domingo, 5 de febrero de 2017

Imperio Nuevo de Egipto - Wikipedia, la enciclopedia libre

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Imperio Nuevo de Egipto


(Redirigido desde «Imperio Nuevo»)
Imperio Nuevo de Egipto

Imperio




Bandera


1550 a.c-1069 a. C.
Bandera



Ubicación de Imperio Nuevo de Egipto
El Imperio Nuevo durante el siglo XV a.C.
Capital Tebas y Aketaton (reinado del faraón Akenatón)
Idioma principal Egipcio clásico

Nubio

Cananita
Religión Egipcia
Gobierno Monarquia
Historia
 • Establecido 1550 a.c
Con el nombre de Imperio Nuevo se conoce al periodo histórico que comienza con la reunificación de Egipto bajo Amosis I
(c. 1550 a. C.) y que termina hacia el 1070 a. C. con la llegada al
trono de los soberanos de origen libio. Lo componen las dinastías XVIII, XIX y XX. Transcurre entre el Segundo periodo intermedio, y el Tercer periodo intermedio de Egipto. Las dos últimas dinastías, XIX y XX, se agrupan bajo el título de Período Ramésida.



Índice

Primeras campañas militares

Ahmose I
(1550-1525 a. C.), a pesar de ser descendiente directo de los
gobernantes de la XVII dinastía tebana, es considerado el primer
soberano de la dinastía XVIII porque era el unificador de Egipto. Este
rey prosiguió su actividad militar en Asia, al poco tiempo tomó la
ciudad de Sharuhen (en la actual franja de Gaza).
Esta región tenía gran importancia geopolítica y económica, ya que
controlaba el principal paso de Egipto hacia el norte, en la franja
costera. Es muy probable que las primeras campañas asiáticas de Ahmose
estén relacionadas con las operaciones militares contra los hicsos, las ciudades del Canaán meridional parece ser que estaban en el área de influencia de Avaris.


Las guerras contra los hicsos y en Asia permitieron la formación de
un ejército organizado y veterano. La mayor ocupación de los primeros
reyes de la dinastía XVIII fue continuar la obra de Ahmose, es decir,
lograr la imposición militar tanto en Nubia como en el Levante, como en
el caso de su hijo, Amenhotep o Amenofis I (1524-1504 a. C.), que extendió la frontera más allá de los límites del reinado anterior. El sucesor de Amenhotep, Thutmose o Tutmosis I (1504-1492), realizó importantes incursiones sobre Canaán y Siria, llegando hasta el Éufrates.


Economía


Trabajadores egipcios. Pintura en una tumba Tebana.
Las campañas militares, además de proveer gran cantidad de tributos,
posibilitaban la expansión económica. Las explotaciones mineras eran
organizadas directamente por el gobierno faraónico y protegidas mediante
presencia militar. Entre ellas destacan:


  • De oro, piedra y diorita (utilizada esta última para la elaboración de esculturas) de Nubia. El gobernador egipcio de Nubia poseía el título de "supervisor de las minas de oro de Amón".
  • De cobre y de piedras preciosas (turquesa) del Sinaí.
  • De oro, pórfido y alabastro en el desierto Oriental.
Es interesante la elección de los "dioses protectores" de las explotaciones mineras: Amón, muy popular en Nubia, de las de oro de dicho país, y Hathor
de las de turquesa del Sinaí. La riqueza minera era monopolizada por el
gobierno, que la utilizaba para la construcción y reparación de
edificios públicos, especialmente templos, palacios y necrópolis, de modo destacado en Tebas.
Era común sepultar a los reyes y los miembros de la familia real en la
capital, así es como la necrópolis real se situó frente a Karnak, a la altura de Tebas, pero en la margen occidental del Nilo, o sea, la opuesta.


Estaba en auge el comercio a gran escala, con Asia o con otros puntos
del Mediterráneo Oriental que, por otra parte, no se había interrumpido
en ningún momento ante la presencia hicsa en el delta durante el
Período Intermedio. Hay pruebas de que el comercio a través del mar Rojo y el océano Índico alcanzó gran desarrollo. Las fuentes egipcias mencionan intercambios con Punt (identificado en la actual Somalia),
y se hallaron objetos egipcios de la dinastía XVIII en la región
ecuatorial de África oriental que, si no significa el alcance de las
expediciones comerciales egipcias, atestigua el desarrollo comercial de
los pueblos de la cuenca del Índico.


