Civilización micénica
Máscara micénica realizada en una lámina dorada, llamada «máscara de Agamenón», Museo Nacional de Arqueología de Atenas.
Índice
Historia del descubrimiento
Esta civilización fue descubierta a finales del siglo XIX por Heinrich Schliemann, quien hizo excavaciones en Micenas (1874) y Tirinto (1886). Schliemann cree haber encontrado el mundo descrito por las epopeyas de Homero, la Ilíada y la Odisea. En una tumba micénica descubre una máscara que denomina «máscara de Agamenón». Igualmente se bautiza como «palacio de Néstor» un palacio excavado en Pilos. Habrá que esperar a los estudios de Arthur Evans, de comienzos del siglo XX, para que el mundo micénico adquiera una autonomía propia con respecto a la civilización minoica, que la precede cronológicamente.Tablilla inscrita en lineal B, siglo XIII a. C. Museo Nacional de Arqueología de Atenas.
En las excavaciones de Cnosos (Creta), Evans descubre miles de tablillas de arcilla, cocidas accidentalmente durante el incendio del palacio, hacia el 1450 a. C. Bautiza esta escritura como «lineal B», puesto que lo estima más avanzado que el lineal A. En 1952, el desciframiento del lineal B ―identificado como un tipo de griego antiguo― por Michael Ventris y John Chadwick traslada la civilización micénica de la protohistoria a la historia, y la inserta en su posición correcta dentro de la Edad del bronce del mundo egeo.
Sin embargo, las tablillas de lineal B siguen siendo una fuente de
información muy escasa. Añadiendo las inscripciones sobre jarrones, no
representan más que unos 5000 textos, mientras que se calcula que hay
varias centenas de millares de tablillas sumerias y acadias. Además, los textos son cortos y de carácter administrativo: se trata de inventarios y otros documentos contables
que no estaban destinados al archivo. Sin embargo, tienen la ventaja de
mostrar una visión objetiva de su mundo, sin la marca de la propaganda
real.
Cronología
Ruinas de Micenas.
- 1550-1500: Heládico Reciente I (círculos de tumbas de fosa A y B de Micenas);
- 1500-1450: Heládico Reciente II A;
- 1450-1425: Heládico Reciente II B (llegada de los micénicos a Cnosos);
- 1425-1380: Heládico Reciente III A1 (destrucción de Cnosos, comienzo de los palacios micénicos continentales);
- 1380-1300: Heládico Reciente III A2 (apogeo de la construcción de palacios micénicos);
- 1300-1250: Heládico Reciente III B1;
- 1250-1200: Heládico Reciente III B2 (destrucción de los palacios micénicos continentales a finales del periodo);
- 1200-1125: Heládico Reciente III C1;
- 1125-1100: Heládico Reciente III C2.
Heládico Reciente. Las características culturales de la civilización
micénica se constituyen en este periodo.
El HR II ve un fuerte incremento del número de yacimientos
arqueológicos. Hacia finales de este periodo los palacios minoicos de
Cnosos, Festos, Malia y Zakros
son destruidos. Solamente el yacimiento de Cnosos es reconstruido, para
mostrar una tipología micénica. Se ha supuesto que habría sido ocupado
por los micénicos, que habían invadido Creta y tomado el poder. Los
archivos en lineal B de Pilos datan de hacia el HR II B.
Durante el HR III la civilización micénica prosigue su expansión. Además de Creta, otras islas del mar Egeo (como las Cícladas y Rodas) y lugares de Asia Menor muestran yacimientos micénicos. Objetos micénicos se encuentran en todas las costas mediterráneas e incluso en Europa central y las Islas Británicas. Colonias micénicas han sido encontradas en Chipre y el Levante.
En la misma Grecia, los palacios fortaleza, los tholoi, se vuelven más monumentales. Durante el HR III B1, los tesoros encontrados en Micenas y Orcómeno
muestran la considerable riqueza monumental que los reyes micénicos han
acumulado. Este periodo constituye el apogeo de la civilización
micénica. Los archivos de Cnosos datan sin duda del HR III b (hacia el 1250 a. C.).
Grecia y el Egeo hasta el final de la civilización micénica | |||||||||||||||
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Troya | Cícladas | Creta | Continente griego | ||||||||||||
Bronce antiguo |
Troya I 2920-2450 a. C. Troya II 2600-2350 a. C. Troya III 2350-2200 a. C. |
Grotta-Pilos 3200-2700 a. C. Karos-Siros 2700-2200 a. C. Filacopí I 2200-2000 a. C. |
Minoico antiguo (Prepalacial) 2500-1850 a. C. |
Heládico antiguo 2700-1850 a. C. |
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Bronce medio |
Troya IV 2200-1900 a. C. Troya V 1900-1700 a. C. Troya VI 1700-1300 a. C. |
Filacopí II 2000-1800 a. C. |
Minoico medio I-IIIA (Protopalacial) 1850-1550 a. C. |
Heládico Medio 1850-1580 a. C. |
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Bronce tardío |
Troya VII-A 1300-1200 a. C. Troya VII-B-1 1200-1100 a. C. |
Minoico Medio IIIB-Minoico tardío II (Neopalacial) 1550-1400 a. C. Minoico tardío III 1400-1100 a. C. |
Micénico I 1580-1500 a. C. Micénico II 1500-1425 a. C. Micénico III 1425-1100 a. C. |
Origen de los micénicos
Fresco del siglo XIII a. C. en Micenas, participante en una procesión religiosa, Museo Nacional de Arqueología de Atenas.
que aquellos que se llaman impropiamente «micénicos» son en realidad
griegos. Ninguna fuente escrita que provenga de un yacimiento micénico
indica cómo se llamaba este pueblo a sí mismo (su autoetnónimo). Según
una lectura de la Ilíada, donde se llama aqueos a los griegos, y teniendo en cuenta la mención de los ahhiyawa en fuentes hititas
del Bronce reciente, se ha pensado en dar a los micénicos el nombre de
aqueos. Sin embargo, el segundo argumento está lejos de ser aceptado por
todos, y para el primero, el término de aqueos puede tener varias
lecturas en los textos de Homero.
