lunes, 8 de agosto de 2016

ANALIZANDO El Libro de Vaikrá (Levítico)

ANALIZANDO El Libro de Vaikrá (Levítico)
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EL LIBRO DE VAIKRÁ O VAYIKRA (LEVÍTICO)Indice(1)Vaikrá(2)Tzav(3)Sheminí(4)Tazría-Metzorá(5)Ajarei Mot-Kedoshim(6)Emor(7)Behar-Bejukotai(1)VaikráResumen de la parashá
Los cinco principales
korbanot
(
sacrificios
) que podían ser ofrecidos por una persona eran:1)
Olá:
ofrenda enteramente consumida por el fuego en elmizbeaj(altar)2)
Minjá:
lealtad-obsequio. A diferencia de los otroskorbanotque consisten de animales, ésta era unaofrenda de harina usualmente llevada por un hombre de medios modestos3)
Shlamim:
ofrenda de paz. Un medio de expresar agradecimiento a D-s en ocasionesde regocijo.También incluye elkorbán todá(en "acción de gracias", analizado en la parashá Tzav).4)
Jatat:
ofrenda por pecado. Una expiación por ciertos pecados cometidos sin intención por un individuo,incluso elCohén Gadol(Sumo Sacerdote), el reyelSanhedrín(suprema corte) en su totalidad. Comprendetambién las prohibiciones punibles concaretcuando son transgredidas intencionalmente, por ejemplo,comerjametzen Pésaj o realizar unamelajá(trabajo) en shabat.4A)Korbán olé veiored: un tipo especial de ofrenda por pecado que varía de acuerdo con la riqueza delpecador. Es requerido para las siguientes transgresiones:a) Jurar en falso que uno no ha visto ni oído evidencia necesaria para un testimoniob) Entrar en elBet Hamikdasho comerkodashimmientras se está en estado detumá(impureza)c) Dejar sin cumplir una promesaConmovido en su conciencia, el pecador confesaba su mala acción y estaba obligado a llevar este sacrificio.5)
Asham:
ofrenda por un culpa. Ofrecida como parte de la penitencia requerida por ciertos actos impropios,tales como:a) uso no intencional de propiedad apartada para Hashem (Kodashim)b) retención de propiedad ajena por un falso juramentoEn cada caso el pecador, luego de confesar su culpa, debía restaurar primero la propiedad, más unadicional de un quinto de su valor, al verdadero dueño, antes de que pudiera ofrecer el sacrificio y recibir elperdón divino por su pecado. (Extraído del libro "Lilmod ULelamed"de Edit. Yehuda)
Estudiando 3 pesukim (versículos) sobresalientesVaikra 4,12-"HABLA LOS HIJOS DE ISRAEL Y DILES: CUANDO ALGUNO PECARE POR YERRO CONTRACUALQUIERA DE LOSMANDAMIENTOS DE ADONAI, RELATIVOS A COSAS QUE NO DEBENHACERSE, HACIENDO CUALQUIERA DE AQUELLAS COSAS;2-CUANDO ALGUNO PECARE
. Se debe comprender esta expresión como una exclamación, dicen losSabios del Medrásh. ¿Cómo seria capaz el alma de cometer unpecado? ¿No ha salido ella de las esferasde justicia y pureza? "Se colocada en la fuente de Injusticia a la iniquidad (makóm ha-mishpát sháma

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harésh-a) (Ecl III,16). El capítulo precedente comenzaba por las palabras (ve-néfesh ki takrív), un alma quepresenta una ofrenda a Dios. Este gesto responde ciertamente a la naturaleza íntima del alma.Y no es sino después de esta constatación que la Toráh señala, que un alma también puede dejarsearrastrar al pecado. La parte de responsabilidad que corresponde acada uno de los dos factores del cuerpoy del alma en la perpetración del pecado, es un tema que nuestros Sabios han tratado a propósito denuestro versículo. Dos opiniones se han expresado y las dos en forma de parábola. La primera comparanuestro caso ados individuos que han cometido un mismo crimen de lesa majestad: Uno de ellos era unaldeano, el otro un visitante habitual del palacio real.Habiendo sido juzgados, el rey indulta al primero y castiga al segundo. A la pregunta planteada al rey paraqueexplicara el tratamiento diferente dado a los individuos culpables de un mismo pecado, éste responde:Indulté al aldeano porque éste ignoraba los usos y costumbres de la corte real; pero castigué al amigoíntimo de palacio, ya que ha estado constantementecerca de la majestad y conoce las medidas queaguardan a los descarados. Lo mismo ocurre con el cuerpo y el alma.El cuerpo está