Shemot/Ex. 18:1 – 20:26
Haftará: Isaías 6:1-13 – Brith ha’Jadashá: Lucas 10:1 – 11:54
Primera aliyá, 18:1-12
El suegro de Moshé, Yitró, oye de todo lo que Elohim ha hecho. Viene
con la mujer y los hijos de Moshé al campamento junto al monte de
Elohim. Moshé sale a recibir a su suegro haciéndole reverencia y
saludándole. Le invita a su tienda y le cuenta todo lo que Ha’Shem ha
hecho por causa de Israel. Yitró se alegra y bendice al Eterno
reconociéndole como mayor que los dioses. Ofrece sacrificios a Elohim e
invita a Aarón y todos los ancianos a comer delante de Elohim.
Segunda aliyá, 18:13-23
El día siguiente Moshé se sienta a juzgar al pueblo todo el día.
Yitró ve que es demasiado trabajo para él solo y le aconseja a seguir
siendo el mediador entre el pueblo y Elohim, pero al mismo tiempo
delegar a hombres capaces y temerosos de Elohim la tarea de ser jueces
sobre el pueblo y juzgar en todos los asuntos leves. Los asuntos graves
tendrán que llevar a Moshé.
Tercera aliyá, 18:24-27
Moshé hace caso a su suegro y pone jefes sobre el pueblo que van a
juzgar en todo pleito sencillo, algunos sobre mil, otros sobre cien,
cincuenta y diez. Yitró se va a tu tierra.
Cuarta aliyá, 19:1-6
El tercer mes llega el pueblo a la estepa de Sinaí y acampa enfrente
del monte. Moshé sube a Elohim y Ha’Shem le llama desde el monte y le
ordena decir a la casa de Yaakov y a los hijos de Israel: “Vosotros
habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he tomado sobre
alas de águilas y os he traído a mí. Ahora pues, si en verdad escucháis
mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los
pueblos, porque mía es toda la tierra; y vosotros seréis para mí un
reino de sacerdotes y una nación santa.”
Quinta aliyá, 19:7-19
Moshé expone delante de los ancianos lo que el Eterno ha dicho. Todo
el pueblo responde que harán todo lo que el Eterno ha dicho. Moshé lleva
las palabras del pueblo a Ha’Shem. El Eterno dice que va a venir a
hablar con Moshé en una densa nube para que el pueblo oiga y crean para
siempre. Moshé comunica las palabras del Eterno al pueblo. Moshé tiene
que hacer que el pueblo se consagre durante dos días lavando sus
vestidos y así estar preparados para el tercer día. Entonces el Eterno
descenderá a la vista de todos sobre el monte. Moshé tiene que poner
límites alrededor del monte y decir al pueblo que se guarde de subir al
monte o tocar el límite. Cualquier animal u hombre que toque el límite
será ejecutado. Cuando suene largamente el shofar podrán subir.
Moshé baja del monte y santifica al pueblo. Lavan sus vestidos y se
preparan para el tercer día. No pueden llegar a sus mujeres. Por la
mañana el tercer día hay truenos y relámpagos y una densa nube sobre el
monte junto con un fuerte sonido de shofar. Todo el pueblo tiembla.
Moshé saca al pueblo del campamento para que se encuentre con Elohim al
pie del monte. Todo el monte humea y se estremece con violencia porque
el Eterno ha bajado en fuego. El sonido del shofar aumenta más y más.
Moshé habla y Ha’Shem le responde audiblemente.
Sexta aliyá, 19:20 – 20:17 (v. 14 heb.)
Ha’Shem desciende al monte Sinaí y llama a Moshé a la cumbre, y él
sube. Ha’Shem le ordena descender y advertir al pueblo que no traspasen
los límites para ver a Ha’Shem, para que no mueran muchos de ellos. Los
sacerdotes tendrán que santificarse para que no mueran. Moshé dice que
el pueblo no puede subir por causa de los límites. Pero Ha’Shem le dice
que baje de nuevo y suba con Aarón y advierta al pueblo. Moshé baja y
advierte al pueblo.
Ha’Shem habla diez palabras desde el monte: “Yo soy Ha’Shem… No
tengas otros dioses… No tomes el nombre de Ha’Shem en vano… Acuérdate
del Shabbath… Honra a tu padre y madre… No asesines… No adulteres… No
hurtes… No testifiques falsamente… No codicies…”
Séptima aliyá, 20:18-26 (15-23 heb.)
Todo el pueblo ve las voces y las antorchas, el sonido del shofar y
el monte que humea. Entonces tiemblan y se mantienen a distancia. Piden a
Moshé que sólo él hable con ellos, no Elohim, para que no mueran. Moshé
les dice que no teman. Elohim ha venido para elevarlos y para que su
temor permanezca en ellos para que no pequen. El pueblo se mantiene a
distancia y Moshé se acerca a la densa nube donde está Elohim. El pueblo
ha visto lo que Ha’Shem ha hablado desde el cielo. Por eso no puede
hacer un dios de plata u oro. Tendrán que hacerle un altar de tierra
para sacrificar ofrendas de ascensión y de paz. En todo lugar donde
Ha’Shem haga recordar su nombre irá allí para bendecir al pueblo. Un
altar de piedras no se puede hacer de piedras labradas a cincel. Además
no se puede subir al altar sobre gradas para que no se vea la desnudez.
Comentarios
Primera aliyá, 18:1-12
18:1 “Y Yitró, sacerdote de Midyán, suegro de Moshé, oyó de todo lo
que Elohim había hecho por Moshé y por su pueblo Israel, cómo Ha’Shem
había sacado a Israel de Egipto.” – Rashí dice que cuando la palabra
“kohen”,[1][1]
traducida como “sacerdote”, está relacionada a un lugar geográfico se
refiere a un príncipe. Hay otro ejemplo con los hijos de David, que no
venían de la tribu de Leví, y no podían ser sacerdotes, sino príncipes,
cf. 2 Samuel 8:18; 1 Crónicas 18:17.
18:7 “Salió Moshé a recibir a su suegro, se inclinó y lo besó; y se
preguntaron uno a otro cómo estaban, y entraron en la tienda.” – La
palabra hebrea que ha sido traducida como “se inclinó” es “va-yishtaju”
que es una forma de “shajá”[1][2]
que significa “echarse al suelo”, “arrodillarse”, “postrarse”,
“inclinarse”, “reverenciar” “adorar”. De esto aprendemos que está
permitido inclinarse en reverencia ante una persona. En este caso Moshé
honró a su suegro de esta manera.
18:8 “Y Moshé contó a su suegro todo lo que Ha’Shem había hecho a
Faraón y a los egipcios por causa de Israel, todas las dificultades que
les habían sobrevenido en el camino y cómo los había librado Ha’Shem.” –
Aquí tenemos un ejemplo de cómo se puede ganar un gentil para la fe de
Israel.
Contar acerca de lo que el Eterno hizo a Faraón y a los egipcios por causa de Israel.
Contar acerca de todas las dificultades del camino.
Contar como HaShem los ha liberado de todas ellas.
El testimonio personal es una herramienta muy útil para ganar almas para el Reino de los cielos.
18:9 “Y se alegró Yitró de todo el bien que Ha’Shem había hecho a
Israel, al librarlo de la mano de los egipcios.” – La conversión está
íntimamente ligada al pueblo de Israel. Uno se convierte para ser parte
de un pueblo, Israel. El primer paso en la conversión fue aceptar las
palabras de Moshé. El segundo paso para Yitró fue tener una experiencia
profunda por lo que le contó Moshé, y se alegró. La conversión está
basada en una experiencia interior real que mueve las emociones.
18:10 “Entonces Yitró dijo: Bendito sea Ha’Shem que os libró de la
mano de los egipcios y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo del
poder de los egipcios.” – El tercer paso en la conversión de Yitró fue
bendecir al Eterno. Usó las palabras hebreas “¡Baruj Ha’Shem!”
18:11 “Ahora sé que Ha’Shem es más grande que todos los dioses;
ciertamente, esto se probó cuando trataron al pueblo con arrogancia.” –
El cuarto paso en la conversión de Yitró fue el rechazo de los dioses
paganos y toda práctica idolátrica. El quinto paso fue dar testimonio de
lo que le había sido revelado.
18:12 “Y Yitró, suegro de Moshé, tomó un holocausto y sacrificios
para Elohim, y Aharón vino con todos los ancianos de Israel a comer con
el suegro de Moshé delante de Elohim.” – El sexto paso de la conversión
de Yitró es dar el sacrificio de ascensión (holocausto) que representa
la entrega total de la persona. El séptimo paso es el sacrificio de paz
que representa la entrega en la relación íntima con el Eterno y con los
hermanos en la fe. Si la conversión no afecta la economía de la persona,
no es auténtica, como dice nuestro Rebe en Mateo 6:21 donde está
escrito:
“porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.”
En Mateo 6:24 está escrito: “Nadie puede servir a dos señores; porque
o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al
otro. No podéis servir a Elohim y a las riquezas.”
Segunda aliyá, 18:13-23
18:13 “Y aconteció que al día siguiente Moshé se sentó a juzgar al
pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moshé desde la mañana hasta el
atardecer.” – Hay dos opiniones en cuanto a qué día fue cuando Yitró vio
a Moshé sentado con el pueblo todo el día. Rashí cita la opinión del
rabí Jiyá y rabí Yehoshúa ben Leví en el Midrash[1][3]
y dice que fue un día después de Yom Kipur, cuando él bajó del monte
con las nuevas tablas de piedra, después de haber recibido el perdón por
el pecado del becerro de oro. El argumento que hay detrás es que es
imposible que Moshé haya podido enseñar al pueblo los estatutos y las
instrucciones de Elohim antes de la entrega de la Torá, cf. 18:16. Otro
argumento suyo es que en 18:27 está escrito Moshé despidió a Yitró que
se fue a su tierra, mientras que en Números 10:29 se dice que cuando lo
despidió le rogó que no los abandonase, lo cual ocurrió en el segundo
año después de la salida, cf. Números 10:11, es decir, después de la
entrega de la Torá. Según esta opinión, la sección de Éxodo 18:13-27, no
fue escrita en orden cronológico.
La otra opinión, que es mantenida por otros sabios, es que esta parte sí está en el orden correcto.
18:17-18 “Y el suegro de Moshé le dijo: No está bien lo que haces.
Con seguridad desfallecerás tú, y también este pueblo que está contigo,
porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no puedes hacerlo tú
solo.” – Moshé necesitaba este consejo de su suegro. Ha’Shem no le dijo
esto a Moshé sino un hombre recién convertido que tenía una sabiduría
natural dada por el cielo y ganada a través de su experiencia en la
vida. De esto aprendemos la importancia de escuchar a los consejos de
los ancianos y nuestros compañeros que el Eterno nos ha dado, como está
escrito en Proverbios 11:14:
“Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria.”
En Proverbios 15:22 está escrito: “Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan.”
En Proverbios 19:20 está escrito: “Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días.”
En Proverbios 27:9 está escrito: “El ungüento y el perfume alegran el corazón, y dulce para su amigo es el consejo del hombre.”
Moshé no recibió esta revelación del cielo, sino de un hombre.
Ha’Shem nos ha dado personas a nuestro alrededor para aconsejarnos a
través de ellas. Un sabio escucha consejos de los demás, cf. 2 Samuel
16:23; 1 Reyes 12. El que piensa que va a recibir toda la dirección
directamente del cielo tiene soberbia y altivez de espíritu. Ha’Shem ha
creado la dependencia de los demás para que el hombre aprenda a ser
humilde y sensible a las opiniones de los demás. La esposa ha sido
creada para aconsejar a su marido, cf. Génesis 21:12. El consejo de
Yitró vino del cielo, pero por medio de un hombre. Si no vivimos en
unidad vamos a cometer muchos errores. Pero hay que tener cuidado para
no unirse con los malvados, porque dan malos consejos, como está escrito
en el Salmo 1:1-2:
“¡Cuán dichoso es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de
los escarnecedores sino que en la ley de Ha’Shem está su deleite, y en
su ley medita de día y de noche!”
En el Salmo 33:10-11 está escrito: “HaShem hace nulo el consejo de
las naciones; frustra los designios de los pueblos. El consejo de HaShem
permanece para siempre, los designios de su corazón de generación en
generación.”
18:19 “Ahora, escúchame; yo te aconsejaré, y Elohim estará contigo.
Sé tú el representante del pueblo delante de Elohim, y somete los
asuntos a Elohim.” – Aquí vemos que Moshé sirvió como mediador entre
Ha’Shem y el pueblo de Israel. La idea que hay en el Judaísmo
tradicional de que el judío no necesita mediador, no está basada en la
Torá, sino en un espíritu anti-mesiánico. Así como Moshé fue mediador
entre el Eterno e Israel, así el Mesías Yeshúa es mediador entre Ha’Shem
e Israel y todos los hombres, como está escrito en 1 Timoteo 2:5:
“Porque hay un solo Elohim, y también un solo mediador entre Elohim y los hombres, Mesías Yeshúa hombre.”
En Juan 14:6 está escrito: “Yeshúa le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.”
18:21 “Además, escogerás de entre todo el pueblo hombres capaces,
temerosos de Elohim, hombres veraces que aborrezcan las ganancias
deshonestas, y los pondrás sobre el pueblo como jefes de mil, de cien,
de cincuenta y de diez.” – Aquí vemos como el trabajo de juez fue
delegado a otros. A partir de aquí se creó una jerarquía de jefes en el
pueblo de Israel, a parte de los ancianos jefes de familias que ya
existían. Los requisitos que son necesarios para que las personas puedan
servir como jueces son los siguientes:
Capaces – según Rashí significa que sean ricos para no tener que depender de limosnas ni hacer favores.
Temerosos de Elohim – para un juez es más importante el temor que
el amor al Eterno. El temor al Eterno es la mejor barrera contra el
pecado y evita toda corrupción, cf. 20:20; Jeremías 32:40.
Hombres veraces – Rashí dice que son los que inspiran confianza,
los que son dignos de que se confíe en sus palabras. Un hombre que no
cumple sus promesas no está capacitado para ser un jefe en Israel.
Aborrece las ganancias – Significa, según Rashí, que odien que su
dinero esté en litigio. Un buen juez prefiere regalar a otros sus
bienes, en el caso de que estén en disputa, que litigar por ellos. Un
buen juez no está sirviendo como juez para ganar dinero, sino tiene
otros motivos más nobles para administrar la justicia en el pueblo.
En 1 Pedro 5:1-4 está escrito: “Por tanto, a los ancianos entre
vosotros, exhorto yo, anciano como ellos y testigo de los padecimientos
de Mesías, y también participante de la gloria que ha de ser revelada:
pastoread el rebaño de Elohim entre vosotros, velando por él, no por
obligación, sino voluntariamente, como quiere Elohim; no por la avaricia
del dinero, sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre
los que os han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del
rebaño. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiréis la
corona inmarcesible de gloria.”
“los pondrás sobre el pueblo” – Los jefes tienen una posición sobre
los demás. Esta posición ha sido dada del cielo. Cuanto mayor sea la
posición más respeto merece, y más responsabilidad se requiere. Ha’Shem
pedirá cuenta a todo aquel que tiene una posición de autoridad y
liderazgo en el pueblo. Cuanto más haya recibido, más severo será el
juicio, como está escrito en Mateo 24:45-47:
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso
sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? Dichoso
aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes.”
Los líderes en el reino están puestos en una posición sobre el
pueblo. Este pensamiento es contrario a la idea comunista y socialista
que dice que todos son iguales. El Eterno no quiere que todos sean
iguales, ni que todos manden y decidan democráticamente. Hay personas
más capacitadas que otras que han sido creadas con el don de liderazgo.
Estas personas tienen la responsabilidad de administrar sus dones de
acuerdo al plan que el Eterno tiene para una buena administración en
cualquier cuerpo o empresa. No es lo mismo valor que posición. Una
persona puede tener una posición sobre otra, pero no por eso tiene mayor
valor. Todos los hombres tienen el mismo valor, pero no todos tienen la
misma posición. El valor tiene que ver con aceptación y la posición
tiene que ver con administración. El esposo tiene una posición de
liderazgo sobre su esposa, pero ambos tienen el mismo valor delante del
Eterno.
Tercera aliyá, 18:24-27
18:25 “Y escogió Moshé hombres capaces de entre todo Israel, y los
puso por cabezas del pueblo, como jefes de mil, de cien, de cincuenta y
de diez.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “y puso” es
“va-yitén” cuya raíz es “natán”[1][4]
que en primer lugar significa “dar”. Esto nos enseña que los líderes
son dones que el Eterno da para el bien del pueblo. De la misma manera
como Moshé dio líderes al pueblo de Israel, el Mesías dio líderes al
pueblo de Israel, como está escrito en Efesios 4:11:
“Y él dio a algunos el ser emisarios, a otros profetas, a anunciadores de buenas nuevas, a otros pastores y maestros.”
Los líderes son dones dados al pueblo. El liderazgo es escogido por
el Eterno. Pero al mismo tiempo es reconocido por el pueblo. Si el
pueblo no reconoce el liderazgo que ha sido puesto por el Eterno, ese
liderazgo no se puede imponer sobre el pueblo. En el Reino de los cielos
hay una combinación entre teocracia y democracia, como está escrito en
Jueces 5:2: “¡Por haberse puesto al frente los jefes en Israel, por
haberse ofrecido el pueblo voluntariamente, bendecid a Ha’Shem!”
El liderazgo es dado por el cielo, pero recibido y reconocido por el
pueblo. Moshé tuvo que ir a los ancianos de Israel en Egipto para que le
reconocieran como el libertador. El pueblo de Israel tenía que
reconocer a Moshé antes de que él pudiera ser su líder principal. El no
se impuso como su nuevo líder. Si el liderazgo se impone sobre el pueblo
no está bien, como está escrito en Mateo 20:25-28:
“Pero Yeshúa, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los
gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes
ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre vosotros, sino que
el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro
servidor, y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro
esclavo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir y para dar su vida en rescate por muchos.”
La actitud de un líder bueno es la actitud de un siervo, un esclavo,
que vive para el bien del pueblo que está debajo de él. Por otro lado,
el pueblo no puede usar este texto como un pretexto para abusar de su
liderazgo y faltarle el respeto. El que no respeta al liderazgo no
respeta al Eterno que lo puso. El que muestra respeto a los líderes,
está honrando al Eterno y a su Mashíaj.
“jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez” – Había 600 jefes de
mil, 6,000 jefes de cien, 12,000 jefes de cincuenta y 60,000 jefes de
diez, en total 78,600 jefes sobre los 600,000 varones en Israel. Esto
nos enseña que hubo una estructura de jerarquía con una escalera de
autoridad, de esta manera:
Cada uno de los jefes de diez estaba sometido un jefe de 50. Cada uno
de los jefes de 50 tenía cinco jefes debajo de sí y un jefe encima de
sí. Cada uno de los jefes de 100 tenía dos jefes debajo de sí y un jefe
encima de sí. Cada uno de los jefes de 1000 tenían diez jefes debajo de
sí. Sobre los 600 jefes de 1000 estaban los 70 ancianos que fueron
escogidos como gobierno en Israel, el Sanedrín. La cabeza del Sanedrín
fue el sumo Sacerdote Aharón, que estaba sometido a Moshé.
Cuarta aliyá, 19:1-6
19:1 “Al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de la
tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí.” –
Llegaron el primer día del tercer mes, llamado siván.
19:2 “Partieron de Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y
acamparon en el desierto; allí, frente al monte, acampó Israel.” – Según
Rashí, la palabra hebrea que ha sido traducida como “frente a”
significa siempre en el lado oriental.
Esta es la primera vez que el pueblo aparece de manera singular. El
último verbo del versículo está escrito en singular “acampó”. Antes
había muchas peleas entre diferentes grupos dentro de Israel, pero ahora
habían llegado a un estado de unidad, de manera que es presentado como
si fueran una sola persona, “acampó Israel”. Esta unidad fue necesaria
para que se entregara la Torá desde el cielo. Ya habían pasado 46 días
desde la salida de Egipto. Cada uno de esos días representa una subida
de santidad del pueblo. El máximo nivel de santidad es el 50, que son
los días entre Pesaj y Shavuot, Pascua y Pentecostés. Según la
tradición, la Torá fue dada en Shabbath el día 6 del tercer mes, Siván.
