lunes, 8 de agosto de 2016

¿Qué es el Judaismo? - La Kehile

¿Qué es el Judaismo? - La Kehile








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De las
grandes religiones monoteístas existentes en la actualidad, el judaísmo
es la que posee más antiguas raíces. De su seno brotó el cristianismo,
en tanto que el Islam adoptó diversos elementos judaicos y reconoció
como profetas a Abraham y Moisés.

El judaísmo es la religión de
los judíos y abarca tanto las creencias como las costumbres y el estilo
de vida propios de esta comunidad mantenidos con constancia y
flexibilidad a través de las vicisitudes de cuarenta siglos de
existencia.
Para
el pueblo judío la historia no se limita a una sucesión de
acontecimientos; es una historia sagrada, que comienza con la elección
del pueblo por parte de D-os y se orienta hacia el cumplimiento final de
su promesa de que por mediación de este pueblo D-os bendecirá a todas
las naciones. En el curso de esa historia, los sabios judíos
incorporaron a los libros sagrados un amplio corpus de textos que
constituyen hoy el fundamento de su religión.

La Biblia hebrea
(Torá) narra los hechos fundamentales de la historia del pueblo judío,
desde el momento trascendental de la elección y la alianza con D-os. Los
judíos dividen su Biblia en tres partes: la Ley (Torá), los Profetas
(Nebiim) y los Hagiógrafos (Ketubim).

El padre de los judíos,
Abraham, habitaba en la ciudad de Ur, junto a la desembocadura del
Éufrates, en el siglo XX antes de la era cristiana. De allí partió con
su padre hacia el norte y recibió la orden de D-os: 'Deja tu tierra, y
tu parentela, y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.
Y yo haré de ti una nación grande... y serán benditas en ti todas las
naciones de la tierra' (Génesis 12:1-3).
Tras
llegar a la tierra de Canaán, D-os estableció alianza con Abraham: 'A
tu posteridad daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran
Éufrates' (Génesis 15:18), y como señal de esta alianza le ordenó: 'Todo
varón entre vosotros será circuncidado' (Génesis 16:10).

Abraham, su hijo Isaac y su nieto Jacob, forman la línea de referencia del pueblo hebreo fiel a la alianza divina.

Jacob
recibió del Señor un nuevo nombre, Israel, y de sus doce hijos
surgieron las doce tribus del pueblo judío, los 'descendientes de
Israel'.
"In Jewish history there are no coincidences."
     
Elie Wiesel


"Nuestra
Sagradas Escrituras no sólo son un libro religioso, sino el fundamento
de nuestra literatura, nuestra lengua y nuestra historia, son la única
fuente de ellos."
Rav Tsa'ir

La
segunda etapa decisiva de la historia del pueblo hebreo comenzó con la
liberación de la esclavitud de Egipto (siglo XIII a.C.), donde se había
establecido a causa de la sequía.

Moisés fue el caudillo que
dirigió, por orden de D-os, esta marcha durante cuarenta años a través
del desierto hasta volver a conquistar la tierra de Canaán.

Durante
la travesía del desierto, Moisés acuñó la ley judía, cuyo núcleo fueron
las tablas recibidas de D-os en el monte Sinaí, y que abarcaban las
creencias, la moral, los ritos y el ordenamiento civil del pueblo.

Esta
ley, Torá -llamada también ley mosaica o de Moisés-, recogida en el
Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia), prestaría
coherencia y unidad al pueblo judío a través del tiempo y de la
geografía.

También en tiempos de Moisés, según la tradición,
surgió la ley oral, que se transmitió a lo largo de generaciones y fue
puesta por escrito muchos siglos después. Una vez establecidos en
Canaán, la tierra prometida, los hebreos experimentaron la influencia
del paganismo sensual y los ataques de filisteos y moabitas. Surgieron
entonces los jueces, caudillos como Sansón, pero se hizo necesaria la
reunificación de las doce tribus y se proclamó rey a Saúl (siglo XI
a.C.). David, su sucesor, conquistó Jerusalén; la estableció como
capital y llevó a ella el Arca, símbolo de la alianza con D-os. Salomón,
hijo de David, construyó el primer templo. A su muerte, se dividió
nuevamente el reino: Israel, al norte, con diez tribus, admitió
elementos heréticos en el culto y pronto sucumbió; Judá, centrado en
torno a Jerusalén, se mantuvo fiel a las tradiciones.

En esta
época de decadencia religiosa, política y económica surgieron los
grandes profetas de Israel -Elías, Amós, Isaías- que exhortaron al
pueblo a regresar a la fe tradicional. La visión de la historia como
instrumento de D-os, que hace caer la desgracia sobre el pueblo judío
por incumplir la alianza, fue en parte obra de los profetas.
A
comienzos del siglo VI, el rey babilonio Nabucodonosor, saqueó
Jerusalén y deportó su población a Babilonia. Este nuevo destierro
espiritual unió al 'resto de Israel' bajo la predicación del profeta
Ezequiel y forjó una restauración religiosa que preparó la próxima, ésta
de índole política.

