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La Historia vista desde otro ángulo
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La Cuarta Cruzada y el Imperio latino de Constantinopla
A principios del siglo XIII comenzó una nueva cruzada, la cuarta ya, para intentar la reconquista de Jerusalén, perdida años antes a manos de Saladino.
Sin embargo los intereses económicos y la codicia por las riquezas de
Constantinopla pudieron más para los líderes cruzados que los deseos de
poder del papa Inocencio III y pronto la cruzada derivó su rumbo,
dirigiéndose hacia la capital del Imperio bizantino.
En 1204 cayó la ciudad bajo el asedio cruzado, siendo sometida a un saqueo salvaje durante varios días. Comenzó así el efímero Imperio latino de Constantinopla, el Imperium Romaniae, que caería en 1261 bajo el empuje de uno de los estados sucesores de Bizancio, el Imperio de Nicea.
entre los cristianos, Saladino) recuperara Jerusalén de manos cristianas
en 1187, el recuperar Tierra Santa para la Cristiandad había sido un
objetivo para el papado. De hecho ése había sido el motivo de la Tercera
Cruzada, proclamada por Gregorio VIII.
Sin embargo el éxito de esta cruzada fue parcial, por decirlo de
forma generosa. De hecho no se consiguió en absoluto recuperar Jerusalén
(no volvería a conseguirse hasta 1228, con la Sexta Cruzada).
A cambio, Ricardo Corazón de León
negoció un tratado con Saladino en virtud del cual Jerusalén
permanecería bajo poder musulmán, pero los cristianos tendrían derecho
de peregrinar libremente a la ciudad.
libremente no era el objetivo final del papado, ya que cinco años
después de la firma de este tratado el papa Inocencio III comenzó a
predicar una nueva cruzada.
Lo que pasa es que las condiciones no eran las más adecuadas. Para
empezar los países europeos estaban enzarzados en sus propias disputas,
aunque finalmente se pudo reunir un ejército.
Pero es que además tampoco tenían manera de llegar a Jerusalén ya que
no tenían flota y la ruta terrestre era imposible porque el Imperio
bizantino prácticamente había perdido el control de la zona de los
Balcanes.
¿Qué hicieron entonces? Pues algo que ahora está muy de moda:
externalizar servicios. Contrataron el transporte a la potencia naval
del momento: la República de Venecia.
Ochenta y cinco mil marcos de plata fue el precio pactado por cruzar
un ejército de 33.500 cruzados y 4.500 caballos hasta Egipto (también en
manos de Saladino), y a partir de ahí abrirse camino por tierra hasta
Jerusalén.
La Serenísima República de Venecia a principios del siglo XIIIEl problema es que, como decía más arriba, reunir un ejército cruzado
no estaba siendo tan fácil como años atrás, y llegado el momento de
embarcar se vio que no se habían conseguido tantas tropas como se
esperaba, por lo que tampoco pudo recaudarse esa cantidad.
Así que se intentó negociar de nuevo con Venecia pero, espíritu
comerciante hasta la médula, no aceptó ni un marco menos de lo acordado.
Esto fue en junio de 1202, y mientras se renegociaba el pacto las
tropas acamparon en San Nicolás de Lido, una de las islas que cierran la laguna de Venecia.
Imagina la situación: junio y en Venecia (o sea, calor y humedad para
hartarse) y diez mil soldados acampados, bien apiñaditos y con las
costumbres higiénicas de un cruzado del siglo XIII. Agradable.
de un pequeño servicio. Resulta que la Serenísima tenía intereses en
Dalmacia que la enfrentaban a Hungría, y recientemente había perdido
frente a este país una plaza importante en la zona, la ciudad de Zadar.
Vosotros tenéis un ejército que necesita barcos, pensaría el dogo veneciano, y yo tengo barcos y me vendría bien un poco de ayuda de ese ejército. Así que, como ves, puntos de encuentro no faltaban.
Y claro, inevitablemente el acuerdo llegó: los cruzados ayudarían a
Venecia a recuperar Zadar, y después la flota veneciana los llevaría a
Egipto. El pago acordado era innegociable, pero el dogo permitiría
aplazarlo y añadía otros diez mil soldados venecianos al ejército
cruzado. Así se podría usar el botín obtenido en la cruzada para el pago
de la deuda. Es lo que ahora se llama una estrategia win-win.
