jueves, 8 de septiembre de 2016

¿Católico y Masón? | Biblia y Tradición

¿Católico y Masón? | Biblia y Tradición




¿Católico y Masón?

Título: ¿Católico y Masón?

Autor: R. Padre Ángel Peña, O. A. R.
Nihil Obstat P. Ignacio Reinares
Vicario Provincial del Perú Agustino Recoleto. Imprimatur Mons. José
Carmelo Martínez Obispo de Cajamarca (Perú) Lima, Perú


Tomado de: www.libros católicos.org
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Contenido:


























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i. INTRODUCCIÓN
La masonería es una Sociedad que dice ser
benéfica y procura combatir la ignorancia en todas sus formas. Se
presenta como tolerante con todas las ideas y religiones, buscando
siempre la verdad y el progreso de la humanidad. Frecuentemente, hablan
de que tratan de luchar contra el fanatismo, la superstición y el
dogmatismo. Su ideal es que todos los hombres formen una sola nación,
tengan una sola educación laica, una sola religión y un solo Gobierno
mundial basado en la delegación popular, pues sus ideales no a­ceptan
monarquías.
Dicen buscar la verdad y reconocen que
nunca la van a encontrar, pues para ellos la verdad y el bien es
relativo. Lo que hoy es verdadero y bueno, puede no serlo mañana. Y
atacan con especial dureza a la Iglesia católica a la que consideran
dogmática, supersticiosa, fanática, ignorante y retrógrada por aceptar
dogmas o verdades sobrenaturales que consideran irracionales, pues no se
pueden conocer por la razón.
Para darnos una idea exacta de la
masonería veremos muchos ejemplos de su intolerancia real y el
testimonio de masones convertidos. Lo importante es que debemos
preguntarnos seriamente: ¿Puede un católico que debe creer en Cristo
Dios, en los milagros y en tantas verdades que Dios nos ha enseñado a
través de su Palabra, ser masón? La respuesta es definitivamente NO. La
Iglesia ha condenado la masonería desde el siglo XVIII con las más duras
palabras y la historia confirma que ha sido una institución impositiva,
intolerante y buscadora del poder.
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ii. LA  MASONERIA
Algunos dicen que la masonería es la más
noble y grande de todas las Instituciones humanas, que se dedica a
inculcar los principios de moral y virtud entre sus miembros. Según un
Manual de rito York: La masonería es una escuela, cuyo programa se
resume en obedecer las leyes del país y vivir con honor, practicar la
justicia, amar a sus semejantes y trabajar sin descanso en bien de la
humanidad y por su emancipación progresiva y pacífica[1].
Y sigue diciendo: Su antigüedad se pierde en la noche de los tiempos, es indestructible porque es fuerte… Su misión es exclusivamente humanitaria[2].
Por eso, si se pregunta a los masones
cuál es el fin de la masonería, la mayoría de ellos responderá que hacer
obras de beneficencia. Otros quizás digan que es tener, de vez en
cuando, momentos de reunión con un grupo de amigos, incluso con fiestas
incluidas. Otros dirán que es un grupo de estudio filosófico para la
superación personal. Hasta aquí todo es bello y maravilloso. Y les
hablan a los candidatos, escogidos entre personas pudientes y
profesionales, de que el masón es un ciudadano del universo, un
caballero consagrado a la defensa de la humanidad. Les hablan de
defender la tolerancia y la libertad absoluta de pensamiento o de
conciencia, diciéndoles que es una Sociedad abierta a todos los hombres
de todas las razas y de todas las nacionalidades, sin importar sus
opiniones, creencias o religión. También les hablan de luchar por el
progreso de la humanidad contra todo oscurantismo, ignorancia, tiranía,
superstición o dogmatismo.
Para ellos, la norma suprema es la razón,
aceptar sólo lo que se puede conocer por la razón, de aquí nace un
relativismo a ultranza, ya que con la razón, dicen, no se pueden conocer
verdades absolutas y definitivas. Todo es relativo para ellos. Por lo
cual, nadie puede imponer algo a alguien como verdad definitiva. Es por
esto que luchan a brazo partido contra el “dogmatismo” de la Iglesia que
cree en verdades sobrenaturales. Hablan mucho de progreso y de
construir un Estado y un país moderno, pero entendiendo por modernidad
la libertad total de acción, de pensamiento y de conciencia. Recalcan
mucho los derechos humanos, basados, no en Dios, sino en la naturaleza,
siguiendo un naturalismo radical.
A la vez, dicen ser muy tolerantes con
todos, aunque en la práctica, lo desmientan, atacando sin piedad a la
Iglesia católica y rechazando la moral cristiana.
Para ellos, decir que es malo el aborto o
el adulterio o la eutanasia o las relaciones homosexuales no tiene
sentido y, por ello, es comprensible que, al llegar al poder, impongan
leyes que favorezcan la libertad total, evitando toda “imposición” de la
religión o de la monarquía, pues el pueblo es el único soberano que
tiene el poder. Es curioso que, cuando los masones pudieron controlar el
poder de Francia después de la Revolución francesa, hicieron la guerra
al Papa y a la Iglesia, porque no es una sociedad democrática sino
jerárquica; y el Papa no es elegido por voto popular. Por ello, en 1790,
en la Constitución civil del clero, se daban normas para que las
elecciones de obispos o párrocos fueran hechas por voto popular, incluso
de no católicos o ateos. De esta manera, se quería quitar el aspecto
sagrado de los sacerdotes y obispos, considerándolos como simples
laicos, elegidos por votación popular.
Y, siguiendo este camino, consideran que
las verdades que hay que creer deben ser aceptadas por la mayoría. Y así
lo hacen ahora en cuestiones como el aborto o la eutanasia, aprobadas
democráticamente por votación popular, como si con ello pudiera hacerse
bueno lo que es sustancialmente malo. Como si lo legal, fuera
automáticamente bueno. Como si la mayoría de votos, pudiera hacer bueno
lo que es malo o convertir la mentira en verdad.
Sin embargo, hay que reconocer que muchos
católicos sinceros, guiados por el afán de pertenecer a una Institución
que suponen de prestigio y en la cual pueden tener amigos que los
ayudarán en sus necesidades, entran a formar parte de esta Sociedad sin
saber a dónde van. Se les hace jurar, guardar secreto de todo lo que
aprendan bajo graves penas, y se les obliga a obedecer sin discusión las
decisiones tomadas por mayoría en su logia o a las directrices emanadas
de los altos cargos. Por otra parte, si son sinceros, deben reconocer
que no conocen la masonería, perteneciendo a los primeros grados, pues
cada grado tiene sus secretos y sus reuniones secretas a las que no
pueden asistir los de grados inferiores.
¿Cómo puede inscribirse un católico en
una Sociedad que atacará a su Iglesia, que le hará creer que todo lo que
dice es mentira, que no existen los milagros ni las verdades
sobrenaturales y que Cristo no es Dios sino un simple filósofo y maestro
de la humanidad? Poco a poco, irán minando su fe, y quizás imponiéndole
obligaciones que pueden ir contra su conciencia.
Por esto es muy interesante conocer, como
veremos, los testimonios de algunos altos cargos de la masonería, que
reconocieron sus errores y se convirtieron después en fervorosos
católicos.
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iii. HISTORIA  DE  LA  MASONERÍA
Un alto cargo de la masonería del grado 33, Paul Naudon, en su libro Les origines de la francmaçonnerie (Los orígenes de la masonería), afirma con claridad: La historia científica de los orígenes de la francmasonería no se ha tratado aún en forma alguna[3].Normalmente, suelen decir que todas las grandes obras arquitectónicas de la humanidad han sido hechas por masones.
Ciertamente, si consideramos masón en
sentido literal es cierto. Masón (inglés) o Maçon (francés) significa
constructor o albañil. Todas las grandes obras han sido hechas por
constructores, pero que Salomón, Moisés, Abraham, Jesucristo, Alejandro
Magno, etc., etc., hayan sido todos grandes constructores es otra cosa.
El origen remoto de la masonería moderna o
especulativa está en la masonería operativa, es decir, en los gremios
de constructores que se reunían para tratar de sus cosas, transmitir sus
secretos de construcción y celebrar algunas fiestas religiosas por
medio de ciertos ritos. El origen de estos gremios, algunos lo ponen en
las asociaciones de obreros de Egipto y otros en los que construyeron el
templo de Salomón. Incluso, hay quienes ponen su comienzo en los seres
extraterrestres que, según dicen, enseñaron a los humanos el arte de la
construcción. Pero es más probable hablar de los gremios ya establecidos
en Roma, llamados collegia fabrorum (gremios de artesanos), que hasta acompañaban a las legiones romanas.
De hecho, no hay un acuerdo unánime. En 1909, Charles Bernardin, miembro del gran Consejo del Gran Oriente de Francia, decía: Entre
las 206 obras supuestamente históricas que he consultado sobre el
origen de la masonería, he encontrado 39 opiniones diferentes. Entre
ellos, 28 autores se remontan a la creación; veinte afirman que el
origen se pierde en la noche de los tiempos[4].
En lo que sí podemos concordar es en que
las asociaciones de constructores entran en la historia con la plenitud
de la República romana. Su poder social llegó a ser tan considerable que
el emperador dictó la ley Julia para restringir su número e
influencia. Eran asociaciones privadas que gozaban de privilegios
públicos, entre los que estaba el monopolio de su oficio. Hacia finales
del siglo III, el Collegium fabrorum era el más importante de
todos, hasta el punto que el emperador Maximiliano concertó con ellos
una alianza para apuntalar su poder.
Como los predecesores de Grecia, los collegia (gremios)
de constructores romanos poseían un carácter sagrado con secretos del
oficio, signos de reconocimiento, lugares de reunión y actos
sacrosociales, banquetes rituales… La aparición del cristianismo y su
conversión en religión del Imperio después de Constantino, transformó la
orientación religiosa de los gremios de constructores, pero no anuló
sus tradiciones rituales, algunas de ellas con residuos de paganismo.
Al caer el Imperio romano de Occidente,
las Órdenes monásticas se dedicaron a evangelizar a los pueblos
invasores. Los benedictinos conservaron la cultura antigua, copiando
manuscritos antiguos y construyendo iglesias y monasterios. Por eso,
alrededor de los monasterios, que fueron los principales focos de
cultura, se ubicaron las asociaciones de constructores que dependían de
los monasterios y, a veces, eran dirigidas por los mismos monjes. Los
benedictinos fueron los creadores del arte pre-románico en toda Europa.
Los benedictinos del famoso convento de Cluny, en Francia, fueron en el
siglo XII los creadores del arte románico.
Y, en torno a los monasterios, se fue
desarrollando el arte gótico como una evolución del románico. Estos
constructores (masones) florecieron a la sombra de los monasterios, eran
eminentemente católicos y así sembraron Europa de conventos, iglesias y
catedrales, que ahora son una de las glorias de Europa, visitadas por
millones de tu­ristas como prueba de la fe de sus antepasados de la Edad
Media.
Los constructores medievales estaban bien
organizados (masonería operativa) y tenían los tres grados primeros de
la masonería actual: aprendiz, compañero y el maestro, que sería como el
maestro de obras, ingeniero o arquitecto. Algo también muy claro es que
la masonería operativa medieval era eminentemente cristiana católica
como lo era la sociedad en general. Era una masonería meramente
profesional y compartía su fe católica de modo normal.
El primer documento conocido de la masonería medieval son los Estatutos de la Asociación, escritos el 8 de agosto de 1248 por un notario de Bolonia (Italia). Se llamaron Statuta et ordinamenta societatis magistrorum tapia et lignaminis (Estatutos y ordenamientos de la sociedad de maestros de piedra y leño). Se conoce como Carta de Bolonia. Comienzan así: En
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo. Amén. Estos son
los estatutos y ordenanzas redactadas en honor de Dios, de Nuestro Señor
Jesucristo y de la Santísima Virgen María y de todos los santos[5].
En las ordenanzas se decía que el compañero
debía jurar ante los evangelios cumplir fielmente su trabajo. Es
interesante anotar que en estas asociaciones medievales, protegidas y
guiadas por la Iglesia, se admitían mujeres, que después fueron
separadas al organizarse la masonería especulativa.
El segundo documento importante que se encuentra en el British Museum es el Poema Regius
(Poema Regio) del año 1390. Escrito por un clérigo católico anónimo. En
él se describe en 794 versos, de inglés antiguo, el funcionamiento de
la masonería operativa hasta el reinado del rey Adelstonus (año
925-939).
Un tercer documento es el manuscrito Cooke, escrito hacia 1425 en prosa. En él se dice que la primera regla del masón es amar a Dios, a la santa Iglesia y a todos los santos[6]. Este documento también está en el British Museum.
Los problemas surgieron especialmente a
partir de la Reforma protestante, cuando gran parte de Europa, no sólo
se apartó de la Iglesia, sino que se hizo anticatólica. Con la paz de
Westfalia de 1648, se determinó que cada región tuviera la religión del
príncipe gobernante. Y tanto en países católicos como protestantes, el
principio práctico fue cuius regio eius et religio, o sea, cada uno debe tener la religión de su país.
Entonces, en los países protestantes
surgieron las logias protestantes desvinculadas de la Iglesia y con
tendencias anticatólicas, fomentadas por las anteriores guerras de
religión. Esto se juntó a que, desde hacía muchos años, se aceptaban en
las reuniones de masones a profesionales y nobles que no eran de la
construcción y a quienes se les llamaba masones aceptados. Desde 1600
hay documentos que prueban que ya se aceptaban a caballeros, médicos,
abogados y otros profesionales que buscaban en las logias un ambiente de
debate cultural en torno a los signos y rituales del arte
arquitectónico, que se habían transmitido de generación  en generación.
Esto hizo que estas logias  dejaran de
ser propiamente profesionales como antiguamente y comenzaran a ser
lugares de reunión cultural. Y para que nadie quedara privado de ser
admitido, se decidió que no se hablara de política o religión; y que
cada uno respetara las opiniones de los demás. De este modo, poco a
poco, la masonería se convirtió de operativa en especulativa (dedicada a
cuestiones culturales y ya no a cuestiones de construcción). Y se
impusieron en las logias las ideas culturales que se debatían en la
sociedad como el racionalismo, que afirma que la razón es la única guía
de conocimiento, rechazando toda alusión a lo sobrenatural y a las
verdades reveladas. Así se llegó a constituir una masonería racionalista
y anticristiana.
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iv. MASONERIA  MODERNA  O  ESPECULATIVA
El año 1717 es un año clave para la
historia de la masonería moderna. El día 24 de junio tuvo lugar en
Londres una reunión en la que se fusionaron cuatro logias existentes y
nació así la Gran Logia de Londres. Entonces, para tener algunos
principios claros de acción y comunes a todos, se encargó a unos
expertos que buscaran toda la documentación histórica posible. Pero el
pastor protestante Teófilo Désaguliers, que ocupaba el máximo cargo, por
su cuenta y riesgo, quemó casi todos los documentos de la masonería
antigua sin ninguna explicación. Probablemente, lo hizo para borrar las
marcadas huellas de catolicismo que en ellas existían. Al pastor
presbiteriano James Anderson se le encomendó la tarea de redactar con la
documentación disponible el primer código o Libro de las Constituciones, que se publicó en 1723. Con este nombre se publicaron cuatro textos.
El primero, Las Constituciones, sobre la historia de la Institución, lo elaboró el mismo Anderson, así como parte del segundo sobre las Obligaciones de un francmasón. El tercero y el cuarto (Reglamentos generales y Cánticos de la masonería) los revisó y colaboró como coordinador. El primer texto de Las Constituciones sigue hoy vigente como un libro sagrado e intocable, como si fuera un dogma de fe, aunque hablan de rechazar todo dogmatismo.
En el libro de Las Constituciones,
elaborado por Anderson, hay demasiados errores históricos y cosas de
leyenda como para tomarlas en serio, sobre todo por personas que dicen
investigar la verdad.
En ellas se considera, por ejemplo, la
creación del mundo el año 4003 antes de Cristo. A Adán se le considera
ya como masón, pues se dice: tuvo que poseer las ciencias liberales especialmente la geometría.
Se habla del arca de Noé, ubicándola el año 2247 antes de Cristo.
Anderson describe con rasgos confusos y legendarios la formación de los
antiguos imperios de Mesopotamia y destaca el nombre del dios Baal que,
según él, apareció el año 2194 antes de Cristo.
Considera a Abraham como gran geómetra,
unos 268 años después de la confusión de la torre de Babel. Habla del
pueblo de Israel como pueblo masónico. Nombra a Moisés como Gran maestro masón. Dice literalmente: Moisés se convirtió en el “Maestro General masón” así
como en rey de Israel. De este modo, los israelitas, a su salida de
Egipto, eran un completo reino de masones bien instruidos bajo la
dirección de su Gran Maestro Moisés, que les orientó en una Logia
regular y General[7].
La construcción del templo de Jerusalén
por Salomón la coloca el año 1450 antes de Cristo. Y habla de Hiram Abif
(cuya leyenda es muy importante en la masonería), que fue el
constructor del templo y dice: Hiram, el masón más perfecto de la tierra… hijo de una viuda[8]. De ahí que los masones se llaman también hijos de la viuda.
Anderson exagera excesivamente las
dimensiones del templo de Jerusalén y dice que el rey Salomón fue el
Gran Maestre de la Logia de Jerusalén y el rey Hiram de Tiro fue el Gran
Maestre de la Logia de Tiro.
Anderson desconoce el desarrollo de la arquitectura griega y, por eso, dice equivocadamente que el Arte real (masonería)
fue llevado a Grecia, cuyos habitantes no nos han dejado pruebas de
progreso tan importantes en masonería antes del templo de Salomón[9].
Habla de Pitágoras, Euclides y Alejandro Magno como grandes masones. También habla de Jesucristo como gran Arquitecto de la Iglesia y, por tanto, como masón.
En cuanto al libro de las Obligaciones de un francmasón afirma: Un
masón nunca será un estúpido ateo ni un libertino irreligioso… Ahora se
piensa que es más conveniente obligarles solamente a la religión en la
cual coinciden todos los hombres, dejando sus particulares opiniones a
ellos mismos[10].
Con esto da entender que todas
las religiones son humanas e iguales, que no hay ninguna verdadera y que
basta con creer en Dios y en la inmortalidad del alma.
Los candidatos… deben ser nacidos libres, de edad madura, no esclavos, ni mujeres, no inmorales o escandalosos[11]… Sin carencia ni defecto en su cuerpo que pueda hacerle incapaz de aprender el Arte[12]. Se rechazan así a los minusválidos, esclavos, mujeres, jóvenes y, en la práctica, a gente de poca influencia social.
No se proferirán en el interior de la
logia diferencias o querellas privadas y mucho menos cualquier disputa
sobre religión, naciones o política del Estado; porque, en tanto que
masones, nosotros pertenecemos solamente a la religión universal arriba
mencionada, pertenecemos también a todos las naciones, lenguas,
parentescos, dialectos y nos alejamos de toda política como de algo que
jamás ha contribuido al bienestar de la logia y nunca lo hará[13].
Esto
lo incumplen totalmente, pues siempre se han metido en política,
tratando de ocupar cargos directivos. Y desde el Parlamento o
Presidencia de la República, han procurado imponer sus ideas, aun en
contra de la mayoría de la población.
Es interesante anotar que las Constituciones de Anderson
fueron firmadas por el que en aquel momento era el Gran Maestre de la
Orden masónica, el duque de Wharton, que se convirtió al catolicismo y
renunció a la masonería.
Hay otras Constituciones que fueron publicadas en 1722, un año antes de las de Anderson. Son las Constituciones Roberts,
que no son oficiales, pero que todavía reflejan el espíritu católico de
sus orígenes. Jean François Var las ha publicado en la revista masónica
francesa Travaux de la loge nationale de recherches (logia nacional de investigaciones) Nº 15. Cita una plegaria que dice: Que
el Padre todopoderoso del cielo, con la sabiduría del Hijo glorioso,
por la bondad del Espíritu Santo, tres personas en un solo Dios, sea con
nosotros
. En el primer artículo de estas Constituciones se habla
expresamente de la Iglesia católica y se reprueba el cisma y el
error[14].
Pero, desde el principio, hubo disensiones. Al crearse en 1717 la Gran Logia de Londres,
la Logia de York reclamó la primacía por su origen más antiguo y creó
otra Gran Logia, llamada Gran Logia de Inglaterra, aceptando el llamado
rito de York. Esta Gran Logia de Inglaterra sólo duró hasta finales del
siglo XVIII, en que fue absorbida por la Gran Logia de Londres.
Por otra parte, en 1751, un conjunto de
masones, contrarios a la Logia de Londres, fundaron la Gran Logia de
masones aceptados y libres, de acuerdo con las antiguas instituciones; y
fueron conocidos como Logia de los Antiguos en contraposición a la Logia de Londres, conocida como Logia de los Modernos. Los
antiguos criticaban a los modernos de la Gran Logia de Londres la
sistemática descristianización de sus rituales para que desapareciera
toda referencia a Cristo, tal como se conservó en la Logia de los
antiguos.
