jueves, 8 de septiembre de 2016

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Vista Medina
Titulo
Villa histórica,
monumental, escultórica y paisajística
Villa
de las Ferias

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Plano de D. Gerardo Moraleja Pinilla de Medina del Campo.
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MONUMENTOS EXISTENTES

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1- PARROQUIA MAYOR DE SAN ANTOLÍN: ANTIGUA COLEGIATA.
Desde tiempos remotos existió en este mismo sitio una parroquia
dedicada al mismo Santo Patrón, acaso desde que Andrés Voca trajo, según
testifica la Crónica Premostratense de la Vid, su venerada reliquia, la
cual, por cierto, no es la que actualmente veneramos, pues el 29 de
julio de 1614 se registró un acuerdo consistorial en virtud del cual,
respondiendo a una súplica del Cabildo Colegial, dos regidores en unión
de dos canónigos, irán a Palencia para tratar de obtener de aquel
Obispo y Cabildo una reliquia de San Antolín "por no tenerla en si iglesia". Luego no existía la que se supone que trajo el legendario Voca.
a) De la bula de creación de la Colegial,
dada por S. S., Sixto IV en 11 de junio de 1480, a petición de Fernando
el Católico, consta:
Que esta iglesia de San Antolín fue fundada y edificada por elinfante D. Fernando el de Antequera
(40 R. b) con el fin de erigirla en catedral o colegial; deseo
frustrado con su elección para rey de Aragón y con su prematura muerte.
Que su nieto D. Fernando el Católico (40 R. b) con el fin de erigirla en
catedral o colegial; deseo frustrado con su elección para rey de Aragón
y con su prematura muerte. que su nieto D. Fernando el Católico logró
realizar este piadoso deseo de su abuelo por la bula de referencia, en
virtud de la cual quedaba extinguido el antiguo arciprestazgo, libre y
exento de la villa, y se creaba la Colegial
con abad, chantre, tesorero, maestrescua, doce canónigos y otros tantos
beneficiados --subdivididos en raciones enteras y medias raciones, por
mitad--. Que en vacando la abadía, el Cabildo Mayor ..constituido por
los beneficiados de todas las parroquias de la villa-- elegía
canónicamente persona idónea para la dignidad de abad, por cuanto el
arciprestazgo desaparecido así lo practicaba, según antigua, pacífica y
aprobada costumbre que la bula ratificaba; estableciéndose como
requisito para tal idoneidad la circunstancia de ser hijo patrimonial de
la villa. Que el Cabildo estaba obligado a hacer presentación del
elegido al Consistorial o Ayuntamiento, para que éste diera letras
testimoniales de presentación al obispo de Salamanca, a fin de obtener
del mismo la colación o canónica institución, bien entendido, que si el
obispo rehusaba hacerlo, por el mero hecho, quedaba confirmada la
elección y convalidada la institución. Que en cuanto a las demás
dignidades, canonjías y beneficios, al vacar, iban sucediendo automática
y gradualmente, de beneficiario a racionero y canónigo y de canónigo a
dignidad, y éstas en el orden `preestablecido, de tal suerte que al
prior era forzosamente el decano; y porque los feligreses de la
parroquia tenían por costumbre inmemorial derecho de elegir sus curas
--igual de las demás parroquias de la abadía--, los confirmaban en el
mismo de elegir los beneficiados alternativamente con el abad y Cabildo
(uno de los feligreses y otro el abad y Cabildo juntamente). Que el
abad podía usar mitra, guantes, anillo y báculo pastoral y además
insignias pontificales, no limitándose su jurisdicción a la Colegial
sino extendiéndose a todas las iglesias de la abadía.
El procedimiento electoral era el siguiente:
Ocurrida la vacante, , el Cabildo Mayor acordaba fijar los edictos de
convocatoria en las puertas de la Colegial y de San Nicolás. Llegado el día señalado para la elección, muñidos individualmente y llamados a son de campana teñida de la iglesia de San Juan del Azogue (quizá por haber sido la más céntrica dela población antigua), se reunía el Cabildo mayor en San Nicolás ( cuando ésta desapareció en San Facundo).
Los capitulares oían la misa del Espíritu Santo y presentaban
juramento; todo a puerta cerrada. Seguidamente el decano salía con el
secretario a la puerta de la iglesia y el voz alta invitaba a cuantos
quisieran mostrarse opositores, pues serían admitidos, no siendo contra
lo prevenido en los estatutos. Si alguno se presentaba, verificada de
idoneidad, hacía su plática ante el Cabildo y terminada salía de la
iglesia, acompañándole hasta la puerta los comisarios. Cerrada de nuevo
la puerta, el decano hacía idéntica invitación a los mismos capitulares,
y los que de éstos se mostraban opositores, platicaban igualmente,
terminado lo cual se procedía a emitir el voto regularmente secreto. Al
efecto se distribuían a cada capitular tantas cédulas como eran los
opositores, con los respectivos nombres y entonces, ordenadamente, iban
depositando la cédula preferida en caja prevenida en el altar mayor.
Quien alzaba mayoría de sufragios esta el instante promovido a la
dignidad abacial, dándole testimonio para notificar la elección al
Ayuntamiento que previamente reunido recibía con todos los honores al
electo y comisarios, acordando darle testimoniales para obtener del
Obispo la institución canónica.
N. El electo habrá
visto lo más interesante del texto latino de la referida bula de la
creación de la Colegial en nota correspondiente al nº. 25. Copiamos
ahora el edito referente a la elección practicada el 10 de marzo de
1600: "Aedictum electionis Abbatiae. Universi et singulis notum sit quod
dignitas Abbatialis Aecclesioae Collegiatae divi Antonini dicatae hujus
inclitae et no bilis admondum villae de Medina del Campo, multis ab
hinc diebus cavat et Capitumum majus cleri ejusdem villae cujus interest
hujusmodi Abbatiae electionem facere, remisa prius sibi dicta electione
per decretum Regalis Supremi Consilii, ordinavit et decrevit eamdem
fieri ad diem veneis deciman proximan ventura mhujus mensis martii in
ecclesia parrochiali divi Nicolai (ut de more habetur) ad horam ejusdem
diei nonam. Ideo praesens edictum publice prefigi mandavit ut omnes illi
ad quos in hujusmodo electione vix actica spectat el filii
patrimoniales dictae eccleside aut incolarum hujus oppidi ad quos
spectat passiva vox, juxta bullam erectionis dictae dignitatis
Abbatialis datam a felicis recordationis Sixto papa quarto, ad
praedictam diem et horam in dictam ecclesiam conveniant sive hujusmodi
dignitatis praetensionem inituri, sive hujusmodi electionem facturi,
alioquin adveniente die et hora supradictis, nullo alio spectato, dictum
capitulum procedet ad actum praedictae electionis. Datum Maethimnae del
Campo die octavo mensis martii, anno milessimo sexcentéssimo, mandato
decanit et Capituli Majoris..."
En la elección
practicada ese dicho día, nadie se mostró opositor y los capitulares
eligieron, por 33 votos de 35, a D. Domingo de león y Alba, hijo
patrimonial que no estaba presente porque era racionero en Salamanca.
Ossorio da detalles
curiosos acerca de la presentación del nuevo Abad al Ayuntamiento, pág.
109: "Desde allí (San Nicolas) le lelvan con gran acompañamiento de lo
bueno del pueblo, con chirimías, clarines y abatales a presentar al
ilustre Ayuntamiento, donde restá el corregidor y regidores para darle
la presentación para que el obispo de Valladolid le dé la colación y con
ella tome la posesión en la iglesia Mayor, a la cual va con grande
acompañamiento, y llegando los canónigos de ella le tienen puesto en el
patio de la iglesia un sitial muy autorizado, y llegado allí salen el
prior y Cabildo con su cruz a recibirle, y los cantores cantando un Te
Deum laudamus y allí reciben de él el juramento que los demás abades han
hecho, y luego lo sientan en su silla, que es la principal del coro, y
derrama algunos reales, y ante el notario de la iglesia pasan todos
estos actos".
De los antiguos arciprestes que regentaron
consuetudinamente la omnímoda jurisdicción eclesiástica, no ha quedado
rasgo saliente alguno. El último, D. Alonso Rodríguez Manjón, tuvo la
suerte de ser promovido a la dignidad abacial al ser erigida la Colegiata.
Fue capellán de los Reyes Católicos y de su Consejo y señor de
Peñaranda. Los que le sucedieron en el cargo, algunos con marcado
relieve en la historia de Medina y aún en la de España, fueron:
b) D. JUAN RUIZ DE MEDINA, el más destacado y benemérito de todos. D. Julián de Ayllón escribió su biografía en estos términos: "Nació
de una de las familias más antiguas e ilustres, que tiene por tronco a
Rodrigo de Medina, quien tomó el patronímico Ruiz de Medina, el cual fue
hijo de Berengario de Medina, fundador de la iglesia de San Bartolomé, hacia los fines del siglo XII. Estudió en la Universidad de Salamanca
las ciencias mayores, y en 14 de noviembre de 1467 se hizo colegial
mayor en el colegio de San Bartolomé de dicha ciudad, y continuando la
carrera literaria con agigantados pasos se graduó de Doctor en ella
misma, y no mucho después pasó a la de Valladolid
a ser catedrático de Prima. Extendióse luego por todas partes de fama
de su literatura, y como entonces se formaba en Castilla el tribunal de
la Inquisición, echaron mano de nuestro D. Juan Ruiz de Medina los Reyes
Católicos para hacerle uno de los primeros inquisidores, y para que
concurriese a la formación de las primeras ordenanzas, por donde se
gobernó dicho tribunal. Sus grandes méritos le fueron conduciendo por
los puestos más distinguidos..., y así le confirieron el arcedianato de
Almazán, dignidad de la iglesia de Sigüenza, chantre en la de Sevilla,
en la cual manifestó su piedad dejando edificada una magnífica capilla
de la Generación Temporal de Jesucristo, expresada en célebre cuadro de
Luis de Vargas, con otros dos a los lados de San Pedro y San Pablo, y
otros en el basamento donde está retratado el mismo fundador... En el
año 1479 fue enviado a Francia por los Reyes Católicos a jurar las paces
capitulares entre las dos coronas. Asimismo fue enviado a Roma
juntamente con el Conde de Tendilla, a pacificar las desavenencias y
discordias originadas entre Inocencio VIII y el rey D. Fernando de
Nápoles..., lo cual ejecutaron tan a satisfacción de todos que las paces
asentadas fueron de mucha utilidad... Concluida tan felizmente esta
comisión , y dando el Conde la cuenta por España, nuestro doctor se
quedó en Roma de orden de los Reyes para tratar otros negocios..."
"En la erección de la Colegiata
de la villa, hecha en 1480, en la cual tal vez intenvendría el Sr.
Medina, por hallarse en la sazón en Roma, fue creado primer Prior por
ella. Poco después pusieron los Reyes la mirada en nuestro doctor pasara
remunerarle los sobresalientes méritos contraídos en las gravísimas
comisiones que supo desempeñar con tanto honor y acierto, y le
nombrasron para ocupar la silla episcopal de Astorga. De aquí fue
trasladado a poco tiempo a la de Badajoz, y de ésta a la de Cartagena y
últimamente a la de Segovia, en cuya ocasión, habiendo vacado la abadía de Medina, fue elegido con aplauso de todos sus patrienses, cuya dignidad admitió agradecido y muy gustoso. Vino, pues, a Segovia el año 1502, y entonces le confirieron la presidencia de la Chancillería de Valladolid".
"También hizo resplanceder su piedad en varias obras que dejó edificadas a su costa, como son la capilla mayor y torre de esta Colegiata, y la capilla mayor de la iglesia de Santa María de la Antigua,
en cuyos edificios estaban colocados los escudos de sus armas partidos
en palo, a un lado los trece roeles y al otro unas bandas que son las
antiguas y modernas que usó y actualmente usa esta villa de Medina. En 23 de enero de 1507 otorgó su testamento en Segovia,
y falleció el 30 del mismo mes y año, y en una de sus cláusulas dice:
"Mandamos que nuestro cuerpo sea sepultado en la nuestra capilla que
hacemos y edificamos en la Colegial de San Antolín de Medina del Campo,
ante las gradas del altar mayor en medio de la dicha capilla, y es
nuestra voluntad que no nos hagan sepultura alta de piedra ni monumento
que ocupe el servicio de la dicha capilla, salvo que nos pongan encima
una piedra llana de las de Toledo, con sus letras, para que se sepa
quien está allí sepultado, e los que la vieren se conviden a rogar a
Dios por mi alma". La capilla estaba hecha desde 1503.
Ossorio dudó que estuviera enterrado aquí,
pero así fue en efecto, porque en el correspondiente libro de acuerdos
del Cabildo constaque dicho sepulto fue descubierto el 22 de abril de
1801.
c) A la muerte de D. Juan Ruiz de Medina ya
se manifestó el antagonismo, fruto natural del régimen democrático en
nuestro temperamento apasionado, que había de ser motivo, años más
adelante, para perder la principal preeminencia consagrada por la bula
de erección. En efecto se presentaron dos candidatos, medinenses por
supuesto: D. BERNARDINO GUTIÉRREZ, canónigo de Sevilla y maestro de ceremonias del Papa León X, y D. ALONSO GARCÍA DELRINCÓN,
abad de Alcalá de Henares. El resultado de la elección fue dudoso, más
el último, que se hallaba presente en la villa, se posesionó de la
abadía, no sin que los electores que le fueron adversos, algunos
regidores y gente del pueblo, el partido contrario en una palabra,
promovieran ruidosos incidentes impidiéndole el ejercicio pacífico de la
jurisdicción. Llevado el pleito a la Chancillería de Valladolid,
ésta le remitió a los jueces eclesiásticos, quienes decidieron ser
electo D. Bernardino, quien efectivamente ejerció la dignidad abacial
que ilustró, cuan menos, alcanzando para sí y sus sucesores el
privilegio de usar insignias episcopales, hasta su fallecimiento,
ocurrido el año 1520. Entonces fue cuando logró, sin opositor, su
frustrado deseo D. Alonso García del Rincón, sien abad hasta su muerte
que le sorprendió en Roma, año 1533. A este D. Alonso correspondió
presidir los destinos eclesiásticos de Medina
en el periodo difícil, por lo turbulento, de las Comunidades, cuya
causa favoreció, por lo que fue uno de los exceptuados del perdón
general que otorgó el Emperador en Valladolid el 28 de octubre de 1521, aunque alcanzara el indulto en fecha posterior.
Antes que supieran los medinenses la nueva de
la muerte de su abad, impetró de S. S. para sí la abadía D. Francisco
de Mendoza, quien a la sazón estaba también en la Ciudad Eterna,
viniendo muy ufano con sus letras apostólicas `para lograr la posesión.
Fue en vano, el Cabildo Mayor, celoso de sus prerrogativas, protestó en
forma el nombramiento de Mendoza y eligió a
d) D. DIEGO RUIZ DE LA CÁMARA,
obispo que fue de Salón (Italia) y antes beneficiado de Santo Tomás.
Promovido el oportuno pleito, concluyó con sentencia favorable a los
fueros de la villa, aunque el derecho reservaba a la Sede Apostólica la
provisión de las piezas eclesiásticas que vacaban por fallecimiento en
Roma del poseedor, y pudo D. Diego ejercer las funciones pontificales
por espacio de 32 años. dándonos al fin de su vida un ejemplo peregrino
de integridad y de lealtad a su pueblo. El rey Felipe II le envió a
llamar diciendo que tenía ciertos negocios que comunicar con él, y fue
luego a Madrid a verse con el Rey, el cual le manifestó cuán complacido
sería si renunciase la abadía en S. M. para proveerla de su mano. D.
Diego le suplicó le dejase pensar en ello; que volvería a besar sus
manos... Miróse y remiróse en el caso... Era cosa fuerte no complacer al
Rey, y un Rey cono Felipe II; pero era más duro traicionar al fuero de
la villa. Hizo, pues, secretamente una renunciación en el Cabildo y
enviósela para que la proveyese. Volvió efectivamente a besar las manos
del Rey y ledijo con tanto respeto comodignidad: "--Señor, la abadía es el Cabildo Mayor de Medina del Campo,
quien la tiene que proveer conforme a la bula de creación. El me la dio
y yo se la he vuelto; ya no soy abad; haga V. M. lo que fuere servido
".
Sintiólo mucho el Rey y mandóle que no
saliese de la Corte. No salió en verdad. Como si al tiempo de dimitir la
dignidad abacial hubiera hecho también dimisión de la vida, la visitó
la muerte a los pocos días, el 3 de junio de 1565.
La elección del sucesor fue aplazada de Orden
Real hasta el 18 de mayo de 1570, en cuyo día, el Cabildo Mayor
favoreció con la totalidad de sus sufragios,que fueron 68, a
e) D. JUAN ANTOLINEZ DE BRICIANOS, obispo a la sazón de Jovenazo (Italia), sin que consolaran con voto alguno al otro opositor, el Maestro Francisco Jil., de Nava del Rey, catadrático de la Universidad de Salamanca
cuya candidatura vino altamente patrocinada. El señor Antolínez fue
pesentado el día de la elección al Concejo, se felicitó éste por ser el
elegido "hijo patrimonial, de muy buena vida, fama y letras".
No defraudó ciertamente las esperanzas concebidas en su elección, al
menos por el medinismo que demostró el nuevo abad. En sus días se
propuso el obispo de Salamanca
hacer la Visita Pastoral y la llevó a efecto, no obstante la oposición
que le hizo el abad Antolínez, sostenido por la clerecía y el pueblo,
promoviéndose un largo pleito ante la Rota, que se resolvió por
sentencia de 16 de enero de 1577, declarando legítima la erección de la
abadía, amparando al abad, a la Colegiata y a los demás pueblos de su
distrito en la posesión en que estaban y anulando lo actuado en la
Visita que hiciera, contrafuero, el Obispo a quien condenó en costas (29).
Cuéntase que el señor Antolínez hizo hasta diez y seis viajes a Roma
para sostener el privilegio medinense, triunfando de sus contrarios,
dice Ayllón, pero no de la muerte que en su último viaje le sorprendió
en Roma el 21 de septiembre de 1581.
Que la actuación de D. Juan Antolínez
respondía a los sentimientos e ideas de la villa, lo prueba que el
Ayuntamiento, en sesión de 8 de marzo de 1580, acordó expresarle su
reconocimiento por la afortunada defensa que había hecho de la
jurisdicción y librarle cien mil maravedises para ayuda de costa. Pero
si la autoridad pontificia de Roma nos era propicia, en otras esferas se
veía con desconfianza nuestro tesón en mantener la tradicional
independencia, Cuatro años antes de la muerte de D. Juan Antolínez, el
22 de febrero de 1577, daba Felipe II una Real Provisión al Consejo y
Cabildo medinenses decía: "...por haberse ido a Roma D. Juan
Antolínez, abad que al presente es desa villa, y ser hombre de más de
setenta años,podría morir, y sabiéndolo por vos, os entremetiésedes en
querer hacer la dicha elección sin darnos noticia dello..., y
entendiéndolo, vos mandamos que antes de innovar en nada avisaréis a los
del nuestro Consejo dello pa que por ellos visto se provea lo que
conviniere, y no fagades ende al ..."
Por esto, cuando el 30 de
octubre llegó la noticia de la muerte, comunicada por Alonso Gutiérrez,
procurador que allí tenía la Villa, acordó ésta que "un peón lleve a su mag. la noticia de la muerte". Hasta el 1 de febrero del año siguiente no se recibió la Real Cédula sobre el caso, diciendo: "nos
por algunas juntas causas e consideraciones, teniendo fin a que el la
elección y provisión del dicho abad se diere la orden que más conviniere
al servicio de nuestro Señor e bien e beneficio público desa villa e
abadía, proveímos y ordenamos que se difiriere la elección, como en
efecto se difirió, y como quiera que en este medio tiempo , después de
la muerte del dicho obispo, por vuestra parte se nos ha hecho instancia
sobre lo tocante a la dicha elección, no se os ha dado a ello lugar, por
haber primero querido entrender e informarnos particularmente de las
personas que, entre los naturales desa villa e abadía, de presente hay
en quien concurran las cualidades que para esta dignidad son necesarias y
habiendo tenido desto relación y habiéndose visto, comunica y tratado,
hemos tenido por bien que podáis proceder e procedáis en la dicha
elección, guardando ansí en ella como en lo que toca a la colación lo
que se ha acostumbrado y debe guardar y la forma y orden que el rvdo. en
Xpo padre D. Antonio de Pazos, electo obispo de Córdoba, presidente del
nuestro Consejo, os escribe y advierte..."
Lo que advertía ese señor Presidente en carta de 28 de enero al Cabildo Mayor, era lo siguiente: "Su
mag. por la cédula que con este envío, tiene por bien que vras.
señorías procedan a la elección de la abadía de esta vaca por haber
fallecido D. Juan Antolínez, obispo de Jovenazo, su último abad...;
habiendo tenido relación desto (de las personas idóneas) ha nombrado al
maestro Francisco Jil, natural desa abadía..., de cuya xpndad, virtud y
letras se tiene mucha satisfacción. Vras. mds. le elegirán para ello,
que demás de ser tan benemérito por las buenas partes que en él
concurran, su mag. se tendrá por servido".
Los capitulares del Cabildo que se allanaron a
la voluntad, tan categóricamente manifiesta, del poderoso Monarca. En
el Ayuntamiento del 6 de febrero se presentaron tres de ellos
manifestando a la Villa que el Cabildo obedecía y acataba la Real
Cédula, pero que enviaban un clérigo a Madrid y otro a Lisboa, donde
estaba el Rey, para que informaran al Consejo Real y a S. M. de que la
bula de erección de la Colegiata
les autorizaba a elegir libremente, sin limitación alguna, y que por
los estatutos del Cabildo, que ellos había jurado guardar, tenían
precisión de elegir precisamente a un capitular del mismo, circunstancia
que no concurría en el Maestro Jil. El obispo Pazos les contestó
entonces que tan dificultad tenía fácil solución con nombrar previamente
capitular al real candidato, pues efectivamente algunos capitulares que
eran naturales de la villa. Los del Cabildo Mayor admitieron este
hecho, pero precisando que los tales y no el Jil eran beneficiados por
elección parroquial, insistiendo en sus puntos de vista con resolución
inquebrantable.
La prudencia de Felipe II quedó patentizada
en esta ocasión, porque el 2 de mayo del mismo año de 1582 escribía el
presidente del Consejo Real al Cabildo la siguiente carta: "Muy
magníficos y revdos. señores: La buena intención que su mag. a tenido de
que en esa villa, pa el gobierno espiritual obiere abad tan calificado
que dél se pudiera promover mucha quietud e sosiego, y que atendería más
al servicio de Dios que a disensiones, se le ha agradecido poco, pues
atenta contradicción han vrs. mds. puesto en las intenciones de su mag.,
y aunque dello se pudiera tomar otro camino, no ha querido su mag.
hacerlo, y es su mag. servido e le place que vrs. mds. hagan su elección
de abad libremente, encargándoles, que de su parte les encargo, escojan
persona tan calificada que justifiquen sus pretensiones y se compruebe
lo que han ofrecido por sus cartas, porque, cuando así no fuera, mano le
queda a su mag. pa enmendar lo mal hecho, y de todo lo que se hiciere
manden luego dar aviso. Dios les guarde y tenga en su mano..."
Dio cuenta el Cabildo a la Villa expresiva comunicación y los regidores, impresionados por su manifiesto alcande, "dijeron
y encargaron a los dichos señores decano, mayordomo e secretario del
dicho Cabildo que hagan la elección en persona cual convenga al servicio
de Dios nuestro señor y de su mag. y al bien y sosiego, quietud e
justicia desta villa e su abadía... questa villa se le pide ansí y si
res necesario se le requiere, porque haciéndolo así harán lo que son
obligados..."
El 22 del mismo mes se verificó la elección, favorable por 29 votos a
f) D. JERÓNIMO DE DUEÑAS ORMAZA,
beneficiado de San Salvador, arcediano de Nájera y deán de Zamora,
contra 27 que obtuvo el otro opositor D. Diego de Montalvo, si bien,
verificado el escrutinio, todos los capitulares "de un acuerdo e
voluntad, nemine discrepante, dieron y prestaron su obediencia al nuevo
prelado, el cual juró en forma de guardar los estatutos"
. Las
disensiones que temía Felipe II no trascendieron, es cierto, pero sí
dejaron huella en el libro de acuerdos, pues en el auto correspondiente a
aquella misma mañana leemos: "Los del Cabildo Mayor que tenían a
presentar al abad que tienen nombrado, trajeron consigo algunas personas
entre las cuales y otros caballeros del dicho ayuntamiento obo
diferencias e palabras de que se podría seguir daños e invenientes...",