El primer día del mes, el Rosh Jodesh, cayó por lo tanto el segundo día
de la semana, llamado lunes.
Cuando iba a ser renovada la entrega de la Torá con el derramamiento
del Espíritu de Santidad, vemos que los creyentes en Yeshúa del pueblo
de Israel estaban todos unánimes juntos, como está escrito en Hechos
2:1:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes en un mismo lugar.”
La unidad fue la condición para que la Torá pudiera ser escrita en
tablas de piedra, y también fue la condición para que la Torá pudiera
ser escrita en corazones de carne, como está escrito en Jeremías
31:31-34:
“He aquí, vienen días–declara Ha’Shem — en que haré con la casa de
Israel y con la casa de Yehudá un pacto renovado, no como el pacto que
hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la
tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo
para ellos–declara Ha’Shem; porque este es el pacto que haré con la casa
de Israel después de aquellos días–declara Ha’Shem –. Pondré mi ley
dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Elohim
y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno a su
prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: “Conoce a Ha’Shem “, porque
todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande–declara Ha’Shem — pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su
pecado.”
En Ezequiel 11:19-20 está escrito: “Yo les daré un solo corazón y
pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el
corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que anden en mis
estatutos, guarden mis ordenanzas y los cumplan. Entonces serán mi
pueblo y yo seré su Elohim.”
En Ezequiel 36:26-27 está escrito: “Además, os daré un corazón nuevo y
pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de
vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis
cuidadosamente mis ordenanzas.”
Este pacto renovado fue sellado con la sangre del Mesías en Pesaj y
entregado a los fieles en Shavuot, según está escrito en Lucas 22:20:
“De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo:
Esta copa es el pacto renovado en mi sangre, que es derramada por
vosotros.”
Y en 2 Corintios 3:6 está escrito: “el cual también nos hizo
suficientes como ministros de un pacto renovado, no de la letra, sino
del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.”
En Hechos 1:8 está escrito: “pero recibiréis poder cuando el Espíritu
de Santidad venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Yerushalayim,
en toda Yehudá y Shomrón, y hasta los confines de la tierra.”
19:3 “Y Moshé subió hacia Elohim, y Ha’Shem lo llamó desde el
monte, diciendo: Así dirás a la casa de Yaakov y anunciarás a los hijos
de Israel:” – Moshé subió al Eterno por las mañanas. Entonces esto
ocurrió el segundo día del mes de Siván.
Según Rashí, la expresión “la casa de Yaakov” se refiere a las
mujeres, y la expresión “los hijos de Israel” se refiere a los varones.
En Génesis 46:27, donde la expresión “casa de Yaakov” aparece por
primera vez, se refiere a los hijos de Yaakov que vinieron a Egipto, así
que la pregunta surge si realmente hay que entenderlo como una
referencia a las mujeres solamente.
19:4 “Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y
cómo os he tomado sobre alas de águilas y os he traído a mí.” – Las
águilas son las únicas aves que llevan sus crías sobre las alas. Las
demás las aves colocan sus crías entre sus patas. No hay otras aves que
vuelen por encima de las águilas y por eso es el lugar más seguro para
sus crías.
Las águilas hacen su nido en las rocas, muy alto. Después de haber
construido el nido con palitos van quitando partes de sus plumas
colocándolas en el nido para que sea muy agradable para los aguiluchos.
Cuando el aguilucho es suficientemente grande llega el momento de sacar
las plumas del nido para que el hogar ya no sea tan agradable como
antes. Así el aguilucho no querrá volver allí. Esto fue lo que pasó en
Egipto con los hijos de Israel.
Después uno de los padres extiende sus alas delante del aguilucho
para que las vea. Luego bota a su hijo del nido para que caiga al vacío.
Como el aguilucho todavía no sabe usar sus alas, uno de los padres lo
recoge sobre sus alas y lo sube a las alturas otra vez. Luego lo tira en
el aire para que caiga de nuevo. Y así sigue hasta que el aguilucho
aprenda a volar. He aquí los textos de las Escrituras que hablan de las
águilas, Deuteronomio 32:11; 2 Samuel 1:23; Isaías 40:31; Ezequiel
10:14; Salmo 103:5; Job 39:27-30; Proverbios 23:5; 30:17-19; Revelación
12:13-14. En Deuteronomio 28:49 y Abdías 4 hace referencia al imperio
romano, cuyo símbolo era el águila.
“os he traído a mí” – No a una religión estática, sino a una vida
íntima en relación con él mismo, cf. Juan 15:14-15; 1 Juan 1:3; 1
Corintios 1:9. No se trata sólo de servicio, como lo traduce el Targum,
sino de una relación. El judaísmo bíblico está basado en una relación
íntima con el Padre, por medio del Mesías.
19:5-6 “Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi
pacto, seréis mi especial tesoro más que todos los pueblos, porque mía
es toda la tierra; y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y
una nación santa.” Estas son las palabras que dirás a los hijos de
Israel.” – Aquí aparece una de las palabras más importantes de las
Escrituras, “si” (condicional). La invitación ha sido dada del cielo,
pero requiere una respuesta por parte del hombre. Si el hombre responde,
recibe las bendiciones del pacto. Si el hombre no responde, no hay ni
pacto ni bendiciones. Hay condiciones para poder obtener los beneficios
de los pactos. Muchas personas quieren los beneficios sin cumplir las
condiciones. El que no escucha ni obedece no será parte de ese pueblo
especial que es un tesoro para el Eterno. La condición es la obediencia.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “especial tesoro” es “segulá”,[1][5]
que significa un tesoro bien amado. Según el Dr. Dan ben Avraham
implica algo que uno no puede vivir sin ello. El Eterno se ha atado al
pueblo de Israel. No puede cumplir sus propósitos sin su pueblo. Todo el
plan de redención está unido a ese pueblo. Sin el pueblo el plan de
redención del mundo fracasará, como está escrito en Juan 4:22b:
“porque la salvación viene de los judíos”
La palabra segulá aparece en estos ocho lugares en las Escrituras:
Éxodo 19:5; Deuteronomio 7:6; 14:2; 26:18; 1 Crónicas 29:3; Salmo 135:4,
Eclesiastés 2:8; Malaquías 3:17.
Rashí comenta que esta oración implica que los demás pueblos también
son tesoros para el Eterno, porque él posee toda la tierra. Israel es el
tesoro especial más que todos los demás tesoros que él posee.
“un reino de sacerdotes y una nación santa” – Rashí dice que la
palabra “kohanim”, “sacerdotes”, aquí significa “ministros”. Sin embargo
en estos dos términos se encierra todo el ministerio de Israel ante el
Eterno y ante las naciones. Israel tiene el llamado de ser un reino, una
nación de gobernantes, que van a regir sobre el resto del mundo, cf.
Jeremías 31:7. Este es el llamado hacia fuera. Pero también tiene un
llamado de ser sacerdotes, que tienen la capacidad de ministrar delante
del Eterno. Este es el llamado hacia dentro. Estos dos movimientos del
pueblo del Eterno implican el hecho de entrar y de salir, como está
escrito en Juan 10:9:
“Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto.”
La meta es que Israel gobierne sobre el mundo para que el Reino de
los cielos se establezca por toda la tierra, conforme al plan original
para el hombre, cf. Génesis 1:26-28. Pero primero hay que ser sacerdote.
El primer paso para gobernar es sacrificar. El Mesías vino primero para
ser sacrificado y luego volverá para gobernar. Primero fue sacerdote y
luego rey. Ese es el orden. El pueblo de Israel ha sido llamado a ser
reyes sobre las naciones, pero el camino a ese reinado pasa a través del
sufrimiento y sacrificio al Eterno. Uno que nos sabe entrar en la
presencia del Eterno y tener una relación íntima con Él no es capaz de
ser un buen rey.
Un sacerdote es un mediador para que las personas puedan conectarse
con el Eterno. Israel es una nación sacerdotal, con el fin de redimir a
los gentiles del pecado, orar por los pueblos y ser una puerta para que
las naciones puedan encontrarse con el Elohim de Israel, que también es
Elohim de los gentiles, según Romanos 3:29 donde está escrito:
“¿O es Elohim el Elohim de los judíos solamente? ¿No es también el Elohim de los gentiles? Sí, también de los gentiles”
En Isaías 56:6-8 está escrito: “Y a los extranjeros que se alleguen a
Ha’Shem para servirle, y para amar el nombre de HaShem, para ser sus
siervos, a todos los que guardan el día de reposo sin profanarlo, y se
mantienen firmes en mi pacto, yo los traeré a mi santo monte, y los
alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán
aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para
todos los pueblos. Declara el Señor Eterno que reúne a los dispersos de
Israel: Todavía les juntaré otros a los ya reunidos.”
En la primera carta de Pedro, que fue destinada a los judíos, se
encuentra un paralelismo con la salida de Egipto y la entrega de la
Torá. En 1 Pedro 1:18 se habla de la redención de la vana manera de
vivir heredada de los padres, semejante a la redención de Egipto. En 1
Pedro 1:19 se habla de la sangre del Cordero que produce redención,
semejante a la liberación de la muerte de los primogénitos en Egipto por
la sangre del cordero. En 1 Pedro 1:20 se habla del Cordero que fue
asignado desde antes de la fundación del mundo, semejante al cordero de
Pesaj que fue señalado cuatro días antes de ser sacrificado. En 1 Pedro
1:21-23 se habla de la resurrección del Mesías, la purificación del alma
y el nuevo nacimiento, semejante al cruce del mar de Cañas. En 1 Pedro
2:1-3 se está hablando del deseo de la leche pura de la palabra, que
corresponde a la entrega de la Torá en Sinaí, en Shavuot, como está
escrito:
“Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías,
envidias y toda difamación, desead como niños recién nacidos, la leche
pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, si es que
habéis probado la benignidad del Señor.”
Esto corresponde al deseo de los hijos de Israel expresado en las palabras de Éxodo 19:8a donde está escrito:
“Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Haremos todo lo que Ha’Shem ha dicho.”
En 1 Pedro 2:7-8 está escrito: “Este precioso valor es, pues, para
vosotros los que creéis; pero para los que no creen, LA PIEDRA QUE
DESECHARON LOS CONSTRUCTORES, ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO,
y, PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCÁNDALO; pues ellos tropiezan porque
son desobedientes a la palabra, y para ello estaban también destinados.”
Esto concuerda con el texto de Éxodo 19:5 donde hay una condición
para poder ser el especial tesoro del Eterno, la fidelidad. El que no
escucha el testimonio que el Padre ha dado de su Hijo, no será parte del
tesoro especial.
En 1 Pedro 2:9 está escrito: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión (segulá), a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
Esto concuerda con el texto de Éxodo 19:5-6 donde dice que el pueblo de Israel será un tesoro especial (segulá) y un reino de sacerdotes, si obedece la voz del Eterno y guarda su pacto.
En Revelación 1:5-6 está escrito: “y de Yeshúa el Mesías, el testigo
fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la
tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con su sangre, e
hizo de nosotros un reino y sacerdotes para su Elohim y Padre, a Él sea
la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.”
En Revelación 5:8-10 está escrito: “Cuando tomó el libro, los cuatro
seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del
Cordero; cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que
son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo, diciendo:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre compraste para Elohim a gente de toda tribu,
lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para
nuestro Elohim; y reinarán sobre la tierra.”
Este texto habla de la gran redención de Israel en los últimos
tiempos, que será sacado de toda tribu, lengua, pueblo y nación para ser
ese Israel que se convertirá en un reino de sacerdotes para Elohim y
reinarán sobre la tierra durante el reinado mesiánico.
Quinta aliyá, 19:7-19
19:8 “Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Haremos todo
lo que Ha’Shem ha dicho. Y llevó Moshé a Ha’Shem las palabras del
pueblo.” – El pueblo contestó por la tarde el segundo día de Siván
cuando Moshé había bajado del monte. En la mañana siguiente, el tercer
día de Siván, Moshé subió de nuevo al monte con la respuesta del pueblo.
Vemos como todo el pueblo contestó a una. Esto nos enseña que no hubo
mudos entre ellos. En 20:18 está escrito que todo el pueblo vio las
voces, cf. 19:11, lo que muestra que no hubo ciego entre ellos. En 24:7
está escrito que todo el pueblo dijo que iba a escuchar, lo que muestra
que no hubo sordo entre ellos. Todos fueron sanados al comer del cordero
en Egipto, como está escrito en el Salmo 105:37:
“Pero a ellos los sacó con plata y oro, y entre sus tribus no hubo quien tropezara.”
19:9 “Y Ha’Shem dijo a Moshé: He aquí, vendré a ti en una densa
nube, para que el pueblo oiga cuando yo hable contigo y también te crean
para siempre. Entonces Moshé comunicó a HaShem las palabras del
pueblo.” – El tercer día del tercer mes, llamado Siván, Ha’Shem le
comunicó estas palabras a Moshé. Luego él baja y habla con el pueblo y
luego sube otra vez con las palabras del pueblo el cuarto día del mes.
19:10 “HaShem dijo también a Moshé: Ve al pueblo y conságralos hoy y
mañana, y que laven sus vestidos” – Esto significa que Moshé tenía que
ver que el pueblo se santificara durante el cuarto y quinto días del mes
de Siván. Según la tradición, la Torá fue entregada en Shabbath, el día
6 de Siván.
19:11 “y que estén preparados para el tercer día, porque al tercer
día Ha’Shem descenderá a la vista de todo el pueblo sobre el monte
Sinaí.” – Aunque fue el día seis del mes, el Eterno está usando la
expresión “tercer día” en alusión a la resurrección del Mesías en la
cual también manifestó su gloria de una manera extraordinaria.
19:12 “Y pondrás límites alrededor para el pueblo, y dirás:
“Guardaos de subir al monte o tocar su límite; cualquiera que toque el
monte, ciertamente morirá.” – La santidad implica reconocer los límites.
Los límites son los que santifican. Santidad significa hacer una
división entre una cosa y otra. En el Reino de los cielos hay muchos
límites, como hemos visto en relación con la escalera de Yaakov. Hay
niveles, límites. Cuanto más santa sea una persona, más podrá acercarse
al Eterno. La santidad tiene que ver con acercamiento. Los límites
fueron puestos para dividir entre el pueblo y los sacerdotes. El pueblo
no podía traspasar esos límites. Es muy grave traspasar los límites que
el Eterno marca. Siempre trae graves consecuencias. El pueblo no había
aprendido esta lección y el Eterno le insta a Moshé varias veces a
advertir al pueblo para que no traspase los límites.
19:13 “Ninguna mano lo tocará, sino que será apedreado o asaeteado;
sea animal o sea hombre, no vivirá.” Cuando suene largamente la bocina
ellos subirán al monte.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como
“bocina” es “yovel”,[1][6] que significa “cuerno”, especialmente cuerno de carnero. Según la tradición,[1][7] este cuerno está representado por uno de los que Avraham tomó del carnero que fue sacrificado en lugar de Yitsjak.
19:14-15 “Y Moshé bajó del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y
ellos lavaron sus vestidos. Y dijo al pueblo: Estad preparados para el
tercer día; no os acerquéis a mujer.” – La santificación consistía en
cuatro cosas:
Santificación del cuerpo. Pasar todo el cuerpo por agua
purificadora, la mikvé, para ser libres de toda contaminación en
referencia al contacto con la muerte, en primer lugar por haber tenido
un contacto físico con algún cadáver o haber tenido emisión seminal o
flujo menstrual. En Ezequiel 16:8-9 hay una alusión a que no solamente
lavaron sus ropas sino también sus cuerpos para entregarse al Eterno.
Santificación de la ropa. Lavar sus vestiduras, como un acto de
purificación exterior de la ropa que es una extensión del cuerpo humano.
Santificación mental y espiritual. Armarse con una mente
expectativa y preparar su interior en oración para poder entrar en el
pacto y recibir al Eterno.
No tener relaciones sexuales, lo cual produce impureza ritual,
por su relación con la muerte (por los espermatozoides que mueren sin
producir vida humana, para lo cual fueron creados). El hombre que tiene
derrame seminal se vuelve ritualmente impuro. Mientras que el semen esté
dentro de la mujer no produce impureza ritual. Pero en el momento de
ser expulsado de la matriz produce impureza. Pero después del tercer día
ya no lo hace, porque en ese día los espermatozoides ya no podrán
producir vida y no causarían impureza ritual. Esa es la razón por la que
no podían acercarse a mujer durante los tres días.
19:16 “Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo
truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido
de cuerno; y tembló todo el pueblo que estaba en el campamento.” – Esta
fue la primera celebración de Shavuot, el primer Pentecostés. En
Pentecostés fue entregada la Torá desde el cielo y en el Pentecostés que
ocurrió 50 días después de la resurrección del Mesías, fue renovado el
pacto y la Torá fue escrita en el corazón de Israel.
En Hechos 2:1-4 está escrito: “Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un
ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa
donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas como de fuego que,
repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos
del Espíritu de santidad y comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba habilidad para expresarse.”
El sonido del shofar es muy significativo. El shofar de Shavuot es
llamado “el primer shofar”, el shofar de Yom Teruá, el primer día del
séptimo mes, es llamado “el último shofar”, y el shofar de Yom Kipur, el
décimo día del séptimo mes, es llamado “el gran shofar”. Hablaremos más
de estos tres en otra ocasión.
19:17 “Entonces Moshé sacó al pueblo del campamento para ir al
encuentro de Elohim, y ellos se quedaron al pie del monte.” – El pueblo
es sacado para encontrarse con Elohim. Según Deuteronomio 33:2 el Eterno
también salió a recibir al pueblo, como está escrito:
“Dijo: HaShem vino del Sinaí y les esclareció desde Seir;
resplandeció desde el monte Parán, y vino de en medio de diez millares
de santos; a su diestra había fulgor centellante para ellos.”
Aquí no dice que el Eterno vino al Sinaí, sino del Sinaí. Esto nos enseña que no sólo bajó al Sinaí, sino que también dejó el monte para ir al encuentro con el pueblo.
La tradición de la boda hebrea está íntimamente ligada con el evento
de la entrada en el pacto y la entrega de la Torá. Israel es la novia.
El Eterno es el novio. Moshé es el amigo del novio. Los ángeles son los
testigos. La densa nube es la jupá, el dosel matrimonial. La mujer es
redimida de su estado de esclavitud para que se pueda casar. El hombre
le hace una propuesta de matrimonio a través de su amigo, el mediador.
La mujer acepta la propuesta voluntariamente y el amigo pasa la
respuesta al hombre. La mujer pasa por una tevilá, un baño ritual, para
así entrar bajo la autoridad de su novio. El evento es anunciado con un
toque de Shofar. La novia sale de su casa al encuentro del novio. El
novio sale de su lugar para ir al encuentro de la novia. Los dos entran
en el primer paso del pacto matrimonial hebreo, llamado “kidushím”,
“santificaciones”, cuando los dos se santifican, consagran, se apartan
el uno para el otro. Ya están atados el uno al otro, por eso este paso
también es llamado “erusín”, del verbo “aras”, “atar”. En ese momento se
entrega un contrato matrimonial a la novia, llamado “ketuvá”,
“escritura”, donde están estipuladas las condiciones para el pacto
matrimonial.
En Deuteronomio 20:7 vemos que hay un tiempo entre este primer paso
de desposorio y el casamiento. En Deuteronomio 22:23-24 vemos que el
primer paso del pacto matrimonial hace que ella sea llamada “la mujer de
(él)”, aunque no hayan consumado el matrimonio todavía, cf. Mateo
1:18-20. Antiguamente había hasta 12 meses entre el primer y el segundo
paso de la boda hebrea. Hoy en día se hacen los dos pasos el mismo día.
Después del primer paso, “kidushín”, la novia va a la casa de su padre
para preparar su traje de boda. El novio va a la casa de su padre para
preparar una vivienda para los dos. Cuando el padre del novio ve que los
dos estén listos, da permiso a su hijo con un toque de shofar para que
vaya a tomar a su esposa. El hijo se va a la casa de la novia y la
arrebata para llevarla a la casa de su padre donde se efectuará el
segundo paso matrimonial, llamado “lakaj”,[1][8] “tomar”, cf. Génesis 24:3, o “nisuín”, de “nasá”,[1][9] “elevar”, cf. 2 Crónicas 24:3.
