
Murió en Madrid el 24 de noviembre de 1886, fecha desconocida hasta
que la descubrió Ana Gutiérrez durante su investigación incluida en la
publicación del mencionado primer tomo de Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid.
Laurent fue enterrado en el Cementerio de la Almudena. La lápida, que
al menos en 2005 (de esa fecha es la foto que se incluye en este primer
tomo publicado por el Museo Municipal) estaba en muy mal estado y no
permitía leer bien su nombre pues faltaban las dos primeras letras:
“….AN” ¿Juan o Jean?
Esta es la preciosa nota que la autora Ana Gutiérrez escribió en su artículo J. Laurent, creador, innovador y maestro de la fotografía:
“Desde aquí requiero al Instituto del Patrimonio Histórico Español,
que custodia y conserva sus negativos, para que restaure esta lápida, y
al Ayuntamiento de Madrid, por ser la ciudad en la que este fotógrafo
francés eligió vivir y en la que desarrolló su importante labor
profesional para la difusión de la cultura española en Europa y por
conservar en su Museo Municipal también una parte importante de su obra…
para que lo permita, colabore y cuide de ella una vez restaurada…”
La foto y el texto son de 2005, en estos momentos desconozco si la
lápida sigue en el mismo lamentable estado. Ojalá no –intentaremos
recabar nueva información–, pero si así fuera, nos sumamos a la petición
de la autora, Madrid se lo debe a J. Laurent.
Estos días celebramos el bicentenario de su nacimiento recordando su
vida y su obra, de una importancia extraordinaria para nosotros.
Gracias, J. Laurent.
Por : Mercedes Gómez
——
Bibliografía:
Museo Municipal de Madrid. Jean Laurent en el Museo Municipal de Madrid. Retratos. Tomo I. Artistas Plásticos. Madrid, 2005.
Web Ayuntamiento de Madrid
Museo del Prado
Y para conocer en profundidad la vida y la obra del gran fotógrafo no
dejéis de leer los magníficos artículos ya publicados en esta Semana Jean Laurent, Jean Laurent, un fotógrafo francés en la Villa y Corte, por los Laberintos del Arte; y Jean Laurent, una mirada del ayer para comprender el hoy por Investigart. Y los próximos, a los que estaremos atentos…
Y por supuesto seguidnos en Twitter con #200Laurent
¡De parte de todos, muchas gracias por vuestra participación!
El 23 de julio de 1816 en Francia nació Jean Laurent, el gran fotógrafo que decidió afincarse en Madrid y que desarrolló toda su carrera en España.
Con motivo de esta efeméride, el segundo centenario de su nacimiento,
tengo el placer de participar durante los próximos días junto a algunos
amigos en un homenaje a su vida y obra. Nos acercaremos a diferentes
facetas de este artista a través de artículos escritos por Un sereno transitando la ciudad, Investigart, Historias de Alcalá, Los Laberintos del Arte y yo misma en la Semana Jean Laurent.
Además de los artículos de cada uno de nosotros que podréis leer en nuestros blogs según el calendario arriba detallado habrá otras actividades que esperamos os gusten en Twitter, que podremos seguir con el hashtag o etiqueta #200Laurent
Gracias a todos, estáis invitados a participar en esta bonita celebración, tan importante para Madrid, que espero os guste.
Mercedes
Con motivo de esta efeméride, el segundo centenario de su nacimiento,
tengo el placer de participar durante los próximos días junto a algunos
amigos en un homenaje a su vida y obra. Nos acercaremos a diferentes
facetas de este artista a través de artículos escritos por Un sereno transitando la ciudad, Investigart, Historias de Alcalá, Los Laberintos del Arte y yo misma en la Semana Jean Laurent.
Además de los artículos de cada uno de nosotros que podréis leer en nuestros blogs según el calendario arriba detallado habrá otras actividades que esperamos os gusten en Twitter, que podremos seguir con el hashtag o etiqueta #200Laurent
Gracias a todos, estáis invitados a participar en esta bonita celebración, tan importante para Madrid, que espero os guste.
Mercedes
En el Parque del Retiro no solo encontramos árboles centenarios,
flores, monumentos, fuentes históricas, notables edificios… también
sencillas construcciones que en el pasado fueron sede de servicios
auxiliares y hoy forman parte del conjunto del Jardín.
Una de ellas es una casita, un poco escondida entre la arboleda, que
fue almacén de los aperos de los jardineros, cercana a la entrada
principal de la Plaza de la Independencia, hace poco reformada y
convertida en aseos públicos.
El edificio de ladrillo que ha sido restaurado conserva algunos de
sus elementos originales, como su techumbre con vigas de madera.
Llaman la atención los dos escudos, situados sobre las dos entradas,
realizados en cerámica. Se trata del escudo de Madrid utilizado desde
mediados del siglo XIX hasta 1967.
