sábado, 3 de septiembre de 2016

Documento 52 - Las épocas planetarias de los mortales | El libro de Urantia | Fundación Urantia

Documento 52 - Las épocas planetarias de los mortales | El libro de Urantia | Fundación Urantia















Documento 52 - Las épocas planetarias de los mortales








 
 


  

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El libro de Urantia

Documento 52

Las Épocas Planetarias de los Mortales

52:0.1 (589.1) DESDE el
inicio de la vida en un planeta evolucionario hasta el momento de su
florecimiento final en la era de luz y vida, aparecen en el escenario de
la acción mundial por lo menos siete épocas de vida humana. Estas
épocas sucesivas están determinadas por las misiones planetarias de los
Hijos divinos, y en un mundo promedio habitado estas épocas aparecen en
el siguiente orden:


52:0.2 (589.2) 1. El Hombre antes del Príncipe Planetario.


52:0.3 (589.3) 2. El Hombre después del Príncipe Planetario.


52:0.4 (589.4) 3. El Hombre Postadánico.


52:0.5 (589.5) 4. El Hombre después del Hijo Magisterial.


52:0.6 (589.6) 5. El Hombre después del Hijo Autootorgador.


52:0.7 (589.7) 6. El Hombre después del Hijo Instructor.


52:0.8 (589.8) 7. La Era de Luz y Vida.


52:0.9 (589.9) Los mundos
del espacio, tan pronto como son adecuados físicamente para la vida,
son colocados en el registro de los Portadores de Vida, y a su debido
tiempo estos Hijos son enviados a los planetas para el propósito de
iniciar la vida. El período entero desde la iniciación de la vida hasta
la aparición del hombre se denomina la era prehumana y precede las
sucesivas épocas mortales consideradas en esta narrativa.


1. El Hombre Primitivo

52:1.1 (589.10) Desde el
momento en que el hombre trasciende el nivel animal —cuando puede elegir
adorar al Creador— y hasta la llegada del Príncipe Planetario, las
criaturas mortales volitivas se denominan hombres primitivos.
Existen seis razas o tipos básicos de hombres primitivos, y estos
pueblos primitivos aparecen sucesivamente en el orden de los colores del
espectro, comenzando con el rojo. La longitud de tiempo de esta
evolución primitiva de la vida varía grandemente en los diferentes
mundos, oscilando entre ciento cincuenta mil años y hasta más de un
millón de años del tiempo de Urantia.


52:1.2 (589.11) Las razas
evolucionarias de colores —roja, anaranjada, amarilla, verde, azul e
índiga— comienzan a aparecer en la época en que el hombre primitivo está
desarrollando un lenguaje sencillo y está comenzando a ejercer la
imaginación creativa. En esta época el hombre ya está bien acostumbrado a
la posición erecta.


52:1.3 (589.12) Los
hombres primitivos son cazadores poderosos y luchadores feroces. La ley
de esta edad es la supervivencia física de los más adecuados; el
gobierno de estos tiempos es totalmente tribal. Durante las primeras
luchas raciales, en muchos mundos, algunas de las razas evolucionarias
son obliteradas, tal como ocurrió en Urantia. Los que sobreviven
generalmente se mezclan posteriormente con la raza violeta de
importación subsiguiente, los pueblos adánicos.


52:1.4 (589.13) A la luz
de la civilización subsiguiente, esta era del hombre primitivo es un
capítulo prolongado, tenebroso y sangriento. La ética de la selva y la
moral de los bosques primarios no están de acuerdo con las normas de
dispensaciones posteriores de religión revelada y desarrollo espiritual
más elevado. En los mundos normales y no experimentales esta época es
muy distinta de las luchas prolongadas y extraordinariamente brutales
que caracterizaron a esta era a Urantia. Cuando surjáis de vuestra
experiencia del primer mundo, comenzaréis a ver por qué ocurre esta
larga y dolorosa lucha en los mundos evolucionarios, y a medida que
avancéis en el camino al Paraíso, cada vez más comprenderéis la
sabiduría de estas acciones aparentemente extrañas. Pero a pesar de
todas las vicisitudes de las eras primitivas de la aparición humana, lo
que logra el hombre primitivo representa un capítulo espléndido, aun
heroico, en los anales del mundo evolucionario del tiempo y el espacio.


52:1.5 (590.1) El hombre
evolucionario primitivo no es una criatura pintoresca. En general, estos
mortales primitivos viven en cuevas o peñascos. También construyen
cabañas primitivas en los árboles más robustos. Antes de que adquieran
un orden elevado de inteligencia, a veces los tipos más grandes de
animales dominan los planetas. Pero pronto durante esta era los mortales
aprenden a encender y mantener el fuego, y con el aumento de la
imaginación inventiva y el mejoramiento de las herramientas, el hombre
en evolución muy pronto conquista a los animales más grandes y más
indomables. Las razas primitivas también hacen amplio uso de los
animales voladores más grandes. Estas enormes aves son capaces de llevar
a una o dos personas de tamaño promedio en vuelo ininterrumpido por más
de ochocientos kilómetros. En algunos planetas estas aves son de gran
utilidad, puesto que poseen un orden elevado de inteligencia, siendo
muchas veces capaces de hablar muchas palabras de los idiomas del reino.
Estos pájaros son altamente inteligentes, muy obedientes e
increíblemente afectuosos. En Urantia, estas aves para pasajeros se
extinguieron hace mucho tiempo, pero vuestros antepasados primitivos
disfrutaron de sus servicios.


