sábado, 4 de febrero de 2017

Protestantismo - Enciclopedia Católica

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Sábado, 4 de febrero de 2017

Protestantismo

Lutero.jpg
El tema se tratara bajo las siguientes secciones:


Contenido

ORIGEN DEL NOMBRE

La Dieta del Sacro Imperio reunida en Espira en abril de 1529
resolvió que según el decreto promulgado en la Dieta de Worms (1524) las
comunidades en las que ya se había establecido la nueva religión y que
no podía ser alterada sin grandes dificultades, eran libres de
mantenerla, pero hasta la reunión del concilio no debían introducir más
innovaciones en la religión y no debían prohibir la Misa o poner
impedimentos a los católicos para asistir a ella.


Contra este decreto y especialmente contra el último artículo,
los seguidores del nuevo Evangelio – el Elector Federico de Sajonia, el
Landgrave de Hesse, el Margrave Albert de Brandenburgo, el duque de
Lüneburg, el príncipe de Anhalt, junto con los diputados de 14 de las
ciudades imperiales libres – presentaron una protesta solemne como
injusto e impío. El significado de la protesta era que los que disentían
no iban a tolerar el catolicismo dentro de sus fronteras. Por ello
fueron llamados Protestantes.


Con el paso del tiempo la connotación original de “no tolerancia
para con los católicos”, se perdió y el término se aplica y es aceptado
por los miembros de las iglesias occidentales y secta que en el siglo
XVI fueron organizadas por los Reformadores en oposición directa a la
Iglesia Católica. Un mismo hombre puede llamarse Protestante y
Reformado: el término Protestante pone mayor acento en el antagonismo a
Roma; el término Reformado enfatiza la adhesión a cualquiera de los
Reformadores.
Donde prevalece la indiferencia religiosa, muchos dicen que son
protestantes, simplemente para indicar que no son católicos. Es ese
sentido vago y negativo la palabra está en la nueva fórmula de la
Declaración de Fe hecha por el rey de Inglaterra en su coronación:
“Declaro que soy un fiel Protestante ("I declare that I am a faithful
Protestant"). Durante los debates en el parlamento se observó que la
fórmula propuesta excluía en efecto a los católicos c del trono,
mientras que no comprometía al rey con credo particular, puesto que
nadie sabe cual es o ha de ser el credo de un protestante fiel


PRINCIPIOS CARACTERISTICOS PROTESTANTES

Por más que el credo de los protestantes individuales sea vago e
indefinido, descansa, sin embargo, en unas reglas standard, o
principios, que se basan en las Fuentes de la Fe, los medios de
justificación y la constitución de la Iglesia. Un reconocido autor
protestante, Philip Schaff (en "The New Schaff-Herzog Encyclopedia of
Religious Knowledge", art. Reformation), resume los principios del
Protetantismo con las palabras siguientes:


El Protestante va directamente a la Palabra de Dios para buscar
instrucciones y al trono de gracia en sus devociones, mientras que un
católico romano consulta las enseñanzas e si iglesia y prefiere ofrecer
sus oraciones a través de la Virgen maría y de los santos.
De este principio general de libertad evangélica, y de relación directa
del creyente con Cristo, proceden las tres principales doctrinas del
Protestantismo -- l absoluta supremacía de (1) La Palabra, y de (2) la
gracia de Cristo y (3) el sacerdocio universal de los creyentes…




1. Sola Scriptura (Solo la Escritura)


El primer objetivo o principio (formal) proclama que las
Escrituras canónicas, especialmente el Nuevo Testamento, son la única
fuente infalible y regla de fe y práctica y afirma el derecho a la
interpretación privada de la misma, para distinguirse del punto de vista
católico, que declara que la Biblia y la Tradición son fuentes
coordinadas y reglas de fe y hace de la Tradición, especialmente los
decretos de los papas y de los concilios el único intérprete legítimo e
infalible de la Biblia.
En esta línea Chillingworth expresó este principio de la Reforma en la
bien conocida fórmula: “La Biblia, toda la Biblia y nada más que la
Biblia, es la religión de los protestantes”. Sin embargo, el
Protestantismo no desprecia o rechaza en absoluto la autoridad de la
iglesia en cuanto tal, sino que la subordina a ella y mide su valor por
la Biblia y cree en una interpretación progresiva de la Biblia a través
la expansión y profundización de la consciencia de la Cristiandad. De
ahí que, teniendo sus propios símbolos o estándares de doctrina publica,
retuvo todos los artículos de los antiguos credos y una gran cantidad
tradición disciplinaria y ritual y sólo rechazó las doctrinas y
ceremonias para las que no había una clara justificación en la Biblia y
que parecían contradecir su letra o espíritu.
Las ramas Calvinistas del Protestantismo fueron más allá que los
luteranos y anglicanos en su antagonismo a las tradiciones recibidas,
pero todos unidos en el rechazo de la autoridad del papa.


Melanchthon estuvo durante un tiempo a punto de aceptar ésta,
pero sólo jure humano, o una supervisión limitada de la iglesia, la
meritoriedad de las buenas obras, las indulgencias , el culto a la
Virgen, santos y reliquias, los sacramentos ( distintos del bautismo y
la eucaristía) el dogma de la transubstanciación y el sacrifico de la
Misa, el purgatorio y la oraciones por los muertos, la confesión
auricular, el celibato del clero, el sistema monástico y el uso del
latín en el culto público, sustituido por las lenguas vernáculas.


2. Sola Fide ("Sólo la Fe")


El principio subjetivo de la Reforma es la justificación sólo por
la fe o, mejor, por la gracia libre a través de la fe operativa en las
buenas obras. Hace referencia a la apropiación personal de la salvación
cristiana y apunta a glorificar a Cristo declarando que el pecador esta
justificado ante Dios (i.e. libre de culpa y declarado justo) solamente
sobre la base de los meritos totalmente suficientes de Cristo tal cual
los aprehende la fe viviente, en oposición a la teoría - que entonces
prevalecía, y sustancialmente sancionada por el concilio de Trento – que
hace de fe y las buenas obras la fuente compartida de justificación ,
poniendo el acento sobre las obras. El protestantismo no desprecia las
obras pero niega su valor como fuente o condición de la justificación e
insiste en ellas como frutos necesarios de la fe y prueba de la
justificación.


3. Sacerdocio universal de los creyentes


El sacerdocio universal de los creyentes implica el derecho y el
deber de los laicos cristianos no solo de leer la Biblia en las
versiones vernaculares, sino también de tomar parte en el gobierno y en
todos los asuntos públicos de la Iglesia. Se opone al sistema jerárquico
que pone la esencia y autoridad de la iglesia en el sacerdocio
exclusivo y hace que los sacerdotes ordenados sean los mediadores
necesarios entre Dios y el pueblo”. Ver Schaff “El Principio del
protestantismo alemán e inglés. (1845)


DISCUSION DE LOS TRES PRINCIPALES PRINCIPIOS DEL PROTESTANTISMO

Supremacía de Biblia (Sola Scriptura)

La creencia en la Biblia como única fuente de la fe es histórica,
ilógica, fatal para la virtud de la fe y destructiva de la unidad.