Sin embargo, la Logia de Londres se
impuso debido al apoyo decisivo del rey y de los poderosos del reino. En
1813 se reunificaron los antiguos y los modernos, formando, La Gran Logia Unida de Inglaterra que, hasta hoy, reclama su año fundacional el año 1717 y se considera el origen de la moderna masonería mundial.
Todos los países suelen tener una Gran
Logia que unifica y coordina las acciones de sus filiales, aunque suele
haber otras logias disidentes o independientes. Normalmente, sólo hay
una Gran Logia en cada país. Sólo en Estados Unidos hay dos, una Gran
Logia en el norte y otra en el sur. Las grandes logias suelen tener
cierta autonomía de determinación, pero no hay que negar que tienen
alguna vinculación con la Logia Madre de Inglaterra.
Las grandes Logias que están reconocidas por la Gran Logia Unida de Inglaterra se llaman regulares y las que no lo están, irregulares,
como el Gran Oriente de Francia y sus filiales. Lo que sí podemos decir
claramente es que la esencia de la masonería es, en todas las logias
del mundo, fundamentalmente la misma, pues tienen los mismos principios
esenciales de relativismo, naturalismo o racionalismo y luchan por un
gobierno mundial y una religión universal, superando los nacionalismos y
las monarquías e implantando el secularismo social.
Y para organizar sus planes, organizan,
de vez en cuando, Congresos o Conferencias mundiales o reuniones de los
Consejos supremos del grado 33. Algo claro en la historia es que la
masonería inglesa ha estado siempre al servicio del imperio británico
como la francesa estuvo al servicio de Napoleón, al igual que la
masonería norteamericana ha estado al servicio del imperialismo
norteamericano. Por el contrario, ha estado contra el imperio español y
de otras naciones de mayoría católica.
Según algunos autores consultados, en la
actualidad hay unos 350.000 masones en Inglaterra, unos dos millones en
Estados Unidos y más de 120.000 en Francia. En España parece que no
pasan de 4.000. Pero el número de masones está disminuyendo en el mundo.
Además, la masonería tiene en muchos países mala imagen entre la gente,
que cree que es algo malo, aunque no sepa decir por qué. Por eso,
ellos, tratan de hacer propaganda en internet, editan libros y hacen
manifestaciones públicas para mejorar su imagen.
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v. MASONERÍA  FRANCESA
La masonería aparece en Francia en 1725
con Montesquieu. Al principio, casi todos eran nobles y hasta había
eclesiásticos galicanos, que se oponían a la preeminencia del Papa,
queriendo hacer una Iglesia francesa independiente. De hecho, todos eran
librepensadores, con ideas anticristianas o, al menos, anticatólicas.
En tiempos de Napoleón, la Gran Logia de
Francia se había emancipado de la Gran Logia Unida de Inglaterra por
cuestiones políticas y estaba al servicio de Napoleón. En 1877, la Gran
Logia de Francia decidió no obligar a los aspirantes a creer en la
existencia de Dios y en la inmortalidad del alma, eliminando toda
mención al Gran Arquitecto del Universo en los rituales y templos. Esto
fue decidido en la reunión del 13 de setiembre de 1877 por abrumadora
mayoría. También se suprimió la Biblia para hacer los juramentos y, en
su lugar, colocaron un libro en blanco (con páginas en blanco) para
actuar con plena libertad.
A partir de ese momento, la mayoría de
los masones del mundo se dividieron en estas dos grandes obediencias: a
la Gran Logia Unida de Inglaterra o al Gran Oriente de Francia. Al Gran
Oriente francés se le llama masonería irregular por no estar reconocida,
al haber sacado a Dios, que se considera como un punto esencial de las
Constituciones de Anderson. Pero ellos se llaman a sí mismos masones
adogmáticos, liberales o democráticos, y no excluyen a los creyentes.
Al  igual que en la masonería inglesa hay muchos que son ateos o
agnósticos.
Pero, retrocediendo en el tiempo, debemos
decir que todos están de acuerdo en que la masonería francesa tuvo una
gran influencia con sus ideas en la Revolución francesa, promoviendo su
lema de libertad, igualdad y fraternidad, que sería el grito de guerra
de la Revolución y, de esta manera, influyó poderosamente en los
acontecimientos nefastos que se sucedieron.
Actualmente, los masones franceses han
añadido una nueva cualidad a sus ideales: laicidad. Así lo publican en
diferentes reuniones y manifestaciones públicas. Ponen así: Libertad, igualdad, fraternidad y laicidad (laicité). Esto significa que para ellos la sociedad ideal debe excluir a Dios de todas las manifestaciones públicas.
Es interesante anotar que en Francia se
comenzó a quitar los crucifijos de las escuelas y lugares públicos como
si ofendieran la sensibilidad de quienes no creen o son de otras
religiones. A eso le llaman tolerancia. Lo curioso es que algunos hablan
de la religión como del tabaco del pueblo. Dicen: Todo el
mundo sabe que el tabaco hace daño y que está prohibido en lugares
públicos. Pues así, dicen, debe ser la religión, reservada a lugares
privados.
Y esto lo fomentan especialmente los
socialistas, cuyos ideales están íntimamente unidos a los de la
masonería. Jacques Mitterrand, primo hermano del ex-presidente de
Francia, en su libro titulado La política de los francmasones, publicado en 1975, decía: Así
como en el siglo XVIII la masonería equivalía a la igualdad, en el
siglo XIX a la libertad, en el siglo XX la masonería equivale al
socialismo de raíz marxista
. Evidentemente, este libro no les gustó a los socialistas y, a las pocas semanas, desapareció de la venta.
La masonería en Francia se divide en la
actualidad en el Gran Oriente de Francia con unos 45.000 afiliados; la
Gran Logia Nacional de Francia (masonería regular, reconocida por la
Gran Logia de Inglaterra) con unos 25.000, y la Gran Logia de Francia
con unos 30.000, más otros grupos menores. Está la Logia Droit Humain
(Derechos humanos) que es mixta y la Gran Logia femenina de Francia,
masonería de adopción, femenina, además de otras diez obediencias
adicionales. En total son unos 140.000 masones franceses.
También hay un grupo llamado Los Hijos de Cambacérès[15] que agrupa a masones gays y lesbianas. El año 2003 se fundó otro grupo mixto de homosexuales llamado Fraternidad del Arco Iris. Maurice Caillet, el gran convertido francés, afirma: También
hay logias “salvajes”, que no tienen que rendir cuentas a nadie y donde
con frecuencia se practica la magia. A mí me propusieron formar parte
de una de ellas sin que la incorporación llegara a concretarse. Existen
clubes específicamente masónicos como el “Club de los Cincuenta”, donde
se integran cincuenta de los masones más influyentes de cada gran ciudad
de Francia. Se reúnen en los mejores restaurantes y no en la logia. Sin
olvidar a los masones durmientes, que han salido de su logia, pero que
siguen defendiendo en su vida profesional o política los principios
masónicos y que se mantienen en sus redes y sus fraternales[16].
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vi. INSTITUCIONES  AFINES
Hay grupos de logias estrictamente
judías. Uno de estos grupos es el famoso BB (B’ naï B’ rith). La sede
mundial está en Washington y posee un centro mundial en Jerusalén. Es
una organización mundial, cuyas actividades más importantes se planean
en los centros de influencia y poder de Estados Unidos, especialmente en
cuanto a los Bancos y medios de comunicación social que son los ejes de
la mayoría de las actividades de los judíos en el mundo entero.
Los empresarios judíos se establecieron
en Hollywood desde que el cine comenzó a destacar como medio de
comunicación. Desde 1927, consiguieron que el cine norteamericano no
permitiera expresiones antijudías en sus películas. Los judíos dominan
en las grandes productoras de Paramount, Warner y en la distribuidora y productora Universal.
En los años 40, este grupo BB tenía unos 1.600 afiliados. También hay
una logia dedicada especialmente a los medios de radio y televisión. Y,
luchando contra el antisemitismo, han creado la Liga anti-difamación. No
es raro que estos medios poderosos de comunicación judíos procuren con
especial interés difundir y hasta exagerar las noticias anticatólicas
sobre sacerdotes, etc., para difamar a la Iglesia.
También está especialmente unido a los masones el famoso Club masónico Bildeberg,
creado en 1954 por hombres de negocios y poder económico. En Estados
Unidos se fundó en 1921 el grupo CFR (Council of foreign relations)
Consejo para relaciones exteriores. Y otra agrupación de cuño masónico
es la Trilateral, creada en 1974 por ciudadanos privados de
Japón, Unión Europea y Estados Unidos, para establecer la máxima
colaboración entre ellos.
Por otra parte, las Grandes Logias tienen
otros grupos afiliados que, aunque no sean propiamente logias con la
dinámica de los ritos masónicos, tienen una mentalidad masónica y los
apoyan en todo. Algunos de estos grupos se llaman Prioratos o tienen nombres de empresas privadas.
También existen grupos de masones invisibles, masones sin mandil o masones honorarios.
Muchos de ellos no quieren que sus nombres figuren en sus logias para
guardar discreción por sus altos cargos públicos o simplemente porque,
sin pertenecer formalmente a logias, pertenecen a asociaciones de cuño
masónico y están en estrecha colaboración con la masonería, siendo
invitados habituales a sus trabajos y acciones.
Por otra parte, muchos miembros del
“Rotary Club” o de los “Leones” se sorprenderán de saber que estos
Grupos han sido creados en USA por masones de alto grado. Y en estos
clubs, de apariencia inocente, un pequeño grupo de masones dirigentes se
encarga de reclutar a las personalidades más interesantes para la
masonería[17].
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vii. RITOS  Y  GRADOS
Dentro de la masonería hay diferentes
ritos. El más popular y difundido es el rito escocés antiguo y aceptado,
que tiene 33 grados; el rito de York con 14 grados y el rito de Menfis
con 92 grados. Otros ritos menores son el rito escocés filosófico, el
rito joanita o Zinmendorf, el rito Mizraím, el rito francés o el rito
escocés antiguo y reformado. Todos los ritos tienen los tres primeros
grados iguales, que corresponden a aprendiz, compañero y maestro. A
estos tres primeros grados se les llama masonería azul. Y a los grados superiores masonería roja.
Hay que tener presente que sólo en los
últimos grados se descubre la esencia real de la masonería con todos sus
planes y proyectos, que deben ser acatados y obedecidos sin discusión
por los de grados inferiores. Es por esto que es comprensible que muchos
masones de buena voluntad en los primeros grados, puedan creer
sinceramente que la masonería no es algo malo y no va contra la Iglesia.
Sin embargo, ya desde el principio se les hace jurar en cada grado de
guardar estricto secreto de todo lo que conozcan en sus reuniones, de
obedecer las decisiones de la mayoría (aunque pueda ir contra su
conciencia) y la obligación de ayudar cada uno a sus hermanos desde su posición de empresario, cargo público o profesional, aunque sea a costo de los derechos de los demás.
Este es uno de los puntos principales por
el que muchos se hacen masones: querer ascender socialmente en su
profesión o trabajo. Es muy conocido que en ciertas empresas, si los
jefes son masones, sólo pueden subir a los primeros puestos los que son hermanos
masones. En algunos países, las fuerzas armadas o policiales están
copadas en los altos cargos por masones, y sólo quienes lo son podrán
ascender. Igualmente, hay entre ellos muchos jueces que hacen justicia,
pero ayudando a los hermanos. Esta ayuda mutua es un gran deber masónico.
Algunos pueden desear entrar en este
grupo de élite para sentirse importantes, ya que los grados de la
masonería tienen nombres rimbombantes, que son muy atractivos. Veamos
algunos de los nombres que les dan: Maestro perfecto, Sublime caballero
electo, Príncipe de Jerusalén, Gran Pontífice o Sublime escocés de
Jerusalén, Caballero del Sol, Caballero Kadosh, Gran Inquisidor, Gran
Electo, Caballero del águila blanca y negra, Soberano príncipe del real
secreto, Soberano Gran Inspector General…
Los masones tienen varios signos para
reconocerse entre ellos. Al darse la mano se pueden hacer tres toques
para el caso de aprendiz; uno, pausa, dos para el compañero; y dos,
pausa, uno para el maestro, etc.
También hay frases rituales para
reconocerse, como preguntar: ¿Cuántos años tiene tu madre? para
preguntar por la logia del otro. Puede cruzarse el vaso por la garganta,
cuando se bebe; y es muy corriente llevar desabrochado o cortado el
botón de la manga en la chaqueta o formar un triangulo con los dedos o
estar de pie con el pie izquierdo algo adelantado y colocar el pie
derecho sobre el izquierdo en forma de T. Son señales de reconocimiento
mutuo.
Por otra parte, tienen muchos símbolos característicos:
–         Las dos columnas, Booz y Jakín, representan los dos principios del bien y del mal, la luz y las tinieblas.
–         La plomada simboliza la rectitud de conducta
–         Delta luminosa, es un triangulo dentro del cual hay un ojo o el tetragrama de Yahvé que simboliza a Dios o la sabiduría.
–         G, esta letra
simboliza a Dios (God) según algunos; para otros significa la Gnosis o
la Geometría. Suele situarse en el centro de la estrella.
–         Tres puntos en forma de triangulo es la abreviación de las ultimas letras de una palabra, específicamente masónica.
–         El sol representa a
las fuerzas de la naturaleza, el verdadero dios de la masonería. En su
honor, se eleva en los templos masónicos la Presidencia y el altar de la
logia al Oriente. De aquí viene también el nombre del Gran Oriente.
–         La escuadra y el compás significan la equidad y la igualdad y, en un sentido más profundo, lo masculino y lo femenino.
–         La estrella flamante
significa que la Orden masónica purifica e ilumina con la luz de la
filosofía (de la razón) el camino hacia la verdad y el progreso.
Libros sagrados. En la masonería
regular tienen la Biblia, pero puede ser sustituida por el Corán o Los
Vedas u otro libro sagrado, considerados libros humanos y con menos
autoridad que las Constituciones de Anderson, que es su libro oficial.
Por eso, en sus procesiones, el libro de las Constituciones está en
lugar preferente.
La logia a la que pertenecen los del
grado 33 se llama Supremo Consejo del grado 33, que es el órgano
ejecutivo con autoridad ejecutiva y legislativa sobre todos los demás
grados.
La decoración de esta logia (grado 33) se
hace con colgaduras púrpura, con esqueletos, huesos cruzados, etc.
Tienen en un pedestal una espada desnuda, pues es un grado de
venganza[18].
Por otra parte, tienen ceremonias
masónicas en sustitución de los sacramentos cristianos. Tienen el
bautismo masónico o recibimiento de niños, llamados lustones, lobetones o
lobeznos. El padrino sostiene delante del corazón del ahijado la
plomada para enseñarle a marchar por el camino de la verdad y de la
virtud. En esta ceremonia hay unciones parecidas a las del bautismo
cristiano, pero las hacen con vino en la boca, en los oídos y en los
ojos. El Venerable Maestro los recibe en nombre de todos los masones del
mundo. Los padrinos deben hacerse cargo del niño en caso de que
fallezcan sus padres. Por eso, el Maestro les pregunta: Padrinos, ¿prometen por su honor que harán a este niño fiel observador de las virtudes masónicas? Lo prometemos[19].
También los lobetones reciben la
confirmación masónica, en la cual prometen no revelar a los profanos la
doctrina de la Orden. El jovencito es sometido a pruebas de truenos y
estruendos que simbolizan la guerra de las pasiones. Después se oye el
ruido de armas y combates que simbolizan la fuerza con que deben luchar
contra el error. Finalmente, el lobetón marcha hacia atrás para aprender
que no se llega al santuario de la verdad desde los primeros pasos[20].
También tienen una ceremonia de
matrimonio masónico o reconocimiento conyugal[21]. Para ellos el
matrimonio es solamente un contrato entre dos personas, que se pueden
separar.
Además, tienen el entierro masónico.
Asisten a la casa del difunto para velarlo y van en procesión al
cementerio con sus emblemas distintivos. También tienen una tenida
(reunión) fúnebre una vez al año para recordar a los hermanos fallecidos
durante el año. Para ello el templo está adornado con colgaduras
negras, calaveras, huesos humanos y lágrimas. En el medio se coloca un
catafalco con el féretro sobre el cual se levanta una pirámide funeraria
con el nombre grabado del hermano o hermanos fallecidos durante el año[22].
El presidente dice: El hermano no
existe ya y lo hemos perdido para siempre. Sus formas visibles han
desaparecido de la Tierra, pero el nombre y la memoria de él
permanecerá eternamente en nuestros corazones… Después de haber
desahogado nuestro sentimiento y derramado una lágrima sobre la tumba de
nuestro hermano debemos resignarnos a los decretos de la providencia,
buscando el consuelo en la dulzura de nuestra unión fraternal… Todo es
destrucción y reproducción en el universo, donde se alternan la vida y
la muerte. El presente existe sobre las ruinas del pasado y el porvenir
tendrá su base sobre las ruinas del presente… Como el astro naciente del
día disipa las tinieblas de la noche, así la seguridad de que nuestro
hermano N.N. vivirá eternamente en el corazón de los buenos masones,
disipa nuestro dolor y cambia en alegría nuestras penas[23].
Los masones creen que después de la
muerte van al Oriente eterno, una especie de nada, sin especificar,
quedándoles el consuelo de la fidelidad y de la amistad de sus
“hermanos”.
Algo importantísimo del ritual de la
masonería es el juramento que hacen al iniciarse en un grado superior
para guardar secreto, comprometiéndose bajo graves penas. Veamos cómo
era el primer juramento del aprendiz desde el inicio de la masonería,
desde 1717.
Yo, A.B, en presencia del Gran
Arquitecto del Universo, y de esta digna, venerable y patentada logia de
masones libres y aceptados, por mi propia libre voluntad y acuerdo,
sincera y solemnemente prometo y juro que siempre ocultaré, esconderé y
jamás revelaré parte ni partes, punto ni puntos de los secretos o
misterios propios o que pertenezcan a los masones libres y aceptados en
la masonería… bajo una pena no menor -en caso de violación de alguno de
ellos- de que mi cabeza sea cortada, mi lengua arrancada de raíz y
enterrada en la arena del mar sobre la línea de la marea baja. Que Dios
me ayude y me mantenga firme en este mi grande y solemne juramento como
un ingresado aprendiz francmasón[24].
Actualmente, se jura y se dice: No revelaré ninguno de los secretos bajo pena de que me corten el cuello. En el grado de compañero dicen:
No revelaré jamás ninguno de los secretos de la masonería bajo pena de
que me arranquen el corazón y que mi cuerpo sea arrojado a los cuervos.
En el grado de maestro el juramento dice:
No revelaré los secretos… bajo pena de ser partido en dos, mi cuerpo y
mis entrañas reducidas a cenizas y estas cenizas dispersadas sobre la
faz de la tierra[25].
En el ritual del grado 18 (caballero
rosacruz) se celebra una parodia de la misa con pan y vino “consagrados”
por el venerable Maestro de la logia. Maurice Caillet dice que la
ceremonia se celebra el Jueves Santo, alrededor de una mesa con pan y
vino sin mencionar a Cristo, reconocido sólo como gran filósofo.
Por supuesto que los rituales son algo
diferentes en los diferentes ritos, pero esencialmente iguales. Hay que
tener en cuenta que, cuando hablan del Redentor, dejan en claro que
puede ser un hombre, sea Confucio, Mahoma, Buda o Zoroastro, y no sólo
Jesús. También nombran a dioses paganos como Baal, Isis, Osiris y otros,
mezclando todo con ideas paganas que nadie puede entender y, sobre
todo, que nadie puede explicar racionalmente y menos históricamente.
De la misma manera, al hablar de la cruz,
aclaran que hay muchas cruces y no sólo la cruz de Cristo, pues dicen
que la cruz es un símbolo sagrado desde la más remota antigüedad y que
se encuentra en las religiones antiguas de Egipto, Asiria y hasta en los
druidas célticos.
Al llegar al grado 30 se debe pisar la
tiara papal y la corona real, que simbolizan los mayores enemigos de la
Orden masónica: el Papa (Iglesia) y el rey. En este grado, se representa
la supresión de la Orden de los templarios por el rey de Francia y el
Papa; y se incita a la venganza, que algunos suavizan refiriéndola a la
tiranía o al fanatismo, pero que, al final, hacen referencia a la
monarquía y al cristianismo.
En el grado 32, Sublime príncipe del real secreto, dice el iniciado: Con
asidua vigilancia impediremos los ataques del oscurantismo y de la
tiranía quienes son nuestros más     encarnizados enemigos que acechan
los actos de la Orden para anular, en el momento que se entregue al
reposo, las conquistas progresivas a tanto costo realizadas por ella.
Saben que, si logran dominarnos, abandonaríamos la labor y jamás
brillaría para el mundo el día esplendoroso que tanto odian y temen de
la libertad, de la igualdad y de la fraternidad humana[26].
Como se ve, al hablar de enemigos, de
tiranía y oscurantismo, sin decirlo, están refiriéndose especialmente a
la Iglesia católica que es, según ellos, una institución supersticiosa,
oscurantista, tiránica y dogmatica.