por lo que el corregidor aplazó el ayuntamiento para el día siguiente.
¿Estaría la razón suficiente de aquellas diferencias y palabras en el
hecho cierto de llevar a la sazón dos regidores el mismo apellido
Dueñas, y otros dos el de Montalvo? En efecto, el electo era hijo del
famoso Rodrigo de Dueñas, y el preferido, además de Montalvo, era nieto
del Dr. Beltrán y enterado del influyente Juan de Álamos y Barrientos.
Ayllón dice que la repulsa que mereció a los electores la recomendación
regia "nos ha sido y todavía nos es tan costosa que no dejarán de llorarse los perjuicios que nos acarreó", porque es de advertir que por aquel entonces Medina,
por comisión de los regidores que tenía en Lisboa, no cesaba de instar y
suplicar al Rey a su Consejo que pusiera remedio a la decadencia de las
Ferias
que se acentuaba de año en año. Por eso, aquella obstinada defensa del
mote de su escudo, rayaba en la terquedad, fue evidentemente impolítica.
Al conocer Felipe II el resultado de esta última elección, disimuló el
disgusto, pero el 13 de noviembre de 1582 remitió al corregidor de la
Villa, Gante del Campo, una Real Provisión mandándole hiciera
información sobre la antigüedad de la dignidad abacial, por quien se
instituyó, quienes sus electores, cuáles sus bienes y rentas, atec.,
presintiéndose futuras y desagradables resoluciones. Consciente del gran
riesgo que corría tan preciado fuero, el abad Dueñas trató con empeño
de llegar a concordia con el obispo de Salamanca,
y le consiguió, pero malquistándose en grado sumo con sus subordinados
dos clérigos del Cabildo Mayor que en documento público dirigido a la
Villa calificaron la concordia de "seminario de perpetuas lites".
Cuando falleció D. Jerónimo el 10 de octubre
de 1585, la temida resolución no se hizo esperar porque, habiéndose
fijado los correspondientes edictos para la provisión de la vacante,
llegó la cédula de S. M. con mandato de suspensión hasta nueva orden.
Recurrió el Cabildo en defensa de su derecho y le probó tan
complicadamente desde el punto de vista canónico, que ganó sentencia
favorable y procedió a la elección del nuevo abad.
g) D. DIEGO RUIZ DE MONTALVO,
beneficiado de San Esteban, opositor postergado en la elección anterior
y favorecido en la presente por 40 votos contra tres que obtuvo el
canónigo Dr. Morejón. Dirigió sus preocupaciones en el cargo a dos fines
principales: mantener la concordia lograda con el obispo de Salamanca,
en evitación de pleitos, y recabar del Rey que aumentase el patrimonio
de la abadía, harto mermado entre otras causas por la misma pleitomanía.
La última finalidad no era congruente con el pensamiento que abrigaba
Felipe II sobre el particular y que se patentizó a la muerte de D.
Diego, ocurrida en 1592. Entonces el fiscal de S. M. propuso al Rey que
ejercitara el derecho de patronazgo presentando al nuevo abad, y por
Real Cédula de 8 de julio del mismo año se resolvió que el Cabildo
hiciera la elección en forma acostumbrada, pero que antes de publicar y
presentar la persona elegida, notificara la elección al Consejo Real
para proveer en consecuencia. Representaron y suplicaron Cabildo y
Ayuntamiento contra esta provisión que desvirtuaba notablemente el
privilegio ejercido hasta entonces, pero todo fue en vano. En 7 de
octubre se confirmara plenamente y conforme a ella se verificó, el 24
del mismo mes la elección del nuevo abad, una de las más laboriosas. El
Maestro Jil de Nava del Rey, a la sazón abad de Medinaceli, vino esta vez amparado en la doble recomendación del Consejo Real y del obispo de Salamanca,
quien, bajo graves amenazas, requirió al Cabildo Mayor a que no
verificase la elección antes de dilucidar el pleito entablado por el
mismo candidato sobre la legitimidad de su oposición, rechazada por los
nuestros porque no era medinense, aunque fuera de la abadía. A este
pleito se unió el promovido por el Cabildo Colegial que vindicaba
también que sus miembros la cualidad de elegibles y presentaba como
opositor al maestrescuela D. Melchor de Amusco. El Cabildo Mayor admitió
al fin la elegibilidad de entrambos pero dio la mayoría de sus votos a
uno de sus capitutales.
D. MIGUEL DE BRICIANOS,
último que usufructuó de jure, aunque no de facto, la jurisdicción, pues
llevaba si u pretensión al Consejo Real, éste, a vista de los recursos
establecidos por los candidatos desdeñado, aplazó, sine die, el acto de
posesión, y mientras tanto se lograba de S. S. Clemente VIII en 7 de
octubre de 1595, la creación de la nueva diócesis de Valladolid,
a la que quedaba incorporada esta abadía, con pérdida de su
jurisdicción ordinaria que pasaba íntegra al Obispo que la había de
ejercer precisamente por ministerio de un vicario residente en ésta.
Para allanar las dificultades que suscitaba
la singular integridad de los medinenses, el rey Felipe II pidió y
obtuvo del obispo de Ávila,
a quien correspodía presentar para la abadía de Burgohondo, hiciera
merced de ella D. Miguel de Bricianos, cuya buena disposición se había
asegurado previamente; y de esta mañana , en agosto de 1597, quedó vaca
esta abadía y verificada la condición exigida para la bula pontificia
para que el obispo de Valladolid
se posesionara de la jurisdicción vacante y comenzase a ejercerla,
prohibiendo bajo graves censuras que el Cabildo mayor se juntara para
tratar de nueva elección, lo que vedaba paralelamente una Resal
Provisión.
Hubo de resignarse la clerecía medinense a la
inevitable aceptación del hecho consumado de la extinción de la abadía
en cuanto a la jurisdicción, preeminencias e insignias episcopales
inherentes a ella. Las otras funciones concernientes a la primacía y
presidencia de los cabildos, subsistieron por mérito principal del
nostálgico anhelo de todos los medinenses que añoraban y añoraron
siempre un cambio favorable a sus intenciones, malogrando así el
propósito acariciado por el obispo de Valladolid de convertir esta dignidad abacial en un miembro del cabildo vallisoletano.
Cuando el nuevo estado de cosas se consideró
consolidado, después de practicada una prolongada visita por el obispo
de Valladolid en los dos primeros meses del año 1598, y después de
reiteradas instancias hechas al Rey, tanto por la Villa como por los
Cabildos, se logró por fin concesión regia para proceder a nueva
elección, el 10 de marzo de 1600, resultando elegido por unanimidad.
h) D. DOMINGO DE LEÓN Y ALBA, ilustre medinense, beneficiado de Santa María de la Antigua en que había sido bautizado el 9 de mayo de 1554, y canónigo de Salamanca, autos de una Historia de Medina,
por desdicha no impresa y desaparecida hasta el presente, que compuso
con el objeto de presentarla como memoria al rey Felipe III, para
reivindicar la exención y prerrogativas de las que veía despejada de su
dignidad, que no pudo ver realzada por su prematura muerte acaecida el 1
de mayode 1603.
N. Prueba de la
presunción legal que asistía a los medinenses --o que creían
asistirle--, justificativa del tesón con que defendieron su fuero, y de
la no disimulada prevención con que miraron la actuación del vicario, en
la siguiente carta que el medinense D. Baltasar Xilimón de la Mota,
presidente del Consejo de Hacienda, dirigió a la villa el 25 de
septiembre de 1628: "...desde que S. S. de pedimento de S. M., unió al
obispado de Valladolid la jurisdicción de la abadía de Medina, sentí
dos cosas: la una, que no se podía hacer por no ser perjuicio de
patronazgo de legos, que es la villa, porque, aunque, por ser dignidad
mayor, esta elección no toca a seglares sino a clérigos, pero que da el
patronazgo en pie, que consiste en la presentación que V. S. hace el
obispo para que dé la colación. La otra, que los señores que en aquel
tiempo entraban en el Ayuntamiento se gobierno negligentemente en no
contradecir, apelar, protestar e introducir la causa en la Rota y
dejarlo así, para, pasado aquel tiempo de favor, se habrían aceptado,
así para el camino de justicia como para el de gracia... Del mismo
parecer soy ahora y lo seré cada día..."
Tanto Ossorio como
Ayllón ponderan con fervoroso encomio los talentos y virtudes de este D.
Baltasar que, en efecto, fue jurisconsultor notable y anotó la obra de
D. Luis de Molina sobre el "Origen de la Primogenitura Española".
Tanto Ossorio como Ayllón ponderan con
fervoroso encomio los talentos y virtudes de este D. Baltasar, que en
efecto, fue jurisconsulto notable y anotó la obra de D. Luis de Molina
sobre el Origen de la Primogenitura Española. Su predicamento fue tan
sobresaliente que pasaba por una de las maravillas de Valladolid, según
lo proclamaba un refrán, traído y llevado en su tiempo. Había nacido el 6
de enero de 1555 y murió en 5 de septiembre de 1629, siendo presidente
del Consejo de Hacienda, contador Mayor de S. M. e individuo de su
Consejo de Estado.
Los sucesores de D. Domingo en la abadía,
reducidos a la mera presidencia de los cabildos, sin jurisdicción
externa alguna que pasó a los vicarios, aunque el pueblo siguiente
tributándoles las mayores distinciones, hubieron de vivir en una
categoría mucho más modesta, paralela ciertamente a la gran pobreza que
se enseñoreó de la Villa antes opulenta. Fueron los siguientes:
D. JUAN DE RIBERA MOREJÓN, primero canónigo de esta Colegial, inquisidor después de Córdoba y Valladolid,
y últimamente del supremo de la Inquisición. Regentó la abadía 24 años,
desde el 16 de octubre de 1603 hasta su muerte acaecida en Madrid el 19
de julio de 1628.
D. FRANCISCO DE GALISTEO, beneficiario de Santa María del Castillo, elegido el 16 de noviembre de 1628 y muerto el mismo día del mismo mes del año 1637.
D. DIEGO POLANCO GIRALDO, beneficiado de San Salvador, elegido el 4 de diciembre de 1637 y muerto el 14 de enero de 1657.
D. JUAN FRANCISCO DE DUEÑAS, beneficiado de Santiago, elegido el 26 de abril de 1657 y muerto el 28 de septiembre de 1684.
D. ANTONIO DE RIBERA Y CREMA, beneficiado de San Martín, elegido el 21 de enero de de 1685, y muerto el 8 de marzo de 1702.
D. FRANCISCO NÚÑEZ DE PRADO, elegido el 14 de marzo de 1702 y muerto el 14 de febrero de 1710.
D. PEDRO DE RIBERA Y CREMA, beneficiado de Santo Tomás y hermano de D. Antonio, elegido el 11 de mayo de 1710 y muerto el 14 de febrero de 1717.
D. JUAN DE LEÓN Y CASTAÑEDA, beneficiario de Nuestra Señora de la Antigua y canónigo de la Colegial, elegido el 30 de mayo de 1717 y muerto el 18 de mayo de 1740.
N. Al señalar el
libro de acuerdos del Cabildo Mayor dela fecha de su muerte, añadió, por
excepción, esta nota: "Dignísimo abad de Medina y tofda su abadía,
habiéndolo sido veintitres años menos once días, y en todo este tiempo
mantuvo y gobernó los dos cabildos en suma paz y concordia, lo que según
se va viendo acabó desde su muerte". Efectivamente: el desacuerdo
surgió en la celebración de las mismas honras fúnebres y se acentuó en
la elección del sucesor, pródica en incidentes. Debemos admitir que
influiría en la concesución de aquella laudable armonía, la prodencia
reconocida del abad, pero no sería tampoco ajena esta doble
circunstancia: que D. Juan de León y Castañeda fue el único que ascendió
a la dignidad abacial con el doble carácter de beneficiado de la
Antigua y canónigo de la Colegial, capitular por tanto de ambos
cabildos; y que dursante un largo periodo juntó, también
excepcionalmente, a su dignidad de abad la jurisdicción de vicario. Esta
simultaneidad de cargos fue sistemáticamente controvertida y denegada
por el Cabildo Mayor cuyos estatutos lo prohibían. Sin embargo, hubo en
algunos casos, como en el referido, alguna condescendencia, siempre
anhelada y raramente lograda por los de la Colegial. Más raro fue el
caso de que el abad asumiera la jurisdicción de vicario del obispo de
Valladolid. Contra su aceptación se pronunció el Cabildo mayor el 4 de
septiembre de 1667 "por ser contra la dignidad abacial"; y porque D.
Juan Francisco de Dueñas, abad a la sazón, quebrantó el acuerdo,
aceptando, fue privado de voz y voto durante dos años.
D. MANUEL LISÓN DE TREJADA, beneficiado de San Facundo, fue elegido el 17 de julio de 1740 y murió el 27 de octubre de 1767.
D. NICOLAS CIPRIANO DE VILLARROEL, beneficiado de la Antigua,
de familia medinense muy influyente y prstigiosa, pues fue el cuarto en
la serie de quince hijos que tuvo el vizconde de la Frontera. Su
elección tuvo lugar el 11 de diciembre de 1767. Su discrepancia con el
viario comenzó tan pronto comoi éste practicó la primera Visita
Pastoral. Al pedir a todos los eleciásticos que exhibieran títulos y
licencias ministeriales, D. Nicolás alegó que los suyos eran notorios y
que la sola petición era atentatoria a su elevada dignidad, cuyos fueron
y preeminencias estaba obligado a defender para no transmitirlas
menoscabadas a sus sucesores. No aceptando este criterio el vicario
surgió el pleito, y recorrieron de tribunal en tribunal toda la escala
con las consiguientes complicaciones. Triunfó en todos, Chancillería de
Valladolid, Metropolitano de Toledo y Nunciatura el criterio del
vicario, pero entonces el abad, juntamente con los cabildos, elevaon
memorial a la Real Cámara, 29 de marzo de 1785, pidiendo sin ambajares
que se repusiera en esta vicaría un nuevo mitrado en la omnímoda
jurisdicción del antigua abad, fundándose en gravísimos perjuicios de
orden espiritual, tales como la tardanza en la administración de la
Confirmación y en que la mayor parte de las rentas del obispado de Valladolid procedían de los préstamos de esta abadía.
La Real Cámara solicitó informe del vicario y
en el desapasionado que éste emitió, no obstante ser kiembro del
cabildo vallisoletano, vino a corroborar los fundamentos del memorial y a
exponer las causas y razones de la permanente discordia entre Medina y Valladolid. Decía el vicario: "El incremento que han tenido los pueblos de esta abadía, --aludía a Nava del Rey, Rueda, La Seca...--
y el valor de los efectos de la Mitra desde su erección ha ascendido a
más de treinta mil ducados, procedentes en su mayor parte de los
préstamos de esta abadía..."
Y después de enumerar los principalres motivos de desacuerdo, terminaban: " Para allanar tantos inconvenientes hay uno de estos dos medios: o erigir en Catedral esta Colegiata,
creando un Obispado y señalándole la dotación de diez mil ducados en
los prestamos de estos pueblos, lo que equivale a la tercera parte de
las rentas del obispado de Valladolid, o extinguir la jurisdicción ordinaria que regenta este vicario, uniendo su teritorio a Valladolid sin reserva alguna"
.
Las circunstancias que sobrevinieron hicieron
impracticable el primer miembro del dilema, y 70 años más tarde se
consumó el segundo, desapareciendo conjuntamente Abadía y Colegiata.
El abad Villarroel, muy popular dentro y fuera de Medina fallecío el 1 de febrero de 1801. Los últimos abades fueron:
D. MIGUEL ANDRÉS FLORES, beneficiado de Santa María del Castillo, elegido el 16 de febrero de 1801 y muerto el 8 de junio de 1805.
D. AGUSTÍN RODRÍGUEZ CAMPOS, beneficiado asimismo de Santa María, elegido el 3 de julio de 1805 y muerto el 25 de septiembtre de 1813 y
D. JOSÉ ZAPATA CÁCERES, canónigo de la Colegial, elegido el 21 de octubre de 1813 y muerto el 7 de diciembre de 1846.
Muerto este último señor, solo quedaba un
elector, D. Manuel Damián Melgar, beneficiado de Santo Tomás, y dos
canónigos: D. Ángel Zurro y D. Antolín Alonso, prior, con cuya muerte
quedaron extinguidos los cabildos.
Por virtud del Concordato de 1581, quedó constituido, como tenue reminiscencia del Cabildo Colegial,
un cuerpo de cuatro beneficiados, que, ante la adversa realidad, ha
quefdado reducido a uno solo, el que esto escribe, que por haber visto
morir a sus colegas sin conocerles sustitutos, abriga el presentimiento
de ser insustituible...
j) Únicamente cuatro canónigos se han
destacado del general anonimato: D. Juan Vijil de Quiñones (del que
hablaremos después (t), D. Martín Delgado, D. Antonio Nevado y don
Julián de Ayllón.
D. MARTÍN DELGADO se distinguió como bienhechos insigne de la Colegial a la cual donó su copiosa fortuna, después de dotar generosamente diversas obras pías. "Por haber adquirido mi hacienda, en el estado eclesiástico y deseando vuelva a quien con liberalidad fue servido de dármela" (dijo
en su testamento otorgado el 19 de marzo de 1660). Antes de ser
canónigo fue capellán del obispo de Oviedo, D. Bernardo Caballero de
Peredes ( 13 N. b) y gracias a su esplendidez pudo la Colegiata mantener con decencia, si no con el debido esplendor, el culto divino. Murió el 3 de mayo de 1670.
D. ANTONIO NEVADO conocemos
la biografía compuesta por su colega Ayllón que, por haberle
conocidopersonalmente, apreció su valer en el ministerio de su
predilección, que fue la predicación. Nació en 1702 y estudió
humanidades y filosofía en el colegio de Jesuitas, teniendo por maestro
al célebre misionero y escritor P. Pedro de Calatayud, y revelando
extraordinarias facultades en los certámenes y disputaciones filosóficas
en que acostumbraban a ejercitarse publicamente los alumnos. Cobró
entonces una apasionada e indeclinable afición a los clásicas antiguos,
que ya no dejó de la mano en todo el discurso de la vida.
Concluida la carrera de las disciplinas filosóficas, puso a la Universidad de Salamanca
a estudiar la Teología, en la cual aprovechó como prometía su
infatigable aplicación, sin abandonar por eso sus preferencias
humanísticas. Vuelto a su patria chica se dio a conocer ventajosamente
por varias piezas de oratoria y Poesía que compuso, por las que mereció
que los feligreses de San Facundo
le eligieran en 1728 para un beneficio vacante en la parroquia. Elevado
al sacerdocio, se consagró, llevado de su especial vocación y
excepcionales aptitudes, al ministerio del púlpito. Desconfiando de
felices improvisaciones, concedía a la lectura, a la meditación y al
estudio muchas horas al día, para aumentar las fuentes de su inspiración
en la composición de los sermones y de otros muchos escritos que
brotaron de su pluma. "Tuvo la desgracia --dice su biógrafo-- de
haber vivido en medio de un siglo y en que el gusto de la Oratoria y
Poesía estaba muy depravado. Por lo que, dejándose llevar de corriente
del siglo, llenó sus oraciones de sutilezas, metáforas y conceptos
recónditos..."
Me imagino que leyendo los Ocios Médicos de su
contemporáneo y convecino Godínez, tendremos una viva semejanza de la
manera literaria del canónigo Nevado. El número de los sermones que
compuso, de los más variados asuntos, fue superior a 200. Escribió
además un titulado "Hospital Metafórico", en el que clasificó y
estudió la muchas dolencias morales que afligen a la humanidad,
proponiendo en sutiles elucubraciones, los remedios más eficaces.
Dejó también numerosas obras en verso:
fábulas, loas, entremeses y relaciones; todo en un estilo tan figurado y
sublime que, sin carecer de sentencias originales y profundas,
resultaban indescifrables a los no muy versados en los enredos
mitológicos. Tanto estas obras como aquellas, aunque muy manoseadas por
los eruditos medinenses, quedaron inéditas, por cuya razón la notoriedad
del autor quedó circunscrita al limitadísimo escenario de la villa. Es
probable también que le alcanzaría no poco la donosa crítica de Fray
Gerundio, lo que comprobaríamos si por suerte se hubiera conservado
alguna copia.
D. Antonio Nevado fue promovido en 1572 a canónigo de la Colegial, a la que dejó cuanto tenía al sobrevenirle la muerte en 1776.
D. JULIÁN DE AYLLÓN
medinense de pura cepa, puso su talento privilegiado a su incansable
actividad al servicio de su patria chica. De él dijo el Sr. Ponz que "merecía
sere amigo de cualquiera hombre de gusto; amante en extremo de las
nobles artes que conoce y aún ejercita alguna vez en lugar de otras
diversiones, y porque varias especies de esta villa se deben a su
curiosidad; eficacísimo exhortador de plantíos y de todo lo conducente
al bien de la nación".
Es decir, que no se preocupó solamente del
bien espiritual, moral e intelectual de su pueblo; laboró también porque
sus paisanos gozasen de prosperidad material sin la cual la práctica de
la virtud es perfectamente quimérica. Se le reconocía singular
competencia en Ingeniería, y en los libros de acuerdos del Ayuntamiento
se encuentran frecuentes informes técnicos del Sr. Ayllón que emitía
desinteresadamente a petición de la villa, cuando se trataba del arreglo
de fuentes y cañerías. Los planos que levantó de la villa y de la Mota,
y de la planta y alzado del Hospital, acleditan suficientemente su
pericia. Nació en 12740 y murió en la dignidad de prior el 5 de enero de
1821, dejando manuscrita la obra tantas veces citadfa "Varones Ilustres de Medina del Campo".
k) Nota retrospectiva. Anteriormente a la fundación de la Colegial, la cura de almas de la feligresía de San Antolín
era ejercida, al igual que en las demás parroquias, por los
beneficiarios respectivos, en turnos más o menos acomodativo. Al
fundarse la Colegial,
quedó vinculado tal ministerio en el Cabildo, que le ejercía nombrando
libremente al cura, casi siempre fuera de su seno. en 1773, en virtud
del Concordato a la creada por Real Cédula un rector designado por el
Rey en terna sazón vigente, pasó dicha provisión al Patronato Real, y
fue que el vicario le presentaba, previa la oportuna oposición, quedando
el Cabildo desligado del ministerio parroquial, y para mayor
independencia, las funciones parroquiales se celebraban en la capilla de las Angustias.
Por el Concordato de 1851 fue reconocida ésta como Parroquia Mayor, con
categoría de término --antes era de ascenso-- con párroco y dos
coadjutores. El personal auxiliar, compuesto en los buenos tiempos de:
maestro de capilla, organista, tenor, contralto, dos sochantres, bajo
niño de coro, dos sacristanes, pertiguero y campanero, ha quedado
reducido a la más mínima expresión.
Dibujo a plumilla autor de esta página de la Colegiata de San Antolín de Medina del Campo
Dibujo a plumilla autor de esta página de la Colegiata de San Antolín de Medina del Campo
I) Para la descripción del monumento comenzamos por ceder la palabra a Ossorio, pág. 85: "Toda
ella es de fábrica de ladrillo, muy bien labrado y asentado, con tres
naves, la del medio algo más alta y ancha que las colaterales; tiene de
largo por la capilla mayor 74 pasos comunes, y de ancho de todas tres
naves 42 pasos... La torre es toda de ladrillo, muy alta y muy bien
acabada, con sus corredores de piedra en lo último de ella, y sobre los
corredores un chapitel de hojadelata, escamado y en ochavo, y remata
sobre él una linterna a proporción de chapitel, también ochavada
(posteriormente fue de medianaranja, como consta del auto consistorial
de 20 de septiembre de 1652), y por remate una cruz muy grande con tres
bolas que disminuyen, doradas, harto grandes, y en toda ella muy
agradale vista, y no se puede dejar de poner la obra y arte del famoso
reloj, por ser tan nombrado en el Reino, el cual mira a la plaza, y al
norte tiene dos hombres armados, muy grandes que dan las horas; debajo
de ellas están dos carneros y en medio dos campanas medianas que dan los
cuartos de hora, yendo a dar cada uno en su campana; entre los armados y
los carneros está la mano que apunta la hora en un redondo grande,
hecho de azulejos, que es color perpetuo para los temporales; la música
de las campanas es por detrás harmoniosa, pues son de todas suertes,
donde hay contrabajo y contralto y tenor y triples, y las tañen con gran
concierto y orden que causan mucho regocijo
"
Algunas modificaciones experimentó el cuerpo
superior cuando se restauraron los desperfectos causados por el rayo que
cayó el 20 de agosto de 1841. Desapareció entonces el capitel de
hojadelata escamado o la medianaranja, y fue sustituido por el cuerpo de
base octogonal con sendos ventanales, en uno de los cuales está el
clásico címbalo, cuyos acompasados sones, al mismo tiempo que llamaban a
los canónigos a sus sagrados ministerios, regulaban también los
cotidianos quehaceres de todos los medinenses; los nuevos horarios han
originado nuevas costumbres en desacuerdo con los toques, que tampoco
son los tradicionales. La linterna fue reemplazada por el enrejado que
cobija a la campaña del reloj, suspendida de sólida trípode y a los "maragatos" colocados, igual que la campana, ya no sobre el muro del lado de la Plaza, como antes, sino por el centro del octógono.
II) La fachada, no obstante elrealce que le
da su vasta lonja, tantas veces profanada y malparada por dedicarle a
menesteres reñidos con la religión, la estética y la decencia, carece de
aspecto monumental. Su pórtico fue modificado en el siglo XVII, pues el
25 de agosto de 1676 pidió el Cabildo la ayuda económica del Ayuntamiento para hacer "
la puerta más capaz para las procesiones, especial las de Semana Santa,
para que puedan salir las imágenes y pasos con más reverencia".
Se compone de tres cuerpos en el estilo del
Renacimiento. El inferior, en cuyo centro está la amplia puerta
principal --y en ella clavadas las aldabas traídas de la conquista de
Ronda-- con arco adintelado, es del orden toscano y en sendas hornacinas
de los intecolumnios están las estatuas de piedra de San Pedro y San
Pablo. El segundo cuerpo es de orden jónico con tres hornacinas: la
central para la estatua de piedra de San Antolín,
y las laterales para las de madera de los santos reyes españoles San
Fernando y San Hermenegildo, testimonio fehaciente de la tradición que
hace el último hijo de Medina. El cuerpo tercero, también de orden
toscano, tiene como remate de sus cornisamentos dos escudos de la Colegiata, y en el centro el de Castilla.
Traza iglesia Colegiata de San Antolín y, a la derecha, capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Medina del Campo
Traza iglesia Colegiata de San Antolín y, a la derecha, capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Medina del Campo
La traza actual de la iglesia no es la
considerada en un principio como definitiva , pues en 28 de enero de
1569 se estipulaba una concordia entre el Cabildo y la cofradía de las Angustias,
en virtud de la cual aquél cedía a ésta terrenos para levantar su
capilla ---que no hizo hasta casi dos siglos después---, pero
reservándose el derecho de tomarla en el cuerpo de la iglesia "cuando el Señor fuere servido proveer de medios para continuarla conforme a su primitiva traza".
Había de tener probablemente otra cuarta nave trasversal. Y la fábrica
proseguía en 1587, porque el once de noviembre los regidores designaban
comisarios que vayan a San Antolín "a contar las limosnas que se dieren en las ofrendas para la fábrica".
m) Para la obligada descripción de los
principales retablos de ésta como de las demás iglesias, consignaré
previamente que soy deudor de los juicios más acertados que estampe al
Sr. Agapito y Revilla, competente arquitecto de Valladolid y director de
la restauración de la Mota por los años 914..., quien al propio tiempo
hizo un estudio meritísimo de dichos retablos, que publicó en el "Boletín dela Sociedad Castellana de Excursiones" y recogió posteriormente en folleto aparte.
El retablo de la capilla mayor es más interesante, no ya de esta iglesia, sino de todas las de Medina,
y uno de los principales de Castilla, por sus magnas proporciones, por
la importancia de sus labores de escultura y talla y haber sido
atribuido sin fundamento al maestro del Renacimiento español, Alonso de
Berruguete. Pertenece a aquel primer estilo renacentista que siguió el
ojival. Ocupa todo el testero de la ancha capilla, dividido en cuatro
cuerpos horizontales y un ático, asentado sobre un zócalo de piedra.
Casi idéntica es la ordenación en los cuatro cuerpos: una serie vertical
de nichos en el centro, representando de abajo arriba: el sagrario
--que a su vez consta de dos cuerpos con columnitas, nichos y
estatuas--, la estatua de la Virgen de las Candelas, San Antolín, su
martirio en alto relieve, y en el ático el Calvario con el Crucifijo
--lo más bello de la obra, en opinión del Sr. Tormo-- La Virgen y San
Juan. A ambos lados están pequeños cuerpos resaltados con columnas
abalaustradas y nichos con estatuas en los intercolumnios. A izquierda y
derecha otras dos series de compartimentos verticales , separados por
columnas, con relieves, presentendo: la Visitación, una estatua de la
Purísima sustituyendo a un relieve que falta, San Hermenegildo con un
monje y el Nacimiento de San Juan, en el primer cuerpo horizontal. En el
segundo, superpuestos respectivamente: Nacimiento de Jesús, Adoración
de los Reyes, Venida del Espíritu Santo y Circuncisión. En el tercero:
Cena Oración del Huerto, Ascensión y Resurrección. En el cuarto;
Coronación de espinas, Flagelación, Santo Entierro y Descendimiento a
los infiernos en el que las figuras de Adán y particularmente Eva
sorprenden por el atrevidísimo realismo de su desnudo. En el ático el
Camino del Calvario y el Descendimiento de la Cruz. En los extremos
laterales dos cuerpos muy salientes correspondientes al zócalo y tres
primeros cuerpos horizontales, con columnas también abalaustradas,
abarcando la altura de los cuerpos segundo y tercero y dos series de
nichos con sendas estatuas en cada uno, sobre las cuales están: La
Virgen anunciando y Gabriel anunciador --izquierda y derecha,
respectivamente, del observador-- y sobre ellas remetidas la Fe y
Moisés, simbolizando al Nuevo y Antiguo Testamento. En dos nichos
simétricos de la parte inferior de estos cuerpos avanzados están las
estatuas orantes, según todas las probabilidades, del obispo fundador de
la capilla, D. Juan Ruiz de Medina, la de la izquierda, y de Dª.
Catalina Sedeño, donante del retablo, a laderecha. El zócalo de piedra,
sobre que se asienta la obrade ensamblaje, tiene ocho bajorelieves de
figuras representativas, las de la izquierda, de episodios de la vida de
José, y los de la derecha de la de David.
Razonando el Sr. Agapito y Revilla, en el
estudio citado, sobre el autor de este retablo, sentó como improbable la
atribución del mismo a Berruguete por los señores Ponz y Cea Bermúdez "pues la escultura no tiene nada del maestro, puesta en comparación con lo auténticamente suyo",
y creyó que la obra se hizo en 1520 al 1540, por discípulos de Vasco de
la Zarza, mencionando a Juan Rodríguez. Acertó en la apreciación el
eminente crítico, pues D. Ricardo Magdaleno divulgó en el "Boletín del
Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, t. VI, curso 1938-1940, una
escritura de obligación otorgada en 1540, de la que se deduce que el
autor de la mitad del ensamblaje de este retablo es el entallador
medinense Joaquín de Troya, y los autores de la escultura, total o
parcialmente, Juan Rodríguez y Carnielis de Holanda, que a la sazón
trabajaban en la catedral de Ávila.
A mayor abundamiento y para desvanecer toda duda sobre el particular,
consta en el libro de becerro, fol. 309, que Dª. Catalina Sedeño, por
testamento otorgado ante Juan de Perea en 7 de enero de 1539 "nombró
que su heredero en todos sus bienes a la fábrica de esta iglesia, con
cargo de que se haga, de su importe, a retablo en la capilla mayor...
".
N. Cuando leyó esto
el Sr. Ayllón escribió al margen la siguiente nota: Por estos años se
hallaba en Medina el Célebre escultor, pintor y arquitecto, Alonso
Berruguete, con el motivo de un pleito que seguía contra la villa sobre
tierras sernas del lugar de Ventosa, que el susodicho había comprado",
apoyándose en este hecho para atribuir la paternidad de tan importante
obra escultórica al glorioso artista. La coincidencia, sin embargo, no
fue tanta, pues la compra y pleito de referencia tuvieron lugar veinte
años después, en 1559.
n) En esta misma capilla está , lado del
evangelio, el sepulcro de los caballeros Morejones, trasladado en 1634
de la antigua parroquia de Santa Cruz,
donde estuvieron 505 años, cuyo último vástago enterrado es Dª. Manuela
Rodríguez Valderrábano, viuda de D. Juan de Cotes Montalvo y Morejón,
marqués de Orduño. hija de los marqueses del Trebolar, de virtudes
realmente eximias si creemos a las alabanzas grabadas en la lápida
sepulcral. Murió el 1 de marzo de 1851 y su casa solariega era la
existente entre las calles de Gamazo y Rafael Giraldo, dode está
instalado el Banco Hispano Americano (hoy, año 2013, Telefónica)
En el mismo lado, incrustado en el muro, hay
un relicario con el sepulcro de Santa Lucía y otras reliquias de la
misma citada procedencia, cuya puerta tiene un lienzo con el martirio de
la Santa. De aquí fue sustraído el 26 de marzo de 1878 un lienzo con la
sentencia de Pilatos, atribuido, según Moyano a Tiziano.
En ambos lados del relicario hay sendas
tablas con estas inscripciones alusivas a los Morejones. La de la
izquierda del observador, dice, descompuestas las abreviaturas:
"Siendo patrono y poseedor del mayorazgo
D. Pedro Morejón, cavallero de la Orden de Santiago, regidor desta villa
y paje de la Majestad de Felipe III, por la ruina de los tiempos, con
autoridad del ordinario, se trasladó a esta santa iglesia la parroquia
de Santa Cruz, cuya capilla mayor era de la casa de Morejón y se colocó
en este arco el cuerpo de Santa Lucía romana virgen y mártir, con otras
reliquias que en su capilla mayor tenía y son desta casa, a quien esta
santa iglesia a dado este sitio y bóveda por la dicha capilla mayor,
después de haber estado en ella sus antecesores 505 años. Trasládose en
31 de julio de 1634 años. Laus Deo."
Y a la derecha: "Aquí yacen los señores
D. Pedro de Morejón, caballero de la Orden de Santiago y Dª. Isabel de
Ribera su mujer. Sirvió al Emperador Carlos V en las guerras de
Alemania, Francia y África. Trasladó al convento de San Marcos de León a
Mérida. Fue visitador general de la provincia de León.
Murió año 577. Doña Ana de Chauz bivió en perpetua castidad. Murió en
593. Y Francisco Morejón viudo. Fue canónigo y tesorero de la santa
iglesia de Toledo. Murió año 614. Y el Dr. Antonio Morejón, inquisidor
de Zaragoza y Toledo. Murió año 593. Y D. Juan de Ribera Morejón, abad
desta villa, inquisidor de Córdoba, Valladolid y La Suprema. Murió año
628, ijos de Pedro Morejón. Y D. Diego Morejón, hijo de Francisco
Morejón y Doña Teresa de Quiroga, sobrina del cardenal Quiroga. Sucedió
en sus prebendas. Murió año 622. Requiescant in pace."
Del cuerpo de Santa Lucía a que alude la primera tabla solo se ha conservado una reliquia.
ñ) El retablo de San Gregorio, junto a la
capilla mayor, lado del Evangelio, se compone de un cuerpo principal de
cuatro columnas estriadas, sin grutesco alguno. Los dos intercolumnios
contienen cuatro tablas: San Buenaventura y San pedro a la Izquierda;
San Agustín y San Juan Bautista a la derecha. El centro está ocupado por
un relieve representando la misa de San Gregorio. En el centro de
basamento va la cena y a los lados dos santos. En el ático hay tres
tablas: la Virgen con Jesús en el centro y el Ángel con la Virgen en los
extremos. El centro remata con otras tablas de una entrada triunfal
coronado con frontón triangular y cruz en el vértice, terminado todo con
un semicírculo, como se hubiera estado anteriormente ajustado altímpano
semicircular de la bóveda de otra capilla, lo que asimismo puede
suponerse del simétrico del otro lado. Atributo también este retablo a
Berruguete (por Antero Moyano), el Sr. Agapito y Revilla afirma que es
de fecha del insigne escultor, aún reconociéndole su mérito.
De los donantes del retablo consta por la lápida adosada con esta inscripción: Soli
Deo. Esta capilla y retablo de S. Gregorio, vóbeda sepultura fundaron y
dotaron Pero Rº. S. de Contreras y Engracia de Mª. su mujer para ellos
sus patronos y llamados, Año de 1584.
Por escritura otorgada en el mismo año dotó
también este matrimonio dos prebendas de cien ducados anuales, para
huérfanas pobres y virtuosas, prefiriendo a las feligresas de San
Antolín, a las cuales prohibían cambiar de feligresía al contraer
matrimonio, que había de ser precisamente dentro del año de la
adjudicación, que se hacía el día de las Candelas.
o) La capilla que sigue vulgarmente llamada
del Pópulo, fue fundada en 1523 por D. Alonso García del Rincón,
arcediano de Cuéllar y cuarto abad de esta villa, según hemos visto.
N. Los fines constan
expresamente de la escritura del fundación que copia D. Ildefonso, pág.
548, y son: "Queremos que se nombre y llame de la Concepción sin
mancilla de la siempre Virgen María... Que se hagan y estén siempre bien
aderezados y ataviados dos altares de esta manera: el uno y más
principal, que esté dentro de la misma capilla, y el otro segundo altar
sehaga en lo alto de la dicha capilla, metido en la pared de la mano
izquierda, en la parte de fuera hacia la plaza, con sus puertas y
rejas...
Que haga siempre cuatro capellanes y un sacristán...
Que por razón que en dos ferias del año que se hacen ante dicha capilla
en la plaza, concurren muchas gentes de diversas partes y Reinos, y a
causa de la mucha contratación que tienen, por no dejar sus tiendas y
mercaderías, comúnmente no van ni pueden ir a oír misa a las iglesias...
mandamos que en el otro altar alto que estará en la dicha nuestra
capilla hacia la plaza, uno de nuestro capellanes diga la misa... de
manera que puedan ver y adorar al Santísimo Sacramento de nuestro
Salvador Jesucristo dode la dicha plaza y desde sus tiendas, y mandamos
que esto se haga y cumpla solamente en los días que fueren de feria... y
de trabajar, porque en los otros días que fueron fiestas de guardar y
en los domingos mandamos que se diga... porque las gentes vayan a oír
las misas mayores a sus iglesias a donde por bien tuvieren... Que los
cuatro capellanes y el sac
ristán se junten todos los días para
siempre jamás a la hora de la Salve en dicha capilla y canten la Salve
todos los días de Nuestra Señora y los de todas las Pascuas..., que el
sacristán reparta hasta cien velas de cuarterón entre los hombres y
dueñas más cercanos al altar, y después las torne a recibir, y que sea
obligado a tañer y hacer señal a la Salve en poniéndose el sol...".
Después también que se diese salario el capellán presbítero que quisiere
terminar sus estudios en Univesidad, y el siempre clérigo "que vaya por
fuerza diez años a estudiar, y cada dos vea el patrono por medio del
guardián de San Francisco u otra persona si es útil para el estudio...".
El pensamiento, pues,
del abad que fomentó las Comunidades en la villa, era elevado, y no
cabe duda alguna de que todo lo dejó realizado a medida de su deseo y
dotado con píngües rentas. Por falta de documentos no es posible
precisar si el normal funcionamiento fue muy perdurable. Probablemente
no. Lo cierto es que desde principios de este siglo las rentas que
debieran sostener cuatro capellanes y un sacristán, no llegaban a
trescientas pesetas anuales, y el patrono que administró las rentas con
resultado tan mezquino, lo menos que debió hacer, si nabo sentía
estímulo de la restauración obligada, fue conservar, para siempre jamás,
el altísimo significado simbólico de la fundación sin desvirtuación
alguna. No ha sido así y por ello no merece alabanza.
El fundador se preparó naturalmente su
sepultura en la misma capilla, lado de la Epístola, con su
correspondiente laude sepulcral, y cerró con verjas de singular mérito.
En 1691 levantaron los cofrades del
Santísimo, a espaldas de esta capilla, en comunicación con la misma, un
salón de juntas que, de paso, coronaron con el balconaje que hoy
subsiste, para rendir pleitesía a otra devoción, no espiritual
ciertasamente, pero sí acendrada...
p) Siguen cinco capillitas abiertas en el
muro de la fachada --la puerta principal entre la segunda y tercera--,
la primera tiene un retablo en extremo interesante; la tabla del centro
representa el Descendimiento de Jesús, y es, como lo demás, de estilo
castellano del siglo XVI. Fundó y dotó esta capilla el licenciado
Antonio de Cuéllar, corregidor de Plasencia y antes juez de comisión en
esta villa, haciendo de ella su sepultura y la de su mujer doña Beatriz
de Cepeda. No todas las tablas del retablo actual son las del primitivo
porque en el libro de becerro, fol. 83, se habla de que hizo "otra reja y un retablo de Santa Ana y Santa Catalina, todo dorado..." El licenciado Cuellar otorgó testamento el 5 de enero de 1533.
La segunda capilla, dedicada a la
Flagelación del Señor, con las estatuas de San Pedro y San Pablo, tiene a
la derecha una lápida que dice: "ESTA CAPILLA ES DE Pº DE BALPUESTA
REGIDOR Y DEPOSITARIO GENERAL DESTA Vª DE Mª DEL CAMPO Y DE DOÑA LUISA
DE TORRES SU MUJER Y DE SUS HIJOS Y HEREDEROS. AÑO DE 1626".
Cristo de la Paz, iglesia Colegiata de San Antolín
Cristo de la Paz, iglesia Colegiata de San Antolín
En la tercera capilla se venera el titulado Cristo de la Paz,
escultura muy bien ejecutada y de bellas formas, que se podría juzgar,
en opinión de Ponz, de Gaspar Becerra, pero que D. Esteban García del
Chico, que con tanto provecho investiga en los protocolos que de esta
villa se han incorporado el Archivo Histórico Provincial de Valladolid,
ha documentado como obra de Juan Picardo. La fundó y dotó Garci Sánchez,
marido de Francisca Pérez, por testamento otorgado en 29 de abril de
1535, haciendo sepultura de ambos. El patronato de la misma perteneció
posteriormente a Dª. Ana Boyer, hija del librero Juan Boyer y de
Catalina de León Figueroa; patronato que pasó a su hija Dª. Juana
Henríquez, condesa de Castañale.
Sobre esta capilla está una pintura mural
representando a San cristóbal, de proporciones gigantescas, como solía
hacerse en la Edad Media, a la entrada de Iglesias y catedrales, por
atribuirse a su contemplación misteriosas influencias benéficas.
q) Sigue la actual capilla de Santa Regina,
antes de San Cayetano, originariamente fundada por Francisco Lobato en
1556 para su panteón, puesta posteriormente bajo el patronato de los
Vivero, y adquirida a fines del siglo pasado por el presbítero medinense
D. Isidoro Sanz Méndez, para sepulcro suyo, de sus padres D. Miguel y
Dª. Concepción y de su hermana Dª. Regina. D. Isidoro murió el 17 de
diciembre de 1903 en Madrid, donde ejerció su ministerio, y recibió aquí
su sepultura el 20 de mismo mes. Había nacido en 1839 y demostró con
obras su interés por su patria chica. Costeó la impresión de la "Colección de documentos para la Historia de Medina", de D. Ildefonso Rodríguez;
llevó a cabo en esta iglesia una importante obra de drenaje para evitar
la humedad, y el entarimado de la misma; donó un precioso manto
procesional para la Virgen de las Angustias y dejó un donativo perpetuo para su cofradía; contribuyó en gran manera a la reedificación y ornamentación del convento PP. Carmelitas;
todos los conventos de la villa recibieron con largueza muestra de su
caridad, y reparó y libró de inminente hundimiento la iglesia de El Campillo; pero su obra predilecta y de más positivo provecho fue la adquisición del antiguo palacio de Falces (17 N. e) para colegio de niñas. En esta capilla de Santa Tegina en la que renovó el retablo, dejó fundada una capellanía.
La última capilla de este lado, dedicada a San Antonio, tiene a la entrada dos lápidas; la más próxima doce: "D.
O. M. JUAN BAUTISTA DE NEIRA REGIDOR Y TESORERO PERPETUO DE ESTA VILLA
HIJO MAYOR DE LOS FUNDADORES Y PRIMERO PATRONO DE ESTA CAPILLA HIÇO ESTE
ENTIERRO PARA EL DR. SEBASTIAN VACA DE SAGRAMEÑA FAMILIAR DEL SANTO
OFICIO Y Dª. LUCIA DE CERECEDO PADRES DE Dª. MARIANA VACA Y DE SAGRAMEÑA
SU MUJER. AÑO 1633.
Y la más separada: ESTA CAPILLA DE SAN
ANTONIO Y ENTIERRO ES DE DIEGO RODRIGUEZ DE NEIRA FAMILIAR DEL SANTO
OFICIO DE LA INQUISICION Y Dª. ANA MENDO SU MUJER Y SUS HIJOS Y
SUCESORES, AÑO DE 1631.
r) En el testero opuesto de esta nave del Evangelio se abre la puerta de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias
--donde quizá estuvo también la de Nuestra Señora del Regazo que
existió anteriormente-- y cuyas circunstancias de erección se expresan
en la inscripción que se lee en la imposta de la media naranja. Dice
Así: "A MAYOR GLORIA DE DIOS Nº. SR Y DE MARÍA Sª DE LAS ANGUSTIAS
SE HIZO ESTA CAPILLA A EXPENSAS DE LOS MAYORDOMOS DE SU COFRADÍA DEVOTOS
Y VECINOS DE ESTA VILLA: SIENDO COMISARIOS LOS SRES. MARQUES DE TEJADA Y
D. MANUEL DE MONTALVO. EMPEZOSO EN 30 DE ABRIL DE 1738 Y SE ACABO EN 30
DE SEPTIEMBRE DE 1741.
Aunque la fecha sea la consignada, el
propósito de erigirla quedó ya de manifiesto en la concordia pactada,
como se ha dicho, con el Cabildo el 20 de enero de 1569.
No bastaron los fondos ahorrados de la
cofradía, ni las limosnas de los cofrades y devotos, para sufragar los
gastos de la edificación, y en 3 de abril de 1742 arbitraron, de acuerdo
con el Ayuntamiento, la explotación de la pesca de las Lagunas Reales a
beneficio de la capilla. En su virtud el producto de la venta de tencas
y anguilas --a dos reales y medio libra a los vecinos, al mayor posible
a los forasteros-- sería para la cofradía, quien abonaría al
Ayuntamiento la suma de mil reales anuales por cuatro años; con la
salvedad de que el último año no se pescaría pieza alguna que pesara
menos de media libra, y que el corregidor y regidores continuarían
disfrutando el acostumbrado privilegio de pescar para su regalo o el de
sus amigos.
Retablo central de la capilla de Ntra. Sra. de las Angustias. Iglesia Colegiata de San Antolín
Retablo central de la capilla de Ntra. Sra. de las Angustias. Iglesia Colegiata de San Antolín
La capilla es de estilo churrigueresco,
destacando el retablo central con dos cuerpos; en el primero ocupa el
centro la imagen de Nuestra Señora de las Angustias,
y a los lados las estatuas de San Fernando y San Hermenegildo --nuevo
tributo al santo paisano--; y en el segundo, San José ocupa el centro y a
ambos lados los Corazones, como fue uso representarlos cuando las
primicias de esta devoción y antes de que la Sagrada Congregación
prohibiera representarlos desintegrados del cuerpo.
Retablo izquierdo de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias. En el centro la imágen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, izquierda La Magadalena y derecha San Juan. Miembros de la cofradía penitencial Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medina del Campo.
Retablo
izquierdo de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias. En el
centro la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, izquierda La
Magadalena y derecha San Juan. Miembros de la cofradía penitencial
Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medina del Campo.
Los otros dos retablos existentes en la
rotonda son simétricos en posición y estructura. En la hornacina central
del que está al lado del Evangelio, se venera la imagen del Nazareno,
vestido, de faz muy expresiva; y a los lados las estatuas de La
Magdalena y San Juan. En la parte superior, la Asunción de la Virgen en
bajo relieve entre dos lienzos. En el nicho central del retablo
simétrico está la imagen de la Soledad,
también vestida y entre las estatuas de San Juan y la Penitente; y
arriba el relieve de la Virgen del Pilar entre otros dos lienzos. Bajo
el cornisamento semicircular, están representados los costro
Evangelistas. En el cuerpo de la capilla se halla el altar con el Santo
Sepulcro, y enfrente una tabla de la Virgen Dolorosa. Con ser todas
estas obras de época tan reciente, no se ha visto hasta la fecha
documento que las autentice.
Por el documento que copia D. Ildefonso
Rodríguez, pág. 553, se sabe que las obras comenzaron en 1738,
tropezándose con la dificultad de que "cuando se creía hallar firme,
se hundió todo el pavimento, descubriéndose unas simas o concabidades
profundas que pusieron terror a cuantos las miraron... hallando se
cañones de bodegas, ruinas de la antigüedad y gastaron muchos dineros y
días en terraplenar y continuar los cimientos... El año 1746 ya se pudo
ver terminada la fábrica de la capilla cuya longitud es de 96 pies
".
La traslación de la imagen se verificó en septiembre de 1749,
celebrándose suntuosas fiestas, sagradas y profanas, en los tres días
siguientes al de San Antolín.
En el testero de la nave central de la
iglesia hay un altar-hornacina con la imagen de Nuestra Señora de la
Consolación. Bajo esta advocación estuvo una cofradía de trabajadores
--hermanos del trabajo o compañeros--, de cuya existencia dan fe
numerosas partidas de defunción en los siglos XVI y XVII, porque los
cofrades se obligaban a asistir a sus respectivas exequias. Tuvieron un
hospital titulado "de los Compañeros". Me figuro que los tales
eran los braceros, sin oficio, que por no estar agremiados, constituían
una cofradía o gremio especial. ¡Es verdad lástima que
no se hayan conservado apenas documentos concernientes a esta cofradía,
que nos habrían revelado muchas cosas interesantes!
s) En el muro de la nave de la Epístola existen las siguientes capillas, descritas en orden inverso:
La del Carmen con retablo moderno de orden
compuesto y la sola imagen de la Virgen y el Crucifijo en la parte
superior. Dudo que ésta fuera su primitiva advocación. En ella está un
sepulcro que dice: "AQUI YACE DIEGO DE MEDINA PERU, FALLECIO EL AÑO
1550 Y ENTERROSE EN LA PARROQUIA DE SAN JUAN DEL AZUGUE Y POR HABERSE
RESUMIDO AQUELLA IGLESIA TRASLADO AQUI SU CUERPO Y ESTA IMAGEN DON
FRANCISCO DE MEDINA PERU SU NIETO PRIOR DE ESTA SANTA IGLESIA Y FUNDADOR
DE ESTA CAPILLA. EL AÑO 1634"
La siguiente es la de San José actualmente,
con retablo novísimo e imágenes del Titular, de San Joaquín y Santa Ana.
A la derecha hay una lápida sepulcral que dice: "ESTA CAPILLA MANDO
HACER CRISTOBAL BELTRAN DE PAZ, FAMILIAR DEL SANTO OFICIO Y FRANCISCA
PEREZ SU MUJER: NATURALES DE ESTA VILLA DE MEDINA DEL CAMPO PARA ELLOS Y
SUS HERMANOS. AÑO 1614. PUSOLA J. BELTRAN SU HERMANO, AÑO 1640.
Junto a la cancela está la capilla del
Bautismo del Señor, cuya retabla con alto relieve de la advocación tiene
en la imposta esta inscripción: "AL SERVICIO DE DIOS Y HONRA Y
DEVOCIÓN DSEL SALVADOR ESTA CAPILLA FUNDARON Y DOTARON LOS MUY
MAGNIFICOS JUAN DE LA PEÑA CARVAJAL Y GUIOMAR ALVAREZ SU MUJER. AÑO
1579.
También está aquí enterrado D. José López Panizo, chantre de la iglesia y sobrino de los fundadores.
Seguía un sepulcro con estatua yacente y
lápida que, con lamentables irreverencias y desacato a la voluntad del
yacente y a los fueros de la historia y del arte, ha sido tapado para
colocar a continuación el altar de las Hijas de María, cuyo retablo fue
traídoen 1920 de San Facundo.
El aquí existente con anterioridad era de menores dimensiones. En el
ático fue puestoel lienzo de la Asunción que existía sobre la puerta de
la sacristía. En los nichos laterales pusieron la estatua de San Rafael,
traída de la Cruz, y la de San Luis Gonzaga, moderna.
t) Capilla del Santo Cristo de la Concepción.
Fue erigida en 1645, en el sitio que ocupara anteriormente la sacristía
y sala capitular, a expensas del medinense D. Bernardo Caballero de
Paredes , obispo de Oviedo; y cuando ya estaba totalmente terminada y
decorada, por no llegar a concordia con el Cabildo sobre las condiciones
del patronazgo y obligaciones recíprocas, quedó lo edificado de
propiedad de la iglesia, menos el retablo, panteón, losas del pavimento y
mobiliario, que fue trasladado a la iglesia de las Recoletas (13. N.
b.), asimismo fundación del mismo munificentísimo obispo.
En 1659 fue cedida por el Cabildo, en precio
de 14.000 reales, a uno de sus capitulares, quien le dedicó en la forma
que reza esta inscripción latina de la imposta: "DEO OPTIMO ET
MAXIMO ET DIVO INMACULATOQUE VIRGINIS CONCEPCIONIS SINE PECCATI
ORIGINALIS LABE, NECNON SANTIS MARTIRIBUS ET CONFESSORIBUS QUORUM
RELIQUIAS IN HOC SACRARIO RECONDUNTUR, SACELLUM HOC DR. D. JOANNES VIGIL
DE QUIÑONES HUJUS INSIGNIS ECCLESIAE COLLEGIATAE SANCTI ANTONINI
MARTIRUS CANONICUS OBTULIT HUMILLEMEQUE DICAVIT. ANNO DOMINI MDCLIX.
Tiene,
en efecto, esta capilla, aparte del retablo mayor, en cuyo centro está
sobre tabernáculo la estatua de la Purísima en la hornacina del Santo
Cristo, y a ambos lados dos lienzos de San Antolín y San Lorenzo, dos
altares con sendos relicarios, que, a la verdad, merecían ser más
conocidos y venerados. A la izquierda del altar mayor (del observador)
está el sepulcro del fundador con esta inscripción: "D. O. M. DR. D. JÓANNES VIJIL DE QUIÑONES CANONICUS METHIMNENSIS, PATRONUS HUJUS SACELLI. OBIT ANNO (cifras
borrosas). Se descifra esta fecha en el auto consistorial del 24 de
octubre de 1672, en el que se leen estas palabras del procurador general
D. Juan de la Barrera: "Oy ha muerto el Dr. D. Juan Vijil de
Quiñones, mediante lo cual suplica a la villa mande hacer dilijencia de
buscar médicoen su lugar, igual al dicho Dr. Quiñones".
Y para evitar todo equívoca, en el auto del 22 de noviembre del mismo año, encontramos estas palabras: "En
tiempos pasados se dio facultad a esta villa para dar quinientos
ducados al médico... Demás de cuarenta años a esta parte que fue médico y
cura en esta villa el dicho Dr. Quiñones, no usó de la dicha Real
facultad...porque el dicho Dr. por tener patrimonio, ser sacerdote y
canónigo no le pidió ni se le dio. Y porque oy no puede entrar otro
médico de tanto patrimonio, ni tan científico y experimentado como el
Dr. Quiñones, sin darle dicho salario..."
El buen canónigo había sido anteriormente
regidor de la villa; y de legítimo matrimonio tuvo un hijo de igual
nombre que imitó a su padre en lo de abrazar el estaco eclesiástico
después del matrimonio, siendo beneficiado de Santo Tomás. No deja de
sorprender dada la procalamada liberalidad del médico-canónigo que
pudiera decir en su testamento, otorgado en 23 de octubre de 1672: "En
reconocimiento de los grandes beneficios que ha recibido de su Divina
Majestad y su providencia, por quien he adquirido en los días de mi vida
la mencionada hacienda..."
La cual ciertamenteno era baladí, como
parece del inventario hecho judicialmente a la hora de la muerte, en el
cual se enumera, entre otras muchas partidas de bienes raíces, la
friolera de 180 arrobas de monedas de vellón, 31 de calderilla y muy
repletas talegas de doblores. También sorprende que mandara el dominio
directo de todos sus bienes raices a la Colegial, y solamente la
posesión de los mismos, en colonia, a su citado hijo y universal
heredero que, a su vez, tenía dos hijas.
Como quiera que sea, rindamos aquí el debido
homenaje a la caridad, ciencia y experiencia del sabio y piadoso
canónico que en su última voluntad no se olvidó de dedicar un importante
donativo para reparar la ermita de Nuestra Señora del Amparo.
u) En el testero de la nave de la Epístola
está un retablo que en posición y estructura es simétrico del de San
Gregorio. Por escritura de 9 de abril de 1516 se dio este testero a la
familia Mercado para hacer su enterramiento. Posteriormente hubo
necesidad de abrir en el muro de la torre la puerta que da entrada a la
sacristía, y entonces se construyó el actual retablo de Santiago (ésta
es su advocación), adosado a la columna como el de San gregorio. Las
apariencias obligaron al Sr. Agapito y Revilla a creer en ambos retablos
(igual que el del Bautismo del Señor) procederían de otra iglesia donde
su remate semicircular se acomodaría al tímpano de la bóveda. Los
documentos contradicen tal apreciación por lógica que parezca. Se
compone de un cuerpo principal de cuatro columnas estriadas con cuatro
lienzos en los intercolumnios: Santa Inés y Santa Teresa a la derecha,
San Diego y el Bautista a la izquierda; en el centro la hornacina con la
estatua de la Virgen del Pilar desde 1936 (antes de las Maravillas). En
el cuerpo superior hay otros seis lienzos: una santa mártir y San Pablo
a la derecha, La Sagrada Familia en el centro, y San Miguel y San Pedro
a la izquierda. Los escudos existentes en el ático son iguales al
incrustado en el muro de la derecha, sobre el retablo de la Purísima.
Custodia Procesional de la Colegiata de San Antolín, autor, Cristóbal de Vergara, año 1562. Justicia y regidores de la Villa mandaron dorarla siendo corregidor el ilustre D. Pedro de Vibero
Custodia
Procesional de la Colegiata de San Antolín, autor, Cristóbal de
Vergara, año 1562. Justicia y regidores de la Villa mandaron dorarla
siendo corregidor el ilustre D. Pedro de Vibero
v) En la sacristía, construida en 1636 conforme a la
traza del maestro Francisco Cillero, sobre la puerta de entrada,
superpuesto el marco de donde fue arrancado el lienzo de la Asunción de
la Virgen, puesto en el ático del retablo de las Hijas de María, está un
cuadro con el lienzo de la Virgen del Rosario. En la pared opuesta a
las ventanas y sobre las cornisas hay otros tres lienzos representando a
San Cayetano, la Concepción y San Antolín, y en el testero otro de
Jesús con hábito sacerdotal. En la parte baja sobre la cajonería de la
izquierda traída de la Cruz, dos lienzos grandes apaisados procedentes de San Facundo
con la cena y Cristo yacentre. Sobre la otra cajonería dos buenas
estatuas de San Pedro y San Pablo. Existen además tres lienzos y dos
tablas: , los lienzos, de tamaño desigual, representan a la Concepción
el mayor y el mediano, y a la Virgen con el Niño el menor, pero más
estimada: las tablas, también desiguales, representan al Cristo sedente
muerto, rodeado de varias figuras y a Jesús con la cruz a cuestas.
Quede aquí registrada la artística custodia procesional de bronce dorado. En ella se aparecía el escudo de la villa y la siguiente inscripción: "ESTA CUSTODIA MANDO DORAR LA JUSTICIA Y REGIDORES DE MEDINA DEL CAMPO, SIENDO CORREGIDOR D. PEDRO DE VIBERO EN 1562.
De la sillería del coro consistente en un
ornato de columnas dóricas que alternan entre los asientos del cuerpo de
arriba, con bajos relieves de razonable mérito en losrespaldos, dijo
Ponz que había oído decir que fue del monasterio de Guadalupe y que la
hizo un tal Sebastián Aponte, artífice hábil. Antero Moyano dice en
cambio que fue adquirida en 1616 del convento de San Jerónimo de
Guisando.- Esto último consta en el acuerdo del Cabildo de 22 de
diciembre de 1614; y que trabajaba, al menos en su colocación, Sebastián
de Aponte, se evidencia por la partida de bautismo de su hijo homónimo
(2 de mayo de 1616) en que se lee esta nota: "Este Sebastián fue el maestro que hizo y asentó las sillas de nogal".
Nota ampliación información de www.delsolmedina.com:
Doble sillería de nogal del coro de la Ilgesia Colegiata de San Antolín de Medina del Campo
Doble
sillería de nogal del coro de la Iglesia Colegiata de San Antolín de Medina del Campo.
(Doble sillería de nogal del coro de la Iglesia Colegiata de San Antolín de Medina del Campo" El Coro de la nave central está provisto de una sillería siguiendo el modelo de la de El Escorial.
Documentalmente sabemos que fué adquirida
al monasterio de Guisando el 22 de diciembre de 1614, adaptándola el
ensamblador en su nueva ubicacón, Sebastián Apante.
Está compuesta por treinta y tres
sitiales altos y ventiuno bajos, cuyos relieves se disponen de forma
alterna sobre los primeros de ellos.
Las escenas de los relieves muestras la
vida de Jesús desde la Anunciación y el Nacimiento hasta la Resurrección
y la Anunciación de Nuestra Señora.
En el dosel corrido se halla una escultura de San Antolín del siglo XVI.
En el piso superior se halla el órgano,
obra barroca del organero Juan Francisco de Toledo en 1751, cuyo mueble
es uno de los tres mejores de la provincia de Valladolid,
convertido en órgano romántico por Quintín Rufiner en 1924. Una
escultura del rey David preside los siete castillos de que consta,
ordenados en cinco calles.
)
N. La precedente manografía
de nuestra Iglesia Mayor está documentada , aparte las citas expresadas,
en los acuerdos del Cabildo Colegial, coincidente en muchos testimonios
y en nada contradictorios con los acuerdos consistoriales; en los libro
de becerro, y en los administrativos, en las mismas partidas
sacramentales y en expedientes sueltos sin catalogar y sin numerar. Es
de lamentar una vez más que no se hayan conservado tantos otros,
particularmente de cofradías, que apenas hemos visto. Creo que al irse
disolviendo muchas de ellas, fue quemada la documentación en casa de los
mayordomos, desaprensivos, y de sus herederos, que no sintieron
escrúpulos de quedarse con lo ajeno contra la voluntad de su dueño,
para, en definitiva, ir a fomentar estufas o ser pasto de la voracidad
ratonil en los devanes. El dueño no puede ser otro que la iglesia, o el
Ayuntamiento en su caso, o, en fin, archivo que ofrezca garantía,
aunque, por desgracia, entre nosotros... Todavía habrá más de un
documento condenado a no ver la luz pública, o a no pasar a manos
amigas. Por excepción se guardan documentos preciosos referentes a dos
cofradías de eclesiásticos, tituladas las Trecenas de la Santísima
Trinidad y de la Ascensión, respectivamente. El nombre "trecena" tienre
su origen en que el número de los componentes habría de ser precisamente
trece, en un principio. Con el tiempo estas cofradías fueron
confundiéndose y vinculándose en el Cabildo mayor. También se conservan
documento de otra cofradía muy popular titulada de la Salve.
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2 - AYUNTAMIENTO. Desaparecido el antiguo consistorio
(33 R), que, a decir verdad, fue albergue incómodo para nuestro
Regimiento desde que el núcleo vital de la villa se desplazó a este lado
del Zapardiel,
y la anchurosa plaza fue asiento de su emporio mercantil y palestra de
juegos y regocijos públicos, porque la atracción irresistible que
ejercían estos festejos obligaba a los regidores a tener alquilados, de
modo habitual, unos balcones desde donde presenciarlos con la natural
ufanía, se construyó el actual en la fecha y circunstancias que dice la
inscripción esculpida sobre el dintel de la puerta principal que reza
así: "ESTA CASA LA HIZO LA MUY NOBLE VILLA DE MEDINA DEL CAMPO
SIENDO CORREGIDOR D. JUAN DE FELOAGA PONCE DE LEON CAVALLERO DE LA ORDEN
DE SANTIAGO Y COMISARIOS d. PEDRO DE RIVERA FERNÁNDEZ M. Y D. PEDRO DE
SALZEDO Y SALAZAR, CABALLERO DE LA MISMA ORDEN Y D. DIEGO DE ALIPRANDO
MERCADO, CAVALLERO DEL L. M. N. SEÑOR DE XAVARES. AÑO 1667".
Y en el mismo dintel: "ESTA
CASA SE HIZO SIENDO CORREGIDOR DE ESTA BILLA D. ANTONIO DEL SELLO
CONTRERAS, CABALLERO DEL HABITO DE ALCANTARA. AÑO DE 1656".
La
discordancia de fechas obedece a expresar esta última (1656) la
iniciación de las obras, y la otra (1667) la habilitación de las mismas
ya ultimadas. Y aún esto ha de decirse solamente de lo edificado para el
Ayuntamiento,
pues continuaron las obras de la Cárcel --Lo que ahora es Juzgado y
Cruz Roja-- hasta el año 1673, siendo corregidor D. Martín de Zayas
Rivadeneira, uno de los pocos que mereció que la Villa gestionara del
Rey, el 27 de septiembre de 1673, la prorrogación por un nuevo trienio
de mandato, sumamente beneficioso "por haber reedificado las Carnicerías,
puentes, fuentes... y haberse fabricado desde donde los cimientos la
Cárcel con tan moderada costa que ha excusado más de quince mil
ducados..., ejecutando la justicia sin distinción de personas,
favoreciendo a los pobres y siguiendo diferentes pleitos con mucha
fortuna...
".
Fachada Ayuntamiento
De
Izquierda a derecha, fachadas de: Oficina de Turismo, Ayuntamiento,
Casa de los Arcos o del Cabildo y Palacio Real Testamentario de Medina
del Campo
Una idea obsesionó a los regidores desde que el estado ruinoso del anterior Consistorio
le hizo inhabitable: no restaurarle en manera alguna, sino buscarle
nuevo emplazamiento en la Plaza, precisamente en las casas cuyos
balcones solían alquilar para ver los consabidos regocijos, que eran las
que mediaban entre la Colegiata y la calle de Salamanca, actual Gamazo.
Alguien se adelantó en la ejecución de tan acariciado deseo, y fue el
cabildo Colegial, el cual adquirió, del patronato del Hospital, la casa
más céntrica del grupo, con el propósito, confesado sin jambajes, de
instalar en ella amplios balcones para ver los festejos. Malogrado
también el intento de adquirir la casa del mayorazgo de los Bobadilla
--actual de Dª. Margarita Araoz, viuda de D. Clemente Fernández--
hubieron los regidores de iniciar gestiones cerca del Cabildo para
lograr la cesión de la casa, y encontraron una fórmula conciliatoria. La
bocacalle de Salamanca podía ser excelente mirador uniendo ambas aceras
mediante arcos que permitieran levantar un cuerpo con los ventanales
apetecidos. El Cabildo acogió con agrado la propuesta, y el 18 de abril
de 1654 se hizo la escritura en virtud de la cual la Colegial
cedía si cada a cambio de que la Villa levantase a su costa los arcos y
sobre ellos los balcones. Así lo ejecutó en el mismo año el maestro
arquitecto D. Francisco Cillero, y como la Colegial
pusiera ciertos reparos en aceptar la obra por considerar el arco
principal sin la suficiente robustez, hubo de adosarse un segundo arco
infrapuestoque le diera la consistencia deseada. Esta es la razón de que
campee sobre los arcos el escudo de la Colegiata.
De Izquierda a derecha, fachadas de: Oficina de Turismo, Ayuntamiento, Casa de los Arcos o del Cabildo y Palacio Real Testamentario de Medina del Campo
De
Izquierda a derecha, fachadas de: Oficina de Turismo, Ayuntamiento,
Casa de los Arcos o del Cabildo y Palacio Real Testamentario de Medina
del Campo
Realizada esta obra previa, se acometió
seguidamente la adquisición de las dos casas colindantes, y en 1656
daban principio las obras , ejecutadas también conforme a las trazas y
dirección del citado maestro arquitecto. Como la penuria era a la sazón
extremada, se apeló a toda clase de medios para allegar fondos; renuncia
de salarios por parte de los regidores; petición de donativos a los
medinenses que ocupaban puestos principales, así dentro como fuera de la
villa; imposición de sisas sobre toda clase de mantenimientos;
aprovechamiento de toda clase de materiales extraídos de las ruinas del
viejo Consistorio y del Palacio Real...
Con la economía y el sacrificio de todos, vieron los medinenses que, al
final del año 1656, estaban cogidas las aguas de la nueva casa de
todos. Las obras interiores ya se hicieron con más parsimonia. Las
torres gemelas de la fachada tenían otro cuerpo superior que fue
rebajado en 1850 a la altura que hoy tiene.
 