52:1.6 (590.2) El momento
en que el hombre adquiere el juicio ético, la voluntad moral,
generalmente coincide con la aparición del lenguaje primitivo. Estos
seres, al alcanzar el nivel humano, después de la aparición de la
voluntad mortal, se vuelven receptivos a la residencia temporal de los
Ajustadores divinos, y cuando mueren muchos de ellos son debidamente
elegidos como sobrevivientes y guardados por los arcángeles para su
resurrección subsiguiente y fusión con el Espíritu. Los arcángeles
acompañan siempre a los Príncipes Planetarios, y una adjudicación
dispensacional del reino es simultánea con la llegada del príncipe.


52:1.7 (590.3) Todos los
mortales en los que mora el Ajustador del Pensamiento son adoradores
potenciales; han sido «iluminados por la verdadera luz», y poseen la
capacidad de buscar contactos recíprocos con la divinidad. Sin embargo,
la religión primitiva o biológica del hombre primitivo es en gran parte
una persistencia del temor animal combinada con admiración ignorante y
superstición tribal. La sobrevivencia de la superstición en las razas
urantianas difícilmente representa un cumplido a vuestro desarrollo
evolucionario ni es compatible con vuestros logros por otra parte
espléndidos en el campo del progreso material. Pero esta religión
primitiva basada en el temor sirve un propósito muy valioso, al dominar
los fogosos temperamentos de estas criaturas primitivas. Es el precursor
de la civilización y constituye el terreno para la futura labranza de
la semilla de la religión revelada por el Príncipe Planetario y sus
ministros.


52:1.8 (590.4) Usualmente
el Príncipe Planetario llega a los cien mil años después del momento en
que el hombre adquiere la posición erecta, habiendo sido enviado por el
Soberano del Sistema cuando los Portadores de Vida le informan de que
ha empezado a funcionar la voluntad, aunque comparativamente pocos
individuos se han así desarrollado. Los mortales primitivos generalmente
dan la bienvenida al Príncipe Planetario y a su séquito visible; en
realidad, frecuentemente lo consideran con admiración temorosa y con
reverencia, y si no se los refrena, casi con adoración.


2. El Hombre Después del Príncipe Planetario

52:2.1 (591.1) Con la
llegada del Príncipe Planetario comienza una nueva dispensación. Aparece
el gobierno en la tierra, y se alcanza la época tribal avanzada.
Durante unos pocos miles de años de este régimen se hacen grandes
progresos sociales. Bajo condiciones normales, durante esta época, los
mortales alcanzan un estado elevado de civilización. No se lucha por
tanto tiempo en la barbarie tal como pasó con las razas de Urantia. Pero
la vida en un mundo habitado tanto se altera por la rebelión que
vosotros tenéis poca o ninguna idea de dicho régimen en un planeta
normal.


52:2.2 (591.2) La
duración promedio de esta dispensación es aproximadamente quinientos mil
años, a veces más, a veces menos. Durante esta era, el planeta se
establece en los circuitos del sistema, y una cuota plena de asistentes
seráficos y de otras órdenes celestiales se asigna a su administración.
Llegan los Ajustadores del Pensamiento en números crecientes, y los
guardianes seráficos amplían su régimen de supervisión mortal.


52:2.3 (591.3) Cuando el
Príncipe Planetario llega a un mundo primitivo, prevalece la religión
evolucionaria de temor e ignorancia. El Príncipe y su séquito hacen las
primeras revelaciones de la verdad más elevada y de la organización del
universo. Estas presentaciones iniciales de la religión revelada son muy
sencillas, y generalmente pertenecen a los asuntos del sistema local.
La religión es totalmente un proceso evolucionario antes de la llegada
del Príncipe Planetario. Posteriormente la religión progresa mediante
revelaciones graduales así como también por crecimiento evolucionario.
Cada dispensación, cada época mortal, recibe una presentación ampliada
de la verdad espiritual y de la ética religiosa. La evolución de la
capacidad de receptividad religiosa en los habitantes de un mundo
determina en gran parte su velocidad de avance espiritual y el grado de
revelación religiosa.


52:2.4 (591.4) Esta
dispensación presencia los albores espirituales, y las diferentes razas y
sus varias tribus tienden a desarrollar sistemas especializados de
pensamiento religioso y filosófico. Dos corrientes fluyen uniformemente a
través de todas estas religiones raciales: los temores primordiales del
hombre primitivo y las revelaciones posteriores del Príncipe
Planetario. En algunos aspectos los urantianos no parecen haberse
librado completamente de esta etapa de evolución planetaria. A medida
que prosigáis en este estudio, discerniréis más claramente de qué manera
vuestro mundo diverge del curso promedio de progreso y desarrollo
evolucionario.


52:2.5 (591.5) Pero el
Príncipe Planetario no es «el Príncipe de la Paz». Las luchas raciales y
las guerras tribales continúan hasta esta dispensación y durante ella,
aunque con menor frecuencia y gravedad. Ésta es la gran edad de la
dispersión racial, y culmina en un período de intenso nacionalismo. El
color es la base de las agrupaciones tribales y nacionales, y las
diferentes razas frecuentemente desarrollan idiomas separados. Cada
grupo de mortales en vía de la expansión tiende a buscar el aislamiento.
La existencia de muchos idiomas favorece esta segregación. Antes de la
unificación de las varias razas, sus guerras constantes a veces dan como
resultado la obliteración de pueblos enteros; los hombres anaranjados y
los verdes son particularmente sensibles a dicha exterminación.


52:2.6 (591.6) En los
mundos promedios, durante la última parte del gobierno del Príncipe, la
vida nacional comienza a reemplazar la organización tribal o más bien a
superponerse a las agrupaciones tribales existentes. Pero el gran logro
social de la época del Príncipe es la aparición de la vida familiar.
Hasta ese momento, las relaciones humanas han sido principalmente
tribales; ahora, comienza a materializarse el hogar.