Es ahistórica. Nadie niega el hecho de que Cristo y los Apóstoles
fundaron la Iglesia predicando e imponiendo la fe de sus doctrinas.
Ningún libro había dicho hasta entonces la divinidad de Cristo, el valor
redentor de su pasión o de subvenida a juzgar al mundo; estas y otras
revelaciones similares tenían que ser creídas en el mundo de los
Apóstolos que eran, como mostraban con sus poderes, mensajeros de Dios. Y
los que recibían su palabra lo hacían solamente por su autoridad.
Puesto que la sumisión de su mente era durante la vida de los Apóstoles
la única muestra de la fe, no había lugar, en absoluto, para lo que
ahora se llama juicio privado. Esto está muy claro por las palabras de
la Escritura: “De ahí que no cesemos de dar gracias a Dios, porque al
recibir la palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis no como
palabra de hombre, sino como palabra de Dios cual es en verdad” ( Tes.
2:13) . La palabra oída se recibe a través de un maestro humano y se
cree por la autoridad de Dios, que es el primer autor (cf. Rom. 10:17).
Pero si en el tiempo de los Apóstoles la fe consistía en el sometimiento
a la enseñanza autorizada, también es así hoy, porque la esencia de las
cosas nunca cambia y los fundamentos de la del Iglesia y de nuestra
salvación son inamovibles.


Y es ilógico basar la fe sobre la interpretación privada de un
libro, porque la fe consiste en someterse y las interpretaciones
privadas consisten en juzgar. En la fe por el oído la última palabra se
apoya en el maestro, en el juicio privado se apoya en el lector, que
somete el texto muerto de le escritura a una forma de examen post-mortem
y emite un veredicto sin apelación: él cree en si mismo más que en una
autoridad más alta; y esa confianza en propia iluminación no es fe. El
juicio privado es fatal para la virtud teológica de la fe. John Henry
Newman dice:” Pienso que puede asumir que esta virtud, ejercida por los
primeros cristianos, es completamente desconocida entre los protestantes
hoy o, al menos, si aun quedan ejemplos de ella, se ejercita hacia
aquellos, quiero decir los maestros y adivinos que expresamente dicen
que no son objetos de ella y que exhortan a su gente a juzgar por si
mismos” (“Discourses to Mixed Congregations", Faith and Private
Judgment).


Y como prueba aduce la inestabilidad de la llamada fe
protestante: “Son como niños zarandeados aquí y allá y arrastrados por
cualquier tormenta de doctrina. Si tuvieran fe no cambiarían. Miran la
simple fe de los católicos cono si fuera indigna de la naturaleza
humana, y sin crítica y tonta.” Pero sobre esa simple y obediente fe se
construyó la iglesia y se mantiene firme y unida hoy”. Donde falta la
confianza absoluta en la palabra de Dios, proclamada por sus embajadores
acreditados, es decir donde no hay virtud de la fe, no puede haber
unidad de la Iglesia. Es razonable y la historia protestante lo
confirma. Las “infelices divisiones”, no sólo entre secta y secta sino
hasta dentro de la misma secta se han convertido en lo norma y
corriente. Se debe al orgullo del intelecto privado y solo se cura con
una humilde sumisión a la autoridad Divina


Justificación por la Fe Solamente (Sola Fide)

Ver el artículo separado JUSTIFICACION.


Sacerdocio universal de todos los creyentes

El “sacerdocio universal de los creyentes” es una ilusión querida que
va bien con todas las doctrinas del protestantismo ya que cada hombre
es su propio y supremo maestro y es capaz de justificarse a si mismo por
un fácil acto de fe, no hay necesidad de otros maestros ordenados ni
ministros del sacrificio y de los sacramentos, Los mismos sacramentos,
de hecho, son superfluos. La abolición del los sacerdotes, sacrificios y
sacramentos es la consecuencia lógica de las falsas premisas, i.e., el
derecho al juicio privado y la justificación por la sola fe, y es por
consiguiente tan ilusorio como ellos. Más aún, es contrario a la
Escritura a la tradición y a la razón. La postura protestante es que el
clero era originalmente representante del pueblo y derivaba todo el
peder de él, y que lo que hace el clero es mantener por cuestión de
orden y conveniencia lo que los laicos podrían también hacer. Pero la
Escritora habla de obispos, sacerdotes, diáconos como investidos con
poderes espirituales no poseídos por la comunidad en si y transmitidos
por un signo externo, la imposición de manos, creando así un orden
separado, una jerarquía. La Escritura muestra a la Iglesia que empieza
con un sacerdocio ordenado como su elemento central. La historia
igualmente muestra este sacerdocio que vive en una sucesión
ininterrumpida hasta el presente en oriente y occidente, hasta en las
iglesias separadas de Roma. Y la razón requiere una institución así: una
sociedad que se confiesa establecida para continuar la obra salvífica
de Cristo debe poseer y perpetuar Su poder salvífico, debe tener un
orden comisionado por Cristo que enseñe y administre, de la misma forma
que Cristo fue comisionado por Dios: “ Como el Padre me ha enviado yo os
envío a vosotros (Juan 20:21). Las sectas que son como sombras de las
Iglesias crecen y decrecen con los poderes sacerdotales que
subconscientemente o instintivamente atribuyen a sus pastores,
ancianos, ministros, predicadores y otros líderes.


EL CRITERIO PRIVADO EN LA PRACTICA

A primera vista parece que el juicio privado como regla de fe
disuelve enseguida todo credo y confesión en opiniones individuales
haciendo así imposible ninguna vida de iglesia basada en una fe común.
Porque quot capita tot sensus: no hay dos hombres que piensen
exactamente lo mismo en cualquier tema. Sin embargo el hecho es que la
iglesias protestantes han vivido durante varios siglos y han moldeado
el carácter no sólo de los individuos sino también de naciones; millones
de de almas han encontrado y encuentran en ellos el alimento
espiritual que satisface su deseos espirituales; su actividad caritativa
y misionera cubre amplios campos en sus países y en el extranjero. La
aparente incongruencia no existe en la realidad, porque al libre examen
individual no se le permite nunca y en ningún sitio total libertad en
la formación de las religiones. La Biblia abierta y la mente abierta en
su interpretación, son más bien una excusa para atraer a las masas,
fomentando su orgullo y engañando a su ignorancia, que un principio de
fe eficaz. La primera limitación impuesta a la aplicación del libre
examen individual está en la incapacidad de la mayoría de los hombres de
juzgar por si mismos en cuestiones que está más allá de sus necesidades
físicas. ¿Cuántos cristianos se hacen gracias a las toneladas de
biblias que reparten los misioneros a los paganos? ¿Qué clase de
religión sacaría hasta un hombre culto si no tuviera otra cosa que su
cerebro y su libro para guiarle?


La segunda limitación surge del entorno y sus prejuicios. El
derecho asumido del libre examen individualmente no se ejerce hasta que
la mente está provista de ideas y nociones proporcionadas por la familia
y la comunidad, entre las cuales sobresalen las concepciones normales
sobre los dogmas religiosos y las obligaciones. Se dice de la gente que
son católicos, protestantes, mahometanos, paganos “de nacimiento”,
porque el ambiente en el que han nacido les proporciones
invariablemente la religión local mucho antes de que sean capaces de
juzgar y elegir por si mismos. Y la firmeza con que se asientan en las
mentes estos conocimientos iniciales se ilustra muy bien por los pocos
cambios que se dan a lo largo de la vida. Las conversiones de una fe a
otra son comparativamente raras. El número de convertidos en cualquier
denominación comparado con el número firmes y fieles seguidores
representan cantidades negligibles. Hasta allí donde el libre examen
individual ha llevado a la convicción de que otra religión es preferible
a la que uno profesa, no siempre se da la conversión. El convertido,
junto y más allá de su conocimiento, ha de tener suficiente fuerza de
voluntad para romper con antiguas asociaciones, viejos amigos, antiguos
hábitos y enfrentarse a las incertidumbres de la vida en un nuevo
ambiente. Su sentido del deber, en muchos casos, debe ser heroico.