El pueblo de Israel es presentado en las Escrituras de diferentes
maneras en relación con el Eterno. A veces es llamado hijo, Éxodo 4:22, a
veces es llamada hija virgen, Jeremías 14:17, a veces es presentado
como una esposa que ha pasado por los dos pasos matrimoniales y que
tiene hijos, Ezequiel 16; Oseas 1-3.
En Jeremías 2:2 está escrito: “Ve y clama a los oídos de
Yerushalayim, diciendo: “Así dice Ha’Shem: ‘De ti recuerdo el cariño de
tu juventud, el amor de tu desposorio, de cuando me seguías en el
desierto, por tierra no sembrada.”
Después del primer paso matrimonial son llamados tanto esposo y
esposa como novio y novia. Tienen un pacto matrimonial, pero no ha sido
consumado todavía. No tienen el derecho de cohabitar hasta pasar por el
segundo paso. Si alguien es infiel durante el tiempo del desposorio, es
reo de muerte, cf. Deuteronomio 22:23-24. Esto implica que cuando la
novia, Israel fue infiel con el becerro de oro, un amante que pasó por
el camino, Ha Ha’Shem Shem tenía todo el derecho legal de ejecutarla.
Pero Moshé entró y salvó al pueblo. El pacto que luego fue hecho tenía a
Moshé como aval, según está escrito en Éxodo 34:27:
“Entonces HaShem dijo a Moshé: Escríbete estas palabras; porque
conforme a estas palabras he hecho un pacto contigo y con Israel.”
Esto quiere decir que la relación entre Israel y Ha’Shem nunca llegó a
ser como en su estado original. El pecado del becerro de oro hizo que
no se pudo consumar el matrimonio. Hacía falta una renovación del pacto,
como está escrito en Jeremías 31:32, donde se habla de un pacto
diferente al que sucedió en la salida de Egipto:
“no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la
mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron,
aunque fui un esposo para ellos–declara Ha’Shem”
La ruptura del pacto matrimonial entre Ha’Shem e Israel se hizo
cuando Israel pecó con el becerro de oro. En este texto está escrito que
el Eterno fue un esposo para Israel en el momento cuando ella rompió el
pacto, esto implica que habían pasado por el primer paso del
matrimonio, no necesariamente el segundo.
En Oseas 2:14-15, 19-20 está escrito: “Por tanto, he aquí, la
seduciré, la llevaré al desierto, y le hablaré al corazón. Le daré sus
viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza. Y allí
cantará como en los días de su juventud, como en el día en que subió de
la tierra de Egipto… Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré
conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión; te
desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Ha’Shem.”
Aquí se está hablando de una renovación del desposorio entre el
Eterno e Israel, es decir del primer pasto del pacto matrimonial. Esta
renovación fue hecha mediante la sangre del Mesías Yeshúa, como hemos
dicho antes. En la primera celebración de Shavuot después de su
resurrección, el mismo día cuando se conmemoraba el primer desposorio
entre Ha’Shem e Israel, vino el Espíritu de Santidad sobre los fieles en
Israel para sellar la renovación del pacto, y escribir la ketuvá, el
contrato matrimonial, en el corazón de la novia, para que ella sea fiel y
no peque de nuevo.
Sexta aliyá, 19:20 – 20:17 (v. 14 heb.)
19:20 “Y Ha’Shem descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte; y
llamó Ha’Shem a Moshé a la cumbre del monte, y Moshé subió.” – Aquí está
escrito que el Eterno descendió al monte. Sin embargo en 20:22 está
escrito que el Eterno habló desde el cielo. ¿Cómo se puede entender esta
aparente contradicción? Rashí dice que el Eterno inclinó los cielos
superiores e inferiores y los extendió sobre la montaña como una sábana
sobre una cama, y el Trono de Gloria descendió sobre ella. Así él estaba
tanto en el cielo como en la tierra.
19:21 “Y Ha’Shem dijo a Moshé: Desciende, advierte al pueblo, no sea
que traspasen los límites para ver a Ha’Shem y perezcan muchos de
ellos.” – Cuatro veces está escrito que el pueblo no puede traspasar los
límites de lo prohibido, v. 12, 21, 23 y 24. ¡Qué importante es para el
hombre no traspasar los límites!, como dice Deuteronomio 19:14:
“No moverás los linderos de tu prójimo, fijados por los antepasados,
en la herencia que recibirás en la tierra que Ha’Shem tu Elohim te da en
posesión.”
La raíz de la palabra “Torá”, “instrucción”, es “yará”,[1][10]
que significa “lanzar”, “disparar”, “apuntar”, “marcar”, “señalar”.
Esto nos enseña que la Torá pone los límites necesarios para el bien del
hombre y la naturaleza. La Torá del Eterno marca dónde está la
diferencia entre lo permitido y lo prohibido. Pecar es cruzar los
límites marcados por la Torá del Eterno, como está escrito en 1 Juan
3:4:
“Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.”
La carne del hombre, el yetser hará, no quiere límites, como está escrito en Romanos 8:6-8:
“Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta
en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es
enemiga de Elohim, porque no se sujeta a la ley de Elohim, pues ni
siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne no pueden agradar a
Elohim.”
El hombre espiritual no está dirigido por sus impulsos naturales y
pecaminosos, sino por los principios que el Eterno ha marcado en su
Torá. Un hombre espiritual es un hombre de principios, no de impulsos.
¿Por qué razón cumple los principios marcados por la Torá? ¿Por amor o
para cumplir? El que cumple por amor ha llegado a la perfección.
El placer permitido es un resultado de la obediencia a los principios
marcados por el Eterno en la Torá. El pecado ofrece placer sin límites,
sin principios, sin obediencia. Ese placer se convierte a la larga en
amargura. El placer sometido a los principios de la Torá es duradero y
no produce daño ni amargura.
El pecado, el traspaso de los límites, crea un desequilibrio en la
creación. Muchas de las cosas buenas se convierten en malas cuando son
empleadas fuera de los límites marcados en la Torá. Un hombre maduro es
capaz de negarse un placer a corto plazo, para obtener un placer mayor a
largo plazo. ¡Sé celoso para no traspasar los límites en tu vida! ¡Sé
un hombre de principios y no de impulsos, y serás prosperado en todo!
Las culturas del mundo que se rigen por principios son las más
influyentes. Los países pobres son pobres porque la gran mayoría de sus
habitantes están traspasando los límites y eso produce maldición que
resulta en pobreza. Los países que tienen una población que ha aprendido
a regirse por principios basados en la Torá, prosperan en todo sentido.
19:22 “También que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a
Ha’Shem, no sea que HaShem irrumpa contra ellos.” – Los sacerdotes eran
los primogénitos de todo Israel. Ellos podían acercarse al Eterno. Esto
nos enseña que hay diferentes niveles de santidad entre las diferentes
funciones dentro del pueblo del Eterno.
19:23 “Y Moshé dijo a Ha’Shem: El pueblo no puede subir al monte
Sinaí, porque tú nos advertiste, diciendo: “Pon límites alrededor del
monte y santifícalo.”” – Lo que hace que algo sea santificado es que
tiene un límite. El monte fue santificado por los límites y la presencia
del Eterno que estaba limitada dentro de esos límites, cf. Éxodo 29:43.
19:24 “Entonces Ha’Shem le dijo: Ve, desciende, y vuelve a subir, tú y
Aarón contigo; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los
límites para subir a Ha’Shem, no sea que Él irrumpa contra ellos.” –
Moshé podía acercarse más que Aharón, Aharón podía acercarse más que los
sacerdotes, los sacerdotes podían acercarse más que el pueblo y el
pueblo no podía traspasar los límites.
Nos surge la pregunta: ¿No revela los Escritos Apostólicos que el
Novio es el Hijo? ¿Por qué se presenta aquí el Eterno como el Novio?
¿Será que hay dos matrimonios, uno entre el Padre e Israel y el otro
entre el Hijo y la Iglesia? Esto es lo que enseñan muchos cristianos. En
primer lugar tenemos que descartar la idea de dos pueblos del Eterno.
Sólo hay un pueblo y ese pueblo se llama Israel, cf. Daniel 7:27. El
nuevo pacto fue hecho con Israel, según Jeremías 31:31, no con otro
pueblo. El Mesías Yeshúa no fundó una nueva religión, porque si lo
hubiera hecho sería un falso profeta. Ya hemos hablado mucho de este
tema, así que no vamos a repetir esta verdad. Sólo hay un pueblo,
Israel, y ese pueblo es la novia, según dijo el rabí Yojanán ben
Zajariyá, como está escrito en Juan 3:26-29:
“Y vinieron a Yojanán y le dijeron: Rabí, mira, el que estaba contigo
al otro lado del Yardén, de quien diste testimonio, está haciendo
tevilá y todos van a él. Respondió Yojanán y dijo: Un hombre no puede
recibir nada si no le es dado del cielo. Vosotros mismos me sois
testigos de que dije: “Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado
delante de él.” El que tiene la novia es el novio, pero
el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera
con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado.”
El mensaje de este profeta revela que la novia es el pueblo de
Israel. La novia, la congregación, existía antes de la muerte del
Mesías, como está escrito en Efesios 5:25:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como el Mesías amó a la congregación y se dio a sí mismo por ella.”
No se puede amar algo que no existe. Así que la congregación, “la
iglesia”, no fue creada en ese día de Pentecostés que está relatado en
Hechos 2, sino en el primer Pentecostés que está relatado en Éxodo 19.
La congregación que aparece en Efesios 5 es la congregación de Israel,
como está escrito en Hechos 7:38:
“Este es el que estaba en la congregación en el desierto junto con el
ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y el que
recibió palabras de vida para transmitirlas a vosotros.”
La congregación, que en hebreo se llama “kehilá”, en griego “ekklesia”, y en latin “iglesia”, fue formada en Sinaí.
En Hebreos 2:12 hay una referencia a las palabras del Mesías justo antes de su muerte:
“diciendo: ANUNCIARÉ TU NOMBRE A MIS HERMANOS, EN MEDIO DE LA CONGREGACIÓN TE CANTARE ALABANZAS.”
Aquí dice que Yeshúa anunciaría el Nombre del Eterno a sus hermanos y
cantaría alabanzas en medio de la congregación, la iglesia. El texto
está sacado del Salmo 22 que Yeshúa citó cuando estaba colgado sobre el
madero. En los versículos 22-23 del mismo Salmo está escrito:
“Hablaré de tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te
alabaré. Los que teméis a Ha’Shem, alabadle; descendencia toda de
Yaakov, glorificadle, temedle, descendencia toda de Israel.”
Este texto nos muestra que la congregación, en la cual en Mesías iba a
anunciar el Nombre de HaShem y cantar alabanzas, se compone de los que
temen al Eterno, es decir los conversos de entre las naciones, junto con
toda la descendencia de Yaakov y toda la descendencia de Israel. Esta
es la congregación por la cual murió el Mesías para purificarla y
llevarla a la perfección, como está escrito en Efesios 5:25b-27:
“El Mesías amó a la congregación (de Israel) y se dio a sí
mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el
lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo,
una congregación en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni
cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.”
Cuando el Mesías habla de edificar su congregación en Mateo 16:18 no
se está refiriendo a un pueblo nuevo, separado de Israel, sino del mismo
pueblo de Israel, (que también incluye a los conversos de las
naciones), conforme está escrito en Jeremías 24:6:
“Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré.”
En Jeremías 31:4 está escrito: “De nuevo te edificaré, y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo tomarás tus panderos, y saldrás a las danzas con los que se divierten.”
En Jeremías 33:7 está escrito: “Restauraré el bienestar de Yehudá y
el bienestar de Israel y los reedificaré como eran al principio.”
Estos textos nos muestran que la edificación de la congregación del
Mesías no es otra cosa que la restauración y la perfección de la fe
judía dentro del pueblo de Israel.
En Mateo 16:18 está escrito: “Yo también te digo que tú eres Kefas, y
sobre esta roca edificaré mi congregación; y las puertas del sheol no
prevalecerán contra ella.”
Yeshúa prometió edificar su congregación sobre la roca. La roca es el
Mesías que ha sido colocado como fundamento en Tsión, no en Roma, según
Isaías 8:14; 28:16; Romanos 9:33, 1 Corintios 10:4 y 1 Pedro 2:4-8.
Yeshúa promete edificar el pueblo de Israel sobre el fundamento del
Mesías. Los que no edifican sus vidas sobre ese fundamento, finalmente
perderá el derecho de ser parte del pueblo de Israel, como está escrito
en Hechos 3:23:
“Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de entre el pueblo.”
Las “puertas del sheol”, el reino de los muertos, son una expresión
judía, un hebraísmo, que hace referencia a las puertas de las ciudades
gentiles, es decir a los gobiernos de las naciones. Estos gobiernos no
podrán resistir el avance de la congregación del Mesías. Hay una
referencia a lo mismo en Génesis 22:17 donde está escrito:
“de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu
descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla
del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos.”
Esta palabra fue dada a nuestro padre Avraham justamente después de
haber atado a Yitsjak sobre el altar. Así que los que van a poseer las
puertas de sus enemigos, las puertas del sheol, son los descendientes de
Avraham, no otro pueblo. La misma profecía se encuentra en Génesis
24:60 donde la familia de Rivká pronuncia la siguiente bendición:
“Y bendijeron a Rivká y le dijeron: Que tú, hermana nuestra, te
conviertas en millares de miríadas, y posean tus descendientes la puerta
de los que los aborrecen.”
Así que, queda claro que la novia no es otra cosa que el pueblo de
Israel, descendiente de Avraham y Rivká, renovado y reedificado por
medio del Mesías Yeshúa.
Entonces nos queda resolver la pregunta de ¿quién es el Novio? ¿Es el
Padre Eterno o el Hijo del Hombre? Según la enseñanza del Mesías, el
Novio es el Hijo, como está escrito en Mateo 22:2:
“El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo.”
En Revelación 19:7 está escrito: “Regocijémonos y alegrémonos, y
démosle a El la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su
esposa se ha preparado.”
En Efesios 5:31-32 está escrito: “POR ESTO EL HOMBRE DEJARA A SU
PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRA A SU MUJER, Y LOS DOS SERAN UNA SOLA
CARNE. Grande es este misterio, pero hablo con referencia al Mesías y a
la congregación.”
20:1 “Y habló Elohim todas estas palabras, diciendo” – El Targum
tradujo este versículo: “Y habló la Palabra de Ha’Shem…” En muchas
ocasiones el Targum usa la expresión “la Palabra de HaShem” cuando hay
una manifestación clara de HaShem en la tierra. En Génesis 1:27; 9:17;
17:7; 15:6; 19:24; 22:14; 28:20-21; Éxodo 3:14 y 24:1 aparece la
expresión “la Palabra de Ha’Shem” en los diferentes Targumes como
sustituto de Elohim o YHWH. Esto nos enseña que los que tradujeron el
hebreo al arameo habían entendido la manifestación del Eterno en la
tierra como una revelación de su Palabra. El Eterno es tan grande y tan
inmenso que no se puede ver ni comprender al menos que él haga una
transformación de su inmensidad a algo más pequeño. Por esta razón
surgió la expresión “YHWH-katán”, “el pequeño YHWH”. Se puede comparar
con un transformador que cambia la tensión eléctrica de 15,000 Voltios,
que hay en los cables de alta tensión, a 220 o 120 Voltios, para que la
corriente eléctrica pueda ser utilizada en las casas. La tensión de 120
Voltios está muy reducida y así podrá ser utilizada en el hogar. En caso
contrario estaríamos en peligro mortal cada vez que utilizáramos un
aparato eléctrico. La manifestación del Eterno en la tierra es parecida.
Él no puede revelar toda su potencia porque entonces el hombre quedaría
calcinado. Según el Targum, Él se revela al hombre a través de su
Palabra, que es la reducción del Eterno de manera que pueda ser
manifestado en el mundo y comprendido por el hombre. Yeshúa es la
Palabra del Eterno hecha carne, como está escrito en Juan 1:14:
“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de
verdad.”
En 1 Juan 1:1-2 está escrito: “Lo que existía desde el principio, lo
que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos
contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la Palabra de
vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos
testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y
se nos manifestó.”
En el Sinaí el cielo bajó sobre la montaña y el Eterno se manifestó
al pueblo hablando audiblemente. La traducción del Targum dice que fue
la Palabra del Eterno que habló todas estas palabras al pueblo y que
Moshé tenía que subir a la Palabra del Eterno que estaba en la montaña.
Esta Palabra fue la que luego fue hecha carne en Yeshúa. El Mesías
Yeshúa es la manifestación del Padre en la tierra, como está escrito en
Juan 14:9b:
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.”
En Hebreos 1:3a está escrito: “Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza.”
En Colosenses 2:9 está escrito: “Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en él.”
El Hijo es la manifestación reducida del Eterno que está en los
cielos. Él no solamente lo revela sino también lo representa, como está
escrito en el Salmo 118:26a:
“Bendito el que viene en el nombre de Ha’Shem.”
No es lo mismo ser el Eterno que venir en el Nombre del Eterno.
Yeshúa venía para representar al Eterno. El que estaba en el monte
haciendo pacto con Israel fue el Padre por medio de su Palabra que luego
fue hecha carne. De esta manera resolvemos el problema de quién es el
Novio. El Padre todo lo ha hecho, y todo lo hace a través de su Palabra
que fue hecha carne. Con otras palabras el Mesías, el Hijo del Hombre,
es el canal por medio del cual el Eterno ha creado el universo y por
medio del cual está dirigiendo la creación y por medio del cual se está
relacionando con el ser humano. El Hijo de Elohim es la cara humana del
Eterno, por medio del cual podemos llegar al Padre. Sin él nadie llega
al Padre, porque él es el representante que el Padre está revelando aquí
abajo. El que intente pasar por otro canal no llegará al padre. El que
tiene a Elohim como su Padre ama a Yeshúa y se acerca a Yeshúa, como
está escrito en Juan 8:42: “Yeshúa les dijo: Si Elohim fuera vuestro
Padre, me amaríais, porque yo salí de Elohim y vine de Él, pues no he
venido por mi propia iniciativa, sino que Él me envió.”
En Juan 6:45 está escrito: “Escrito está en los profetas: “Y TODOS
SERÁN ENSEÑADOS POR ELOHIM.” Todo el que ha oído y aprendido del Padre,
viene a mí.”
El Mesías es el Novio y la parte renovada y restaurada de Israel es la Novia.
Primera palabra
20:2 “Yo soy Ha’Shem tu Elohim, que te
saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.” – En Éxodo
34:28; Deuteronomio 4:13 y 10:4 se encuentra la expresión “las diez
palabras”, en hebreo “aseret ha-dvarim”, en referencia a Éxodo 20:2-17
(20:2-14 según la versión hebrea). Esta es la primera de las diez. La
expresión “diez mandamientos” no aparece en las Escrituras. Es más, en
estas diez palabras se encuentran 14 de los 613 mandamientos de la Torá.
Así que es más exacto hablar de las “diez palabras” que los “diez
mandamientos” puesto que aquí se puede encontrar más de diez
mandamientos.
Como en las Escrituras el número diez representa la totalidad, estas
diez palabras representan toda la Torá. La Torá nos enseña que estas
diez palabras estaban escritas en dos tablas de piedra. La tradición
enseña que en la primera tabla había cinco palabras y en la segunda
había cinco. Las cinco primeras tienen que ver con la relación entre el
hombre y el Eterno y las cinco últimas tienen que ver con la relación
entre el hombre y su prójimo. En las cinco primeras palabras aparece el
nombre YHWH ocho veces, pero en las últimas cinco palabras no aparece.
Las diez van desde lo más importante hasta lo menos importante. La
primera es la más importante pero la última es la más difícil porque es
más fácil controlar las acciones que los pensamientos.
La primera de las diez palabras empieza con “Yo soy…” El Eterno se
presenta como el Eterno tu Elohim, de forma singular. Cada uno tiene que
tener una relación personal y singular con él. La base de nuestra
relación con Él es la redención que hemos experimentado, tanto la
primera, que se hizo por medio de Moshé, como la segunda, que se hizo y
se hará por medio de Yeshúa Ha’Mashíaj.
Segunda palabra
20:3-6 “No tengas otros dioses delante de mí.
No te hagas ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No
los adores ni los sirvas; porque yo, Ha’Shem tu Elohim, soy Elohim
celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y muestro
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” –
Esta es la segunda palabra. No es que existan otros dioses, cf.
