domingo, 24 de julio de 2016

Nubia y los faraones negros de Egipto - Apuntes de Historia

Nubia y los faraones negros de Egipto - Apuntes de Historia

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XVIII Dinastía y resurgimiento

Durante más de medio siglo (la cronología es muy confusa en este
periodo) los faraones de la XVII Dinastía, desde su capital en Tebas,
combatieron a los hicsos del norte del país. Algunos de estos faraones
encontraron la muerte en batalla. Pero vencieron y consiguieron expulsar
a los hicsos de Egipto.


El faraón Amosis I fue el gran libertador, consiguiendo unificar de
nuevo el territorio e inaugurando lo que se conoce como el Imperio Nuevo
de Egipto. Por eso se le considera fundador de la XVIII Dinastía, la
que llevó a Egipto a su época de máximo esplendor, a pesar de que en
realidad no hubo cambio dinástico.


Y, por supuesto, todo ese poder llevó aparejado una expansión territorial sin precedentes.


Integración de Nubia en Egipto

Por supuesto, tras la expulsión de los hicsos, la XVIII Dinastía
inicia la recuperación de la riquísima zona de Nubia de inmediato (aquí
es cuando Tumotsis I erige su estela, con el texto con el que he
empezado el artículo), y a principios del siglo XV a.C. ya está
integrado territorialmente de nuevo en Egipto. La región se convierte en
el Virreinato de Kush, cuyo virrey sólo responde ante el faraón.


Pero fue el gran Ramsés II quien realizó la integración cultural,
imprescindible para que la anexión realmente funcionara. Kush comparte
ahora religión con Egipto, con Amón como el dios más importante, así
como los ritos funerarios. Incluyendo las pirámides.


Gebel Barkal

Gebel Barkal (Montaña Pura), la montaña sagrada. La
integración cultural llegó hasta tal punto que Tutmosis III levantó en
esta montaña, en la región de la cuarta catarata, un fastuoso templo
dedicado al dios Amón y fundó a su sombra la ciudad de Napata.


Napata

Representación de Napata y el templo de Amón, a los pies de Gebel Barkal
Gebel Barkal se convirtió en el lugar más sagrado del valle del Nilo y
los poderosos faraones egipcios recorrían cientos de kilómetros para
ser coronados en la montaña sagrada por los sumos sacerdotes de Amón.
Para los egipcios, Amón moraba en el interior de la montaña, sentado en
su trono.



La decadencia de Egipto

A mediados del siglo XI a.C. violentos movimientos separatistas
sacuden el Imperio Egipcio. El país queda dividido en dos unidades
políticas, dirigidas por las dinastías libias: una en el Bajo Egipto,
con capital en Tanis, y otra en el Alto Egipto, gobernada desde Tebas.


La división e inestabilidad políticas son tales que las Dinastías
XXII, XXIII, XXIV y XXV son coetáneas, las tres primeras de origen
libio.


Es la época conocida como Tercer Periodo Intermedio. Egipto pierde la
hegemonía de los faraones nativos a manos de los libios, y será ya para
siempre. Tras el gobierno kushita de la XXV Dinastía (como vamos a ver
ahora), vendrán asirios y persas, hasta el momento de la conquista por
Alejandro Magno y el comienzo del periodo helenístico de Egipto, con la dinastía lágida. Después, la provincia romana de Aegyptus.


Pero mejor ir paso a paso, que estoy corriendo demasiado. Decía que
Egipto pierde la hegemonía de los faraones nativos, y eso se traduce en
una pérdida de las tradiciones. El culto a Amón, los ritos funerarios…
La identidad cultural que el Imperio Egipcio ha mantenido durante siglos
comienza diluirse.


El Reino de Napata

¿Y qué ocurría mientras en Nubia? Pues la región quedó a su suerte,
un poco en el olvido. También en el olvido del tiempo, ya que no tenemos
referencias de ella durante los siglos X y IX a.C.


Sin embargo nos podemos hacer una idea de lo que sucedió allí durante
estos dos siglos. La ciudad de Napata, continuando con su condición de
centro religioso, floreció y ganó importancia, adquiriendo el control de
la región de Nubia, libre ahora de la influencia egipcia.


Con capital en Napata, el reino de Kush mantuvo intacta la cultura
que los egipcios les habían inculcado durante cinco siglos de
dominación. El culto a Amón se mantenía con Gebel Barkal como su centro,
y los reyes del nuevo reino se hacían enterrar bajo pirámides.


La XXV Dinastía

Con un Egipto dividido y decadente y el reino de Kush, cada vez más
poderoso, en expansión, sucedió lo que tenía que suceder. En la primera
mitad del siglo VIII a.C. el rey kushita Alara fijó su atención en el
norte y ocupó el Alto Egipto.


Sin embargo fue su hijo Pianjy quien, siguiendo hacia el norte y
derrocando uno a uno a los reyes libios llegó a Tebas, en Egipto
central, proclamándose faraón e inaugurando la XXV Dinastía, que más
tarde acabaría con las dinastías XXII, XXIII y XXIV. Por vez primera
veía la historia un faraón de raza etíope.


