jueves, 28 de julio de 2016

La Conversación en Curso

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La Conversación en Curso
La Conversación en Curso
"Una revolucionaria nueva comprensión acerca de Dios, la Biblia, y lo que significa ser un cristiano en el mundo actual."
WTF: Redemption song (Reino y redención) Parte 1

Temas de alto vuelo… Metáforas contaminadas por siglos de tradición. Tanto helenismo, romanismo y yankeenismo han reducido al extremo el proyecto nazareno: “El reino de Dios”.

A veces reducido sólo a la iglesia, otras veces reducido al más allá -al que algunos pocos irán-…

Tema que ha sido interpretado como una novedad de Jesús, como si antes no hubiera existido o como si el Reino de Dios fuera inaugurado únicamente por Jesús. Rebusques y necesidades políticas del cristianismo post siglo II…

¿Y qué mejor que comenzar esta miniserie de dos o tres capítulos con buena música de fondo?

¿Hay algún tema más sugerente para hablar del dogma de la Redención que Redemption song de Bob Marley?

Quizás sí, pero últimamente cada vez que pienso en la metáfora de la redención suena por todo mi cuerpo este tremendo tema de Marley.

Y tiene sentido ¿no? ¿Acaso la canción no retrata la cruel historia de la esclavitud negra, de la opresión, de la cautividad, de los sueños de libertad?

SIMILITUDES

El pueblo hebreo, eternamente diaspórico… en los tiempos de Jesús se encontraba bajo la dominación del Imperio Romano. No era algo nuevo. Venían de siglos de ser colonizados y oprimidos por otros imperios. Siendo extranjeros en sus propias tierras y repartidos por otras tantas más.

Algunos investigadores, consideran que las nociones escatológicas (puedes ver sobre este término en el siguiente link…) del Reino de Dios, surgen justamente en contextos de dominación. Al parecer en medio de la dispersión algunos profetas cantaron poemas de esperanza y redención.

Pero el subtítulo de esta serie nos dice Reino y Redención, porque claro, es imposible hablar de Redención sin referencia al Reino.

A pesar de los reduccionismos que padece el término Redención en la mayoría de las iglesias –sobre todo en las iglesias evangélicas-, el concepto de redención refiere casi exclusivamente al pago de una deuda. O sea, “Jesús murió por vos”. O como se me ocurre proponer a mí: “Jesús NO murió por vos” (puedes chequear esto aquí…. sí, sí… estoy muy autorreferencial hoy, jajá).

Dogmas de la iglesia, de la iglesia católica y de la evangélica (obvio, tienen muchos dogmas en común…), pero a partir de Lutero, Calvino y del fundamentalismo evangelical (EE.UU.), se hizo más popular esta idea casi incuestionable entre los evangélicos.

Una pregunta “disparatada” podría ser si entre la “deuda” clave funcional del sistema monetario (y capitalista) y la “deuda” eterna de la humanidad con Dios hay algún tipo de relación “accidental” o simplemente producto del “azar”…

Sin embargo, antes de las construcciones dogmáticas (muros que terminan separando a los de afuera de los de adentro) ya en el judaísmo había reflexiones sobre la redención. ¿Dónde? En el interior del Maljalut Adonay, término hebreo para referirse al Reino de Dios.


ANARQUÍA JUDÍA



OK., lo asumimos de entrada: El tema que decimos ser cuestión central en el anuncio de Jesús, es un tema complejo. No la tendremos fácil. Es oscuro, pero también abierto…

Entonces, intentaremos abordarlo de manera muy general, haciendo algunas “advertencias”. De hecho, de acuerdo a las investigaciones de Mario Sabán, ni siquiera los judíos tienen una definición final sobre “El reino de Dios” sino que existen tantas interpretaciones posibles como rabinos…[1]

Perooo ¿por qué si no hay una única definición exacta dentro del judaísmo, el cristianismo imperial se fue apropiando cada vez más de este término?

Más allá de los distintos enfoques que pudo tener Majalut Adonay podemos decir -cómo indicábamos al comienzo- que las interpretaciones que prevalecen por lo general son: el Reino de Dios como ese cielo en el más allá reservado para unos pocos… O, mucho peor, interpretar que el Reino de Dios es propiedad exclusiva de una institución, o sea de la iglesia y del cristianismo en general…

Por eso, proponemos, al menos por ahora, rescatar este gran “eje temático” y verlo desde una perspectiva poética y metafórica… O sea, semejanzas, aproximaciones y multiplicidad de sentidos. Nada de dogmatismos o tecnicismos académicos. Porque en última instancia, quizás… el tema del Reino sea posibilidad pura…

LAS MOLESTIAS

El primer problema (por el cuál Jesús terminó en la cruz) es la comprensión político-nacional del Reino Judío. Que un rabí predicara sobre el Reino, se podía interpretar fácilmente, por parte de los saduceos del templo y por parte de las autoridades de ocupación romanas, como un intento para obtener la independencia judía a través de una posible rebelión.

Jesús muere con el título de “Rey de los judíos”, crucificado por el Imperio Romano con apoyo de la elite saducea de Jerusalén.[2] Obviamente, ese cartel era una burla, pero también refleja el temor del imperio.

El segundo problema que tenemos para comprender el concepto del Reino, es el grado de anarquía reinante entre todos los rabinos del judaísmo para lograr una definición unánime. Cada rabino interpreta el reino a su manera[3] (lo que advertíamos al inicio).

LA “ENCRUCIJADA”

Jesús mismo no puede, pues, definir el Reino en forma precisa, o por el potencial problema político o por la confusión reinante dentro del judaísmo. Incluso pienso que Jesús utilizaba parábolas para que las autoridades romanas no comprendieran que, en el fondo, lo que estaba llevando a cabo era una verdadera revolución espiritual dentro del judaísmo.[4]

Entonces, ¿en qué momento dijo Jesús “vengo a morir por los pecados de la humanidad”?


CONSTANTES Y MATICES

A pesar de las diversas perspectivas, matices e interpretaciones que tienen los judíos sobre el Reino de Dios, dentro de esa variedad[5] se encuentran dos constantes o conceptos diferentes pero complementarios. Veamos…

Maljalut en hebreo significa “el Reino”; Maljalut Adonay es la idea del Reino de Dios o del Reino de los Cielos; ese reino que llegará cuando aparezca la Era Mesiánica.

El Reino de los cielos es una de las más grandes utopías que el judaísmo ha elaborado, gracias a la cual perdura históricamente. El judaísmo ha sobrevivido porque ha creado un concepto de esperanza indefinida.[6]

Estoy lleno de preguntas errantes y desubicadas, ¿será que la constante diáspora en el judaísmo, el estar continuamente sin un lugar físico es justamente para que veamos que el reino de Dios no se podía limitar solamente a una etnia o a un territorio?

MISMOS DESEOS, DISTINTOS MÉTODOS

Saduceos, Herodianos, Fariseos, Esenios y Zelotes. Todos ellos querían lo mismo: La renovación y la restauración del reino de Israel, aunque claro, diferían en interpretaciones y propuestas. A grosso modo resumimos…

Los Saduceos y los herodianos en complicidad, mientras vivían vidas muy cómodas, negociando y esperando el favor de los romanos. Los fariseos interpretando y aplicando cada vez mejor los principios de la ley evitando que la ruina moral castrase la restauración de Israel, los Zelotes, mediante una revolución violenta. Y los Esenios, mediante el aislamiento social; confiando en que su comportamiento ascético posibilitaría algún evento supernatural mediante el cual el Reino de Dios se instaurase repentinamente…

Entonces, ¿cómo y cuándo se dará esa manifestación del reino? Y aquí aparecen las dos constantes o conceptos que se encuentran dentro de las expectativas judías. Ya que al hablar del Reino de los cielos o Reino de Dios estamos hablando de Redención y de sus dos sentidos internos.

¡Interrogante con el que continuamos en la próxima entrega!

Yoe De Simone


[1] Sabán, Mario. El judaísmo de Jesús. Editorial Sabán, Buenos Aires, 2008. Pág. 453-460

[2] Ibídem, Pág. 475

[3] Ibídem

[4] Ibídem, Pág.475-476

[5] Recomendamos el trabajo de Sabán en el cual enumera las características del reino para el judaísmo actual. El judaísmo de Jesús, Pág. 454.

[6] Ibídem, Pág. 445


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Jul 25, 2016

(vía https://www.youtube.com/watch?v=bsBnZP5y5MI)
Jul 22, 2016
Todos somos herejes 07: Campos de fresa por siempre (El pan de cada día dánoslo hoy)

“Padre amado, te damos gracias por poder estar reunidos una vez más alrededor de esta mesa, por los alimentos que nos has dado, te pedimos que los bendigas, que le des a aquellos que no tienen, a la viuda, al huérfano, a los que tienen hambre en el mundo. Amen.”

¿Alguna vez has oído este tipo de oración?

Seguramente.

¿Alguna vez has orado así al sentarte a comer?

Mas que seguro.

Es muy linda, dice cosas muy bellas, y las intenciones por lo general son muy loables. Pero tiene algunos problemas.

En primer lugar, empecemos por el más evidente (o no tanto), que, una vez más, se debe a una mala interpretación/traducción.

“Bendigo estos alimentos”.

Para que no nos hagan mal. Para que nuestro hígado crea que está recibiendo batata y calabaza cuando en realidad está comiendo una tableta de medio kilo de chocolate amargo. Para que al comer en exceso tu poder divino se mueva dentro de mi pancita como un digestivo. Para que el queso vencido vuelva a estar en fecha al ingresar a mi organismo. Oh Padre, en tu nombre, amén.