El análisis lingüístico de los textos en lineal B relaciona la lengua
micénica con los dialectos griegos de épocas posteriores, pero más al jonio, ático o eólico
que a los dialectos aqueos de la época clásica. Los primeros derivarían
por lo tanto del micénico, mientras que los segundos estarían
emparentados, pero pertenecerían ya a un grupo distinto del de los
micénicos del Bronce reciente.
La cuestión lingüística, basándose en la comparación con lenguas de
periodos posteriores, no constituye una prueba suficiente para
identificar claramente a los micénicos. Además, nada prueba que estos
hayan formado una única comunidad étnica o lingüística y es más probable
ver en ellos un conjunto de pueblos, ancestros de los aqueos, jonios,
etc. de las épocas posteriores, más que un solo pueblo.
Organización política
El mundo micénico
Situación de los principales yacimientos micénicos en Grecia.
mundo micénico no puede ser conocida con seguridad. Grecia estaba
dividida en varios estados. Los citados en la Ilíada son: Micenas, Pilos, Orcómeno, que son conocidos por la arqueología, pero quizás también Esparta o Ítaca.
Sin embargo la arqueología no puede confirmar estos últimos. Tan solo
los estados de Pilos y Cnosos están claramente atestiguados por los
textos en lineal B. Dicho esto, es imposible conocer cuál era el centro
político dominante de la Argólida (si es que hubo uno): Micenas, Tirinto o Argos, o quizás Atenas, Gla o Yolco.
La mención de un «rey de los ahhiyawa» en las fuentes hititas ha sido comparada con el «rey de los aqueos», que sería el rey de Micenas, Agamenón, en la Ilíada. Pero nada prueba que los ahhiyawa sean los aqueos (aunque parezca la solución más lógica) y la localización de su reino continúa discutida: Asia Menor, Rodas,
Grecia continental... Si ciertos investigadores quieren convertir la
Grecia micénica en una confederación de estados dominados por un rey, primus inter pares, que podría ser el rey de Micenas, hasta el momento no hay nada que pueda confirmarlo.
Los estados de Pilos y Cnosos
A una escala más reducida, existe información a través de las fuentesen lineal B sobre la organización interna de los reinos mejor
conocidos: Pilos y Cnosos. Pero tampoco ahí existen muchas certezas.
La forma del estado parece ser un reino, dirigido por un rey, el wa-na-ka (ϝάναξ / wánax), cuyo papel es sin duda militar, jurídico y religioso. Es identificable con el ἄναξ / anax
homérico («señor divino, soberano, señor de la casa»). La palabra
aparece nueve veces en los textos de ofrendas, lo que sugiere que los
soberanos de Pilos y Cnosos eran objeto de culto. Sin embargo, como en
Homero, el término también puede designar a un dios.
El wa-na-ka está secundado por el ra-wa-ke-ta (lawagetas), sin duda el jefe del ejército. Ambos poseen un dominio territorial propio, el te-me-no (τέμενος / témenos). Otros dignatarios son los te-re-ta (telestai), que aparecen en los textos como propietarios terratenientes. Quizás tengan una función religiosa. Los e-qe-ta (equetai),
literalmente los «seguidores», tenían esclavos a su servicio y
pertenecían a un entorno social alto pero se desconoce las funciones que
desempeñaban con exactitud.
Además de los miembros de la corte, otros dignatarios están a cargo
de la administración local del territorio. El reino de Pilos está
dividido en dos grandes provincias, la de-we-ra ka-ra-i-ja, la provincia próxima, alrededor de Pilos, y la pe-ra-ko-ra-i-ja, la provincia lejana, alrededor de la villa de Re-u-ko-to-ro.
El reino se subdivide además en dieciséis distritos, que a su vez están
formados por una serie de pueblos o municipios. Para dirigir los
distritos, el rey nombra a un ko-re-te (koreter, «gobernador») y un pro-ko-re-te (prokoreter, «subgobernador»). Un da-mo-ko-ro (damokoros, «aquel que se ocupa del damos »), se ocupa de los pueblos o municipios, los da-mo (literalmente «pueblos», comparar con δῆμος / dễmos), y un pa-si-re-u (palabra directamente predecesora de βασιλεύς / basileús) ejerce igualmente un cargo a nivel local, mal conocido — parece dirigir un Consejo de Ancianos, el ke-ro-si-ja (γερουσία / gerousía).
Resulta interesante observar que entre los griegos clásicos, el basileus
será el rey, el monarca, como si entre la desintegración de la sociedad
micénica y la época clásica hubiese sobrevivido como autoridad más
alta, de facto, y al cabo de algunas generaciones de jure, el funcionario municipal.
Sociedad
La sociedad micénica parece estar dividida en dos grupos de hombreslibres: el entorno del rey, que se ocupa de la administración del
palacio y el pueblo, el da-mo (demos), que vive a nivel local. Como se
ha visto anteriormente, este último está gobernado por agentes reales;
debe cumplir con trabajos comunales y pagar impuestos al palacio.
En cuanto a aquellos que evolucionan en el palacio, nos encontramos
con altos funcionarios acomodados, aquellos que probablemente habitan en
las grandes casas que se encuentran en las proximidades de los palacios
micénicos, pero también con otras personas ligadas por su trabajo al
palacio, aunque no necesariamente más adinerados que los miembros del
da-mo: artesanos, agricultores, quizás mercaderes.
En lo más bajo de la escala social se encuentran los esclavos, do-e-ro (masculino) y do-e-ra (femenino) (compárese con el griego δούλος / doúlos). Solo existen testimonios sobre aquellos que trabajaban para el palacio.
Economía
La organización económica de los reinos micénicos conocida por lostextos: un grupo trabaja en la órbita del palacio, mientras que un
segundo grupo parece que trabaja por su propia cuenta. Esto se refleja
en la organización social vista más arriba. Pero nada impide que las
personas que trabajan para el palacio no puedan tener paralelamente sus
propios asuntos personales.