52:2.7 (591.7) Ésta es la
dispensación durante la cual se lleva a cabo la igualdad entre los
sexos. En algunos planetas, el varón gobierna sobre la mujer; en otros
prevalece lo opuesto. Durante esta época, los mundos normales establecen
una igualdad plena entre los sexos, siendo esto un paso preliminar a la
realización más plena de los ideales de la vida hogareña. Éstos son los
albores de la era de oro del hogar. La idea del gobierno tribal
gradualmente cede su lugar al concepto dual de vida nacional y vida
familiar.


52:2.8 (592.1) Durante
esta época aparece la agricultura. El crecimiento de la idea de la
familia es incompatible con la vida nómada y no establecida del cazador.
Gradualmente se establecen las prácticas de moradas fijas y labranza de
la tierra. La domesticación de los animales y el desarrollo de las
artesanías hogareñas proceden paralelamente. Al llegarse a la cúspide de
la evolución biológica, se ha logrado un alto nivel de civilización,
pero hay poco desarrollo de orden mecánico; la invención es
característica de la era subsiguiente.


52:2.9 (592.2) Las razas
se purifican y alcanzan un elevado estado de perfección física y fuerza
intelectual antes del fin de esta era. El desarrollo primitivo de un
mundo normal está grandemente ayudado por el plan de promover el
crecimiento de los tipos más elevados de mortales con una disminución
proporcional de los más inferiores. Fue el fracaso de vuestros pueblos
primitivos el no discriminar entre estos tipos lo que explica la
presencia de tantos individuos defectuosos y degenerados entre las razas
urantianas de hoy en día.


52:2.10 (592.3) Uno de
los grandes logros de la edad del príncipe es esta restricción de la
multiplicación de los individuos mentalmente defectuosos y socialmente
ineptos. Mucho antes de la época de la llegada de los segundos hijos,
los Adanes, la mayoría de los mundos se dedican seriamente a la tarea de
la purificación de la raza, cosa que los pueblos de Urantia aún no han
emprendido seriamente.


52:2.11 (592.4) Este
problema del mejoramiento de la raza no es una empresa tan extensa si se
lo ataca en esta edad inicial de la evolución humana. El período
precedente de luchas tribales y dura competencia en la supervivencia
racial ha eliminado la mayoría de las cepas anormales y defectuosas. Un
idiota no tiene mucha oportunidad de supervivencia en una organización
social tribal primitiva y guerrera. Es el falso sentimiento de vuestras
civilizaciones parcialmente perfeccionadas el que fomenta, protege y
perpetúa los linajes completamente defectuosos de las razas humanas
evolucionarias.


52:2.12 (592.5) No es
ternura ni altruismo prodigar compasión inútil a seres humanos
degenerados, mortales anormales e inferiores insalvables. Existen aun en
el más normal de los mundos evolucionarios suficientes diferencias
entre los individuos y entre los numerosos grupos sociales como para
proveer el ejercicio pleno de todos aquellos nobles rasgos de
sentimiento altruista y ministerio mortal sin egoísmos, sin perpetuar a
las cepas socialmente inadecuadas y moralmente degeneradas de la
humanidad en evolución. Existe abundante oportunidad para el ejercicio
de la tolerancia y la función del altruismo a favor de aquellos
individuos desafortunados y necesitados que no han perdido
irreparablemente su herencia moral ni destruido para siempre su derecho
espiritual de nacimiento.


3. El Hombre Postadánico

52:3.1 (592.6) Cuando el
ímpetu original de la vida evolucionaria ha corrido su curso biológico,
cuando el hombre ha alcanzado la cúspide del desarrollo animal, llega
una segunda orden de filiación, y se inaugura la segunda dispensación de
gracia y ministerio. Esto es así en todos los mundos evolucionarios.
Cuando se ha alcanzado el nivel más alto posible de vida evolucionaria,
cuando el hombre primitivo ha ascendido tanto como es posible en la
escala biológica, siempre aparecen en el planeta un Hijo e Hija
Materiales, enviados por el Soberano del Sistema.


52:3.2 (593.1) Los
Ajustadores del Pensamiento son otorgados cada vez más a los hombres
postadánicos, y estos mortales alcanzan la capacidad para la
subsiguiente fusión con el Ajustador en números en aumento constante.
Mientras actúan como Hijos descendentes, los Adanes no poseen
Ajustadores, pero sus vástagos planetarios —directos y mezclados— se
tornan, a su debido tiempo, candidatos legítimos para la recepción de
los Monitores Misteriosos. Hacia el final de la edad postadánica el
planeta está en posesión de su plena cuota de ministros celestiales; tan
sólo los Ajustadores de fusión aún no son universalmente otorgados.


52:3.3 (593.2) Es
propósito principal del régimen adánico influir sobre el hombre
evolutivo para que complete el tránsito de la etapa de la civilización
de cazadores y pastores a la de agricultores y horticulturistas, que más
adelante será suplementada por la aparición de los adjuntos urbano e
industrial en la civilización. Diez mil años de esta dispensación de los
elevadores biológicos son suficientes para realizar una maravillosa
transformación. Veinticinco mil años de tal administración de sabiduría
conjunta del Príncipe Planetario y los Hijos Materiales usualmente
prepara la esfera para el advenimiento de un Hijo Magisterial.


52:3.4 (593.3) Esta época
generalmente presencia la culminación de la eliminación de los ineptos y
la purificación ulterior de los linajes raciales; en los mundos
normales, las tendencias bestiales defectuosas se eliminan casi
completamente de las razas reproductoras del reino.


