Aragón, siendo un país de Europa, es en
gran parte un extenso y blanco desierto surcado de oasis lineales en
torno a sus ríos.
Posee un extenso legado andalusí: la arquitectura zagrí de ladrillo y
yeso, del s. XI, confundida entre la Arquitectura Mudéjar, Patrimonio de
la Humanidad. Medio natural y arquitectura zagrí nos conducen al
exótico origen de esta última: Irán o la Persia del s. X, de donde
vienen soluciones estructurales, constructivas y decorativas.
gran parte un extenso y blanco desierto surcado de oasis lineales en
torno a sus ríos.
Posee un extenso legado andalusí: la arquitectura zagrí de ladrillo y
yeso, del s. XI, confundida entre la Arquitectura Mudéjar, Patrimonio de
la Humanidad. Medio natural y arquitectura zagrí nos conducen al
exótico origen de esta última: Irán o la Persia del s. X, de donde
vienen soluciones estructurales, constructivas y decorativas.
ARTE ISLÁMICO EN ARAGÓN: LA ARQUITECTURA ZAGRÍ
JAVIER PEÑA GONZALVO
JOSÉ M. PINILLA GONZALVO
(De un trabajo de investigación presentado en 1986 a los premios King Fahd awards)
Zuera. Arco de la Mora
1 ZAGR ALANDALÚS / ARAGÓN ANDALUSÍ
1.1. ENCUADRE HISTÓRICO
Zagr
Alandalús o la Marca Superior de Al-Andalus, es el territorio situado
en el valle del Ebro, organizado en torno a la ciudad de Zaragoza
(Saraqusta), dotado de cierta autonomía administrativa entre los años
714, año en el que fue ocupado por el ejército islámico, y 1018, en el
que Mundir I se independizó del poder de Córdoba dando origen al Reino
de Saraqusta, la taifa más importante de todas las que se originaron
tras la fitna y la consiguiente desmembración del califato Omeya.
En
1118, Saraqusta fue conquistada por el rey cristiano de Aragón, Alfonso I
el Batallador, y la mayor parte de su población, la urbana, emigró al
incipiente reino de Granada, así como al Magreb, especialmente a la
región de Tozer (Tawzar), a donde exportó su singular arquitectura de
ladrillo y yeso. Una gran parte de la población rural, especialmente en
torno al valle central del Ebro y sus afluentes meridionales, permaneció
manteniendo sus costumbres y religión, favorecidos por las
disposiciones de la monarquía y la nobleza aragonesas; esta minoría
religiosa es la que se conoce actualmente como mudéjares. En 1610,
Felipe II (III en Castilla), en contra de los intereses aragoneses los
expulsó, emigrando al norte del Magreb, fundamentalmente a Orán, Argel y
Túnez y al sur de ésta, en el valle del Mayarda, en torno a la ciudad
de Tastur; ese territorio, que había sido ocupado recientemente por los
turcos, recibió la cultura de los moros aragoneses, que aún se
consideraban diferentes que el resto de los andalusíes, denominándose a
sí mismos como zagríes (tagarenos los llama Cervantes en el Quijote).
Zagr
Alandalús, situada en el eje de transición entre oriente y occidente,
desarrolló una economía eminentemente comercial, y en Saraqusta, su
capital, que alcanzó una población de 50.000 habitantes hacia el año
1100, se estableció a lo largo del siglo XI la corte más brillante de
todo Alandalús, sultanes de origen yemení, los Tuyibíes al principio y
los Hudíes hasta la conquista de la ciudad por los almorávides, unos
años antes de la conquista cristiana. El comercio del ámbar con los
países nórdicos se canalizaba a través de Zaragoza, a juzgar por el
hallazgo de tesorillos de moneda saraqustí en Escandinavia. Comerciantes
saraqustíes, especialmente judíos, poseían grandes almacenes para
mercancías de todo tipo. Estas llegaban por caminos protegidos o por
vía fluvial, al ser el Ebro navegable en aquella época. Este intenso
comercio generó grandes riquezas que se emplearon en buena parte para
proteger la cultura —sabios de todo el mundo islámico acudían a Zaragoza
atraídos por la liberalidad de sus gobernantes—, para edificar
fastuosos edificios, y para pagar tributos a sus belicosos vecinos
cristianos, comprando así la paz del país.
La herencia más importante
de este periodo, al menos la más visible, fue su arquitectura. En
primer lugar la palaciega, representada por el palacio real de La
Aljafería, la más conocida, o mejor dicho, la única reconocida hasta
ahora; en segundo lugar, la arquitectura religiosa, que denominaremos
arquitectura zagrí, confundida entre la extensa arquitectura mudéjar.
1.2.- ARQUITECTURA ISLAMICA DOCUMENTADA EN ZAGR ALANDALÚS
Zaragoza
tiene la suerte de poseer un monumento clave del arte islámico, La
Aljafería, una de las escasas fortalezas, junto con el ribat de Susa
(Túnez), emplazada en terreno llano, en todo el occidente islámico.
Tiene su origen en una fortificación del s. IX, aunque su recinto
exterior pudo ser construido por ºAbd-ar-rahmän An-Nasir en el s. X, y
su interior acondicionado en le s. XI por el sultán saraqustí Ahmad I.
A
juzgar por su emplazamiento sobre el extremo de una terraza que domina
el Ebro, y por el aspecto de los torreones y lienzos de murallas el
edificio debió tener una función eminentenente militar durante los
siglos IX y X, compartida con la palacial en el XI. Era un amplio
recinto de 87 x 78 m, cuadrangular, con torreones ultrasemicirculares a
excepción de la Torre del Trovador, cuya parte inferior parece ser el
resto más antiguo. Esta tipología castrense tiene sus precedentes en
Oriente Próximo, con un paralelismo sorprendente, en planta y alzados,
con Uhaydir, Iraq. Los torreones eran de alabastro, a imitación de la
muralla romana, mientras que los lienzos eran de mampostería, tapial o
aparejo concertado, con basamento de alabastro.
En el s. XI Abú Yafar
Ahmad Al-Muqtadir bi-llah, en pleno esplendor cultural de la corte
saraqustí, modificó el interior para construir un alcazar digno del
brillo de su taifa. Basado en la habitual disposición musulmana de
patios y pabellones anexos, la parte representativa se articulaba en
torno al hoy llamado patio de Santa Isabel. Se conservan los pórticos
norte y sur, éste copia del original conservado en el Museo Arqueológico
Nacional de Madrid, y dos salas y la mezquita de la zona norte.
Probablemente la zona Este estaría ocupada por la guarnición militar,
mientras que la oeste lo estaría por el harén o zona privada del
alcázar.
Los materiales de construcción son muy variados, estando
ausente la piedra de sillería lo que la aleja de la arquitectura
cordobesa. En La Aljafería se desarrollan esquemas ornamentales
originales como el arco mixtilíneo, y otros orientales como las pinturas
murales de la mezquita e incluso otros de origen sasánida corno la
decoración vegetal en yeso. Todo ello está presidido por una
extraordinaria complejidad decorativa. Muchos de estos elementos, en
especial los formales, aparecen también en la arquitectura zagrí, y
después en la mudéjar aragonesa.
1.2.- ARQUITECTURA ISLAMICA DOCUMENTADAZaragoza
tiene la suerte de poseer un monumento clave del arte islámico, La
Aljafería, única fortaleza emplazada en terreno llano de todo el
occidente musulmán. Fue construida, probablemente, en el siglo X por
Abderramán III, y modificada interiormente en el siglo XI por Ahmad I
Al-Muqtadir, si bien tiene su origen en una fortificación del s. IX.
Se
trata de un caso claro del arte andalusí, acusando la fuerte influencia
oriental de la corte tuyibí. Aquí tiene su origen el arco mixtilíneo,
que aparecerá posteriormente en el Magreb. La Aljafería está construida
con tapial, mampostería y ladrillo, igual que la arquitectura zagrí que
más adelante se expondrá, lo que la aleja mucho de la arquitectura
cordobesa, construida en piedra sillar.
Los arcos mixtilíneos y otros elementos ornamentales, aparecerán en la arquitectura zagrí y después en la mudéjar aragonesa.
El
resto de la arquitectura islámica documentada se refiere
principalmente a recintos fortificados, destacando los de Calatayud,
Baraca, Albarracín, Huesca, Rueda de Jalón, Alquezar, Alagón, Ayerbe,
etc. Quedan restos arqueológicos en Maleján, Huesca, Baraca y Zaragoza.
Existen muchos más, pero muy diseminados y a falta de ser estudiados y
sistematizados.
2.- EL ARTE MUDEJARSe conoce
por Arte Mudéjar, al que se desarrolló, fundamentalmente a lo largo de
la Baja Edad Media, en algunos territorios de los reinos cristianos
peninsulares. Esta denominación tiene su origen en el siglo XIX, cuando
algunos eruditos acuñan el término para definir el arte de origen
islámico realizado bajo dominio político cristiano. Moros o mudéjares
se denominaban en la Edad Media, a los individuos pertenecientes a la
minoría musulmana.
Se distinguen en España varios focos de Arte Mudéjar:
· El foco de Castilla-León, muy asimilado al Arte Románico, aunque construido en ladrillo.
· El foco de Toledo, nacido a partir de una evolución del arte califal de las tierras toledanas.
· El foco de Andalucía, que recrea el arte islámico existente antes de la conquista cristiana.
·
El foco de Aragón, el más rico y evolucionado, recoge todo el esplendor
del arte taifal saraqustí y las innovaciones que introducen, tanto los
almohades corno los cristianos. Es la evolución del Arte Islámico del
Norte de Alandalús, una vez que entra en contacto con la sociedad
cristiana y su cultura.
2.1.- ARQUITECTURA MUDEJAR ARAGONESA. ESTADO DE LA CUESTION
En
los primeros estudios sobre Arte Mudéjar aragonés apenas se le
diferenciaba del resto del Arte Mudéjar español. En 1937 el arquitecto
Francisco Iñiguez Almech publica sus primeras investigaciones sobre las
torres mudéjares aragonesas; por vez primera, las sistematiza desde su
concepción estructural, relacionándolas con los alminares
hispano-musulmanes. Apunta la posibilidad de que las torres de Santa
María de Tauste y San Pablo de Zaragoza sean andalusíes y no mudéjares.
Estudia también de forma monográfica algunas de las iglesias más
características, como la de Santa Tecla de Cervera de la Cañada
(Comundad de Calatayud) construída en 1416 por el alarife Mahoma Ramí,
abriendo de esta forma el camino a posteriores estudios del tema.
Tras
una publicación de José Galiay en los años 50, hablando de forma
monográfica del Arte Mudéjar aragonés, en los años 80 Gonzalo Borrás
Gualis, profesor de la Universidad de Zaragoza, ha desarrollado la obra
de Galiay, lntentando sistematizar la arquitectura mudéjar aragonesa.
Borrás divulga y fija de forma definitiva el mudéjar como un estilo
artístico, con características propias y netamente diferenciado del
arte cristiano contemporáneo, ya fuese gótico o renacentista.
Considera, junto con Torres Balbás, que el Arte Mudéjar aragonés tiene
sus orígenes en el siglo XIII, tras un periodo en el que supuestamente
sólo se construirían edificios románicos, como una manifestación del
nuevo poder cristiano.
Salvo
escasos edificios parcialmente documentados, como algún campanario de
Daroca y Teruel, todos los edificios del primer periodo mudéjar (siglo
XIII y comienzos del XIV) están adscritos al mismo de forma arbitraria,
dándose además una variedad estructural y formal, de la que carecen las
edificaciones posteriores. A partir del siglo XIV se comienza a tener
más documentación, lo que permite fechar un gran número de edificios. Es
entonces cuando se inicia el primer gran florecimiento del Arte
Mudéjar. Se consolidan tipologías de iglesias de una o tres naves,
iglesias fortaleza y torres con estructura y decoración supuestamente
basadas en el arte almohade.
A lo largo de los siglos XV y XVI, se
desarrolla y consolida, extendiéndose por gran parte del reino de Aragón
y zonas limítrofes (Navarra y Rioja), especialmente en su versión de
arquitectura civil, siendo lo más singular de ésta la composición de un
fachada coronada por un “mirador de arquetes” (1)
(1)
Brassel C, Cervera M.J., Corral, J.L., García C., Peña I, y Pinilla
J.M., La cultura islámica en Aragón, Zagaroza, 1986, Pag. 95 y ss.
2.2 ANALISIS CRÍTICO DEL ORIGEN DE LA ARQUITECTURA MUDÉJAR
a) Ausencia de arquitectura románica
La
primera razón implícitamente aducida para explicar la ausencia de
arquitectura islámica es que toda ella es destruida tras la conquista
para ser sustituida por nuevos edificios de estilo románico. Pero, de
forma inexplicable, se dice que estos edificios románicos o del gótico
inicial, son también destruidos para ser sustituidos en los siglos
XIV-XV por otros mudéjares. Así, Torres Balbás argumenta que hubo
escasos ejemplos de edificios románicos, por el uso de las mezquitas,
por la destrucción causada por la Guerra de los Pedros, y por la
modestia de tales construcciones, “sustituidos por otros más suntuosos
al mejorar la economía de la región”. En cambio el Viejo Aragón, no
sometido anteriormente al poder musulmán, posee un gran número de
edificios románicos que sí se han mantenido hasta la actualidad. Pero
esta situación también se da en la parte aragonesa al norte del Ebro,
conquistada a los musulmanes a finales del s. XI, Ello da lugar a pensar
que los edificios que supuestamente sustituyeron a los islámicos, nunca
fueron construidos. En caso contrario, lo lógico sería que se hubiesen
conservado como en el Alto Aragón, máxime, considerando que serían de
piedra de sillería, más duradera que el ladrillo.
Por otra parte, los
escasos ejemplos de arquitectura románica conservada dentro del reino
de Saraqusta, corresponde a casos que tienen justificación. Daroca,
pequeña ciudad andalusí, situada a 80 km al sur de Zaragoza, aumenta
considerablemente su población al pasar a ser ciudad fronteriza tras la
conquista, por lo que sus nuevos barrios deben proveerse de nuevos
templos románicos. Zaragoza, la ciudad más importante del reino, sólo
posee dos templos románicos, parece ser que la pequeña iglesia de San
Jaime, derribada en-el siglo XIX, y los ábsides de la catedral,
consagrada en lo que fue mezquita-aljama y edificados 70 años después
de su consagración. ¿Tiene explicación lógica que se derribasen todas
las mezquitas de Zaragoza para edificar en sus solares templos
románicos, cuando ni tan siquiera había posibilidad económica de
edificar una nueva catedral? Cabe pensar más bien, que se conservaron
las mezquitas, limitándose, tras un largo periodo, a edificar tan sólo
el ábside, imprescindible, por otra parte, para las nuevas necesidades
del culto cristiano.
b) Mantenimiento de edificios, total o parcialmente, para nuevos usos
Los
especialistas en arte no suelen tener en consideración una invariante
de la arquitectura, como es el mantenimiento total o parcial de
edificios para nuevos usos. En general, los edificios islámicos son de
simple concepción espacial, y por lo tanto adaptables fácilmente a usos
diferentes de los originales. En concreto, los alminares se pudieron
adaptar con facilidad a la nueva utilización como campanarios.
Aragón,
inmerso en una profunda crisis demográfica y económica tras la
conquista, forzosamente hubo de aprovechar los anteriores edificios en
buen estado.
Calatayud.
En primer término las torres de ladrillo y yeso de Santa María y San
Andrés, alminares (s. XI) sus cuerpos inferiores, mudéjares (s. XV) los
superiores y barrocos (s. XVII) los chapiteles. Al fondo la alcazaba o
castillo Mayor, de tapial de yeso, construida en 862 por el emir de
Alandalús Muhammad I
“En
cuanto a los orígenes de la arquitectura hispano-musulmana y su
decoración -dice Geoffrey King (2) -mucho se tomó de la tradición
visigoda anterior, pero también muchos de los motivos adoptados pueden
haber surgido en Siria, de donde vinieron los Omeyas y sus partidarios.
Junto con las formas arquitectónicas comunes a todo el mundo musulmán,
España también heredó el repertorio artístico general del mundo
mediterráneo pre-islámico.”
John D. Hoag (3) coincide con esta
opinión cuando dice: “la arquitectura del Califato de Córdoba parece
ser sobre todo una continuación de la Siria Omeya... En el siglo X
fueron adoptadas ciertas ideas probablemente orientales, como la bóveda
nervada y la decoración en estuco… y con uso de formas decorativas
romanas. Puede ser que éste interés por el arte antiguo procediese de
los cordiales y frecuentes contactos con Bizancio’.
La arquitectura
islámica española no ha sido estudiada en profundidad salvo en lo
referente a los grandes monumentos de Córdoba y Granada, y más
parcialmente a monumentos de Sevilla y Toledo. Este arte cordobés, que
ha dado en llamarse califal, tiene unas características formales,
basadas en las de la mezquita aljama de Córdoba, y se localiza
especialmente en el área andaluza y esporádicamente en otros
territorios de la península. Este periodo se distingue por el uso
sistemático de la piedra de sillería, finamente trabajada con aparejo
califal, y por el empleo mayoritario del arco de herradura o del
lobulado.
(1) Historia de Aragón III. Molina, Luis y Avila Mª Luisa, págs. 97 y ss. Guara Editorial S.A. Zaragoza 1986.
(2) La Arquitectura del mundo islánico. George Michell. Alianza Editorial SA. Madrid 1985.
(3) Arquitectura islámica. John O. Hoag. Electra Editrice. Milano 1973.
El arte islámico nazarí/nasrí
de Granada está sin embargo, muy alejado del califal. La tardía
incorporación de Granada al Reino de Castilla en 1492, y la
intervención en ello del rey Fernando II de Aragón (1) que protegió la
conservación de todos los edificios musulmanes de Granada mediante su
transformación para nuevos usos, ha permitido que su observación actual
nos desvele las grandes diferencias del arte musulmán entre unas
regiones y otras de Al-’Andalus.
Granada, que hasta el siglo XI fue
una pequeña ciudad sin importancia, se desarrolla a partir del siglo
XII, precisamente coincidiendo con la conquista del reino de Zaragoza
por Alfonso I de Aragón. Con este monarca tiene lugar un proceso
Importante de emigración/inmigración entre Granada y Zaragoza. En 1119,
tras la conquista de Zaragoza, emigran numerosos zagríes a ciudades del
este y sur, entre ellas Granada, ciudad en plena expansión. En 1125, en
cambio, Alfonso I organiza una expedición al reino nazarí y consigue
traerse a Aragón 10.000 familias de mozárabes granadinos con objeto de
repoblar el desierto territorio de Zaragoza. La llegada de los zagríes a
Granada tuvo que ser determinante en la evolución de la arquitectura
de la ciudad. Hasta entonces, sus monumentos eran de arte califal
(piedra de sillería y arcos de herradura en las puertas de las murallas
del siglo X), mientras que a partir del siglo XII, con la llegada de los
zaragozanos, se abandona el arco de herradura y comienza el uso
sistemático del ladrillo. Todos los alminares conservados hoy en Granada
-convertidos en campanarios- son de ladrillo salvo el de San Juan, del
siglo X, califal y de piedra.
La arquitectura del norte de
Al-’Andalus, en el Valle del Ebro, tuvo que ser totalmente diferente a
la del Sur, en el Guadalquivir, como ya lo fue bajo Roma. Las
características del Valle del Ebro obligaban al uso del ladrillo como
principal material de construcción, motivando una respuesta artística
diferente. La llegada de arquitectos selyucidas iraníes, procedentes de
una región con una tradición milenaria en el uso del ladrillo,
explicaría la estrecha relación formal, estructural y constructiva de la
arquitectura aragonesa con la persa (2).
3.2.- LA ARQUITECTURA ORIENTAL DE LADRILLO HASTA EL SIGLO XII
Existen
dos hechos que caracterizan la arquitectura islámica aragonesa. El
primero es la gran tradición constructiva en ladrillo, desde Roma y los
pueblos pre-romanos, hasta el siglo XX, en Zaragoza, en 1983, dominan de
tal forma las construcciones de ladrillo, que quizá puedan estimarse
éstas en un 90% del total. El segundo hecho, apreciado por todos los
investigadores de arte islámico, es el profundo orientalismo de sus
edificios. Veamos, pues, como son los edificios de ladrillo orientales,
contemporáneos de los zagríes.
3.2.1.- LOS ANTECEDENTES DE LA ALJAFERIA: UHAYDIR Y SAMARRAEl
palacio de Uhaydir, abasí, es de planta cuadrada, con esbeltos
torreones ultrasemicirculares y paños de muralla aligerados con
arquerías ojivales.
La ciudad de Sámárra, también abasí, posee
varios edificios amurallados, y la ciudad misma, semejantes a Uhaydir.
Conserva fachadas coronadas por arquerías que recuerdan al clásico
mirador de arquetes de la arquitectura mudéjar civil aragonesa. La Gran
Mezquita conserva paños decorativos, como será común en la arquitectura
zagrí.
Un elemento constructivo muy común en la arquitectura
islámica aragonesa, la bóveda enjarjada (o de aproximación de hiladas),
tiene su origen en la arquitectura mesopotámica pre-islámica.
Así
pues, en Uhaydir y Samarra encontramos elementos formales y
constructivos que aparecerán en la arquitectura zagrí, diferenciándola
de la del resto de Al-’Andalus:
· El ladrillo como elemento constructivo y decorativo.