formado del "polvo de la tierra ", pertenece a las capas terrestres y materiales que son loopuesto a las esferas del espíritu, mientras que el alma, salida de las regiones celestes, es el soplo de vidainspirado por Dios. Ella también es, como la amiga íntima del rey, reconocida responsable en relación con elcuerpo, y es por esta razón que la Toráh proclama: (néfesh ki tejetáh, el alma que peque) es el alma la quecomete la fechoría (Medrásh Tanjumáh).El otro punto de vista sostiene, sin embargo, la responsabilidad conjunta del cuerpo y del alma. Esta opiniónes adoptada por el Talmúd y aparece citada en el Tratado Sanh. 9b.El autor delReshit Jojma, Rabí Elí diVidas, la califica de "mejor fundada, (yóter muskémet) que la opinión citada anteriormente. Y apoya suparecer en la parábola que cuenta la célebre fábula del ciego y del paralítico: "El emperador Antonio le dicea Rabí Yehudáh Hanassí. El cuerpo y el alma pueden disculparse; el cuerpo puede señalar que solamenteel alma ha cometido la falta, ya que él reposa en la tumba como una piedra después que aquella lo haabandonado. El alma puede igualmente hacer recaer la culpa en el cuerpo, ya que ella planea como unpájaro después de haberlo abandonado. Rabí respondió: Es como comparar a un rey que confió la custodiade su bello huerto a dos guardianes, uno de los cuales era paralítico y el otro ciego.El primero le dijo alsegundo: Veo hermosos frutos en el jardín. Ven, déjame subir sobre tus espaldas,iremos a buscarlos y nos los comeremos. Así lo hicieron. Un día llegó el propietario y preguntó dónde seencontraban los hermosos frutos. El paralítico respondió: ¿ Tengo yopies que me puedan transportar? Elciego respondió: ¿ Tengo yo ojos para ver? ¿Qué hizo el rey? Hizo subir al paralítico sobre las espaldas delciego y los condenó a los dos. El Eterno, concluyó el Rabí, actúa del mismo modo: El une el alma con elcuerpo ylos juzga juntos... "Vistas las cosas desde éste ángulo, la palabra (néfesh) de nuestro versículoalude a la persona en tanto que entidad psico-física, como lo subraya Rabí Bajyáh Ibn Pakúda refiriéndosea la expresión empleada por la Toráh al comienzo del Génesis II, 7. (vai-hi ha-adám le-néfesh jayáh) que serelaciona igualmente con esta entidad.
POR YERRO
: El error de que se habla aquí, puede estar relacionado bien con la ley o con su contenido: elindividuo ignoraba que tal acto estuviera prohibido oque él mereciera la pena de (karét), cercenamiento, yafuera por el acto mismo cuyo carácter ilegal ignoraba (por ejemplo, realizó un trabajo sin saber que ese díaera Shabbat, o comió la grasa prohibida (jélev) creyendo que se trataba de la permitida (shumán).En todo caso, no se puede hablar de acciones prohibidas más que cuando son cometidas voluntariamente yconllevan la pena de cercenamiento, (karét), es decir, que revisten un carácter de gravedad acusada.Hemos mostrado en nuestro Comentario anterior I, 3 cómo la obligación de ofrecer un sacrificio expiatoriopor una falta cometida involuntariamente le confiere al sistema de sacrificios de la Toráh, su originalidadespecífica. "Cualquiera que sea la naturaleza del pecado, declara Najmánides, éste le comunica al alma unamancha por lo cual debe purificarse antes de poder comparecer ante el Señor".El tema de la responsabilidad plenamente comprometida en cada pecado, voluntario o involuntario, estádesarrollado, con referencia a numerosos ejemplos en el Tratado Nazír 23a-b. Rabí Akivá, se cuenta endicha obra, lloraba al darse cuenta de las penosas consecuencias de los pecados cometidos en laignorancia o por descuido o sin que la propia conciencia lo advierta. Rabí Issi Ben Yehudáh exclamaba:Esto es lo que nos causa tanta aflicción. Paralelamente, el principio de la responsabilidad moral queincumbe al individuo por cada uno de sus actos, aun cuando los mismos sólo servían como vehículosinvoluntarios de laacción providencial en la prosecución de sus fines históricos, ha sido aclarado en elmomento de referimos a la historia de Yoséf y sus hermanos en nuestro Com. Gén. XXXVII,5.