Una tercera limitación al ejercicio del libre examen individual
es la autoridad de la iglesia y del Estado. Los reformadores sacaron
mucho provecho de su emancipación de la autoridad papal, pero no
mostraron inclinación alguna a permitir a sus seguidores la misma
libertad. Lutero, Zwinglio, Calvino y Knox fueron tan intolerantes del
libre examen individual cuando iba contra sus propias opiniones como
cualquier papa de Roma con la herejía. Por todas partes se distribuyeron
confesiones de fe, símbolos y catecismos e invariablemente eran
apoyados por el poder secular. De hecho, el poder civil en las distintas
partes de Alemania, Inglaterra y Escocia y en todas partes tiene mucho
más que ver con el moldeado de las denominaciones religiosas que el
libre examen individual y la justificación por la sola fe. Los
gobernantes eran guiados por consideraciones políticas y materiales en
su adhesión a las distintas formas particulares de fe e impusieron el
derecho de imponer su propia elección a sus súbditos, sin tener en
cuanta las opiniones individuales: cujus regio hujus religio.


Estas consideraciones muestran que el primer principio
protestante, el libre examen individual, nunca tuvo influencia en las
masas protestantes. Su influencia se limita a unos pocos líderes del
movimiento, a los hombres con la marca de un fuerte carácter que fueron
capaces de formas sectas separadas. Ellos rechazaron la autoridad de la
Vieja Iglesia, pero pronto la transfirieron a sus propias personas e
instituciones y también a veces a los príncipes seculares. La forma
inmisericorde con que fue ejercida la nueva autoridad es ya una cuestión
histórica Más aun, con el curso de los tiempos, el libre examen se ha
convertido en un librepensamiento sin ataduras, Racionalismo, Modernismo
que campan por las universidades, sociedades culturales y la Prensa.


Las semilla ‘plantada por Lutero y los otros reformadores no echó
raíces o enseguida murió entre las masas semieducadas que aún se
agarran a la autoridad o fueron coaccionadas por el brazo secular, pero
florecieron y produjeron su fruto completo en las escuelas y entre
las filas de la sociedad que alimentaba su vida intelectual de esa
fuente. La Prensa moderna hace esfuerzos infinitos para difundir el
libre examen y sus últimos resultados al público lector.
Hay que notar que los primeros protestantes, sin excepción, pretendían
ser la verdadera Iglesia fundad por Cristo y todos retuvieron e Credo de
los Apóstoles con el articulo “Creo en la Iglesia católica”.


El hecho de su origen y entorno católicos es la razón de sus
buenas intenciones y su confesión de fe a la que se sometían. Pero tales
confesiones, si es que hay algo de verdad en el aserto de que el libre
examen individual y la Biblia abierta son las únicas fuentes de la fe
protestante, son directamente antagónicas del espíritu protestante. Esto
lo reconocen, entre otros, J. H. Blunt, que escribe:” La mera
existencia de tal confesión de fe como obligatoria para todos o algunos
de los miembros de la comunidad cristiana es inconsistente con los
grandes principios en los que los grupos protestantes justifican su
separación de la iglesia, el derecho al libre examen individual. ¿No
tiene ningún miembro un justo derecho a criticarlos y rechazarlos como
sus predecesores tuvieron el derecho de rechazar el credo católico o los
cánones de los concilios generales? Parecen violar otra importante
doctrina de los reformadores, la suficiencia de la Escritura sola para
la salvación. Si la Biblia sola es suficiente, ¿qué necesidad hay de
añadir artículos?


Y si se replica que no hay adiciones, sino meras explicaciones,
más o menos distintas unas de otras según las distintas sectas del
protestantismo, ¿quién decidirá cual es la verdadera? Su finalidad
confesada es asegurar la uniformidad , la experiencia de estos siglos
ha demostrado lo que puno no haber sido previsto por sus originadotes,
que han tenido un resultado diametralmente opuesto y han producido no
unión sino diversidad “ (Dict. of Sects, Heresies, etc.", Londres,
1886; Protestant Confessions of Faith). Uniendo libre examen a la
Biblia, los Reformadores comenzaron una religión de libro i.e., una
religión de la que, teóricamente, la norma de fe y conducta se contiene
en un documento escrito, sin un método, sin una autoridad, sin un
intérprete autorizado. La colección de libros llamados “la Biblia” no es
un código metódico de fe y moral; si se separa de la corriente de la
Tradición de confirma su inspiración divina, no tiene una autoridad
especial y , en manos de intérpretes individuales se retuerce con
facilidad su significado para que encaje en la mente privada. Nuestras
leyes modernas, elaboradas por mentes modernas para laS necesidades
modernas, son oscurecidas y separadas diariamente de su finalidad por
alegaciones interesadas: los jueces son completamente necesarios para su
interpretación y aplicación y a no ser que afirmemos que la religión
es un asunto de interés privado personal, que los grupos religiosos o
iglesias son superfluos, debemos admitir que los jueces de la fe y de
las costumbres son tan necesarios como los jueces de la ley civil lo son
para el Estado. E esa es otra razón por la que el libre examen, aunque
se sostiene en teoría, no se ha llevado a la práctica. De hecho todas
las denominaciones protestantes están bajo unas autoridades
constituidas, llámeseles sacerdotes, presbíteros, ancianos, ministros,
pastores o presidentes.


A Pesar de la contradicción entre la libertad que proclaman y la
obediencia que exigen a causado que su imposición haya llegado a ser
tiránica, especialmente en las comunidades calvinistas. Así, en los
siglos XVII y XVIII no había país alguno más dirigido por los sacerdotes
en todo el mundo que la presbiteriana Escocia. Una religión del libro
tiene además otros inconvenientes. Sus devotos pueden extraer de ella
devoción solamente como los adoradores de fetiches la extraen de sus
ídolos, es decir, creyendo firmemente en su espíritu escondido. Si se
elimina la creencia en la inspiración divina de los sangrados libros, lo
que queda puede ser visto simplemente como un documento humano de
ilusión religiosa o hasta un fraude. Ahora, en el curso de los siglos,
el libre examen privado ha conseguido un éxito parcial en eliminar el
espíritu de la Biblia, dejando en ella poco más que la letra, para que
los buenos y malos críticos discutan sin ninguna ventaja espiritual.


JUSTIFICACION POR LA SOLA FE EN LA PRACTICA

Este principio tiene que ver en la conducta, contrariamente el libre
examen, que tiene que ver con la fe. No está sujeto a las mismas
limitaciones, ya que su aplicación práctica requiere menos capacidad
mental, su funcionamiento no puede ser verificado por nadie, es
estrictamente personal e interno, escapando así a los conflictos
violentos con la comunidad o el Estado que podría llevar a la represión.
Por otra parte, así como evade la coerción, se presta a aplicaciones
prácticas en cada paso de la vida del hombre y favorece la inclinación
del hombre al mal haciendo la llamada “conversión “ridículamente fácil,
siendo manifiesta su influencia funesta en la moral. Si se añade a la
justificación por l a sola fe la doctrina de la predestinación al cielo o
al infierno al margen de las acciones del hombre, la esclavitud de la
voluntad humana parece inconcebible que ninguna buena acción pueda
resultar de tales creencias. Históricamente, la moralidad pública se
deterioró inmediatamente hasta un terrible nivel allí donde el
protestantismo se introducía. Sin mencionar los robos de los bienes de
las iglesias, el brutal tratamiento al que se sometía al clero, secular y
regular, que permanecía fuel y los horrores de tantas guerras de
religión. Tenemos el testimonio del mismo Lutero respecto a los malos
resultados de sus enseñanzas (ver Janssen, "Historia del Pueblo Alemán
", donde cada cita se documenta con una referencia a las obras de
Lutero publicadas por de Wette).