La economía está controlada por los escribas que anotan las entradas y salidas de productos, reparten los trabajos y se encargan de la distribución de las raciones. El du-ma-te parece ser un tipo de intendente que supervisa un dominio de la economía.
Agricultura
Predominio comunal, cultivado por aquellos a los que los textos llaman ka-ma-na-e-we, sin duda el da-mo. Las tierras del palacio son atestiguadas por los textos. Una parte componía el te-me-no del wa-ka-na y del ra-wa-ge-ta, como se ha visto más arriba. La otra se entrega para su explotación (o-na-te-re)a los miembros de la administración del palacio. Estos pueden
explotarla con esclavos o por hombres libres, en régimen de
arrendamiento.
La producción agrícola de estos reinos sigue la tradicional «tríada mediterránea»: cereales, olivos y viña. Los cereales cultivados son el trigo y la cebada. También hay plantaciones de olivos para la producción de aceite de oliva, que no se emplea necesariamente en la alimentación, sino para los cuidados corporales y los perfumes. Con la vid se realizan diversos vinos. Además se cultiva el lino para la vestimenta, el sésamo para el aceite y árboles como la higuera.
La ganadería está dominada por los ovinos y los caprinos. Las vacas y los cerdos son más raros. Los caballos se dedican fundamentalmente a tirar de los carros de guerra.
Industria
Tablilla micénica que trata de un pedido de lana, Museo Nacional de Arqueología de Atenas.
relación a los palacios. Los archivos de Pilos muestran un trabajo
especializado: cada obrero pertenece a una categoría precisa y dispone
de un lugar específico en las etapas de producción, especialmente en la
textil.
La industria textil
es uno de los principales sectores de la economía micénica. Las
tablillas de Cnosos permiten seguir toda la cadena de producción, desde
los rebaños de ovejas al almacenaje de los productos finalizados en los
almacenes del palacio, pasando por el teñido, el reparto de la lana
por los diferentes talleres y las condiciones de trabajo en dichos
talleres. El palacio de Pilos cuenta así con unos 550 obreros textiles.
En Cnosos llegaban a los 900. Se ha podido identificar quince
especialidades textiles. Además de la lana, el lino es la fibra más usada.
La industria metalúrgica
está bien atestiguada en Pilos, donde se empleaba a 400 obreros en
estos menesteres. Se sabe por las fuentes escritas, que se les
distribuía el metal para que realizaran sus trabajos: como media 3,5 kg
de bronce
por forjador. Sin embargo, no se sabe cuál era la remuneración: está
misteriosamente ausente de las listas de distribución de raciones. En
Cnosos algunas tablillas atestiguan la fabricación de espadas, pero sin
evocar una auténtica industria.
La industria de la perfumería también está atestiguada. Las tablillas describen la fabricación de aceites perfumados: con olor a rosa, a salvia, etc. También se sabe por la arqueología que los talleres dependientes del palacio comprendían otro tipo de artesanos: orfebres, trabajadores del marfil, talladores, alfareros. También se hacía aceite de oliva. Algunos de estos productos se dedicaban a la exportación.
Comercio
El comercio está curiosamente ausente de las fuentes escritas. Así,una vez que el aceite perfumado de Pilos se almacena en pequeñas jarras,
se ignora qué ocurre con él. Grandes ánforas con señales de haber contenido el aceite han sido encontradas en Tebas, en Beocia.
Tienen inscripciones en lineal B indicando como origen la Creta
occidental. Sin embargo, las tablillas cretenses no revelan ni una
palabra sobre la exportación de aceite.
Se dispone de poca información sobre el circuito de distribución de
los textiles. Se sabe que los minoicos exportaban telas finas al Antiguo Egipto;
sin duda los micénicos hicieron lo mismo. Probablemente retomaron por
su cuenta los conocimientos minoicos en materia de navegación, como lo
demuestra el hecho de que su comercio marítimo comienza su desarrollo
tras la caída de la civilización minoica.
A pesar de esta falta de fuentes, es probable que ciertos productos,
sobre todo los tejidos, el aceite y la metalurgia, estuvieran destinados
a ser vendidos en el exterior del reino, porque su producción es
demasiado importante para estar destinada solo al consumo interno.
El seguimiento de los productos micénicos de exportación se puede
hacer sin embargo a través de la arqueología. Numerosas ánforas han sido
encontradas en el mar Egeo, Anatolia, Levante, Egipto, pero también el oeste de Sicilia, o incluso en Europa Central y Gran Bretaña.
De forma general, la circulación de bienes micénicos se puede trazar
gracias a los «nódulos», ancestros de las etiquetas modernas. Se trata
de pequeñas bolas de arcilla, hechas entre los dedos alrededor de una
correa (probablemente de cuero) que sirve para atar el nódulo al objeto.
A veces se añaden otras informaciones, como la calidad, el origen, el
destino, etc. 55 nódulos, que han sido encontrados en Tebas en 1982,
llevan ideogramas que representan un buey. Gracias a ellos se ha podido
reconstruir el itinerario de los bovinos:2 venidos de toda Beocia y Eubea,
son llevados a Tebas para ser sacrificados. Los nódulos servían para
probar que no se trataba de animales robados y para demostrar su origen.
Una vez que los animales llegan a su destino los nódulos son
comprobados y recogidos para realizar una tablilla contable. Los nódulos
son usados para todo tipo de objetos y explican la rigurosidad de la
contabilidad micénica: el escriba no tiene que contar él mismo los
objetos, se basa en los nódulos para realizar sus tablillas.
Religión
«Dama de Micenas», fresco del siglo XIII a. C. de Micenas representando una diosa, Museo Nacional de Arqueología de Atenas
civilización micénica, en particular cuando se trata de yacimientos
arqueológicos, donde resulta complicado identificar con seguridad un
lugar de culto. En cuanto a los textos, solo las listas de ofrendas dan
los nombres de los dioses, pero no nos enseñan nada sobre las prácticas
religiosas.