· La bóveda enjarjada como elemento estructural.
· Los arcos ojivales, con claves desaparejadas
· Los paneles decorativos en paramentos exteriores.
· Arquerías ciegas como elemento formal.
· Construcción de arcos sin cimbrar
Zaragoza. Santa Engracia. Restos de la iglesia mozárabe de las Santas Masas. s. XI
3.3.3.- OTROS EDIFICIOSMás
difícil de reconocer son los edificios no religiosos musulmanes
reutilizados por los cristianos, ya que los nuevos usos los han
enmascarado totalmente siendo casi imposible el seguimiento de su
evolución. No obstante, son reconocibles restos en palacios y fortalezas
medievales por su emplazamiento, por noticias documentales o por restos
accidentales como columnas, capiteles u otros elementos.
Sirva de
ejemplo el Monasterio de la Resurrección de Zaragoza, convento de
monjas emplazado desde el siglo XIII en lo que fue Zuda Oriental, y que
fue construido apoyándose en las murallas romanas de la ciudad. La
actual sala capitular del monasterio -de planta cuadrada, con bóveda de
crucería simple y una de sus paredes en la muralla- conserva en sus
cuatro rincones sendas columnas cuyos capiteles califales, llevan
inscripciones en árabe. No es difícil suponer que la sala fuese de
origen musulmán y se adaptase en el siglo XIII al uso monacal.
Zaragoza.
S. Gil. La torre de esta iglesia explica de manera muy gráfica como se
pasa de una edificación zagrí, el antiguo alminar con paños decorativos
con cerámica vidriada, a un campanario mudéjar, decorado con paños de
sebka, y como es habitual sin cerámica vidriada. La proporción del
alminar (de altura suficiente para una mezquita de barrio pero
insuficiente para una iglesia cuyas bóvedas son más altas que la torre),
y su emplazamiento inadecuado con respecto a la iglesia, en el centro
de su fachada norte, que obliga a que los cuerpos altos (éstos ya
cristianos) deban volar sobre el ándito, lo que hubiese sido innecesario
si la torre, de haber sido en su totalidad cristiana se ubiese ubicado a
los pies de la nave y fuera de ésta
3.4.1.- ELEMENTOS DECORATIVOS DE LA ARQUITECTURA MUDÉJARcomo
se han descrito una serie de elementos decorativos del arte Zagrí, que
aparecen escasamente en la arquitectura mudéjar -arcos entrecruzados,
zig-zag, espinas de pez, incrustación de platos, etc.- existen otros
elementos tomados de corrientes artísticas posteriores al siglo XII, que
permiten identificar la arquitectura Mudéjar:
De la arquitectura almohade se toma la decoración a base de paños de sebka, común en las torres mudéjares y en los ábsides.
En
edificios perfectamente documentados en su construcción, como la
iglesia de Quinto, las iglesias-fortaleza, etc. (siglos XIV y XV), se
conoce la composición de la torre a base de cuerpos separados por
cornisas, el cuerpo de campanas está englobado en el conjunto sin
distinción volumétrica y sus huecos están decorados con lazos. El remate
de la torre es un chapitel de ladrillo que sustituye a la antigua
linterna zagrí. Por otro lado la torre está unida estructural y
espacialmente al resto de la iglesia, a diferencia de los alminares que
solían ir exentos.
Las torres del siglo XVI, incorporan ventanas de
doble rosca, similares a las de los miradores de arquetes de la
arquitectura civil contemporánea. Se incrustan los mismos azulejos que
en los arrimaderos de iglesias y palacios, totalmente diferentes a los
arcaicos de estrellas, platos y puntas de flecha. Las cornisas
empleadas para separar los diferentes cuerpos, introducen el ladrillo
aplantillado de la misma manera que en la arquitectura civil.
3.5.- DISTRIBUCION REGIONAL
Lo
que en este trabajo se denomina arquitectura zagrí, es decir,
arquitectura de ladrillo (o ladrillo y tapial) que se desarrolla en la
Marca Superior, presumiblemente en los siglos X y XI, no alcanza la
totalidad de este territorio andalusí, ya que los distritos de Huesca y
Barbitaniyya al carecer de tradición constructiva en ladrillo, siguen
desarrollando durante estos siglos una arquitectura andalusí
convencional, generalmente en piedra, como lo demuestran los restos aún
conservados. Son de señalar a la torre de la Seo de Barbastro, separada
del templo, y de planta hexagonal. De piedra y con estructura de doble
torre, se trata del antiguo alminar de la mezquita aljama, incendiado en
1366 y reformado en 1610-1626. También son sospechosos de ser antiguos
alminares, numerosas torres de piedra de planta mixta
cuadrada-octogonal, de pueblecitos de La Hoya de Huesca, poblados por
moriscos hasta el s. XVII.
En cambio Zaragoza y su amplio distrito,
así como los de Tudela -en su parte aragonesa- área de Tarazona y Borja,
Calatayud y Daroca, poseen una abundante muestra de arquitectura zagrí
(y consiguientemente mudéjar).
3.5.1.- ZARAGOZA
El
distrito de Zaragoza era con mucho el más extenso de la Marca Superior,
abarcando la parte central de actual provincia de Zaragoza y gran parte
de la de Teruel, salvo el Suroeste de ésta, en torno a Albarracín.
Zaragoza
cuenta con pocos restos medievales, por la feroz actividad demoledora
que tuvieron sus ciudadanos en los siglos XIX y XX. Pese a ello, se han
mantenido en pie algunos monumentos excepcionales de la arquitectura
zagrí, además de La Aljafería y los baños árabes de la comunidad judía.
Zaragoza.
S. Gil. La parte inferior de la torre hasta la cornisa situada sobre
las arquería de la iglesia mudéjar corresponde al alminar del s. XI. En
el s. XIV, al construirse la iglesia mudéjar la torre resulta más baja
que la propia iglesia, por lo que se recrece, salvando el ándito norte
mediante una bóveda, pasando de la planta cuadrada antigua a otra
rectangular, totalmente singular. La parte zagrí tiene cerámica vidriada
enriqueciendo los paños decorativos, a diferencia de la parte mudéjar
que es sólo de ladrillo, aunque probablemente tuviese los fondos
enlucidos, hoy perdidos
PARROQUIA DE SAN GIL
JOSÉ M. PINILLA GONZALVO
(De un trabajo de investigación presentado en 1986 a los premios King Fahd awards)
Zuera. Arco de la Mora
ÍNDICE
1.- ZAGR ALANDALÚS / ARAGÓN ANDALUSÍ
1.1. Encuadre histórico
1.2. Arquitectura Islámica documentada en Zagr Alandalús
2.- EL ARTE MUDEJAR
2.1 Arquitectura Mudéjar Aragonesa/Estado de la cuestión
2.2 Análisis crítico
2.3 Conclusión
3.- LA ARQUITECTURA ZAGRI
3.1.1 La Arquitectura Islámica de Alandalús
3.1.2 La Arquitectura Islámica de la Marca Superior/Reino de Saraqusta
3.2 La Arquitectura Oriental de ladrillo hasta el siglo XII
3.2.1 Los antecedentes de la Aljafería: Uhaydir y Sámarrá, Irán, Afganistán Turquestán, Siria e Irak
3.3. Alminares, Mezquitas y otros edificios zagríes
3.3.1. Los Alminares
3.3.2 Las Mezquitas
3.3.3 Otros edificios
3.4. La Arquitectura Mudéjar: Evolución de la Arquitectura Zagrí
3.4.1 Elementos decorativos de la Arquitectura Mudéjar
3.5. Distribución Regional
3.5.1 Zaragoza
3.5.2 El distrito de Zaragoza / ºamal de Saraqusta
3.5.3 El distrito de Calatayud/ ºamal de Qaºalat-Ayyub
3.5.4 Otros distritos de Aragón
4.- CONCLUSIÓN
1.- ZAGR ALANDALÚS / ARAGÓN ANDALUSÍ
1.1. Encuadre histórico
1.2. Arquitectura Islámica documentada en Zagr Alandalús
2.- EL ARTE MUDEJAR
2.1 Arquitectura Mudéjar Aragonesa/Estado de la cuestión
2.2 Análisis crítico
2.3 Conclusión
3.- LA ARQUITECTURA ZAGRI
3.1.1 La Arquitectura Islámica de Alandalús
3.1.2 La Arquitectura Islámica de la Marca Superior/Reino de Saraqusta
3.2 La Arquitectura Oriental de ladrillo hasta el siglo XII
3.2.1 Los antecedentes de la Aljafería: Uhaydir y Sámarrá, Irán, Afganistán Turquestán, Siria e Irak
3.3. Alminares, Mezquitas y otros edificios zagríes
3.3.1. Los Alminares
3.3.2 Las Mezquitas
3.3.3 Otros edificios
3.4. La Arquitectura Mudéjar: Evolución de la Arquitectura Zagrí
3.4.1 Elementos decorativos de la Arquitectura Mudéjar
3.5. Distribución Regional
3.5.1 Zaragoza
3.5.2 El distrito de Zaragoza / ºamal de Saraqusta
3.5.3 El distrito de Calatayud/ ºamal de Qaºalat-Ayyub
3.5.4 Otros distritos de Aragón
4.- CONCLUSIÓN
1 ZAGR ALANDALÚS / ARAGÓN ANDALUSÍ
1.1. ENCUADRE HISTÓRICO
Zagr
Alandalús o la Marca Superior de Al-Andalus, es el territorio situado
en el valle del Ebro, organizado en torno a la ciudad de Zaragoza
(Saraqusta), dotado de cierta autonomía administrativa entre los años
714, año en el que fue ocupado por el ejército islámico, y 1018, en el
que Mundir I se independizó del poder de Córdoba dando origen al Reino
de Saraqusta, la taifa más importante de todas las que se originaron
tras la fitna y la consiguiente desmembración del califato Omeya.
En
1118, Saraqusta fue conquistada por el rey cristiano de Aragón, Alfonso I
el Batallador, y la mayor parte de su población, la urbana, emigró al
incipiente reino de Granada, así como al Magreb, especialmente a la
región de Tozer (Tawzar), a donde exportó su singular arquitectura de
ladrillo y yeso. Una gran parte de la población rural, especialmente en
torno al valle central del Ebro y sus afluentes meridionales, permaneció
manteniendo sus costumbres y religión, favorecidos por las
disposiciones de la monarquía y la nobleza aragonesas; esta minoría
religiosa es la que se conoce actualmente como mudéjares. En 1610,
Felipe II (III en Castilla), en contra de los intereses aragoneses los
expulsó, emigrando al norte del Magreb, fundamentalmente a Orán, Argel y
Túnez y al sur de ésta, en el valle del Mayarda, en torno a la ciudad
de Tastur; ese territorio, que había sido ocupado recientemente por los
turcos, recibió la cultura de los moros aragoneses, que aún se
consideraban diferentes que el resto de los andalusíes, denominándose a
sí mismos como zagríes (tagarenos los llama Cervantes en el Quijote).
Zagr
Alandalús, situada en el eje de transición entre oriente y occidente,
desarrolló una economía eminentemente comercial, y en Saraqusta, su
capital, que alcanzó una población de 50.000 habitantes hacia el año
1100, se estableció a lo largo del siglo XI la corte más brillante de
todo Alandalús, sultanes de origen yemení, los Tuyibíes al principio y
los Hudíes hasta la conquista de la ciudad por los almorávides, unos
años antes de la conquista cristiana. El comercio del ámbar con los
países nórdicos se canalizaba a través de Zaragoza, a juzgar por el
hallazgo de tesorillos de moneda saraqustí en Escandinavia. Comerciantes
saraqustíes, especialmente judíos, poseían grandes almacenes para
mercancías de todo tipo. Estas llegaban por caminos protegidos o por
vía fluvial, al ser el Ebro navegable en aquella época. Este intenso
comercio generó grandes riquezas que se emplearon en buena parte para
proteger la cultura —sabios de todo el mundo islámico acudían a Zaragoza
atraídos por la liberalidad de sus gobernantes—, para edificar
fastuosos edificios, y para pagar tributos a sus belicosos vecinos
cristianos, comprando así la paz del país.
La herencia más importante
de este periodo, al menos la más visible, fue su arquitectura. En
primer lugar la palaciega, representada por el palacio real de La
Aljafería, la más conocida, o mejor dicho, la única reconocida hasta
ahora; en segundo lugar, la arquitectura religiosa, que denominaremos
arquitectura zagrí, confundida entre la extensa arquitectura mudéjar.
1.2.- ARQUITECTURA ISLAMICA DOCUMENTADA EN ZAGR ALANDALÚS
Zaragoza
tiene la suerte de poseer un monumento clave del arte islámico, La
Aljafería, una de las escasas fortalezas, junto con el ribat de Susa
(Túnez), emplazada en terreno llano, en todo el occidente islámico.
Tiene su origen en una fortificación del s. IX, aunque su recinto
exterior pudo ser construido por ºAbd-ar-rahmän An-Nasir en el s. X, y
su interior acondicionado en le s. XI por el sultán saraqustí Ahmad I.
A
juzgar por su emplazamiento sobre el extremo de una terraza que domina
el Ebro, y por el aspecto de los torreones y lienzos de murallas el
edificio debió tener una función eminentenente militar durante los
siglos IX y X, compartida con la palacial en el XI. Era un amplio
recinto de 87 x 78 m, cuadrangular, con torreones ultrasemicirculares a
excepción de la Torre del Trovador, cuya parte inferior parece ser el
resto más antiguo. Esta tipología castrense tiene sus precedentes en
Oriente Próximo, con un paralelismo sorprendente, en planta y alzados,
con Uhaydir, Iraq. Los torreones eran de alabastro, a imitación de la
muralla romana, mientras que los lienzos eran de mampostería, tapial o
aparejo concertado, con basamento de alabastro.
En el s. XI Abú Yafar
Ahmad Al-Muqtadir bi-llah, en pleno esplendor cultural de la corte
saraqustí, modificó el interior para construir un alcazar digno del
brillo de su taifa. Basado en la habitual disposición musulmana de
patios y pabellones anexos, la parte representativa se articulaba en
torno al hoy llamado patio de Santa Isabel. Se conservan los pórticos
norte y sur, éste copia del original conservado en el Museo Arqueológico
Nacional de Madrid, y dos salas y la mezquita de la zona norte.
Probablemente la zona Este estaría ocupada por la guarnición militar,
mientras que la oeste lo estaría por el harén o zona privada del
alcázar.
Los materiales de construcción son muy variados, estando
ausente la piedra de sillería lo que la aleja de la arquitectura
cordobesa. En La Aljafería se desarrollan esquemas ornamentales
originales como el arco mixtilíneo, y otros orientales como las pinturas
murales de la mezquita e incluso otros de origen sasánida corno la
decoración vegetal en yeso. Todo ello está presidido por una
extraordinaria complejidad decorativa. Muchos de estos elementos, en
especial los formales, aparecen también en la arquitectura zagrí, y
después en la mudéjar aragonesa.
1.2.- ARQUITECTURA ISLAMICA DOCUMENTADAZaragoza
tiene la suerte de poseer un monumento clave del arte islámico, La
Aljafería, única fortaleza emplazada en terreno llano de todo el
occidente musulmán. Fue construida, probablemente, en el siglo X por
Abderramán III, y modificada interiormente en el siglo XI por Ahmad I
Al-Muqtadir, si bien tiene su origen en una fortificación del s. IX.
Se
trata de un caso claro del arte andalusí, acusando la fuerte influencia
oriental de la corte tuyibí. Aquí tiene su origen el arco mixtilíneo,
que aparecerá posteriormente en el Magreb. La Aljafería está construida
con tapial, mampostería y ladrillo, igual que la arquitectura zagrí que
más adelante se expondrá, lo que la aleja mucho de la arquitectura
cordobesa, construida en piedra sillar.
Los arcos mixtilíneos y otros elementos ornamentales, aparecerán en la arquitectura zagrí y después en la mudéjar aragonesa.
El
resto de la arquitectura islámica documentada se refiere
principalmente a recintos fortificados, destacando los de Calatayud,
Baraca, Albarracín, Huesca, Rueda de Jalón, Alquezar, Alagón, Ayerbe,
etc. Quedan restos arqueológicos en Maleján, Huesca, Baraca y Zaragoza.
Existen muchos más, pero muy diseminados y a falta de ser estudiados y
sistematizados.
2.- EL ARTE MUDEJARSe conoce
por Arte Mudéjar, al que se desarrolló, fundamentalmente a lo largo de
la Baja Edad Media, en algunos territorios de los reinos cristianos
peninsulares. Esta denominación tiene su origen en el siglo XIX, cuando
algunos eruditos acuñan el término para definir el arte de origen
islámico realizado bajo dominio político cristiano. Moros o mudéjares
se denominaban en la Edad Media, a los individuos pertenecientes a la
minoría musulmana.
Se distinguen en España varios focos de Arte Mudéjar:
· El foco de Castilla-León, muy asimilado al Arte Románico, aunque construido en ladrillo.
· El foco de Toledo, nacido a partir de una evolución del arte califal de las tierras toledanas.
· El foco de Andalucía, que recrea el arte islámico existente antes de la conquista cristiana.
·
El foco de Aragón, el más rico y evolucionado, recoge todo el esplendor
del arte taifal saraqustí y las innovaciones que introducen, tanto los
almohades corno los cristianos. Es la evolución del Arte Islámico del
Norte de Alandalús, una vez que entra en contacto con la sociedad
cristiana y su cultura.
2.1.- ARQUITECTURA MUDEJAR ARAGONESA. ESTADO DE LA CUESTION
En
los primeros estudios sobre Arte Mudéjar aragonés apenas se le
diferenciaba del resto del Arte Mudéjar español. En 1937 el arquitecto
Francisco Iñiguez Almech publica sus primeras investigaciones sobre las
torres mudéjares aragonesas; por vez primera, las sistematiza desde su
concepción estructural, relacionándolas con los alminares
hispano-musulmanes. Apunta la posibilidad de que las torres de Santa
María de Tauste y San Pablo de Zaragoza sean andalusíes y no mudéjares.
Estudia también de forma monográfica algunas de las iglesias más
características, como la de Santa Tecla de Cervera de la Cañada
(Comundad de Calatayud) construída en 1416 por el alarife Mahoma Ramí,
abriendo de esta forma el camino a posteriores estudios del tema.
Tras
una publicación de José Galiay en los años 50, hablando de forma
monográfica del Arte Mudéjar aragonés, en los años 80 Gonzalo Borrás
Gualis, profesor de la Universidad de Zaragoza, ha desarrollado la obra
de Galiay, lntentando sistematizar la arquitectura mudéjar aragonesa.
Borrás divulga y fija de forma definitiva el mudéjar como un estilo
artístico, con características propias y netamente diferenciado del
arte cristiano contemporáneo, ya fuese gótico o renacentista.
Considera, junto con Torres Balbás, que el Arte Mudéjar aragonés tiene
sus orígenes en el siglo XIII, tras un periodo en el que supuestamente
sólo se construirían edificios románicos, como una manifestación del
nuevo poder cristiano.
Alagón
(Ribera Alta del Ebro). Ventanal del ábside (destabicado en 2006) que,
datable en el s.XIII, explica perfectamente la aparición de la
arquitectura mudéjar: las técnicas estructurales, constructivas y
decorativas se heredan del periodo andalusí-zagrí (en este caso del
alminar del edificio) mientras que la planta y los ventanales, extraños
en la mezquita precedente, son totalmente cristianos, en este caso
cistercienses
(Ribera Alta del Ebro). Ventanal del ábside (destabicado en 2006) que,
datable en el s.XIII, explica perfectamente la aparición de la
arquitectura mudéjar: las técnicas estructurales, constructivas y
decorativas se heredan del periodo andalusí-zagrí (en este caso del
alminar del edificio) mientras que la planta y los ventanales, extraños
en la mezquita precedente, son totalmente cristianos, en este caso
cistercienses
Salvo
escasos edificios parcialmente documentados, como algún campanario de
Daroca y Teruel, todos los edificios del primer periodo mudéjar (siglo
XIII y comienzos del XIV) están adscritos al mismo de forma arbitraria,
dándose además una variedad estructural y formal, de la que carecen las
edificaciones posteriores. A partir del siglo XIV se comienza a tener
más documentación, lo que permite fechar un gran número de edificios. Es
entonces cuando se inicia el primer gran florecimiento del Arte
Mudéjar. Se consolidan tipologías de iglesias de una o tres naves,
iglesias fortaleza y torres con estructura y decoración supuestamente
basadas en el arte almohade.
A lo largo de los siglos XV y XVI, se
desarrolla y consolida, extendiéndose por gran parte del reino de Aragón
y zonas limítrofes (Navarra y Rioja), especialmente en su versión de
arquitectura civil, siendo lo más singular de ésta la composición de un
fachada coronada por un “mirador de arquetes” (1)
(1)
Brassel C, Cervera M.J., Corral, J.L., García C., Peña I, y Pinilla
J.M., La cultura islámica en Aragón, Zagaroza, 1986, Pag. 95 y ss.
