Guía
del Arte Mudéjar en la ciudad de Calatayud y la comarca de
Calatayud
El
ángulo suroccidental de la provincia de Zaragoza, ocupado
por la Comarca de Calatayud, regado por los importantes ríos
Jalón y Jiloca, es un vergel del mejor mudéjar aragonés.
Algunas de sus iglesias
son verdaderas joyas de los siglos XIV, XV y XVI.
Entre las muchas existentes
hemos elegido, para este recorrido, las iglesias de Calatayud, Ateca,
Terrer, Tobed, Torralba de Ribota, Aniñón y Cervera
de la Cañada.
Algunas de ellas destacan
por sus portentosas torres campanario, tan características
del mudéjar de Zaragoza y Teruel. Pero no debemos pasar por
alto, por su originalidad, inteligente construcción y valor
histórico las llamadas iglesias - fortaleza (Tobed, Cervera
de la Cañada y Torralba de Ribota son excelentes ejemplos).
Mudéjar
en la ciudad de Calatayud
Introducción a la historia de Calatayud
y su comarca
Calatayud, fundada a las orillas del río Jalón-
es la segunda ciudad de la provincia de Zaragoza -tras la capital-
en número de habitantes.
Su historia antigua está ligada a la cercana
ciudad celtibérica y después romana de Bílbilis,
aunque recientes descubrimientos de termas romanas en el propio
núcleo urbano de Calatayud han servido para pensar que quizás
esta ciudad se asienta sobre otra ciudad romana: Platea, que era
vecina de Bílbilis En la actualidad todavía no se
conoce con certeza si esta hipótesis es válida.
Durante la época de dominio musulmán,
Calatayud siempre estuvo en la órbita de Zaragoza. Cuando
ésta se sublevó contra los Omeyas de Córdoba,
Calatayud también lo hizo y debió ser reconquistada
por Abderramán III.
Durante el periodo de los Reinos de Taifas tras la
disolución del Califato en el siglo XI, Calatayud fue una
importante ciudad de la Taifa de Zaragoza. Incluso llegó
a ser capital de una Taifa propia en el corto periodo de 1046 a
1055.
Durante el reinado del monarca aragonés Alfonso
I el Batallador, Calatayud pasó definitivamente a manos cristianas.
Probablemente, uno de los acontecimientos que más
afectó a Calatayud a lo largo de su rica historia fue la
Guerra de los Pedros entre Aragón y Castilla en el periodo
central del siglo XIV: 1356 - 1369.
Esta guerra fronteriza obligó a reforzar castillos
e iglesias. La propia ciudad de Calatayud fue tomada por los castellanos
durante cuatro años. En el plano artístico, al menos,
este sangriento conflicto dio el espectacular fruto de las iglesias
fortaleza de la comarca, de las que más tarde nos ocuparemos.
Las iglesias mudéjares de Calatayud: Santa
María y San Andrés
Colegiata de Santa María de Calatayud
La
Colegiata de Santa María de Calatayud se asienta sobre la
antigua mezquita mora de la antigua "Kalat Ayub".
Tiene
partes de estilo mudéjar en el claustro, la cabecera y sobre
todo la torre campanario.
El
claustro y otras dependencias anejas como la sala capitular han
sido motivo de una magnífica restauración reciente
y se le ha dado vida empleándolo como sede del Museo de Arte
Sacro de la localidad. Por
su parte, la torre campanario de estilo mudéjar entronca -esta vez
no con el románico o el gótico- sino con el estilo renacentista.
Tiene
planta octogonal que se va estrechando a medida que asciende hacia
el cielo aragonés.
Cuenta
con pilastras en sus aristas a modo de contrafuertes y frisos de
diversa decoración mural de ladrillo, además de vanos
de medio punto.
También
hay que fijarse en el ábside poligonal que cuenta con dos
cuerpos superpuestos. El inferior es medieval y ofrece decoración
interesante de esta época, mientras que el cuerpo superior
es ya del siglo XVI.
Iglesia
de San Andrés San
Andrés de Calatayud nace inmediatamente después de
la conquista de la ciudad por Alfonso I el Batallador por lo que
se piensa que inicialmente se aprovechó una mezquita del
siglo XI cristianizándola.
