viernes, 2 de septiembre de 2016

sacrificio

sacrificio










Vitral Sangre de CristoSACRIFICIO


Padre Jordi
Rivero.
Fuente principal: "The Catholic Encyclopedia"


Etim.: Sacrificio:
Del latín sacrificium,
"sacrum" y "facere"
"hacer" algo "sagrado", convertir algo en "sagrado", que, a su vez,
quiere decir "separado".

Sacrificio s
e
entiende en general como una ofrenda a Dios para manifestarle

veneración
con el objeto de obtener comunión con El. 

El sacrificio es una de las
características de casi todas las religiones. Generalmente el
sacrificio lo ofrecía el sacerdote como intermediario entre Dios y los
hombres. Una excepción es
el Islam
que no tiene ni sacrificios ni sacerdotes.

El
budismo
originalmente
no tenía sacrificios pero si posteriormente.

El hindú
ofrece flores, aceite e
incienso a sus ídolos y ofrece víctimas a la diosa Chiva. Las religiones
paganas, desde tiempos remotos, ofrecían a sus dioses alimentos y
animales que no tuvieran defectos.
Los
chinos ya
ofrecían sacrificios
antes
de
Confucio (seis siglos antes de Cristo). L
a
costumbre continuó con el emperador quien, como sumo sacerdote, era el
único que podía elevar sacrificios al cielo (el sol, la luna, las
estrellas). Los realizaban quemando animales, sopas y vegetales. También
se hacían sacrificios a la tierra pero en este caso los enterraban.

Las religiones de los pueblos en torno a los judíos del
A.T.  solían tener sacrificios humanos. Los

egipcios

tenían un extenso sistema de sacrificio. Solo el rey y los
sacerdotes podían entrar en el santuario donde se preservaban las
imágenes de los dioses, a los que diariamente ofrecían alimentos y
bebidas que colocaban en la mesa del sacrificio.  Al poner la piedra de
fundación de un nuevo templo, ofrecían sacrificios humanos (abolidos
por Ramassides). Al dios favorito de los egipcios, Ammon-Râ, le hacían
numerosas y muy costosas ofrendas. Finalmente la religión egipcia cayó
en la adoración de bestias.

Los
cananeos
hacían sacrificios en las montañas. El Antiguo Testamento menciona que
sacrificaban niños al cruel dios Moloc.

Los Fenicios

sacrificaban animales pero también hombres y niños a Baal y Astarte. 
Los animales imperfectos o los enfermos estaban prohibidos. Los
sacrificios se realizaban para hacer suplicas o en agradecimiento.
Cuando la víctima no se consumía se utilizaba para un banquete con
música y baile.

Para
los
romanos
el objeto del
sacrificio era obtener favores o evitar la ira de los dioses. En el
panteón romano se unió el culto a las deidades de diversas tierras
conquistadas.
LOS JUDIOS
El sistema
de sacrificios judío
tiene algunas
ideas
y ritos
similares a los
de las religiones
paganas. Esto no debe ser motivo de escándalo ya que l
as
religiones
paganas
contienen
semillas de verdad que mas tarde

debieron ser
purificadas
de errores
gracias
a la revelación divina
.
La religión revelada no
rechaza la religión y la ética natural sino que la purifica de error y
las eleva para que cumpla plenamente el plan de Dios.

Por ejemplo
,
la religión oficial judía rechaza los sacrificios humanos

(cf. Deuteronomio 12,31; 18,10)

que eran frecuentes entre algunos pueblos paganos
.
La prueba de Abraham (Gen. 22,1s) finaliza con la prohibición del
sacrificio de Isaac.
Los israelitas
consideraban
el
sacrificio humano
como una
profanación del nombre de Yahweh (Cf. Levítico 20,1s).

Según
la ley de Moisés los primogénitos de toda criatura eran sacrificados a
Yahweh
, pero
expresamente hace excepción

de
los nacidos de mujer que deben ser redimidos
y no sacrificados. En su lugar se debía sacrificar un animal. Este
concepto de substitución es una referencia metafórica profética al
sacrificio de Jesús en la Cruz
.
El es el Cordero que se inmola para redimirnos.

Lamentablemente, la
influencia del paganismo no desapareció entre los judíos como tampoco ha
desaparecido entre los cristianos de hoy. Esa influencia prevaleció
desde el
reinado
de Ajaz hasta
el de
Josías.
Una de las consecuencias fue que

se sacrificaron miles
de niños a
l dios
Moloc.
Otro ejemplo ejemplo de la
influencia pagana es el sacrificio que hizo

Jefté
inmolando a su
hija para cumplir una promesa (Cf. Jueces 11,33)
. 
Estos
casos no fueron
motivados por
la
religión judía sino por influencia pagana
.