Deuteronomio 4:39; 1 Reyes 8:60; 1 Corintios 8:5-6, sino que se trata de
no aceptar como nuestro Elohim algo que ha sido creado como si fuera el
Creador, cf. Romanos 1:25. Esta palabra implica que está prohibido
confiar en cualquier poder además de Ha’Shem, adorar ídolos, santos o
estatuas, inclinarse ante ellos, hacerlos o poseerlos.
Hay unas preguntas que nos ayudan para saber si tengo otros dioses en mi vida:
¿Quién manda en mi vida?
¿Dónde está mi confianza?
¿Dónde está mi pasión?
¿Quién es la fuente de mi vida?
¿Quién es mi alabanza?
Si un ídolo, una persona, un sistema, una organización o un objeto
puede ser puesto como respuesta a una o varias de estas cinco preguntas,
tengo un o varios dioses en mi vida.
El dinero es el ídolo más importante de este mundo. Los avaros no
heredarán el Reino del Eterno porque son idólatras, como está escrito en
1 Corintios 6:10:
“ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Elohim.”
En Efesios 5:5 está escrito: “Porque con certeza sabéis esto: que
ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el
reino del Mesías y de Elohim.”
En 1 Timoteo 6:10 está escrito: “Porque la raíz de todos los males es
el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de
la fe y se torturaron con muchos dolores.”
En Mateo 6:24b está escrito: “No podéis servir a Elohim y a las riquezas.”
El Eterno castiga la idolatría de los padres sobre sus hijos hasta la
tercera y cuarta generación cuando no hay arrepentimiento en los hijos
por la conducta de sus padres y cuando los hijos siguen esa conducta. En
el momento del arrepentimiento es rota esta maldición, cf. Deuteronomio
24:16; Ezequiel 18.
Por causa de este mandamiento los rabinos han establecido el
mandamiento de no hacer estatuas de ninguna clase ni de hombres ni de
animales ni de otro objeto en el universo.[1][11]
Tercera palabra
20:7 “No tomes el nombre de Ha’Shem tu Elohim en vano,
porque Ha’Shem no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano.” –
La prohibición no se refiere a no usar el Nombre, sino usarlo vanamente
y sin sentido. Rashí dice que significa que está prohibido hacer un
juramente falso. Esta prohibición también se aplica sobre aquellos que
dicen que son del Eterno y no lo son, dando apariencia de piedad
mientras que sus corazones tengan otra realidad, cf. Ezequiel 36:21-23;
39:7. La prohibición de pronunciar el Nombre del Eterno es de origen
rabínico, no de la Torá. Por eso los judíos no pronuncian el Nombre del
Eterno, sino lo sustituyen por Adonai (Señor), Ha’Shem (El Nombre) o el
Eterno.
Cuarta palabra
20:8-11 “Acuérdate del Shabbath para santificarlo. Seis días
trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es Shabbath para
Ha’Shem tu Elohim; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que
está contigo. Porque en seis días hizo Ha’Shem los cielos y la tierra,
el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por
tanto, Ha’Shem bendijo el Shabbath y lo santificó.” – El verbo
“acuérdate” en hebreo está escrito en la forma paol, la cual implica
algo constante, como el español gerundio “guardando”. Según Rashí,
implica que uno se acuerde del Shabbath durante toda la semana. Al
comprar algo bonito se destina para el Shabbath.
En Deuteronomio 5:12 está escrito “guarda el Shabbath”. Estas dos
palabras fueron dichas en un enunciado. El Eterno es el único que puede
decir dos palabras en un enunciado, cf. Salmo 62:11. Según Rashí, lo
mismo hizo en los siguientes versículos, Éxodo 31:14 con Números 28:9;
Deuteronomio 22:11 con Deuteronomio 22:12 y Levítico 18:16 con
Deuteronomio 25:5.
“el séptimo día” – No el sexto, ni el primero. No se puede sustituir
por otro día. Ha’Shem mandó que fuera el séptimo día y punto. El Eterno
ha hecho un camino recto, pero el hombre lo ha torcido, como está
escrito en Proverbios 21:8:
“Torcido es el camino del pecador mas el proceder del limpio es recto.”
El séptimo día empieza a la caída del sol el viernes y termina a la
caída del sol el sábado. Sin la tradición no se sabría qué día es
Shabbath. La tradición judía muestra qué día es. En este caso tenemos
que regirnos por la tradición para poder cumplir la Escritura.
“Shabbath para Ha’Shem tu Elohim” – El Shabbath es para dedicarse al Eterno, no para otra cosa.
“no harás en él obra alguna” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “obra” es “melajá”,[1][12]
que significa “obra”, “tarea”, “oficio”, “fabricación”. La primera vez
que aparece es en Génesis 2:2-3 donde habla de la obra de la creación.
“Melajá” tiene que ver con trabajo creativo, productivo y todo lo que
interviene en la creación. La obra de la construcción del tabernáculo es
llamada “melajá” y de allí se han sacado 39 tipos de melajá que están
prohibidas en el Shabbath, cf. Éxodo 35:21.
La esposa no está mencionada en este pasaje. Ella está incluida en el
padre de familia. Los dos son uno. La esposa tiene el papel de ser una
ayuda idónea para que su marido pueda cumplir con lo que el Eterno le ha
mandado.
“Porque en seis días hizo Ha’Shem los cielos y la tierra” – El Eterno
es nuestro Padre. Un padre es un ejemplo a seguir para sus hijos. Como
él cesó en Shabbath, nosotros también lo hacemos. Y así somos como él.
El hombre fue creado a su imagen y semejanza. El que no guarda el
Shabbath no se parece al Eterno en esa área de su vida.
“Ha’Shem bendijo el Shabbath y lo santificó” – La bendición implica
algo concreto. Por eso Rashí dice que Ha’Shem bendijo el Shabbath con el
maná. La santificación implica que ha sido apartado de los demás días
para ser diferente y dedicado al uso exclusivo del Eterno.
La tradición de encender dos velas antes del inicio del Shabbath se asocia con varias cosas:
El Shabbath fue bendecido y santificado.
Hay que acordarse y guardar el Shabbath.
El descanso semanal anuncia el descanso en el reino mesiánico.
Quinta palabra
20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para
que tus días sean prolongados en la tierra que HaShem tu Elohim te da.” –
El mandamiento de honrar a los padres está entre las cinco primeras
palabras que tienen que ver con la relación con el Eterno. La relación
con los padres es un reflejo de nuestra relación con el Eterno. El que
no honra a sus padres no honra al Eterno. El que honra sus padres honra
al Eterno. Las cinco primeras palabras están resumidas en el mandamiento
de amar al Eterno con todo el corazón, mente y fuerzas, cf.
Deuteronomio 6:5; Mateo 22:37-38. Las cinco últimas están resumidas en
el mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo, cf. Levítico 19:18;
Mateo 22:39-40.
Este es el primer mandamiento con promesa, cf. Efesios 6:2. El honrar
a los padres trae larga vida sobre la tierra. Honrar implica respetar
con actitudes, palabras y obras. Honrar implica también ayudarles en sus
necesidades materiales y prácticas, como dice Mateo 15:3-6:
“Y respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis
el mandamiento de Elohim a causa de vuestra tradición? Porque Elohim
dijo: “HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE,” y: “QUIEN HABLE MAL DE su PADRE o
de su MADRE, QUE MUERA.” Pero vosotros decís: “Cualquiera que diga a su
padre o a su madre: ‘Es ofrenda a Elohim todo lo mío con que pudieras
ser ayudado’, no necesitará más honrar a su padre o a su madre.” Y así
invalidasteis la palabra de Elohim por causa de vuestra tradición.”
Así que honrar también incluye dar ayuda económica.
La palabra griega que ha sido traducida como “tradición”, es “paradosis”.[1][13]
Aquí significa unas enseñanzas que han sido transmitidas de maestros a
discípulos, cf. Gálatas 1:14; Colosenses 2:8. No se está refiriendo a
las costumbres. Yeshúa atacó aquí las enseñanzas erróneas de los rabinos
que quebrantaban los mandamientos de la Torá. El Mesías atacó estas
enseñanzas tradicionales de los judíos en algunos casos, pero en muchos
otros casos las aceptó. Una tradición no es lo mismo que una costumbre.
Nuestro Rebe no criticó las costumbres judías. Según el ejemplo de su
vida vemos que las siguió. Las costumbres son las maneras de actuar, y
las tradiciones son las interpretaciones de la Torá que han pasado de
maestros a discípulos.
La palabra griega que normalmente se traduce como “costumbre” es “ethos”.[1][14]
Aparece en los siguientes versículos del texto griego de los Escritos
Apostólicos: Lucas 1:9; 2:42; 22:39; Juan 19:40; Hechos 6:14; 15:1;
21:21; 25:16; 26:3; 28:17; Hebreos 10:25. Vemos como el shaliaj Shaúl no
quebrantó las costumbres de los padres, según Hechos 28:17:
“Y aconteció que tres días después Pablo convocó a los principales de
los judíos, y cuando se reunieron, les dijo: Hermanos, sin haber hecho
yo nada contra nuestro pueblo ni contra las costumbres de nuestros
padres, desde Yerushalayim fui entregado preso en manos de los romanos.”
Sexta palabra
20:13 “No mates.”[1][15]
– Aquí no se trata de la ejecución de un juicio divino sobre una
persona que ha sido condenada a muerte, sino de un asesinato. El que
mata a un ser humano que ha sido creado a imagen de Elohim, es como si
matara a Elohim mismo. El castigo por un asesinato es la pena capital,
cf. Levítico 24:17.
Séptima palabra
20:14 “No adulteres.”[1][16]
– Se trata de ser infiel en el pacto matrimonial mediante una relación
sexual con una tercera persona, cf. Ezequiel 16:32. Con ese acto se
quiebra el pacto. El castigo por adulterio es la pena capital, cf.
Levítico 20:10.
Octava palabra
20:15 “No hurtes.”[1][17]
– Aquí se interpreta como una prohibición para secuestrar una persona
ya que en Levítico 19:11 aparece otro mandamiento que prohíbe el hurto
en relación con los bienes materiales. El castigo por secuestro es la
pena capital, cf. Éxodo 21:16.
Novena palabra
20:16 “No des falso testimonio contra tu prójimo.”
– En primer lugar se refiere a no testificar falsamente contra una
persona en un tribunal, pero también implica no decir cosas contra el
prójimo a otras personas, y en general no mentir. Una de las formas más
graves de dar falso testimonio es cuando una persona dice algo en el
nombre del Eterno que él no ha hablado. Ese delito merece la pena
capital, Deuteronomio 18:20. El falso testimonio conduce a la
destrucción de la sociedad. Causa que los inocentes sean castigados por
algo que no hicieron. También permite que se cometan robos, asesinatos y
opresiones para luego escapar del castigo. El que testifica falsamente
trae destrucción al mundo.
En Deuteronomio 19:15-21 está escrito: “No se levantará un solo
testigo contra un hombre por cualquier iniquidad o por cualquier pecado
que haya cometido; el caso será confirmado por el testimonio de dos o
tres testigos. Si un testigo falso se levanta contra un hombre para
acusarle de transgresión, los dos litigantes se presentarán delante de
Ha’Shem, delante de los sacerdotes y de los jueces que haya en esos
días. Y los jueces investigarán minuciosamente; y si el testigo es un
testigo falso y ha acusado a su hermano falsamente, entonces le haréis a
él lo que él intentaba hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en
medio de ti. Los demás oirán y temerán, y nunca más volverán a hacer una
maldad semejante en medio de ti. Y no tendrás piedad: vida por vida,
ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.”
En el Salmo 34:12-13 está escrito: “¿Quién es el hombre que desea
vida y quiere muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y
tus labios de hablar engaño.”
En Proverbios 6:16-19 está escrito: “Seis cosas hay que odia
Ha’Shem, y siete son abominación para Él: ojos soberbios, lengua
mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que maquina
planes perversos, pies que corren rápidamente hacia el mal, un testigo
falso que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”
En Proverbios 12:22; 19:5, 9; 25:18 está escrito: “Los labios
mentirosos son abominación a Ha’Shem, pero los que obran fielmente son
su deleite… El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta
mentiras no escapará… El testigo falso no quedará sin castigo, y el que
cuenta mentiras perecerá… Como maza y espada y aguda saeta es el hombre
que levanta falso testimonio contra su prójimo.” El chisme y la calumnia
es uno de los males más dañinos y es capaz de matar una persona, como
está escrito en Levítico 19:16; “No andarás de calumniador entre tu
pueblo; no harás nada contra la vida de tu prójimo; yo soy HaShem.”
En Proverbios 10:18 está escrito: “El que oculta el odio tiene labios mentirosos, y el que esparce calumnia es un necio.”
En Revelación 21:8, 27 está escrito: Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda… y jamás entrará en ella (la nueva Yerushalayim) nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.”
Décima palabra
20:17 “No codicies la casa de tu prójimo; no codicies la
mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno,
ni nada que sea de tu prójimo.” – La codicia es querer
algo que sea del otro. Está prohibido hacer cualquier intento para
obtener algo que pertenece a otro cuando uno mismo desea poseerlo. Está
prohibido convencer a alguien a vender algo que no deseaba vender, por
medio de presión, incluso si se dé el pago total. El deseo de tener las
cosas de otros puede llevar a la violencia y al asesinato, cf. 1 Reyes
21.
Séptima aliyá, 20:18-26 (15-23 heb.)
20:18 “Y todo el pueblo veía las voces y las llamas, el sonido del
corno y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron,
y se mantuvieron a distancia.” – Estas manifestaciones son muy
similares a las que ocurrieron en Hechos 2 cuando fue entregado el
Espíritu de Santidad a la Novia. El texto hebreo dice que vieron las
voces y las llamas. En Hechos 2 se habla de que vinieron llamas de fuego
que se repartieron sobre cada uno de ellos y empezaron a hablar en
diferentes lenguas.
20:26 “Y no subas por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se
descubra sobre él.” – Aquí no se refiere a la desnudez del miembro del
hombre puesto que los sacerdotes llevaban calzoncillos de lino, cf.
Éxodo 28:42, sino de la desnudez de las piernas. Por respeto al altar no
se puede mostrar las piernas desnudas. ¡Cuándo más respeto no debemos
mostrar a las personas y no exponer nuestros cuerpos ante ellas! Esto
también nos enseña la importancia de cubrir nuestro cuerpo cuando
estamos sirviendo al Eterno.
En esta Parashá se encuentran los mandamientos número 25 hasta 41 de los 613.
Strong H3547 kâhan, kaw-han’, A primitive root, apparently meaning to mediate in religious services; but used only as denominative from H3548; to officiate as a priest; figuratively to put on regalia: – deck, be (do the office of a, execute the, minister in the) priest (‘s office).
[1][2] Strong H7812 shâchâh, shaw-khaw’, A primitive root; to depress, that is, prostrate
(especially reflexively in homage to royalty or God): – bow (self)
down, crouch, fall down (flat), humbly beseech, do (make) obeisance, do
reverence, make to stoop, worship.
[1][3] Mejiltá.
[1][4] Strong H5414 nâthan, naw-than’, A primitive root; to give, used with great latitude of application (put, make,
etc.): – add, apply, appoint, ascribe, assign, X avenge, X be
([healed]), bestow, bring (forth, hither), cast, cause, charge, come,
commit consider, count, + cry, deliver (up), direct, distribute do, X
doubtless, X without fail, fasten, frame, X get, give (forth, over, up),
grant, hang (up), X have, X indeed, lay (unto charge, up), (give)
leave, lend, let (out), + lie, lift up, make, + O that, occupy, offer,
ordain, pay, perform, place, pour, print, X pull, put (forth),
recompense, render, requite, restore, send (out), set (forth), shew,
shoot forth (up). + sing, + slander, strike, [sub-] mit, suffer, X
surely, X take, thrust, trade, turn, utter, + weep, X willingly, +
withdraw, + would (to) God, yield.
[1][5] Strong H5414, segûllâh, seg-ool-law’, Feminine passive participle of an unused root meaning to shut up; wealth (as closely shut up): – jewel, peculiar (treasure), proper good, special.
[1][6] Strong H3104 yôbêl yôbêl, yo-bale’, yo-bale’, Apparently from H2986; the blast of a horn (from its continuous sound); specifically the signal of the silver trumpets; hence the instrument itself and the festival thus introduced: – jubile, ram’s horn, trumpet.
Strong H2986 yâbal, yaw-bal’, A primitive root; properly to flow; causatively to bring (especially with pomp): – bring (forth), carry, lead (forth).
[1][7] Mejiltá.
[1][8] Strong H3947 lâqach, law-kakh’, A primitive root; to take
(in the widest variety of applications): – accept, bring, buy, carry
away, drawn, fetch, get, infold, X many, mingle, place, receive (-ing),
reserve, seize, send for, take (away, -ing, up), use, win.
[1][9] Strong H5375 nâśâ’ nâsâh, naw-saw’, naw-saw’, A primitive root; to lift,
in a great variety of applications, literally and figuratively,
absolutely and relatively: – accept, advance, arise, (able to, [armour],
suffer to) bear (-er, up), bring (forth), burn, carry (away), cast,
contain, desire, ease, exact, exalt (self), extol, fetch, forgive,
furnish, further, give, go on, help, high, hold up, honourable (+ man),
lade, lay, lift (self) up, lofty, marry, magnify, X needs, obtain,
pardon, raise (up), receive, regard, respect, set (up), spare, stir up, +
swear, take (away, up), X utterly, wear, yield.
[1][10] Strong H3384 yârâh yârâ’, yaw-raw’, yaw-raw’, A primitive root; properly to flow as water (that is, to rain); transitively to lay or throw (especially an arrow, that is, to shoot); figuratively to point out (as if by aiming the finger), to teach: – (+) archer, cast, direct, inform, instruct, lay, shew, shoot, teach (-er, -ing), through.
[1][11] Mejiltá.
[1][12] Strong H4399 melâ’kâh, mel-aw-kaw’m From the same as H4397; properly deputyship, that is, ministry; generally employment (never servile) or work (abstractly or concretely); also property (as the result of labor):
– business, + cattle, + industrious, occupation, (+ -pied), + officer,
thing (made), use, (manner of) work ([-man], -manship).
Strong H4397 mal’âk, mal-awk’, From an unused root meaning to despatch as a deputy; a messenger; specifically of God, that is, an angel (also a prophet, priest or teacher): – ambassador, angel, king, messenger.
[1][13] Strong G3862 παράδοσις paradosis, par-ad’-os-is, From G3860; transmission, that is, (concretely) a precept; specifically the Jewish traditionary law: – ordinance, tradition.
[1][14] Strong G1445 ἔθος ethos, eth’-os, From G1486; a usage (prescribed by habit or law): – custom, manner, be wont.
Strong G1446 ἔθω ethō, eth’-o, A primary verb; to be used (by habit or conventionality); neuter perfect participle usage: – be custom (manner, wont).
[1][15] Strong H7523 râtsach, raw-tsakh’, A primitive root; properly to dash in pieces, that is, kill (a human being), especially to murder: – put to death, kill, (man-) slay (-er), murder (-er).
[1][16] Strong H5003 nâ’aph, naw-af’, A primitive root; to commit adultery; figuratively to apostatize: – adulterer (-ess), commit (-ing) adultery, woman that breaketh wedlock.
[1][17] Strong H1589 gânab, gaw-nab’, A primitive root; to thieve (literally or figuratively); by implication to deceive: – carry away, X indeed, secretly bring, steal (away), get by stealth.
Haftará: Isaías 6:1-13 – Brith ha’Jadashá: Lucas 10:1 – 11:54
Primera aliyá, 18:1-12
El suegro de Moshé, Yitró, oye de todo lo que Elohim ha hecho. Viene
con la mujer y los hijos de Moshé al campamento junto al monte de
Elohim. Moshé sale a recibir a su suegro haciéndole reverencia y
saludándole. Le invita a su tienda y le cuenta todo lo que Ha’Shem ha
hecho por causa de Israel. Yitró se alegra y bendice al Eterno
reconociéndole como mayor que los dioses. Ofrece sacrificios a Elohim e
invita a Aarón y todos los ancianos a comer delante de Elohim.
Segunda aliyá, 18:13-23
El día siguiente Moshé se sienta a juzgar al pueblo todo el día.