Reinados de Tutmosis II a Tutmosis IV

Tutmose II o Tutmosis II (1492-1479), el hijo de Tutmose I, tuvo que aplastar una sublevación en Nubia durante sus primeros años de reinado, reforzar sus posesiones en el Sinaí y detener invasiones de beduinos,
en la frontera con Arabia. El traspaso de mando era aprovechado por las
regiones sometidas para rebelarse, pues era un momento de debilidad de
la monarquía. La sucesión de Tutmose II resultó conflictiva. La
legitimidad del faraón se lograba mediante el matrimonio de este con su
hermana; así, en este caso en particular, se buscaba mantener pura la
descendencia de la familia del fundador Ahmose I. Pero durante la
dinastía XVIII no hubo -en la mayoría de los casos- descendencia
masculina de la unión entre hermanos, así que los reyes llamados Tutmose
(I, II y III) son hijos de esposas secundarias.


Esto posibilitó, tras la muerte de Tutmose II sin descendencia
legítima masculina (tampoco él era estrictamente legítimo en el sentido
de que era hijo de una esposa secundaria), la ascensión de Hatshepsut,
su hermanastra y esposa real, cuya sangre era más pura. Hatshepsut, con
el apoyo del clero de Amón, se proclamó faraón (1473-1458), relegando a
Tutmose III,
hijo de Tutmose II. La coronación de una mujer como faraón era un caso
atípico pero tenía precedentes. En el reinado de Hatshepsut se sitúa el
auge del comercio con Punt, vía Mar Rojo. El principal interés era el incienso utilizado para los rituales egipcios. Incluso Hatshepsut logró producir incienso en el propio Egipto.



Tutmosis III, Museo Egipcio, El Cairo.
Muerta Hatshepsut, Tutmose III o Tutmosis III
(1479-1425), hijo de Tutmose II, comenzó a reinar de hecho. Según
algunos autores fue quien eliminó las referencias a Hatshepsut en los
templos. Desde el comienzo de su reinado tuvo que enfrentarse a
sublevaciones en Siria, patrocinadas por el reino hurrita de Mitani (en el norte de la Mesopotamia). Derrotó a la confederación siria comandada por Kadesh en las cercanías de Meggido (Canaán),
sorprendiéndolos por la retaguardia, y luego tomó la ciudad. Fortaleció
su poder en Canaán, y siguió hacia Siria, donde tomó diversas ciudades
sirias pro-hurritas, llegando incluso a cruzar el Éufrates. La
arqueología muestra para esta época grandes destrucciones en las
ciudades de Canaán y Siria que pueden haber sido provocadas por las
campañas de Tutmose. Además realizó unas cuantas expediciones militares
más en Nubia. Las campañas de Tutmose III acumularon gran cantidad de
botines y tributos, incluso de potencias extranjeras, como Chipre,
Creta, Babilonia y Hatti. Construyó templos en Karnak (cerca de Tebas,
al sur), y en Heliópolis y Menfis (al norte).


Durante el reinado del hijo de Tutmose III, Amenhotep o Amenofis II (1427-1400), se recrudeció la guerra con Mittani. Este soberano realizó una campaña en la que recibió tributo de Mittani
y de Hatti (hititas, reino de la actual Turquía central). Las campañas
periódicas de los faraones de la XVIII dinastía parecen estar dirigidas a
lograr el reconocimiento y tributo de las ciudades estados de Siria y
Canaán, y de potencias extranjeras (mediante la fuerza o la
intimidación), intentando además mermar la influencia de Mittani; no se
trataba de enfrentamientos directos entre las dos potencias (Egipto y
Mittani).