Los azulejos están firmados por A. Caballero, Calle Mayor 80. Madrid.
Ángel Caballero trabajó en el taller de Enrique Guijo que recordemos estaba en la calle Mayor, originalmente perteneciente a Juan Ruiz de Luna.
Nos cuenta Antonio Perla en su extraordinaria obra sobre la cerámica
madrileña que Caballero era el contable de Enrique Guijo quien perdió el
taller de la calle Mayor debido a graves dificultades económicas.
Caballero se quedó con el local del cual se fue apropiando al parecer no
precisamente con buenas artes, aprovechándose de la situación de Guijo.
El objetivo del contable, que además trabajaba en el Ayuntamiento,
cuenta Ruiz de Luna en sus Memorias, –que cita Antonio Perla–, fue apropiarse del taller, lo cual consiguió.
Por : Mercedes Gómez
——
Bibliografía:
PERLA, Antonio. Cerámica aplicada en la arquitectura madrileña. Comunidad de Madrid 1988.
flores, monumentos, fuentes históricas, notables edificios… también
sencillas construcciones que en el pasado fueron sede de servicios
auxiliares y hoy forman parte del conjunto del Jardín.
Una de ellas es una casita, un poco escondida entre la arboleda, que
fue almacén de los aperos de los jardineros, cercana a la entrada
principal de la Plaza de la Independencia, hace poco reformada y
convertida en aseos públicos.
El edificio de ladrillo que ha sido restaurado conserva algunos de
sus elementos originales, como su techumbre con vigas de madera.
Llaman la atención los dos escudos, situados sobre las dos entradas,
realizados en cerámica. Se trata del escudo de Madrid utilizado desde
mediados del siglo XIX hasta 1967.
Los azulejos están firmados por A. Caballero, Calle Mayor 80. Madrid.
Ángel Caballero trabajó en el taller de Enrique Guijo que recordemos estaba en la calle Mayor, originalmente perteneciente a Juan Ruiz de Luna.
Nos cuenta Antonio Perla en su extraordinaria obra sobre la cerámica
madrileña que Caballero era el contable de Enrique Guijo quien perdió el
taller de la calle Mayor debido a graves dificultades económicas.
Caballero se quedó con el local del cual se fue apropiando al parecer no
precisamente con buenas artes, aprovechándose de la situación de Guijo.
El objetivo del contable, que además trabajaba en el Ayuntamiento,
cuenta Ruiz de Luna en sus Memorias, –que cita Antonio Perla–, fue apropiarse del taller, lo cual consiguió.
Por : Mercedes Gómez
——
Bibliografía:
PERLA, Antonio. Cerámica aplicada en la arquitectura madrileña. Comunidad de Madrid 1988.
Ya hemos hablado aquí, hace mucho tiempo, en los comienzos del blog, de los restos de una antigua Cerca, junto al Senado, en la calle de Bailén.
Entonces no había indicación alguna sobre qué era o a qué época
correspondían estos vestigios de una de las cercas que rodearon Madrid
en el pasado.
Como vimos, se trata de un trozo de tapia construida en mampostería
de aproximadamente tres metros de longitud que apareció durante las
obras de ampliación de la sede de la Cámara Alta en el año 1991, muy
cerca del Palacio Real. Se encuentra junto a la garita de entrada al
moderno edificio, protegido por una verja.
En el momento de su descubrimiento existieron discrepancias sobre la
fecha de su construcción. ¿Se trataba de la Cerca de Felipe IV que rodeó
Madrid desde el siglo XVII hasta 1868?, ¿de la más antigua Cerca del
Arrabal?… El historiador y especialista Manuel Montero Vallejo
creía que pertenecían a la Cerca de Felipe II, hipótesis que
–desconozco si ha habido algún estudio o investigación posterior– ha
sido aceptada como veremos.
Como ya hemos tratado en otros artículos, si resulta difícil
establecer con exactitud los recorridos de las murallas árabe y
cristiana, más desconocidos son los límites de las posteriores tapias
que se construyeron a medida que Madrid fue creciendo: la Cerca del Arrabal construida en el siglo XV, y la llamada Cerca de Felipe II, levantada hacia 1566, poco después que el rey decidiera asentar la Corte en la Villa de Madrid en 1561.
Ambas, al haber perdido su función defensiva y ser construidas como
medio de control fiscal y de protección ante las epidemias, no eran tan
recias como las antiguas murallas y, ante el rápido crecimiento de la
villa, tuvieron una vida relativamente breve y apenas dejaron rastro.