Yitró ve que es demasiado trabajo para él solo y le aconseja a seguir
siendo el mediador entre el pueblo y Elohim, pero al mismo tiempo
delegar a hombres capaces y temerosos de Elohim la tarea de ser jueces
sobre el pueblo y juzgar en todos los asuntos leves. Los asuntos graves
tendrán que llevar a Moshé.
Tercera aliyá, 18:24-27
Moshé hace caso a su suegro y pone jefes sobre el pueblo que van a
juzgar en todo pleito sencillo, algunos sobre mil, otros sobre cien,
cincuenta y diez. Yitró se va a tu tierra.
Cuarta aliyá, 19:1-6
El tercer mes llega el pueblo a la estepa de Sinaí y acampa enfrente
del monte. Moshé sube a Elohim y Ha’Shem le llama desde el monte y le
ordena decir a la casa de Yaakov y a los hijos de Israel: “Vosotros
habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he tomado sobre
alas de águilas y os he traído a mí. Ahora pues, si en verdad escucháis
mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los
pueblos, porque mía es toda la tierra; y vosotros seréis para mí un
reino de sacerdotes y una nación santa.”
Quinta aliyá, 19:7-19
Moshé expone delante de los ancianos lo que el Eterno ha dicho. Todo
el pueblo responde que harán todo lo que el Eterno ha dicho. Moshé lleva
las palabras del pueblo a Ha’Shem. El Eterno dice que va a venir a
hablar con Moshé en una densa nube para que el pueblo oiga y crean para
siempre. Moshé comunica las palabras del Eterno al pueblo. Moshé tiene
que hacer que el pueblo se consagre durante dos días lavando sus
vestidos y así estar preparados para el tercer día. Entonces el Eterno
descenderá a la vista de todos sobre el monte. Moshé tiene que poner
límites alrededor del monte y decir al pueblo que se guarde de subir al
monte o tocar el límite. Cualquier animal u hombre que toque el límite
será ejecutado. Cuando suene largamente el shofar podrán subir.
Moshé baja del monte y santifica al pueblo. Lavan sus vestidos y se
preparan para el tercer día. No pueden llegar a sus mujeres. Por la
mañana el tercer día hay truenos y relámpagos y una densa nube sobre el
monte junto con un fuerte sonido de shofar. Todo el pueblo tiembla.
Moshé saca al pueblo del campamento para que se encuentre con Elohim al
pie del monte. Todo el monte humea y se estremece con violencia porque
el Eterno ha bajado en fuego. El sonido del shofar aumenta más y más.
Moshé habla y Ha’Shem le responde audiblemente.
Sexta aliyá, 19:20 – 20:17 (v. 14 heb.)
Ha’Shem desciende al monte Sinaí y llama a Moshé a la cumbre, y él
sube. Ha’Shem le ordena descender y advertir al pueblo que no traspasen
los límites para ver a Ha’Shem, para que no mueran muchos de ellos. Los
sacerdotes tendrán que santificarse para que no mueran. Moshé dice que
el pueblo no puede subir por causa de los límites. Pero Ha’Shem le dice
que baje de nuevo y suba con Aarón y advierta al pueblo. Moshé baja y
advierte al pueblo.
Ha’Shem habla diez palabras desde el monte: “Yo soy Ha’Shem… No
tengas otros dioses… No tomes el nombre de Ha’Shem en vano… Acuérdate
del Shabbath… Honra a tu padre y madre… No asesines… No adulteres… No
hurtes… No testifiques falsamente… No codicies…”
Séptima aliyá, 20:18-26 (15-23 heb.)
Todo el pueblo ve las voces y las antorchas, el sonido del shofar y
el monte que humea. Entonces tiemblan y se mantienen a distancia. Piden a
Moshé que sólo él hable con ellos, no Elohim, para que no mueran. Moshé
les dice que no teman. Elohim ha venido para elevarlos y para que su
temor permanezca en ellos para que no pequen. El pueblo se mantiene a
distancia y Moshé se acerca a la densa nube donde está Elohim. El pueblo
ha visto lo que Ha’Shem ha hablado desde el cielo. Por eso no puede
hacer un dios de plata u oro. Tendrán que hacerle un altar de tierra
para sacrificar ofrendas de ascensión y de paz. En todo lugar donde
Ha’Shem haga recordar su nombre irá allí para bendecir al pueblo. Un
altar de piedras no se puede hacer de piedras labradas a cincel. Además
no se puede subir al altar sobre gradas para que no se vea la desnudez.
Comentarios
Primera aliyá, 18:1-12
18:1 “Y Yitró, sacerdote de Midyán, suegro de Moshé, oyó de todo lo
que Elohim había hecho por Moshé y por su pueblo Israel, cómo Ha’Shem
había sacado a Israel de Egipto.” – Rashí dice que cuando la palabra
“kohen”,[1][1]
traducida como “sacerdote”, está relacionada a un lugar geográfico se
refiere a un príncipe. Hay otro ejemplo con los hijos de David, que no
venían de la tribu de Leví, y no podían ser sacerdotes, sino príncipes,
cf. 2 Samuel 8:18; 1 Crónicas 18:17.
18:7 “Salió Moshé a recibir a su suegro, se inclinó y lo besó; y se
preguntaron uno a otro cómo estaban, y entraron en la tienda.” – La
palabra hebrea que ha sido traducida como “se inclinó” es “va-yishtaju”
que es una forma de “shajá”[1][2]
que significa “echarse al suelo”, “arrodillarse”, “postrarse”,
“inclinarse”, “reverenciar” “adorar”. De esto aprendemos que está
permitido inclinarse en reverencia ante una persona. En este caso Moshé
honró a su suegro de esta manera.
18:8 “Y Moshé contó a su suegro todo lo que Ha’Shem había hecho a
Faraón y a los egipcios por causa de Israel, todas las dificultades que
les habían sobrevenido en el camino y cómo los había librado Ha’Shem.” –
Aquí tenemos un ejemplo de cómo se puede ganar un gentil para la fe de
Israel.
Contar acerca de lo que el Eterno hizo a Faraón y a los egipcios por causa de Israel.
Contar acerca de todas las dificultades del camino.
Contar como HaShem los ha liberado de todas ellas.
El testimonio personal es una herramienta muy útil para ganar almas para el Reino de los cielos.
18:9 “Y se alegró Yitró de todo el bien que Ha’Shem había hecho a
Israel, al librarlo de la mano de los egipcios.” – La conversión está
íntimamente ligada al pueblo de Israel. Uno se convierte para ser parte
de un pueblo, Israel. El primer paso en la conversión fue aceptar las
palabras de Moshé. El segundo paso para Yitró fue tener una experiencia
profunda por lo que le contó Moshé, y se alegró. La conversión está
basada en una experiencia interior real que mueve las emociones.
18:10 “Entonces Yitró dijo: Bendito sea Ha’Shem que os libró de la
mano de los egipcios y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo del
poder de los egipcios.” – El tercer paso en la conversión de Yitró fue
bendecir al Eterno. Usó las palabras hebreas “¡Baruj Ha’Shem!”
18:11 “Ahora sé que Ha’Shem es más grande que todos los dioses;
ciertamente, esto se probó cuando trataron al pueblo con arrogancia.” –
El cuarto paso en la conversión de Yitró fue el rechazo de los dioses
paganos y toda práctica idolátrica. El quinto paso fue dar testimonio de
lo que le había sido revelado.
18:12 “Y Yitró, suegro de Moshé, tomó un holocausto y sacrificios
para Elohim, y Aharón vino con todos los ancianos de Israel a comer con
el suegro de Moshé delante de Elohim.” – El sexto paso de la conversión
de Yitró es dar el sacrificio de ascensión (holocausto) que representa
la entrega total de la persona. El séptimo paso es el sacrificio de paz
que representa la entrega en la relación íntima con el Eterno y con los
hermanos en la fe. Si la conversión no afecta la economía de la persona,
no es auténtica, como dice nuestro Rebe en Mateo 6:21 donde está
escrito:
“porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.”
En Mateo 6:24 está escrito: “Nadie puede servir a dos señores; porque
o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al
otro. No podéis servir a Elohim y a las riquezas.”
Segunda aliyá, 18:13-23
18:13 “Y aconteció que al día siguiente Moshé se sentó a juzgar al
pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moshé desde la mañana hasta el
atardecer.” – Hay dos opiniones en cuanto a qué día fue cuando Yitró vio
a Moshé sentado con el pueblo todo el día. Rashí cita la opinión del
rabí Jiyá y rabí Yehoshúa ben Leví en el Midrash[1][3]
y dice que fue un día después de Yom Kipur, cuando él bajó del monte
con las nuevas tablas de piedra, después de haber recibido el perdón por
el pecado del becerro de oro. El argumento que hay detrás es que es
imposible que Moshé haya podido enseñar al pueblo los estatutos y las
instrucciones de Elohim antes de la entrega de la Torá, cf. 18:16. Otro
argumento suyo es que en 18:27 está escrito Moshé despidió a Yitró que
se fue a su tierra, mientras que en Números 10:29 se dice que cuando lo
despidió le rogó que no los abandonase, lo cual ocurrió en el segundo
año después de la salida, cf. Números 10:11, es decir, después de la
entrega de la Torá. Según esta opinión, la sección de Éxodo 18:13-27, no
fue escrita en orden cronológico.
La otra opinión, que es mantenida por otros sabios, es que esta parte sí está en el orden correcto.
18:17-18 “Y el suegro de Moshé le dijo: No está bien lo que haces.
Con seguridad desfallecerás tú, y también este pueblo que está contigo,
porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no puedes hacerlo tú
solo.” – Moshé necesitaba este consejo de su suegro. Ha’Shem no le dijo
esto a Moshé sino un hombre recién convertido que tenía una sabiduría
natural dada por el cielo y ganada a través de su experiencia en la
vida. De esto aprendemos la importancia de escuchar a los consejos de
los ancianos y nuestros compañeros que el Eterno nos ha dado, como está
escrito en Proverbios 11:14:
“Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria.”
En Proverbios 15:22 está escrito: “Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan.”
En Proverbios 19:20 está escrito: “Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días.”
En Proverbios 27:9 está escrito: “El ungüento y el perfume alegran el corazón, y dulce para su amigo es el consejo del hombre.”
Moshé no recibió esta revelación del cielo, sino de un hombre.
Ha’Shem nos ha dado personas a nuestro alrededor para aconsejarnos a
través de ellas. Un sabio escucha consejos de los demás, cf. 2 Samuel
16:23; 1 Reyes 12. El que piensa que va a recibir toda la dirección
directamente del cielo tiene soberbia y altivez de espíritu. Ha’Shem ha
creado la dependencia de los demás para que el hombre aprenda a ser
humilde y sensible a las opiniones de los demás. La esposa ha sido
creada para aconsejar a su marido, cf. Génesis 21:12. El consejo de
Yitró vino del cielo, pero por medio de un hombre. Si no vivimos en
unidad vamos a cometer muchos errores. Pero hay que tener cuidado para
no unirse con los malvados, porque dan malos consejos, como está escrito
en el Salmo 1:1-2:
“¡Cuán dichoso es el hombre que no anda en el consejo de los impíos,
ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de
los escarnecedores sino que en la ley de Ha’Shem está su deleite, y en
su ley medita de día y de noche!”
En el Salmo 33:10-11 está escrito: “HaShem hace nulo el consejo de
las naciones; frustra los designios de los pueblos. El consejo de HaShem
permanece para siempre, los designios de su corazón de generación en
generación.”
18:19 “Ahora, escúchame; yo te aconsejaré, y Elohim estará contigo.
Sé tú el representante del pueblo delante de Elohim, y somete los
asuntos a Elohim.” – Aquí vemos que Moshé sirvió como mediador entre
Ha’Shem y el pueblo de Israel. La idea que hay en el Judaísmo
tradicional de que el judío no necesita mediador, no está basada en la
Torá, sino en un espíritu anti-mesiánico. Así como Moshé fue mediador
entre el Eterno e Israel, así el Mesías Yeshúa es mediador entre Ha’Shem
e Israel y todos los hombres, como está escrito en 1 Timoteo 2:5:
“Porque hay un solo Elohim, y también un solo mediador entre Elohim y los hombres, Mesías Yeshúa hombre.”
En Juan 14:6 está escrito: “Yeshúa le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.”
18:21 “Además, escogerás de entre todo el pueblo hombres capaces,
temerosos de Elohim, hombres veraces que aborrezcan las ganancias
deshonestas, y los pondrás sobre el pueblo como jefes de mil, de cien,
de cincuenta y de diez.” – Aquí vemos como el trabajo de juez fue
delegado a otros. A partir de aquí se creó una jerarquía de jefes en el
pueblo de Israel, a parte de los ancianos jefes de familias que ya
existían. Los requisitos que son necesarios para que las personas puedan
servir como jueces son los siguientes:
Capaces – según Rashí significa que sean ricos para no tener que depender de limosnas ni hacer favores.
Temerosos de Elohim – para un juez es más importante el temor que
el amor al Eterno. El temor al Eterno es la mejor barrera contra el
pecado y evita toda corrupción, cf. 20:20; Jeremías 32:40.
Hombres veraces – Rashí dice que son los que inspiran confianza,
los que son dignos de que se confíe en sus palabras. Un hombre que no
cumple sus promesas no está capacitado para ser un jefe en Israel.
Aborrece las ganancias – Significa, según Rashí, que odien que su
dinero esté en litigio. Un buen juez prefiere regalar a otros sus
bienes, en el caso de que estén en disputa, que litigar por ellos. Un
buen juez no está sirviendo como juez para ganar dinero, sino tiene
otros motivos más nobles para administrar la justicia en el pueblo.
En 1 Pedro 5:1-4 está escrito: “Por tanto, a los ancianos entre
vosotros, exhorto yo, anciano como ellos y testigo de los padecimientos
de Mesías, y también participante de la gloria que ha de ser revelada:
pastoread el rebaño de Elohim entre vosotros, velando por él, no por
obligación, sino voluntariamente, como quiere Elohim; no por la avaricia
del dinero, sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre
los que os han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del
rebaño. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, recibiréis la
corona inmarcesible de gloria.”
“los pondrás sobre el pueblo” – Los jefes tienen una posición sobre
los demás. Esta posición ha sido dada del cielo. Cuanto mayor sea la
posición más respeto merece, y más responsabilidad se requiere. Ha’Shem
pedirá cuenta a todo aquel que tiene una posición de autoridad y
liderazgo en el pueblo. Cuanto más haya recibido, más severo será el
juicio, como está escrito en Mateo 24:45-47:
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso
sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? Dichoso
aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes.”
Los líderes en el reino están puestos en una posición sobre el
pueblo. Este pensamiento es contrario a la idea comunista y socialista
que dice que todos son iguales. El Eterno no quiere que todos sean
iguales, ni que todos manden y decidan democráticamente. Hay personas
más capacitadas que otras que han sido creadas con el don de liderazgo.
Estas personas tienen la responsabilidad de administrar sus dones de
acuerdo al plan que el Eterno tiene para una buena administración en
cualquier cuerpo o empresa. No es lo mismo valor que posición. Una
persona puede tener una posición sobre otra, pero no por eso tiene mayor
valor. Todos los hombres tienen el mismo valor, pero no todos tienen la
misma posición. El valor tiene que ver con aceptación y la posición
tiene que ver con administración. El esposo tiene una posición de
liderazgo sobre su esposa, pero ambos tienen el mismo valor delante del
Eterno.
Tercera aliyá, 18:24-27
18:25 “Y escogió Moshé hombres capaces de entre todo Israel, y los
puso por cabezas del pueblo, como jefes de mil, de cien, de cincuenta y
de diez.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “y puso” es
“va-yitén” cuya raíz es “natán”[1][4]
que en primer lugar significa “dar”. Esto nos enseña que los líderes
son dones que el Eterno da para el bien del pueblo. De la misma manera
como Moshé dio líderes al pueblo de Israel, el Mesías dio líderes al
pueblo de Israel, como está escrito en Efesios 4:11:
“Y él dio a algunos el ser emisarios, a otros profetas, a anunciadores de buenas nuevas, a otros pastores y maestros.”
Los líderes son dones dados al pueblo. El liderazgo es escogido por
el Eterno. Pero al mismo tiempo es reconocido por el pueblo. Si el
pueblo no reconoce el liderazgo que ha sido puesto por el Eterno, ese
liderazgo no se puede imponer sobre el pueblo. En el Reino de los cielos
hay una combinación entre teocracia y democracia, como está escrito en
Jueces 5:2: “¡Por haberse puesto al frente los jefes en Israel, por
haberse ofrecido el pueblo voluntariamente, bendecid a Ha’Shem!”
El liderazgo es dado por el cielo, pero recibido y reconocido por el
pueblo. Moshé tuvo que ir a los ancianos de Israel en Egipto para que le
reconocieran como el libertador. El pueblo de Israel tenía que
reconocer a Moshé antes de que él pudiera ser su líder principal. El no
se impuso como su nuevo líder. Si el liderazgo se impone sobre el pueblo
no está bien, como está escrito en Mateo 20:25-28:
“Pero Yeshúa, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los
gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes
ejercen autoridad sobre ellos. No ha de ser así entre vosotros, sino que
el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro
servidor, y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro
esclavo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir y para dar su vida en rescate por muchos.”
La actitud de un líder bueno es la actitud de un siervo, un esclavo,
que vive para el bien del pueblo que está debajo de él. Por otro lado,
el pueblo no puede usar este texto como un pretexto para abusar de su
liderazgo y faltarle el respeto. El que no respeta al liderazgo no
respeta al Eterno que lo puso. El que muestra respeto a los líderes,
está honrando al Eterno y a su Mashíaj.
“jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez” – Había 600 jefes de
mil, 6,000 jefes de cien, 12,000 jefes de cincuenta y 60,000 jefes de
diez, en total 78,600 jefes sobre los 600,000 varones en Israel. Esto
nos enseña que hubo una estructura de jerarquía con una escalera de
autoridad, de esta manera:
Cada uno de los jefes de diez estaba sometido un jefe de 50. Cada uno
de los jefes de 50 tenía cinco jefes debajo de sí y un jefe encima de
sí. Cada uno de los jefes de 100 tenía dos jefes debajo de sí y un jefe
encima de sí. Cada uno de los jefes de 1000 tenían diez jefes debajo de
sí. Sobre los 600 jefes de 1000 estaban los 70 ancianos que fueron
escogidos como gobierno en Israel, el Sanedrín. La cabeza del Sanedrín
fue el sumo Sacerdote Aharón, que estaba sometido a Moshé.
Cuarta aliyá, 19:1-6
19:1 “Al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de la
tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí.” –
Llegaron el primer día del tercer mes, llamado siván.
19:2 “Partieron de Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y
acamparon en el desierto; allí, frente al monte, acampó Israel.” – Según
Rashí, la palabra hebrea que ha sido traducida como “frente a”
significa siempre en el lado oriental.
Esta es la primera vez que el pueblo aparece de manera singular. El
último verbo del versículo está escrito en singular “acampó”. Antes
había muchas peleas entre diferentes grupos dentro de Israel, pero ahora
habían llegado a un estado de unidad, de manera que es presentado como
si fueran una sola persona, “acampó Israel”. Esta unidad fue necesaria
para que se entregara la Torá desde el cielo. Ya habían pasado 46 días
desde la salida de Egipto. Cada uno de esos días representa una subida
de santidad del pueblo. El máximo nivel de santidad es el 50, que son
los días entre Pesaj y Shavuot, Pascua y Pentecostés. Según la
tradición, la Torá fue dada en Shabbath el día 6 del tercer mes, Siván.
El primer día del mes, el Rosh Jodesh, cayó por lo tanto el segundo día
de la semana, llamado lunes.
Cuando iba a ser renovada la entrega de la Torá con el derramamiento
del Espíritu de Santidad, vemos que los creyentes en Yeshúa del pueblo
de Israel estaban todos unánimes juntos, como está escrito en Hechos
2:1:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes en un mismo lugar.”
La unidad fue la condición para que la Torá pudiera ser escrita en
tablas de piedra, y también fue la condición para que la Torá pudiera
ser escrita en corazones de carne, como está escrito en Jeremías
31:31-34:
“He aquí, vienen días–declara Ha’Shem — en que haré con la casa de
Israel y con la casa de Yehudá un pacto renovado, no como el pacto que
hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la
tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo
para ellos–declara Ha’Shem; porque este es el pacto que haré con la casa
de Israel después de aquellos días–declara Ha’Shem –. Pondré mi ley
dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Elohim
y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno a su
prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: “Conoce a Ha’Shem “, porque
todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande–declara Ha’Shem — pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su
pecado.”