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Con objeto de explicar el hecho de que la Ley considera un pecado cometido involuntariamente como unacto culpable que exige perdón y expiación, nuestros Sabios nos han dado el motivo siguiente. Un pecadotal, afirman, es un signo de negligencia culpable o de falta de aplicación en el ejercicio del servicio divino. Laexperiencia demuestra, en efecto, que tal objeto o acto que un individuo considera de gran importancia noescapa jamás a su vigilancia, ni por descuido ni por advertencia ni por olvido. Mientras mayor sea laprofundidad que tiene un asunto en nuestro corazón, más sagradoserá para nosotros y mayor será laseguridad de que lo respetaremos conscientemente, sin desfallecimientos y sin demora. Los interesessuperiores de nuestra existencia ignoran el olvido y el error.Partiendo de estas premisas, el Rey Shelomó constata: "(El pecado cometido), aunque seainconscientemente, no es bueno para el alma" (Prov. XIX,2). Y los Sabios comentan: No es el pecadocometido por error lo que debe constituir el principal motivo de aflicción para el pecador, sino sobre todo, elhecho de que"la puerta (del pecado) se encuentra abierta delante de él". Pues desde el momento en que secomete un pecado, ya sea por error o por olvido, se corre el riesgo de deslizarse por la pendiente fatal.La pueda está abierta y, en adelante, un pecado acarreaotro, como una Mitzváh acarrea otra. He aquí por qué: (gam beló dá-at néfesh lo tóv) aun inconscientemente, no es bueno para el alma (Tanj). Estasconsideraciones nos permiten comprender mejor la obligación establecida por la Ley de ofrecer un sacrificioexpiatorio para pecados de este orden, y se concibe igualmente que el grado de responsabilidad personal,aumente con el nivel moral y espiritual del individuo. "Cuando se trata de los discípulos de los Sabios(talmidé jajamím), declara Rabí Yehudáh, el pecado involuntario equivale a un pecado premeditado" (B.M.33b).Se puede ver en esta constatación el motivo por el cual la Toráh abre este capítulo por el caso del SumoSacerdote, colocando a continuación el delSanhedyíny el del filarca. Conviene, sin embargo, subrayar quela responsabilidad imputada al hombre por sus pecados involuntarios comprende una contrapartida que estárelacionada con sus méritos adquiridos inconscientemente. Al final de nuestra Sidrá, Rashí recuerda que lamedida de las recompensas, atribuidas por los méritos, es infinitamente más rica que la de los castigosinfligidos por los pecados, y cita, a nombre de los Tanaítas, una serie de ejemplos de buenas acciones,generosamente recompensadas, aunque realizadas accesoriamente, e incluso "sin saberlo ",o desprovistasde alcance práctico (V, 1 7).
* * * * *Vaikra 5,11-Y CUANDO ALGUNO PECARE EN ESTO: PORQUE HABIENDO OIDO IA VOZ DE LAIMPRECACION, SIENDO EL TESTIGO RESPECTO DE ALGO QUE HABIA VISTO O SABIDO, Y CONTODO NO LOMANIFIESTA, EL LLEVARA SU INIQUIDAD.1-Y CUANDO ALGUNO PECARE EN ESTO
. Las prescripciones contenidas en este capítulo, demuestrande nuevo que el culto de los sacrificios, lejos de rebajar la Nación al nivel de una cultura primitiva, comoalgunos se hancomplacido en proclamar, la eleva, por el contrario, a un grado muy elevado de concienciamoral. En efecto, los delitos mencionados aquí, que exigen la ofrenda de un sacrificio expiatorio, noparticipan ni del derecho común ni del derecho criminal, ni siquiera de las leyes religiosas fundamentales.No están relacionados tampoco con casos de transgresiones corrientes. Se trata, por el contrario, de casosespecíficos, que muestran hasta qué punto el hombre judío debe ejercer, hasta sus últimas consecuencias,un control permanente de sus actos y sus palabras, a fin de no ser reconocido culpable ante la Ley. Sólo unpueblo forjado en la disciplina más exigente, puede estar a la altura de un culto Divino de tal vigor. Y sólouna sociedad sujeta a una ley moralque reclama un acto solemne de expiación de pecados de carácter tanparticular como los tratados en nuestro capítulo, puede ser elevada a unas alturas morales y religiosasdesconocidas por otras naciones.De los tres casos enumerados en los versículos del 1 al 4, el primero está relacionado con el testigo querehúsa dar testimonio, aunque haya sido citado a declarar en un proceso de derecho civil; el segundo serefiere a una persona que, habiendo contraído impureza levítica, incluso ignorándolo, y habiendo consumidoen este estado la carne de los sacrificios, penetra en el Santuario; el tercer caso es el de un hombre que seha impuesto un voto por su propio juramento y que, habiéndole olvidado después, ha transgredido dichovoto.Estos casos se sitúan enel límite de lo consciente y lo inconsciente, incluso en el de la falta y la inocencia, yla Toráh parece querer, al citarlos, hacernos tomar conciencia de las graves responsabilidades morales delos seres humanos que comprenden los actos o las omisiones en que han incurrido de buena fe y que ellosconsideran de naturaleza sutil o anodina.
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Jul 28, 2013 by avdieljaim
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