Una locura ¿no?

Y, sin embargo, algo muy común. Tal vez no a ese nivel, pero bastante cercano sin duda.

Si comes algo que sabes que no debes comer, te hará mal. Lo mismo si comes de más. Es un proceso natural, y una oración no puede producir ningún tipo de encantamiento para evitarlo. Y no es para eso. Es para algo mucho más importante: descentrarnos. (Enseguida volveremos a esto).

No hay ninguna evidencia en la Biblia de una oración destinada a bendecir un alimento. Las bendiciones, al momento de la comida, siempre estaban dirigidas a Dios.

Muchos se toman del versículo de Mateo 26:26,

Y mientras comían, Jesús tomó el pan, y lo bendijo, y lo partió y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

para validar esta práctica, pero en realidad es un argumento muy endeble; la malinterpretación y la consecuente mala traducción de la frase (lo bendijo) en la oración, simplemente no alcanza para sostener el argumento cuando se realiza un análisis verdaderamente reflexivo. No obtiene el apoyo del resto de los evangelios, y, sobre todo, carece del vestido del sentido común: el argumento puede ser desnudado con facilidad. La práctica judía común era bendecir al Padre antes de ingerir la comida, no a los alimentos en sí.

¿Qué sentido tiene bendecir una ensalada, un pedazo de asado o un taco?

La bendición es para los vivos, no para los muertos (en este caso, los alimentos).

En segundo lugar, otra parte de esta oración tradicional suele dedicarse para que “Dios provea alimento para aquellos que no tienen”; otra práctica, lamento decir, de la que no veo registro en la Biblia.

Lo que quiero decir es que, en la práctica judía regular y la vida de la iglesia primitiva, la preocupación hacia los que no tenían qué comer se expresaba de manera material, no teórica. Yo dependía de Dios, pero los demás dependían de mí.

Incluso Jesús dejó esto en claro en el modelo de oración conocido como el Padre Nuestro:

Danos hoy el pan nuestro de cada día. Mateo 6:11.

La petición pidiendo el pan de cada día es un acto de humildad que reconoce nuestra total dependencia de Dios, y que además nos solidariza (o debería) con la necesidad del otro.

Lo que la práctica moderna (de la oración pidiendo providencia divina para aquellos que no tienen) hace es desligarnos en cierta manera de la responsabilidad de ser verdaderos agentes de cambio en la sociedad; y nos da una especie de tranquilizante mental (los hambrientos están en manos de Dios, yo hago lo que puedo, mas allá, es su responsabilidad).

¿Pero yo que culpa tengo del hambre en África? ¿Qué puedo hacer al respecto más que orar?

Individualmente, casi seguro que ninguna culpa, pero nivel grupal, todos los seres humanos somos culpables. Es prácticamente inmoral pedirle a Dios que provea alimento para comunidades enteras que mueren de hambre cuando se desperdician toneladas de comida por año en otra parte del mundo. Dios ya proveyó. Dios ya nos bendijo. A toda la humanidad. El problema es el desbalance. La acumulación de poder. El egoísmo. La enajenación de la iglesia. La construcción de imperios. Las malas teologías. La indiferencia. La ignorancia.

Una vez leí por ahí que, si se repartiera equitativamente entre todos los habitantes del mundo todo el capital existente, la suma per cápita resultante sería de aproximadamente u$s 10 millones.

El mundo es nuestra responsabilidad como humanidad. Es nuestro deber organizarlo lo más justamente posible. La salvación no es individual, es colectiva; si el mundo es un infierno, por más que hayamos aceptado a Cristo en nuestro corazón, nosotros también arderemos.

Orar antes de comer sirve para descentrarnos de nosotros mismos, porque el mismo acto de dar gracias involucra vulnerabilidad, dependencia, humildad. También provoca el incómodo recordatorio de que hay gente que no la está pasando bien, cerca y lejos nuestro.

A los que podemos ayudar, ayudamos, aunque siempre queda la sensación de que podíamos hacer más.

Necesitamos una comprensión mas orgánica, más material y más responsable a la hora de dar gracias por los alimentos que llegan a nuestra mesa; una que nos conecte espiritualmente al Dador de la vida, pero que también nos transforme a nosotros en creadores de esa vida.

¿Bendecir los alimentos? No hay problema. Pero si te comes esas 6 hamburguesas completas no hay dios que te pueda librar de sentirte atropellado por un camión.

¿Pedir que Dios les provea a los que no tienen? No hay problema. Pero Dios usa personas, y el café solo llueve en las canciones de Juan Luis Guerra,

quizás el comenzar a tomar conciencia de esto sea el primer paso para que la iglesia deje de mirar tanto a los cielos y comience a mirar un poco más a la tierra.

RSV

Dibujo: Jony López


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Jul 19, 2016
Desaferrandonos: Peligros del futuro pasado 03 (El peligro de convertirnos en irrelevantes)

Algo se está haciendo irrelevante, ¿qué importa si sigue o no con lo suyo? No tiene la significación que tenía en un origen, y por más que se esfuerce en recobrar la energía impulsora que un día tuvo, parece que la única alternativa es desaparecer o convertirse totalmente en otra cosa nueva. Sí, estoy teniendo en mente a esos grupos y a esas ideologías que hoy solo existen por misericordia del recuerdo.

En nuestra adolescencia casi todos quisimos hacer que el mundo se vea diferente, teníamos las fuerzas, las ideas, los amigos que nos encendían cada vez que hablábamos del tema, pero no teníamos lo más importante, la experiencia de alguien que se mantenga con la misma chispa a lo largo del tiempo. O los pocos referentes habían comenzado un día con buenas intenciones, pero se vieron abrazados por el éxito y la fama y prefirieron olvidar la motivación que los llevó hasta ese lugar.

Posiblemente un poco utópico, pero aun lo creo posible. Se puede cuidar esa llama sagrada que nos invita a tomar el látigo muy fuerte y desparramar todas las mesas con comida añeja. Sirvamos de nuevo la mesa.

Son conocidos los líderes y organizaciones del ámbito evangélico que empezaron siendo “los rebeldes”, los inadaptados que contaminaban a las masas religiosas con sus palabras apócrifas y obscenas, obscenas por tocarle aquello más sagrado al mundo evangélico. También sucede con políticos y partidos políticos, con buenas intenciones en un inicio, pero al pasar el tiempo se corrompen con aquellos que piensan que nada puede ser cambiado, con los que dicen que mejor es dejar las cosas como están y se vuelcan a un pragmatismo hedonista, prefiriendo disfrutar de las comodidades que brinda cierto status, sea en la iglesia o en el gobierno.

Por otro lado, se crea cierta desazón entre los que un día apoyaron las ideas de esos referentes, sintiéndose algo así como defraudados por no seguir con las propuestas que convocaban al cambio y a la transformación de lo que se creía necesario para habitar un mundo mejor. Esa desazón es parecida a la que se tiene cuando se pierde una final de futbol, alentando durante todo el campeonato a tu equipo, creyendo en ellos, que se traerán la copa y lograrán una nueva hazaña. Pero no, la pierden. Se caen las esperanzas que se habían puesto en ese equipo.

Pero peor aún, o más gráfico, sería nuestro ejemplo cuando ese equipo de futbol pierde la final frente a otro equipo más poderoso que logra “comprar el partido”, ofreciendo sobornos a los jugadores, a los árbitros, y haciéndolos parte de la corrupción general que hoy por hoy cruza a todas las capas de nuestra sociedad. Nuestros jugadores a veces sucumben y se vuelcan a los placeres momentáneos, vendiéndose por ese plato de lentejas del hermano traidor.

Pero no todos son tan fáciles de sobornar y de comprar, hay también otros que siempre mantuvieron sus ideales firmes como el jopo de la estatua de Gardel en Buenos Aires, inquebrantables en sus ideales, inamovibles como rulemán oxidado, así son ellos, mantienen la llama viva a todo precio, posiblemente sean el otro extremo, el extremo de no dialogar con su mundo circundante y ser el monologo que intenta imponerse a la fuerza, sin consenso previo. Los tales son proclives a volverse irrelevantes no por abandonar sus postulados sino por no ser funcionales a una época X, o por no lograr transmitir cabalmente lo que se cree.

Entonces, tenemos dos grandes grupos, los que transan (arreglan) con el poder y los que se quedan firmes en su lugar. Ahora, posiblemente ambos puedan lograr cierta influencia en la comunidad, ser referentes en lo que dicen y hacen, los unos en algún kilómetro del camino se venden al mejor postor y los otros, por no adaptarse y encerrarse en sí mismos, dejan de ser significativos y útiles. Los primeros son fáciles de entender, pero los segundos posiblemente tengan la complejidad de que deben mantenerse en un equilibrio constante, entre sus convicciones y el dialogo con su entorno.

Dialogando la revolución

Dijo Ernesto “Che” Guevara: “Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia”.

Una retroalimentación constante con las necesidades locales y actuales es para un grupo que quiere ser relevante tan importante como sus ideas y propuestas innovadoras y creativas. Se necesita tener una buena intensión, pero también una buena comunicación con el campo de trabajo, con los lugares donde se quiere llegar y transformar. Consensuar e intercambiar opiniones es edificar sobre una base sólida, porque una vez que se descubre la mentira del sistema anterior y se propone una nueva alternativa habrá un gran sector de la comunidad que se sume al cambio necesario, y no quedará esa buena propuesta entre un selecto grupo que pueda o ser comprado por el poder o morirse por asfixia de ideas.

