sábado, 30 de julio de 2016

Reino visigodo de Toledo - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Reino visigodo de Toledo




Reino visigodo en torno al año 700.
El reino visigodo de Toledo fue fundado tras la derrota de los visigodos en la batalla de Vouillé (507) a manos de los francos, lo que los obligó a replegarse a Hispania —de la Galia solo conservaron el extremo occidental de la Narbonense, conocido como Septimania—, poniendo fin así al reino visigodo de Tolosa. La nueva capital la situaron en Toledo y aunque no se tiene constancia del momento exacto, se ubica durante el reinado de Atanagildo (555–567).1 2 3 4 La conversión del rey Recaredo en el 589 al catolicismo, abandonando la fe cristiana arriana,
divide su historia en dos grandes períodos, con el reinado de Recaredo
(586-601) como nexo: el reino visigodo arriano (507-589) y el reino
visigodo católico (589-711). La invasión musulmana de la península ibérica en 711 puso fin al reino visigodo de Toledo.



Índice

El reino visigodo arriano

El fin del reino visigodo de Tolosa: la batalla de Vouillé (507)


Reino visigodo de Tolosa a principios del siglo VI, antes de la batalla de Vouillé (507).
A principios del siglo V el pueblo germánico de los visigodos fue asentado por las autoridades del Imperio Romano de Occidente en la provincia de Aquitania Secunda en la costa occidental de las Galias mediante un foedus
firmado el año 418. A cambio de las tierras que obtuvieron y de poder
vivir según sus propias leyes y jefes, los visigodos como pueblo
«federado» al imperio, debían prestar servicios militares, pero no
tenían ninguna autoridad sobre los galorromanos. Asimismo conservaron sus propias costumbres y religión –los visigodos, como los vándalos y los ostrogodos, se habían convertido al cristianismo pero en su versión arriana, que era considerada una herejía por la Iglesia romana, cuyos principios doctrinales habían sido establecidos en el Concilio de Nicea. En el año 475, un año antes del fin definitivo del Imperio Romano de Occidente, el rey Eurico se declaró independiente de Roma y promulgó el código que lleva su nombre, un conjunto de leyes germánicas que sólo era aplicable a los visigodos. En 506 Alarico II promulgó el Breviarium Alaricianum, el código de derecho romano
que se aplicaría a sus súbditos galorromanos e hispanorromanos —desde
finales del siglo V los visigodos habían extendido sus dominios a Hispania—. Al año siguiente los visigodos fueron derrotados por los francos en la batalla de Vouillé, cerca de Poitiers –batalla en la que murió el rey Alarico II-, lo que les obligó a replegarse a Hispania, poniendo fin así al Reino visigodo de Tolosa —en la Galia sólo conservaron la provincia de la Narbonense—.5


La supremacía ostrogoda (507-549)

Tras la muerte de Alarico II en la batalla de Vouillé, los magnates visigodos eligieron en Narbona como nuevo rey a Gesaleico (507-511), hijo ilegítimo de Alarico II. Gesaleico intentó defender Tolosa, la capital del reino, pero se vio obligado a replegarse hacia Hispania. El desastre visigodo lo evitó el rey ostrogodo Teodorico el Grande al enviar desde Italia un ejército al mando del general Ibba que logró detener el avance franco y recuperar Narbona, de manos de los burgundios, aliados de los francos. Sin embargo no pudo impedir que el reino visigodo de la Galia se perdiera para siempre, excepto la Galia Narbonense —también conocida como Septimania—.6



Miniatura medieval que representa al rey ostrogodo Teodorico el Grande que ejerció la regencia sobre el reino viisgodo entre 511 y 526 en nombre de su nieto Amalarico.
En 511 por razones desconocidas Gesaleico rompió la alianza con los ostrogodos y se enfrentó a ellos. Resultó derrotado y huyó primero al norte de África, buscando el apoyo del reino de los vándalos
—de los que sólo obtuvo dinero pero no apoyo militar—, y luego a la
Galia, donde consiguió organizar un ejército con el que cruzó los
Pirineos, pero fue de nuevo derrotado cerca de Barcino, la actual Barcelona. Gesaleico huyó entonces al reino de los burgundios donde fue capturado y muerto.7


Entre el 511 y el 526, año de su muerte, el rey ostrogodo Teodorico el Grande ejerció la regencia sobre el reino visigodo en nombre de Amalarico,
un niño hijo legítimo de Alarico II y nieto suyo. Teodorico confió el
gobierno de Hispania a dos funcionarios, uno ostrogodo y otro romano que
tuvieron que hacer frente a la difícil recuperación tras el desastre de
Vouillé. Además eran los encargados de recaudar el impuesto en grano
que Teodorico impuso a Hispania y que servía para alimentar Roma, que
levantó protestas por los excesos cometidos de los recaudadores (exactores y compulsores).
Al final de su «regencia» Teodorico, nombró gobernador militar de
Hispania a Teudis, un ostrogodo acaudalado por haberse casado con una
rica hispanorromana,
quien llegó a hacerse casi independiente de Teodorico, ya anciano y que
se encontraba muy lejos, en Italia. Tal vez Teudis se apoyó en la
nobleza visigoda, descontenta porque los más altos cargos del reino eran
ocupados por «extranjeros». Sin embargo, Teudis pagó puntualmente el
tributo anual debido al monarca ostrogodo.8


Tras la muerte de Teodorico el Grande en 526, ocupó el trono visigodo Amalarico (526-531), quien inmediatamente firmó un tratado con el rey ostrogodo Atalarico,
sucesor de Teodorico, por el que el reino visigodo quedaba exento del
pago del tributo anual y recuperaba el tesoro real que estaba en manos
de los ostrogodos desde que éstos ocuparan Carcasona tras la derrota visigoda en la batalla de Vouillé. Asimismo quedó fijada la frontera entre los dos reinos en la desembocadura del río Ródano, por lo que se confirmó que la parte occidental de la provincia Galia Narbonense, también llamada Septimania,nota 1
pertenecía al reino visigodo, y así permaneció hasta el fin del mismo
en 711, a pesar de que los francos intentaron arrebatársela en varias
ocasiones.9


Del reinado de Amalarico los únicos hechos que conocemos son su
matrimonio y su muerte. Amalarico se casó con la princesa franca Clotilde —hija de Clodoveo I y hermana de Childeberto I— a la que intentó convertir al cristianismo arriano,
recurriendo a la violencia —«ordenó arrojar estiércol sobre ella cuando
iba hacia la iglesia; y al final, se dice, Clotilde envió a su hermano
un pañuelo manchado con su sangre para demostrar lo miserable de su
vida», afirma E. A. Thompson— y a la difamación, pero aquella se mantuvo
fiel a su fe cristiana católica. El rey franco Childeberto I
decidió intervenir y en 531 invadió la Septimania, derrotando a
Amalarico en una dura batalla en Narbona. El rey visigodo huyó a
Barcelona, pero allí fue asesinado en el foro
cuando intentaba refugiarse en una iglesia católica. Sin embargo, tras
su victoria Childeberto y su hermana no intentaron ocupar Hispania y
regresaron a su reino franco de la Galia —«O bien los francos habían ya
conseguido su objetivo al rescatar a la ultrajada reina o bien el vigor
de la defensa visigoda les asustó», afirma E. A. Thompson.10


Con Amalarico desapareció el último descendiente de Teodorico I, el fundador del reino visigodo de Tolosa. Le sucedió el ostrogodo Teudis
(531-548), quien ya había gobernado Hispania durante la regencia de
Teodorico el Grande, y que probablemente estuvo detrás del asesinato de
Amalarico, ya que cuando se produjo la invasión franca de la Septimania
se había rebelado contra él. De Teudis se tiene constancia del «único
caso de legislación visigoda conocida del período entre Gesaleico y
Liuva»: el 24 de noviembre del 546 el rey promulgó en Toledo
una ley sobre los costes y gastos de los litigantes en los procesos
judiciales de los hispanorromanos o de los galorroamanos, pero no de los
godos, por lo que fue incluida en el Breviario de Alarico y no en el Código de Eurico.11 Existen historiadores que han atribuido que este hecho permite inferir que la capital visigoda estaba en Toledo, como Edward Arthur Thompson.12 Sin embargo, parece que fue una residencia real ocasional ya que la capitalidad de Toledo se estableció en el reinado de Atanagildo.1 2 3 4


Durante su reinado Teudis tuvo que hacer frente a la invasión franca
de 541, que esta vez no se dirigió contra la Septimania, sino que
atravesó los Pirineos y se adentró en Hispania. Los francos devastaron gran parte de la provincia Tarraconense y sitiaron Zaragoza durante casi dos meses. Según el cronista franco Gregorio de Tours abandonaron el sitio gracias a la acción milagrosa de la túnica de San Vicente Mártir, aunque en realidad se retiraron porque el general visigodo Teudigiselo
los derrotó. Solo dejó vivos a unos cuantos francos a cambio de un
rescate, al resto los mató. Era la primera vez que los visigodos
derrotaban a los francos y durante más de medio siglo éstos no volvieron
a atacar.13


En cambio Teudis no pudo impedir que el Imperio bizantino, después de haber puesto fin al reino de los vándalos del norte de África, se apoderara en el año 534 de Ceuta
(Septem), que estaba defendida por una guarnición visigoda —se
desconoce el momento en que los visigodos habían tomado esta ciudad
situada al otro lado del estrecho de Gibraltar—.
Más tarde Teudis intentó recuperar Ceuta pero fue derrotado. Como ha
destacado E. A. Thompson, «los visigodos no volvieron a poner los pies
en África».14


Teudis fue asesinado en 548. Le sucedió Teudiselo
(548-549), el general que había derrotado a los francos siete años
antes, pero su reinado fue muy breve porque fue asesinado en Sevilla en
diciembre de 549.15


La invasión bizantina y la disgregación política del reino (549-572)


A Teudigeiselo le sucedió Agila I (549-554), que no pudo impedir que los bizantinos cruzaran el estrecho de Gibraltar y ocuparan parte de la provincia de la Bética y de la Cartaginense, fundando la provincia bizantina de Spania, en el sur y sureste de la península.15


La invasión bizantina fue propiciada por las luchas internas entre
los propios visigodos que estallaron durante el reinado de Agila. En 550
se inició la primera rebelión que tuvo lugar en Hispania contra «los
godos», con su epicentro en la ciudad de Córdoba, y que consiguió
derrotar al ejército de Agila, quien perdió a su hijo y el tesoro real.
Mientras Agila se refugiaba en Mérida, Atanagildo,
un noble visigodo, se rebelaba también en Sevilla y pedía ayuda a los
bizantinos situados al otro lado del estrecho. Así en junio o julio de
552 un ejército bizantino al mando de Liberius
desembarcaba en el sur de Hispania, uniendo sus fuerzas a las de
Atanagildo. Tres años después, en marzo de 555, Agila era asesinado por
sus propios partidarios, quienes proclamaron a Atanagildo como rey para
que rompiera su alianza con los bizantinos y los combatiera y expulsara
de Hispania.11


Atanagildo
(555-568) fracasó en su intento de recuperar la zona ocupada por los
bizantinos, lo que tampoco consiguieron sus sucesores durante casi tres
cuartos de siglo. Se consolidó así la provincia bizantina de Spania, que se convirtió en la posesión más occidental del emperador Justiniano que intentaba recuperar la unidad del antiguo Imperio Romano. Tampoco consiguió dominar a los rebeldes de Córdoba y tuvo que hacer frente a otras revueltas. Casó a sus dos hijas, Brunegilda y Galsuinda, con los reyes francos Sigiberto de Austrasia y Chilperico I
de Neustria, aunque al parecer no lo hizo para fortalecer su frontera
norte, sino que la iniciativa partió de los reyes francos merovingios
—las dos princesas visigodas se convirtieron al catolicismo, la
religión de sus esposos y del reino franco—. «Atanagildo dejó el reino
arruinado» y el año de su muerte (568), «el reino daba la impresión de
que se iba a fragmentar en una serie de reinos independientes», pero
«Atanagildo fue el primer rey visigodo, desde Eurico, que murió en su lecho».16


