domingo, 14 de agosto de 2016

El Blog de GHNB

El Blog de GHNB












































lunes, agosto 08, 2016






85 años del matrimonio de mis abuelos


"Pavita: Muchas noches, sentando en estos parques, he evocado tu
carísimo recuerdo y he visto tu blanquísima silueta que se acercaba a
hacerme compañía. Me la harás realmente algún día? Pedro."
Así le escribía mi abuelo Pedro Antonio Niño a su novia Paulina desde
Ibagué, en agosto 4 de 1929. Mi abuelo se refería a la hermosa Plaza de
Bolivar de Ibagué, donde se sentaba a pensar en Paulina Rodríguez, su
novia que vivía en la lejana población de Oiba, Santander.
Como he relatado en este blog, mi abuelo había llegado a Ibagué en 1925
desde Oiba contratado por los Padres Salesianos para dirigir su Escuela
de Artes y Oficios. Vivía en una pequeña casa contigua al Palacio
Arzobispal, marcada en esta fotografía con el numero 1. Había dejado
atrás a su prima Paulina, pero la nostalgia lo consumía y le escribía
frecuentemente. Aquí les comparto una de las postales que le escribía a
mi abuela:
La Plaza de Bolivar era parte importantísima del centro de la ciudad. En
esos años se dio el gran paso de iluminarla de noche, cortesía de la
"Luz Laserna" y el fotógrafo Camacho inmortalizó el gran paso en una
hermosa postal.
A finales de julio de 1931, mi abuelo no soportó más su soledad y
decidió que ya era hora de dar el gran paso del matrimonio. Había
recibido varias ofertas para independizarse en Ibagué y pensó que lo
mejor era iniciar una nueva etapa con su novia de tantos años. El abuelo
invitó a su novia Paulina y a su hermana Luisa a hacer el viaje desde
Oiba a Bogotá, para concretar las cosas. Allí en Bogotá, por telegrama,
mi abuelo pidió la mano de Paulina. Fue necesario un telegrama al Obispo
de San Gil para pedir la dispensa matrimonial por ser los contrayentes
primos hermanos.
Mis abuelos Pedro Antonio Niño y Paulina Rodríguez se casaron en la
Catedral de Ibagué, el sábado 8 de agosto de 1931, hoy hace 85 años.
Después del matrimonio,  celebraron con un desayuno en casa de Rosita de
Polanco, conocida de mi abuelo Pedro en Ibagué. Cuando regresaron de su
luna de miel, se instalaron de nuevo en la casa contigua al Palacio
Arzobispal. Allí nació mi padre, el 23 de noviembre de 1933. 
Una tarde de diciembre de 1933 llegó a visitarlos el obispo de Ibagué,
Monseñor Pedro María Rodriguez. Quería comprarles la casa, para iniciar
un colegio. A pesar que los jóvenes esposos estaban muy contentos en su
espaciosa casa, aceptaron venderla para bien de la comunidad tolimense.
Los jóvenes esposos y el pequeño recién buscaron otra residencia, para
dar paso al Colegio Tolimense, que inició labores en febrero de 1934.
25 años más tarde, en agosto de 1956, mis abuelos habían formado una
gran familia, orgullosamente ibaguereña. Para sus bodas de plata se
tomaron esta hermosa foto, rodeados de sus 6 hijos: Humberto, Pedro
Antonio, Oliva, Martha y Marina, parados, junto a Paulina, Pedro Antonio
y Hernando. Hoy hace 60 años posaron para la foto, en la sala de su
casa de la carrera tercera con calle 10A. Tres días después, se casaban
mis papás en Bogotá.
Hermosos recuerdos de los abuelos, que vale la pena conservar. Con la
llegada de Juan Ignacio Niño Cobo en abril de 2016, nació su primer
tataranieto, que continuará con la tradición centenaria de la familia
Niño en Colombia.

miércoles, agosto 03, 2016






El paraíso perdido - las vacaciones mortales de Sarita Ramírez


Viernes 29 de julio de 2016, 8 de la mañana. Una joven pareja de
turistas llega a registrarse en la recepción del Star Resort Hotel
Villas del Palmar en Cancún, México. Adicional a los empleados del hotel
5 estrellas, otros ojos registran la llegada de los dos muchachos. Un
blanco fácil, es lo que detectan. Una joven pareja, ambos de 22 años,
solos, enamorados, ingenuos, sin ninguna compañía adicional. Antes de 24
horas la hermosa niña habrá muerto, mientras su novio será extorsionado
sin compasión.