52:3.5 (593.4) La
progenie adánica no se amalgama nunca con los linajes inferiores de las
razas evolucionarias. Tampoco consiste el plan divino en que se
amalgamen los Adanes y Evas planetarios personalmente con los pueblos
evolucionarios. Este proyecto de mejoramiento racial es tarea de su
progenie. Pero la progenie del Hijo e Hija Materiales es movilizada por
generaciones antes de que se inaugure el ministerio de amalgama racial.


52:3.6 (593.5) El
resultado del don del plasma vital adánico a las razas mortales es una
elevación inmediata de la capacidad intelectual y una aceleración del
progreso espiritual. Usualmente también hay cierto mejoramiento físico.
En un mundo promedio la dispensación postadánica es una edad de gran
invención, control de la energía, y desarrollo mecánico. Ésta es la era
de la aparición de la manufactura multiforme y el control de las fuerzas
naturales; es la edad de oro de la exploración y de la sojuzgación
final del planeta. Mucho del progreso material de un mundo ocurre
durante este período de inauguración del desarrollo de las ciencias
físicas, una época como la que está actualmente experimentando Urantia.
Vuestro mundo está atrasado una dispensación o más respecto al plan
planetario promedio.


52:3.7 (593.6) A fines de
la dispensación adánica en un planeta normal las razas están
prácticamente mezcladas, de modo que en verdad se puede proclamar que
«Dios ha hecho a todas las naciones de una sola sangre», y que su Hijo
«ha hecho a todos los pueblos de un solo color». El color de tal raza
amalgamada es de una tonalidad un tanto aceitunada del color violeta, el
«blanco» racial de las esferas.


52:3.8 (593.7) El hombre
primitivo es en su mayor parte carnívoro; los Hijos e Hijas Materiales
no comen carne, pero su progenie en pocas generaciones generalmente
gravitan hacia el régimen omnívoro, aunque grupos enteros de sus
descendientes a veces siguen siendo seres que no comen carne. Este
origen doble de las razas postadánicas explica por qué estas cepas
humanas mezcladas exhiben vestigios anatómicos que pertenecen tanto a
los grupos animales herbívoros como a los carnívoros.


52:3.9 (593.8) Al cabo de
diez mil años de amalgama racial, las cepas resultantes muestran grados
variables de mezcla anatómica, mostrando algunas razas marcas más
abundantes de los antepasados que no comían carne, mientras que otras
exhiben más de los rasgos distintivos y características físicas de sus
progenitores evolucionarios carnívoros. La mayoría de estas razas
mundiales pronto se vuelve omnívora, y subsiste con una amplia gama de
alimentos tanto del reino animal como del reino vegetal.


52:3.10 (594.1) La época
postadánica es la dispensación del internacionalismo. A medida que se
va completando la tarea de la mezcla racial, desaparece el nacionalismo,
y la hermandad del hombre comienza realmente a materializarse. El
gobierno representativo comienza a tomar el lugar de la monarquía o de
la forma paternalista de gobierno. El sistema de enseñanza se vuelve
mundial, y gradualmente los idiomas de las razas ceden el paso a la
lengua del pueblo violeta. Hasta tanto no se mezclen las razas
relativamente bien, y hasta que no hablen un idioma común raramente se
logra la paz universal y la cooperación.


52:3.11 (594.2) Durante
los siglos finales de la edad postadánica se desarrolla un nuevo interés
por el arte, la música y la literatura, y este despertar mundial es la
señal para la aparición del Hijo Magisterial. El desarrollo culminante
de esta era es el interés universal en las realidades intelectuales, la
verdadera filosofía. La religión se vuelve menos nacionalista, se vuelve
más y más un asunto planetario. Nuevas revelaciones de la verdad
caracterizan estas edades, y los Altísimos de las constelaciones
comienzan a gobernar en los asuntos de los hombres. Se revela la verdad
hasta el nivel de la administración de las constelaciones.


52:3.12 (594.3) Un gran
avance ético caracteriza a esta era; la hermandad del hombre es el
objetivo de su sociedad. La paz mundial —la cesación del conflicto
racial y de la animosidad nacional— es el indicador de la madurez
planetaria para el advenimiento de la tercera orden de filiación, el
Hijo Magisterial.


4. El Hombre Después del Hijo Magisterial

52:4.1 (594.4) En los
planetas normales y leales, esta época se inaugura con las razas
mortales mezcladas y biológicamente vigorosas. No hay problemas de raza
ni de color; literalmente todas las naciones y las razas son de una sola
sangre. Florece la hermandad entre los hombres, y las naciones están
aprendiendo a vivir en la tierra en paz y tranquilidad. Un mundo de este
tipo se encuentra en el umbral de un gran desarrollo intelectual
culminante.


52:4.2 (594.5) Cuando un
mundo evolucionario madura de este modo para la edad de magistrado, un
representante de la alta orden de Hijos Avonales hace su aparición en
misión magisterial. El Príncipe Planetario y los Hijos Materiales se
originan en el universo local; el Hijo Magisterial proviene del Paraíso.


52:4.3 (594.6) Cuando los
Avonales del Paraíso llegan a las esferas mortales en acciones
judiciales, solamente como adjudicadores de la dispensación, no están
nunca encarnados. Pero cuando vienen en misión magisterial, por lo menos
la misión inicial, están siempre encarnados, aunque no experimentan el
nacimiento, ni tampoco mueren la muerte del reino. Pueden seguir
viviendo por generaciones en aquellos casos en los que permanecen como
gobernantes en ciertos planetas. Cuando concluyen su misión, abandonan
la vida planetaria y retornan a su estado anterior de filiación divina.