Una vez más, recurrimos al investigador Miguel Molina Campuzano que en su libro Planos de Madrid de los siglos XVII y XVIII
estudió el Madrid de antes y después de Felipe II. Pensaba este autor
que la nueva cerca construida en 1566 partía de algún punto de la muralla medieval cristiana, probablemente de la manzana 126, es decir, del lienzo ubicado en la calle de Don Pedro,
del que se conserva una buena parte como sabemos. Bajaba por la calle
de las Aguas, cruzando la Carrera de San Francisco, hacía un quiebro
tomando la calle del Águila hasta tomar la dirección que correspondería a
la actual calle Calatrava, hacia el este. Luego atravesaba la calle de
Toledo.
Probablemente, siempre según Molina Campuzano, la cerca continuaba
por la calle de Santa Ana hasta la plaza del Rastro, hoy de Cascorro,
donde se encontraba el Matadero, desde allí iba hacia la actual calle de
Embajadores, Mesón de Paredes, atravesaba la calle del Ave María,
Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol, Santo Domingo… y continúa el
autor su descripción hasta llegar al punto hipotético en que se unía nuevamente a la muralla del siglo XII, en algún lugar al noroeste, próximo al Alcázar, lugar donde hoy se levanta el Palacio Real.
Es muy interesante y sugerente contemplar la dirección del muro.
Son hipótesis basadas en las Actas del Concejo y otros documentos de
la época que hablan de las casas por las que discurría la Cerca,
estudiados por Molina y otros autores que él cita, como Íñiguez Almech.
Felizmente el pasado mes de marzo de este año 2016 ha sido colocada una placa municipal que informa sobre estos restos.
Era algo obligado, me alegra mucho, pues como leemos en la impagable página memoriademadrid esta información es muy importante “para el conocimiento del urbanismo de Madrid”.
Es una noticia excelente pues, como decíamos entonces, es tal vez el
único resto conservado perteneciente a cualquiera de estos históricos
muros, muestra importante del viejo Madrid cercado, testigo de nuestra
historia y de la vida de nuestros antepasados, que debemos cuidar y
conocer.
Por : Mercedes Gómez
Entonces no había indicación alguna sobre qué era o a qué época
correspondían estos vestigios de una de las cercas que rodearon Madrid
en el pasado.
Como vimos, se trata de un trozo de tapia construida en mampostería
de aproximadamente tres metros de longitud que apareció durante las
obras de ampliación de la sede de la Cámara Alta en el año 1991, muy
cerca del Palacio Real. Se encuentra junto a la garita de entrada al
moderno edificio, protegido por una verja.
En el momento de su descubrimiento existieron discrepancias sobre la
fecha de su construcción. ¿Se trataba de la Cerca de Felipe IV que rodeó
Madrid desde el siglo XVII hasta 1868?, ¿de la más antigua Cerca del
Arrabal?… El historiador y especialista Manuel Montero Vallejo
creía que pertenecían a la Cerca de Felipe II, hipótesis que
–desconozco si ha habido algún estudio o investigación posterior– ha
sido aceptada como veremos.
Como ya hemos tratado en otros artículos, si resulta difícil
establecer con exactitud los recorridos de las murallas árabe y
cristiana, más desconocidos son los límites de las posteriores tapias
que se construyeron a medida que Madrid fue creciendo: la Cerca del Arrabal construida en el siglo XV, y la llamada Cerca de Felipe II, levantada hacia 1566, poco después que el rey decidiera asentar la Corte en la Villa de Madrid en 1561.
Ambas, al haber perdido su función defensiva y ser construidas como
medio de control fiscal y de protección ante las epidemias, no eran tan
recias como las antiguas murallas y, ante el rápido crecimiento de la
villa, tuvieron una vida relativamente breve y apenas dejaron rastro.
Una vez más, recurrimos al investigador Miguel Molina Campuzano que en su libro Planos de Madrid de los siglos XVII y XVIII
estudió el Madrid de antes y después de Felipe II. Pensaba este autor
que la nueva cerca construida en 1566 partía de algún punto de la muralla medieval cristiana, probablemente de la manzana 126, es decir, del lienzo ubicado en la calle de Don Pedro,
del que se conserva una buena parte como sabemos. Bajaba por la calle
de las Aguas, cruzando la Carrera de San Francisco, hacía un quiebro
tomando la calle del Águila hasta tomar la dirección que correspondería a
la actual calle Calatrava, hacia el este. Luego atravesaba la calle de
Toledo.
Probablemente, siempre según Molina Campuzano, la cerca continuaba
por la calle de Santa Ana hasta la plaza del Rastro, hoy de Cascorro,
donde se encontraba el Matadero, desde allí iba hacia la actual calle de
Embajadores, Mesón de Paredes, atravesaba la calle del Ave María,
Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol, Santo Domingo… y continúa el
autor su descripción hasta llegar al punto hipotético en que se unía nuevamente a la muralla del siglo XII, en algún lugar al noroeste, próximo al Alcázar, lugar donde hoy se levanta el Palacio Real.