Tras la muerte de Atanagildo, trascurrieron cinco meses sin que se
hubiera elegido un nuevo rey —y sin que sepamos las razones—. Los
magnates de Septimania eligieron a Liuva I
(568-572), pero esto no satisfizo a los magnates de la península, en
especial al clan de Atanagildo, lo que produjo un compromiso de elegir a
su hermano Leovigildo, y repartirse el poder, mientras Liuva se ocupaba de la defensa de la Septimania,
de nuevo amenazada por los francos, Leovigildo quedó encargado de los
asuntos de Hispania y contrajo matrimonio con la viuda de Atanagildo.17
Cuando murió en 572 Leovigildo quedó como gobernante único del reino.
«Iba a ser el más grande de sus reyes», afirma E. A. Thompson.18

El problema de la sucesión al trono
Durante estos años del reino visigodo arriano «nada menos que cuatro
reyes sucesivos fueron asesinados: Amalarico, Teudis, Teudigiselo y
Agila. Eso es demasiado incluso para el siglo VI. Tras contarnos el
asesinato de Teudigiselo, Gregorio de Tours observa que los godos han
adoptado la odiosa costumbre de matar con la espada a los reyes que no
les satisfacen y hacer rey a cualquiera que les vega en gana
. Isidoro de Sevilla
parece incluso desaprobar a los asesinos de Agila. De hecho, el
principio de la sucesión hereditaria al trono nunca arraigó entre ellos,
aunque algunos reyes intentaron implantarlo por todos los medios; la
forma de la sucesión constituía todavía un problema sin resolver cuando
el reino fue destruido».19


El reinado de Leovigildo (572-586)


Grabado que muestra el retrato imaginario de Leovigildo y de su hijo Hermenegildo
El reinado de Leovigildo se conoce con detalle gracias a la extraordinaria crónica escrita por Juan de Biclaro, un monje godo católico de Scallabis (la actual Santarem),
quien a pesar de haber sido desterrado por Leovigildo escribió
encendidos elogios de este monarca, quien «de manera sorprendente
consiguió restaurar en sus antiguos límites la provincia goda,
disminuida hasta entonces por las rebeliones» («Provinciam Gothorum,
quae iam pro rebellione diversorum fuerat diminuta, mirabiliter ad
pristinos revocat terminos»).20 Isidoro de Sevilla
escribió sobre Leovigildo: «que afrontó los problemas con los suevos,
los pueblos del norte y los bizantinos, devolviendo la grandeza al reino
visigodo».


La misma valoración manifiestan los historiadores actuales, como E. A. Thompson:21


Leovigildo fue el más notable de los reyes arrianos de España.
Restauró el poder de la monarquía, reimplantó el control visigodo sobre
las enormes zonas del país que Atanagildo había perdido, y al final de
su reinado incorporó a sus dominios el reino suevo
de Galicia. Reformó la moneda, restableció el orden después del caos
financiero, y mandó acuñar monedas totalmente diferentes de las
bizantinas...


La restauración del reino

Entre el 570, cuando sólo estaba asociado al trono, y el 578, cuando
ya llevaba seis años siendo rey, Leovigildo llevó adelante una ambiciosa
política de restauración de la autoridad de la monarquía visigoda sobre
las zonas de Hispania que Atanagildo había perdido.22


Comenzó en 570 con el ataque a la provincia bizantina de Spania,
en un momento en que las preocupaciones del emperador estaban centradas
en las amenazas que provenían del otro extremo del Imperio. Devastó la
región de Bastetania (alrededor de las ciudades de Baza,
que cayó en sus manos, y de Málaga), «pero no tenemos pruebas de que
fuera capaz de penetrar en medio de la provincia bizantina y al alcanzar
el mar en algún punto entre Málaga y Cartagena». En la campaña del año
siguiente capturó Asidona (Medina-Sidonia),
que fue entregada por un tal Frumentarios, de «nacionalidad»
desconocida, y los soldados de la guarnición bizantina fueron muertos.
Sin embargo, Leovigildo no pudo tomar ninguna otra ciudad y ya no volvió
a combatir contra ellos.23



El Reino visigodo de Toledo hacia el año 560.
Su siguiente objetivo fue poner fin a la rebelión de Córdoba que
había comenzado en tiempos de Agila y que Atanagildo no había conseguido
reprimir. Al mismo tiempo tuvo que hacer frente a una revuelta
campesina que se desarrolló cerca de allí y que le obligó a someter
«muchas ciudades y fortalezas» (Multasque urbes et castella). Años más tarde, en 577, también tuvo que acabar con una segunda revuelta de campesinos (rustici) que se produjo en Orospeda (la parte oriental de Sierra Morena).23


Entre el 573 y el 576 se ocupó del noroeste del reino, fronterizo con el reino de los suevos. Así en 573 sometió la Sabaria,
un territorio del que se desconoce su localización exacta. Al año
siguiente tomó la ciudad de Amaya, y con ella toda la provincia de Cantabria quedó sometida. En 575 se apoderó de la región de Orense haciendo prisionero a Aspidius, loci senior
de aquel territorio. De esta forma recuperó la enorme franja de terreno
de la parte visigoda de la frontera con el reino suevo, formada por
Orense, Asturias y Cantabria, y que en la práctica eran independientes.
En 576 penetró en el reino suevo, pero llegó a firmar la paz con su rey Miro (570-582).24 Durante esos años también luchó contra los runcones (pueblo independiente entre Salamanca y Extremadura).nota 2 También fundó el campamento de Villa Gothorum (actual Toro) y en el 582 la ciudad de Victoriacum, desde donde controlará los ataques de los vascones.


Así pues Leovigildo «gobernó toda la Península Ibérica, aparte de la
provincia bizantina y el reino suevo (a los que había puesto en
peligro), y el País Vasco en el norte, al que los reyes godos nunca
consiguieron subyugar. Celebró el final de sus campañas fundando en Celtiberia la ciudad de Recópolis, llamada así (cosa curiosa, en griego) por el nombre de su hijo menor, Recaredo.
Es el primer rey germano que fundó una nueva ciudad. Sus ruinas están
todavía en la colina del Cerro de la Oliva, mirando al Tajo, al sur del
pueblo de Zorita de los Canes».25


El fortalecimiento del poder del rey


Tremís de Leovigildo.
Al mismo tiempo que restablecía el dominio territorial de la
monarquía visigoda, Leovigildo se ocupó de fortalecer el poder del rey.
Para ello, por primera vez en la historia del reino visigodo, se vistió
con ropajes que le distinguieran de sus súbditos y adoptó el ceremonial
de la corte del emperador bizantino, poniendo fin así también al fácil
acceso que tenían los nobles visigodos al rey, como ocurría con los
antiguos jefes germánicos. Isidoro de Sevilla dice que llevaba ropajes regios y estaba sentado en su trono
(«regali veste opertus solio resedit»). Con la misma finalidad mandó
acuñar monedas totalmente diferentes de las bizantinas, que mostraban el
busto del rey y su nombre.26


Leovigildo también quiso poner fin al eterno problema de la sucesión
al trono, intentando conseguir que la monarquía visigoda fuera
hereditaria. Para ello, como había hecho su hermano Liuva I con él, en el 573 asoció al trono a sus dos hijos Hermenegildo y Recaredo,
con la idea de que le sucedieran a su muerte. Pero su acción tuvo un
éxito relativo. Le sucedió su segundo hijo Recaredo —su primer hijo
Hermenegildo se rebeló contra él y fue ejecutado—, y a éste le sucedió su hijo, pero Liuva II fue destronado y asesinado en 603, sólo dos años después de haber sido proclamado rey.25


Leovilgido llevó cabo una revisión completa del Código de Eurico por el que se regían los visigodos (los hispanorromanos y los galorromanos de Septimania se regían por un código legal diferente: el Breviarium de Alarico) lo que dio nacimiento a un nuevo código que es conocido como el Código de Leovigildo,
pero su título original no ha llegado hasta nosotros ya que no se ha
conservado ninguna copia del mismo. Su contenido lo conocemos gracias a
que trescientas cuatro de sus leyes fueron incluidas sin cambio alguno
en el Código de Recesvinto publicado a mediados del siglo siguiente y en el que aparecen con el nombre de leyes antiquae.
Entre las nueves leyes que promulgó —que nunca las justifica
recurriendo a argumentos religiosos— destaca una por la que abolió la
prohibición de los matrimonios mixtos entre godos y romanos -en el Breviarium de Alarico estaban castigados con la pena de muerte y la Iglesia católica de Hispania también los había condenado—.27


El sentido de esta ley ha sido objeto de debate. Algunos
historiadores han defendido que su propósito era convertir a visigodos y
a romanos en un pueblo unido, pero E. A. Thompson afirma rotundamente
que «no se trata de eso». Según este historiador británico, «el rey dio
sus motivos en el texto de la ley, y no decía nada acerca de un cambio
de política de tal alcance en las relaciones entre godos y romanos.
Según sus propias palabras, la antigua ley había perdido su fuerza y la
revocaba porque no podía dársela de nuevo. Su acción no formaba parte de
un intento sistemático de unir a los dos pueblos de su reino: no
tenemos pruebas de que algo así hubiese jamás existido en su mente. De
hecho, conocemos varios casos de matrimonios mixtos en el siglo VI,
cuando todavía eran ilegales, mientras que, cosa curiosa, sabemos de muy
pocos a partir del siglo VII, cuando eran legales. [...] Tampoco
tenemos pruebas de que Leovigildo retirase, en ningún aspecto, el trato
de favor del que los godos disfrutaban con respecto a sus vecinos
romanos».28


En el relación con el supuesto propósito de crear un pueblo único
fusionando a visigodos y romanos, Leovigildo ha sido acusado de haber
puesto fin a la tolerancia de los reyes visigodos arrianos hacia los
católicos de su reino y hacia su Iglesia y haberlos «perseguido». E. A.
Thompson rebate esta afirmación destacando que «sólo sabemos de cuatro
personas concretas que sufrieran penalidades durante su reinado a causa
de sus creencias religiosas» y que la política anticatólica sólo se
produjo como respuesta a la rebelión de Hermenegildo,
quien ordenó la persecución de los cristianos arrianos en los
territorios que estuvieron bajo su control. Como prueba de que antes de
la rebelión no hubo ninguna persecución de los católicos, Thompson
aporta una cita de la crónica de Juan de Biclaro, un monje godo católico: Cuando
Leovigildo estaba reinando en medio de la paz y la tranquilidad, una
lucha interina terminó con la seguridad de sus adversarios
.
«Difícilmente hubiera podido hablar de paz y de quietud si se estuviera
llevando a cabo en el tiempo en cuestión una persecución de los
católicos. Y ¿quiénes eran los adversarios del rey sino los mismos
católicos? Lo que la revuelta produjo, según Juan, fue la destrucción de
la «seguridad» de los católicos». Así pues, «no hay motivos para pensar
que la posición de los católicos empeorase en los diez primeros años de
su reinado».29


La rebelión de Hermenegildo

En el 579 Hermenegildo se había casado con una princesa franca católica llamada Ingunda, hija de Sigeberto I (rey de Austrasia). La personalidad de ésta chocó con Goswinta
(mujer de Leovigildo), que era arriana. Esto llevó a Leovigildo a
mandar a su hijo a Sevilla, encargado del gobierno de la Bética, con una
amplia autonomía.


En Sevilla Hermenegildo conoció a Leandro (hermano de Isidoro de Sevilla),
que junto con la influencia de su mujer hacen que Hermenegildo se
convirtiera al catolicismo. Además dio un segundo paso que fue la
acuñación de moneda con el título de rey. Se levantó en armas contra su
padre y pidió apoyo a los bizantinos en el 582 (Leandro se dirige a
Constantinopla para pedir el apoyo de Bizancio). La primera reacción del
padre fue reunir un sínodo arriano en Toledo e intentar negociar con su hijo una salida a la situación, pero no se llegó a un acuerdo, lo que provocó una guerra civil.


En 582 Leovigildo se dirigió con su ejército a Mérida (donde había
muchos seguidores de Hermenegildo) y la tomó. En el 583 reunió un gran
ejército e impidió que los bizantinos intervinieran en el conflicto.
Después atacó Sevilla y venció a un grupo de suevos bajo el rey Miro
que había venido a socorrer a Hermenegildo. Tomó y restauró Itálica y
se asentó en ella con su ejército hasta que tomó Sevilla al asalto.