2.2 ANALISIS CRÍTICO DEL ORIGEN DE LA ARQUITECTURA MUDÉJAR
a) Ausencia de arquitectura románica
La
primera razón implícitamente aducida para explicar la ausencia de
arquitectura islámica es que toda ella es destruida tras la conquista
para ser sustituida por nuevos edificios de estilo románico. Pero, de
forma inexplicable, se dice que estos edificios románicos o del gótico
inicial, son también destruidos para ser sustituidos en los siglos
XIV-XV por otros mudéjares. Así, Torres Balbás argumenta que hubo
escasos ejemplos de edificios románicos, por el uso de las mezquitas,
por la destrucción causada por la Guerra de los Pedros, y por la
modestia de tales construcciones, “sustituidos por otros más suntuosos
al mejorar la economía de la región”. En cambio el Viejo Aragón, no
sometido anteriormente al poder musulmán, posee un gran número de
edificios románicos que sí se han mantenido hasta la actualidad. Pero
esta situación también se da en la parte aragonesa al norte del Ebro,
conquistada a los musulmanes a finales del s. XI, Ello da lugar a pensar
que los edificios que supuestamente sustituyeron a los islámicos, nunca
fueron construidos. En caso contrario, lo lógico sería que se hubiesen
conservado como en el Alto Aragón, máxime, considerando que serían de
piedra de sillería, más duradera que el ladrillo.
Por otra parte, los
escasos ejemplos de arquitectura románica conservada dentro del reino
de Saraqusta, corresponde a casos que tienen justificación. Daroca,
pequeña ciudad andalusí, situada a 80 km al sur de Zaragoza, aumenta
considerablemente su población al pasar a ser ciudad fronteriza tras la
conquista, por lo que sus nuevos barrios deben proveerse de nuevos
templos románicos. Zaragoza, la ciudad más importante del reino, sólo
posee dos templos románicos, parece ser que la pequeña iglesia de San
Jaime, derribada en-el siglo XIX, y los ábsides de la catedral,
consagrada en lo que fue mezquita-aljama y edificados 70 años después
de su consagración. ¿Tiene explicación lógica que se derribasen todas
las mezquitas de Zaragoza para edificar en sus solares templos
románicos, cuando ni tan siquiera había posibilidad económica de
edificar una nueva catedral? Cabe pensar más bien, que se conservaron
las mezquitas, limitándose, tras un largo periodo, a edificar tan sólo
el ábside, imprescindible, por otra parte, para las nuevas necesidades
del culto cristiano.
b) Mantenimiento de edificios, total o parcialmente, para nuevos usos
Los
especialistas en arte no suelen tener en consideración una invariante
de la arquitectura, como es el mantenimiento total o parcial de
edificios para nuevos usos. En general, los edificios islámicos son de
simple concepción espacial, y por lo tanto adaptables fácilmente a usos
diferentes de los originales. En concreto, los alminares se pudieron
adaptar con facilidad a la nueva utilización como campanarios.
Aragón,
inmerso en una profunda crisis demográfica y económica tras la
conquista, forzosamente hubo de aprovechar los anteriores edificios en
buen estado.
Calatayud.
En primer término las torres de ladrillo y yeso de Santa María y San
Andrés, alminares (s. XI) sus cuerpos inferiores, mudéjares (s. XV) los
superiores y barrocos (s. XVII) los chapiteles. Al fondo la alcazaba o
castillo Mayor, de tapial de yeso, construida en 862 por el emir de
Alandalús Muhammad I
c) La arquitectura del Aragón Islámico
La
Marca Superior de Alandalús en los siglos IX y X, y la taifa de
Zaragoza en el XI, con el alto nivel económico y demográfico explicado
en el capítulo anterior, tuvo que tener un elevado número de edificios
de uso público, especialmente en Zaragoza. No tiene explicación que a
diferencia de Andalucía, no se hayan conservado más que unos pocos
-aunque sean de la categoría de La Aljafería- y algunas fortificaciones.
Aragón,
que con gran tolerancia permitió la permanencia de una amplia minoría
musulmana con su anterior estatus, y cuyos reyes propiciaron la
conservación y ampliación del palacio de. La Aljafería para su propio
uso, difícilmente pudo derribar el resto de edificaciones islámicas en
buen estado. Su estética, además, era tan apreciada o más que la
occidental, como lo demuestra el hecho del desarrollo de la arquitectura
mudéjar durante los siglos XIII-XV tan semejante a la islámica que ha
llevado a ser confundida con ésta.
d) La incógnita de la aparición de la arquitectura mudéjar
Según
se ha creído y explicado hasta la fecha, el arte mudéjar aparece de
forma súbita y con gran ímpetu 150 años después de la desaparición del
arte musulmán, con unas tipologías muy elaboradas y refinadas. Todo
ello, de la mano de una minoría religiosa sometida y desconectada del
resto del mundo islámico.
Este razonamiento está falto de base porque
obvia la existencia de precedentes, Al respecto, Borrás es tajante al
afirmar que a excepción de La Aljafería, “El resto, que con su presencia
monumental condicionaría el proceso de génesis y formación del arte
mudéjar, ha desaparecido, que los artistas mudéjares han de conocer y
copiar. Cabe pensar que la arquitectura mudéjar más antigua, no
englobada tipológicamente con la más tardía conocida a través de
documentación, sea, precisamente, la arquitectura islámica que se había
conservado.
e) Falta de estudios arquitéctónicos y constructivos en edificios no documentados
Cuando
la falta de documentos impide fechar con certeza ciertos edificios, es
preciso acudir a análisis de otra índole que ayuden a precisar su
origen. En Zaragoza, el muro exterior de La Parroquieta de La Seo,
presenta las ventanas, fechadas en el siglo XIV, rompiendo la
composición estrictamente geométrica de la fachada. Esto nos obliga a
datarla con bastante anterioridad. Se sabe que la mezquita se va
derribando conforme se modifica su interior, luego este muro ha de ser
musulmán. Véase de nuevo el Anexo I. Lo mismo ocurre con la cúpula
interior, atribuida al siglo XIV por la heráldica del Arzobispo
Fernández de Luna sobrepuesta. Es como si atribuyésemos el patio de los
Leones de la Alhambra de Granada a los Reyes Católicos, por la heráldica
de ellos que hay añadida.
La torre de San Gil, también en Zaragoza,
considerada del siglo XIV, está emplazada fuera del lugar que le
correspondería en esa época, es decir, a los pies del hastial. La
disparidad formal y estructural de su parte inferior con el resto,
obliga a su datación islámica. Lo mismo ocurre con la torre de Santa
María de Ateca, desplazada con respecto a la planta de la iglesia y con
una decoración atípica.
Iñiguez en su artículo de 1937 sobre torres
mudéjares aragonesas dice que “las (torres) de Tauste y La Seo han
podido ser alminares en sus primeros cuerpos, pues en su fecha parecen
demasiado remota…”.
El número de ejemplos puede seguir ampliándose,
pero de momento, sólo se pretende mostrar que el análisis arquitectónico
y/o estructural, puede conducir a nuevas interpretaciones más fundadas
que las puramente arbitrarias o las mal interpretadas por datar el todo
por una de las partes documentadas del edificio.
2.3. - CONCLUSION
La
arquitectura mudéjar aragonesa es de una acusada personalidad. Tiene su
nacimiento hacia 1350, y se prolonga incluso más allá de la expulsión
de los moriscos en 1610, especialmente en lo referente a arquitectura
civil.
Su origen, no explicado satisfactoriamente hasta el presente,
se sitúa como una evolución de la arquitectura almohade, ignorando otros
precedentes locales distintos de La Aljafería. Los aragoneses Gascón de
Gotor, Aznar, Galiay y Borrás citan como único precedente local La
Aljafería, mientras que El arquitecto Íñiguez, en cambio, no sólo piensa
que el precedente del mudéjar es el arte islámico del Valle del Ebro
sino que fecha en el período musulmán las torres de Tauste y La Seo de
Zaragoza. Lo lógico es pensar que el mudéjar se desarrollase a partir
de una arquitectura de ladrillo de época islámica.
Se ha tenido que
esperar a los años 70 para situar el fenómeno mudéjar como un estilo con
personalidad propia y entidad diferenciada. Esta tardanza tiene su
explicación en prejuicios y desconocimiento de los historiadores
españoles con respecto al arte hispano—musulmán. Prejuicios que estaban
en consonancia con las ideologías historiográficas dominantes,
consagradoras de conceptos como unidad patria -en contraposición con la
pluralidad nacional española- y unidad religiosa, conseguida
traumáticamente con la expulsión de judíos y moriscos.
Superados
todos estos lastres para el reconocimiento de un arte mudéjar aragonés
siguen permaneciendo, sin embargo, en cuanto a la explicación de sus
orígenes y a la existencia de un arte musulmán aragonés. Nosotros lo
denominaremos Zagrí, es decir, arte musulmán de la Marca Superior de
Al-’Andalus/Taifa de Saraqusta.
La
Marca Superior de Alandalús en los siglos IX y X, y la taifa de
Zaragoza en el XI, con el alto nivel económico y demográfico explicado
en el capítulo anterior, tuvo que tener un elevado número de edificios
de uso público, especialmente en Zaragoza. No tiene explicación que a
diferencia de Andalucía, no se hayan conservado más que unos pocos
-aunque sean de la categoría de La Aljafería- y algunas fortificaciones.
Aragón,
que con gran tolerancia permitió la permanencia de una amplia minoría
musulmana con su anterior estatus, y cuyos reyes propiciaron la
conservación y ampliación del palacio de. La Aljafería para su propio
uso, difícilmente pudo derribar el resto de edificaciones islámicas en
buen estado. Su estética, además, era tan apreciada o más que la
occidental, como lo demuestra el hecho del desarrollo de la arquitectura
mudéjar durante los siglos XIII-XV tan semejante a la islámica que ha
llevado a ser confundida con ésta.
d) La incógnita de la aparición de la arquitectura mudéjar
Según
se ha creído y explicado hasta la fecha, el arte mudéjar aparece de
forma súbita y con gran ímpetu 150 años después de la desaparición del
arte musulmán, con unas tipologías muy elaboradas y refinadas. Todo
ello, de la mano de una minoría religiosa sometida y desconectada del
resto del mundo islámico.
Este razonamiento está falto de base porque
obvia la existencia de precedentes, Al respecto, Borrás es tajante al
afirmar que a excepción de La Aljafería, “El resto, que con su presencia
monumental condicionaría el proceso de génesis y formación del arte
mudéjar, ha desaparecido, que los artistas mudéjares han de conocer y
copiar. Cabe pensar que la arquitectura mudéjar más antigua, no
englobada tipológicamente con la más tardía conocida a través de
documentación, sea, precisamente, la arquitectura islámica que se había
conservado.
e) Falta de estudios arquitéctónicos y constructivos en edificios no documentados
Cuando
la falta de documentos impide fechar con certeza ciertos edificios, es
preciso acudir a análisis de otra índole que ayuden a precisar su
origen. En Zaragoza, el muro exterior de La Parroquieta de La Seo,
presenta las ventanas, fechadas en el siglo XIV, rompiendo la
composición estrictamente geométrica de la fachada. Esto nos obliga a
datarla con bastante anterioridad. Se sabe que la mezquita se va
derribando conforme se modifica su interior, luego este muro ha de ser
musulmán. Véase de nuevo el Anexo I. Lo mismo ocurre con la cúpula
interior, atribuida al siglo XIV por la heráldica del Arzobispo
Fernández de Luna sobrepuesta. Es como si atribuyésemos el patio de los
Leones de la Alhambra de Granada a los Reyes Católicos, por la heráldica
de ellos que hay añadida.
La torre de San Gil, también en Zaragoza,
considerada del siglo XIV, está emplazada fuera del lugar que le
correspondería en esa época, es decir, a los pies del hastial. La
disparidad formal y estructural de su parte inferior con el resto,
obliga a su datación islámica. Lo mismo ocurre con la torre de Santa
María de Ateca, desplazada con respecto a la planta de la iglesia y con
una decoración atípica.
Iñiguez en su artículo de 1937 sobre torres
mudéjares aragonesas dice que “las (torres) de Tauste y La Seo han
podido ser alminares en sus primeros cuerpos, pues en su fecha parecen
demasiado remota…”.
El número de ejemplos puede seguir ampliándose,
pero de momento, sólo se pretende mostrar que el análisis arquitectónico
y/o estructural, puede conducir a nuevas interpretaciones más fundadas
que las puramente arbitrarias o las mal interpretadas por datar el todo
por una de las partes documentadas del edificio.
2.3. - CONCLUSION
La
arquitectura mudéjar aragonesa es de una acusada personalidad. Tiene su
nacimiento hacia 1350, y se prolonga incluso más allá de la expulsión
de los moriscos en 1610, especialmente en lo referente a arquitectura
civil.
Su origen, no explicado satisfactoriamente hasta el presente,
se sitúa como una evolución de la arquitectura almohade, ignorando otros
precedentes locales distintos de La Aljafería. Los aragoneses Gascón de
Gotor, Aznar, Galiay y Borrás citan como único precedente local La
Aljafería, mientras que El arquitecto Íñiguez, en cambio, no sólo piensa
que el precedente del mudéjar es el arte islámico del Valle del Ebro
sino que fecha en el período musulmán las torres de Tauste y La Seo de
Zaragoza. Lo lógico es pensar que el mudéjar se desarrollase a partir
de una arquitectura de ladrillo de época islámica.
Se ha tenido que
esperar a los años 70 para situar el fenómeno mudéjar como un estilo con
personalidad propia y entidad diferenciada. Esta tardanza tiene su
explicación en prejuicios y desconocimiento de los historiadores
españoles con respecto al arte hispano—musulmán. Prejuicios que estaban
en consonancia con las ideologías historiográficas dominantes,
consagradoras de conceptos como unidad patria -en contraposición con la
pluralidad nacional española- y unidad religiosa, conseguida
traumáticamente con la expulsión de judíos y moriscos.
Superados
todos estos lastres para el reconocimiento de un arte mudéjar aragonés
siguen permaneciendo, sin embargo, en cuanto a la explicación de sus
orígenes y a la existencia de un arte musulmán aragonés. Nosotros lo
denominaremos Zagrí, es decir, arte musulmán de la Marca Superior de
Al-’Andalus/Taifa de Saraqusta.
3.- La Arquitectura Zagrí
3.1.1 La arquitectura islámica de al-Andalus
“En
cuanto a los orígenes de la arquitectura hispano-musulmana y su
decoración -dice Geoffrey King (2) -mucho se tomó de la tradición
visigoda anterior, pero también muchos de los motivos adoptados pueden
haber surgido en Siria, de donde vinieron los Omeyas y sus partidarios.
Junto con las formas arquitectónicas comunes a todo el mundo musulmán,
España también heredó el repertorio artístico general del mundo
mediterráneo pre-islámico.”
John D. Hoag (3) coincide con esta
opinión cuando dice: “la arquitectura del Califato de Córdoba parece
ser sobre todo una continuación de la Siria Omeya... En el siglo X
fueron adoptadas ciertas ideas probablemente orientales, como la bóveda
nervada y la decoración en estuco… y con uso de formas decorativas
romanas. Puede ser que éste interés por el arte antiguo procediese de
los cordiales y frecuentes contactos con Bizancio’.
La arquitectura
islámica española no ha sido estudiada en profundidad salvo en lo
referente a los grandes monumentos de Córdoba y Granada, y más
parcialmente a monumentos de Sevilla y Toledo. Este arte cordobés, que
ha dado en llamarse califal, tiene unas características formales,
basadas en las de la mezquita aljama de Córdoba, y se localiza
especialmente en el área andaluza y esporádicamente en otros
territorios de la península. Este periodo se distingue por el uso
sistemático de la piedra de sillería, finamente trabajada con aparejo
califal, y por el empleo mayoritario del arco de herradura o del
lobulado.
(1) Historia de Aragón III. Molina, Luis y Avila Mª Luisa, págs. 97 y ss. Guara Editorial S.A. Zaragoza 1986.
(2) La Arquitectura del mundo islánico. George Michell. Alianza Editorial SA. Madrid 1985.
(3) Arquitectura islámica. John O. Hoag. Electra Editrice. Milano 1973.
El arte islámico nazarí/nasrí
de Granada está sin embargo, muy alejado del califal. La tardía
incorporación de Granada al Reino de Castilla en 1492, y la
intervención en ello del rey Fernando II de Aragón (1) que protegió la
conservación de todos los edificios musulmanes de Granada mediante su
transformación para nuevos usos, ha permitido que su observación actual
nos desvele las grandes diferencias del arte musulmán entre unas
regiones y otras de Al-’Andalus.
Granada, que hasta el siglo XI fue
una pequeña ciudad sin importancia, se desarrolla a partir del siglo
XII, precisamente coincidiendo con la conquista del reino de Zaragoza
por Alfonso I de Aragón. Con este monarca tiene lugar un proceso
Importante de emigración/inmigración entre Granada y Zaragoza. En 1119,
tras la conquista de Zaragoza, emigran numerosos zagríes a ciudades del
este y sur, entre ellas Granada, ciudad en plena expansión. En 1125, en
cambio, Alfonso I organiza una expedición al reino nazarí y consigue
traerse a Aragón 10.000 familias de mozárabes granadinos con objeto de
repoblar el desierto territorio de Zaragoza. La llegada de los zagríes a
Granada tuvo que ser determinante en la evolución de la arquitectura
de la ciudad. Hasta entonces, sus monumentos eran de arte califal
(piedra de sillería y arcos de herradura en las puertas de las murallas
del siglo X), mientras que a partir del siglo XII, con la llegada de los
zaragozanos, se abandona el arco de herradura y comienza el uso
sistemático del ladrillo. Todos los alminares conservados hoy en Granada
-convertidos en campanarios- son de ladrillo salvo el de San Juan, del
siglo X, califal y de piedra.
La arquitectura del norte de
Al-’Andalus, en el Valle del Ebro, tuvo que ser totalmente diferente a
la del Sur, en el Guadalquivir, como ya lo fue bajo Roma. Las
características del Valle del Ebro obligaban al uso del ladrillo como
principal material de construcción, motivando una respuesta artística
diferente. La llegada de arquitectos selyucidas iraníes, procedentes de
una región con una tradición milenaria en el uso del ladrillo,
explicaría la estrecha relación formal, estructural y constructiva de la
arquitectura aragonesa con la persa (2).
(1)
Fernando II de Aragón fue un gran amante del arte musulmán, como
sedemuestra por su intervención en la ampliación de su palacio real La
Aljafería y en otros monumentos de fundación real, siempre ejecutados
por arquitectos mudéjares aragoneses.
(2) José Pijoan, en Su Historia General del Arte, ya reparaba en las semejanzas entre ambas.
3.1.2.- LA ARQUITECTURA ISLAMICA DE LA MARCA SUPERIOR/REINO DE SARAQUSTA
Cuando
se habla de arquitectura islámica aragonesa se tiende a identificarla
con el único gran monumento documentado y conservado: La Aljafería. Los
demás restos, como los recintos fortificados de Calatayud, Albarracín,
Daroca o Rueda; ventanas y puertas en Huesca, Zaragoza son de pequeña
entidad, o bien su condición de fortalezas, impiden la elaboración de
conclusiones acerca de las características del arte musulmán en Aragón.
No
obstante, con todos ellos, se pueden extraer algunas de sus diferencias
con el arte califal. En primer lugar, la ausencia de piedra de
sillería, siendo sustituida por la mampostería, el tapial o el ladrillo.
Esto se refiere exclusivamente al área en donde posteriormente se
desarrolló la arquitectura mudéjar religiosa, no así al ámbito
geográfico de Huesca, Barbastro, Alcañiz o Albarracín, donde restos como
el alminar mayor de Barbastro hacen suponer una arquitectura islámica
en piedra. En segundo lugar, escasez de arcos de herradura; en la
Aljafería sólo se encuentran en el mihrab y en el acceso a la mezquita,
señalando, precisamente, la dependencia de Córdoba en el orden
espiritual; el resto de las arquerías presentan nuevas formas, alejadas
del arte califal.
El extremado orientalismo de La Aljafería no ha
pasado desapercibido a los especialistas en arte musulmán. John O. Hoag
afirma que debido a que las dinastías reinantes en Zaragoza -Tuyibíes y
Hudíes- eran de pura estirpe Arabe, “el arte de Córdoba, reforzado con
nuevos elementos orientales, se conservó y tuvo un nuevo desarrollo en
Zaragoza”.
Pero las fortalezas conservadas, debido a su carácter
militar, y La Aljafería, edificio singular levantado primero como
fortaleza de Zaragoza y después como Palacio Real, no pueden servir como
definidores de la arquitectura zagrí, precisamente por su singularidad.
¿Cómo eran los alminares y las mezquitas, las casas de los nobles y
comerciantes los edificios públicos como alhóndigas y hospitales?.
Los
abundantes edificios comunes mudéjares conservados, de los siglos XIV y
XV, debieron seguir forzosamente las directrices marcadas por la
arquitectura zagrí, supuestamente desaparecida.
Obligados por la
necesidad de emplear el ladrillo como material de construcción y
decoración, los arquitectos zagríes debieron buscar soluciones dentro de
las fuentes del mundo islámico. Las hallaron felizmente en Oriente, en
el ámbito iraní, facilitado el hecho por el carácter comercial de
Zaragoza, el origen Oriental de sus gobernantes, y la identidad del
medio físico y tradiciones contructivas de ambas regiones musulmanas.