Sarita Ramírez Bonilla era una hermosa niña de 22 años, con todo el
futuro por delante. Graduada de un buen colegio en Broward County en la
Florida, asistía a la universidad y trabajaba tiempo parcial en Victoria
Secret. Linda y descomplicada, era nieta de una de las más hermosas
mujeres que haya tenido el Tolima, Mayeyi Sendoya. Su papá, Bernardo
Ramírez, arrocero, simpático, una verdadera locomotora según sus amigos.
Su mamá, Maria Claudia Bonilla, una linda mechudita ibaguereña.
Las versiones son confusas, pero a la vez muy claras. La parejita estuvo
todo el día en la playa, en la piscina, disfrutando del resort. A las 7
de la noche estaban juntos en la piscina. Salieron más tarde a una
discoteca del hotel. Parece que el muchacho subió a su habitación,
mientras que Sarita se quedó a disfrutar unos minutos más del último
cigarrillo de la noche. Los caza-turistas ven la oportunidad ideal.
Sarita nunca regresa a la habitación. A las 5 de la mañana, el cuerpo de
Sarita es encontrado sin vida en la zona de la piscina. Según la
prensa, "sin signos vitales" y "con diversos golpes y fracturas en el
cuerpo". Pocos minutos más tarde, la policía entra a la habitación y
acusa al muchacho de haber asesinado a su novia.
El muchacho es capturado y llevado a una estación de policía cercana al
hotel. Siguiendo el patrón de muchos otros casos, lo amenazan los mismos
policías, lo vuelven a extorsionar, le quitan 5000 dólares, lo llevan
al aeropuerto y lo ponen en un avión rumbo a Miami, con toda clase de
amenazas si dice algo. En la tarde del sábado se conoce la noticia en la
Florida y en Ibagué. Una vida más se ha acabado, otra más de las muchas
vidas de turistas gringos que cada año mueren asesinados en México. En
este caso, una niña comenzando a vivir, que llenaba de alegría a
abuelos, padres, familia adoptiva, hermano y a su comunidad entera.
Según las versiones del hotel y la policía, Sarita decidió saltar del
sexto piso, bajo la influencia del alcohol. Nada parece corroborar esa
versión, dice la familia. El cuerpo no presenta los naturales signos de
una caída de gran altura. Por el contrario, los signos corresponden a
golpes típicos de tortura. La familia dice que ni el hotel ni las
autoridades mexicanas han colaborado al esclarecimiento de los hechos.
Todo corresponde a los parámetros que se han vuelto comunes en Cancún y
otros sitios turísticos en México: extorsión, corrupción, violaciones,
en medio de droga y licor desenfrenado. 
Todos hemos oído historias aterradoras de las excursiones de colegio
colombianos, donde los muchachos llegan a estos paraísos a beber una
semana completa, mientras los padres rezan porque todos vuelvan vivos.
Las extorsiones en la llegada al aeropuerto, con amenazas de meter droga
en el equipaje si no se pagan grandes sumas. Las llamadas a la
habitación anunciando que ya va a subir la policía por un supuesto
delito, como le pasó a una sobrina mía, que pudo huir despavorida pues
tuvo el tino de salir corriendo antes de que llegaran a buscarla.
México recibe muchos turistas, solamente provenientes de Estados Unidos
llegan casi 30 millones al año. Muchos dirán que cientos de asesinatos
al año son pocos y que a la gran mayoría de la gente le va muy bien. Es
un pobre consuelo para familias tan queridas como la de Sarita Ramírez
Bonilla. 
Incluyo, para los que tienen facebook, un video que hizo un amigo en homenaje a Sarita:

lunes, julio 25, 2016






Juan Mario Laserna


La lamentable muerte de Juan Mario Laserna trae a mi memoria una
anécdota del año 1967 con mi papá, Humberto Niño, médico pediatra en
Ibagué. Una noche de septiembre de 1967, hacia las 4 de la mañana, me
despertó mi papá y me dijo: "camina me acompañas a hacer una consulta y
de paso conoces a un gran colombiano" Yo tenía 10 años.
Salimos de Ibagué, tomamos la vía hacia Buenos Aires y cerca de las 5 de
la mañana llegamos a una gran finca. Un señor varios años mayor que mi
papá nos salió a recibir, muy preocupado pues su pequeño bebé recién
nacido estaba enfermo. Mi papá atendió al bebé, le recetó algún remedio y
calmó al asustado padre. Luego, mi papá y el señor charlaron un rato,
principalmente del gobierno de Carlos Lleras y del hospital que mi papá y
otras personas querían hacer en Ibagué para recordar la memoria del
abuelo del presidente, Federico Lleras Acosta.
La gran finca era la Hacienda La Palma, histórica propiedad en la meseta
de Ibagué. El señor asustado era Mario Laserna Pinzón, fundador de la
Universidad de Los Andes. El pequeño bebé enfermo era Juan Mario
Laserna, muerto hoy a 5 minutos de aquella hermosa finca.
Juan Mario Laserna pertenecía a una familia vinculada al Tolima por más
de 100 años. El primer Laserna llegó de Rionegro, Antioquia y se radicó
en Ibagué apenas terminada la Guerra de los Mil Días.  En 1908 don
Francisco Laserna, don Telésforo Jiménez, don Gabriel y don Manuel
Mejía, y don Julio Rubio, todos ellos de origen antioqueño, menos el
último, obtuvieron licencia del Concejo para tomar agua del río Combeima
y llevarla llano abajo hasta la finca llamada La Palma, que había
comprado el señor Laserna. Así comenzaba la irrigación de la meseta de
Ibagué, hoy en día una de las tierras más fértiles del mundo entero, por
cuenta de la visión de don Francisco Laserna. Durante más de 10 años
estuvo solo, pues ningún otro propietario quería contribuir
económicamente. En los años 20s, la Hacienda La Palma era ya una hermosa
realidad y Francisco Laserna Bravo uno de los hombres más ricos del
Tolima.
En 1917 Francisco Laserna compró a Hernando Villa la empresa de
alumbrado público de Ibagué. El alumbrado se había inaugurado el 20 de
julio de 1908, pero funcionaba muy mal. El primero de marzo de 1917
traspasó Villa la empresa a los señores Laserna y Compañía. La concesión
estaba vigente por 60 años, así que durante varias décadas los
tolimenses tuvimos que ver con la "Luz Laserna".
En 1923 Francisco Laserna, entonces de 57 años y su esposa Elena Pinzón
viajaron a Paris, donde nació el último de sus 7 hijos, Mario Laserna
Pinzón. Mario fue uno de los intelectuales más valiosos de Colombia y
fundó la Universidad de Los Andes en 1948. Mario, graduado en
matemáticas, física y humanidades de la Universidad de Columbia (Estados
Unidos), magíster en filosofía de la Universidad de Princeton (EU) y
doctor en filosofía de la Universidad Libre de Berlín (Alemania) fundó
la Universidad cuando tenía 24 años de edad.
Gracias a su persistencia logró además para la Universidad, un Consejo
Consultivo formado por personalidades mundiales como Thornton Wilder,
escritor estadounidense; John Von Neumann, matemático
húngaro-estadounidense; y Albert Einstein, físico estadounidense – suizo
de origen alemán.  Luego de la fundación de la Universidad viajó a
Estados Unidos para estudiar una maestría en filosofía, que terminó en
1952. Un año después, fue nombrado rector de la Universidad de los
Andes, cargo que ocupó hasta 1954.
En 1963 obtuvo un doctorado en filosofía en la Universidad Libre de
Berlín (Alemania) y regresó a Colombia. Posteriormente, fue de nuevo
rector de Los Andes, esta vez en calidad de encargado; así como concejal
de Bogotá y de Ibagué, director del diario La República y embajador de
Colombia en Francia y Austria. En esos años fue que mi papá y Mario
Laserna se reunieron en mi presencia en La Palma.
En 1991 fue elegido senador de la República y, posteriormente a su
período en el Congreso, volvió a Estados Unidos como investigador del
Instituto Santa Fe en Nuevo México. En 2003, el presidente Álvaro Uribe
Vélez le entregó la Gran Cruz de Boyacá por sus aportes al país desde la
educación, la diplomacia y la política. Murió en Ibagué, el 16 de julio
de 2013.
Juan Mario, su único hijo varón, era fruto del matrimonio de Mario
Laserna con Liliana Jaramillo. Cuando recién cumplía sus 23 años, Juan
Mario recibió el título de economista en Yale; a los 29 años logró un
MBA de Stanford University. Fue consultor del BID (2003), director de
Crédito Público, viceministro de Hacienda y ministro encargado varias
veces, asesor de dos jefes de Estado: César Gaviria y Andrés Pastrana;
asesoró también al expresidente César Gaviria en 1994 cuando fue elegido
como secretario General de la OEA; y después fue uno de los siete
miembros de la junta directiva del Banco de la República. 
Esta fue la intervención en el entierro de su padre en la Catedral de Ibagué, el 17 de julio de 2013:




Mañana 26 de julio de 2016, tres años después de esta despedida a su
padre, los tolimenses volveremos a reunirnos en la Catedral de Ibagué,
esta vez a dar el último adiós a una gran promesa del país, a un digno
descendiente de la tradición centenaria de la familia Laserna en el
Tolima.

domingo, julio 24, 2016






Melina


Una de las canciones que más he cantado en la vida es "Melina", la
hermosa melodía de Camilo Sesto. Recién llegado de la Escuela Naval a
Bogotá a mediados de 1975, me encontré con esta bella canción, que
estaba dando palo en España en el verano de aquel año. Han pasado más de
40 años y "Melina" aún me acompaña, en la ducha, caminando, pensando,
recordando. Esta es la historia detrás de esa canción compañera de mi
vida.
AMOR LIBRE
Para el verano de 1975 Camilo Sesto era uno de los grandes cantantes
españoles, en aquellos años del boom de las baladas en español. En 1973
había logrado llegar al numero uno de los 40 principales con "Amor,
amar" y "Todo por nada" y en 1974 había logrado el tope de las listas
con "Ayudadme". Había comprado a Andrew Lloyd Weber los derechos para
producir y protagonizar "Jesucristo Superstar" y pasaba por un excelente
momento artístico. Simultáneamente al trabajo en el gran musical,
decidió sacar un long play para el verano, al que llamó AMOR LIBRE.
Aunque se esperaba que "Amor libre" fuera la gran canción del long play,
la canción sorpresa fue "Melina". La canción llegó al numero uno de las
listas españolas el 19 de julio de 1975, se sostuvo durante 6 semanas
en el tope de los 40 principales y sonó durísimo durante el resto del
año y todo 1976 en Latinoamérica. Apenas la canción llegó al número uno,
se lanzó un single en 45 revoluciones para aumentar las ventas.
El long play terminó vendiendo 15 millones de copias. Aún hoy, 40 años
después,  el album registra más de 60 millones de visitas en YouTube, es
considerado uno de los más grandes trabajos de Camilo Sesto en su
historia musical y uno de los grandes álbumes de la década de los 70 en
música en español.
LA CANCIÓN "MELINA"
Aunque no lo supe sino varios años después, "Melina" estaba impulsada
por muchas cosas para convertirse en una canción muy importante. Tenía
excelente música y una letra que me sigue pareciendo muy especial, que
Camilo Sesto había dedicado a una actriz griega llamada Melina Mercouri.
La canción, como lo supe después, era una homenaje directo de Sesto a
la lucha de Melina contra la dictadura militar griega, que había
culminado en 1974 con un resonante triunfo de la oposición. Melina
Mercouri había regresado a Atenas a la caída de la dictadura,
convirtiéndose en una gran figura política. Para los españoles de 1975,
viviendo los últimos meses del gobierno de Francisco Franco, "Melina"
representaba no solo una bella canción, sino toda una protesta
simbólica, que además se podía cantar a todo grito sin temor a
represalias.
"Tu vida y tu razón es tu país,  donde el mar se hizo gris,  donde el
llanto ahora es canto", debía sonar muy especial en aquel verano de 1975
en España. "La huella de tu canto echó raíces, Melina, y vuelven a reír
tus ojos tristes, Melina", era una homenaje a una bella película de
1960 y a una gran canción que había cantado Melina Mercouri 15 años
atrás. Toda una historia que vale la pena contar.
QUIEN ERA MELINA MERCOURI
Nacida Maria Amalia Mercouri en 1920 según unos biógrafos y en 1925
según ella, Melina Mercouri fue una actriz griega, nacida en Atenas, que
se hizo famosa internacionalmente con la película "Nunca en domingo" en
1960. Su interpretación de una prostituta griega le valió ser nominada
al Oscar como mejor actriz y ganar el premio a mejor interprete femenina
en el Festival de Cannes y los premios BAFTA de 1961. La película fue
nominada a 6 premios Oscar y ganó el Oscar a la mejor canción con "Los
Niños del Pireo", una de las más hermosas canciones de aquellos años,
que seguramente todos hemos oído alguna vez, pero que no sabemos su
nombre. Aquí se las dejo:




Con el éxito logrado por esta película, Melina se trasladó a los Estados
Unidos y se embarcó en varios proyectos artísticos, incluido el montaje
de "Never in Sunday" para Broadway. En esas estaba, cuando el 21 de
abril de 1967 un grupo de coroneles griegos, dirigido por Georgios
Papadopoulos, se tomó el poder y comenzó una violenta represión contra
la oposición. 
Melina Mercouri se convirtió en una dura vocera contra el régimen
militar, aprovechando su gran popularidad. Su vocación política le venía
de casa, pues su padre había sido ministro de un gobierno griego. Entre
1967 y 1974 Melina se dedicó a luchar internacionalmente contra el
gobierno griego, denunciando sus abusos, que eran muchos. El gobierno la
despojó de su ciudadanía y le prohibió viajar a Grecia. Los 7 años de
desastre acabaron el 24 de julio de 1974, cuando finalmente los
coroneles entregaron el poder a un gobierno civil. Dos días después,
Melina Mercouri llegaba a Atenas, siendo recibida por una gran multitud.
La canción "Melina" es entonces un resumen de esos 7 años de lucha y del
regreso triunfal de Melina Mercouri a Atenas en julio de 1974.
Con los años, Melina Mercouri hizo una gran carrera pública. Diputada
varias veces, ministra de cultura en Grecia en 3 ocasiones,
representante griega en varias conferencias internacionales, se
convirtió en una gran defensora del patrimonio cultural griego. Falleció
el 6 de marzo de 1994 en Nueva York, víctima de un cáncer de pulmón. Un
millón de personas asistieron a sus exequias con rango de funeral de
estado en Atenas. El gobierno griego ordenó la emisión de una estampilla
y la construcción de un monumento recordatorio de la vida de esta gran
mujer.
CAMILO SESTO Y MELINA
Les dejo la versión de Camilo Sesto de 1975, subida a youtube por el
usuario Amilcar Ramos, que incluyó algunas fotos de Melina Mercouri en
su video:




Y obviamente, la letra de la canción:



Eres fuego de amor

luz del sol

volcán y tierra

por donde pasas

dejas huella



Mujer

tú naciste para querer

has luchado por volver

a tu tierra y con tu gente



Has vuelto

Melina

alza tus manos hacia Dios

que el escuche tu voz



Has vuelto

Melina

tus ojos reflejan el dolor

y tu alma el amor



La huella de tu canto

echó raíces

Melina

y vuelven a reír

tus ojos tristes

Melina



Tu vida y tu razón

es tu país

donde el mar se hizo gris

donde el llanto

ahora es canto



Has vuelto, Melina

alza tus manos hacia Dios

que el escuche tu voz



Has vuelto, Melina

tus ojos reflejan el dolor

y tu alma el amor



La huella de tu canto

echó raíces

Melina

y vuelven a reír

tus ojos tristes

Melina


sábado, julio 09, 2016






Primer vuelo postal a Ibagué


En días pasados encontré en el Foro de Fotografías antiguas del Tolima
una foto de uno de los primeros aviones que aterrizó en Ibagué, foto
publicada por Mauricio Vila Mejía el 11 de julio 2012. Investigando,
pude reconstruir la historia de esta hermosa fotografía:
Se trata de un avión De Havilland DH.60 Moth (‘polilla’ en inglés), un
biplaza ligero de turismo británico de la década de 1920, comprado por
la compañía de aviación SCADTA en 1929, incorporado al servicio con el
numero C-34, que puede ser apreciado debajo de la estructura inferior
del avión. Fue adquirido el 19 de septiembre de 1929 y bautizado como
"Gaviota".
PRIMER VUELO POSTAL A IBAGUÉ
El día 23 de octubre de 1929 este avión hizo el primer vuelo postal
entre Bogotá e Ibagué. Estos son sobres que fueron emitidos ese
histórico día:
Como se puede apreciar, el avión hizo un primer vuelo Bogotá - Ibagué,
entregó el correo, para posteriormente ser exhibido al público en el
improvisado campo de aviación La Brisa, hoy barrio Las Brisas de Ibagué.
En horas de la tarde regresó a Bogotá, con otro paquete de correo.
PRIMER VUELO POSTAL A ARMENIA
El 21 de diciembre de 1929, dos meses después del vuelo a Ibagué, este
mismo avión hizo el primer vuelo postal Bogotá - Armenia, al mando del
piloto alemán Burckardt. Ese día fue emitido el siguiente sobre:
PRIMER VUELO POSTAL A BUGA
El mismo 21 de diciembre de 1929, horas después de haber estado en
Armenia, el "Gaviota" continuó hacia Buga. De ese día quedaron estos
testimonios:
Esta foto pertenece al archivo departamental de fotos del Valle del
Cauca, entidad a la que se la da crédito en esta publicación.
ACCIDENTE 
En 1930, antes de cumplir un año de servicio, el "Gaviota" sufrió un
accidente que lo dejó fuera de servicio. No hay constancia de la fecha
exacta del insuceso.
Aquí una magnífica foto a color de un "polilla" De Havilland, como el que viajó a Ibagué, Armenia y Buga a finales de 1929.



domingo, julio 03, 2016






Knox Martín, el primer aviador que llegó Bogotá e Ibagué


Día de navidad de 1920. Los habitantes de Bogotá son sorprendidos a las 5
de la tarde por el ruido de un aeroplano que llega desde el occidente
de la Sabana. Muchos de ellos entienden que por fin se ha cumplido la
promesa de regresar del aviador William Knox Martin, que había sido el
primero en volar sobre Bogotá 16 meses antes. Saludan con entusiasmo a
Knox, desde calles, balcones y azoteas. El avión se dirige hacia la
Plaza de Bolívar, donde hace atrevidas maniobras y arroja cientos de
hojas con el siguiente saludo:
“El aviador William Knox Martin, en su nuevo tipo de avión,
especialmente escogido en Estados Unidos para batir el record de la
altiplanicie, saluda de la manera más efusiva a la culta sociedad
bogotana y experimenta la mayor complacencia al sentirse de nuevo en el
seno de ella, por la cual ha sentido siempre un inmenso aprecio”
Se cumplía un sueño y a la vez una venganza para Knox Martín. Había
salido de Bogotá con sentimientos agridulces 15 meses antes y ahora
regresaba en un potente avión, callando a los críticos que había dejado
en su primera visita. El viaje de 65 minutos que acababa de hacer desde
Honda, Tolima, lo reivindicaba para la historia.
QUIÉN ERA WILLIAM KNOX MARTÍN
William Knox Martin había nacido en Salem, Virginia, el 30 de octubre de
1894. Desde muy joven se había entusiasmado con el nuevo invento de la
aviación. El 3 de septiembre de 1913, a las 9 de la mañana, hizo su
primer vuelo oficial en la feria de Norwich, con apenas 18 años. 
Ante 3000 espectadores, el joven Knox Martin hizo un vuelo sobre el
campo de la feria y luego se dirigió a la ciudad, volando a una altura
de 2000 pies. A las 2 de la tarde repitió su vuelo, esta vez
dirigiéndose hacia su ciudad natal de Salem, alcanzando alturas hasta
los 5000 pies.  A las 3 de la tarde intentó su vuelo final, volando
hacia el sur del campo de la feria. Cuando intentaba regresar, el motor
del avión falló y Martin comprendió que debía aterrizar donde fuera
posible. Divisó el Mapplewood Cemetery y hacia allí se dirigió. Cuando
ya estaba aterrizando, se encontró de frente con un árbol e intentó una
brusca maniobra, que lo arrojó del avión pocos metros antes de tocar
tierra. Milagrosamente, solo recibió unos pocos raspones, mientras el
avión se destruía totalmente en su caída. A las 3:45 llegó caminando a
la feria, saludando feliz a los espectadores que lo aplaudían y
animaban. Hacia su entrada en la aviación una leyenda que recorrería
literamente el mundo entero.
8 días más tarde, el joven Martin tuvo su segundo accidente en la feria
de Greensburg, Pennsylvania. Esta vez, en su caída se encontró de frente
con un perro, al que mató instantáneamente. Tampoco tuvo heridas de
consideración. Los 2 accidentes en poco más de una semana no
desalentaron al joven aviador, que decidió consagrarse de lleno a esta
profesión.



