sábado, 4 de febrero de 2017

¿Cuál es la diferencia entre católicos y protestantes?

¿Cuál es la diferencia entre católicos y protestantes?




¿Cuál es la diferencia entre católicos y protestantes?







Pregunta: "¿Cuál es la diferencia entre católicos y protestantes?"


Respuesta:

Hay muchas y muy importantes diferencias entre católicos y protestantes.
Mientras que ha habido algunos intentos a lo largo de muchos años
recientes, de encontrar un terreno común entre los dos grupos, el hecho
es que las diferencias prevalecen, y ellas son tan importantes en la
actualidad como lo fueron al principio de la Reforma Protestante. A
continuación veremos un breve resumen de algunas de las diferencias más
importantes.


Una de las primeras y mayores diferencias entre el Catolicismo y el
Protestantismo es el hecho de la suficiencia y autoridad de la
Escritura. Los protestantes creen que solo la Biblia es la única fuente
de la revelación especial de Dios a la humanidad, y como tal, nos enseña
lo que es necesario para nuestra salvación del pecado. Los protestantes
ven la Biblia como la norma por la cual todo el comportamiento
cristiano debe ser medido. Esta creencia es comúnmente conocida como
“Sola Scriptura” y es uno de los “Cinco Solas” (sola viene del latín
“solamente”) que surgió de la Reforma Protestante como resumen de
algunas de las diferencias importantes entre católicos y protestantes.


Mientras que hay muchos versos en la Biblia que establecen su autoridad y
su suficiencia para todos los asuntos de la fe y la práctica, uno de
los más claros es 2 Timoteo 3:16
, donde vemos que “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia; a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra.” Los católicos por otro lado, rechazan la doctrina de
“Sola Scriptura” y no creen que solo la Biblia sea suficiente. Ellos
creen que ambas; la Biblia y la tradición del sagrado catolicismo
romano, son igualmente importantes para el cristiano. Muchas doctrinas
romanas católicas; tales como el purgatorio, rezar a los santos, adorar o
venerar a María, etc., tienen poca o ninguna base en la Escritura, y
están basadas únicamente en las tradiciones católicas romanas.
Esencialmente la Iglesia Católica Romana, niega la “Sola Scriptura” y su
insistencia en que tanto la Biblia como su “Sagrada Tradición” son
iguales en autoridad, subestiman la suficiencia, autoridad y unidad de
la Biblia. La visión de la Escritura está en la raíz de muchas, si no
todas, las diferencias entre católicos y protestantes.


Otra grande, pero cercanamente relacionada diferencia entre el
Catolicismo y el Protestantismo, es sobre el oficio y la autoridad del
Papa. De acuerdo con el Catolicismo, el Papa es el “Vicario de Cristo”
(un vicario es un sustituto), y toma el lugar de Jesucristo, como la
cabeza visible de la Iglesia. * Como tal, él tiene la habilidad de
hablar “ex cátedra” (con autoridad sobre asuntos de la fe y la
práctica), y cuando él lo hace, sus enseñanzas son consideradas
infalibles y obligatorias sobre todos los cristianos. Por otra parte,
los protestantes creen que ningún ser humano es infalible, y que solo
Cristo es la cabeza de la iglesia. Los católicos se apoyan en la
sucesión apostólica como una manera de tratar de establecer la autoridad
del Papa. Pero los protestantes creen que la autoridad de la iglesia no
viene de la sucesión apostólica, sino que se deriva de la Palabra de
Dios. El poder espiritual y la autoridad no descansan en las manos de
hombres comunes, sino en la misma Palabra de Dios registrada en la
Escritura. Mientras el Catolicismo enseña que solo la Iglesia Católica
puede correcta y propiamente interpretar la Biblia; los protestantes
creen que la Biblia enseña que Dios envió al Espíritu Santo para morar
dentro de todos los creyentes nacidos de nuevo, capacitando a todos los
creyentes para comprender el mensaje de la Biblia.


Esto es claramente visto en pasajes tales como Juan 14:16-17:
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con
vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, el cual el mundo no puede
recibir, porque no le ve , ni le conoce; pero vosotros le conocéis,
porque mora con vosotros y estará en vosotros.” (Ver también Juan 14:26 y 1 Juan 2:27).
Mientras que el Catolicismo enseña que solo la Iglesia Católica Romana
tiene la autoridad y el poder para interpretar la Biblia, el
Protestantismo reconoce la doctrina bíblica del sacerdocio de todos los
creyentes, y que los cristianos individualmente pueden confiar en el
Espíritu Santo para la guía en la lectura e interpretación de la Biblia
por ellos mismos.