Fernando II de Aragón fue un gran amante del arte musulmán, como
sedemuestra por su intervención en la ampliación de su palacio real La
Aljafería y en otros monumentos de fundación real, siempre ejecutados
por arquitectos mudéjares aragoneses.
(2) José Pijoan, en Su Historia General del Arte, ya reparaba en las semejanzas entre ambas.
3.1.2.- LA ARQUITECTURA ISLAMICA DE LA MARCA SUPERIOR/REINO DE SARAQUSTA
Cuando
se habla de arquitectura islámica aragonesa se tiende a identificarla
con el único gran monumento documentado y conservado: La Aljafería. Los
demás restos, como los recintos fortificados de Calatayud, Albarracín,
Daroca o Rueda; ventanas y puertas en Huesca, Zaragoza son de pequeña
entidad, o bien su condición de fortalezas, impiden la elaboración de
conclusiones acerca de las características del arte musulmán en Aragón.
No
obstante, con todos ellos, se pueden extraer algunas de sus diferencias
con el arte califal. En primer lugar, la ausencia de piedra de
sillería, siendo sustituida por la mampostería, el tapial o el ladrillo.
Esto se refiere exclusivamente al área en donde posteriormente se
desarrolló la arquitectura mudéjar religiosa, no así al ámbito
geográfico de Huesca, Barbastro, Alcañiz o Albarracín, donde restos como
el alminar mayor de Barbastro hacen suponer una arquitectura islámica
en piedra. En segundo lugar, escasez de arcos de herradura; en la
Aljafería sólo se encuentran en el mihrab y en el acceso a la mezquita,
señalando, precisamente, la dependencia de Córdoba en el orden
espiritual; el resto de las arquerías presentan nuevas formas, alejadas
del arte califal.
El extremado orientalismo de La Aljafería no ha
pasado desapercibido a los especialistas en arte musulmán. John O. Hoag
afirma que debido a que las dinastías reinantes en Zaragoza -Tuyibíes y
Hudíes- eran de pura estirpe Arabe, “el arte de Córdoba, reforzado con
nuevos elementos orientales, se conservó y tuvo un nuevo desarrollo en
Zaragoza”.
Pero las fortalezas conservadas, debido a su carácter
militar, y La Aljafería, edificio singular levantado primero como
fortaleza de Zaragoza y después como Palacio Real, no pueden servir como
definidores de la arquitectura zagrí, precisamente por su singularidad.
¿Cómo eran los alminares y las mezquitas, las casas de los nobles y
comerciantes los edificios públicos como alhóndigas y hospitales?.
Los
abundantes edificios comunes mudéjares conservados, de los siglos XIV y
XV, debieron seguir forzosamente las directrices marcadas por la
arquitectura zagrí, supuestamente desaparecida.
Obligados por la
necesidad de emplear el ladrillo como material de construcción y
decoración, los arquitectos zagríes debieron buscar soluciones dentro de
las fuentes del mundo islámico. Las hallaron felizmente en Oriente, en
el ámbito iraní, facilitado el hecho por el carácter comercial de
Zaragoza, el origen Oriental de sus gobernantes, y la identidad del
medio físico y tradiciones contructivas de ambas regiones musulmanas.
Bujara. Uzbekistán. Decoración del alminar de Po-i-Kalyan (foto, Rosa Hierro)
3.2.- LA ARQUITECTURA ORIENTAL DE LADRILLO HASTA EL SIGLO XII
Existen
dos hechos que caracterizan la arquitectura islámica aragonesa. El
primero es la gran tradición constructiva en ladrillo, desde Roma y los
pueblos pre-romanos, hasta el siglo XX, en Zaragoza, en 1983, dominan de
tal forma las construcciones de ladrillo, que quizá puedan estimarse
éstas en un 90% del total. El segundo hecho, apreciado por todos los
investigadores de arte islámico, es el profundo orientalismo de sus
edificios. Veamos, pues, como son los edificios de ladrillo orientales,
contemporáneos de los zagríes.
Gazni. Afganistán. Alminar de planta estrellada como la Torre Nueva de Zaragoza
3.2.1.- LOS ANTECEDENTES DE LA ALJAFERIA: UHAYDIR Y SAMARRAEl
palacio de Uhaydir, abasí, es de planta cuadrada, con esbeltos
torreones ultrasemicirculares y paños de muralla aligerados con
arquerías ojivales.
La ciudad de Sámárra, también abasí, posee
varios edificios amurallados, y la ciudad misma, semejantes a Uhaydir.
Conserva fachadas coronadas por arquerías que recuerdan al clásico
mirador de arquetes de la arquitectura mudéjar civil aragonesa. La Gran
Mezquita conserva paños decorativos, como será común en la arquitectura
zagrí.
Un elemento constructivo muy común en la arquitectura
islámica aragonesa, la bóveda enjarjada (o de aproximación de hiladas),
tiene su origen en la arquitectura mesopotámica pre-islámica.
Así
pues, en Uhaydir y Samarra encontramos elementos formales y
constructivos que aparecerán en la arquitectura zagrí, diferenciándola
de la del resto de Al-’Andalus:
· El ladrillo como elemento constructivo y decorativo.
· La bóveda enjarjada como elemento estructural.
· Los arcos ojivales, con claves desaparejadas
· Los paneles decorativos en paramentos exteriores.
· Arquerías ciegas como elemento formal.
· Construcción de arcos sin cimbrar
Isfahan. Irán.. Mezquita selyuquí del Viernes
3.2.2.- IRÁN, AFGANISTÁN Y TURQUESTÁN: EL IMPERIO SELYUQUÍ
Las
tumbas del samánida Ismaºil en Bujara (Uzbekistán) y ºArab Ata en el
valle de Zeravsan (Tachikistán) fechadas hacia 943 y 977 pueden
considerarse como antecedentes próximos de la arquitectura zagrí,
consagrándose en ellas las características más comunes de la
arquitectura zagrí:
· El ladrillo profusamente usado como elemento constructivo y formal en frisos de esquinillas, lacerías, etc..
·
El ladrillo aplantillado usado tanto en elementos verticales, columnas y
arquivoltas, como en horizontales, cornisas, pisos, jambas, etc..
·
Portadas compuestas por dos o más planos, el exterior adintelado -el
alfiz- y el interior o interiores, con arcos ojivales. Motivos
heráldicos pueden aparecer en las albánegas.
· Mirador de arquetes en la parte superior de la portada.
Los
alminares de Gurgán (1006/7) en Irán y Gazni en Afganistán, recuerdan a
los aragoneses en su concepción de construcción desprovista de
decoración en su parte inferior el primero, y en la profusión de
tableros decorativos el segundo. Además éste, por su planta estrellada,
recuerda a la desaparecida Torre Nueva de Zaragoza. (1)
Los
alminares de Kirat (siglo XI) en Jurasán, Suweh (1110) en Irán y Kalyán
(1127) en Bujara, sorprenden por el extremado paralelismo en sus motivos
ornamentales con los alminares zagríes.
3.2.3.- SIRIA E IRAQ
La
arquitectura de Siria e Iraq hasta el siglo XII, evolución de la
abbasí, sigue empleando en algunas de sus regiones el ladrillo y los
tableros decorativos como en los vecinos territorios iraníes. Sirven de
ejemplo la tumba de Imán Dúr en Sámárra y el alminar de Nur-ad-Din en
Mosul.
Otro elemento iraquí -que luego se exporta a Irán- relacionado
con lo zagrí, es el uso de cerámica vidriada en exteriores. Junto con
los tableros decorativos de ladrillo, es el principal recurso ornamental
de las torres aragonesas, produciendo la vibración y luminosidad
características de la arquitectura islámica de Aragón.
3.3.- ALMINARES, MEZQUITAS Y OTROS EDIFICIOS ZAGRIES
Las
tumbas del samánida Ismaºil en Bujara (Uzbekistán) y ºArab Ata en el
valle de Zeravsan (Tachikistán) fechadas hacia 943 y 977 pueden
considerarse como antecedentes próximos de la arquitectura zagrí,
consagrándose en ellas las características más comunes de la
arquitectura zagrí:
· El ladrillo profusamente usado como elemento constructivo y formal en frisos de esquinillas, lacerías, etc..
·
El ladrillo aplantillado usado tanto en elementos verticales, columnas y
arquivoltas, como en horizontales, cornisas, pisos, jambas, etc..
·
Portadas compuestas por dos o más planos, el exterior adintelado -el
alfiz- y el interior o interiores, con arcos ojivales. Motivos
heráldicos pueden aparecer en las albánegas.
· Mirador de arquetes en la parte superior de la portada.
Los
alminares de Gurgán (1006/7) en Irán y Gazni en Afganistán, recuerdan a
los aragoneses en su concepción de construcción desprovista de
decoración en su parte inferior el primero, y en la profusión de
tableros decorativos el segundo. Además éste, por su planta estrellada,
recuerda a la desaparecida Torre Nueva de Zaragoza. (1)
Los
alminares de Kirat (siglo XI) en Jurasán, Suweh (1110) en Irán y Kalyán
(1127) en Bujara, sorprenden por el extremado paralelismo en sus motivos
ornamentales con los alminares zagríes.
3.2.3.- SIRIA E IRAQ
La
arquitectura de Siria e Iraq hasta el siglo XII, evolución de la
abbasí, sigue empleando en algunas de sus regiones el ladrillo y los
tableros decorativos como en los vecinos territorios iraníes. Sirven de
ejemplo la tumba de Imán Dúr en Sámárra y el alminar de Nur-ad-Din en
Mosul.
Otro elemento iraquí -que luego se exporta a Irán- relacionado
con lo zagrí, es el uso de cerámica vidriada en exteriores. Junto con
los tableros decorativos de ladrillo, es el principal recurso ornamental
de las torres aragonesas, produciendo la vibración y luminosidad
características de la arquitectura islámica de Aragón.
3.3.- ALMINARES, MEZQUITAS Y OTROS EDIFICIOS ZAGRIES
El
ladrillo es el elemento que define la arquitectura zagrí: es el
principal material de construcción y recurso ornamental. La
arquitectura islámica en Aragón se adapta a la tradición constructiva
anterior a los romanos, obligada por la falta de otros materiales, como
la piedra. Además del ladrillo se usó con cierta profusión el tapial y
la mampostería, respondiendo también a tradiciones pre-romanas (1). Se
adecuaba con ello la arquitectura a los materiales disponibles y al
vigor del clima aragonés.
Los edificios y tipologías estudiados a
continuación, corresponden a comarcas del centro y oeste de Aragón,
donde se usa el ladrillo como material constructivo. Quedan para
posteriores Investigaciones otros edificios del sur de Aragón, así como
la arquitectura zagrí de piedra, no documentada, que se pueda conservar
en los distritos de Huesca, Barbitaniyyah y As-Sahla.
De los
edificios zagríes estudiados, son los alminares el grupo más numeroso,
mejor conservado y de más fácil identificación. Ello es debido a que la
función de alminar es perfectamente adaptable a la de torre-campanario.
Su belleza plástica sería otro factor importante para su conservación en
época cristiana.
Las mezquitas, probablemente fueron en su mayoría
conservadas y consagradas al culto cristiano. Posteriormente se
ampliarían con un presbiterio, transformándolas en edificio
direccional. Muchas de ellas fueron derribadas entre los siglos XV y
XVII, pero otras han subsistido convertidas en casas y conventos.
1.
La ciudad celtíbera de Kontebakum Bel (s. l antes de C.). en Botorrita a
20 Km de Zaragoza, conserva edificios públicos de adobas
Zaragoza. San Pablo
3.3.1.- LOS ALMINARES
ladrillo es el elemento que define la arquitectura zagrí: es el
principal material de construcción y recurso ornamental. La
arquitectura islámica en Aragón se adapta a la tradición constructiva
anterior a los romanos, obligada por la falta de otros materiales, como
la piedra. Además del ladrillo se usó con cierta profusión el tapial y
la mampostería, respondiendo también a tradiciones pre-romanas (1). Se
adecuaba con ello la arquitectura a los materiales disponibles y al
vigor del clima aragonés.
Los edificios y tipologías estudiados a
continuación, corresponden a comarcas del centro y oeste de Aragón,
donde se usa el ladrillo como material constructivo. Quedan para
posteriores Investigaciones otros edificios del sur de Aragón, así como
la arquitectura zagrí de piedra, no documentada, que se pueda conservar
en los distritos de Huesca, Barbitaniyyah y As-Sahla.
De los
edificios zagríes estudiados, son los alminares el grupo más numeroso,
mejor conservado y de más fácil identificación. Ello es debido a que la
función de alminar es perfectamente adaptable a la de torre-campanario.
Su belleza plástica sería otro factor importante para su conservación en
época cristiana.
Las mezquitas, probablemente fueron en su mayoría
conservadas y consagradas al culto cristiano. Posteriormente se
ampliarían con un presbiterio, transformándolas en edificio
direccional. Muchas de ellas fueron derribadas entre los siglos XV y
XVII, pero otras han subsistido convertidas en casas y conventos.
1.
La ciudad celtíbera de Kontebakum Bel (s. l antes de C.). en Botorrita a
20 Km de Zaragoza, conserva edificios públicos de adobas
Zaragoza. San Pablo
3.3.1.- LOS ALMINARES
Materiales
Los
alminares, muy numerosos, han sido considerados hasta ahora como torres
mudéjares, sin datación, adscribiéndolos a tipologías atípicas, y no
pudiendo justificar su emplazamiento anormal con respecto al templo que
acompañan, ni el arcaísmo de su decoración.
Generalmente son de
ladrillo, pero existen varios casos cuyo cuerpo inferior es de tapial,
como Belmonte, Maluenda, Villalba o Cervera, en el distrito de
Calatayud, y San Mateo de Gállego, cerca de Zaragoza. Todos éstos están
ubicados dentro del sistema fortificado de estas localidades, lo que
indica que el alminar de ladrillo se construye sobre una torre defensiva
de tapial, preexistente.
Otras veces, como en la Magdalena y La Seo
de Zaragoza, y la Magdalena de Tarazona, el ladrillo se asienta sobre un
zócalo de piedra de sillería.
Sin embargo, lo más usual es que la
torre sea de ladrillo desde el suelo hasta su coronación, con aparejo de
ladrillo a soga y tizón alternativamente, aunque en el distrito de
Calatayud es fácil encontrar hiladas a soga alternando con otras a
tizón.
Planta y estructura
La planta más
extendida es la cuadrada, aunque también se da la planta octogonal y más
ocasionalmente la planta mixta, cuadrada en su parte inferior y
octogonal la superior.
El cuerpo inferior es ciego, y la estructura
generalmente en dos torres concéntricas, entre las que se desarrolla la
escalera. La torre interior se reduce a un simple machón si el alminar
es pequeño; en cambio se abren en ella estancias cuando el alminar es
de mayores dimensiones. En el cuerpo superior desaparece la torre
Interior, dando lugar a una sola abierta al exterior por el balcón,
serie de ventanas formadas por arcos entrecruzados, desde donde el
almuédano llamaba a oración.
Muchas torres disponen de un segundo
cuerpo con aberturas al exterior. Una linterna permitía el acceso a la
terraza que cubría la torre, conservándose en raras ocasiones.
Existe
una variante en la disposición de la torre interior, cuando ésta
descansa sobre la bóveda en lugar de apoyarse sobre el suelo,
permitiendo la apertura de una sala en el cuerpo bajo comunicada con el
templo. Su orientación hacía La Meca, permite suponer que estas salas
fuesen los mihrabs de sus respectivas mezquitas. Entre estas torres se
encuentran las de San Andrés de Calatayud, Albalate del Arzobispo y
Utebo.
Otro grupo de alminares no dispone de la torre Interior,
quedando el espacio del cuerpo inferior subdividido en varios pisos,
accesibles entre sí por escaleras de mano. La entrada a la torre se
realiza por una cota elevada, lo que hace suponer que se tratase de
torres defensivas, usadas también como alminares en lugares habitados.
Ejemplo de este grupo son las torres de Longares, Encinacorba y
Romanos, Villarreal de Huerva.
Las bóvedas Interiores de los
alminares suelen ser de cañón apuntando, mientras que las de escaleras y
estancias en planta baja son, generalmente, de aproximación de hiladas,
o a veces pequeñas bóvedas de cañón apuntando.
La mayor parte de las
veces los alminares son exentos, a juzgar por su actual disposición en
planta que no guarda relación con el resto del edificio construido junto
a él en fechas posteriores. La decoración en todos sus lados hasta lo
más inferior de su base, corrobora su origen exento. La excepción
lógica a este carácter exento se da en los al- minares-mihrabs.
Tauste (Cinco Villas). Torre de Santa María
Los
alminares, muy numerosos, han sido considerados hasta ahora como torres
mudéjares, sin datación, adscribiéndolos a tipologías atípicas, y no
pudiendo justificar su emplazamiento anormal con respecto al templo que
acompañan, ni el arcaísmo de su decoración.
Generalmente son de
ladrillo, pero existen varios casos cuyo cuerpo inferior es de tapial,
como Belmonte, Maluenda, Villalba o Cervera, en el distrito de
Calatayud, y San Mateo de Gállego, cerca de Zaragoza. Todos éstos están
ubicados dentro del sistema fortificado de estas localidades, lo que
indica que el alminar de ladrillo se construye sobre una torre defensiva
de tapial, preexistente.
Otras veces, como en la Magdalena y La Seo
de Zaragoza, y la Magdalena de Tarazona, el ladrillo se asienta sobre un
zócalo de piedra de sillería.
Sin embargo, lo más usual es que la
torre sea de ladrillo desde el suelo hasta su coronación, con aparejo de
ladrillo a soga y tizón alternativamente, aunque en el distrito de
Calatayud es fácil encontrar hiladas a soga alternando con otras a
tizón.
Planta y estructura
La planta más
extendida es la cuadrada, aunque también se da la planta octogonal y más
ocasionalmente la planta mixta, cuadrada en su parte inferior y
octogonal la superior.
El cuerpo inferior es ciego, y la estructura
generalmente en dos torres concéntricas, entre las que se desarrolla la
escalera. La torre interior se reduce a un simple machón si el alminar
es pequeño; en cambio se abren en ella estancias cuando el alminar es
de mayores dimensiones. En el cuerpo superior desaparece la torre
Interior, dando lugar a una sola abierta al exterior por el balcón,
serie de ventanas formadas por arcos entrecruzados, desde donde el
almuédano llamaba a oración.
Muchas torres disponen de un segundo
cuerpo con aberturas al exterior. Una linterna permitía el acceso a la
terraza que cubría la torre, conservándose en raras ocasiones.
Existe
una variante en la disposición de la torre interior, cuando ésta
descansa sobre la bóveda en lugar de apoyarse sobre el suelo,
permitiendo la apertura de una sala en el cuerpo bajo comunicada con el
templo. Su orientación hacía La Meca, permite suponer que estas salas
fuesen los mihrabs de sus respectivas mezquitas. Entre estas torres se
encuentran las de San Andrés de Calatayud, Albalate del Arzobispo y
Utebo.
Otro grupo de alminares no dispone de la torre Interior,
quedando el espacio del cuerpo inferior subdividido en varios pisos,
accesibles entre sí por escaleras de mano. La entrada a la torre se
realiza por una cota elevada, lo que hace suponer que se tratase de
torres defensivas, usadas también como alminares en lugares habitados.
Ejemplo de este grupo son las torres de Longares, Encinacorba y
Romanos, Villarreal de Huerva.
Las bóvedas Interiores de los
alminares suelen ser de cañón apuntando, mientras que las de escaleras y
estancias en planta baja son, generalmente, de aproximación de hiladas,
o a veces pequeñas bóvedas de cañón apuntando.
La mayor parte de las
veces los alminares son exentos, a juzgar por su actual disposición en
planta que no guarda relación con el resto del edificio construido junto
a él en fechas posteriores. La decoración en todos sus lados hasta lo
más inferior de su base, corrobora su origen exento. La excepción
lógica a este carácter exento se da en los al- minares-mihrabs.
Tauste (Cinco Villas). Torre de Santa María
Decoración
Todas
las torres, salvo las de tapial, llevan tableros decorativos, que
pueden abarcar o no toco un cuerpo ciego, dispuestos consecutivamente y
separados entre si por frisos de esquinillas. Esta disposición es cono
la de los alminares de Gazni, Buhara, Kirat y Saweh.
El repertorio
ornamental es muy variado, tienen en coman con los alminares de Oriente
la decoración a base de rombos -resaltados o rehundidos-, cruces
rehundidas, sucesiones de estrellas de ocho puntas y frisos de
esquinillas.
La decoración con tableros en espina de pez y zig-zag es
muy característica de la arquitectura zagrí y rara en la mudéjar.
Estos motivos ornamentales proceden del Yemen, y quizá su presencia en
Aragón se explique por el origen yemení de Tuyibíes y Hudíes.
Otros
paneles presentan merlones tabicados, o también frisos de ladrillo en
diente de sierra con columnillas vidriadas intercaladas. Son usuales
también los arcos mixtilíneos -procedentes de La Aljafería- que se
entrecruzan formando un segundo piso de complicada lacería.
De la
misma manera que la espina de pez, otro elemento peculiar de lo zagrí
que es inusual en lo mudéjar, es la arquería ciega de arcos
entrecruzados -generalmente de medio punto- también inspirados en La
Aljafería. Los fondos de arquerías y rombos iban lucidos de yeso, aunque
en muchas ocasiones se ha desprendido el revestimiento quedando el
ladrillo desnudo.