52:4.4 (594.7) Cada nueva
dispensación amplía el horizonte de la religión revelada, y los Hijos
Magisteriales extienden la revelación de la verdad para describir los
asuntos del universo local y de todos sus tributarios.


52:4.5 (594.8) Después de
la visita inicial de un Hijo Magisterial, las razas pronto efectúan su
liberación económica. El trabajo diario necesario para mantener la
propia independencia sería representado por dos horas y media de vuestro
tiempo. Es perfectamente seguro liberar a estos mortales éticos e
inteligentes. Tales gentes refinadas saben bien cómo utilizar el tiempo
libre para el automejoramiento y el avance planetario. Esta edad
presencia la purificación ulterior de los linajes raciales mediante una
restricción de la reproducción entre los individuos menos adecuados y
pobremente dotados.


52:4.6 (595.1) El
gobierno político y la administración social de las razas continúan
mejorando, estando el autogobierno bastante bien establecido hacia fines
de esta edad. Al decir autogobierno referimos al tipo más elevado de
gobierno representativo. Estos mundos avanzan y honran tan sólo a
aquellos líderes y gobernantes que son más adecuados para sobrellevar
las responsabilidades sociales y políticas.


52:4.7 (595.2) Durante
esta época los Ajustadores moran en la mayoría de los mortales del
mundo. Pero aun en este momento, el otorgamiento de los Monitores
Divinos no es siempre universal. Los Ajustadores de destino de fusión
aun no son otorgados a todos los mortales planetarios; todavía hace
falta que las criaturas volitivas elijan a los Monitores Misteriosos.


52:4.8 (595.3) Durante
las edades finales de esta dispensación, la sociedad comienza a retornar
a formas de vida más sencillas. La naturaleza compleja de una
civilización en avance está terminando su curso, los mortales están
aprendiendo a vivir de una manera más natural y eficaz. Y esta tendencia
aumenta con cada una de las épocas subsiguientes. Ésta es la edad del
florecimiento del arte, la música y el aprendizaje superior. Las
ciencias físicas ya han alcanzado su cúspide del desarrollo. La
terminación de esta época, en un mundo ideal, presencia la plenitud de
un gran despertar religioso, un esclarecimiento espiritual mundial. Este
amplio despertar de la naturaleza espiritual de las razas es la señal
para la llegada del Hijo autootorgador y para la inauguración de la
quinta época mortal.


52:4.9 (595.4) En muchos
mundos ocurre que el planeta no se encuentra preparado para recibir a un
Hijo autootorgador después de una sola misión magisterial; en ese caso
habrá una segunda, aun una sucesión de misiones de Hijos Magisteriales,
cada uno de los cuales avanzará a las razas de una dispensación a la
otra hasta que el planeta esté listo para el don del Hijo autootorgador.
En la segunda misión y en las misiones subsiguientes los Hijos
Magisteriales pueden o no estar encarnados. Pero sean cuantos sean los
Hijos Magisteriales que aparezcan y aun pueden venir como tales después
del Hijo autootorgador —el advenimiento de cada uno marca el fin de una
dispensación y el comienzo de la otra.


52:4.10 (595.5) Estas
dispensaciones de los Hijos Magisteriales abarcan entre veinticinco y
cincuenta mil años del tiempo de Urantia. A veces una época de este tipo
es mucho más corta y en raros casos aún más larga. Pero en la plenitud
del tiempo uno de estos mismos Hijos Magisteriales nacerá como Hijo
autootorgador Paradisiaco.


5. El Hombre Después del Hijo Autootorgador

52:5.1 (595.6) Cuando se
logra cierto estándar de desarrollo intelectual y espiritual en un mundo
habitado, siempre llega un Hijo autootorgador Paradisiaco. En los
mundos normales no aparece en la carne hasta que las razas no hayan
ascendido a los niveles más altos de desarrollo intelectual y logro
ético. Pero en Urantia el Hijo autootorgador, aun vuestro propio Hijo
Creador, apareció al final de la dispensación adánica, pero ése no es el
orden común de los acontecimientos en los mundos del espacio.


52:5.2 (595.7) Cuando los
mundos han madurado para la espiritualización, llega el Hijo
autootorgador. Estos Hijos siempre pertenecen a la orden Magisterial o
Avonal, excepto en ese caso, una vez en cada universo local, en que el
Hijo Creador se prepara para su autootorgamiento final en un mundo
evolucionario, tal como ocurrió cuando Micael de Nebadon apareció en
Urantia para otorgarse a sí mismo a vuestras razas mortales. Sólo un
mundo entre casi diez millones puede disfrutar de dicho don; todos los
demás mundos van avanzado espiritualmente por el autootorgamiento de un
Hijo Paradisiaco de la orden Avonal.


52:5.3 (596.1) El Hijo
autootorgador llega en un mundo de alta cultura e instrucción y
encuentra una raza espiritualmente capacitada y preparada para asimilar
las enseñanzas avanzadas y para apreciar la misión del autootorgamiento.
Ésta es una edad que se caracteriza por la búsqueda mundial de cultura
moral y verdad espiritual. La pasión de los mortales de esta
dispensación es la penetración de la realidad cósmica y la comunión con
la realidad espiritual. Las revelaciones de la verdad se amplían para
incluir al superuniverso. Aparecen sistemas enteramente nuevos de
enseñanza y gobierno para suplantar los regímenes burdos de los tiempos
anteriores. El regocijo de vivir se tiñe de un nuevo color, y las
reacciones vitales son exaltadas a alturas celestiales de tono y timbre.


