jueves, 21 de julio de 2016

El fin de la independencia escocesa - Apuntes de Historia

El fin de la independencia escocesa - Apuntes de Historia

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Eduardo I Longshanks y la unificación de Gran Bretaña

Eduardo I Plantagenet era el rey de Inglaterra en el momento. Eduardo Longshanks (Zanquilargo o Piernas Largas), según era conocido por su estatura.


Eduardo I era un monarca fuerte. Quiso imponerse al poder de los
nobles y centralizarlo en la figura del rey, lo cual le costó continuos
problemas dentro de su reino, que condujo con mano de hierro. Además de
las guerras con Francia en defensa de los títulos franceses que poseía
como Plantagenet.


Como ya he dicho al principio también sometió Gales, y de hecho fue
el primer rey de Inglaterra que otorgó a su heredero el título de
Príncipe de Gales, en alusión al completo sometimiento del principado.


Castillo de Caernarfon

El castillo de Caernarfon, fortaleza de Eduardo I en Gales
Con el poder de Inglaterra ya fuertemente centralizado (a costa de
numerosas revueltas de los nobles) y Gales recién sometido, sólo Escocia
escapaba a su poder en toda la isla. Fue entonces cuando Alejandro III
cayó de su caballo.


La doncella de Noruega

La designación de la doncella de Noruega hizo que Eduardo I trazara
sus propios planes: casaría a la ya Margarita I de Escocia con su hijo y
heredero Eduardo (futuro Eduardo II) y así, a la muerte de Longshanks, toda Gran Bretaña quedaría unificada bajo su corona.


En 1290 Margarita I de Escocia contaba con siete años. Hacía cuatro
que había sido designada reina de Escocia y aún no había pisado su
reino. Y ese mismo año embarcó en la ciudad noruega de Bergen rumbo a su nuevo hogar, para recibir la corona.


Margarita I de Escocia

Margarita I de Escocia, la doncella de Noruega
La pobre niña, de salud delicada, nunca pisó suelo escocés. Murió frente a las costas de las islas Orcadas dejando al Príncipe de Gales sin prometida y a Escocia sin monarca ni heredero.


Los pretendientes al trono

Con la amenaza de una guerra civil sobre el país, los nobles
escoceses se reunieron en asamblea para establecer los posibles
candidatos al trono y sus derechos. Por exceso de inocencia o intereses
en forma de posesiones en Inglaterra, solicitaron a Eduardo I que
ejerciera de árbitro en el asunto de la sucesión.


Los dos linajes más importantes de la aristocracia escocesa eran los
Balliol y los Bruce (de ahí el temor a una guerra civil), pero
pretendientes, lo que se dicen pretendientes, surgieron “sólo” trece. La
mayoría de ellos se situaban en el rango entre “pintoresco” y
directamente “estrafalario”.


Para que te hagas una idea, se postuló un noble holandés portando un
documento (falsificado) según el cual Alejandro III le había cedido la
corona del Reino de Escocia a su muerte.


Pero en fin, sólo tres de estos candidatos tenían derechos reales:
Juan de Balliol, bisnieto del hermano menor de Guillermo I de Escocia,
David de Huntingdon, nieto de David I de Escocia, y Robert Bruce,
bisnieto del mismo David I por otra rama.


Finalmente Eduardo I eligió como rey de Escocia al candidato más
débil, manipulable e incapaz de entre los que tenían aspiraciones
verdaderas: Juan Balliol, que reinó como Juan I. Su reinado duró menos
de cuatro años, al cabo de los cuales se vio obligado a abdicar en favor
de… Eduardo I.


Las guerras de independencia escocesas

Tras aquel golpe de efecto, Eduardo Piernas Largas comenzó a
considerar Escocia como su feudo particular, pero una cosa es que un
rey incapaz le hubiera regalado la corona y otra muy distinta que
aquellos hombres rudos crecidos en las tierras altas y que no habían
conocido señor extranjero desde hacía siglos lo aceptasen.


Así que las revueltas no tardaron en estallar, sobre todo cuando
Eduardo comenzó a exigir a Escocia hombres para las guerras que libraba
en Francia, creyendo que Eduardo I, enfrascado en la guerra con Francia,
los dejaría hacer.


Martillo de los escoceses

Craso error. Aquellos alzamientos condujeron a la invasión inglesa de
Escocia y supusieron el comienzo de una larga serie de guerras de
independencia que duraron hasta bien entrado el siglo XIV.