ADVENIMIENTO DE UN NUEVO ORDEN: EL CESAROPAPISMO

Un panorama similar, de degradación religiosa y moral se puede
deducir de los escritores protestantes contemporáneos en todos los
países después de la primera introducción del protestantismo. No podía
ser de otra manera. El inmenso fermento causado por la introducción de
los principios subversivos en la vida de la gente trae naturalmente a la
superficie y muestra en su mayor fealdad todo lo que es brutal en la
naturaleza humana. Pero sólo durante un tiempo. El fermento se agota en
si mismo, la fermentación decae y el orden reaparece, posiblemente bajo
nuevas formas.
La nueva forma del orden social y religioso, que es el residuo de la
gran conmoción protestante en Europa. Es la religión territorial o
estatal – un orden basado en la supremacía religiosa del gobernador
temporal, en oposición al antiguo orden en el que el gobernador
temporal emitía un voto de obediencia a la Iglesia. Para entender
correctamente el protestantismo es necesario describir este cambio de
largo alcance.


Los primeros intentos reformadores de lutero eran radicalmente
democráticos. Buscaba beneficias a la larga al pueblo recortando los
poderes tanto de la iglesia como del Estado. Los príncipes alemanes,
eran para él “en general los más grandes tontos o las peores alimañas de
la tierra”. En 1523 escribía: La gente no querrá ni podrá aguantar
vuestra tiranía nuca más. El mundo no es ahora lo que era al principio
cuando se podía cazar y conducir a la gente como rebaños”.


Este manifiesto , dirigido a las mas más pobres fue asumido por
by Franz von Sickingen, un caballero del Imperio que apareció para
ejecutar esas amenazas, con un doble objetivo, reforzar el poder
político de los caballeros – la nobleza inferior – contra los príncipes
y abrir el camino al nuevo evangelio expulsando a los obispos. Su
empresa, sin embargo, consiguió todo lo contrario. Los caballeros
fueron derrotados y perdieron toda la influencia que habían tenido,
mientras que los príncipes salieron fortalecidos. La sublevación de los
campesinos resultó ventajosa para los príncipes: la terrible matanza de
Frankenhausen (1525) dejó a los príncipes sin enemigos y al nuevo
evangelio sin sus defensores naturales. Los victoriosos príncipes usaron
su poder aumentado exclusivamente en su propio beneficio en oposición a
la autoridad del emperador y la libertad de la nación, sometiendo al
nuevo evangelio a este propósito y ello con la ayuda del mismísimo
Lutero.


Tras la fracasada revolución, Lutero y Melancthon comenzaron a
proclamar la doctrina de poder ilimitado de los gobernantes sobre sus
súbditos. Los príncipes habían destruido en menos de diez años el orden
existente, pero fueron incapaces de hacer surgir uno nuevo de sus
cenizas. Así pues se hubo de pedir ayuda a los poderes seculares, se
colocó a la iglesia al servicio del Estado, su autoridad y su riqueza y
sus instituciones pasaron a manos de los reyes, príncipes y magistrados
de las ciudades.


El único papa de Roma descartado fue sustituido por muchos papas
locales que “para fortalecerse a si mismos se aliaron para la
promulgación del Evangelio” se reunieron en bandas dentro de los límites
del Imperio alemán e hicieron causa común contra el emperador. Desde
entonces en adelante el progreso del protestantismo ocurre más en lo
político que en lo religioso. La gente deja de reclamar innovaciones
pero sus gobernantes tienen la ventaja de ser obispos supremos y a la
fuerza o por astucia o por ambos imponen el yugo del nuevo evangelio a
sus súbditos. Dinamarca, Suecia, Noruega, Inglaterra y todos los
pequeños principados y ciudades imperiales de Alemania son ejemplos de
esto. Los lideres supremos y los gobernadores eran conscientes de que
los que habían destruido la autoridad de Roma también destruirían la
suya de ahí que se activaran leyes penales contra los que disentían de
la religión del Estado decretada por el gobernador temporal.
Inglaterra, bajo Enrique VIII, Isabel y los Puritanos elaboraron los
códigos penales más feroces de todos contra los católicos y otros que no
aceptaban someterse a la religión establecida. Resumiendo: Los
jactanciosos principios protestantes solamente trajeron desastres y
confusión donde se les permitió actuar libremente y el orden solamente
se pudo restaurar con algo similar al viejo sistema: símbolos de la fe
impuestos por una autoridad externa y aplicados a la fuerza por el
brazo secular. Ningún lazo de unión existe entre las muchas iglesias
nacionales, excepto su común odio a Roma, que es el sello de nacimiento
de todas ellas, la marca comercial de muchas, aun en nuestros días.


EXPLICACION DE LA RAPIDA EXPANSIÓN DEL PROTESTANTISMO

Antes de pasar al estudio del Protestantismo contemporáneo,
contestaremos la cuestión y resolveremos una dificultad ¿A qué se debe
la rápida expansión del Protestantismo? ¿No es una pruebe de que Dios
estaba de parte de los Reformadores inspirando, animando y coronando sus
esfuerzos? Seguramente al considerar el crecimiento de la primitiva
cristiandad y su rápida conquista del Imperio Romano como pruebas de su
origen divino, debiéramos sacar la misma conclusión a favor del
Protestantismo por su rápida expansión en Alemania y en los países del
norte de Europa. De hecho el Protestantismo se extendió más rápidamente
de que la Iglesia de los Apóstoles. Cuando murió el último de ellos no
había grandes extensiones de tierra, ni reinos enteramente cristianos,
la Cristiandad estaba aún en las catacumbas y en los suburbios alejados
de las ciudades paganas, mientras que el un período de similar duración,
setenta años, el Protestantismo había tomado el control de la mayor
parte de Alemania, Escandinavia, Suiza, Inglaterra y Escocia.


Un momento de reflexión nos da la solución de esta dificultad. El
éxito no se debe invariablemente a la bondad intrínseca ni el fracaso
es prueba cierta de maldad interna. Ambos dependen en gran manera de
las circunstancias: de los medios empleados, de los obstáculos
encontrados, de la receptividad del público. El éxito del
protestantismo, por consiguiente debe ser sometido a examen antes de
usarlo como prueba de bondad interna.
El movimiento reformador del siglo dieciséis encontró el suelo bien
preparado par su recepción. El clamor de una reforma profunda de la
Iglesia en la cabeza y en los miembros había estado sonando a través de
Europa durante un siglo, justificado por la forma mundana de vivir de
muchos clérigos, altos y bajos, por los abusos en la administración de
las iglesias, por las extorsiones monetarias, por la negligencia en el
cumplimiento de los deberes religiosos que era muy amplia en el conjunto
de los fieles. Si los protestantes hubieran ofrecido una reforma en el
sentido de corrección, probablemente todos los elementos corruptos se
hubieran vuelto contra ellos, de la misma forma que judíos y paganos se
opusieron a Cristo y a los Apóstoles. Pero lo que querían los
reformadores era, al menos al principio, poner fina al a la iglesia
existente y este plan se ejecutó recurriendo a los peores instintos del
hombre.