52:5.4 (596.2) El Hijo
autootorgador vive y muere para la elevación espiritual de las razas
mortales de un mundo. Establece el «camino nuevo y viviente»; su vida es
una encarnación de la verdad paradisiaca en la carne mortal, esa misma
verdad —aún el Espíritu de la Verdad— por cuyo conocimiento los hombres
serán libres.


52:5.5 (596.3) En Urantia
el establecimiento de este «camino nuevo viviente» fue asunto de hecho
así como también de verdad. Por el aislamiento de Urantia en la rebelión
de Lucifer se había suspendido el procedimiento por el cual los
mortales pueden pasar, cuando mueren, directamente a las orillas de los
mundos de estancia. Antes de los días de Cristo Micael en Urantia todas
las almas dormían hasta las resurrecciones dispensionales o milenarias
especiales. Aun Moisés no tuvo el permiso para ir al otro lado hasta la
ocasión de una resurrección especial, pues el Príncipe Planetario caído,
Caligastia, estaba en contra de dicha liberación. Pero desde el día de
Pentecostés, los mortales de Urantia nuevamente pueden proceder
directamente a las esferas morontiales.


52:5.6 (596.4) En el
momento de la resurrección de un Hijo autootorgador, el tercer día
después de dejar su vida encarnada, asciende a la derecha del Padre
Universal, recibe la seguridad de aceptación de su misión de
autootorgamiento, y regresa al Hijo Creador en la sede central del
universo local. En ese momento el Avonal autootorgador y el Creador
Micael envían su espíritu conjunto, el Espíritu de la Verdad, al mundo
de autootorgamiento. Esta es la ocasión en la que «el espíritu del Hijo
triunfador se derrama sobre toda la carne». El Espíritu Materno del
Universo también participa en este otorgamiento del Espíritu de la
Verdad y concomitantemente con esto se emite el edicto de otorgamiento
de los Ajustadores del Pensamiento. De allí en adelante todas las
criaturas volitivas de mente normal de ese mundo recibirán un Ajustador
en cuanto lleguen a la edad de responsabilidad moral, de elección
espiritual.


52:5.7 (596.5) Si un
Avonal autootorgador hubiera de regresar al mundo después de la misión
de autootorgamiento no se encarnaría sino que llegaría «en la gloria con
las huestes seráficas».


52:5.8 (596.6) La edad
después de un Hijo autootorgador puede extenderse de diez mil a cien mil
años. No existe un período arbitrario establecido para ninguna de estas
eras dispensacionales. Ésta es una época de gran progreso ético y
espiritual. Bajo la influencia espiritual de estas épocas, el carácter
humano sufre tremendas transformaciones y experimenta desarrollos
fenomenales. Se hace posible poner en operación práctica la regla de
oro. Las enseñanzas de Jesús son realmente aplicables a un mundo mortal
que ha tenido la capacitación preliminar de los Hijos de
preautootorgamiento con sus dispensaciones de ennoblecimiento de
carácter y aumento de la cultura.


52:5.9 (596.7) Durante
esta era se solucionan virtualmente los problemas de enfermedad y
delincuencia. La reproducción selectiva ha eliminado en gran parte la
degeneración. La enfermedad ha sido prácticamente dominada a través de
las altas calidades resistentes de las razas adánicas y por la
aplicación inteligente y mundial de los descubrimientos de las ciencias
físicas de las edades precedentes. La duración promedio de la vida,
durante este período, llega bien por encima del equivalente de
trescientos años del tiempo de Urantia.


52:5.10 (597.1) A través
de esta época hay una disminución gradual de la supervisión
gubernamental. El verdadero autogobierno comienza a funcionar; se
necesitan cada vez menos leyes restrictivas. Las ramas militares de la
resistencia nacional están desapareciendo; la era de la armonía
internacional está llegando verdaderamente. Existen muchas naciones,
determinadas en su mayor parte por la distribución de la tierra, pero
tan sólo una raza, un idioma y una religión. Los asuntos mortales son
casi, aunque no completamente, utópicos. ¡Esta es verdaderamente una
edad grande y gloriosa!


6. La Edad Postautootorgadora en Urantia

52:6.1 (597.2) El Hijo
autootorgador es el Príncipe de la Paz. Llega con el mensaje, «Paz sobre
la tierra y buena voluntad entre los hombres». En los mundos normales
esta es una dispensación de paz mundial; las naciones ya no se aprenden
la guerra. Pero estas influencias saludables no acompañaron la llegada
de vuestro Hijo de autootorgamiento, Cristo Micael. Urantia no procede
en el orden normal. Vuestro mundo está fuera del ritmo de la procesión
planetaria. Vuestro Maestro, cuando estaba en la tierra, advirtió a sus
discípulos que su advenimiento no traería el usual reino de paz en
Urantia. Él les dijo claramente que habría «guerra y rumores de guerra»,
y que las naciones se sublevarían contra las naciones. En otro momento
dijo: «No penséis que he venido para traer paz a la tierra».


52:6.2 (597.3) Aun en los
mundos evolucionarios normales, la realización de la hermandad mundial
del hombre no es una tarea fácil. En un planeta confuso y desordenado
como Urantia, dicha realización requiere un tiempo más largo y necesita
mucho mayor esfuerzo. La evolución social en sí misma y sin ayuda
difícilmente puede lograr resultados tan felices en una esfera
espiritualmente aislada. La revelación religiosa es esencial para la
realización de la hermandad en Urantia. Aunque Jesús ha mostrado el
camino para el logro inmediato de la hermandad espiritual, la
realización de la hermandad social en vuestro mundo depende mucho del
logro de las siguientes transformaciones personales y ajustes
planetarios:


52:6.3 (597.4) 1. Fraternidad social.
Multiplicación del contacto social internacional e interracial y
asociaciones fraternas mediante los viajes, el comercio, y los juegos
competitivos. Desarrollo de un lenguaje común y multiplicación de
multilingüistas. Intercambio racial y nacional de estudiantes, maestros,
industriales y filósofos religiosos.


