sábado, 30 de julio de 2016

Eusebio de Cesarea - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Eusebio de Cesarea




Eusebio de Cesarea.
Eusebio de Cesarea (c. 263 - 30 de mayo de 339,1 2 probablemente en Cesarea de Palestina), también conocido como Eusebius Pamphili (Eusebio Panfilio o lit., «Eusebio, amigo de Pánfilo»)
fue obispo de Cesarea y se le conoce como el padre de la historia de la
Iglesia porque sus escritos están entre los primeros relatos de la
historia del cristianismo primitivo. Su nombre está unido a una curiosa creencia sobre una supuesta correspondencia entre el rey de Edesa, Abgaro y Jesucristo. Eusebio habría encontrado las cartas, e inclusive las copió para su Historia eclesiástica.



Índice

Biografía

La fecha y el lugar exacto de su nacimiento son inciertos y se sabe poco de su juventud. Conoció al presbítero Doroteo en Antioquía y, probablemente, recibió de él instrucción exegética. En el año 296, estando en Palestina, vio a Constantino I, que visitaba la provincia con Diocleciano. Estuvo en Cesarea cuando Agapio era obispo del lugar. Se hizo amigo de Pánfilo, con quien estudió la Biblia, con la ayuda de la Hexapla de Orígenes y de los comentarios compilados por Pánfilo, en la tentativa de escribir una versión crítica del Antiguo Testamento.


En el año 307, Pánfilo fue encarcelado, pero Eusebio continuó el proyecto que con él había comenzado. El resultado fue una apología de Orígenes, terminada por Eusebio después de la muerte de Pánfilo, que fue enviada a los mártires en las minas de Faeno, en Egipto. Parece que, después se retiró hacia Tiro y más tarde hacia Egipto,
donde padeció la persecución por primera vez. La acusación de que
obtuvo su libertad sacrificando a los dioses paganos parece no tener
fundamento.


Se vuelve a mencionar a Eusebio como obispo de Cesarea. Sucedió a Agapio, después de 313,
aunque no se sabe la fecha exacta. Se sabe poco de los primeros tiempos
de su obispado. No obstante, con el inicio de la controversia del arrianismo, toma súbitamente un lugar destacado. Arrio
le pidió protección. Según una carta que Eusebio escribió a Alejandro
de Alejandría, es evidente que no negó refugió al presbítero exiliado.
Cuando el Primer Concilio de Nicea se reunió en el 325,
tuvo cierto protagonismo. No era un líder nato, ni tampoco un pensador
profundo, pero como hombre bastante instruido el autor y famoso Eusebio,
cayó en la gracia del emperador, y acabó por sobresalir entre los más
de 300 miembros que se reunieron en el Concilio. Tomó una posición
moderada en la controversia, y presentó el símbolo (credo) bautismal de
Cesarea que acabó por convertirse en la base del Credo de Nicea. Al
final del Concilio, Eusebio suscribió sus decretos.


La controversia arriana continuó a pesar de la realización del
Concilio y Eusebio se mantuvo involucrado en la cuestión. Por ejemplo,
entró en disputa con Eustaquio de Antioquía, que se oponía a la creciente aceptación de las teorías de Orígenes, y en especial porque éste había expuesto una exégesis
alegórica de las escrituras, lo que interpretaba como el origen
teológico del arrianismo. Eusebio, como admirador de Orígenes, fue
reprendido por Eustaquio, quien le acusó de alejarse de la fe de Nicea.
Eusebio respondió acusando a Eustaquio de seguir las ideas del sabelismo.
Eustaquio fue acusado, condenado y depuesto en un sínodo en Antioquía.
Gran parte del pueblo de Antioquía se rebeló en contra de esta decisión
eclesiástica, mientras que los que estaban en contra de Eustaquio
proponían que se nombrase a Eusebio como nuevo obispo. Éste por su
parte, rechazó la oferta.


