Diego de Landa
Diego de Landa | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 17 de marzo de 1524 Cifuentes, España |
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Fallecimiento | 1579 Mérida, México |
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Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Conquistador, cronista, mayista, fraile y sacerdote | |
Cargos ocupados | ||
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entre otros. Entre los documentos más conocidos re-escritos por
autoridades eclesiásticas de Yucatán dirigidas por Diego de Landa se
encuentra el Popol Vuh, el cual popularmente se creía auténtico sin embargo inconsistencias descubiertas a finales del siglo XIX3 y de estudios a partir de la década de los 50s descartan su originalidad4
.La inquisición guiada por Landa aplicó una serie de abusos físicos en
los Mayas, donde muchos nobles mayas fueron encarcelados para
interrogatorios y tortura por medio de la garrucha y otros métodos5 6 , donde también muchos eran al final ejecutados.
Los reportes inquisitorios de Landa son imprecisos, contradictorios,
hagiográficos, e incapaces de documentar el lenguaje escrito Maya7
, ya que durante los primeros estudios realizados a dichos reportes, la
descripción y traducción incorrecta de los glifos mayas como letras de
un alfabeto llevó en 1862, a Charles Étienne Brasseur de Bourbourg intentar traducir los códices mayas sin éxito8
. Debido a la destrucción de la literatura maya por parte de Landa,
alrededor del siglo XVIII desaparecieron las últimas personas capaces de
entender los complejos glifos mayas9 . Solo hasta los estudios de Yuri Knorozov en los 1950s, quien descartó el uso de los reportes de Landa y propuso el lenguaje maya como silabario, pudo iniciar el desciframiento de los códices mayas sobrevivientes10
. Diego de Landa murió el 29 de abril de 1579 a los 54 años de edad,
después de ejercer 38 años como religioso cristiano, con 30 años
radicando en Yucatán y casi 6 años como obispo11
Una posibilidad que se perfila como más probable es que ese indio
[sic] (maya) transcriptor haya insertado algunos pasajes bíblicos con el
propósito de atenuar el matiz “pagano,” y poner el documento a salvo de
la mano destructora de los españoles, conservando así lo esencial del
relato original.
Otilia Cortez,Intertextualidad y paralelismo entre el Popol Vuh y La Biblia, 200812
Índice
Antes de su llegada a Yucatán (1524-1549)
Diego de Landa Calderón nació el 12 de noviembre de 1524 en la Casa de los Gallos, en la Villa Condal de Cifuentes,
Guadalajara, en el seno de una familia noble. Seguramente cursó sus
estudios primarios entre los años 1529 y 1541 en el convento franciscano
de Cifuentes.
A los diecisiete años marchó al monasterio de San Juan de los Reyes
en Toledo para continuar con su formación hasta 1547 que fue ordenado
fraile de la Orden Franciscana. Ese mismo año se le destinó al convento
de San Juan de la Cabrera, en Madrid.
En 1548 recibe la visita de fray Nicolás de Albalate, que le propone
viajar junto a cinco franciscanos más a Yucatán, en las recién
descubiertas tierras de Nueva España (México), donde los conquistadores y
colonos, una vez concluidas las guerras con los indios requerían
misioneros para educar y evangelizar a los nativos, apartándolos de una
religión que practicaba el sacrificio humano.
Primera etapa en Yucatán (1549-1563)
De 1549 a 1552 viajó por la península de Yucatán acompañando al
guardián del convento de Izamal para convertir a los mayas que se
escondían en la selva. Durante esta etapa aprendió la lengua maya
sirviéndose de la gramática de fray Luis de Villalpando. Según fuentes
de la época el fraile llegó a dominar la lengua tanto hablada como
escrita en mucho menos tiempo del que necesitaban sus compañeros. Hasta
tal punto llegó su maestría, que corrigió y completó la gramática de su
maestro.
En 1552 se celebró el primer capítulo de la Orden Franciscana en
Nueva España y se designó a Landa guardián del convento de San Antonio
de Padua de Izamal.
La evangelización de los frailes que parecía tan necesaria y urgente
comenzó a crear un conflicto con los encomenderos españoles. Según
éstos, los indios, por aprender el cristianismo descuidaban el trabajo e
incluso incitaban a los demás a la holgazanería. La realidad es que los
frailes creaban escuelas para los indios donde se les educaba y se les
enseñaba el cristianismo en su propia lengua, mientras que los
encomenderos necesitaban que invirtieran ese tiempo en trabajar a su
servicio. Entre los años de 1552 y 1558 se inició un movimiento de
sublevación de los encomenderos en especial en la provincia de Valladolid
donde quemaron dos veces el convento y la iglesia. En este clima de
conflicto fue necesaria la intervención de las autoridades. Alonso López
Cerrato, segundo presidente de la Audiencia de Guatemala, envió a Tomás
López como oidor a Yucatán, quien promulgó unas ordenanzas que
favorecían los intereses evangélicos de los frailes a la vez que
limitaban la autoridad de los caciques indígenas. Esta rivalidad entre
los encomenderos y los franciscanos no cesó hasta después del regreso de
Landa tras su juicio en España por lo ocurrido en el Auto de Maní.