No todo el mundo salía ganando exactamente. Al papa este arreglo no
le pareció muy bien, que veía cómo las tropas destinadas a conseguir
nuevos territorios para la Cristiandad se iban a hacer sus propios
negocios. Así que desautorizó la expedición.
El papa Inocencio IIIPor lo visto a nadie le importó. La tropa zarpó de Venecia el ocho de
noviembre de aquel mismo año, y para el día quince Zadar ya estaba bajo
poder de la Serenísima República. Inocencio III excomulgó a todo el
ejército cruzado, aunque luego debió pensar que de esa forma nadie
querría combatir por el papado, así que después perdonó a los cruzados,
pero mantuvo la excomunión para los venecianos. ¡Faltaría más!
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email (¡cero spam, prometido!) y tendrás acceso a contenido exclusivo para seguidores del blog. Por supuesto, es gratis. ¡Ya somos 1.457 amantes de la Historia!
Sin embargo los intereses económicos y la codicia por las riquezas de
Constantinopla pudieron más para los líderes cruzados que los deseos de
poder del papa Inocencio III y pronto la cruzada derivó su rumbo,
dirigiéndose hacia la capital del Imperio bizantino.
En 1204 cayó la ciudad bajo el asedio cruzado, siendo sometida a un saqueo salvaje durante varios días. Comenzó así el efímero Imperio latino de Constantinopla, el Imperium Romaniae, que caería en 1261 bajo el empuje de uno de los estados sucesores de Bizancio, el Imperio de Nicea.
Contenidos del artículo: [ocultar]
La caída de Constantinopla
Desde que Salah ad-Din Yusuf ibn Ayyub (o, como era más conocidoentre los cristianos, Saladino) recuperara Jerusalén de manos cristianas
en 1187, el recuperar Tierra Santa para la Cristiandad había sido un
objetivo para el papado. De hecho ése había sido el motivo de la Tercera
Cruzada, proclamada por Gregorio VIII.
Sin embargo el éxito de esta cruzada fue parcial, por decirlo de
forma generosa. De hecho no se consiguió en absoluto recuperar Jerusalén
(no volvería a conseguirse hasta 1228, con la Sexta Cruzada).
A cambio, Ricardo Corazón de León
negoció un tratado con Saladino en virtud del cual Jerusalén
permanecería bajo poder musulmán, pero los cristianos tendrían derecho
de peregrinar libremente a la ciudad.
La Cuarta Cruzada
Parece ser que garantizar que los peregrinos pudieran expresar su felibremente no era el objetivo final del papado, ya que cinco años
después de la firma de este tratado el papa Inocencio III comenzó a
predicar una nueva cruzada.
Lo que pasa es que las condiciones no eran las más adecuadas. Para
empezar los países europeos estaban enzarzados en sus propias disputas,
aunque finalmente se pudo reunir un ejército.
Pero es que además tampoco tenían manera de llegar a Jerusalén ya que
no tenían flota y la ruta terrestre era imposible porque el Imperio
bizantino prácticamente había perdido el control de la zona de los
Balcanes.
¿Qué hicieron entonces? Pues algo que ahora está muy de moda:
externalizar servicios. Contrataron el transporte a la potencia naval
del momento: la República de Venecia.
Ochenta y cinco mil marcos de plata fue el precio pactado por cruzar
un ejército de 33.500 cruzados y 4.500 caballos hasta Egipto (también en
manos de Saladino), y a partir de ahí abrirse camino por tierra hasta
Jerusalén.
La Serenísima República de Venecia a principios del siglo XIII
no estaba siendo tan fácil como años atrás, y llegado el momento de
embarcar se vio que no se habían conseguido tantas tropas como se
esperaba, por lo que tampoco pudo recaudarse esa cantidad.
Así que se intentó negociar de nuevo con Venecia pero, espíritu
comerciante hasta la médula, no aceptó ni un marco menos de lo acordado.
Esto fue en junio de 1202, y mientras se renegociaba el pacto las
tropas acamparon en San Nicolás de Lido, una de las islas que cierran la laguna de Venecia.