Después que Eustaquio fue depuesto, sus seguidores se volvieron contra Atanasio de Alejandría, un oponente mucho más peligroso. En el 334, Atanasio fue conminado a comparecer frente a un sínodo en Cesarea, aunque no compareció. Al año siguiente, se convocó otro sínodo en Tiro, presidido por Eusebio. Atanasio, previendo el resultado, se dirigió a Constantinopla, donde presentó su causa al emperador. Constantino convocó a los obispos para su corte, entre los cuales estaba Eusebio. Atanasio fue condenado al exilio a finales del 335. En ese mismo sínodo, otro oponente fue atacado con éxito. Marcelo de Ancira hacía mucho que luchaba contra los eusebianos, protestando contra la rehabilitación de Arrio. Acusado de sabelianismo, fue depuesto en el 336. Constantino murió al año siguiente. Eusebio no le sobrevivió mucho tiempo. Murió (probablemente en Cesarea), en 340, o más tarde, siendo probable que haya muerto el 30 de mayo de 339.


Obras

De la extensa actividad literaria de Eusebio una parte relativamente
grande perduró. Aunque era considerado sospechoso de arrianismo, sus
escritos resultaban indispensables, debido a que Eusebio solía emplear
citas textuales de obras que no sobrevivieron a su época, como las de Hegesipo de Jerusalén.



Tablas de concordancia de los Evangelios, por Eusebio de Cesarea.
Las obras literarias de Eusebio reflejan el curso de su vida. Al
principio se dedicó a la crítica de los textos bíblicos, bajo la
influencia de Pánfilo y probablemente de Doroteo, de la escuela de
Antioquía. Con las persecuciones de Diocleciano y de Galerio,
dirigió su interés hacia los mártires (tanto los de su época, como los
anteriores). Ese interés lo llevó a escribir, prácticamente, una historia de la Iglesia
y, también una historia universal, que, según el punto de vista de
Eusebio, sería apenas la base para la historia eclesiástica. Nótese que
para Eusebio, la Iglesia aparece como el motor de la Historia de la
Humanidad.


Con las controversias arrianas, el interés de Eusebio pasó a las cuestiones dogmáticas.
La cristiandad era finalmente reconocida por el Estado. Eso trajo, no
obstante, nuevos problemas. Apologías diferentes de las anteriores se
volvían necesarias. Por fin, Eusebio, en su papel de teólogo de la corte
imperial, escribe panegíricos hiperbólicos
dedicados al emperador cristiano. A todas estas actividades, ha de
acrecentar muchos otros textos de naturaleza diversa, en la que resalta
su correspondencia, más allá de trabajos exegéticos donde se incluyen
comentarios y tratados sobre arqueología bíblica que se extienden
durante todo el período de su vida literaria, dando fe de aquello por lo
que Eusebio vendría a ser reconocido por casi todos, independientemente
de la opinión teológica que profesasen: su larga erudición.


Obras que versan la crítica bíblica

Pánfilo
y Eusebio se ocuparon juntos de la lectura crítica de las Escrituras
tal como eran presentadas en la versión de la Biblia llamada la Septuaginta.
Se dedicaron al estudio del Antiguo Testamento y especialmente el Nuevo
Testamento. Efectivamente, parece que uno de los manuscritos de la
Septuaginta preparado por Orígenes, habría sido trabajado y revisado por los dos según San Jerónimo.


Para facilitar la búsqueda de los textos evangélicos, Eusebio dividió
la versión de las Escrituras que tenía en su poder en párrafos que
remetían en una tabla sinóptica, para así encontrar los versículos que
se referían mutuamente.