Cuenta Diego López de Cogolludo
(1613-1665) que durante la construcción de la iglesia de Izamal, debido
a la sequía se extendió el hambre en toda la región, por lo que fray
Diego de Landa mandó repartir el grano de maíz almacenado en el convento
y durante más de seis meses el convento estuvo alimentando a todo el
pueblo. Según Cogolludo, el aprovisionamiento de maíz de los
franciscanos nunca se acababa por más que lo repartían, lo que fue
tomado como un milagro por los lugareños.
El 27 de octubre de 1553 fray Diego de Landa participó en los
acuerdos del Cabildo de Mérida entre franciscanos y encomenderos para
regular los jornales de los indios.
El 13 de noviembre de 1556 se nombró a Landa definidor y custodio de la provincia de Yucatán.
A pesar de los esfuerzos de los franciscanos y aunque parecía que los
pueblos mayas aceptaban la fe cristiana, seguían celebrándose rituales
de sacrificios humanos en los abandonados templos prehispánicos. En 1558
Landa sorprendió a una multitud de indígenas celebrando un ritual en
Chichén Itzá. Paró de inmediato el culto y después de predicar el
Evangelio, arrojó todos los ídolos al cenote sagrado.
Ese mismo año de 1558, fray Lorenzo de Bienvenida viajó a España para
reclutar más franciscanos para las misiones. El 3 de abril de 1559,
Diego de Landa escribió al Consejo de Indias proponiendo a fray Lorenzo
de Bienvenida para obispo de Yucatán.
El 19 de febrero de 1560 fue nombrado alcalde mayor de la provincia de Yucatán Diego de Quijada,
con quien Landa tuvo notables enfrentamientos. Sin embargo, por
intereses propios, el alcalde fue un importante apoyo para Landa en su
lucha contra la herejía de los indígenas.
Unos meses más tarde, fray Francisco Navarro y fray Diego de Landa
procesan como jueces apostólicos de la Inquisición Ordinaria a varios
españoles por blasfemia, entre ellos, algunos encomenderos.
El 12 de noviembre de 1560, en un nuevo capítulo de los franciscanos, se nombró a Landa guardián del convento de Mérida.
En agosto de 1561, el cacique de Maní,
Hunacti, muestra a fray Pedro de Ciudad Rodrigo, guardián del convento,
el cadáver de un niño con señales de haber sido crucificado. Algunos
meses después, los alumnos de la escuela de Maní mostraron a fray Pedro
varios ídolos y huesos de rituales idólatras. Todo esto fue comunicado a
Landa que tomó represalias contra varios indios condenándolos por
herejía.
El 13 de septiembre de 1561 Landa fue nombrado provincial de Yucatán.
A falta de obispo desde 1557, se convierte así el cifontino en la mayor
autoridad eclesiástica de toda la provincia de Yucatán, que desde ese
mismo año comprendía también la de Guatemala.
En junio de 1562 estando de cacería el portero del convento de Maní,
Pedro Che, descubrió en una cueva un venado aún caliente y con el
corazón arrancado. Había también varios altares con ídolos cubiertos de
sangre. Pedro Che le comunicó el hallazgo a fray Pedro y éste a su vez,
acudió a fray Diego de Landa, que al conocer la noticia y después de
comentarla con Diego de Quijada se dirigió a Maní. Al ver Landa que las
prácticas paganas no cesaban tomó poderes inquisitoriales y con la ayuda
de Diego de Quijada organizó el famoso Auto de fe de Maní. Así lo
describe el fraile en su “Relación de las cosas de Yucatán”: <<Que
estando esta gente instruidos en la religión y los moços aprovechados,
como diximos, fueron pervertidos por los sacerdotes q en su idolatría
tenian y por los señores, y tornaron a ídolatrar y hazer sacrificios no
solo de saumerios sino de sangre humana sobre lo qual los frayles
hizieron inquisicion, y pidieron ayuda al alcalde mayor y prendieron
muchos, y les hizieron procesos y se celebro un auto en que pusieron
muchos en cada balços encoroçados; y açotados, y tresquilados, y algunos
ensambenitados por algun tiempo, y que algunos de tristeza engañados
del demonio se ahorcaron y q en comun mostraron todos mucho
repentimiento, y voluntad de ser buenos Christianos.>>13
Diego de Quijada nombró a Bartolomé de Bohorques teniente de
alguaciles con el propósito de ayudar a Landa para ejecutar todas sus
órdenes, prender a los indios que el fraile requiriera y cumplir sus
sentencias. Landa ordenó a Bohorques bajo pena de excomunión que
aceptara el cargo de alguacil mayor de la Inquisición Ordinaria.