Además
del espacio de los pies que es el que correspondería con
la mezquita citada, se añadirían nuevas estructuras
en las obras sucesivas de los siglos XIV, XV y XVI.
El
resultado de este prolongado proceso constructivo es el de una iglesia
de tres naves con bóvedas de crucería con cabecera
poligonal.
El
campanario es de base octogonal constituido por tres cuerpos superpuestos.
Sobre la datación de los dos primeros cuerpos existen varias
hipótesis. La más conservadora, defendida por Agustín
Sanmiguel, fecha esta parte inferior de la torre entre los siglos
XIV y XV. Hay otra teoría muy sugestiva defendida por Javier
Peña tras su restauración, que nos habla de su origen
árabe alminar de la primitiva mezquita.
Sin
embargo, todos los especialistas coinciden en la datación
del tercer cuerpo de la torre, ampliación efectuada muy posiblemente
a comienzos del siglo XVI.
Es
necesario observar con detenimiento la decoración mural de
este soberbio campanario de la iglesia de San Andrés de Calatayud
-especialmente los correspondientes a los dos primeros cuerpos citados-
con vanos apuntados y repletos de fantástica decoración
a base de hexágonos, rombos (de aspecto semejante aunque
no igual a la sebka almohade), formas cruciformes, frisos de esquinillas.
Otros
monumentos mudéjares de Calatayud
Además
de los ejemplos descritos de San Andrés y Santa María
quedan importantes restos de estilo mudéjar en Calatayud
como la Colegiata del Santo Sepulcro, el Santuario de Nuestra Señora
de la Peña y la iglesia de San Pedro de los Francos.
De
la Colegiata del Santo Sepulcro, antigua propiedad de la Orden del
Santo Sepulcro fundada en el siglo XII como edificio románico,
tan solo nos quedan restos mudéjares en los elementos recuperados
de su claustro en el costado meridional del templo, ya del siglo
XIV, cuando fue reedificado el conjunto tras las ruinas provocada
en la Guerra de los Pedros.
San Pedro de los Francos fue una iglesia
fundada como parroquia de los francos que habían colaborado
con Alfonso I en la conquista de la ciudad. Hay restos románicos
de la iglesia primitiva que luego fue sustituida por la mudéjar
del siglo XIV. La fachada occidental cuenta con una puerta gótica
de piedra y una torre de ladrillo de extremada desviación.
En
el
Santuario de Nuestra Señora de la Peña apenas se han
conservado algunos muros de ladrillo con ventanales y frisos de
esquinilla.
Mudéjar
en la ribera del río Jalón, en las proximidades de
Calatayud
La
torre mudéjar de Santa María de Ateca
El
cuerpo de la iglesia de Santa María de Ateca, fue muy reformada
en tiempos modernos.
Afortunadamente,
queda parte de su magnífica torre, una de las manifestaciones
más primitivas y bellas del mudéjar de Zaragoza y
Aragón.
Es
obra medieval de la segunda mitad del siglo XIII. Tiene planta cuadrada
de generosas dimensiones. Presenta
una espectacular y colorista decoración mural en sus cuatro
caras. De abajo a arriba podemos observar los siguientes registros:
arquerías murales con arcos de herradura apuntados, relieves
formando aspas, ladrillos paralelos colocados en espigas, frisos
de esquinillas y dos tipos de arquerías de arcos apuntados
entrecruzados. El superior muestra fustes cerámicos verdes
y mielados. Todo adornado con abundantes bandas de platos de cerámica
de diversos colores.
En
total el tramo mudéjar original tiene una altura de 22 metros.
Por encima hay un cuerpo más estrecho de estilo barroco.
Esta
torre ha sido terminada de restaurar en octubre de 2003 y presenta
un aspecto verdaderamente soberbio.
La
Torre del Reloj de Ateca
Otro
campanario mudéjar de Ateca, ya del siglo XVI, es la llamada
Torre del Reloj. Se edificó en el siglo XVI sobre la base
de una torre más antigua. El cuerpo de ladrillo donde se
encuentra el reloj moderno del siglo XXI -el primero fue del XVI-
presenta la habitual decoración mudéjar de esta centuria
donde loárabe se combina con lo renacentista: arcos de medio
punto, óculos redondos, ladrillos es esquinilla y otros relieves
a base de ladrillos rehundidos, como cruces.