Muchas veces lo que empieza como una fuerza revolucionaria termina siendo parte del sistema reaccionario, se disuelve entre el poder y el glamour, pero muchas veces lo que empieza entre dos o tres puede hacerse tan grande como fueron los efectos de la revolución francesa, o los movimientos populares y obreros en el siglo XIX que transformaron leyes a su favor y condiciones de vida para el resto de las generaciones.

Como todo movimiento transformador, la fuerza está en las bases, entre los que no quieren seguir con las mismas formas de hacer sociedad, con los que no quieren las mismas formas de hacer iglesia. Es entre los humildes congregados, entre los fieles feligreses, entre los inadaptados discípulos donde el cambio se arraiga y se reproduce, como la levadura de la parábola de Jesús, o como la sal que una vez que se desparrama transforma el sabor de toda la comida.

Entonces. para no volvernos irrelevantes y lograr que nuestras propuestas puedan tener asidero entre nuestros hermanos y amigos, para que la vida de todos nosotros pueda ser mejor transitada y para que la mochila de uno pueda ser la carga de todos, necesitamos el dialogo eterno, fluido y compasivo, porque sólo a través de los corazones necesitados y sufridos pero esperanzados en algo mejor, puede nacer una revolución verdadera que perdure por generaciones.

Como dijera el poeta alemán Bertolt Brecht: “Las revoluciones se producen en los callejones sin salida”. Por eso, siempre que haya una propuesta vencida, ya sin significación actual para nuestros problemas actuales, vendrá irremediablemente a flote una nueva propuesta transformadora y superadora, pero esta siempre permanecerá y vencerá en tanto logre el consenso y el dialogo entre aquellos a los que el callejón les llevo al encierro de sus vidas, de su existencia y de sus condiciones de ser.[i]

Rodrigo Ferrando


Bibliografía utilizada:

Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel, 1930-1932, Italia, ERA.


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Jul 18, 2016
Desaferrandonos: Peligros del futuro pasado 02 (El peligro de convertirnos en lo que criticamos)

Como ese grupo de adolescentes que se junta en la casa de una de las chicas después del colegio para hacer un trabajo para una materia, o como esos amigos que después del trabajo van al bar de la esquina a tomar unas cervezas, o como esos hermanos de la iglesia que después de una reunión se agrupan para saludarse y abrazarse, así, siempre se generan esos momentos de intimidad grupal donde nos sentimos uno.

Es bueno sentirnos parte de la identidad de un grupo de amigos, nos hace salirnos de nosotros mismos, para encontrar eso maravilloso que nace al estar en una cancha alentando a mi equipo, o en la iglesia mientras todos cantamos, o en la mesa mientras la espuma de la cerveza marca los vasos fríos de mis amigos.

Y esta identidad siempre se forma en el reflejo de otra identidad grupal. Es como decir, nosotros somos así, de esta manera, creemos esto, pero aquellos creen lo otro, nosotros somos de River pero ellos son de Boca, mi banda es de rock la de ellos de salsa, son distintos, diferentes a nosotros. Y eso está muy bien. Las identidades se forman en las relaciones con los demás, en las diferencias.

Qué bueno es que en el mundo haya millones de grupos de distintas modalidades y orientados hacia distintos fines, donde millones y millones de personas puedan congregarse, estar y pertenecer; una familia, un equipo de futbol, un equipo de trabajo, un equipo de amigos de la infancia, un grupo de amigos que comparten la misma fe, las mismas inquietudes. Eso nos enriquece y nos hace integrarnos a la vida social.

Pero qué triste es cuando creemos que las ideas que encarnan nuestra comunidad son las mejores, que nuestro país es más poderoso que el vecino, o que nuestro grupo religioso sólo es el que irá al paraíso eterno, ahí es cuando perdemos nuestro horizonte y nos individualizamos como grupo negativamente, nos separamos de la relación con los demás y nos convertimos en una elite. Ahí nacen todos los males.

Si eso pasa, es porque de alguna manera comenzamos a criticar en algún momento a otros distintos a nosotros, y no con un espíritu constructivo, un ejemplo muy claro se da entre facciones del cristianismo, es muy común asistir a una iglesia de tal denominación y escuchar desde sus referentes críticas a otras denominaciones que piensan la fe desde otro lugar.

En una iglesia evangélica de Buenos Aires, una muy conocida y grande, constantemente se apuntaba a crear conciencia de grupo, al grito de: ¡¡En este lugar (y solo en este lugar) vas a poder ser libre, sano, prospero!! Y no faltaría alguna crítica a otras congregaciones por ser más ortodoxas o más liberales que ella. Confieso que en un principio me sentía cómodo, pero cuando aprendí a respetar y a valorar lo que otros piensan, me empecé a sentir intranquilo con lo que ocurría allí.

Entonces, es fácil convertirnos en lo que criticamos cuando desde nuestro lugar intentamos reforzarnos como grupo en desmedro de los otros. Ellos simplemente piensan y viven de una determinada manera, si no te gusta podés elegir otros lugares. Eso es más honesto que empobrecer al resto y crear fantasmas donde no los hay.

La crítica es reflexión, es pensamiento libre, es revisar nuestro mundo, la crítica nos ayuda a pensarnos y a pensar la vida, a detenernos en medio del camino para ver si hemos elegido bien la dirección, es uno de los principales dones que tenemos como humanidad. Pero algo pasa cuando a la crítica le agregamos el condimento de la intolerancia, el odio y la exclusión.

Posiblemente el problema no sea el fundamentalismo, no sean esas ideas atrasadas ni esas ideas liberales que enloquecen a más de un cristiano, ni tampoco cualquier pensamiento político sea de derecha o de izquierda, posiblemente en el fondo lo que encontremos sea la intolerancia.

La intolerancia es lo que nos lleva a repeler al distinto, a criticarlo negativamente y a demonizar a todo aquello que no cuadre con las ideas de mi comunidad, de mi grupo o de mi fe. Cuantas veces vemos eso en las canchas, en los partidos de futbol o en las iglesias, tocamos las fibras más íntimas de nuestro ser, allí en la profundidad, donde vive la intolerancia, tal vez disfrazada con remeras de distintos colores, pero intolerancia, en fin.

De alguna manera todos somos intolerantes, y eso es parte de nuestra naturaleza como humanos, es algo que se ve en todas las especies animales también, mis dos perras cachorras no pueden estar juntas, cada vez que se ven se pelean y hay que andar separándolas, también mis dos gatos machos hacen lo mismo, simplemente no se toleran y no tienen el poder creativo para superar ese estado.

El desafío para los que buscamos embellecer lo heredado, aportar un granito de humanidad a nuestro diario andar en el mundo cristiano, está en manejar esa intolerancia que por momentos tenemos hacia otros sectores que aún no están siendo tocados por la chispa de la creatividad (o que simplemente son estáticos por elección) y avanzar hacia lo nuevo, produciendo reflexiones y practicas cada vez más localizadas, que se acerquen a nuestras humanas necesidades ahí donde nos toca vivir geográficamente.

Pero, nos convertimos en lo que criticamos cuando no creamos, cuando reflexionamos sobre algo, pero solo de manera pasiva, es oportuno mirar por donde caminamos, pero para mejorar el andar no para destruir lo que dejamos atrás.

En resumen, entiendo que en el camino de la reflexión existen dos momentos cruciales, el primero es cuando te das cuenta de que algo no está andando bien con la forma de ser de tu grupo, que pretende tener la última palabra y piensa que todos los demás están errados, cuando escarbas y ves que en el fondo hay pasiones negativas, intolerancia, odio, competencia, envidia, etc. Y el segundo momento es cuando A) te convertís en un crítico de eso para toda la vida o B) haces algo con eso y buscás junto con otros amigos hacer nacer algo liberador, sanador, superador y fresco.

De A a B hay un complejo y dificultoso paso, hay un camino duro y por momentos se nos vuelve intransitable, queremos construir puentes, hay ganas, energía, voluntad, ideas, pero las inseguridades y los miedos a lo desconocido intentan asustarnos.

Muchos prefieren quedarse en la zona A, por comodidad, por rebeldía, o porque su ego los hace sentir superior tirando bombas todo el tiempo al establishment de la fe, un claro ejemplo del que se convierte en lo que critica, pero muchos otros son los que se atreven a cruzar la línea de esos sentimientos corrosivos para entrar en la dimensión de la creatividad ilimitada, donde todo es posible cuando se libera el pensamiento y se buscan alternativas a lo ya conocido.

Te propongo tomar un té en algún lugar y repensar lo repensado, reflexionar sobre la reflexión y criticar lo criticado, juntos, en equipo buscar ser tolerantes con los demás grupos sociales, respetar su forma de entender al mundo al mismo tiempo que tener nosotros una identidad que nos reviva y deje correr el agua que alivia nuestras cargas humanas.

Rodrigo Ferrando



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Jul 04, 2016
Jesús Adrián Romero: Más allá de los dogmas (entrevista exclusiva para LCC)

LCC: En nuestra conversación anterior acerca de “Besos en la frente”, cuando hablamos de la honestidad en tus canciones, en un momento dijiste que a veces te sientes al borde de un precipicio a punto de caer, pero que “en el fondo de ese abismo” puedes vislumbrar a Jesús. Concretamente, ¿podrías decirnos alguna de las cosas -ya sean prácticas, ideas o comprensiones- que has considerado abandonar? ¿Hay algo que antes te funcionaba que ya no?

