CUARTA BERAJÁ de la AMIDÁ: El milagro de la inteligencia humana
אתה חונן לאדם דעת ומלמד לאנוש בינה
"Tú
otorgas a los humanos conocimiento, y enseñas a los mortales
entendimiento. Concédenos de Ti sabiduría, entendimiento y conocimiento.
Bendito eres Tú, HaShem, Que concede conocimiento."
Después
de terminar la sección dedicada a "alabar a HaShem" (shébaj),
comenzamos con esta bendición la segunda sección de la 'Amida, las
bendiciones de "peticiones" (baqashá). En estas bendiciones, le pedimos a
Dios que nos provea nuestras necesidades materiales.
En
esta primera berajá le pedimos a HaShem que nos conceda "sabiduría" e
"inteligencia". Pero, ¿por qué pedir "sabiduría" antes que cualquier
otra cosa?
En
primer lugar, la sabiduría es diferente de cualquier otra cosa que
podamos pedirle a HaShem. Decimos en este berajá que HaShem es la fuente
"directa" de la sabiduría y la inteligencia que se nos otorga (אתה חונן
לאדם דעת), algo que no decimos en ninguna otra bendición. Para resaltar
este importante punto, también afirmamos וחוננו מאתך, que significa
algo como "y concédenos de TI MISMO", ¡una expresión que no usamos en
ningún otro berajá o para ninguna otra petición! ¿Por qué la sabiduría
es algo que describimos como que viene "directamente" de Dios? Porque la
sabiduría (da'at) no es algo creado por HaShem, es un atributo de
HaShem! Como lo explica Maimónides (Yesodé haTorá 2:10): אבל הבורא הוא
ודעתו וחייו אחד "[a diferencia de los humanos, que adquirimos el
conocimiento de una fuente externa] el Creador, Él, Su existencia y Su
conocimiento, todos son uno." En cierto sentido, no estamos pidiendo a
HaShem que nos conceda conocimiento, le estamos pidiendo que nos
"participe" de Su conocimiento.
Segundo,
esta bendición nos enseña un principio muy importante sobre la
naturaleza del ser humano. La inteligencia / sabiduría es un regalo
especial de Dios para la especie humana. Nuestro cerebro es notablemente
similar al de los monos. Sin embargo, los seres humanos estamos
dotados de "inteligencia" que no es una extensión de nuestra composición
biológica, y no puede justificarse en términos evolutivos. La
inteligencia no es una característica natural biológica como la vista,
el oído o el sistema digestivo. La inteligencia no es una necesidad
evolutiva que se desarrolló en los chimpancés. Sin inteligencia
podríamos, de alguna manera, sobrevivir como especie. Pero no podríamos
conectarnos con Dios, aprender o enseñar Su Torá, o distinguir entre lo
correcto y lo incorrecto. La inteligencia es lo que hace que los seres
humanos seamos únicos entre todas las especies vivas. En este berajá
afirmamos que la inteligencia es un don concedido por Dios
exclusivamente a los seres humanos, algo milagroso y sobre-natural.
Esta berajá describe tres niveles de "sabiduría", tal como se aplican a nuestra experiencia humana.
JOJMÁ:
Jojmá se refiere a la creatividad. La capacidad que una persona
necesita para ver o descubrir algo nuevo. Cuando todo el mundo está
mirando las mismas cosas, el hombre con esta sabiduría, Jojmá, puede ver
más profundo, o más lejos o de una manera diferente. Es la capacidad de
desarrollar una nueva idea, un Jiddush de Torá, un nuevo
descubrimiento. Esto también es, digamos, un regalo de HaShem
BINÁ:
Una vez que se descubre una nueva idea, necesitamos "biná", sabiduría
práctica para articular esa nueva idea o para aplicar o desarrollar el
nuevo descubrimiento. Algunas personas pueden estar dotadas de "biná"
pero no de "jojmá", o viceversa.