Es bueno anotar que, en el grado 19, el iniciado afirma: Juro y prometo no reconocer más guía que la Razón,
rendir culto a la sabiduría, el honor y la virtud, despreciar el vicio,
la lisonja y la vanidad, y estudiar las bases de la verdadera libertad
para hacerme digno del título de gran Pontífice del Templo de la Razón.
No olvidemos que los masones de la
Revolución francesa hicieron de la Razón un dios, a la que quisieron
adorar. Otro punto interesante es observar que tienen en sus enseñanzas
muchas leyendas aceptadas por tradición o porque están en las Constituciones
sin ninguna base histórica o racional. Quizás la más importante sea la
leyenda de Hiram, que la representan entre varios al recibir el iniciado
el grado de maestro.
En la Biblia se habla de la alianza del
rey Salomón con Hiram rey de Tiro para poder construir el templo de
Jerusalén, llamado de Salomón (1 Re 5 y 6; 2 Par 2 y 3).
A Salomón en las Constituciones de
Anderson, se le llama Gran Maestre de la logia de Jerusalén y a Hiram,
rey de Tiro, Gran Maestre de la logia de Tiro. Este rey de Tiro le envió
a Salomón muchos materiales para la construcción del templo y,
especialmente, le envió a Hiram Abif, que, según las Constituciones, fue
el Maestro de Obras. En la Biblia se dice: Yo te envío un hombre
hábil y entendido, a Hiram Abif, hijo de una mujer de las hijas de Dan,
pero cuyo padre era de Tiro, que sabe trabajar el oro, la plata, el
bronce, el hierro, la piedra, la madera, la púrpura, el jacinto, el lino
y la escarlata, y grabar toda suerte de figuras. Y es ingenioso para
inventar cuanto se necesita para toda clase de obras
(2 Par 2, 12-13).
Esto es lo que dice la Biblia, pero los
masones han idealizado a Hiram Abif y representan su muerte, sobre la
que no hay ninguna referencia histórica digna de crédito. Dicen que
Hiram Abif fue asesinado por un grupo de constructores compañeros (de
segundo grado) por no querer enseñarles los secretos del grado de
maestro. Dicen que él representa a los asesinados injustamente, que,
según los grados, puede ser Jacob Molay, jefe de los templarios, o
Manes, fundador del maniqueísmo, o Jesucristo. Según quien sea el
asesinado, así entenderán quiénes son los asesinos. Pueden ser los
sacerdotes o los reyes que asesinan al pueblo, o los explotadores; pero,
de modo especial, lo consideran al cristianismo en su conjunto.
Pues bien, unos hermanos hacen la
representación en la logia. El que hace de Hiram se finge muerto y se
acuesta en un ataúd. Lo cubren con un paño mortuorio sobre el que se
coloca una rama de acacia artificial. El ataúd está colocado en el
centro de la cámara del medio. El venerable Maestro expone a sus
“hermanos”, con la mayor seriedad, que Salomón está turbado por la
desaparición de Hiram, y da orden de buscarlo. Los actores dan vueltas
alrededor del ataúd, manifestando que lo buscan, sin verlo. Al tercer
viaje o vuelta, encuentran la rama de acacia. Entonces, se precipitan y
forman círculo alrededor de esta rama. Se quita el paño bajo el cual
está Hiram. Lo toman de la mano y se le sacude el dedo. Se finge ver con
espanto que el dedo se desliga de la mano y exclaman con horror: ¡Macbenas!, que parece significar: La carne ha dejado los huesos. Después de lo cual, se ayuda al que hace de Hiram a levantarse.
Esta actuación infantil, que no tiene ninguna base histórica en documento alguno, la mantienen durante siglos.
Sobre los ritos digamos también que
Albert Pike (1809-1891), el más famoso de todos los masones de Estados
Unidos y probablemente del mundo, siendo Gran Comendador del rito
escocés en la jurisdicción del sur de Estados Unidos durante 32 años,
estudió y fijó los rituales de rito escocés que se mantienen hasta ahora
como una autoridad indiscutible en el mundo masónico. Sus opiniones y
los ritos que estableció están publicados en sus dos libros The Magnum Opus or Great Work
(La gran Obra)[27], uno de los tratados masónicos más leídos. Fue
publicado después de 135 años, pues fue escrito de modo reservadísimo
sólo para los masones. El otro libro Morals and dogma of the ancient and accepted scottish rite of  freemasonry (Dogma y moral del rito escocés antiguo y aceptado de la masonería)[28].
En estos libros Pike acusa al Papa de haber sido durante mil años la tortura y la maldición de la humanidad[29]. Dice: Lucifer es el Dios de la luz y el Dios del bien, lucha por la humanidad contra Adonai, el Dios de la oscuridad y del mal[30].
El pavimento alternativamente blanco y
negro simboliza, se pretenda o no, los principios del bien y el mal. Es
la guerra de Miguel y Satán, de dioses y titanes, entre la libertad
religiosa y los dogmas arbitrarios de una Iglesia que sólo piensa en sus
adeptos y cuyo pontífice clama por la infalibilidad, convirtiendo la
doctrina de sus concilios en un nuevo Evangelio[31].
Y aclara que la Verdad no es para todos como quería Jesús, sino para unos pocos. Escribe: La
masonería como todas las religiones, todos los misterios, el Hermetismo
y la Alquimia, oculta todos sus secretos para todos excepto para los
adeptos
y los sabios o los elegidos y emplea falsas explicaciones e
interpretaciones equívocas de sus símbolos para llevar a error a
aquellos que sólo merecen ser llevados a error para ocultarles la
Verdad, que es Luz, y apartarlos de ella. La Verdad no es para aquellos
que no son merecedores o capaces de recibirla o para aquellos que la
pervertirían[32].
En 1952, el pastor anglicano, que después se convirtió al catolicismo, Walton Hannah, publicó el libro Oscuridad visible
(Darkness visible) con los textos de los rituales de los tres primeros
grados de la masonería (aprendiz, compañero y maestro), acompañados de
detalladas explicaciones de cada rito.
Algunos editores masones ingleses habían
publicado estos rituales a la venta del público, creyendo que los
profanos no podrían descifrar su significado. Estaban escritos de tal
modo que, supuestamente, sólo eran inteligibles para los adeptos. Había
espacios en blanco y algunas palabras sólo estaban señaladas por sus
iniciales. Pero Hannah, ayudado por masones y ex-masones, y tras una
larga investigación descubrió los ritos y su significado. La irritación
de los masones fue grande al ver que Hannah desvelaba y divulgaba
secretos que ellos consideraban inviolables.
Ese mismo año 1952, pocos meses después, salió un libro para replicar a Hannah. Se titulaba Luz invisible: la respuesta de la masonería a la Oscuridad visible,
firmada por el seudónimo Vindex, detrás del cual se escondía otro
clérigo de la Iglesia de Inglaterra, que manifestaba su indignación por hacer
públicos secretos solemnes y sagrados tras haberlos descubierto de
forma deshonesta. Secretos cuya divulgación está prohibida; es como
arrancar la  ropa a una madre y dejarla desnuda y expuesta ante la mofa
de la muchedumbre[33].
Walton Hannah tuvo que huir por seguridad al Canadá, donde vivió hasta su muerte en 1966 como sacerdote católico.
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viii. ¿TOLERANCIA  MASÓNICA?
Uno de los principios fundamentales que
más propagan los masones es la tolerancia con todos los que tienen
diferentes ideas, opiniones políticas o religión. Pero la verdad es que
la experiencia a lo largo de la historia demuestra que eso es sólo
propaganda para los incautos, pues siempre han estado involucrados en
revoluciones para imponer sus ideales y, al llegar al poder, no han
gobernado para todos los ciudadanos, sino de modo especial, para quienes
piensan como ellos.
Al ser un grupo de élite en el que
siempre han procurado acoger a los nobles y personas importantes de la
sociedad y de las fuerzas armadas, han tenido una influencia decisiva en
grandes acontecimientos históricos. Concretamente, influyeron
poderosamente en el desencadenamiento de la Revolución francesa, cuyos
ideales de libertad, igualdad y fraternidad fueron los mismos que los de
la masonería. Curiosamente, al desatarse la Revolución, los masones
aparecieron ocupando los más altos cargos del Estado.
Pedían libertad contra toda tiranía del
rey, del Papa o de cualquier poderoso explotador,  pero impusieron un
régimen de Terror que, hasta ahora, estremece sólo el pensarlo. Su
tolerancia teórica se convirtió en la máxima intolerancia. La guillotina
fue inventada por un masón, el doctor Guillotin.
Ningún monarca europeo había cometido
jamás semejantes excesos ni tampoco realizado tantas ejecuciones ni
encarcelado a tantas personas que, en no pocas ocasiones, eran sólo
inocentes que no simpatizaban con la Revolución.
Al fin y a la postre, la Revolución
tampoco concluyó con el establecimiento de un sistema político concebido
en términos de libertad. Su consumación fue, también, una dictadura
militar encarnada en un oscuro militar corso llamado Napoleón. Unas
décadas antes, los masones, entre otras cuestiones, habían insistido en
su respeto a las autoridades establecidas y en su aprecio por la
libertad y tolerancia. Sin embargo, la Revolución, en la que su papel
había resultado decisivo y a la que habían identificado con sus ideales,
no podía haber tenido consecuencias más diferentes. Desgraciadamente no
sería la primera vez[34].
Los que se proclamaban defensores de los
derechos humanos quisieron borrar toda huella de cristianismo y
destruyeron por puro vandalismo tesoros culturales y artísticos de
muchas bibliotecas eclesiásticas y los monasterios de Cluny, Longchamp,
la abadía de Lys, los conventos de Saint Germain-des-Prés, Montmartre,
Marmoutiers, la catedral de Macon, la de Boulogne-sur-Mer, la Sainte
Chapelle de Arras, el castillo de los templarios de Montmorency, los
claustros de Conques y otras innumerables obras de arte y de cultura
antigua.
En la región de La Vendée cometieron el
más grande genocidio de la historia moderna. El historiador Reynald
Secher habla de genocidio de todo un pueblo en un territorio de 10.000
kilómetros cuadrados, donde masacraron unas 120.000 personas. Incluso,
destruyeron sistemáticamente casas, cultivos y ganado para matar de
hambre a los supervivientes. El general masón Westermann (1751-1794) que
fue quien venció a los rebeldes, que no aceptaban las nuevas ideas, escribió al gobierno de Paris: La Vendée
ya no existe, ha muerto bajo nuestra libre espada, con sus mujeres y
niños. Acabo de enterrar a un pueblo entero en las ciénagas y los
bosques de Savenay. Ejecutando sus ordenes, he aplastado a los niños
bajo los cascos de los caballos y masacrado a las mujeres que así no
parirán más bandoleros. No tengo que lamentar ningún prisionero. Los he
exterminado a todos[35].
El 10 de junio de 1794 se instituyó el
Terror. En París el tribunal revolucionario funcionó
ininterrumpidamente. La guillotina trabajaba seis horas al día,
despachando 900 muertos al mes. En el transcurso de seis meses de la
dictadura de Robespierre fueron encarceladas 500.000 personas, 300.000
confinadas y 16.594 guillotinadas. ¡Qué ironía, los defensores de la
libertad, matando sin piedad! Por eso, hay una frase significativa,
atribuida a Madame Roland, cuando iba a subir a la guillotina: ¡Libertad, cuántos crímenes se han cometido en tu nombre!
Y la deshumanización de estos
revolucionados de ideas masónicas llegó hasta el punto de que con las
pieles curtidas de los vencidos hicieron botas para los oficiales. Y
hervían los cadáveres para extraer grasa y jabón. Algo sólo superado por
las cámaras de gas de los nazis.
Mientras que la revolución soviética
respetó las tumbas de los zares, la francesa de 1789 quiso hacer
desaparecer toda huella de los reyes. Veinticinco reyes, diecisiete
reinas y setenta y un príncipes y princesas fueron sacados de sus tumbas
y arrojados a una fosa común, rociados con cal. Los mausoleos de los
reyes fueron destruidos. Las 54 cajas de plomo de los féretros de los
Borbones fueron fundidas y transformadas en munición. Igual suerte
corrieron las esculturas. Las cabezas de las estatuas de los reyes de
Francia de Notre Dame de Paris fueron decapitadas y han sido recuperadas
hace poco tiempo[36].
Al final de la Revolución, que fue
incapaz de crear un nuevo orden social con paz y progreso, llegó la
dictadura de Napoleón, al cual se sometieron todos los masones, a pesar
de que en sus ideales estaba la lucha contra los tiranos, porque
 consideran que el poder lo tiene el pueblo y no un rey o dictador. Pero
Napoleón los respetó y se sirvió de ellos para sus propósitos
políticos. Con la invasión napoleónica se abrieron logias en los
distintos países ocupados. Concretamente en España, los masones
antipatriotas se pusieron a favor del invasor y se sometieron al nuevo
rey José Bonaparte, hermano de Napoleón. El 27 de noviembre de 1809, la
Gran Logia de España manifestó públicamente su deseo de servir al nuevo
rey francés, diciendo: Hacemos voto por la prosperidad de su reinado y por la conservación de su augusta persona. ¡Viva José Napoleón![37].
Se sabe que algunos de los principales
promotores de la independencia de los países latinoamericanos contra
España eran masones. El general san Martín dirigió la logia Lautaro
creada en Buenos Aires con filiales en Mendoza, Santiago de Chile y
Lima para organizar el Ejército de los Andes y expulsar a los españoles.
Y al independizarse estos países, los dirigentes masones impusieron
leyes anticatólicas en contra del pueblo, masivamente católico. Se
apropiaron de muchos bienes de las Congregaciones religiosas, expulsaron
a muchos religiosos de sus conventos e impusieron una educación laica.
Simón Bolívar acabó aborreciendo a la
masonería y sus ideas, pues el 8 de noviembre de 1828 promulgó un
decreto en el que se proscribían todas las sociedades o confraternidades
secretas, sea cual fuere la denominación de cada una. La razón que daba
era que había acreditado la experiencia tanto en Colombia como en
otras naciones, que las sociedades secretas sirven especialmente para
preparar trastornos políticos, turbando la tranquilidad pública y el
orden establecido y que, ocultando ellas todas sus operaciones con el
velo del misterio, hacen presumir fundadamente que no son buenas ni
útiles a la sociedad[38].
Un caso muy especial es el de México.
Masón fue el emperador Agustín de Itúrbide y también todos los
presidentes de la República federal (1824-1835). El  dictador Benito
Juárez había sido iniciado como masón en 1827 y lo mismo el dictador
Porfirio Díaz. En el siglo XX también fueron masones los presidentes
Álvaro Obregón (1910-1924), Plutarco Elías Calles (1924-1928), Abelardo
Rodríguez (1932-1934) y Lázaro Cárdenas. El episodio más terrible de
estos años de dictadura masónica fue la guerra cristera, en la que los
católicos se rebelaron contra tantos atropellos a su fe y mantuvieron en
jaque al gobierno.
Hubo conversaciones de paz con las altas
autoridades eclesiásticas y se llegó a un acuerdo pacífico con la
condición de que los rebeldes católicos entregaran las armas. Lo
hicieron, confiando en la palabra del presidente y en el acuerdo
firmado, pero entonces aprovecharon para asesinar a todos los dirigentes
católicos, mancillando así los masones su honor y su palabra. Esta
situación intolerante en la vida diaria de los mexicanos, con muchas
restricciones para la vida de los católicos, ha durado hasta fines del
siglo XX. Un caso más de intolerancia real en contra de sus        
ideales.
En España, en 1835, el ministro masón
Mendizábal fue el que consiguió los decretos de desamortización,
declarando bienes nacionales las propiedades de las Comunidades
religiosas, suprimiendo los conventos de frailes y reduciendo muchos de
religiosas. Esta situación ocurrió también en Portugal con el ministro
masón Pombal (+ 1782). En 1917, la Virgen se apareció en Fátima, cuando
Portugal estaba dominado por un gobierno masón que había expulsado a las
Órdenes religiosas y había confiscado todos sus bienes. Era el año en
que la masonería mundial celebraba el bicentenario de su fundación y la
Virgen vino a traer esperanza, no sólo a Portugal, sino al mundo entero,
contra las fuerzas del mal.
En Italia  la lucha contra la Iglesia la
protagonizó Garibaldi y sus revolucionarios. Estos revolucionarios
italianos, dirigidos por los carbonarios (una sociedad secreta
masónica), hicieron más daño al patrimonio artístico italiano en pocos
años que en quinientos años de guerra. En las plazas de Italia los
ambulantes se calentaban con los libros de las bibliotecas de los
conventos o los usaban para envolver la carne o la verdura en los
mercados. Muchas iglesias convertidas en depósitos de sal, perdieron así
sus magníficos frescos pintados. Aquella burguesía masónica y atea que
se decía portadora de la luz y del progreso causó la deforestación de
los bosques y destruyó gran parte del patrimonio cultural italiano…
En cambio, la Iglesia ha sido la mayor
productora de arte en el mundo y la fuente de la más extraordinaria
belleza. En la actualidad, los museos vaticanos son los más visitados de
Italia y de los más visitados del mundo.
El gran periodista italiano Vittorio Messori dice: De
hecho, si hoy Roma es una gran ciudad y quizás la más hermosa
artísticamente hablando, es debido a los Papas católicos que invirtieron
mucho dinero para fomentar la cultura y el arte durante siglos. Y
cuántas veces intervinieron directamente para salvarla de la destrucción
desde los tiempos de Atila hasta los de la segunda guerra mundial[39].
Cuando en España se instaló la segunda
República en 1931, los dirigentes de la masonería de otros países les
expresaron sus felicitaciones a los masones españoles por su gran
victoria, aunque este gobierno fue desastroso por la gran cantidad de
injusticias cometidas especialmente contra la Iglesia. Se conservan los
telegramas y cartas de felicitación de Chile, República dominicana,
Paraguay, Kentucky (USA), México, Panamá, Luxemburgo, Cuba,
Checoslovaquia, Ecuador, Francia, Guatemala, Bélgica, Grecia, El
Salvador y Puerto Rico[40].
En la Segunda República la comisión para
hacer la nueva Constitución estaba formada por 12 no masones y 9
masones[41] y quisieron imponer la disolución de la Compañía de Jesús y
la prohibición de que las Órdenes religiosas se dedicaran a la
enseñanza. No les importaba la opinión de la mayoría de los españoles
católicos, sino de imponer sus ideas de libre enseñanza laica,
prohibiendo la enseñanza religiosa y especialmente la supresión de los
jesuitas, a quienes siempre han tenido especial enemistad. Además,
colocaron a los masones en los puestos claves de gobierno. Había durante
el período republicano de 1931, 17 ministros, 17 directores generales, 7
subsecretarios, 5 embajadores y 20 generales[42].
Por todo esto, dice el investigador César Vidal: Del
pasado de la masonería sabemos sobradamente que, a pesar de la leyenda
rosada (de ser una sociedad benéfica y discreta) ha demostrado una
inmensa capacidad para derribar gobiernos y alcanzar el poder. Y que,
una vez con los resortes del dominio en sus manos, no pocas veces ha
demostrado también una pasmosa incompetencia para solucionar los
problemas reales y crear un orden estable, a la vez que una repetitiva
corrupción. Sus mensajes han podido ser atrayentes y sugestivos; sus
resultados, por regla general, han sido deplorables, cuando no cruentos.
En este sentido, la masonería se asemeja a otras utopías de la Historia
como el  socialismo y el comunismo[43].
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ix. MENTIRAS,  CRÍMENES  E  INJUSTICIAS
Una de las mentiras que en el siglo XIX
más propagaron para dar autoridad a la Institución masónica era que el
Papa Pío IX había sido masón y había pertenecido a una logia masónica en
Filadelfia (USA), pero nunca se pudo probar, porque sencillamente era
falso. Sus mentiras llegaron al extremo de colocar, en una fotografía de
un masón con insignias, la cabeza del papa recortada de su retrato y
ajustada al lugar de la del masón. La mentira trataba de engañar a los
sacerdotes y al pueblo en general y hacerles ver que la masonería estaba
aceptada por la Iglesia, cuando el Papa Pío IX la condenó, en más de
veinte ocasiones.
Por eso, John Gilmery Shea en su libro Vida de Pío IX
trató de probar esta gran mentira que todavía muchos masones la siguen
creyendo, porque muchos de sus jefes todavía siguen practicando la frase
diabólica: Calumnia, calumnia que algo queda.
Sí, ciertamente la propaganda masiva hoy en día puede hacer creer como verdaderas las cosas más absurdas. Por eso, se ha dicho: Una mentira es una mentira, pero si se repite algunas veces, crea duda; y si se repite miles de veces, crea certeza.
Los masones, dueños de grandes medios de
comunicación social, crean opinión pública en contra de la Iglesia y,
cuando hay errores y pecados de sacerdotes u obispos, los airean y
repiten y repiten para hacer creer que todos son iguales y que la
Iglesia está corrompida y que no se debe creer en ella, alejando así a
muchos ignorantes católicos.