Una tercera diferencia mayor entre el Catolicismo y el Protestantismo es
el cómo uno es salvado. Otra de las “Cinco Solas” de la reforma fue la
“Sola Fide” (solo la fe), con la que afirman que la doctrina bíblica de
la justificación es solamente por gracia, a través solamente de la fe en
Jesucristo solamente (Efesios 2:8-10).
Sin embargo, de acuerdo con el Catolicismo Romano, el hombre no puede
ser salvado solamente por la fe en Jesucristo solamente. Ellos enseñan
que la doctrina católica romana de la salvación son los Siete
Sacramentos, los cuales son; Bautismo, Confirmación, Penitencia,
Comunión (la Eucaristía), Extremaunción, Orden Sacerdotal, y Matrimonio.
Los protestantes creen que con la base de la fe en Cristo solamente,
los creyentes son justificados por Dios, porque todos sus pecados fueron
pagados por Cristo en la cruz y Su justicia es imputada a ellos. Los
católicos por otro lado, creen que la justicia e Cristo es impartida al
creyente por la “gracia a través de la fe”, pero en sí misma no es
suficiente para justificar al creyente. El creyente debe “complementar”
la justicia que Cristo le impartió, con obras meritorias.


Los católicos y protestantes también difieren en lo que significa ser
justificado ante Dios. Para el católico, la justificación involucra el
ser hecho justo y santo. Ellos creen que la fe en Cristo es solo el
principio de la salvación, y que el individuo debe construir sobre ello
las buenas obras, porque “el hombre tiene que merecer la gracia de la
justificación de Dios y la salvación eterna.” Desde luego, esta opinión
de la justificación contradice la clara enseñanza de la Escritura en
pasajes tales como Romanos 4:1-12; Tito 3:3-7,
así como muchos otros. Por otra parte, los protestantes distinguen
entre el hecho único de la justificación (cuando somos declarados justos
y santos por Dios, basados en nuestra fe en la expiación de Cristo en
la cruz), y la santificación (el proceso evolutivo de ser hechos justos
que continúa a través de nuestras vidas en la tierra.) Mientras que los
protestantes reconocen que las obras son importantes, ellos creen que
son el resultado o el fruto de la salvación, pero nunca la razón de
ella. Los católicos mezclan la justificación y la santificación juntas
dentro del proceso evolutivo, el cual conduce a la confusión acerca de
cómo es uno salvado.


Una cuarta y mayor diferencia entre católicos y protestantes tiene que
ver con lo que sucede después de que el hombre muere. Mientras ambos
creen que los incrédulos pasarán una eternidad en el infierno, hay unas
significativas e importantes diferencias sobre lo que sucede a los
creyentes. De sus tradiciones eclesiásticas y su dependencia de libros
no-canónigos, los católicos han desarrollado la doctrina del Purgatorio.
El Purgatorio, de acuerdo con la Enciclopedia Católica, es un “lugar o
condición de castigo temporal para aquellos que, dejando esta vida en
gracia de Dios, están, no enteramente libres de faltas veniales, o no
han pagado totalmente la satisfacción debida a sus transgresiones.” Por
otra parte, los protestantes creen que a causa de que somos justificados
por la fe en Cristo solamente, y que la justicia de Cristo es imputada a
nosotros – cuando morimos, iremos directamente al Cielo para estar en
la presencia del Señor (2 Corintios 5:6-10 y Filipenses 1:23).


Aún más desconcertante acerca de la doctrina católica del Purgatorio; es
el hecho de que ellos creen que el hombre debe o aún puede pagar o
hacer la satisfacción por sus propios pecados. Esto aunado a su
malentendido sobre lo que la Biblia enseña acerca de cómo el hombre es
justificado delante de Dios; da como resultado que tengan una pobre
apreciación de la suficiencia y eficacia de la expiación de Cristo en la
cruz. Simple, pero, el punto de vista Católico Romano de la salvación,
implica que la expiación de Cristo en la cruz, no fue pago suficiente
por los pecado de aquellos que creen en Él, y que aún un creyente debe
expiar o pagar por sus propios pecados, ya sea a través de actos de
penitencia, o de tiempo en el Purgatorio. Sin embargo la Biblia enseña
una y otra vez que es solo la muerte de Cristo la que puede satisfacer o
aplacar la ira de Dios contra los pecadores. (Romanos 3:25; Hebreos 2:17; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10). Nuestras obras de justicia no pueden añadir nada a lo que Cristo ya ha realizado.


Mientras que hay otras numerosas diferencias entre lo que los católicos y
los protestantes creen, estas cuatro son adecuadas para establecer que
existen serias diferencias entre los dos. En mucho, se parece a la
manera de pensar de los judaizantes (judíos quienes decían que los
cristianos gentiles tenían que obedecer la ley del Antiguo Testamento
para ser salvos) acerca de quienes Pablo escribió en Gálatas; los
católicos, al hacer obras necesarias para que uno sea justificado por
Dios, terminaron con un evangelio completamente diferente. Las
diferencias entre el Catolicismo y el Protestantismo Evangélico son
importantes y significativas.


Es nuestra oración que Dios abra los ojos de cualquiera que lea este
artículo, quien esté poniendo su fe o confianza en las enseñanzas de la
Iglesia Católica. Es nuestra esperanza que cada uno entienda y crea que
sus “obras de justicia” no pueden justificarlos, o santificarlos (Isaías 64:6).
Es nuestra oración que todos, en vez de eso, pongan su fe solamente en
el hecho de que somos “.. justificados gratuitamente por Su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en Su sangre...” (Romanos 3:24-25).
Dios nos salva, “no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por Su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y
por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros
abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados
por Su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la
vida eterna.”




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