Junto con las lacerías, la cerámica es fundamental
en el sistema ornamental de los alminares. Intercalados en todas las
fachadas, incluso en las de tapial, aparecen platos de cerámica
vidriada de color verde y melado, estrellas blancas y verdes, azulejos
blancos, morados o verdes, columnillas, tiras de flechas etc, incluso
azulejos tricolores como en La Parroquieta de La Seo de Zaragoza.
El
sistema ornamental resulta de una plástica vibrante, donde la luz juega
un papel importantísimo, resaltando los reflejos de las cerámicas y los
juegos de luces y sombras.
Todas
las torres, salvo las de tapial, llevan tableros decorativos, que
pueden abarcar o no toco un cuerpo ciego, dispuestos consecutivamente y
separados entre si por frisos de esquinillas. Esta disposición es cono
la de los alminares de Gazni, Buhara, Kirat y Saweh.
El repertorio
ornamental es muy variado, tienen en coman con los alminares de Oriente
la decoración a base de rombos -resaltados o rehundidos-, cruces
rehundidas, sucesiones de estrellas de ocho puntas y frisos de
esquinillas.
La decoración con tableros en espina de pez y zig-zag es
muy característica de la arquitectura zagrí y rara en la mudéjar.
Estos motivos ornamentales proceden del Yemen, y quizá su presencia en
Aragón se explique por el origen yemení de Tuyibíes y Hudíes.
Otros
paneles presentan merlones tabicados, o también frisos de ladrillo en
diente de sierra con columnillas vidriadas intercaladas. Son usuales
también los arcos mixtilíneos -procedentes de La Aljafería- que se
entrecruzan formando un segundo piso de complicada lacería.
De la
misma manera que la espina de pez, otro elemento peculiar de lo zagrí
que es inusual en lo mudéjar, es la arquería ciega de arcos
entrecruzados -generalmente de medio punto- también inspirados en La
Aljafería. Los fondos de arquerías y rombos iban lucidos de yeso, aunque
en muchas ocasiones se ha desprendido el revestimiento quedando el
ladrillo desnudo.
Junto con las lacerías, la cerámica es fundamental
en el sistema ornamental de los alminares. Intercalados en todas las
fachadas, incluso en las de tapial, aparecen platos de cerámica
vidriada de color verde y melado, estrellas blancas y verdes, azulejos
blancos, morados o verdes, columnillas, tiras de flechas etc, incluso
azulejos tricolores como en La Parroquieta de La Seo de Zaragoza.
El
sistema ornamental resulta de una plástica vibrante, donde la luz juega
un papel importantísimo, resaltando los reflejos de las cerámicas y los
juegos de luces y sombras.
Villalba de Perejil (Comunidad de Calatayud). Fábrica de tapial de yeso con tres arcos de herradura. S.X
3.3.2.- LAS MEZOUITAS
Las
mezquitas conservadas corresponden a edificios muy transformados y que
posiblemente no tuvieron una gran riqueza decorativa, por lo que ésta
no ha llegado hasta nosotros. Su existencia se puede detectar a través
de las plantas de las actuales iglesias, salvo en el caso de los restos
de la mezquita-aljama de Zaragoza, que son excepcionales al tratarse de
un edificio anexo a la propia mezquita.
El proceso de
conservación/destrucción de las mezquitas pudo ser el siguiente: En
primer lugar la mezquita se consagra al culto cristiano sin otras
transformaciones que la sustitución de símbolos musulmanes por otros
cristianos. Serian generalmente de planta de salón con tres naves y tres
cuerpos. En una segunda fase entre los siglos XIII y XIV, se les añade a
muchas de ellas un presbiterio con uno o tres ábsides, transformando
así la planta salón en longitudinal. En otros edificios se da una
tercera fase al derribarse parte de la mezquita -aunque conservando sus
muros exteriores- para ser sustituida por una construcción mudéjar o
renacentista.
Las
mezquitas conservadas corresponden a edificios muy transformados y que
posiblemente no tuvieron una gran riqueza decorativa, por lo que ésta
no ha llegado hasta nosotros. Su existencia se puede detectar a través
de las plantas de las actuales iglesias, salvo en el caso de los restos
de la mezquita-aljama de Zaragoza, que son excepcionales al tratarse de
un edificio anexo a la propia mezquita.
El proceso de
conservación/destrucción de las mezquitas pudo ser el siguiente: En
primer lugar la mezquita se consagra al culto cristiano sin otras
transformaciones que la sustitución de símbolos musulmanes por otros
cristianos. Serian generalmente de planta de salón con tres naves y tres
cuerpos. En una segunda fase entre los siglos XIII y XIV, se les añade a
muchas de ellas un presbiterio con uno o tres ábsides, transformando
así la planta salón en longitudinal. En otros edificios se da una
tercera fase al derribarse parte de la mezquita -aunque conservando sus
muros exteriores- para ser sustituida por una construcción mudéjar o
renacentista.
Caso
aparte lo constituyen las mezquitas que se usaron hasta 1610 por la
minoría musulmana, aunque muchas de ellas fueron ya construidas bajo
dominio cristiano, corno las de Torrellas y Tórtoles, fechadas en los
siglos XIV y XV. Estas mezquitas, casi siempre de tapial, fueron
transformadas en los siglos XVII y XVIII mediante ornamentación barroca y
a veces se recreció su fábrica primitiva para dotarlas de una altura
más acorde con la concepción cristiana del templo. A través de signos
aparentes, como la orientación al SE, su relación con el campanario, su
escasa altura, planta cuadrada, cubierta de madera, etc., pueden
identificarse como mezquitas transformadas en iglesias, las de Zuera, S.
Gil de Zaragoza, Santa Cruz de Moncayo, Luceni, Miedes, Villarroya de
la Sierra, S. Andrés y Santa María de Calatayud, La Vilueña, Villadoz y
Gelsa, entre otras.
aparte lo constituyen las mezquitas que se usaron hasta 1610 por la
minoría musulmana, aunque muchas de ellas fueron ya construidas bajo
dominio cristiano, corno las de Torrellas y Tórtoles, fechadas en los
siglos XIV y XV. Estas mezquitas, casi siempre de tapial, fueron
transformadas en los siglos XVII y XVIII mediante ornamentación barroca y
a veces se recreció su fábrica primitiva para dotarlas de una altura
más acorde con la concepción cristiana del templo. A través de signos
aparentes, como la orientación al SE, su relación con el campanario, su
escasa altura, planta cuadrada, cubierta de madera, etc., pueden
identificarse como mezquitas transformadas en iglesias, las de Zuera, S.
Gil de Zaragoza, Santa Cruz de Moncayo, Luceni, Miedes, Villarroya de
la Sierra, S. Andrés y Santa María de Calatayud, La Vilueña, Villadoz y
Gelsa, entre otras.
Zaragoza. Santa Engracia. Restos de la iglesia mozárabe de las Santas Masas. s. XI
3.3.3.- OTROS EDIFICIOSMás
difícil de reconocer son los edificios no religiosos musulmanes
reutilizados por los cristianos, ya que los nuevos usos los han
enmascarado totalmente siendo casi imposible el seguimiento de su
evolución. No obstante, son reconocibles restos en palacios y fortalezas
medievales por su emplazamiento, por noticias documentales o por restos
accidentales como columnas, capiteles u otros elementos.
Sirva de
ejemplo el Monasterio de la Resurrección de Zaragoza, convento de
monjas emplazado desde el siglo XIII en lo que fue Zuda Oriental, y que
fue construido apoyándose en las murallas romanas de la ciudad. La
actual sala capitular del monasterio -de planta cuadrada, con bóveda de
crucería simple y una de sus paredes en la muralla- conserva en sus
cuatro rincones sendas columnas cuyos capiteles califales, llevan
inscripciones en árabe. No es difícil suponer que la sala fuese de
origen musulmán y se adaptase en el siglo XIII al uso monacal.
Zaragoza.
S. Gil. La torre de esta iglesia explica de manera muy gráfica como se
pasa de una edificación zagrí, el antiguo alminar con paños decorativos
con cerámica vidriada, a un campanario mudéjar, decorado con paños de
sebka, y como es habitual sin cerámica vidriada. La proporción del
alminar (de altura suficiente para una mezquita de barrio pero
insuficiente para una iglesia cuyas bóvedas son más altas que la torre),
y su emplazamiento inadecuado con respecto a la iglesia, en el centro
de su fachada norte, que obliga a que los cuerpos altos (éstos ya
cristianos) deban volar sobre el ándito, lo que hubiese sido innecesario
si la torre, de haber sido en su totalidad cristiana se ubiese ubicado a
los pies de la nave y fuera de ésta
3.4.- LA ARQUITECTURA MUDEJAR: EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA ZAGRÍ
El
nacimiento de la arquitectura mudéjar aragonesa tiene lugar
tímidamente a mediados del siglo XIII, y de forma más intensa en el
XIV, tras un periodo de escasa actividad edilicia, generalmente en
estilo románico o cisterciense. En algunos casos se trata de la
terminación de edificios románicos o cistercienses inconclusos (Daroca).
Otras veces se trata de modificaciones o ampliaciones de anteriores
edificios musulmanes (La Seo, San Gil y La Resurrección de Zaragoza,
Santa María de Maluenda o Santa Tecla de Cervera de la Cañada). Más
común es el caso de edificios de nueva planta iniciados en el siglo XIV y
terminados a veces varios siglos después (iglesias-fortaleza de Tobed,
Torralba o Azuara; iglesias de tapial o ladrillo de San Miguel o San
Pablo de Zaragoza, Quinto, Tauste, Tarazona, etc.).
En el análisis
de las torres, puede resultar muy dificultosa la distinción entre un
alminar zagrí y un campanario mudéjar, sobre todo cuando son mudéjares
arcaicos o alminares con transformaciones en el siglo XVI. En este
último caso están la torre de Utebo o la Torre Nueva de Zaragoza
(demolida en 1892), que sufren profundas reformas documentadas en ese
siglo, de manera que se las ha llegado a considerar como obras de nueva
planta del siglo XVI.
El uso de arcos ojivales en lo zagrí y lo
mudéjar, y el uso de arcos túmidos en lo mudéjar, conduce a confusión en
algunos casos, como San Pablo de Zaragoza, Sta. María de Calatayud, o
algunas torres de Teruel, que por el momento no podrán ser adscritas a
un periodo determinado.
El
nacimiento de la arquitectura mudéjar aragonesa tiene lugar
tímidamente a mediados del siglo XIII, y de forma más intensa en el
XIV, tras un periodo de escasa actividad edilicia, generalmente en
estilo románico o cisterciense. En algunos casos se trata de la
terminación de edificios románicos o cistercienses inconclusos (Daroca).
Otras veces se trata de modificaciones o ampliaciones de anteriores
edificios musulmanes (La Seo, San Gil y La Resurrección de Zaragoza,
Santa María de Maluenda o Santa Tecla de Cervera de la Cañada). Más
común es el caso de edificios de nueva planta iniciados en el siglo XIV y
terminados a veces varios siglos después (iglesias-fortaleza de Tobed,
Torralba o Azuara; iglesias de tapial o ladrillo de San Miguel o San
Pablo de Zaragoza, Quinto, Tauste, Tarazona, etc.).
En el análisis
de las torres, puede resultar muy dificultosa la distinción entre un
alminar zagrí y un campanario mudéjar, sobre todo cuando son mudéjares
arcaicos o alminares con transformaciones en el siglo XVI. En este
último caso están la torre de Utebo o la Torre Nueva de Zaragoza
(demolida en 1892), que sufren profundas reformas documentadas en ese
siglo, de manera que se las ha llegado a considerar como obras de nueva
planta del siglo XVI.
El uso de arcos ojivales en lo zagrí y lo
mudéjar, y el uso de arcos túmidos en lo mudéjar, conduce a confusión en
algunos casos, como San Pablo de Zaragoza, Sta. María de Calatayud, o
algunas torres de Teruel, que por el momento no podrán ser adscritas a
un periodo determinado.
Aniñón
(Comunidad de Calatayud). Nuestra Señora del Castillo. La torre es el
antiguo alminar del s. XI; el actual hastial es el antiguo lateral
mudéjar del s. XIV; la actual iglesia con mirador del s. XVI. La capilla
de la derecha del s. XVII
(Comunidad de Calatayud). Nuestra Señora del Castillo. La torre es el
antiguo alminar del s. XI; el actual hastial es el antiguo lateral
mudéjar del s. XIV; la actual iglesia con mirador del s. XVI. La capilla
de la derecha del s. XVII
3.4.1.- ELEMENTOS DECORATIVOS DE LA ARQUITECTURA MUDÉJARcomo
se han descrito una serie de elementos decorativos del arte Zagrí, que
aparecen escasamente en la arquitectura mudéjar -arcos entrecruzados,
zig-zag, espinas de pez, incrustación de platos, etc.- existen otros
elementos tomados de corrientes artísticas posteriores al siglo XII, que
permiten identificar la arquitectura Mudéjar:
De la arquitectura almohade se toma la decoración a base de paños de sebka, común en las torres mudéjares y en los ábsides.
En
edificios perfectamente documentados en su construcción, como la
iglesia de Quinto, las iglesias-fortaleza, etc. (siglos XIV y XV), se
conoce la composición de la torre a base de cuerpos separados por
cornisas, el cuerpo de campanas está englobado en el conjunto sin
distinción volumétrica y sus huecos están decorados con lazos. El remate
de la torre es un chapitel de ladrillo que sustituye a la antigua
linterna zagrí. Por otro lado la torre está unida estructural y
espacialmente al resto de la iglesia, a diferencia de los alminares que
solían ir exentos.
Las torres del siglo XVI, incorporan ventanas de
doble rosca, similares a las de los miradores de arquetes de la
arquitectura civil contemporánea. Se incrustan los mismos azulejos que
en los arrimaderos de iglesias y palacios, totalmente diferentes a los
arcaicos de estrellas, platos y puntas de flecha. Las cornisas
empleadas para separar los diferentes cuerpos, introducen el ladrillo
aplantillado de la misma manera que en la arquitectura civil.
3.5.- DISTRIBUCION REGIONAL
Lo
que en este trabajo se denomina arquitectura zagrí, es decir,
arquitectura de ladrillo (o ladrillo y tapial) que se desarrolla en la
Marca Superior, presumiblemente en los siglos X y XI, no alcanza la
totalidad de este territorio andalusí, ya que los distritos de Huesca y
Barbitaniyya al carecer de tradición constructiva en ladrillo, siguen
desarrollando durante estos siglos una arquitectura andalusí
convencional, generalmente en piedra, como lo demuestran los restos aún
conservados. Son de señalar a la torre de la Seo de Barbastro, separada
del templo, y de planta hexagonal. De piedra y con estructura de doble
torre, se trata del antiguo alminar de la mezquita aljama, incendiado en
1366 y reformado en 1610-1626. También son sospechosos de ser antiguos
alminares, numerosas torres de piedra de planta mixta
cuadrada-octogonal, de pueblecitos de La Hoya de Huesca, poblados por
moriscos hasta el s. XVII.
En cambio Zaragoza y su amplio distrito,
así como los de Tudela -en su parte aragonesa- área de Tarazona y Borja,
Calatayud y Daroca, poseen una abundante muestra de arquitectura zagrí
(y consiguientemente mudéjar).
3.5.1.- ZARAGOZA
El
distrito de Zaragoza era con mucho el más extenso de la Marca Superior,
abarcando la parte central de actual provincia de Zaragoza y gran parte
de la de Teruel, salvo el Suroeste de ésta, en torno a Albarracín.
Zaragoza
cuenta con pocos restos medievales, por la feroz actividad demoledora
que tuvieron sus ciudadanos en los siglos XIX y XX. Pese a ello, se han
mantenido en pie algunos monumentos excepcionales de la arquitectura
zagrí, además de La Aljafería y los baños árabes de la comunidad judía.
Zaragoza.
La Seo. Cerramiento SO (parte inferior de los muros hasta el alero
bajo), probablemente procedente de la mezquita aljama del s. XI
La Seo. Cerramiento SO (parte inferior de los muros hasta el alero
bajo), probablemente procedente de la mezquita aljama del s. XI
LA SEO DEL SALVADOR / MEQUITA ALJAMA
Conquistada
la ciudad en 1118, Alfonso I permitió el uso de la mezquita-aljama a
los musulmanes durante un año, transcurrido el cual fue consagrada al
culto cristiano bajo la dedicación del Salvador, pasando a ser templo
metropolitano o catedral (Seo en aragonés).
A fines del siglo XII se
añaden tres ábsides románicos, orientados al Norte, aún conservados. En
el siglo XIV, se efectuaron importantes obras de reparación,
seguramente el levantamiento de tres naves alineadas con los ábsides, y
entre los siglos XV y XVI se amplió considerablemente (quizá
alcanzando los antiguos muros del perímetro de la mezquita), adoptando
la planta salón que existe en la actualidad.
El alminar de la
mezquita, de planta octogonal, se conservó en su estado original hasta
que a fines del siglo XVII, Giambattista Contini lo reformó,
envolviéndolo con nueva piel y tomando el actual aspecto de torre
barroca, pero conservando la estructura originaria de alminar musulmán.
Pero
aparte de los posibles restos en muros exteriores y de la estructura de
la torre, los restos musulmanes más importantes son los
correspondientes a la actual Parroquieta, al norte del templo. La
Parroquieta, destinada a sepultura del arzobispo Don Lope Fernández de
Luna, y dedicada a San Miguel Arcángel, se ha considerado hasta la
fecha como obra mudéjar en base a documentación citando que entre 1374 y
1381, el arzobispo “labra” la capilla (1) y manda traer a dos
azulejeros sevillanos para la cerámica, dos pintores para decorar el
interior y un escultor catalán, Pere Moragues, para labrar el sepulcro.
La
obra, sin embargo, no es del siglo XIV, sino anterior, es decir
musulmana, porque, en primer lugar, la documentación conservada del
siglo XIV sólo se refiere a obras de acabado y no de construcción del
grueso de la fábrica; y sobre todo, el análisis de sus restos indica que
el arzobispo intervino modificando un edificio pre-existente.
El
interior actual es de una sola nave con dos tramos en los pies y un
presbiterio, unidos en época moderna, aunque originalmente eran dos
salas independientes. Las cuatro ventanas exteriores, son sin duda
mudéjares por los escudos de sus jambas (Luna), pero su perfecta
situación con respecto al interior no se da en el exterior, rompiendo
la composición de la pared y de la tracería donde se ubican.
Una vez
observado que las ventanas abiertas por el arzobispo Luna rompen la
fábrica preexistente, hay que justificar la intervención de los dos
azulejeros sevillanos, prescindiendo de los buenos artífices aragoneses.
La decoración básica del muro son las clásicas estrellas blancas y
verdes, puntas de flecha, platos, etc., además de azulejos rómbicos
cubriendo fondos de laceria y los merlones, material extraño en la época
mudéjar. Fernández de Luna al abrir las nuevas ventanas precisaba una
decoración similar a la de las lacerías, y al no haber en Aragón
maestros que las fabricasen, contrató a los azulejeros sevillanos cuya
obra era más próxima a la antigua azulejería zagrí. La labor de los
sevillanos, a pesar de su parecido a lo zagrí, se distingue con
claridad por el menor tamaño de los rombos, su colorido más variado y su
localización en las zonas de nueva intervención (ventanas y reposición
de faltas existentes). En la parte inferior del muro, junto a platos y
estrellas, aparecen rombos con el escudo del arzobispo, posiblemente
sustituyendo a azulejos antiguos con textos árabes musulmanes. La
decoración en la parte superior con espigas y almenas (aunque
tabicadas), corroboran la datación zagrí de todo el muro.
El interior
viene a confirmar el origen de la capilla, al estar el presbiterio
cubierto por una soberbia cúpula de mocárabes, en madera dorada, con
abundantes textos en árabe de difícil lectura, haciendo referencia a
Dios. Aparecen también los escudos del arzobispo y ángeles en las
ménsulas, pero fueron superpuestos en la reforma del siglo XIV.
En la
última restauración, se descubrieron unas ventanas ojivales abiertas
hacia el interior del templo, lo que indica que la capilla se iluminaba
desde el sahn de la mezquita, desde donde se accedía a esta edificación.
Bajo
el presbiterio existe una cripta de piedra sillar, cuya bóveda se ha
perdido. El acceso a la misma es por un pasillo abierto entre dos muros
paralelos -como la estructura de los alminares- cubierto por bóvedas de
aproximación de hiladas que aparecen rotas en un tramo, para albergar
mediante un arco rebajado de piedra la tumba del arzobispo.
Todos estos detalles vienen a corroborar la intervención de Fernández de Luna sobre una edificación existente.
Conquistada
la ciudad en 1118, Alfonso I permitió el uso de la mezquita-aljama a
los musulmanes durante un año, transcurrido el cual fue consagrada al
culto cristiano bajo la dedicación del Salvador, pasando a ser templo
metropolitano o catedral (Seo en aragonés).
A fines del siglo XII se
añaden tres ábsides románicos, orientados al Norte, aún conservados. En
el siglo XIV, se efectuaron importantes obras de reparación,
seguramente el levantamiento de tres naves alineadas con los ábsides, y
entre los siglos XV y XVI se amplió considerablemente (quizá
alcanzando los antiguos muros del perímetro de la mezquita), adoptando
la planta salón que existe en la actualidad.