Faraones negros


Esta dinastía, la de los faraones negros, reyes
kushitas procedentes de Nubia, gobernaron Egipto durante ocho décadas,
salvando su civilización y su cultura que a su llegada se encontraban al
borde del colapso.



Taharqa

Cinco fueron los faraones negros de la XXV Dinastía, aunque sin duda
el más importante de todos fue Taharqa, identificado con el Tirhaka
bíblico, rey de Kush que emprendió la guerra contra el asirio
Senaquerib.


Y es que durante su reinado sufrió Egipto la invasión de los asirios.
Y, aunque en un principio pudo Taharqa expulsarlos, fue derrotado
finalmente por Asurbanipal, teniendo que regresar a Tebas, donde murió.


Taharqa oferente

Taharqa oferente
Su reinado, de veintiséis años de duración, dejó tal huella en Egipto que sus enemigos asirios, quienes se referían a él como el maldito por todos los grandes dioses, no consiguieron borrarla.


Al igual que los grandes faraones del Imperio Nuevo, contribuyó a
ampliar el complejo de Amón del templo de Karnak, y realmente los
egipcios creyeron que era el elegido de este dios, ya que durante su
reinado las crecidas del Nilo dejaron grandes cosechas sin llegar a
inundar los pueblos.


Meroe

Tras la muerte de Taharqa, su sucesor Tanutamani sólo se mantuvo en
el trono durante ocho años. Fue expulsado por los invasores asirios (con
saqueo de Tebas incluído), que fundarían la XXVI Dinastía, la última
antes de la invasión persa y el inicio del Periodo Tardío de Egipto o
Baja Época, que culminaría con la conquista de Alejandro.


Los reyes kushitas regresaron a Nubia donde siguieron reinando
durante nada menos que un milenio primero desde Napata y, a partir del
siglo VI a.C., desde la nueva capital, Meroe, tras ser arrasada Napata
por los egipcios-asirios.


Pirámides de Nubia


Allí mantuvieron la ancestral costumbre, aprendida de los grandes
faraones egipcios, de ser enterrados bajo pirámides, y el conjunto de
pirámides de Meroe, en Sudán, es absolutamente espectacular. Si bien
estas pirámides nunca alcanzaron la magnificencia de las grandiosas
construcciones del Imperio Antiguo, el conjunto es imponente.


Meroe


Estos bellos monumentos, herederos de la milenaria cultura egipcia, son sin duda sus grandes olvidados.


Si quieres profundizar en el tema


De esclavo a faraón. Los faraones negros de la XXV Dinastía De esclavo a faraón. Los faraones negros de la XXV Dinastía


de Donald B. Redford


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Enrique Ros
Soy
un lector empedernido y una persona curiosa, un enamorado de aprender y
de la historia (entre otras cosas), madrileño de nacimiento y murciano
de adopción. [ Más sobre mí ]

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Comentarios





  1. He leido tu comentario sobre la esclavitud en el blog de F.J.
    Tostado. Habia oido algo de lo que dices de Anthony Jhonson, y como soy
    curiosa, lo he buscado en internet.

    Me apasiona la historia de Egipto, hace años estuve allí, me encantaría
    volver… pero ahora imposible. Leeré todo lo que escribes que estoy
    segura ha de ser muy interesante y aprenderé detalles que no sabía.

    Un saludo muy cordial,







    • Hola Rosa 🙂


      Pues muchas gracias por tu visita y por tu comentario.

      Qué suerte, yo tengo que conformarme con visitar ciertos lugares a
      través de los libros, que no es mal modo pero tampoco es lo mismo que ir
      allí. Quizá algún día 🙂


      Me alegra tenerte por aquí, un saludo







  2. Muy interesante. Sabía algo ya acerca de los Nubios, pero con tu
    artículo me has aclarado varias dudas que tenía.- Por cierto, la
    historia de Egipto siempre ha sido uno de mis intereses favoritos…nos
    leemos..!!







    • Y por lo que he visto y los mensajes que me han llegado no eres el
      único! Parece ser que hay muchos aficionados al tema, tendré que dedicar
      más artículos al Antiguo Egipto 🙂

      Gracias por pasarte por aquí y por comentar

      Un saludo!







  3. Hola…

    ¡¡Qué articulo más interesante!!…

    Y desde tu mirada, mejor…

    Al igual que Carlo, tenía conocimiento de los Nubios, pero te juro que
    has hecho una tremenda contribución a que mi ignorancia disminuya… ????

    Porque de esta estirpe de faraones negros de Egipto, ni idea tenía. Te
    sentirás contento de saber que me motivaste a intrusiar por la web.
    Porque la curiosidad me tuvo leyendo y buscando por aquí y por allá…

    Mi parte favorita la dejo en twitter, ya sabes… ????

    Te dejo un afectuoso abrazo y dos besos…







    • Pues sí! Ya sabes que me da alegría lograr despertar la curiosidad de
      alguien y empujarle a indagar. Me lo tomo como un gran cumplido 🙂

      Gracias!



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