Hermenegildo se trasladó a Córdoba donde fue apresado por el ejército
de Leovigildo (el hijo y la mujer de Hermenegildo fueron llevados por
los bizantinos hasta Constantinopla y la princesa Ingundis murió durante
el viaje). Hermenegildo fue trasladado a Valencia y desde allí a
Tarragona, donde se fue asesinado probablemente por orden de Leovigildo.


Fue considerado por la Iglesia católica como un mártir, al morir por
ser católico y diez siglos después fue canonizado como San Hermenegildo.
Los cronistas hispanos y visigodos de la época hablan de él como un «tirano» (San Isidoro dice que provocó una guerra civil innecesaria), mientras que los escritores «extranjeros» lo tratan de mártir (como Gregorio de Tours). Por otro lado, según Gregorio de Tours, Leovigildo poco antes de morir se convirtió al catolicismo.


La anexión del reino suevo


Reino suevo (s. V-VI)     Límites del Reino Suevo      Área con cambio de dominio      Límites de provincias romanas
Tras la muerte del rey suevo Miro en 583, le sucedió su hijo Eborico.
Pero la derrota ante los visigodos, que quebrantó la fortaleza militar
del reino suevo, y el malestar creado entre la aristocracia del reino
por la renovación por el nuevo rey de la fidelidad a Leovigildo jurada
por su padre, pudieron ser las causas de que al año siguiente Eborico
fuera destronado por su cuñado Andeca
y relegado a un convento. Andeca para fortalecer su posición se casó de
inmediato en segundas nupcias con la viuda del rey Miro, Siseguntia. Leovigildo no intervino en seguida porque todavía estaba intentando acabar con la rebelión de Hermenegildo,
pero en cuanto consiguió ponerle fin, encabezó un ejército en 585 que
penetró en el reino suevo y se apoderó de él. El rey Audeca fue recluido
en un monasterio y Leovigildo se hizo con el tesoro real. Así dejó de
existir el reino suevo que quedó convertido en una provincia del reino
visigodo de Toledo. Tras la marcha de Leovigildo, hubo un intento de
restauración del reino por parte de un tal Malarico pero fue derrotado por los ejércitos visigodos. Como consecuencia de la conquista, fueron establecidos obispos arrianos en Viseu, Lugo, Tuy y Oporto,
aunque «no parece que Leovigildo llevase a cabo ninguna acción violenta
contra la Iglesia católica del antiguo reino suevo: los obispos
católicos continuaron en sus sedes, incluso allí donde se establecieron
arrianos».30


El reinado de Recaredo (586-601)

La conversión al catolicismo

En el 586 muere en Toledo Leovigildo y le sucede su otro hijo Recaredo, que adoptó como madre a Goswinta (que no era su madre natural), debido al poder que tenía esta mujer.


Recaredo (586-601) desde el comienzo ya mostró su intención de
abrazar al catolicismo. Lo primero que hizo fue buscar y matar al
verdugo de su hermano llamado Sigberto, con lo que se atrajo el apoyo de
los católicos. En el 587 reunió un sínodo arriano en Toledo y en él se
produjo un debate religioso: al final la decisión fue que era mejor
convertirse al catolicismo, antes que intentar que toda la población se
convirtiera al arrianismo.


Pero esta conversión del pueblo no fue tan fácil y en ciudades como
Mérida y en la región de Septimania hubo una fuerte oposición a esta
conversión; ante esta situación Recaredo convocó el III Concilio de Toledo.


En Mérida se levantaron algunos magnates y quisieron derrocar al rey y al obispo Masona que tenían un gran poder y riqueza, pero el dux de Lusitania Claudius (de origen romano) la sofocó. En Septimania
pidieron ayuda a los francos, pero fracasaron en el intento. También
Goswinta se rebeló pero dada su avanzada edad no tuvo éxito.


En tiempos de Leovigildo y Recaredo hubo relaciones con los francos además de tensiones por la Septimania.
Hubo una serie de enlaces entre los francos y los visigodos, así
Recaredo se casó por poderes con Regunta (que fue capturada en Tolosa
por un conde opuesto a la conversión católica cuando se dirigía hacia
Toledo) y después con Clodosilda, que tampoco llegó a realizarse.
Finalmente se casó con la visigoda Baddo.


El III Concilio de Toledo


Los Concilios de Toledo
van a ser muy importantes ya que a partir de este momento gracias a sus
actas se conoce gran parte de lo que ocurría en el reino no sólo en lo
religioso, sino también en lo político, social y administrativo.


El III Concilio empieza el 8 de mayo del 589 y se tratan aspectos religiosos y de administración pública.

Cuestiones religiosas
En el aspecto religioso en el Concilio los representantes de la
Iglesia Católica ofrecieron a la firma de Recaredo un documento en el
que abjuraba del arrianismo, además de tener que hacer una profesión
pública en nombre del pueblo visigodo (esto significará el final del
arrianismo).


El concilio trató todo lo que estaba escrito en el Tomo Regio;
en adelante todos los concilios tendrían un libro en donde se
analizarían todos los problemas del reino y se aportaría la
documentación necesaria. Ese Tomo Regio tenía 23 cánones (propuestas), y
se cerró con un discurso de San Leandro. Gracias a este documento se
sabe las personas que asistieron, ya que todos firmaron. Además de la
firma de Recaredo aparecen las firmas de 72 obispos.


Las actas del concilio permiten ver, que fue mediante la imposición de manos
de un sacerdote católico, como se realizó la incorporación de los
arrianos a la iglesia católica. Los obispos arrianos siguieran
manteniendo su cargo; sólo se les obligó al celibato. En las diócesis
donde hubiera dos obispos, ambos se quedarían en la ciudad hasta que uno
muriese y se quedase el otro los bienes de las dos Iglesias. A las
reliquias, libros y demás símbolos de culto de los arrianos se les
aplicó una ordalía.

Medidas administrativas
La primera consecuencia política fue la ordenanza a todos los obispos
de que cuando llegaran a sus diócesis, comunicaran las medidas tomadas
en el Concilio, realizando sínodos y concilios regionales dirigidos por
los metropolitanos (arzobispos y obispos). Ramón de Abadal y de Vinyals
dice que este concilio nos revela una nueva estructura del reino, ya
que a partir de ese momento se dispuso que las reuniones o concilios
regionales debían estar presididas por un alto funcionario o por un
administrador del patrimonio fiscal, siendo elegidos por el rey. Con
esta medida los obispos se convirtieron en vigilantes de los
administradores, para poder avisar al rey de los abusos, o incluso con
poder para excomulgar a los administradores.


A partir de aquí se sabe que hubo concilios provinciales en Sevilla,
Toledo, Narbona, Huesca y Barcelona. En el de Barcelona hubo un
documento llamado Epistola de fisco barcelonensis en el 592. En
este documento se fijan los impuestos y quién tiene que pagarlos. Pocos
años después la Iglesia se queja de que estos concilios regionales no se
celebren y consiguen ser ellos los que nombren a los agentes fiscales
que realizan la recaudación de impuestos. Se pueden denunciar ante el
rey las irregularidades, pudiendo ser penados por el propio obispo
cuando fuese claro que se estaba atentando contra los pobres.


El reino visigodo católico

Cuando acaba el Concilio, Recaredo
envía un documento al papa, en el que anuncia su conversión al
catolicismo, pero en el año 591 aún el papa no lo había recibido por los
problemas con bizantinos y burgundios. Finalmente consigue llegar un
emisario llamado Provino a Roma en el 595. Este retraso se especula que
pudiera ser debido a problemas internos tras la conversión al
catolicismo.


San Isidoro dice que fue un reinado de equidad; hay unos años de paz y
se concede la amnistía a todos los nobles rebeldes expulsados a los que
se les devuelven sus posiciones. Por su parte el rey incitará a la
construcción de iglesias y monasterios; se dictan normas relativas a los
criterios de disciplina eclesiástica. El problema de los judíos
apareció por entonces, y se prohibieron los matrimonios mixtos. Los
judíos mediante al pago de dinero hicieron que el rey se olvidase
momentáneamente de ellos. Se prohibió el matrimonio de las viudas, las
vírgenes (niñas que eran ofrecidas por sus padres a los monasterios) y
de los penitentes públicos (cuando alguien que tenía un cargo público e
iba a morir se le aplicaba un óleo -aceite bendecido en Sábado Santo- si
este sobrevivía ya no podía volver a ocupar el cargo que tenía).
Recaredo nombró a muchos hispanorromanos en la administración de los
cargos públicos. También apareció el patronato por el cual los reyes
pueden nombrar a los obispos.


En el 601 muere Recaredo, pero antes se le practica una penitencia
pública, esto es un acto que promueve la Iglesia visigoda, donde el
obispo de Toledo le aplica la extrema unción. Esta penitencia se administraba cuando el Rey estaba moribundo; si sobrevivía dejaba de ser rey.


A Recaredo le sucede un hijo ilegítimo, Liuva II
(601-603). Para muchos este hijo no podría ocupar el cargo ya que su
madre no era de sangre noble. Los nobles decían que era un rey muy joven
sin experiencia y que había sido muy rebelde a la monarquía visigoda
(Baddo también intentará derrocar a Liuva II). La nobleza busca un noble
para que ocupe la corona y, dando un golpe de estado, coronarán a
Viterico, que mata a Liuva II en el 603.


Viterico
(603-610) era un experimentado guerrero que destacó luchando contra los
bizantinos (conquistó Medina-Sidonia). Intentó casar a su hija con Teoderico II, hijo de Childeberto II (rey de Austrasia), aunque su hija fue rechazada, por lo que su política de alianzas matrimoniales con los francos fracasó.


Fue acusado de usurpar el poder, por lo que se le denominó tirano.
Los que le acusaron fueron perseguidos y desterrados a Septimania, entre
ellos el conde Búlgar y muchos obispos. En el 610 Viterico muere asesinado en un banquete y sube al trono Gundemaro.


Gundemaro
(610-612) lo primero que hizo fue reestructurar el gobierno. Se iba a
producir un cambio en la política exterior ya que éste había sido duque
de Septimania, y es allí donde conoció a todos los desterrados de
Viterico, entre ellos al conde Búlgar, que luego va a ser su ministro y
va a jugar un papel muy importante en el gobierno. A todos los
desterrados les son devueltas sus tierras e inicia una persecución
contra los fieles a Viterico, a los que se expropian sus bienes. En
cuanto a la política exterior inició campañas contra los bizantinos, los
francos y los vascones. En la lucha contra los francos en Septimania se
alió con el reino franco de Austrasia y tuvo como enemigos a Neustria y
al Reino de Borgoña.


Sus relaciones con la Iglesia fueron muy buenas. En este momento se
produce el extraño hecho de que Toledo, capital del reino, no era la
capital religiosa y Gundemaro eleva a Toledo como sede metropolitana de
la provincia de la Cartaginense. Para ello alude que la capital de la
Cartaginense (Cartagena) está ocupada por los bizantinos, por lo que
convierte a Toledo, capital de la Carpetana, en sede metropolitana (Todo
esto se sabe gracias a San Isidoro). Este nombramiento lo realiza en
dos pasos:


  1. El rey reunió a todos los obispos y pidió su parecer al respecto.
    Los obispos estaban de acuerdo en el cambio, sobre todo los de la
    Cartaginense, por lo que firmaron un documento que así lo atestiguaba.
  2. Gundemaro publicó un documento donde decreta la supremacía de Toledo
    sobre los demás sedes episcopales, firmada por los demás obispos de la
    Bética, Lusitania, Septimania, etc.
En el 612 muere de forma natural y es sucedido por Sisebuto.


Sisebuto, el rey sabio

Sisebuto (612-621), fue el rey más culto, ilustrado y piadoso, según San Isidoro.
Luchó contra los bizantinos, se preocupó de la religión y perdonó a sus
enemigos; fue de una gran religiosidad, e intentó convertir a otros
reyes arrianos al catolicismo. También sabemos que escribió una carta a
su hijo Teudila intentando que éste saliera del monasterio para acometer
sus responsabilidades en el reino.


