sábado, 4 de febrero de 2017

iBreviary

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Breviario

Oficio de Lecturas


V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


INVITATORIO


Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.


Salmo 94


Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras."

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso. 


HIMNO


A caminar sin ti, Señor, no atino;
tu palabra de fuego es mi sendero;
me encontraste cansado y prisionero
del desierto, del cardo y del espino.

Descansa aquí conmigo del camino,
que en Emaús hay trigo en el granero,
hay un poco de vino y un alero
que cobije tu sueño, Peregrino.

Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.

Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado. Amén.

SALMODIA
Ant. 1. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.


Salmo 49
EL VERDADERO CULTO A DIOSNo he venido a abolir la ley, sino a darle plenitud (Mt 5, 17).
I


El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece:
viene nuestro Dios, y no callará.

Lo precede fuego voraz,
lo rodea tempestad violenta.
Desde lo alto convoca cielo y tierra
para juzgar a su pueblo:

"Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio".
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar.


Ant. El Señor convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo.


Ant. 2. Invócame el día del peligro y yo te libraré.


II


"Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
-yo Dios, tu Dios-.

No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños;

pues las fieras de la selva son mías,
y hay miles de bestias en mis montes;
conozco todos los pájaros del cielo,
tengo a mano cuanto se agita en los campos.

Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria".


Ant. Invócame el día del peligro y yo te libraré.


Ant. 3. El sacrificio de acción de gracias me honra.


III


Dios dice al pecador:
"¿por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?

Cuando ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño.

Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.

Atención los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.

El que me ofrece acción de gracias,
ese me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios".


Ant. El sacrificio de acción de gracias me honra.


VERSÍCULO
V. No dejamos de orar y pedir por vosotros.
R. Que lleguéis al pleno conocimiento de la voluntad de Dios.


PRIMERA LECTURA
De la carta a los Romanos 16, 1-27
RECOMENDACIONES, SALUDOS Y DOXOLOGÍA


Hermanos: Os recomiendo a nuestra hermana Febe, que es también
diaconisa de la Iglesia de Cencreas. Dadle cristiana hospitalidad, como
conviene a los fieles; y asistidla en todo cuanto necesite de vosotros.
Ella ha favorecido a muchos y también a mí en persona. Saludos a Frisca y
a Áquila, mis colaboradores en Cristo Jesús. A éstos, que, por salvar
mi vida, expusieron su cabeza, no sólo yo les debo gratitud, sino
conmigo todas las Iglesias convocadas de la gentilidad. Saludos también a
la Iglesia que se congrega en su casa. Mis saludos a mi amado Epéneto,
primicias del Asia Menor para Cristo. Saludos a María, que tanto trabajo
se tomó por vuestro bien. Mis saludos a Andrónico y a Junia, hermanos y
compañeros míos de prisión, eminentes apóstoles y convertidos antes que
yo a Cristo. Saludad a Ampliato, mi muy querido en el Señor. Saludad a
Urbano, colaborador mío en Cristo, y a mi querido Estaquis. Saludad a
Apeles, cristiano a toda prueba. Saludad a los de la casa de
Aristóbulo. Saludad a Herodión, hermano mío. Saludad a los fieles de la
familia de Narciso. Saludad a Trifena y a Trifosa, que tanto han
trabajado por el Señor. Saludad a la carísima Pérside, que tanto se ha
afanado en el servicio del Señor. Saludad a Rufo, insigne discípulo, y a
su madre, que lo es también mía. Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a
Hermes, a Patrobas, a Hermas, y a los hermanos que viven con ellos.
Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpia y a
todos los fieles que viven con ellos. Saludaos unos a otros con el
ósculo santo. Os saludan todas las Iglesias de Cristo. Os recomiendo que
estéis alerta por los que promueven discordias y escándalos en contra
de la doctrina que habéis recibido. Apartaos de ellos. Esos tales no
sirven a Cristo, Señor nuestro, sino a su vientre; y, con sus palabras
de halago y lisonja, seducen los corazones de los incautos. Vuestra
sumisión al mensaje de salvación ha llegado a conocimiento de todos. Así
que siento una gran alegría por vosotros. Pero quiero que seáis sabios
para el bien y limpios de todo mal. El Dios de la paz aplastará pronto a
Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea
con vosotros.
Os envían saludos Timoteo, mi colaborador; y Lucio y
Jasón y Sosípatro, hermanos míos. Os saludo en el Señor, también yo,
Tercio, que escribo esta carta. Os envía saludos Cayo, que me hospeda a
mí y a toda la Iglesia. Os saluda Erasto, el administrador de la ciudad,
y el hermano Cuarto. Al que tiene poder para confirmar vuestra fe en el
espíritu de mi mensaje de salvación y de la doctrina predicada sobre
Jesucristo, en el espíritu del misterio revelado, mantenido en el
silencio sin fin de los siglos, pero manifestado ahora, y, mediante el
testimonio de los profetas por disposición del Dios eterno, dado a
conocer a todos los gentiles en orden a su sumisión a la fe: a Dios, al
único sabio, sea por Jesucristo la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.