El panteón micénico ya muestra numerosas divinidades que se encuentran más tarde en la Grecia clásica. Poseidón parece ocupar un lugar privilegiado, sobre todo en los textos de Cnosos. En esta época se trata probablemente de una divinidad ctónica, asociada a los terremotos. También se encuentran una serie de «Damas» o «Madonas» (Potnia), asociadas a los lugares de culto, como una «Dama del Laberinto» en Creta —que recuerda el mito del laberinto minoico, al igual que la presencia de un dios llamado Dédalo. También se encuentra una «Diosa Madre» llamada Diwia. Otras divinidades identificadas que se encuentran durante épocas posteriores son la pareja Zeus-Hera, Ares, Hermes, Atenea, Artemisa, Dioniso, Erinia, etc.
Ningún gran templo de época micénica ha podido ser identificado.
Algunos edificios encontrados en las ciudadelas y que constan de una
habitación central de forma oblonga rodeada de pequeñas habitaciones
podrían haber servido de lugar de culto.
Se puede además suponer que existió un culto doméstico. Algunos santuarios han podido ser recuperados, como el de Filakopi,
donde se ha encontrado una importante cantidad de estatuas que sin duda
formaban parte de ofrendas, y se cree que lugares como Delfos, Dodona, Delos o Eleusis eran ya santuarios importantes. Pero esto resulta difícil de probar de forma evidente.
Arquitectura
Las fortalezas
Puerta de los Leones en Micenas.
o Pilos. Además de las ciudadelas, se han encontrado también fortalezas
aisladas que servían sin duda para el control militar del territorio.
Las murallas micénicas son a menudo de tipo «ciclópeo»: están
construidas de grandes bloques que pueden llegar a tener hasta ocho
metros de espesor, apilados unos sobre otros sin argamasa para unirlas, o
bien, cuando no se dispone de grandes bloques, de grandes piedras
encastradas unas en otras. Diferentes tipos de entradas y salidas fueron
empleadas: puerta monumental, rampa de acceso, puertas secretas o
galerías abovedadas para salir en caso de asedio.
El temor a un ataque hace que el lugar elegido posea también una cisterna o un pozo.
Hábitat
Los yacimientos micénicos muestran diferentes tipos de residencias.Las más pequeñas son de forma cuadrangular y miden entre 5 y 20 metros
de lado. En ellas residen las capas más bajas de la población. Pueden
estar compuestas por una o más salas. Este último caso es más extendido
en épocas más recientes.
Más elaboradas son las residencias más grandes, que miden entre 20 y
35 metros de lado aproximadamente y están constituidas por varias salas e
incluso de patio central. Están organizadas según un modelo próximo al
del palacio. Sin embargo, no es seguro que se trate de residencias de aristócratas
micénicos, puesto que existe otra hipótesis que quiere ver en estos
edificios dependencias auxiliares del palacio, a menudo situado en su
proximidad.
Los palacios micénicos
Plano del palacio de Tirinto.
micénicos tienen sus más bellos ejemplos en los excavados en Micenas,
Tirinto y Pilos. Son los centros de la administración de los estados
micénicos, como lo han demostrado los archivos encontrados. Desde el
punto de vista arquitectónico, son los herederos de los palacios
minoicos, pero también de otras grandes residencias de la Grecia
continental del período Heládico medio.
Están organizados alrededor de un conjunto de patios a las que se
abren diversas salas de diferentes dimensiones, entre las que se
encuentran almacenes y talleres, además de zonas de residencia y
representación. El corazón del palacio es el megaron,
la sala del trono, organizada alrededor de un hogar circular rodeado de
cuatro columnas, El trono se encontraba generalmente sobre el lado
izquierdo según se entra en la sala. Parece que los edificios solo
tenían una planta.
En los palacios micénicos también se ha excavado un importante mobiliario, además de frescos.
Arte y artesanía
Cerámica
Jarrón micénico exportado a Ugarit, siglos XIV al XIII a. C., Museo del Louvre
jarrones llamados de «copa de cava» por su forma, etc. La talla de las
jarras es muy variable. Los modelos son muy homogéneos en todo el
espacio micénico durante el HR III B, donde la producción aumenta
considerablemente en cantidad, sobre todo en la Argólida,
de donde provienen gran cantidad de jarras exportadas fuera de Grecia.
La producción destinada a la exportación era en general más lujosa y
disponía de decoración pintada muy trabajada, utilizando motivos
mitológicos, guerreros o animales.
Otro tipo de vajilla, de metal (principalmente de bronce) se ha encontrado en cantidades importantes en los yacimientos micénicos. Las formas en este caso son más bien los trípodes, barreños o lámparas.
Se han encontrado algunos ejemplos de jarras de loza o de marfil.
Escultura
Cabeza de mujer, uno de los raros ejemplos de plástica monumental micénica, Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
parte de la escultura del periodo consiste en estatuillas finas de
tierra cocida, encontradas sobre todo en el yacimiento de Filacopi, pero también en Micenas, Tirinto o Asine.
La mayoría de las estatuillas representa figuras antropomórficas
(aunque también las hay zoomorfas), masculinas o femeninas. Las figuras
están en diferentes posturas: brazos extendidos, elevados hacia el
cielo; brazos plegados sobre las caderas; sentados. Están pintadas,
monocromas o polícromas. Su sentido no está claro, pero parece probable
que se trate de objetos votivos, encontrados en contextos que parecen
ser de lugares de culto.
La figura más representativa es la llamada Tríada Divina, que representa a dos diosas y a un niño, quizás precedentes de Deméter, Perséfone y Triptólemo, divinidades vinculadas a la fertilidad de los campos. También destaca una imagen de la diosa madre con su hijo en el regazo.
También son corrientes los ídolos en psi, en fi o en tau, así
llamados por su semejanza a estas letras del alfabeto griego. Se
encuentra principalmente en tumbas y en santuarios.
Pintura
Fresco de Micenas representando un escudo, símbolo de la diosa de la guerra, Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
combates, procesiones, relatos mitológicos. Otros frescos están
formados por motivos geométricos. Una parte de la cerámica estaba
pintada con temas idénticos (véase más arriba).