Los monasterios y la vida cenobítica fueron impulsados por la corona.
Escribió un libro sobre la vida de San Desiderio. En cuanto a la
política religiosa se mostró muy exigente con los obispos. En el
concilio de Mentesa se trató el problema de la conversión en monjes de
algunos obispos, abandonando sus funciones, intentando acabar con esta
situación. En este concilio se puso en marcha la política antijudía,
actualizando toda la legislación contra los judíos que fue entregada a
los obispos de Illiberis, Jaén, Córdoba, etc. En ella se les prohibía la
tenencia de siervos cristianos y los matrimonios mixtos. Otras leyes
serán la de pena de muerte contra los judíos que no cumplieran estas
leyes y la confiscación de sus bienes. Esto obligó a los judíos a la
conversión, aunque muchos de los judíos trataron de obviarlo,
marchándose fuera, y otros tuvieron que convertirse de forma ficticia,
con lo que aparece el problema de los conversos, que se trata de
solucionar en el IV Concilio de Toledo.


También aparece la irrevocabilidad de la oblatio (todos
aquellos bienes y personas cedidas a la iglesia), que no podían ser
devueltas. Esto se completa con la consiguiente profesión monástica del
niño (estos niños pasan a ser monjes dependientes del monasterio). Los
monasterios van a cumplir un papel muy importante ya que no sólo se reza
en ellos, sino que también tienen funciones de cultivo de la tierra,
ganadería, etc.


Las campañas militares se desarrollan en varios frentes, y por
primera vez se construye una flota para luchar en el mar contra los
bizantinos y contra los vascones. Hubo una rebelión astur y vascona que
fue sofocada mediante esta flota por los duques Riquila y Suintila
y además se recuperó parte de Cantabria que había sido ocupada por los
francos. Gracias a esta flota también se tomaron Cartagena y Málaga,
donde se estableció un obispo en 619.
Además de la guerra se tomaron medidas diplomáticas que llevaron a
Cesáreo, gobernador bizantino en la península, a pedir la paz y para
conmemorarlo Sisebuto mandó construir una serie de basílicas en las que se celebrarán los concilios regionales. Entre éstas destaca la Basílica de Santa Leocadia
en Toledo. Se produce además un resurgimiento de los sínodos
provinciales y se sabe que en la Bética y en la Tarraconense se
realizaron dos.


En el 621 muere Sisebuto por un exceso de medicamento. Le sucede su hijo Recaredo II (621) que muere a los pocos días y finalmente accede al trono Suintila,
que era uno de los militares más importantes del reino y que había
luchado contra vascones y bizantinos en el reinado de Sisebuto.


Suintila, expulsión de los bizantinos y unidad política en la Península

Suintila
(621-631) expulsó definitivamente a los bizantinos, con lo que extiende
el poder del reino de Toledo por toda la geografía peninsular.


En el año 625 hay una rebelión en el valle del Ebro que es aplastada. San Braulio
dice que la zona del Ebro en el 625 volvió a conocer la paz, quedando
libre de una pesadilla. También se produjeron ataques de los vascones en
este mismo valle, que pudieron ser rechazados finalmente, restaurándose
a continuación la ciudad militar de Oligicus (Olite) para mantenerlos a
raya.


Conocemos gracias al tesoro de Guarrazar la existencia de la corona votiva que Suintila ofreció a Dios por sus campañas militares.


En el 631 se produce una revuelta de la nobleza encabezada por Sisenando, que con el apoyo de Dagoberto I (rey de los francos) logra destronar al rey, ya que su propio hermano Geila o Iundila
(asociado al trono de su hermano) le había traicionado, manteniéndose
rebelde en el sur de la Península, donde llegó a acuñar moneda. En el
633 Sisenando aplasta a su rival y convoca el IV Concilio de Toledo para legitimar su poder.


Sisenando (631-636) tuvo como primer problema la reclamación de los francos del missinium
(una bandeja de oro, plata y joyas preciosas) por los servicios
prestados en la usurpación de Sisenando. Los francos llegaron a invadir
Zaragoza, y al final consiguieron una indemnización de 200.000 sueldos.
Suintila es perdonado, gracias a la intervención de la Iglesia, y morirá
más tarde en Toledo.


La aclamación como rey de Sisenando tampoco fue aceptada de buen grado por todos, y fue acusado de tirano.


El IV Concilio de Toledo y el período constituyente

En esta fase se entra en el período constituyente, en el que hará un
gran esfuerzo por legislar y estructurar las instituciones en la
monarquía, para estabilizar la monarquía y la participación de las
fuerzas sociales en el reino.


El encargado de esto fue San Isidoro, que escribe un catálogo de las virtudes del verdadero rey: «el gobierno nunca puede ser arbitrario, ni caprichoso y estará sujeto al derecho».
La realeza adquirirá ahora un carácter sagrado, porque desde ahora todo
rey elegido debe ser ungido por la Iglesia (unción sacra) y debe pasar
por la reunión de un Concilio donde será aclamado como Rey, por lo tanto
nadie puede atentar contra un «elegido de Dios». Además establece unas
leyes para la sucesión en el trono.


Todo esto se pone en marcha, ya que la falta de legislación provocaba la inestabilidad política.


Esta reorganización política del reino se pone en marcha en el IV Concilio de Toledo que se celebró en el 633. Los dos años que trascurren entre el Concilio y el comienzo del reinado de Sisenando se explican por las conversaciones entre las distintas familias de magnates y la Iglesia.


Algunos historiadores creen que todos los problemas políticos antes
del concilio se reflejan en que han aparecido monedas acuñadas en
Iliberris y en Emérita por Iudila
(Geila). Existe la teoría de que ambos hermanos se repartieron el trono
y después de la revuelta de Sisenando en la Tarraconense, Iudila no
apoyó a su hermano y permaneció como rey en el sur.


En este concilio condena a Iudila y también se trata el problema de
Suintila que estaba aún vivo, aunque ya no era rey. Todo el que a partir
de ahora conspire contra el rey auténtico será considerado traidor,
rebelde y será castigado.


El IV Concilio de Toledo
introduce una serie de reformas políticas a partir de un compromiso
entre la Iglesia, el rey y la aristocracia. El rey debe ser una persona
de signo nobiliario y goticista. El Concilio se puede dividir en dos
apartados:

La obra disciplinar o eclesiástica
En este apartado se establece la disciplina eclesiástica y la unidad
litúrgica, creándose la Iglesia nacional visigoda. El nombramiento de
los obispos no será realizado como hasta ahora por el rey; a cambio de
esto se prohíbe a los obispos escribir cartas a obispos de otros reinos
sin la autorización del rey. Se dicta la inmunidad del clero en los
tributos (aunque se diferencian los bienes personales de los
eclesiásticos), también se legisla el papel de las escuelas para la
formación de los clérigos y se siguen realizando leyes en contra de los
judíos.


El Concilio se institucionaliza y cada concilio ratificará o no lo
aprobado en el concilio anterior, y también ratificará los sínodos y
concilios provinciales que se celebren después de éste. Además del Tomo
Regio ahora los obispos presentarán otro documento que será la orden de
celebración del concilio.

La obra administrativa
El canon nº 75, es el fundamento de la constitución política
del reino visigodo. En el siguiente concilio este canon 75 se ratificó y
va a ser leído al comienzo de los demás concilios. Tendrá como objetivo
la estabilidad del reino.


En la monarquía visigoda la legitimidad no vendría por herencia sino
por elección y consagración del elegido, y el que atente contra eso
caerá en un crimen abominable por dos razones:


  1. Ya que había sido previamente jurado por los demás nobles.
  2. Ya que era consagrado, por lo que caerán sobre el tirano las leyes de la Iglesia (excomunión).
Muerto el rey se tienen que reunir los magnates y los obispos, que
elegirán al nuevo rey. El rey debe de gobernar con justicia, piedad y
será condenado por la Iglesia todo rey que gobernare despóticamente.


Además el Concilio trató el tema de Suintila
y dictaminó que no tiene derecho a gobernar, ya que había cometido
irregularidades en su gobierno y además Suintila firmó un documento en
el que renunciaba a cualquier derecho al trono. Suintila devolvió los
bienes adquiridos durante su reinado y muere en el 641 en Toledo, mientras que Sisenando y San Isidoro mueren en el 636.


Chintila y el V y VI Concilios de Toledo

A continuación empieza el reinado de Chintila (636-639) y se celebra el V Concilio de Toledo. Sus hechos se conocerán sobre todo gracias al V y VI Concilios, debido a la nulidad de otras fuentes.


Su elección se produjo según el canon nº 75. Subió al trono el mismo día que murió Sisenando y se realizó la unción sacra. Además dos o tres días después se celebra el V Concilio de Toledo.


Reunidos en Santa Leocadia
los obispos del centro peninsular, se plantea el problema sucesorio por
lo que se hace una lista de las familias cuyos hijos podían acceder al
trono. En este concilio los que formaban parte de la corte (fideles regis) son respetados en sus cargos pagándoles una especie de sueldo, dando lugar a un «funcionariado».


En el 638 se convoca el VI Concilio de Toledo
en el que se reunieron muy pocos obispos del centro de la península, en
Santa Eulalia. Se trató la disciplina eclesiástica, destacando la
figura de San Braulio
de Zaragoza; se garantizan los beneficios de los hijos de reyes, la no
pena de muerte y en cuanto al poder de los reyes, se da una lista de
razones para impedir gobernar:


  1. Tonsurados.
  2. Calvos.
  3. Personas de origen servil y esclavos.
  4. Extranjeros (es decir que no pertenecieran a las familias godas).
Además se garantiza el estatus de los fideles regis ante el cambio de un rey, siempre que no se demuestre que hayan fallado en su cargo.


El problema de los judíos hace que estos tengan que pagar grandes
cantidades de dinero para no ser expulsados. En este concilio sabemos
que hubo problemas con el papa Honorio I;
éste mandó un enviado para que le informara del estado de la iglesia
con respecto a la conversión de los judíos. San Braulio escribe una
carta el papa para informarle que desconoce lo sucedido en el reino y
que no haga caso de las habladurías que llegan a Roma. A los judíos se
les obligó a firmar un documento por el que se comprometían a
convertirse a la fe cristiana, pese a lo cual siguió existiendo una gran
cantidad de judíos sin convertirse.


Chintila muere en el 639 y le sucede su hijo Tulga (639-642), de débil carácter incapaz de controlar a la nobleza visigoda. En el 642 se alza una revuelta dirigida por Chindasvinto que se hace con el trono.


Las grandes depuraciones de Chindasvinto

Bajo el reinado de Chindasvinto
(642-653) vamos a asistir a las «grandes depuraciones». Los cronistas
francos de los siglos VI y VII emiten unos juicios sobre la conducta de
los reyes visigodos. Así Gregorio de Tours habla de «la detestable costumbre de los godos».


Chindasvinto llegó al trono porque Tulga era un adolescente
inexperto, y dio un golpe de estado en Pamplona donde será aclamado rey
por una parte de la nobleza; la entronización oficial se realiza en
Toledo. Cuando llegó al trono era un hombre de una edad avanzada (unos
79 años), pero tenía una gran energía y vigor. Había intervenido en
todas los hechos importantes del reino desde Leovigildo, e intervino en
todas las intrigas y golpes de estado.


Las purgas que realizó contra sus enemigos son lo que han dado a Chindasvinto su fama. Se habla en la Crónica de la Continuatio hispana de Chindasvinto como: «demoledor de los godos».


Además la Crónica de Pseudo Fredegario dice que fueron quitados de en medio 200 primates pallatii (aristocracia importante) y 500 mediocres (pequeña aristocracia), siendo asesinados, expropiados o desterrados y dice que:


Chindasvinto
no dejó de dar muerte con la espada a cuantos tenía por sospechosos
hasta quedar convencido de que el morbo de los godos había quedado
extinguido. Los godos, domados por Chindasvinto, no osaron ya tramar
contra él ninguna de sus acostumbradas conspiraciones.


Ramón de Abadal y de Vinyals dice que la mitad de la clase política visigoda fue depurada.


Chindasvinto
elaboró una legislación destinada a dar fundamento político a sus
medidas represivas, de las que no se escaparon ni los prófugos, que son
considerados por las leyes como reos de alta traición.


En el 642
promulgó una ley que distingue a los que atentaron contra el rey, la
nación o la patria desde su reinado y los que lo hicieron desde el
reinado de Chintila.
Estos serán castigados con la muerte y se les expropiaran sus bienes;
esta pena puede ser conmutada por el rey a cambio de la ceguera.


