miércoles, 28 de septiembre de 2016

Libro de los Salmos - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Libro de los Salmos
Psałterz florianski1.jpg

Página de un antiguo Salterio (Salmo 1).
Título original תְּהִילִים (hebreo)
Libros Sapienciales
Libro de Job Libro de los Salmos Proverbios
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Los salmos (en hebreo תְּהִילִים, Tehilim, "Alabanzas") son un conjunto de cinco libros de poesía religiosa hebrea que forma parte del Tanaj judío y del Antiguo Testamento cristiano. Está incluido entre los llamados Libros Sapienciales. También se le conoce como Alabanzas o Salterio. Suele encontrarse entre los libros de Job, Proverbios, Cantares.



Índice

Datos generales y títulos

Origen de la literatura hebrea

Las poesías de estilo salmódico son muy abundantes en las tradiciones literarias sumeria, asiria y babilónica desde la más remota antigüedad. Estas culturas empleaban sobre todo salmos en forma de himnos o lamentaciones.


Muchos himnos religiosos egipcios (especialmente el "Himno a Atón"), inspiraron en forma directa diferentes salmos, cuyo ejemplo más evidente es el Salmo 104 (ver referencias).


La cultura cananea influyó sobre los salmos y probablemente también sobre el resto de la literatura hebrea. El rey David, quien según la Biblia era poeta (no se cuenta con ninguna otra biografía suya), perfeccionó la organización litúrgica
y aplicó un poderoso impulso a la poesía salmódica hasta alcanzar la
gran variedad y calidad de los poemas reunidos en este libro.


Durante el período de la dominación persa,
los salmos estuvieron en pleno apogeo y se fueron diversificando en
multitud de estilos y géneros diferentes: himnos, imágenes mesiánicas, lamentaciones individuales o grupales, escatología,
súplicas a Dios donde se confiaba en recibir una respuesta, textos
didácticos que recuerdan importantes episodios históricos, cánticos de
acción de gracias de personas individuales o de la nación entera,
etcétera.


La poesía hebrea

Una de las principales dificultades al tratar de interpretar1 los Salmos se debe a las cualidades de la poesía hebrea, expresión del ánimo peculiar del pueblo israelita, más intuitivo y sensible que el griego.2


La poesía hebrea se caracteriza por una métrica especial fundada en el paralelismo semántico: repetir la misma idea dos veces por lo menos con distintas palabras:

El malvado cree que Dios se olvida,
que se tapa la cara y nunca ve nada (Salm. X, 11)
Son rasgos principales su concisión y carácter elíptico. Las ideas se fijan con pocas palabras,3 y se dejan implícitas muchas relaciones. Se renuncia a completar los nexos entre las ideas4
para que las palabras sueltas encuentren en el oyente lo que el poeta
no consignó en el texto. Si a eso se añade que, por lo general, la
poesía hebrea es breve,5 el trabajo exegético se dificulta mucho6
no existe entonces la posibilidad de confrontar el texto en estudio con
otros y elaborar por este medio una explicación conjunta que ilumine el
detalle.


Si los poemas fueran más extensos... las distintas partes se
iluminarían... y ayudarían a comprender el conjunto del poema. (Gunkel
1933:18)


La brevedad y la elipsis de los poemas hebreos se resolvían en su
época gracias a un contexto histórico y social que compartían el poeta y
sus contemporáneos. El desconocimiento de ese contexto esconde
actualmente el sentido real del poema y deja paso a toda clase de
especulaciones.7


Colocación y nombre

En la Biblia hebrea, el Libro de los Salmos se encuentra al inicio de la tercera sección, llamada ketubim (escritos). En la versión de los LXX o Septuaginta, encabeza también la sección de libros llamados didácticos. En cambio, las versiones latinas lo han colocado siempre tras el Libro de Job.


La Biblia hebrea lo denomina tehillim o sefer tehillim, forma plural del nombre tehillah, que significa himno o alabanza. También usa, al inicio de 57 salmos, la palabra mizmor, que se emplea para hablar de un poema que se canta y es acompañado por instrumentos de cuerda (kinnor).


La versión de los LXX los llama ψαλμοι o βιβλος ψαλμων,8 aunque el Código Alejandrino use la expresión psalterion, que es el nombre del instrumento de cuerdas con que los oficiantes judíos acompañaban los cánticos de alabanza a Yahveh o Jehová. Por extensión, más tarde el término se aplicó a la colección de himnos y finalmente al libro que la contuvo.