El concepto judío de
venganza de sangre (cherem)
,
según el cual los impíos y sus pertenencias debían ser exterminados
,
no está vinculado con el concepto de sacrificio humano ni tampoco está
relacionado con el concepto pagano de que Dios tiene sed de sangre
humana. Mas bien el cherem se basa en la idea de que los poderes
hostiles a Dios deben ser removidos de

su
camino con
castigo de sangre

porque El es el Dios de la Vida y de la Muerte
.
Los enemigos de Yahweh no eran sacrificados sino eliminados de la tierra
.
(Cristo supera este concepto con su mandamiento de amar a los enemigos).
 

Es importante entender que
el
acto de sacrificar
a
Dios NO comienza con las
religiones paganas sino que se efectuó desde la creación del hombre
.
Los primeros sacrificios mencionados en la Biblia son los de Caín y Abel
(Cf. Gen. 4,3s).
En aquellos sacrificios se demuestra
que hay sacrificios
agradables a Dios y otros que no lo son. A Dios le agradan solo los que
se hacen con un corazón puro.

Dios mira al corazón. El
sacrificio verdadero representa la ofrenda del propio corazón, una
disposición de sumisión y confianza que se expresa en total obediencia a
Dios. Sin esta disposición del corazón los sacrificios mas bien ofenden
a Dios porque son falsos.

Los
patriarcas
asociaban al sacrificio
el altar y
banquetes
(Cf. Génesis 12,7s)
.
Desde ese tiempo el sacrificio se
vincula
especialmente
a
las grandes alianzas
y
a las
declaraciones de

paz. La conclusión del sacrificio del

Monte Sinaí
también se efectuó con
un banquete (Cf. Exodo 24,5s). Posteriormente Moisés elaboró el sistema
de sacrificio y en el Pentateuco fijó con exactitud los distintos
sacrificios y sus rituales. Como todo el culto mosaico, el sistema de
sacrificio está centrado en la llamada del Señor: "Sed santos como yo
soy santo" (Cf. Levítico 11,44).

El animal
ofrecido en sacrificio
sangriento debía
pertenecer a quien los ofrece. Por eso, los judíos solo aceptaban
animales domésticos y no peces o animales salvajes (Cf. Levítico
22,19s).
El
sacrificio de palomas constituye e
l
único caso en que se sacrificaban aves.
Esta excepción
se concedía
a los pobres
porque ellos
no poseen animales
(Levítico 5,7; 12,8).  En cuanto a los animales para el sacrificio,
había
regulaciones en
cuanto al
sexo,
edad y condición
que
debían tener
. El
criterio
imperante
era
que solo lo mejor se ofrece a Dios (Cf. Levíticos 22,20s; Malaquías
1,13s). 

El culto mosaico del
A.T. incluye sacrificios no sangrientos, ya como añadidura a los
sangrientos o bien como sacrificios independientes. Estos generalmente
eran pan, aceite, vino o incienso (Cf. Levítico 2,14s; Génesis 28,18;
35,14; Números 28,7,14; Levíticos 6:20 s.; Jose
fus,
"Antiquit.", III, 10,7)
Los Ritos del
Sacrificio
Sangriento

El ritual para el
sacrificio sangriento es de especial importancia para comprender el
concepto del sacrificio judío. Hay cinco acciones que eran comunes a los
diferentes sacrificios de los judíos:
1- La presentación de la víctima,
2- La imposición de manos sobre la víctima,
3-
Matar
la víctima,
4- Rociar la sangre,
5, La quema del sacrificio.

1- Primero
se lleva la víctima al altar de los sacrificios
quemados

situada en el exterior del tabernáculo (del Templo)"ante el Señor"
(Exodo 29,42; Levítico 1,5; 3,1; 4,6).

2- El próximo paso es la

imposición de manos
por la cual
quien sacrifica
ba
transfería a la víctima sus intenciones personales de adoración, acción
de gracias, petición y especialmente expiación. Si el sacrificio se
ofrecía por toda la comunidad, los ancianos, como representantes del
pueblo, realizaban la ceremonia de la imposición de manos (Levítico
4,15). Esta ceremonia se omitía en caso de ciertos sacrificios (primeros
frutos, diezmos, el cordero pascual, palomas) y en el caso de
sacrificios sangrientos realizados a petición de paganos. 