El alminar de la
mezquita, de planta octogonal, se conservó en su estado original hasta
que a fines del siglo XVII, Giambattista Contini lo reformó,
envolviéndolo con nueva piel y tomando el actual aspecto de torre
barroca, pero conservando la estructura originaria de alminar musulmán.
Pero
aparte de los posibles restos en muros exteriores y de la estructura de
la torre, los restos musulmanes más importantes son los
correspondientes a la actual Parroquieta, al norte del templo. La
Parroquieta, destinada a sepultura del arzobispo Don Lope Fernández de
Luna, y dedicada a San Miguel Arcángel, se ha considerado hasta la
fecha como obra mudéjar en base a documentación citando que entre 1374 y
1381, el arzobispo “labra” la capilla (1) y manda traer a dos
azulejeros sevillanos para la cerámica, dos pintores para decorar el
interior y un escultor catalán, Pere Moragues, para labrar el sepulcro.
La
obra, sin embargo, no es del siglo XIV, sino anterior, es decir
musulmana, porque, en primer lugar, la documentación conservada del
siglo XIV sólo se refiere a obras de acabado y no de construcción del
grueso de la fábrica; y sobre todo, el análisis de sus restos indica que
el arzobispo intervino modificando un edificio pre-existente.
El
interior actual es de una sola nave con dos tramos en los pies y un
presbiterio, unidos en época moderna, aunque originalmente eran dos
salas independientes. Las cuatro ventanas exteriores, son sin duda
mudéjares por los escudos de sus jambas (Luna), pero su perfecta
situación con respecto al interior no se da en el exterior, rompiendo
la composición de la pared y de la tracería donde se ubican.
Una vez
observado que las ventanas abiertas por el arzobispo Luna rompen la
fábrica preexistente, hay que justificar la intervención de los dos
azulejeros sevillanos, prescindiendo de los buenos artífices aragoneses.
La decoración básica del muro son las clásicas estrellas blancas y
verdes, puntas de flecha, platos, etc., además de azulejos rómbicos
cubriendo fondos de laceria y los merlones, material extraño en la época
mudéjar. Fernández de Luna al abrir las nuevas ventanas precisaba una
decoración similar a la de las lacerías, y al no haber en Aragón
maestros que las fabricasen, contrató a los azulejeros sevillanos cuya
obra era más próxima a la antigua azulejería zagrí. La labor de los
sevillanos, a pesar de su parecido a lo zagrí, se distingue con
claridad por el menor tamaño de los rombos, su colorido más variado y su
localización en las zonas de nueva intervención (ventanas y reposición
de faltas existentes). En la parte inferior del muro, junto a platos y
estrellas, aparecen rombos con el escudo del arzobispo, posiblemente
sustituyendo a azulejos antiguos con textos árabes musulmanes. La
decoración en la parte superior con espigas y almenas (aunque
tabicadas), corroboran la datación zagrí de todo el muro.
El interior
viene a confirmar el origen de la capilla, al estar el presbiterio
cubierto por una soberbia cúpula de mocárabes, en madera dorada, con
abundantes textos en árabe de difícil lectura, haciendo referencia a
Dios. Aparecen también los escudos del arzobispo y ángeles en las
ménsulas, pero fueron superpuestos en la reforma del siglo XIV.
En la
última restauración, se descubrieron unas ventanas ojivales abiertas
hacia el interior del templo, lo que indica que la capilla se iluminaba
desde el sahn de la mezquita, desde donde se accedía a esta edificación.
Bajo
el presbiterio existe una cripta de piedra sillar, cuya bóveda se ha
perdido. El acceso a la misma es por un pasillo abierto entre dos muros
paralelos -como la estructura de los alminares- cubierto por bóvedas de
aproximación de hiladas que aparecen rotas en un tramo, para albergar
mediante un arco rebajado de piedra la tumba del arzobispo.
Todos estos detalles vienen a corroborar la intervención de Fernández de Luna sobre una edificación existente.
Zaragoza.
Parroquieta. El arco mixtilíneo de la derecha se sobredecora en el s.
XIV con azulejos sevillanos y las armas del arzobispo Fernández de Luna
Parroquieta. El arco mixtilíneo de la derecha se sobredecora en el s.
XIV con azulejos sevillanos y las armas del arzobispo Fernández de Luna
La
Parroquieta sería en época musulmana una edificación aneja a la
mezquita, abierta al sahn. Debido a su estructura y a su utilización
cristiana como capilla mortuoria, cabe pensar que sería edificada por
algún rey de la taifa zaragozana para albergar su sepultura, como era
costumbre entre algunos príncipes musulmanes. La similitud de la bóveda
de mocárabes, con la que se supone que cubría el oratorio de la
Aljafería, desaparecida en el siglo XV, induce a pensar que fuese
mandada a construir por Ahmad I Al-Muqtadir.
Parroquieta sería en época musulmana una edificación aneja a la
mezquita, abierta al sahn. Debido a su estructura y a su utilización
cristiana como capilla mortuoria, cabe pensar que sería edificada por
algún rey de la taifa zaragozana para albergar su sepultura, como era
costumbre entre algunos príncipes musulmanes. La similitud de la bóveda
de mocárabes, con la que se supone que cubría el oratorio de la
Aljafería, desaparecida en el siglo XV, induce a pensar que fuese
mandada a construir por Ahmad I Al-Muqtadir.
Zaragoza.
S. Gil. La parte inferior de la torre hasta la cornisa situada sobre
las arquería de la iglesia mudéjar corresponde al alminar del s. XI. En
el s. XIV, al construirse la iglesia mudéjar la torre resulta más baja
que la propia iglesia, por lo que se recrece, salvando el ándito norte
mediante una bóveda, pasando de la planta cuadrada antigua a otra
rectangular, totalmente singular. La parte zagrí tiene cerámica vidriada
enriqueciendo los paños decorativos, a diferencia de la parte mudéjar
que es sólo de ladrillo, aunque probablemente tuviese los fondos
enlucidos, hoy perdidos
PARROQUIA DE SAN GIL
La
mezquita de Abü Yalid es citada poco después de la conquista, emplazada
en el barrio de Sinhaya, por lo que se puede identificar con la actual
parroquia de San Gil. La estructura de la iglesia mudéjar conservada, de
tipo fortaleza, modificada en el siglo XVIII, refleja en el campanario
importantes anomalías: está emplazado fuera de los pies del templo y
tiene un cambio de estructura en el segundo cuerpo, donde pasa de planta
cuadrada con machón central, a otra rectangular de doble dimensión en
planta que el cuerpo inferior.
Estas anomalías estructurales, junto
con la decoración zagrí a base de zig-zag, almenas e incrustación de
platos del cuerpo inferior, conducen a su datación en época musulmana
temprana, quizá el siglo X. El muro anexo al alminar, oculto por las
casas, podría pertenecer también a la mezquita.
(Nota:
posteriormente hemos sabido que el arrabal de Sinhaya estaba extramuros
de la puerta homónima, parcialmente excavado en 2003 bajo el paseo de
la Independencia; la mezquita de Abu Yalid sería una de las mezquitas de
la Morería y por tanto no se puede identificar con la iglesia de San
Gil).
mezquita de Abü Yalid es citada poco después de la conquista, emplazada
en el barrio de Sinhaya, por lo que se puede identificar con la actual
parroquia de San Gil. La estructura de la iglesia mudéjar conservada, de
tipo fortaleza, modificada en el siglo XVIII, refleja en el campanario
importantes anomalías: está emplazado fuera de los pies del templo y
tiene un cambio de estructura en el segundo cuerpo, donde pasa de planta
cuadrada con machón central, a otra rectangular de doble dimensión en
planta que el cuerpo inferior.
Estas anomalías estructurales, junto
con la decoración zagrí a base de zig-zag, almenas e incrustación de
platos del cuerpo inferior, conducen a su datación en época musulmana
temprana, quizá el siglo X. El muro anexo al alminar, oculto por las
casas, podría pertenecer también a la mezquita.
(Nota:
posteriormente hemos sabido que el arrabal de Sinhaya estaba extramuros
de la puerta homónima, parcialmente excavado en 2003 bajo el paseo de
la Independencia; la mezquita de Abu Yalid sería una de las mezquitas de
la Morería y por tanto no se puede identificar con la iglesia de San
Gil).
Zaragoza.
Torre de la Magdalena. s.XI. Situada junto a la puerta de al-Qibla,
pudo erigirse en honor de los santos tabíes enterrados en el cementerio
de bab al-Qibla
Torre de la Magdalena. s.XI. Situada junto a la puerta de al-Qibla,
pudo erigirse en honor de los santos tabíes enterrados en el cementerio
de bab al-Qibla
PARROQUIA DE LA MAGDALENA (¿mezquita de Bab-al-qibla?)La
Magdalena se encuentra junto a la Puerta de Valencia, la antigua
Bab-al-Qibla musulmana, en cuyo exterior estaban enterrados los dos tabí
Hanas as-Sanaºani y ºAli al-Lahmi, es decir, personas que conocieron al
profeta Mahoma, el primero de los cuales fundó la mezquita-aljama de
Zaragoza. La de más antigua construcción de todo el Al-Andalus.
Según
A. Canellas, en 1147 (1) ya existía la torre de la Magdalena, por lo
que esta torre documentalmente no es cristiana, siendo por tanto un
alminar musulmán.
Francisco Iñiguez la restauró en los años 70,
suprimiendo un cuerpo neoclásico y sustituyéndolo por un remate
semejante al de las torres de Teruel. Se puede considerar que es uno de
los alminares más bellos de los construidos por los Hudíes.
Tras unos
sencillos paneles decorativos, se abre un tramo de ventanas de doble
rosca con columnas de capiteles taifales, enmarcado con un alfíz. Sobré
ellas aparece un amplio tramo ciego, profusamente decorado con
elementos (azulejos, estrellas, platos, rombos, columnas...), semejantes
a los de la Parroquieta. El cuerpo alto, en su parte Inferior -que es
la que no fue recreada por Iñiguez— se abre al exterior por dos huecos
en cada lado, con parteluz y capitel taifal, arcos túmidos y alfiz con
azulejos. El resto de la torre recreado por Iñiguez es muy respetuoso
con el posible aspecto que pudo tener en época taifal, y se remata con
almenas y linterna. Las torres de Teruel, en las que salvo en San Pedro,
abundan elementos cristianos, se inspirarían en la Magdalena de
Zaragoza. Quizás la cercanía de las tumbas de los tabí, explique la
riqueza y dimensiones de este alminar, ya que era un lugar muy venerado
por los saraqusties.
OTROS MONUMENTOS ZAGRÍES EN ZARAGOZA
El
Monasterio de la Resurrección o del Santo Sepulcro, se creó en 1276
ocupando la Zuda Oriental, y está edificado sobre las murallas romanas.
Su sala capitular reformada en el siglo XIV por Fray Martín de
Alpartir, es de planta cuadrada, bóveda de crucería sencilla y en sus
cuatro extremos hay sendas columnas con capiteles califales e
inscripciones en árabe lo que induce a catalogarla como resto de la
antigua Zuda musulmana.
Se ha citado anteriormente como de difícil
datación la torre de la iglesia de San Pablo, emplazada extramuros de la
medina musulmana, entre la puerta de Toledo y la Aljafería. En caso de
que fuese zagrí, tendría una finalidad defensiva, relacionando el
castillo de La Aljafería con la Zuda (junto a la puerta de Toledo), y
con la Torre Nueva (en el centro de la medina).
(1)
Historia de Zaragoza. I. Zaragoza Medieval (1162-1479) pag. 208.
Canelles López, Angel. Ayuntamiento de Zaragoza. Zaragoza, 1976
Magdalena se encuentra junto a la Puerta de Valencia, la antigua
Bab-al-Qibla musulmana, en cuyo exterior estaban enterrados los dos tabí
Hanas as-Sanaºani y ºAli al-Lahmi, es decir, personas que conocieron al
profeta Mahoma, el primero de los cuales fundó la mezquita-aljama de
Zaragoza. La de más antigua construcción de todo el Al-Andalus.
Según
A. Canellas, en 1147 (1) ya existía la torre de la Magdalena, por lo
que esta torre documentalmente no es cristiana, siendo por tanto un
alminar musulmán.
Francisco Iñiguez la restauró en los años 70,
suprimiendo un cuerpo neoclásico y sustituyéndolo por un remate
semejante al de las torres de Teruel. Se puede considerar que es uno de
los alminares más bellos de los construidos por los Hudíes.
Tras unos
sencillos paneles decorativos, se abre un tramo de ventanas de doble
rosca con columnas de capiteles taifales, enmarcado con un alfíz. Sobré
ellas aparece un amplio tramo ciego, profusamente decorado con
elementos (azulejos, estrellas, platos, rombos, columnas...), semejantes
a los de la Parroquieta. El cuerpo alto, en su parte Inferior -que es
la que no fue recreada por Iñiguez— se abre al exterior por dos huecos
en cada lado, con parteluz y capitel taifal, arcos túmidos y alfiz con
azulejos. El resto de la torre recreado por Iñiguez es muy respetuoso
con el posible aspecto que pudo tener en época taifal, y se remata con
almenas y linterna. Las torres de Teruel, en las que salvo en San Pedro,
abundan elementos cristianos, se inspirarían en la Magdalena de
Zaragoza. Quizás la cercanía de las tumbas de los tabí, explique la
riqueza y dimensiones de este alminar, ya que era un lugar muy venerado
por los saraqusties.
OTROS MONUMENTOS ZAGRÍES EN ZARAGOZA
El
Monasterio de la Resurrección o del Santo Sepulcro, se creó en 1276
ocupando la Zuda Oriental, y está edificado sobre las murallas romanas.
Su sala capitular reformada en el siglo XIV por Fray Martín de
Alpartir, es de planta cuadrada, bóveda de crucería sencilla y en sus
cuatro extremos hay sendas columnas con capiteles califales e
inscripciones en árabe lo que induce a catalogarla como resto de la
antigua Zuda musulmana.
Se ha citado anteriormente como de difícil
datación la torre de la iglesia de San Pablo, emplazada extramuros de la
medina musulmana, entre la puerta de Toledo y la Aljafería. En caso de
que fuese zagrí, tendría una finalidad defensiva, relacionando el
castillo de La Aljafería con la Zuda (junto a la puerta de Toledo), y
con la Torre Nueva (en el centro de la medina).
(1)
Historia de Zaragoza. I. Zaragoza Medieval (1162-1479) pag. 208.
Canelles López, Angel. Ayuntamiento de Zaragoza. Zaragoza, 1976
Zaragoza. Torre Nueva
La
Torre Nueva, lamentablemente, derribada en 1892, por estar inclinada, a
pesar de que la documentación existente aclara que en 1512 amenazaba
ruina, de forma insólita se la fecha en el siglo XVI. ¿Cómo es posible
construir en el siglo XVI una torre que al principio de esa centuria ya
amenazaba ruina? Más bien cabe pensar que durante ése tiempo se efectuó
en ella una profunda restauración colocando el reloj, rematándola con un
airoso chapitel y tomando a partir de entonces la denominación de
Nueva. Todos sus motivos decorativos -arquerías ciegas, rombos, lazos,
cruces, etc.- y sus ventanas de triple rosca con arcos túmidos hacen que
sea imposible datarla en el siglo XVI, siendo sin embargo
perfectamente catalogable en la arquitectura zagrí, con una estrecha
relación con las torres iraníes, especialmente por su planta, con el
Gunbad-i-Qábús de Gurgan. ¿Sería como ésta, un monumento funerario?. Lo
que sí pudo ser, considerando su enorme altura, es una torre vigía.
3.5.2.- EL DISTRITO DE ZARAGOZA / ºAMAL DE SARAQUSTAH
Alagón
(Ribera Alta del Ebro). La iglesia mudéjar abraza la torre
preexistente. El ábside es del s. XIII, mientras que la nave es del XIV,
y el coro del XV. El alminar es del s. XI
Torre Nueva, lamentablemente, derribada en 1892, por estar inclinada, a
pesar de que la documentación existente aclara que en 1512 amenazaba
ruina, de forma insólita se la fecha en el siglo XVI. ¿Cómo es posible
construir en el siglo XVI una torre que al principio de esa centuria ya
amenazaba ruina? Más bien cabe pensar que durante ése tiempo se efectuó
en ella una profunda restauración colocando el reloj, rematándola con un
airoso chapitel y tomando a partir de entonces la denominación de
Nueva. Todos sus motivos decorativos -arquerías ciegas, rombos, lazos,
cruces, etc.- y sus ventanas de triple rosca con arcos túmidos hacen que
sea imposible datarla en el siglo XVI, siendo sin embargo
perfectamente catalogable en la arquitectura zagrí, con una estrecha
relación con las torres iraníes, especialmente por su planta, con el
Gunbad-i-Qábús de Gurgan. ¿Sería como ésta, un monumento funerario?. Lo
que sí pudo ser, considerando su enorme altura, es una torre vigía.
3.5.2.- EL DISTRITO DE ZARAGOZA / ºAMAL DE SARAQUSTAH
Alagón
(Ribera Alta del Ebro). La iglesia mudéjar abraza la torre
preexistente. El ábside es del s. XIII, mientras que la nave es del XIV,
y el coro del XV. El alminar es del s. XI
ALAGON (25Km de Zaragoza)
La
cita Hayyan por haber pasado por ella ºAbd-ar-rahman III AnNasir
cuando pacificó Zaragoza. Su alminar, exento hasta el siglo XVI, tiene
todos los motivos ornamentales de la arquitectura zagrí, y las ventanas
de su cuerpo alto servirían de modelo a la arquitectura mudéjar de los
siglos XIII al XV. Por otro lado tienen su antecedente en el alminar de
Qalá de Banü Hammad (Argelia), del siglo XI.
UTEBO (12 Km de Zaragoza)
La
torre de Utebo es una de las más bellas de Aragón, y es habitualmente
considerada del siglo XVI, en razón de unas obras que hizo en ella
Alfonso de Leznes en 1544, y a pesar de tener constancia de su
existencia en 1514. La intervención fue importante ya que abrió ventanas
de doble rosca en su parte central, rellenó con mosaicos los fondos de
las lacerías y le dio un nuevo remate. Los mosaicos del XVI no guardan
relación con la fábrica, y los motivos ornamentales de la misma,
almenas, etc., son catalogables dentro de lo musulmán. Los huecos que
tuvo que practicar Alfonso de Leznes para instalar las campanas, indican
que se trataba de la reforma de un alminar anterior. Finalmente, existe
en la planta baja una cámara cubierta con bóveda de aproximación de
hiladas, muy semejante a las de Calatayud y Albalate.
TAUSTE (41 Km. de Zaragoza)
La
torre de Tauste es la que posee datos más antiguos de su existencia, ya
que se sabe que Alfonso I, el rey que conquistó Tauste a los
musulmanes, cedió primicias y diezmos para atender “a la terminación de
las obras de la torre e iglesia, campanas y vestiduras”. De planta
octogonal, igual que las de La Seo de Zaragoza y Alagón, se ha retrasado
su datación al s. XIV aduciendo su relación con los campanarios
levantinos, ignorando la existencia de torres octogonales en la Marca
Superior desde el s. IX, en el recinto fortificado de Calatayud.
LONGARES (33 Km. de Zaragoza).
Este
alminar, el más singular de la Marca Superior, tiene su origen en la
protección y defensa del camino entre Zaragoza y Daroca, desde donde se
bifurcaba a Toledo y Valencia. Entre Longares y Zaragoza existían los
castillos de Maria (Al-mariyyah), Cadrete y Cuarte, y entre Longares y
Daroca sólo se conservan las torres de Encinacorba, Romanos y Villareal.
El
alminar de Longares no tiene machón central y sus plantas están
separadas por fuertes bóvedas de cañón apuntando. Se modificó en época
moderna para tabicar su balcón y abrir huecos para campanas. Su
decoración posee los elementos más puros de lo zagrí, es decir frisos
con puntas de flecha y platos en el fondo de la cadena de estrellas que
enmarca los huecos del balcón.
ENCINACORBA (48Km de Zaragoza)
Su
iglesia, de los siglos XV-XVI, está construida aprovechando
edificaciones anteriores, que a su vez formaban parte del sistema
defensivo de la población. En la portada aparecen almenas zagríes
tabicadas en el siglo XV, y la torre con la misma disposición interior
que la de Longares Junto con ésta, son de los escasos alminares que
conservan linterna.
VILLARREAL DE HUERVA (70 Km. de Zaragoza)
La
torre de la iglesia, situada entre las de Encinacorba y Romanos, tiene
escasa decoración, igual que la de Encinacorba y fue recrecida en el s.
XVIII mediante un cuerpo de campanas, también de ladrillo
ROMANOS (70 Km. de Zaragoza)
Es
la cuarta torre defensiva conservada, en la ruta alternativa que por
Cutanda se dirigía a Teruel y Valencia sin pasar por Daroca. El interior
tiene bóvedas de cañón para separar sus plantas, mientras que el
exterior, a diferencia de Longares y Encinacorba, está totalmente
decorado. Los motivos ornamentales son los tradicionales zagríes, pero
el balcón se aparta de los modelos convencionales, preludiando los
cuerpos de campanas mudéjares de los siglos XIV y XV. El matacán
exterior confirma su carácter defensivo. Los cuerpos inferiores, los de
más segura datación islámica, tienen una sobria decoración a base de
zig-zag y frisos de esquinillas, así como un arco ojival tabicado, con
la clave desaparejada.
