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La Historia vista desde otro ángulo
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El ejército hitita
El imperio hitita no estaba tan fuertemente centralizado como elegipcio. Se trataba más bien de un reino fuerte, Hatti, con multitud de
reinos vasallos.
A éstos había recurrido Muwatalli para formar el gran ejército de
coalición, el mayor que el imperio había visto jamás, y que había
dirigido hacia Qadesh. Y era mucho mayor que el propio ejército egipcio.
Nada menos que 40.000 infantes y 3.700 carros de guerra, cada uno de
ellos llevando tres hombres. Sin embargo, y esto será importante en el
desarrollo de la batalla, no era un ejército profesional como el
egipcio.
El ejército hitita estaba compuesto por nobles de los reinos vasallos
y sus pequeños ejércitos personales, lo que era un contingente
realmente pequeño. Sin embargo cuando algún conflicto lo requería se
realizaban levas entre los reinos hititas (alistamientos forzosos), por
lo que se trataba de tropas poco disciplinadas y no contaban con la
organización de las del militarizado imperio egipcio.
La excepción eran los ocupantes de los carros de guerra, un puesto
altamente especializado y que por tanto era realizado por profesionales.
Sin embargo en esta ocasión, al ser tan grande el número de soldados,
Hatti no podía pagarles por lo que se les prometió el botín que se
capturase a los egipcios. Y éste fue el gran error de Muwatalli.
El escenario de la batalla de Qadesh
La antigua ciudad de Qadesh estaba emplazada junto al río Orontes, ensu margen izquierda, cerca del lugar en el que un pequeño afluente, el
Al-Mukadiyah, desemboca en él.
La ciudad, situada sobre un promontorio, se encuentra de esta forma
protegida en cierta medida por ambas corrientes: al este por el propio
río Orontes y al oeste por el afluente que desemboca en él. Parece ser
que los habitantes de la ciudad cavaron un canal al sur de ésta entre
ambos cursos, de manera que quedara completamente rodeada por vías de
agua, lo que facilitaba su defensa.
Escenario en que tuvo lugar la batalla de Qadesh. Sobre el promontorio situado al fondo se encontraba la ciudad de Qadesh.
lugar exacto en Google Maps) se encuentra el lago Homs. Sin embargo este
lago no existía en la época, ya que es resultado de una presa
construida dos mil años más tarde por los romanos en el río Orontes.
La verdad desvelada
Habíamos dejado a Ramsés levantando su campamento (es un decir, élsimplemente daba órdenes sentado en el trono de oro que había llevado,
como es lógico) al noroeste de Qadesh y creyendo que las tropas de
Muwatalli estaban aún de camino desde Khaleb, su última posición
conocida.
Es la víspera de la batalla, y allí estaba Ramsés en su trono, como
digo, cuando le llevaron dos exploradores hititas que habían sido
capturados en las inmediaciones. Y, tras la tortura de rigor, confiesan.
El ejército hitita había llegado días atrás a Qadesh y estaba situado
al este de la ciudad, oculto a la vista de los egipcios por el
promontorio sobre el que se asentaba la ciudad y por sus muros.
Muwatalli no está en Khaleb, sino detrás de la CiudadImagina los sudores fríos que recorren la frente de Ramsés. Se da
Vieja de Qadesh. Están los carros, la infantería, están sus armas de
guerra, y todos juntos son más numerosos que las arenas del río,
preparados y listos para combatir.
cuenta del engaño de los dos beduinos (espías hititas seguramente) y
comprende que su situación es desesperada: el ejército enemigo está a
sólo unos cientos de metros y él sólo cuenta con 5.000 hombres, mientras
el resto de su ejército está aún de camino.
Asimilada la nueva situación, lo único que puede hacer es enviar
mensajeros a los otros cuerpos de ejército para que redoblen la marcha.
Necesita que lleguen cuanto antes, ya que en la situación en que se
encuentra corre el riesgo de ser atacado.
Es entonces cuando, en su bisoñez, el faraón comete su segundo error
fatal, perdonando la vida a los dos hititas y dando orden de que los
liberaran. Los cuales, como es normal, corrieron de vuelta a su
campamento a informar a su rey.
Comienza el baile
Al amanecer llega el mensaje al cuerpo de Ra, que se pone en caminoinmediatamente. Tras él avanza también el cuerpo de Ptah, y está
previsto que ambos lleguen al campamento egipcio esa misma mañana.
Pero cuando la división de Ra avanzaba hacia el norte cerca del cauce
del Al-Mukadiyah (es de imaginar que de forma más o menos desordenada,
ya que iban a marchas forzadas) de entre la vegetación de la orilla
salieron cientos de carros hititas, lanzados a toda velocidad sobre las
desorganizadas tropas egipcias.
La infantería egipcia fue cogida por sorpresa por los carros hititas en la batalla de Qadesh
los 4.000 infantes del cuerpo de Ra debieron sobrevivir, si lo hizo
alguno. Los carros sin embargo, que debían ir al frente, emprendieron
una huida hacia delante dirigiéndose al campamento donde se encontraba
el cuerpo de Amón.