Es muy interesante y sugerente contemplar la dirección del muro.
Son hipótesis basadas en las Actas del Concejo y otros documentos de
la época que hablan de las casas por las que discurría la Cerca,
estudiados por Molina y otros autores que él cita, como Íñiguez Almech.
Felizmente el pasado mes de marzo de este año 2016 ha sido colocada una placa municipal que informa sobre estos restos.
Era algo obligado, me alegra mucho, pues como leemos en la impagable página memoriademadrid esta información es muy importante “para el conocimiento del urbanismo de Madrid”.
Es una noticia excelente pues, como decíamos entonces, es tal vez el
único resto conservado perteneciente a cualquiera de estos históricos
muros, muestra importante del viejo Madrid cercado, testigo de nuestra
historia y de la vida de nuestros antepasados, que debemos cuidar y
conocer.
Por : Mercedes Gómez
Este año he viajado por primera vez
a Denia, Alicante. Además de una maravillosa playa, animadas modernas
calles y magníficos restaurantes, tiene una historia muy antigua que vas
descubriendo mientras paseas por la ciudad y sobre todo visitando su
Castillo.
a Denia, Alicante. Además de una maravillosa playa, animadas modernas
calles y magníficos restaurantes, tiene una historia muy antigua que vas
descubriendo mientras paseas por la ciudad y sobre todo visitando su
Castillo.
Me apasiona visitar fortificaciones y
recintos medievales pues nos ayudan a comprender nuestra historia y a
imaginar muchos elementos desapararecidos de Madrid.
recintos medievales pues nos ayudan a comprender nuestra historia y a
imaginar muchos elementos desapararecidos de Madrid.
Además, la monarquía de Felipe III
está muy presente en el castillo y en el centro histórico. La historia
de Denia forma parte de la historia del Mediterráneo y de España.
está muy presente en el castillo y en el centro histórico. La historia
de Denia forma parte de la historia del Mediterráneo y de España.
—————
Las excavaciones arqueológicas han descubierto en Denia restos de culturas remotas, desde los iberos hasta los romanos, los musulmanes y
los cristianos. Todos ellos dejaron sus huellas en estas hermosas
tierras.
La ciudad nació a los pies del monte Montgó, donde se han encontrado los yacimientos más antiguos, restos de la época Ibérica correspondientes a los siglos V al I a. de C.
En el siglo I d. de C. fue un municipium romano que en el siglo siguiente encontró su máximo esplendor. Hasta el siglo VI fue Dianium,
ciudad romana que cobró mucha relevancia estratégica y comercial debido
a su situación pues se convirtió en centro de distribución de los
productos que llegaban aquí desde el norte de África y desde Italia
hacia el resto de la Península.
Entre los siglos VI y VIII en la época visigoda formó parte de Hispania,
de la que fue población notable, hasta el punto que en el siglo VII se
estableció una sede episcopal que dependía del arzobispado de Toledo.
Cuando llegó la época de dominio musulmán se convirtió en la Daniya islámica que una vez más fue un puerto de importancia que originó un gran desarrollo urbano.
Lo cierto es que esta situación privilegiada llevó a Denia a ser un
lugar de importancia en todas las épocas. A mediados del siglo X fue el
lugar elegido para la construcción de una de las atarazanas de la armada
califal. En esa época se sitúa el origen del Castell, el Castillo situado en una colina que con el tiempo se convertiría en emblema de la localidad.
A lo largo de los siglos fue ampliándose y muchas de las
construcciones corresponden a épocas posteriores. La entrada hoy día
tiene lugar bajo un bello arco de época almohade. Era una de las
entradas al albacar.
El castillo estaba dividido en dos recintos, en la parte más alta la
alcazaba o palacio árabe y en la zona inferior el mencionado albacar,
donde el ganado pastaba y se guardaba. Al sur creció la medina.
La conquista cristiana tuvo lugar en 1244, en tiempos del rey Jaime I el Conquistador, del reino de Aragón.
Posteriormente, en 1304 ya en tiempos de Jaime II en el albacar se instaló la Vila de Dénia, de la que se conservan restos de viviendas, vestigios medievales que siempre me parecen emocionantes.
En la antigua alcazaba, actual Explanada del Gobernador, en ese mismo siglo XIV se construyó el Palau Vell del que también se conservan restos así como cinco torres semicirculares de esa época.
Del siglo XV se conservan diversas construcciones, entre ellas en lo alto de la colina un gran aljibe.
Junto a la entrada contemplamos la Torre Roja, así llamada por estar construida en piedra arenisca local de color rojizo.
También del XV es la Torre del Consell donde se reunía el
Consejo de la villa. Juan de Trastamara traspasó el condado de Denia a
la familia castellana Sandoval y Rojas. Diego Sandoval y Rojas fue el
primer marqués de Denia. Con el tiempo, como veremos, el poderoso Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma y valido de Felipe III, sería el V marqués de Denia.