DA'AT:
El conocimiento, tal como se aplica a los seres humanos (no a HaShem)
se refiere al buen juicio que desarrollamos por las experiencias que
hemos vivido. Las personas difieren en qué o cómo aprenden de sus
experiencia. Algunas personas están tan dotadas de Da'at que tienen la
capacidad de aprender de las experiencias de otras personas. Algunos
pueden aprender sólo de sus propias experiencias. Y otros tienen
dificultades incluso para aprender de sus propias experiencias.
Por
último, necesitamos toda esta sabiduría para identificar los dones y
bendiciones que ya tenemos de HaShem. Lo cual es esencial para saber qué
es lo que realmente necesitamos pedirle a Dios en esta segunda sección
de la 'Amidá. Necesitamos sabiduría para diferenciar entre lo que
"necesitamos" y lo que simplemente "queremos" o "deseamos". Sin
sabiduría, ni siquiera sabríamos "qué" pedirle a Dios. O qué hacer con
las bendiciones que Dios eventualmente nos concederá. Podríamos pensar
que necesitamos imperiosamente dinero o éxito. Pero sin sabiduría, el
dinero y el éxito pueden ser contraproducentes.
La sabiduría es un requisito previo para todas las demás peticiones de la 'Amidá.
QUNITA BERAJÁ de la AMIDÁ: Ayúdame a volver
השיבנו אבינו לתורתך,
וקרבנו מלכנו לעבודתך,
והחזירנו בתשובה שלמה לפניך.
ברוך אתה ה', הרוצה בתשובה.
"Tráenos de vuelta, nuestro Padre, a tu Torá; acércanos, nuestro Rey, a Tu servicio;
Y haznos regresar a Ti, en un arrepentimiento completo.
Bendito eres Tú, HaShem, que "deseas" [nuestro] arrepentimiento."
Estamos
en la sección llamada en hebreo, baqashot. (pedidos). Aquí pedimos que
HaShem nos conceda nuestras solicitudes. En la bendición anterior,
solicitamos sabiduría. Pero ¿qué estamos pidiendo en esta singular
berajá que trata acerca del arrepentimiento? ¿Qué esperamos que HaShem
haga aquí por nosotros? Al fin y al cabo, si de arrepentimiento se
trata, es algo que tenemos que hacer nosotros mismos.
1.
Veamos en primer lugar el orden de esta bendición. ¿Hay alguna conexión
entre esta Berajá y la bendición anterior, donde pedimos a Dios que nos
conceda sabiduría? Los Rabinos definen el pecado como una insania
temporal...אין אדם בא לידי חטא, "una persona no pecaría, a menos que
esté poseída por un espíritu [temporal] de demencia". Pecar, desobedecer
a Dios, no es algo lógico, no es una decision inteligente. Todo lo
contrario. Sólo somos capaces de desobedecer a Dios cuando estamos
psicológicamente "poseídos" por la ambición, el enojo, la lujuria, la
pasión, etc. En estos escenarios nuestra mente se nubla y perdemos el
sentido común. La sabiduría y la inteligencia que pedimos en la Berajá
anterior es la mejor garantía para evitar el desenfreno. Los animales
se dejan llevar por sus instintos, pero los seres humanos debemos
dominarlos con nuestra inteligencia. En la bendición anterior hemos
solicitado sabiduría. En esta bendición nos damos cuenta que cuanto
menos sabiduría tenemos, más expuestos quedamos a la transgresión, y
viceversa.
2. "Tráenos de vuelta, nuestro Padre, a tu Torá; acércanos, nuestro Rey, a Tu servicio".
Ahora bien, un vez que reconocemos nuestros malas acciones y nos
arrepentimos, queremos reparar nuestro error. Pero la transgresión que
cometimos dejó secuelas. Afectó nada menos que nuestra relación con
Dios. Este vínculo se desarrolla en dos planos diferentes: En primer
lugar, HaShem es nuestro Creador, nos dio la vida. Es nuestro "Padre".