Se puso un cebo a la concupiscencia de siete cabezas que existe
en el corazón de todos los hombres: lujuria, avaricia, gula, pereza,
ira, envidia y soberbia y todas sus consecuencias fueron cubiertos y
curados por la confianza en Dios. No se requerían buienas obras: la
inmensa fortuna de la iglesia era el botín de la apostasía. La
independencia política y religiosa animó a los reyes y principas a
abolir los diezmos, confesiones, ayunos uy otras obligaciones
desagradables , lo que atrajo a las masas. Mucashpersonas fueron
engañadas para entrar en la nueva religion por la cuidadosa
conservación por parte de los innovadores de las apariencias externas
del catolicismo, por ejemplo , en Inglaterra y en los reinos
escandinavos.


Evidentemente no necesitamos recurrir a la intervención divina
para dar cuenta de la rápida expansión del Protestantismo. Era más
plausible ver el dedo de Dios en la detención de su progreso.


PROTESTANTISMO EN EL PRESENTE

Teología


Después de casi cuatro siglos de existencia, el Protestantismo en
Europa es aún la religión de millones, pero ya no es el Protestantismo
original. Ha estado y está en un perpetuo flujo: el principio del
ilimitado de la libre interpretación o como se llama ahora,
Subjetivismo, ha estado llevando a sus fieles de aquí para allá de la
ortodoxia al Pietismo, del racionalismo al Indiferentismo. El movimiento
ha sido más notable en los centros intelectuales, en las universidades y
entre los teólogos en general, pero se ha extendido a las clases
populares. La escuela moderna Ritschl-Harnack también llamada
Modernismo tiene discípulos en todas partes, no sólo entre los
protestantes.
Para una exacta y completa revisión de las principales líneas de
pensamiento referimos al lector a la Encíclica "Pascendi Dominici
Gregis" (8 sept., 1907), cuya expresa finalidad es defender a la Iglesia
Católica contra las infiltraciones protestantes. En un punto,
ciertamente el Modernista condenados por Pío X difieren difiere de sus
hermanos intelectuales: él permanece y quiere permanecer dentro de la
Iglesia Católica para influir en ella con sus ideas; el otro está
francamente fuera, enemigo y orgulloso estudiante de la evolución
religiosa. Hay también que notar que todos los puntos del programa
modernista han de se rastreados hasta la Reforma Protestante, porque el
espíritu moderno es un residuo destilado de muchas filosofías y muchas
religiones: el pinto es que el Protestantismo se proclama a si mismo
como portaestandarte y reclama el crédito por sus logros.


Más aún, los puntos de vista Modernistas en filosofía, teología,
criticismo, apologética, reforma de la Iglesia etc., son defendidos en
un noventa por ciento de los casos por la literatura teológica alemana,
francesa y americana, mientras que Inglaterra se queda un poco atrás.
Pero el Modernismo está en las antípodas del Protestantismo del siglo
XVI. Empleando la terminología de Ritschl, da nuevos valores a las
antiguas creencias Aun se habla de la Escritura como inspirada, pero su
inspiración es solamente la apasionada expresión de las experiencias
religiosas humanas: Cristo es el Hijo de Dios, pero su ser de hijo es
como el de otro cualquiera hombre bueno. La mismas ideas de Dios,
religión, iglesia, sacramentos han perdido sus antiguos valores: ahora
no representan nada real fuera del sujeto en cuya vida religiosa
forman una especie de paraíso de los tontos El acto fundamental de la
Resurrección de Cristo ya no es un hecho histórico, sino el resultado de
una mente creyente. Harnack pone la esencia del Cristianismo, es decir
toda la enseñanza de Cristo, en la Paternidad de Dios y la Hermandad de
los hombres. ¡El mismo Cristo no es parte del Evangelio! No era tal la
enseñanza de los Reformadores. El Protestantismo actual, por
consiguiente, puede ser comparado con el Gnosticismo, maniqueísmo, el
Renacimiento, el Filosofismo del siglo XVIII en cuanto estos eran
virulentos ataques contra la Cristiandad, con la intención de
destruirla. Ha conseguido victorias importantes en una especie de guerra
civil entre la ortodoxia y la no creencia dentro del protestantismo; no
es un enemigo menor a las puertas de la Iglesia Católica


PROTESTANTISMO POPULAR

En Alemania, especialmente en las grandes ciudades el Protestantismo,
como guía positive de la fe y la moral, se extingue rápidamente. Ha
perdido toda influencia en las clases trabajadoras. Sus ministros,
cuando no son infieles, doblan sus manos con desesperación. La vieja fe
es poco predicada y con poco éxito. Las energías ministeriales se
dirigen a las obras de caridad, misiones extranjeras, polémicas contra
los católicos. En las naciones de habla inglesa las cosas parecen un
poco mejor. La influencia del Protestantismo en las masas es mejor que
en Alemania, con el renacimiento de Wesleyen y el partido de la Alta
Iglesia entre los anglicanos que hicieron mucho pro mantener alguna fe
viva, de manera que las enseñanzas deletéreas de los Deistas y
Racionalistas ingleses no penetró en el corazón del pueblo. El
Presbiterianismo en Escocia y en otras partes ha mostrado más vitalidad
que otras sectas menos organizadas. “Inglaterra”, dice J. R. Green, “se
convirtió en el pueblo del libro” y ese libro era la Biblia. Aún era el
libro que era familiar para todo Inglés, se leía en las iglesias y en
el hogar y en todos los lugares sus palabras, cuando eran oídas según la
costumbre aún no mortecina, hacían surgir un sorprendente
entusiasmo...Respecto a la nación en general no existía historia,
romance, apenas alguna poesía, salvado el poco conocido verso de
Chaucer, en el idioma inglés, cuando la Biblia se leía en las
iglesias... El poder del libro sobre la masa de los ingleses se mostraba
en miles de formas superficiales y en ninguna situación de forma más
conspicua que en la influencia ejercida sobre el idioma ordinario…Pero
más grande queso influencia en la literatura en las expresiones del
idioma era el efecto de la Biblia en el carácter de la gente en
general…. . . (Hist. of the English People, chap. viii, 1).


PROTESTANTISMO y PROGRESO

Prejuicios

La mente humana está constituida de manera que colorea con sus
concepciones propias previas cualquier noción que se presenta para ser
aceptada. Aun que la verdad sea objetiva una e inalterable en su
naturaleza, las condiciones personales son ampliamente relativas,
dependiendo de preconcepciones y cambiable. Por ejemplo, los argumentos
que hace trescientos años convencían a nuestros padres de la existencia
de brujas y enviaron a millones de ellas a la tortura y el cadalso, ya
no nos impresionan a nuestras mentas más ilustradas.


Lo mismo puede decirse de todas las controversias teológicas del
siglo dieciséis. Para el hombre moderno es un conjunto oscuro, de cuya
existencia es consciente, pero cuyo contacto evita. Con las
controversias han desaparecido las formas bruscas y sin escrúpulos de
ataque. Los adversarios se enfrentan como parlamentarios, con un deseo
común de amable juego limpio, no como tropas armadas concentradas en
matar, usando medios limpios o sucios. Aun existan excepciones pero solo
en los niveles bajos de los estratos literarios. ¿A que se debe este
cambio de comportamiento a pesar de la identidad de las posiciones?
Porque somos más razonables, mas civilizados, porque hemos evolucionado
de las oscuridades medievales a la comparativa luz moderna ¿De donde
viene este progreso? Aquí el Protestantismo reclama que al librar de la
esclavitud romana abrió el camino para la libertad política y religiosa,
para la evolución sin limitaciones sobre al base de la confianza en si
mimo, para más altos estándares de moralidad, para el avance de la
ciencia – en resumen para todas las cosas buenas que han sucedido en el
mundo desde la Reforma. Entre la mayor parte de los no católicos esto
se ha convertido en un prejuicio que ningún razonamiento puede romper.
Por consiguiente la discusión que sigue no será una batalla buscando la
victoria final sino más bien una revisión pacífica de los hechos y los
principios.