La conquista de Babilonia por Ciro, rey de
los medos y los persas, permitió a los judíos la vuelta a la tierra
prometida (538 a.C.) y la reconstrucción del templo de Jerusalén (515
a.C.). Gran parte del pueblo, sin embargo, quedó repartido desde Egipto
hasta la India, como una prefiguración de la posterior diáspora.

"La paz hace crecer las cosas pequeñas, la guerra arruina las grandes."
Rey Salomón

Esta
restauración religiosa y política es considerada por algunos autores
como el verdadero origen de la unidad espiritual del pueblo judío. Su
gran artífice fue Esdras, sacerdote de los judíos de Babilonia, que fue
enviado por el rey persa Artajerjes II a Jerusalén para controlar la
observancia de la ley mosaica, reconocida con carácter civil para los
judíos. Esdras hizo renovar la alianza con Yahvé tras una lectura de la
ley ante el pueblo durante siete días. Renovó igualmente el culto en el
nuevo templo, aunque se continuó la enseñanza en las sinagogas locales, y
alentó la esperanza, predicada por los profetas, en un mesías que
instauraría el reino de D-os.

La influencia griega se inició con
la conquista de Palestina por Alejandro Magno. Posteriormente, el pueblo
judío alternó largas fases de dominación extranjera con breves períodos
de independencia, hasta que en el año 63 a.C. el romano Pompeyo
conquistó Jerusalén. Como grandes enclaves, judíos de esta época
destacan los de Siria, Babilonia y Alejandría, de Egipto. En esta última
ciudad se realizó la traducción al griego del Pentateuco denominada de
los setenta o septuaginta por el número de autores que la realizaron.


Durante
la dominación romana, Jesús de Nazaret reunió un grupo de discípulos
que se desgajaron del judaísmo y constituyeron la iglesia cristiana.
Roma sofocó diversas revueltas judías, y en el año 70 de la era
cristiana el templo de Jerusalén fue arrasado. Se inició así la
diáspora, la dispersión del pueblo judío, que encontró en la religión su
único factor de unificación.

"No arrojes piedras en la fuente de la que has bebido."Talmud

El
largo período rabínico, que los historiadores delimitan entre el siglo
II y el siglo XVIII, se caracterizó por la elaboración por parte de los
rabinos del Talmud. La primera época, denominada de los maestros,
presentó figuras como la de Yehudá ha-Nasí, que a principios del siglo
III fijó por escrito la ley oral en la Mishná, que constituía
fundamentalmente su comentario de la Torá. La época siguiente, la de los
intérpretes, añadió nuevos comentarios o Guemará, que junto con la
Mishná constituyen el Talmud. Hubo, sin embargo, dos versiones del
Talmud, según la procedencia de las Guemará: la palestina y la
babilónica. Esta última, culminada en el siglo V, logró gran influencia
durante la edad media y fue adoptada por el judaísmo actual.

El
Talmud constituye fundamentalmente un singular esfuerzo de los rabinos
por adaptar los preceptos de la ley a la existencia cotidiana de
comunidades enormemente dispersas. Sus enseñanzas y contenido se dividen
en la Halajá, esencialmente normativa, y la Haggadá, que incluye
narraciones, parábolas, etc., destinadas a iluminar y fortalecer al
pueblo.
"Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados."Talmud

Sobre
una común base religiosa, la cultura judía vio durante la edad media el
desarrollo de dos grandes ramas en Europa. Los sefarditas (o sefardíes)
siguieron la tendencia babilónica y recibieron la influencia de los
musulmanes con los que convivieron en España. Los ashkenazis, asentados
en Francia y Alemania, adoptaron la línea palestina y mantuvieron
estrecho contacto con la cultura cristiana. De los ashkenazis surgieron
dos corrientes místicas: la cábala (probablemente de origen hispano),
desarrollada en los siglos XII y XIII y relacionada con el esoterismo
occidental; y el hasidismo, que se prolongó hasta la época contemporánea
y preconizaba la fe piadosa y la inmediatez de la experiencia
religiosa.

Las ideas de la Ilustración en el siglo XVIII
ejercieron gran influencia sobre el pensamiento de las comunidades
hebreas del centro y este de Europa, convertidas en centro del judaísmo.
Las esperanzas mesiánicas cedieron paso al deseo de una realización
personal y nacional claramente terrenal, ideas que se plasmaron en el
movimiento conocido como Haskalá.

La figura más destacada fue
Moses Mendelssohn, que logró un puesto en las letras alemanas con su
traducción de la Biblia y defendió una religión universal de la razón.
Las generaciones siguientes se dividieron entre la reforma y la
ortodoxia, al tiempo que se mantenía la influencia del hasidismo.