RESPONSORIO Rm 16, 19-20; Ef 6, 11


V. Quiero que seáis sabios para el bien y limpios de todo mal.
R. El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies.
V. Revestíos de la armadura de Dios, para poder resistir a las asechanzas del demonio.
R. El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vuestros pies.

SEGUNDA LECTURA


De la Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 35-36)
LA ACTIVIDAD HUMANA


La actividad humana, así como procede del hombre, así también se
ordena al hombre, pues éste, con su actuación, no sólo transforma las
cosas y la sociedad, sino que también se perfecciona a sí mismo. Aprende
mucho, cultiva sus facultades, se supera y se trasciende. Un desarrollo
de este género, bien entendido, es de más alto valor que las riquezas
exteriores que puedan recogerse. Más vale el hombre por lo que es que
por lo que tiene. De igual manera, todo lo que el hombre hace para
conseguir una mayor justicia, una más extensa fraternidad, un orden más
humano en sus relaciones sociales vale más que el progreso técnico.
Porque éste puede ciertamente suministrar, como si dijéramos, el
material para la promoción humana, pero no es capaz de hacer por sí solo
que esa promoción se convierta en realidad.
De ahí que la norma de
la actividad humana es la siguiente: que, según el designio y la
voluntad divina, responda al auténtico bien del género humano y
constituya para el hombre, individual y socialmente considerado, un
enriquecimiento y realización de su entera vocación. Sin embargo, muchos
de nuestros contemporáneos parecen temer que una más estrecha
vinculación entre la actividad humana y la religión sea un obstáculo a
la autonomía del hombre, de las sociedades o de la ciencia. Si por
autonomía de lo terreno entendemos que las cosas y las sociedades tienen
sus propias leyes y su propio valor, y que el hombre debe irlas
conociendo, empleando y sistematizando paulatinamente, es absolutamente
legítima esta exigencia de autonomía, que no sólo reclaman los hombres
de nuestro tiempo, sino que responde además a la voluntad del Creador.
Pues, por el hecho mismo de la creación, todas las cosas están dotadas
de una propia consistencia, verdad y bondad, de propias leyes y orden,
que el hombre está obligado a respetar, reconociendo el método propio de
cada una de las ciencias o artes. Por esto, hay que lamentar ciertas
actitudes que a veces se han manifestado entre los mismos cristianos,
por no haber entendido suficientemente la legítima autonomía de la
ciencia, actitudes que, por las contiendas y controversias que de ellas
surgían, indujeron a muchos a pensar que existía una oposición entre la
fe y la ciencia.
Pero, si la expresión "autonomía de las cosas
temporales" se entiende en el sentido de que la realidad creada no
depende de Dios y de que el hombre puede disponer de todo sin referirlo
al Creador, todo aquel que admita la existencia de Dios se dará cuenta
de cuán equivocado sea este modo de pensar. La criatura, en efecto, no
tiene razón de ser sin su Creador.


RESPONSORIO Dt 2, 7; 8, 5


V. Dios te ha bendecido en todas tus empresas, ha protegido tu marcha a través de un gran desierto.
R. Y te ha acompañado sin que te haya faltado nada.
V. Te ha educado como un padre educa a su hijo.
R. Y te ha acompañado sin que te haya faltado nada.

ORACIÓN


Señor, concédenos, amarte con todo el corazón y que nuestro amor se
extienda también a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.


CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.


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