Progreso en la Iglesia y en las iglesias

La iglesia católica del siglo XX está muy avanzada respecto a la del
siglo XVI. Ha compensado la pérdida de poder político y de riqueza
mundana con el incremento de influencias espirituales y eficiencia. Sus
fieles se extienden por más partes, son más numerosos más fervientes que
nunca en su historia y están unidos con el gobierno central de Roma
por un afecto más filial y más claro sentido del deber. La educación se
da abundantemente a clero y laicado, la practica religiosa la moralidad y
las obras de caridad florecen, el campo de las misiones católicas se
extiende a todo el mundo y es rico en cosechas. La jerarquía nunca ha
estado tan unida, nunca tan dedicada al papa. La unidad romana resiste
con éxito la irrupción de sectas, filosofías o políticas. ¿Pueden
nuestros hermanos separados decir algo semejante de sus numerosas
iglesias, hasta allí donde están reguladas y dirigidas por el poder
secular? No alegramos de su desintegración, de su caída en la
indiferencia religiosa y del retorno a los partidos políticos. No,
porque hasta un poco de cristianismo es mejor la línea mundana vacía.
Pero sacamos esta conclusión: Después de cuatro siglos el principio
católico de autoridad aun funciona para la salvación de la iglesia,
mientras que para los protestantes el principio de subjetivismo está
destruyendo lo que queda de su antigua fe y llevando a las multitudes a
la indiferencia religiosa y ruptura con lo sobrenatural.


Progreso en la Sociedad Civil

La organización política de Europa ha sufrido más grandes cambios que
las iglesias. Las prerrogativas reales, como las ejercidas, por
ejemplo, por la dinastía Tudor en Inglaterra, se han desaparecido para
siempre. “La prerrogativa era absoluta, tanto en teoría como en la
práctica. El gobierno se identificaba con la voluntad del soberano, su
palabra era ley para la conciencia y la conducta de sus súbditos”
(Brewer, "Letters and Papers, Foreign and Domestic etc.", II, pt. I, 1,
p. ccxxiv). Ahora no hay persecución por razones de conciencia dejados
al capricho de los gobernantes. Y allí donde se da es la obra de la
pasión antirreligiosa temporalmente en el poder y de todas formas ha
perdido mucho de la antigua barbarie.


La educación está al alcance de los más pobres y más bajos. E
castigo del crimen ya no es una ocasión para mostrar de forma
espectacular la crueldad humana respecto a los seres humanos. Hay
medidas contra la pobreza que se ha disminuido ampliamente.


Las guerras disminuyen en número y se hacen con humanidad de
manera que las atrocidades como las de la Guerra de los Treinta Años en
Alemania, de los Hugonotes en Francia, las Españolas en los Países
Bajos y la invasión de Irlanda por Cromwell se han ido sin posibilidad
de regreso (ver N. del T.). El cazador de brujas, el que las quemaba, el
inquisidor, los soldados mercenarios descontrolados han dejado de ser
una plaga para la gente. La ciencia ha sido capaz de controlar las
epidemias, el cólera, viruela etc., la vida humana es más luminosa y sus
amenidades han crecido cien veces. El vapor y la electricidad al
servicio de la industria, del comercio y de la comunicación
internacional unen a la humanidad en una vasta familia con muchos
intereses comunes y una tendencia a hacer una civilización uniforme.


Desde el siglo XVI hasta el XX ha habido progreso. ¿Quién han
sido los principales promotores? ¿Católicos, Protestantes o ninguno de
ellos?


Las guerras civiles y revoluciones del siglo XVII que ponen fin a
las prorrogativas reales en Inglaterra y ponen un verdadero gobierno
del pueblo por el pueblo fueron religiosas en su totalidad y
protestantes en lo esencial. “Libertad de Conciencia” era el grito de
los Puritanos, que significaba libertad para ellos contra el
episcopado. El abuso tiránico de su victoria para oprimir a los
Episcopalianos produjo su caída y ellos a su vez fueron las víctimas de
la intolerancia. Jaime II, que era católico, fue el primero en intentar
con todos los medios de que disponía, asegurara para todos sus súbditos
de todas las denominaciones “"liberty of conscience for all future
time”, i. e. “Libertad de conciencia para todo el futuro” (Declaration
of Indulgence, 1688).
Su prematuro Liberalismo fue apoyado por muchos clérigos y laicos de la
Iglesia Inglesa, que nada tenía que ganar con ello, pero levantó la más
violenta oposición entre los Protestantes No-conformistas que,
exceptuando los Cuáqueros, preferían seguir con la opresión que
conseguir la emancipación si habían de compartirla con los odiados y
temidos “papistas”. Tan fuerte era este sentimiento que superó a todos
los `principios de patriotismo y respeto de la ley de la que los
ingleses suelen presumir, lo que les llevó a dar al bienvenida a un
usurpador extranjero y tropas extranjeras para conseguir ayuda contra
sus compatriotas ( co-súbditos) católicos en parte para hacer
precisamente lo que éstos había sido falsamente acusados de hacer en
tiempos de Isabel.


La dinastía Estuardo perdió el trono y sus sucesores fueron
reducidos a una mera figura política. La libertad política se había
conseguido, peor los tiempos no estaban aun maduros para la más amplia
libertad de conciencia. Las leyes penales contra los católicos y los
que disentían (Dissenters) se agravaron en vez de ser abolidas. Está más
allá de de toda duda que la Revolución francesa de 1789 fue muy
influida por los sucesos ingleses del siglo anterior y es igualmente
cierto que el espíritu que la movía no era el Puritanismo Inglés,
porque los hombres que hicieron la Declaración de los Derechos del
Hombre contra los Derechos de Dios y que entronizaron a la Diosa Razón
en la Catedral de Paría, tomaron sus ideales de la Roma pagana más que
de la Inglaterra Protestante.


Progreso en la Tolerancia Religiosa

Respecto a la influencia protestante en el progreso general de la
civilización desde el origen del protestantismo hay que separar al menos
dos períodos: el primero desde el principio de 1517 al fin de la Guerra
de los Treinta años (1648) y el segundo desde 1648 hasta hoy. El
período de expansión juvenil y el período de madurez y decadencia.


Pero antes de ver su influencia en la civilización hay que
examinar las siguientes cuestiones previas: ¿hasta dónde influye el
cristianismo en la mejora del hombre - intelectual, moral y material –
en este mundo, porque sus efectos saludables en el otro no se pueden
comprobar y no se pueden usar como argumento en una disquisición
científica?