Una de las joyas del recinto es el Portal del Baluard, o
baluarte defensivo que comunicaba el albacar con la alcazaba islámica,
con tres maravillosos arcos de diferentes épocas. El más antiguo es el
arco árabe de herradura.
A finales del siglo XVI, comienzos del XVII el Duque de Lerma construyó sobre el antiguo Palau Vell su Palacio renacentista del que se conserva la escalera imperial y las estancias que hoy acogen el Museo Arqueológico.
Aquí, frente a la fachada principal en 1659 se erigió el pedestal y estatua del V marqués de Denia, imagen que dibujó Alexander Laborde de la que se conserva un valioso grabado.
Hoy todos los visitantes podemos contemplar la Vista que entonces solo podían ver Lerma y sus invitados, entre ellos el rey.
En el palacio se aprecian también pavimentos de cantos rodados pertenecientes a un gran patio.
En el siglo XIX el Castillo pasó a manos privadas, y la antigua Vila Vella
se dedicó al cultivo de la vid y producción de la pasa; se conservan
las terrazas o bancales. En el siglo XX volvió a tener uso público.
De vuelta a la ciudad, contemplamos las murallas que rodean el Castillo y la antigua medina.
Felipe III, al año siguiente de ser coronado rey, el 8 de febrero de 1599 viajó a Denia junto con su hermana la infanta Isabel Clara Eugenia,
soberana de los Países Bajos, camino a Valencia, donde les esperaban
las bodas con Margarita de Austria y el Archiduque Alberto.
En el centro histórico, una lápida colocada en 1962, IV centenario del nacimiento de Lope de Vega,
nos cuenta que “en la primavera del año 1599 estuvo en Denia el Fénix
de los Ingenios Félix Lope de Vega Carpio tomando parte en las fiestas
que se celebraron en esta ciudad con motivo de las bodas reales de
Felipe III y de su hermana la infanta Isabel Clara Eugenia”.
Lope, que por entonces era Secretario del Marqués de Sarria, escribió su obra Fiestas de Denia al Rey Católico Felipe III que se conserva en la BNE.
Recordemos que unos años antes encontramos a Lope en Alba de Tormes, al servicio del V duque de Alba, don Antonio Álvarez de Toledo, nieto del Gran Duque como Secretario o quizá gentilhombre. Lope debió ser acompañante del Duque en calidad de poeta y animador literario en las muchas fiestas que en el palacio tuvieron lugar. Y así debió ocurrir en Denia en 1599.
En toda esta historia como ya hemos apuntado juega un papel importante el duque de Lerma, V marqués de Denia, don Francisco de Sandoval y Rojas que fue valido del rey Felipe III. Rubens lo pintó en 1603.
El 25 de enero de 1604 el V Marqués de Denia con el apoyo del rey
fundó el Convento de las Monjas Agustinas Descalzas de clausura que fue
inaugurado en presencia del propio Felipe III, tras la llegada de seis
monjas procedentes de Alcoy.
Es en la portada de su iglesia, dedicada a Nuestra Señora de Loreto, donde se encuentra la mencionada lápida.
Todo esto ocurrió antes de que, recordemos, el Duque de Lerma fundara en Madrid dos conventos,
el Convento de Trinitarios descalzos de la Encarnación el 7 de abril de
1606, así consta en el Plano de Texeira. Y en 1609 el Convento de
Padres Capuchinos de San Antonio.
La villa de Denia obtuvo el Título de Ciudad, privilegio que fue dado en Madrid el 4 de abril de 1612.
El mismo Pedro Texeira dibujó en su precioso Atlas de la costa peninsular, “La descripción de España y de las costas y puertos de sus reinos”, la población de Denia.
Las antiguas embarcaciones del siglo XVII han sido sustituidas por
otras modernas y lujosas pero el Castillo sigue en su lugar, vigilando y
contando su historia.
Por : Mercedes Gómez
——–
Bibliografía:
Gisbert, J.A. Castell de Dénia. Ayuntamiento de Denia, 2014.
Denia, patrimonio histórico y monumental. Turismo de Denia.
El pasado mes de mayo tuvimos el placer de asistir a la
presentación de una de las exposiciones más bellas e interesantes de
esta temporada, I Segni nel tempo. Dibujos españoles de los Uffizi, en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Primero intervinieron los representantes de las instituciones
organizadoras. Fernando de Terán, director de la Academia, Pablo Jiménez
Burillo, director del Área de Cultura de Fundación Mapfre y Marzia Faietti, directora del Gabinetto Disegni e Stampe de las Gallerie degli Uffizi. Después Benito Navarrete,
comisario de la exposición, presentó el resultado del proyecto
desarrollado durante dos años en una breve pero intensa y fascinante
conferencia.