Vista aérea de la plaza mayor de la Hispanidad de Medina del Campo. Al fondo, Iglesia Colegiata de San Antolín o Cabildo Colegial, a la derecha, Casa Consistorial, a continuación Casa del Cabildo o de los Arcos y esquinado, Palacio Real Testamentario.Vista
aérea de la plaza mayor de la Hispanidad de Medina del Campo. Al fondo,
Iglesia Colegiata de San Antolín o Cabildo Colegial, a la derecha, Casa
Consistorial, a continuación Casa del Cabildo o de los Arcos y
esquinado, Palacio Real Testamentario.
El pueblo llama "gorgueras" a los
dos balcones existentes en la fachada principal, correspondiente al
plano del entresuelo, y la razón de ello puede ser la siguiente. Dase el
nombre de "gorgueras", según el diccionario, el adorno del
cuello hecho de lienzo plegado y como rizado. Este adorno de la
indumentaria, así masculina como femenina, que fue muy corriente en los
siglos XVI y XVII, pasó de moda y quedó reservado a los funcionarios
públicos en los actos oficiales; posteriormente a solo los alguaciles y
aún ahora vemos que es el atuendo particular de los maceros. Es además
costumbres inveterada el reservar estos balcones en los espectáculos
públicos, especialmente en las corridas de novillos, a dichos
funcionarios, y predominando entre ellos este peculiar y típico atavio,
es lógico suponer que el pueblo, pródigo en el uso de metáforas, diera
en llamar "gorgueras" a dichos balcones.
En el siglo XVII y parte del XVIII
acostumbraban los regidores a iniciar sus tareas rectoras, oyendo la
Misa que celebraban los capellanes de la Villa, que eran los carmelitas
de Santa Ana.
Aunque no con certeza, parece que puede asegurarse que la pieza
utilizada al efecto era la existente entre las salas de Sesiones de
Quintas, desde las cuales podía cómodamente asistir al Sacrificio.
Próximo al Ayuntamiento, en callejuela que rodeaba a la Colegial, estaba el hospital llamado de los Palmeros.
Así como los que iban en peregrinación a Santiago de Compostela
llevaban conchas en señal de su romería, los peregrinos de Tierra Santa
traían palmas como emblema piadoso y se llamaban "palmeros". Medina acogía a los peregrinos que enfermaban o se debilitaban en este hospital, patrocinado por la cofradía de San Pedro y San Pablo
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3 - ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE SAN JULIÁN
y también de los Milagros edificada por el abad D. Bernardino
Gutiérrez, quien se mandó enterrar en la misma por su testamento
otorgado en 2 de septiembre de 1520. Era sufragánea de la Colegiata y dependiente de su Cabildo, el cual autorizaba a la cofradía de las Angustias
a celebrar en ella sus autos y congregaciones antes de que ésta
edificara su capilla. En 1860 quedó habilitada para escuelas, y continúa
en este destino, también sagrado.
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4 - ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL AMPARO,
que tuvo agregado un hospital del mismo título, sostenido, aparte de
otros bienes, con 24 cargas de trigo que aportaba el Concejo, y fue
incorporado con sus bienes y rentas al de Simón Ruiz.
En los restos del mismose albergó la comunidad de Franciscanos cuando
fue incendiado su convento por los franceses, hasta el año 1829 en que
se reintegraron al convento restaurado.
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5 - CONVENTO DE TRINITARIAS,
fundación de Juan de Medina Velázquez, en solares parcialmente cedidos
por la Villa, no sin la contradicción del regidor Cristóbal de Quijana
que estimaba (10 de enero de 1578) que los monasterios eran ya
demasidados y que el sitio no era adecuado por celebrarse allí el
mercado de ovejas y estar también el rollo o picota donde se castigaba
públicamente a los delincuentes. Este último inconveniente fue
eliminando trasladando la picota al ejido donde quince años después
comenzóse a levantar el
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6 - HOSPITAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN Y SAN DIEGO DE ALCALÁ