Pero sin duda la más cruel, sangrienta y apasionada fue la primera.
Tanto por la rabia de los alzados, liderados por los nobles tras la
felonía de Juan Balliol (seguro que te suena el nombre de William
Wallace) como por la crueldad de su oponente, Eduardo I.


Longshanks se enfrentó a los escoceses con una rabia inusitada, hasta el punto de que se le conoció como martillo de los escoceses.
Incluso se dice que hizo prometer a su hijo que, tras su muerte,
herviría sus huesos para llevarlos en las campañas contra los escoceses y
así poder estar presente el día de la definitiva victoria inglesa.


Robert Bruce

Durante diez años Escocia no tuvo rey propio, pero los escoceses
rechazaron al gobernante inglés. Y es que no sólo estaban enfrentados a
Inglaterra, sino que los propios nobles se enfrentaban entre sí por los
derechos al trono. Y las alianzas y lealtades cambiaban a menudo.


Finalmente fue coronado Robert Bruce (nieto de aquel otro que había
pretendido la sucesión a Margarita I). Unos meses después de la
coronación de Robert I murió Eduardo de Inglaterra y le sucedió su hijo,
Eduardo II, que estaba hecho de una pasta totalmente distinta.


La unión bajo un único mando de los escoceses y la manifiesta
incapacidad de Eduardo II permitió que, en 1314, los escoceses
recuperaran su independencia perdida tras la victoria en la batalla de
Bannockburn.


Catorce años después un Plantagenet, Eduardo III, nieto del martillo de los escoceses, daría validez jurídica a esa independencia con la firma del tratado de Edimburgo-Northampton.


Eduardo Balliol, heredero de Juan I, invadió Escocia poco después con
la ayuda y apoyo miliar de Eduardo III de Inglaterra. Sin embargo, a la
muerte de Eduardo III en 1377, Escocia era independiente.


Y consiguió mantener esa independencia hasta la Unión de las Coronas,
en 1603, cuando Jacobo VI, rey de Escocia, se coronó rey de Inglaterra
como Jacobo I tras la muerte sin descendientes de su tía-abuela, la
reina Isabel I de Inglaterra.


Un siglo después, en 1707, los parlamentos escocés e inglés firmaron la Union Act
(el Tratado de Unión), un conjunto de leyes mediante las cuales ambos
parlamentos quedaban disueltos y traspasaban sus poderes a un nuevo
parlamento, con sede en Londres: el Parlamento de Gran Bretaña.


La independencia de los escoceses, defendida con sangre a través de
tantos siglos y tantas vidas, se perdió finalmente en una votación
política.


Enrique Ros
Soy
un lector empedernido y una persona curiosa, un enamorado de aprender y
de la historia (entre otras cosas), madrileño de nacimiento y murciano
de adopción. [ Más sobre mí ]

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Comentarios





  1. Muy interesante toda la historia de Escocia, pero aún queda muchísimo
    por escribir, que aqui en imposible resumir pues realmente cuando
    perdieron su independencia fue cuando Elisabeth I de Inglaterra murión
    sin descendencia y Jacobo I de Escocia heredó los dos reinos. Escocia
    como tal perdió su independencia al unirse a Inglaterra. Repito… todas
    las Historias de cualquier nación, no se pueden resumir en unas cuantes
    líneas.

    Muy interesante cuanto describes, saludos…







    • ¡Claro que sí, Rosa! Sería totalmente imposible resumir la historia
      de un país en tres mil palabras. ¡Ni aún en cien mil! Como siempre, mi
      única intención es enseñar un “paisaje”, a ver si alguien se anima a
      internarse en él. Y, claro, entretener. 🙂

      Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.







  2. Un muy interesante artículo, sobre todo el análisis de la situación
    escocesa y la relación cn inglaterra, interesante también el odio de
    Eduardo Longshanks hacia los escoceces…







    • Gracias tocayo! Especialmente amable de tu parte llamarlo análisis, cuando no pasa de resumen 🙂

      Fíjate que no sé si realmente era odio lo que sentía Eduardo I por los
      escoceses o simplemente la rabia por no haber conseguido lo que quería.
      Desde luego no estaba acostumbrado a que no se hiciera lo que él
      mandaba, y era un tío con una personalidad fuerte, por decirlo de una
      forma amable. Que tenía mucha mala leche, vamos. 🙂







  3. Me encantó,un excelente artículo me ha revelado nuevos datos acerca
    de Escocia y sus ventajas de su difícil orografía y geografía.



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