miércoles, 7 de diciembre de 2016

¿Se puede ser gay y sacerdote católico? | Sociedad | EL MUNDO

¿Se puede ser gay y sacerdote católico? | Sociedad | EL MUNDO








RELIGIÓN

La salida del armario del prelado Charamsa

¿Se puede ser gay y sacerdote católico?

Charamsa y su pareja, Eduard, en rueda de prensa.
Los homosexuales no pueden ser curas, según una decisión canónica tomada en 2008
El bombazo de Charamsa sacude desde dentro las entrañas de la Iglesia, pero, al mismo tiempo, da armas a su Internacional rigorista y provoca su reacción defensiva a ultranza
La
homosexualidad descoloca a la Iglesia católica, que se debate entre la
"igual dignidad de cualquier persona ante los ojos de Dios" y el tabú
del sexo no heterosexual. Porque el homosexual rompe sus esquemas.
"Varón y mujer los creó", dice el Génesis. ¿Se puede ser gay y
católico? ¿El homosexual nace o se hace? ¿El homosexual es un enfermo,
un desviado, un vicioso o un hijo de Dios?

Hasta la llegada de
Francisco al solio pontificio, la homosexualidad era un línea roja en la
Iglesia católica, uno de los llamados "principios doctrinales
innegociables". Es decir, la homosexualidad se consideraba un vicio y un
pecado contra natura. Por lo tanto, había que acoger al pecador, pero sin bendecir su pecado.
Es decir, acogida teórica, sí, pero en la práctica los gays no sólo no
pueden casarse por la Iglesia, sino que ni siquiera pueden ser curas,
según una decisión canónica tomada por la Congregación para la Doctrina
de la Fe en el año 2008.

Hasta entonces, los homosexuales podían ordenarse sacerdotes, siempre que se mantuviesen castos
y no rompiesen el celibato, que obliga tanto a heteros como a homos. Y,
de hecho, las filas clericales están repletas de curas, frailes,
monjas, obispos y cardenales con tendencias homosexuales. Se habla,
incluso, desde hace años, de la existencia de un poderoso lobby gay en el Vaticano.

El caso del polaco Charamsa y su explosiva salida del armario,
el día antes de la inauguración de la segunda parte del Sínodo sobre la
familia ejemplifica a las claras esta situación. Hay homosexuales en la
Curia, que mantienen su condición en secreto y la viven en las sombras.
Hasta que no aguantan más y explotan. Y algunos, como
el teólogo polaco, reúnen las fuerzas suficientes no sólo para salir del
armario, sino para dejar en evidencia la "homofobia paranoica" de la sala de máquinas vaticana, donde los homosexuales reprimidos ocupan puestos de relieve.

Charamsa no era un funcionario de tercera de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Joven, preparado e inteligente, llegó al dicasterio que vigila la
doctrina católica en 2003, en la época en la que estaba regido por el
entonces cardenal Ratzinger. Y llegó a tener un puesto
importante en ella, además, de ser elegido, secretario de la comisión
teológica internacional y profesor en la Universidad Gregoriana y en la
Pontificia Regina Apostolorum de Roma.

Tras su outing, la maquinaria del Vaticano se puso en marcha y el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi,
anunció inmediatamente que no podrá seguir en sus cargos, le acusó de
"irresponsable" y denunció que las declaraciones de Charamsa buscan
"someter la asamblea sinodal a una presión mediática injustificada".

Charamsa
no lo niega. Al contrario, admite que su revelación pública busca
sacudir las estructuras eclesiales. "Quiero con mi historia sacudir un poco la conciencia de la Iglesia", reconoció. Y añadió: "Me gustaría decir al Sínodo que el amor homosexual es un amor familiar, que necesita de la familia. Todas las personas, incluso los gays, lesbianas o transexuales, llevan en su corazón el deseo de amar y de la familiaridad".

El bombazo
de Charamsa sacude desde dentro las entrañas de la Iglesia, pone a la
institución ante un espejo, pero, al mismo tiempo, da armas a su Internacional rigorista y
provoca su reacción defensiva a ultranza. Una dinámica que puede
obligar al Papa a afrontar las tendencias centrífugas de los dos
extremos eclesiásticos. Y no mover ficha ni en éste ni en otros temas,
hasta que se imponga el consenso eclesiástico. Posiblemente, en un próximo pontificado.