En segundo lugar, Él nos dio leyes y nosotros somos Sus súbditos. HaShem
es también nuestro Rey. Al violar Sus mandamientos hemos fracturado
nuestra relación con nuestro Padre y con nuestro Rey. Es por eso que en
esta Berajá apelamos a HaShem como Padre y Rey. Algo más: El camino de
regreso a HaShem comienza por volver a la observancia de Su Torá. El
servir a HaShem consiste en aplicar en nuestras vidas y no desviarnos de
lo que aprendimos en la Tora. Es por eso que primero mencionamos volver
a estudiar Tora, lo que nos llevará a servir a HaShem.
3. "Y haznos regresar a Ti"
Cuando decimos: "Haznos regresar a Ti" no queremos decir literalmente
que esperamos que Dios "nos haga arrepentir" mientras nosotros
permanecemos pasivos. A nosotros, los seres humanos, nos fue concedida
la libertad de elección, y somos completamente responsables por nuestras
acciones morales. Aquí, lo que estamos solicitando a HaShem es Su ayuda
y Su inspiración para regresar a Él y a Su Torá. Nos animamos a pedir
Su ayuda porque los Sabios nos enseñaron הבא להיטהר מסייעין אותו,
cuando un Yehudí quiere purificarse, arrepentirse de sus transgresiones,
HaShem lo ayuda, lo asiste para que su camino de regreso sea más fácil y
que encuentre la menor cantidad posible de desafíos morales (נסיונות)
en él.
4. Baruj Atá HaShem, haRotsé bitshubá. "Bendito eres tú, HaShem, que deseas (nuestro) arrepentimiento."
Afirmamos ahora que HaShem "quiere" que volvamos a Él, "desea" que
reparemos nuestro vínculo. Y dado que esta relación es "personal", no se
puede reparar automáticamente por nuestra decisión unilateral de
arrepentirnos. Como en toda otra relación, también aquí es necesario que
la otra parte, en este caso HaShem, acepte nuestras disculpas. ¿Cómo
sabemos que HaShem aceptará nuestro descargo? Uno de los principios más
importantes del judaísmo es saber que HaShem nos quiere como un padre
ama a sus hijos. No hay deseo más grande para un padre que sentir que
sus hijos están cerca de él. Como un buen padre, HaShem no se complace
en castigar a Sus hijos cuando se portan mal כי לא תחפוץ במות המת, כי אם
בשובו מדרכו וחיה. Todo lo que Él quiere de nosotros, Sus hijos, es que
regresemos al sendero correcto, "por nuestro propio bien". Por eso,
sabiendo que Él también quiere nuestra cercanía, nos atrevemos a pedirle
que nos ayude a encontrar nuestro camino de regreso. HaShem "desea"
nuestro arrepentimiento porque nos quiere, y porque quiere nuestro bien.
SEXTA BERAJÁ de la AMIDÁ: ¿Cuántas veces se puede pedir perdón?
סלח לנו אבינו כי חטאנו
(1) Perdónanos, nuestro Padre, porque hemos pecado;
(2) Absuélvenos, nuestro Rey, porque nos hemos rebelado [contra Ti],
(3) Porque Tú, Dios, eres bueno y perdonas.
(4) Bendito eres Tú, HaShem, que eres bondadoso y generoso en perdonar.
En
la berajá (bendición) anterior hemos pedido ayuda para arrepentirnos. Y
una vez que nos arrepentimos, ahora, en esta Berajá, pedimos a HaShem
que nos perdone, que nos absuelva y que no nos castigue por nuestras
transgresiones.
La transgresión nos impacta negativamente en dos niveles.
אבינו:
Primero, nos afecta a nivel personal. El pecado, la transgresión deja
secuelas y consecuencias perjudiciales en nuestra personalidad. Por
ejemplo: Mantener el Kashrut, la dieta judía u otras restricciones
similares, nos enseña a controlar nuestros apetitos y a refinar nuestro
carácter. Sin embargo, cuando cedemos ante nuestros instintos básicos
nos exponemos a caer en otros círculos viciosos y adictivos, ya que
cedimos en el control de nuestros instintos y deseos. En cierta manera,
cuando pecamos, estamos actuando contra nuestro propio bien. Como
cuando un joven desobedece a sus padres y fuma. ¿Quién se perjudica por
esta desobediencia? En primer lugar, el joven que fuma. Al fin y al
cabo, los padres le prohibieron a su hijo fumar por su propio bien.