JAR: Hay aspectos de nuestra cultura cristiana y ciertas prácticas que la iglesia ha tenido a través de los años, que para mí han dejado de ser importantes. No las considero malas, pero las veo irrelevantes. Me refiero a cosas que tienen que ver con cierto tipo de liturgia, formas de adorar, formas de hablar, ideas de liderazgo, formas de discipular, maneras de evangelizar, etc. etc.

Pero hay cambios más profundos que se han dado en mí que van más allá de los aspectos culturales. Uno de ellos tiene que ver con certeza teológica. Aunque me aferro a una fe ortodoxa, reconozco que este aferramiento es más por fe que por certeza intelectual.

Algunos han cuestionado mi fe por lo que he dicho o he escrito en blogs, pero prefiero la humildad teológica al orgullo teológico que tanto daño nos hace. No he dejado de creer, es más, me atrevo a decir que mi fe es más fuerte que nunca, pero he optado por honestidad en mi fe.

Reconozco lo limitado de nuestro entendimiento cuando se trata de capturar a Dios en un sistema de enseñanzas. También entiendo que el mundo no está buscando respuestas, más bien está buscando tener una conversación que los llevará a encontrar las respuestas.

Eso me ha llevado a que, por ejemplo, en el tema del evangelismo actúe más como peregrino que como predicador. Un peregrino sabe que no lo sabe todo. Está aprendiendo y es en el camino que encuentra las respuestas. Un peregrino es alguien que va caminando a un lugar sagrado e inspira a que otros lo sigan. El peregrino está en una búsqueda y en esta búsqueda se identifica con las personas a su alrededor porque sabe que todos están en una búsqueda. Un peregrino se ve a sí mismo como un pecador, por lo tanto, se identifica con los demás y no actúa como si fuera moralmente superior sino como igual. Estos cambios de perspectiva podrían parecer insignificantes, pero para mí son fundamentales.

LCC: Desde hace un tiempo, a raíz de tus comentarios acerca de la celebración de Halloween (entre algunos otros), muchos comenzaron una especie de “inquisición virtual” en las redes. Comentando hasta el hartazgo incluso en publicaciones tuyas que no tenían nada que ver con el tema. Si bien, en comparación con el total de tus seguidores, es una minoría, uno a veces suele darles mucho peso a los comentarios negativos, aunque no tengan razón. ¿Cómo lidias con esa parte de la realidad, cómo haces para que no te afecten ese tipo de críticas?

JAR: Soy humano y te mentiría si dijera que no me afectan las críticas. Me afectan, pero trato de manejarlas sabiamente. Trato de no involucrarme en discusiones o pleitos sin salida. Por otra parte, es fácil caer en la tentación de querer ser aceptado por todos, o procurar a toda costa que los demás piensen bien de ti, pero no puedes hacer eso cuando tienes convicciones firmes; eso sería debilidad de carácter.

Pablo, como todo líder, experimentó críticas y esta fue su respuesta:

“¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo” Gálatas 1:10.

El mismo Pablo dice que debemos estar convencidos en nuestra propia mente (Romanos 14:5). Esto habla de convicciones. Las cosas que digo y escribo nacen de convicciones firmes. No son caprichos y no digo cosas con el deseo de crear controversia. Tal vez alguien argumentaría que los que en algún momento me oponen también tienen convicciones, y allí, yo me iría a la definición de la palabra convicción:

Una convicción es el estado de la mente en el que un individuo tiene como verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa; el contenido de la convicción contiene una proposición lógica, y puede expresarse mediante un enunciado como afirmación.

Aquí, las palabras claves son proposición lógica o inteligente. Hay convicciones absurdas y sin sentido, hay convicciones extremistas y legalistas que hacen mucho daño. En relación a la crítica también estoy consciente que entre más visible o conocido sea el líder o persona pública, más crítica y cinismo encontrará de parte de la gente que está en desacuerdo.

LCC: Esta es una pregunta recurrente en LCC, ¿cómo vives la espiritualidad? ¿Qué te conecta con Dios?

JAR: La espiritualidad es muy amplia, pero los cristianos la hemos limitado a reuniones de la iglesia. En mi libro “Besando mis rodillas” me extiendo mucho en el tema de la espiritualidad. Hablo de conectarme con Dios a través del arte, el pan, la naturaleza, el correr (trotar), los niños, y mis amigos. Las experiencias espirituales más fuertes que he tenido han sido fuera de la iglesia. No porque en la iglesia no se dan, sino porque paso más tiempo fuera de la iglesia.

LCC: En un artículo dijiste: “…no tengo problemas en afirmar que la Biblia es la palabra de Dios y la autoridad final en asuntos de fe y práctica, pero si soy honesto debo reconocer que hay huecos en los argumentos a favor de esta verdad…”. Muchos toman este tipo de declaraciones como un ataque a la Biblia, y por consecuencia a Dios ¿Es posible reconocer el factor humano de las Escrituras sin que eso signifique una afrenta hacia Dios? ¿Cómo debemos leer la Biblia?

JAR: Me he dado cuenta al escribir artículos o libros, que la gente lee lo que quiere leer, es decir no hay objetividad. Parece que todos, aunque unos más que otros leemos con “lentes”. Esos lentes tienen que ver con nuestra cultura, nuestros prejuicios, nuestros temores, etc. etc.

Lo interesante del artículo que mencionas, es que en él afirmo que para mí la Biblia es la autoridad final en asuntos de fe, y que creo que es la palabra de Dios porque su lectura me ha cambiado. Pero la mayoría no leen eso, leen la parte donde digo que no puedo probar con absoluta certeza que la Biblia es la palabra de Dios. Lo que no saben es que tampoco ellos lo pueden probar. La razón por la que no creo que puedan es por lo limitado de su conocimiento. A los que aseguran con orgullo que pueden comprobar que la Biblia es la palabra de Dios, yo empezaría preguntándoles si entienden los idiomas originales en los que se escribió la Biblia; griego, hebreo y arameo, y si me dicen que no, no hay más que decir. Si alguien no entiende los idiomas originales de la Biblia no puede decir con certeza que la Biblia es la palabra de Dios, porque desde allí está aceptando por fe que las traducciones se hicieron correctamente. Lo más interesante de esto es que aun los más renombrados eruditos que leen en los idiomas originales, en algún momento de su vida tomaron ese salto de fe. Para mí cuando alguien dice que la Biblia es la palabra de Dios, entiendo que lo dice no porque lo puede comprobar, sino porque lo acepta por fe.

LCC: ¿Cuál crees que es el mayor pecado/falla de la iglesia latinoamericana de hoy en día? ¿Qué debe cambiar con urgencia?

JAR: El principal sería llamarnos seguidores de Jesús y no parecernos a él. Pero hay muchos más. Me referiré a uno que cobija muchos otros, y es la mentalidad de ciudadela que la iglesia ha desarrollado. Nos hemos escondido detrás de las murallas de una cultura cristiana irrelevante y nos proclamamos en contra de todo lo que sucede afuera de nuestras murallas. Algunas iglesias actúan literalmente como una torre fuerte o fortificación. Satanizan a todos los que se oponen a la iglesia y los ven como el enemigo. Cuando pienso en el concepto de ciudadela, se me viene a la mente la película “The Village” (La Aldea). En esta película, un grupo de familias que vivieron experiencias traumáticas en la ciudad, deciden formar una pequeña aldea donde se alejan del mundo y su contaminación. Para poder mantener la aldea funcionando fue necesario que los padres infundieran temor en los más pequeños. Historias de criaturas diabólicas más allá de los límites de la aldea mantenían a los jóvenes en línea.

Algunos sectores de la iglesia han hecho algo similar. Han mezclado la verdad con la mentira. Han desarrollado teorías de conspiración que les ayudan a mantener cierta cohesión. Las teorías de conspiración hacen del cristianismo una caricatura. Interpretaciones sensacionalistas de profecía, orden mundial, iluminatis, ecumenismo, Halloween, por mencionar solo algunos. Todas estas teorías de conspiración son chivos expiatorios que nos llevan a ignorar los verdaderos problemas de la iglesia y el mundo. Dentro de esta ciudadela estamos muy fuera de contacto con la realidad y sufrimos de irrelevancia.

Alguien dijo: “Si profesamos con la voz más fuerte y la exposición más clara cada porción de la verdad de Dios, excepto precisamente ese pequeño punto que el mundo y el diablo están en el momento atacando, no estoy profesando a Cristo, no importa con qué tanto denuedo esté profesando a Cristo”.

Esta declaración es de alguien que entendía la importancia de salirnos de la ciudadela y tener una cosmovisión correcta del mundo. Lo más sorprendente de esta declaración es que la hizo Martín Lutero hace 500 años, pero sigue siendo tan aplicable hoy como lo fue en el siglo 16.

LCC: ¿En qué consiste el verdadero cristianismo? Al final del día, ¿de qué se trata ser un seguidor de Cristo?

JAR: Para definir lo que significa ser un seguidor de Jesús tenemos que regresar a los evangelios y redescubrir a Jesús. Leer sus palabras sin el lente de 2000 años de interpretación. Algo casi imposible. Jesús era un hombre apasionado por la vida y por los seres humanos. Buscaba con insistencia a los pecadores, los acogía y hablaba de un gozo incontenible cuando eran rescatados y restaurados. Se pronunciaba claramente a favor del hombre y en contra de las reglas que los ataban. “El sábado fue hecho por el hombre y no el hombre por causa del sábado”, decía.