En Ezequiel 11:19-20 está escrito: “Yo les daré un solo corazón y
pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el
corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que anden en mis
estatutos, guarden mis ordenanzas y los cumplan. Entonces serán mi
pueblo y yo seré su Elohim.”
En Ezequiel 36:26-27 está escrito: “Además, os daré un corazón nuevo y
pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne
el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de
vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis
cuidadosamente mis ordenanzas.”
Este pacto renovado fue sellado con la sangre del Mesías en Pesaj y
entregado a los fieles en Shavuot, según está escrito en Lucas 22:20:
“De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo:
Esta copa es el pacto renovado en mi sangre, que es derramada por
vosotros.”
Y en 2 Corintios 3:6 está escrito: “el cual también nos hizo
suficientes como ministros de un pacto renovado, no de la letra, sino
del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.”
En Hechos 1:8 está escrito: “pero recibiréis poder cuando el Espíritu
de Santidad venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Yerushalayim,
en toda Yehudá y Shomrón, y hasta los confines de la tierra.”
19:3 “Y Moshé subió hacia Elohim, y Ha’Shem lo llamó desde el
monte, diciendo: Así dirás a la casa de Yaakov y anunciarás a los hijos
de Israel:” – Moshé subió al Eterno por las mañanas. Entonces esto
ocurrió el segundo día del mes de Siván.
Según Rashí, la expresión “la casa de Yaakov” se refiere a las
mujeres, y la expresión “los hijos de Israel” se refiere a los varones.
En Génesis 46:27, donde la expresión “casa de Yaakov” aparece por
primera vez, se refiere a los hijos de Yaakov que vinieron a Egipto, así
que la pregunta surge si realmente hay que entenderlo como una
referencia a las mujeres solamente.
19:4 “Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y
cómo os he tomado sobre alas de águilas y os he traído a mí.” – Las
águilas son las únicas aves que llevan sus crías sobre las alas. Las
demás las aves colocan sus crías entre sus patas. No hay otras aves que
vuelen por encima de las águilas y por eso es el lugar más seguro para
sus crías.
Las águilas hacen su nido en las rocas, muy alto. Después de haber
construido el nido con palitos van quitando partes de sus plumas
colocándolas en el nido para que sea muy agradable para los aguiluchos.
Cuando el aguilucho es suficientemente grande llega el momento de sacar
las plumas del nido para que el hogar ya no sea tan agradable como
antes. Así el aguilucho no querrá volver allí. Esto fue lo que pasó en
Egipto con los hijos de Israel.
Después uno de los padres extiende sus alas delante del aguilucho
para que las vea. Luego bota a su hijo del nido para que caiga al vacío.
Como el aguilucho todavía no sabe usar sus alas, uno de los padres lo
recoge sobre sus alas y lo sube a las alturas otra vez. Luego lo tira en
el aire para que caiga de nuevo. Y así sigue hasta que el aguilucho
aprenda a volar. He aquí los textos de las Escrituras que hablan de las
águilas, Deuteronomio 32:11; 2 Samuel 1:23; Isaías 40:31; Ezequiel
10:14; Salmo 103:5; Job 39:27-30; Proverbios 23:5; 30:17-19; Revelación
12:13-14. En Deuteronomio 28:49 y Abdías 4 hace referencia al imperio
romano, cuyo símbolo era el águila.
“os he traído a mí” – No a una religión estática, sino a una vida
íntima en relación con él mismo, cf. Juan 15:14-15; 1 Juan 1:3; 1
Corintios 1:9. No se trata sólo de servicio, como lo traduce el Targum,
sino de una relación. El judaísmo bíblico está basado en una relación
íntima con el Padre, por medio del Mesías.
19:5-6 “Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi
pacto, seréis mi especial tesoro más que todos los pueblos, porque mía
es toda la tierra; y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y
una nación santa.” Estas son las palabras que dirás a los hijos de
Israel.” – Aquí aparece una de las palabras más importantes de las
Escrituras, “si” (condicional). La invitación ha sido dada del cielo,
pero requiere una respuesta por parte del hombre. Si el hombre responde,
recibe las bendiciones del pacto. Si el hombre no responde, no hay ni
pacto ni bendiciones. Hay condiciones para poder obtener los beneficios
de los pactos. Muchas personas quieren los beneficios sin cumplir las
condiciones. El que no escucha ni obedece no será parte de ese pueblo
especial que es un tesoro para el Eterno. La condición es la obediencia.
La palabra hebrea que ha sido traducida como “especial tesoro” es “segulá”,[1][5]
que significa un tesoro bien amado. Según el Dr. Dan ben Avraham
implica algo que uno no puede vivir sin ello. El Eterno se ha atado al
pueblo de Israel. No puede cumplir sus propósitos sin su pueblo. Todo el
plan de redención está unido a ese pueblo. Sin el pueblo el plan de
redención del mundo fracasará, como está escrito en Juan 4:22b:
“porque la salvación viene de los judíos”
La palabra segulá aparece en estos ocho lugares en las Escrituras:
Éxodo 19:5; Deuteronomio 7:6; 14:2; 26:18; 1 Crónicas 29:3; Salmo 135:4,
Eclesiastés 2:8; Malaquías 3:17.
Rashí comenta que esta oración implica que los demás pueblos también
son tesoros para el Eterno, porque él posee toda la tierra. Israel es el
tesoro especial más que todos los demás tesoros que él posee.
“un reino de sacerdotes y una nación santa” – Rashí dice que la
palabra “kohanim”, “sacerdotes”, aquí significa “ministros”. Sin embargo
en estos dos términos se encierra todo el ministerio de Israel ante el
Eterno y ante las naciones. Israel tiene el llamado de ser un reino, una
nación de gobernantes, que van a regir sobre el resto del mundo, cf.
Jeremías 31:7. Este es el llamado hacia fuera. Pero también tiene un
llamado de ser sacerdotes, que tienen la capacidad de ministrar delante
del Eterno. Este es el llamado hacia dentro. Estos dos movimientos del
pueblo del Eterno implican el hecho de entrar y de salir, como está
escrito en Juan 10:9:
“Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto.”
La meta es que Israel gobierne sobre el mundo para que el Reino de
los cielos se establezca por toda la tierra, conforme al plan original
para el hombre, cf. Génesis 1:26-28. Pero primero hay que ser sacerdote.
El primer paso para gobernar es sacrificar. El Mesías vino primero para
ser sacrificado y luego volverá para gobernar. Primero fue sacerdote y
luego rey. Ese es el orden. El pueblo de Israel ha sido llamado a ser
reyes sobre las naciones, pero el camino a ese reinado pasa a través del
sufrimiento y sacrificio al Eterno. Uno que nos sabe entrar en la
presencia del Eterno y tener una relación íntima con Él no es capaz de
ser un buen rey.
Un sacerdote es un mediador para que las personas puedan conectarse
con el Eterno. Israel es una nación sacerdotal, con el fin de redimir a
los gentiles del pecado, orar por los pueblos y ser una puerta para que
las naciones puedan encontrarse con el Elohim de Israel, que también es
Elohim de los gentiles, según Romanos 3:29 donde está escrito:
“¿O es Elohim el Elohim de los judíos solamente? ¿No es también el Elohim de los gentiles? Sí, también de los gentiles”
En Isaías 56:6-8 está escrito: “Y a los extranjeros que se alleguen a
Ha’Shem para servirle, y para amar el nombre de HaShem, para ser sus
siervos, a todos los que guardan el día de reposo sin profanarlo, y se
mantienen firmes en mi pacto, yo los traeré a mi santo monte, y los
alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán
aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para
todos los pueblos. Declara el Señor Eterno que reúne a los dispersos de
Israel: Todavía les juntaré otros a los ya reunidos.”
En la primera carta de Pedro, que fue destinada a los judíos, se
encuentra un paralelismo con la salida de Egipto y la entrega de la
Torá. En 1 Pedro 1:18 se habla de la redención de la vana manera de
vivir heredada de los padres, semejante a la redención de Egipto. En 1
Pedro 1:19 se habla de la sangre del Cordero que produce redención,
semejante a la liberación de la muerte de los primogénitos en Egipto por
la sangre del cordero. En 1 Pedro 1:20 se habla del Cordero que fue
asignado desde antes de la fundación del mundo, semejante al cordero de
Pesaj que fue señalado cuatro días antes de ser sacrificado. En 1 Pedro
1:21-23 se habla de la resurrección del Mesías, la purificación del alma
y el nuevo nacimiento, semejante al cruce del mar de Cañas. En 1 Pedro
2:1-3 se está hablando del deseo de la leche pura de la palabra, que
corresponde a la entrega de la Torá en Sinaí, en Shavuot, como está
escrito:
“Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías,
envidias y toda difamación, desead como niños recién nacidos, la leche
pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, si es que
habéis probado la benignidad del Señor.”
Esto corresponde al deseo de los hijos de Israel expresado en las palabras de Éxodo 19:8a donde está escrito:
“Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Haremos todo lo que Ha’Shem ha dicho.”
En 1 Pedro 2:7-8 está escrito: “Este precioso valor es, pues, para
vosotros los que creéis; pero para los que no creen, LA PIEDRA QUE
DESECHARON LOS CONSTRUCTORES, ESA, EN PIEDRA ANGULAR SE HA CONVERTIDO,
y, PIEDRA DE TROPIEZO Y ROCA DE ESCÁNDALO; pues ellos tropiezan porque
son desobedientes a la palabra, y para ello estaban también destinados.”
Esto concuerda con el texto de Éxodo 19:5 donde hay una condición
para poder ser el especial tesoro del Eterno, la fidelidad. El que no
escucha el testimonio que el Padre ha dado de su Hijo, no será parte del
tesoro especial.
En 1 Pedro 2:9 está escrito: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión (segulá), a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
Esto concuerda con el texto de Éxodo 19:5-6 donde dice que el pueblo de Israel será un tesoro especial (segulá) y un reino de sacerdotes, si obedece la voz del Eterno y guarda su pacto.
En Revelación 1:5-6 está escrito: “y de Yeshúa el Mesías, el testigo
fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la
tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con su sangre, e
hizo de nosotros un reino y sacerdotes para su Elohim y Padre, a Él sea
la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.”
En Revelación 5:8-10 está escrito: “Cuando tomó el libro, los cuatro
seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del
Cordero; cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que
son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo, diciendo:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste
inmolado, y con tu sangre compraste para Elohim a gente de toda tribu,
lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para
nuestro Elohim; y reinarán sobre la tierra.”
Este texto habla de la gran redención de Israel en los últimos
tiempos, que será sacado de toda tribu, lengua, pueblo y nación para ser
ese Israel que se convertirá en un reino de sacerdotes para Elohim y
reinarán sobre la tierra durante el reinado mesiánico.
Quinta aliyá, 19:7-19
19:8 “Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Haremos todo
lo que Ha’Shem ha dicho. Y llevó Moshé a Ha’Shem las palabras del
pueblo.” – El pueblo contestó por la tarde el segundo día de Siván
cuando Moshé había bajado del monte. En la mañana siguiente, el tercer
día de Siván, Moshé subió de nuevo al monte con la respuesta del pueblo.
Vemos como todo el pueblo contestó a una. Esto nos enseña que no hubo
mudos entre ellos. En 20:18 está escrito que todo el pueblo vio las
voces, cf. 19:11, lo que muestra que no hubo ciego entre ellos. En 24:7
está escrito que todo el pueblo dijo que iba a escuchar, lo que muestra
que no hubo sordo entre ellos. Todos fueron sanados al comer del cordero
en Egipto, como está escrito en el Salmo 105:37:
“Pero a ellos los sacó con plata y oro, y entre sus tribus no hubo quien tropezara.”
19:9 “Y Ha’Shem dijo a Moshé: He aquí, vendré a ti en una densa
nube, para que el pueblo oiga cuando yo hable contigo y también te crean
para siempre. Entonces Moshé comunicó a HaShem las palabras del
pueblo.” – El tercer día del tercer mes, llamado Siván, Ha’Shem le
comunicó estas palabras a Moshé. Luego él baja y habla con el pueblo y
luego sube otra vez con las palabras del pueblo el cuarto día del mes.
19:10 “HaShem dijo también a Moshé: Ve al pueblo y conságralos hoy y
mañana, y que laven sus vestidos” – Esto significa que Moshé tenía que
ver que el pueblo se santificara durante el cuarto y quinto días del mes
de Siván. Según la tradición, la Torá fue entregada en Shabbath, el día
6 de Siván.
19:11 “y que estén preparados para el tercer día, porque al tercer
día Ha’Shem descenderá a la vista de todo el pueblo sobre el monte
Sinaí.” – Aunque fue el día seis del mes, el Eterno está usando la
expresión “tercer día” en alusión a la resurrección del Mesías en la
cual también manifestó su gloria de una manera extraordinaria.
19:12 “Y pondrás límites alrededor para el pueblo, y dirás:
“Guardaos de subir al monte o tocar su límite; cualquiera que toque el
monte, ciertamente morirá.” – La santidad implica reconocer los límites.
Los límites son los que santifican. Santidad significa hacer una
división entre una cosa y otra. En el Reino de los cielos hay muchos
límites, como hemos visto en relación con la escalera de Yaakov. Hay
niveles, límites. Cuanto más santa sea una persona, más podrá acercarse
al Eterno. La santidad tiene que ver con acercamiento. Los límites
fueron puestos para dividir entre el pueblo y los sacerdotes. El pueblo
no podía traspasar esos límites. Es muy grave traspasar los límites que
el Eterno marca. Siempre trae graves consecuencias. El pueblo no había
aprendido esta lección y el Eterno le insta a Moshé varias veces a
advertir al pueblo para que no traspase los límites.
19:13 “Ninguna mano lo tocará, sino que será apedreado o asaeteado;
sea animal o sea hombre, no vivirá.” Cuando suene largamente la bocina
ellos subirán al monte.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como
“bocina” es “yovel”,[1][6] que significa “cuerno”, especialmente cuerno de carnero. Según la tradición,[1][7] este cuerno está representado por uno de los que Avraham tomó del carnero que fue sacrificado en lugar de Yitsjak.
19:14-15 “Y Moshé bajó del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y
ellos lavaron sus vestidos. Y dijo al pueblo: Estad preparados para el
tercer día; no os acerquéis a mujer.” – La santificación consistía en
cuatro cosas:
Santificación del cuerpo. Pasar todo el cuerpo por agua
purificadora, la mikvé, para ser libres de toda contaminación en
referencia al contacto con la muerte, en primer lugar por haber tenido
un contacto físico con algún cadáver o haber tenido emisión seminal o
flujo menstrual. En Ezequiel 16:8-9 hay una alusión a que no solamente
lavaron sus ropas sino también sus cuerpos para entregarse al Eterno.
Santificación de la ropa. Lavar sus vestiduras, como un acto de
purificación exterior de la ropa que es una extensión del cuerpo humano.
Santificación mental y espiritual. Armarse con una mente
expectativa y preparar su interior en oración para poder entrar en el
pacto y recibir al Eterno.
No tener relaciones sexuales, lo cual produce impureza ritual,
por su relación con la muerte (por los espermatozoides que mueren sin
producir vida humana, para lo cual fueron creados). El hombre que tiene
derrame seminal se vuelve ritualmente impuro. Mientras que el semen esté
dentro de la mujer no produce impureza ritual. Pero en el momento de
ser expulsado de la matriz produce impureza. Pero después del tercer día
ya no lo hace, porque en ese día los espermatozoides ya no podrán
producir vida y no causarían impureza ritual. Esa es la razón por la que
no podían acercarse a mujer durante los tres días.
19:16 “Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo
truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido
de cuerno; y tembló todo el pueblo que estaba en el campamento.” – Esta
fue la primera celebración de Shavuot, el primer Pentecostés. En
Pentecostés fue entregada la Torá desde el cielo y en el Pentecostés que
ocurrió 50 días después de la resurrección del Mesías, fue renovado el
pacto y la Torá fue escrita en el corazón de Israel.
En Hechos 2:1-4 está escrito: “Cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un
ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa
donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas como de fuego que,
repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos
del Espíritu de santidad y comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba habilidad para expresarse.”
El sonido del shofar es muy significativo. El shofar de Shavuot es
llamado “el primer shofar”, el shofar de Yom Teruá, el primer día del
séptimo mes, es llamado “el último shofar”, y el shofar de Yom Kipur, el
décimo día del séptimo mes, es llamado “el gran shofar”. Hablaremos más
de estos tres en otra ocasión.
19:17 “Entonces Moshé sacó al pueblo del campamento para ir al
encuentro de Elohim, y ellos se quedaron al pie del monte.” – El pueblo
es sacado para encontrarse con Elohim. Según Deuteronomio 33:2 el Eterno
también salió a recibir al pueblo, como está escrito:
“Dijo: HaShem vino del Sinaí y les esclareció desde Seir;
resplandeció desde el monte Parán, y vino de en medio de diez millares
de santos; a su diestra había fulgor centellante para ellos.”
Aquí no dice que el Eterno vino al Sinaí, sino del Sinaí. Esto nos enseña que no sólo bajó al Sinaí, sino que también dejó el monte para ir al encuentro con el pueblo.
La tradición de la boda hebrea está íntimamente ligada con el evento
de la entrada en el pacto y la entrega de la Torá. Israel es la novia.
El Eterno es el novio. Moshé es el amigo del novio. Los ángeles son los
testigos. La densa nube es la jupá, el dosel matrimonial. La mujer es
redimida de su estado de esclavitud para que se pueda casar. El hombre
le hace una propuesta de matrimonio a través de su amigo, el mediador.
La mujer acepta la propuesta voluntariamente y el amigo pasa la
respuesta al hombre. La mujer pasa por una tevilá, un baño ritual, para
así entrar bajo la autoridad de su novio. El evento es anunciado con un
toque de Shofar. La novia sale de su casa al encuentro del novio. El
novio sale de su lugar para ir al encuentro de la novia. Los dos entran
en el primer paso del pacto matrimonial hebreo, llamado “kidushím”,
“santificaciones”, cuando los dos se santifican, consagran, se apartan
el uno para el otro. Ya están atados el uno al otro, por eso este paso
también es llamado “erusín”, del verbo “aras”, “atar”. En ese momento se
entrega un contrato matrimonial a la novia, llamado “ketuvá”,
“escritura”, donde están estipuladas las condiciones para el pacto
matrimonial.
En Deuteronomio 20:7 vemos que hay un tiempo entre este primer paso
de desposorio y el casamiento. En Deuteronomio 22:23-24 vemos que el
primer paso del pacto matrimonial hace que ella sea llamada “la mujer de
(él)”, aunque no hayan consumado el matrimonio todavía, cf. Mateo
1:18-20. Antiguamente había hasta 12 meses entre el primer y el segundo
paso de la boda hebrea. Hoy en día se hacen los dos pasos el mismo día.
Después del primer paso, “kidushín”, la novia va a la casa de su padre
para preparar su traje de boda. El novio va a la casa de su padre para
preparar una vivienda para los dos. Cuando el padre del novio ve que los
dos estén listos, da permiso a su hijo con un toque de shofar para que
vaya a tomar a su esposa. El hijo se va a la casa de la novia y la
arrebata para llevarla a la casa de su padre donde se efectuará el
segundo paso matrimonial, llamado “lakaj”,[1][8] “tomar”, cf. Génesis 24:3, o “nisuín”, de “nasá”,[1][9] “elevar”, cf. 2 Crónicas 24:3.
El pueblo de Israel es presentado en las Escrituras de diferentes
maneras en relación con el Eterno. A veces es llamado hijo, Éxodo 4:22, a
veces es llamada hija virgen, Jeremías 14:17, a veces es presentado
como una esposa que ha pasado por los dos pasos matrimoniales y que
tiene hijos, Ezequiel 16; Oseas 1-3.
En Jeremías 2:2 está escrito: “Ve y clama a los oídos de
Yerushalayim, diciendo: “Así dice Ha’Shem: ‘De ti recuerdo el cariño de
tu juventud, el amor de tu desposorio, de cuando me seguías en el
desierto, por tierra no sembrada.”