Armas
Elementos militares han sido encontrados entre los tesoros del periodo micénico. El hallazgo más impresionante es el de la armadura de Dendra,el equipamiento completo de un guerrero. La coraza que lleva está
compuesta de placas de bronce cosidas sobre un vestido de cuero. El peso
de la armadura debía impedir la movilidad del guerrero, por lo que se
creía que se trataba de un combatiente sobre carro. Sin embargo
diferentes experimentos han demostrado que también se podía usar de pie.
El armamento defensivo encontrado en los yacimientos micénicos está
formado por algunos cascos, a destacar un modelo en forma de cabeza de jabalí, que está ausente de los últimos niveles del Heládico reciente. Se empleaban dos tipos de escudos:
un modelo en forma de 8 (el «escudo en 8», llamado también «escudo de
perfil pinzado», véase imagen a la derecha) y otro modelo rectangular,
redondeado arriba. Estaban realizados en cuero.
Las armas ofensivas son sobre todo en bronce. Se han encontrado lanzas y jabalinas,
además de un conjunto de espadas de diferentes tallas, hechas para
golpear con el filo como de estoque. El resto del armamento encontrado
para este periodo se compone de puñales y flechas, demostrando la
existencia de arqueros.
Prácticas funerarias
La forma de enterramiento más corriente durante el Heládico reciente es la inhumación.Se entierra bajo el suelo mismo de las viviendas o en el exterior de
las zonas residenciales, en cementerios, a veces en túmulos (θόλος / thólos). Esta forma se remonta a los más antiguos periodos de poblamiento indoeuropeo de Grecia y sus raíces hay que buscarlas en las culturas balcánicas del III milenio a. C. e incluso en la cultura de los kurganes. Las tumbas individuales son en forma de cista,
con un paramento de piedras. En el HR I aparece mobiliario funerario,
que estaba ausente en los periodos anteriores. A principios del Heládico
reciente también se nota la presencia de tumbas comunes, de forma
rectangular. Resulta difícil establecer si las diferentes formas de
inhumación se traducen en una jerarquización social, como se ha creído
en ocasiones, convirtiendo los thóloi en las tumbas de las elites
dirigentes, las individuales en las tumbas de las clases pudientes y
las tumbas comunes en las del pueblo.
La cremación aumenta en número a lo largo de la época, hasta
convertirse en muy importante hacia el HR III C. Quizás sea la prueba de
la llegada de un pueblo nuevo a Grecia.
Las tumbas más impresionantes de la época micénica son las tumbas
reales monumentales de Micenas, sin duda dedicadas a la familia real de
la ciudad. La más célebre es la «tumba de Agamenón» (el «Tesoro de Atreo») en Micenas, que tiene forma de thólos. Cerca se encuentran otras tumbas (llamadas del «círculo A»), las llamadas «de Clitemnestra» y «de Egisto». Todas han dado impresionantes tesoros, exhumados por Schliemann durante sus excavaciones de Micenas.
Decadencia y final
El final de los palacios
Las excavaciones realizadas en Micenas permiten dividir el HR III Ben dos fases. Esta distinción está basada en la destrucción, al final
del HR III B1, de un barrio de la ciudad: un violento incendio destruyó
de una vez los edificios conocidos bajo el nombre de casa del Mercader
de aceite, casa de los Escudos, casa de las Esfinges y casa Oeste. La
destrucción del gran edificio de Ziguries parece haber ocurrido en el
mismo momento. Los asentamientos o los sectores afectados no volverían a
reconstruirse.
En todo caso se observa en el HR III B2 un refuerzo general de las
obras de defensa: el noreste de la ciudadela de Micenas se refuerza para
proteger el acceso a la cisterna subterránea. Se reconstruye la ciudadela
baja de Tirinto y se la dota de cisternas para recoger agua bajo el
nuevo muro. La acrópolis de Atenas se amuralla por primera vez e
igualmente se conecta a una fuente subterránea. La destrucción de Gla, que ocurre poco después y la construcción de un supuesto baluarte cortando el istmo de Corinto,
así como las modificaciones efectuadas en el complejo palacial de Pilos
podrían ser interpretadas como otros signos de la creciente inseguridad
que reinaría en las diferentes zonas de la Grecia micénica.
Sin embargo no se limitan a reforzar las murallas de las ciudadelas
ni a construir en el interior de estos conjuntos a menudo estrechamente
ligados con los palacios: Además, asentamientos sin fortificar como Korakú, Muriatada, Nicoria, Orcómeno y Pilos parecen conocer durante la segunda mitad del siglo XIII a. C. una notable prosperidad.
Hacia finales del HR III B2, casi todos los grandes centros del
continente son total o parcialmente destruidos. Estas nuevas
destrucciones,a menudo acompañadas de incendios, parecen haberse
concentrado en los asentamientos palaciales o de importancia comparable.
Irán seguidas o acompañadas de numerosos abandonos. La fecha de
destrucción de Pilos permanece dudosa: algunos creen que es anterior a
la de los centros de la Argólida, pero otros observan que determinados vasos descubiertos en el último nivel son atribuibles al principio del HR III C.
La Grecia del HR III C.
Este período quedaría limitado más o menos entre el último cuarto delsiglo XIII a. C. o primer cuarto del XII a. C. y la aparición de las
primeras cerámicas de estilo protogeométrico en Ática, a mediados del XI a. C.
Después de las destrucciones de finales del siglo XIII, se observa
una disminución muy sensible del número de asentamientos ocupados. Este
abandono afecta en ciertas regiones, como el suroeste del Peloponeso o
Beocia, a cerca del 90 % de los asentamientos. En Argólida, en Laconia, en Fócida y en Lócrida el fenómeno afecta a un 70 %, mientras que en Ática los centros ocupados en HR III C mantienen un 50 % de los asentamientos del HR III B.