Desde el tiempo de
Alejandro Magno también se permitía en el Templo la ofrenda de
sacrificios quemados por los gentiles (no judíos). Esto

se hacía
en reconocimiento de la
supremacía de gobernantes extranjeros
.
Por ejemplo,
el Emperador Romano
Augusto requería
que
se ofreciera por el en el
Templo
la ofrenda quemada
de dos corderos y un
novillo (Cf. Philo, "Ley. ad Caj.," 10; Josefus, "Contra Ap.", II, vi).
La retirada de este permiso al principio de la Guerra Judía se consideró
como una rebelión pública contra el gobierno de Roma. (Cf. Josefus, "De
bello jud.", II, xvii, 2).

A la ceremonia de imposición de manos le precedía
generalmente la confesión de los pecados (Levíticos 16,21; 5,5s; Números
5,6s), que, según la tradición rabínica, era verbal (Cf. Otho, "Lex
rabbin.", 552).

3- El tercer acto es
matar la víctima.
Se derrama la sangre en la forma mas completa y rápida posible haciendo
un profundo corte en el cuello de la víctima. Como los primeros dos
actos, el derramamiento de sangre lo debía hacer quien ofrece el
sacrificio (Levítico 1,3s). Solo cuando se ofrecían palomas (tórtolas)
era el sacerdote quien las inmolaba (Levítico 1,15). En el período
posterior era el sacerdote y los levitas quienes realizaban el acto de
inmolar, despellejar y descuartizar los animales mas grandes,
Especialmente cuando todo el pueblo ofrecía el sacrificio en las grandes
fiestas (2 Crónicas 29,22s).

4-
La
verdadera función del sacrificio comenzaba con el cuarto acto, el
rociado de la sangre
que, según la ley,
solo lo podían hacer los sacerdotes (Levítico 1.5; 3.2; 4.5; 2 Crónicas
29,23). Si un laico rociaba la sangre el sacrificio era inválido. (Cf.
Mischna Sebachim, II, 1). La tradición judía expresamente designa al
sacerdote para derramar la sangre sobre el altar como "la raíz y el
principio del sacrificio". La sangre, según el Levítico, es la vida del
cuerpo y no se debe comer. Dios nos la da para hacer con ella expiación
por el alma sobre el altar.

Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo mismo
les he puesto la sangre sobre el altar, para que les sirva de expiación,
ya que la sangre es la que realiza la expiación, en virtud de la vida
que hay en ella. -Levítico 17,11

5-El quinto y último acto,

quemar el sacrificio,
se realizaba de diferente manera según si se quemaba la víctima entera
(holocausto) o solo una porción. Por el altar y el "fuego consumidor"
(Deuteronomio 4,24), Yahweh simbólicamente se apropiaba del sacrificio
ofrecido. Recordemos, por ejemplo, el sacrificio de Elías. (Cf. Levítico
9,24; Jueces 6,21; 1 Reyes 18,38).

Diferentes
categorías de sacrificio sangriento
1- Holocausto.
En primer lugar están
los sacrificios quemados. El "sacrificio ascendente" (olah) llamado
también "holocausto" porque la víctima completa -- excepto el músculo de
la cadera y la piel -- se hace ascender a Dios por el fuego en humo y
vapor. Aunque la idea de expiación no se excluía, (Levítico 1,4), el
objetivo principal del holocausto es expresar completa sumisión del
hombre a Dios. El holocausto es el sacrificio mas antiguo, mas frecuente
y mas común. (cf. Génesis 4,4; 8,20; 22,2s.; Job 1,5; 42,8). Debía ser
un sacrificio continuo, por lo que se ofrecía dos veces al día, en la
mañana y al anochecer (Cf. Exodo 29,38s.; Levítico 6,9s.; Números
28,3s., etc.). Como sacrificio de adoración por excelencia, incluía a
todas las formas de sacrificio.
2- Sacrificios expiatorios.
La idea de expiación se expresaba mayormente en los sacrificios
expiatorios. Había dos clases:
Las ofrendas
por pecado y por culpa.
La distinción entre
estas dos está en que la primera se orientaba hacia la absolución del
pecado (
expiatio),
la segunda se orientaba hacia la restitución del daño cometido (
satisfactio).


La ofrenda por culpas se hacía especialmente por pecados que requieren
restitución (cf. Levítico 5,15s.; 6,2s.; Números 5,6 s.). La restitución
material se calculaba como una quinta parte mayor que la perdida
infligida. Adicionalmente se debía ofrecer un sacrificio de culpa que
consistía en sacrificar un carnero el lado norte del altar. La sangre se
rociaba en un círculo alrededor del altar en el que se quemaba la grasa;
El resto de la carne, como sacrosanta, se la comían los sacerdotes en el
lugar sagrado.