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Dejando a parte este caso en particular, si antes de 2008 la iglesia
animaba a los homosexuales (igual que al resto) a hacerse sacerdotes, ya
que la iglesia exige el celibato de por vida a los homosexuals,
sacerdotes o no, entonces no entiendo a la gente que dice que cada club
tiene sus reglas y que no deberían haber entrado al club. Este no es un
club cualquiera, este es un club que defiende la idea de que solo siendo
parte de él se puede librar uno de un sufrimiento infinito y eterno y
que establece condiciones muy diferentes para entrar a unos y a otros.
Este club tiene como pilar fundamental el apostolado y, por lo tanto el
animar esa idea de tener la exclusividad de la salvación. Este club
cambia las reglas cuando le parece y a los que antes animaba a dedicar
sus vidas al sacerdocio, en 2008 lo prohíbe para algunos. Para poder
pedir coherencia primero hace falta ser coherente y decir que se acepta
pero exigir mucho más a algunos que a otros es tremendamente hipócrita.






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veo que el mundo está muy reivindicativo con la religión últimamente
no? informaros mejor de todo que veo mucha demagogia por aquí....






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@SOLVIEG #34 "Hay más creyentes que ateos porque creer es más fácil que pensar" Albert Einstein. Ahora vas y lo tuiteas.






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@SOLVIEG #36
Otro que se cree que para hacer el bien hay que llevar sotana. Que no
hombre que no, que siempre se pueden hacer cosas buenas sin tener que
creer en Gnomos ni en hadas, que muchisima gente atea y agnostica se
dejan el alma por los demás todos los días, que cientos de ONG y cientos
de personas ayudan en conflictos bélicos, en Palestina, a los
refugiados. En resumidas cuentas, no hay que ser religioso para hacer
cosas buenas, la iglesia se apoderó hacer tiempo de términos como
compasión, generosidad etc.... y algunos hasta os lo creeis.






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Posiblemente la mitad de los curas son heterosexuales y la otra mitad
homosexuales. Y la realidad es que tanto en uno como en otro caso cada
uno vive la sexualidad a su manera: unos tienen pareja estable, otros
inestable, otros sexo ocasional o promiscuo, y también los hay que se
mantienen castos. La cuestión no debería ser homo o hetero, que ha
existido siempre y pertenece además a la intimidad de cada uno, sino la
revisión del celibato en la Iglesia actual.






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En este debate se echa siempre en falta una precisión: ¿Es el
homosexual practicante o solo platónico? Si el cura en cuestión es un
homosexual que solo practica el amor platónico creo que la Iglesia no
debería tener problemas con ese sacerdote, exactamente igual que no los
tiene con el hetero que no practica el sexo. En todo caso, que la
Iglesia ni se plantee una diferencia entre homosexual practicante y
homosexual meramente platónico (que solo practica el amor platónico)
creo que es expresión de los tremendos miedos que este tema genera en la
Iglesia (aunque es inevitable pues los pastores de la Iglesia son todos
hombres obligados a renunciar al sexo).






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@un_imparcial #19
No has podido decirlo mejor. La misma pregunta de la "noticia" ya es
tendenciosa: "¿Se puede ser gay y sacerdote católico?" También podría
preguntar "¿Se puede tener novia y ser sacerdote católico?" cuando el
asunto real es "¿Se puede tener pareja y ser sacerdote católico?"






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esta noticia no ha descabalado nada ni escandalizado a la Iglesia más
que otros casos. Si este hombre no es capaz de mantener el celibato y
no tiene verdadera vocación, no debería haberse ordenado. En España no
ha habido tantos casos de abusos gracias a que se ha impedido la
ordenación de homosexuales.






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Cada club tiene sus reglas, y la obligación de sus socios es
respetarlas. Que no te molan? Pués te piras. Te borras del club, y punto
pelota. Es tan sencillo como eso. Por qué coño le voy a decir yo, que
pertenezco a otro club (o a ninguno) cómo tienen que dirigirlo?























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