Después del primer paso matrimonial son llamados tanto esposo y
esposa como novio y novia. Tienen un pacto matrimonial, pero no ha sido
consumado todavía. No tienen el derecho de cohabitar hasta pasar por el
segundo paso. Si alguien es infiel durante el tiempo del desposorio, es
reo de muerte, cf. Deuteronomio 22:23-24. Esto implica que cuando la
novia, Israel fue infiel con el becerro de oro, un amante que pasó por
el camino, Ha Ha’Shem Shem tenía todo el derecho legal de ejecutarla.
Pero Moshé entró y salvó al pueblo. El pacto que luego fue hecho tenía a
Moshé como aval, según está escrito en Éxodo 34:27:
“Entonces HaShem dijo a Moshé: Escríbete estas palabras; porque
conforme a estas palabras he hecho un pacto contigo y con Israel.”
Esto quiere decir que la relación entre Israel y Ha’Shem nunca llegó a
ser como en su estado original. El pecado del becerro de oro hizo que
no se pudo consumar el matrimonio. Hacía falta una renovación del pacto,
como está escrito en Jeremías 31:32, donde se habla de un pacto
diferente al que sucedió en la salida de Egipto:
“no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la
mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron,
aunque fui un esposo para ellos–declara Ha’Shem”
La ruptura del pacto matrimonial entre Ha’Shem e Israel se hizo
cuando Israel pecó con el becerro de oro. En este texto está escrito que
el Eterno fue un esposo para Israel en el momento cuando ella rompió el
pacto, esto implica que habían pasado por el primer paso del
matrimonio, no necesariamente el segundo.
En Oseas 2:14-15, 19-20 está escrito: “Por tanto, he aquí, la
seduciré, la llevaré al desierto, y le hablaré al corazón. Le daré sus
viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza. Y allí
cantará como en los días de su juventud, como en el día en que subió de
la tierra de Egipto… Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré
conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión; te
desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Ha’Shem.”
Aquí se está hablando de una renovación del desposorio entre el
Eterno e Israel, es decir del primer pasto del pacto matrimonial. Esta
renovación fue hecha mediante la sangre del Mesías Yeshúa, como hemos
dicho antes. En la primera celebración de Shavuot después de su
resurrección, el mismo día cuando se conmemoraba el primer desposorio
entre Ha’Shem e Israel, vino el Espíritu de Santidad sobre los fieles en
Israel para sellar la renovación del pacto, y escribir la ketuvá, el
contrato matrimonial, en el corazón de la novia, para que ella sea fiel y
no peque de nuevo.
Sexta aliyá, 19:20 – 20:17 (v. 14 heb.)
19:20 “Y Ha’Shem descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte; y
llamó Ha’Shem a Moshé a la cumbre del monte, y Moshé subió.” – Aquí está
escrito que el Eterno descendió al monte. Sin embargo en 20:22 está
escrito que el Eterno habló desde el cielo. ¿Cómo se puede entender esta
aparente contradicción? Rashí dice que el Eterno inclinó los cielos
superiores e inferiores y los extendió sobre la montaña como una sábana
sobre una cama, y el Trono de Gloria descendió sobre ella. Así él estaba
tanto en el cielo como en la tierra.
19:21 “Y Ha’Shem dijo a Moshé: Desciende, advierte al pueblo, no sea
que traspasen los límites para ver a Ha’Shem y perezcan muchos de
ellos.” – Cuatro veces está escrito que el pueblo no puede traspasar los
límites de lo prohibido, v. 12, 21, 23 y 24. ¡Qué importante es para el
hombre no traspasar los límites!, como dice Deuteronomio 19:14:
“No moverás los linderos de tu prójimo, fijados por los antepasados,
en la herencia que recibirás en la tierra que Ha’Shem tu Elohim te da en
posesión.”
La raíz de la palabra “Torá”, “instrucción”, es “yará”,[1][10]
que significa “lanzar”, “disparar”, “apuntar”, “marcar”, “señalar”.
Esto nos enseña que la Torá pone los límites necesarios para el bien del
hombre y la naturaleza. La Torá del Eterno marca dónde está la
diferencia entre lo permitido y lo prohibido. Pecar es cruzar los
límites marcados por la Torá del Eterno, como está escrito en 1 Juan
3:4:
“Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.”
La carne del hombre, el yetser hará, no quiere límites, como está escrito en Romanos 8:6-8:
“Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta
en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es
enemiga de Elohim, porque no se sujeta a la ley de Elohim, pues ni
siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne no pueden agradar a
Elohim.”
El hombre espiritual no está dirigido por sus impulsos naturales y
pecaminosos, sino por los principios que el Eterno ha marcado en su
Torá. Un hombre espiritual es un hombre de principios, no de impulsos.
¿Por qué razón cumple los principios marcados por la Torá? ¿Por amor o
para cumplir? El que cumple por amor ha llegado a la perfección.
El placer permitido es un resultado de la obediencia a los principios
marcados por el Eterno en la Torá. El pecado ofrece placer sin límites,
sin principios, sin obediencia. Ese placer se convierte a la larga en
amargura. El placer sometido a los principios de la Torá es duradero y
no produce daño ni amargura.
El pecado, el traspaso de los límites, crea un desequilibrio en la
creación. Muchas de las cosas buenas se convierten en malas cuando son
empleadas fuera de los límites marcados en la Torá. Un hombre maduro es
capaz de negarse un placer a corto plazo, para obtener un placer mayor a
largo plazo. ¡Sé celoso para no traspasar los límites en tu vida! ¡Sé
un hombre de principios y no de impulsos, y serás prosperado en todo!
Las culturas del mundo que se rigen por principios son las más
influyentes. Los países pobres son pobres porque la gran mayoría de sus
habitantes están traspasando los límites y eso produce maldición que
resulta en pobreza. Los países que tienen una población que ha aprendido
a regirse por principios basados en la Torá, prosperan en todo sentido.
19:22 “También que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a
Ha’Shem, no sea que HaShem irrumpa contra ellos.” – Los sacerdotes eran
los primogénitos de todo Israel. Ellos podían acercarse al Eterno. Esto
nos enseña que hay diferentes niveles de santidad entre las diferentes
funciones dentro del pueblo del Eterno.
19:23 “Y Moshé dijo a Ha’Shem: El pueblo no puede subir al monte
Sinaí, porque tú nos advertiste, diciendo: “Pon límites alrededor del
monte y santifícalo.”” – Lo que hace que algo sea santificado es que
tiene un límite. El monte fue santificado por los límites y la presencia
del Eterno que estaba limitada dentro de esos límites, cf. Éxodo 29:43.
19:24 “Entonces Ha’Shem le dijo: Ve, desciende, y vuelve a subir, tú y
Aarón contigo; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los
límites para subir a Ha’Shem, no sea que Él irrumpa contra ellos.” –
Moshé podía acercarse más que Aharón, Aharón podía acercarse más que los
sacerdotes, los sacerdotes podían acercarse más que el pueblo y el
pueblo no podía traspasar los límites.
Nos surge la pregunta: ¿No revela los Escritos Apostólicos que el
Novio es el Hijo? ¿Por qué se presenta aquí el Eterno como el Novio?
¿Será que hay dos matrimonios, uno entre el Padre e Israel y el otro
entre el Hijo y la Iglesia? Esto es lo que enseñan muchos cristianos. En
primer lugar tenemos que descartar la idea de dos pueblos del Eterno.
Sólo hay un pueblo y ese pueblo se llama Israel, cf. Daniel 7:27. El
nuevo pacto fue hecho con Israel, según Jeremías 31:31, no con otro
pueblo. El Mesías Yeshúa no fundó una nueva religión, porque si lo
hubiera hecho sería un falso profeta. Ya hemos hablado mucho de este
tema, así que no vamos a repetir esta verdad. Sólo hay un pueblo,
Israel, y ese pueblo es la novia, según dijo el rabí Yojanán ben
Zajariyá, como está escrito en Juan 3:26-29:
“Y vinieron a Yojanán y le dijeron: Rabí, mira, el que estaba contigo
al otro lado del Yardén, de quien diste testimonio, está haciendo
tevilá y todos van a él. Respondió Yojanán y dijo: Un hombre no puede
recibir nada si no le es dado del cielo. Vosotros mismos me sois
testigos de que dije: “Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado
delante de él.” El que tiene la novia es el novio, pero
el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera
con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado.”
El mensaje de este profeta revela que la novia es el pueblo de
Israel. La novia, la congregación, existía antes de la muerte del
Mesías, como está escrito en Efesios 5:25:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como el Mesías amó a la congregación y se dio a sí mismo por ella.”
No se puede amar algo que no existe. Así que la congregación, “la
iglesia”, no fue creada en ese día de Pentecostés que está relatado en
Hechos 2, sino en el primer Pentecostés que está relatado en Éxodo 19.
La congregación que aparece en Efesios 5 es la congregación de Israel,
como está escrito en Hechos 7:38:
“Este es el que estaba en la congregación en el desierto junto con el
ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y el que
recibió palabras de vida para transmitirlas a vosotros.”
La congregación, que en hebreo se llama “kehilá”, en griego “ekklesia”, y en latin “iglesia”, fue formada en Sinaí.
En Hebreos 2:12 hay una referencia a las palabras del Mesías justo antes de su muerte:
“diciendo: ANUNCIARÉ TU NOMBRE A MIS HERMANOS, EN MEDIO DE LA CONGREGACIÓN TE CANTARE ALABANZAS.”
Aquí dice que Yeshúa anunciaría el Nombre del Eterno a sus hermanos y
cantaría alabanzas en medio de la congregación, la iglesia. El texto
está sacado del Salmo 22 que Yeshúa citó cuando estaba colgado sobre el
madero. En los versículos 22-23 del mismo Salmo está escrito:
“Hablaré de tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te
alabaré. Los que teméis a Ha’Shem, alabadle; descendencia toda de
Yaakov, glorificadle, temedle, descendencia toda de Israel.”
Este texto nos muestra que la congregación, en la cual en Mesías iba a
anunciar el Nombre de HaShem y cantar alabanzas, se compone de los que
temen al Eterno, es decir los conversos de entre las naciones, junto con
toda la descendencia de Yaakov y toda la descendencia de Israel. Esta
es la congregación por la cual murió el Mesías para purificarla y
llevarla a la perfección, como está escrito en Efesios 5:25b-27:
“El Mesías amó a la congregación (de Israel) y se dio a sí
mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el
lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo,
una congregación en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni
cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.”
Cuando el Mesías habla de edificar su congregación en Mateo 16:18 no
se está refiriendo a un pueblo nuevo, separado de Israel, sino del mismo
pueblo de Israel, (que también incluye a los conversos de las
naciones), conforme está escrito en Jeremías 24:6:
“Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré.”
En Jeremías 31:4 está escrito: “De nuevo te edificaré, y serás reedificada, virgen de Israel; de nuevo tomarás tus panderos, y saldrás a las danzas con los que se divierten.”
En Jeremías 33:7 está escrito: “Restauraré el bienestar de Yehudá y
el bienestar de Israel y los reedificaré como eran al principio.”
Estos textos nos muestran que la edificación de la congregación del
Mesías no es otra cosa que la restauración y la perfección de la fe
judía dentro del pueblo de Israel.
En Mateo 16:18 está escrito: “Yo también te digo que tú eres Kefas, y
sobre esta roca edificaré mi congregación; y las puertas del sheol no
prevalecerán contra ella.”
Yeshúa prometió edificar su congregación sobre la roca. La roca es el
Mesías que ha sido colocado como fundamento en Tsión, no en Roma, según
Isaías 8:14; 28:16; Romanos 9:33, 1 Corintios 10:4 y 1 Pedro 2:4-8.
Yeshúa promete edificar el pueblo de Israel sobre el fundamento del
Mesías. Los que no edifican sus vidas sobre ese fundamento, finalmente
perderá el derecho de ser parte del pueblo de Israel, como está escrito
en Hechos 3:23:
“Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de entre el pueblo.”
Las “puertas del sheol”, el reino de los muertos, son una expresión
judía, un hebraísmo, que hace referencia a las puertas de las ciudades
gentiles, es decir a los gobiernos de las naciones. Estos gobiernos no
podrán resistir el avance de la congregación del Mesías. Hay una
referencia a lo mismo en Génesis 22:17 donde está escrito:
“de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu
descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla
del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos.”
Esta palabra fue dada a nuestro padre Avraham justamente después de
haber atado a Yitsjak sobre el altar. Así que los que van a poseer las
puertas de sus enemigos, las puertas del sheol, son los descendientes de
Avraham, no otro pueblo. La misma profecía se encuentra en Génesis
24:60 donde la familia de Rivká pronuncia la siguiente bendición:
“Y bendijeron a Rivká y le dijeron: Que tú, hermana nuestra, te
conviertas en millares de miríadas, y posean tus descendientes la puerta
de los que los aborrecen.”
Así que, queda claro que la novia no es otra cosa que el pueblo de
Israel, descendiente de Avraham y Rivká, renovado y reedificado por
medio del Mesías Yeshúa.
Entonces nos queda resolver la pregunta de ¿quién es el Novio? ¿Es el
Padre Eterno o el Hijo del Hombre? Según la enseñanza del Mesías, el
Novio es el Hijo, como está escrito en Mateo 22:2:
“El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete de bodas para su hijo.”
En Revelación 19:7 está escrito: “Regocijémonos y alegrémonos, y
démosle a El la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su
esposa se ha preparado.”
En Efesios 5:31-32 está escrito: “POR ESTO EL HOMBRE DEJARA A SU
PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRA A SU MUJER, Y LOS DOS SERAN UNA SOLA
CARNE. Grande es este misterio, pero hablo con referencia al Mesías y a
la congregación.”
20:1 “Y habló Elohim todas estas palabras, diciendo” – El Targum
tradujo este versículo: “Y habló la Palabra de Ha’Shem…” En muchas
ocasiones el Targum usa la expresión “la Palabra de HaShem” cuando hay
una manifestación clara de HaShem en la tierra. En Génesis 1:27; 9:17;
17:7; 15:6; 19:24; 22:14; 28:20-21; Éxodo 3:14 y 24:1 aparece la
expresión “la Palabra de Ha’Shem” en los diferentes Targumes como
sustituto de Elohim o YHWH. Esto nos enseña que los que tradujeron el
hebreo al arameo habían entendido la manifestación del Eterno en la
tierra como una revelación de su Palabra. El Eterno es tan grande y tan
inmenso que no se puede ver ni comprender al menos que él haga una
transformación de su inmensidad a algo más pequeño. Por esta razón
surgió la expresión “YHWH-katán”, “el pequeño YHWH”. Se puede comparar
con un transformador que cambia la tensión eléctrica de 15,000 Voltios,
que hay en los cables de alta tensión, a 220 o 120 Voltios, para que la
corriente eléctrica pueda ser utilizada en las casas. La tensión de 120
Voltios está muy reducida y así podrá ser utilizada en el hogar. En caso
contrario estaríamos en peligro mortal cada vez que utilizáramos un
aparato eléctrico. La manifestación del Eterno en la tierra es parecida.
Él no puede revelar toda su potencia porque entonces el hombre quedaría
calcinado. Según el Targum, Él se revela al hombre a través de su
Palabra, que es la reducción del Eterno de manera que pueda ser
manifestado en el mundo y comprendido por el hombre. Yeshúa es la
Palabra del Eterno hecha carne, como está escrito en Juan 1:14:
“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de
verdad.”
En 1 Juan 1:1-2 está escrito: “Lo que existía desde el principio, lo
que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos
contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la Palabra de
vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos
testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y
se nos manifestó.”
En el Sinaí el cielo bajó sobre la montaña y el Eterno se manifestó
al pueblo hablando audiblemente. La traducción del Targum dice que fue
la Palabra del Eterno que habló todas estas palabras al pueblo y que
Moshé tenía que subir a la Palabra del Eterno que estaba en la montaña.
Esta Palabra fue la que luego fue hecha carne en Yeshúa. El Mesías
Yeshúa es la manifestación del Padre en la tierra, como está escrito en
Juan 14:9b:
“El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.”
En Hebreos 1:3a está escrito: “Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza.”
En Colosenses 2:9 está escrito: “Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en él.”
El Hijo es la manifestación reducida del Eterno que está en los
cielos. Él no solamente lo revela sino también lo representa, como está
escrito en el Salmo 118:26a:
“Bendito el que viene en el nombre de Ha’Shem.”
No es lo mismo ser el Eterno que venir en el Nombre del Eterno.
Yeshúa venía para representar al Eterno. El que estaba en el monte
haciendo pacto con Israel fue el Padre por medio de su Palabra que luego
fue hecha carne. De esta manera resolvemos el problema de quién es el
Novio. El Padre todo lo ha hecho, y todo lo hace a través de su Palabra
que fue hecha carne. Con otras palabras el Mesías, el Hijo del Hombre,
es el canal por medio del cual el Eterno ha creado el universo y por
medio del cual está dirigiendo la creación y por medio del cual se está
relacionando con el ser humano. El Hijo de Elohim es la cara humana del
Eterno, por medio del cual podemos llegar al Padre. Sin él nadie llega
al Padre, porque él es el representante que el Padre está revelando aquí
abajo. El que intente pasar por otro canal no llegará al padre. El que
tiene a Elohim como su Padre ama a Yeshúa y se acerca a Yeshúa, como
está escrito en Juan 8:42: “Yeshúa les dijo: Si Elohim fuera vuestro
Padre, me amaríais, porque yo salí de Elohim y vine de Él, pues no he
venido por mi propia iniciativa, sino que Él me envió.”
En Juan 6:45 está escrito: “Escrito está en los profetas: “Y TODOS
SERÁN ENSEÑADOS POR ELOHIM.” Todo el que ha oído y aprendido del Padre,
viene a mí.”
El Mesías es el Novio y la parte renovada y restaurada de Israel es la Novia.
Primera palabra
20:2 “Yo soy Ha’Shem tu Elohim, que te
saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.” – En Éxodo
34:28; Deuteronomio 4:13 y 10:4 se encuentra la expresión “las diez
palabras”, en hebreo “aseret ha-dvarim”, en referencia a Éxodo 20:2-17
(20:2-14 según la versión hebrea). Esta es la primera de las diez. La
expresión “diez mandamientos” no aparece en las Escrituras. Es más, en
estas diez palabras se encuentran 14 de los 613 mandamientos de la Torá.
Así que es más exacto hablar de las “diez palabras” que los “diez
mandamientos” puesto que aquí se puede encontrar más de diez
mandamientos.
Como en las Escrituras el número diez representa la totalidad, estas
diez palabras representan toda la Torá. La Torá nos enseña que estas
diez palabras estaban escritas en dos tablas de piedra. La tradición
enseña que en la primera tabla había cinco palabras y en la segunda
había cinco. Las cinco primeras tienen que ver con la relación entre el
hombre y el Eterno y las cinco últimas tienen que ver con la relación
entre el hombre y su prójimo. En las cinco primeras palabras aparece el
nombre YHWH ocho veces, pero en las últimas cinco palabras no aparece.
Las diez van desde lo más importante hasta lo menos importante. La
primera es la más importante pero la última es la más difícil porque es
más fácil controlar las acciones que los pensamientos.
La primera de las diez palabras empieza con “Yo soy…” El Eterno se
presenta como el Eterno tu Elohim, de forma singular. Cada uno tiene que
tener una relación personal y singular con él. La base de nuestra
relación con Él es la redención que hemos experimentado, tanto la
primera, que se hizo por medio de Moshé, como la segunda, que se hizo y
se hará por medio de Yeshúa Ha’Mashíaj.
Segunda palabra
20:3-6 “No tengas otros dioses delante de mí.
No te hagas ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No
los adores ni los sirvas; porque yo, Ha’Shem tu Elohim, soy Elohim
celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y muestro
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” –
Esta es la segunda palabra. No es que existan otros dioses, cf.
Deuteronomio 4:39; 1 Reyes 8:60; 1 Corintios 8:5-6, sino que se trata de
no aceptar como nuestro Elohim algo que ha sido creado como si fuera el
Creador, cf. Romanos 1:25. Esta palabra implica que está prohibido
confiar en cualquier poder además de Ha’Shem, adorar ídolos, santos o
estatuas, inclinarse ante ellos, hacerlos o poseerlos.
Hay unas preguntas que nos ayudan para saber si tengo otros dioses en mi vida:
¿Quién manda en mi vida?