Contenidos

Al parecer se trataba de una recolección oficial de cantos usados en la liturgia y que se empleaban en Jerusalén en el período del segundo templo. Son 150 salmos en total.9
Ahora bien, existen diferencias en cuanto a la división. Todas las
versiones comprenden exactamente 150 salmos. El problema se suscita al
comparar las versiones hebreas con la Septuaginta y la Vulgata.
Así, se pueden observar discrepancias en la numeración y división de
algunos salmos. Si bien estas divergencias se refieren siempre a casos
puntuales y particulares, inevitablemente repercuten en la numeración
general.


La numeración que les otorga el texto hebreo sólo se corresponde con
los LXX y con la Vulgata en los 8 primeros salmos y en los 3 últimos. La
Biblia
griega fusiona los salmos 9 y 10 en uno solo, y hace lo mismo con el
113 y 114. De manera inversa, divide en dos el 116, y denomina a las
partes resultantes 114 y 115, y de la división del 147 hace los salmos
146 y 147.


Como regla mnemotécnica, puede decirse que, entre los salmos 10 y 148, la numeración de la Septuaginta y la Vulgata es igual a la numeración hebrea menos 1. Usualmente, sin embargo, cuando se habla del Salmo n, sin dar mayores explicaciones, se está refiriendo a la numeración original hebrea.


Los salmos aparecen en el original hebreo agrupados en cinco libros o colecciones, separados por doxologías
que aparecen al final de los salmos 41, 72, 89, 106 y 150. Este último
consiste todo él en una doxología. La primera mención a la recolección
que de alguna manera permite datarla se encuentra en el prólogo a una
traducción del Eclesiástico
que se escribió hacia el 117 a. C. donde se indica que el libro de los
Salmos ya formaba parte de la Biblia hebrea a inicios del siglo II a. C.


Subdivisiones

El Libro de los Salmos se compone, en realidad, de 5 colecciones de
cánticos que el antiguo pueblo de Israel empleaba en su adoración. Gran
parte de éstos están encabezados por anotaciones referidas al autor, su
forma o el contexto en el que se escribieron (los llamados "títulos").
Muchos de ellos emplean un orden alfabético. Las subdivisiones serían
las siguientes, separadas cada parte por una doxología:


  • Salmos 1 al 41
  • Salmos 42 al 72
  • Salmos 73 al 89
  • Salmos 90 a 106
  • Salmos 107 a 150
Sin embargo, hay salmos duplicados (por ejemplo, el 14, que se encuentra en el 54).10
Otro aspecto que hace pensar en la diversidad de autores y momentos o
en la existencia de otras colecciones anteriores es la falta de
homogeneidad en el uso de palabras como Yahveh o Elohim, ya que se considera habitualmente que los salmos que usan Elohim para referirse a Dios son más antiguos que los yahvistas.


Títulos

La mayoría de los Salmos contienen un encabezado a modo de título. La versión de los LXX incluye más que el texto masorético.11 La versión hebrea da como autor de 73 salmos a David y la LXX, 84.


Se usan algunas expresiones para dar a entender el tipo de salmo:


  • mizmor (salmo) en 57 ocasiones.
  • shir (cantos) en 30 ocasiones.
  • tefillah (oraciones) en 3 ocasiones.
  • tehillah (himnos o cantos de alabanza) en 1 ocasión.
  • miktam (traducido como “poema para inscripción”12 ) en 6 ocasiones como por ejemplo en los salmos 16, 56-60).
  • maskil (trozo hecho con arte) en 13 ocasiones (salmos 32, 42, 44, 45, 52-55, 74, 78, 88, 89 y 142).
  • siggayon (lamentación) en 1 ocasión.
Se llama lamed auctoris a una indicación que ofrece
información sobre el creador del salmo o su dedicatoria. Recientemente
se ha puesto en duda su pertenencia original al salmo, debido a la
cantidad de variantes que presenta.13


En los títulos se ofrecen también datos sobre los instrumentos musicales empleados o de acompañamiento o incluso del uso de melodías conocidas: de cuerda, voces de soprano,
tonadas del “no destruyas”. Hay indicaciones e incluso palabras que no
han logrado ser dilucidadas con certeza, como la expresión selah ("interludio", en la LXX, y “siempre”, en la Vulgata de Jerónimo de Estridón). En los salmos 8, 81 y 84, aparece el vocablo hebreo gui·tit, empleado, en el antiguo Israel, en la composición. Se cree que la expresión se·mi·nit indica una disminución de una octava. Finalmente, en el salmo 5 se halla la neji‧lóhth, de significado incierto y que probablemente derive de ja‧líl o "flauta", en hebreo.