El despoblamiento de ciertas regiones, que se podría deducir de estas
observaciones, parece dudoso, puesto que estas mismas cifras pueden
corresponder igualmente a una concentración de población sobre
asentamientos más seguros. Hasta entonces algunos lugares solamente
habían conocido una ocupación esporádica: Lefkandi, en Eubea, Perati, en Ática y, en menor medida, Asini
en Argólida. Otros conservan una posición preeminente, como Tirinto y
Micenas, cuyas fortificaciones, una vez reparadas y reforzadas, guardan
siempre numerosas construcciones.
Las comunidades continentales, desplazadas o reagrupadas, mantienen
durante un momento un cierto grado de prosperidad que, sin ser
comparable al de tiempos precedentes, no deja de ser real. El período
HR III C sigue siendo micénico, aunque es cierto que el sistema
económico y político característico del período precedente no parece ya
prevalecer, pues sus manifestaciones más visibles, tablillas inscritas,
objetos de oro y marfil, vasos metálicos y construcción de tholos
han desaparecido o se han hecho muy raros; sin embargo las producciones
artesanales se enmarcan estrechamente en la continuidad de una
tradición y por lo menos ciertas regiones de Grecia continental
mantienen, a menor escala, sus lazos con el resto del Mediterráneo.
Sería difícil decir qué sustituye a este sistema palacial y qué tipos
de organización económica y política prevalecen a partir de ahora. Si
algunos centros de poder como Pilos y Tebas han desaparecido por
completo, otros como Micenas y Tirinto simplemente se han transformado,
pero es la misma naturaleza de esta transformación la que sigue siendo
imposible de definir.
Al lado de estas permanencias y transformaciones relativas deben
destacarse algunas novedades como las cerámicas llamadas bárbaras, las fíbulas en forma de arco de violín, el uso más extendido del hierro y ciertos tipos de armas. Otros rasgos, como la preferencia dada en determinados lugares (Salamina,
y Lefkandi, especialmente) y bastante tardíamente, a las sepulturas
individuales dentro de cistas o pozos no deben ser consideradas como
verdaderas innovaciones, sino como resurgimiento de prácticas antiguas,
no abandonadas nunca del todo. La cremación
de cadáveres, que se generaliza al final del período y durante la época
protogeométrica, también está atestiguada antes del final del HR III B.
De hecho la importancia de tales innovaciones es a veces
sobrevalorada según se intente apoyar alguna de las diferentes hipótesis
propuestas para explicar los fenómenos que caracterizan el paso del
HR III B al HR III C. La Grecia antigua El término Antigua Grecia se
refiere al período de la historia de Grecia que abarca desde la Edad
Oscura de Grecia (ca. 1200 a. C.) y la invasión dórica (hasta el año
146 a. C.) y la conquista romana de Grecia tras la batalla de Corinto.
Se considera generalmente como la cultura seminal que sirvió de base a
la civilización occidental.
Las hipótesis
Antes de plantear algunas de las hipótesis que se han imaginado paraexplicar tanto la desaparición del sistema palacial como la decadencia
de la civilización micénica, debe subrayarse la fragilidad de las
correlaciones cronológicas establecidas entre los diferentes horizontes
de destrucción. Dos destrucciones datadas en la misma fase
estratigráfica pueden estar separadas por diez o veinte años.
Las invasiones
En tiempos históricos, los griegos que hablaban dialectos dóricos y estaban establecidos en el Peloponeso, a excepción de Arcadia, en algunas de las Cícladas, como Melos y Tera, en Rodas y en las costas de Caria, pretendían basar su originalidad lingüística en su historia legendaria. El mito muestra la invasión de los dorios como el retorno de los Heráclidas. La leyenda establece que los hijos de Heracles reclamaron, como lo había hecho en vida su padre, el trono de Argos; acabaron por desterrarse al norte tras pasar un cierto tiempo acogidos en Atenas y consultar al oráculo de Delfosque les auguró la vuelta triunfal. Al cabo de unas generaciones
volvieron y conquistaron la tierra de donde habían salido, derrotando a
los Atridas, descendientes de Euristeo,
soberano de Micenas y expoliador del héroe. Los argumentos lingüísticos
pueden hacer creer que estas leyendas reflejan un momento histórico.
Sin embargo, cualquiera que sea la credibilidad que demos a estos
relatos, especialmente a las invasiones dorias, siempre se planea la
cuestión de una eventual invasión del continente griego. Al examinar los
hallazgos arqueológicos de esta época se aprecia que la cerámica
llamada bárbara proporciona un buen ejemplo de las dificultades para
pasar del testimonio arqueológico a la interpretación histórica. Esta
cerámica, de color oscuro, fina o basta, siempre hecha a mano y pulida
con un instrumento que deja huellas visibles en su superficie, decorada a
veces con cordones, se encontró por primera vez en Micenas y más tarde
en Korakú, Lefkandi, Atenas, Perati, Egera, Asiri, Tirinto y en el Menelaión de Esparta.
Esta cerámica aparece generalmente asociada con material y niveles
que datan de principios del HR III C, parece totalmente ausente al final
de esta fase. Deduciendo argumentos a partir de tales elementos, se ha
podido creer que este material había acompañado, junto con otros, a la
migración de un grupo humano originario de los Balcanes o de Tracia, grupo del que se encontrarían huellas en la cultura de Troya VII.
Este grupo podría ser considerado el responsable, solo o con otros, de
la destrucción de los palacios, después de lo cual se habría fundido en
la cultura micénica, dejando de fabricar su propia cerámica. Se observa
fácilmente la fragilidad de esta hipótesis necesariamente reductora con
respecto a la complejidad de los hechos que pretenden explicar. El
origen extranjero de la cerámica bárbara ha sido discutido pero, aunque
se demostrara, resulta imposible elegir un origen preciso para esta
clase de cerámica y se está lejos de poder establecer una correlación
automática entre grupo étnico y tipo de cerámica.
Y para que esta cerámica y otros objetos hallados, como espadas de
estoque y filo, puntas de lanza flameadas, dagas de Peschiera o fíbula
de arco de violín, mostraran la realidad de una invasión, sería
necesario que aparecieran repentinamente, que fueran raros o
desconocidos antes del momento supuesto de la invasión y que se
extendieran ampliamente. Ninguno de estos testimonios responde a estas
condiciones.