El rey, para asegurar la eficacia de tan rigurosa legislación, ordenó
que se obligase a aceptarla bajo juramento a los magnates y demás
miembros del oficio palatino, así como a los obispos. Y como última
garantía, para que la ley eclesiástica reforzase lo dispuesto por la ley
civil, Chindasvinto promovió la reunión del VII Concilio de Toledo
donde se decretaron severas penas canónicas contra los clérigos y
laicos autores de los delitos políticos contemplados por la legislación
real.


Se producirá la excomunión de por vida, hasta el momento de su
muerte, en el que, con el permiso del rey se levantaría la excomunión, a
los rebeldes y prófugos. Los obispos que levantaran esta excomunión
serán castigados, y si el hecho es grave serán también excomulgados.


El obispado se levantó contra Chindasvinto, pero éste se impuso a estas protestas. Muchos obispos no asistieron a este Concilio, entre ellos San Braulio de Zaragoza (el miembro más ilustre del episcopado hispano). Sin embargo sí se vieron obligados a jurar la ley.


Hay otro decreto que dice que la ley civil estaba por encima de la
eclesiástica y se debía obedecer antes al rey que a los obispos; éste
fue tachado de anticlerical por San Braulio.
Además se suprimió el principio de inmunidad y fuero, por lo que ahora
los obispos estaban obligados a pagar impuestos por sus posesiones.


San Braulio
muestra su pesimismo y preocupación por estos temas en una carta
dirigida al obispo de Valencia. Además busca la amistad de Emiliano
(obispo de Toledo) para que influya en Chindasvinto.


Éste como legislador introdujo reformas en la administración y en la
vida jurídica y preparó una recopilación del derecho visigodo que sería
promulgado por su hijo Recesvinto y recibiría el nombre de Liber Iudiciorum o «Fuero juzgo».


Entre otras existían 98 leyes promulgadas por Chindasvinto,
de las que la mayoría eran sobre política económica. Estas leyes
significarán un saneamiento de la hacienda pública (debido a las
confiscaciones de bienes) y una mejora en la moneda. Una de las leyes
era la De non alienandis privatorum et cunales regus, por la que
impide el fraude fiscal y prohíbe que las tierras sometidas a tributo
público pasaran a propietarios exentos del pago de impuestos.


En cuanto al terreno militar en el 642 los vascones vuelven a los ataques y matan a un joven optimate
llamado Oppila. Además una embajada enviada por los francos es detenida
en Zaragoza por lo que las relaciones con los francos se vuelven muy
tensas.


En el 649 surgió una importante iniciativa política que, aun siendo
contraria a la letra de la legislación real sucesoria, podía sin embargo
salvar el reino de un delicado trance. Los promotores de la idea fueron
San Braulio,
Eutropio (obispo de Tarazona) y Celso, gobernador tal vez del distrito
civil del Ebro medio, donde estaban enclavados estos dos obispados. Los
tres personajes dirigieron una carta a Chindasvinto proponiendo la asociación al trono de su hijo Recesvinto, para que fuera en vida su corregente y luego, tras la muerte, sucesor suyo. Chindasvinto accedió a lo solicitado y el 29 de enero del 649 Recesvinto fue asociado al trono. San Braulio pretendía que la transición de un reinado a otro fuera tranquila y pacífica y que se evitara el revanchismo.


Esto se entiende ya que hacía poco un gran caudillo llamado Froja
se había rebelado con el apoyo de los vascones en la Tarraconense.
Durante varios meses los vascones sitiaron Zaragoza, según relató a su
colega Quirico de Barcelona el obispo Tajón, sucesor de San Braulio,
que sufrió encerrado entre los muros los avatares y angustias del
asedio. Por fortuna para los sitiados, un ejército mandado personalmente
por Recesvinto llegó a tiempo de socorrerles. Los vascones fueron
vencidos, Froja murió con ignominia y Zaragoza y sus defensores se
salvaron. Es probable que este desenlace feliz coincidiera con los
últimos días de la larga existencia de Chindasvinto, que murió en el 653. San Leandro murió en el 651 y se asiste al ascenso de Tajón y San Fructuoso de Braga
que había fundado una serie de monasterios en zonas poco pobladas de
Galicia, que supondrían importantes focos de atracción para la
población.


El «deshielo político» de Recesvinto

Durante el reinado de Recesvinto
(653-672) empieza un periodo que se denomina de «deshielo político»,
que consiste en buscar la paz con los nobles castigados por su padre,
sin que la figura de éste se vea desprestigiada. Para ello convoca el VIII Concilio de Toledo,
donde se tratarán los modos de castigar a los que atentasen contra el
reino. La muerte de Chindasvinto produjo un cambio de coyuntura política
puesto que Recesvinto era un monarca deseoso de contar con la
aristocracia para su gobierno. La Crónica Albeldense dice que durante su reinado «Hispania descansó».

VIII Concilio de Toledo
Se elaboraron una serie de textos donde se exponían los dos principales temas a tratar en el concilio:


  1. La llamada de los huidos y refugiados en tiempos de su padre.
  2. Determinar a quiénes de estos se les devolverían sus posesiones que habían sido expropiadas.
El 16 de diciembre se celebró el Concilio en la Basílica de Santa Leocadia,
aunque después fue trasladado a la Iglesia de San Pedro y San Pablo.
Las actas del Concilio fueron firmadas además de por los obispos, por
los magnates laicos (18 nobles y pertenecientes al oficio palatino).


Se trata el asunto de la diferenciación entre el patrimonio real y la
fortuna privada del monarca. Además aquellos nobles que reclamasen
tierras, que hubieran sido adquiridas de forma ilegítima, no tendrían
derecho a que se les devolvieran. Para ello tenían que aportar
documentación de la compra o cesión de esa tierra. Ante esta demanda se
comprueba que la mayoría de tierras habían sido adquiridas de forma
ilegal.


Recesvinto
firma un documento por el que, ni él, ni sus hijos, podrán heredar las
tierras adquiridas por su padre. El rey visigodo acepta esta situación,
retrotrayendo la ley hasta el reinado de Suintila. Con esto se observa que lo que había hecho su padre era algo común entre los reyes anteriores.


Otro tema tratado en el Concilio fue que Recesvinto era rey sin haber
sido elegido, por lo que todos los obispos y magnates lo ratifican en
su cargo y lo ungen como rey.


Otra ley trata sobre el lugar de sucesión: el sucesor será elegido allí donde muera el rey anterior o en Toledo.


En cuanto a la cuestión judía, los obispos piden que esta cuestión se
trate ya que la unidad de fe del reino era fundamental, por lo que se
les obligó a cumplir las leyes dictadas en los anteriores concilios, ya
que tanto los judíos no bautizados como los conversos judaizantes
constituían la única mancha en la unidad religiosa del pueblo. El
concilio dedicó un canon a la cuestión, pero el rey, en cambio, publicó
diez leyes civiles y una vez más se obligó a los judíos a un nuevo
compromiso colectivo en el que prometían ser fieles a la fe cristiana.


La empresa más importante de Recesvinto fue la promulgación del Liber Iudiciorum en el 654, ya iniciado por su padre. En el Concilio se le da permiso para que promulgue este código.


En el 655 se celebró el IX Concilio de Toledo que trató solo materias eclesiásticas y fue presidido por Eugenio II, arzobispo de Toledo.


En el 656 se celebró el X Concilio de Toledo
a petición de Recesvinto, pero que no fue presidido por él. Se trataron
temas poco relevantes como la celebración de la fiesta de la Virgen o
nombrar a un nuevo metropolitano para Galicia.


Otras noticias (que son muy escasas, ya que no hay fuentes) del final del reinado de Recesvinto es que nombró a San Ildefonso como metropolitano (arzobispo) de Toledo.


En el 666
se tiene noticia de la celebración de un sínodo en Mérida, por el que
conocemos que se realizaron algunas campañas contra los vascones y que
se le devolvieron algunas diócesis a la provincia de Lusitania que le
habían sido arrebatadas cuando esta región estaba ocupada por los
suevos.


En el 657 murió su mujer llamada Reciberga, y no se sabe que contrajera nuevas nupcias ni que tuviera descendencia.


Construyó la iglesia de San Juan de Baños en Palencia y ofreció una corona votiva a Dios perteneciente al famoso tesoro de Guarrazar.


La muerte sorprendió al monarca lejos de Toledo, en la villa de
Gérticos, en territorio salmantino, seguramente una residencia veraniega
de la Corte, donde el rey se encontraba acompañado de un numeroso
séquito de magnates palatinos. Ere el primer día de septiembre del año 672.


El ocaso del reino visigodo-católico

Con Wamba
(672-680) se puede decir que comenzó el fin del reino visigodo, ya que a
partir de su reinado se produjeron unas interminables luchas entre dos
familias de nobles visigodos.


Wamba fue elegido rey a la muerte de Recesvinto por los magnates
palatinos presentes en Gérticos. Sobre este momento se tiene un amplio
conocimiento gracias al documento que ha dejado San Julián de Toledo: Historia excellentissimi Wambae regis.


Wamba es elegido porque gozaba de un gran prestigio dentro del reino y
era un hombre maduro y vigoroso. Aunque rechazó la corona aludiendo su
elevada edad, se le obligó a aceptar el reino. San Julián dice que los demás optimates
le obligaron ya que era una persona que reunía todos los requisitos,
aduciendo incluso que la voluntad divina había influido en la decisión.
Wamba aceptó la corona pero puso la condición de ser ratificado en
Toledo antes de ser ungido como rey. Finalmente fue aclamado como rey en
Toledo y ungido en la Iglesia de San Pablo y San Pedro por el
metropolitano Quirico. Wamba en un último intento pidió a los allí
presentes, que si alguno tenía algo en contra de su nombramiento, lo
dijera. Y a pesar de que nadie dijo nada pronto empezaran los
alzamientos contra su persona.


Rebelión del duque Paulo

En la zona de la Septimania se produce una rebelión en la primavera del 673.
Wamba se entera de esta rebelión cuando salía de Toledo para sofocar
una rebelión de los vascones. Esta rebelión se extendió por parte de la
región y estaba dirigida por tres personajes (el conde Ilderico, el
obispo Gumildo y el abad Ramiro). Aunque en un principio se creía una
simple escaramuza regional, se complicó por la lejanía de la provincia y
porque Wamba envió para sofocarla al duque Paulo.


El motivo de la rebelión fue que la mayoría de los cargos estaban en manos de los hispani (a los habitantes de la Septimania se les llamaba gali) enviados desde Toledo. También es importante decir que en esta rebelión participó el clero.


Wamba al recibir la noticia de la rebelión envió a Paulo (hispano)
para sofocarla con un ejército, pero éste, una vez llegado a Septimania
se convierte en jefe de los rebeldes. En Narbona se declaró rebelde a
Toledo y se suma a la rebelión el duque de la Tarraconense, por lo que
la rebelión se expande. En una asamblea, Paulo propone que se elija un
nuevo rey y todos los presentes eligen a Paulo, que se hizo ungir allí
mismo y envió una carta a Wamba en la que se denomina rey de la parte
oriental y llamará a Wamba rey de la parte austral. Requisó el tesoro de
las iglesias para disponer de un tesoro como todos los reyes. Buscó el
apoyo de francos, vascones y sajones; después intenta atacar a Wamba,
pero este reacciona y vence a los vascones y dirige su ejército hacia
Narbona. Allí, dividirá su ejército en tres partes. Domina la parte de
la Tarraconense, se apodera de las ciudades de Barcelona y Gerona y el
ejército pasa los Pirineos, donde se une a la otra parte del ejército,
tomando y saqueando Narbona. Después toma Béziers, Agde y Nimes donde estaba refugiado Paulo que es vencido y capturado.


El duque Paulo y los demás rebeldes se rinden y Wamba se compromete a
respetar la vida de cada uno de ellos. En primer lugar libera a los
prisioneros que no eran visigodos para no entrar en conflictos con
francos y sajones. Después se realizará un juicio contra Paulo (conocido
gracias a la crónica de San Julián). En éste fueron juzgados 53 jefes,
de los cuales 28 se entregaron en Nimes y el resto fue capturado. El
juicio fue una asamblea judicial dirigida por Wamba, en el que además
participaron el ejército y la nobleza no militar.