Hay también en los títulos algunas indicaciones sobre el momento en
que se debían usar: bien en peregrinaciones, bien para la celebración de
la dedicación del templo o para el sábado, entre otros.


Finalmente, algunos salmos incluyen en los títulos una explicación
del momento en el que supuestamente se habría compuesto el salmo: la
huida de David ante Saúl, el arrepentimiento tras la muerte de Urías, la guerra con Absalón, etcétera.


Un buen número de Padres de la Iglesia
se manifiestan a favor de considerar también como inspirados estos
textos de los títulos de los salmos debido a que, según opinan, serían
obra del mismo autor. Pero también muchos discuten no solo su origen
sino también su veracidad. En la actualidad, la mayor parte de los exégetas niegan su carácter canónico.14


El texto

El texto original de los Salmos estaba en hebreo.
Los manuscritos más antiguos con los que se cuenta y que están en esta
lengua son de fines del siglo X aunque los fragmentos que se encontraron
en Qumram
sean de mediados del siglo I. Dado que se trataba de un texto muy usado
con fines litúrgicos, sufrió diversas transformaciones y cambios que
hacen muy difícil descubrir el texto hebreo que fue la fuente de las
traducciones más antiguas con que se cuenta. Esto se puede comprobar si
se comparan textos duplicados como el del Salmo 18 con 2Samuel 33 o el
Salmo 14 con el 53. A esto se añade el hecho de que el período de
composición de todos ellos va de seis a ocho siglos.


Aun cuando se encontraron en Qumram diversos textos e incluso, en
algunos casos, variantes de un mismo salmo, el más importante es el
rótulo de cuero 11QPs, con 41 salmos: 7 apócrifos (con el himno que se
menciona en Sab 51, 13-20, y el Salmo 151, que aparece también en la Septuaginta) y los últimos 33 salmos del salterio canónico.


Traducciones

Se habla de una especie de grupos de salmos dentro del salterio o
incluso de “salterios dentro del salterio”, y es que todas las técnicas
de crítica textual se han usado en los textos de los Salmos.15 A continuación se enumeran diversas traducciones:


  • Septuaginta.
    Según la mayoría de los críticos, la traducción es de mala calidad,
    pero es la más antigua (fines del siglo II a. C.). De hecho, Beaucamp
    afirma:
Las divergencias señaladas entre el texto griego de los LXX y el del
texto masorético parecen debidas al traductor y al original hebraico
usado. Por entonces el salterio hebraico era idéntico al que poseemos
hoy, pero todavía había inseguridades en los detalles


DBS 201
A pesar de sus incorrecciones tanto en la traducción como en el mismo
griego, se usa para tratar de dilucidar el texto hebreo que le sirvió
de base.16 Fue recensionada por Luciano de Antioquía y Hesiquio de Antioquía.


  • Otras versiones en griego. Según Jerónimo, hubo también otras versiones griegas que usó para su texto latino. Una, llamada “de Áquila” (realizada a inicios del siglo II), y la de Símaco (hacia el año 200).
  • Pesitta o versión siriaca común. Existe ya una versión crítica preparada por W. E. Barnes.17
  • El Tárgum es la versión en arameo
    que también resulta útil para descubrir la versión original o fuente
    hebrea. Se caracteriza por la cantidad de comentarios que se añaden al
    texto.
  • Versiones latinas. Tres son obra de Jerónimo:
  • una a partir de la Vetus latina (que a su vez es traducción de la Septuaginta);
  • la segunda se hizo en Palestina; en realidad, es una revisión de la anterior que se conoce como Salterio Gallicano (fue adoptada en las Galias) y, tras la aprobación papal en 1568, entró también en el salterio;
  • la tercera se compuso entre el 390 y el 405 a partir de un texto en hebreo (de ahí su nombre de Psalterium iuxta hebraeos).
La nueva Vulgata de 1979 hace otra traducción que, además, unifica la numeración con la hebraica.