En Europa, dentro de la Iglesia, el
enemigo número uno para los masones fue siempre la Compañía de Jesús. Y
lucharon hasta que consiguieron expulsarla de los países de Europa,
menos de Rusia, y que fuera hasta suprimida por el Papa.
En España, concretamente, el masón conde
de Aranda, en tiempos de Carlos III, arrancó al rey el decreto de
expulsión de los jesuitas de todos los dominios españoles. Esta
expulsión debía hacerse el mismo día 2 de abril de 1767. Los masones
habían preparado con mentiras el ánimo del rey un año antes,
presentándole una carta falsa del padre Ricci, general de la Compañía de
Jesús, en la que se hablaba supuestamente de la ilegitimidad del rey.
Además les atribuyeron ser promotores de revueltas populares y otras
muchas cosas para tener motivos para su expulsión.
Por otra parte, es curioso anotar que el
promotor de la iniciativa para excluir la creencia en Dios a los
aspirantes a masones en Francia en 1877 fue un pastor protestante
Frederic Desmons (1832-1909). Era Gran Maestro y presidía el Consejo de
la Orden en Francia. Su sectarismo anticatólico lo llevó a colaborar,
siendo vicepresidente del Senado francés, en el escándalo de las fichas.
Se organizó un sistema de fichas con los datos de todos los militares
según fueran masones o católicos militantes. Los que asistían a misa no
tenían ninguna oportunidad de ascenso. Esta ominosa historia de
discriminación la narra con abundancia de detalles el masón Alec Mellor.
Cuando esta conspiración salió a la luz pública en 1905, hubo una gran
conmoción política.
En Italia, en 1890, hubo un gran
escándalo protagonizado por la cuestión de los tabacos, en cuyos manejos
estaban envueltos los más altos grados de la masonería italiana,
concretamente el Venerable Crispi y el Delegado Supremo Gran Comendador
Adriano Lemmi. Pues bien, en la Cámara de diputados se presentaron
mociones para hacer una investigación. Eran 504 diputados, de los cuales
300 eran masones. Los “hermanos” ayudaron a sus jefes y rechazaron toda
investigación, salvándolos del escarnio público[44].
Por eso, dice Maurice Caillet por experiencia: El
inconveniente de la masonería es que, con frecuencia, el que   
infringe la ley es protegido por sus “hermanos” y quizás a un alto
nivel. Y esto tiene efectos perversos en la sociedad, pues altos
dignatarios políticos van a proteger a los masones que han cometido
actos delictivos. Y de eso (en Francia) hay pruebas recientes en todos
los problemas financieros de los partidos políticos en los que estaban
implicados un cierto número de masones, que no nombraré, pero que los
periodistas, algunos de ellos masones, no se molestan en descubrir[45].
También he podido constatar, cuando
formé parte de la Fraternal de los Altos funcionarios de la Orden, que
hay cierto número de personas de posiciones muy importantes en la
Administración pública que, a pesar de su posiciones políticas opuestas,
tienen muy buenas relaciones personales y se intercambian informaciones
muy provechosas para ellos[46].
Un crimen famoso de la masonería en
Estados             Unidos y que, hasta ahora, tratan de justificarlo es
el del capitán William Morgan (l774-412), masón del grado del Arco
Real. En 1825 Richard Carlile (1790-1843) había revelado por primera vez
al público un Manual sobre los tres primeros grados de la masonería. En 1826 Morgan quiso también publicar los rituales que él conocía y había transcrito.
Publicó un libro titulado Illustrations of freemasonry by one of the Fraternity,
pero sus “hermanos” no le perdonaron el haber dado a luz secretos sólo
para ellos y haber traicionado su juramento. Fue secuestrado y
asesinado. Su condenación se debió a que se había asociado con otra
persona para imprimir y publicar un libro en el que se describían
ciertas ceremonias y juramentos secretos que pronunciaban los miembros
de la Sociedad de los francmasones.
Lo que más impactó al público en general
fue el juramento que se hacía en el grado de aprendiz, en el que se
juraba secreto bajo la pena de que mi garganta sea cortada, mi lengua arrancada desde la raíz y mi cuerpo quemado en las arenas desnudas del mar.
El crimen de Morgan quedó impune. Se trató del caso en varias
legislaturas estatales, que exigieron una efectiva investigación de los
hechos, pero nunca se realizó. Los “hermanos” masones, con sus redes de
influencia en los órganos judiciales, salvaron una vez más a los
asesinos. Y por ese motivo un grupo patriótico de ciudadanos de Estados
Unidos, encabezado por el ex-presidente del país John Quincy Adams,
decidió en 1830 crear un gran partido político antimasónico. Ese mismo
año hicieron un gran manifiesto electoral con su Llamada al pueblo de los Estados Unidos en el que dicen: En
1826 William Morgan fue secuestrado con violencia ilegal por miembros
exaltados de la fraternidad masónica… y tras sufrir insultos inhumanos y
el más cruel de los abusos, lo asesinaron secretamente. Antes de su
captura, se celebraron numerosas reuniones de masones en logias y otros
lugares para procurar los medios más seguros para conseguir sus ilegales
objetivos contra él. A estas reuniones asistieron y dieron su
aprobación a los planes varios centenares de los más respetados e
inteligentes hermanos masones. Entre ellos, había legisladores, jueces,
sheriffs, clérigos, generales, médicos y abogados. Todos procedieron de
acuerdo con lo que consideraban sus deberes masónicos[47].
No se olvide que esta acusación procede
de un partido encabezado por el que había sido el sexto presidente de
los Estados Unidos Quincy Adams, quien escribió las famosas Letters on the masonic Institution, donde denuncia la desmesurada penetración de la masonería en los tres poderes del Estado, ejecutivo, legislativo y judicial.
Otros crímenes famosos fueron el
asesinato del Presidente del Ecuador García Moreno en 1875, el asesinato
del archiduque Francisco Fernando en 1914, que desató la primera guerra
mundial, realizado por el masón serbio Prinzip. El atentado contra el
rey Alfonso XIII de España el mismo día de su boda con la princesa Ena
de Blattenberg el 31 de mayo de 1906. Los reyes no sufrieron lesiones,
pero todas las fuentes que han tratado este asunto están de acuerdo en
que, el organizador del atentado Francisco Ferrer y Guardia, era masón.
Se le aplicó la pena de muerte y muchos masones protestaron[48].
Otro asesinato famoso, perpetrado por
masones, fue el del diputado español José Calvo Sotelo el 13 de julio de
1936, que desató en parte la guerra civil.
Stephen Knight (1952-1985) escribió el libro Jack the ripper the final solution
(Jack el destripador) sobre la corrupción de la policía inglesa en
1888. Knight propone la tesis de la responsabilidad de algún miembro de
la familia real británica en la ejecución de las cinco prostitutas
asesinadas al Este de Londres en 1888. Estos crímenes tenían en común
que habían sido realizados según el ritual de la masonería para los que
incumplen sus juramentos: cortarles el cuello. La investigación llevaba
hasta el príncipe Eduardo, nieto de la reina Victoria y presunto
heredero de la corona y que era protector de la Orden masónica. Muchos
niegan esa relación, pero sea lo que fuere, el libro fue la base de una
película Asesinato por decreto (Murder by decree), como si hubieran sido ordenados por la masonería.
También escribió otro libro The Brotherhood
(La Hermandad) donde manifiesta todas sus investigaciones sobre las
actividades secretas de la masonería en el corazón de la sociedad
inglesa. Pero a los 18 meses de publicarlo murió en extrañas
circunstancias, probablemente asesinado, según algunos, por una dosis
letal de rayos X.
Para escribir su libro sobre la masonería
interrogó a cientos de testigos entre ellos muchos masones. Denunció
las presiones que le hacían para que no publicara su libro y para que,
al publicarlo, no se pudiera difundir. El libro The brotherhood fue
un verdadero bestseller en 1985 y en él anticipa nuevos descubrimientos
en un próximo libro, que ya no pudo publicar por su extraña muerte.
Stephen Knight descubrió graves indicios
de corrupción masónica en la policía de Londres, a poco de emprender su
investigación sobre los crímenes de Jack the ripper (Jack el
destripador) en 1888. Y dedujo que la corrupción de los años 70 y 80 del
siglo XX no eran menos alarmantes. Según él, la policía de la ciudad de
Londres estaba casi totalmente infiltrada por la masonería hasta el
punto que resultaba muy difícil para los agentes no masones obtener una
promoción. En una encuesta que realizó entre doscientos jefes policiales
en 1981, sólo pudo identificar con seguridad no masones a catorce.
Después de terminar su investigación, concluye: Más del sesenta por ciento de los jefes de la policía en toda Gran Bretaña eran miembros de la masonería.
Detectó que la policía metropolitana
estaba envuelta en corrupción. El superintendente William Moody, masón,
pasó doce años en la cárcel por extorsión a pornógrafos del Soho. La
fuerza a sus ordenes recibía, no menos de cien mil libras esterlinas el
año, por pago de protección a los promotores de pornografía.
También habla de que el poder judicial
británico ha sido durante generaciones un bastión de la masonería. Hacia
1970 dice que, según el testimonio de un juez de alto rango con 50 años
de pertenencia a la masonería, el 60% ó 70% de los jueces de las
instancias superiores eran masones, aunque parecía estar disminuyendo el
número.
Otro periodista que siguió la línea de Knight fue Martin Short en su libro de 1989 Inside the Brotherhood
(Dentro de la hermandad). En su libro Short estudia la infiltración de
la masonería en la policía británica y revela la creación de la logia Manor de Saint James,
constituida el 27 de enero de 1986 por lo más granado de los jefes y
antiguos jefes de las principales fuerzas de policía de Inglaterra y
Gales, ofreciendo los nombres de los altos cargos implicados.
Otro caso famoso que desacreditó
enormemente la masonería ocurrió con la Logia llamada P2 (Propaganda 2)
que, según documentos y testimonios, estaba infiltrada en el partido de
la Democracia cristiana italiana e, incluso, en las finanzas del mismo
Vaticano. Esta Logia P2 dependía directamente del Gran Maestro.
En 1971, el  Gran Maestro Licio Gelli
tenía la lista de todos los contactos invisibles, masones ocultos,
incluidos generales del ejército y diputados democristianos. En 1974
salieron a la luz pública por investigaciones periodísticas las extrañas
actividades financieras de Michele Sindona, miembro de P2, infiltrado
en las finanzas del Vaticano.
Se sucedieron varios asesinatos y
suicidios extraños al realizarse las investigaciones policiales y
judiciales de la logia P2. En 1976, la logia fue suspendida por tiempo
indefinido.
El periodista Mino Pecorelli, que había
iniciado la investigación, fue abatido a tiros el 20 de marzo de 1979.
Al investigar la casa del Gran Maestro Gelli, encontraron la lista de
962 personas pertenecientes a la logia. En ella estaban tres ministros,
el jefe del gabinete ministerial, 14 parlamentarios de la Democracia
cristiana, seis del PSI, tres del PSDI, cuatro del MSI y tres del PLI.
En la lista aparecían funcionarios de alto nivel, directivos de grandes
empresas, banqueros, 8 almirantes, 41 coroneles, 43 generales, 16
magistrados, numerosos jueces y oficiales, el alto mando de los
carabineros casi en pleno, así como el de la Guardia de finanzas.
También había muchos periodistas de primer nivel, directores de grandes
medios de comunicación y editores de primer orden. La logia extendía sus
acciones a Argentina, Brasil, Estados Unidos y hasta África.
Licio Gelli fue expulsado de la Orden,
pero la masonería italiana quedó desacreditada por sus manejos turbios
en negocios y otros asuntos públicos. Michele Sindona logró introducirse
con recomendaciones en el IOR (Instituto para las Obras de religión,
que algunos llamaron el Banco del Vaticano).
Un tal Roberto Calvi, en 1956, fue
nombrado director adjunto del Banco Ambrosiano. Sindona y Calvi entraron
juntos en la logia P2, al igual que Umberto Ortolani, que también fue
incorporado en el Banco Vaticano. Por otra parte, el joven arzobispo
norteamericano Casinir Marcinckus (director del IOR) seducido por el
trío masón Calvi-Sindona-Ortolani. Hizo diversos negocios y las cosas
salieron mal. Por ello, el Vaticano perdió muchos millones de dólares
que tuvo que pagar a los clientes del Banco Ambrosiano.
En resumen, Michel Sindona escapó de
Italia. Fue procesado en Estados Unidos en 1979. Fue extraditado a
Italia en 1986 y un día lo encontraron muerto por una dosis de cianuro,
cien veces superior a la mortal en la cárcel.
El abogado y fiscal Giorgio Ambrosoli,
que investigaba los escándalos, fue asesinado en Milán el 11 de julio de
1979. Dos días después, fue abatido en Roma el teniente coronel de los
servicios de seguridad Antonio Varisco, relacionado con la
investigación. Otro investigador de la policía italiana, Boris Giuliano,
también fue asesinado en las calles de Palermo. El juez Emilio
Alessandrini, que tenía muy avanzado el sumario de los escándalos, fue
destrozado a balazos el 29 de enero de 1979.
En 1981 fue detenido Roberto Calvi (masón
de la logia P2) y se reabrió el proceso del banco Ambrosiano. El 18 de
junio de 1982 Calvi fue asesinado en Londres, colgándolo de una viga en
el puente de Blackfriars con los bolsillos llenos de cascotes.
El 4 de julio de 1982 fue detenida en el
aeropuerto de Roma, María, la hija de Licio Gelli, y se le ocuparon
documentos muy comprometedores sobre las intrigas políticas de su padre.
Gelli fue detenido en un banco de Giniebra y llevado a la cárcel de
seguridad de Champ Dollon, de donde se escapó el 10 de agosto de 1983.
Gelli vivió cuatro años en Sudamérica con paradero desconocido hasta que
se presentó en el palacio de Justicia de Giniebra y fue llevado a la
cárcel. El 17 de febrero de 1988 lo extraditaron a Italia, donde vive
con libertad condicional. En 1992 un tribunal de Milán lo condenó a 18
años por implicación en la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano,
pero entre condenas y arrestos domiciliarios ha podido torear la
situación.
Lo más llamativo de todo este caso de
intrigas y asesinatos es que el 19 de octubre de 1999, el tribunal
europeo de derechos humanos condenaba al Estado italiano a pagarle una
indemnización de 22 millones de liras por la excesiva duración de los
procedimientos penales en su contra. Para colmo, el tribunal europeo
indicaba que no contaba el tiempo en que Gelli se había sustraído a la
justicia. Como se ve, los “hermanos” ayudan a sus “hermanos”, aunque sea
para defenderles en sus injusticias. Sin embargo, a veces los abandonan
a su suerte como a Sindona o Calvi. Y son capaces de acudir al
asesinato sin piedad para evitar investigaciones peligrosas que
descubran sus planes secretos.
Como dice Maurice Caillet por conocimiento personal: Entre los
hermanos se matan, de vez en cuando, para salvar sus “errores”. De René
Lucet, masón, director de la Caja de Seguridad social en Aix-Marseille
dijeron que se había suicidado. Tenía dos balas en la nuca, después de
haber puesto orden en las finanzas (¿cómo pudo pegarse el segundo tiro
en la nuca, si con uno sólo era suficiente?). En el asunto de desviación
de fondos del caso Elf-Aquitaine-les fregates de Taïwan, todos los
protagonistas, como Roland Dumas, Alfred Sirven, Loïc le Floch-Prigent y
otros, eran masones.
Miguel Mouillon, masón y alcalde de
Cannes, fue condenado en el año 2005 a seis años de prisión por
corrupción, cobros ilegales de intereses, abuso de bienes sociales,
empleos ficticios… Jean-Paul Renard, juez de instrucción de Niza, masón,
fue acusado de no proceder en causas referentes a masones para
ayudarlos. De Robert Boulin, ministro masón, dicen que se suicidó,
ahogándose en 30 cms. de agua con lesiones en la cara que no se pueden
explicar[49].
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x. OBEDIENCIA  TOTAL
Una cosa que deberían tener  en cuenta
los católicos que deseen ingresar a la masonería es que deben guardar
secretos bajo graves penas; deben obedecer sin discusión las decisiones
de los altos mandos, a quienes ni siquiera conocen y que, a veces,
pueden seguir consignas de algunas potencias mundiales, lo que puede ir
en contra de su patriotismo, de su fe o de su conciencia.
Según el Manual de la masonería simbólica, publicado por la Gran Logia del Perú, del rito de York, según la edición oficial de 1990, se dice: Vuestra
obediencia debe probarse por el cumplimiento de nuestros reglamentos…
por una aceptación inmediata de las resoluciones y acuerdos debidamente
aprobados por la mayoría de los hermanos y por vuestro acatamiento al
Venerable Maestro y sus vigilantes en el ejercicio de sus respectivos
cargos[50].
Ismael Cornejo Alvarado, en su librito La hora de las decisiones,
donde denuncia las graves corrupciones en la Gran Logia del Perú y las
irregularidades a la hora de elegir a las nuevas autoridades, dice: Es
necesario romper algunos mitos como aquel que nuestra Orden está por
encima de las leyes del país que nos cobija; esto sería un absurdo,
porque toda nuestra conducta debe estar basada en el principio de la
legalidad. Otro mito que hay que romper es el de que el Gran Maestro de
los masones del Perú tiene la infalibilidad del Papa. El acatamiento y
la sumisión a sus disposiciones está basado en su idoneidad, en su
sapiencia y en la correcta aplicación de la Constitución y Estatuto sin
imponer su voluntad en forma autocrática y prepotente, ya que estas
actitudes, de hecho, lo desautorizan[51].
Decía el cardenal Caro: No hay
tiranía igual a la tiranía masónica. Yo mismo he oído decir a masones
que sufren presión en las logias, en contra de sus intereses
comerciales. He oído a otros que quieren recobrar su libertad,
retirándose de las logias. He llegado a saber que, cuando un hermano se
ha tomado la libertad de ir a la iglesia…, luego tuvo la visita de otro
hermano para tomarle cuenta de lo que había hecho[52].
Para algunos es muy difícil dejar la masonería por su dependencia económica o política. Como dice Maurice Caillet: Es
difícil dejar la masonería para los masones que están comprometidos en
asuntos políticos o financieros, ya que pueden sufrir un chantaje de
parte de sus “hermanos” y temer las represalias. De todos modos, son muy
raros quienes después de haber dejado la masonería son capaces de dar
testimonio en contra[53].
Decía el Papa Juan Pablo II que el
totalitarismo es una conclusión lógica, cuando faltan verdades
definitivas y se siguen opiniones personales. Decía: El
totalitarismo nace de la negación de la verdad en sentido objetivo. Si
no existe una verdad transcendente con cuya obediencia el hombre
conquista su plena identidad, tampoco existe ningún principio seguro que
garantice relaciones justas entre los hombres: los intereses de clase,
grupo o nación, los contraponen inevitablemente unos a otros. Si no se
reconoce la verdad transcendente, triunfa la fuerza del poder y cada uno
tiende a utilizar hasta el extremo los medios de que dispone para
imponer su propio interés o la  propia opinión sin respetar los derechos
de las demás… La raíz del totalitarismo moderno hay que verla, por
tanto, en la negación de la dignidad transcendente de la persona humana,
imagen visible de Dios invisible; y, precisamente por esto, sujeto
natural de derechos que nadie puede violar: ni el individuo, el grupo,
la clase social ni la nación o el Estado. No puede hacerlo tampoco la
mayoría de un cuerpo social, poniéndose en contra de la minoría,
marginándola, oprimiéndola, explotándola e, incluso, destruirla[54].
El Papa León XIII (1878-1903) en la gran encíclica Humanum genus (20-IV-1884) escribe: Dicen (los masones)
que su único deseo es mejorar la condición de los pueblos y comunicar a
cuantos más puedan las ventajas de la sociedad civil. Aunque fueran
verdaderos tales propósitos, no todo está en ellos. Además, deben los
afiliados dar palabra y seguridad de ciega y absoluta obediencia a sus
jefes y maestros, estar preparados a obedecerles a la menor señal e
indicación. Y, de no hacerlo así, a no rehusar los más duros castigos ni
la misma muerte. Y, en efecto, cuando se ha juzgado que algunos han
traicionado el secreto o han desobedecido las órdenes, no es raro darles
muerte con tal audacia y destreza que el asesino burla muy a menudo las
pesquisas de la policía y el castigo de la justicia.
San Juan Bosco, el apóstol de la juventud
(1815-1888) tuvo que sufrir en carne propia las persecuciones de la
masonería, que lo había condenado a muerte. De ello nos habla él mismo
en su Autobiografía; y el padre Lemoyne, que vivió con él durante más de
treinta años, en sus Memorias biográficas, dice así: “El año
1880 sufrió don Bosco dos atentados a corta distancia el uno del otro y
urdidos por los sectarios (masónicos) para quitar de en medio
violentamente a nuestro buen Padre.