N. Se ejercitaba la
hospitalidad en Medina con prodigalidad tan desmedida que resulta
perjudicial, pues al socaire de virtud tan excelsa y a costa de los
pobres enfermos se creaban no pocos sanos un fácil bienestar. Nada menos
que trece hospitales, sin contar el de la Piedad o de Barrientos, existían anteriormente a la fundación de éste: el de Santa María del Castillo, el de la Trinidad,
el de los Palmeros, el de las Budas, los de San Lázaro el Pobre y San
Lázaro de los Caballeros, el de San Pedro de los Arcos, el de San Blas,
el de San Andrés, el del Amparo, el de San Felipe y Santiago, el de San
Antón y el de Quintanilla; todos como órganos de sus respectivas
cofradías y cada uno con su administración independiente, su hospitalero
y sus servidores que, aún siendo personas caritativas, absorberían la
mayor parte de las rentas sin eficaz rendimiento en la asistencia de los
enfermos. De alguno consta documentalmente (V. 17 N. c.). Cosa análoga
debía ocurrir en toda España, por cuanto las Cortes del Reino pidieron
su reducción, y al tratarse de Medina de llevarlo a cabo, examinaron al
abad y el Ayuntamiento las rentas y funcionamiento de cada uno,
resolviendo que todos se unieran e incorporaran con sus nombres,
títulos, advocaciones y rentas a un Hospital General, donde se curaran
toda suerte de enfermedades, y entre tanto que se levantaba el nuevo
edificio porque los existentes eran inadecuados, señalaron el de la
Trinidad (24 R) para calenturas y heridas, el de las Budas (23 R. c)
para este mal y los contagiosos, y el de Santa María del Castillo o de
Nuestra Señora de la Merced (2 R) para los peregrinos, con dirección y
administración únicas. entonces fue cuando la Providencia suscitó un
alma grande que vino a poner en ejecución el santo ideal acariciado.
Fue:
a) SIMON RUIZ ENVITO, natural de Belorado (Burgos.
Flandes y Francia, donde estaba establecido otro hermano suyo llamado
Andrés (en Nantes). Tal hecho motivó un pleito sostenido contra los dos
hermanos por los licenciados Quirós y Pereira (¿Gómez Pereira?) quienes
pidieron a la Villa saliera a la causa por interesarla que aquellos
hombres de negocios vinieran personalmente a realizar sus operaciones y
nos las encomendaran a vecinos de ésta, que, por serlo, no pagaban peso
ni aposento ni otras gabelas. En 1563 los procuradores de la Santa
Hermandad le eligieron para procurador general del Común, y actuando
como tal nos reveló que su posición económica era ya muy desahogada,
pues en pedimento dirigido en 24 de octubre al corregidor, protesta del
mandato de éste por el recogió los libros a los cambios y los envió a
Rioseco para que allí realizaran los pagos de la feria de agosto. Tal
medida, decía Simón Ruiz, perjudica a muchos mercaderes que no pueden
verificar sus créditos de la feria de mayo; "a mi solo se me deben treinta mil ducados que tengo de cobrar aquí de los cambios".
En 1564 figura ya como regidor, interviniendo en tal concepto, como su
hermano Pedro que también lo era, en asuntos concernientes a ferias y a
beneficencia. El 5 de septiembre de 1592 renunció este oficio en favor
de su sobrino Vítores, y en la sesión consistorial del 6 de abril del
año anterior había expuesto el deseo que abrigaba de fundar un hospital,
pidiendo el nombramiento de un comisario que con el abad y el
corregidor estipularan las condiciones, a base de merecer su
confirmación por Bula Pontificia. Fruto de tales deliberaciones fue la
Concordia pactada que mereció ser confrimada por Cédula Real de 23 de
abril de 1592. En ella y más claramente en el testamento otorgado en 1
de abril de 1596, se refleja la grandeza de alma de aquel opulento
hombre de negocios que, contra el tipo usualmente corriente, ahora más
que entonces, puso sobre todos los transcendentalismos negocio de la
salvación de su alma, dedicando gran parte de sus ganancias, por amor
del prójimo, a una obra de tal espiritualidad y beneficencia. Instituyó
también dos mayorazgos para sus dos sobrinos, Vítores y Cosme Ruiz
Envito, concediendo al primero, como principal, el patronato del
hospital, con el derecho exclusivo de nombrar por sí solo los
capellanes, administrador y oficiales, pero obligándole, así como a sus
sucesores, a seguir domiciliados en Medina y a vivir precisamente en sus casas de junto a San Facundo,
en cuya conservación y mejora había de gastar anualmente un mímino de
cien ducados, e impuso a los dos mayorazgos sendas cargas y gravámenes
en pro de los enfermos de su hospital. Análoga cláusula prescribió para
su viuda, de segundo matrimonio, Dª Mariana de Paz, "que es muy
principal y muy buena y yo la amo y he amado mucho por sus muchas
virtudes y merecimientos... que viva en la villa de Medina del Campo, sin que pueda salir más que dos meses cada año fuera de la dicha villa
". Se sobrepuso pues, en Simón Ruiz la pasión que sentía por Medina
al amor san sincero que profesaba a su esposa, a quien, por otra parte,
rindiendo tributo a la humana debilidad, prohíbe pasar a ulteriores
nupcias.
Todavía se acordó de su hospital en el
codicilo que hizo el 26 de febrero de 1597, tres días antes de su
muerte, y aunque declaró en él que por decreto del Rey Felipe II,
posterior al otorgamiento del testamento habían menguado mucho sus
bienes, mandó "que de mis bienes se den cuatro mil ducados para
acabar la obra del hospital,demás y allende de lo que yo dejo mandado,
dispuesto y ordenado que se guste...; que se cobren mil y pico ducados
de ciertos deudores con el mismo destino; que lo más pronto que ser
puedase acabe la iglesia y la sacristía, y mando que todo lo que de mí
adelante se hiciere se a parecer de Dª. Mariana mi mujer y de Fr.
Antonio de Sosa, a los cuales pido y encargo mucho que con parecer de
buenos oficios, procures se excusen gastos y obras no necesarias, pues
Dios ha sido servidoque el decreto me haya moderado el ánimo y hacienda
para hacer cosas que se pueden excusar, y así quiero y mando no se haga
la obra conforme a la traza del hermano Juan de Tolosa, de la Compañía
de Jesús...".
Su defunción se registró en el libro correspondiente de difuntos de San Facundo con estas palabras: "El primero de marzo de este año de noventa y siete murió Simón Ruiz,
feligrés desta iglesia; depositóse en la capilla mayor; mandó decir una
misa cantada con diáconos por un año entero; mandó para ello ciento
cincuenta ducados; y más ducientas misas rezadas; y por verdad lo firmé
de mi nombre, Juan García Girón
". Este Girón fue el primer capellán administrador del hospital.
N. En 30 de octubre
de 1581, a la muerte del abad Sr. Antolínez, fue elegido vicario
capitular, sede vacante, por 29 garbanzos contra 13 altramuces --modo de
verificar la elección entre los dos candidatos-- el licenciado Vítores
Ruiz Envito, beneficiado de Santiago el Real desde el año 1577 y tío del
mismo Simón, conforme a una alusión que le hace en el testamento. Por
tanto, la familia Ruiz Envito, aunque no originaria, se connaturalizó en
Medina y le dispensaron todas sus preferencias. La desbandada comenzó
después de su muerte y contraviniendo su expreso deseo; acaso motivada y
legitimada por la gran decadencia sobrevenida.
b) Alguien que se impresione por las cuantiosas sumas de ducados que baraja Ossorio al hablar de Simón Ruiz,
puede, acaso, juzgar que dedicó a su hospital las migajas de Epulón,
pero leyendo los documentos citados no puede uno menos de enamorarse de
su alma compasiva y generosa. Por eso prefiero entresacar de tales
documentos ideas y propósitos que definen cabalmente tan hermosa obra.
Dice la Concordia:
"Habiendo venido a noticia del dicho Simón Ruiz
que para hacer las más obras de hospitalidad al presente en esta villa
no hay casas suficientes, ni rentas para ello, movido por servicio de
Dios Nuestro Señor y bien y utilidad de sus pobres, acordó de fundar en
esta villa un hospital y capilla donde se recojan todos los enfermos y
peregrinos y gastar en el edificio de dicho hospital y capilla diez mil
ducados, y dejar a dicho hospital mil ducados de buena renta en cada un
año. Los dicho Concejo, Justicia y Regimiento de esta villa dijeron que
daban al dicho Simón Ruiz el ejido (campo erial dedicado a desgranar mieses) que está fuera de la puerta de Salamanca,
para que de él pueda tomar elsitio que fuera necesario para fundar la
capilla, sacristía, cementerio y hospital con cuartos distintos y
apartados para que con comodidad puedan ser curados todos los enfermos
de todas las vigas y maderas que, sin damnificarse conocidamente los
pinares de esta villa, se le puedan dar para el dicho efecto...; que
asimismo dan permiso para que puedan sacar en los términos de esta villa
y jurisdicción de los baldíos, toda la piedra que fuera necesaria para
la dicha fábrica y para hacer toda la cal y yeso que fuera mecesario...;
que el dicho hospital se ha de intitular Hospital General porque en él
se han de curar de todo género de enfermedades y heridas y llagas,
recoger desamparados y peregrinos y males contagiosos, y ha de tener por
advocación a Nuestra Señora de la Concepción y el glorioso San Diego de
Alcalá, por haber sido este santo devotísimo de la Purísima Concepción y
ser santo español...; que dicho abad, Justicia y Regimiento suprimían
el Hospital General
de la Santísima Trinidad que al presente es y unían a Nuestra Señora de
la Concepción y San Diego todos los bienes y haciendas, así muebles
como raíces..., y porque esta villa siempre ha tenido por cosa justa y
caridad conveniente acudir con limosna de treinta cargas de trigo en
cada año al hospital de las Budas, y con veinticuatro cargas de trigo al
del Amparo... y quedando unidos estos dichos hospitales al Hospital General
que ahora se funda..., concedían a éste cincuenta cargas de trigo en
cada año para siempre jamás... Que asimismo se obliga a dar veinticuatro
carretadas de leña en cada año perpetuamente de los montes y pinares de
esta villa... Asimismo el dicho Simón Ruiz se obliga a dar todos los
ornamentos, vasos sagrados, libros y todo lo necesario al servicio de la
iglesia... y se obliga a invertir hasta trescientos ducados en camas,
colchones... y otra cualquier ropa para que los pobres sean bien curados
y los desamparados y peregrinos bien hospedados, y los sirvientes y
ministros bien acomodados...; que los pobres que se hayan de curar sean
los de toda la cristiandad, que la caridad a todos abraza y a nadie
excluye...; que ninguno se reciba a curar que no se confiese primero, y
que una vez cuarado de bubas y por vicios volviese a enfermar, será
postrero, pues recibió la caridad para no volver a ofender a Dios...;
que de los enfermos de heridas y de calenturas solo se han de recibir
los pobres que no pudieran ser curados en el hospital del Obispo,
porque tiene este hospital dotación particular para curar cómodamente
buen número de pobres, así de heridas como de calenturas...; que el
administrador provea cómo de noche anden por las calles con linternas a
buscar los pobres y los enfermos y loslleven al dicho hospital, y un día
y una noche se les dará cama y comida y abrigo caritativamente, como
pobres del Señor, no siendo vagabundos que se finjan desamparador, que a
los tales han de obligar a que trabajen o se vayan del lugar, porque de
esto se hacen ladrones y mujeres perdidas... Se llegaren a peligro de
morir los enfermos que tuviere hacienda, se ha de procurar que hagan
testamento y mande algo al hospital graciosamente, sin importunarlos ni
mostrar codicia, porque el hospital ha de ser cosa de caridad y nadie ha
de recibir que tenga hacienda para curar, si no es pagándolo
moderadamente, para que no gasten lo que es de los pobres...: que se
gaste cada año noventa y cinco mil maravedises en salario de tres
sacerdotes, de los cuales uno ha de servir de administrador general,
otro de confesor y administrador de lo necesario a las almas de los
pobres enfermos, y el otro guarda y disponedor del servicio de
lasacristía, dándoles de comer y aposento, servicio meditó y botica...;
que en el nombramiento del administrador ni en la administración de las
rentas y dineros, no se pueda entrometer nuestro muy Santo Padre, ni Su
Majestad, ni ningún Obispo, persona alguna de cualquier calidad o
preeminencia que sea... porque es voluntad de dicho Simón Ruiz
que el hospital se considere como su propia casa y en ella viviendo
recibirá a los pobres y gastará en ellos sus rentas..., que todos los
oficiales han de obeceder en todo al administrador, y el que no le
obedeciere, sin remisión ha de ser despedido, porque el hospital ha de
ser casa de concierto y de paz y no puede haber esto donde no se
obedeciere por amor de Dios...; que el administrador ha de visitar dos
veces cada día a los pobres con un médico y un cirujano que tendrá
asalariados el hospital visitándolos a la hora que más conviniere a su
salud...; que dos veces al año el administrador dará cuenta de la
administración al abad, regidor y patrón, y éstos ordenarán por votos lo
que fuere necesario añadir o quitar o mudar, pero al tomar las dichas
cuentas por ningún título podrán llevar de los bienes del hospital
estipendio alguno de dinero, comida ni colación alguna, sino que esperen
lo que les dará Nuestro Señor..;
que les dará más
abundante...; que se obtenga del Sumo Pontífice una excomunión reservada
para que ninguno de los oficiales del hospital retenga bienes o
limosnas del mismo más de veinticuatro horas sin licenciadel
administrador; que ha de haber tanta orden, limpieza y paz en todo, que
se muevan las gentes, especialmente los señores principales a venir a
visitar a los pobres y hacer limosnas y mandarles bienes, viendo que es
casa donde se sirva a Dios y se hace caridad al prójimo..."
c) Si las preinsertas
disposiciones de la Concordia revelan el mejor espíritu, las que siguen
del testamento del generoso fundador respiran cordialidad y misericordia
por el menesteroso:
"En Dios verdadero
tengo puesta mi confianza y esperanza que me ha de salvar e iré a loarle
y gozar de su santa gloria, creyendo y confesando, como creo y
confieso, su santa Fe Católica, ayudándome de los santos sacramentos y
cumpliendo los mandamientos...; mando que mi cuerpo sea enterrado en la
bóveda que se va haciendo en el hospital que yo hago... debajo del altar
mayor...; que cuando Dios fuere servido que yo muera me lleven a
enterrar con las menos pompa y ruido y gasto posible y con la decencia
que conviene a cuerpo cristiano, como se excuse vanidad...; mando se den
setenta ducados para las obras de la iglesia de Belorado, donde mis
padres están enterrador; que dentro de un año de mi fallecimiento se
visitan en la dicha villa de Belorado teinta pobres y se den a los
pobres envergonzantes mil y trescientos reales, prefiriendo mis deudos
si los hubiere...; mando trescientos mil maravedises para ayuda de casar
diez doncellas pobres naturales de Belorado, de mi linaje silas
hubiere, y las más necesitadas y virtuosas...; que se compren dos cargas
de pan de renta perpetua para los niños de la doctrina de Medina del Campo,
con condición que el día de Reyes de cada año vengan con su rector en
procesión a la iglesia del dicho hospital y hagan allí oración por mi
alma...; y esto quiero que lo hagan porque otros se muevan a dejarles
algo por la misma razón...; que se visitan treinta y seis pobres de
Medina del Campo y éstos no vayan con mi cuerpo el día del entierro por
evitar juicio de vanidad... Pareciéndome que con tanta poca cantidad de
renta, como son los veinte mil ducados (de principal, mil de renta) que
estoy obligado por la escritura de Concordia a dejar a mi hospital, que
no es cosa bastante para la cura y sustentación de los dichos pobres y
ministros que los han de curar, para que vaya más cómodo sustentamiento,
quiero que los novenos que tengo comprados de Juan de Vega... que de
presente rentan seiscientos ducados, queden y sean para dicho
hospital... Iten mando que de mis bienes se compren cincuenta mil
ducados de principal, la renta de los cuales (2.500) ha de servir para
la cura y sustentación de los dichos pobres y ministros... Iten digo y
que por cuanto yo me obligué a gastar en la fábrica del hospital e
iglesia dél, diez mil ducados... y hasta ágora tengo gastados más de
veinte mil, y según el modo y traza , parece que no se podrá acabar con
otros veinte mil ducados, quiero que todo lo gastado y que se gastare en
la dicha obra hasta que Dios me lleve desta presente vida, no se
descuente de lo que es señalado en los dichos novenos, ni de los
cincuenta mil ducados que se han de emplear en renta... Pido y encargo
al administrador que fuere de dicho hospital haga que todos los pobres
que hubiere, recen cada día un "Páter noster" y un "Ave María" por mí y
mis dos mujeres..."
d) A vista de estas ideas y
propósitos hemos de reconocer que no era ruin ni estaba mentalizada el
alma del negociante que las albergaba. Anhelaba Simón Ruiz dar impulso a
una obra grande; sabía que necesitaba complemento y por eso pedía que
se movieran las gentes, especialmente las principales, a venir a visitar
a los pobres enfermos y hacerles limosnas y mandarles bienes, viendo
que es casa donde se sirve a Dios y se hace caridad. de seguro soñaba
que pasados tres siglos ya no habría en Medina
pobres enfermos confiados en ambientes metafísicos de infectos
tugurios, sin asistencia ni sustento, porque, al primer día de fiebre,
podría ir a su hospital para ser curados y asistidos al amparo de la
higiene, de la ciencia y de la caridad. ¡Y con qué devoción para Medina!
Él, de arraigadísimos sentimientos cristianos, pero identificado con el
fuero medinense, dispone que no se entrometa el Santo Padre ni obispo
alguno en asuntos concernientes a la administración de su hospital; ni
su S. M. el Rey, no obstante el reverente acatamiento que profesa a la
jerarquía. Había de ser Medina la que, en concierto con su mayorazgo, administrase los sagrados intereses de los enfermos.
La triste realidad no se
mostró, sin embargo, en armonía con tan santas ilusiones. Fiaba Simón
Ruiz más a la buena voluntad de sus deudos que en la tutela de las
supremas potestades y aquélla no se manifestó tan recta y elevada como
la suya. No más tarde que en julio de 1598, Dª Mariana de Paz, en
discordia ya con sus sobrinos, Vitores y Cosme, exponía a la Villa "que
Fr. Antonio de Sosa (testamentario de su esposo) pretender moverse
pleito ante el Sr. Nuncio de Su Santidad, y por esta causa cesará la
obra, y pues en este asunto esta villa es interesada, y yo por el bien
común y provecho de los pobres estoy determinada de ir en seguimiento de
esto... a vuestra merced pido y suplico sea servido de escribir en
nombre de Villa en razón dello, a su mag. y a los señores Presidente y
Nuncio, que en ello recibirá merced"
Y cuando murió, el 14 de
diciembre de 1599, persistía el desacuerdo porque excluyó de su herencia
a los dichos Cosme y Vitores, mandando al hospital 1.500 ducados y
dejando una fundación para recoger a niños expósitos.
Por otra parte, según
informe de los regidores comisarios dando en 28 de abril de 1617, Cosme
Ruiz Envito, patrón del hospital, mandó "que primero que se recibiesen pobres, que la renta toda se ocupase en acabarle": y aunque el testador mandó "que
el edificio fuese como la traza y aun el codicilo significó deseaba se
moderase, no lo han hecho, antes se han accedido dello... en gran
cantidad de dineros, siendo así que por la vecindad que ha quedado en
esta villa, aún mucho menos era menester. En 19 de junio de 1621 acordó
la Villa se consulte al letrado si es posible la restitución de las
rentas de los otros hospitales";
buena prueba de disconformidad.
Persistía el descontento del Ayuntamiento en 1631, porque el 12 de julio
la mayoría de los regidores opinó que se rechazara la petición del
mismo Cosme, de agregarle las rentas de San Lázaro,
pues temían que se repitiera el caso del hospital de las Budas,
extinguido por agregación, sin mejorar, antes al contrario, el trato y
asistencia de los enfermos.
Las previsiones, pues, los
anhelos y sacrificios del caritativo fundador (valuados por Ossorio,
pág. 84, en más de cien mil ducados, más casi otro tanto para rentar
40.000 ducados anuales) fallaron desde un principio, y tal vez porque no
brilló nunca en su administración aquella escrupulosidad requerida en
la Concordia, los medinenses acudalados no han prestado la ayuda
esperada de ellos; necesaria para llevar los elevados fines que
perseguía Simón Ruiz.
Por otro lado, desde que Medina,
a consecuencia de la desamortización, perdió sus rentas de sernas,
suspendió la prestación de las cincuenta cargas de trigo que se había
obligado, sobreviviendo por añadidura el periodo revolucionario, en que
una Junta de Beneficencia, identificada y confundida de ordinario con el
Ayuntamiento,
y sujeta a los vaivenes y apasionamientos políticos, suplantó al
Patronato y empeoró indiscutiblemente las cosas. Llegó su sacrílega
osadía en 1853 --si creemos a una lápida incrustada en el muro entre el
zaguar y la escalera-- a sacar y trasladar los restos del fundador, del
sepulcro que se mandó labrar debajo del altar mayor.
La admisión y crianza de
los niños expósitos, patrocinada por Dª. Mariana ha subsistido, siquiera
en cuanto a lo primero, hasta fecha muy reciente, (creo que en 1932) en
que fue suprimida, no sé si a plena conciencia de las probables
derivaciones:
Aunque Simón Ruiz
se reservaba para sí y sucesores en el mayorazgo el patronato, la Villa
vindicó siempre las prerrogativas reconocidas en la Concordia, y para
hacerlas efectivas en todo momento, nombró habitualmente dos regidores
comisarios. Por otra parte, la misma Concordia obligaba al
administrador, en su cláusula XXXVI, a rendir cuentas, dos veces al año,
al patrón abad, corregidor y comisarios. Por tanto, se ve ya definido
un superpatronato que, al desaparecer el mayorazgo y sus
derecho-habientes, y pasados los periodos revolucionarios del siglo XIX,
dió lugar la constitución del patronato en esta forma: alcalde, por el
corregidor; arcipreste, por el abad; dos concejales, por los comisarios y
el capellán que simbolizaría al antiguo patrono. En esta forma continuó
hasta 1928 en que, so pretexto de eliminar influencias políticas, se
modificó, excluyendo a los concejales y capellán, y dando entrada al
registrador de la propiedad y al notario decano. Es obvio que esta
modificación se hizo contradiciéndoos el espíritu de la Concordia,
reflejo del fuero medinense, porque tales funcionarios, por respetables
que sean, suelen estar desvinculados de la villa y menos interesados en
su bienestar.
e) Las rentas que computó
Ossorio en 5.000 ducados (4. de la fundación, y mil de los hospitales
incorporados) equivalentes, había razón de los precios corrientes a la
sazón, a más de 3.000 fanegas de trigo, mermaron mucho desde un
principio. En 1885, conforme a una relación dada por el Ayuntamiento,
a los fines de la ley desamortizadora, poseía foros y centros que
rentaban 17.389 reales, más 424 fanegas de trigo procedentes de 315
obradas de tierra en Alcazarén, 23 en Velascálvaro, 19 en Rubí, 87 en San Vicente, 20 en Fuente el Sol, 88 en Campillo, 25 en Pollos y 138 en este término municipal,sin contar las rentas que se le agregaron del hospital de la Piedad
que sumaban 7.527 reales de censos a la renta de 207 obradas de tierra.
En 1925 se hizo pública una Memoria suscrita por la Junta de Patronos,
según la cual los ingresos de aquel año ascendieron a 40.482,85 pesetas,
incluido el valos de 350 fanegas de trigo. Esta módica renta, lejos de
haber aumentado con el sobreprecio que ha alcanzado el trigo, ha
disminuido considerablemente, pues en circular publicada en 1943 por la
cual administración, se fija la renta total en 19.000 pesetas.
El servicio y asistencia
encomendado desde un principio a personal secular, pasó a fines de siglo
anterior a religiosas Siervas de María y posteriormente a Hijas de la
Caridad, que regentan también unas escuelas instaladas en la planta
baja, con creciente aceptación.
Los amplios locales,
desocupados en su mayor parete en circunstancias normales, se dedican en
ocasiones a muy diversos usos, preferentemente a acuartelamiento de
tropas.
Más congruente es el
destino que se ha dado últimamente (en 1933) a la planta baja de la
izquierda. En ella se ha instalado decorosamente el Centro Secundario de
Higiene Rural que presta de año en año más estimables servicios.
f) Se levantó el Hospital
mirando con preferencia a la solidad y utilidad sobre ornato. Magníficas
galerías de 36 arcos, espaciosas estancias bienorientadas con 72
alcobas para los enfermos pobres, otras amplias y confortables para
distinguidos y un servicio sanitario que en aquellos tiempos era el
desideratum de higiene, "la fábrica se hizo con tal artificio que en
todo el hospital no se halla un madero ni una tabla, excepto puertas y
ventanas...; así las oficinas altas como las bajas de bóveda de rosca y
doble, enlazadas unas con otroas de género que, aunque subcediese un
incendio sólo perecerían los tejados y quedaría sin lesión el hospital,
porque se hizo con esa reserva..."
Así dijeron los comisarios el 3 de abril de 1720.
Iglesia del Hospital de Simón Ruiz Envito de Medina del Campo
Iglesia del Hospital de Simón Ruiz Envito de Medina del Campo
La iglesia no desdice,
antes realza el edificio. Lareja y el retablo, de los que dice Ossorio
que costaron más de ocho mil ducados, son las obras más estimadas. Por
las cartas de pago que se guardan en el archivo (únicos documentos que
nosha sido dable conocer) conocemos sus autores. De la arquitectura,
Juan de Ávila; de la ensambladura y rescultura, Pedro de Quadra y
Francisco del Rincón; y la pintura, Francisco Martínez. La reja fue obra
de Matías y García Ruiz; todos ellos vecinos de Valladolid.
"El retablo --dice Agapito y Revilla en el lugar citado-- costa
de dos cuerpos sobre basamento de relieves siendo apasionados los más
grandes de éstos y con dos evangelistas cada uno. Cada cuerpo se compone
de seis columnas; las del interior de estrías espirales, pareadas las
del centro, dejando entre sí tres espacios rectangulares iguales. El
comportamiento central de la zona inferior, no tiene más que la
"custodia", como se decía antes, y el remate o ático lleva en el centro
el consabido Calvario de las tres figuras, cobijado bajo frontón curvo, y
a los lados, sobre los ejes de las columnas solas, las estatuas de San
Pedro y San Pablo. La importancia artística del retablo está en los
cinco relieves de los dos cuerpos principales. El inferior contiene en
el compartimiento de la izquierda del observador, la milagrosa escena en
lacual se convierte en flores el pan que San Diego llevaba a los
pobres; en el de la derecha un pasaje que no entiendo, parece la
presentación del Niño en el templo, pues allí se ve una mujer con un
niño desnudo (¿la Virgen?), un varón con una sierra (¿San José?), otro
con dalmática y aun otras cuatro figuras detrás. La historia del segundo
cuerpo son la Purísima Concepción en el compartimiento central; la del
lado del Evangelio, San Vítores con la cabeza cercenada del cuerpo entre
las manos en actitud de seguir predicando al pueblo; y la del lado de
la Epístola, San Martín a caballo en el acto de compartir su capa con el
pobre. Estos relieves son de grandes figuras muy desiguales de mano y
no carecen algunos de mérito, pero están muy repintados en tonos
oscurísimos que hacen desaparecer todo interés a la escultura...".
"Una virgen y un Ángel
que están en los áticos, una en cada uno de los retablos colaterales de
la capilla mayor, que juntas representan la Anunciación, debiendo formar
parte de las portezuelas de un retablo o tríptico, cuya parte central
no he encontrado. Son figuras muy interesantes que procederán de aquella
escuela castellana de fines del siglo XV y principios del XVI que tuvo
por jefe principal el maestro Pedro de Berruguete, padre del eximio
escultor, también pintor de nota..."
"En los testeros de los brazos de la iglesia pueden observarse dos excelentes retratos de Simón Ruiz y de su segunda mujer Dª. Mariana de Paz, según el estilo y manera de Pantoja de la Cruz, como con razón dijo Ponz".
En el muro del presbiterio,
lado del Evangelio, están las estatuas orantes de Simón Ruiz y de sus
dos mujeres, Dª. María de Montalvo y Dª. Mariana de Paz, y enfrente ha
sido puesta, traída del hospital del Obispo, la estatua de Barrientos
(39 R- a) entre otras dos de trinitarios.
En la sala de Juntas se
conserva un tríptico que representa en el centro a la Virgen conel Niño
en actitud de coger un racimo de uvas que le ofrece un ángel, y detrás
de la Virgen un fraile arrodillado, retrato del donante, en opinión del
Sr. Agapito y Revilla, y en los lados a San Francisco y Santo Domingo,
de autos desconocido, pero de mérito indiscutible.
El archivo atesora
intereantes documentos pertenecientes al fundador, que esperan un examen
y estudio para deducir provechosas lecciones de economía que confiamos
se ha de hacer algún día, ya que, por desgracia, no se ha hecho. De las
letras de cambio se cuenta que son las primeras giradas, pero con
evidente exageración, pues muchos antes de Simón Ruiz ya se conocían.
g) Dos cosas desaparecieron
al emplear el hospital en este paraje: una lagula y la picota. Al
hacerse el coteamiento del sitio cedido que establecía lo siguiente.
según auto del 12 de mayo de 1592: "que atento la necesidad de la
dicha laguna y de ser mucha la cantidad de agua que tiene y la que con
más facilidad se utiliza para el servicio de los fuegos, porque con más
facilidad se puede llevar a lo mejor y más principal de la villa, y
ansimismo para el servicio de los ganados mayores y menores por no haber
desta parte otro lugar donde pueda beber, el dicho Simón Ruiz
antes que la ciegue, haga a su costa de subirla arriba, en la parte que
le señalaren los comisarios, tan larga, ancha y honda e bien cercada de
balladar como lo está agota".
Respecto a la picota, rollo u horca
de piedra que no faltaba en nuestras villas para poner a los condenados a
la vergüenza, o para colgar la cabeza de los ajusticiados, también se
decretó que fuera trasladada a costa de Simón Ruiz, sin decirnos dónde.
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7 - CUARTEL MARQUÉS DE LA ENSENADA.
Durante la larga guerra sostenida con Portugal, a razíz de su
separación, así como en la guerra de Sucesión, en la primera década del
siglo XVIII, y aún en tiempos de relativa normalidad, tuvo Medina, sin
disponer de cuarteles adecuados, fuerzas militares acantonadas que
cosntituían una carga dificilmente soportable para los vecinos no
sobrados de disponibilidades. El problema de alojamientos se asoma
constantemente al Concejo y constituye una de las pesadillas de los
regidores, con estar personalmente exentos del mismo por explicable,
aunque no justificado privilegio.
Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo
Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo
El 16 de marzo de 1751 se leyó carta dirigida a la Villa por el intendente de Zamora, de encargo del Rey, en que estimaba a este regimiento para que proveyera de cuarteles para la tropa de caballería "medio de que se restablezca de la decadencia en que se encuentra",
pidiendo informe de los recursos, así municipales como del paertido,
con que se pudiera contar para tan halagadora pretención. Los regidores
no se hicieron ilusiones; confesaron paladinamente que la renta de
Propios y los arbitrios de que usaban, eran los precisos para la
satisfacción de réditosde censos, pagade salarios, gastos de pleitos,
funciones votivas...; y hacer repartimiento de los vecinos es imposible "hallándose
en la miseria que es notorio, a excepción de seis u ocho casas de
mayorazgos, comunidades de regidores y seculares de que abunda esta
villa... En lo que toca a los lugares de este partido solo puede
informar que tres son los de más sustancia y vecindad, poues cada uno
compone más que los de esta villa, y son Nava del Rey, Rueda y La Seca, los cuales tienen crecidos caudales y haciendas y propios de Concejo...
"
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, Rueda. Valladolid
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, Rueda. Valladolid
Efectivamente, años más tarde por el 1768, Rueda,
que en la cúspide de su prosperidad acababa de levantar, a sus propias
expensas, la suntuosa iglesia parroquial, gestionaba la construcción de
un cuartel para un escuadrón de caballería, e hizo oferta de 180.000
reales y otras adehalas al Consejo Real. Éste, después de examinada la
generosa proposición, consideró que no era Rueda
lugar adecuado para alojamiento de tropas, y creyendo que nuestra villa
era sitio más ventajoso para su posición, sus aguas y hortalizas, tuvo a
bien indicar a Medina
si en ella se podría construir un cuartel, conforme a determinada
planta, que sirviera para todo un regimiento de caballería, a fín de que
la tropa estuviera junta y no diseminada. Medina, que poco después
alcanzó de los tribunales sentencia favorable en el sempiterno pleito de
sernas, ingresando en las arcas municipales, tantas veces exhaustas, un
millón de reales, acogió el proyecto condecisión, y, de un lado, dio
amplio poder al marqués de Tejada, entonces procurador del Común, para
que practicase en Madrid cuantas gestiones considerase procedentes, y de
otro, recomendó el proyecto al ilustra matemático medinense D.
Francisco de Villarroel, alférez de Farnesio primero, profesor y
director más tarde de una academia de Ingenieros, el cual elaboró un
plan tan bien estudiado, que, examinado por la junta de técnicos que
recomendara el Marqués de la Ensenada,
a la sazón desterrado en la villa, fue aprobado en todos sus detalles.
Una Real Provisión de 12 de junio de 1776 dio la licencia competente y
comisionó al oidor de la Chancillería de Valladolid, Sr. González Yebra,
para que interviniese en su ejecución.
D. Ventura Rodríguez, arquitecto que diseñó el Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo
D. Ventura Rodríguez, arquitecto que diseñó el Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo
Se dio un paso más poniendo
el citado plan en manos del arquitecto D. Ventura Rodríguez, suprema
autoridad en aquellos años. Fue preferido para emplazamiento del cuartel
el sitio conocido por el Cristo de Piedra, allí llamado por estar
próximo a uno de los humilladeros erigidos por Barrientos, a la salida
de la calle Ravé, atendida su altura, proximidad al viaje de las arcas,
etc... D. baltasar Romero, corregidor entonces de la villa, corrió a
cargo de la recepción de materiales, cobro de débitos de sernas y pago
de oficiales y obreros, utilizando los servicios de D. Bernardo Ayllón,
activo y celoso del engrandecimiento de Medina.
La construcción, que comenzó el primer día de octubre de 1776, fue
encomendada por el R. Consejo el maestro de obras deSalamanca, D. Juan
de Sagarvinaga, adjudicándosela en 1.986.000 reales cantidad
presupuestada por el arquitecto D. Ventura, y que el citado maestro
consideró muy baja, por lo que rehusó hacer la obra de su cuenta. Fue
llamado el benedictino de Valladolid Fr.
Juan de Ascondo, muy competente y experto en tasación de obras, para
que examinando detalladamente dimensiones y calidades, hiciera un
cómputo aproximado, resultando que su tasación fue aún más baja que la
primera, por lo que se pidió y obtuvo del R.. Consejo licencia para
continuar la obra por cuenta de la villa. Con todo, las obras
adelantaban con demasiada lentitud, y habiéndolas visitado el arquitecto
D. Ventura cuando pasó por ésta, camino de Covadonga, donde proyectaba
la construcción de la basílica, tomó la resolución de enviar un
aparejador de Madrid que, en efecto, imprimió un ritmo más acelerado a
la construcción, pero fomentó con sus innovaciones laoposición de los
que, con razón o si ella, las consideraba improcedentes, añadiéndose el
que la introducción de algunas mejoras importantes y las filtraciones
inevitables de sumas importantes en informes, dictámenes, comisiones,
etcétera... habían mermado y casi agotado los caudales del Municipio,
que habían realizado al mismo tiempo considerables dispendios (163.629
reales) en las obras del puente de Zurradores,
Matadero y Pozo de Nieve. Se vendieron los montes de la Espeluca y el
Montico y su producto, 446.641 reales, fue invertido en la obra, sin
lograr ver realizadas más que los dos tercios de la misma, cuando ya se
habían gastado más de dos millones de reales. Se simplificó el primitivo
proyecto suprimiendo la tercera planta que había de tener y se idearon y
se ensayaron otros arbitrios para recaudar fondos, entre ellos la
celebración de tres corridas de doce toros en cada año, que producirían
--calculaban los regidores--de 20 a 30 mil reales anuales; mas falló el
optimismo de los arbitristas, y entonces se presentó el Concejo el
ineludible dilema: o abandonar la obra o cederla al Estado. Lo primero
era perderla y se optó por lo segundo, ofreciendo a S. M. el Rey la obra
hecha y los materiales acopiados que importaban cerca de 200.000
reales, con la esperanza de que el Estado ultimara su realización, ,
mediante acuerdo tomado por el Ayuntamiento en 28 de febrero de 1784,
que se reiteró en 11 de marzo de 1794. El rey Carlos IV aceptó el
ofrecimiento y continuaron las obras por cuenta del Gobierno hasta
dejarlas casi ultimadas. En esto sobrevino la invasión francesa y sirvió
de excelente albergue a las tropas napolitanas, únicas usufructuarias
del mismo, ocupándole una división de dragones desde principios del año
1809. Ya en el mes de marzo, so pretexto de la falta de hierro,
arrancaron la verja del humilladero a que nos hemos referido y todas las
aldabas que para arrendar los caballos tenía el edificio a su
alrededor, cuyos vestigios aún se notan entre ventana y ventana,
utilizando el hierro para herraduras de sus caballos. Reñida la batalla
de El Carpio
en 23 de noviembre de dicho año, con resultado indeciso pero que el
intruso, aunque se lanzó en persecución de los nuestros, debió de
considerar del mal agüero y abandonó sigilosamente el cuartel tres días
después, llevándose las llaves y dejando, al parecer, el fuego preparado
que estalló a las nueve de la nochedel día 27, sin que los medinenses
pudieran, en aquellas difíciles circunstancias, atajar los efectos
destructores del voraz elemento.
Pocos días después, el 20
de diciembre, el maestro académico D. Tadeo Díez cifraba el presupuesto
de reconstrucción en 347.328 reales; por lo que se desprende, y así lo
declaraba en su informe, que el siniestro no alcanzó, ni muchos menos, a
todo el edificio, quedando bastantes trozos, separados, sin quemarse.
Más en el incendio, fue, pues, el vandalismo de tirios y troyanos el
destructor de la magnífica fábrica.
a) Casi todo el siglo estuvo Medina
contemplando los restos del edificio que había agotado los recursos del
anterior, sin tener alientos propios o del Estado para acometer su
restauración. A veces sirvió de improvisado circo taurino, casi siempre
de mísero albergue a los sin fortuna, todo lo cual agrandaba la
destrucción y extendía las ruinas por la fraudulenta sustracción de
materiales. En el año 1850 se inician ya gestiones encaminadas a obtener
del Gobierno la reconstrucción del Cuartel, ofreciendo el Ayuntamiento,
por acuerdo de 13 de octubre de 1851, mil duros en metálico, todas las
maderas útiles de sus pinares así como ramera para tejas y ladrillos,
las huebras necesarias para el acarreo, y "para los caballos
enfermos hierbas tan salutíferas que el ganado del regimiento de
Cazadores atacado de sarna en 1845 sanó radicalmente al poco tiempo".
El
Cuerpo de Ingenieros formuló un proyecto en 5 de octubre de 1851. El
Estado llevó entonces su generosidad a ceder los materiales utilizables
de los nacionalizados conventos de Fajardas, Trinitarias y Carmelitas Descalzos,
pero quedó en proyecto. Nuevas gestiones del Concejo ampliando el
ofrecimiento hasta 225.000 pesetas por diversos conceptos, y nuevo
estudio conduce a otro proyecto en 24 de abril de 1868m cuyo presupuesto
asciende a la suma de 1.129.000 pesetas y que no pasó del papel porque
era ya inminente la zarabanda que cada 50 años ha de flagelar a nuestra
patria sin ventura. Me refiero a la revolución septembrina, primera
república y guerra civil.
El pueblo de Medina confiaba en la impresión que causaría a S. M. D. Alfonso XII la visita al Cuartel
realizada durante su corta estancia en esta villa el 29 de marzo de
1876. En efecto, el joven Monarca aplaudió el anhelo fervoroso de los
medinenses, por la situación del Tesoro, objeto el Sr. Cánovas, imponía
su aplazamiento. En 28 de febrero de 1886 se formalizaron nuevos planos
para la construcción de una crujía, presupuestándose200.000 pesetas, de
las que el Ayuntamiento sufragaría 50.000 pesetas, pero hubo de esperar
Medina hasta el 27 de octubre de 1894 en que por eficaces gestiones de
D. Germán Gamazo, diputado a Cortes del distrito y D. Eusebio Giraldo,
diputado de la Cámara Agraria, una R. O. aprobaba el proyecto y otra del
17 de noviembre concedía la primera suma de 30.000 pesetas para iniciar
la reconstrucción del pabellón de la fachada principal, inaugurándose
las obras el 29 del mismo mes. La reconstrucción de otro de los
pabellones comenzóse en 1913, gracias al anticipo de 125.000 pesetas que
al ramo de Guerra hiciera Medina, merced a un empréstito equivalente
logrado del Banco de España, con la garantía personal de unos cuantos
acaudalados y generosos medinenses --creo que D. Eusebio Giraldo, D.
Francisco Belloso y el conde de Gamazo--. Los intereses del empréstito
fueron abonados por suscripción popular. Por último, en 1918 acometió el
Estado la restauración total, y dos años después fue destinado a
ocuparle el 14 regimiento pesado de Artillería. El primer ocupante de la
parte restaurada fue el escuadrón de caballería Borbón, año 1899, y más
tarde lo ocuparon dos escuadrones de Albuera.
De la medición hecha al ser
entregado por el Estado al Ayuntamiento para su custodia, año 1857,
resulta que tienen 546 pies de fachada por 630 de lado.
b) Por haberle dado acertadamente el título de "MARQUÉS DE LA ENSENADA"
será complemento de esta breve monografía una reseña biográfica de este
ilustre español --medinense circunstancial-- que debiera ser más
conocido para ser más admirado e imitado, que buena falta nos hace.
Ni debió su encumbramiento a
la nobleza de su linaje, aunque era de familia ilustre. Nació D. Zenón
de Somodevilla y Bengoechea en Hervias (Rioja) en 1702. Cursó las
primeras letras en Santo Domingo de la Calzada y puso de relieve su gran
capacidad para las matemáticas, de las que más tarde fue profesor.
Dependiente de comercio en Cádiz, primero, supernumerario del ministerio
de Marina después, al instante se destacó de la vulgar empleomanía, y
el ministro Patiño, que conocía su valer, le nombró comisario real de
Marina en 1728 y contador principal del departamento de Cartagena en
1730. Valía para m´s y asistió de intendente a la expedición destinada a
la reconquista de Orán en 1732, y después a la entronizó en el reino de
Nápoles al infante D. Carlos, quien para recompensar sus excelentes
sevicios le otorgó el título de Marqués de la Ensenada. En 1737 fue
nombrado secretario del Consejo del Almirantazgo. En 1743 la reputación
de su saber y capacidad le valieron las secretarías (ministerios) de
Hacienda, Marina, Guerra d Indias, en todos los cuales y a la vez se
notó enseguida la asombrosa actividad y el acierto genial del nuevo
ministro. La defensa nacional, la hacienda pública, la administración de
justicia, la economía la instrucción, todo cabía en su poderoso
cerebro, todo recibía impulso de su laboriosidad. Lo mismo se cuidaba de
problema de secundario interés, que mandaba abrir el puerto de
Guadarrama, que refrendaba el primer decreto que se ha dado en Europa
para evitar el contagio de la tuberculosis, dictando medidasmás severas
que las que hoy se toman para garantizar la salud pública. Creación de
puertos y arenales como el Ferrol, donde reconcentró muchos centenares
de vagabundos, tornándoles de zánganos de hormigas; simplificando de la
recaudación fiscal; fabricación nacional de armamentos; centros de
cultura de todas partes; protección a los sabios; empleo a los
competentes; canales y mapas; recta administración de los fondos
públicos; entodos los órganos de la vida nacional se notó el espíritu
moderno, el método científico, el criterio amplio y práctico del gran
patriota. Al dejar sus cargos quedaba en el Tesoto 300 millones de
reales, saldo increíble, dado el estado n que encontró la nación, no
convalecida de las calamidades de la guerra civil llamada de Sucesión.
Los eternos rivales de España, Inglaterra especialmente, veían con
creciente animosidad al ministro que se atrevió a decir "Nunca me
faltará una escuada de veinte navíos cerca del Cabo de San Vicente, otra
a la vista de Cádiz y otra en el Mediterráneo".
Y el embajador
inglés Kenne intrigó y estimuló la envidia de los descontentos, logrando
la caída de Ensenada, 20 de julio de 1754 y el decreto de destierro y
confiscación de todos sus bienes, que el rey Fernando VI atenuó
asignándole una pensión de doce mil escudos, iba refrendado, como
sucesor suyo, por un inglés nacido en Irlanda y naturalizado en España,
el ministro Wal. En Londres celebraron con fiestas y regocijos públicos
la caída del gran ministro español, que simbolizaba la caída de España y
la consolidación de la hegemonía de la pérfida Albión. Desterrado a
Granada, enfermó allí, y por prescripción facultativa se le trasladó al
Puerto de Santa María n donde residió hasta el advenimiento de Carlos
III, año 1759, que le levantó el destierro. Al estallar el célebre motín
de Squilache, marzo de 1766, acusado de haber intervenido en él, fue
nuevamente desterrado a esta nuestra villa para pasar en ella el resto
de sus días, ocupando una estancia del palacio de Dueñas.
Cuando paseando por estos nuestros caminos y veredas oteara el dilatado
horizonte castellano y columbrara las cimas nevadas del Guadarrama,
escucharía el testimonio de su aquietada conciencia de exiliado, que le
decía: "Gracias a mí es una realidad la permanente comunicación entre ambas Castillas por aquel puerto, antes inaccesible"
Piadoso lenitivo a la natural amargura halló en los consuelos que le
prodigaron, en íntima y cordial amistad, los ilustrados jesuitas del
Colegio vecino, hasta que a su vez, envueltos en la misma infamante y
calumniosa acusación, les cupo igual suerte, saliendo proscritos de
Medina en la noche del dos al tres de abril de 1767.
Otorgó el Marqués
testamento el 20 de noviembre de 1781, y en él declaró que no tenía
bienes, que las exequias y honras habían de ser como de un hidalgo
pobre, y nombró testamentario a D. Francisco Díez del Pozo, cura de la Colegiata,
quién añadió la siguiente nota a la partida de defunción, ocurrida el 2
de diciembre del mismo año, inserta en su correspondiente libro: "El
mérito de un hombre tan ilustre, tan benemérito de la Nación y de toda
esta villa, y el haber sido tesigo de su muerte cristiana, ejemplar y
preciosa, obliga mi reconocimiento a perpetuar su memoria en esta nota
que firmo...".
Por cierto que al saber el cura de Santiago cuyo feligrés era el Marqués, que el de San Antolín
se había pemitido insertar en su registro la fe de defunción , recurrió
a la justicia y ésta, en el auto consiguiente, resolvió no diera fe la
partida de la Colegiata y sí únicamente la d Santiago.
Fue enterrado el día siguiente en la capilla mayor de esa misma
parroquia y, contra lo prevenido en el testamento, se le tributaron
exequias muy solemnes durante seis días.
En dos ocasiones ha querido
el Estado desagraviar a su egregio ministro, enalteciendo su buena
memoria. la primera fue en 1869. El dos de junio se recibió esta
comunicación: "El Gobierno ha acordado celebrar la promulgación de
la Constitución inaugurando el Panteón Nacional, Templo de la
Inmortalidad, destinado a reunir los restos de los grandes hombres de
España. entre ellos se encuentra el Marqués de la Ensenada, y se
necesita que con toda urgencia... comunique V. S. el pensamiento del
Gobierno al Ayuntamiento, invitándole a que facilite los medios de que
pueda venir a Madrid sus cenizas antes del domingo, 6 de junio, para
recibir los honores que van a tributarle en esta capital a la memoria de
los hijos eminentes de España..."
Efectivamente, el día 10, después de celebradas honras solemnes, fueron llevados los restos a la Estación para ser trasladados al Panteón Nacional de la iglesia de Atocha de Madrid.
Nueva comunicación se
recibió en octubre de 1883 para que el Ayuntamiento enviase comisario
que se hiciese cargo del agrado depósito, pues el Gobierno, sin decir
porqué, había vuelto de su anterior acuerdo y aquí volvieron las cenizas
de Ensenada, por comisión del diputado a Cortes D. Francisco López
Flores, el 30 de octubre, depositándose entonces en el muro del crucero,
lado de la Epístola. En 1943 se ha reiterado la función de desagravio y
el 6 de octubre fueron trasladados, es de suponer que definitivamente,
al panteón de Marinos de San Fernando (Cádiz)
En ninguna de estas ocasiones puso Medina
la menor objeción. Con censurable indiferencia se limitó a dejar hacer,
aunque con perfectísimo derecho pudo interesar que se honrara y se
erigiera el más suntuoso mausoleo al insigne ministro de Fernando VI,
pero aquí mismo, donde fue su voluntad yacer y esperar la universal
resurrección.
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8 - ESCUELAS FERROVIARIAS. La benemérita institución "Asociación General de Empleados y Obreros de los Ferrocarriles Españoles", creando estas escuelas, inaugurasas en septiembre de1931, ha redimido a Medina
del sonroyo de no poder presentar, en pleno siglo XX, un edificio que
responda a las exigencias de la educación infantil, porque,
efectivamente, ni el Municipio ni el Estado tenían entonces ni han
levantado después, desdeñando la ejemplar lección recibida, un edificio
que sea templo digno de la grande y sagrada tarea de formar una juventud
educada, inteligente, laboriosa, que conozca a la Patria y la honre con
sus virtudes, que estudie sus riquezas y sepa explotarlas sin la
interesada colaboración de gentes extrañas que la sirvan de lazarillo.
Antigua Escuelas Ferroviarias, hoy Sala Zeuz de Medina del Campo
Antigua Escuelas Ferroviarias, hoy Sala Zeuz de Medina del Campo
El edificio de estilo castellano, obra del
arquitecto madrileño Fr. Felipe, consta de cuatro amplias aulas con
tránsito y dependencias anejas para el buen funcionamiento de las
escuelas, dotadas de moderno y completo menaje. Dispone además de dos
soleados patios de recreo para solaz de niños y niñas, y tiene sala de
juntas y secretaría para el régimen de la Asociación, que, sirviendo a
sus clientes, ha servido también a Medina,
marcándole el camino que deberá seguir cuando tenga la fortuna de
encontrar unos regidores que hagan lo que tantos se limitaron a
prometer.
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9 - CARNICERÍAS.
El 27 de mayo de 1500 los Reyes Católicos dieron una R. Cédula
autorizando a esta villa para que de sus Propios invirtiera la suma de
25.000 maravedises (probablemente cada año) en la edificación de unas
carnicerías --primitivos mataderos donde además tuvieran sus tablas los
obligados a abastecer de carne a la población---. La obra no pasó
entonces de proyecto. Resucitó éste en 1546 en que se pidieron planos y
condiciones a los maestros alarifes, pero pasaron aún varios años sin
subastarse y rematarse en Juan del Pozo, maestro carpintero, vecino de
la villa, a quien en las cuentas del año 1557 se le pagan 262.500 mrs.
por la hechura de las carnicerías, cuya traza había dado Agustín
Gallego, también carpintero, de la villa, cobrando por su ha de haber
4.500 mrs. No prosiguieron las obras con demasiada celeridad, pues según
el auto del 23 de enero de 1562, se mandó suspender la edificación y
que tasase lo ejecutado el maestro de cantería Rodrigo Jil, quien aceptó
el encargo con anuencia de Juan del Pozo; y es probable que dicho
maestro cantero modificase la traza a la que se ajustó nuevamente el
maestro carpintero para utilizar la obra el mismo año de 1562, como dice
la inscripción que está sobre una de sus puertas.
Reales Carnicerías de Medina del Campo.B.I.C. Declarado. D. de 13 de octubre de 1995. B.O.E. de 17 de noviembre de 1995. Dibujo a plumín autor de esta página
Reales
Carnicerías de Medina del Campo. B.I.C. Declarado. D. de 13 de octubre
de 1995. B.O.E. de 17 de noviembre de 1995. Dibujo a plumín autor de
esta página
Obras de índole semejante había ya en Salamanca, Valladolid y otras poblaciones importantes, pero éstas de Medina llamaron la atención a los curiosos que ponderaron en términos encomiásticos. Enrique Cock, en la "Jornada de Tarazona hecha por Felipe II en 1592", menciona entre las cosas principales que vio en nuestra villa durante la estancia del