En el juicio fue acusado de:


  • Haber violado el juramento de fidelidad hacia Wamba.
  • Haber incitado al pueblo visigodo a la rebelión.
Reconocida la culpabilidad de Paulo y los otros, la pena se estipuló en función al canon nº 75 del IV Concilio y a dos leyes de Chindasvinto,
en las que se culpaba a los que ponían la vida del rey en peligro.
Todos los acusados fueron excomulgados en función a las leyes
eclesiástica. Además fueron condenados a muerte por las leyes laicas,
pero Wamba respetó la vida de Paulo y los rebeldes como había prometido.
Se devuelven todos los bienes requisados por los rebeldes y se renueva
una serie de cargos en la administración de la zona. También se expulsa a
los judíos de esa zona, ya que habían participado en la rebelión. A los
seis meses Wamba vuelve a Toledo con los rebeldes rapados y con una
espina de pescado en la cabeza.


Las leyes militares de Wamba

Otro hecho importante de Wamba es promulgar las leyes militares. En
estas leyes influye la rebelión de Paulo y la pasividad del pueblo ante
esta sublevación. Es decir, se había producido un decaimiento de los
deberes militares.


Otro problema es que mucha gente, para escapar de los problemas
civiles, se incorporaban a los monasterios con la finalidad de evitar el
servicio militar. Esta Ley contempla dos supuestos:


  1. Cuando alguien del exterior ataque al estado, tanto los laicos como
    los eclesiásticos que se encontraran a menos de cien millas, deberán
    acudir rápidamente, aunque no sean llamados. Las penas que tienen los
    que no acudan serán:
    1. Se le desposee de todos los bienes.
    2. Será desterrado.
    3. Pierde su derecho de testificar en un juicio.
    4. Si se demuestra que no quiso ir, se le reduce a servidumbre.
  2. Cuando la rebelión se produzca en el interior, quien no acuda perderá los bienes y será desterrado.
En el 681 la mitad de la población había caído en la infamia (no había cumplido estas leyes). Esto se sabe gracias al Concilio XI de Toledo.


En el 675 se celebraron concilios en Toledo y en Braga. El primero se celebró en la Basílica de Santa María y fue el XI Concilio de Toledo
que trató temas eclesiásticos: episcopado, decadencia de la moral,
disciplina eclesiástica, abusos de algunas personas de la iglesia; y
además se trataron temas teológicos como el dogma de la Santísima
Trinidad o de la Virgen.


También hay que destacar que en su reinado se produjeron problemas
con la Iglesia, debido a que en las leyes militares se obligaba a los
religiosos a tomar las armas y a que Wamba creó una serie de obispados
que entregó a personas adeptas a su figura. Gracias a la Hitación de Wamba, documento del siglo XII publicado por Ramos Loscertales, se conoce la creación de estos obispados y su configuración dentro de las distintas provincias.


También conocemos que en el 670 hubo una amenaza de los árabes que desde su base en Kairuán lanzaron diversos ataques.


Ervigio y la legitimación de su poder

El 14 de octubre de 680, el rey Wamba cayó en un estado de inconsciencia, por lo que recibió la penitencia,
sacramento que de acuerdo a la práctica de la época se aplicaba cercano
a la muerte, y debido a a ello fue vestido con los hábitos religiosos y
tonsurado en presencia de magnates laicos de su palacio,31 lo que de acuerdo al VI Concilio de Toledo le incapacitaba para reinar.32
Cuando volvió en sí se encontró en un estado irreversible y firmó
documentos para que Ervigio fuera proclamado horas después, el día 15, y
ungido como su sucesor por el metropolitano Julián de Toledo
el día 21 de octubre. Sin embargo, la designación de un rey por su
predecesor no formaba parte de la elección del nuevo monarca, y dado que
Ervigio fue proclamado con gran celeridad, esto induce a pensar en una
intriga palaciega, a lo que se añade que fue el propio Ervigio el mismo
que instaba a los obispos del XII Concilio a publicar los hechos.33 En la intriga parece haber intervenido el metropolitano de Toledo, que era amigo de Ervigio, y era contrario a las medidas de Wamba para debilitar la sede toledana.34
Sin embargo, existe la hipótesis que Ervigio no formara parte de la
conjura: ante el desvanecimiento de Wamba, el entorno palatino aprovechó
para destronarle mediante el sacramento de la penitencia y la tonsura
eclesiástica, y cuando Wamba se recobró renunció al trono y designó como
sucesor a Ervigio como su propio candidato para desbaratar los planes
de los conjurados, algo que la Iglesia aceptó, pero con eso Ervigio se
ganó así la anivamersión de los conjurados que habrían tenido otro
candidato, lo cual se explica la debilidad del monarca en su reinado y
el designar a Égica como su propio sucesor.35

XII Concilio de Toledo
Las circunstancias de su ascenso al trono hicieron que Ervigio
hiciera una política de grandes concesiones y sometimiento a la nobleza y
a los obispos.36
En primer lugar buscó asegurarse la posición en el trono, y en el XII
Concilio de enero de 681 los obispos certificaron la autenticidad de los
documentos que acreditaban la toma de hábitos religiosos por parte de
Wamba, y que este pidiera que Ervigio fuera proclamado como su sucesor,
con lo que así se declaró la legitimidad de Ervigio.


En el XII Concilio, el rey tenía preparadas veintiocho leyes antijudaicas,37
como las referidas a la obligatoriedad del bautismo, la prohibición de
la circuncisión, no poder tener esclavos cristianos, prohibición de
celebrar fiestas judías, o el seguimiento de los desplazamientos, aunque
se derogó la pena de muerte indiscriminada presente en la legislación
de Sisebuto.38 Esta rapidez da a entender que algunas leyes ya estaban preparadas por Julián de Toledo antes de la abdicación de Wamba.39


También se produjo la consagración del primado de Toledo, se
sancionaron todas las leyes contra los judíos y se ultimó la revisión
del Fuero Juzgo,
recogiendo en ese nuevo código la promulgación de una nueva ley
militar. Esa nueva ley ratifica algunos aspectos de la ley de Wamba,
pero modifica aquello en lo que no está de acuerdo la Iglesia. Cuando se
produzca una invasión deben acudir los señores con sus clientes y una
décima parte de los siervos, pero quedan libres los eclesiásticos.

XIII Concilio de Toledo
crisis económica y social
La época de Ervigio es de una gran fragilidad y crisis económica, con
secuelas de hambre que marcan el período, hasta el punto que la
población no tenía para pagar los impuestos. Esto se puso de manifiesto
en el Tomo Regio del XIII Concilio de Toledo:


  • Amnistía a los nobles y familias que habían participado en la
    revuelta de Paulo. El concilio recogió esta medida, que se extendió a
    estas familias hasta tiempos de Chintila, con orden de que se les restituyan todos los bienes que tenían cuando participaron en la rebelión de Paulo.
  • La condonación de impuestos atrasados que no podían ser pagados.
  • La exclusión de los cargos palatinos de siervos y libertos.
Además se acordó para los nobles el habeas corpus:


  1. Cuando se celebre un juicio contra un noble el tribunal estará formado por nobles que serán como mínimo de su mismo rango.
  2. El juicio debe tener garantía de ser imparcial, por lo que el inculpado puede impugnar a miembros del jurado.
También se promulgan medidas que favorecen la posición de la familia
real: casamiento de su hija Fisido con un sobrino de Wamba llamado Égica. Éste se compromete a defender a la familia de Ervigio una vez fuera rey. El concilio ratificó ese matrimonio.


En los últimos años del reinado, se sabe que llegó en el 683 un emisario del papa León II para garantizar la adhesión de la Iglesia Visigoda a las decisiones tomadas en el III Concilio de Constantinopla (es decir a la condena del monotelismo
como herejía). Éste consistía en decir que Cristo tenía una sola
naturaleza, pero la ortodoxia decía que Cristo tenía naturaleza humana y
divina. Estos documentos fueron mandados a los distintos obispados
donde se celebraron concilios regionales. San Julián manda a Roma la Apología de la fe en la que la Iglesia Visigoda se adhería a estas decisiones.

Sucesión de Ervigio
Ante la debilidad del monarca, los conflictos con la nobleza y para
evitar represalias contra su familia, casó a su hija Cixilo con Égica, un magnate pariente de Wamba y que encabezaba un clan nobiliario hostil,40 en algún momento de su reinado.41
Puesto que Ervigio no podía esperar que un hijo suyo pudiera mantenerse
en el trono el matrimonio de Cixilo con Égica era una forma de
compatibilizar ambas familias. Para evitar que sus hijos quedaran
desamparados cuando él desapareciera hizo jurar a Égica que garantizara
la protección de la reina y de sus hijos.42


En 687 sintiéndose mortalmente enfermo, Ervigio proclamó a Égica como
su sucesor el 14 de noviembre y el 15 recibió la penitencia, y desligó
de su obediencia a los magnates para que fueran a acompañar al nuevo rey
a Toledo.43


Égica

XIV Concilio de Toledo
El nuevo rey trató de debilitar la posición de su familia política para impedir que se presentaran como sus rivales.44
Pero además quería atraerse al sector de la nobleza que había sido
combatido por Ervigio y para ello debía devolverles las propiedades que
les había confiscado Ervigio y repartido a sus hijos.45 El 11 de mayo de 688 el rey inauguró el XV Concilio de Toledo
para liberarse del juramento que le había hecho a Ervigio de proteger a
la familia real. El rey presentó a los obispos la disyuntiva entre el
juramento prestado a Ervigio de proteger a la familia de Ervigio y el
juramento que había tenido que hacer a Ervigio, antes de ser rey,
relativo a prestar justicia al pueblo. Égica planteaba que ambos
juramentos eran incompatibles, y esto suponía que Ervigio había
condenado injustamente a personas y les había arrebatado bienes para
otorgárselos a su propia familia, pero revertir tales injusticias
suponía perjudicar a la familia de Ervigio, por ello planteaba ser
liberado de alguno.46 Además les planteó revocar los medidas acordadas en el XIII Concilio de Toledo
acerca de la protección de la familia de Ervigio. En el XV Concilio,
Égica no tuvo el éxito esperado para perjudicar a la familia de su
mujer, pues aunque los obispos juzgaron que el interés público estaba
por encima del de una familia, esto no implicaba que la familia del rey
precedente debía quedar desprotegida.44
Respecto de la revocación de la protección de la familia de Ervigio
aprobada en el XIII Concilio, los obispos indicaron que tal protección
no podía impedir que se hiciera justicia si hubiera culpabilidad en
delitos.47


También aparece otro problema con el episcopado que está en contra de
algunos escritos de San Julián y otros autores. San Julián envía
modificaciones de estos escritos al papa Benedicto II y después al emperador de Oriente que las darán como buenas.


Égica esperó la muerte del metropolitano de Toledo, Julián de Toledo, para continuar perjudicando a la familia de Ervigio, y en el III Concilio provincial de la Tarraconense celebrado en Zaragoza
en noviembre de 691, la viuda de Ervigio fue recluida en un convento,
lo que revocaba parcialmente lo acordado en el XIII Concilio, en el que
se prohibía a la reina viuda el casarse en segundas nupcias pero le
garantizaba no ser obligada a ingresar en la vida monástica.48 49
De este modo el monarca reinante se aseguraba la estabilidad del poder
al impedir el engrandecimiento de otra facción nobiliaria en caso que la
reina viuda pudiera casarse de nuevo.50

Etapa de rebeliones: Suniefredo y Sisberto
Las medidas contra la familia de Ervigio le pudo acarrear el
enfrentamiento con un sector poderoso de la nobleza y el clero. Fue en
este contexto cuando Égica tuvo que enfrentarse a una conspiración para
reemplazarle en el trono y asesinarle.51 Se ha conservado una moneda a nombre de Suniefredo que muestra que los conspiradores tuvieron el control de Toledo durante un tiempo. En mayo de 693 el rey convocó el XVI Concilio de Toledo
para sancionar las medidas contra el metropolitano de Toledo, Sisberto,
—que habría ungido rey a Suniefredo en Toledo—, puesto que su
destitución debía ser sancionada por un procedimiento canónico.52 Por las actas de los firmantes al Concilio se pone de manifiesto la renovación del personal palatino a raíz de la conspiración.53 Entre los conspiradores aparecieron parientes del rey Ervigio54 como la reina Liuvigoto, pero parece que esto fue una artimaña de Égica para liquidar a la familia de Ervigio;55 56
Además el rey intervino políticamente para ubicar a leales en los
obispados de Toledo, Sevilla y Braga, lo que fue aprobado en el XVI
Concilio.57


La sentencia de Sisberto se incluyó en los cánones del Concilio XVI
de Toledo: política antijudía, restauración de la disciplina
eclesiástica, buenas costumbres, manejos de los conspiradores, etc.