(Levítico 7,1s.).
3- Una tercera
clase de sacrificio eran las "ofrendas de paz"
(shelamim) que se sub-dividían en tres clases: el sacrificio de
alabanza, el sacrificio en cumplimiento de un voto y ofrendas
completamente voluntarias.

EL SACRIFICIO
CRISTIANO
En el cristianismo todo
sacrificio se une al Sacrificio que de Cristo: JESUCRISTO se ofrece a si
mismo como cordero Pascual, de manera sangrienta en la Cruz una vez para
siempre. La Cruz es el
sacrificio definitivo que contiene todos los méritos necesarios para
la redención de los hombres. Pero para
aplicarlos a cada persona, Cristo mismo instituyó el Santo
Sacrificio de la Misa, el cual es la continuación no sangrienta y la
representación del sacrificio sangriento del Calvario.
Se
trata de un continuo sacrificio y no de una repetición.
Todos los
antiguos sacrificios eran solo un signo del único sacrificio que puede
salvarnos: El sacrificio de Jesús. Porque solo El puede reparar ante el
Padre como Dios y hombre, ofreciéndole el perfecto sacrificio de amor y
obediencia por nuestro desamor y desobediencia. 
El dogma del Sacrificio de la Cruz

El Sínodo de
Efeso
(431) confirma la fe de
las Sagradas Escrituras:
El Logos (La Palabra)
Encarnad
o
"Se ofreció a si mismo a Dios Padre por nosotros"

(Denzinger-Bannwart, "Enchiridion," #122). Este dogma fue explícitamente
confirmado en el Concilio de Trento

(Ses. XXII. cap. i-ii;
can. ii-iv). Si todos los sacrificios del Antiguo Testamento,
especialmente los  sangrientos, fueron figuras que anticipaban el
sacrificio sangriento de la Cruz, y si la idea de expiación vicaria (una
víctima se sacrifica en

substitución por los pecados
de
otro) ya
estaba presente en los sacrificios sangrientos de la ley Mosaica,
entonces se deduce que la muerte de Cristo en la Cruz debe poseer el
carácter de sacrificio vicario de expiación. San Pablo desarrolla esta
enseñanza en su carta a los Hebreos 8-10

En el Nuevo Testamento,
como en el Antiguo, el poder expiatorio del
sacrificio está en la sangre de la víctima.

Por eso la
expiación para el perdón de los pecados se imputa a la Preciosa Sangre
de Cristo. No hay, por tanto, nada mas precioso que esta Sangre:

...Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de
sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata,19
sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin
defecto,20 predestinado antes de la creación del mundo y
manifestado en los últimos tiempos para bien de ustedes. 21
Por él, ustedes creen en Dios, que lo ha resucitado y lo ha glorificado,
de manera que la fe y la esperanza de ustedes estén puestas en Dios. (1
Pedro 1,18s.).

El sacrificio sangriento
de la Cruz ocupa el lugar central en la enseñanza de San Pablo

(Cf. Romanos 3,25).
La
Epístola a los Hebreos se
refiere a l
os
sacrificios del A.T. para compararlos con el sacrificio de Cristo y
ayudarnos a entender su significado
:
(
Heb
9,13s
).
Mientras los sacrificios sangrientos del Antiguo Testamento eran muchos,
variados, ineficaces e inadecuados, el Sacrificio de Cristo en la Cruz
es único
,
plenamente eficaz
y
adecuado
para el
perdón de los pecados (Heb.9,28
)

San Pablo caracteriza la
sangrienta muerte
de
Jesús
en la Cruz
como una ofrenda por los pecados (Hebreos 10,11-12; 2 Corintios 5,21).
En el cielo Cristo ya no se sacrifica mas, pero, por medio de su
intercesión sacerdotal,

El
ofrece continuamente el
sacrificio que consumió una vez por todas en la Cruz. (Cf. Hebreos 7,25;
Romanos 8,34).

San Ireneo fue el primero de los Padres en considerar el sacrificio de
la Cruz desde el punto de vista de una "
satisfacción
vicaria"
(sacrificio para restituir el daño causado por la culpa
de otros). Ireneo enfatizó que solo un Dios-Hombre puede lavar la culpa
de Adan; que Cristo de hecho redimió a la humanidad con su Sangre y que
ofreció "Su Alma por nuestra alma y su carne por nuestra carne" ("Adv.
hær.", V, i, 1, in P. G. VII, 1121).
Cristo
ofrece el sacrificio de expiación a Dios Padre y no al Diablo.