Rey, del18 al 20 de junio, la Carnicería que la equipara a las obras más notables que viera. D. Antonio Ponz en su "Viaje de España", t. XII (carta 5ª., considera este edificio como el mejor que de los de su género existían en España. Dijo así: "Es debido hablar a Vd. de una de las obras más notables de Medina
en su línea, y es de las carnicerías: oficina, la mejor y más cómoda, a
mi juicio, que hay en España en esta clase, y consiste en una espaciosa
pieza cuadrilanda con sus tres naves sobre columnas de piedra
berroqueña, y tres portadas en tres de sus lados, expresándose en la
inscripción de una de ellas el año de 1562 y el reinado del Señor Felipe
II. Una de estas portadas tiene columnas estriadas de orden jónico;
otra, pilastras de la misma manera, y la otra, medias columnas sobre
ménsulas, a que acompañan otros ornatos graciosos. Me he alegrado de
haber visto que se repara en alguna parte un edificio tan singular por
su destino, que quien no lo sepa creerá que es una iglesia, prueba de la
riqueza de Medina cuando se edificó".
Quadrado indicó asimismo que las Carnicerías, "sencilla y legante construcción", revelan
la pujanza en que se mantuvo Medina durante el siglo XVI. Lampérez en
su notable discurso de entrada en la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando, hace también honorífica referencia de la Carnicería de Medina del Campo, "que, aunque de los días de Felipe II, nos da idea de lo que debieron de ser en la Edad Media estas dependencias municipales...".
El Sr. Agapito y Revilla estudiando estas Carnicerías en el boletín citado, núm. 188, dice: "He
de recordar, por no haberlo visto citado, en ninguna parte, que tienen
las Carnicerías en su interior un detalle en que no se fijaron los
escritores mencionados. Me refiero a restos de pintura sobre la puerta
del lado pequeño de aguas arriba del Zapardiel.
Muy obscuro estaba aquello el día que visité el edificio; pero había
figuras, quizá pintadas al fresco, quizá al temple, en donde se
vislumbraba una Virgen y personajes arrodillados a los lados. Debieron
ser de colores brillantes y retratos de hombres metidos en la
administración de la villa. ¿Corregidores?".
Muy borrosas están,
ciertamente, tales pinturas y en ellas he creído ver a la Virgen
imponiendo la sagrada veste a San Ildefonso ; pero el inteligente y
erudito arquitecto no reparó en las que hay en el testero opuesto, más
borrosas todavía, en las que, sin embargo, me hagola ilusión de ver a
San Miguel hollando a Satán y clavándole la lanza. ¡Extrañas
representaciones en unas Carnicerías!
Queda dicho que, además del propio y
específico destino, sirvió también este edificio de matadero. Así lo
atestiguan los Rodríguez Castro, pág. 509, y en otro lugar, pág. 484,
aseguran que en el siglo XIX servían únicamente de matadero. Sin
embargo, esto debió ocurrir solamente en tiempos calamitosos, en que el
Mataderoestuviera inservible, pues éste existió desde fecha muy
anterior. El 22 de marzo de 1547 consta el acuerdo de mandar al
carpintero Luis García "haga y edifique la casa del matadero en el sitio e lugar donde estaba hecho antes". Y
asimismo hay constancia de otras reparaciones en el mismo. Cuando en
1886 fue reconstruido, quedaron las Carnicerías sin aplicación, y se
convirtieron, por lamentable inconsciencia y abandono, en almacén de
trastos y maderas, como las hemos visto hasta el año 1935. En esta fecha
(después de ser anulado el acuerdo de condenarlas al pico destructor
para aprovechar los materiales, tomando unánimemente el 15 de octubre de
1931, por oportuna intervención de la Dirección General de Belas
Artes), prosperó un antiguo deseo de convertirlas en Plaza de Abastos,
previa reconstrucción del muro del lado del río y somera adaptación al
nuevo destino, que si no satisface todas la exigencias, al menos está en
consonancia con su primitiva finalidad.
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10 - CONVENTO DE SANTA ISABEL hasta agosto de 1935 en que se abandonó la comunidad de religiosas franciscanas, agregándose al de Jesús y María de Valladolid.
Fue fundado en 1481 por unas señoras virtuosas que se recogieron a
vivir religiosamente y dejando sus haciendas para edificarle. Fr. Alonso
Gutiérrez en su manuscrito "Historia... del Santo Cristo de San Bartolomé", dice textualmente: "Los caballeros de Medina,
antes de ir a militar debajo de las banderas católicas contra las
otomanas medias lunas, para ir más bien pertrechados de católicos
esfuerzos, se iban al monastero de San Bartolomé,
y allí, en la capilla del devoto Crucifijo, en presencia de la soberana
imagen, se armaban de todas las armas, y con el cristiano impulso que
fervorizaba en sus pechos, juraban y prometían que defenderían la fe
hasta perder en sus defensa sus vidas, y en el ínterin dejaban a sus
consortes reclusas en el monasterio de Santa Isabel, que está próximo al
de San Bartolomé; y como todas las que quedaban en esta reclusión eran
señoras de calidad, era forzoso tener sus criadas y sirvientas que
entraban y salían en el monasterio a todas horas para acudir a forzosas
obediencias de sus dueñas, y también entraban otras señoras nobles a
visitar a las que estaban reclusas, y de aquí ha quedado la costumbre de
que entre las señoras seculares a visitar a las religiosas, como el día
de hoy (1680) se observa".
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11 - PARROQUIA DE SAN MIGUEL