Durante los siguientes 5 años William Knox Martin tuvo una vida
comparable a la de Indiana Jones. Participó en una expedición aérea al
Orinoco, llena de obstáculos y grandes aventuras. Fue contratado como
aviador por Pancho Villa, para bombardear posiciones enemigas,
aprendiendo español en pocos meses. Viajó al lejano oriente, formando
parte del ejercito revolucionario de Sun Yat-Sen.  En la Primera Guerra
Mundial, entrenó pilotos canadienses en Inglaterra y luego fue piloto de
la aviación de Estados Unidos. Al terminar la guerra en 1918, comenzó a
trabajar con la Boeing y posteriormente con Glen Curtiss.



EL VIAJE A COLOMBIA
En los hangares de la Curtiss se encontraba trabajando Martin a
comienzos de 1919, cuando fue llamado por Glen Curtiss para que
atendiera a dos empresarios bogotanos que querían comprar una maquina
para iniciar la aviación en Colombia. Martin conversó en español con
Carlos Obregón y Ulpiano Valenzuela y les vendió un biplano Curtiss
Standard J-1, construido en madera y tela, con un motor de 150 caballos.
Pero al entender lo que podía hacer en Colombia, un país muy extenso
con pocas vías de comunicación, decidió tomar el mismo la oportunidad y
viajar con su propio avión, aprovechando las muchas unidades disponibles
por el fin de la guerra.
Martin compró un biplano Curtiss de 2 asientos, con ocho cilindros y 200
caballos de fuerza, lo adornó al costado del fuselaje con grandes
letras W. KNOX MARTIN, lo embaló en cajas y tomó el primer barco hacia
Puerto Colombia, donde llegó a comienzos de mayo de 1919. Se alojó en la
Pensión Inglesa de Barranquilla y comenzó a buscar posibles socios.
Rápidamente conoció en el Club Barranquilla a 3 entusiastas jóvenes, a
quienes convenció de ser sus socios en la aventura. Eran Mario
Santodomingo, Ernesto Cortissoz y Arturo de Castro. De acuerdo con
varias fuentes, ellos pagaron 2000 dólares para poder ser socios del
aviador gringo.





Apenas llegó el avión, lo ensambló en compañía de improvisados mecánicos
colombianos y lo exhibió ante asombrados espectadores en el Teatro
Municipal de Barranquilla, que pagaron 10 centavos por las plateas.
Anunció el primer vuelo para el domingo 15 de junio, cobrando por las
entradas como se hacía en las ferias de Estados Unidos. En este primer
vuelo al nivel del mar, Martin se lució ante los asombrados
barranquilleros, haciendo toda clase de piruetas, las que culminó con un
looping the loop y un paso entre las dos torres de la Iglesia de San
Nicolás en Barranquilla. El publico deliraba y los nuevos socios estaban
muy entusiasmados.
El miércoles 18 de junio de 1919, Martin decidió hacer historia. Anunció
que viajaría con un pasajero, llevando un envío postal hacia Puerto
Colombia. En la Plaza 11 de noviembre de Barranquilla, repleta de
espectadores, no salía ningún voluntario. Finalmente, ante la
insistencia de Martin, el joven Mario Santodomingo se animó y se subió
al Curtiss. Luego de 10 minutos de vuelo, arrojaron un paquete que
contenía 164 cartas en la Plaza de Puerto Colombia. Nacía el correo
aéreo en nuestro país.



EL VIAJE AL INTERIOR DEL PAÍS
Pronto se conocieron estas noticias en el interior del país. Los
bogotanos no estaban muy contentos con que los barranquilleros se
hubieran adelantado, pero comprendieron que debían sumarse a la nueva
situación. Los hermanos Di Doménico, dueños de varios teatros en Bogotá,
visualizaron la oportunidad. Aprovechando los grandes festejos que se
celebrarían en Bogotá por el centenario de la Batalla de Boyacá,
contactaron a Martin y le propusieron que montara un espectáculo en el
altiplano en agosto de 1919. Una vez lograron la aprobación de Martín,
llegaron a un acuerdo con la Junta Oficial de Festejos, a cargo de la
organización de las grandes festividades que iban a llevar a cabo.
El contrato entre William Knox Martin, Di Doménico Hermanos & Co y
la Junta Oficial de Festejos incluía 2 vuelos oficiales, uno el martes 5
de agosto sobre la ciudad de Bogotá, donde se lanzarían proclamas
patrióticas sobre diversos puntos de la capital, mientras que el 7 de
agosto se pensaba hacer un vuelo histórico: Martin saldría de Bogotá
junto con el doctor Alfonso Villegas Restrepo (hermano de Lorencita
Villegas de Santos) hacia el Puente de Boyacá, donde arrojaría coronas
de laurel en presencia del presidente Marco Fidel Suárez. Luego
aterrizaría en Tunja y más tarde volvería a Bogotá. Por todo ello,
Martin recibiría 3000 pesos.