Con Tutmose IV
(1400-1390), comenzó un período de paz, con alianzas matrimoniales
entre los reyes hurritas y egipcios, y se fortaleció la posición en
Nubia y el Levante. Tutmose IV hizo construir gran cantidad de templos
-especialmente en el norte- dedicados al culto solar (Ra), para contrarrestar el poder del culto al dios Amón, concentrado este en la capital, Tebas.


Administración y diplomacia durante los reinados de Amenhotep III y Ajenatón

El ministro Amenhotep (hijo de Hapu)
es un buen ejemplo de una carrera política ascendente durante el
reinado de Amenhotep III, el cual destaca por su organización y
estabilidad, siendo considerado el apogeo de la dinastía XVIII.


En cuanto al gobierno de las posesiones extranjeras, en Nubia había
un gobernador egipcio; en cambio en Asia la hegemonía egipcia se basaba
en relaciones entre el gran rey (de Egipto) y el pequeño rey vasallo (de
cada una de las ciudades asiáticas), además había tres provincias con
gobernador egipcio. Estas eran, de Sur a Norte: Canaán (con gobernador
en Gaza), Apu (en Kumidu) y Amurru (en Simurru).


Con Tutmose IV, y en especial en el reinado de su hijo Amenofis o
Amenhotep III (1390-1355), comenzó un período en el cual las relaciones
internacionales con las potencias asiáticas (Mittani, Asiria, Babilonia,
Hatti, Chipre) se desarrollaron en general amistosamente. Las Tablillas de Amarna, halladas en la que fue la ciudad de Ajetatón,
(la capital de Amenhotep IV), son la principal fuente para estudiar las
relaciones diplomáticas durante los reinados de Amenhotep III y
Amenhotep IV. Algunas atestiguan el intercambio de princesas (para ser
casadas con el rey o con miembros de la realeza) y de "presentes" (una
especie de comercio entre las casas reales). Otras, como ya se mencionó,
reseñan las relaciones del faraón con sus pequeños vasallos del
Levante. Acerca de esto último, los soberanos asiáticos que mantenían
relaciones diplomáticas con Egipto, se quejaban de que los pequeños
reyes vasallos del faraón robaban sus caravanas.


Ajenatón y sus sucesores


Al morir Amenhotep III, lo sucedió su hijo Amenhotep IV (1352-1335), que cambió su nombre a Aj-en-Atón (servidor de Atón),
y la capital pasó de Tebas a Ajetatón (horizonte de Atón). A los pocos
años de su reinado abandonó Tebas, donde el clero era más poderoso que
el propio rey, y fundó una nueva capital en el Egipto Medio, llamada
Ajetatón, situada en la actual Amarna.
A partir de ese momento se recrudeció la persecución contra el
amonismo, no sólo dentro de los sacerdotes tebanos, sino los de otras
regiones egipcias, y hacia a la población. Se impuso de forma
obligatoria el culto a Atón, y se suprimieron todos los demás dioses,
llegando a una forma de monoteísmo. Además, se comenzó a destruir templos e imágenes y, sobre todo, a borrar los nombres de las demás divinidades.


Hacia el final de su reinado la situación, incluso dentro de la misma
corte de Amarna, era caótica. Al parecer, Ajenatón estaba más
interesado en temas religiosos o artísticos que en la administración del
Estado. Ay, un funcionario de la corte, había alcanzado gran influencia. Tras la muerte de Ajenatón, lo sucedió primero Semenejkara (1338-1336). No se sabe gran cosa de este personaje, incluso se duda sobre su identidad: tal vez se tratara de un pariente de Ajenatón (¿su hermano?); en cambio hay quien afirma que se trata de la reina de Ajenatón, Nefertiti,
y luego su hijo Tut-anj-Atón, todavía menor de edad, ocupando el
gobierno efectivo de este último el visir: Ay. Tutanjatón cambió su
nombre al de Tutankamón, volviendo a la religión de Amón, en alianza con el clero.