TERUEL (131 Km. de Zaragoza)
Actual
capital de una de las tres provincias que constituyen Aragón (junto
con Zaragoza y Huesca), su adscripción en época musulmana oscila entre
la Marca Superior y la Media, perteneciendo en este último caso al
distrito de As-Sahla, cuya capital era la cercana ciudad de Albarracín.
Teruel
es famosa por sus “torres mudéjares”, declaradas por la UNESCO
Patrimonio de la Humanidad, el conjunto más espectacular de todo
Aragón. Las más altas, las del Salvador y San Martín, son del siglo XIV,
y su decoración con paños de sebka corrobora esta fecha, a pesar del
arcaísmo de otros de sus elementos. En cambio las torres de San Pedro y
de la Catedral son de dudosa adscripción, aunque esta última parece
estar construida en 1259. Su aspecto formal se relaciona extremadamente
con la Magdalena de Zaragoza.
VARIOS
Otros
restos de menor importancia o de difícil clasificación se conservan en
el distrito de Zaragoza, como las torres de Albalate del Arzobispo (con
cámara en la planta baja), San Martín de Belchite, Perdiguera, Pina,
Leciñena, Alcubierre, San Mateo de Gállego, Villanueva de Gállego y la
mezquita de Zuera, completando la serie de monumentos o restos zagríes
conservados hasta la fecha.
3.5.3. - EL DISTRITO DE CALATAYUD / ºAMAL DE QALºAT-AYYUB
La
ciudad de Calatayud, primera ciudad creada por el Islam en Al-Andalus,
fue fundada por Ayyüb B. Habib al-Lahmi en el año 97/716. Se asentó al
pie de un sistema montañoso entre las ciudades pre-islámicas de Bilbilis
(celtíbera y pre-romana) y Bilbilis Augusta (romana).
Su importante
recinto fortificado, levantado el año 273 por el emir Muhammad I con
cuatro castillos y murallas, se conserva gracias a que la expansión de
la ciudad fue en sentido contrario al mismo.
Los monumentos zagríes
conservados en el distrito de Calatayud se distinguen de los de Zaragoza
por su balcón, que se abre al exterior mediante dos arcos
entrecruzados en cada cara de la Torre, y que, además, es, en ocasiones,
de menor sección que el resto de la torre, como si se tratase de una
linterna.
SAN ANDRES (Calatayud) Mezquita y Alminar.La
cita Hayyan por haber pasado por ella ºAbd-ar-rahman III AnNasir
cuando pacificó Zaragoza. Su alminar, exento hasta el siglo XVI, tiene
todos los motivos ornamentales de la arquitectura zagrí, y las ventanas
de su cuerpo alto servirían de modelo a la arquitectura mudéjar de los
siglos XIII al XV. Por otro lado tienen su antecedente en el alminar de
Qalá de Banü Hammad (Argelia), del siglo XI.
UTEBO (12 Km de Zaragoza)
La
torre de Utebo es una de las más bellas de Aragón, y es habitualmente
considerada del siglo XVI, en razón de unas obras que hizo en ella
Alfonso de Leznes en 1544, y a pesar de tener constancia de su
existencia en 1514. La intervención fue importante ya que abrió ventanas
de doble rosca en su parte central, rellenó con mosaicos los fondos de
las lacerías y le dio un nuevo remate. Los mosaicos del XVI no guardan
relación con la fábrica, y los motivos ornamentales de la misma,
almenas, etc., son catalogables dentro de lo musulmán. Los huecos que
tuvo que practicar Alfonso de Leznes para instalar las campanas, indican
que se trataba de la reforma de un alminar anterior. Finalmente, existe
en la planta baja una cámara cubierta con bóveda de aproximación de
hiladas, muy semejante a las de Calatayud y Albalate.
TAUSTE (41 Km. de Zaragoza)
La
torre de Tauste es la que posee datos más antiguos de su existencia, ya
que se sabe que Alfonso I, el rey que conquistó Tauste a los
musulmanes, cedió primicias y diezmos para atender “a la terminación de
las obras de la torre e iglesia, campanas y vestiduras”. De planta
octogonal, igual que las de La Seo de Zaragoza y Alagón, se ha retrasado
su datación al s. XIV aduciendo su relación con los campanarios
levantinos, ignorando la existencia de torres octogonales en la Marca
Superior desde el s. IX, en el recinto fortificado de Calatayud.
LONGARES (33 Km. de Zaragoza).
Este
alminar, el más singular de la Marca Superior, tiene su origen en la
protección y defensa del camino entre Zaragoza y Daroca, desde donde se
bifurcaba a Toledo y Valencia. Entre Longares y Zaragoza existían los
castillos de Maria (Al-mariyyah), Cadrete y Cuarte, y entre Longares y
Daroca sólo se conservan las torres de Encinacorba, Romanos y Villareal.
El
alminar de Longares no tiene machón central y sus plantas están
separadas por fuertes bóvedas de cañón apuntando. Se modificó en época
moderna para tabicar su balcón y abrir huecos para campanas. Su
decoración posee los elementos más puros de lo zagrí, es decir frisos
con puntas de flecha y platos en el fondo de la cadena de estrellas que
enmarca los huecos del balcón.
ENCINACORBA (48Km de Zaragoza)
Su
iglesia, de los siglos XV-XVI, está construida aprovechando
edificaciones anteriores, que a su vez formaban parte del sistema
defensivo de la población. En la portada aparecen almenas zagríes
tabicadas en el siglo XV, y la torre con la misma disposición interior
que la de Longares Junto con ésta, son de los escasos alminares que
conservan linterna.
VILLARREAL DE HUERVA (70 Km. de Zaragoza)
La
torre de la iglesia, situada entre las de Encinacorba y Romanos, tiene
escasa decoración, igual que la de Encinacorba y fue recrecida en el s.
XVIII mediante un cuerpo de campanas, también de ladrillo
ROMANOS (70 Km. de Zaragoza)
Es
la cuarta torre defensiva conservada, en la ruta alternativa que por
Cutanda se dirigía a Teruel y Valencia sin pasar por Daroca. El interior
tiene bóvedas de cañón para separar sus plantas, mientras que el
exterior, a diferencia de Longares y Encinacorba, está totalmente
decorado. Los motivos ornamentales son los tradicionales zagríes, pero
el balcón se aparta de los modelos convencionales, preludiando los
cuerpos de campanas mudéjares de los siglos XIV y XV. El matacán
exterior confirma su carácter defensivo. Los cuerpos inferiores, los de
más segura datación islámica, tienen una sobria decoración a base de
zig-zag y frisos de esquinillas, así como un arco ojival tabicado, con
la clave desaparejada.
TERUEL (131 Km. de Zaragoza)
Actual
capital de una de las tres provincias que constituyen Aragón (junto
con Zaragoza y Huesca), su adscripción en época musulmana oscila entre
la Marca Superior y la Media, perteneciendo en este último caso al
distrito de As-Sahla, cuya capital era la cercana ciudad de Albarracín.
Teruel
es famosa por sus “torres mudéjares”, declaradas por la UNESCO
Patrimonio de la Humanidad, el conjunto más espectacular de todo
Aragón. Las más altas, las del Salvador y San Martín, son del siglo XIV,
y su decoración con paños de sebka corrobora esta fecha, a pesar del
arcaísmo de otros de sus elementos. En cambio las torres de San Pedro y
de la Catedral son de dudosa adscripción, aunque esta última parece
estar construida en 1259. Su aspecto formal se relaciona extremadamente
con la Magdalena de Zaragoza.
VARIOS
Otros
restos de menor importancia o de difícil clasificación se conservan en
el distrito de Zaragoza, como las torres de Albalate del Arzobispo (con
cámara en la planta baja), San Martín de Belchite, Perdiguera, Pina,
Leciñena, Alcubierre, San Mateo de Gállego, Villanueva de Gállego y la
mezquita de Zuera, completando la serie de monumentos o restos zagríes
conservados hasta la fecha.
3.5.3. - EL DISTRITO DE CALATAYUD / ºAMAL DE QALºAT-AYYUB
La
ciudad de Calatayud, primera ciudad creada por el Islam en Al-Andalus,
fue fundada por Ayyüb B. Habib al-Lahmi en el año 97/716. Se asentó al
pie de un sistema montañoso entre las ciudades pre-islámicas de Bilbilis
(celtíbera y pre-romana) y Bilbilis Augusta (romana).
Su importante
recinto fortificado, levantado el año 273 por el emir Muhammad I con
cuatro castillos y murallas, se conserva gracias a que la expansión de
la ciudad fue en sentido contrario al mismo.
Los monumentos zagríes
conservados en el distrito de Calatayud se distinguen de los de Zaragoza
por su balcón, que se abre al exterior mediante dos arcos
entrecruzados en cada cara de la Torre, y que, además, es, en ocasiones,
de menor sección que el resto de la torre, como si se tratase de una
linterna.
Calatayud.
San Andrés. El chapitel y los cuerpos abiertos son del s. XV. La
disposición de las naves en el hastial es muy similar a la que pudo
tener la mezquita, en este caso de menor altura
San Andrés. El chapitel y los cuerpos abiertos son del s. XV. La
disposición de las naves en el hastial es muy similar a la que pudo
tener la mezquita, en este caso de menor altura
Calatayud.
San Andrés. Pintado en blanco, parte correspondiente a la mezquita
andalusí del s. XI. Las cubiertas de madera se sustituyen en el s. XIV
por bóvedas de ladrillo macizo (pintadas en rojo). El presbiterio es una
ampliación del s. XVI
San Andrés. Pintado en blanco, parte correspondiente a la mezquita
andalusí del s. XI. Las cubiertas de madera se sustituyen en el s. XIV
por bóvedas de ladrillo macizo (pintadas en rojo). El presbiterio es una
ampliación del s. XVI
La
iglesia de San Andrés se encuentra en el centro de la medina y se sabe
que fue la primera iglesia consagrada tras la conquista. Los tramos de
los pies de la actual iglesia corresponden a la antigua mezquita, a la
que se le cambió la cubierta de madera por otra de crucería, y a la que
se le suprimió un tramo al sur de la actual fábrica. Su torre debió ser
el mihrab de la mezquita. Consta de una cámara en la planta baja
cubierta por bóveda de aproximación de hiladas (que sujeta el machón
central de la torre), y revestida por una bóveda falsa de crucería.
El
exterior del alminar, muy bello, de planta octogonal y decorado desde
su parte inferior, posee todo el repertorio de decoración zagrí, con
óculos provistos de celosías, una de ellas con una estrella de cinco
puntas. El cuerpo de campanas quizá se añadiese en el siglo XVI. Junto
con San Andrés, hay que citar la torre de la colegiata de Santa María,
de difícil datación, muy relacionada formalmente con San Andrés.
ATECAEl
alminar de Santa María de Ateca y él que posee más rasgos orientales
de todos los conservados en Aragón. A los motivos decorativos zagríes
(arcos entrecruzados, espigas, platos, etc.) hay que añadir los arcos
de herradura dispuestos en forma de arquería en su parte media y arco
persa en la inferior. El cuerpo superior, del siglo XVII, ocupa el
lugar de su antigua linterna, aprovechan muros de ésta.
Interiormente,
presenta la escalera cubierta por bóvedas de cañón apuntando en su
parte inferior, y de aproximación de hiladas en el resto. El sistema de
bóvedas de cañón apuntando, es común en la arquitectura zagrí, y
además de Longares, Encinacorba y Romanos que las emplean para separar
plantas, Ateca, Belmonte y Aniñón las emplean para cubrir escaleras.
TERRER
Terrer
a mitad de camino (11Km) entre Calatayud y Ateca conserva su alminar,
más pobre de decoración que los anteriores, pero con todos los elementos
característicos de la tipología del distrito, es decir, decoración
zagrí y balcón con arcos entrecruzados.
BELMONTE DE CALATAYUD / BELMONTE DE GRACIÁN
Belmonte
conserva su alminar, englobado en su sistema defensivo y visible desde
el alminar de Villalba de Perejil. Su cuerpo inferior es de tapial, con
platos incrustados. Arquerías ciegas con columnas de ladrillo o
cerámica, espina de pez, platos, etc., además del balcón de arcos
entrecruzados, la encuadran en lo más convencional de la arquitectura
zagrí. La medida de sus ladrillos, y su disposición están relacionados
con Ateca y Maluenda, mientras que la arquería del remate, con arcos de
abocinados, la relacionan con la Magdalena de Zaragoza.
MORATA DE JILOCA
Morata
es un pequeño pueblo, a mitad de camino entre Calatayud y Daroca. La
magnífica iglesia de San Martín, antigua mezquita transformada dos
veces, la primera, en torno a 1400 en iglesia-fortaleza (y la segunda,
en el siglo XVI mediante la adición de un pórtico y un mirador de
arquetes, está fuera de contexto en un pueblo de pequeña entidad como
Morata.
El edificio está orientado hacia el Sureste. Su fachada
principal está estrechamente relacionada con la Parroquieta de La Seo
de Zaragoza, con parecidos elementos formales tanto en lo referente a
la laceria como a la cerámica. Su escasa altura los elementos zagríes
ya citados, su portada abocinada, con arcos túmidos, muy próxima a la
tumba de Ismail de Bujara. La planta cuadrada del templo, la
singularidad de la ornamentación de su torre, etc., apuntan a su
datación en el siglo XI.
ANIÑÓN
La iglesia de
Nuestra Señora del Castillo, del siglo XVI, indica por su topónimo, el
origen fortificado del lugar. La torre, antiguo alminar, desvinculado de
la iglesia actual, posee un cuerpo ciego con la decoración zagrí
(rombos, espigas, arcos entrecruzados, etc., aunque no se conserva la
cerámica), y un cuerpo alto común al de otras torres del distrito de
Calatayud, con el balcón formado por dos arcos entrecruzados sobre el
que se extiende una arquería abierta. El último cuerpo es un añadido
mudéjar. El muro occidental de la iglesia, pertenece a un edificio
anterior. Su rica decoración a base de frisos de ladrillo en
esquinillas, y cuerpos separados por cornisas de ladrillo aplantillado,
no permite catalogarlo en época zagrí o mudéjar por el momento.
VARIOS
Otros
edificios que pueden catalogarse en el distrito de Calatayud sería la
Mezquita de Miedes, cuya planta se ha conservado en su integridad
gracias a que la iglesia que la sustituyó no la alteró cono en otros
casos, y la de Villarroya de la Sierra, cuya parte central se transformó
en nave gótica añadiendo un ábside cuadrado, conservando los
cerramientos extremos, coronados de un riquísimo y volado rafe.
Maluenda,
conserva en su parroquia de Santa María, una torre de tapial sobre la
que quedan restos de otro cuerpo de ladrillo, muy semejante a la torre
de la vecina Belmonte. Una inscripción del coro de la iglesia,
construido en el siglo XV, tiene dos partes una en latín con el nombre
del arquitecto Yucaf Adolmalih (Yusuf ºAbd.al-malik) y otra en árabe,
que dice “No hay más dios que Dios, y Mahoma es el enviado de Dios. No
hay... sino Dios”. Como se ve las relaciones entre cristianos y
musulmanes eran excelentes. La torre está relacionada con el sistema de
fortificaciones musulmán.
Cervera de la Cañada, conserva su castillo
musulmán, convertido en iglesia mudéjar en 1426, por el más grande
arquitecto mudéjar aragonés Mahoma Ramí, protegido de Benedicto XIII,
Papa aragonés.
La Almunia, conserva de su mezquita, el alminar,
semejante a los de Terrer, Belmonte y Aniñón, aunque su balcón se tabicó
en el siglo XVI para poder recrecerla en estilo mudéjar.
Villalba de Perejil conserva restos de su mezquita de tapial, con ventanas de arcos de herradura, quizá del siglo IX.
3.5.4.- OTROS DISTRITOS DE ARAGON
Los
monumentos zagríes conservados en el resto de Aragón, son menos
numerosos y de más difícil adscripción. No obstante, Tarazona, ciudad
importante, sede episcopal, y con un elevado número de monumentos
mudéjares, también conserva algún edificio musulmán.
TARAZONA
MEZQUITA ALJAMA / IGLESIA DE LA MAGDALENA
De
la mezquita aljama se conservan parte de sus naves, su techumbre y el
alminar. Igual que en La Seo de Zaragoza, tras la conquista de Tarazona y
la consagración de su mezquita-aljama para catedral, se le proveyó de
tres ábsides para dotarla de planta direccional.
El traslado de la
catedral en el silo XIII a un nuevo edificio, permitió que se conservase
el espacio de la antigua mezquita, que aunque muy transformado ha
llegado hasta nuestros días. Consta de tres naves, más ancha la
central, y guarda estrecha relación conceptual con la mezquita de
Torrellas (a 4 Km de Tarazona), construida para la comunidad mudéjar en
el siglo XV y transformada en iglesia en 1610.
El alminar tiene la
base de piedra, como el de La Seo de Zaragoza o San Martín de Belchite.
De planta cuadrada, su balcón es como el de Alagón, y su último cuerpo
sería añadido en el siglo XVI. El cuerpo ciego, igual que Alagón, tiene
poca decoración, limitándose ésta a la parte superior, más visible. No
obstante, sin datación se presenta incierta por la existente de
documentos de piedra en su cuerpo inferior de tipo románico.
OTROS EDIFICIOS DE TARAZONA
La
falta de datos para fechar los monumentos zagríes y mudéjares no
permiten precisar otros restos, pero probablemente sea musulmana la
Puerta de Cinto, acceso a la medina musulmana. También el palacio
episcopal, antigua Zuda, debe guardar muros y otros elementos
musulmanes.
Las mezquitas de Torrellas, Tórtoles y Santa Cruz del
Moncayo en pueblos próximos a Tarazona, no son encuadrables en este
estudio ya que son mudéjares de los siglos XIV y XV.
DAROCALa
ciudad de Daroca, fundada por los musulmanes en el siglo VIII,
experimentó un gran crecimiento tras la conquista, al convertirse en
cabeza de un amplio territorio fronterizo, la “Comunidad de Daroca”, lo
que se tradujo en la construcción de varias iglesias románicas. Su
arquitectura mudéjar es muy personal, directamente influenciada por La
Aljafería y apartada del resto de la arquitectura mudéjar aragonés. Ello
debió deberse a la existencia de una arquitectura zagrí anterior, de la
cual evolucionó. La torre de la iglesia de San Jaime, demolida en 1913,
posiblemente fuese el alminar que sirvió de inspiración a las torres
mudéjares posteriores.
Embutido en una torre gótica del x. XV de
piedra, y girada respecto de la nave del templo, se conserva el alminar
de ladrillo de la mezquita-aljama, actual colegiata. Su orientación al
SE y el hecho de ser ocultado en el s. XV quitan cualquier duda sobre su
datación islámica. El sistema de bóvedas de la escalera presenta la
misma singularidad que el mudéjar darocense con respecto al aragonés, ya
que aquí se sustituyen las bóvedas falsas por losas de ladrillo
escalonado que se apoyan sobre arcos mixtilineos.
Esta torre, junto
un ala de La Seo zaragozana, son los únicos que conocemos por el
momento, de alminares aprovechados como elementos estructurales de
campanarios cristianos.
iglesia de San Andrés se encuentra en el centro de la medina y se sabe
que fue la primera iglesia consagrada tras la conquista. Los tramos de
los pies de la actual iglesia corresponden a la antigua mezquita, a la
que se le cambió la cubierta de madera por otra de crucería, y a la que
se le suprimió un tramo al sur de la actual fábrica. Su torre debió ser
el mihrab de la mezquita. Consta de una cámara en la planta baja
cubierta por bóveda de aproximación de hiladas (que sujeta el machón
central de la torre), y revestida por una bóveda falsa de crucería.
El
exterior del alminar, muy bello, de planta octogonal y decorado desde
su parte inferior, posee todo el repertorio de decoración zagrí, con
óculos provistos de celosías, una de ellas con una estrella de cinco
puntas. El cuerpo de campanas quizá se añadiese en el siglo XVI. Junto
con San Andrés, hay que citar la torre de la colegiata de Santa María,
de difícil datación, muy relacionada formalmente con San Andrés.
ATECAEl
alminar de Santa María de Ateca y él que posee más rasgos orientales
de todos los conservados en Aragón. A los motivos decorativos zagríes
(arcos entrecruzados, espigas, platos, etc.) hay que añadir los arcos
de herradura dispuestos en forma de arquería en su parte media y arco
persa en la inferior. El cuerpo superior, del siglo XVII, ocupa el
lugar de su antigua linterna, aprovechan muros de ésta.
Interiormente,
presenta la escalera cubierta por bóvedas de cañón apuntando en su
parte inferior, y de aproximación de hiladas en el resto. El sistema de
bóvedas de cañón apuntando, es común en la arquitectura zagrí, y
además de Longares, Encinacorba y Romanos que las emplean para separar
plantas, Ateca, Belmonte y Aniñón las emplean para cubrir escaleras.
TERRER
Terrer
a mitad de camino (11Km) entre Calatayud y Ateca conserva su alminar,
más pobre de decoración que los anteriores, pero con todos los elementos
característicos de la tipología del distrito, es decir, decoración
zagrí y balcón con arcos entrecruzados.