El primer golpe debía darse una de las
últimas semanas de junio, por un ex-alumno del Oratorio que se llamaba
Alejandro Dasso y vivía de su trabajo en Turín. Se presentó en la
portería, pidiendo hablar con Don Bosco. Como conocía la casa, llegó por
su cuenta hasta la habitación y fue introducido en ella. Tenía los ojos
extraviados y parecía un hombre abstraído y preocupado por algo que
atender muy distinto de quien estaba delante. Don Bosco lo recibió con
su acostumbrada amabilidad, pero, como el mozo callaba y parecía que una
creciente agitación lo llevaba al paroxismo, el siervo de Dios le
preguntó:
–         ¿Qué quieres de mí? ¡Habla! Ya sabes que don Bosco te quiere.
Entonces, el infeliz se postró de
rodillas, rompió a llorar y sollozando le contó una fea historia. Se
había inscrito en la masonería, la secta había condenado a muerte a don
Bosco y se habían sacado a suerte doce nombres, doce individuos debían
sucederse por aquel orden para cumplir la sentencia.
–         ¡A mí me ha tocado ser el
primero, precisamente a mí! ¡Y para esto he venido!… Pero yo no haré
jamás semejante acción. Cargaré sobre mí la venganza de los otros;
revelar el secreto es mi muerte, estoy perdido, ya lo sé, pero ¿matar yo
a don Bosco? ¡Jamás!
Dicho esto, sacó el arma escondida y la
arrojó al suelo. Don Bosco lo levantó, intentó calmarlo, darle
seguridad, pero todo fue inútil, el pobrecito salió precipitadamente de
la habitación como si una fuerza misteriosa lo empujase hacia el abismo…
Intentó suicidarse, lanzándose al río el 23 de junio… Don Bosco lo
ayudó y después de socorrerlo generosamente le pudo facilitar la fuga al
extranjero, y buscarle un asilo seguro, donde vivió desconocido hasta
el fin de sus días.
El segundo atentado ocurrió de manera más
trágica, en diciembre del mismo año. Un joven señor, como de unos
veinticinco años, fue a visitar a don Bosco, quien le indicó cortésmente
que se sentara a su lado en el sofá. Desde el primer momento, algo
siniestro, que relampagueaba en sus ojos, aconsejó a don Bosco a ponerse
en seguida en guardia y vigilar sus movimientos. Un nerviosismo mal
reprimido le agitaba. Así sentado, hablaba inconexamente, yéndose por
las ramas y, a veces, se acaloraba y gesticulaba como un exaltado; de
pronto, en la agitación se le resbaló del bolsillo al diván un pequeño
revólver de seis tiros. Sin que él se diera cuenta, don Bosco puso
diestramente la mano encima y despacito se lo metió en el bolsillo.
Aquel, en su desatinado hablar, había soltado frases provocativas… Al
llegar a cierto punto, volvió su fulmínea mirada alrededor, echó su mano
derecha al bolsillo, hurgó una y otra vez con señales de extrañeza y
despecho, se puso de pie, observó acá y allá y no se calmaba. También
don Bosco se había levantado y, mientras seguía el otro sus frenéticas
pesquisas, con toda tranquilidad le preguntó:
–         ¿Qué busca, señor?
–         Tenía una cosa aquí en el bolsillo… Quién sabe cómo… Pero ¿dónde habrá ido a parar?
–         Don Bosco se aproximó
rápidamente a la puerta y, puesta su mano izquierda sobre el picaporte
dispuesto a abrir rápidamente, apuntó el arma contra él y, sin
descomponerse, le dijo:
–         ¿Es esto lo que usted buscaba, verdad?
El bribón quedó de piedra y quiso apoderarse de su revólver. Pero don Bosco le intimó con energía:
–         ¡Salga inmediatamente de aquí y que Dios tenga misericordia de usted![55]
¿Obediencia ciega? ¿Eso es a lo que se comprometen aun en contra de su conciencia?
.


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xi. LIBERTAD,  IGUALDAD,  FRATERNIDAD
Éste fue el lema y el grito de guerra de la Revolución francesa y ya sabemos hasta qué extremos llegó de vandalismo y terror.
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a) Libertad
La libertad no puede ser absoluta, pues
entonces cada uno haría lo que quisiera. Y en una sociedad organizada
debe haber orden y responsabilidad para afrontar las obligaciones
comunes. Los masones hablan mucho de libertad y tolerancia, buscando
edificar un mundo feliz sin Dios. Al famoso Voltaire, masón y
anticristiano se le considera el patriarca de la tolerancia. Sin
embargo, habla de ser intolerante con los intolerantes y, concretamente,
contra la Iglesia católica.
Y gritaba: Aplastemos a la Infame
(a la Iglesia). Él y otros muchos aceptaban la esclavitud en América.
En el ritual publicado en 1858, tres años antes de estallar la guerra
civil norteamericana, se habla de la esclavitud como institución permitida por Dios. Y es curioso anotar cómo Voltaire y otros muchos masones trataba de defender sus privilegios y hacía negocios en compañías de trata de esclavos.
Los masones de la actualidad quieren
construir una sociedad libre, sin represiones y sin moral. Muchos
autores modernos, aunque no sean masones regulares, siguen sus ideas,
como Francis Galton (1822-1910), que hablan de la selección natural
entre los hombres, para dejar vivir sólo a los más fuertes y sanos, pues
los débiles y enfermos se oponen al progreso. Y quieren que exista
esterilización forzosa contra todos los enfermos mentales o razas
indeseables, según su opinión.
Para Margaret Sanger (1879-1966), que
también sigue las ideas masónicas de libertad total, todas las prácticas
sexuales, hasta las más aberrantes como el incesto, pederastia o
bestialidad (sexo con animales) son aceptables.
Muchos de ellos, que ven al ser humano
solamente como un ser biológico sin fin transcendente, consideran normal
la eutanasia o el suicidio. No pueden entender el tener compasión con
los enfermos, justificando el infanticidio y, por supuesto, el aborto.
Más bien, creen que hay que matar a los enfermos incurables para evitar
gastos inútiles.
Con tanta libertad que se propicia, vemos
las consecuencias económicas  y demográficas desastrosas que se dan en
Europa. El año 1950 Europa tenía el 22% de la población mundial. El año
2000 era el 12%, y el año 2050 será el 7%. Este suicidio demográfico es
fruto de tanto aborto y tanta libertad, convertida en libertinaje, que
sólo lleva al placer por el placer.
Francois Dumont, profesor de la Sorbona
de París, habla del invierno demográfico de Europa, porque ya no hay
sustitución de las generaciones, mueren más de los que nacen.
Cada 25 segundos se realiza un aborto en
Europa en 27 países y cada día se deberían cerrar tres escuelas por
falta de niños, si no fuera por los niños de los inmigrantes. El año
2004, el número de abortos en Europa fue de 1.235. 517, según cifras
oficiales. El aborto es la primera causa de mortalidad en Europa y ha
hecho más víctimas que las enfermedades del corazón, que los accidentes
de la calle, que la droga y el alcohol y los suicidios juntos. Y, sin
embargo, todavía se considera al aborto como un derecho europeo.
Y se habla de derechos reproductivos para hablar de libertad sexual
total, incluyendo el amor intergeneracional como ahora llaman a las
relaciones entre niños y adultos, que desean legalizar.
La libertad no puede ser ilimitada.
Libertad no es liberación de las normas y de las leyes. La libertad
total es una utopía. Debe haber un mínimo de normas que rijan la
sociedad para garantizar los derechos de los individuos. El problema es
que, si Dios no existe o se le considera como un simple Arquitecto del
universo que no influye absolutamente nada en nuestra existencia,
entonces sálvese quien pueda. Los fuertes dominarán a los débiles.
Pero, si creemos que Dios sí existe y que
nos pedirá cuentas, entonces deberemos obrar bien y respetar los
derechos de los demás. Estos derechos vienen directamente de Dios, que
es el Padre de todos y de cada uno. Los derechos no se los da el Estado,
sino que los tienen por su propia naturaleza, recibida de Dios, por ser
hijos del mismo Padre.
Por eso, los grandes filósofos como san
Agustín decían que la libertad es la capacidad de amar, es decir, de
hacer el bien. Quien entienda la libertad como liberación  de normas y
leyes está equivocado. Los derechos no son producto de acuerdos
opinables o producto de votaciones democráticas, sino que están basados
en la misma naturaleza humana y, por tanto, deben ser universales y para
todos sin excepción. Los derechos humanos son inviolables e
inalienables. Nadie puede concederlos ni eliminarlos. Provienen de Dios
y, nadie puede modificarlos ni siquiera el Estado. Los derechos humanos
se basan en la gran verdad de ser por naturaleza hijos de Dios. Por eso,
decía el Papa Juan Pablo II que no hay libertad fuera o contra la verdad[56]. La libertad depende fundamentalmente de la verdad[57].
Sin verdad no hay libertad y, si no se
puede conocer la verdad, como dicen los masones, jamás podrán tener una
verdadera libertad, pues se equivocarán y llamarán libertad al
libertinaje. Ya decía Jesús: La verdad os hará libre (Jn 8, 32).
Quizás pensando en ellos el mismo Papa Juan Pablo II decía: Hay
doctrinas que atribuyen a cada individuo o grupos sociales la facultad
de decidir sobre el bien o el mal. La libertad humana podría crear los
valores y gozaría de una primacía sobre la verdad hasta el punto de que
la verdad misma sería considerada una creación de la libertad[58]
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Pero, como no se puede conocer la verdad, según ellos, la verdad y el
bien quedan al criterio personal, a la propia opinión, con tal de no
hacer daño a los demás. En este caso, la conciencia personal o el
criterio personal decide sobre qué es bueno y malo para uno mismo. Esto
no puede aceptarse jamás, pues cada uno dirá diferentes cosas y lo que
para uno es bueno para otro será malo.
Dice muy bien Maurice Caillet: Para
un cristiano la libertad es un medio, un instrumento que Dios concede al
hombre para que se dirija hacia el bien y hacia el amor. Para un masón
se trata de un objetivo sin fin preciso, llamado a derribar todos los
tabúes y todas las prohibiciones de la moral tradicional[59].
Y sigue diciendo: Los masones
reivindican desde hace mucho tiempo la libertad sexual total entre
adultos. Está valoración del placer, este hedonismo, ha llevado a la
masonería a preparar y promover en Francia todas las leyes que favorecen
el libertinaje sexual, el divorcio, la contracepción química y
mecánica, el aborto, el célebre PACS (pacto civil de solidaridad, una
unión civil entre personas heterosexuales u homosexuales), la
manipulación de embriones y pronto la despenalización de las drogas
blandas así como la legislación de la eutanasia activa… Tenemos por
último que oponer el carácter universal de la religión católica frente
al universalismo masónico, que aspira al gobierno mundial, proyecto
sostenido de manera soterrada por múltiples organizaciones
internacionales que pilotan los masones como Trilateral, Bilderberg,
Bni-Brith, etc[60].
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b) igualdad
Hablan de igualdad en cuanto que todos
los hombres somos iguales. Pero ¿por qué no aceptan normalmente en sus
logias a las mujeres como miembros activos? ¿Por qué no aceptan a los
minusválidos de acuerdo a las Constituciones de Anderson? ¿Por qué no
aceptan a los pobres y solamente reciben personas influyentes de la
sociedad?
Si somos iguales y tenemos los mismos
derechos, ¿por qué quitan a otros sus derechos en favor de los
“hermanos” en cuanto a cargos públicos o ascensos o simplemente en la
administración de la justicia? En estos casos, los “hermanos” ayudan a
los “hermanos”, incluso con patentes injusticias. Un masón chileno
contaba en la revista Verdad del 15 de enero de 1921: Llegar yo al
Ministerio y descargarse sobre mí una lluvia de cartas, de tarjetas, y
hasta de telegramas para pedirme empleos públicos y comisiones, todo fue
uno. Me pedían las logias EN NOTAS OFICIALES para algunos de sus
miembros o para los parientes de éstos, me pedían los hermanos para sí y
para los extraños. La mayor parte de la correspondencia privada que
recibía era de masones, que, sin recapacitar en lo que hacían, iban en
camino de convertir el Ministerio a mi cargo en oficina de colocación 
de empleados públicos… Aquello era para volver loco al Ministerio, y,
sobre todo, era abusar de la Masonería, era prostituirse[61].
Por ello, dice Maurice Caillet: La
igualdad para los cristianos reside en el hecho de que somos todos hijos
de un mismo Padre, hermanos y hermanas de Jesús. Para un masón es una
simple afirmación de principios, una ilusión, puesto que distingue entre
profanos e iniciados; y, a la vez, diferencia a los masones entre ellos
según los grados, sin hablar de la separación entre hombres y mujeres[62].
Es importante anotar aquí que la Sociedad secreta del Ku Klux Klan,
que odia a los negros, judíos y católicos, y es eminentemente racista,
ha sido dirigida por masones. El general Nathan Bedford, su fundador y
su primer mago imperial, era masón. En 1915, el coronel masón Wiliam
Simmons restableció el Klan en Atlanta y se convirtió en Mago imperial.
El doctor Hiram Evans, que le sucedió en el cargo, era masón del grado
32. Y el más famoso entre los masones norteamericanos, Albert Pike, fue
Soberano del Ku Klux Klan al mismo tiempo que Soberano Comendador del
rito escocés para la jurisdicción sur de Estados Unidos. El juez del
tribunal supremo Hugo Black era también miembro del Ku Klux Klan y masón
del grado 33[63].
Con tantos antecedentes, ¿pueden hablar sinceramente de igualdad de los seres humanos?
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c) Fraternidad
Según las ideas masónicas, todos formamos
una sola familia universal y, por consiguiente, todos somos hermanos y
formamos una fraternidad. Por ello, sólo debe haber una sola nación y
una sola religión, al igual que sólo hay una sola humanidad. Según sus
principios, habría que erradicar todo patriotismo y toda discriminación
racial. Sin embargo, ya hemos visto que muchos de ellos aceptaban la
esclavitud e, incluso, el racismo como en el Ku Klux Klan. Son
antimonárquicos y anticatólicos por principio y quieren imponer una
educación laica, igual para todos, sin respetar los derechos de los
padres sobre sus hijos.
Maurice Caillet dice: La fraternidad cristiana es universal y se expresa desde hace muchos siglos en numerosas organizaciones caritativas y humanitarias
en todo el planeta. La fraternidad de los masones se limita y se
concentra en el círculo restringido de los iniciados y de su familia. No
hay comparación posible[64].
De hecho, solamente llaman “hermanos” a
los de su Orden masónica. Los otros son profanos. Y la obligación de
ayudar es entre ellos. A los demás les hacen obras de caridad. Y con
unas cuantas donaciones a los pobres pregonan por todo el mundo que uno
de sus principales fines es la beneficencia. ¿Dónde están las grandes
obras de beneficencia de la masonería? No existen. En cambio, la
Iglesia católica las tiene por miles y miles.
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xii. LAICIDAD
Este es el cuarto principio que
actualmente publican los masones en reuniones masivas y marchas festivas
y por internet. Laicidad significa que Dios debe estar ausente de la
vida de los hombres, ya que no interviene para nada en su existencia.
Por tanto, hay que eliminar todo signo religioso de la sociedad y crear
un paraíso terrenal sin Dios.
Para los masones, el Gran arquitecto del
Universo puede simbolizar lo mismo el Alá de los musulmanes como el Dios
de los cristianos o la materia para un ateo.
Como decía Guido Laj, Gran Maestre del Gran Oriente de Italia, el 19 de noviembre de 1945: Si
observáis uno de nuestros diplomas masónicos, un folio con membrete, o,
si entráis en una  logia masónica, podréis ver que dominan estas letras
A.L.G.D.G.A.D.U. que significan A la Gloria del Gran Arquitecto del
Universo. ¿Se trata de Zeus, Júpiter, Dios? Lo que queremos es afirmar
la causa primera, el infinito creador, no interpretarlo. Existe. Decir
cómo sea o cuál sea eso es algo que tiene que ver con la fe de cada
conciencia individual[65].
Dios para ellos es simplemente, como para
Aristóteles, el motor inmóvil. Un Dios que creó todo como gran
arquitecto y nos dejó abandonados a nuestra suerte. Un Dios que no
interviene en nuestra vida ni se interesa de nosotros. Por eso,
nosotros, según ellos, debemos trabajar para organizar un mundo feliz
sin referencia a Dios que, si existe, está más allá de las estrellas y
vive su vida, olvidado de nosotros.
Niegan su providencia y cualquier
revelación divina al hombre. Para ellos el bien o el mal no hace
referencia a lo que Dios ha dicho o a principios morales por los que nos
juzgará un día. No. La moral masónica se basa en lo que cada uno
considera bueno para sí mismo y sobre todo en lo que sea beneficioso
para la Institución y sus miembros. Para ellos el fin justifica los
medios, mientras que para la moral católica nunc            a el fin
puede justificar los medios empleados.
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xiii. LA  RAZÓN,  LA  CIENCIA  Y  LA  LIBERTAD
a) La razón
Los masones no aceptan a Dios en su vida
diaria (si son consecuentes con sus ideas), pero se crean otros dioses
para vivir “mejor”. Dan culto a la diosa Razón. No olvidemos que
entronizaron a la Razón como diosa en el templo de Nuestra Señora de
Paris al triunfar la Revolución francesa.
El 10 de noviembre de 1793 los
revolucionarios consagraron la catedral de Notre Dame a la diosa Razón.
Se transportó desde la Opera un escenario y lo colocaron delante del
altar. Su pieza central era una montaña en cuyo pico se alzaba una
estatua de la Filosofía. Por el nuevo templo desfiló una joven actriz,
Mademoiselle Aubry, vestida con una larga túnica blanca y un manto azul y
armada con la lanza de la Ciencia. Estaba acompañada de un coro de
bailarinas, vestidas de blanco, y quemaron incienso ante el altar. La
multitud cantó: “Tú, santa libertad, ven a vivir en el templo y sé la
diosa de los franceses”. Esta profanación despertó tal entusias­mo que,
casi inmediatamente, dos mil trescientas cuarenta y cinco iglesias
fueron transformadas en templos de la Razón[66].
Un ejemplo de cómo con la sola razón se puede llegar a lo absurdo y lo grotesco.
También adoran a la ciencia como un Dios.
Les gusta hablar de que algo está científicamente demostrado para
indicar que es algo definitivo. Ellos, que dicen no creer en verdades
sobrenaturales ni definitivas, aceptan como definitivo lo que dice la
diosa Ciencia.
Lo malo es tomar por Ciencia lo que son
simplemente opiniones de algunos científicos y que no están
suficientemente demostradas. Además, entre científicos hay celos y
envidias, lo que les hace, a veces, dar informes falsos, que se tienen
por verdaderos durante mucho tiempo. Y no faltan también muchas teorías
científicas, tomadas por ciertas y comprobadas, que con el tiempo dejan
de serlo, según avanza la investigación científica. Un caso muy sonado
fue el de los rayos N, descubiertos en 1903 por René Blondot, observados
por 40 científicos, y analizados por otros 100 en casi 300 artículos
entre 1903 y 1906 hasta que se reconoció en forma oficial que jamás
habían existido.
Un caso clamoroso de error científico
ocurrió en 1912 en el pueblo de Piltdown en Inglaterra. En unas canteras
se descubrió la parte superior de un cráneo con capacidad superior a la
de un mono, pero inferior a la del hombre moderno. Y  todos dijeron que
se trataba del eslabón perdido, del intermedio entre el mono y el
hombre. Estos descubrimientos fueron avalados por los paleontólogos del
Museo británico de Londres. Por ello, la Corona inglesa concedió a los
descubridores el título de barones del Reino. Al final, resultó que todo
había sido una burda falsificación, una broma por parte de unos
estudiantes que enterraron una mandíbula actual en el lugar de las
excavaciones, pero esto se descubrió en 1953, después de 40 años de
creer que estaba “científicamente” demostrado que el hombre venía del
mono.
En el siglo XVIII, muchos masones y
enciclopedistas hablaban con toda convicción, como verdad científica
demostrada, de la inferioridad de la mujer respecto al hombre, pero hoy
esta opinión está superada. Actualmente se quiere equiparar a los
hombres con los animales, como si tuvieran los mismos derechos. Los
animalis­tas Peter Singer y Paola Cavelieri promueven la igualdad de
trato jurídico entre los simios y las personas humanas. Y esto fue ya
propuesto el 11 de abril del año 2006 en el Congreso de diputados de
España a petición de los socialistas. Los animalistas dicen que matar
bebés no siempre es malo, sobre todo, si son enfermos. Y, por este
camino, se aceptará pronto como científicamente válido el matar a los
ancianos o enfermos terminales o personas minusválidas, que sean
económicamente negativas. Para ellos habría que aplicar la selección
natural de  Darwin a los seres humanos para que sólo vivan los más sanos
y fuertes.
Hablando de este tema de la evolución, un
gran científico moderno, descubridor de la antimateria nuclear, el
italiano Antonino Zichichi, afirma que hay muchos ignorantes que creen
que está científicamente demostrado que el hombre procede del mono.
Incluso, consideran a quienes no creen en ella como oscurantistas y
retrasados mentales o poco menos. Por lo cual, este gran científico
afirma: Los oscurantistas son los que pretenden dar el rango de
verdad científica a una teoría privada de la más elemental estructura
matemática y sin la más mínima base experimental. Los experimentos
irrepetibles no son parte de la ciencia[67].