El 11 de junio de 1562 el provincial mandó apresar a treinta caciques
indígenas y en los días posteriores detuvieron al gobernador de Maní,
Francisco de Montejo Xiú, al cacique de Oxtuzcab, Francisco Pacab, al
cacique de Mama, Juan Pech y al cacique de Tekax, Diego Uz.
1562 se celebró en Maní un auto de fe. Como representante de la
autoridad religiosa estaba Diego de Landa que había presidido el
tribunal del Santo Oficio y el representante de la autoridad civil era
el alcalde mayor Diego de Quijada. Las actas notariales las firmaron
Jerónimo de Contreras y Pedro Martínez.
Durante aquella noche, los caciques fueron trasquilados, encorozados y
ensambenitados y se destruyeron varios ídolos, altares, estelas y
vasijas. Además se quemaron varios códices (la cantidad varía de unos
pocos hasta varios miles, según el autor). Actualmente sólo se conservan
tres: el Códice de Madrid, el de París y el de Dresde. Esto es lo que
Landa cuenta al respecto: <<Usavan también esta gente de
ciertos caracteres o letras con las quales escrivian en sus libros sus
cosas antiguas y sus sciencias, y con ellas, y figuras, y algunas
señales en las figuras entendian sus cosas, y les davan a entender y
enseñavan. Hallamosles grande número de libros de estas sus letras, y
porq no tenían cosa, en que no oviesse superstiçion y falsedades del
demonio se los quemamos todos, lo qual a maravilla sentían y les dava
pena.>>14
El auto provocó la cólera de los encomenderos porque además de los
indígenas que fueron detenidos, muchos escaparon a la selva, dejándolos
sin mano de obra para cultivar. Como es lógico, este hecho volvió a los
mayas más recelosos hacia los españoles.
El 14 de agosto llegó a Mérida fray Francisco de Toral, recién
nombrado obispo de Yucatán. Tanto los encomenderos como el defensor de
los indios, Diego Rodríguez Vivanco, aprovecharon lo ocurrido en Maní
para poner al obispo a su favor y en contra de Landa.
El 15 de septiembre, el Provincial, manteniendo su postura, presentó
al Alcalde Mayor una petición para que se le informara de todos los
casos de idolatría que detectasen las autoridades. Sin embargo, a partir
de octubre, el obispo Toral y el defensor de los indios, Rodríguez
Vivanco, formalizaron sus acusaciones contra fray Diego dirigiéndose al
rey, Felipe II. Se forman así dos bandos que permanecieron enfrentados
una década: por un lado, el provincial Landa junto a los frailes de su
orden y el alcalde mayor Diego de Quijada y por otro el obispo Toral, el
defensor de los indios Rodríguez Vivanco y los encomenderos.
Ante las acusaciones que estaba recibiendo, Landa decidió apelar al
Virrey y se dirigió a Campeche, camino de Veracruz. En Campeche, donde
también habían ido Toral y Quijada, se encontró con Martín Cortés, único
hijo legítimo de Hernán Cortés, que intentó mediar entre ambos bandos.
Después de Cortés intervino Francisco de Montejo el Mozo, pero ninguno
de los dos consiguió zanjar la disputa.
Al enterarse el Provincial de que las acusaciones habían llegado a
Felipe II, el 1 de marzo de 1563 renunció al cargo de provincial y a
finales de mes partió para España.
Viaje a España (1563-1573)
Después de casi ser apresado por piratas berberiscos y de pasarvarios meses enfermo en Santo Domingo, llegó a España en octubre de
1564. Los primeros días los pasó en el monasterio de San Juan de los
Reyes y después se dirigió a Barcelona a ver al general de su orden. Con
una carta que le dio éste, se dirigió a Madrid para defenderse ante el
Rey y el Consejo de Indias.
Durante el tiempo que duró el proceso estuvo viajando entre Cifuentes, su ciudad natal, Toledo, La Cabrera y Ocaña.
El 13 de febrero de 1565 la causa de fray Diego se remite al
provincial franciscano de Castilla, fray Pedro de Bobadilla y éste a su
vez le encarga el caso al definidor fray Francisco de Guzmán. El 2 de
mayo, el Definidor presentó un informe de su comisión que resulta
favorable a Landa y al año siguiente, el obispo Toral se retractó de las
imputaciones que hizo contra “un varón santo como el padre Landa”15 .
No se sabe con certeza, pero seguramente entre los años 1566 y 1568 escribió su obra “Relación de las cosas de Yucatán”.
Este libro, además de describir con detalle la cultura yucateca en el
siglo XVI, ha sido una pieza fundamental para comprender la escritura
maya, que no se consiguió descifrar por completo hasta finales del siglo
XX.