El origen de la colección de dibujos españoles en las Gallerie degli Uffizi
se encuentra en los dibujos adquiridos en Madrid por el comerciante
florentino Giovanni Filippo Michelozzi durante su estancia en nuestra
ciudad hacia 1745-1746. Es un ejemplo del gran interés por el dibujo
español que por entonces mostraron los coleccionistas italianos. Después
de diversos avatares los dibujos llegaron a la Galería de los Uffizi en
Florencia.
Su riguroso trabajo además de estudiar la Colección en profundidad ha
permitido descubrir autorías desconocidas hasta el momento. El profesor
Navarrete a lo largo de una larga y minuciosa investigación ha aclarado
la autoría de más de setenta dibujos que estaban mal atribuidos.
La exposición muestra ciento veintinueve dibujos de los artistas más
notables desde el siglo XVI al XVIII en un deslumbrante recorrido
dividido en cinco partes.
La primera está dedicada a mostrar El primado del dibujo italiano. Castilla y El Escorial (1515-1600).
Tanto la influencia flamenca como la italiana fueron importantes en
la formación de los estilos del dibujo español en el siglo XVI. Pero
hubo un hecho decisivo, la llegada a Madrid por deseo de Felipe II de
artistas toscanos y genoveses para trabajar en el Monasterio de El
Escorial como fresquistas. Estos pintores influyeron en los artistas
locales que a su vez contribuyeron a difundir el dibujo italiano por
otras zonas de la Península.
A continuación, Madrid y el arte de corte: de Carducho a los gustos de Francia (1600-1730).
Esta parte de la muestra, en la que nos vamos a detener con calma,
ofrece numerosos detalles de interés para los estudiosos y amantes de
nuestra ciudad.
Como leemos en uno de los paneles, Madrid, sede de la Corte, fue “el
principal centro artístico en que comenzaron a desarrollarse las formas
gráficas herederas del Escorial”, a cargo de artistas como Eugenio Cajés
y Vicente Carducho. El dibujo se convirtió en un paso decisivo en el proceso de creación de la obra de arte.
Este uso del lápiz, la pluma y la aguada lo mantuvieron los grandes artistas del barroco madrileño. Félix Castello, Claudio Coello, José Donoso, Francisco Rizi, Juan Carreño de Miranda, etc.
Sus dibujos nos permiten conocer detalles de las pinturas que decoran
nuestros templos barrocos. Como San Plácido, para el que trabajó
Francisco Rizi. Se conservan varios de sus dibujos, proyectos de
decoración para la cúpula.
También otro tipo de edificios, como la Casa de la Panadería, de cuya decoración se expone algún dibujo realizado por Claudio Coello.
Además de su indiscutible belleza, nos explican el proceso que
siguieron sus autores en la creación de sus obras. Y algunos nos
proporcionan información decisiva.
Uno de los dibujos que llama nuestra atención es la Sección longitudinal de la iglesia de San Antonio de los Portugueses (h. 1624), firmado por Pedro Sánchez.
Como leemos en el Catálogo dirigido por Benito Navarrete, esta firma
corrobora que el autor del proyecto de la iglesia madrileña fue el
arquitecto jesuita y no Juan Gómez de Mora, quien como Maestro Mayor de
las Obras reales y de la Villa de Madrid sí debió ver y aprobar las
trazas, aunque no las proyectó. Este dibujo junto a otro de la fachada
conservado en la Hermandad del Refugio y Piedad avalan su autoría, que
como decimos, no corresponde a Gómez de Mora como algunos autores han
defendido.
En la sala dedicada a Madrid están representados
todos los autores y expresiones artísticas del barroco madrileño en las
que el dibujo jugó un papel de gran importancia. Bocetos para pinturas,
escenografías, arquitecturas efímeras, dibujos para decoraciones de las
iglesias, proyectos para decoraciones murales…
También se exponen dibujos de Andalucía y los distintos modelos que siguieron sus artistas: Flandes, Italia y el peso de la Academia (1540-1700). Valencia entre la tradición mediterránea y la influencia de la corte (1550-1700). Y finalmente la última sala está dedicada a José de Ribera “Hispanus Velentinus”.
Llegando al siglo XVIII terminamos este breve recorrido que comenzó
en el siglo XVI, apenas unas notas sobre una exposición imprescindible,
con uno de los magníficos retratos de un joven Felipe V realizados por
Miguel Jacinto Meléndez.
Solo añadir, como ya apuntamos, que completa la muestra un extraordinario Catálogo, I segni nel tempo. Dibujos españoles de los Uffizi, fundamental para el estudio de la Colección, del dibujo español en general y de su importancia dentro de la historia del arte.
Por : Mercedes Gómez
——–
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
I Segni nel tempo. Dibujos españoles de los Uffizi.