Mientras, los carros hititas también giraron al norte con intención de lanzar el golpe definitivo sobre el campamento de Ramsés.
Imagina los momentos de confusión que se debieron vivir en el
campamento egipcio cuando los vigías vieran venir los carros del cuerpo
de Ra a la carrera desde el sur y, a la vez, el frente de carros hititas
lanzados al ataque desde el oeste.
Apenas hubo tiempo de organizar la defensa y el caos en el campamento
fue total cuando se vio inundado de carros de uno y otro bando. Sin
embargo, dos cosas jugaron a favor de los egipcios.
En primer lugar, la mayor maniobrabilidad de sus carros les permitía
moverse mejor entre la vorágine de tiendas, cadáveres, caballos y carros
volcados en que debió convertirse el campamento.
En segundo lugar tienes que recordar que a los aurigas hititas se les
había prometido como pago el botín capturado, así que muchos de ellos
se desentendieron de la batalla y se entregaron al pillaje.
En fin, te puedes hacer una idea de la escena. Gritos, sangre,
cadáveres humanos y de caballos… Cuando la refriega llegó a las
inmediaciones de la tienda del faraón, Ramsés no tuvo otro remedio que
ponerse la armadura y salir a luchar por su vida.
Como ya he contado antes, Ramsés era un soldado muy entrenado y un
gran experto en el uso del arco a bordo de un carro. Es muy posible que
ver al faraón luchando junto a ellos supusiera una inyección de moral
para las tropas egipcias.
Ramsés II en la batalla de Qadesh
mucho daño a los carros hititas, consiguiendo ponerlos en fuga. Con los
caballos ya exhaustos y los carros egipcios reorganizados, aquello
resultó una masacre.
El segundo ataque
Te parecerá que la batalla no iba muy bien para Muwatalli, perorecuerda que sólo una mínima parte de sus carros han entrado en combate
(aún le quedan más de 3.000, además de los 40.000 infantes).
Además, los cuerpos de ejército egipcio de Ptah y Set aún no han
llegado, y el cuerpo de Ra ha sido masacrado. Así que Muwatalli envió
una segunda fuerza de carros sobre el campamento egipcio.
A Ramsés se le estaban poniendo las cosas difíciles. Iba a ser
complicado resistir este segundo ataque, así que comenzó a organizar las
pocas fuerzas que le quedaban mientras los carros hititas se acercaban
al campamento.
Y aquí es cuando el faraón tuvo su gran golpe de suerte porque por el
oeste aparecieron los ne’arin, que llegaban a toda velocidad tras
recibir el mensaje del faraón.
Los Ne´arin irrumpieron entre los odiados Hijos de Hatti.
Fue en el momento en que éstos atacaban el campamento del faraón y
conseguían penetrarlo. Los Ne´arin los mataron a todos.
El resultado de la batalla
Con la situación en punto muerto, se pactó una tregua entre ambos bandos que terminó siendo definitiva y puso fin a la batalla.¿Quién ganó entonces? Pues podemos considerar que la batalla acabó en
tablas, aún teniendo en cuenta que la mayor parte de las tropas de
Muwatalli no llegaron a entrar en combate (la infantería ni siquiera
luchó). El rey hitita las necesitaba para sofocar las rebeliones en el
norte de su imperio.
Sin embargo la situación de Qadesh no cambió. La ciudad, y con ella
el control estratégico de la región, siguió en manos hititas. La
maniobra de Ramsés para establecer su dominio en Amurru fue un rotundo
fracaso, y se puede decir que, aunque no hubo un claro vencedor en la
batalla, él fue el gran perdedor en todo este asunto.
La versión de Ramsés II: cuéntame un cuento
El joven faraón había fracasado y regresaba a Pi-Ramsés con lasorejas gachas. Las noticias llegaban antes que él y a su paso numerosas
poblaciones cananeas se revelaban, pasando a control hitita. La campaña
estaba resultando cada vez más penosa.
Sin embargo, al principio de su reinado no podía permitirse mostrar
esa debilidad ante su pueblo. Debía presentarse ante ellos como un gran
vencedor.
Así que comenzó una campaña propagandística sin precedentes.
Encargó a Pentaur, poeta de la corte, la escritura de un poema épico que ahora conocemos como el Poema de Pentaur
(lo puedes ver en el material extra), y llenó los templos de
transcripciones de este texto, desde Abu Simbel al Ramesseum, pasando
por Karnak y Luxor y muchos otros.
En él se presenta a un Ramsés que, a punto de caer derrotado el
ejército egipcio, surge como el dios que es y, prácticamente en
solitario, vence a los hititas llevando a los suyos a la victoria.
Como digo se encargó de proclamar a los cuatro vientos tanto este poema como el llamado Boletín de Guerra, una versión reducida de él. Y la estrategia propagandística funcionó.
Y, aunque estaba destinada al pueblo egipcio, esta propaganda cumplió
su cometido tan bien que nos creímos su versión… casi hasta nuestros
días.
El Tratado de Qadesh
En 1834 un arqueólogo francés, Félix Marie Charles Texier, encontrabalos restos de Hattusa, la antigua capital de Hatti. Y digo “encontraba”
porque fue un descubrimiento casual: en realidad Texier buscaba otra
ciudad.