Géneros literarios de los salmos


El rey David dictando los salmos a los escribas (Museo del Louvre).
Existe discusión entre los exegetas sobre el modo de clasificar los géneros literarios o variantes de los salmos.18


Es tan grande la variedad de géneros o posibles clasificaciones que
fácilmente quien busca rigor y detalle se verá defraudado. La distinción
más general es la que parte del que hace la oración para distinguir si
es uno solo o una comunidad o grupo. Los salmos que expresan la oración
de la comunidad suelen ser litúrgicos. Sin embargo, hay casos en que una
oración de una persona corresponde a la plegaria de un rey o de un
sacerdote lo que implica una oración litúrgica y además colectiva.


Una primera propuesta que se ha mostrado infructuosa es dividir los
salmos por las tradiciones de las que serían eco. Algunos salmos llaman a
Dios Jehová o Yahveh, mientras que otros lo denominan Elohim.
Esta facilidad para identificar los salmos y agruparlos en dos
colecciones según el uso que hagan de los distintos nombres de Dios ha
generado los términos "colecciones o tradiciones yahvista o elohísta"


Es evidente que la única clasificación de utilidad será aquella que
los separe según su género literario; sin embargo, esta tarea también ha
demostrado ser dificultosa dado que la literatura judía no es
individual, sino comunitaria. Las fuentes de sus escritos son numerosas,
pero, todas terminan remitiendo al culto y la liturgia. Como todos los
salmos vienen de la celebración litúrgica, también comparten un esquema
estructural común.


Teniendo esto en cuenta, se han individualizado tres condiciones que
varios salmos han de cumplir para poder ser incluidos en una categoría
común:


  1. Deben proceder originalmente de un mismo ámbito;
  2. Tener un trasfondo intelectual y filosófico común; y
  3. Poseer formas literarias semejantes.
De ahí la clasificación que se ofrece a continuación y que sigue a grandes rasgos la ofrecida por Drijvers.


Los himnos

Hay varios himnos en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento (cf. Éx 15, 21, Jc 5) como en el Nuevo Testamento (cf. Lc 1, 46-55, Lc 1, 68-79).
Los himnos - salmos tienen como característica principal es el ser
cantos de alabanza, de glorificación desinteresada, es decir, no
contienen peticiones o ruegos. Además tiene un esquema más o menos fijo.
Comienza por una invitación a la alabanza y en el desarrollo se ofrecen
los motivos por los que Dios ha de ser glorificado incluyendo a veces
largos relatos de sus hazañas. Las conclusiones suelen ser variadas:
repiten la introducción, hacen una promesa o voto, una oración. Algunos
tratan, como motivo de alabanza, la creación; otros la historia del
pueblo de Israel y la acción divina en ella. Se detienen sea en las
maravillas del mundo sea también en los hechos que muestran el amor
divino al hombre.


La redacción es casi siempre impersonal lo que facilita su uso
litúrgico o al menos el que se pueda emplear como medio para la oración
en común. Incluso las indicaciones de gestos o movimientos
(arrodillarse, alzar los brazos, etc.) tienen un sentido litúrgico y
permiten también dar con el contexto original en que eran usados.


Las súplicas

En este caso prima el ruego personal (cf. Sal 3; 5; 13; 22; 25, etc.) por sobre el colectivo (Sal 4; 79; 80; 83,
etc.) aunque las formas gramaticales de una persona bien pueden
referirse a la oración del sacerdote que en realidad es una oración por
intenciones colectivas. En general todos son una respuesta religiosa
ante las desgracias y la persecución de los enemigos, respuesta que
incluye la petición de ayuda divina.


Suelen comenzar por una invocación breve o por un recuerdo apenas
esbozado de las bondades divinas. Luego viene la descripción de las
desgracias que aquejan al suplicante quien a veces deja sonar sus
quejas, lamentaciones y gritos. Normalmente desembocan en un
reconocimiento de que por las propias fuerzas el orante no puede salir
de tal situación y que resulta imprescindible la acción de Dios. Esto
sirve de marco e introducción a la súplica propiamente dicha que puede
ser genérica (“Actúa, Señor”) o concreta. En la conclusión se suele
hacer un acto de confianza en que Dios dará cuanto se le ha pedido.


Los salmos más conocidos y usados en la oración son de este género. Así el Salmo 22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?,19 el Salmo 51 o Miserere y el Salmo 130 conocido como De profundis.