El 11 de febrero de 1567 diez caciques de Yucatán escriben una carta a Felipe II pidiéndole que <<se
comparezca de nuestras animas y nos envie frailes franciscanos que nos
guien y nos enseñen en la carrera de Dios y en especial algunos que se
han ido de esta parte a España, que hablen ya muy bien la lengua de esta
tierra con que nos predican, que se llama fray Diego de Landa, fray
Pedro Gumiel, […]>>16 .
En enero de 1569 el entonces provincial de Castilla, fray Antonio de
Córdoba, dicta una sentencia absolutoria para fray Diego de Landa.
El 24 de febrero de 1570, al enterarse los frailes franciscanos de
Yucatán que Landa había sido absuelto, escriben a Felipe II pidiendo el
regreso de fray Diego a la Península.
El 20 de abril de 1571 muere Francisco Toral, dejando libre la silla episcopal de la provincia de Yucatán.
A finales de 1571, estando Landa en el convento de San Julián y San
Antonio en La Cabrera, recibe una cédula real en la que se le propone
como obispo de Yucatán. El 15 de noviembre de 1572, en Sevilla, se
consagra a Landa obispo y parte hacia Nueva España el 28 de junio de
1573.
Segunda etapa en Yucatán
El 11 de octubre de 1573 desembarcó Diego de Landa en Campeche. Alllegar a Mérida observó que muchos frailes no hablaban maya, por lo que
tras un notable enojo, restableció las clases de la lengua indígena para
todos los misioneros.
Al año siguiente mandó imprimir una doctrina cristiana en maya, aunque no se conserva ninguna copia.
El 28 de febrero de 1578 Felipe II nombró a Landa "Defensor de los indios".
de Izamal o en el de Mérida, en cualquier caso, su cadáver fue
sepultado en el convento de Mérida. Casi dos siglos después, Diego Ladrón de Guevara
Orozco y Calderón, descendiente de Landa, trasladó los restos del
obispo a un pequeño nicho en la capilla de la familia Calderón de la
iglesia de El Salvador en Cifuentes.
En 1937 la iglesia de El Salvador fue profanada y los restos de Landa desaparecieron para siempre.
Véase también
- Relación de las cosas de Yucatán
- Cultura maya
- Diego de Quijada
- Hagiografía
- Diego López de Cogolludo
- Auto de fe de Maní
- Yuri Knórozov
- Eric S. Thompson
- Linda Schele
- David Stuart
Referencias
Servitio Dei: Fray Diego de Landa, the Franciscan Order, and the Return
of the Extirpation of Idolatry in the Calonial Diocese of Yucatán,
1573-1579». The Americas 612 (4): 611–646.
- Martínez Viana, Víctor (2009). Víctor Martínez Viana, ed. Breve historia de fray Diego de Landa. p. 183. ISBN 978-84-613-4411-6.
Bibliografía
- de Landa Calderón, Fray Diego (2007). Relación de las cosas de Yucatán. México D.F.: Monclem Ediciones. ISBN 970901904X.
- Martínez Viana, Víctor (2009). Breve historia de fray Diego de Landa. Guadalajara. ISBN 9788461344116.
- López de Cogolludo, Diego (2011). Historia de Yucatán. Barcelona: Red Ediciones. ISBN 9788498166408.
- de Lizana, Bernardo (1988). Historia de Yucatán. Cambio 16. ISBN 9788476791097.
- Carrillo y Ancona, Crescencio (1892). El Obispado de Yucatán. Mérida: Ricardo B. Caballero.
- Oroza Díaz, Jaime (1984). Historia de Yucatán. Mérida: Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán. ISBN 968-6160-00-0.
Enlaces externos
- Dominicos y Franciscanos en país maya - siglo XVI Con acceso el 30 de mayo de 2012.
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Guatemala: Ministerio de Educación Pública. «sabían que había cielo e
infierno, pena, hambre, y castigo. Que había un solo Dios en tres
personas (concepto de pluralidad dentro de la unidad): el padre que era
justiciero, el hijo caritativo y el hijo menor daba y aumentaba la
salud, daba de comer y enviaba agua del cielo para darnos de comer. A
esas tres personas denominaban Illapa ( Rayo)».
«“La missiva si chiudeva con l’augurio che «Fray Diego de Landa e i
suoi compagni possano soffrire la penitenza per i mali che ci hanno
inflitto, e possano i nostri discendenti fino alla quarta generazione
vendicare la grande persecuzione che si è abbattuta su di noi».
«Since de Landa's "alphabet" seemed to be contradictory and unclear
(e.g., multiple variations were given for some of the letters, and some
of the symbols were not known in the surviving inscriptions), previous
attempts to use this as a key for deciphering the Maya writing system
had not been successful».
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