Cristo nos redime de
la
esclavitud
al
Diablo a través de su
sacrificio en la Cruz.
La falsa teoría de
que el rescate por la salvación fue pagado al demonio
surgió de una errónea
interpretación de Juan 12,31; 14,30; 2 Corintios 4,4; 2 Pedro 2,19. Este
error fue rectificado por Gregorio Nacianceno y Juan de Damasco. Quien
acepta el sacrificio de la Cruz es el

que fue
ofendido: Dios, la
Trinidad completa, a la que también pertenece Cristo, el Logos.


Cristo como Dios, junto con el Padre y el Espíritu Santo,
aceptó su propio sacrificio en expiación de la ofensa contra Dios. El
ofreció vicariamente el mismo sacrificio como Hombre a la Santísima
Trinidad. Aunque la coincidencia de las tres funciones: sacerdote,
víctima y aceptador en el mismo Cristo constituye un misterio, no
contiene contradicción alguna (cf. Agustín, "De civ. Dei", X, xx).

¿Acaso el sacrificio
consistió en el acto de matar a Jesús en la cruz?

La respuesta es
“NO”.
De lo contrario, se tendría que decir que la función del sumo sacerdote
en el sacrificio de la Cruz no la ejerció Cristo sino los verdugos. En
el sacrificio de Cristo en el Calvario, como en los sacrificios la ley
mosaica,
la esencia
del sacrificio está no en el acto de matar la víctima sino en el acto de
rociar la sangre.

El Redentor se sometió exteriormente a sus ejecutores mientras estos a
la fuerza derramaban su sangre. Pero fue Jesús -no los verdugos- quien
ofreció Su Sangre a Dios en espíritu de sacrificio. (Cf. Juan 10,17s.;
Hebreos 9,22; 1 Pedro 1,2).
En el sacrificio de la
Cruz Cristo actúa como único sacerdote porque solo El

ofrece
libremente
Su Sangre p
ara ganarnos
la redención
.
Con el sacrificio de la Cruz cesa para siempre la necesidad de hacer
sacrificios de animales. Cristo es el Cordero sacrificado cuya eficacia
para redimirnos es infinita.

El
CRISTIANO SE OFRECE A SI MISMO EN UNION CON CRISTO AL PADRE
En el A.T. el
sacrificio ya se entiende como un signo externo de la entrega personal y
comunitaria a Dios.
 «Ahora estáis enteramente
consagrados a Yahveh; acercaos y ofreced víctimas y sacrificios de
alabanza en la Casa de Yahveh.» Y la asamblea trajo sacrificios en
acción de gracias, y los de corazón generoso, también holocaustos. -II
Crónicas 29, 31. 
El
evangelio precisa que el amor está por encima de todo y le da valor a
todo. El sacrificio que agrada a Dios es nuestro amor que se hace
obediencia:
"amarle con todo el corazón, con
toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como
a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Marcos
12,33
"Holocaustos y sacrificios por
el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo pues de
mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu
voluntad!"  Hebreos 10,6-7
El sacrificio externo debe
representar la disposición del corazón al amor de Dios:
Si, pues, al presentar tu
ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo
tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y
vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y
presentas tu ofrenda. (Mateo 5,23-24)

CRISTO CABEZA, NOSOTROS SU CUERPO
Al único sacrificio que es Cristo, que ganó
ya los méritos de nuestra salvación, cada cristiano necesita unirse
con todo su ser.  Jesús vino a unirnos a El que es nuestra cabeza.
Nosotros somos su cuerpo. El cuerpo debe participar del mismo sacrificio que
la cabeza.
"quiero que sepáis
que la cabeza de todo hombre es Cristo" -I Corintios 11,3
"Hacer que todo tenga a Cristo
por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra". 
-Efesios 1,10
"La Cabeza (Cristo), de la cual
todo el Cuerpo, por medio de junturas y ligamentos, recibe nutrición
y cohesión, para realizar su crecimiento en Dios." -Colosenses 2,19

La Santa
Misa



Participamos del sacrificio de Cristo


principalmente en la celebración de
la Santa Misa



Los Protestantes nos acusan
de repetir el sacrificio de la Cruz en la Misa.  Falsamente se
imaginan que los católicos vamos a la misa a crucificar de nuevo a
Jesucristo.  HAY QUE SABER QUE ESA ACUSACIÓN ES FALSA.




Cristo se entregó como Sacrificio en la cruz
UNA VEZ PARA SIEMPRE.

"Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más"
-Romanos 6,9



La Eucaristía es Cristo, resucitado, glorioso, quien está
en el cielo y se hace presente en el tiempo porque El no está
limitado por la dimensión del tiempo. En la Eucaristía se unen la
eternidad y el tiempo. Jesús murió en la Cruz una sola vez, pero su
sacrificio es consumado en la Eternidad, lo toca todo, lo transforma
todo. No se trata de una duplicación del Sacrificio ni de una
reproducción. Mas bien Cristo, al hacerse presente en la Eucaristía
nos pone en contacto consigo, que es eterno (fuera del límite del
tiempo). Es por eso que al participar en la Eucaristía nos unimos a
su único Sacrificio, a Su Cruz y nos beneficiamos de sus frutos de
salvación.



Cristo muere en la Cruz UNA SOLA VEZ, pero este acto redentor es
eficaz sin límites de tiempo y se nos hace presente en la
Eucaristía. De manera que no crucificamos a Jesús en la Eucaristía. 
Mas bien a Jesús lo crucificamos cuando pecamos ya que aquel
sacrificio fue por nuestros pecados.  
Para participar
dignamente en la Misa
debemos estar concientes de que
ofrecemos
al Padre todo lo nuestro (nuestro ser, posesiones, tiempo, alegrías y tristezas,
trabajo y descanso, sufrimientos, enfermedades, etc.) en unión al
sacrificio de Cristo
. La vocación del cristiano es
hacer de su vida y de cada acto un sacrificio (una ofrenda de sumisión a
Dios por amor) en UNION con Cristo. 
"Os exhorto, pues, hermanos, por
la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una
víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto
espiritual". -Romanos 12,1
"Ahora me alegro por los
padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo
que falta a las
tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia".
-Colosenses 1,24
 De manera que el cristiano ya no vive para si
mismo sino por, con y en Cristo. 
No vivo yo, sino que es Cristo
quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo
en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
-Gálatas 2,20
María Santísima es el ejemplo
perfecto de una vida entregada a Dios. Por su unión al sacrificio de su
hijo en la Cruz cooperó estrechamente con nuestra redención. Ella nos
ayuda a entregar nuestra vida como un sacrificio de amor. Totus Tuus.


Carta a los Hebreos, 8-10


8 UN NUEVO Y UNICO SACERDOCIO El antiguo culto, figura del nuevo
1 Este es el punto capital de lo que estamos diciendo: tenemos un
Sumo Sacerdote tan grande que se sentó a la derecha del trono de la
Majestad en el cielo.
2 El es el ministro del Santuario y de la verdadera Morada, erigida
no por un hombre, sino por el Señor.
3 Ahora bien, todo Sumo Sacerdote es constituido para presentar
ofrendas y sacrificios; de ahí la necesidad de que tenga algo que
ofrecer.
4 Si Jesús estuviera en la tierra, no podría ser sacerdote, porque
ya hay aquí otros sacerdotes que presentan las ofrendas de acuerdo
con la Ley.
5 Pero el culto que ellos celebran es una imagen y una sombra de las
realidades celestiales, como Dios advirtió a Moisés cuando este iba
a construir la Morada, diciéndole: Tienes que hacerlo todo conforme
al modelo que te fue mostrado en la montaña.

Cristo, mediador de una Alianza mejor
6 Pero ahora, Cristo ha recibido un ministerio muy superior, porque
es el mediador de una Alianza más excelente, fundada sobre promesas
mejores.
7 Porque si esta primera Alianza hubiera sido perfecta, no habría
sido necesario sustituirla por otra.
8 En cambio, Dios hizo al pueblo este reproche: Llegarán los días
-dice el Señor- en que haré una Nueva Alianza con la casa de Israel
y la casa de Judá,
9 no como aquella que hice con sus padres el día en que los tomé de
la mano para sacarlos de Egipto. Ya que ellos no permanecieron
fieles a mi Alianza, yo me despreocupé de ellos -dice el Señor- :10
Y ésta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel después
de aquellos días -dice el Señor- : Pondré mis leyes en su
conciencia, las grabaré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán
mi Pueblo.
11 Entonces nadie tendrá que instruir a su compatriota ni a su
hermano, diciendo: "Conoce al Señor"; porque todos me conocerán,
desde el más pequeño al más grande.
12 Porque yo perdonaré sus iniquidades y no me acordaré más de sus
pecados.
13 Al hablar de una Nueva Alianza, Dios declara anticuada la
primera, y lo que es viejo y anticuado está a punto de desaparecer.


9 El antiguo Santuario
1 La Primera Alianza tenía un ritual para el culto y un santuario
terrestre.
2 En él se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro,
la mesa y los panes de la oblación: era el lugar llamado Santo.
3 Luego, detrás del segundo velo había otro recinto, llamado el
Santo de los santos.
4 Allí estaban el altar de oro para los perfumes y el Arca de la
Alianza, toda recubierta de oro, en la cual había un cofre de oro
con el maná, la vara de Aarón que había florecido y las Tablas de la
Alianza.
5 Sobre ella estaban los Querubines de la Gloria, que cubrían el
Propiciatorio con la sombra de sus alas. Pero no es este el momento
de entrar en detalles.