Su defensa a favor de los últimos, los menos, los marginados, resume su reino, su propósito y el verdadero cristianismo. Si nos apasiona este mundo y la vida como le apasiona a Jesús, si nos preocupa la humanidad como le preocupa a Jesús, si acogemos a los pecadores y nos preocupamos por la justicia social, nos estamos convirtiendo en seguidores de Jesús.

LCC: El año pasado citaste a Peter Rollins (alguien con una teología no tradicional y de quien no hay ningún libro en español) en uno de tus artículos, ¿qué otros autores de esa “línea” has estado leyendo y de qué manera te influenciaron positivamente? ¿En qué te ayudaron?

JAR: El espectro de mi lectura es muy amplio. No lo limito a una sola vertiente. Creo que es sano leer un poco de todo. Leo a autores fundamentalistas, conservadores, progresistas y los que son considerados controversiales porque se alejan un poco de la teología tradicional. De todas las vertientes he aprendido mucho. En la vertiente progresista rayando en lo controversial leo a autores como Peter Rollins, Kester Brewin, Rob Bell, Frank Schaffer, entre otros. No siempre estoy de acuerdo con sus propuestas, pero aprendo mucho de ellos y aprecio la contribución tan importante que están haciendo a la teología moderna. También aprecio el corazón pastoral de algunos de ellos. Al leer sus libros detecto un corazón pastoral con deseos de trascender más allá de la influencia limitada que la iglesia está teniendo en nuestros días.

LCC: ¿Qué le recomiendas a toda esa gente que se considera cristiana y espiritual pero no asiste regularmente a una iglesia debido a que siente que no encaja en el formato tradicional?

JAR: Para responder a esa pregunta, primero tendríamos que responder la pregunta más importante: ¿Qué es la iglesia? Para mí la iglesia es: Una comunidad pequeña que tiene a Jesús como el centro y cada día crece para parecerse más a él e influenciar al mundo con su mensaje.

Habiendo dicho lo anterior, no creo que la reunión del domingo sea la iglesia, yo más bien diría que muchas pequeñas iglesias se juntan cada domingo para tener una reunión pública. Aquel que cada domingo va a una reunión, pero no es parte de una comunidad pequeña realmente no tiene iglesia.

Cuando hablo de una comunidad pequeña estoy hablando de 8 a 16 personas aproximadamente. (Sobre ese tema hay mucho qué decir y una entrevista no te provee el espacio para hacerlo). Pero para responder a tu pregunta, diría que alguien puede no ir a una reunión de formato tradicional cada domingo y seguir siendo creyente, pero sí necesita tener ese grupo de amigos con los que hace iglesia.

A eso le agregaría la necesidad de formar parte de una historia más grande asistiendo a una reunión pública, donde podrán ser parte de proyectos que solo se pueden lograr a través de una congregación más grande y allí entra la tarea de buscar una congregación en la que encaje mejor.

LCC: Por último, un mensaje que le quieras dejar para todo el público de América Latina y España que sigue a LCC, algo que deban saber para transitar mejor este viaje de fe.

JAR: Hay una generación que ha dejado de vivir por dogmas y quiere entender su fe, yo soy parte de esa generación y mis hijos lo son aún más. Esta encomienda es necesaria y buena para la salud de una iglesia que se ha vuelto dogmática. Nuestra fe debe ser coherente, pero hay algo acerca de la fe que no podemos hacer a un lado y allí es donde quiero dar mi consejo.

Hay convicciones a las que yo me aferro, aunque no tenga todas las respuestas. Son convicciones que nacen de un corazón que siente a Dios y entiende el lenguaje de la fe.

En su libro “Pensamientos”, Blaise Pascal dijo “El corazón tiene razones que la razón no conoce”.

Hay cosas que tal vez nunca entenderemos, pero si nuestro corazón nos impulsa a creerlas no debemos rehusarlas. Hay verdades que se sienten y hay verdades que se prueban.

En todos los cuestionamientos que nos hacemos acerca de la fe, yo propongo que nos aferremos a ciertas convicciones. Este es un consejo que siempre le doy a mi hijo.

Si no lo hacemos, quedaremos a la deriva y repetiremos errores que se cometieron en el pasado. Si no tenemos convicciones nos quedaremos como los astronautas en el espacio. En el espacio no hay “vertical local”, es decir, no hay punto de referencia. No te puedes bañar porque el agua no se queda en la tina. Las pastillas no salen de la botella, tu cabello no queda en su lugar, nada funciona como debe de funcionar, porque no hay vertical local.

Hay ciertas verdades a las que nos tenemos que aferrar. Son como la gravedad que nos ayuda a mantener nuestro “core” en movimiento.

Aparte de las obvias, como la existencia de Dios, la obra de Cristo, etc., yo aconsejaría que, para no quedar a la deriva, debemos creer en la Biblia como la palabra de Dios. Por supuesto que podemos luchar con ciertos pasajes y cuestionar muchas cosas, pero al final del día tenemos que tomar ese salto de fe y reconocerla como la palabra de Dios.

Otra ancla importante es creer que la iglesia es el cuerpo de Cristo en la tierra. Con todos sus vicios, con todos sus prejuicios, con todos sus errores, la iglesia sigue siendo la novia, la novia que Jesús santificará. Un día la presentara a sí mismo sin mancha ni arruga. A veces me cuesta verla así, pero lo creo.

Por otra parte, no podemos dejar de creer en la realidad del mal y del diablo, pero como dijo C.S. Lewis, sin exagerar nuestra atención a él.

Si negamos estas cosas perderemos nuestro vertical local y estaremos a la deriva.



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Jul 01, 2016
Todos somos herejes 06: Experiencia religiosa
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“La frase aceptar a Cristo como tu Salvador personal no se encuentra en la Biblia. Incluso Salvador personal está ausente de las páginas de la Biblia. De hecho, la Biblia pareciera poner el foco de la salvación sobre nosotros como personas, no sobre mí como individuo.”

Brian D. McLaren (del libro Adventures in Missing the Point)



Hace algunos años, cuando era mucho más tonto e ignorante de lo que soy ahora en el asunto del cristianismo (todos somos ignorantes, solo en distintos ámbitos y a diferentes niveles), junto con 5 hermanos y hermanas de la iglesia a la que asistía, salvamos un alma.

La mayoría de las luces del lugar ya se encontraban apagadas, ya se había realizado la limpieza y los que quedábamos nos estábamos preparando para ir a casa, cuando, imprevistamente, una figura asomó a través de las escaleras (estábamos en un primer piso). Era un joven bastante desalineado, con cara de “me estaba por suicidar, pero me acordé que no había comprado balas”. Uno de nosotros se acercó, y luego el resto; al cabo de unos minutos este joven nos contó que estaba desesperado y que vino a un templo evangélico como ultima opción. Su esposa lo había dejado, no podía ver a su hija y había perdido hace unos días el trabajo. Era la victima soñada de cualquier cazador de almas novato; así que sacamos una jeringa y de inmediato le inyectamos 10ml de salvación concentrada en el medio del pecho.

“La solución a todos tus problemas es Jesús”, dijo uno de los hermanos presentes con una autoridad que parecía provenir del mismísimo cielo.

Se sintió como el instante cuando He-Man recibe el poder de Grayskull y luego se lo trasmite a Cringer, su cobarde compañero.

Como si estuviese redireccionando una especie de energía cósmica, alguien se acercó al recién llegado con una mano en alto y otra hacia adelante, la cual apoyo en su hombro: “Jesús puede ayudarte, pero antes tienes que aceptarlo en tu corazón”. El muchacho asintió con la cabeza (¿qué otra opción le quedaba?) y procedió a repetir la oración de fe que nuestro amigo le dictaba. El resto de nosotros le rodeó mientras orábamos por él. Al finalizar el rito sagrado, luego de que terminamos de orar, el flamante cristiano dijo mientras se secaba la transpiración de la frente: “Hace calor acá, ¿ustedes hicieron algo?”; nos miramos entre nosotros con la misma expresión que hace para las cámaras Cristiano Ronaldo luego de meter un gol de tiro libre, y entonces le respondimos:

“Es el Espíritu Santo”.

El joven se fue a casa. Nosotros nos fuimos a casa. No lo volvimos a ver en la iglesia.

Al cabo de 2 meses, me lo crucé en la calle, lo miré una sola vez, pero seguí caminando, después de caminar unos metros recordé adonde lo había visto y me regresé para alcanzarlo. Al principio él tampoco me reconoció, le recordé toda la situación en la iglesia aquella noche y su rostro comenzó a transformarse, ¿cómo te estuvo yendo?, le pregunté, ¿cómo me estuvo yendo? Me estuvo yendo para el $%&#▼!?X*/#!!.

Y se dio media vuelta y se fue.

Entonces ahí me percaté: no era la fórmula de la salvación lo que contenía la jeringa aquella noche, sino una vacuna contra el cristianismo.

Cuantas veces le hemos dicho a las personas que el cristianismo iba a solucionar sus problemas tanto materiales como existenciales. Que iba a arreglar todo su mundo. Pero el cristianismo no se trata de eso, de hecho, corre en la dirección contraria, más bien, el cristianismo se trata de gente que no tiene todo resuelto. No es acerca del bien que puedo recibir sino del bien que puedo hacer. No es una imagen completa de Dios, sino vislumbres de la Divinidad. No es un fin, sino un medio. Es un lente para ver y vivir en este mundo.