¿Por qué la evolución no ha
continuado? Si la evolución tuviera bases científicas serias, debería
estar en condiciones de predecir el valor exacto de los
tiempos que caracterizaron la evolución humana. Pero estas teorías evolucionistas
no tienen ninguna base matemática, porque no pueden ser reproducidas
para constatar lo que ocurrió en el pasado una sola vez y que no puede
ser experimentado de nuevo. Por eso, es una presunción hablar de
evolución humana como de una teoría científica, ya que debe estar
confirmada por verificaciones experimentales reproducibles…
Existen pruebas de evolución
biológica de numerosísimas formas de materia viviente, pero la evolución
biológica de la especie humana va por distinto camino… Sabemos con
certeza que la evolución biológica de la especie humana se ha detenido
hace unos 10.000 años. La evolución cultural sí ha sido muy grande. Un
hecho claro es el de Nueva Guinea. Esos seres humanos quedaron durante
miles de años fuera de la evolución cultural y, en poco tiempo,
recuperaron los siglos perdidos y después de pocos años, se encuentran
ahora en perfecta igualdad con nosotros. Estaban atrasados
culturalmente, pero tenían la misma capacidad biológica. La evolución
cultural no distingue razas. Vale  para todos[68].
Por ello, promover la teoría de la
evolución biológica de la especie humana al rango de teoría científica,
corroborada por pruebas experimentales para poder negar la existencia de
Dios, es uno de los actos de mistificación cultural más graves que se
han cometido desde que nació la ciencia[69].
Otro tema que algunos consideran como
verdad científica inapelable es que la homosexualidad es natural o
genética. Esto está desmentido por la experiencia, pues hay cientos de
casos de homosexuales que han vivido durante varios años una
homosexualidad activa y después han cambiado y viven su vida normal como
heterosexuales. Además, si fuera genético, dos gemelos deberían tener
la misma orientación sexual y esto no es así. Por otra parte, hasta 1973
la homosexualidad se consideraba una enfermedad.
Ese año la Asociación americana de
siquiatras la sacó de la lista del DSM (Diagnostic and statical Manual
of mental disorder: Manual de diagnóstico de desórdenes mentales) por
votación. Para zanjar el tema se hizo un referéndum entre los
siquiatras. De 30.000 siquiatras participaron sólo 7.500, el 25%. De
estos 7.500, el 60% (4.000) aceptó que no era una enfermedad; y con este
resultado tan discutible se aceptó como una verdad científica
indiscutible que la homosexualidad es algo normal: por 4.500 votos
contra 3.500 de un total de 30.000 siquiatras, como si las verdades
científicas pudieran ser demostradas por votación popular. Pero los
errores se pagan, porque la vida activa homosexual reduce la esperanza
de vida  hasta en 20 años.
Los doctores Paul y Kirk Cameron dieron a conocer en la Convención anual de la Eastern Psycological Association
de Estados Unidos que el estilo de vida homosexual reduce la esperanza
de vida hasta en 24 años. En Dinamarca, el país con más larga historia
de matrimonios homosexuales, entre 1990 y 2002, según estudios, se vio
que los hombres heterosexuales casados morían a la edad promedio de 74
años, mientras que los homosexuales varones casados lo hacían a la edad
promedio de 51 años. En Noruega, los estudios dieron 77 años de edad
promedio para los heterosexuales casados y 52 para los homosexuales.
Otro tema es el aborto, considerado como
un derecho europeo, pero que lleva como consecuencia al suicidio de
Europa, pues cada día tiene menos habitantes y necesita más        
inmigrantes. Europa va perdiendo así su identidad y su memoria
histórica, porque el número de nacimientos es menor que las muertes,
haciendo así un continente viejo y sin futuro. Y a eso lo llaman
“científico”, progresista y moderno.
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b) libertad
Otra gran diosa que se han creado los
masones y los seguidores de sus ideas es la diosa “libertad”. De ahí que
promueven el sexo total o libertad sexual total, sin condiciones. En
esto, para ellos, todo vale, no hay pecado en absoluto. Y promueven
legalizar toda clase de anticonceptivos o medios abortivos; y hablan ya
de legalizar la pederastia, la eutanasia, la bestialidad, etc, etc.
¿Y es así como vamos a progresar?
¿Promoviendo entre los jóvenes el placer por el placer? ¿Fomentando los
vicios y eliminando las virtudes de la fidelidad matrimonial o de la
castidad juvenil?
El sida se está extendiendo por el mundo.
¿No es un gravísimo error fomentar el sexo “seguro” con preservativo,
cuando se sabe que sólo es efectivo en un 85% de los casos? ¿Se puede
animar a un suicidio de esta naturaleza, diciendo que con el
preservativo no pasa nada? ¿Se puede engañar así a los jóvenes, cuando
muchos se infectarán de sida a pesar del preservativo?
Un caso concreto de que la castidad es el
mejor medio          de controlar el sida es el ejemplo de Uganda.
Entre 1991 y 2004 se hicieron campañas de abstinencia fuera del
matrimonio y de fidelidad en el matrimonio. El sida se redujo
sustancialmente del 15% de la población al 4%. Los hechos hablan y no la
seudociencia o el culto al sexo, como dios absoluto al que hay que
rendir culto para dar sentido a la vida.
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xiv. RELATIVISMO
Para los masones la verdad como tal no
existe, porque no podemos llegar a conocerla plenamente. La vamos
descubriendo poco a poco, pero no la verdad definitiva. Por ello, lo que
hoy creemos que es verdad, mañana puede ser mentira o lo que creemos
que es bueno, puede ser malo mañana. No creen en verdades definitivas y
consideran dogmatismo y tiranía los dogmas de la Iglesia católica. El
senador francés, masón, Caillavet escribió: No hay moral universal con base divina. La moral, siendo esencialmente pasajera, evoluciona, no es transcendental. Lo que hoy es verdadero, mañana será falso[70].
Para ellos todo es relativo. Lo único
absoluto es que todo es relativo. Y quieren imponer a todos, sin
tolerancia alguna, la dictadura del relativismo. Todos, quieran o no,
deben aceptar que todo es relativo y que na­die puede conocer verdades
definitivas ni principios universales e inmutables en cuestión de moral.
En esto, como ellos creen que están en la verdad, la quieren imponer a
buenas o malas a los demás, especialmente a los cristianos. ¿Dónde está
su tolerancia? ¿Cómo imponer que todo es relativo, cuando aceptan como
absoluto el principio de que todo es relativo? Es una enorme
contradicción.
Para muchos de ellos, la verdad se conoce
por la opinión de la mayoría. Y, como son fundamentalmente democráticos
y aceptan la soberanía del pueblo, quieren imponer sus verdades por
mayoría de votos en las elecciones, lo que es realmente absurdo. Decía
el Papa Juan Pablo II: El derecho originario e inalienable a la vida
se pone en discusión o se niega sobre la base de un voto parlamentario o
de la voluntad de una parte, aunque sea mayoritaria de la población… De
este modo, la democracia, a pesar de sus reglas, va por un camino de
totalitarismo tirano que presume poder disponer de la vida de los más
débiles e indefensos, desde el niño aún no nacido hasta el anciano, en
nombre de la utilidad pública que no es otra cosa en realidad que el
interés de algunos[71].
No se puede ni pensar que algo sea bueno o
verdadero simplemente, porque sea la opinión de la mayoría. En muchos
países, los que imponen  las leyes son la mayoría parlamentaria, ni
siquiera la mayoría del pueblo; y las leyes parlamentarias dependen de
los partidos políticos, según tengan o no mayoría. De ahí que es absurdo
pensar que hoy es bueno y verdadero lo que el otro partido dirá que es
malo y falso dentro de cinco años al cambiar de gobierno y de mayoría
parlamentaria.
Pero, incluso en las elecciones
generales, ¿acaso la intención de voto no es manipulada por los grandes
medios de comunicación y de poder? ¿Acaso la mayoría de votos puede
hacer de una mentira una verdad o de una cosa mala una cosa buena?
Siguiendo sus ideas de crear un mundo sin Dios y sin verdades
definitivas, quieren imponer a todos, sin tolerancia, la educación
laica, es decir, sin nombrar a Dios en las escuelas y quitando todo
símbolo religioso de lugares públicos. Y, sin embargo, ellos sí pueden
promover una educación de libertad sexual total en todas partes.
Entronizan a la diosa libertad sexual y pueden colocar o permitir sus
símbolos e imágenes pornográficas en obras teatrales, cine, televisión,
internet y en todos los lugares públicos.
Y, como la Iglesia católica es la
principal fuerza opositora a estas ideas a nivel mundial, es lógico que
la consideren la mayor enemiga, y la consideren como intolerante,
dogmatista, anticientífica, ignorante, oscurantista, fanática,
supersticiosa y otras cosas más. Y rechazan ¡con intolerancia! cualquier
injerencia que pueda tener la Iglesia para opinar en cuestiones morales
o sobre verdades sobrenaturales.
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xv. MODERNIDAD
Esta es otra de sus palabras favoritas.
Se consideran hombres modernos y progresistas. En cambio, achacan a la
Iglesia que es conservadora, atrasada y que va en contra de la ciencia.
Nada más falso.
Si estudian con sinceridad la historia de
la humanidad observarán que la Iglesia ha sido la Institución fundadora
de la cultura occidental. Los monjes benedictinos salvaron la cultura
grecorromana de la desaparición, copiando los antiguos manuscritos. La
cultura se conservó en los monasterios.
Los monjes fueron inventores de grandes
adelantos para hacer más fácil la vida de la gente de su tiempo.
Concretamente, en agricultura, inventaron la turbina hidráulica y los
molinos de viento con palas giratorias. Crearon los primeros hospitales a
partir del siglo IV, cuando Constantino dio libertad a la Iglesia. En
todos los monasterios y catedrales se organizaron escuelas para
transmitir la cultura. Y de estas escuelas monacales o catedralicias
surgieron las primeras universidades del mundo.
También inventaron técnicas para la
transformación de los metales, pero donde más brilló la Iglesia fue en
astronomía. Heilbron, de la universidad de Berkeley en California, ha
dicho: La Iglesia católica ha proporcionado más ayuda
financiera y apoyo social al estudio de la astronomía durante seis
siglos que ninguna otra Institución y probablemente más que el resto en
su conjunto[72].
Es interesante anotar que en muchas
catedrales se diseñaron en el siglo XVII y XVIII observatorios solares.
En ningún otro lugar del mundo existían instrumentos más precisos     
para el estudio del sol. Las catedrales de Florencia, Paris, Bolonia,
Roma y otras contenían una serie de huecos que permitían el paso de la
luz solar y mostraban las líneas horarias dibujadas en el suelo. Los
observatorios de las catedrales resultaron esenciales para el avance de
la investigación científica.
Recordemos que las primeras universidades
del mundo fueron creadas por la Iglesia. Por eso, un gran historiador
como Thomas Wood ha escrito: Ninguna otra Institución hizo más por difundir el conocimiento dentro y fuera de las universidades que la Iglesia católica[73].
En el siglo XIV había 41 universidades en
Europa de las que 31 eran de fundación pontifica. También es
interesante anotar que la mayoría de los sabios de la Edad Media fueron
eclesiásticos. Entre otros citemos a santo Tomás de Aquino, Copérnico,
san Buenaventura, Ramón Llull, Nicolás de Cusa, Lucas Pacioli, Alejandro
de Hales, Roger Bacon, Roberto Kilwardby, Juan Peckham, Mateo
Acquasparta, Duns Scoto, san Alberto Magno, Robert Grosseteste.
Otro importante científico fue el padre
Nicolaus Steno (1638-1686), a quien se atribuye el establecimiento de
los principios de la geología moderna y ha recibido el nombre de padre
de la estratigrafía. Los mayores científicos han sido de la Compañía de
Jesús, que contribuyeron al perfeccionamiento del péndulo, pantógrafos,
barómetros, telescopios, reflectores y microscopios. De modo que,
cuando Charles Bossut elaboró la lista de los matemáticos más eminentes
desde el siglo 900 antes de Cristo hasta el año 1800 después de Cristo,
incluyó a 16 jesuitas entre 303. Esto es grandioso, considerando que en
estos 2700 años solo existieron los jesuitas durante 200 años. Ellos
fueron los primeros en llevar la ciencia occidental a China e India.
En cuanto a los jesuitas, cuando fueron obligados a abandonar las Reducciones
del Paraguay en 1768, los indios habían llegado al grado más alto que
un pueblo joven puede alcanzar. Por eso, el gran historiador francés
Clovis Lugon dice de las Reducciones: Ninguna región de América conoció en la época una prosperidad tan general ni un desarrollo económico tan sano y equilibrado[74].
Otros grandes científicos jesuitas han
sido el gran astrónomo Christopher Clavius del siglo XVI, el científico
Giambattista Riccioli, que fue el primer hombre que en el siglo XIX
logró determinar el índice de aceleración de un cuerpo en caída libre.
El padre Francesco Grimaldi, que en unión con Riccioli construyó un
selenógrafo para describir los rasgos de la Luna. El padre Grimaldi
descubrió la difrac­ción de la luz y asignó a este fenómeno el término
de difracción. Y otro gran científico jesuita fue el padre Roger
Boscovich (1711-1787), calificado por sir Harold Hartley, de la Royal
Society de Londres, como uno de los más grandes intelectuales de todos
los tiempos. Al padre Athanasius Kircher (1602-1680) se le considera el
fundador de la egiptología. Sus escritos permitieron en 1979 descifrar
los jeroglíficos egipcios. El jesuita padre Secchi fue el primero en
clasificar las estrellas por características de espectro. En 1927 el
padre Lamaitre fue el primero en usar las ecuaciones de Einstein para
explicar el big-bang o comienzo del universo. Y así otros mucho más.
¿Y nos van a sacar a relucir un solo caso
como el de Galileo para negar toda la historia científica de la Iglesia
a lo largo de los siglos? ¿Y van a concluir por el caso de Galileo que
la Iglesia está contra la ciencia? A Galileo nunca se le condenó a
muerte ni se le torturó, sólo se le condenó a confina­miento
domiciliario y a rezar, una vez por semana, los siete salmos
penitenciales. Pero Galileo nunca dejó de ser un fervoroso católico ni
perdió la amistad de obispos y científicos que lo visitaban. El
condenarlo fue            un error del que el Papa Juan Pablo II pidió
perdón el 12 de marzo del año 2000. Pero es bueno recordar que las ideas
heliocéntricas de Galileo las había aprendido de Copérnico,
eclesiástico católico polaco, y que la única razón que él daba para
probar el movimiento de la tierra alrededor del sol era el movimiento de
las mareas, y esta era y es falsa, pues sabemos que el flujo y reflujo
del agua del mar se debe a la atracción de la luna. Por otra parte, el
Papa no intervino en ningún momento en este asunto y sólo fue condenado
por el tribunal de la Inquisición.
Los masones hablan mucho de la
modernidad, de ciencia y progreso. Pero en las logias no se hacen
estudios científicos. Sólo se habla de ritos y leyendas, sin ninguna
base histórica ni científica. Y, sin embargo, bajo la excusa de
modernidad y progreso se fomentan la libertad sexual total, el aborto
sin restricciones, el matrimonio de homosexuales, la eutanasia, la
fecundación artificial y la investigación con embriones humanos. Y
hablan de reencarnación y de extraterrestres en muchas logias, como si
fueran verdades demostradas científicamente.
En sus reuniones de cuatro o cinco horas,
que normalmente duran hasta las doce de la noche, exponen temas de
reflexión para aprender la “sabiduría”. ¿Qué clase de sabiduría? ¿La
sabiduría que les han transmitido en las Constituciones de Anderson con
una serie de datos falsos y anticientíficos sobre la historia del mundo y
de los masones en general?
Lo peor es que muchos católicos, que
entraron con  buena voluntad y sinceridad para aprender cosas buenas o
mejorar su status de vida, poco a poco se van dejando convencer y van
perdiendo la fe. La cultura de la razón se va abriendo camino en contra
de la cultura cristiana del amor.
Por eso, decía Paul Gourdeau, que fue Gran Maestre del Gran Oriente francés, en la revista “Humanisme”: Lo
que importa comprender hoy es que el combate que se libra actualmente,
condiciona el porvenir, especialmente el porvenir de la sociedad. El
futuro depende del equilibrio entre dos culturas: una fundada sobre el
evangelio y la otra sobre la tradición histórica de un humanismo
republicano. Y estas dos culturas son opuestas fundamentalmente: o la
verdad es revelada y es intangible por provenir de Dios en el principio
de todas las cosas o la verdad encuentra su fundamento en los adelantos
del hombre siempre cuestionables, porque son perfectibles hasta el
infinito[75].
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xvi. LA  CIENCIA  CONFIRMA LA  FE
Sí, los milagros existen y Dios
interviene como un Padre en la vida real de sus hijos los hombres. El no
creerlo es quizás una gran ignorancia o una gran soberbia.
Steven Weinberg, premio Nóbel de física, afirma: La
misma ciencia que antes parecía haber “matado” a Dios, está
restableciendo la fe según los creyentes. Los físicos se han tropezado
con señales de que el cosmos está hecho a medida para dar lugar a la
vida y a la conciencia. Resulta que, si las constantes de la naturaleza,
es decir, los valores invariables como la fuerza de la gravedad, la
carga de los electrones y la masa de los protones se modifican lo más
mínimo, entonces el átomo perdería su integridad, las estrellas no
brillarían y la vida nunca habría surgido[76].
Francis Collins, el descubridor del genoma humano, dice: Para
mí, como creyente, la revelación de la secuencia del genoma humano
tiene una importancia adicional. El libro del genoma humano está escrito
en el lenguaje del ADN, por medio del cual Dios dictó la vida al ser.
El genoma tiene tres mil cien millones de letras de código ADN,
distribuidos a lo largo de veinticuatro cromosomas. Para mí, fue un
sentimiento sobrecogedor el poder explorar el más importante de todos
los textos biológicos[77].
Algo interesantísimo puede ser estudiar
el gran milagro viviente del manto de la Virgen de Guadalupe. Los
científicos norteamericanos Philip Serna Callahan y Smith fotografiaron
la imagen sin protección del cristal con películas normales y con
películas especiales para rayos infrarrojos. Sus conclusiones fueron
extraordinarias. Dice Smith: Yo y el doctor Callahan nos sentimos obligados a admitir que la imagen de la Virgen de Guadalupe es verdaderamente un milagro[78].
El descubrimiento de la ausencia de
preparación en la pintura (sin pinceladas ni bocetos previos) y nuestra
incapacidad para explicar la preservación de la tela así como el brillo
de las partes originales de la imagen, nos pone al doctor Callahan y a
mí en la lista de los que creen que la imagen fue creada
sobrenaturalmente[79].
Además, está el hecho de que en los ojos
de la imagen, de unos 7 mm., se han podido descubrir unas 15 personas,
según el doctor Aste Tonsmanm. Esto fue posible, aumentando los ojos de
la imagen unas 2.500 veces en un ordenador de la IBM; lo cual es algo
que deja atónitos a los sabios, pues en el año 1531 era imposible hacer
semejante obra maestra.
Otro gran milagro es el de Lanciano
(Italia), ocurrido en el siglo VIII. Un sacerdote, al celebrar la misa,
vio ante sus ojos que la hostia se convertía en carne y el vino en
sangre. La sangre está coagulada en cinco partecitas, cada una de las
cuales pesa igual que las cinco en conjunto. La última vez que se
estudiaron esta carne y sangre fue entre el 18 de noviembre de 1970 y el
4 de marzo de 1971, por los especialistas de la universidad de Siena,
Odoardo Linoli y Ruggero Bertelli. Sus conclusiones fueron: La carne
pertenece al corazón. Se ven vasos de sangre arterial y venosa. La
sangre es verdaderamente sangre en base al estudio de la hemoglobina con
cromatografía. La carne y la sangre son humanas. El grupo sanguíneo es
AB. La sangre tiene elementos porcentuales cercanos al suero proteico de
la sangre fresca normal. En la sangre se ha encontrado cloro, potasio y
sodio, mientras el calcio está notablemente elevado.
En 1973 la OMS (Organización Mundial de
la Salud) estudió esta carne y sangre y concluyó, después de 15 meses y
500 exámenes, que la ciencia, conocedo­ra de sus límites, se detiene ante la imposibilidad de dar una explicación científica a estos hechos[80].
Bastaría que los que dudan de que existen
los milagros vayan al santuario de Lourdes para estudiar los casos que
se han considerado milagrosos, estudiados por la Comisión médica
internacional o los milagros estudiados por la Comisión médica del
Vaticano para las causa de beatificación y canonización de personas
santas.
Otra cosa que podrían hacer sería
estudiar atentamente la vida de los grandes místicos católicos que, por
cientos, nos hablan en sus Autobiografías con toda seriedad y
sinceridad de sus experiencias personales. Ellos hablan de apariciones
de Jesús y María. También nos hablan de profecías, bilocación, luces y
perfumes sobrenaturales, ciencia infusa y otros dones que no pueden
venir de la sola naturaleza humana. Algunos como Teresa Neumann,
Alexandrina da Costa o Marta Robin, han estado durante muchos años sin
comer ni beber absolutamente nada, fuera de la comunión diaria.