Expansión hitita

Hatti (reino de Anatolia
central), al verse acorralado por sus vecinos, tuvo que basarse en su
capacidad militar para sobrevivir como estado. Pronto surgieron reyes
militarmente fuertes que dieron fin a una serie de crisis dinásticas. El
más destacado de ellos fue Suppiluliuma I, quien conquistó Cilicia
(región costera de la actual Turquía en la frontera con Siria),
entrando entonces en contacto con la esfera de influencia de Mittani.
Suppiluliuma evitó una guerra de posiciones con los hurritas invadiendo
Mittani por el norte, y en los años siguientes tomó o redujo a vasallaje
a las ciudades-estado sirias, la mayoría dependientes de Mittani. Más
tarde logró instalar un rey pro-hitita en Mittani, apareciendo a su vez
otro enemigo de los hititas apoyado por la vecina Asiria. Esto significó
la definitiva decadencia de Mittani.


El imperialismo hitita se caracterizaba por su interés de conquista permanente de las ciudades-estado de Siria. Por ejemplo, Karkemish,
una de las ciudades que más resistencia opuso, en los siglos siguientes
a la disolución del Imperio Hitita fue uno de los más importantes
estados neo-hititas (de herencia político cultural hitita). Entre los
pequeños estados pasados a Suppiluliuma había varios vasallos de Egipto:
Kadesh, Amurru y Ugarit. Aunque Ugarit se hallaba distante de Egipto y
era sólo un vasallo nominal, en Amurru había un gobernador egipcio
permanente. Más tarde los hititas avanzaron hacia el sur, alcanzando la
zona de Damasco.


La expansión hitita sobre el área de influencia egipcia se explica en
primer lugar por su capacidad militar y porque coincide con las
reformas de Ajenatón, parece estar demostrado que ellas trajeron
conflictos internos durante el reinado del propio faraón y, con
seguridad, tras su muerte. A esto se suman las desuniones políticas en
la misma corte: se sabe, según fuentes hititas, que un miembro femenino
de la familia real egipcia (en el período inmediatamente posterior a la
muerte de Ajenatón) pidió a Supiluliuma una alianza matrimonial, y que
el hijo del rey hitita enviado a Egipto con este objeto fue asesinado.


Época Ramésida (Dinastías XIX y XX)

El chaty Jeperjeperura Ay sucedió al joven Tutankamón,
proclamándose rey (1327-1323) y dando fin a la dinastía XVIII. Ay fue
reemplazado por Horemheb (1323-1295), personalidad salida del ejército.
De él se conocen unos edictos que intentan poner orden con mano dura. Es
probable su participación en las anteriores guerras contra los hititas;
se sabe que realizó durante su reinado expediciones contra ellos y que
fue derrotado. Horemheb murió sin descendencia, por lo que el trono pasó
a Ramsés I
(1295-1294), que era visir y un destacado general del ejército. Ramsés
I, al parecer, pertenecía a una familia de origen hicso de Avaris. Su
reinado duró apenas un año, pero fundó la dinastía XIX. La mayoría de
sus miembros, tal como Ramsés, fueron comandantes del ejército del
faraón anterior y sus corregentes.


A Ramsés lo sucedió su hijo Sethy I
(1294-1279). Su reinado continuó la pacificación de las regiones
fronterizas, completamente dejadas de lado durante el reinado de
Akenatón. Reconquistó gran parte de Canaán, y realizó expediciones en
Siria, bajo el poder hitita, y en Libia.


Muerto Suppiluliuma I, rey de Hatti, la influencia hitita se había estabilizado en Kadesh, no obstante Egipto había recuperado Amurru.
No se puede establecer un límite exacto del poder de las dos potencias
(Egipto y Hatti). Dos imperios de expansión y poder similar en la
región, y en pleno conflicto (como pasaba en esa época con los egipcios y
los hititas), significaba la plena decadencia de las ciudades,
fundamentalmente porque las guerras dificultaban el paso de las
caravanas y desestabilizaban la situación política de las ciudades.



Estatua de Ramsés II en el interior de Abu Simbel.
El sucesor de Sethi I fue Ramsés II
(1279-1213). Este, como su padre Sethy, apenas comenzado su reinado
realizó expediciones en Asia. Fortaleció su posición en la zona de
ocupación egipcia, y avanzó con su ejército hacia el norte. Su objetivo
era reconquistar Kadesh e impedir una contraofensiva hitita. Fue emboscado
en las cercanías de Kadesh por un ejército compuesto por hititas y
tropas auxiliares de varias ciudades sirias, entre ellas la misma
Kadesh, al mando del rey Muwatalli II de Hatti.