Martin desarmó el avión, lo embaló para llevarlo por el rio Magdalena
hacia el interior y salió hacia Girardot, donde esperaba llegar a fines
de julio de 1919, a tiempo para las festividades del Centenario. Sin
embargo, varios retrasos en el camino impidieron que se cumpliera esta
meta. Martin terminó llegando a Bogotá en el tren de Girardot al
atardecer del lunes 4 de agosto, mientras que el avión se quedaba en
Girardot, a cargo del mecánico señor Fogarti, donde la compañía inglesa
que operaba el Ferrocarril de la Sabana ponía toda clase de obstáculos
para demorar el envío de la máquina.



Al día siguiente, martes 5 de agosto, no se pudo cumplir con el primer
vuelo contratado. El avión terminó llegando el 6 de agosto a Bogotá.
Martin, entretanto, había localizado un lote que podría servir como base
de operaciones, en la población de Fontibón, en el kilometro 7 de la
ruta del Ferrocarril de la Sabana. Anunció que necesitaba un par de días
para ensamblar el avión y uno más para probarlo, por lo que tampoco
podría cumplir con el compromiso del segundo vuelo del 7 de agosto. Los
miembros de la Junta de Festejos trinaban de la indignación y los
hermanos Di Doménico no sabían donde esconderse.



LOS VUELOS SOBRE BOGOTÁ
Con una presión muy grande, Martin hizo un vuelo de prueba el sábado 9,
que levantó nuevamente el entusiasmo. Los Di Doménico planearon un gran
espectáculo para el domingo 10 de agosto de 1919, último día de las
festividades del Centenario. Contrataron 2 trenes expresos para llevar
al público hasta Fontibón, donde montaron el aeródromo. Cobraban $1.00
por la entrada al campo, incluyendo el viaje en tren ida y vuelta, $2.00
para la gente que llegara en coche y $4.00 por cada carro. Se vendían
boletas en la sede de la empresa, Carrera 7 No 547 y en la Estación de
la Sabana. Hubo lleno total en los trenes expresos que salieron a la 1 y
2 de la tarde.



Hacia las 3 de la tarde del domingo 10 de agosto, Martin despegó y tomó
la ruta de la Avenida de la República hacia el centro de la ciudad.
Cuando llegó a la Plaza de Bolívar hizo una maniobra arriesgadísima, la
llamada “Falling Leaf”, apagando el motor y acercándose hasta 25 pies de
la estatua de Bolívar en la Plaza, arrojando una corona de laurel, lo
que causó grandes vítores entre la multitud. De vuelta a Fontibón,
realizó diversas maniobras en el aeródromo, complaciendo al público que
había pagado su boleta. Las reseñas del espectáculo fueron muy
favorables. Era el primer vuelo en la historia sobre la ciudad de
Bogotá.



No obstante lo anterior, los problemas continuaban. Martin se había dado
cuenta de varias cosas durante este primer vuelo: 1) era muy distinto
volar a 2600 metros que a nivel del mar 2) Varias maniobras, incluido el
looping the loop, eran imposibles a esa altitud 3) No podía llevar
pasajeros 4) el viaje a Tunja era muy arriesgado y totalmente
impredecible. Así se lo comunicó en carta a Villegas Restrepo, que
seguía muy molesto por el cambio de reglas de juego. Algunas fuentes
señalan que Knox Martin tuvo varios incidentes callejeros con bogotanos
que le reclamaban por sus incumplimientos.
El día sábado 16 de agosto de 1919, Martin realizó un segundo vuelo,
saliendo de Fontibón hacia el Hipódromo de La Merced, entre Bogotá y
Chapinero. Sobrevoló Bogotá y luego realizó varias maniobras sobre el
Hipódromo, donde se había reunido una gran concurrencia, que había
pagado para asistir al espectáculo. Nuevamente Martin sintió que su
aparato apenas podía sostenerlo a él, cosa que le hizo saber a Villegas
Restrepo en una nueva carta. En cuanto al vuelo a Tunja, indicó que solo
lo haría si la Junta de Festejos respondía por la totalidad del costo
del avión si llegara a tener algún siniestro. Obviamente, eso era
imposible para un ente oficial en aquellos días, más cuando la
impopularidad del Presidente Suárez era muy grande.



Las negociaciones entre Martin, los Di Doménico y la Junta no
prosperaron. Martin ofrecía reemplazar el vuelo de Tunja por un raid
Fontibón – Facatativá – Zipaquirá – Bogotá – Fontibón, pero la Junta no
accedió. Los Di Doménico, que ya le habían adelantado una gran cantidad a
Martin, fueron los principales perjudicados. Martin permaneció en
Bogotá, con el avión, buscando nuevos negocios y nuevas oportunidades.
Se hizo muy amigo de Carlos Padilla, un joven aviador que ya había hecho
2 cortos vuelos sobre el Puente del Común en junio de 1916.



El domingo 14 de septiembre de 1919, Martin hizo una tercera exhibición
aérea en Bogotá, cediendo parte de los ingresos a favor de Padilla,
quien quería comprar un avión. Esta vez el sitio escogido fue el
“Paradero del Olarte” en el kilometro 11 de la vía del Ferrocarril del
Sur, cerca del actual Cementerio El Apogeo en el sur de Bogotá. Se
contrataron 3 trenes expresos desde Bogotá, que salieron a la 1:00PM,
1:45PM y 2:30PM hacia El Olarte, cobrando $1.20 para los pasajeros de
primera clase y $0.60 para los pasajeros de segunda clase. Para los que
ingresaban en carro se cobró una tarifa de $1.00. El programa incluía
toda clase de arriesgadas maniobras, incluidas el “Cart Wheeling”, el
“Wing Overs”, el “Immelmann Turn”, la “Falling Leaf”, entre otras.



Después de esa última exhibición, William Knox Martín desarmó el avión,
lo embaló hacia Girardot y salió de Bogotá con Carlos Padilla, jurando
que volvería como un triunfador a esa ciudad. Pensaba montar en Girardot
una escuela de entrenamiento, así como hacer varias exhibiciones y
vuelos cortos de recreación con pasajeros que quisieran vivir la
experiencia de montarse en un biplano, ya sin el inconveniente que
representaba la altura.