BELMONTE DE CALATAYUD / BELMONTE DE GRACIÁN
Belmonte
conserva su alminar, englobado en su sistema defensivo y visible desde
el alminar de Villalba de Perejil. Su cuerpo inferior es de tapial, con
platos incrustados. Arquerías ciegas con columnas de ladrillo o
cerámica, espina de pez, platos, etc., además del balcón de arcos
entrecruzados, la encuadran en lo más convencional de la arquitectura
zagrí. La medida de sus ladrillos, y su disposición están relacionados
con Ateca y Maluenda, mientras que la arquería del remate, con arcos de
abocinados, la relacionan con la Magdalena de Zaragoza.
MORATA DE JILOCA
Morata
es un pequeño pueblo, a mitad de camino entre Calatayud y Daroca. La
magnífica iglesia de San Martín, antigua mezquita transformada dos
veces, la primera, en torno a 1400 en iglesia-fortaleza (y la segunda,
en el siglo XVI mediante la adición de un pórtico y un mirador de
arquetes, está fuera de contexto en un pueblo de pequeña entidad como
Morata.
El edificio está orientado hacia el Sureste. Su fachada
principal está estrechamente relacionada con la Parroquieta de La Seo
de Zaragoza, con parecidos elementos formales tanto en lo referente a
la laceria como a la cerámica. Su escasa altura los elementos zagríes
ya citados, su portada abocinada, con arcos túmidos, muy próxima a la
tumba de Ismail de Bujara. La planta cuadrada del templo, la
singularidad de la ornamentación de su torre, etc., apuntan a su
datación en el siglo XI.
ANIÑÓN
La iglesia de
Nuestra Señora del Castillo, del siglo XVI, indica por su topónimo, el
origen fortificado del lugar. La torre, antiguo alminar, desvinculado de
la iglesia actual, posee un cuerpo ciego con la decoración zagrí
(rombos, espigas, arcos entrecruzados, etc., aunque no se conserva la
cerámica), y un cuerpo alto común al de otras torres del distrito de
Calatayud, con el balcón formado por dos arcos entrecruzados sobre el
que se extiende una arquería abierta. El último cuerpo es un añadido
mudéjar. El muro occidental de la iglesia, pertenece a un edificio
anterior. Su rica decoración a base de frisos de ladrillo en
esquinillas, y cuerpos separados por cornisas de ladrillo aplantillado,
no permite catalogarlo en época zagrí o mudéjar por el momento.
VARIOS
Otros
edificios que pueden catalogarse en el distrito de Calatayud sería la
Mezquita de Miedes, cuya planta se ha conservado en su integridad
gracias a que la iglesia que la sustituyó no la alteró cono en otros
casos, y la de Villarroya de la Sierra, cuya parte central se transformó
en nave gótica añadiendo un ábside cuadrado, conservando los
cerramientos extremos, coronados de un riquísimo y volado rafe.
Maluenda,
conserva en su parroquia de Santa María, una torre de tapial sobre la
que quedan restos de otro cuerpo de ladrillo, muy semejante a la torre
de la vecina Belmonte. Una inscripción del coro de la iglesia,
construido en el siglo XV, tiene dos partes una en latín con el nombre
del arquitecto Yucaf Adolmalih (Yusuf ºAbd.al-malik) y otra en árabe,
que dice “No hay más dios que Dios, y Mahoma es el enviado de Dios. No
hay... sino Dios”. Como se ve las relaciones entre cristianos y
musulmanes eran excelentes. La torre está relacionada con el sistema de
fortificaciones musulmán.
Cervera de la Cañada, conserva su castillo
musulmán, convertido en iglesia mudéjar en 1426, por el más grande
arquitecto mudéjar aragonés Mahoma Ramí, protegido de Benedicto XIII,
Papa aragonés.
La Almunia, conserva de su mezquita, el alminar,
semejante a los de Terrer, Belmonte y Aniñón, aunque su balcón se tabicó
en el siglo XVI para poder recrecerla en estilo mudéjar.
Villalba de Perejil conserva restos de su mezquita de tapial, con ventanas de arcos de herradura, quizá del siglo IX.
3.5.4.- OTROS DISTRITOS DE ARAGON
Los
monumentos zagríes conservados en el resto de Aragón, son menos
numerosos y de más difícil adscripción. No obstante, Tarazona, ciudad
importante, sede episcopal, y con un elevado número de monumentos
mudéjares, también conserva algún edificio musulmán.
TARAZONA
MEZQUITA ALJAMA / IGLESIA DE LA MAGDALENA
De
la mezquita aljama se conservan parte de sus naves, su techumbre y el
alminar. Igual que en La Seo de Zaragoza, tras la conquista de Tarazona y
la consagración de su mezquita-aljama para catedral, se le proveyó de
tres ábsides para dotarla de planta direccional.
El traslado de la
catedral en el silo XIII a un nuevo edificio, permitió que se conservase
el espacio de la antigua mezquita, que aunque muy transformado ha
llegado hasta nuestros días. Consta de tres naves, más ancha la
central, y guarda estrecha relación conceptual con la mezquita de
Torrellas (a 4 Km de Tarazona), construida para la comunidad mudéjar en
el siglo XV y transformada en iglesia en 1610.
El alminar tiene la
base de piedra, como el de La Seo de Zaragoza o San Martín de Belchite.
De planta cuadrada, su balcón es como el de Alagón, y su último cuerpo
sería añadido en el siglo XVI. El cuerpo ciego, igual que Alagón, tiene
poca decoración, limitándose ésta a la parte superior, más visible. No
obstante, sin datación se presenta incierta por la existente de
documentos de piedra en su cuerpo inferior de tipo románico.
OTROS EDIFICIOS DE TARAZONA
La
falta de datos para fechar los monumentos zagríes y mudéjares no
permiten precisar otros restos, pero probablemente sea musulmana la
Puerta de Cinto, acceso a la medina musulmana. También el palacio
episcopal, antigua Zuda, debe guardar muros y otros elementos
musulmanes.
Las mezquitas de Torrellas, Tórtoles y Santa Cruz del
Moncayo en pueblos próximos a Tarazona, no son encuadrables en este
estudio ya que son mudéjares de los siglos XIV y XV.
DAROCALa
ciudad de Daroca, fundada por los musulmanes en el siglo VIII,
experimentó un gran crecimiento tras la conquista, al convertirse en
cabeza de un amplio territorio fronterizo, la “Comunidad de Daroca”, lo
que se tradujo en la construcción de varias iglesias románicas. Su
arquitectura mudéjar es muy personal, directamente influenciada por La
Aljafería y apartada del resto de la arquitectura mudéjar aragonés. Ello
debió deberse a la existencia de una arquitectura zagrí anterior, de la
cual evolucionó. La torre de la iglesia de San Jaime, demolida en 1913,
posiblemente fuese el alminar que sirvió de inspiración a las torres
mudéjares posteriores.
Embutido en una torre gótica del x. XV de
piedra, y girada respecto de la nave del templo, se conserva el alminar
de ladrillo de la mezquita-aljama, actual colegiata. Su orientación al
SE y el hecho de ser ocultado en el s. XV quitan cualquier duda sobre su
datación islámica. El sistema de bóvedas de la escalera presenta la
misma singularidad que el mudéjar darocense con respecto al aragonés, ya
que aquí se sustituyen las bóvedas falsas por losas de ladrillo
escalonado que se apoyan sobre arcos mixtilineos.
Esta torre, junto
un ala de La Seo zaragozana, son los únicos que conocemos por el
momento, de alminares aprovechados como elementos estructurales de
campanarios cristianos.
El blog de Inde. Arte zagrí
Aragón andalusí. Zagr al Andalus
Arquitectura Zagrí
Arquitectura Mudéjar Civil Aragonesa
Tauste zagrí
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ZAGRÍ
- Zaragoza, Aragon
- Nacido en Zaragoza, en 1953. Dedicado profesionalmente desde 1980 a la restauración del patrimonio, en especial el denominado mudéjar. Ha colaborado en numerosas publicaciones con artículos relacionados bien con los edificios en los que ha intervenido profesionalmente, bien con investigaciones sobre la correcta datación de los edificios medievales conocidos como mudéjares. También ha intervenido en temas realacionados con los tranvías, siendo coautor de “Los tranvías de Zaragoza” (DPZ 1985) y ha colaborado en la redacción del Anteproyecto de línea Norte Sur de tranvía / metro ligero de Zaragoza.
ZAGR ALANDALÚS
Zagr Alandalús o la Marca Superior de Al-Andalus, es el territorio situado en el valle del Ebro, organizado en torno a la ciudad de Zaragoza (Saraqusta),
dotado de cierta autonomía administrativa entre los años 714, año en el
que fue ocupado por el ejército islámico, y 1018, en el que Mundir I se independizó del poder de Córdoba dando origen al Reino de Saraqusta, la taifa más importante de todas las que se originaron tras la fitna y la consiguiente desmembración del califato Omeya. En 1118, Saraqusta
fue conquistada por el rey cristiano de Aragón, Alfonso I el
Batallador, y la mayor parte de su población, especialmente la urbana,
emigró al naciente reino de Granada, así como al Magreb, especialmente a
la región de Tozer (Tawzar), al sur de Túnez, a donde exportó
su singular arquitectura de ladrillo y yeso. Una gran parte de la
población rural, especialmente en torno al valle central del Ebro y sus
afluentes meridionales, permaneció manteniendo sus costumbres y
religión, favorecidos por las disposiciones de la monarquía y la nobleza
aragonesas; esta minoría religiosa es la que se conoce actualmente como
mudéjares. En 1610, Felipe II (III en Castilla), en contra de los
intereses aragoneses los expulsó, emigrando al norte del Magreb,
fundamentalmente a Orán, Argel, la ciudad de Túnez y Tastur (al sur de
ésta, en el valle del río Mayarda). Ese territorio, que había
sido ocupado recientemente por los turcos, recibió la cultura de los
moros aragoneses, que aún se consideraban diferentes al resto de los
andalusíes, denominándose a sí mismos zagríes o tagríes(tagarenos los
llama Cervantes en el Quijote). Zagr Alandalús, situada en una de las
fronteras entre oriente y occidente, desarrolló una economía
eminentemente comercial, y en Saraqusta, su capital, que hacia
el año 1100 alcanzó una población de 50.000 habitantes, se estableció a
lo largo del siglo XI la corte más brillante de todo Alandalús, los
sultanes de origen yemení, Tuyibíes los 4 primeros y Hudíes desde 1038 a
1110, cuando los almorávides conquistan la ciudad. El comercio del
ámbar con los países nórdicos se canalizaba a través de Zaragoza, a
juzgar por el hallazgo de tesorillos de moneda saraqustí en
Escandinavia. Comerciantes saraqustíes, especialmente judíos, poseían
grandes almacenes para mercancías de todo tipo. Estas llegaban por
caminos protegidos por fortificaciones, algunas aún conservadas entre
Zaragoza y Teruel, o por vía fluvial, al ser el Ebro navegable en
aquella época. Este intenso comercio generó grandes riquezas que se
emplearon en buena parte para proteger la cultura —sabios de todo el
mundo islámico acudían a Zaragoza atraídos por la liberalidad de sus
gobernantes—, para edificar fastuosos edificios, y para pagar tributos a
sus belicosos vecinos cristianos, comprando así la paz del reino. La
herencia más importante de este periodo, al menos la más visible, fue su
arquitectura: por un lado la palaciega, representada por La Aljafería,
la más conocida, o mejor dicho, la única reconocida como tal hasta
ahora. Por otro lado está la arquitectura religiosa, que denominaremos arquitectura zagrí,
confundida entre la extensa arquitectura mudéjar que se desarrollaría
entre los siglos XIII y XVII. Se trata de una serie edificios que
presentan grandes afinidades tanto en su aspecto formal y estructural,
como en la singularidad de sus elementos constructivos -bóvedas
enjarjadas, mortero de yeso, claves desaparejadas, cerámica vidriada
incrustada, etc-. Principalmente se conservan numerosos alminares que,
por la similitud de su función, se transformaron fácilmente en
campanarios: su tamaño desproporcionado y su ubicación extraña con
relación a la iglesia –generalmente mudéjar- a la que acompañan, delatan
su origen islámico: La Magdalena y la parte inferior de San Gil en
Zaragoza, Utebo, Alagón, Tauste, San Andrés y Santa María de Calatayud,
Ateca, Belmonte de Gracián, Longares, Albalate del Arzobispo, San Pedro
de Teruel, serían entre otros muchos alminares transformados en
campanarios, algunos de ellos transformados o recrecidos posteriormente,
como Santa María de Calatayud, Ateca o Utebo. Mezquitas transformadas
en iglesias se conservan menos pero pueden señalarse San Andrés de
Calatayud o San Pedro de Zuera, y especialmente la Parroquieta, capilla
adosada a la catedral de Zaragoza, transformada en el s. XIV por el
arzobispo don Lope Fernández de Luna para su enterramiento, que conserva
inciso en el yeso exterior la inscripción en árabe de su autoría: Salama bin Galb. Los ábsides románicos construidos a finales del s. XII se apoyan sobre ella. La existencia de la arquitectura zagrí
explicaría de forma satisfactoria el nacimiento de la arquitectura
mudéjar en el siglo XIII, ya que ésta no es más que una evolución en el
tiempo de la primera, unida a una lógica influencia cristiana
occidental. Por otra parte, las notorias diferencias de la arquitectura zagrí
con el resto de la arquitectura islámica occidental, se explican por
la intensa relación cultural que existió entre la Marca Superior y
Oriente, de donde proceden tipologías, técnicas constructivas y
concepciones estructurales. Es obvio el origen irano-iraquí de la arquitectura zagrí,
dadas las estrechas similitudes en cuanto a materiales –en Occidente,
el yeso como mortero de agarre solo se utiliza en Aragón-, sistemas
estructurales con el uso sistemático de bóvedas enjarjadas, arcos
ojivales..., sistemas decorativos coincidentes con los repertorios
persas, etc.
dotado de cierta autonomía administrativa entre los años 714, año en el
que fue ocupado por el ejército islámico, y 1018, en el que Mundir I se independizó del poder de Córdoba dando origen al Reino de Saraqusta, la taifa más importante de todas las que se originaron tras la fitna y la consiguiente desmembración del califato Omeya. En 1118, Saraqusta
fue conquistada por el rey cristiano de Aragón, Alfonso I el
Batallador, y la mayor parte de su población, especialmente la urbana,
emigró al naciente reino de Granada, así como al Magreb, especialmente a
la región de Tozer (Tawzar), al sur de Túnez, a donde exportó
su singular arquitectura de ladrillo y yeso. Una gran parte de la
población rural, especialmente en torno al valle central del Ebro y sus
afluentes meridionales, permaneció manteniendo sus costumbres y
religión, favorecidos por las disposiciones de la monarquía y la nobleza
aragonesas; esta minoría religiosa es la que se conoce actualmente como
mudéjares. En 1610, Felipe II (III en Castilla), en contra de los
intereses aragoneses los expulsó, emigrando al norte del Magreb,
fundamentalmente a Orán, Argel, la ciudad de Túnez y Tastur (al sur de
ésta, en el valle del río Mayarda). Ese territorio, que había
sido ocupado recientemente por los turcos, recibió la cultura de los
moros aragoneses, que aún se consideraban diferentes al resto de los
andalusíes, denominándose a sí mismos zagríes o tagríes(tagarenos los
llama Cervantes en el Quijote). Zagr Alandalús, situada en una de las
fronteras entre oriente y occidente, desarrolló una economía
eminentemente comercial, y en Saraqusta, su capital, que hacia
el año 1100 alcanzó una población de 50.000 habitantes, se estableció a
lo largo del siglo XI la corte más brillante de todo Alandalús, los
sultanes de origen yemení, Tuyibíes los 4 primeros y Hudíes desde 1038 a
1110, cuando los almorávides conquistan la ciudad. El comercio del
ámbar con los países nórdicos se canalizaba a través de Zaragoza, a
juzgar por el hallazgo de tesorillos de moneda saraqustí en
Escandinavia. Comerciantes saraqustíes, especialmente judíos, poseían
grandes almacenes para mercancías de todo tipo. Estas llegaban por
caminos protegidos por fortificaciones, algunas aún conservadas entre
Zaragoza y Teruel, o por vía fluvial, al ser el Ebro navegable en
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emplearon en buena parte para proteger la cultura —sabios de todo el
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la más conocida, o mejor dicho, la única reconocida como tal hasta
ahora. Por otro lado está la arquitectura religiosa, que denominaremos arquitectura zagrí,
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entre los siglos XIII y XVII. Se trata de una serie edificios que
presentan grandes afinidades tanto en su aspecto formal y estructural,
como en la singularidad de sus elementos constructivos -bóvedas
enjarjadas, mortero de yeso, claves desaparejadas, cerámica vidriada
incrustada, etc-. Principalmente se conservan numerosos alminares que,
por la similitud de su función, se transformaron fácilmente en
campanarios: su tamaño desproporcionado y su ubicación extraña con
relación a la iglesia –generalmente mudéjar- a la que acompañan, delatan
su origen islámico: La Magdalena y la parte inferior de San Gil en
Zaragoza, Utebo, Alagón, Tauste, San Andrés y Santa María de Calatayud,
Ateca, Belmonte de Gracián, Longares, Albalate del Arzobispo, San Pedro
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como Santa María de Calatayud, Ateca o Utebo. Mezquitas transformadas
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Calatayud o San Pedro de Zuera, y especialmente la Parroquieta, capilla
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explicaría de forma satisfactoria el nacimiento de la arquitectura
mudéjar en el siglo XIII, ya que ésta no es más que una evolución en el
tiempo de la primera, unida a una lógica influencia cristiana
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la intensa relación cultural que existió entre la Marca Superior y
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ojivales..., sistemas decorativos coincidentes con los repertorios
persas, etc.
REPRODUCCIÓN DEL CONTENIDO DE ESTE BLOG
La mayor parte de los artículos que
componen este blog corresponden a trabajos de investigación publicados
en diversos medios y quedan descritos al comienzo de los mismas. Se
autoriza, conforme al RDL de Propiedad Intelectual, la reproducción
total o parcial requiere citando autor y procedencia.
Wikipedia, que publica alguno de estos contenidos y cuyo autor se esconde bajo un seudónimo está obligada igualmente.
96 comentarios:
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Sabes, maestro, que mi trabajo sobre la historia de Tauste en los siglos XI al XIII no hubiera sido posible sin tus acertadas directrices.
Jaime Carbonel.
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Wondering
Dear Wondering: You say you two have gotten past your infidelity, but you did not get past it. He has not forgiven you. Have you asked for his forgiveness? Ironically, when he punishes you by bringing up your infidelity, he is actually punishing himself because he is plunging right back into a painful time when he felt vulnerable and betrayed. He does not seem able, or inclined, to do the work required to achieve true forgiveness.
You might be able to work things out with the help of a relationship counselor, but for counseling to work your guy needs to recognize the problems in your relationship and determine to try harder alongside you to repair them. If he can't or won't try, then you need only imagine a future where this issue is always lurking in the shadows.
Dear Amy: I belong to an informal blues [url=http://www.agoshow.net/Rays-3-Longoria-Red-2011-All-Star-Jerseys-99/]Rays 3 Longoria Red 2011 All Star Jerseys[/url] group, which has held Saturday afternoon jam sessions for many years. There is a core group, but many people have come and gone over the years, and many [url=http://www.agoshow.net/Yankees-52-CC-Sabathia-Red-2010-All-Star-Jerseys-52/]Yankees 52 CC Sabathia Red 2010 All Star Jerseys[/url] stick around for a long time. We have always had an open-door policy.
For several months we have been joined by someone I'll call "Matt." Matt is the most annoying person ever to show up. Several people have dropped out to avoid him, and those of us who remain are being driven insane by his incessant chatter while playing, between songs, between sets and generally all the time. He also strums his guitar while he's talking, making it even more unnerving.
Hints about being quiet just slide right off. He's oblivious of his effect on others. With our long-standing open-door policy, can we simply tell him no one likes him? Can we ask him not to come? That seems cruel, but he has the potential to dissolve a group that has been together for a long time.
Singing the Blues
Dear Singing: You've probably heard of various disorders where people have trouble reading social cues. "Matt" sounds like someone who simply can't comprehend hints.
So stop hinting. Don't be cruel by telling him no one likes him. Just tell him, "We have some unwritten rules for how to make our sessions great. Can [url=http://www.agoshow.net/Yankees-2-Derek-Jeter-White-2010-All-Star-Jerseys-55/]Yankees 2 Derek Jeter White 2010 All Star Jerseys[/url] we keep down the chatter between songs? And Matt, it really bothers me when you strum between songs. Can [url=http://www.agoshow.net/2009-All-Star-Boston-Red-Sox-15-Dustin-Pedroia-Blue-Jerseys-16/]2009 All Star Boston Red Sox 15 Dustin Pedroia Blue Jerseys[/url] you stop doing that?"
You should assume this is automatic behavior; respect him enough to see if he can modulate himself.
Dear Amy: "Lonely Girlfriend" sat alone in her room sulking, while her live-in boyfriend enjoyed their hot tub with another woman. Lonely should not waste another moment with this guy. In fact, I can't believe she even took the time to ask!
Bewildered
Dear Bewildered: Sometimes, seeing your issue in black and white introduces an element of clarity. I hope Lonely can take the hot tub with her.
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