La salvación no se obtiene por medio de una oración. Nada cambia en el mundo espiritual por pronunciar unas palabras. La salvación es la practica constante y consciente de evitar aquello que tiene el potencial de esclavizarnos y hacernos miserables.

Tal vez deberíamos haber anotado el número telefónico de aquel joven que entró a la iglesia, y estar pendientes de avisarle si nos enterábamos de algún trabajo. Tal vez, aunque sea deberíamos haberle aconsejado cómo hacer para volver a relacionarse con su esposa y su hija. Pero no lo hicimos. En vez de eso simplemente le vendimos una formula mágica que cambiaría su vida. Lo cual no hizo.

Hasta que la iglesia no deje de tener la actitud de un agente de turismo desesperado, hasta que no comprenda que el amor es la mejor oración de fe, hasta que el proceso para convertirse en cristiano no deje de ser un trámite verbal, el cristianismo seguirá fallando en ser una verdadera religión (algo que conecta con Dios) que sea capaz de reflejar una irresistible vislumbre de la gloria Divina.

La salvación,

el Espíritu Santo (la manifestación de Dios),

la fe,

son reales.

Y son elementos centrales del cristianismo. Pero se han creado doctrinas, anti-bíblicas inclusive, que regulan, degradan y coartan su experiencia en las vidas de los interesados.

Estos elementos no se ven, son invisibles, pero sus efectos sí se ven (algunos de nuestros hermanos católicos los llaman obras de misericordia).

Y en todo caso, diría que no se obtienen, sino que se manifiestan.

Quizás sea como me dijo una vez mi amigo Yoe De simone:

“Cuando descubran que Jesús ya estaba dentro de sus corazones, ya no lo van a aceptar sino a dejar salir”



RSV
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Dibujo: Jony López



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Jun 30, 2016
Lecciones de música, por Jon Foreman

Nietzsche dijo “sin música, la vida sería un error”. Y, a pesar de que he cometido un montón de errores en la música y en la vida, creo que estoy de acuerdo con él. La música me ha dado un lenguaje que las palabras no. En muchos sentidos, mis lecciones de vida han sido lecciones de música: la canción me ha enseñado cómo vivir y la vida me ha enseñado cómo cantar. Quiero que te unas a mí en mis clases de música. Quiero convencerte de que tu canción es importante.


En nuestra sociedad, que valora la practicidad, la música parece ser superflua e innecesaria. A primera vista, la música no tiene propósito utilitario. La canción en sí no puede cosechar grano, cocinar un pollo o algo por el estilo. Al usar nuestro sistema escolar pragmático como barómetro, nuestra sociedad da muy poca importancia al valor de la música. Nuestros recortes presupuestarios han declarado a la educación artística prescindible. Sí, hay matemáticas, ciencia y lenguaje en la música. Pero la experiencia humana ilustra la importancia de la música mejor que las ecuaciones.


Piensa en el día en que te enamoraste por primera vez. O la mañana del nacimiento de tu sobrina. O la noche que tu abuelo murió. Los números no pueden cuantificar estos momentos. No se pueden resumir perfectamente con una fórmula. No, los momentos más importantes de nuestra existencia no caben en un tubo de ensayo o un gráfico de barras. Con la música ocurre lo mismo. El profundo poder de la canción es un misterio que es único y no puede ser cuantificado.


La música no contradice los datos empíricos, la ciencia y la matemática de la existencia humana. Por ejemplo, los hechos biológicos que rodean la muerte de tu abuelo todavía están allí. La matemática sigue intacta. Sin embargo, la pena, la alegría, el dolor, el miedo y la esperanza son torpemente expresados mediante la ciencia y los números. Estos son tiempos en los que la música se acerca más a la verdad de la experiencia humana que la biología, la economía o la psicología. Nuestros laboratorios dependen de un cuidadoso control del medio ambiente. Sin embargo, en la vida nos encontramos con muy poco control. Los hechos que rodean nuestro nacimiento y nuestra eventual desaparición rara vez los podemos elegir. Sí, nuestro mundo depende de las matemáticas y la ciencia, pero ninguna puede explicar nuestra incontrolada existencia o propósito: la vida o la muerte. Por debajo de la matemática nuestro mundo se basa en profundísimas leyes de misterio, fe y duda.

En este mundo de incertidumbre nos encontramos en busca de conclusiones: tratando de encontrar el coro en el caos. Buscando orden y patrones: todos estamos en la misma búsqueda, el científico, el matemático, el compositor y tú. Estamos atrapados en la misteriosa sinfonía de la vida: esperando el clímax, en busca de las frases melódicas que de alguna manera podrían dar sentido a la disonancia y las notas tristes de nuestras vidas. En este empeño, la música es un vehículo invaluable para ir a lugares a donde el tubo de ensayo no puede. La canción ayuda a navegar por los espacios fuera de nuestro control: la majestuosas y aterradoras laderas de la maravilla.


En el contexto de la maravilla, me acuerdo de la sinfonía más grande que ocurre a mi alrededor, me acuerdo lo pequeño que soy en realidad. Los momentos más importantes de mi educación permanente han ocurrido cuando me siento humilde, cuando me encuentro cara a cara con el misterio y obligado a reconocer mi falta de control. Por supuesto, sin la maravilla nada puede ser maravilloso. Estas son experiencias aterradoras y nobles que hacen arrodillar.

Existe una vulnerabilidad en todo esto que puede ser aterradora. La incertidumbre infinita no es para los débiles de corazón. Especialmente en la música, siempre habrá críticos que analizaran y atacaran la canción en lugar de cantarla. Pero no tengas miedo del pragmatismo o la matemática. Estos descansan sólo en la superficie del inmenso océano de vida y muerte que hay debajo. La poesía va más allá de la prosa, esta explota en la canción. Como Freud mismo dijo: “Los poetas estaban aquí antes que yo”. Estos mares sinfónicos van mucho más allá que el mercado de valores. La melodía está en tu sangre, mezclada con los cuentos de Homero y el resto.

La canción o el silencio: Esta siempre será nuestra elección. ¿Levantaras la voz y cantaras o miraras hacia otro lado? A nuestro alrededor, la belleza y el dolor se han disparado a la existencia. La canción de la humanidad está llena de vida, tensión y resolución, llena de disonancia y de armonía. La decisión es tuya y mía: ¿Bucearemos en ella? ¿Entraremos en la canción de la maravilla o permaneceremos en silencio? La sinfonía del misterio está por todas partes, las lecciones musicales están disponibles para nosotros a cualquier edad, una educación musical más allá de las paredes de cualquier escuela. No tengas miedo de tocar de oído. Ven, levanta tu voz con la mía. Y déjanos elegir cantar, disfrutar de la maravilla de la canción mientras dure. Cantemos antes de que se acabe el tiempo.



Fuente original:

http://www.huffingtonpost.com/jon-foreman/music-lessons_b_1940389.html







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Jun 24, 2016
Todos somos herejes 05: La locura automática

Vamos a retomar esta serie. Para quienes no leyeron ninguno de los artículos anteriores, haremos un breve repaso acerca del objetivo, asi que hoy abordaremos un capitulo muy básico podría decirse. La idea, en realidad, es bastante sencilla.

Tomamos un preconcepto.

Luego lo destrozamos.

Bueno… OK., lo exponemos. Eso suena mejor, y en realidad es lo ideal, porque de eso se trata esta sección, de examinar algunas de esas cosas que durante tanto tiempo hemos dado por sentadas y reírnos de nosotros mismos. Reflexionar. Pensar. Meditar. Pero al final, reconocer que todos hemos sido parte del absurdo, en menor o mayor medida. Y el método que usaremos para llevar esto a cabo será la herejía, o sea, la herejía en su definición más vulgar, como cuando alguien usa esa palabra para referirse a “eso no está en la Biblia”.

Tomemos un ejemplo, uno bastante común, y partamos de ahí para re-lanzar esta serie: la Biblia es la palabra de Dios. ¿Quién no ha oído eso? ¿Quién puede oponerse a eso además de algún hijo de Satanás? Bueno… ahí vamos.

Por lo general, cuando alguno de nuestros amigos dice que la Biblia es la palabra de Dios se refiere a:

Génesis; Éxodo; Levítico; Números; Deuteronomio; Josué; Jueces; Rut; Samuel; I Reyes; II Reyes; Jeremías; I Crónicas; II Crónicas; Esdras; Nehemías; Ester; Job; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares; Isaías; Jeremías; Lamentaciones; Ezequiel; Daniel; Oseas; Joel; Amós; Abdías; Jonás; Miqueas; Nahúm; Habacuc; Sofonías; Hageo; Zacarías; Malaquías; Mateo; Marcos; Lucas; Juan; Hechos; Romanos; I Corintios; II Corintios; Gálatas; Efesios; Filipenses; Colosenses; I Tesalonicenses; II Tesalonicenses; I Timoteo; II Timoteo; Tito; Filemón; Hebreos; Santiago; I Pedro; II Pedro; I Juan; II Juan; III Juan; Judas y Apocalipsis

¿No?

Y cuando uno le pregunta: ¿En qué te basas para decir eso?, responden de forma prácticamente automatica: porque la Biblia lo dice. Esto es más que suficiente para que cualquier mortal normal comience a rascarse la cabeza, pero nosotros no somos cualquier mortal normal, somos cristianoides J (bueno, o lo fuimos, el punto es que entendemos a la perfección de qué demonios están hablando) (y eso es lo más triste L).