Según la versión egipcia fue una victoria propia, y viceversa en la
historia hitita. En todo caso no fue una victoria definitiva, y las
respectivas esferas de influencia se mantuvieron aproximadamente como
estaban; además, más tarde se selló un tratado de paz entre Ramsés y el
sucesor hitita Hattusili III.
De todos modos, lo más probable es que los hititas decidieran terminar
la guerra por causa de la amenaza que significaba la expansión de Asiria, un reino del norte de la Mesopotamia.
El mencionado tratado significó el fin de las pretensiones de Ramsés de
extender aún más su imperio, tratando de igual a igual a su par hitita.


Al final del reinado de Ajenatón, el modelo religioso atonista estaba
colapsado. En los reinados posteriores, el clero de Amón logró
fortalecer su posición, especialmente en el sur, mientras una sucesión
de reyes-militares (de Horemheb a Ramsés II) se ocupaban de la
pacificación de las fronteras (Libia, y en especial Asia). Ahora bien,
terminada la guerra contra los hititas, Ramsés II se propuso integrar
política y culturalmente las posesiones asiáticas a Egipto. Su capital,
Per-Ramsés, estaba situada en la frontera de Asia y África, en el mismo
emplazamiento que Avaris, la antigua capital de los hicsos, o en sus
cercanías, en donde convivían egipcios y semitas.


Según el libro del Éxodo, los israelitas fueron empleados en su
construcción, así como en la ciudad de Pitom, situada está en la misma
región, aunque más al sur. Así mismo, fomentó la asimilación de los
dioses asiáticos con los egipcios, por ejemplo Seth, un dios de la
guerra originario del Alto Egipto, había sido relacionado desde los
tiempos hicsos con Baal, el dios cananeo de las tormentas. Sabiendo que
esta relación persistía, Ramsés elevó a Seth a la categoría de dioses
como Ptah, Ra o Amón (Amón-Ra); incluso Seth formó parte de los nombres
de dos faraones de la época Ramésida (Sethi I y II). Esto concuerda
además con el carácter militarista de la dinastía Ramésida, ya que Seth
era un dios guerrero.


Ramsés hizo construir y restaurar muchos templos en Tebas (Luxor y
Karnak), en la capital, Per-Ramsés, y en Nubia. El templo más destacado
es el de Abu Simbel (Nubia), erigido en su honor; era una forma de
mostrar su poder en dicho esta región. Su interés por Nubia -así como el
de sus predecesores Horemheb y Sethi I- se manifestó con la
construcción de templos dedicados a Amón en Napata, centro nubio del
culto a dicho dios.


Ramsés II murió en 1213, tras 66 años de reinado (el segundo más
extenso del Antiguo Egipto), y lo sucedió su decimotercer hijo,
Meremptah (1213-1203), que reinó alrededor de diez años. En los próximos
veinte años se sucedieron reyes de los que poco se sabe, y por último
Sethnajt se hizo con el poder, inaugurando la XX dinastía. El período
posterior a la muerte de Ramsés II está signado por la aparición de
nuevos pueblos extranjeros, conocidos en Egipto como Pueblos del Mar.


Los Pueblos del Mar

Durante los siglos XIII, XII y XI toda el área del Cercano Oriente y la cuenca oriental del Mediterráneo
sufrió importantes procesos de movimientos de pueblos, acompañado de la
crisis y en muchos casos destrucción de los grandes centros urbanos de
la Edad del Bronce. Fue un período de crisis y transformación del que se tienen pocos datos, por lo que se conoce como Edad Oscura.
Sus causas son complejas y no hay acuerdo sobre ellas. Este es sólo un
resumen de algunas de ellas, y del desarrollo del proceso.