Hasta el 24 de julio
presentación de una de las exposiciones más bellas e interesantes de
esta temporada, I Segni nel tempo. Dibujos españoles de los Uffizi, en la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Primero intervinieron los representantes de las instituciones
organizadoras. Fernando de Terán, director de la Academia, Pablo Jiménez
Burillo, director del Área de Cultura de Fundación Mapfre y Marzia Faietti, directora del Gabinetto Disegni e Stampe de las Gallerie degli Uffizi. Después Benito Navarrete,
comisario de la exposición, presentó el resultado del proyecto
desarrollado durante dos años en una breve pero intensa y fascinante
conferencia.
El origen de la colección de dibujos españoles en las Gallerie degli Uffizi
se encuentra en los dibujos adquiridos en Madrid por el comerciante
florentino Giovanni Filippo Michelozzi durante su estancia en nuestra
ciudad hacia 1745-1746. Es un ejemplo del gran interés por el dibujo
español que por entonces mostraron los coleccionistas italianos. Después
de diversos avatares los dibujos llegaron a la Galería de los Uffizi en
Florencia.
Su riguroso trabajo además de estudiar la Colección en profundidad ha
permitido descubrir autorías desconocidas hasta el momento. El profesor
Navarrete a lo largo de una larga y minuciosa investigación ha aclarado
la autoría de más de setenta dibujos que estaban mal atribuidos.
La exposición muestra ciento veintinueve dibujos de los artistas más
notables desde el siglo XVI al XVIII en un deslumbrante recorrido
dividido en cinco partes.
La primera está dedicada a mostrar El primado del dibujo italiano. Castilla y El Escorial (1515-1600).
Tanto la influencia flamenca como la italiana fueron importantes en
la formación de los estilos del dibujo español en el siglo XVI. Pero
hubo un hecho decisivo, la llegada a Madrid por deseo de Felipe II de
artistas toscanos y genoveses para trabajar en el Monasterio de El
Escorial como fresquistas. Estos pintores influyeron en los artistas
locales que a su vez contribuyeron a difundir el dibujo italiano por
otras zonas de la Península.
A continuación, Madrid y el arte de corte: de Carducho a los gustos de Francia (1600-1730).
Esta parte de la muestra, en la que nos vamos a detener con calma,
ofrece numerosos detalles de interés para los estudiosos y amantes de
nuestra ciudad.
Como leemos en uno de los paneles, Madrid, sede de la Corte, fue “el
principal centro artístico en que comenzaron a desarrollarse las formas
gráficas herederas del Escorial”, a cargo de artistas como Eugenio Cajés
y Vicente Carducho. El dibujo se convirtió en un paso decisivo en el proceso de creación de la obra de arte.
Este uso del lápiz, la pluma y la aguada lo mantuvieron los grandes artistas del barroco madrileño. Félix Castello, Claudio Coello, José Donoso, Francisco Rizi, Juan Carreño de Miranda, etc.
Sus dibujos nos permiten conocer detalles de las pinturas que decoran
nuestros templos barrocos. Como San Plácido, para el que trabajó
Francisco Rizi. Se conservan varios de sus dibujos, proyectos de
decoración para la cúpula.
También otro tipo de edificios, como la Casa de la Panadería, de cuya decoración se expone algún dibujo realizado por Claudio Coello.
Además de su indiscutible belleza, nos explican el proceso que
siguieron sus autores en la creación de sus obras. Y algunos nos
proporcionan información decisiva.
Uno de los dibujos que llama nuestra atención es la Sección longitudinal de la iglesia de San Antonio de los Portugueses (h. 1624), firmado por Pedro Sánchez.
Como leemos en el Catálogo dirigido por Benito Navarrete, esta firma
corrobora que el autor del proyecto de la iglesia madrileña fue el
arquitecto jesuita y no Juan Gómez de Mora, quien como Maestro Mayor de
las Obras reales y de la Villa de Madrid sí debió ver y aprobar las
trazas, aunque no las proyectó. Este dibujo junto a otro de la fachada
conservado en la Hermandad del Refugio y Piedad avalan su autoría, que
como decimos, no corresponde a Gómez de Mora como algunos autores han
defendido.
En la sala dedicada a Madrid están representados
todos los autores y expresiones artísticas del barroco madrileño en las
que el dibujo jugó un papel de gran importancia. Bocetos para pinturas,
escenografías, arquitecturas efímeras, dibujos para decoraciones de las
iglesias, proyectos para decoraciones murales…
También se exponen dibujos de Andalucía y los distintos modelos que siguieron sus artistas: Flandes, Italia y el peso de la Academia (1540-1700). Valencia entre la tradición mediterránea y la influencia de la corte (1550-1700). Y finalmente la última sala está dedicada a José de Ribera “Hispanus Velentinus”.