Es difícil admitir que unos invasores victoriosos se hubieran
instalado de forma duradera en las tierras conquistadas y no hubieran
dejado una huella más profunda. Después de la oleada de destrucciones al
final del HR III B la civilización de Grecia continental continúa
siendo esencialmente micénica. Por fin, se deberían presentar los
movimientos de población perceptibles en dirección de las zonas de las
que se hacen precisamente surgir los ataques (Grecia del noroeste y el
Mediterráneo oriental).
Una segunda serie de hipótesis trata de establecer un vínculo entre
los disturbios que afectaron a la Grecia continental y las destrucciones
sufridas por Anatolia, Chipre y el Levante mediterráneo durante el último cuarto del siglo XIII. Los pueblos del mar, contra los que lucha varias veces y a lo que parece con éxito Merenptah (1213-1203) y los primeros faraones de la dinastía XX, especialmente Ramsés III (1184-1158), son los que se consideran responsables de la desintegración de los pueblos hititas y también de todos los asentamientos de la costa siriopalestina. Sin embargo, nada permite suponer que los pueblos del mar penetraran en Grecia a finales del siglo XIII a. C.,
ni que las poblaciones griegas se movieran en aquel momento hacia el
Mediterráneo oriental, porque las únicas razones que se tienen para
asociar los pueblos del mar con la historia del mundo egeo son la presencia en los archivos egipcios de la palabra ekwesh, asimilada en “aqueos”, que después de la destrucción de sus palacios habrían huido hacia el Oriente y la inspiración micénica de la cerámica filistea.
El final del siglo XIII es un período de gran confusión en todo el
Mediterráneo oriental. Las destrucciones de Grecia continental, el
abandono de los asentamientos tradicionales en Creta a finales del
imperio hitita, la destrucción de la mayor parte de los asentamientos
chipriotas y levantinos y el surgimiento de una entidad filistea (quizás
después de que Egipto hubiera establecido en Palestina como vasallos a
una parte de los invasores que había conseguido rechazar) ocurren en un
lapso de tiempo bastante corto, como máximo unos treinta años. Pero no
se puede afirmar que alguno de estos hechos sea más la causa que la
consecuencia de los demás, a pesar de que los síntomas (ruptura de las
tramas económica, social y política, creciente inseguridad,
resurgimiento de una piratería endémica) sean comunes a todas las
regiones del Mediterráneo oriental.
Las interpretaciones que tratan de descubrir un “estado de urgencia”
tras algunos de los textos hallados en Pilos, se vinculan también a esta
primera serie de hipótesis. Presentan todo el oro y el bronce recogidos
como requisas obligatorias destinadas a afrontar una situación crítica y
las exenciones que benefician a algunos grupos como prueba de dicha
situación. Igualmente, las citas militares, especialmente sobre las
tablillas o-ka, expresarían la instalación de un dispositivo de defensa
contra un inminente ataque surgido del mar. Todo ello resulta algo
exagerado, porque las exenciones fiscales o la recogida de metales
preciosos pueden perfectamente considerarse algo normal en el
funcionamiento del palacio. Además, no es seguro que las tablillas o-ka
se refieran a preparativos militares, ni que estos sean excepcionales.
Vemos, pues, basándonos en datos lingüísticos, la idea de una
“invasión sin invasores”, y encontramos también algunas paradojas:
regiones que se hallan, como Laconia, en el centro de las zonas dóricas
aparecen casi completamente abandonadas después del HR III B, mientras
que otras no dóricas, como Ática, parecen más abiertas a las
innovaciones o a las transformaciones culturales.
Los factores naturales
Esta teoría, formulada por Carpenter, defiende que el final de laedad del bronce habría sido en Grecia un período de repentino cambio
climático. Una gran sequía habría arruinado una economía basada en la
agricultura y esto habría provocado la decadencia del sistema palacial.
Contra esta teoría se han planteado dos objeciones principales:
- los contrastes entre una y otra región de Grecia parecen demasiados
amplios para que un agente natural de este tipo pueda tenerse en cuenta; - hay una casi completa imposibilidad para establecer la realidad de un cambio importante climático durante este período.
la inclinación y las deformaciones ondulantes de algunos muros hallados
en la ciudadela baja de Tirinto están a favor de un terremoto
destructor a finales del HR III B2, el cual sería la causa de las
destrucciones observadas en Micenas y en Pilos. Sin embargo, a pesar de
que sacudidas sísmicas hubieran podido causar periódicamente grandes
destrucciones, no pueden haber afectado simultáneamente a regiones tan
alejadas como la Argolida y Mesenia, ni tampoco tener consecuencias económicas y políticas tan graves por su sola causa.
La erupción del volcán de Tera al final de la época micénica esta hoy día absolutamente desestimada.
Conflictos internos
Según Hooker, la caída del sistema palacial se debería a conflictosinternos que opusieron a los estados micénicos entre ellos o bien a
diferentes categorías de población. En este último caso, la “lucha de
clanes” podría haber tenido origen en el desmoronamiento de un sistema
económico que no habría mantenido su papel esencial de regulación y
redistribución. Esta hipótesis se apoya en una interpretación original
de las “invasiones dorias”. Aquellos a quienes las tradiciones
legendarias llaman dorios habrían estado ya presentes en Grecia desde
una fecha muy anterior al siglo XIII a. C.; convertidos quizás en
esclavos por los señores de los palacios y hablando una lengua
“especial”, podrían haber sido, en parte, los responsables del repentino
final del sistema palacial.
Esta hipótesis armoniza bien con los datos arqueológicos porque tiene
en cuenta a la vez la repentina ruptura que representa el final de los
palacios y la continuidad cultural observada entre los siglos XIII y
XII, pero los lingüistas plantean dudas, porque según ellos el micénico
“especial” no puede asimilarse a un protodórico.