Hubo naciones altamente civilizadas en la antigüedad, Siria,
Egipto Grecia, roma y hay lo son China y Japón, cuya cultura nada debe
al cristianismo. Cuando Cristo vino a iluminar al mundo, la luz de la
cultura romana y griega brillaban en su mejor momento y al menos por
tres siglos más, la nueva religión no añadió nada a su lustre. El
espíritu de la caridad cristiana, sin embargo, gradualmente fue la
levadura de la masa pagana, suavizando los corazones de los gobernantes y
mejorando las condiciones de los súbditos, especialmente los pobres,
los esclavos, los prisioneros. La intensa unión entre Iglesia y Estado,
que comenzó con Constantino y continuo con sus sucesores, los
emperadores romanos de Oriente y occidente, trajeron mucho bien, pero
probablemente mucho más mal. El episcopado laico que los príncipes
asumieron reducía prácticamente a la iglesia medieval a un estado de
vasallaje abyecto, al clero secular a la ignorancia y a la mundanidad, y
a los campesinos a la servidumbre y con frecuencia a la miseria


Si no hubiera sido por los monasterios, la Iglesia medieval no
hubiera salvado, como hizo, los restos de la civilización grecorromana
que tan poderosamente ayudó a civilizar la Europa occidental tras las
invasiones bárbaras. Los monjes formaron por todo Occidente sociedades
modelo, bien organizadas, regidas con justicia y prósperas por el
trabajo de sus manos, verdaderos ideales de una civilización superior.
Era aún la antigua civilización romana, perneada por el cristianismo,
pero encadenada a los duros intereses de Iglesia y Estado. ¿Era mejor
la Europa cristiana al principio del siglo quince, desde un punto de
vista mundano, que la Europa pagana de principios del siglo cuarto?


Para el principio de nuestro distinto progreso moderno hemos de
volver al Renacimiento humanístico o clásico, i.e., renacimiento pagano
que siguió a la conquista de Constantinopla por los turcos (1453),
después del descubrimiento de nuevas rutas de comercio por el Cabo de
Buena Esperanza por los portugueses o el descubrimiento de América por
los españoles y tras el desarrollo de los intereses europeos, fomentados
o iniciados a principios del siglo quince, justamente antes del
nacimiento del Protestantismo. La aparición del Nuevo Mundo fue para
Europa una nueva Creación. Las mentes se expandieron con los vastos
espacios abiertos a su investigación. El estudio de la astronomía, al
principio al servicio de la navegación, que pronto consiguió su premio
al descubrir su propio terreno, los cielos estrellados, la geografía
descriptiva, la botánica, la antropología y ciencias asociadas, que
exigían estudio y que dieron las grandes cosechas en el Este y en el
Occidente.


El nuevo impulso y la nueva dirección dados al comercio cambiaron
los aspectos políticos de la vieja Europa. Hombres y naciones fueron
puestos en contacto con intereses comunes, lo que es la raíz de la
civilización. La riqueza y la prensa proporcionaron los medios para
satisfacer el debilitado deseo del arte, ciencia, literatura y formas de
vivir más refinadas. En este estallido de nueva vida aparece el
Protestantismo, hijo de su tiempo. ¿Fue una ayuda o un obstáculo en este
movimiento hacia delante?


El protestantismo joven fue naturalmente un periodo de confusión
en todas las esferas de la vida. Nadie puede leer hoy, sin avergonzarse y
sentir tristeza la historia de esos días de conflictos religiosos y
políticos; la religión convertida por todas artes la sirvienta de la
política; la destrucción arbitraria de iglesias, monasterios y tesoros
de arte sagrado; guerras entre ciudadanos de la misma tierra hechas con
una increíble ferocidad, con terribles pérdidas ciudades sometidas al
pillaje y arrasadas hasta los cimientos; gente pobre enviados a morir o
condenados a morir de hambre en sus estériles tierras arrasadas; la
prosperidad comercial cortada de un golpe ; los lugares del saber
reducidos enseñanzas vacías y hueras y formas de vivir libertinas; la
caridad eliminada de las relaciones sociales para dejar paso a la
villanía a al abuso; la grosería en la forma de hablar y de comportarse
de crueldad bárbara por parte de los príncipes , nobles y jueces en su
trato don el “súbdito” y el prisionero. En resumen, la repentina caída
de países completos en algo peor que el salvajismo primitivo.
“Voracidad, robo, opresión, rebelión, represión, guerras, devastación,
degradación “, es una descripción que encajaría en la lápida del
primer Protestantismo.


Pero “violenta non durant”. El protestantismo se ha convertido en
algo sedado, difícil de definir. De una u otra forma es la religión
oficial en muchas tierras de la raza teutónica, y cuenta entre sus
seguidores una enorme cantidad de grupos religiosos. Estos protestantes
teutones y semi-teutones dicen ser los líderes de la civilización
moderna, que poseen la mayor riqueza, la mejor educación, la moral más
pura y en todos los aspectos se sienten superiores a las razas latinas
que aún profesan la religión católica y asocian su superioridad a su
protestantismo.


El hombre se conoce imperfectamente: el exacto estado de su
salud, la verdad de su conocimiento, los motivos reales de sus acciones
están un una velada semioscuridad; de sus vecinos aún conoce menos que
de si mismo y su generalizaciones sobre el carácter nacional, tipificado
en apodos, son caricaturas sin valor. Las antipatías enraizadas en
luchas antiguas – políticas o religiosas – entran ampliamente en los
juicios sobre las naciones o las iglesias. Epítetos oprobiosos y
obsoletos aplicados en el calor y pasión de la batalla aún cuelgan del
antiguo enemigo y crean prejuicios contra él. Conceptos formados hace
trescientos años en un estado de cosas que hace mucho que ha dejado de
existir aun sobreviven y distorsionan nuestros juicios. ¡Que despacio
pierden su sus connotaciones perversas los términos como Protestante,
papista, romanista, no-conformista y otros!


De nuevo: ¿Alguna de las grandes naciones es puramente
protestante? Las más ricas provincias del Imperio son católicas y
contiene un tercio de su población total. En los Estados Unidos de
América los católicos forman la mayoría de la población que va a la
iglesia en muchas grandes ciudades: san Francisco (81.1 por ciento);
Nueva Orleans (79.7 por ciento); Nueva York (76.9 por ciento); S. Louis
(69 por ciento); Boston (68.7 por ciento); Chicago (68.2 por ciento);
Filadelfia (51.8 por ciento). (Estadística de principios del s. XX,
N.del T).


A principios del s. XX Gran Bretaña y sus colonias una población
católica de doce millones. Holanda y Suiza tienen poderosas provincias
católicas y cantones; solo los pequeños reinos escandinavos han logrado
sujetar el desarrollo de la vieja religión. Surge una pregunta más:
concediendo que unos estados son más prósperos que otros ¿su gran
prosperidad se debe a la forma particular de cristianismo que profesan?
La idea es absurda. (Nota 2 del Traductor.)


Porque todas las denominaciones cristianas tienen el mismo código
moral – el Decálogo – y creen en los mismos premios para en si mismo
mientras que el catolicismo la elimina. Contra esto se puede decir que
el catolicismo produce orden disciplinado – una cosa igualmente buena
para el comercio. La verdad del asunto es que la confianza en si mismo
se fomenta más con olas instituciones políticas libres y los gobiernos
descentralizados. Estos ya existían en Inglaterra antes de la Reforma y
han sobrevivido a ella; igualmente existían en Alemania pero fueron
destruidos por el cesaropapismo protestante y nunca revivieron con el
vigor primitivo


La Italia medieval, la Italia del Renacimiento disfrutaba de un
gobierno municipal libre en muchas ciudades y principados, aunque el
país era católico, produjo una abundante cosecha de hombres
indisciplinados que confiaban en si mismos, grandes en muchos aspectos
de la vida, buenos y malos. Y mirando a la historia vemos a la católica
Francia y España llegando
Ambas al cenit de su grandeza nacional mientras Alemania minaba y
trataba de desintegrar aquel Sacro Romano Imperio, investido en la
nación alemana – un imperio que era su gloria, su fuerza, la fuente y
principal corriente de su cultura y prosperidad.