EL VUELO A IBAGUÉ
A finales de septiembre, Martin y Padilla llegaron a Girardot y
encontraron que el punto ideal para hacer sus exhibiciones estaba en
Flandes, en el costado tolimense del Rio Magdalena. Cuando comenzaron a
ensamblar nuevamente el avión, se dieron cuenta que algo se había dañado
en el embalaje en Bogotá y que el avión no funcionaba. Más de un mes
estuvieron arreglando la máquina. Todo estaba listo para el sábado
primero de noviembre de 1919, con un programa que incluía vuelos de
exhibición, maniobras aéreas y el plato fuerte, el primer viaje por
avión a la ciudad de Ibagué. Sin embargo, algún detalle pasó y no se
pudo realizar la exhibición ese día.





Finalmente, el lunes 3 de noviembre de 1919 Martin pudo enderezar las
cosas. A primera hora hizo un vuelo de ensayo, en medio del entusiasmo
de las gentes de Flandes y Girardot. Inmediatamente, hizo 2 vuelos con
pasajeros, cobrando 50 dólares a cada viajero. Cenón Espinosa y
Francisco Clement fueron los afortunados clientes. Martin y Padilla
volvieron a Girardot y esa misma tarde Martin decidió volar a Ibagué,
donde un grupo de personas le había pedido realizar un vuelo.



A las 3:30 de la tarde del 3 de noviembre de 1919, William Knox Martin y
Carlos Padilla salieron hacia Ibagué, acompañados de un pequeño
tigrillo que había comprado Martin en Girardot. Llamaron por teléfono a
sus amigos en Ibagué y les pidieron preparar grandes fogatas y armar una
pista de aterrizaje en el campo de Belén. Llevaban como provisiones
varias botellas de cerveza Maltina, latas de sardinas y cajas de
galletas. Padilla preparó una bella crónica para El Tiempo de Bogotá, de
las cual extraemos los siguientes apuntes:
En el
carreteo, Martín le pasa el tigrecito a Padilla, quien apenas lo puede
contener. La multitud está a lado y lado de la pista. Al comenzar a
volar, el animal le clava los colmillos y uñas a Padilla, brotando
charcos de sangre. Padilla lo coge por el pescuezo, lo tira al fondo del
aeroplano y le echa encima la maleta de viaje.
En el
aire, a 800 metros de altura, Padilla ve atrás las curvas del Magdalena.
Enfrente, ve la hermosa llanura del Tolima, la vía en construcción del
tren hacia Ibagué, el camino de herradura entre Girardot y El Espinal.
Al fondo, entre una tenue neblina azul, se alcanza a divisar la hermosa
ciudad de Ibagué.
Un poco
más adelante, Padilla reconoce la población de Coello, llena de puntos
blancos que corresponden a habitantes que contemplan por primera vez en
la vida un avión. Aparece el rio Coello, encajonado entre grandes peñas,
reflejando en sus aguas purísimas el azul del cielo.
Absorto
en la próxima llegada a la meseta de Ibagué, Padilla ha olvidado al
tigrecito, que salta sobre él para morderlo nuevamente. Padilla le
grita, el animal se refugia al lado de Martin y vuelve al fondo del
avión.
Padilla
decide organizar el lunch, a 2000 metros de altura. Abre las sardinas y
las galletas, organiza unos sándwiches,  destapa las Maltinas y
almuerzan rápidamente, mientras pasan por Gualanday y entran en la
meseta. 
Siguen
la ruta del tren hasta Sesteadero. Vuelan sobre esa estación y enfilan
hacia Ibagué, llevando en ese momento 25 minutos de vuelo. Ya divisan el
llano de Belén y las fogatas de la pista de aterrizaje. Van planeando,
entre los techos rojos y oscuros de la ciudad.
Aterrizan
en la pista de 200 metros, entre una multitud de espectadores locos de
entusiasmo, 30 minutos después de haber salido de Flandes.
Así culminó un viaje histórico, el primero entre dos ciudades
colombianas. Martin y Padilla se tomaron una foto a su llegada, junto
con el tigrecito y varios espectadores. Durmieron en un hotel en el
centro de Ibagué y regresaron al día siguiente a Girardot, después de
hacer historia.



1920 Y EL PRIMER VUELO EN SOLITARIO SOBRE LOS ANDES COLOMBIANOS
En 1920 Martin permaneció en Girardot, realizando vuelos particulares,
dando lecciones y recuperando su inversión. Entretanto, la fiebre de la
aviación ya había prendido motores en Colombia y se habían organizado
varias compañías aéreas, en Barranquilla, Medellín y Bogotá. Sus amigos
de Barranquilla habían tomado camino propio y habían invertido en
SCADTA, una compañía colombo alemana que dominó la aviación durante 20
años en nuestro país. 
A mediados de 1920, sus amigos de Bogotá lo contactaron para revivir el
proyecto de hacer un vuelo sobre los Andes, desde el rio Magdalena. Con
las lecciones de 1919 aprendidas, Martin les sugirió comprar el mejor
avión posible y planear un vuelo desde Honda. Ellos aceptaron y a
comienzos de diciembre de 1920 el nuevo avión llegó a la ciudad de los
puentes. Todo llegó bien, menos la brújula, que no fue embalada desde
Estados Unidos. Martín recorrió Honda entera y logró improvisar una
brújula de juguete, que le costó 75 centavos de aquel tiempo.



Entretanto, los aviadores de SCADTA habían logrado llegar a Bogotá desde
Girardot. Con algo de frustración, pero sabiendo que su vuelo en
solitario era más importante, Knox siguió preparándose. Hizo una
exhibición en Honda el 24 de diciembre, para probar los últimos detalles
y recolectar fondos para cubrir sus gastos.