Como
se puede observar desde ciertos puntos de vista, este cuerpo de
ladrillo se encuentra claramente inclinado respecto de la vertical
torre que la sustenta. Se ha achacado tal circunstancia a la rapidez
con que fue edificada.
Terrer
La
iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Terrer
fue obra original del siglo XV. De esta época perdura la
cabecera y la torre campanario, pues el resto fue reconstruido en
el siglo XVII. La
torre campanario presenta dos cuerpos claramente diferenciados,
siendo el primero de planta más ancha.
El
cuerpo inferior es interesante por tener una rica decoración
a base de de rombos, arcos mixtilíneos entrecruzados y frisos
de esquinillas, con algunos platos verdes y manganeso. El cuerpo
superior es algo más delgado y austero, con vanos ajimezados
y rehundidos y ventanales de arco de medio punto.
Interiormente
tiene estructura de alminar hispano - musulmán de tradición
califal con escalera interior cubierta por bóvedas por aproximación
de hiladas.
Iglesia
de la Virgen. Tobed
Tobed
es un bonito pueblo serrano ubicado junto al río Grío,
a unos 40 kilómetros al suroeste de Calatayud. Se puede acceder
a esta localidad por un par de carreteras (A-1505 y A-2302) que
emergen de la autovía A-2 pero hay que advertir que son estrechas
y sinuosas, aunque el paisaje circundante merece la pena. Junto
a rebollos y quejigos autóctonos, encontramos cultivos de
viñedos, almendros y manzanos.
La
iglesia de la Virgen de Tobed es muy original por ser uno de los
mejores prototipos de iglesia-fortaleza junto a San Félix
de Torralba de Ribota y Cervera de la Cañada.
Este
tipo de iglesias es fruto de la influencia de las órdenes
militares en la región y época en que se erigieron
(guerras entre Pedro I el Cruel de Castilla y Pedro IV el Ceremonioso
de Aragón). Pero es que, además, la iglesia de la
Virgen de Tobed se ha mantenido en muy buen estado de conservación,
además de contar con una sobresaliente fachada de con encajes
de ladrillos y azulejería.
Tobed
perteneció a la Orden del Santo Sepulcro desde mitad del
siglo XII. Pero la actual iglesia mudéjar es obra del siglo
XIV (1356-1359) aunque se termino a finales de ese siglo.
Exterior
Los muros exteriores de ladrillo del templo
denotan su carácter defensivo dada la austeridad que emanan.
En este sentido, nos recuerda también la sobriedad de la
iglesia de Santa Tecla de Cervera de la Cañada. No obstante
la fachada occidental cambia radicalmente de aspecto, ofreciendo
un exuberante aspecto -se suele comparar con la Parroquieta de la
Seo de Zaragoza- gracias a sus frisos de ladrillos organizados con
diversas morfologías en colaboración con la cerámica
vidriada de colores blanco, verde y azul.
En medio de la fachada se colocó
la elegante puerta de ingreso al templo, con arquivoltas baquetonadas
pintadas de blanco, tímpano liso y vano rematado con un muy
rebajado arco carpanel. A modo de falso alfiz, una preciosa cenefa
de azulejos la rodea, con motivos de estrellas blancas de ocho puntas
sobre fondos verdes.
En cuanto a la decoración de ladrillo,
el muro del hastial se divide en un total de cinco franjas o registros
rodeados por bandas de azulejos cerámicos de color blanco,
verde y azul con formas de punta de flechas ensambladas.
Estos frisos son variados, donde podemos
encontrar un tramo de incipiente sebka formada por entrecruzamientos
de arcos mixtilíneos, otros mixtilíneos que crean
siluetas semejantes a elipses, ladrillos resaltados en disposición
de tresbolillo, dientes de sierra, estrellas de ocho puntas regulares
y otras alargadas, formas entrecruzadas que dan a lugar a rombos,
etc.
Interior
La
iglesia de la Virgen de Tobed se
concibe con una nave, testero plano capillas laterales y coro a
los pies. Los tramos se abovedan con crucería sencilla alternantes
con otros más estrechos de bóveda de cañón
que son contrarrestados por contrafuertes entre las capillas.