La grandeza de Inglaterra durante la misma época se debe a la
misma causa que la de España: el impuso dado a todas las fuerzas
nacionales por el descubrimiento del Nuevo Mundo. Tanto España como
Inglaterra comenzaron por conseguir la unidad religiosa. En España. La
Inquisición, con u bajo costo de vidas, preservó la vieja fe; en
Inglaterra las leyes penales infinitamente más crueles eliminaron toda
oposición a las innovaciones importadas desde Alemania. La misma
Alemania no recuperó su prominente posición en Europa bajo el emperador
Carlos V hasta la construcción de un nuevo imperio durante la guerra
franco alemana (1871). Desde entonces su avance en todas las
direcciones, excepto en la religión ha sido tal que ha amenazado la
superioridad comercial y marítima de Inglaterra La verdad de todo este
asunto es esta: la tolerancia religiosa ha sido incluida en todas las
constituciones de las naciones modernas; el poder civil se ha separado
del eclesiástico; las clases gobernantes han crecido alarmantemente
indiferentes a las cosas espirituales; las clases educadas en general
son racionalistas; las clases trabajadoras están ampliamente infectadas
con el socialismo antirreligioso; una prolífica prensa diaria y
periódica predica el evangelio del naturalismo más o menos
abiertamente a los incontables lectores; en muchas tierras las
enseñanzas cristianas son eliminadas de las escuelas públicas y la
religión revelada está perdiendo su poder de dar forma a la política a
la cultura , a la vida de los hogares y el carácter personal que se
ejercía en beneficio de los Estados cristianos. Y en esta huida general
de Dios hacia la criatura, sólo el catolicismo se mantiene con su
enseñanza intacta, su disciplina más fuerte que nunca y firme su
confianza en la victoria final.


La Prueba de Vitalidad

Un estándar de comparación algo mejor que el glamoroso “progreso
mundial”, que como máximo un resultado accidental de sistema religioso,
el “poder de auto preservación y propagación “, i.e., la energía
vital. ¿Cuáles son los hechos? “el movimiento anti-protestante en la
Iglesia romana”, dice un escritor protestante,” que en general es
llamado Contra-Reforma, es realmente al menos tan notable como la
Reforma misma. Probablemente no hay exageración en llamarle el más
notable episodio singular que ha ocurrido nunca en la historia de la
Iglesia Cristiana. Su inmediato éxito fue más grande que el Movimiento
Protestante. Ocasionó una explosión de de entusiasmo misionero como
nunca ha existido del el primer día de Pentecostés. En lo que se refiere
a la organización no hay duda de que el manto de los hombres que
crearon el imperio romano ha caído sobre la Iglesia Romana y nunca ha
dado pruebas más sorprendentes de vitalidad y poder que en ese momento,
inmediatamente después de que una gran parte de Europa se había
escapado de sus manos.


Las prensas producían literatura no sólo para las necesidades de
las controversias del momento sino en admirables ediciones de los
primeros Padres a los que apelaban los Reformadores – a veces con más
confianza que conocimiento.
Ejércitos de devotos misioneros enviados a regiones de Europa que
parecían perdidas para siempre (por ejemplo, la parte sur de Alemania y
partes de Austria –Hungría) fueron recuperados para el papado y las
reclamaciones del Vicario de Cristo fueron extendidas ampliamente por
países donde nunca se habían oído antes” (R. H. Maiden, classical
lecturer, Selwyn College, Cambridge, in "Foreign Missions", London,
1910, 119-20).


El Dr. G. Warneck, protagonista de la Alianza Evangélica en
Alemania, describe así el resultado del Kulturkampf:” El Kulturkampf (i.
e. la lucha por la superioridad del protestantismo contra el
catolicismo en Prusia) inspirado por motivos políticos, nacionalistas y
liberal-religiosos, terminó con una completa victoria de Roma. Cuando
comenzó, pocos de los hombres que conocían Roma y las armas empleadas
contra ella podían predecir con certeza que una lucha con el romanismo
en esas condiciones iba a terminar necesariamente en la derrota del
Estado y en el incremento del poder del romanismo… El enemigo el que nos
enfrentamos en batalla nos ha vencido brillantemente, aunque teníamos
todas las armas que el poder civil puede proporcionar. Ciertamente la
victoria se debe a la habilidad de los líderes del partido del Centro,
pero es más verdadero pero es verdad que las armas que utilizamos eran
armas poco eficaces, incapaces de causar daños serios. La Iglesia romana
es, como el Estado, un poder político, mundial en esencia, pero después
de todo ella es la Iglesia y dispone de poderes religiosos que
invariablemente utiliza cuando contiende con los poderes civiles por la
supremacía. El Estado no tiene un poder equivalente que oponer. No
puedes golpea a un espíritu, ni siquiera al espíritu romano…" (Der
evangelische Bund und seine Gegner", 13-14).
El gobierno antirreligioso de Francia renovó el Kulturkampf, pero
tampoco tuvo éxito “n golpear el espíritu romano”. Se confiscaron
patrimonios, iglesias, escuelas, conventos, pero el espíritu vive.


La otra seña de la vitalidad católica – el poder de propagación -
es evidente en el trabajo misionero. Mucho antes del nacimiento del
protestantismo, los misioneros católicos habían convertido a Europa y
llevaron la fe a sitios tan lejanos como China. Después de la Reforma,
reconquistaron para la Iglesia las tierras del Rin, Baviera, Austria,
parte de Hungría y Polonia y establecieron florecientes comunidades
cristianas en toda América de Norte y de Sur, en las colonias
portuguesas, en todas partes, por resumir, donde los poderes católicos
pudieron actuar libremente.
Durante casi trescientos años los protestantes estaban demasiado
concentrados en la auto preservación para pensar en la obra misionera
extrajera. Pero eso ha cambiado y ahora la desarrollan en muchos países
con éxito. Malden, en la obra citada arriba, compara los métodos
católicos con los protestantes y resulta que a pesar de su simpatía por
los suyos, su aprobación va al otro lado.


CONCLUSION

Los católicos profesan todos la misma fe, usan los mismos
sacramentos, viven bajo la misma disciplina. El protestantismo, producto
del Evangelio y de las fantasías de cien reformadores, gente que
siempre está lamenta las infelices divisiones y llamando en vano a una
unión que es sólo posible bajo esa misma autoridad central, contra la
que protestar es su único común denominador




Bibliografía: Para los temas controvertidos, ver cualquier libro de
texto católico o protestante. La obra estándar católica es BELLARMINE,
Disputations de Controversiis Christianoe fidei etc. (4 vols., Rome,
1832-8); en el campo protestante : GERHARD, Loci Theologici, etc. (9
vols., Berlin, 1863-75).


Para la historia social , política del Protestantismo las mejores
obras son DÖLLINGER, Die Reformation (3 VOLS., Ratisbon, 1843-51); The
Church and the Cherches , tr. MACCABE (1862); JANSSEN, Hist. of the
German People at the close of the Middle Ages, tr. CHRISTIE (London,
1896-1910); PASTOR, Hist. de los Papas desde el fin de la Edad media.
BALMES, Protestantismo y Catolicidad en sus efectos sobre la
civilización Europea; BAUDRILLART, The Catholic Church, the Renaissance
and Protestantism, tr. GIBBS (London, 1908) Estas son lecturas
recomendadas por el Instituto Católico de París y en el lado protestante
recomendamos CREIGHTON y GARDINER.


N del T. La bibliografía que acompaña a este artículo, como éste mismo son de principios del siglo XX.


Fuente: Wilhelm, Joseph. "Protestantism." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/12495a.htm>.


Transcrito por Douglas J. Potter . Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.


Traducido por Pedro Royo

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