Salmos de acción de gracias

Aquí también encontramos tanto salmos de gratitud cuyo sujeto es una persona (cf. Sal 18; 32; 34; 40) como también varias o un colectivo (cf. Sal 66; 67; 124; 129).


La introducción es muy semejante a la de los himnos, a la que sigue
una narración de los motivos para dar gracias (una situación penosa que
se ha resuelto, un ataque o persecución superada, etc.) añadiendo una
oración de súplica. Luego sigue el relato de la acción divina salvadora.
Concluyen con la acción de gracias propiamente dicha y actos de
confianza en el poder de Dios.


Salmos reales

Tienen dos modalidades: algunos salmos que hablan sobre el rey de
Israel y otros que muestran la realeza divina. La tradición de ambos
grupos de salmos es davídica en el sentido de que se apoya tanto en la
elección divina del Rey David como en la promesa que Yahveh le hizo
sobre la perpetuidad de su dinastía. Inicialmente usados para la
consagración de reyes o para ceremonias reales, con la caída de la
monarquía son reutilizados en sentido mesiánico. Los más representativos
son el Salmo 2, el 45, el 89 y el 110 (para los directamente
relacionados con la dinastía davídica) y los Salmos 47; 93 al 99 sobre
la realeza de Yahveh. Dada su diversidad de funciones, resulta más
difícil establecer un esquema general.


Salmos mesiánicos

El tema de los salmos mesiánicos es discutido entre las escuelas a tal punto que hizo necesaria la intervención de la Comisión bíblica en la Iglesia católica.
Es evidente la tensión mesiánica que vivía Israel y también que los
evangelistas se apropiaron de algunos salmos para darles sentido de
profecías que Jesús estaría cumpliendo. Sin embargo, se discute sobre qué salmos contendrían este tipo de profecía y cuáles serían extrapolaciones.


Cánticos de Sion

Muy relacionados con los dos géneros anteriores, se trata de salmos que cantan las glorias de Sion, himnos de forma clásica pero a partir de un tema único. Recuerdan los diversos momentos de la presencia de Yahveh con su pueblo desde el diálogo con Moisés pasando por el Arca de la Alianza y hasta llegar al Templo de Jerusalén.


Salmos didácticos y salmos de sabiduría

Se trata de composiciones destinadas a la enseñanza. Se caracterizan
por varios elementos formales que ayudan a hacerlos más didácticos y
fácilmente memorizables: siguen un orden alfabético en la primera letra
de algunos versos (cf. Sal 9-10; 25; 34; 37; 111; 112; 119; 145), tratan de la Ley o de la ética israelita.


Otras categorías

Autores como Lipinski o Peinador abogan por una clasificación que
incluya también otros géneros como salmos de imprecación, de profecía,
de maldición, etc. También se habla de salmos mixtos, es decir, que
tienen formas o contenidos propios de diversos géneros de los
mencionados anteriormente.


El Salmo 137 que narra las desventuras de los judíos en la cautividad
no queda dentro de ninguno de los géneros mencionados anteriormente.


Origen e historia de los salmos

La dilucidación del origen o al menos del contexto litúrgico o no
para el que fueron creados los salmos es un problema todavía no resuelto
por las diversas escuelas exegéticas. Además se trata de composiciones
que han variado su uso dentro de la misma comunidad judía dando origen a
añadidos e incluso nuevos salmos que respondieran a las situaciones
litúrgicas o sociales del pueblo que oraba con ellos.


Las opiniones entre los exégetas sobre este punto son ampliamente
diversas aun cuando hasta el siglo XIX eran más uniformes. Los antiguos
exegetas concordaban en fijar la fecha de creación de los salmos en el
período tras la cautividad en Babilonia, incluso en el de los Macabeos.
En época reciente los análisis de géneros y de influencias han
diversificado las escuelas. Unos subrayan las diversas influencias que
logran entresacar y con eso fijan las composiciones en tiempos
posteriores incluso a la cautividad de Babilonia.
Otros subrayan la relación entre el salmo y su uso cultural y por
tanto, los datan en relación con las fiestas que se celebraban en el
Templo. Finalmente algunos tras considerar las variantes y añadidos
creen que el origen de muchos salmos sería tan antiguo que resultaría
imposible encontrarlo.