¿Dónde está mi confianza?
¿Dónde está mi pasión?
¿Quién es la fuente de mi vida?
¿Quién es mi alabanza?
Si un ídolo, una persona, un sistema, una organización o un objeto
puede ser puesto como respuesta a una o varias de estas cinco preguntas,
tengo un o varios dioses en mi vida.
El dinero es el ídolo más importante de este mundo. Los avaros no
heredarán el Reino del Eterno porque son idólatras, como está escrito en
1 Corintios 6:10:
“ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Elohim.”
En Efesios 5:5 está escrito: “Porque con certeza sabéis esto: que
ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el
reino del Mesías y de Elohim.”
En 1 Timoteo 6:10 está escrito: “Porque la raíz de todos los males es
el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de
la fe y se torturaron con muchos dolores.”
En Mateo 6:24b está escrito: “No podéis servir a Elohim y a las riquezas.”
El Eterno castiga la idolatría de los padres sobre sus hijos hasta la
tercera y cuarta generación cuando no hay arrepentimiento en los hijos
por la conducta de sus padres y cuando los hijos siguen esa conducta. En
el momento del arrepentimiento es rota esta maldición, cf. Deuteronomio
24:16; Ezequiel 18.
Por causa de este mandamiento los rabinos han establecido el
mandamiento de no hacer estatuas de ninguna clase ni de hombres ni de
animales ni de otro objeto en el universo.[1][11]
Tercera palabra
20:7 “No tomes el nombre de Ha’Shem tu Elohim en vano,
porque Ha’Shem no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano.” –
La prohibición no se refiere a no usar el Nombre, sino usarlo vanamente
y sin sentido. Rashí dice que significa que está prohibido hacer un
juramente falso. Esta prohibición también se aplica sobre aquellos que
dicen que son del Eterno y no lo son, dando apariencia de piedad
mientras que sus corazones tengan otra realidad, cf. Ezequiel 36:21-23;
39:7. La prohibición de pronunciar el Nombre del Eterno es de origen
rabínico, no de la Torá. Por eso los judíos no pronuncian el Nombre del
Eterno, sino lo sustituyen por Adonai (Señor), Ha’Shem (El Nombre) o el
Eterno.
Cuarta palabra
20:8-11 “Acuérdate del Shabbath para santificarlo. Seis días
trabajarás y harás toda tu obra, mas el séptimo día es Shabbath para
Ha’Shem tu Elohim; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que
está contigo. Porque en seis días hizo Ha’Shem los cielos y la tierra,
el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por
tanto, Ha’Shem bendijo el Shabbath y lo santificó.” – El verbo
“acuérdate” en hebreo está escrito en la forma paol, la cual implica
algo constante, como el español gerundio “guardando”. Según Rashí,
implica que uno se acuerde del Shabbath durante toda la semana. Al
comprar algo bonito se destina para el Shabbath.
En Deuteronomio 5:12 está escrito “guarda el Shabbath”. Estas dos
palabras fueron dichas en un enunciado. El Eterno es el único que puede
decir dos palabras en un enunciado, cf. Salmo 62:11. Según Rashí, lo
mismo hizo en los siguientes versículos, Éxodo 31:14 con Números 28:9;
Deuteronomio 22:11 con Deuteronomio 22:12 y Levítico 18:16 con
Deuteronomio 25:5.
“el séptimo día” – No el sexto, ni el primero. No se puede sustituir
por otro día. Ha’Shem mandó que fuera el séptimo día y punto. El Eterno
ha hecho un camino recto, pero el hombre lo ha torcido, como está
escrito en Proverbios 21:8:
“Torcido es el camino del pecador mas el proceder del limpio es recto.”
El séptimo día empieza a la caída del sol el viernes y termina a la
caída del sol el sábado. Sin la tradición no se sabría qué día es
Shabbath. La tradición judía muestra qué día es. En este caso tenemos
que regirnos por la tradición para poder cumplir la Escritura.
“Shabbath para Ha’Shem tu Elohim” – El Shabbath es para dedicarse al Eterno, no para otra cosa.
“no harás en él obra alguna” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “obra” es “melajá”,[1][12]
que significa “obra”, “tarea”, “oficio”, “fabricación”. La primera vez
que aparece es en Génesis 2:2-3 donde habla de la obra de la creación.
“Melajá” tiene que ver con trabajo creativo, productivo y todo lo que
interviene en la creación. La obra de la construcción del tabernáculo es
llamada “melajá” y de allí se han sacado 39 tipos de melajá que están
prohibidas en el Shabbath, cf. Éxodo 35:21.
La esposa no está mencionada en este pasaje. Ella está incluida en el
padre de familia. Los dos son uno. La esposa tiene el papel de ser una
ayuda idónea para que su marido pueda cumplir con lo que el Eterno le ha
mandado.
“Porque en seis días hizo Ha’Shem los cielos y la tierra” – El Eterno
es nuestro Padre. Un padre es un ejemplo a seguir para sus hijos. Como
él cesó en Shabbath, nosotros también lo hacemos. Y así somos como él.
El hombre fue creado a su imagen y semejanza. El que no guarda el
Shabbath no se parece al Eterno en esa área de su vida.
“Ha’Shem bendijo el Shabbath y lo santificó” – La bendición implica
algo concreto. Por eso Rashí dice que Ha’Shem bendijo el Shabbath con el
maná. La santificación implica que ha sido apartado de los demás días
para ser diferente y dedicado al uso exclusivo del Eterno.
La tradición de encender dos velas antes del inicio del Shabbath se asocia con varias cosas:
El Shabbath fue bendecido y santificado.
Hay que acordarse y guardar el Shabbath.
El descanso semanal anuncia el descanso en el reino mesiánico.
Quinta palabra
20:12 “Honra a tu padre y a tu madre, para
que tus días sean prolongados en la tierra que HaShem tu Elohim te da.” –
El mandamiento de honrar a los padres está entre las cinco primeras
palabras que tienen que ver con la relación con el Eterno. La relación
con los padres es un reflejo de nuestra relación con el Eterno. El que
no honra a sus padres no honra al Eterno. El que honra sus padres honra
al Eterno. Las cinco primeras palabras están resumidas en el mandamiento
de amar al Eterno con todo el corazón, mente y fuerzas, cf.
Deuteronomio 6:5; Mateo 22:37-38. Las cinco últimas están resumidas en
el mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo, cf. Levítico 19:18;
Mateo 22:39-40.
Este es el primer mandamiento con promesa, cf. Efesios 6:2. El honrar
a los padres trae larga vida sobre la tierra. Honrar implica respetar
con actitudes, palabras y obras. Honrar implica también ayudarles en sus
necesidades materiales y prácticas, como dice Mateo 15:3-6:
“Y respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis
el mandamiento de Elohim a causa de vuestra tradición? Porque Elohim
dijo: “HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE,” y: “QUIEN HABLE MAL DE su PADRE o
de su MADRE, QUE MUERA.” Pero vosotros decís: “Cualquiera que diga a su
padre o a su madre: ‘Es ofrenda a Elohim todo lo mío con que pudieras
ser ayudado’, no necesitará más honrar a su padre o a su madre.” Y así
invalidasteis la palabra de Elohim por causa de vuestra tradición.”
Así que honrar también incluye dar ayuda económica.
La palabra griega que ha sido traducida como “tradición”, es “paradosis”.[1][13]
Aquí significa unas enseñanzas que han sido transmitidas de maestros a
discípulos, cf. Gálatas 1:14; Colosenses 2:8. No se está refiriendo a
las costumbres. Yeshúa atacó aquí las enseñanzas erróneas de los rabinos
que quebrantaban los mandamientos de la Torá. El Mesías atacó estas
enseñanzas tradicionales de los judíos en algunos casos, pero en muchos
otros casos las aceptó. Una tradición no es lo mismo que una costumbre.
Nuestro Rebe no criticó las costumbres judías. Según el ejemplo de su
vida vemos que las siguió. Las costumbres son las maneras de actuar, y
las tradiciones son las interpretaciones de la Torá que han pasado de
maestros a discípulos.
La palabra griega que normalmente se traduce como “costumbre” es “ethos”.[1][14]
Aparece en los siguientes versículos del texto griego de los Escritos
Apostólicos: Lucas 1:9; 2:42; 22:39; Juan 19:40; Hechos 6:14; 15:1;
21:21; 25:16; 26:3; 28:17; Hebreos 10:25. Vemos como el shaliaj Shaúl no
quebrantó las costumbres de los padres, según Hechos 28:17:
“Y aconteció que tres días después Pablo convocó a los principales de
los judíos, y cuando se reunieron, les dijo: Hermanos, sin haber hecho
yo nada contra nuestro pueblo ni contra las costumbres de nuestros
padres, desde Yerushalayim fui entregado preso en manos de los romanos.”
Sexta palabra
20:13 “No mates.”[1][15]
– Aquí no se trata de la ejecución de un juicio divino sobre una
persona que ha sido condenada a muerte, sino de un asesinato. El que
mata a un ser humano que ha sido creado a imagen de Elohim, es como si
matara a Elohim mismo. El castigo por un asesinato es la pena capital,
cf. Levítico 24:17.
Séptima palabra
20:14 “No adulteres.”[1][16]
– Se trata de ser infiel en el pacto matrimonial mediante una relación
sexual con una tercera persona, cf. Ezequiel 16:32. Con ese acto se
quiebra el pacto. El castigo por adulterio es la pena capital, cf.
Levítico 20:10.
Octava palabra
20:15 “No hurtes.”[1][17]
– Aquí se interpreta como una prohibición para secuestrar una persona
ya que en Levítico 19:11 aparece otro mandamiento que prohíbe el hurto
en relación con los bienes materiales. El castigo por secuestro es la
pena capital, cf. Éxodo 21:16.
Novena palabra
20:16 “No des falso testimonio contra tu prójimo.”
– En primer lugar se refiere a no testificar falsamente contra una
persona en un tribunal, pero también implica no decir cosas contra el
prójimo a otras personas, y en general no mentir. Una de las formas más
graves de dar falso testimonio es cuando una persona dice algo en el
nombre del Eterno que él no ha hablado. Ese delito merece la pena
capital, Deuteronomio 18:20. El falso testimonio conduce a la
destrucción de la sociedad. Causa que los inocentes sean castigados por
algo que no hicieron. También permite que se cometan robos, asesinatos y
opresiones para luego escapar del castigo. El que testifica falsamente
trae destrucción al mundo.
En Deuteronomio 19:15-21 está escrito: “No se levantará un solo
testigo contra un hombre por cualquier iniquidad o por cualquier pecado
que haya cometido; el caso será confirmado por el testimonio de dos o
tres testigos. Si un testigo falso se levanta contra un hombre para
acusarle de transgresión, los dos litigantes se presentarán delante de
Ha’Shem, delante de los sacerdotes y de los jueces que haya en esos
días. Y los jueces investigarán minuciosamente; y si el testigo es un
testigo falso y ha acusado a su hermano falsamente, entonces le haréis a
él lo que él intentaba hacer a su hermano. Así quitarás el mal de en
medio de ti. Los demás oirán y temerán, y nunca más volverán a hacer una
maldad semejante en medio de ti. Y no tendrás piedad: vida por vida,
ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.”
En el Salmo 34:12-13 está escrito: “¿Quién es el hombre que desea
vida y quiere muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y
tus labios de hablar engaño.”
En Proverbios 6:16-19 está escrito: “Seis cosas hay que odia
Ha’Shem, y siete son abominación para Él: ojos soberbios, lengua
mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que maquina
planes perversos, pies que corren rápidamente hacia el mal, un testigo
falso que dice mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.”
En Proverbios 12:22; 19:5, 9; 25:18 está escrito: “Los labios
mentirosos son abominación a Ha’Shem, pero los que obran fielmente son
su deleite… El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta
mentiras no escapará… El testigo falso no quedará sin castigo, y el que
cuenta mentiras perecerá… Como maza y espada y aguda saeta es el hombre
que levanta falso testimonio contra su prójimo.” El chisme y la calumnia
es uno de los males más dañinos y es capaz de matar una persona, como
está escrito en Levítico 19:16; “No andarás de calumniador entre tu
pueblo; no harás nada contra la vida de tu prójimo; yo soy HaShem.”
En Proverbios 10:18 está escrito: “El que oculta el odio tiene labios mentirosos, y el que esparce calumnia es un necio.”
En Revelación 21:8, 27 está escrito: Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda… y jamás entrará en ella (la nueva Yerushalayim) nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.”
Décima palabra
20:17 “No codicies la casa de tu prójimo; no codicies la
mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno,
ni nada que sea de tu prójimo.” – La codicia es querer
algo que sea del otro. Está prohibido hacer cualquier intento para
obtener algo que pertenece a otro cuando uno mismo desea poseerlo. Está
prohibido convencer a alguien a vender algo que no deseaba vender, por
medio de presión, incluso si se dé el pago total. El deseo de tener las
cosas de otros puede llevar a la violencia y al asesinato, cf. 1 Reyes
21.
Séptima aliyá, 20:18-26 (15-23 heb.)
20:18 “Y todo el pueblo veía las voces y las llamas, el sonido del
corno y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron,
y se mantuvieron a distancia.” – Estas manifestaciones son muy
similares a las que ocurrieron en Hechos 2 cuando fue entregado el
Espíritu de Santidad a la Novia. El texto hebreo dice que vieron las
voces y las llamas. En Hechos 2 se habla de que vinieron llamas de fuego
que se repartieron sobre cada uno de ellos y empezaron a hablar en
diferentes lenguas.
20:26 “Y no subas por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se
descubra sobre él.” – Aquí no se refiere a la desnudez del miembro del
hombre puesto que los sacerdotes llevaban calzoncillos de lino, cf.
Éxodo 28:42, sino de la desnudez de las piernas. Por respeto al altar no
se puede mostrar las piernas desnudas. ¡Cuándo más respeto no debemos
mostrar a las personas y no exponer nuestros cuerpos ante ellas! Esto
también nos enseña la importancia de cubrir nuestro cuerpo cuando
estamos sirviendo al Eterno.
En esta Parashá se encuentran los mandamientos número 25 hasta 41 de los 613.
- Precepto de creer en la existencia de Elohim, 20:2.
- Prohibición de creer en otra deidad fuera de Elohim, 20:3.
- Prohibición de hacer efigies talladas, 20:4.
- Prohibición de postrarse ante un ídolo, 20:5.
- Prohibición de servir a un ídolo según el modo usual en que se le sirve, 20:5.
- Prohibición de jurar en vano, 20:7.
- Precepto de consagrar el Shabbath con palabras, 20:8.
- Prohibición de hacer labores en Shabbath, 20:10.
- Precepto de honrar al padre y a la madre, 20:12.
- Prohibición de matar a un ser humano, 20:13.
- Prohibición de cometer adulterio, 20:14 (13 heb.).
- Prohibición de secuestrar a un ser humano, 20:15 (13 heb.).
- Prohibición de dar falso testimonio, 20:16 (13 heb.).
- Prohibición de codiciar lo que pertenece a otra persona, 20:17 (14 heb.).
- Prohibición de hacer figuras, incluso para ornamentar, 20:23 (20 heb.).
- Prohibición de construir un altar de piedra con instrumentos de metal, 20:25 (22 heb.).
- Prohibición de ascender en gradas al altar, 20:26 (23 heb.).
Strong H3547 kâhan, kaw-han’, A primitive root, apparently meaning to mediate in religious services; but used only as denominative from H3548; to officiate as a priest; figuratively to put on regalia: – deck, be (do the office of a, execute the, minister in the) priest (‘s office).
[1][2] Strong H7812 shâchâh, shaw-khaw’, A primitive root; to depress, that is, prostrate
(especially reflexively in homage to royalty or God): – bow (self)
down, crouch, fall down (flat), humbly beseech, do (make) obeisance, do
reverence, make to stoop, worship.
[1][3] Mejiltá.
[1][4] Strong H5414 nâthan, naw-than’, A primitive root; to give, used with great latitude of application (put, make,
etc.): – add, apply, appoint, ascribe, assign, X avenge, X be
([healed]), bestow, bring (forth, hither), cast, cause, charge, come,
commit consider, count, + cry, deliver (up), direct, distribute do, X
doubtless, X without fail, fasten, frame, X get, give (forth, over, up),
grant, hang (up), X have, X indeed, lay (unto charge, up), (give)
leave, lend, let (out), + lie, lift up, make, + O that, occupy, offer,
ordain, pay, perform, place, pour, print, X pull, put (forth),
recompense, render, requite, restore, send (out), set (forth), shew,
shoot forth (up). + sing, + slander, strike, [sub-] mit, suffer, X
surely, X take, thrust, trade, turn, utter, + weep, X willingly, +
withdraw, + would (to) God, yield.
[1][5] Strong H5414, segûllâh, seg-ool-law’, Feminine passive participle of an unused root meaning to shut up; wealth (as closely shut up): – jewel, peculiar (treasure), proper good, special.
[1][6] Strong H3104 yôbêl yôbêl, yo-bale’, yo-bale’, Apparently from H2986; the blast of a horn (from its continuous sound); specifically the signal of the silver trumpets; hence the instrument itself and the festival thus introduced: – jubile, ram’s horn, trumpet.
Strong H2986 yâbal, yaw-bal’, A primitive root; properly to flow; causatively to bring (especially with pomp): – bring (forth), carry, lead (forth).
[1][7] Mejiltá.
[1][8] Strong H3947 lâqach, law-kakh’, A primitive root; to take
(in the widest variety of applications): – accept, bring, buy, carry
away, drawn, fetch, get, infold, X many, mingle, place, receive (-ing),
reserve, seize, send for, take (away, -ing, up), use, win.
[1][9] Strong H5375 nâśâ’ nâsâh, naw-saw’, naw-saw’, A primitive root; to lift,
in a great variety of applications, literally and figuratively,
absolutely and relatively: – accept, advance, arise, (able to, [armour],
suffer to) bear (-er, up), bring (forth), burn, carry (away), cast,
contain, desire, ease, exact, exalt (self), extol, fetch, forgive,
furnish, further, give, go on, help, high, hold up, honourable (+ man),
lade, lay, lift (self) up, lofty, marry, magnify, X needs, obtain,
pardon, raise (up), receive, regard, respect, set (up), spare, stir up, +
swear, take (away, up), X utterly, wear, yield.
[1][10] Strong H3384 yârâh yârâ’, yaw-raw’, yaw-raw’, A primitive root; properly to flow as water (that is, to rain); transitively to lay or throw (especially an arrow, that is, to shoot); figuratively to point out (as if by aiming the finger), to teach: – (+) archer, cast, direct, inform, instruct, lay, shew, shoot, teach (-er, -ing), through.
[1][11] Mejiltá.
[1][12] Strong H4399 melâ’kâh, mel-aw-kaw’m From the same as H4397; properly deputyship, that is, ministry; generally employment (never servile) or work (abstractly or concretely); also property (as the result of labor):
– business, + cattle, + industrious, occupation, (+ -pied), + officer,
thing (made), use, (manner of) work ([-man], -manship).
Strong H4397 mal’âk, mal-awk’, From an unused root meaning to despatch as a deputy; a messenger; specifically of God, that is, an angel (also a prophet, priest or teacher): – ambassador, angel, king, messenger.
[1][13] Strong G3862 παράδοσις paradosis, par-ad’-os-is, From G3860; transmission, that is, (concretely) a precept; specifically the Jewish traditionary law: – ordinance, tradition.
[1][14] Strong G1445 ἔθος ethos, eth’-os, From G1486; a usage (prescribed by habit or law): – custom, manner, be wont.
Strong G1446 ἔθω ethō, eth’-o, A primary verb; to be used (by habit or conventionality); neuter perfect participle usage: – be custom (manner, wont).
[1][15] Strong H7523 râtsach, raw-tsakh’, A primitive root; properly to dash in pieces, that is, kill (a human being), especially to murder: – put to death, kill, (man-) slay (-er), murder (-er).
[1][16] Strong H5003 nâ’aph, naw-af’, A primitive root; to commit adultery; figuratively to apostatize: – adulterer (-ess), commit (-ing) adultery, woman that breaketh wedlock.
[1][17] Strong H1589 gânab, gaw-nab’, A primitive root; to thieve (literally or figuratively); by implication to deceive: – carry away, X indeed, secretly bring, steal (away), get by stealth.
- K. Blad©