La Crónica

Las dos grandes obras históricas de Eusébio son la Crónica y La Historia de la Iglesia. La primera (en griego, Pantodape historia, o sea, Historia Universal) está dividida en dos partes. La primera parte (en griego: Chronographia, o sea Anales
o cronología) pretende ser un compendio de historia universal,
organizada según las diversas naciones, recogiendo las fuentes
históricas que Eusebio pesquisó arduamente. La segunda parte (en griego,
Chronikoi kanones, o sea, Cánones cronológicos)
intenta establecer sincronismos de los documentos históricos en
columnas paralelas. Es uno de los ejemplos más antiguos de lo que es
frecuente, hoy en día, en las obras de referencia, como enciclopedias,
donde las tablas cronológicas son un instrumento de trabajo y consulta.


El trabajo original, completo, está perdido. Pudo, sin embargo, ser reconstruido a partir de los extractos copiados (epítomes), con incansable diligencia, por los cronólogos de la escuela bizantina, especialmente Jorge Sincelo, el Monje. Las tablas cronológicas de la segunda parte fueron preservadas totalmente en una traducción hecha por San Jerónimo,
y las dos partes existen también en una traducción en armenio, aunque
su valor es discutible debido a las alteraciones respecto al original
que podrían haber sido hechas por los traductores. La Crónica, tal como la conocemos, se extiende hasta el año 325 y fue escrita antes de la Historia de la Iglesia.


La Historia de la Iglesia

En su Historia de la Iglesia o Historia Eclesiástica (en griego, Θεοφάνεια, lit. Manifestación (o visión) de Dios),
Eusebio trató, de acuerdo con sus propias palabras, (I, i.1), de
presentar la historia de la Iglesia desde los apóstoles (historia
conocida como "Hechos de los Apóstoles") hasta sus días, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:


  1. la sucesión de los obispos en los sínodos principales;
  2. la historia de los Doctores de la Iglesia;
  3. la historia de las herejías;
  4. la historia de los judíos;
  5. las relaciones con los paganos;
  6. el martirologio.
Agrupó su material de acuerdo con los reinados de los emperadores,
presentándolo tal como lo encontró en sus fuentes. El contenido
consistía en:


Tal como se conserva, la obra se concluyó antes de la muerte de Crispo, en julio del 326, y desde el Libro X que se dedicaba a Paulino de Tiro que murió antes del 325, al final del 323 o en el 324.
Este trabajo es realmente impresionante para la investigación que
exigía y debió haberle ocupado por varios años. Su martirologio fue uno
de los estudios preparatorios para su obra.


La autenticidad de la Historia de la Iglesia de Eusebio no ha
sido cuestionada. Los descubrimientos recientes van revelando la forma
responsable, cuidada e inteligente en que las bibliotecas de Cesarea y
Jerusalén eran administradas.


En uno de los pasajes de su obra, Eusebio declara que las calamidades
sufridas por el pueblo judío se debían al papel que éstos jugaron en la
muerte de Jesús. Este pasaje ha sido usado a lo largo de la historia,
para atacar tanto a judíos como a cristianos:


desde ese tiempo que las rebeliones, guerras y conspiraciones dañosas
los siguió, a cada uno, en rápida sucesión, incesantemente, en la
ciudades, en toda Judea,
hasta que el sitio de Vespasiano los aplastó. Fue así que la venganza
divina se cumplió para con los judíos por los crímenes que osaron
perpetrar contra Cristo.


Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia:
Libro II, Capítulo 6: «Las desventuras que sucedieron a los judíos
después de la injuria cometida contra Cristo». (Ver enlace original de
CBN.org en la bibliografía).

Obras históricas menores

Antes de compilar su historia de la Iglesia, Eusebio trabajó en el
martirologio del período primitivo y una biografía de Pánfilo. El
martirologio no fue conservado en su totalidad, aunque se conserva todas
sus partes. Contiene:

(1) una epístola de la congregación de Esmirna concerniente el martirio de Policarpo
(2) el martirio de Pionio;
(3) los martirios de Carpo, Papilo y Agatónica;
(4) el martirologio de las congregaciones de Vienne y Lyon (actual Francia);
(5) el martirio de Apolonio.
De la vida de Pánfilo sobrevive apenas un fragmento. Una obra sobre los mártires de Palestina fue hecho después del 311.
Un gran número de fragmentos se encuentran diseminados por varios
catálogos de leyendas, todavía por compilar. La vida de Constantino fue
compilada después de la muerte del emperador y la elección de su hijo
como uno de los augustos (co-emperadores romanos) en el 337.
Es más un panegírico, repleto de retórica, que una biografía, aunque
tiene un gran valor histórico por los documentos que incorpora.