El culto de la Antigua Alianza
6 Dentro de este ordenamiento, los sacerdotes entran siempre al
primer recinto para celebrar el culto.
7 Pero al segundo, sólo entra una vez al año el Sumo Sacerdote,
llevando consigo la sangre que ofrece por sus faltas y las del
pueblo.
8 El Espíritu Santo da a entender con esto que el camino del
Santuario no es accesible mientras subsista el primer recinto.
9 Esto es un símbolo para el tiempo presente: en efecto, allí se
ofrecen dones y sacrificios que no pueden hacer perfecto en su
conciencia al que practica el culto.
10 Sólo se trata de prescripciones externas sobre alimentos, bebidas
y abluciones diversas, válidas hasta el momento de la renovación.


La entrada de Cristo en el Santuario celestial
11 Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes
futuros. El, a través de una Morada más excelente y perfecta que la
antigua -no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo
creado-12 entró de una vez por todas en el Santuario, no por la
sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre,
obteniéndonos así una redención eterna.
13 Porque si la sangre de chivos y toros y la
ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por
el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa,14 ¡cuánto
más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció
sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que
llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios
viviente!

Cristo, mediador de la Nueva Alianza
15 Por eso, Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los
hombres, a fin de que, habiendo muerto para redención de los pecados
cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la
herencia eterna que ha sido prometida.
16 Porque para que se cumpla un testamento es necesario que muera el
testador:17 mientras se vive, el testamento no vale, y sólo a su
muerte entra en vigor.
18 De allí que tampoco la primera Alianza fuera inaugurada sin
derramamiento de sangre.
19 Efectivamente, cuando Moisés promulgó delante de todo el pueblo
cada uno de los mandamientos escritos en la Ley, tomó la sangre de
novillos y chivos -junto con el agua, la lana escarlata y el hisopo-
y roció el Libro y también a todo el pueblo,20 diciendo: Esta es la
sangre de la Alianza que Dios ha establecido con ustedes.
21 De la misma manera, roció con sangre la Morada y todos los
objetos del culto.
22 Además, según prescribe la Ley, casi todas las purificaciones
deben hacerse con sangre, ya que no hay remisión de pecados sin
derramamiento de sangre.
23 Ahora bien, si las figuras de las realidades celestiales debieron
ser purificadas de esa manera, era necesario que esas mismas
realidades también lo fueran, pero con sacrificios muy superiores.


La mediación eterna de Cristo
24 Cristo, en efecto, no entró en un Santuario erigido por manos
humanas -simple figura del auténtico Santuario- sino en el cielo,
para presentarse delante de Dios en favor nuestro.
25 Y no entró para ofrecerse así mismo muchas veces, como lo hace el
Sumo Sacerdote que penetra cada año en el Santuario con una sangre
que no es la suya.
26 Porque en ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde
la creación del mundo. En cambio, ahora él se ha manifestado una
sola vez, en la consumación de los tiempos, para abolir el pecado
por medio de su Sacrificio.
27 Y así como el destino de los hombres es morir una sola vez,
después de lo cual viene el Juicio,
28 así también Cristo, después de haberse ofrecido
una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por
segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los
que lo esperan.


10
UN NUEVO Y UNICO SACRIFICIO Ineficacia de los antiguos sacrificios
1 La Ley, en efecto -al no tener más que la sombra de los bienes
futuros y no la misma realidad de las cosas- con los sacrificios
repetidos año tras año en forma ininterrumpida, es incapaz de
perfeccionar a aquellos que se acercan a Dios.
2 De lo contrario, no se hubieran ofrecido más esos sacrificios,
porque los que participan de ellos, al quedar purificados una vez
para siempre, ya no tendrían conciencia de ningún pecado.
3 En cambio, estos sacrificios renuevan cada año el recuerdo del
pecado,4 porque es imposible que la sangre de toros y chivos quite
los pecados.
5 Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: Tú no has querido
sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo.
6 No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios
expiatorios.
7 Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el
libro de la Ley- para hacer, Dios, tu voluntad.
8 El comienza diciendo: Tú no has querido ni has mirado con agrado
los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios, a
pesar de que están prescritos por la Ley.
9 Y luego añade: Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad. Así
declara abolido el primer régimen para establecer el segundo.
10 Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados pro la
oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.