Por eso y por mucho más, podemos creer en
un Dios bueno que nos ama y que se preocupa de nosotros hasta en los
más mínimos detalles.
Algunos famosos ateos han tenido
experiencia de su amor divino y se han convertido en fervorosos
católicos como André Frossard, Alexis Carrel, Paul Claudel, García
Morente, Douglas Hyde, Narciso Yepes, Vittorio Messori y tantos otros.
Muchos de ellos se convirtieron en un momento, al experimentar el amor
de Dios. Su conversión instantánea es verdaderamente un milagro. Por
eso, el leer sus vidas puede ser un buen camino para seguir sus pasos.
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xvii. LA  IGLESIA  Y LA  MASONERÍA
En 1717 se funda la moderna masonería. En 1738 el Papa Clemente XII en la bula Eminenti condena ya la masonería con pena de excomunión latae sententiae (automática) para quienes pertenecen a esta sociedad secreta. El Papa Benedicto XIV (1740-1758) renovó la prohibición.
Clemente XIII (1758-1769) no publicó
ningún documento contra la masonería, pero sí contra personajes
masónicos y obras de la Ilustración, relacionadas con la masonería. Pío
VI (1775-1799) en 1775, cuando todavía no había estallado la Revolución
francesa, habla de los maestros mendacísimos, enemigos fanáticos de la Iglesia, dirigentes de sectas de perdición.
Pío VII (1800-1823) habla especialmente contra los carbonarios (masones) que se presentan bajo disfraz de cordero, pero no son sino lobos rapaces.
León XII (1829-1830) en su encíclica Quo graviora condena la sociedad llamada francmasonería y todas las sociedades secretas.
Pío VIII (1829-1830) en su encíclica Traditi humilitati nostrae renueva las condenas de su predecesores. Gregorio XVI (1831-1846) en su encíclica Mirari vos
de 1832 atribuye la acción de las sociedades secretas al poder de las
tinieblas. Pío IX (1846-1876) confirmó las condenas de sus predecesores y
publicó en 1867 la lista de los errores modernos en el formidable
catálogo denominado Syllabus. Y se refirió a la masonería como la sinagoga de Satán en la encíclica Etsi multa del 21 de noviembre de 1873.
León XIII en la encíclica Humanum genus del 20 de abril de 1884 afirma: Cuando
se ha juzgado que algunos han traicionado al secreto o han desobedecido
las órdenes, no es raro darles muerte con tal audacia y destreza que el
asesino burla muy a menudo las pesquisas de la policía y el castigo de
la justicia.
Todo su empeño está en llevar a cabo
las teorías de los naturalistas. Se llega a combatir impunemente de
palabra, por escrito y en la enseñanza, los mismos fundamentos de la
religión católica, se pisotean los derechos de la Iglesia… No les basta
con prescindir de la guía de la Iglesia, sino que la agravan con
persecuciones y ofensas.
El Papa, buen conocedor del tema, habla
de su naturalismo, de seguir la naturaleza, no aceptando nada
sobrenatural, habla de la obediencia total y de los graves castigos que
pueden recibir los desobedientes.
En el código canónico de 1917 se declaraba expresamente en el canon 2335: Quien
se inscribe en la secta masónica o en otras asociaciones del mismo
género que maquinan contra la Iglesia o las legítimas autoridades
civiles, incurre “ipso facto” en la excomunión reservada simplemente a
la Santa Sede.
El Papa Pío XII el 20 de abril de 1949
declaraba que seguía en vigencia la excomunión antimasónica           
del canon 2335. En el nuevo código canónico de 1983 no se nombra a la
masonería. En el canon 1374 se dice sencillamente que quienes se
inscriban en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser
castigado con una pena justa, quien promueve o dirige esa asociación
debe ser castigado con entredicho.
El 27 de noviembre de ese mismo año, el
cardenal Ratzinger (futuro Papa Benedicto XVI), en una Declaración sobre
las asociaciones masónicas, aclaraba con la expresa aprobación del Papa
Juan Pablo II: Subsiste inmutable la sentencia negativa de la
Iglesia sobre las asociaciones masónicas, porque los principios de ellas
siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la
Iglesia y, por tanto, la inscripción en ellas permanece prohibida por la
Iglesia. Los fieles cristianos que dan su nombre a las asociaciones
masónicas se debaten en pecado mortal y no pueden acceder a la sagrada
comunión.
El 20 de febrero de 1985, en un comunicado oficial publicado en L’Osservatore romano, se recalcaba la misma incompatibilidad entre la Iglesia y la masonería en el documento titulado Reflexiones un año después de la Declaración de la doctrina de la fe. Incompatibilidad de la fe cristiana y la masonería.
Los obispos alemanes nombraron una
comisión de expertos para estudiar la relación  de la Iglesia con la
masonería y se reunieron en numerosas ocasiones con representantes de la
Gran Logia Unida de Alemania, reconocida por la Gran Logia Unida de
Inglaterra. Esta investigación se realizó entre los años 1974 y 1980. La
declaración final de la conferencia episcopal alemana, fue publicada en
L’Osservatore romano el 9 de julio de 1980.
En esta declaración se dice: La
ideología masónica no está fijada objetivamente, pero algunos elementos
quedan claros como convicciones fundamentales, ante todo, el
relativismo. En los coloquios quedó claro que la relatividad de toda
verdad representa la base de la masonería. Hay contundentes y
autorizados textos masónicos que recalcan la ausencia total de dogma en
la masonería, que jamás los reconoce. Y en estos textos se rechaza
precisamente a la Iglesia católica como mantenedora de una actitud
coactiva contra las conciencias, al obligarlas a la aceptación
dogmática.
El relativismo masónico lleva a la
conclusión  de que todas las religiones son tentativas concurrentes
hacia la inimaginable verdad sobre Dios. La idea del Gran Arquitecto del
Universo es un concepto aplicable a cualquier religión. No es un Dios
personal. La masonería no admite la revelación cristiana. Además la
masonería, apoyada en su fundamental relativismo, propone la tolerancia
de las ideas que lleva a no rechazarlas y considera absolutismo
dogmático el mantenerlas e imponerlas a la propia comunidad.
Su conclusión es clara: No es compatible la pertenencia a la Iglesia católica y al mismo tiempo a la masonería.
El año 2001, el cardenal Paul Poupard, Presidente del Consejo Pontificio de la cultura, publicó en la revista Palabra un artículo en el que dice: La
masonería mete en el mismo paquete todas las visiones del mundo. Es lo
que yo denomino el relativismo absoluto. Y el cristiano no puede admitir
eso, porque sólo Jesucristo es la Verdad. Hay que decirlo claramente.
Ninguna visión del mundo puede situarse en el mismo lugar que la Verdad
de Cristo
. Y no ha sido sólo la Iglesia católica, la Iglesia
ortodoxa griega, en un comunicado de 1933, rechazó la masonería,
prohibiendo la entrada a sus fieles. También lo han hecho diversas
Congregaciones protestantes como los metodistas, los prebiterianos, los
del Ejército de salvación y otros de confesión evangélica. La única
excepción es la Iglesia de Inglaterra o anglicana, aunque ha expresado
serios reparos a la entrada de sus fieles.
El mismo Jesucristo ha manifestado su
rechazo a estas Asociaciones secretas que trabajan y planean en la
oscuridad de las tinieblas, guardando secretos que no pueden transmitir a
los profanos, coma si fueran incapaces de recibir la verdad. Por eso,
Jesús dijo: Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz; y lo que os digo al oído, predicadlo sobre lo terrados (Mt 10, 27). Yo soy la luz del mundo, el que me siga no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Jn 8, 12).
Andad como hijos de la luz. El fruto de la luz consiste en toda bondad,
justicia y verdad, probando lo que es grato al Señor, sin participar en
las obras infructuosas de las tinieblas; antes bien, denunciadlas y
reprobadlas, pues lo que estos hacen en secreto es vergonzoso hasta el
decirlo
(Ef 5, 8-12). Vosotros sois la luz del mundo (Mt 5, 14).
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xviii. CONVERTIDOS
Ha habido a lo largo de su historia
muchos masones decepcionados que se han sentido engañados y han salido
de la Orden para volver a la fe católica.
El duque de Wharton (1698-1731) ha sido
vilipendiado por los masones. Él, como Gran Maestre de la Orden masónica
en Inglaterra, firmó y aprobó las Constituciones de Anderson
en 1723. Él apoyó a la dinastía de los Estuardo, que eran católicos, en
contra de los Hannover protestantes, que estaban en el trono. Por ello,
de­cidió dejar todo y huir de su país y ponerse al servicio del rey de
España. Murió convertido al catolicismo a los 33 años y sus restos se
encuentran en el monasterio de Poblet (Tarragona-España). Él había
fundado la masonería en España en 1728.
El conde de Haugwitz, después de haber
ocupado los más altos cargos de la masonería, presentó en 1822 una
Memoria al Congreso de Verona sobre los manejos de las Sociedades secretas, cuyo veneno, decía, amenaza a la humanidad hoy más que nunca[81].
Igualmente, Copin-Albancelli (1851-1939) después
de haber sido “Caballero Rosacruz” se retiró, dedicándose a manifestar
el peligro que encerraba la masonería para su patria y para la
civilización cristiana[82].
Dice Copin: Podría creerse que yo
debía conocer perfectamente la cuestión ma­sónica, puesto que yo había
pasado seis años en los talleres de la “Viuda”. Sin embargo, nada de eso
había. Yo podía imaginarme conocerla; en reali­dad no la conocía: no
sabía de ella sino lo que había visto. Y lo que se ve en la masonería,
seáis  o no masones, no es sino una apariencia “destinada a engañar”
sobre lo que no veis… Yo había sido sucesivamente aprendiz, compañero,
maestro y rosacruz. Había ocupado oficios de secretario, de orador y de
primer vigilante en mi logia. Había dispuesto dos veces del de
Venerable, que había hecho dar a los que creía más capaces que yo para
asegurar la prosperidad del taller. También había sido nombrado, desde
mi entrada al capítulo “La Clemente Amistad”, secretario de ese
capítulo. Yo había sido pues, “una luz” capitular. Una circunstancia de
la cual tendré ocasión de hablar después, me había permitido entrever
que detrás del mundo masónico existía un mundo más secreto aún que este…
A pesar de todo, lo repito, no sospechaba lo que era la Asociación de
la cual había sido miembro activo. ¡Con tanta habilidad están dispuestas
las cosas para ilusionar a los masones y a los que no lo son![83].
El padre Mateo Crowley (1875-1960), el
famoso apóstol de la entronización del Corazón de Jesús en los hogares
cuenta la conversión del presidente de una logia y dice: Una vez que
le di la absolución, me pidió que, al día siguiente, le diera la
comunión. Admirado, a la vista del poder de la gracia divina, no pude
menos de acceder y él se fue al teléfono para dar cuenta al
vicepresidente de la logia de la que él era presidente, que acababa de
confesarse.
Al poco tiempo, recibí una carta de
este mismo señor en la que me decía: “Padre, tengo que participarle que
me he hecho apóstol de mis dos hermanos, que uno de estos días se han
confesado por primera vez, y mañana voy a acompañarles en su primera
comunión; uno de ellos a los 71 años, y el otro con 75”[84].
Otro gran convertido, fue el marqués Lord
Ripon: En 1874 era Gran Maestre de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
Era la máxima autoridad de la Logia madre de todas las grandes Logias de
todas las naciones. Su conversión causó conmoción entre los masones.
Lord Ripon hizo llegar una carta al gran secretario de la Gran Logia
para que la leyera el 2 de setiembre de ese año 1874. En la carta decía
así:
Querido Gran secretario:
Debo informarle que me encuentro
incapaz de seguir desempeñando por más tiempo el oficio de Gran Maestro y
que, por tanto, es necesario que devuelva este cargo y lo ponga en las
manos de los miembros de la Gran Logia. Con la expresión de
agradecimiento por la amabilidad que siempre he recibido de ellos y
lamentando cualquier inconveniente que mi abandono pueda ocasionarles,
permanezco sinceramente suyo. Ripon[85].
Lord Ripon murió católico 34 años después
de aquella dimisión, reconociendo que había incompatibilidad entre ser
católico y masón. Antes de ser recibido en la Iglesia (procedía de
familia protestante) el 8 de setiembre de 1874 escribió una carta al
padre Dalgairns en la que le decía: He rezado a Dios para que me
guíe y he pensado mucho en mi situación y no puedo llegar a otra
conclusión que no sea que la Iglesia católica es la única Iglesia de
Cristo sobre la tierra y que el Señor me ha estado dirigiendo hacia ella
durante los últimos cuatro o cinco años. Ahora no me queda nada que
hacer, sino humildemente ser recibido en su seno[86].
La rutina diaria de Lord Ripon, durante
años hasta su muerte, comenzaba a las seis de la mañana. Durante la
siguiente hora, cada día, se dedicaba a la oración mental, a la lectura
del Nuevo Testamento o de la Imitación de Cristo y a la recitación del
rosario. Después, acudía a misa. Cuando residía en Londres, tardaba
quince minutos en llegar a la iglesia. Cada sábado se confesaba y
comulgaba frecuentemente. Tenía una especial devoción al Santísimo
Sacramento. Cuando al final de su vida su salud empeoró, obtuvo permiso
para tener una capilla en su casa en la que se celebraba diariamente la
misa.
Murió el 9 de julio de 1909. Mientras el sacerdote le ungía durante la extremaunción, Lord Ripon repetía: Jesús,
ten misericordia de mí. María, protección mía, ruega por mí. Y apretaba
con sus manos el crucifijo de plata que le había regalado el Papa Pío
IX[87].
Un gran decepcionado de la masonería fue
Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811). En su “Tratado
teórico-práctico de enseñanza” decía, hablando de la masonería, por
propia experiencia: Una secta tenebrosa ha pretendido en nuestros
días restituir a los hombres a su barbarie primitiva, disolver como
ilegítimos los vínculos de toda sociedad y envolver en un caos de
absurdos y blasfemias todos los principios de la moral natural, civil y
religiosa. Semejante sistema fue aborto del orgullo de unos pocos
impíos, aborreciendo toda sujeción y dando un colorido de humanidad a
sus ideas antisociales y antirreligiosas; enemigos de toda religión y de
toda soberanía han declarado la guerra a toda idea liberal y benéfica, a
todo sentimiento honesto y puro. La humanidad suena con­tinuamente en
sus labios, y el odio y la desolación del género humano brama
secretamente en sus corazones[88].
Y, para centrarnos en los tiempos
actuales, pondremos el testimonio de Maurice Caillet, masón del grado
18, del Gran Oriente francés. Él nos dice que llegó a ser venerable,
presidente de la logia; representante ante el Convento o Cámara de diputados de la Orden y admitido al Capítulo donde se otorgan los altos grados, participando en la Fraternidad
de los altos funcionarios masones en París. Durante 10 años perteneció a
los rosacruces A.M.O.R.C. Practicó yoga, hata-yoga, tai chi chuan,
Qi-gong, ejercicios de Zen. También practicó el magnetismo para hacerse
sanador, usó la radiestesia física sin llegar a la radiestesia
adivinatoria. Asistió a sesiones espiritistas, perteneció al grupo
G.N.O.M.A. (grupo nacional para la organización de medicinas
alternativas) y en otros grupos de magia blanca, técnicas de curación,
chamanismo, etc.
Como médico ginecólogo ateo practicó
muchos abortos, haciendo también esterilizaciones y apoyando las
campañas a favor del aborto y de la contracepción, pero buscando siempre
la luz y la verdad. Al final, lo encontró en Cristo en la Iglesia
católica. Nos cuenta su conversión en su libro “Yo fui masón”. En él nos dice: Me
casé en 1956 con una amiga de la infancia, no practicante. Su madre,
muy piadosa, quiso que antes de la boda yo recibiera el bautismo, pero
me negué a ello. Logró que nuestra unión fuera bendecida bajo dispensa
por disparidad de culto. De todas formas, yo no me sentía casado por la
Iglesia… Fui ayudante de fisiología en la facultad de medicina y me
especialicé en cirugía ginecológica y urológica. En 1966 me afinqué en
Rennes, capital de la Bretaña francesa… Practiqué la esterilización en
hombres y mujeres (antes de su legalización). A través de la
organización “Planificación familiar”, de la que me hice socio, mandé
traer de Estados Unidos mis primeros dispositivos intrauterinos (DIU).
En 1967 celebré que la Asamblea nacional aprobase la proposición de ley
del diputado masón Lucien Neuwirth que autorizaba en Francia la
contracepción artificial, la píldora y los DIU[89].
Fue iniciado como masón a sus 36 años,
cuando ya estaba divorciado de su mujer con la que tenía tres hijas. Y
empezó una nueva relación sentimental con Claude, su enfermera
instrumentista, pero debía pasar a su esposa una cantidad de dinero que
él consideraba exagerada. Y los “hermanos masones” le ayudaron. Dice él:
El Venerable me confió en secreto que uno de los presidentes del
tribunal de apelación que debía juzgar mi divorcio era “hermano
nuestro”, pero que por razones de discreción no venía a nuestras
reuniones. Contactó con él y, contraviniendo las normas vigentes en
Francia, el juez me recibió en su casa, donde mantuvimos una larga
conversación privada. Estudió mi expediente, me a­consejó mi defensa y
me garantizó su apoyo[90].
El año que siguió, el tribunal de
apelación presidido por mi “hermano” se pronunció sobre mi divorcio,
ordenando costas compartidas en lugar de ponerlas todas a mi cargo, y
redujo la pensión alimenticia… Pude entonces casarme
(por civil) con Claude. Esta boda se completó en la logia con una ceremonia de reconocimiento conyugal[91].
A principios de octubre, fui elegido
Venerable Maestro de una nueva logia por lo que ostentaba el cordón
azul, símbolo de mi autoridad[92]. En 1981, tras la
elección de François Mitterrand como presidente de la República, por mi
pertenencia al partido socialista fui nombrado miembro de una comisión
en el Ministerio de salud, a cuyo titular y alcalde de nuestra ciudad
Edmond Hervé, conocía sin saber todavía que era masón, aunque éramos
camaradas en el partido socialista en Rennes… Hay que decir que la
llegada de Mitterrand al poder con una docena de ministros masones,
desencadenó numerosas solicitudes de admisión en las logias[93].
El Jueves Santo de 1982 fui invitado
por el Capítulo a la iniciación en el grado 18 de Caballero rosacruz,
que corresponde al de Maestro escocés de San Andrés en el rito escocés
rectificado,
así como al 18, príncipe soberano rosacruz, en el rito de Perfección[94].
Desde principios de 1983, mi esposa
padecía trastornos en forma de úlceras en todo el aparato digestivo, que
eran muy dolorosas y reducían a casi nada su alimentación. Ni mis
colegas de la facultad ni un curandero famoso encontraban explicación ni
remedio. Tuvo que permanecer en cama durante varios meses[95].
A principios de febrero de 1984… se
me ocurrió una idea impropia de un ma­són ateo: proponer a Claude que,
durante nuestro camino de regreso a Bretaña, nos detuviéramos en Lourdes[96].
Llevé a Claude al santuario de
Lourdes… Se celebraba una misa. Yo no había seguido nunca una eucaristía
y no había prestado atención en las bodas y funerales en los que había
asistido como parte de la obligada vida social… En un momento dado, el
sacerdote se levantó y leyó con solemnidad: “Pedid y recibiréis, buscad y
encontraréis… Palabra de Nuestro Señor Jesucristo”. Me quedé
estupefacto: esta frase, que había escuchado durante la primera
iniciación, eran palabras de Jesús… De repente, escuché con claridad en
mi cabeza una voz dulce que me decía: “Está bien, pides la curación de
Claude, pero ¿qué ofreces tú?”. Durante un tiempo, que no puedo
determinar, quedé fascinado por esta locución interior, incapaz de
seguir el desarrollo de la misa… Sólo recobré, de alguna manera la
conciencia, cuando el sacerdote elevaba la hostia en la cual, por
primera vez en mi vida, reconocí a Jesús bajo las apariencias de pan.
Era la luz que había buscado en vano a lo largo de múltiples
iniciaciones… Al terminar la misa, seguí al sacerdote hasta la sacristía
y, sin más preámbulos, le pedí el bautismo sin saber que para los
adultos es indispensable una preparación. Sólo había asistido al
bautismo de mis hijas sin interesarme realmente en lo que ocurría[97].
Claude se sorprendió, creyendo que se
trataba de una broma o que me había vuelto loco… Sin embargo, en el
camino de regreso mi curiosidad insaciable sobre las cuestiones de la fe
y la vida cristiana, sobre la forma de rezar y mi insistente deseo de
ser bautizado, terminaron por convencerla de que mi transformación y mi
conversión no era una engañifa ni una chifladura. Por otro lado y para
sorpresa mía, algunas de mis convicciones más arraigadas se derrumbaron
en unas horas[98].
Un día, al manifestar su conversión, los
“hermanos” dejaron de dirigirle la palabra. El sábado de Pascua recibió
el bautismo y confirmación. Claude estaba presente y curada sin que se hubiera aplicado ningún nuevo tratamiento[99].