Apologías y obras dogmáticas

Entre las obras de carácter apologético o dogmático pertenecen:

(1) La "Apología de Orígenes", cuyos primeros cinco libros pudieron haber sido escritos al oír Pánfilo, en la prisión, asistido por Eusebio, según las palabras de Focio. Eusebio escribió el sexto libro después de la muerte de Pánfilo. Existe actualmente una traducción en latín del primer libro, hecha por Rufino.
(2) Un tratado contra Hiérocles de Alejandría (gobernador romano y filósofo neoplatónico), en el cual Eusebio rebatió la glorificación de Apolonio de Tiana hecha por Hiérocles. El trabajo se llamaba "Discurso de Amor a la Verdad" (en griego, Philalethes logos);
(3) y (4) dos obras importantes, relacionadas la una con la otra, conocidas por los nombres en latín Praeparatio evangelica y Demonstratio evangelica, la primera trata de demostrar la excelencia del cristianismo sobre todas las religiones y filosofías paganas. La Demonstratio consistía originalmente de veinte libros de los cuales han sido preservados diez completamente, además de un fragmento del décimo-quinto libro. Eusebio consideraba su obra como una introducción a la cristiandad para los paganos. El trabajo fue completado probablemente antes del 311.
(5) en otro texto, con origen en el período de las persecuciones, entitulado "Extractos Proféticos" (Eklogai prophetikai), discute en cuatro libros los textos mesiánicos de las Escrituras.
(6) el tratado "De la Manifestación Divina" (Peri theophaneias), , escrito ya posteriormente a estos, trata de la encarnación del Logos Divino, siendo, en varios aspectos, idéntico a su Demonstratio evangelica. De esta obra sólo quedan fragmentos.
(7) el polémico tratado "Contra Marcelo", escrito alrededor del 337;
(8) un suplemento al trabajo anterior, intitulado "De la Teología de la Iglesia", donde defiende la doctrina nicena del Logos, contra el partido de Atanasio.
Un gran número de escritos que pertenecen a esta categoría, están completamente perdidos hasta la fecha.


Obras exegéticas y otras

De las obras exegéticas de Eusebio no nos llegó nada en su forma
original. Los llamados "comentarios" se basaban en manuscritos
posteriores copiados de esa serie de escritos. Una obra más completa, de
naturaleza exegética, preservado apenas en fragmentos, se intitula
"Sobre las Diferencias de los Evangelios" y fue escrito con el deseo de
armonizar las contradicciones en los relatos de los diferentes
evangelistas. Fue también con propósitos exegéticos que Eusebio escribió
sus tratados de arqueología bíblica:

(1) una obra sobre los equivalentes en griego de los nombres de familia hebreos.
(2) una descripción de la antigua Judea, con una relación de la distribución de las diez tribus.
(3) un plano de Jerusalén y del Templo de Salomón.
Estos tres tratados están perdidos. Una obra intitulada "Sobre los
Nombres de los Lugares en las Sagradas Escrituras" sobrevivió hasta
nuestros días.


Aun así, se debe hacer mención de los discursos y sermones, algunos
de los cuales han sido preservados hasta hoy día, como es el ejemplo de
un sermón para la congregación de la iglesia de Tiro, y un discurso para
el trigésimo aniversario del reinado de Constantino I 336. De las cartas de Eusebio, quedan apenas algunos fragmentos.