Ante las diversas propuestas, Caselles afirma:


Muchos salmos son antiguos y vehiculan recuerdos de su origen que
nada tienen de artificial. La mayoría de alusiones mitológicas de los
salmos son auténticas y dan fe de su antigüedad. Lo que no quita que el
procedimiento haya podido imitarse en época reciente, y que pueda
hablarse, en ciertos casos, de falso arcaísmo, debido a un simple
procedimiento literario.20


Autores de los salmos

En los títulos de 73 salmos en la versión hebrea
dice “De David”, mientras que 12 salmos son "de Asaf", 11 "de los hijos
de Coré", 2 "de Salomón", otros "de Moisés", Hemán y Etán y 35 están si
atribución ninguna. La versión griega atribuye 82 salmos a David.21 Existe una tradición sobre el origen davídico del salterio. Está basada en menciones de diversos libros de la Biblia22
y en los títulos de los mismos salmos: 73 salmos de la versión hebrea
dicen “De David” y algunos incluso añaden la ocasión en que fueron
escritos. También en el Nuevo Testamento se da por supuesta la autoría davídica de algunos salmos. Por ejemplo Jesús cita el salmo 110, declarando que David fue el autor:


«¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?» Dícenle: «De
David». Díceles: «Pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama
Señor, cuando dice: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra
hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies?” Si, pues, David le
llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»


Sin embargo, está claro que no todos los salmos son obra de David aun cuando la expresión psalterium davidicum haya sido empleada también por el Concilio de Trento.
La crítica textual ha intentado descubrir las influencias dentro de los
salmos para poder ofrecer algún dato, aunque sea mínimo, sobre sus
posibles autores y mucho más del período dentro del desarrollo religioso
en Israel. Aunque, tan solo leyendo los encabezados de cada salmo, se
pueden encontrar varios autores aparte de David: Moisés, Asaf, Herman,
los hijos de Core, Salomón, Etan y Jedutum y algunos de ellos sin
determinar a los que se llaman Salmos Huérfanos. El salmo 79 (según la
numeración de la versión hebrea) es un lamento por la destrucción de
Jerusalén, escrito por lo tanto, por lo menos cuatro siglos después de
David.


Luis Alonso Schökel da la siguiente muestra de atribuciones de autoría de tres salmos por parte de diferentes biblistas:


  • Salmo 23.

    Delitzsch: no hay razón para dudar que el autor es David.

    De Wette: nada se opone, nada abona la autoría de David.

    Ewald: el autor es de la época inmediatamente posterior a David y Salomón.

    Baethgen: exílico, como muestra el tono y el verso 6.

    Hitzig: por la composición, el lenguaje y la claridad, hay que datado en el siglo VII; podría ser de Jeremías.

    Graetz: del tiempo de Manasés o Joaquín.
  • Salmo 90.

    Delitzsch: de Moisés; nada prueba que sea tardío.

    De Wette: en su tenor actual no puede ser de Moisés.

    Ewald: por contenido y estilo bien puede ser mosaico, cierto anterior a David, sea de Moisés o de Samuel.

    Rosenmuller: probablemente de la época de Antíoco (siglo II).

    Hitzig: muy tardío.

    Hoberg: nada se opone a la atribución mosaica del título.

    Koster, Graetz y Olshausen: postexílico.
  • Salmo 127.

    Hengstenberg: la atribución a Salomón del título se confirma por el contenido.

    De Wette: que Salomón sea el autor no es impensable, aunque el título reposa en un error.

    Olshausen: postexílico, de la época de Simón.

    Graetz: de Nehemías.24
De allí el comentario del propio Alonso Schökel: «Cada autor hace la
atribución basándose en su concepción global, que es en buena parte
conjetura. La mayoría de los comentaristas actuales han tomado la
prudente decisión de no discutir el problema del autor del salterio o de
salmos individuales».24


Mensaje


El salmo 54 (Musée Condé, Chantilly).
Dada la gran diversidad de géneros literarios y de prospectivas
teológicas o exegéticas resulta difícil hacer una descripción de la
doctrina contenida en los salmos. Se ha de discurrir por una vía
intermedia entre quien considera el salterio como un todo y quiere
extraer de allí enseñanzas y quien busca sencillamente ver la evolución
de la experiencia religiosa que los salmos muestran.


Algunos salmos son o eran usados para peregrinaciones y otras
actividades litúrgicas. Los sacrificios y holocaustos se animaban con
salmos de acción de gracias. Sin embargo, algunos salmos quedan fuera
del aspecto netamente litúrgico y manifiestan más la espiritualidad o
experiencia espiritual del autor. Incluso movimientos como los anawim (pobres de Yahveh) quedan expresados en salmos como el 34 o el 37.