מלכנו:
En segundo lugar, cuando pecamos hemos cometido una transgresión legal,
un delito. Permítanme explicar: La Torá no es un manual religioso de
rituales. La Torá es un libro de Leyes. Tal vez la mejor manera de
entender la Torá es definiéndola como "La Constitución del pueblo
judío". De esa manera, cuando transgredimos la Torá estamos violando la
Constitución, y como tal, mi acción merece una penalización. Hoy en día,
que no tenemos tribunales rabínicos para juzgar y penalizar los
delitos, todas las transgresiones a nuestra Constitución son juzgadas
por la Corte Celestial. HaShem es el Rey, es decir, el Juez supremo que
juzga y sanciona.
Ahora podemos entender mejor lo que esta berajá dice:
(1) Perdónanos, nuestro Padre, porque hemos pecado;
En primer lugar le pedimos a HaShem, llamándolo "NUESTRO PADRE", que
nos perdone por nuestros pecados. En hebreo, JATAIM, son las
transgresiones que cometemos por falta de conciencia. Como el joven que
fuma porque no es consciente del peligro de fumar para su salud. En esta
primera oración nos referimos a HaShem como "Nuestro Padre",
reconociendo así implícitamente que todas las restricciones que nos
impuso son en ultima instancia por nuestro bien.
(2) Absuélvenos, nuestro Rey, porque nos hemos rebelado [contra Ti],
Luego, en la segunda oración, nos referimos al aspecto "legal" de la
transgresión. Hemos violado nuestra Constitución, nuestro pacto con
HaShem. En hebreo a este nivel de transgresión se lo llama PESHA,
delito, cuando alguien se rebela conscientemente contra la autoridad.
Por eso en esta oración llamamos a Hashem "NUESTRO REY". Aquí ya no
pedimos simplemente perdón. Pedimos que nos absuelva del castigo que
merecemos.
(3) Porque Tú, Dios, eres bueno y perdonas.
Apelamos a la bondad de HaShem como Padre y a su compasión como Rey.
Y finalmente declaramos:
(4) Bendito eres Tú, HaShem, que eres bondadoso y generoso en perdonar.
¿Qué significa "generoso en perdonar" (המרבה לסלוח)?
Muchas
veces cometemos una transgresión y luego nos arrepentimos. Pedimos
perdón a HaShem y le rogamos que borre nuestro pecado y que no castigue
nuestra rebeldía. En nuestra súplica también le aseguramos que no
necesita castigarnos, porque hemos aprendido la lección y NO vamos a
volver a pecar. Nos sentimos bien porque estamos seguros que HaShem con
Su gran compasión nos ha perdonado. Pero entonces, después de un corto
tiempo, nos olvidamos de todo el proceso de arrepentimiento, y cometemos
nuevamente la misma transgresión... En este punto, normalmente, no
nos atreveríamos al descaro de comenzar todo el proceso de nuevo y
pedirle perdón a HaShem... parece una broma de mal gusto. ¿Como voy
tener la desfachatez de pedirle "otra vez" a HaShem Su comprensión, Su
perdón y Su absolución?
Por
eso nos dice esta berajá que HaShem es "HAMARBE LISLOAJ", infinitamente
"generoso en perdonar". Y sólo así puedo armarme de coraje y pedirle
perdón otra vez, incluso por los mismos pecados por los que ya me he
arrepentido anteriormente. Es como si nuestro interminable descaro
(JUTZPÁ) estuviera equilibrado con la infinita generosidad de HaShem
para perdonar.
Las
palabras finales de esta Berajá nos invitan a evitar el yeush, la
desesperación de pensar que ya no existe otra posibilidad de retorno. Y
nos enseña que HaShem, como una Padre que nos quiere, está siempre
dispuesto a aceptar el sincero arrepentimiento de sus hijos.
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