De hecho podrían haberse combinado varios factores para acabar
destruyendo una organización burocrática de la sociedad, frágil
seguramente en tanto que muy rígida. Una economía basada en la
especialización de los productos agrícolas y muy dependiente del
exterior para el aprovisionamiento de materias primas esenciales, está
siempre a merced de una ruptura provocada o precipitada por un brusco
aumento de la población, una contracción de los intercambios en el
continente o en la cuenca mediterránea, una interrupción o una mayor
lentitud de las comunicaciones, o por tensiones internas quizás
violentas, o aún por presiones en sus fronteras.
En cualquier caso, los acontecimientos de finales del siglo XIII
marcan el ocaso de la organización palacial pero no indican, en cambio,
el final de la civilización micénica. La ruptura, claramente evidente,
será seguida por un lento desmoronamiento cultural.
El final de la civilización micénica
El sistema palacial y los cambios culturales que conducirán a laépoca protogeométrica deben considerarse por separado. Por un lado, un
siglo por lo menos, el período que va desde el final del siglo XIII al
principio del siglo XI a. C., separa estos dos fenómenos. Por otro, las
razones que explican estas dos series de acontecimientos no parecen
estar necesariamente ligadas.
Hacia el 1125 a. C. o 1100 a. C. acontecen nuevas y grandes
destrucciones. Estas ponen fin a la existencia de las ciudadelas de
Micenas y Arajos (Teijos Dimaion) en Acaya;
son sensiblemente contemporáneas de la destrucción de los edificios de
la fase 2 de Lefkandi y del abandono de Tirinto. Luego, asistimos a una
decadencia general hasta el final de lo que se ha considerado como época
micénica, es decir, hasta la aparición de cerámicas de estilo
protogeométrico.
Furumark reconocía una continuidad entre la época micénica y una
etapa submicénica, puesto que dio a la cerámica de este período el
nombre de III C2. Realmente, algunos rasgos estilísticos submicénicos
constituyen el desarrollo de rasgos III C1 o incluso
III B. Otros investigadores, como Desborough, vieron en el
submicénico un fenómeno local, especialmente ático, que interviene justo
antes del final del HR III C. Styrenius, como Deshayes, demuestra, por
el contrario, que las distintas regiones de Grecia habían sufrido
simultáneamente el mismo fenómeno. Más recientemente Rutter ha propuesto
abandonar la denominación “submicénico” por excesivamente relacionada
con el material funerario y considerar esta fase como una última etapa
del período micénico, muy diferente de una a otra región.
La mayoría de las teorías propuestas para dar cuenta de la
desaparición de los palacios hablan de la decadencia de la civilización
micénica y del paso hacia lo que aún resulta cómodo calificar como los siglos oscuros como la consecuencia última de la desaparición. Pero los dos fenómenos deben de verse por separado.
Por una parte, al final del MR III B nos hallamos frente a una
repentina modificación de la organización económica y política de la
sociedad, pero esta modificación no provoca aparentemente ningún cambio
cultural importante.
Por otro lado, hacia el final del HR III C se observa la desaparición
casi completa de algunas costumbres, como la inhumación colectiva en
las tumbas de cámara, y la multiplicación de costumbres sustitutorias:
sepulturas individuales en cistas y en pozos y cremación de cadáveres.
Estas costumbres se van a convertir en los rasgos dominantes de otro
tipo de civilización, pero se imponen progresivamente, sin ruptura
aparente.
Véase también
- Principales yacimientos micénicos: Micenas, Tirinto, Pilos
- Lineal B
- Aqueos
- Civilización minoica
- Edad Oscura
- Orfebrería prehelénica
Notas
- Chr.
Piteros, J.-P. Olivier, y J.-L. Melena: «Les inscriptions en linéaire B
des nodules de Thèbes (1982): la fouilles, les documents, les
possibilités d'interprétation», en Bulletin de Correspondance Hellénique, 114, págs. 103-184, 1990.
Bibliografía
- CHADWICK, John (en inglés): The Mycenaean World. Cambridge University Press, 1976, ISBN 0521290376.
- — El mundo micénico. [1977]. Madrid: Alianza, 1.ª reimpr., 2000, ISBN 8420679208.
- — (en francés) Le déchiffrement du linéaire B. París: Gallimard (col. Bibliothèque des Histoires), 1972.
- — (en inglés) con L. Godart, J. T. Killen, J.-P. Olivier, A. Sacconi y I. Sakellarakis: Corpus of mycenaean inscriptions from Knossos (4 vol.). Cambridge University Press, 1987-1999.
- GARCÍA IGLESIAS, Luis: Los orígenes del pueblo griego. España: Síntesis, 2000, ISBN 84-7738-520-3.
- «Les Mycéniens. Des Grecs du IIème millénaire», en Les Dossiers d'Archéologie, n° 195 (julio-agosto de 1994);
- OZANNE, Isabelle: Les mycéniens, paysans, pillards et poètes. París: Armand Colin (col. Civilisations U), 1992, ISBN 2200212461.
- POURSAT, Jean-Claude: La Grèce préclassique, des origines à la fin du VIe siècle, nouvelle histoire de l’Antiquité (vol. 1). Seuil (col. Points Histoire), 1995. ISBN 2-02-013127-7.
- TREUIL, René; Pascal DARQUE, Jean-Claude POURSAT y Gilles TOUCHAIS: Les civilisations égéennes du Néolithique et de l'Âge du Bronze. París: PUF (col. Nouvelle Clio), 1990, ISBN 2130422802.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre la civilización micénica.
- (en francés) «La Grecia micénica: del mito a la historia», por Pascal Darcque, director de investigación del CNRS encargado de la excavación de Malia (Creta).
- (en inglés) «La civilización micénica», en el Metropolitan Museum of Art;
- (en inglés) «Arqueología prehistórica en el mundo egeo», en el Darthmouth College.
- (en francés) «Las ciudadelas micénicas», por Louis Godart, profesor de la Universidad de Nápoles.
- «La civilización micénica».
- «La arquitectura micénica: ciudades, palacios y tumbas».
- «Los palacios micénicos».
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