Egipto y Hatti se dividían pacíficamente el Levante y mantenían una
relación cordial. La situación era estable para Hatti, hasta que perdió
su fuente de cobre en manos del reino de Asiria. Recordemos que a partir
de cobre y estaño se produce el bronce. Esto llevó a Hatti a la
conquista de Chipre, gran productor de cobre, chocando entonces con los
intereses comerciales de los aqueos, quienes formaban pequeños reinos de
carácter naval, comercial y militar en lo que sería Grecia. Esto
provocó una serie de guerras entre Hatti y los aqueos. Paralelamente,
Hatti obstaculizó el comercio de los aqueos con sus posesiones del
Levante (es decir que realizó un embargo comercial contra los aqueos),
siendo secundado por sus aliados egipcios.



Sarcófago de Merenptah, tumba KV8, Valle de los Reyes.
Todo esto provocó la decadencia del comercio marítimo y potenció el
proceso de inclinación a la piratería y al saqueo de ciudades costeras
que se desarrollaba desde antes. Las víctimas se veían obligadas a huir
al interior o dedicarse a la piratería. Las ciudades de Tarso y Ugarit,
vasallas de los hititas, fueron saqueadas. Hatti fue duramente atacado,
llegando a tener que recibir donaciones de trigo del faraón Merenptah (12131203), hijo y sucesor de Ramsés II.


De hecho, en el reinado de Merenptah se llevó a cabo la primera
invasión de los pueblos del mar, cuyos principales grupos eran teresh,
shardana, ekwesh, sheshelesh y lukka. Algunos de los pueblos del mar son
mencionados ya en las Cartas de Amarna
de los reinados de Amenhotep III (1390-1352) y Akhenatón (1352-1336).
Los shardana habían sido derrotados en la zona del delta por Ramsés II a
comienzos de su reinado, y habían sido reclutados como soldados
mercenarios y guardias del faraón. Los lukka eran vasallos de los
hititas y habían luchado en la batalla de Kadesh contra Ramsés II. Los
pueblos del mar atacaron el Bajo Egipto en coalición con libios; de hecho algunos creen que para esta época muchos grupos emparentados con los Pueblos del Mar se habrían establecido en Libia. La coalición fue derrotada por Merenptah.


Ramsés III y la dinastía XX

Si bien Egipto fue uno de los pocos estados que resistió a las invasiones de los Pueblos del Mar, y el reinado de Ramsés III
fue el más largo y estable de su época, los síntomas de desorden se
hacen evidentes en sus últimos años. En primer lugar una crisis
económica: malas cosechas, dificultades para el comercio internacional y
pérdida de los tributos de las posesiones asiáticas. Este fue uno de
los períodos más fecundos en saqueos de tumbas reales, y todo hace
sospechar un ambiente de pobreza general. Una fuente detalla la primera
huelga registrada de la historia, llevada a cabo por los artesanos de un
templo en la zona de Tebas: reclamaban mayores raciones de comida.
Además relata como uno de los líderes de la huelga llegó al cargo de visir,
como las huelgas continuaron y como dicho visir se vio implicado en un
intento fallido de asesinato del faraón, ya este último de edad
avanzada. Según parece, Ramsés III fue finalmente asesinado en otra
conspiración.


Durante los próximos treinta años el trono fue ocupado por reyes
débiles, llamados asimismo Ramsés. La adopción por parte de Ramsés III
de dicho nombre hace alusión al intento de restauración del modelo de
gobierno de los tiempos de Ramsés II. Las décadas siguientes están
signadas por la disputa entre el clero de Amón en Tebas y la monarquía.
Acaso la nueva ascensión de Amón en Tebas tuvo que ver con la decadencia
del delta, debido a las continuas invasiones. Así mismo cobran
importancia los mercenarios libios. Es interesante ver como los libios, a
pesar de haber sido derrotados a principios del reinado de Ramsés III,
entraron en Egipto de todas formas, estableciéndose en la margen derecha
de la desembocadura más occidental de delta: los llamados "grandes
jefes de los Mashauash".