A partir de su conversión, el “hermano” jefe de su trabajo comenzó a
hostilizarlo para que dimitiera, bajándole de categoría. Quiso acudir a
los tribunales para que respetaran sus derechos. Pero un día recibí
la visita de un “hermano”, quien, con la mayor frialdad, me dijo que, si
pleiteaba ante la magistratura laboral, ponía en peligro mi vida y él
no podría hacer nada para protegerme… Nunca imaginé que se pudiera estar
amenazado de muerte por conocidos y honorables “hermanos” masones de
nuestra ciudad… Me tomé en serio la amenaza y, al día siguiente,
deposité en la caja fuerte de mi banco una nota, indicando el nombre de
las personas sospechosas para e1 caso de que me sobreviniera un suicidio
involuntario[100].
En ese tiempo, continuaba
levantándome pronto cada mañana para rezar el rosario y leer los
Evangelios. Poco tiempo después de mi bautismo, me apunté a un curso por
correspondencia para obtener un diploma de propedéutica en teología[101].
Durante el verano fue con su esposa a visitar la abadía católica de sainte Anne de Kergonan. Acudimos
a oír Vísperas. ¡Qué pureza, qué sencillez, qué intimidad y, al mismo
tiempo, qué efecto sobre el alma y sobre el cuerpo! Sí, sobre el cuerpo.
Claude ya podía alimentarse normalmente, pero aún tenía fístulas. Al
salir de la iglesia, me dijo que, durante los cantos, había dejado de
sufrir[102].
El sacerdote de la abadía con quien
habló, le aconsejó arreglar su problema matrimonial. Después de un par
de años, todo se solucionó y pudieron casarse por la Iglesia católica,
en la que entraron definitivamente por medio del padre Yves de la
abadía. En una ocasión, escuchó la misma voz anterior que le dijo: Sed mis testigos.
Así Dios le manifestaba su misión. Una misión de evangelización a
través del mundo, dentro del movimiento católico de la Renovación
carismática.

Escribió varios libros: Del secreto de las logias a la luz de Cristo (Ed. L’Icône de Marie): Nada es imposible para el Señor: un carisma de curación (Ed. Le Sarment). Dice:
A raíz de la publicación del libro “Del secreto de las logias a la luz
de Cristo”, uno de mis antiguos “hermanos”, iniciado en el grado 33, me
escribió: “Me alegra que hayas encontrado la luz que yo busco desde hace
tanto tiempo”[103].
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xix. ¿PUEDE  UN  CATOLICO  SER  MASÓN?
No, porque la masonería va directamente contra las principales verdades de nuestra fe.
El cardenal José María Caro dice en su libro El misterio de la masonería: En
ciertos grados se blasfema de Cristo y se blasfema de Dios, diciendo
que Él es el principio malo. Se profanan las hostias consagradas
atravesándolas con un puñal. Yo mismo he visto un diploma en que se daba
poder para fundar logias. Este diploma, emanado de alguna Gran Logia
tenía varias figuras o emblemas que manifiestan el espíritu de la Logia.
Una de estos emblemas era un cáliz, derramándose, y una hostia
atravesada por un puñal. Otro era el mundo con una cruz para abajo.
Otro, el del Corazón de Jesús con las palabras Cor execrandum (Corazón
execrable)[104].
La masonería es particularmente nociva
para el cristianismo, porque no tiene la apariencia de una secta, sino
de una asociación filosófica, pero después de 300 años ha impregnado las
ideas y legislaciones de todos los países modernos con su laicidad. Ha
promovido todas las leyes que favorecen el libertinaje sexual, el
divorcio, la contracepción, el aborto, los pactos de convivencia
(también entre homosexuales), la manipulación de embriones, y pronto, la
despenalización de drogas suaves y la legalización de la eutanasia.
Como diría el doctor Pierre Simon, antiguo Gran Maestre de la Gran Logia
de Francia: Es todo el concepto de familia el que está a punto de cambiar[105].
Por otra parte, al querer glorificar al
hombre y ensalzarlo como un dios, ha rebajado a Cristo a simple hombre.
Los masones operativos anteriores al siglo XVIII construían grandes y
hermosas catedrales para glorificar a Dios, pues eran católicos
convencidos. La masonería especulativa, al rechazar a Cristo, se alejó
de Dios, considerándolo como una figura decorativa que no interviene en
la vida humana. Ahora sólo hablan de la construcción del propio templo
interior por la formación personal integral con la ayuda de los
“hermanos”. Eso es como decir, en términos masónicos, que cada uno labra
su propia piedra desde su nacimiento hasta su muerte, momento en que
pasa el Oriente eterno, donde sólo queda el recuerdo para los masones
vivientes.
Además, hemos visto que para ellos la
VERDAD no existe, sólo hay verdades pequeñas, que pueden cambiar. Los
dogmas de la Iglesia los ven como mentiras y supersticiones. ¿Y nosotros
católicos debemos dejar de creer en Cristo Dios, en su Encarnación, en
su Pasión, muerte y Resurrección para ser masones? Podemos concluir con
seguridad que es imposible creer a la vez en las verdades de la fe
católica y creer, al mismo tiempo, que son mentiras supersticiosas que
la Iglesia trata de imponer.
Ellos hablan de tolerancia, pero en la
práctica es una gran mentira, porque tratan de imponer sus ideas,
persiguiendo a la Iglesia, como hemos visto a lo largo de estas páginas.
Cuando el Papa Juan Pablo II vino a Reims (Francia) en 1996, los
masones reunieron varios centenares de adeptos en Valmy para oponerse a
su viaje. Y ¡cuántas veces lo han hecho a través de manifestaciones y de
los medios de comunicación social, tratando de magnificar los errores
de los sacerdotes para desprestigiar al Papa y a la Iglesia!
En el periódico El Mercurio de
Chile, del 11 de noviembre del año 2001, el Gran Maestre de la Gran
Logia de Chile, Jorge Carvajal, atacó a la Iglesia católica por su
oposición al aborto y a la píldora del día  siguiente. ¿Dónde estaba el
respeto y la tolerancia?
Por eso, Maurice Caillet, por propia experiencia, nos dice: La vida de las logias, que
ha sido la mía durante quince años, revela una animosidad particular
contra la autoridad papal y contra los dogmas de la Iglesia[106].
Mi experiencia y mis lecturas me
llevaron a la            conclusión formal de que en buena lógica no se
puede ser a la vez un buen católico y un verdadero masón, sean cuales
fueren las obediencias que sigan. Y para mí supone un gran sufrimiento
saber que numerosos laicos y algunos eclesiásticos se han dejado seducir
por los cantos de sirena masónicos. El caso más concluyente (triste) es
el del padre Jean Claude Desbrosse, que, en diciembre de 1999, ordenó
que a su fallecimiento, la esquela en “Le Figaro” incluyese todos sus
títulos masónicos de la Gran Logia Nacional francesa, y anunciaba su
retorno al Oriente eterno, lugar de los masones fallecidos[107].
Ciertamente, es muy triste que algún
sacerdote sea masón y que muchos católicos no vean en la masonería
ningún peligro para su fe o, peor aún, que vayan a la iglesia y
comulguen, cuando está expresamente prohibido. Quizás no conocen el
fondo de la masonería por estar en los tres primeros grados, pero deben
abrir los ojos y seguir a Cristo (Camino, Verdad y Vida) y no a unos
dirigentes, que nos apartan de Cristo, de la Iglesia y de Dios.
No olvidemos nunca lo que dijo Jesús: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida (Jn 8, 12). Andad
como hijos de la luz… sin participar en las obras infructuosas de las
tinieblas, antes bien, denunciadlas y reprobadlas, pues lo que estos
hacen en secreto es vergonzoso hasta el decirlo
(Ef 5, 8-12).
Y, para terminar, hay un texto en el profeta Isaías que parece a propósito para que se lo apliquen los masones: Esperábamos
la luz y hubo tinieblas, esperábamos la claridad y estuvimos en
oscuridad. Palpamos la pared como ciegos y vacilamos como los que no
tienen ojos. Tropezamos al mediodía como si fuera al anochecer y
habitamos entre los santos como los muertos. Gruñimos como osos y
gemimos como palomas. Esperábamos el derecho, pero la salvación huyó de
nosotros. Porque fueron muchas nuestras rebeldías contra Ti y nuestros
pecados testifican contra nosotros… Conocemos nuestras culpas: Rebelarse
y renegar de Dios y apartarse de Él… La verdad ha tropezado en la plaza
pública… la verdad ha desaparecido
(Is 59, 9-15).
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xx. NOMENCLATURA
  • Aclamaciones son fórmulas pronunciadas en voz alta en ciertos momentos del ritual, como ¡Libertad, igualdad, fraternidad!
  • Arte real es la masonería.
  • Cadena de unión: Al fin de algunos trabajos o en ciertas
    ceremonias, los hermanos forman un círculo, cruzando sus brazos sobre el
    pecho, tomándose de la mano, para fortalecer el espíritu de unión.
  • Cámara del medio: Lugar donde se reúnen solamente los Maestres.
  • Convento se refiere a una reunión de varias logias o congreso de masones.
  • Hijos de la viuda. Así se llama a los masones, porque Hiram Abif, el constructor del templo de Salomón, era hijo de una viuda israelita.
  • Lobetones son los niños o jóvenes que se reciben en la masonería, en el llamado bautismo o iniciación masónica.
  • Logia es el lugar donde se reúnen en el templo masónico o la asamblea de ellos.
  • Masonería y francmasonería son sinónimos, al igual que masones o francmasones.
  • Masonería azul es la que comprende los tres primeros grados.
  • Masonería roja es la que comprende los grados superiores.
  • Obediencia: Asociación de logias que tienen los mismos principios, aunque no necesariamente los mismos rituales.
  • Plancha es la exposición de un trabajo o tema ante los demás “hermanos”.
  • Talleres son las asambleas de masones, caracterizadas por un color, correspondiente al color del cordón que lleva cada uno:
  • Talleres azules: Logias azules del 1 al 3 grado.
  • Talleres rojos o Capítulos del 4 al 18 grado.
  • Talleres negros o Areópagos del 19 al 30 grado.
  • Talleres blancos del 31 al 33 grado.
  • Tenida es la sesión o reunión masónica.
  • Tenida blanca es la reunión a la que invitan a los profanos
    no masones con ocasión de fiestas o ceremonias de bautismo, entierro,
    reconocimiento conyugal u otras fiestas.
  • Tenida fúnebre es la reunión para recordar a sus muertos.
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xxi. CONCLUSIÓN
Como conclusión de estas reflexiones
quisiera decir a todos los católicos  que militan aún en la masonería,
quizás por ignorancia o por interés de conseguir ayuda de sus
“hermanos”: No se vendan por dinero, no se dejen comprar por ayudas
materiales o ascensos o mejoras de trabajo. La fe no se compra ni se
vende. La fe es un tesoro que hay que defender y pedir con humildad.
Si tú dudas de la fe católica al ver
sacerdotes de mal ejemplo, lee la vida de los santos que han vivido su
fe en plenitud. Si estás confundido por tantas cosas que has leído o te
han dicho, ora y pide la luz de Dios, pregunta a quien sabe, pero no te
dejes llevar de la indiferencia. No pierdas tu fe. Y, si ya la has
perdido, pide y busca, ora con humildad. Dios te dará una fe fuerte para
que seas su testigo en el mundo y puedas fortalecer a tus hermanos en
la fe. Hay centenares de ateos que se convirtieron después de años de
vida sin Dios. Tú puedes ser uno de ellos…
Te deseo una vida de fe abundante y
gloriosa. Jesús ha muerto por ti y ha resucitado para esperarte todos
los días como un amigo en el sacramento de la Eucaristía. No te lo
pierdas y vete todos los días a visitarlo y, si puedes, vete a misa
diariamente para que puedas recibir su abrazo en el momento de la
comunión. La Virgen María, tu madre y nuestra Madre, te ayudará en tu
caminar hacia Jesús. Y recuerda también que un ángel bueno te acompaña:
tu ángel custodio.
Que seas un católico de verdad. Que seas santo. Éste es mi mejor deseo para ti. Saludos de mi ángel.
Tu hermano y amigo del Perú.
Angel Peña O.A.R.
Parroquia La Caridad
Pueblo Libre – Lima – Perú
Teléfono 00(511)4615894
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xxii. BIBLIOGRAFÍA
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Zichichi Antonino, Perché io credo in Colui che ha fatto il mondo, Ed. Il Saggiatore, Milano, 2006.
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xxiii. NOTAS


[1] Manual del aprendiz, rito York, publicado por Jorge Butler y Eduardo Mendoza, Lima, 1975, p. 25.


[2] Ib. p. 26.
[3] Naudon Paul, Les origines de la francmaçonnerie, Ed. Dervy, París, 1992, p. 7.
[4] Ullate José Antonio, El secreto masónico, Ed. Libros libres, Madrid, 2007, p. 110.
[5] Ullate José Antonio, o.c., p. 118.
[6] Ullate José Antonio, o.c., p. 119.
[7] Ricardo de la Cierva, La palabra perdida, Ed. Fénix, 1994, p. 87.
[8] Ib. p. 89.
[9] Ib. p. 94.
[10] Ib. p. 116.
[11] Ib. p. 118.
[12] Ib. p. 119.
[13] Ib. p. 122.
[14] Puede leerse en Naudon Paul, Les origines de la Francmaçonnerie, 1991, p. 279.
[15] El grupo Hijos
de Cambacérès recibe su nombre de Jacques Regis de Cambacérès
(1753-1824), duque de Parma, que fue Gran Maestre adjunto del Gran
Oriente de Francia (1806-1815) y miembro del Supremo Consejo del rito
escocés antiguo y aceptado.
[16] Caillet Maurice, Yo fui masón, Ed. Libros libres, Madrid, 2008, pp. 171-172.
[17] Caillet Maurice, Catholique et franc-maçon, est-ce possible?, Ed. L’Icône de Marie, 2007, p. 24.
[18] Ricardo de la Cierva, La masonería invisible, o.c., p. 327.
[19] Guerra Manuel, Diccionario enciclopédico de las sectas, BAC, Madrid, 2001, pp. 709-712.
[20] Caro José María, El misterio de la masonería, Ed. Difusión, Buenos aires, 1925, p. 328.
[21] Guerra Manuel, o.c., pp. 701-708.
[22] Frau Abrines Lorenzo, Diccionario enciclopédico de la masonería, vol quinto, Ed. Del Valle, México, 1976-1977, p. 713.
[23] Ib. pp. 713-717.
[24] Ricardo de la Cierva, La palabra perdida, Ed. Fénix, 1999, p. 270.
[25] Ib. p. 270.
[26] Sobre los juramentos masónicos se puede consultar el diccionario enciclopédico de la masonería de Frau Abrines Lorenzo, 5 vol., México, 1976-1977.
[27] Publicado por Kessinger Publishing, Montana, 1992, Ed. en facsímil.
[28] Publicado por Kessinger Publishing, Montana, 2001, Ed. en facsímil.
[29] Ullate José Antonio, o.c., p. 191.
[30] Lozac’hmeur, Fils de la Veuve: Essai sur le symbolisme maçonnique, Editions Sainte Jeanne d’Arc, 1990, pp. 120-121.
[31] Pike Albert, Moral
y Dogma, del rito escocés antiguo y aceptado, Traducción del inglés de
Alberto Moreno, Benidorm (Alicante-España), 2008, p. 18. Albert Pike lo
publicó por primera vez en Charleston (USA) en 1871.
[32] Ib. p. 93.
[33] Citado por Ullate José Antonio, El secreto masónico desvelado, Ed. Libros libres, Madrid, 2007, p. 41.
[34] Vidal Cesar, o.c., pp. 86-87.
[35] Messori Vittorio, Leyendas negras de la Iglesia, Ed. Planeta, Barcelona, 1996, p. 105.
[36] Cammilleri Rino, Los monstruos de la razón, Ed. Homo legens. Madrid, 2007, p. 139.
[37] Archivo general de palacio, Madrid, papeles reservados del rey Fernando VII, tomo 15, folios 244-247.
[38] Vidal César, o.c., p. 123.
[39] Messori Vittorio, Leyendas negras de la Iglesia, o.c., p. 220.
[40] Pueden leerse en Carlos Vidal, Los masones, la sociedad secreta más influyente de la historia, Ed. Planeta, Barcelona, 2005, pp. 345-348.
[41] Vidal César, o. c., p. 169.
[42] Vidal César, o. c., p. 262.
[43] Vidal César, o. c., p. 303.
[44] Caro José María, o.c., p. 187.
[45] Caillet Maurice, La franc-maçonnerie : un péché contre l’Esprit ?, Ed, L’Icône de Marie, 2004, p. 39.
[46] Ib. p. 40.
[47] Ricardo de la Cierva, La masonería invisible, o.c., p. 410.
[48] Archivo de servicios documentales, Salamanca, leg 760.A.7, César Vidal cita dos documentos sobre este tema en su obra Los masones, o.c., pp. 320-321.
[49] Caillet Maurice, Catholique et frac-maçon est-ce possible?, Ed. L’Icône de Marie, 2007, p. 10.
[50] Manual de la masonería simbólica, Gran Logia del Perú, rito de York, Ed. de 1990, p. 42.
[51] Cornejo Ismael, La hora de la decisiones, p. 16. Ismael Cornejo es grado 12 de14 que hay en el rito de York.
[52] Caro, o.c., p. 182.
[53] Caillet Maurice, Catholique et frac-maçon est-ce posible?, o.c., p. 23.
[54] Enciclica Veritatis splendor Nº 99.
[55] Memorias biográficas, vol. XIV, cap. 19, pp. 441-442.
[56] Encíclica Veritatis splendor Nº 96.
[57] Ib. Nº 34.
[58] Ib. Nº 35.
[59] Caillet Maurice, Yo fui masón, o. c., p. 178.
[60] Ib. pp. 178-179.
[61] Caro José María, o.c., p. 173.
[62] Caillet Maurice, Yo fui masón, p. 179.
[63] Ullate José Antonio, o.c., p. 100.
[64] Caillet Maurice, Yo fui masón, o.c., p. 179.
[65] Ullate José Antonio, o.c., p. 59.
[66] Fulton Sheen, La vida merece vivirse, Ed. Planeta, Barcelona, 1961, p. 190.
[67] Zichichi Antonino, Perché io credo in Colui che ha fatto il mondo, Ed. Il Saggiatore, Milano, 2006, p. 85.
[68] Ib. pp. 90-91.
[69] Ib. p. 93.
[70] Caillet Maurice, Catholique et frac-maçon est-ce posible?, o.c., p. 13.
[71] Encíclica Evangelium vitae Nº 20.
[72] Heilbron, The sun in the Church: Cathedrals as solar observatories, Harvard university press, Cambridge, 1993, p. 3.
[73] Woods Thomas, Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental, Ed. Ciudadela, Madrid, 2007, p. 78.
[74] Lugon Clovis, La Republique de Guaranis (1610-1768), Ed. Ouvrières, Paris, 1970, p. 92.
[75] Paul Gourdeau, Revista Humanisme, Nº 193, octubre de 1990.
[76] Castañón Ricardo, ¿Llora Cristo en el valle?, Ed. Grupo internacional para la paz, 2000, p. 22.
[77] Collins Francis, ¿Cómo habla Dios?, Ed. Temas de hoy, Madrid, 2007, pp. 134-135.
[78] Jody Brant Smith, The image of Guadalupe, myth or miracle, Doubleday company, New York, 1983, p. 101.
[79] Ib. p. 105.
[80] Se puede leer el libro de Linoli Odoardo, Ricerche
istologiche, immunologiche e biochimiche sulla carne e sul sangue del
miracolo eucaristico di Lanciano (VIII secolo), Quaderni sclavo di
diagnostica, 1971, Ed. Smel, 1992.
[81] Caro José María, El misterio de la masonería, Ed. Difusión, Buenos Aires, 1925, p. 16.
[82] Ib. p. 16.
[83] Ib. p. 35.
[84] Varios, Reinado social del Sagrado Corazón de Jesús, Lima, 1951, pp. 16-17.
[85] Ullate José Antonio, o.c., p. 188.
[86] Ib. p. 189.
[87] Ib. p. 190.
[88] Buhigas Guillermo, Los protocolos, Ed. Sekotia, Madrid, 2008, p. 96.
[89] Caillet Maurice, Yo fui masón, Ed. Libros libres, Madrid, 2008, pp. 13-14.
[90] Ib. p. 41.
[91] Ib. p. 50.
[92] Ib. p. 52.
[93] Ib. p. 65.
[94] Ib. p. 67.
[95] Ib. p. 72.
[96] Ib. p. 90.
[97] Ib. pp. 93-95.
[98] Ib. p. 96.
[99] Ib. p. 102.
[100] Ib. p. 105.
[101] Ib. p. 106.
[102] Ib. p. 107.
[103] Ib. p. 180.
[104] Caro José María, o.c., p. 134.
[105] Pierre Simon, De la vie avant toute chose, Ed. Mazarine, 1979.
[106] Caillet, o.c., p. 177.
[107] Ib. p. 168.
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