jueves, 8 de septiembre de 2016

Cómo se formó Aragón. Significado de Alfonso I el Batallador

Cómo se formó Aragón. Significado de Alfonso I el Batallador





Introducción
Índice temático
Índice de mapas
51. SIGNIFICADO DE ALFONSO I EL BATALLADOR (1104-1134)
Sancho Ramírez y Pedro I habían logrado instalar posiciones de
vigilancia y acoso frente a las principales ciudades taifales de la
misma línea del Ebro [v. mapa 47]
-Tudela, Zaragoza, Fraga y Lérida-, pero carecían de medios suficientes
para el asalto final. En hallar esos medios y explotarlos radica la
grandeza de Alfonso I el Batallador, quien se hizo cargo del Reino en
1104.




Efectivamente, a pesar del renacimiento económico por el que atravesaba
Aragón, su estructura militar tan sólo estaba preparada para la defensa,
puesto que carecía de poder suficiente de acometida: le faltaban
efectivos humanos, pero, sobre todo, fuerzas de caballería con las que
oponerse a la caballería musulmana, y máquinas de guerra ofensivas con
las que abatir muros. Por otra parte, la incipiente nobleza aragonesa
tampoco estaba muy interesada en la reconquista, y la falta de un
ejército regular impedía cualquier campaña medianamente larga, puesto
que los "seniores" [v. mapa 61],
de acuerdo con la legislación vigente, tan sólo estaban obligados a
socorrer a sus expensas al rey durante tres días, y únicamente con
ocasión de peligro inminente.




Alfonso I buscó y halló soluciones, aún en detrimento de su propio
patrimonio: concederá exenciones y privilegios ventajosos a quienes le
ayuden militarmente; creará cuerpos de caballería villana, o sea, no
nobiliaria; fundará dos Ordenes militares propias, Belchite y Monreal;
estimulará una nueva legislación; convocará hombres del otro lado de los
Pirineos [v. mapa 52];
adquirirá en Francia ingenios bélicos nuevos con los que batir y
asaltar murallas; logrará de la propia Iglesia una "bula de Cruzada"
para atraer hombres de toda Europa. Esa es parte de su obra; el resto,
la acción militar.




En menos de treinta años, Alfonso I triplicó el territorio que le dejara
su hermano Pedro I, reconquistando, a pesar de la oposición de los
Almorávides -que habían tomado Zaragoza en 1110- un amplio territorio
cuyo perímetro delimitaban Tamarite (1107), Ejea (1105-1106), Zaragoza
(1118), Tudela (1119), Soria (1120), Calatayud (1120), Molina de Aragón
(1128), Cella (1129), Morella (1117), Mequinenza (1133) y Fraga (1134).




En 1134 era derrotado en Fraga, muriendo pocos meses después. Su deseo
de alcanzar el mar -ganándose la oposición del barcelonés Ramón
Berenguer III y del rey leridano (1120)- no sólo no fue logrado, sino
que el contrataque almorávide a punto estuvo de recuperar las ganancias
territoriales del Batallador. Se perdió mucho terreno, pero Zaragoza
pudo resistir. Aragón había alcanzado definitivamente la llave del Ebro,
lo que sería aprovechado por sus seguidores inmediatos para finalizar
con la reconquista aragonesa [v. mapa 54].


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