La Guerra de los Impuros

El conflicto se intensificó en las décadas siguientes. Estalló la
Guerra de los Impuros, como la llamaban los tebanos, una especie de
guerra santa entre rebeldes sethianos (seguidores del dios Seth) de
Heliópolis, una ciudad sagrada del Bajo Egipto, apoyados por asiáticos,
contra el Sumo sacerdote de Amón en Tebas.
Los monarcas, sin poder real, se mantuvieron al margen, hasta que un
Sumo Sacerdote intentó realizar un golpe de estado. El faraón logró
destituirlo, y lo reemplazó por un general mercenario libio, Herihor. Él y su pariente Esmendes derrotaron a los "impuros", y luego sucedieron a Ramsés XI (1099-1069). Esmendes se proclamó faraón en Bajo Egipto,
mientras que Herihor se convirtió en soberano independiente en el sur,
aunque ostentando únicamente el cargo religioso. Esta división marca el
comienzo del Tercer periodo intermedio de Egipto.


Cronología del Imperio Nuevo

Cronología estimada por los siguientes egiptólogos:


  • Primer faraón: Ahmose
    • 1570-1546 (Wente)
    • 1569-1545 (Redford)
    • 1554-1529 (Parker)
    • 1552-1527 (Hornung)
    • 1552-1526 (Grimal)
    • 1550-1525 (Reeves, Arnold, von Beckerath, Shaw, Kitchen)
    • 1549-1524 (Dodson)
    • 1540-1525 (Malek)
    • 1540-1515 (Aldred)
    • 1539-1514 (Krauss, Murnane)
    • 1530-1504 (Helck)
  • Último faraón: Ramsés XI
    • 1114-1087 (Gardiner)
    • 1112-1085 (Drioton)
    • 1111-1081 (Redford)
    • 1105-1076/70 (Helck)
    • 1103/1099-1070/69 (von Beckerath)
    • 1100-1070 (Arnold)
    • 1099-1069 (British Museum, Málek, Shaw)
    • 1098-1069 (Grimal)
    • 1094-1064 (Dodson)

Cronograma




Véase también

Referencias

General

Guerra Hatti-Egipto

  • J. Canseco Vicourt (1996): "La batalla de Kadesh", en RESME I, vol-4. [1]
  • M. Liverani (1995): El Antiguo Cercano Oriente: historia, sociedad y economía.
  • M. Roaf (1993): Mesopotamia y el Antiguo Oriente Medio.

Pueblos del Mar

  • A. Killebrew (coord.): The Sea Peoples and the Philistines.
  • C. Moreau (2003): "Los Pueblos del Mar y el trasfondo histórico de la Guerra de Troya", en Mediterranean Archaeology, pp. 107-124. [2]
  • N. K. Sandars (1980): "Los Pueblos del Mar", en A. Cotte Rell (coord.) Historia de las civilizaciones antiguas.

Amenhotep III, Ajenatón y el Período Amarna

  • J. Fletcher (2000): El rey sol de Egipto: Amenhotep III.
  • G. Gentoso Singer (2003): "La iconografía de Aton en el Egipto de la
    dinastía XVIII y su relación con la ideología amarniana", en Transoxiana 6. [3]
  • N. Reeves (2002): "Akhenaton y los faraones de Amarna: una nueva visión" (conferencia, Madrid). [4]

Referencias digitales

Bibliografía

  • Padró, Josep. Historia del Egipto Faraónico. Alianza Editorial, 1999 ISBN 84-206-8190-3
  • Serrano Delgado, José Miguel. Textos para la Historia Antigua de Egipto. 1993. Ediciones Cátedra, S.A. ISBN 84-376-1219-5
  • Gardiner, Alan. El Egipto de los Faraones, 1994. Ed. Laertes. ISBN 84-7584-266-6
  • Grimal, Nicolás. Historia del Antiguo Egipto. Akal Ediciones. ISBN 84-460-0621-9
  • Trigger, B.G.; Kemp, B.J.; O’Connor, D.; Lloyd, A.B. Historia del Egipto Antiguo Ed. Crítica. ISBN 84-7423-838-2
  • Clayton, Peter A. Crónica de los Faraones. Ediciones Destino, 1996. ISBN 84-233-2604-7
  • Kemp, Barry J. El Antiguo Egipto: Anatomía de una Civilización. 1992. Crítica, Grijalbo Mondadori, S.A. ISBN 84-7423-538-3

Enlaces externos

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