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IGLESIA DE SAN PEDRO DE LOS FRANCOS (CALATAYUD) |
La iglesia de San Pedro de los Francos se levanta en la Rúa, calle principal de Calatayud. Fue tras la batalla de Cutanda en 1120 cuando junto al rey Alfonso I el Batallador entró en Calatayud un contingente de francos de Bigorra que habían ayudado en la conquista al rey aragonés bajo el mando del Conde Alperche. Puesto que muchos de ellos se quedaron a vivir en la ciudad al amparo de las ventajas de su fuero, el rey, en agradecimiento por los servicios prestados, fundó un templo bajo la advocación de San Pedro para que les sirviese de parroquia. Pronto fue conocido como San Pedro de los Francos, tanto por el origen de sus feligreses, como para diferenciarlo de otro conocido como San Pedro de los Serranos fundado por los aragoneses del Pirineo. Este último desapareció en el siglo XIX. 1 2 La torre se levanta a los pies de la iglesia, a la derecha de la portada. Lo primero que llama la atención es su inclinación, de aproximadamente un metro y medio, que aún parece más acusada dada la estrechez de la calle. Es de planta cuadrada y carece de motivos decorativos en toda su altura. 3 4 5 Hasta los siete metros de altura es de piedra sillar con un zócalo en su base formado por dos hiladas de grandes sillares alineados con la fachada de la iglesia que parecen una especie de aplacado para aparentar esta alineación, ya que por la inclinación de la torre hay que deducir que la base real debe de estar alrededor de medio metro retranqueada respecto al hastial. Por encima de este zócalo había un adosamiento de mampostería de yeso colocado con la misma finalidad de disimular la inclinación de la torre. Alrededor de 1980, durante las obras de la primera fase de la restauración, se eliminó parte de este añadido dejando a la vista un muro de sillería caliza blanca. Empotrado en este muro hay un crismón románico y los restos de lo que parece ser una pequeña ventana trilobulada. Es posible que perteneciese a una primitiva iglesia románica que en el siglo XIV sería derribada para construir la actual. Sobre esta base de sillería se levanta el resto del cuerpo en ladrillo. Peculiar resulta su aparejo que combina hiladas a soga con otras a tizón y con otras a soga y tizón, pero sin seguir un orden regular. Lo único que rompe la monotonía de sus muros, además de los mechinales, son las pequeñas ventanas para iluminación de la caja de escaleras que cierran por aproximación de hiladas y no tienen derrame interior ni exterior. Los dos grandes vanos que se ven en la parte superior de la fachada principal se abrieron en el siglo XIX para recolocar las campanas cuando se derribó el cuerpo superior. 7 8 Este cuerpo superior fue eliminado en 1840 con motivo de alojarse en el palacio del barón de Warsague, actual Casino, situado enfrente de la torre, la reina Isabel II y la regente María Cristina. El Concejo de la Ciudad debió de pensar que la vista de la torre inclinada hacia sus aposentos atemorizaría a la reina niña por lo que procedió al derribo del cuerpo de campanas unos días antes de la llegada de tan regios personajes. Por supuesto, la torre no iba a caerse justamente ese día después de varios siglos de inclinación. Conocemos como era este cuerpo gracias a un dibujo que Vicente de la Fuente incluye en el primer tomo de su Historia de Calatayud publicada en 1880. Por lo que se puede deducir del mismo su apariencia era bastante similar a los que se conservan de las iglesias de Terrer, Belmonte de Gracián y Aniñón. En cada lado abría un amplio vano en arco apuntado con parteluz central del que salían dos arcos que se cruzaban con los de los lados del vano. En el dibujo la torre remata de forma almenada con siete merlones por lado. Todos estos detalles hay que tomarlos con la debida prudencia ya que el dibujo, además de no ser demasiado preciso, se realizó cuarenta años después del derribo, seguramente en base a los recuerdos del propio Vicente de la Fuente que lo pudo ver en su juventud. 9 10 11 El acceso al interior se realiza en alto desde el interior de la iglesia mediante una moderna escalera metálica que vino a sustituir a otra de madera. La entrada se sitúa en altura a unos siete metros, justo donde termina la obra de sillería y comienza la de ladrillo. Su estructura interior es similar a la de la mayoría de torres mudéjares y alminares andalusíes, a base de un machón central alrededor del cual se desarrolla la caja de escaleras en sentido antihorario. Los tramos de escaleras se cubren con bovedillas enjarjadas o de aproximación de hiladas. Al igual que otras muchas torres mudéjares, esta de San Pedro de los Francos tampoco escapa a la controversia en cuanto a su posible cronología. Lo que sí parece seguro es que es anterior a la actual fábrica de la iglesia. Con motivo de las primeras obras de restauración alrededor del año 1980 el arquitecto Ángel Peropadre publicó la planta del templo en la que se aprecia que la torre está alineada con la iglesia, si bien el muro lateral compartido es más grueso que el resto del muro del templo, algo que también reflejan los planos que en 1998 realiza el arquitecto José María Valero para el proyecto de restauración definitivo. Además, en esta planta se aprecia perfectamente como la torre no está exactamente alineada con la iglesia sino que hay una pequeña divergencia de 4º, lo que hace que el tramo de los pies de la nave lateral contigua a la torre no tenga una planta perfectamente rectangular como el resto sino romboidal. Lógicamente esta desviación no debería de haberse producido si la torre se hubiese levantado a la par que la iglesia. Tampoco es admisible una construcción posterior, ya que la torre no se adosa a la iglesia sino al contrario. Todo esto hace pensar en una cronología anterior al siglo XIV para esta torre, tal vez el siglo XIII o incluso anterior. Hay que plantearse la probabilidad de que en origen no fuese levantada con funciones de torre campanario sino más bien de atalaya para controlar la zona baja de la población y sus alrededores. Ello explicaría la maciza base de sillería y la ausencia de motivos decorativos al tratarse fundamentalmente de una torre defensiva. El mismo Vicente de la Fuente dice que en 1291 la campana de la torre de San Pedro podía convocar, según orden real, a una milicia permanente de cien hombres. También sirvió esta torre como atalaya en la guerra de los dos Pedros en 1362 |
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