N. Los trabajos de
investigación llevados a cabo por D. Esteban García Chico en los
protocolos de ésta trasladados al Archivo Histórico Provincial de
Valladolid, y publicados en el Boletín del Seminario de Estudios de Arte
y Arqueología, curso de 1943-44, debemos noticias muy precisas
referentes a esta iglesia que han despejado incógnitas y desvanecido
dudas que el Sr. Agapito y Revilla no pudo descifrar en el citado
estudio. Para caminar más seguro, seguiremos en esta descripción los
pasos de guía tan autorizado.
Fachada principal de la Parroquia de San Miguel Arcángel. Dibujo a plumín autor página.
Fachada
principal de la Parroquia de San Miguel Arcángel. Dibujo a plumín autor página.
a) La nave central es, sin duda, del siglo XV
porque en el libro de Concejos del año1490 leemos que estas asambleas
populares se celebraban frecuentemente "en la iglesia del señor Sat Miguel questá frente a las casas consistoriales".
La torre de planta cuadrangular con dos órdenes de arquerías ciegas,
parece ser obra de alarifes moros, quizá los mismos que intervinieron en
la última reforma de la Mota.
El ábside de recios contrafuertes, así como la misma capilla mayor, es
obra acabada en 1538 y fundada, conforme reza la inscripción de la
imposta, por Alonso Nieto, regidor de la villa y su mujer Dª. Juana
Vela.
El pórtico es de

fecha posterior y aunque su ejecución fue rematada por precio de
460 ducados en Martín Ruiz de Chartudi, cantero, el año 1578 los
artífices fueron los maestros de cantería, vecinos de la villa, Martín y
Miguel de Répide, que en 1582 confiesan haber recibido maravedises a
cuenta de la misma. "Es de piedra sillería labrada a escoda de arco
de medio punto, entre elegantes columnas estriadas de orden jónico, con
su entablamento sobre el cual se eleva otro cuerpo de idéntica orden,
con hornacina que ostenta a manera de pabellón una concha donde ve la
efigie del Santo titular, y por remate, el clásico frontón triangular
con bolas en los ángulos".
"El templo, perfectamente orientado, según la
tradición litúrgica, está dispuesto en una nave, cubierta de bóveda
guarnecida de yeso sin ningún primor, de tres tramos, el el último sobre
arco escarzano de coro, y al lado de la Epístola, otra de menor altura,
edificada unos años después, cuando la portada".
"Sin duda la joya de más valor es el retablo
mayor que ocupa el amplio muro absidal hasta el arranque de las bóvedas.
La disposición ajústase a las cánones imperantes de la época; predela, o
alto basamento, que descansa sobre un zócalo de piedra blanca de la
cantera de San Miguel del Arroyo; dos cuerpos de la misma altura y
esbelto ático. Dividido en tres calles verticales --central y lateral--
laca uno de los laterales lleva cuatro compartimentos separados por
columnas de orden corintio, estriadas en su tercio inferior finalmente
exornado. Flanquean los cuerpos principales, dos grandes columnas, que
ostentan en su parte inferior los escudos del clero linaje de Alonso
Nieto, a cuya munificencia se debe la obra. Los temas de los relieves
--altos relieves por cierto-- y las figuras que ocupan los netos y
recuados, son distribuidas en la forma siguiente. En el central, sobre
el tabernáculo, la hornacina revestida de ornatos de escaso gusto, desde
luego la época posterior, está la imagen del santo titular de la
parroquia, San Miguel, hollando el dominio y "con un peso y una espada
en la mano"
, encima el gran relieve de la Quinta Angustia, y en
la cumbre, en bellas figuras de bulto redondo la escena del Calvario,
bajo pabellón que sostienen dos ángeles vestidos de lasgas túnicas. En
la calle de la Epístola, ostenta el banco la historia de San Ildefonso
"quando nra señora la hecha la casulla"; en el primer cuerpo la
Flagelación; sigue en el inmediato, Jesús en el Pretorio, y en el
último, el Entierro, corresponde al lado del Evangelio otros cuatro
relieves cuyos respectivos asuntos que se suceden a abajo arriba son, en
el banco, Santiago en la interpretación clásica "peleando a caballo con
algunas figuras de moros"; la Venida del Espíritu Santo en el primero;
encima Jesús atado a la columna, y en el último el Descendimiento. Sobre
el resalto de la orden postrera, dos esculturas de bulto entero que
reprensentan personajes bíblicos; ítem más por frisos, columnas y
ménsulas, distribuidos en singular acierto, cabezas de querubines,
escudos, niños y otros ornatos de prolija labor y del mejor estilo".
Respecto de su autor, el Sr. Agapito y Revilla y D.
Elías Tormo, lo atribuyeron a isaac de Juni, pero D. Esteban García
Chico ha tenido la fortuna de documentarle. He aquí sus palabras: "Conocemos
detalles de su construcción; se conserva el contrato entre quien
encarga el retablo y el escultor que lo ejecuta. El testimonio
documental hasta hoy inédito demuestra que Leonardo de Carrión, escultor
vecino de Medina,
le labra, conforme una escritura de capitulaciones otorgada el 7 de
noviembre de 1567, ante elescribano Juan Losa. Encarga la obra Alonso
Nieto como patrono de la capilla mayor y señala entre las condiciones,
en primer lugar la referente a la parte arquitectónica que habrá de ir
ordenada conforme una traza hecha en un papel de marca mayor. No olvida
de indicar la calidad de la madera; para el armazón y ornato ha de
llevar pino de Hontabilla o Soria, y para las historias y figuras de
bulto entero, nogal o álamo blanco. Fija como plazo de terminación cinco
años. y como precio mil trescientos ducados, con la particularidad, si
al hacer la tasación dos oficiales peritos lo estimaran en más valos, no
habría de recibir más cantidad que la estipulada en el contrato. En
cuanto a la percepción del importe, se había de hacer como de costumbre
en varios plazos según fuera trabajando en la obra. Al fin quedan
cumplidas las condiciones y el retablo puesta en toda perfección en la
capilla mayor".


Subido el 27/02/2008. La Iglesia de
San Miguel, en Medina del Campo, abrió sus puertas antes de Semana Santa
después de una rehabilitación que ha costado 450.000 euros. La
intervención ha incluido obras en las cubiertas, las cornisas y las
fachadas. El secretario general de la Consejería de Fomento de la Junta
de Castilla y León, Julio Carnero, el delegado territorial de la Junta
en Valladolid, Cecilio Vadillo y el alcalde de la villa, Crescencio
Martín Pascual, visitan el lugar.
b) "Ábrase en el muro Norte, una pequeña
capilla llamada del Descendimiento, con bello retablo y verja de hierro
sobre la que campea el escudo de la familia fundadora. Según rezan
viejos papeles, "hicienronla por el año 1558, a su costa y de todo
coste, el regidor Alejo de Medina y su muger María López de Mercado, con
el exclusivo fin de que sirviera de enterramiento para sí y sus
sucesores". Queda de la suntuosa fábrica, como recuerdo de los días
mejores, el retablo cuya composición se ordena a la manera de un gran
tríptico. Zócalo o basamento corrido dividido en tres partes, que
flanquean dos columnas abalaustradas con sus dos trasdoses y sobre el
entablamento, en el mismo eje un semicírculo con la recia figura de Dios
Padre en actitud de bendecir. Toda la guarnición primorosamente labrada
a lo romano, muy próxima a lo mejor de Berruguete. En la parte central
un encasamento de poco fondo que sirve de marco a la escena de Cristo
descendiendo de la cruz por los santos varones Arimatea y Nicodemus;
escena de intenso dolor y dulce ternura, sobre todo impresiona vivamente
la angustia de la Virgen tan certeramente expresada. A ambos lados
sendos tableros cada uno con dos historias de pincel, de buena mano,
distribuidas de esta manera; en el tablero de la izquierda ostenta en la
parte alta la Resurrección del Señor, abajo la Virgen con el Niño, y a
sus pies el donador Alejo de Medina con las manos juntas en una
perdurable imploración de piedad. El otro se ordena del mismo modo,
arriba la Crucifixión, abajo la Adoración de los Reyes, muy cerca María
López de Mercado, con un libro de Horas abierto, en idéntica postura que
su consorte. Los bustos de los piadosos donantes, están perfilados con
la exactitud y viveza de auténticos retratos, pocos años después, tal
ves con un pintor de menos vuelos. Lleva en la parte baja una vartela
que dice 1560 AÑOS. Fecha que indica cuando se dio cima a la obra".
Nada se sabe con certeza del maestro que talló este
retablo. Ha sido atribuido por Antero Moyano a Gregorio Fernández,
aunque sin fundamento alguno; por Agapito y Revilla a Leonardo de
Carrión, y por el crítico alemán Georg Veise, a Juan Picardo, cuya
atribución estima más acertada al mismo Sr. García Chico, pues "el
Cristo descendido de la cruz, impregnado de dulzura renacentista,
sereno, sencillamente movido, de anatomía justa, ofrece una gran
analogía en su concepción y factura, con el Cristo de la Paz, que guarda la Colegiata... obra documentada por nosotros como de juan Picardo... que por el año 1539 tomó parte en el retablo mayor de la Colegiata"
.
Si queda dudosa la paternidad de la escultura, en
cambio el mismo erudito investigador ha tenido la suerte de dar con el
contrato otorgado el 7 de marzo de 1559 por Luys Vélez, "pintor a cuyo cargo estuvo no solo lo tocante al retablo --policromía y cuadros de la capilla".
En uno de los retablos laterales, el de San
Antonio, --lado de la Epístola-- está actualmente, en el segundo cuerpo,
la escultura de la Virgen de las Candelas, con el Niño en el brazo
izquierdo, "tallada con unción y ternura, tal vez por un artista
medinense..., y en el coro alto, el órgano --la mejor gala del templo--,
cuya máquina construyó con mucho arte y primor, Manuel Marín, uno de
los maestros más hábiles y expertos de Castilla en 1590".
c) El retablo y la imagen del Santo Cristo de San Bartolomé proceden del monasterio de igual título,
y en el muro del lado está incrustada la lápida de la misma procedencia
con esta inscripción de enigmático estilo, debida, conforme al
testimonio de Fr. Alonso Gutiérrez, al catedrático de hebreo de la
Universidad de Salamanca y dos veces prelado en la abadía de Sahagún, Fr.. Gregorio de Quintanilla: D.
O. M. INVICTÍSIMO HEROI D. ALFONSO STEPA SARACENORUN DEBELATORI
CLARISIMO CRUCIFIXI SS IMAGINIS VINDICI DEFENSORI ASERTORI HUJUS CENOBI
ORNATORI MAGNIFICENTISSIMO UT SUB HOC MARMORE MANU PENE VIVENTIS VITAM
CORPORISQUE E MORTUIS STUM AVITORI MORTIS QUEM HOC GLADIO ETERNITATI
SACRO ASSERUIT IN SUPREMA ANASTASI RECIPIAT; M. F. G. D. Q. P. D. S.
De cuyo epitafio el citado Fr. Alonso hace la siguiente versión: "A
Dios, óptimo y máximo. Al ilustrísimo héroe D. Alonso de Stepa,
clarísimo vencedor de los sarracenos, defensor, protector, libertador de
la imágen del santísimo Crucifijo; magnificentísimo
bienhechor
de este monasterio, para que su mano carísima reciba de la última
resurrección la vida y espíritu que desamparó al cuerpo del triunfador
de la muerte, a quien defendió con esto espada consagrada a la
inmortalidad. Maestro fray Gregorio de Quintanilla pone, dedica
sacrifica".
D. Antero Moyano atestigua que, cuando niño, vio,
no solo la espada mencionada, sí que también la cola del caballo a que
fue atada la imágen por el sacrílego agareno.
d) En la capilla mayor tuvieron su entierro los
caballeros NIETO, cuya fidelidad lució tanto en servicio del Emperador
con ocasión de las Comunidades. El Alonso Nieto que la hizo seria
probablemente hijo del Gil Nieto, también regidor, que por sus
sentimientos realistas y hostiles a los comuneros fue víctima de las
iras del tundidor Bobadilla que le mató y arrojó su cadaver por los
balcones del Consistorio (69);
el mismo que sirvió de nuncio al general Pedro Navarro para participar
al Rey Católico el desastre sufrido por las armas cristianas en la isla
de los Gelves (28 de agosto de 1510). Y primo o hermano del medinense
Nieto que "teniendo el ejército del César cercado a Tordesillas (5
de diciembre de 1520) y habiendo hecho en el muro un agujero pequeño que
apenas cabía, se arrojó por él a la villa con una espada y una rodela, a
la vista del conde de Haro, estando dentro muchos soldados que la
defendían y 400 más arcabuceros que traía el obispo de Zamora",
según
refiere Sandoval, libro VIII, cap. VIII. Vástago también de esta
familia fue Fr. Rodrigo Nieto (26 R. b). Abuelo del primero y padre de
los dos siguientes sería probablemente el Alonso Nieto, obrero mayor de
las obras que los Reyes Católicos mandaron hacer (año 1478) en la Mota, según cédula dirigida al concejo de Segovia
para que no cobrara tributos ni sisas de las maderas que de ella se
sacaran para tales obras. Fundado en esta relación y además en el estilo
arquitectónico, estima el Sr. Agapito y Revilla que los mismos alarifes
del Castillo trabajaban luego en la torre de San Miguel, "ya que lleva la fortaleza muchos signos de hacerse al estilo mudéjar, y la torre de San Miguel, en la repetición de arquitos y otros detalles tiene el mismo carácter también".
Esta torre, que en un tiempo amenazó ruina por
defectuosa cimentación, fue objeto de un arriesgado socalce ideado por
un fraile, elcual supo tornapuntarla con tal seguridad que, dejando casi
en vilo, permitióla obra de consolidación y los estribos de piedra
existentes en su primer tercio, advirtiéndose aún la solera embutida en
el muro para dicho efecto.
e) El puente llamado de San Miguel
ahora, se llamó antiguamente de "Cadenas". ¿Por qué? Nos lo dice Ayllón
en la biografía del medinense Álvaro Rodríguez de Eván, capitán
esforzado de los tercios de Medina en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, a la cual concurrieron juntas las compañías de Ávila y Segovia,
como solían: todas las cuales iban bajo las órdenes del rey de Navarra,
quien con ellas asaltó el palenque de cadenas donde se había
fortificado el Miramamolín. Repartiendo el botín, el rey de Navarra se
llevó algunas cadenas que orlan desde entonces su escudo, y colocó en
varias iglesias y en la colegiata de Roncesvalles. El capitán medinense
trajo también gran número de ellas "las cuales se ven hoy colocadas
por barandilla del puente llamado "de las Cadenas", que por estar
expuestas en altura y al aire libre se conservan íntegras y sin
corrosión alguna...
Créese que sean las mismas que se ganaron
entonces, porque constando en los papeles del archivo de esta villa,
cuando se hizo el puente y su coste, no se halla que se mandasen
fabricar cadenas para que sirvieran de antepechos, antes consta por los
mismos, que estaban colocadas sobre otro de madera cuando al mismo
sitio, y no es verosímil que para una fábrica tan perecedera y poco
costosa, a la cual correspondía barandilla de la misma materia, se
emplease tanto hierro de mucho mayor costa que todo el puente
"
Estas cadenas, quitadas del puente en 1827, fueron depositadas en la iglesia de San Miguel. Posteriormente el Ayuntamiento
acordó, el 17 de octubre de 1840, venderlas en pública subasta, para
con su producto atender a la reparación de las Carnicerías, destinando
una parte a la balaustrada del caño de la Plaza, y en nuestros días, al ser trasladado este caño, ha desaparecido la balaustrada, porque ¡qué interés existe en conservar reliquias de tiempos tan lejanos! Es verdad que Burgos
conserva con religioso respeto, en el monasterios de las Huelgas, el
Pendón de las Navas, y Pamplona guarda reverentes sus cadenas, y París
tiene en los Inválidos el bosque de banderas que ganara Napoleón; pero Medina no se cuida de pequeñeces y desdeña la conservación de trofeos de sus antiguas gestas...
A propósito del mismo puente leemos en "Las Antiguas Ferias" de Espejo y paz pág. 48 "Varias veces habían solicitado los vecinos de las calles de la Rúa, San Francisco y Cuatro Calles el derribo del puente de San Miguel y casas en él construidas porque uno y otras impedían el libre curso de las aguas del Zapardiel
en las avenidas, extendiéndose éstas por las calles y perjudicando a
aquellas casas. A esto se oponían los lugares de la tierra de Medina,
porque el puente era muy antiguo y porque servía de traánsito para las
mercaderías que allí acudían, y en vista de tan encontradas opiniones,
mandaron los Reyes se hiciera información sobre el caso, y con el
parecer del corregidor, se enviase al Consejo para resolver lo más
conveniente. Resultó ser necesarioderribar todas las casas que en el
puente se habían construido; que convenía allanar el extremo del mismo,
hacia la parte de San Miguel, para que cuando hubiese crecida, pasase por encima el agua...;
limpiar y profundizar el cauce del río desde el puente Nuevo (Zurradores) abajo: derribar el del Hospital
(del Obispo) y hacerle de madera... A todos ellas acudieron los Reyes
(Católicos) mandándolas ejecutar así y cobrar los 180.000 maravedises en
que ciertos vecinos de la villa fueron condenados por la obra que
comenzaron a hacer en el puente de San Francisco, aplicándolas a estos gastos".
La última reforma y ensanchamiento del puente tuvo lugar el año 1873.
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12 - PALACIO DEL ALMIRANTE, así ollado por haber sido morada de D. Alonso Enríquez, llamado por autonomasia "El Almirante",
dignidad vinculada durante muchos años a la familia de los Enríquez de
laque descendía el Marqués de Tejada que le poseyó en los últimos siglos
y que tanta influencia ejerció Medina y su Tierra, por ser uno de los mayores terratenientes.
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13 - CONVENTO DE CARMELITAS DESCALZOS, antiguo de Agustinas Recoletas.


Actual iglesia de la Inmaculada Concepción (Padres Carmelitas Descalzos) de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.

Actual iglesia de la Inmaculada Concepción (Padres Carmelitas Descalzos) de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.
a) El primitivo, que da nombre a la plazuela,
fue fundación de Dª. Agustina Canovio, que aquí se había establecido al
socaire de las ferias, y de Lucrecia Canovio. Fue bautizada en la
Colegiata el día22 de abril de 1562. Casada muy joven con otro rico
mercader de Milán, Claudio Visconti, enviudó muy pronto y aunque era
---dice Ossorio que la conoció-- de las hermosuras que hubo en esta
villa, eligió la mejor parte consagrando vida y fortuna al servicio de
Dios y de los pobres con la fundación de este convento, provisionalmente
en su propia casa por el año 1604, y erigiéndole después en las casas
de los caballeros Daza. Tan rica en dones espirituales como en bienes de
fortuna, hizo el mejor uso de unos y de otros, según refiere su
panegirista Ayllón, que podera las virtudes que ejerció, lo mismo antes
que después de haber profesado en este mismo convento, del que fue
priora hasta su muerte, ocurrió en 1634.
Mayores alabanzas consagra tocavía el mismo
historiógrafo medinense a otra monja recoleta, la M. Ana Felipa de los
Ángeles, hija del Marqués de Falces, nacida en esta villa el 1 de mayo
de 1664 y muerta el 29 de octubre de 1710, después de una vida
maravillosamente ejemplar. La que en el cambio no lasa muy bien librada
en la virtud de sus hermanas de religión que sirvieron de piedra de
toque a su mortificación.
Esta comunidad de Recoletas fue disuelta en
1838, incorporándose las monjas unas la de Agustinas Magdalenas de
aquí, y otras al de Recoletas de Salamanca.
N. por cédula de 23
de enero de 1613 se hizo Real Merced del sitio y suelo del patio Real
para levantar este convento de Recoletas, pero no se utilizó la
concesión, según consta en auto consistorial del día 13 de enero de
1663.
b) La iglesia es obra del medinense D. BERNARDO CABALLERO DE PAREDES, cura de Berrocal (Ávila), canónigo de Ávila,
inquisidor de Toledo y obispo de Albarracín. Orihuela, Lérida y Oviedo.
Era hijo de Diego Caballero, bordador, y de María Paredes, siendo
bautizado en la Colegiata el 25 de mayo de 1595. Su ministerio en Lérida
fue harto complicado y difícil, erizado de gravísimos peligros que
sorteo con prudencia y energía, y su relato parece propiamente una
página vivida en nuestros días. Acaeció en aquel entonces la sublevación
de Cataluña, motivada por los estimados desaciertos de Conde-Duque de
Olivares y en reivindicación de sus fueros y lebertades, motivo y causa
que para nuestra desventura se repiten con deplorable frecuencia en el
curso de la historia. Los barceloneses sublevados asesinaron al virrey,
marqués de Santa Coloma en el histórico "Corpus de Sangre", cuando el
reavivado espíritu nacionalista les inspiró la famosa canción "Els
segadors". La desesperación llego entonces a los catalanes al extremo de
reconocer la soberanía del Rey de Francia, el cual envió tropas que
dominaron buena parte de Cataluña y pusieron sitio a Lérida. El obispo
medinense había de cumplir, en tan duro trance, el difícil y espinoso
deber de fidelidad al Rey y a la Patria y el de Prelado y pastor de sus
diocesanos, que, ofuscados por disculpables y en cierto modo nobles
sentimientos, llegaron a decir con sacrílega osadía, al Obispo --que en
previsión de posibles probables desmanes, había organizado una campaña
de cien hombres de tropa-- las palabras siguientes: "Si en Barcelona se ha quitado la vida a un Virey, no será mucho quitársela el Lérida a un Obispo". Nada
valieron las exhortaciones a la moderación y al acatamiento debido al
Rey, que les hizo el Obispo, ni los consejos de los prudentes. la
animosidad del pueblo fue en aumento y D. Bernardo hubode permanecer en
su palacio como en plaza fortificada, sin poder fiarse ni aun de su
mismo clero que más participaba de la pasión popular que de la devoción a
su prelado. "En este apuro, dice Ayllón, viendo muchas personas
religiosas elpeligro en que se hallaba el Obispo, le aconsejaron y le
instaron a que tomase la resolución de ausentarse antes que mediara
alguna fatalidad mayor".
Cedió a ruegos de los bienintencionados y,
disfrazado de capuchino entre dos frailes, pudo abandonar la ciudad el
día 21 de septiembre de 1640, burlando la vigilancia de los conjurados,
encaminándose a pie a Monzón, distancia siete leguas, donde permaneció
hasta que fue dominada la sublevación y expulsados los franceses,
ejerciendo como podía la pacificadora misión evangélica propia de su
sagrado ministerio. Conocedor el rey Felipe IV de los relevantes
servicios prestados a la causa de la religión y de la patria por el
medinense D. Bernardo, y de su ministerio no podía ser ya eficaz para
aquellas almas tan conturbadas por la pasión política, le propuso para
el obispado de Oviedo.
De paso para su nueva diócesis, moró breve
tiempo entre sus paisanos y tuvo entonces el propósito de fundar una
capilla con pingüe dotación en la Colegiata (IN. t.), propósito que
estuvo en vías de ejecución, pero no llegó a ultimarse por discusiones
que se suscitaron sobre el patronato de la misma, lo que le resolvió a
modificar su primer intento, pues necesitando iglesia el convento que
poco antes había fundado Dª. Agustina Canovio, la erigió en 1651 a sus
expensas, "de bastante amplitud, dice Ayllón, y la arquitectura muy
decente, donde colocó un altar que es una cámara santa por las
innumerables reliquias que contiene, entre las cuales hay muchas
insignes, y la consagró al venerable misterio de la Concepción, para
cuyo serviciodotó muy bien tres capellanías que presenta el patronato de
la familia, que hoy lo es el conde de Peñaflorida... En ella construyó
una tribuna independiente para sus patronos, cuya entrada se maneja por
la calle del Rey, y además una magnífica casa en la calle de Salamanca".
amiento,
como todos los medinenses de categoría, a prestar su concurso para
levantar la nueva Casa Consistorial contestó en carta de 28 de marzo
diciendo que se consideraba el más reconocido y obligado, pero que solo
podía ofrecer 500 ducados y en dos plazos, pues las muchas necesidades
de su diócesis le reclamaban con mayor apremio. Con todo, fue el suyo el
donativo más importante de los registrados en aquella ocasión. Ratificó
su medinismo en la escritura de fundación de esta iglesia, disponiendo
la cláusula de que "en defecto de los llamados e instituidos en
dichomayorazgo, constituimos y llamamos por nuestro único patrono a los
señores corregidor y regidores dela muy Noble y Leal villa de las obras
que los Reyes Católicos mandaron hacer (año 1479) en Medina del Campo, que al presente son o por tiempo fueron".
N. En el presbiterio,
lado del Evangelio, bajo su estatua orante de alabastro, reza así una
lápida: D. O. M. BERNARDUS EPISCOPUS OVETENSIS HANC CONSTRUXIT ECCESIAM.
MDCLIII, ORATE PRO EO.
En el lado opuesto
otra lápida, bajo dos estatuas orantes, dice: D. O. M. CLAUDUNTUR HOC
TUMULO DD. JUANNES DE INSAUSTI & DD. CATHARINA DE PAREDES EXOR
ILLIUS, ILLE, D. JACOBI EQUES, INCLYTAE FAMILIAE DE INSAUSTI, CAIUS
NOBILITAS AVORUM ATQU ATAVORUM AZCOYTIAE IN CANTABRIA FULGET. AEQUITATEM
AC PRUDENTIAM MEIUS COGNOSCENT REX PHILIPPUS IIII MINISTERIUM IPSI
PATRONATO MAGNARUMQU RERUM A CONSILLO MONARQUIAE HISPANIAE COMMENDAVIT,
QUOD PUBLICA OMNIUM ACCAMATIONE & APPROBATIONE GESSIT MATRITI
AETATIS SUAE 52, DIE 17 AUGUSTI ANNO 1627. HAEC, VIRTUTIS EXIMIAE
EXEMPLAR NUPTA, INVIOLABILIS CONIUGIT DE OUS ET ORNAMENTUM. VIDUA,
RELIGIOSAE VITAE NORMA & SPECULUM. FILIA NOBILIS DIDACI CAVALLERO ET
D. MARIAE DE PAREDES METHIMNENSIUM,OBIIT MATRITI, AETATIS SUAE 52, DIE 6
APRILIS ANNO 1637. UTRIUSQU CINERIBUS, ILLIUS UTI FRATRIS &
VICEPARENTIS OPTIMI, HUIUS TAMQUAM CHARISSMAE SORORIS GERMANAE,
BERNARDUS EPISCOPUSOVETENSIS, PIO AMORE AFFECTUS, HOC PARENTAVIT
MAUSOLEO. ANNO DNI 1653.
C) A juzgar por la estructura de la iglesia,
la relativa modernidad del convento y la poderada opulencia de la
fundadora, es lógica la suposición de que se trataba de una fábrica,
cuan menos, de garantizada solidez. No obstante lo cual, no resistió,
como no resistieron los otros conventos, el periodo de exclaustración.
Es cierto penoso registrar el hecho indiscutible de que en Medina
ha sidi imposible librar de la destrucción edificios susceptibles, sin
duda alguna, de provechosa aplicación. Como al fin la tuvo la iglesia,
conservada gracias a la providencia de su Patronato, cuando en 1890
levantaron su convento los PP. Carmelitas en el mismo solar que tuviera
el de Recoletos. La iglesia fue reintegrada al culto con triduo solemne
celebrado el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre de 1897.
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14 - CASA PALACIO DEL CONDE DE ADANERO


Casa-Palacio del Conde de Adanero, calle Alfonso de Quintanilla. Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.

Casa-Palacio del Conde de Adanero, calle Alfonso de Quintanilla. Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.
Edificio de grandes proporciones de dos
plantas del siglo XVI, perteneció a uno de los Linajes de la Villa, del
que fue descendiente el Conde de Adanero.
Parte del mismo fue habilitado para su residencia por el Marqués de la Conquista en los años 40. Actualmente pertenece a los herederos del procurador don Julián López.
Dispone de dos portones de entrada, uno de
ellos con elementos decorativos y el otro de arco de medio punto, sobre
el primer portón se hallan dos escudos de armas labrados en piedra.
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15 - IGLESIA DE SANTA MARÍA DEL CASTILLO, vulgarmente llamada de la Cruz.


a) La cofradía de la Vera-Cruz, que en 1588
erigió esta iglesia, era una de las más antiguas y arraigadas de la
villa. De actividad muy compleja, lo mismo realizaba fines espirituales
que temporales; con igual fervor formaban sus piadosos cofrades en las
procesiones de disciplinantes --hasta el número de 700, según testifica
Ossorio, pág. 323-- que organizaba el indispensable juego de cañas o
regocijo de todos de "notoria utilidad e provecho a los vecinos e tratantes desta villa por la mucha gente que viene a ella", como declara el auto consistorial del 26 de marzo de 1596. "Por
cosa muy cierta e notoria se sabe en esta villa --leemos en el de 1 de
agosto de 1589.. quan loablemente la cofradía e cofrades de la santa
vera cruz e sus mayordomos e deputados han empleado y distribuido,
emplean y distribuyen los bienes y rentas de la dicha cofradía, e
limosnas que la hacen, en sacar presos de la cárcel por deudas por ser
pobres, e por otras cosas de caridad, e proveyendo necesidades de
pobres, e haciéndoles curar en sus enfermedades, y otras obras pías e
meritorias".
En la casa contigua perteneciente a la cofradía, y
probablemente algunas más, ejecutaban tan loables obras benéficas.
Después que la villa cayó de su encumbramiento, no ha quedado huellas
apreciables de las mencionadas obras de piedad y beneficencia, pero el
capítulo de regocijos no falta, aún en circunstancias aciagas, hasta el
siglo XVIII.
En 1634, la iglesia pasó a ser propiedad de
la parroquia de Santa María del Castillo que hubo de abandonar la
primitiva (2R) por ruina, incorporándose también por entonces la de El Salvador, y sirvió a la feligresía hasta el año 1885 en la que fue suprimida, quedando de filial de la San Antolín.
Su retablo mayor, de orden corintio, ejecutado en 1793 por Ramón
Quinzaños,ensamblador de ésta, y Anastasio Chicote, dorador de Valladolid, ajustándose al diseño y dirección de D. Julián de Ayllón, canónigo de la iglesia de la Colegiata,
está coronado en su ático por el grupo escultórico de la Asunción,
titular de la parroquia, obra de Julián San Martín, escultor de Madrid.
En su hornacina adentra Jesús crucificado, de buena talla, mucho más
antigua.
Los retablos laterales fueron obra de Antonio Baamonde, maestro de Valladolid,
y de Mateo Núñez, de esta villa, ejecutados en 1771 y 1777,
respectivamente, para la Purísima, procedente de la iglesia de Jesuítas,
y para Nuestra Señora del Refugio.