Tratado de Qadesh
arcilla con textos cuneiformes grabados en ellas. Entre ellas se
encontraba el Tratado de Paz Perpetua (como lo llamaron los firmantes), firmado entre egipcios e hititas algunos años después de la batalla de Qadesh.
Y este tratado nos contaba una historia muy distinta a la que Ramsés
había contado al mundo permitiéndonos, treinta siglos después, saber lo
que realmente ocurrió.
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En la Tienda de Apuntes de Historia podrás encontrar la versión ampliada del artículo en ebook (unas 4.500 palabras), incluyendo la historia de cómo llegó a firmarse el Tratado de Qadesh,la importancia que las reinas Nefertari y Puduhepa tuvieron en el
asunto y cómo influyó en la historia de Egipto, permitiéndole salir de
la Edad del Bronce.
El paquete de descarga contiene los archivos en formato PDF, EPUB
(para e-reader) y MOBI (para Kindle), incluyendo los textos históricos
en español:
- El Poema de Pentaur
- El Boletín de Guerra
- El Tratado de Qadesh
imágenes y mapas en alta resolución, el enlace al escenario de la
batalla en Google Maps y más. ¡Échale un vistazo!
sin ninguna duda. Y la verdad es que me he quedado con ganas de saber
por qué supuso la salida de la Edad de Bronce esta batalla. No me
quedará otra que leerme el e-book jajajaja. Pero una vez más, gracias
por tu tiempo y tus ganas por escribir estos apasionantes artículos.
Sigue así!
Un saludo!
Como siempre tus artículos son de una calidad impecable y diría que más que “Me gusta”, “Me encanta”.
Espero que tus vacaciones hayan sido tranquilas “pegado” a un buen libro.
Saludos
Alvaro Kröger
las vacaciones te diré que para cuando me acostumbré a disfrutarlas ya
empecé la cuenta a atrás de la vuelta, pero es lo que pasa siempre. En
cualquier caso sí encontré tiempo para alguna buena lectura
Un saludo.
compartirlos.
abrazo
Un fuerte abrazo.
Qadesh gracias a Discovery Channel donde cuenta mucho de lo que tu haces
mención en esta extenso relato, pero tu lo haces con más detalle sobre
situaciones sensibles para lo que fue la personalidad de Ramsés II.
Gracias nuevamente por tan estupendo material, ¡de colección!
Un afectuoso saludo.
Un saludo
agradezco el esfuerzo que sin duda has tenido que hacer para leerlo.
Un saludo.
Desconocía multitud de detalles de esta batalla de Qadesh, así que hoy doble placer, leerte y adquirir conocimientos nuevos
Saludos y un abrazo.
Un fortísimo abrazo
Un saludo.
Habia leido otras versiones del mismo relato, pero nunca analizando
tan en profundidad el desarrollo táctico de la batalla ni el trasfondo
estratégico de la zona en conflicto.
Enhorabuena, Enrique
Un saludo.
siempre estoy seguro de conseguirlo. Aquello de “las letras con sangre
entran” era una gran mentira, creo que las cosas entran mejor con gusto.
Me alegra ver que, al menos a veces, consigo que resulten entretenidos
Un saludo.
un tratado de paz, o ambas versiones de un evento. Eso es muy común en
la historia, el uno dice que el otro eran muchísimos y aún así ganaron, y
viceverza XD.
asignan al enemigo ejércitos de millones hombres que, claramente, son
exageraciones para engrandecer la victoria propia. Por eso es
interesante, como bien dices, contar con ambas versiones.
Un saludo.
además nadie pondría en duda la palabra del faraón; pero como siempre
pasa que aunque trates de ocultar algo, tarde o temprano TODOS se
enterarán. Saludos
El faraón era la manifestación de Horus en la tierra. Y también es
cierto que, como decimos aquí, “se pilla antes a un mentiroso que a un
cojo”, pero fíjate, gracias a la desaparición de los hititas la mentira
de Ramsés II fue creída nada menos que durante miles de años… Claro que
al final cayó por su peso
Un saludo.
II he leido dos o tres libros, pero no habia leido casi nada sobre los
hititas, da gusto leerte. Cuando estuve en Abu Simbel -dignos de ver-
el templo dedicado a Ramses se ve en las parades los grabados que se
“ven” a él con su carro y aplastando a los hititas. Eso es lo que
quería demostrar, que él, Ramses II, era imbatible!
Si puedes te recomiendo que vayas algún día.
el grabado de Abu Simbel es espectacular (aunque yo no lo he visto en
persona, sólo fotos), pero no es el único. Hay grabados similares y
también frescos es otros templos. Le puso empeño en difundir bien la
historia.
Gracias por tu recomendación. Egipto es mi viaje soñado y, si algún día
puedo elegir sólo uno, te aseguro que será ahí. Bueno, o a China. O
Perú. Creta!… Bueno, dejémoslo estar
Un saludo.
Enhorabuena!!!
Un saludo.
espero que investigues, averigües y, por el camino, aprendas y
disfrutes…
Un saludo.
Un saludo.