52:6.4 (597.5) 2. Fertilización intelectual cruzada.
La hermandad es imposible en un mundo cuyos habitantes son tan
primitivos que no reconocen la locura del egoísmo sin mitigación. Debe
ocurrir un intercambio de literatura nacional y racial. Cada raza debe
familiarizarse con el pensamiento de todas las otras razas; cada nación
debe conocer los sentimientos de todas las naciones. La ignorancia
produce la sospecha, y la sospecha es incompatible con la actitud
esencial de compasión y amor.


52:6.5 (597.6) 3. Despertar ético.
Sólo la conciencia ética puede desenmascarar la inmoralidad de la
intolerancia humana y el pecado de la lucha fratricida. Sólo una
conciencia moral puede condenar los males de la envidia nacional y de
los celos raciales. Sólo los seres morales pueden buscar jamás ese
discernimiento espiritual que es esencial para vivir la regla de oro.


52:6.6 (598.1) 4. Sabiduría política.
La madurez emocional es esencial para el autocontrol. Sólo la madurez
emocional puede asegurar la sustitución de las técnicas internacionales
de adjudicación civilizada por el arbitraje bárbaro de la guerra. Algún
día los estadistas sabios trabajarán para el bienestar de la humanidad
aun mientras intentan promover el interés de sus grupos nacionales o
raciales. La sagacidad política egoísta es en último término suicida
—destructiva de todas aquellas cualidades duraderas que aseguran la
supervivencia planetaria del grupo.


52:6.7 (598.2) 5. Discernimiento espiritual.
La hermandad del hombre está, después de todo, basada en el
reconocimiento de la paternidad de Dios. La manera más rápida de
realizar la hermandad del hombre en Urantia consiste en efectuar la
transformación espiritual de la humanidad de hoy en día. La única
técnica para acelerar la tendencia natural de la evolución social es la
de aplicar presión espiritual desde arriba, aumentando así el
discernimiento moral y enalteciendo al mismo tiempo la capacidad del
alma de cada mortal para comprender y amar a todos los demás mortales.
La comprensión mutua y el amor fraterno son civilizadores
trascendentales y factores poderosos en la realización mundial de la
hermandad del hombre.


52:6.8 (598.3) Si
pudieras ser trasplantado de vuestro mundo atrasado y confuso a un
planeta normal que vive ahora la edad después del autootorgamiento de un
Hijo, pensarías que has sido trasladado al cielo de vuestras
tradiciones. Difícilmente podrías creer que estás observando la
evolución normal de una esfera mortal habitada por los seres humanos.
Estos mundos están dentro de los circuitos espirituales de su reino, y
disfrutan de todas las ventajas de las emisiones universales y de los
servicios de reflexividad del superuniverso.


7. El Hombre Después del Hijo Instructor

52:7.1 (598.4) Los Hijos
de la siguiente orden de llegada en un mundo evolucionario promedio son
los Hijos Instructores Trinitarios, los Hijos Divinos de la Trinidad
Paradisiaca. Nuevamente encontramos que Urantia está fuera del ritmo de
sus esferas hermanas, ya que vuestro Jesús ha prometido regresar. Esa
promesa con certidumbre cumplirá, pero nadie sabe si su segunda venida
precederá o seguirá a las apariciones de los Hijos Magisteriales o de
los Hijos Instructores en Urantia.


52:7.2 (598.5) Los Hijos
Instructores vienen en grupos a los mundos en vías de espiritualización.
Un Hijo Instructor planetario es asistido y apoyado por setenta Hijos
primarios, doce Hijos secundarios, y tres de los más elevados y más
expertos de la orden suprema de los Dainales. Este cuerpo permanece en
el mundo por algún tiempo, lo suficiente para efectuar la transición de
las etapas evolucionarias a la era de luz y vida —no menos de mil años
de tiempo planetario y frecuentemente mucho más. Esta misión es una
contribución Trinitaria a los esfuerzos antecedentes de todas las
personalidades divinas que han ministrado a un mundo habitado.


52:7.3 (598.6) La
revelación de la verdad se amplía ahora para incluir al universo central
y al Paraíso. Las razas se están volviendo altamente espirituales. Un
gran pueblo ha evolucionado y se está acercando una gran edad. Los
sistemas de enseñanza, económicos y administrativos del planeta están
sufriendo transformaciones radicales. Se están estableciendo nuevos
valores y relaciones. El reino de los cielos está apareciendo en la
tierra, y la gloria de Dios se está esparciendo por el mundo.


52:7.4 (598.7) Ésta es la
dispensación en la cual muchos mortales son trasladados de entre los
vivientes. A medida que va progresando la era de los Hijos Instructores
Trinitarios, la lealtad espiritual de los mortales del tiempo se hace
cada vez más universal. La muerte natural se vuelve menos frecuente a
medida que los Ajustadores se fusionan cada vez más frecuentemente con
sus sujetos durante la vida en la carne. El planeta finalmente se
clasifica en la orden primaria modificada de ascensión mortal.