Entonces, la cosa sería más o menos así, tomemos un libro de la Biblia al azar, por ejemplo, la III carta de Juan;

-¿es III de Juan palabra de Dios?

-Si

-¿Y en que te basas para decir eso?

-En que la Biblia lo dice.

-¿Ah sí, cómo?

-II Timoteo 3:16, Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia. (Por lo general este es el versículo por excelencia para realizar un jaque mate a todo argumento que ponga en duda que la Biblia, o sea los 66 libros, es la palabra de Dios).

-Pero… cuando el apóstol Pablo escribió II de Timoteo… el canon de los 66 libros aún no había sido compilado, y, es más, la carta de III de Juan aún no había sido escrita (entre III Juan y Timoteo hay como 20 años de diferencia), así como gran parte del Nuevo Testamento, ¿así que como es posible que Pablo se estuviese refiriendo a ese y otros libros que aún no existían? Es técnicamente imposible.

-Técnicamente, pero el Espíritu Santo ya sabía los libros que habrían de escribirse.

-Ehhh… ¿y cómo sabes que no faltaron compilar libros en todo caso?

-Porque si Dios permitió que esos fueran los libros, es porque es su voluntad.

-A ver, a ver. Entonces, tu afirmas que la Biblia, es decir:

Génesis; Éxodo; Levítico; Números; Deuteronomio; Josué; Jueces; Rut; Samuel; I Reyes; II Reyes; Jeremías; I Crónicas; II Crónicas; Esdras; Nehemías; Ester; Job; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares; Isaías; Jeremías; Lamentaciones; Ezequiel; Daniel; Oseas; Joel; Amós; Abdías; Jonás; Miqueas; Nahúm; Habacuc; Sofonías; Hageo; Zacarías; Malaquías; Mateo; Marcos; Lucas; Juan; Hechos; Romanos; I Corintios; II Corintios; Gálatas; Efesios; Filipenses; Colosenses; I Tesalonicenses; II Tesalonicenses; I Timoteo; II Timoteo; Tito; Filemón; Hebreos; Santiago; I Pedro; II Pedro; I Juan; II Juan; III Juan; Judas y Apocalipsis

es la palabra de Dios, y para ello te basas en que uno de los libros compilados allí lo dice, o sea, la Biblia es la Palabra de Dios porque… la misma Biblia lo dice.

-Así es.

-Pero eso es un argumento circular.

-La fe siempre lo es. Empieza y termina en Dios. J

-OK. Déjamelo ponerlo de otra manera, entonces, ¿estás de acuerdo con quienes decidieron que esos libros (y algunos más) fueran parte de lo que hoy conocemos como la Biblia?

-Claro, sin duda fueron guiados por Dios.

-¿Y sabias que eso se decidió en un concilio católico?…



Como suelo decir. True story. A más de uno de ustedes le habrá pasado. Y al igual que yo, también habrán creído que este tipo de ida y vuelta podía tener un final feliz. No es así. La pelota siempre termina fuera de la cancha.

Ahora bien, lo importante, ¿alguna parte de la Biblia dice que

Génesis; Éxodo; Levítico; Números; Deuteronomio; Josué; Jueces; Rut; Samuel; I Reyes; II Reyes; Jeremías; I Crónicas; II Crónicas; Esdras; Nehemías; Ester; Job; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares; Isaías; Jeremías; Lamentaciones; Ezequiel; Daniel; Oseas; Joel; Amós; Abdías; Jonás; Miqueas; Nahúm; Habacuc; Sofonías; Hageo; Zacarías; Malaquías; Mateo; Marcos; Lucas; Juan; Hechos; Romanos; I Corintios; II Corintios; Gálatas; Efesios; Filipenses; Colosenses; I Tesalonicenses; II Tesalonicenses; I Timoteo; II Timoteo; Tito; Filemón; Hebreos; Santiago; I Pedro; II Pedro; I Juan; II Juan; III Juan; Judas y Apocalipsis

son la palabra de Dios?

No. No lo dice. Claro que no. Así que si alguna vez has dicho que la Biblia se refiere a

Génesis; Éxodo; Levítico; Números; Deuteronomio; Josué; Jueces; Rut; Samuel; I Reyes; II Reyes; Jeremías; I Crónicas; II Crónicas; Esdras; Nehemías; Ester; Job; Salmos; Proverbios; Eclesiastés; Cantar de los Cantares; Isaías; Jeremías; Lamentaciones; Ezequiel; Daniel; Oseas; Joel; Amós; Abdías; Jonás; Miqueas; Nahúm; Habacuc; Sofonías; Hageo; Zacarías; Malaquías; Mateo; Marcos; Lucas; Juan; Hechos; Romanos; I Don Ramón; II Don Ramón; Gálatas; Efesios; Filipenses; Colosenses; I Tesalonicenses; II Tesalonicenses; I Timoteo; II Timoteo; Tito; Filemón; Hebreos; Santiago; I Pedro; II Pedro; I Juan; II Juan; III Juan; Judas o Apocalipsis

al decir que “toda Escritura es inspirada por Dios…”, eso es una herejía. Porque no está en la Biblia. Sin embargo, no significa que alguno de esos 66 libros no sea inspirado por Dios, que no sean palabra de Dios. El problema radica en creer que comprenden la total y única revelación de Dios, y en intentar defender esa idea con argumentos insostenibles y anti-bíblicos en sí mismos. Dios nos habla todos los días en todo momento y en todo lugar, una frase muy fácil de encontrar en muchas calcomanías cristianas, pero muy difícil de lograr que se pegue verdaderamente en nuestro corazón. Miramos, pero no vemos. Estamos convencidos de que el genio de la lámpara ahora tiene una nueva versión internacional, ya no es necesario frotar, con pronunciar los versículos adecuados una especie de magia eventualmente ocurrirá.

No es que la Biblia no sea la palabra de Dios.

Lo es.

No es que la Biblia no sea inspirada por Dios.

Lo es.

Pero no es el único recipiente de la voz divina.

Y sus autores no tienen la exclusividad del toque celestial.

Dios habló, habla y seguirá hablando. A través de Sócrates, del rey David, de Mateo y de Eduardo Galeano. De la historia de Adán y Eva, de la parábola de la moneda perdida y de una canción de U2.

Dios habla. Siempre.

Pero afirmar que sólo está limitado a 66 únicas maneras de hacerlo, sin duda, es totalmente una herejía.

¿Alguna vez has dicho que la Biblia dice que la Biblia es la palabra de Dios?

Yo también.

¿Ves? Todos somos herejes, de una u otra manera.



P.D.: Por cierto, ¿has notado que varias veces repetí los párrafos de Génesis; Éxodo; Levítico…? Bien, era una pequeña prueba/broma. Si te fijas con atención te darás cuenta de que, en el último de estos párrafos, luego del libro de Romanos, incluí las cartas súper apócrifas de I Don Ramón y II Don Ramón. Jajaja. Una tontería. Pero también una demostración de que muchas veces se nos escapan cosas que están justo enfrente nuestro. Muchas veces sólo miramos adonde creemos que se encuentra lo verdaderamente importante, y en el proceso nos perdemos pequeñas grandes sorpresas.

RSV

Dibujo: Jony López







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Jun 23, 2016
WTF: Vencedores Vencidos (Gnosticismo) Parte 3
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Entrega final de Vencedores Vencidos, sin lugar a dudas, de los cristianismos derrotados -mal llamados herejías- el gnosticismo es el más complejo, oscuro y difícil de explicar. Si es que pretendemos explicarlo evitando reduccionismos…

Intentaremos en esta última entrega dar una vista muy general a sus mitos, relatos y creencias.


¿Y Gnosticismo? Bueno, vamos. Último repaso…

Dijimos que es una categorización moderna a un fenómeno religioso transcultural y transtemporal que se origina muy posiblemente en el suelo judío de la diáspora.

O sea que, cuándo la atmósfera de ideas gnósticas (gnosis) se transforma en un sistema sólido de nociones religiosas dentro del cristianismo, se denomina gnosticismo. Y es este sistema el que afectó y sacudió violentamente, con sus novedosas y heterodoxas concepciones, a la teología del grupo mayoritario cristiano, sobre todo a partir de mediados del siglo II.[1]

Por eso mismo, si bien hay una característica que los distingue como gnósticos, que es la gnosis, es decir su manera de conocer, en aquellos tiempos hubo diversos grupos gnósticos. Tal es el caso de los gnósticos setianos, naasenos, cainitas, peratas, ofitas, basilidianos, valentinianos y saturlinianos, entre otros…

MITO DE LA DIVINIDAD

Creían en la existencia de Dios. Ese Dios es único, trascendente y vive en asilamiento total. Vive solo con su pensamiento.

Peeerooo… en algún momento “x” este Dios pensó en manifestarse y comunicarse. En consecuencia, con su pensamiento se proyecta en una serie de entidades divinas. Este proceso es por emanaciones y se da exclusivamente en parejas. Parejas que ellos llamarán “eones”.

Estos eones que son emanaciones y proyecciones de la divinidad conforman la plenitud de la divinidad, es decir, conforman el Pleroma. Pleroma en su jerga es eso: plenitud de la divinidad.