A
fines del siglo XIX, Theodor Herzl, judío húngaro, promovió el sionismo
-movimiento en favor de un estado judío- que tras diversos avatares
históricos culminó con la proclamación del Estado de Israel en 1948.

Actualmente
los principales núcleos judíos se encuentran en Israel, la Unión
Soviética y los Estados Unidos. Pese a la secularización y al
liberalismo que predomina en sus instituciones, el pueblo judío sigue
apegado a su religión, es decir, a sus tradiciones y al sentido de su
historia.




"Si tú quieres, eso no será un sueño."
Theodor Herzl
El
judaísmo es una religión monoteísta que postula una relación continua
entre D-os y el pueblo judío, y por medio de éste con la humanidad. Toda
su doctrina y su culto se centran, por tanto, en la iluminación de las
vinculaciones de D-os y del hombre, de la vida superior y la vida
terrena.

Maimónides, teólogo judeohispano del siglo XII, resumió
la fe judaica en trece artículos que se incorporaron a los libros de
oraciones y que son los siguientes: (1) D-os es creador y providencia
del mundo; (2) D-os es uno y único; (3) D-os es espíritu y no puede ser
representado bajo ninguna forma; (4) D-os es eterno; (5) a D-os sólo
debemos dirigir nuestros rezos; (6) todas las palabras de los profetas
de Israel son verdaderas; (7) Moisés fue el mayor de todos los profetas;
(8) la ley, tal como los judíos la poseen, fue dada por D-os a Moisés;
(9) ningún hombre tiene derecho a reemplazarla ni a modificarla; (10)
D-os conoce todas las acciones y todos los pensamientos de los hombres;
(11) D-os recompensa a quienes cumplen sus mandamientos y castiga a
quienes los transgreden; (12) D-os enviará al mesías anunciado por los
profetas; (13) D-os hará que los muertos vuelvan otra vez a la vida.

Para
el judaísmo, la humanidad constituye una gran familia salida toda ella
de una sola pareja: Adán y Eva, creados ambos por D-os. Los rabinos
comentan que el barro para moldear a Adán lo tomó D-os de diversas
partes del mundo, a fin de que el hombre se sintiese en cualquier país
como en su hogar.

El hombre es imagen de D-os y está dotado de
libertad; si peca puede obtener el perdón divino con el arrepentimiento y
la reparación del mal causado. La recompensa o el castigo tienen lugar
en esta vida terrena y después de la muerte.

Al final de los
tiempos, la humanidad conocerá una feliz era mesiánica, en la que todos
los hombres vivirán en concordia. Los mandamientos de D-os se hallan
recogidos en el Decálogo (los Diez Mandamientos), transmitido a Moisés,
pero los hombres de otras religiones se salvarán si observan los
mandamientos dados por D-os a Noé, que incluyen el rechazo de la
idolatría y de la inmoralidad.

La ley de Moisés y la ley oral
recogen una reglamentación muy detallada acerca de toda la vida
religiosa, pública y privada, que abarca desde los acontecimientos más
importantes hasta las acciones cotidianas: ayunos, comidas,
purificaciones, festivales, culto, ceremonias, objetos sagrados, etc.

Las
circunstancias históricas no siempre permitieron su cumplimiento, y en
los tiempos modernos la tendencia reformista y liberal del judaísmo
prescindió de muchas prescripciones, sin renunciar por ello a la
doctrina esencial.

Son festivos todos los sábados, el día de
Pascua, Pentecostés y los tabernáculos. Son días de penitencia el día
anual (Rosh Hashana) y el día de la Expiación o Gran Perdón (Yom
Kippur), consagrado a la plegaria y al ayuno. Los días se cuentan desde
la tarde hasta el atardecer del día siguiente, conforme a la expresión
del Génesis: 'Y hubo tarde y hubo mañana; día primero.' En los sábados y
festivos está prohibido todo trabajo.

Algunos historiadores
atribuyen gran importancia al calendario como unificador de las
tradiciones y creencias del pueblo judío: 'El calendario judío es el
catecismo judío'. En él, la fecha de la creación del mundo, a partir de
la cual se inicia la cronología judaica, corresponde al año 3761 a.C.

La
liturgia judía prescribe tres oficios cotidianos para los días
laborables; en los sábados, en los festivos y en el comienzo de los
meses religiosos se añade un cuarto oficio; y en el día de la Expiación
un quinto.

Cada servicio público se concluye pidiendo a D-os que
apresure el advenimiento de su reino sobre la tierra y proclamando la
esperanza de Israel: 'En aquel día el Eterno será uno y su nombre será
uno.'


“Yo creo con fe absoluta en la llegada del Mesías, y aunque tarde, lo esperaré."
Maimonides

 






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