Por
encima de estas capillas corre un pasadizo con ventanas apuntadas
que atraviesa los propios contrafuertes y rodea toda la iglesia
incluyendo la cabecera. Esta disposición tan peculiar permite
la conversión del templo en una pequeña fortaleza
con paso de ronda.
La
cabecera está formada por tres pequeñas capillas comunicadas
entre sí mediante arcos y, a su vez, se abren a la nave mediante
tres arcos triunfales agudos escalonados. Por encima hay dos ventanales
de exquisitas formas góticas pero decoración mudéjar.
Torralba
de Ribota
Al
noreste de Calatayud, se hallan una serie de poblaciones muy importantes
desde el punto de vista del mudéjar. Nos referimos a Torralba
de Ribota, Aniñón y Cervera de la Cañada. Para
llegar a estas localidades desde Calatayud tomar hacia el norte
la carretera nacional N-234.
La
primera de estas poblaciones a la que llegamos -solo dista de Calatayud
una decena de kilómetros- es Torralba de Ribota. Su iglesia
parroquial dedicada a San Félix es otra de las características
iglesias-fortaleza de la comarca bilbilitana y obra maestra del
estilo mudéjar aragonés gracias, en primer lugar,
a su perfecta conservación pues apenas ha sufrido transformaciones
desde el siglo XV. La otra razón para esta consideración
es que se trata de un edificio voluminoso con magnífica cabecera,
bóvedas de crucería, ventanales y pinturas, como luego
describiremos.
Se
trata de una iglesia bien conservada respecto a su traza original
de finales del siglo XIV y comienzos del XV, que se construyó
inmediatamente después de finalizar la Guerra de los Pedros
en previsión de que las rencillas fronterizas reaparecieran
en el futuro.
Se
ha especulado que en esta iglesia pudiera haber intervenido el maestro
mudéjar Mahoma Ramí, que firmó en el año
1424 la iglesia vecina de Santa Tecla de Cervera de la Cañada.
Interior
Su
planta es rectangular con una sola nave de dos tramos y cuatro capillas
(dos en cada lado) abiertas entre los contrafuertes y abovedadas
con medio cañón. Los tramos de la citada nave están
cubiertos por bóvedas de crucería sencilla. En una
de la claves se colocó -a modo de una piña- un pinjante
de mocárabes. En
la otra clave vemos un disco con el escudo de Torralba de RIbota.
Estas
claves se encuentran rodeadas por pinturas de cabezas de dragones
con la lengua fuera en los nervios adjuntos.
En
las bóvedas de las capillas laterales aparecen pinturas donde
los protagonistas son animales: ciervos, leones y dragones.
La
cabecera está constituida por tres ábsides cuadrados
que se comunican con la nave mediante arcos triunfales muy agudos
de altura escalonada.
El
arco del ábside principal es ojival peraltado, flanqueado por pináculos
góticos. El guardapolvos va festoneado por una especie de cardinas
y en las enjutas hay pinturas de leones rampantes sujetan-do dos
escudos, uno de la localidad y otro de la Señal Real de Aragón.
A
su vez estas tres capillas se comunican entre sí mediante
arcos apuntados. Las bóvedas son de crucería sencilla.
Precisamente
en estas bóvedas es donde aparecen algunas de las mejores
pinturas de la iglesia. En las capillas laterales, alrededor de
las claves, en los cuatro nervios, aparecen las habituales cabezas
de dragón y en los plementos un círculo dorado con
las siluetas de las tracerías de un rosetón gótico
rodeado de plantas. En cada plemento también parecen dos
grandes jarrones en cada uno.
En
cuanto a la bóveda del ábside principal, lo que se
pinto fue un Tetramorfos, es decir, los símbolos teriomorfos
de los cuatro Evangelistas: águila de San Juan, león
de San Marcos, buey de San Lucas y el ángel que representa
a San Mateo.
Hay
que apreciar los magníficos retablos góticos de esta
cabecera y la buena colección de imaginería de esta
misma época, presidida por un Calvario gótico.
Los
cinco ventanales de iluminación de la nave son una auténtica
gozada. Son bíforos, es decir, el vano de iluminación
está dividido en dos por un parteluz. Las superficies de
los tímpanos están cubiertas de finas yeserías
de distinto perfil, como:
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