El concilio actualizó la legislación contra los judíos que traduce en leyes efectivas:


  1. Los judíos quedan restringidos a la libertad comercial.
  2. Se prohíbe a los judíos el acceso al cataplus o lonja de contratación, una especie de aduana donde llegaban los productos del exterior.
  3. Se prohíbe el comercio entre los judíos y los cristianos; sólo podían hacerlo con gente de su misma religión.
  4. Si se convertían al cristianismo tendrían la igualdad con los cristianos.
  5. Los judíos pagarían una cuota integra que recaía sobre las
    comunidades hebreas, esto significa que cuando algún judío se convertía
    al cristianismo los demás judíos veían incrementado su impuesto.
  6. Los conversos estarían exentos de estas cuotas, por lo que la carga fiscal era cada vez más importante sobre los que quedaban.
Égica pidió la confirmación de medidas a adoptar contra cualquiera
que conspirase contra el rey: a los futuros conspiradores se les
prohibiría el desempeño de cargo palatino, lo que se aplicaba también a
su descendencia, se convertiría en esclavo del Fisco y sus bienes serían
confiscados y a disposición del rey,58 y los obispos anatematizaron quien conspirare contra el rey.57 59
Además el rey dictó una ley para reforzar su poder real por la que se
prohibía cualquier juramento que no fuera al rey o a los tribunales de
justicia,58 60 con lo que se trataba de impedir que los vínculos entre los nobles estuvieran al mismo nivel que con el rey.61


Se modifica el habeas corpus,
que se recorta, no teniendo derecho a él los conspiradores. Es decir,
un noble que conspirara no tenía derecho a ser juzgado y era culpado de
delito de alta traición:


  1. Cuando un rey es elegido, los miembros del aula regía realizarán el
    juramento en persona (para evitar que algunos alegaran que ellos no
    habían realizado dicho juramento).
  2. Sí alguno no podía ir para realizar el juramento el rey enviaría unos representantes para que lo realizaran.
  3. Se dispone que se incorporen al ejército los libertos manumitidos por el rey, en el caso de cualquier movilización militar.
  4. Los siervos fiscales estaban también incluidos en los grupos que tenían que ir a la guerra si fuera necesario.
El XVII Concilio de Toledo: se agudiza la persecución judía
En el 694 se celebra el Concilio XVII de Toledo en la Basílica de Santa Leocadia para ratificar todas estas medidas y la promulgación de nuevas leyes antijudías.


En el Tomo Regio hay opiniones sobre el problema judío de varios
padres de la Iglesia, se alude a que se había descubierto una conjura
contra el reino visigodo, y por lo tanto contra la religión y la fe
cristiana del reino visigodo. Se toman medidas muy duras contra los
judíos solicitadas por Égica:


  1. Los judíos que no se convirtiesen serían reducidos a la servidumbre.
  2. Las comunidades judías serán eliminadas y repartidas por la Península.
  3. Los hijos de los judíos, una vez cumplidos los siete años, serían
    dados a una familia cristiana para que los educasen dentro de la fe
    cristiana.
  4. Los siervos cristianos se harían cargo de las tierras de los judíos pagando los mismos impuestos que estos pagaban.
Esto no se llevaría a cabo con los judíos de la Narbonense ya que
estaban ayudando económicamente a los visigodos contra los francos,
además de eran una mayoría en la población, por lo que podían suponer un
peligro en posibles alianzas con los francos. Además la Galia Narbonense había sufrido una serie de pestes por lo que si se echaba a los judíos esta zona se quedaba despoblada.


Esta serie de leyes antijudías provocará en el futuro la colaboración
de los judíos con los musulmanes en la conquista de España.

Gobierno conjunto de Egica y Witiza
Égica tuvo un hijo llamado Witiza. La Crónica de 754,
más cercana a los hechos, establece que Witiza fue asociado al trono en
el año 698, sin embargo, existe un documento contemporáneo por el que
se indica que Witiza fue asociado al trono a finales de 693 o en 694, lo
que viene corroborado por el número total de moneda acuñada en relación
con otros reinados del siglo VII. De este modo, esto vendría a ser
consecuencia de la rebelión de Suniefredo para asegurar y monopolizar el
trono para su familia frente a otros candidatos.


La Chronica regum Visigothorum
establece que Witiza fue ungido el 15 de noviembre del año 700, de lo
que parece derivarse que fue en ese año cuando alcanzó la edad para no
estar sometido a una tutela, esto es, en torno a los catorce años de
edad,62 y entonces es factible que Witiza fuera hijo del matrimonio de Égica con Cixilo.62
Por el contrario, hay autores como Julia Montenegro y Arcadio del
Castillo que establecen que Witiza tendría los catorce años al inicio de
la corregencia hacia 694,63 con lo que el acto de la unción en el año 700 es el que habría generado un verdadero cogobierno.64 65
Esto puede verse como demostración de que no era hijo de Cixilo, pues
si Witiza hubiera sido hijo de Cixilo no habría oposición entre las dos
familias a la sucesión, y la unción de Witiza se presentaba como la
forma de garantizar el apoyo del clero ante una eventual oposición a
dicha sucesión.63


La corregencia fue un periodo turbulento,65
así pues, la Crónica de 754 indica que el reino visigodo sufrió una
epidemia de peste, por la que los reyes tuvieron que abandonar Toledo
hacia 701.66 Y alrededor del año 700 hubo campañas de los aquitanos sobre la Narbonense que posiblemente capturaron Carcasona.67 El Cronicon Pacense establece que en los reinados de Égica y Witiza hubo confrontaciones bélicas entre visigodos y bizantinos,68 que estuvieron enmarcadas en la debilidad de los emperadores Leoncio y Tiberio III Apsimaros en la defensa de África.69
En este reinado conjunto se conoce que una flota bizantina atacó las
costas del sur de Hispania y fue rechazada por un noble llamado
Teodomiro,70 que se puede deducir que es el mismo que pactó en 713 con los musulmanes en el pacto de Teodomiro.71 72 73 La fecha de este evento es dudosa: Roger Collins indica que pudo haber sucedido durante la expedición mandada por el emperador Leoncio entre 697-698 para recuperar Cartago de los árabes;74 o quizás al finalizar el reinado de Witiza.75


No se tiene constancia de la muerte de Égica, la última mención
figura en una ley promulgada a finales de 702, pero quizás podía haberse
producido en 703.76 Su hijo Witiza quedó como rey único.


El final de la Hispania visigoda

Witiza
Witiza
(703-710) llegó al poder por una sucesión tranquila. Las crónicas
asturianas redactadas en torno al año 900 son de carácter antiwitizano
ya que responsabilizan a este rey de la decadencia política y moral que
produjo la ruina del reino de manos de los árabes. Por otro lado, para
los mozárabes del siglo VIII el reinado de Witiza fue caracterizado como
buenos tiempos.77


Tras la muerte de Égica, se convocó el XVIII Concilio de Toledo
comprendido entre los años 702-703, pero sus actas no se han conservado,78
ya que la conquista árabe dio fin a proseguir con la compilación, con
lo que las actas del XVIII Concilio no llegaron a tiempo a ser
incluidas.79
Sin embargo, dado que se ha conservado las actas del Concilio de
Córdoba de 839, la ausencia de las actas pudiera deberse a una acción
deliberada. Puesto que la Crónica de Alfonso III indica que obligó a los
clérigos a casarse, esto puede dar indicio que el XVIII Concilio se
hubiera aprobado los cánones del Concilio Quinisexto (692), rechazado por la Iglesia de Roma, cánones en los que se aceptaban un clero casado.


La Crónica mozárabe de 754
muestra un carácter más conciliador de Witiza en contraste con el
autoritarismo de Égica. En este sentido la Crónica indica que concedió
una amplia amnistía a los que habían sido condenados por su padre,
restauró el Oficio Palatino, que había sufrido una gran merma a causa de
las conjuras como la de Suniefredo y Sisberto, restituyendo el cargo y
las propiedades confiscadas a los que habían sido despojados, también
compensó a los desterrados, y quemó públicamente las declaraciones sobre
deudas al Tesoro que habían sido firmadas a la fuerza.80 81 82
Además devolvió al Tesoro público las propiedades que Égica había
tomado como posesión personal, diferenciando entre el patrimonio
personal del rey, y el del cargo.83 84
Puede suponerse que estas medidas en favor de la nobleza perseguida por
Égica pudieran haber sido adoptadas en el XVIII Concilio.85


Se sabe también que durante el reinado de Witiza se produjeron
hambrunas por las malas cosechas en los años 707 y 709, y una gran
epidemia de peste.64 86 Y que el Código de leyes se amplió, lo que puede entenderse como muestra de debilidad política.84


No se tiene constancia de su muerte ni de las circunstancias de su sucesión, aunque se puede deducir que no fue pacífica.85 Según la Chronica Regum Visigothorum
el reinado de Witiza terminó en 710, mientras que la Crónica mozárabe
lo sitúa en 711. De forma general se acepta que el reinado de Witiza
terminó cuando murió, cuando aún no habría cumplido los treinta años de
edad, alrededor de sus veinticinco años de edad,65 87
si se considera que fue hijo de la reina Cixilo; aunque si se considera
que Witiza no fue hijo de Cixilo sino de un matrimonio anterior de
Égica, entonces tendría una edad avanzada relativamente.88

Rodrigo y Ágila II
Del siguiente rey, Rodrigo,
la Crónica mozárabe parece indicar que se apoderó del trono de forma
violenta con el apoyo de una significativa parte de la aristocracia que
conformaba la élite seglar y eclesiástica del reino que intervenía en la
elección del rey.89 De este modo Witiza habría sido derrocado y muy probablemente asesinado.84
Si hubiera muerto por causas naturales y Rodrigo hubiera sido elegido
entonces no se hubiera producido la situación conflictiva.90
Aunque pudiera haberse dado el caso que Witiza muriera por causas
naturales y que Rodrigo se hubiera alzado para evitar que los parientes
de Witiza pudieran designar a uno de sus miembros al trono.91
Este golpe de Estado no produjo un consenso entre la aristocracia, y la
subida al trono de Rodrigo produjo conflictos internos que ocurrieron
en el momento en el que los árabes habían comenzado a atacar poblaciones
al sur de la península Ibérica. La élite nobiliaria se habría dividido y
como ya ocurriera con la sucesión de Chindasvinto en 653 y de
Recesvinto en 672,92 hubo una rebelión regional de territorios que no reconocieron la autoridad de Rodrigo,91 por lo que es posible que Rodrigo hubiera tenido que afrontar la división del reino con Agila II en el noreste,92
puesto que las monedas acuñadas a nombre Agila proceden del noreste del
reino —de la Narbonense y Tarraconense— sin que haya superposición
geográfica con las monedas acuñadas a nombre de Rodrigo.93 94


Mientras las crónicas árabes indican de la existencia de una única
incursión árabe, la Crónica mozárabe de 754 indica que los árabes
estaban realizando una serie de incursiones cuando Rodrigo emprendió la
ofensiva para hacerles frente.95
La situación de la batalla no está clara, Isla Frez indica que el
ejército visigodo siguió la ruta de Córdoba a la bahía de Algeciras, lo
que marginaba a Sevilla, donde la Crónica de Abu Bakr Ibn Umar
Al-Qutiyya indica que había familiares de Witiza, y donde Rodrigo no
esperaría encontrar apoyos.96 Se puede entrever que el resultado de la batalla de Guadalete en julio de 711 fue decidido por una traición, de la que no da nombre alguno, que produjo una deserción en las filas visigodas.90
La traición al rey no solo aparece en la Crónica mozárabe sino también
en las árabes, lo que puede corroborarse en el sentido que Rodrigo no se
habría decidido a dar batalla a los árabes si no hubiera tenido ventaja
numérica y logística, de ahí que el resultado final hubiera sido fruto
de una traición.97
Sin embargo, dado que Rodrigo había accedido al trono de forma
conflictiva contra los intereses witizanos y aún no habría afirmado su
autoridad, y que en el ejército visigodo habría clientelas nobiliarias
afectas a la familia de Witiza, estos habrían abandonado al rey en el
mismo momento de la batalla lo que habría sentenciado el desastre final.98 La intención de los traidores sería que el rey fuera eliminado o muy debilitado de modo que pudieran hacerse con el poder,99 100 y por tanto no era entregar el reino a los invasores sino conseguir el cambio del rey.101 Pero su plan no fue como esperaban y también perecerían, pero no se sabe si fue en esa batalla o poco después.102 103