Llegando al siglo XVIII terminamos este breve recorrido que comenzó
en el siglo XVI, apenas unas notas sobre una exposición imprescindible,
con uno de los magníficos retratos de un joven Felipe V realizados por
Miguel Jacinto Meléndez.
Solo añadir, como ya apuntamos, que completa la muestra un extraordinario Catálogo, I segni nel tempo. Dibujos españoles de los Uffizi, fundamental para el estudio de la Colección, del dibujo español en general y de su importancia dentro de la historia del arte.
Por : Mercedes Gómez
——–
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
I Segni nel tempo. Dibujos españoles de los Uffizi.
Hasta el 24 de julio
En febrero de 2009, recién estrenado el blog, escribí uno de mis primeros artículos, un escrito muy breve titulado Música en el Retiro,
dedicado a la Banda Municipal de Madrid que por entonces se preparaba
para cumplir su centenario. La Banda pasaba momentos difíciles, como
pudimos leer en una noticia publicada por entonces en la que se hablaba
de los problemas que padecían y la falta de medios denunciada por los
músicos.
Felizmente, al cabo de siete años, el pasado día 15, en un
esplendoroso día de San Isidro en el Retiro, tuve la alegría de volver a
escuchar a la Banda municipal, que inauguraba su temporada de
primavera-verano en el maravilloso quiosco de música. Aquellos problemas
del pasado se superaron hace mucho tiempo y la Banda Sinfónica
Municipal de Madrid goza de excelente salud.
Hoy tengo el placer de anunciar la presentación de la asociación de
Amigos de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid que tendrá lugar el
próximo jueves día 2 de junio a las 6 de la tarde en el Museo de San
Isidro.
La fecha elegida, el 2 de junio, se debe a que ese día se conmemora
la primera presentación en público de la Banda municipal, que tuvo lugar
ese día de 1909 en el Teatro Español. Se van a cumplir ciento siete
años. Y en el Museo de San Isidro, porque es difícil encontrar otro
sitio más apropiado para celebrar y presentar todo lo relacionado con
nuestra historia, un lugar acogedor, siempre dispuesto a recibir a los
amantes de Madrid.
La asociación, que está dando sus primeros pasos, nace con el fin de
promover y difundir las manifestaciones artísticas de la BSMM, así como
servirle de colaboración y apoyo, para potenciar el desarrollo artístico
musical de los ciudadanos, tanto del público adulto como juvenil e
infantil.
Os animo a visitar su web, amigosbsmm.es,
que también está naciendo, aún está “en construcción”, como la
asociación, pero poco a poco va a ofrecer contenidos bonitos e
interesantes a todos los amantes de la Banda municipal, de la música, y
de Madrid en general.
Espero que esta iniciativa sea de vuestro agrado.
Muchas gracias a todos.
Mercedes Gómez
dedicado a la Banda Municipal de Madrid que por entonces se preparaba
para cumplir su centenario. La Banda pasaba momentos difíciles, como
pudimos leer en una noticia publicada por entonces en la que se hablaba
de los problemas que padecían y la falta de medios denunciada por los
músicos.
Felizmente, al cabo de siete años, el pasado día 15, en un
esplendoroso día de San Isidro en el Retiro, tuve la alegría de volver a
escuchar a la Banda municipal, que inauguraba su temporada de
primavera-verano en el maravilloso quiosco de música. Aquellos problemas
del pasado se superaron hace mucho tiempo y la Banda Sinfónica
Municipal de Madrid goza de excelente salud.
Hoy tengo el placer de anunciar la presentación de la asociación de
Amigos de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid que tendrá lugar el
próximo jueves día 2 de junio a las 6 de la tarde en el Museo de San
Isidro.
La fecha elegida, el 2 de junio, se debe a que ese día se conmemora
la primera presentación en público de la Banda municipal, que tuvo lugar
ese día de 1909 en el Teatro Español. Se van a cumplir ciento siete
años. Y en el Museo de San Isidro, porque es difícil encontrar otro
sitio más apropiado para celebrar y presentar todo lo relacionado con
nuestra historia, un lugar acogedor, siempre dispuesto a recibir a los
amantes de Madrid.
La asociación, que está dando sus primeros pasos, nace con el fin de
promover y difundir las manifestaciones artísticas de la BSMM, así como
servirle de colaboración y apoyo, para potenciar el desarrollo artístico
musical de los ciudadanos, tanto del público adulto como juvenil e
infantil.
Os animo a visitar su web, amigosbsmm.es,
que también está naciendo, aún está “en construcción”, como la
asociación, pero poco a poco va a ofrecer contenidos bonitos e
interesantes a todos los amantes de la Banda municipal, de la música, y
de Madrid en general.
Espero que esta iniciativa sea de vuestro agrado.
Muchas gracias a todos.
Mercedes Gómez
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