En una hornacina de la primera capilla de la
derecha se encuentra la estatua de la Virgen de la Piedad, cuya actitud
contorsionada y violenta revela una manera muy compenetrada con la de Juan de Juni, si no es este mismo gran escultor su verdadero autor. Moyano afirmó que procede del convento de las Fajardas ¿no sería más bien del hospital de la Piedad?
Al lado izquierdo del crucero está la capilla llamada de "Las Abadesas" porque dos hermanas del abad D. Diego Polanco
--hijas del Dr. Polanco, médico renombrado en la villa-- constituyeron
en ella una capellanía y erigieron digno mausoleo a su hermano el abad.
Cataloguemos finalmente la Cruz de plata que,
con reliquias incrustadas, recine culto en el altar de la primera
capilla de la izquierda, la del Santo Sepulcro, y que en artísticas
andas era sacada en procesión cuando los buenos tiempos de la cofradía.
N. Esta parroquia
tuvo un periodo de prosperidad en el último tercio del siglo XVIII y se
remozó completamente, Además del socalce de piedra con que se
consolidaron sus cimientos, se hicieron los retablos mencionados, cuyos
artífices cobraron, según las cuentas de la Fábrica, las siguientes
cantidades: Chicote, 7.400 reales; San Martín, 2.500; Quinzaños, 2180;
Baamonde, 2.200; Núñez, 1.500 y otros tantos un artista ignorado que
estafó la imágen de Nuestra Señora del Refugio. También se adquirieron
entonces el juego de cuatro ramos y seis candeleros de plata con su
cruz, del platero vallisoletano Gregorio Izquierdo, por la suma de
10.245 reales y se encargó el juego de sacras, probablemente al mismo
artífice. El órgano y otras obras menos importantes fueron asimismo
fruto de aquella prosperidad.
b) Traído de la parroquia de Rodilana,
donde tuvo su primitiva sepultura en tierras castellanas, está en ésta,
arco del presbiterio, lado de la Epístola, el sepulcro del coronel
CRISTÓBAL DE MONDRAGÓN, famosísimo en nuestras guerras de Flandes y una
de las más legítimas glorias militares que tiene nuestra patria.
Síntesis de sus más sobresalientes hazañas es la inscripción de la
lápida sepulcral, que ya no está "bajo su retrato" como decía Ayllón, y que reza así: "Aquí
yace quien por sus hechos heroicos vivirá siempre en lamemoria de
todos, el muy valeroso caballero, el Coronel Cristóbal de Mondragón,
gobernador y preboste de la villa de Dantdiblant en el pays de
Luxemburg, alcaide, guarda mayor, gobernador de todos los bosques de
Dambilliers, capitán y gobernador de la villa de Devencer, con 6.000
hombres de guarnición. Levantó por patente de S. M. un tercio de walones
arcabuceros de seis banderas para seguridad de la villa de Dambilliers y
sus contornos. Sirvió por otra patente con 400 arcabuceros, tanto en la
villa de Dambilliers como en el campo. Levantó por patente del Duque de
Alba una compañía de 250 walones para la defensa del país de Zelanda y
de la isla de Walcheren. Fue coronel de 10 compañías de infantes
walones, con que guardó las costas marítimas y la isla de Walcheren, en
la provincia de Zelanda, contra los piratas rebeldes y fugitivos
bandidos. Fue gobernador y capitán general del país de Zelanda y de la
isla de Walcheren. Hizo la rendición de las villas de Mildembourg y de
Arnemunde, y ajustó diesen la obediencia a S. M., contratando la
rendición con el Príncipe de Orange. Fe castellano del castillo de
Gante. Puso en cobro todos los moradores del país de Zelanda y de la
isla, volviéndolos a la obedienciade S. M. y restituyéndolos a su ser,
como antes con todos sus privilegios. Notificó el perdón de S. M. a los
moradores de las villas de Gorcum y de Egorcun, de la rebelión que había
hecho y les volvió sus honores, haciendas y privilegios, por parte de
S. M. Fue a la vuelta de Brabante y Güeldes y sacó, así las tropas
españolas como walonas que estaban allí alojadas, para que se sirviese
de ellas en la parte que les pareciese convenía más al servicio de S. M.
Fue por patente de S. M. caballero del castillo de Amberes: fue del
Concejo de Guerra de S. M. de cuyo votose hizo en él toda estimación.
Fue por patente de S. M. gobernador y capitán general del ejército de
Brabante, habiendo recibido de la Majestad Cesárea del Señor Felipe II
tantas honras que solo las armas de S. M. y las de dicho coronel están
en la capilla de armas. Murió, habiendo servido cincuenta y seis años,
en el castillo de Amberes, a 14 de enero de1596, habiendo hecho tantas y
tan memorables hazañas y dado tantas victorias a las católicas
armas, cuando no se refieren mayores de otro vasallo; elogio con que le
aclaman, no solo los cronistas españoles, sino los extranjeros. Trajo
sus huesos de la capilla de Amberes, Alonso de Mondragón, su sobrino,
capitán de caballos, abuelo de D. Juan de la Barrera Mondragón y
Castillo, su mujer, bisnietos de dicho coronel, poseedores de su casas,
servicios y mayorazgos".
Algunos pormenores añadimos a esta loa
sepulcral completarán la semblanza de nuestro héroe. Nos ayudará el
estudio de D. Ángel Salcedo Ruiz en su "El coronel Cristóbal de
Mondragón", publicado en Madrid el año 1905, a cuya autoridad nos
acogemos y a cuyas referencias bibliográficas remitimos al lector.
Aunque los Mondragones eran vascos y de la
villa del mismo nombre, ya en el siglo XV tenían estasblecidas armerías y
ferreterías en esta villa de las ferias,
y aquí nació Martín de Mondragón, padre de D. Cristóbal. La madre,
Mencía de Mercado, era también medinense, de alcurnia tan conocida como
linajuda.
El hijo que había de escribir tantas páginas
brillantes en la historia militar nació hacie el año 1514. Pronto
abandonó la villa natal. Los hidalgos de Medina,
igual que los de toda España, hervían a la sazón en anhelos de
superación, y contagiado por el ambiente, se alistó de soldado a los
dieciocho años para llevar la pica y el arcabuz a media Europa. Militó
de soldado raso en Italia, en Tunez, en la Provenza y en la guerra de
Alemania, en cuya batalla de Mulberg, después de trece años de hazañas
anónimas, mereció el ascenso de alférez por una que fue muy sonada. "Cristóbal
de Mondragón --cuenta Estrada-- fue uno de aquellos diez varones
españoles que con admirable arrojo pasaron a nado el Elba con las
espadas en la boca, y arrebatadas unas barcas de pasage que había justo a
la ribera volviendo con ellas entre torbellino de balas enemigas, hecha
una puente por la cual pasaron los imperiales, fueron la principal
causa de conseguir con celeridad la victoria".
También logró entonces Mondragón la estimación del Duque de Alba, que nunca le faltó en adelante.
En 1558 figura ya como capitán dxe caballeros
ligeros, guerreando contra los franceses en la frontera franco.belga, y
posteriormente se destaca tanto la prudencia y valentía de su actuación
que se le confían los honrosos y difíciles cargos que enumera el
epitafio. Una proeza entre muchas debemos reseñar. Los rebeldes
flamencos pusieron sitio a Goes en la isla de Zuid-Baveland. Los
socorros que repetidamente se enviaron por el mar a los valientes
españoles que defendían la plaza, no llegaron sino a poder del enemigo
que tenía escuadra más poderosa. Alguien notificó a Mondragón la
existencia de un paraje que en las bajas mareas podía servir de vado,
utilizando en ocasiones por los arevidos pescadores de aquellas costas.
Tenía tres leguas y media de ancho y había que atravesarlo con la
celeridad impuesta por el flujo y el reflujo de la marea. Intentar
vadearle de día ya era empresa temeraria; pero acometerla de noche para
burlar la vigilancia de los vajeles enemigos, y por un ejército de 3.000
hombres, tocaba en lo descabellado. Pues Mondragón la acometió con el
más resonante éxito en la noche obscurísima del 20 de octubre de 1572.
Mandó formar en columna de a cuatro. Previno para cada soldado un
saquito colgado del cuello con lo más esencial, y descalzándose todos y
echándose las armas al hombro, siguieron el ejemplo de su coronel, el
primero en tirarse al agua acompañado del guía. Los de corta estatura
tuvieron que sacer a nado muchos trozos. en algunos parajes tocaba el
agua a las barbas de casi todos. Al cruzar la corriente tenían que
cogerse unos a otros para resistir el empuje, pero fueron tales el orden
y la fortuna, nunca como entonces tan favorable a los audaces, que solo
se ahogaron nueve soldados. Al manacer tocaba tierra la columna en el
dique de Zuid-Baveland. La súbita aparición en tierra de los temibles
tercios, que creían siempre separados por el brazo de mar, hizo el
milagro de sembrar el pánico incontenible entre los enemigos que en la
huída cifraron su salvación.
Segunda y tercera vez repitió la estupenda
proeza de vadear un estrecho con el agua al pecho en la isla de Finart,
el año 1573, y en la de Schouwen en 1575, obteniendo, con su arrojo
inigualabre, otros semejantes triunfos.
Nombrado Mondragón capitán general de
Zedalda, defendió valerosamente a su capitán Middeburg de un prolongaso
asedio, y cuando la resistencia se hizo imposible por la extremada
penuria y por la ingente mortandad que ocasionaba la peste, pactó
honrosa capitulación de la que resultó su reputación más ennoblecida
ante propios y extraños. Acrecentó igualmente su gloria cuando en el año
siguiente , de sitiado puso a sitiador de la plaza de Zierikzeé, donde
puso en juego todos los recursos que la ingeniería militar de la época
le suministraba, actuando a la vez de general y de soldado, de ingeniero
y de artillero, de severo administrador y de hábil diplomático hasta
conseguir la rendición de la plaza el 20 de junio de 1576.
Por grave contrariedad asó a fin de este año,
al saber que su segunda esposa Guillemette de Chastelet, a quien había
dejado con sus hijas en el castillo de Gante, cayó prisionera de los
rebeldes ganteses que vencieron la heroica resistencia de la guarnición
mandada por el capitán medinense Antonio de Álamos, se apoderaron del
Castillo y apresaron a sus ocupantes. El temple acerado de su alma se
sobrepuso a todas las pruebas y en todas se acrisoló su nobleza y
heroísmo. Omitiremos las demás para referirnos a la gan victoria
alcanzada en as postrimerías de su vida, cuando por su ancianidad tenía
merecido el más condecorado y honorífico retiro. Tal victoria fue la
toma de Amberes por Alejandro Farnesio el 27 de agosto de 1585, debida
en su mayor parte al valor acreditado y consumada pericia del maestre
del campo del tercio español, Cristóbal de Mondragón, mereciendo por
ello ser nombrado gobernador de la importantísima plaza, cargo que
desempeñó hasta su muerte ocurrida el 4 de enero de 1596, después de 64
años --según datos mejor comprobados--- de una vida militar lo más densa
en servicios arriesgados y comprometidos por el honor de la patria.
Ésta no fue generosa con su abnegado adalid,
que cinco días antes de morir pidió en vano al Rey la merced de que
nombrase sucesor suyo en la castellanía deAmberes a su yerno y sobrino
Alonso, y la capitanía de lanzas a su nieto Cristóbal. Estos dieron
honrosa sepultura a su glorioso deudo en la capilla del mismo castillo
con el siguiente epitafio latino que redactó uno de sus leales
flamencos: "Quarto die januarii obil Xppofanus Mondragonus, hispanus
arcis antuerpiae veteranus, militum Dux proeliis clarus qui jam inde
3ex adventu Ducis Albani yn Velgio omnibus expeditionibus interfuit, et
ubique perclarum et fidelem regi operam cum laude meruit"
.
Pero no permanecieron mucho tiempo en Amberes
los restos del Coronel --llamado así porque en este grado realizó sus
más celebradas proezas, pero alcanzó las más preeminentes puestos de la
milicia-- porque el pensamiento de éste fue siempre yacer en el bendito
suelo de su nacimiento, por más que Medina tampoco le honró cuan merecía
la única vez que le visitó el año 1570, cuando, ya cubierto de gloria,
vino a España escoltando con su regimiento de walones a la reina Dª.
Ana. Había llegado poco tiempo hacía a esta villa otro medinense, el
capitán Cristóbal de San Vicente, cuya viografía dejamos para el final,
hombre de armas valiente y afortunado, protagonista de aventuras y
proezas, pero indisciplinado, descomedido. Falto de pundonor; no
obstante lo cual la Villa le concedió honores que regateó a Mondragón,
prototipo de hidalguía y de nobleza, que no encontró ambiente favorable a
su justificada pretensión de alcanzar el hábito de Santiago. Salcedo
Ruiz atribuye este maleficio que persiguió a nuestro héroe y a sus
descendientes, a un sambenito colgado de la Colegiata, pregonando que en
las postrimerías del siglo precedente había sigo quemado en la Plaza,
por judaizante, el escribano Ruy Gómez de Zalamea, pariente por afinidad
de Mondragón, padre de Cristóbal. Fútil era el pretexto, pero hasta ese
extremo ha sabido llevar las cosas la idiosincrasia castellana.
Cerraremos estas notas biográficas consignando el juicio crítico formulado por algunos historiadores, "Ilustre
por su valor --escribió Herrera-- y por las infinitas victorias y
hazañas que hizo, digno de admiración por el amor y respeto que siempre
le tuvieron sus soldados, y que sin otra ayuda ni favor que el propio,
alcanzó los mayores grados de la milicia".
Cabrera de Córdoba dijo de Mondragón: "Gran
solcado, vencedor y bien afortunado por intrépido y resuelto
acometedor, sin haber conocido el miedo en lo más dudoso y difícil de
emprender".
Según Ventivoglio, Mondragón fue "rígido en la
disciplina, y con todo eso también querido en todas la naciones, que
cada una le deseaba por cabo, y todas a porfía procuraban tenerle por
padre
" Del francés Gachard en "Correspondence de Philippe II". Vol. IV, son estas palabras: "No
es dado evitar, leyendo la correspondencia de Mondragón, que se
despierte en el ánimo un vivo sentimiento de simpatía por este jefe
español, el único quizás de su nación que no se atrajo el odio público
en los Países Bajos; inspiran aprecio hacia
él su fortaleza, su lealtad y su modestia".
c) Simétrico del de Mondragón está, lado del
Evangelio, el sepulcro del muy ilustre caballero Diego González del
Castillo, por cuyo mandato se erigieron ambos panteones en la primitiva
parroquia, pues este Diego fue esposo de Magdalena, hermana mayor del
Coronel.
A esta familia perteneció D. JERÓNIMO CASTILLO DE BOBADILLA, ilustre medinense de quien dice Ayllón: Su
singular ingenio se echó de ver desde muy tiernos años, por lo que
aplicado a los estudios de la Universidad de Salamanca, fueron tan
rápidos sus progresos que en breve tiempo se impuso felizmente en las
humanidades. Después de haber estudiado con aprovechamiento de
Filosofía, emprendió el estudio del Drecho Civil y Canónico, en que
brevemente sobresalió tanto bajo del magisterio de los más eminentes
jurisconsultos, quiero decir, Manuel Costa y Arias Pinedo, que a los
veintiún años de la edad se graduó de doctor. Desde entonces estuvo
empleado en la carrera de los corregimientos de varios pueblos, que
gobernó por espacio de veintiún años con mucho aplauso. Después ejerció
la abogacía en la Chancillería de Valladolid, hasta fue en ella fue
promovido a la plaza de Fiscal de lo Civil. Éste fue el término a que
llegó un hombre de tanto mérito: de poco le sirve estar enriquecido de
ciencias y talentos para desempeñar los mayores empleos a quien no tiene
por compañera a la fortuna. Pero su insigne obra, llena de admirable
erudición y elegancia perpetuará su memoria, y no dejará de publicar que
si no obtuvo mayores puestos, supo merecerlos. Dejó escrita una obra
cuyo título es "Política para corregidores y señores de vasallos en
tiempos de paz y de guerra y para prelados". Imprimiose en Madrid en dos
tomos en fol., año de 1597; en Medina, año de 1608; en Barcelona en
1616, y poco después se reimprimió en Madrid... En su testamento, que he
leído, otorgado en esta villa el 16 de septiembre de 1605 por
testimonio de Crsitóbal Méndez, dice tener trabajada una obra de mucho
estudio y develó sobre los Derecho Civil y Canónigo, y que por ser la
que más estima de toda su librería se la manda a García León del
Castillo, su sobrino, para que se aprovechase de ella. no sabemos donde
habrá ido a parar; harto mejor hubiera sido haberla publicado para que
todos se hubiesen aprovechado de tan apreciable tesoro...".
Había nacido en 1547.
Fachada del Teatro Isabel la Católica durante su derribo. 1960
Fachada del Teatro Isabel la Católica durante su derribo. 1960
d) Contiguo y adosado al ábside de esta
iglesia de Santa María del Castillo está el TEATRO DE ISABEL LA
CATÓLICA. La cofradía de la Vera-Cruz no se limitó a erigir la iglesia,
según quedó dicho. El día 11 de octubre de 1588, Juan Portero, Juan de
Guercas y Juan Gómez de SAlderete, mayordomo y diputados respectivamente
de la misma, exponía a la Villa que junto al sitio en que levantarion
la capilla y casa del cabildo (la inmedita a la Plazuela del Pan, de
análoga estructura), sobraba espacio para hacer un teatro donde
representar comedias "respecto de no haber en la villa lugar a parte, donde se puedan representar, como le ha yen Valladolid, Salamanca..." y expresaban su deseo de hacerle a su costa, pero quedarían "tener la certidumbre de que no se representa en otras partes, sino en él... para que con las limosnas puedan acudir a las obras pías que hacen". Los regidores lo consideraron atentamente y el 1 de agosto de 1589 acordaron, la conformidad a lo pedido, que "la cofradía puede llevar e recibir por la comunidad del dicho teatro e asiento la limosna que se lleva y acostumbra a llevar en la villa de Madrid, Valladolid... sin acceder de ello en cosa alguna". Primitivamente
fue abierto, o como entonces se decía, Corral de Comedias. En 1720 fue
cubierto y continuó funcionando tan pobremente como permitía la
creciente penuria de la publicación. En 1782 se verificó nuevo arreglo,
ya por cuenta del Ayuntamiento,
a base de que la separación de sexos durante los actos fuera completa-
En 1858 fue renunciado por ruinoso y a fines de 1866 seinició la
creación de una sociedad titulada Liceo Medinense con la finalidad de
restaurarlo; idea que, patrocinado por el alcalde a la sazón, D.
Sebastián Fernández Miranda, púsose pronto en ejecución. La cofradía
había hecho cesión de sus derechos reservándose el de celebrar sus
juntas en el mismo, y obligándole al Ayuntamiento
a subvencionar la celebración de sus cultos y procesiones. Terminada la
restauración del edificio, que fue bautizado con el honroso título que
lleva, puede ser inaugurado el 30 de abril de 1867 con la
representación, por la sección de declaración del propio Liceo, de "La Vaquera de la Finojosa".
Posteriormente ha sido objeto de reformas y mejoras y en él se ha
reunido la sociedad medinense para sus esparcimientos y para asambleas,
conferencias y actos de muy diverso carácter. El impulso monopolizador
del cinematógrafo, la construcción del Coliseo y una desacertada gestión de los intereses municipales en los últimos tiempos, le han puesto en trance de desaparecer.
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16 -. ANTIGUO MAYORAZGO DE MONTALVO.
Tanto Ossorio como Ayllón atribuyen a esta familia, oriunda de Francia,
una ascendencia muy remota, entroncada con los linajes de Gutiérrez
Castellanos y Pollino. Individuos de la misma fueron:
Garci Rodríguez de Montalvo, regidor de la
villa en las últimas décadas del siglo XV y en la primera del XVI, autor
o, al menos corrector del "Amadis de Gaula",
famosísimo libro de caballería, impreso por primera vez en Zaragoza el
año 1508, al que añadió, ciertamente de su invención, el quinto libro
que trata de la "Las Sergas de Esplandián". En ediciones posteriores
aparece Garci Ordóñez por Garci Rodríguez, pero su verdadero nombre es
este último. Desde muy joven siguió la carrera de las armas que
alternaba con el manejo de la pluma, pues por sus propias
manifestaciones en dichos libros, se desprende que invirtió un mínimo de
veinte años en sus trabajos de traducción y refundición, y que cuando
la toma de Granada, en 1492, había pasado ya los cincuenta años de edad.
Debió de morir antes de 1505, dehando tres hijos: Pedro, Juan y
Francisco Vaca Montalvo. Ese Juan Vaca sería probablemente padre del
homónimo que murió en 1577 desempeñando en lugartenencia la alcandía de
la Mota.
La identificación del Garci Ordóñez con el auténtico Garci Rodríguez de
Montalvo la debemos al insigne polígrafo D. Narciso Alonso Cortés en
"Artículos Histórico-literarios", pág. 12.
Fr. BERNABÉ DE MONTALVO, monje cistercense que escribió una celebrada "Historia del Císter", impresa en Madrid el año 1602.
GARCÍA DE MONTALVO, regidor de la villa y alcaide de la Mota, capitán nombrado por Medina en la guerra promovida por Felipe II, a la muerte del rey D. Sebastián para la incorporación de Portugal; padre de
D. JUAN ANTONIO DE MONTALVO, autor del "Memorial Histórico", de quien dice Ayllón: "Por
ser sujeto muy instruido en las antigüedades y noticias históricas de
ésta su patria, le dio el Ayuntamiento de ella comisión para que formase
un memorial, en que expusiese los méritos de esta villa, a fin de
solicitar facultad Real para establecer en ella un mercado franco que se
consideraba como único medio de su restauración. En efecto, logró
formarse, trayendo como mérito historial las antigüedades, regalías,
exenciones, privilegios, servicios y grandes hombres de que estuvo
adornada esta villa en tiempos de su mayor opulencia. Expuso también el
estado decadente y miserable a que estaba reducida el año1631, que fue
cuando se le presentó a la Mag. de Felipe IV". En 19 de marzo de 1607
fue designado en concepto de regidor, cargo que ejercía desde el 17 de
septiembre de 1605, como alférez a la compañía que capitaneó su cuñado
D. Diego de Escobar, regidor también de la villa y más tarde gobernador
de Cádiz y capitán general de Cartagena de Indias. El sabio P. Fita en
el Boletín de la R. A. de la Historia, correspondiente a los meses de
marzo y abril de 1905, con datos que le suministrara D. Celedonio
Cabrero, párroco de Santiago, y otros de su invención, publicó unas
notas biográficas de Montalvo, dando a conocer las numerosas fuentes
históricas que consultó el ilustre medinense para componer el "Memorial"
y servir a la villa, y algunas circunstancias de su vida. Salvaremos
aquí el erróneo cálculo que hizo el académico jesuita, pues Montalvo no
pudo nacer en 1594, por haber muerto su padre el 5 de febrero de 1591;
ni vivir en 1659 --cuando fue confirmado un hijo suyo-- porque su muerte
está registrada en la parroquia de San Esteban
en 29 de noviembre de 1647, veintiocho días después de haber pasado su
oficio de regidor en D. Pedro de Reinoso. Fue enterrado en la capilla de
San Luis del convento de San Agustín.
Una divertida, diligente y
provechosaintervención tuvo Montalvo en su ruidoso negocio, muy
trascendente para la villa, . D. Rodrigo Calderón, favorito del Duque de
Lerma, prepotente válido del rey Felipe III, que ya se había alzado con
el marquesado de Sieteiglesias,
de dode era oriundo, quiso redondease con la posesión de los montes
Palancar, Valdevite y Valdemuelles, aledaños de su villa. No le fue
difícil amañarse una información en virtud de la cual logró Cédula Real
que la facultaba para entrar en posesión de los mismos. Al enterarse
nuestros regidores de la trama urdida, formularon la oportuna
contradicción, pero se encontraron con que, tanto el corregidor como su
teniente eran dóciles instrumentos de la avasalladora influencia del
Marqués de Sieteiglesias
y se disponían a darle posesión. No cedieron sin embargo los solícitos
regidores, y y D. Juan Antonio, designado comisario, acechó las andanzas
del corregidor, de su teniente y del apoderado D. Rodrigo. En la
madrugada del 24 de septiembre de 1614 advirtió que el teniente
corregidor salía sigilosamente y se encaminaba a Valdevite, donde le
esperaba el apoderado del Calderón con escribano y testigos para tomar
posesión con las formalidades lagales. Apresuradamente se puso en
seguimiento Montalvo, haciéndose acompañar también de escribano y les
dio alcance precisamente cuando dejaban la cañada para entrar en el
monte, y el celoso regidor los requirió a gritos y voces para que no
diesen posesión del dicho monte, por ser propio de Medina
y pasto común de los lugares de su tierra. De nada les sirvió a los
otros la sordera voluntaria que simularon padecer. Tuvieron que oírle
las ruinosas protestaciones que hizo de la posesión que querían darle y
le dieron, levantando mojones, arrancando retamas y haciendo otros actos
de dominio; y el acta que levantó su escribano, fue testimonio
suficiente para que el pleito promovido en el Consejo Real se fallaran
favorablemente el derecho de Medina
y en contra de las ambiciosas pretensiones del Marqués, cuya estrella
comenzó a declinar hasta llevarle no tardando a la horca. No tuvo igual
fortuna nuestro regidor e historiador cuando en funciones de procurador
general asistió al pleito promovido por peñaranda y Tordesillas contra
la merced de mercado franco en los lunes de cada semana, concedida a Medina
por Felipe IV en 1629. En aquella ocasión todos los desvelos resultaron
vanos, porque triunfaron las villas vecinas, y la merced concedida
resultó ilusoria. La buena memoria del regidor D. Juan Antonio de
Montalvo será en todo caso de las más perdurables.
A esta misma familia perteneció también Dª. María de Montalvo, primera mujer de Simón Ruiz.
N. En este palacio,
dedicado ahora a escuelas nacionales, estuvo instalado el Asilo de
Ancianos Desamparados desde el año 1903 hasta el 1928 en que fue
trasladado a su actual residencia
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17 - IGLESIA DE SAN MARTÍN. Hubo una antigua parroquia de San Min --San Martín-- en las proximidades de la Mota, que desapreció en las postrimerías del siglo XV, siendo sustituida por ésta, que tuvo después agregadas las de San Juan de Sardón y Santo Domingo de Silos hasta el año 1885 en que, a su vez, fue suprimida, quedando desde entonces como filial de Santiago. Anejo tuvo un hospital titulado de San Pedro de los Arcos.
Fachada principal de la antigua iglesia de San Martín, hoy Museo de las Ferias de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.
Fachada