Algunos temas doctrinales

Dios es el principal interlocutor de todos los salmos, en especial de
los himnos. Es un Dios grande, omnipotente y trascendente pero también
se le aplican verbos de acciones humanas, sobre todo en los salmos de
súplica o de acción de gracias. Se afirma sólida y repetidamente el monoteísmo
pero no como algo doctrinal sino subrayando su grandeza, su
superioridad sobre los ídolos. Hablan del poder de Dios en la creación y
en la historia.


En relación con el hombre, Dios es quien hace justicia y libra a los
oprimidos o que sufren injusticia. La idea de la paternidad divina casi
no aparece en los salmos de manera textual pero sí su fidelidad y su
amor eternos (cf. Sal 136).


Se subraya continuamente la necesidad de una confianza absoluta en la
acción de Dios. Muestran la certeza de que todo lo que se pida será
concedido e invitan a Yahveh a actuar sin demora. En los salmos de
acción de gracias se manifiesta esa confianza realizada sea en aspectos
como la cosecha abundante sea también por el triunfo sobre la enfermedad
o los enemigos.


Los salmos de peregrinación o de procesión, como ya se ha mencionado
ofrecen útil información sobre la liturgia pero también muestran otro de
los temas recurrentes en la piedad de Israel: la devoción por el Templo
y la presencia de Yahveh en él.


Las diversas actitudes del creyente ante la divinidad son otro tema
recurrente en los salmos. Fidelidad, optar por el camino de Dios, vivir
en Él, veneración de la palabra del Señor y de la ley, pobreza,
humildad.


Ante las situaciones de injusticia manifiesta y todavía más ante
aquellas que se prolongan en el tiempo, los salmistas suelen recordar
que se trata de una victoria aparente pues la dicha del malvado y la
permanencia de esas situaciones inicuas serán temporales. Sin embargo,
también instan con fuerza a Dios a actuar con prontitud o dirigen su
mirada a la retribución que los justos recibirán de Yahveh por todas
estas penalidades. Con todo, para algunos no parece haber una base de fe
en la vida eterna o en una recompensa tras la muerte en los salmos, sin
embargo, hay porciones de los salmos que mencionan el tema de la vida
después de la muerte (cf. Salmo XLVIII, 14). Hay también expresiones de
franco querer el mal para los enemigos:


Despierta para castigar a todas las gentes, no tengas piedad de los
que obran pérfidamente. [...] No los mates, para que mi pueblo no
olvide; hazlos andar vagabundos por tu poder y abátelos, ¡oh, Señor,
escudo nuestro! [...] Acábalos en tu furor, acábalos y dejen de ser, y
sepan que hay un Dios que domina en Jacob


Sal 59, 6.12.14

Daniel Israel López Laguna, Espejo Fiel de Vidas Que Contiene los Psalmos de David en Verso, Londres, 1710 (Beit Hatfutsot).

Utilización de los salmos

La primitiva iglesia cristiana adoptó los salmos como plegaria
litúrgica debido no solo a la influencia de sectores judaizantes sino
también para defenderse de las creaciones espontáneas y a menudo
heréticas que derivaban de la originalidad.


Los salmos en la historia de la cultura

La literatura y la música han recogido en muchos momentos y de muy
diferentes formas los salmos, especialmente algunos de ellos. El salmo Miserere por ejemplo va a alcanzar una relevante recepción: Orlando di Lasso, Giovanni Pierluigi da Palestrina o Gregorio Allegri le dedicarán sendas composiciones. Muchos de los coros en La Creación, oratorio de Joseph Haydn están basados en salmos. Ya en el siglo XX, Ígor Stravinski escribirá una Sinfonía de los Salmos (1930) para coro y orquesta. Leonard Bernstein compondrá en 1965 los Chichester Psalms.


Notas


  • «Salmo 91 - El que habita al abrigo del Altísimo». estudobiblico.org (en espanõl). Consultado el 05 de maio de 2014.

    1. Alonso Schökel, Luis; Carniti, Cecilia (1992). Salmos. Tomo 1 (Salmos 1-72). Traducción, introducciones y comentario. Estella (Navarra): Ed. Verbo Divino. pp. 85-86. ISBN 84-7151-667-5.