MITO DE LA CREACIÓN Y LA CAÍDA

Un mundo que es producto de la emanación y no de la creación directa…

Cuentan estas leyendas que al parecer un Eón de la última pareja que conformaba el pleroma -llamada sabiduría- no fue tan sabia, sino que por amor quiso conocer al padre desconocido, pero haciéndolo a espaldas de él…

Para esto recurrió a una suerte de auto procreación. A escondidas también, de su propia pareja eónica. Naciendo así otra entidad llamada Aschamot, que quiere decir incertidumbre…

Esta situación de pasiones a escondidas fue interpretada como rebeldía por el resto del Pleroma. Ocasionando que Sabiduría sea expulsada de aquella plenitud, lo que se conoce también como “la caída del pleroma”.

Luego de un proceso complejo (palabra que nos evita ir hacia la deriva) Sabiduría, mediante otro Eón, también emanado de ella, crea la materia.

Este Eón es conocido como el Demiurgo. (Demiurgo, sí el personaje de los mitos platónicos. Pero recuerda: esto no es platonismo ni neo platonismo, ¿OK? Gracias)

Así el mundo material es una suerte de emanación indirecta del Dios desconocido, ya que surge como consecuencia del error de uno de sus eones.

EL RELATO DE LA HUMANIDAD…

El Demiurgo, controlado por Sabiduría, aunque éste no lo sepa (Síp parece que Sabiduría todo lo hizo a escondidas…) es el responsable de crear a la materia y a los hombres.

El aspecto espiritual en el ser humano, chispa divina o centella, sería producto del esfuerzo de Sabiduría en el Demiurgo.

Es importante destacar que este aspecto espiritual es una parte del espíritu divino que el hombre posee a diferencia del Demiurgo y de sus ayudantes creadores que no lo tienen (sí, ayudantes… como que Sabiduría emanó de sí un gran equipo de colaboradores).

Por esto mismo, el Demiurgo y sus secuaces estarán siempre en oposición al hombre, a su posible salvación y luchando con su futuro redentor… (Ya suena casi evangelical ¿no?…).

Esa chispa divina sería la posibilidad de retorno que tienen los hombres al Pleroma (comunión en la plenitud de la divinidad).

Entonces, una de las artimañas del enemigo (Demiurgo) será crear cada vez más y más humanos. Para que, de este modo, aquella influencia de Sabiduría sea en ellos cada vez menor e imposible de realizar.


RELATO DE LA CLASES Y DESIGUALDAD SOCIAL

Ante la ausencia de equidad en la repartija de chispas divinas surgen tres clases de humanidad: Los que son meramente materiales, es decir, los que no reciben ninguna parte de la chispa divina, una segunda clase de humanidad que recibe de manera parcial esa chispa, recibiendo solo el aspecto psíquico o alma; y una última clase que recibe completamente tanto la influencia psíquica como la espiritual. Obviamente, los más privilegiados… divisiones que están impregnadas de la filosofía y cultura griega.

Entonces, la mejor parte y más auténtica de la humanidad es aquella clase humana que recibió esa chispa divina en su totalidad. Este aspecto divino, por lo tanto, se encuentra momentáneamente encerrado en la materialidad de la vida, en el cuerpo material del que estamos hechos.

No es su lugar, está ahí por un error, una falla indirecta. Por lo tanto, debe retornar a su lugar, porque su lugar está en… la patria celestial y no en… el mundo material.


MITO DEL SUPER CRISTO: REDENCIÓN

Aquel lejano y celeste Pleroma se apiada del aspecto espiritual aprisionado en el ser humano. Y, mediante una serie de gestiones celestes logra que el Dios desconocido autorice el envío de un Redentor, el Cristo de los gnósticos. Que en algunos grupos gnósticos no es humano, sino completamente espiritual.

¿Y Jesús? Jesús es humano, es un Eón material encargado de confundir al malvado Demiurgo para que en sus reiteradas oposiciones al Cristo Redentor no interfiera en su misión salvadora.

O sea, ese Cristo -Eón espiritual- desciende directamente del Pleroma para que mediante su revelación recuerde al hombre su identidad divina. Y así, gracias a una serie de revelaciones e instrucciones le enseña el camino de retorno…



MITO DEL FIN: ESCATOLOGÍA GNOSTICA (¿Escatología del fundamentalismo evangélico?)

El “pecado original” y sus secuelas…

Entonces, la clase carnal, obviamente perece y no alcanza ningún tipo de salvación. La segunda clase, los psíquicos, serían los cristianos vulgares que sí prestan atención a las enseñanzas y llevan una vida recta, logran una salvación parcial… quedando cerca del pleroma, pero no dentro de él.

Y, por último, los espirituales. Estos al morir ascienden –sin escalas- al Pleroma original… haciéndose uno con la divinidad en eterna adoración.

Obviamente, en los dos últimos casos, la parte carnal -el cuerpo- perece con la materia.

Mientras tanto en el salón de la justicia evangelical… digo, mientras tanto en la tierra gnóstica…

¿Qué pasaba con aquella clase más espiritual que el resto? Obvio, eran los especialistas en enseñar. Ya que recibían y comprendían mejor que nadie la gnosis y podían adoctrinar y guiar al resto.

Generando de este modo -conciencia de clase dominante-, una comunidad de selectos por sobre aquellos que no lograban acceder a ese tipo de sabiduría. Fomentando, además, una vertical y arbitraria relación de la divinidad con sus selectos ungidos. Pocos son los selectos, muchos los excluidos…

Hasta que llegue ese momento, toda la vida del gnóstico consistirá en profundizar en esa sabiduría que ha venido a traer el salvador. Todo su anhelo radicará en escaparse cuanto antes de esta vestidura carnal y lograr que su parte superior, el espíritu, retorne al pleroma para gozar allí de descanso y felicidad eternos.[2]

Así el hombre sigue siendo “victima” de una situación que le fue ajena desde el comienzo. Ya que al ser consecuencia de los deslices eónicos no es responsable de transformar su propia realidad. (O sea, como cuando la culpa la tiene siempre el diablo… bueno, algo de eso).

GNOSTICOS, NUEVO TESTAMENTO Y ACTUALIDAD

Si bien durante el primer siglo, los especialistas hablan de un pre-gnosticismo o de una gnosis cada vez más generalizada. Visualizar el fenómeno del gnosticismo, nos da varias pistas para comprender mejor el por qué de tanto lenguaje oscuro, místico y dualista que muchas veces encontramos en los textos de Juan y el corpus paulino.

El hecho de que Efesios remarque a Cristo como “aquella plenitud que todo lo llena en todo” no es un hecho aislado, ya que, para los gnósticos seguidores del movimiento de Jesús, era imposible que el Cristo de la fe fuera plenamente humano. Por eso el Eón Jesús (como contábamos más arriba) puede sufrir y morir, porque pertenece a esa clase humana menos espiritual. Por eso el Cristo de los gnósticos fue puramente incorpóreo y nunca padeció nada.

Una perlita, cuando Pablo habla del Diablo o enemigo en Colosenses y Efesios, posiblemente se refiere a ese Demiurgo del gnosticismo… ¡ups!

Fundamentalmente, será el cristianismo paulino el que luche contra las ideas gnósticas y luego de un laaargo tiempo, resulte vencedor.

Disputas que también se encuentran reflejadas en 1era. de Corintios, en las polémicas sobre la resurrección futura o no. O como cuando vemos en la misma carta los frecuentes contrastes (¿pedagógicos quizás?) entre cuerpo, mente y espíritu.



UNA LISTA ACTUALIZABLE DE PREGUNTAS

¿Cuántos rasgos gnósticos finalmente terminaron quedando en la historia del cristianismo?

¿Acaso no hay residuos gnósticos en los cristianismos que proponen vidas apartadas del mundo, ascéticas y monásticas?

Si la materia es mala y solo el espíritu es bueno ¿No habría que hacer lo que sea para “arrebatarle las almas al diablo”? ¿Aunque sea una desesperada oración de fe al último segundo de la vida?

¿Cuántas coincidencias podemos encontrar entre el Demiurgo y el Diablo de los evangélicos…?

¿Qué decir del rapto de los dispensacionalistas y el gnosticismo?

¿Qué pasa con aquellos líderes que se consideran más espirituales que el resto? ¿Qué pasa con ese Dios de un plan perfecto para una redención de algunos sí otros no?

¿Qué coincidencias podemos encontrar entre la rebeldía de la Sabiduría y esa teología minusválida que propone que el Diablo al querer ser como Dios cayó a la tierra y encima nos tentó?

¿Qué similitudes hay entre aquellos evangélicos que se creen la única voz autorizada de Dios para convencer de pecado a los vulgares de la humanidad?

¿Qué sucede con aquellas canciones que solo enfatizan más la divinidad que la humanidad del Cristo?



Yoe De simone





Marco teórico general

-La biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos. Francisco García Bazán. Editorial El hilo de Ariadna. Buenos Aires 2013

-El Gnosticismo: Esencia, origen y trayectoria. Francisco García Bazán. Editorial Guadalquivir, Buenos Aires 2009

-Guía para entender el Nuevo Testamento, Antonio Piñero, editorial Trotta, Madrid, 2006

-Los Cristianismos derrotados, Antonio Piñero, EDAF, Madrid, 2007

-Conferencia del Dr. Piñero

https://www.youtube.com/watch?v=yLvE23hZzVI



[1] Piñero, Los cristianismos derrotados Pág. 94-95

[2] Piñero Antonio, Los cristianismos derrotados. Pág. 106



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Jun 17, 2016

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