El resultado fue la completa destrucción del ejército visigodo y la muerte del propio monarca.104
La muerte del rey y de la élite cortesana tanto partidaria como
adversaria de Rodrigo, así como la conquista de la capital paralizó el
sistema político, y la nobleza regional se sometió a los invasores
negociando la conservación de su estatus político y económico.105


El final del reinado de Agila II puede datarse con las victorias
árabes en el valle del Ebro y en Zaragoza, de modo que puede deducirse
que murió luchando.106 Tras su muerte fue sucedido elegido Ardón como rey. En 716 los árabes mandados por el valí Al-Hurr cruzaron los Pirineos e invadieron la Narbonense, la campaña fue continuada por su sucesor As-Samh, quien finalmente completó la conquista de la Narbonense en 720.107 Ardón podría haber muerto luchando entonces.108


Causas de la desaparición del reino visigodo

Pero para explicar la desintegración del reino visigodo hay que tener
en cuenta otros aspectos como son: el desarrollo de instituciones de
carácter feudal, el aumento de las clientelas y la aparición de una
fuerte oligarquía militar de carácter familiar que llega a enfrentarse
al rey con frecuencia. Hay una alternancia de represión y amnistía en
los últimos reinados que produjo una fuerte inestabilidad social y
política. Además hay un estado de desmoralización de la sociedad que se
refleja en las leyes militares de Wamba.
También las amnistías tributarias denuncian una economía precaria para
una gran parte de la población. El aumento de los suicidios, los
problemas con los obispados -por la falta de moralidad y por el
nombramiento de obispos germánicos-.


También las causas económicas son importantes para explicar la
conquista: así se produjo una desaparición del comercio a larga
distancia, que además de deberse a la ocupación del Norte de África por
los musulmanes se debió a la dura política antijudía (los judíos eran
los principales controladores del comercio).


Todos estos factores hicieron que el reino visigodo se encontrara en
una situación de debilidad interna que favoreció la invasión musulmana.


Las instituciones del reino

La concepción del poder monárquico entre los visigodos

La monarquía visigoda fue una monarquía militar que se iría dotando
de poderes, utilizando una serie de cauces con el fin de fortalecer el
poder real. No era patrimonial, porque no existía una dinastía real. Los
reyes tradicionalmente se designaban por aclamación de los ejércitos.
Eso evolucionó, y a partir de un determinado momento hay una elección
restringida a una familia, la de los Balthos.
La mayor parte de la nobleza está vinculada a esta familia, por lo que
la elección recaía sobre la nobleza, y el designado dentro de la familia
será aclamado como rey. Se imponían por la fuerza dentro de los
diferentes linajes visigodos; los que ya estaban en el poder, mientras
gobernaban trataban de perpetuarse con la figura del asociado al trono,
normalmente en favor de sus hijos, que le sucederán a su muerte. Esto es
fruto de la inexistencia de una monarquía hereditaria.


La monarquía visigoda tampoco fue absoluta, aunque lo pretendió, ni
teocrática pese a que los reyes se convertían en representantes de Dios
en la tierra. Fortalecían su poder dotándose de atribuciones militares,
de carácter judicial (eran la máxima representación del poder judicial),
poder administrativo, jefes de la administración... pretendiendo
convertirse en auténticos jefes de estado.


También intentan aparecer diferentes del resto de la población, con
una serie de símbolos similares a los de los emperadores bizantinos:
manto púrpura, espada, cetro, estandarte, corona... desmarcándose de la
nobleza y de anteriores monarcas, aunque el elemento simbólico más
importante fue la «Unción Regia», que tiene como precedente a los reyes
judíos, y significa que los reyes han sido elegidos por Dios.


A los reyes se les da el carácter semi-sagrado de los profetas
elegidos por Dios, se sacraliza la monarquía, son representantes de Dios
en la tierra. La Iglesia actuará aportando un carácter a la monarquía
que fortalece el régimen, ejemplo de rey ungido puede ser el del rey Wamba.


Ya que no existe el relevo dinástico, esta figura les da cierta
estabilidad. Sin embargo la división de la nobleza y sus constantes
enfrentamientos fueron un impedimento continuo para el desarrollo de la
monarquía.


La administración

La monarquía visigoda trata de llevar a cabo una centralización, con
la figura del rey como máximo exponente. El rey está auxiliado en sus
tareas de gobierno por un consejo privado, que es el Officium pallatium,
es decir, grandes magnates de confianza regia. Le ayudarán en las
tareas de gobierno, tanto administrativas como de la casa real, del
patrimonio, del ejército...


Existen dos asambleas políticas:


  • Aula Regia:
    es de carácter laico. Consejo de ancianos que colaboraban con jefes
    militares y reyes. Era la sustitución del antiguo senado visigodo.
    Estaban los altos funcionarios de la corte, duques y condes (gobernantes
    territoriales) y vasallos directos del rey. Si la relación no se
    sustenta por la causa pública, los reyes exigirán un juramento de
    fidelidad a todos los hombres libres. Los próceres eran personajes
    especialmente cualificados, que actuaban con atribuciones especiales de
    carácter judicial, que forman el Tribunal de Justicia. Aun así el Aula
    Regia tenía carácter consultivo, por lo que el rey no estaba obligado a
    adoptar sus decisiones. Era todo un privilegio pertenecer al Aula Regia.
  • Concilios: era de carácter eclesiástico. Reunían a las principales autoridades religiosas, y tras la conversión al catolicismo de Recaredo,
    quedará hasta cierto punto en manos de los reyes, al tiempo que
    adquieren una dimensión política, ya que los reyes se atribuyen la
    convocatoria de los concilios y la presidencia e inauguración de los
    mismos. En esta asamblea se exponen los temas que deben ser abordados,
    son los llamados Tomus Regio.
Participaran en los concilios algunos representantes de los reyes. Las decisiones que se abordan tienen que ser ratificadas y a partir de ese momento adquieren el rango de ley. Estos concilios en ocasiones serán utilizados por los nobles para quitar poder a los reyes, como es el caso de IV Concilio de Toledo, en el que se declara la monarquía electiva.

El derecho

El problema es fundamental, el derecho de los visigodos tiene el
problema de su vigencia. A partir del 418, el derecho tiene una doble
personalidad, ya que coexisten dos poblaciones en un mismo territorio.
Los hispanorromanos se regían por el derecho romano y los visigodos, que eran la minoría dominante, por el derecho germánico.


La primera diferencia es que el derecho romano es escrito y el
visigodo es consuetudinario (basado en la costumbre), por lo que este
era inferior al romano. Durante esa primera etapa hasta el 466 en que
los visigodos se olvidan de Roma, toda la legislación emana de un poder
subalterno dependiente de Roma (el rey visigodo es representante del
Imperio).


Las leyes en este periodo de los pueblos visigodos se hacía de forma de edicto,
pero no era una cosa nueva, ya que la ley romana también tenía edictos
que promulgaban los representantes en las provincias romanas. Los pretores eran los que promulgaban estas leyes limitadas en el espacio y en el tiempo.


Ejemplos de estos edictos son los Edictos de Teodorico I y Teodorico II y los romanos Código Teodosiano, Leyes de Valentiniano III y otras leyes que se llamaban Nuevas leyes; también estaban los iura que eran leyes de los magistrados romanos.


Estos dos tipos de leyes conviven hasta que llegue al trono Eurico (486-481), que promulga el Código de Eurico,
compuesto por 400 capítulos y que es un resumen de leyes romanas y
leyes consuetudinarias visigodas. La promulgación del código se produce
con la ruptura del foedus del 418 que en lo que se refiere al contexto judicial provoca una serie de hechos:


  • Se paraliza la recepción de nuevas leyes romanas.
  • Se intenta por parte de los reyes visigodos dar una legitimidad a las leyes en su territorio.
  • Se intenta una reunificación de las leyes y los iura.
  • Se intentará abolir el derecho judicial romano e introducir el germánico.
El siguiente paso se va a dar en tiempos de Alarico II (506), que promulga el Breviario de Alarico o Lex Romana Visigothorum, que tenía carácter general tanto para romanos como para visigodos. Para su contenido toma el Codex Teodosiorum y algunos iura.


Este es el código romano por excelencia, ya que en él se especifican
claramente cuáles son las penas en el caso de que sea el infractor un
visigodo o bien un romano. Pero la promulgación de este código no supuso
la derogación del Código de Eurico. Después de este código se promulgo
el Codex Revisus, realizado por Leovigildo.


El proceso legislativo tenía los siguientes pasos:


  • Promulgación de la ley.
  • Firma de esta ley por el rey o el canciller.
  • La ley se sacaba en edicto y era expuesta en público; sin que esto
    ocurriera la ley no era válida. La lengua en la que se escribían las
    leyes era el Latín.
  • La ley original era conservada en el tesoro real.
Por último hay que decir que la ley visigoda no se interpretaba, sino que se tomaba al pie de la letra.


Notas


  • «El primero de esos términos [Septimania] se deriva del antiguo nombre romano de Béziers, Colonia Iulia Septimanorum Bacterrae, en la que Septimanorum hace referencia a los soldados veteranos de la Séptima Legión que Octaviano
    había instalado allí tres siglo antes. El nombre no significa que
    hubiese siete ciudades en la provincia; de hecho, la provincia incluía
    los ocho obispados católicos de Narbona, Nîmes, Agde, Béziers, Elna, Lodève, Maguelonne y la poco protegida Carcasonne (que solía ser el primer objetivo de los invasores francos), así como el valle del Tét». (Thompson, pág. 24).

    1. Su localización es muy controvertida.

    Referencias


    1. Collins, 2005, pp. 154-155

    Bibliografía

    Fuentes

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      este presbítero lusitano da a conocer la Historia del pueblo visigodo
      hasta el reinado de Valía.
    • IDACIO: Continuatio Chronicorum Hyeronymianorum ad a CCCCLVIII; la
      narración de este obispo de Chaves permite reconstruir la Historia de
      los visigodos entre los años 379 y 468.
    • SAN MARTÍN DE BRAGA (O SAN MARTÍN DUMIENSE): De correctione
      rusticorum; gracias a esta obra, realizada por el fundador del
      monasterio de Dumio, se pueden conocer muchas de las costumbres del
      noroeste de España en la época visigoda.
    • JUAN DE BICLARA: Chronicon; la crónica de Juan de Biclara, obispo de Gerona, cubre los años que van del 567 al 589.
    • SAN ISIDORO DE SEVILLA: Historia de regibis Gothorum, Wandalorum et
      Suevorum; es la principal fuente para reconstruir la Historia de España
      entre los años 256 y 624.
    • ANÓNIMO: Latercuius Regun Visigothorum (también llamado «Cronicón de
      Vulsa»). Esta obra, de autor desconocido, que seguramente vivió a
      mediados del siglo VII, comprende desde el reinado de Amalarico hasta la
      consagración de Ervigio, si bien otro autor continuó la obra, a
      comienzos del siglo VIII, hasta la unción de Vitiza.
    • SAN JULIÁN DE TOLEDO: Historia Galliae temporibus Wambae; en esta
      obra, el que fue metropolitano de Toledo describe la rebelión del duque
      Paulo.

    Véase también

    Enlaces externos

    Menú de navegación


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  • Thompson, 2011, pp. 21-23


  • Thompson, 2011, pp. 23-24


  • Thompson, 2011, pp. 25-26


  • Thompson, 2011, pp. 26-27


  • Thompson, E.A.
    (2011). p. 185. «No conocemos exactamente el momento en que la ciudad
    [de Toledo] pasó a ser la capital del reino; pero no hay duda de que ya
    lo era el día 24 de noviembre de 546, en que Teudis firmó la ley sobre
    los costes legales».
    Falta el |título= (ayuda)


  • Thompson, 2011, pp. 27-28


  • Thompson, 2011, pp. 28-29


  • Thompson, 2011, p. 29


  • Thompson, 2011, pp. 31-32


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  • Thompson, 2011, p. 75


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