Imagina la situación: junio y en Venecia (o sea, calor y humedad para
hartarse) y diez mil soldados acampados, bien apiñaditos y con las
costumbres higiénicas de un cruzado del siglo XIII. Agradable.
Los cruzados excomulgados
Sin embargo la República de Venecia esta dispuesta a ceder… a cambiode un pequeño servicio. Resulta que la Serenísima tenía intereses en
Dalmacia que la enfrentaban a Hungría, y recientemente había perdido
frente a este país una plaza importante en la zona, la ciudad de Zadar.
Vosotros tenéis un ejército que necesita barcos, pensaría el dogo veneciano, y yo tengo barcos y me vendría bien un poco de ayuda de ese ejército. Así que, como ves, puntos de encuentro no faltaban.
Y claro, inevitablemente el acuerdo llegó: los cruzados ayudarían a
Venecia a recuperar Zadar, y después la flota veneciana los llevaría a
Egipto. El pago acordado era innegociable, pero el dogo permitiría
aplazarlo y añadía otros diez mil soldados venecianos al ejército
cruzado. Así se podría usar el botín obtenido en la cruzada para el pago
de la deuda. Es lo que ahora se llama una estrategia win-win.
No todo el mundo salía ganando exactamente. Al papa este arreglo no
le pareció muy bien, que veía cómo las tropas destinadas a conseguir
nuevos territorios para la Cristiandad se iban a hacer sus propios
negocios. Así que desautorizó la expedición.
El papa Inocencio III
noviembre de aquel mismo año, y para el día quince Zadar ya estaba bajo
poder de la Serenísima República. Inocencio III excomulgó a todo el
ejército cruzado, aunque luego debió pensar que de esa forma nadie
querría combatir por el papado, así que después perdonó a los cruzados,
pero mantuvo la excomunión para los venecianos. ¡Faltaría más!
¿Te está gustando el artículo?
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Rumbo a Constantinopla
El plan era invernar en Zadar y después zarpar para Egipto, perodurante la invernada llegó un mensajero de Alejo Ángelo, hijo del
destronado emperador bizantino Isaac II y pretendiente al trono de
Bizancio.
Alejo ofrecía el pago de la deuda contraída con Venecia y la
aportación de diez mil soldados, fondos y provisiones para la conquista
de Egipto, a cambio de que el ejército cruzado le ayudara a recuperar su
trono.
Además prometió que el clero ortodoxo bizantino aceptaría la
supermacía papal y adoptaría el rito romano. Todo ello para acallar
posibles conciencias en un ejército que, se suponía, se había reunido
para luchar en nombre de Dios y del papa. Así de algún modo estaban
cumpliendo ese cometido.
En fin, aquello más que cruzada parecía ya un ejército mercenario
ofreciéndose al mejor postor. Porque, no lo dudes, tanto el dogo
veneciano Enrico Dandolo como el comandante de las fuerzas cruzadas
Bonifacio de Monferrato aceptaron la propuesta.
El 24 de junio de 1203 el ejército cruzado se encontraba a las puertas de Constantinopla.
El Imperio latino de Constantinopla
El ejército tardó menos de un mes en abrir una brecha en las murallasy, viendo la ciudad perdida, el usurpador Alejo III huyó, y la corte
liberó de la cárcel al depuesto Isaac III, nombrándolos a él y a su hijo
Alejo (ahora Alejo IV) coemperadores.
Una vez cumplida su parte del trato, venecianos y cruzados esperaban
que el ahora emperador cumpliese la suya. Pero parece que Alejo había
prometido más de lo que estaba en disposición de cumplir.
Para empezar ahora tenía que reunir fondos para la reconquista de
Egipto, así que optó por subir los impuestos a los bizantinos. Pero
además estaba el pequeño asunto de la Iglesia ortodoxa. Que,
evidentemente, no estaban dispuestos a cumplir el compromiso de Alejo de
someterse al papado.
Con el pueblo descontento, la Iglesia en su contra y los cruzados
esperando su pago cada vez más impacientes, la situación comenzaba a
hacerse insostenible en la ciudad. Por algún lado tenía que estallar.
Estalló desde dentro, y con ayuda del yerno del usurpador huido, que
también se llamaba Alejo. Al frente de los descontentos organizó una
sublevación que terminó con Isaac II de nuevo en prisión y con Alejo IV
decapitado.