Comentarios concernientes a Eusebio

Su doctrina

Del punto de vista dogmático, Eusebio se apoya totalmente en
Orígenes. Tal como este teólogo, partió de la idea fundamental de la
soberanía absoluta (monarquía) de Dios. Dios es la causa de todos
los seres. Pero no es, meramente, una causa; en Él, todo lo bueno está
incluido; de Él, toda la Vida se origina; y es el origen de toda Virtud.
Es el Dios Supremo, al cual, Cristo está sujeto como Dios segundo
(secundario). Dios envió a Cristo al mundo para que éste participase de
las gracias incluidas en la esencia divina. Cristo es la única criatura
realmente buena, poseyendo la imagen de Dios, y siendo un rayo de luz
eterna; esta comparación con el rayo de luz es, no obstante, de tal
forma limitada que Eusebio necesita, enfatizar expresamente la
auto-existencia de Jesús.


Eusebio trata, así, de enfatizar la diferencia de las Personas de la
Trinidad, manteniendo la subordinación de Jesús a Dios (Eusebio nunca
aplica a Jesús el término theos) porque, según él, todo lo que está defendido por otra parte es sospechado de politeísmo o de sabelismo.
Cree que Jesús es una criatura de Dios cuya generación (creación)
ocurrió antes del Tiempo. Jesús es, por su actividad, el órgano de Dios,
el creador de la vida, el principio de todas las revelaciones divinas,
que, en su carácter absoluto está entronizado sobre toda la creación.
Este Logos Divino asumió un cuerpo humano sin que su ser fuese en
ninguna manera alterado. La relación del Espíritu Santo con la Santísima Trinidad es explicada por Eusebio en términos similares a relación entre el Padre y el Hijo.
Nada de lo que es presentado en esta doctrina es original de Eusebio,
remitiendo casi todo al sistema teológico de Orígenes. La falta de
originalidad de Eusebio se revela en el hecho de que nunca presentó sus
propias ideas de forma sistemática.


Excelencia y limitaciones

En su época fue justamente considerado como el más instruido de sus contemporáneos. Una lista de los documentos que usó para su Historia de la Iglesia
bastaría para percibir la magnitud del trabajo hecho para organizar y
analizar todo ese acervo de material. No obstante, el conocimiento de
Eusebio no se puede comparar con el de Orígenes. Este último fue un
espíritu productivo, mientras que Eusebio fue un compilador de escritos.
Eusebio se distingue, no obstante, por el cuidado con el que elaboró su
obra. Un hombre como él, sin duda alguna, se encontraba en una época
cuando las naciones bárbaras
comenzaron a invadir en masa a la Iglesia. En el período que siguió,
nadie lo suplantó en erudición. Los historiógrafos eclesiásticos fueron
capaces de copiarlo, pero no superaron su puesto.


Edward Gibbon, historiador que abordó las causas de la caída del Imperio Romano, señaló que la actitud de Eusebio de Cesarea al redactar su Historia Eclesiástica no era la de un historiador (tal y como se concibe este oficio en términos modernos), sino la de un panegirista que, voluntariamente, excluye todos los aspectos que pudieran desacreditar a la Iglesia y sólo narra los positivos.3


Véase también

Notas

Este artículo fue traducido del artículo portugués de Wikipedia, que a su vez se basa en un artículo de la Wikipedia en inglés que fue escrito basándose en el artículo de la Schaff-Herzog Encyclopedia of Religion. Se han hecho modificaciones adaptadas al lector hispanohablante de Wikipedia en español.

Referencias


  • Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiástica, 2010, p. X y XXIX.

    1. Kuhn, Alvin Boyd: Who Is This King of Glory?: A Critical Study of the Christos-Messiah Tradition. San Diego (California): Book Tree, 2007; pág. 139.

    Bibliografía

    Enlaces externos

    Menú de navegación


  • Sotomayor
    Manuel y Fernández Urbiña Manuel (coord.). Historia del cristianismo:
    I. El mundo antiguo. España, Editorial Trotta-Universidad de Granada, 2a
    2005, p. 366.


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