Eficacia del Sacrificio de Cristo
11 Cada sacerdote se presenta diariamente para cumplir su ministerio
y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente
ineficaces para quitar el pecado.
12 Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un
único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios,
13 donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies.
14 Y así, mediante una sola oblación, él ha perfeccionado para
siempre a los que santifica.
15 El Espíritu Santo atestigua todo esto, porque después de haber
anunciado:16 Esta es la Alianza que haré con ellos después de
aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y
las grabaré en su conciencia,17 y no me acordaré más de sus pecados
ni de sus iniquidades.
18 Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer
por ellos ninguna oblación.

LA PERSEVERANCIA EN LA FE
Después de su larga reflexión sobre el sacerdocio de Cristo, el
autor sena/a una serie de consecuencias prácticas para la vida
cristiana. Como único Mediador entre Dios y los hombres, Jesús ha
abierto «el camino nuevo y viviente» (10. Z0) que conduce al
verdadero Santuario y que es su Cuerpo glorificado. Para avanzar por
ese camino, es necesaria la fe, de la que son inseparables la
esperanza y el amor. Es verdad que no se puede perseverar en la fe
sin afrontar «un rudo y doloroso combate» (10. 32). Pero así como
Cristo nos alcanzó la salvación por sus padecimientos y su muerte,
así también el creyente tiene que dejarse «educar» por la corrección
paternal de Dios (12. 5-13), a fin de unirse al Sacrificio redentor
de Jesús.

¿Y qué mejor estimulo para nuestra fe que el ejemplo de las grandes
figuras del Antiguo Testamento? ¿Acaso la fe cristiana no hunde sus
raíces en la historia de Israel? Por eso, el autor de esta Carta
hace desfilar ante nuestros ojos la fe admirable de aquella «nube de
testigos» (12. 1), entre los que sobresale Abraham, el padre de los
creyentes (Rom. 4. 1-25; Gál 3. 6-29). Pero sobre todo, hay que
fijar la mirada en «el iniciador y consumador de nuestra fe» (12.
2), que es Cristo Jesús. Solamente por él, se vio cumplida la
Promesa en la que habían creído y esperado los antepasados del
Pueblo elegido. Y él es el prototipo de nuestra fidelidad a Dios en
medio de las pruebas.

El acercamiento a Dios por Jesucristo
19 Por lo tanto, hermanos, tenemos plena seguridad de que podemos
entrar en el Santuario por la sangre de Jesús,20 siguiendo el camino
nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que
es su carne.
21 También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de
Dios.
22 Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe,
purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo
lavado por el agua pura.
23 Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque
aquel que ha hecho la promesa es fiel.
24 Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y en
las buenas obras.
25 No desertemos de nuestras asambleas, como suelen hacerlo algunos;
al contrario, animémonos mutuamente, tanto más cuanto que vemos
acercarse el Día.

El castigo de los que abandonan la fe
26 Porque si después de haber recibido el pleno conocimiento de la
verdad, pecamos deliberadamente, ya no hay más sacrificio por los
pecados.
27 Sólo resta esperar con terror el juicio y el fuego ardiente que
consumirá a los rebeldes.
28 El que viola la Ley de Moisés, es condenado a muerte
irremisiblemente por el testimonio de dos o tres testigos.
29 Piensen, entonces, qué castigo merecerá el que pisoteó al Hijo de
Dios, el que profanó la sangre de la Alianza con la cual fue
santificado y ultrajó al Espíritu de la gracia.
30 Porque nosotros conocemos a aquel que ha dicho: La venganza me
pertenece y yo daré la retribución. Y además: El Señor juzgará a su
pueblo.
31 ¡Verdaderamente es algo terrible caer en las manos del Dios
viviente!

La recompensa de los justos
32 Recuerden los primeros tiempos: apenas habían sido iluminados y
ya tuvieron que soportar un rudo y doloroso combate,33 unas veces
expuestos públicamente a injurias y atropellos, y otras,
solidarizándose con los que eran tratados de esa manera.
34 Ustedes compartieron entonces los sufrimientos de los que estaban
en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus
bienes, sabiendo que tenían una riqueza mejor y permanente.
35 No pierdan entonces la confianza, a la que está reservada una
gran recompensa.
36 Ustedes necesitan constancia para cumplir la voluntad de Dios y
entrar en posesión de la promesa.
37 Porque todavía falta un poco, muy poco tiempo, y el que debe
venir vendrá sin tardar.
38 El justo vivirá por la fe, pero si se vuelve atrás, dejaré de
amarlo.
39 Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición,
sino que vivimos en la fe para preservar nuestra alma.

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