52:7.5 (599.1) La vida
durante esta era es placentera y beneficiosa. La degeneración y los
productos antisociales finales de la larga lucha evolucionaria han sido
virtualmente obliterados. La duración de la vida se acerca a los
quinientos años de Urantia, y la frecuencia de reproducción de aumento
racial está controlada inteligentemente. Ha llegado un orden de sociedad
enteramente nuevo. Aún existen grandes diferencias entre los mortales,
pero el estado de la sociedad se acerca mucho más a los ideales de la
hermandad social y de la igualdad espiritual. El gobierno representativo
está desapareciendo, y el mundo está pasando al gobierno del
autocontrol individual. La función del gobierno está principalmente
dirigida a las tareas colectivas de administración social y coordinación
económica. La edad de oro está llegando; se vislumbra el objetivo
temporal de la larga e intensa lucha evolucionaria planetaria. La
recompensa de las edades pronto se realizará; está por manifestarse la
sabiduría de los Dioses.


52:7.6 (599.2) La
administración física de un mundo durante esta edad requiere tan sólo
una hora diaria por parte de todo individuo adulto; o sea, el
equivalente de una hora urantiana. El planeta está en estrecho contacto
con los asuntos universales, y su pueblo escucha las últimas emisiones
con el mismo profundo interés que vosotros manifestáis ahora para con la
última edición de vuestros periódicos diarios. Estas razas se ocupan de
mil cosas de interés desconocido en vuestro mundo.


52:7.7 (599.3) Cada vez
más, crece la lealtad planetaria auténtica al Ser Supremo. Generación
tras generación, una proporción cada vez mayor de la raza sigue las
reglas de los que practican la justicia y viven en la misericordia.
Lentamente pero con seguridad el mundo está siendo ganado para el
servicio regocijante de los Hijos de Dios. Las dificultades físicas y
los problemas materiales se han solucionado en gran parte; el planeta
está madurando para una vida avanzada y una existencia más establecida.


52:7.8 (599.4) De vez en
cuando, a través de su dispensación, siguen llegando Hijos Instructores a
estos mundos pacíficos. No abandonan un mundo hasta tanto no observan
que el plan evolucionario, en cuanto se refiere a ese planeta, está
funcionando bien. Un Hijo Magisterial de juicio generalmente acompaña a
los Hijos Instructores en sus misiones sucesivas, mientras que otro Hijo
de este tipo funciona al tiempo de su partida, y estas acciones
judiciales continúan de edad en edad a lo largo de la duración del
régimen mortal del espacio y el tiempo.


52:7.9 (599.5) Cada
misión recurrente de los Hijos Instructores Trinitarios eleva
sucesivamente este mundo excelso a alturas cada vez mayores de
sabiduría, espiritualidad, e iluminación cósmica. Pero los nobles
nativos de dichas esferas siguen siendo finitos y mortales. Nada es
perfecto; sin embargo, está evolucionando una calidad de casi perfección
en la operación de un mundo imperfecto y en la vida de sus habitantes
humanos.


52:7.10 (599.6) Los
Hijos Instructores Trinitarios pueden volver muchas veces al mismo
mundo. Pero tarde o temprano, en relación con la terminación de una de
sus misiones, el Príncipe Planetario es elevado a la posición de
Soberano Planetario, y aparece el Soberano del Sistema para proclamar el
ingreso de dicho mundo en la edad de luz y vida.


52:7.11 (599.7) Fue
acerca de la conclusión de la misión final de los Hijos Instructores
(por lo menos esa sería la cronología en un mundo normal) acerca de que
Juan escribió: «Yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra y el nuevo
Jerusalén que bajaba de Dios saliendo del cielo, preparada como una
princesa adornada para su príncipe».


52:7.12 (600.1) Ésta es
la misma tierra renovada, la etapa avanzada planetaria, que el antiguo
visionario visualizó cuando escribió: «‘Pues así como los nuevos cielos y
la nueva tierra que yo crearé durarán ante mí, así también vosotros y
vuestros hijos perduraréis; y sucederá que de una luna nueva a otra y de
un sábado a otro, toda la carne adorará ante mí’, dice el Señor».


52:7.13 (600.2) Son los
mortales de dicha edad aquellos que se describen como «una generación
elegida, o un sacerdocio real, una nación sagrada, un pueblo excelso; y
vosotros esparciréis las alabanzas de Aquél que os ha llamado de la
oscuridad hacia esta maravillosa luz».


52:7.14 (600.3) Sea cual
fuere la historia natural especial de un planeta específico, sea que el
reino haya sido totalmente leal, teñido de mal, o maldecido por el
pecado —sean cuales fueren los antecedentes— tarde o temprano, la gracia
de Dios y el ministerio de los ángeles inaugurarán el día del
advenimiento de los Hijos Instructores Trinitarios; y su partida,
después de su misión final, inaugurará esta maravillosa era de luz y
vida.


52:7.15 (600.4) Todos
los mundos de Satania pueden unirse en la esperanza de aquél que
escribió: «Sin embargo nosotros, de acuerdo con su promesa, esperamos un
nuevo cielo y una nueva tierra, en la cual mora la rectitud. Por lo
tanto, amados, ya que buscáis estas cosas, sed diligentes para que aquél
os pueda encontrar en paz, sin manchas ni culpas».


52:7.16 (600.5) La
partida del cuerpo de Hijos Instructores al fin de su primer reino o de
algún reino subsiguiente, inaugura los albores de la era de luz y vida
—el umbral de la transición del tiempo al vestíbulo de la eternidad. La
realización planetaria de esta era de luz y vida está mucho más allá de
las esperanzas más encarecidas de los mortales urantianos que no han
tenido conceptos más visionarios de la vida futura que los comprendidos
dentro de las creencias religiosas que describen el cielo como el
destino inmediato y la morada final de los mortales sobrevivientes.


52:7.17 (600.6) [Patrocinado por un Mensajero Poderoso vinculado temporalmente al séquito de Gabriel.]








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