    Véase también

    Bibliografía

    • CAZELLES, HENRY (1981). Introducción crítica al Antiguo Testamento. Barcelona: Herder. ISBN 84-254-1085-1.
    • RAVASI, GIANFRANCO (1985). Il libro dei salmi. Bolonia: Centro editoriale dehoniano. ISBN 88-10-20533-2.
    • MORLA ASENSIO, VÍCTOR (1994). Libros sapienciales y otros escritos. Estella: Editorial Verbo Divino. ISBN 84-7151-907-0.
    • FRANQUESA, R.P PEDRO (1966): Introducción a los Salmos en la Sagrada Biblia. Ed. Regina, Barcelona, 1966.
    • DOS SANTOS, MARCELO, Salmo 104. Revista Axxón.
    • KRAUS, HANS JOACHIM (1996), Teología de los Salmos. Ed Sigueme. ISBN 84-301-0982-X
    • GUNKEL, HERMANN (1933), Introducción a los Salmos. Ed EDICEP. ISBN 84-7050-084-8
    • SPAEMANN, ROBERT (2015), Meditaciones de un cristiano. Sobre los Salmos 1-51, BAC, Madrid, 2015.
    • Perspicacia para comprender las Escrituras, editado por los Testigos de Jehová.

    Enlaces externos

    Menú de navegación


  • «...menos capacitado que el griego para el pensamiento lógico» (Gunkel 1933:17)


  • «dos o tres palabras» (Gunkel 1933:17)


  • «...sin determinar ningún tipo de relación lógica» (Gunkel 1933:17)


  • «la brevedad de la mayoría de ellos» (Gunkel 1933:18)


  • «tremendamente» (Gunkel 1933:178)


  • «Para nosotros, no todo resulta tan fácil.» (Gunkel 1933:18)


  • Esta expresión se usa también en el Nuevo Testamento para referirse a este libro: véase Lc 20, 13, Lc 24, 44 y Hch 1, 20.


  • Tanto
    el texto de los LXX como los hallazgos de Qumram permiten hablar de un
    salmo 151 que es llamado “suplementario” pero que no es considerado canónico.


  • Otros
    casos: el salmo 70 es idéntico a los versículos 14 al 18 del salmo 40;
    el salmo 108 repite los versículos 8 al 12 del salmo 57 y los versículos
    7 al 14 del salmo 60.


  • De los 150 salmos, 131 tienen introducción en la versión de los LXX, y 116 en la hebrea.


  • Esta
    traducción es la usada por la Biblia de los LXX pero no es compartida
    por otras tradiciones y variantes del cristianismo que fluctúan entre
    diversas variantes: “plegarias a media voz”, “salmo expiatorio”, etc.


  • Por
    ejemplo: 55 salmos comienzan diciendo: “Del maestro de coro”, 73 “de
    David”, 12 “de la descendencia de Asaf”, 12 “de la descendencia de
    Coré”, 1 “de Moisés”, 2 “de Salomón”, 1 “de Hemán el ezrhaíta”, 1 “de
    Etán el ezrhaita”, 1 “de Yedutún”. Algunos personajes son conocidos de
    la Biblia pero otros no, lo que dificulta sobremanera la interpretación.


  • cf. Dom Augustin Calmet, Dissertation sur les titres des Psaumes.


  • G. Ravasi, libro citado en la bibliografía, p. 37.


  • cf. Luciana Mortari, Il Salterio della Tradizione, Gribaudi, Turín, 1983, pp. 19-26.


  • The Peshitta Psalter according to the West Syrian text edited with an apparatus criticus, 1904.


  • Además
    autores como Gunkel y Caselles abogan por considerar no solo el
    salterio sino también todas las piezas hímnicas que se encuentran en el
    Antiguo y Nuevo testamento así como la literatura judía que no forma
    parte de la Biblia. Incluso, según estos autores, hace falta estudiar
    los poemas religiosos de los pueblos aledaños al judío


  • Aun cuando en la actualidad no tenga la misma utilización que antaño es uno de los salmos más usados por el Nuevo Testamento.


  • Cita tomada del libro que se menciona en la bibliografía, pág. 557.


  • "Los Salmos - Introducción"; Biblia de Jerusalén: 659. Bilbao: Desclée de Blower.


  • Véase, por ejemplo, 1Sm 16, 18-23 que habla de David como músico; 2Sm 6, 5-16 que lo presenta organizando la liturgia.


  • El versículo citado es Salmos 110:1


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