principal de la antigua iglesia de San Martín, hoy Museo de
las Ferias de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.
a) La época y fundación de la iglesia y
Hospital consta de la inscripción que se lee debajo del artesanado de la
capilla mayor. Dice así: PEDRO DE RIBERA COMENDADOR DE CIEZA
CAVALLERIZO MAYOR CAPITAN E ALCAIDE DE CARTAGENA E MARIA DE MEDINA SU
MUJER CRIADOS DE LOS PODEROSOS SEÑORES E REY DON FERNANDO E LA REYNA
DOÑA ISABEL DE GLORIOSA MEMORIA EDIFICARON ESTA IGLESIA E OSPITAL AÑO
MIL D XIV. Los escudos o blasones existentes en el artesanado coinciden
con los del retablo y el de la fachada, lo que demuestra que este
matrimonio, a quien pertenecen tales blasones, costeó integramente la
obra. Un hijo del mismo tiene su sepulcro en el muro del Evangelio de la
misma capilla mayor, según reza la lápida sepulcral a saber: AQUI YAZA
DIEGO DE RIBERA COMENDADOR DE PEÑA USENDE CAPITAN DE GENTE DAR DE SV
MAJESTAD FIJO MAYOR DEL COMENDADOR PEDRO DE RIBERA E DOÑA MARIA DE
MEDINA SV MUJER CAVALLERIZA MAYOR DE LA CATHOLICA REINA DOÑA YSABEL
--FUNDADORES DE ESTA IGLESIA-- FALLESCIO A V DE JVNIO DE 1539.
REQUIESTANT IN PACE. AMEN. Hijo de este Diego y de su mujer Dª- Isabel
de Quintanilla fue otro Pedro de Ribera de Quintanilla, que se
distinguió en las guerras sostenidas por Felipe II en Francia, por lo
que fue honrado con el gobierno de Salamanca primero y más tarde con el de Aranjuez.
N. Copiamos de
Ayllón: "Tiene dos solares conocidos (esta familia) en Galicia,
distantes uno de otro y fundados en distintos tiempos por siferentes
sujetos. El uno se halla hoy en la casa de los marqueses de Villafranca
por la de Lemus; el otro en la de Monterrey. Entrambas traen su origen
de sangre real. Este reúne en sí dos líneas reales: una de los
ostrogodos por el Conde D. Mendo, y otra de los reyes de Asturias por
Dª. Juana Romanes, su madre, nieta del rey D. Fruela I. Esta rama de los
Ribera de Medina viene de Perafán de Ribera, cuyo hijo Payo de Ribera
señor de Malpica y Valdepusa, fue padre de Diego de Ribera, ayo del
príncipe D. Alonso y de la infanta Dª. María González de Santisteban,
hija de Pedro Sánchez de Valladolid, contador mayor de D. Juan II y de
Dª. Beatriz de Santiesteban y Corral, como lo trae Zurita en el tomo
cuarto de sus Anales, lib. 19, cap. 10, los cuales procrearon a D.
Andrés de Santiesteban, alcaide de Burgos y señor de Fuentes de
Valdepero, y al comendador Pedro de Ribera, alcaide del castillo de
Montefrío en el reino de Granada y capitán de las guardias de los Reyes
Católicos, el cual casó en Medina con Dª. María de Medina, comendadora
de la misma orden. Su hijo mayor fue Pedro de Ribera, caballero del
hábito de Santiago, que habiendo casado con Dª. Ana de Chaves, tuvieron a
D. Diego y a Dª. Isabel de Ribera, la cual contrajo matrimonio con D.
Pedro de Morejón, caballero del hábito de Santiago, D. Diego de Ribera,
comendador de Peñausende, casó con Dª. isabel de Quintanilla, por la
cual vino a ser D. Pedro de Ribera heredero de la casa de Quintanilla y
de Dª. Ana de Tarsis. De este matrimonio nació D. Pedro de Ribera,
caballero del hábito de Santiago, que casó con Dª. María de Quiroga,
sobrina del cardenal... Dª. María de Ribera, hija de D. Antonio de
Ribera, primogénito de los ya citados D. Pedro de Ribera y Dª. María de
Quiroga, casó con D. Francisco de Cotes, natural de Olmedo...".
A este árbol
genealógico debemos oponer el reparo de que la Isabel de Quintanilla no
fue hija de Alfonso, sino hermana, hijade Luis y de Catalina de
Valencia; y el Diego, su esposo, no es Ribera y Chaves, sino Ribera y
Medina. Así consta del testamento de Luis de Quintanilla y Lupeña,
delfamoso contador.
Misa de San Gregorio
La
escena dedicada a san Gregorio recoge el momento de la aparición
milagrosa de Cristo, cuya imagen hoy perdida se encontraba en el
interior del pequeño retablo, durante la celebración de una misa en la
que uno de los asistentes puso en duda la presencia real en el
sacrificio. Es uno de los motivos más habituales en el arte del siglo XV
y comienzos del XVI, con una evidente tradicionalidad de la exaltación
eucarística.
b) Del retablo de la capilla mayor dice el Sr. Agapito y Revilla: "La
primera vez que contemplé la obra me encantó, me aficioné a ella y
pretendí buscarle relaciones de familia y gasta documentos que
ilustrasen su existencia..., y la más amplia negativa me ha acompañado
al querer estudiar esta interesantísima obra, que no llegó a fijar la
atención del viajero D. Antonio Ponz, ni del brillante escritor D. José
María Cuadrado, ni aún del meritísimo D. José Marí y Mansó, eso que como
he expresado más de una vez, tantas simpatías le inspiraba la triste
Medina de las ferias. Tiene todos los caracteres de ser una de las
primeras obras, en su género del Regimiento en España, pero con
concesiones a lo gótico... Estos detalles góticos dan la fecha
aproximada de la obra del retablo, que no avanzaría más acá del primer
quinto del siglo XVI. La arquitectura del retablo es obra de las
primeras que en su estilo se hacían en la región , por artista
meritísimo, que conocía bien el desarrollo que seguía el arte en su
movimientoevolutivo del gótico decadente, pero brillante, de los tiempos
de los Reyes Católicos, el Renacimiento enérgico y sugestivo de Carlos
I... Conserva el retablo de su primitiva escultura los grupos en
figuritas redondas, más que relieves, de la misa de San Gregorio y
Santiago en el banco; la estatua sedente de San Martín, obispo, en el
segundo cuerpo; y el Calvario
del remate. Toda ella es curiosísima y de gran valor. La composición de
la Misa de San Gregorio es muy simétrica: ocupan el altar (del que
falta Jesús saliendo del sepulcro) y el Papa la parte central; a cada
lado hay cuatro figuritas, dos de pie (una de la izquierda leyendo con
lentes y otra de la derecha con la tiara en las manos); un cardenal
arrodillado y sentado respectivamente (leyendo el de la derecha) y otra
más pequeña arrodillada junto a San Gregorio... Las figuritas son algo
rechonchas; tienen expresión y muestran la edificante escena con
naturalidad, aunque no sea suelta, y las figuras se agrupan en
demasía... El otro grupo del banco es también una lindeza; Santiago se
ofrece sobre brioso caballo, blandiendo en alto la españa (que falta)
que descarga sobre unos moros que ruedan por el suelo, mientras otro
jinete huye peña arriba; el fondo lo constituyen grandes peñas donde
asientan un castillo y una casita, conversando al pie de aquél dos
guerreros cristianos... Con no igual comodidad se aprecian las
excelencias de la magnífica estatua de San Martín. Sentado en su trono
prelacial, muéstrase la figura con naturalidad y corrección; la cabeza
parece un retrato, y es muy hermosa...; es una buena escultura que hace
perfecto juego con el resto del retablo... La escultura es
importantísima, muy natural, como he dicho, y abrillanta grandemente el
retablo, eso que faltan los otros dos grupos del banco o basamento, que
serían otras dos lindas escenas historias, y aún otro grupo que habría
debajo de la estatua de San Martín, y quizá otro en el centro de dicho
basamento. Puede conceptuarse, de todos modos, que el escultor era un
artista de mérito, que conocía perfectamente las obras de la época en
Burgos, Toledo, Ávila, Palencia, y que no iba muy separado de los
Vigarny, Zarza, Ordóñez, Siloee, por citar los más conocidos de estos
reinos. ¿Sería alguno de ellos?"
"Sube la importancia de la obra en lo
referente a la Pintura... La serie de las siete tablas (Anunciación,
Visitación, Nacimiento de Jesús, Adoración de los Reyes, Circuncisión,
Huida de Egipto y Jesús en el templo) es de un int
erés inmenso;
hay en ellas un gran naturalismo y una gran firmeza de colores, con un
dibujo cuidadísimo, que no pierde el detalle más insignificante; allí
todo está hecho, no se deja nada para adivinar. El pintor sería acasoun
discípulo de Pedro Berruguete o de su sucesor en 1507 en la pintura del
retablo de la catedral de Ávila, Santacruz y no Santos Cruz como se ha
escrito. Integro el retablo, adornadas estas hermosas tablas, con la
orla de la parte superior de recortados temas, que recordaban más los
góticos detalles que fue frecuente poner, sería verdaderamente una
preciosidad... la obra en conjunto y en detalles es muy primorosa y de
verdadera importancia en las Bellas Artes castellanas del siglo XVI y la
alhaja artística de Medina del Campo".
Tampoco es de mérito el retablo existente en
la capilla de los Palomares, llamada así por haberla fundado Dª. María
de Palomar, que asimismo dejó fundada una capellanía que ha tenido la
fortuna de subsistir hasta nuestros días.
c) Respecto del hospital de San Pedro de los Arcos
hemos encontrado un documento harto significativo. Es el testimonio de
la visita practicada al mismo por el abad D. Jerónimo de Dueñas, el 11
de noviembre de 1582, que obra en el archivo de San Martín. Resulta que
la situación del tal hospital era en aquel entonces sumamente precaria.
El edificio, contiguo a esta iglesia, lado del Poniente, era viejo y
amenazaba ruina. Aparte la habitación del santero, y una pequeña capilla
o ermita, tenía un solo aposento de relativa amplitud "sin apartamento alguno con cinco camas viejas de madera y una manta de andrajos" Pertenecía a la cofradía del mismo título establecida en la parroquia de San Juan de Sardón, a la cual cofradía dio autorización el abad para vender la parroquia de San Martín
una parte del corral y la espalda y contiguo a la capilla mayor, con el
fin de edificar una torre, que quedó en proyecto (la espadaña actual
sobre la fachada es del siglo XIX). Es curioso y aleccionador saber que
el mismo testimonio que ,la mencionada cofradía se componía en aquella
fecha de menos de ocho individuos, puesto que las cuatro que asistieron a
la junta en que otorgaron poderes para la venta era mayoría, y no
obstante el estado de pobreza en que sostenían el hospital, cuyo único
beneficiario era, al parecer, el santero (pues no se menciona la
existencia de enfermos, ni es de creer apetecieran aquel confort),
poseía rentas de alguna consideración, porque la Chancillería de Valladolid
entendía en causa que se seguía al mayordomo de la misma por falta de
escrúpulos en la administración. ¡Cómo si el hospital fuera bonita
socaliña para otros fines... no piadosos!
N. Conocemos otras actuaciones, no
ciertamente laudables, del mayordomo. Sebastián de Caraballo,
personajillo influyente y sin escrúpulos. Cuando el coronel Mondragón
(15 N. b) vino a Medinaen 1570 y expresó su legítima pretensión de
vestir el Hábito de Santiago, uno de los que recordaron , con la aviesa
intención de que no justificara la requerida limpieza de sangre, que un
pariente de su madre había sido condenado por judaizante, fue este
Sebastián de Caraballo, quien repitió la faena 25 años más tarde, contra
análoga pretensión, tambié
n frustrada, de Alonso de Mondragón. V. la citada obra de Salcedo Ruiz, cap. IX y XXV.
d) Contiguo a esta iglesia, lado del Naciente, está el antiguo Casa palacio del Marqués de Falces.
Este marquesado perteneció a los caballeros PERALTA, oriundos de los
reyes de Navarra y más concretamente del famoso condestable Pierres de
Peralta que tan eficazmente sostuvo la causa de D. Enrique en la segunda
batalla de Olmedo. El primero que entroncó en Medina
fue D. Luis de Peralta, que casó con Dª. Catalina de Pedrosa, hija del
Gutierre de Pedrosa de que luego hablaremos. Este peralta fue capitán de
caballos de lanzas ginetas, por lo cual acompañó al emperador Carlos en
todas sus jornadas,. Hallóse en un encuentro delante del Emperador con
los luteranos, del cual salió herido, y quitándose S. M. un peto de
malla que traía, se la dio diciendo que "quien tanto se aventuraba era bien trajese armas Reales",
cuya alhaja dejó vinculada en el mayorazgo de su casa. Honrado por el
Emperador con el cargo de alcaide y capitán general de Bugía (Argelia),
lo ejerció con tal celo y abnegación, que en un lapso de tiempo de
quince años solo una vez vino a vez a su mujer e hijos, que había dejado
en esta villa, y no más que ocho meses, regresando al punto de honor
donde estuvo en constaste pelear con los turcos enemigos, los cuales, al
fin, lograron darle muerte en una batalla, el año 1552, llevándose su
cabeza a una mezquita de Argel donde hoy --dice Ossorio-- está en una
jaula de alambre. En cambio, de sus huesos afirma que están sepultados
en una capilla de Santo Domingo el Real (querría decir de San Andrés,
iglesia de Dominicos) que tenía fundada con su esposa Dª. Catalina, de
cuyas virtudes hace el mismo historiador cumplido panegísico. También le
hace de su padre, el comendador Gutierre de Pedrosa, hombre belicoso en
extremo, el cual, celebrándose audiencia en la cárcel, cuando el
levantamiento de las Comunidades en la villa, enfrentóse con el jefe de
los comuneros, Pedro deTorres, le asió de los cabezones, y le hizo dar
garrote en la misma audiencia; proeza poco jurídica cientamente (pagina
259).
Hermano e hijo de este Luis de Peralta fue el
capitán ALONSO DE PERALTA, infortunado por demás en la defensa de la
misma plaza de Bagía, que también le estuvo encomendada, y del que,
acaso por su infortunio, o dicen nada nuestros cronistas. Supliremos
esta falta copiando lo que dice Sandovalen el libro XXXII, cap. XXXII de
la "Historia del emperador Carlos V": "Siendo capitán general de esta ciudad D. Alonso de Peralta, natural de Medina del Campo,
Salh Arraez, gobernador de Argel, a persuasión de un morabito llamado
Didi Mahomet el Haxi, fue sobre ella con una armada de veintidos bajeles
por mar, y un cuerpo de más de 40.000 hombres por tierra, entre los
cuales iban diez mil tiradores. Y habiendo ocupado el castillo imperial,
que los cristianos desampararon, pareciéndoles que no se podía bien
defender, cercó el castillo de la mar, y lo batió cinco días, y después
de algunos asaltos, lo entró, por fuerza de armas, habiendo en él solo
cuarenta soldados españoles que pelearon animosamente. De allí fue luego
sobre el castillo grande, donde restaba D. Alonso de Peralta con toda
la otra gente, y le batió veintidos días, al cabo de los cuales
faltándole a D. Alonso ánimo, o movido de piedad de las mujeres y niños,
fiado del partido que el moro le hizo, se rindió, habiéndole prometido,
que le dejaría ir libre a él y a los que con él estaban, y les dejaría
bajeles en que pasasen a España. Con esto el moro entró al castillo a 27
de septiembre, día de San Cosme y San Damián. No se cumplió con Peralta
lo que había prometido, porque el turco o el moro los tomó a todos por
esclavos, dando solamente libertad a D. Alonso y otros veinte con él.
Los cuales vinieron a España, y el Emperador mandó prender a D. Alonso y
a los que le aconsejaron que se rindiese, y tratándose esta causa en
consejo, acusando el fiscal a D. Alonso, fue condenado a muerte. Y en Valladolid
a
4 de mayo de 1556 le sacaron de la cárcel pública armado, y con
pregones le trajeron por las calles, quitándole en cada cantón o parte
más pública una pieza de armas, y de esta manera con pregones afrentosos
le fueron desarmando, hasta llegar a la plaza mayor, donde sobre un
tablado le cortaron la cabeza como a cobarde, que le fuera mejor como
valiente y como quien él era y lo habían hecho sus pasados".
Hijo del matrimonio Peralta-Pedrosa fue D.
JUAN DE PERALTA, quien siendo recién casado al tiempo del levantamiento
de los moros de Granada, fue a servir a sus expensas en esta guerra y
--cosa peregrina en aquellos tiempos y en éstos-- vino de la guerra muy
empeñado y lo estuvo hasta que murió. Así lo atestigua Ossorio, pág.
261.
Otro LUIS DE PERALTA, hijo de este Juan, fue
designado por el Consejo de la villa, capitán de sus tercios en la
guerra contra Inglaterra, formando parte de la Invencible, y era tal su
bizarría, que al pasar por tordesillas camino de La Coruña, se le
agregaron las tropas de la villa vecina para militar a sus órdenes. La
empresa resultó, según es sabido, desastrosa, regresando a La Coruña
milido y quebrantado de la embarcación, habiendo estado una noche con el
agua hasta los hombros, lo que fue causa de su muerte prematura
acaecida en ésta su villa natal.
Otro Peralta, D. PEDRO, mereció del Emperador
la honrosa distinción de ser custodio del Delfín de Francia cuando hubo
de entregarle en rehenes su padre el rey Francisco I, el prisionero de
Pavía, para obtener su rescate.
e) Este palacio de los Peralta fue adquirido
en 1894 por el generoso y entusiasta medinense ISIDORO SANZ MÉNDEZ (1N.
9), con los bienes de su difunta hermana Dª. Regina, para instalar un
colegio de niñas que confió a la nueva congregación que acababa de
fundar la R. M. Cándida (Dª. Juana Josefa Cipitria) con el título de Hijas de Jesús.
Después de ligeras obras de adaptación fue abierto en septiembre del
mismo año, aunque las clases de párvulos, por la que ha desfilado buena
parte de la juventud medinense, iniciándose en el balbuceo del saber, no
se inauguró hasta el 7 de septiembre de 1896. Por ella solo merece
eterno reconocimiento el piadoso fundador, y en esta institución
pudiéramos repetir lo dicho del Hospital de la Concepción.
También D. Isidoro soñaría con que la base que él ponía sería
consolidada y ampliada en bien del pueblo, tan necesitado de centros de
enseñanza. No ha sido así hasta la fecha. Sus amplias y diáfanas aulas,
soleadas galerías, patio abrigado, devota capilla, disciplina, piedad,
constancia probada... merecían mayor estimación por parte de la sociedad
medinense.
f) Enfrente de San Martín está la antigua casa-palacio de los Quintanilla.
Ya consagramos el recuerdo posible, si no el merecido, al primer
caballero de esta familia avecinado en Medina, el famoso contador Alonso de Quintanilla (35 N. a). Diremos algo de sus descendientes.
Hijo de Alonso fue LUIS DE QUINTANILLA, caudillo de los comuneros medinenses en la salida de éstos hicieron, después del incendio de 1520, contra Alaejos (70). Posteriormente Luis se encargó de la custodia de la reina Dª. Juana cuando los comuneros fueron dueños de Tordesillas;
y su segunda mujer, Dª. Catalina de Figueroa, estuvo al inmediato
servicio de la soberana. Después del desastre de Villalar, este
Quintanilla fue exceptuado del padrón otorgado por el Emperador, pero
volvió más tarde a su gracia y servicio porque figuró como maestresala
de S. M., como declara en su testamento. Por él nos enteramos de que su
palacio daba a la plazuela de San Juan, y alcanzaba la del Teatro,
llamada algún de Quintanilla. Sabemos asimismo que su hijo Cristóbal
murió en la batalla de Pavía, "defendiendo honradamente el
estandarte del infante D. Fernando debajo donde él iba y está enterrado
en San Francisco de Pavía en depósito
" y el piadoso padre mandó a su mayorazgo que, valiéndose de mercaderes, procurase traerle a su capilla de San Juan de Sardón,
donde dispuso también su enterramiento y el de sus dos mujeres. Murió
el 29 de diciembre de 1527. Hijo y mayorazgo de éste y de Dª. Catalina
de Valencia fue
ALONSO DE QUINTANILLA, el fuerte, a quien el cielo, dice Ayllón, "dotó
de extraordinarias fuerzas, cuya fama, esparcida por todas partes, dio
ocasión a que el emperador Carlos V lellamase para servirse de él en las
ocasiones, Cuéntase de él, y lo traen nuestras memorias antiguas, cosas
asombrosas, que parecen increíbles: como que metía un clavo en su
madero empujándole con el dedo pulgar, como si fuera a golpe de
martillo; rompía dos herraduras juntas de caballo sin más instrumento
que sus manos... También se dice por tradición en esta villa, su patria,
que hablando desde la calle a una dama que estaba asomada a una ventana
cubierta por delante con una fuerte reja de hierro, como le dijese por
chanza que si gustaba de entrar franquease la puerta, él, diciendo y
haciendo, echó mano a la reja, y estribando con el pie en la pared, la
arrancó y se facilitó la entrada. Venían de muy lejanos países hombres
briosos a probar con él sus fuerzas, ya fuese en la lucha y ya en otros
ejercicios corporales, y de todos llevaba la victoria, por lo cual era
comúnmente llamado Alonso de Quintanilla el Fuerte. Fue uno de los
escogidos por el Emperador para que le acompañara en el desafío a que le
provocó Francisco I rey de Francia, presentándose en el campo señalado.
Mereció que la misma Majestad Cesárea le escribiese la siguiente carta:
Alonso de
Quintanilla, ya sabéis las guerras injustas que el rey de Francia a
movido estos años contra nos y nuestros estados, y como no he querido
cumplir lo que se asentó y juró al tiempo que lo pusimos el libertad, y
como so color de cobrar sus hijos, que nos dejó en rehenes por él, ha
puesto en armas a toda Italia contra nos, y nos ha enviado a desafiar, y
lo mismo el rey de Inglaterra por tratos y persuasiones suyas, y porque
para resistir a los dichos reyes y ofendellos, si necesario fuese,
conviene juntar mucha gente para un ejército y dos o los que fueren
menester, yo os encargo y mando que así para lo susodicho, como para
otra cualquier cosa de guerra que se nos ofrezca, estéis apercibido para
nos venir a servir con nuestra persona y casa en la mejor orden y más
cantidas que pudiéredes, como de vos confío, porque demás de hacer lo
que debéis y sois obligado,, en ello me serviréis. En Madrid a catorce
de marzo de quinientos veinte y ocho. Yo el Rey. Por mandado de S. M.
Pedro de Zuazola.
El desafío no tuvo efecto, al fin, pero dio
lugar a que Alonso de Quintanilla "el Fuerte", ostentara como timbre de
gloria esta demostración de confianza y distinción que recibiera del
Emperador.
Otra merced recibida de los Reyes por la
familia Quintanilla fue la de tener vinculada la dignidad de alférez de
la villa, que siempre ejerció, juntamente con el oficio de regidor, uno
de sus miembros.
No solo en el sexo fuerte tuvieron los
Quintanilla individuos de relevante mérito, También en el débil se
distinguieron sobremanera por sus eximias virtudes -a juzgar por la
relación de los cronistas locales que les dedican los más encomiásticos
elogios-- entre otras las siguientes:
Dª. Aldara de Quintanilla, religiosa profesa en el convento de Santa María de las Dueñas, cuyas relevantes virtudes trascendieron llevándola a fundar nuevos monasterio en Belmonte y en Ocaña, donde murió "llena de merecimientos y dejando gran opinión de santidad", dice Ayllón.
Dª. Juana de Quintanilla y Tarsis, hija de
Alonso "el Fuerte", y esposa del Diego de Ribera y Chaves, con cuyo
matrimonio entroncaron nuevamente ambas poderosas familias.
N. Con ocasión de la
publicación de un interesante "Estudio histórico-crítico de Alonso de
Quintanilla", por D. Rafael Fuertes Arias, se tributó un homenaje al
contador de los Reyes Católicos el año 1903, dándose su nombre a la
calle que llevó anteriormente el de Palenzuela.
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18 - PALACIO DEL CONDADO DE BORNOS,
y mayorazgo de Torre y Eguíluz, fundado en el siglo XVI por el regidor
de la villa D. Francisco de la Torre, quien dejó renta para que el
mayorazgo vistiera cada año a quince pobres de su misma feligresía. Con
esta familia enlazó en el siglo XVII la de Eguíluz y Salcedo, que tuvo
una serie de representantes en el regimiento de la villa, y más tarde
llegó a vincularse con el condado de Bornos. Hijo del fundador del
mayorazgo fue el
a) Dr. JUAN DE LA TORRE, sacerdote y catedrático de
Salamanca primer, jesuíta después, del cual nos dice lo siguiente López
Ossorio, pág. 197:
"Fue catedrático en cánones en la ciudad
de Salamanca; fue tan gran letrado y de tan apacible condición que
entrando en las escuelas se iban todos los estudiantes tras él, y
algunas veces buscaban el mayor local para que cupiesen; sus mismos
maestros se aprovechaban de él para lecciones de oposición de cánones y
leyes, y los opositores y todos los que se graduaban en leyes y cánones
se valían de su gran ingenio y era tan apacible que a todos les daga
gusto. Jamás salía de su estudio si no era a decir misa y a la visita de
la cárcel a sacar presos por deudas; en esto expendía lo más del día y
de su renta, y estas obras pudieron tanto con la majestad de Dios que
vino a dar la mano a todo y se entró en la Compañía de Jesús, con lo
cual edificó a muchos, que por su buen ejemplo hicieron otros letrados
lo mismo".
Refiere después que el Adelantado de Castilla
le llevó de confesor y consejero a la jornada de portugal (sería la de
1580) y que en el hospital de Yelves prodigó su asistencia caritativa a
los muchos soldados que enfermaban, a consecuencia de lo cual enfermó a
su vez y murió ejemplarmente, sin consignar la fecha, como tampoco la de
su nacimiento.
Hijo también del regidor Francisco de la
Torre sería, probablemente, otro regidor de igual nombre que actuó de
comisario, con mucha fortuna, juntamente con D. Juan de Montalvo en la
defensa de Medina en el pleito promovido, año 1616, por el ambicioso Marqués de Sieteiglesias, el famiso D. Rodrigo Calderón (V. 16N).
N. Cuando los franceses incendiaron,
durante la guerra de la Independencia, el convento de San Andrés, sirvió
este palacio de albergue a los frailes dominicos, por lo que suele
llamársele palacio de Santo Domingo.
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19 - CASA PALACIO DEL MAYORAZGO DE GALARZA, de cuya familia son muy escasas las noticias registradas, aparte algún regidor de igual apellido.


a) Esta casa fure adquirida y engrandecida con
magnífico teatro de nueva planta por D. Eusebio Girando Crespo, en 1917,
con el nobilísimo propósito de destinarle a Casa Social, halagado por
la esperanza de suavizar la lucha de clases, ya en tensión, y de
conjurar el cruentísimo choque a que conducía el desenfrenado egoísmo de
los unos y el odio correspondido de las otros, dispensando generosa
ayuda moral y material a los trabajadores. Fracasó el intento, es
cierto, pero en estricta justicia debemos cargarlo a la incomprensión de
los demás y abonar a los elevados propósitos del generoso donante el
mérito de la nobilísima empresa.
En 1920 y bajo los mismos auspicios quedó
convertido en Colegio de primera y segunda enseñanza, cuya dirección fue
encomendada a los Hermanos Maristas, los cuales, al menor soplo de
contradicción, se disolvieron en 1931 y abandonaron el Colegio que desde
entonces aguardaba nuevo destino en consonancia, seguramente, con el
propósito del espléndido fundador, que, temiendo que la excentricidad
del sitio comprometiera el éxito del Colegio, adquirió el palacio de
Castroserna (frente al del Almirante) con la intención de edificarle allí nueva planta.
b) D. EUSEBIO GIRALDO CRESPO,
es sobradamente acreedor de unos apuntes biográficos. Había nacido en
Quintanilla de Abajo el 5 de marzo de 1837, y muy joven se estableció en
esta plaza, dedicándose al comercio en que muy pronto se destacó por su
actividad y talento comercial. Casó sucesivamente con dos virtuosas
damas medinenses, Dª. Gregoria y Dª. Eleuteria Fernández Miranda, y ya
vinculó todos sus afanes al engrandecimiento de Medina, preocupándole en todos sus órdenes. En 1867 es ya regidor segundo de su Ayuntamiento.
Alejado de las tareas municipales al triunfar la revolución del 68,
vuelve a las mismas en octubre de 1869, elegido por sufragio popular, y
cuando el alcalde le invita a prestar el juramento entonces de rigor,
dice sin ambages: "Juro guardar y hacer guardar las leyes, más no la nueva Constitución de la que disiento". Al ser proclamada la primera República y constituirse el Ayuntamiento
por sus devotos, D. Eusebio deja la concejalía para volver a ocuparla
el 16 de enero de 1874, cuando aquélla fue eliminada, y en 4 de enero
del año siguiente es nombrado alcalde del Ayuntamiento monárquico, iniciando al punto las gestiones pro restauración del cuartel.
En 1887 presidió una Asamblea Agrícola reunida en esta villa. Volvió al
Ayuntamiento en sucesivas elecciones dejando siempre huellas y su
desinterés, acreditando con hechos que no convertía el cargo de concejal
en lucrativa granjería. Así, en el acta del 13 de agosto de 1885 se lee
que cedió gratuitamente para la vía pública 101 metros cuadrados de las
calles de Salamanca y Ronda de Gracia.
El 12 de marzo de 1891 renunció la concejalía por haber sido elegido
diputado a Cortes por la Cámara Agraria. Con este carácter secundó
eficazmente las gestiones de Gamazo para conseguir, al fin, la
restauración del cuartel,
iniciada en 1894, y cuando en 1913 el Banco de España pidió garantías
personales del empréstito concedido al mismo fin, don Eusebio fue el
primero en ofrecer la suya.
En junio de 1921 aconteció la catástrofe de
Anual (Marruecos) y el patriotismo lastimado de los españoles ofrendaba
al Gobierno, por provincias, sendos aeroplanos. Giraldo no se limitó a
ser de los primeros suscriptores en la colecta provincial. Escribió al
Presidente del Consejo de Ministros para que adquiriesen a su exclusiva
costa uno de los mejores. D. Antonio Maura se apresuró a contestarle,
después de dar encomiástica referencia a la Prensa, con la siguiente
carga autógrafa:
Madrid, 30 de agosto de 1921.
Quiero amigo: Mil gracias por los
afectuosos términos de su carta de ayer, adecuados a nuestra ya antigua y
buena amistad. En trances como el presente nada puede nadie regatear a
la Patria, y bien lo muestra el noble rasgo que forma la segunda mitad
de su carta. Le felicito por él y en nombre de S. M. el Rey y de España
acepto su donativo de un aeroplano de los mejores. Al ministro de la
Guerra he comunicado la oferta de V. y allí donde esta clase de
artefactos militares se adquieren, cuidará de hacer efectiva la decisión
de V. Para abreviar es posible que el jefe de tal servicio se comunique
directamente con V.
Salúdale con el mejor afecto. A. Maura.
Consagró entonces su cariño a Medina haciendo
que este nombre brillara al sol en las alas del hidroavión; Consagró
entonces su cariño a Medina haciendo que este nombre brillara al sol en
las alas del hidroavión; pero desde un principio lo demostró con obras.
Procurando siempre por la paz social, dispensó su protección económica a
las Sociedades Obreras, antes de que éstas aceptaran como punto
cardinal de su programa l lucha de clases. El Asilo tuvo en él su más
espléndido patrocinador. En los Juegos Florales conmemorativo del
centenario de Isabel la Católica, premió con largueza el trabajo que dio
origen al citado libro "Las Ferias". La instalación de la Cruz Roja en
esta villa se debió moral y materialmente a él, que fue su primer
presidente. No se inició ni continuó en la villa una sola obra de
carácter benéfico-social que no le reconociera la prioridad en
protegerla y sostenerla. Las crisis de pan se resolvían en Medina pronto
y satisfactoriamente por el altruismo de nuestro primer fabricante de
harinas. De llaneza cordial y franca acogía benévolo a cuantos a él se
acercaban, aún a los más sencillos. No faltaba una sola tarde a su
excursión a San Rafael, y cuando de allí regresaba a los atardeceres de
primavera y verano, la niñas de Pozal de Gallinas, siempre en acecho, se
acercaban confiadas al coche de D. Eusebio pidiendo una rosa, y el
coche paraba indefectiblemente, y con la mayor complacencia distribuía
entre las más complacidas pedigüeñas las flores de que volvía siempre
bien provisto. Cuando los muchos años le obligaron a recortar el largo
paseo, se dirigía, también con regularidad absoluta, al más cecano San
Luis, donde cuidó bien pronto la situación una fuente a la vera de la
carretera para practicar con el sediento caminante, anticipandose al
ruego, la tercera obra de misericordia. En mil rasgos se trasparentaba
su alma prócer. Cristiano viejo, no perdía su Misa de once, atravesando
la plaza con señorial continente, envuelto en su clásica capa española.
"Por la puerta de las casas de los dependientes o servidores de D. Eusebio, pasará alguna vez el hambre, pero nunca entra", dijo
un obrero en un acto público, y, efectivamente, el que entraba a
servirle no salía, como no fuera por muerte o jubilación, porque Giraldo
no despedía a sus servidores inútiles; les concedía retiro vitalicio,
anticipándose a la moderna legislación social, o mejor dicho, siguiendo
la añeja costumbre cristiana de considerar al criado como un familiar
más, digno siempre de amparo y tutela. Y cuando murió el 14 de marzo de
1922, con plena lucidez mental hasta los últimos momentos, edificando a
los que estábamos presentes por su fervorosa aceptación de la muerte
--con el Crucifijo en la mano y el estertor en el pecho, ¿qué quisieras
haber hecho?, dijo cuando se le día a besar, terminada la imposición de
la Santa Unción-- le acompañaban varios dependientes, octogenarios como
él, alguno de los cuales llevaba en la cada 50 años.
Era Senador del Reino y estaba en posesión de
la Gran Cruz del Mérito Naval. Las corporaciones provinciales habían
solicitado para él la concesión de un título de Castilla, y el
Ayuntamiento acordó declararle Hijo Adoptivo, dedicándole una placa
metálica con el siguiente texto grabado: "El Ilustre Ayuntamiento de
Medina del Campo en sesión del día 12 de octubre de 1921, acordó por
unanimidad, conforme a lo solicitado por numerosos vecinos, declarar
HIJO ADOPTIVO de esta villa al Excmo. Sr. D. Eusebio Giraldo Crespo,
como testimonio perenne de viva y honra gratitud de los inmensos
beneficios de carácter filantrópico-social realizados por el mismo en
favor de la población, creando y fomentando con magnánima liberalidad y a
costa de su patrimonial fortuna, centros de cultura e instrucción
cooperando con asidua constancia a todos los actos benéficos, y
significándose más aún últimamente con su generoso destello patriótico
al donar a España, para el servicio de su Marina de guerra, un costoso
hidroavión que obstenta el nombre -MEDINA-GIRALDO-".
Como
testimonio de auténtica unanimidad, aparecen las firmas de todos los
concejales sin exceptuar el representante de la Casa del Pueblo, que
previamente se había adherido con frases de sincero reonocimiento.La
misma unanimidad en el sentir popular se demostró en su entierro, que
fue presidido por las primeras autoridades de la Provincia.
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