El día de navidad, sábado 25 de diciembre de 1920, William Knox Martín
partió de Honda a las 4:05PM, rumbo a Bogotá. Dio varias vueltas sobre
Honda y con ayuda de la diminuta brújula enfiló hacia la cordillera y
localizó la población de Guaduas, cuando volaba a una altura de 1000
metros. Pero repentinamente se produjo una gran neblina y Martin quedó
sin ayuda.
Lleno de recursos técnicos en su larga carrera, Martin decidió subir
hasta 7000 metros. Esta altura estaba prohibida en aquel entonces sin
máscara de oxigeno y guantes para el hielo, que no tenía consigo Martin.
A esa altura, buscando desesperadamente un punto de orientación, el
aviador notó que el motor trabajaba con dificultad y los cordajes se
llenaban de hielo. Martin dedujo que la gasolina también debería estar
coagulándose. 
Cuando estaba a punto de desfallecer, entre las nubes Martin pudo
divisar a Facatativá.  Rápidamente descendió a 1000 metros y siguió la
ruta de la carrilera de tren, llegando a Bogotá hacia las 5 de la tarde.
Cuando el avión apareció, los bogotanos supieron que William Knox
Martin cumplía su promesa de regresar. Su aterrizaje en el Hipódromo de
La Merced, lleno a reventar, fue la culminación de una impresionante
carrera de 7 años, a la que mucho le debe Colombia.



Allí en el Hipódromo lo esperaban los socios de la Compañía Bogotana de
Aviación, que habían pagado el avión y los honorarios del piloto. Eran
Ulpiano Valenzuela, Rafael Reyes Angulo, José María Obregón, Mario
Rocha, Alfredo Valenzuela, Harry Koppel, Julio Holguín, Carlos Dávila,
Nemesio Camacho, Enrique Reyes, Federico de Castro y Enrique Alford. A
ellos se sumaba Alfonso Villegas Restrepo, el frustrado pasajero del
fallido vuelo a Tunja en 1919.





LOS ULTIMOS AÑOS
Con todo cumplido como aviador, Knox Martin regresó a Barranquilla. Allí
lo esperaba Isabel Vieco, una linda barranquillera que había conocido
en 1919 y con quien sostenía un noviazgo por carta. El 7 de diciembre de
1921 se casaron en la Iglesia Bautista de la Zona del Canal de Panamá.
El 12 de enero de 1923 nació su primer hijo, William Jr. Knox Martin,
hoy en día un famoso muralista. Martin tuvo tres hijos y se trasladó a
vivir a Estados Unidos hacia finales de 1923. 
En julio de 1927, Martin sufrió un grave accidente automovilístico en
Watertown, en el estado de New York. Se rompió la espalda y murió 2 días
después, rodeado de su familia. Tenía apenas 32 años. Fue enterrado en
el East Hill Cemetery de Salem. 
En 1994 el servicio postal colombiano sacó una estampilla relativa a los
75 años de aquel famoso vuelo con Mario Santo Domingo sobre Puerto
Colombia.





En el año 2005 William Knox Martin fue elegido al Virginia Aviation Hall
of Fame por su contribución al progreso de la aviación en el mundo.





Su hijo mayor, muy famoso en Estados Unidos como muralista, ha estado en
varios homenajes en Barranquilla a su memoria, allí se creó un museo
donde está la réplica de aquel histórico avión, el mismo que llegó por
primera vez a Ibagué y Bogotá.



DISTORSIONES HISTÓRICAS
Lamentablemente, la historia de la vida de William Knox Martin y en
especial su vuelo a Bogotá ha sido distorsionada enormemente. A esa
distorsión ha contribuido mucho un libro llamado LA HISTORIA DE LA
AVIACIÓN EN COLOMBIA, del Coronel José Ignacio Forero, escrito en los
años sesenta, cuando seguramente los recuerdos del autor, quien dice
haber conocido a Knox Martin, ya no eran muy fidedignos. 
Forero tiene la siguiente versión de la historia, que es contradictoria
totalmente con las fuentes que yo tengo, que corresponden a periódicos
de la época, tanto de Colombia como de Estados Unidos. Un resumen de lo
que dice:
Knox
envió el avión desde Barranquilla a Honda, donde llegó el 10 de agosto
de 1919. FALSO: Ese domingo 10 el avión ya estaba en Bogotá, fue el día
en que realizó el primer vuelo.
9 días
más tarde, el 19 de agosto de 1919 a las 11 de la mañana, Knox voló
desde Honda hasta Bogotá. FALSO: El 19 de agosto Knox estaba en Bogotá,
enfrascado en una disputa con la Junta de Festejos, por incumplimiento
de su contrato para un vuelo a Tunja.
Knox
efectuó numerosos vuelos sobre Bogotá, con pasajeros, a los que les
cobraba 200 pesos en cada viaje. FALSO: Knox Martin se dio cuenta desde
el primer vuelo que no podría llevar pasajeros y por ello tuvo una larga
disputa con Alfonso Villegas Restrepo. Ni a Villegas, ni a ningún otro
pasajero pudo cobrarle Martin un solo peso en Bogotá.
Martin
volaba desde el Hipódromo de la Magdalena hasta los Campos de Muzú y la
gente corría entre uno y otro sitio para verlo salir y luego aterrizar.
FALSO: se trataba del Hipódromo de la Merced, que fue sitio de
aterrizaje y no de salida. Cuando Forero habla del Campo de Muzú,
seguramente se refiere al Paradero del Olarte, sitio de donde salió el
tercer vuelo de Martin en Bogotá. Ni hoy, ni en aquellos días, alguien
podría correr entre la calle 40 de Bogotá y el Cementerio El Apogeo en
menos de una hora.
Martin
tuvo un problema haciendo un looping the loop en Bogotá, pero lo pudo
controlar regresando al campo de Muzú. FALSO: Martin se dio cuenta desde
el primer vuelo que con su avión no podría hacer esa maniobra tan
arriesgada, a la altura de Bogotá.
Martin
rechazó 150 pesos que le ofrecía el Coronel Forero para pagar un vuelo
sobre Bogotá, insistiendo en que la tarifa eran 200 pesos. FALSO: Como
ya quedó claro, Martin no hizo este tipo de viajes en Bogotá. Forero de
pronto confunde sus recuerdos con los cobros que hacía Martin en
Flandes, donde si vivió varios meses de cobrar 50 dólares a los
pasajeros que querían dar una vuelta en su aparato.



Este libro LA HISTORIA DE LA AVIACIÓN EN COLOMBIA, es la fuente
distorsionada que han utilizado desde el Banco de la República hasta
varios novelistas e investigadores, modificando en mucho la historia de
William Knox Martin. Espero con esta crónica poder corregir en algo
estos graves errores históricos, para poder apreciar adecuadamente la
vida y obra de este gran personaje.









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