Subió de esa forma Alejo V al trono del Imperio bizantino mientras el
ejército cruzado, a las puertas de la ciudad, se quedaba con un palmo
de narices y sin nadie a quien cobrar lo que se le adeudaba.
El saqueo de Constantinopla
Así que decidieron cobrarlo ellos mismos. Entrarían en Constantinoplay colocarían en el trono del Imperio bizantino a un emperador latino.
Consensuar un candidato fue, claro, harina de otro costal. Finalmente se
decidió que un comité elegiría al emperador, y se pusieron manos a la
obra.
Por segunda vez en un año el ejército cruzado atacó Constantinopla,
que no tardó en caer. Alejo V imitó a su suegro y, como éste había hecho
un año antes, salió huyendo. Las tropas entraron en la ciudad y la
sometieron a un cruel saqueo durante días, como si realmente se tratase
de una ciudad musulmana. No se libró ni la catedral de Santa Sofía.
Una vulgar ramera fue entronizada en la silla del
patriarca para lanzar insultos a Jesucristo y cantaba canciones obscenas
y bailaba inmodestamente en el lugar sagrado […] Tampoco mostraron
misericordia con las matronas virtuosas, las doncellas inocentes e
incluso las vírgenes consagradas a Dios.
Nicetas Coniates, Historia
La Partitio terrarum imperii Romanie
Restablecido el orden se procedió al reparto del botín: tres octavaspartes para el ejército cruzado, otro tanto para los venecianos y un
cuarto para el emperador, que se decidió que fuera Balduino IX de
Flandes, quien subió al trono como Balduino I.
Así nació el Imperio latino de Constantinopla, supeditado al poder político de Venecia y del resto de reinos latinos europeos.
Y en eso quedó la Cuarta Cruzada. Seguro que Saladino se estaba riendo a carcajadas en su trono de Damasco.
El Imperio de Nicea
Justo antes de la caída de Constantinopla y el subsecuente saqueo,tras la huida de Alejo V, el patriarca de la ciudad huyó también junto a
la nobleza, refugiándose en Nicea donde fundaron el Imperio de Nicea,
depositario de la legitimidad del Imperio bizantino, con otro de los
yernos de Alejo III como emperador, Teodoro I.
El Imperio de Nicea en 1254
creciendo hasta reducir al Imperio latino de Constantinopla básicamente a
la ciudad, siendo las murallas de la ciudad lo único que separaba ambos
imperios.
La caída del Imperio latino de Constantinopla
Llegado el año de 1260 el Imperio de Nicea se sentía losuficientemente fuerte como para intentar la recuperación de la antigua
capital bizantina. Pero no fue una decisión ni mucho menos irreflexiva.
Al contrario, se estudió la estrategia durante meses y, en julio de
1261, se llevó a cabo. Tampoco se puede decir que fuera una estrategia
brillante: simplemente esperaron a que las tropas latinas estuviesen
fuera de la ciudad para tomarla y restaurar el Imperio bizantino.
Fue el Imperio latino, en fin, un imperio efímero con un final digno de su comienzo.
Si quieres profundizar en el tema
La Cuarta Cruzada y el saco de Constantinoplade Jonathan Phillips
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Enrique Ros
Soy
un lector empedernido y una persona curiosa, un enamorado de aprender y
de la historia (entre otras cosas), madrileño de nacimiento y murciano
de adopción. [ Más sobre mí ]
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ha dado mucho de que comentar y, se seguirá hablando; te agradezco el
haberlo compartido, un cordial saludo.
Un saludo!
Desde Bolivia sigo tus trabajos.
Un saludo desde el otro lado del Atlántico.
Esto es usual en vuestros artículos, gracias por ello
Un saludo.
Supongo que ya le habrás echado un vistazo al artículo que escribió Francesc Marí Company para este blog sobre la Legión Cóndor. Altamente recomendable.
Además te aviso de que estamos preparando otra colaboración de Francesc también sobre otro tema de esta guerra.
Gracias por tu comentario, Manuel.
Un saludo.
haberme unido a tan magnifico blog me encanta la historia y en pocos
dias e leido y aprendido mucho de diferentes culturas te felicito y te
encomio a continuar saludos
Espero que continúes disfrutando de los nuevos artículos semana tras semana.
Un saludo!