domingo, 18 de diciembre de 2016

Los ejemplares más antiguos de las Cartas de Pablo. “Compartir” (96) 29 de abril de 2015. Preguntas y respuestas

Los ejemplares más antiguos de las Cartas de Pablo. “Compartir” (96) 29 de abril de 2015. Preguntas y respuestas
















Cristianismo e Historia





Escribe Antonio Piñero








Pregunta








Me permito molestarle para preguntarle sobre los ejemplares mas
antiguos de las Cartas de Pablo. Usted ha explicado claramente en varias
ocasiones que nuestro conocimiento sobre los evangelios es a través de
retazos más o menos completos contenidos en papiros desde el siglo II.


Y para las cartas de Pablo ? Hay algún texto original de Pablo de
Tarso? Cómo hemos llegado a saber sobre las cartas de Pablo ?








Respuesta:








Tenemos algunos papiros de los siglos III y posteriores con
fragmentos de cartas de Pablo. Así los Papiros 14. 16. 40. etc. que nos
permiten establecer el texto de Pablo para esa época. Antes hay
solamente citas de escritores antiguos, pero posteriores a Pablo. Se
inició pronto la costumbre de copiar las cartas recibidas por cada
comunidad y de enviarlas a otras, a la vez que se recibía como
intercambio la que había sido allí enviada. Colosenses, no auténtica,
anterior al año 100, apunta hacia lo que quizás se hacía ya en vida de
Pablo, y sobre todo posteriormente: Una vez que hayáis leído esta carta
entre vosotros, procurad que sea también leída en la iglesia de
Laodicea. Y por vuestra parte leed vosotros la que os venga de Laodicea
(Col 4,16).





Los más inquietos de entre los sucesores de Pablo debieron de
preocuparse en primer lugar por reunir las cartas que iban
difundiéndose, de copiarlas, de añadir algunos fragmentos aclarativos,
que se suelen detectar con relativa facilidad como “glosas” o
interpolaciones. A pesar de la copia e intercambio de cartas entre
comunidades, es más que posible que Pablo no pensara jamás que sus
textos iban a servir para generaciones futuras, entre otras razones
porque para él el fin del mundo era inmediato (1 Tes 4,16; 1 Cor 7,29,
etc.). Pero como este final no llegó, lo que él había escrito se
convirtió tras su muerte en fuente de autoridad para las siguientes
generaciones de sus seguidores.





Sospechamos que a finales del siglo I hubo ya una cierta colección
de cartas de Pablo, reunida con la intención de que su pensamiento
llegara a otras comunidades, que serían “paulinas”. El conjunto
judeocristiano de Jerusalén, al que cabe de algún modo denominar iglesia
madre, había perecido presumiblemente casi al completo en la conquista
de Jerusalén, al final de la Primera Revuelta judía contra Roma (66–70
e.c), pues la retirada a la ciudad de Pella, en Transjordania, gracias a
un oráculo divino es probablemente una leyenda. Aunque otros pequeños
grupos judeocristianos, de Galilea por ejemplo, no debieron de mostrar
gran interés por conocer el pensamiento de un Pablo que hacía su propia
interpretación de Jesús y de la Ley, es posible también que pudieran
perecer del mismo modo en la feroz respuesta de los romanos a la
revolución del 66.





Sea como fuere, indicios de la existencia de esta colección de
cartas a finales del siglo I son diversos textos de escritos cristianos
primitivos que contienen alusiones a textos paulinos: Primera epístola
de Clemente de Roma, compuesta hacia el 96 a.C.; pasajes de las cartas
de Ignacio de Antioquía, muerto alrededor del 110 d.C. (¿?), y un pasaje
de uno de los últimos escritos que ingresaron en el canon del Nuevo
Testamento: 2 Pedro 3,15-16, ¿compuesta hacia el 120? He aquí estos
textos:





a) Clemente de Roma escribe desde la Urbe a quienes habían
promovido una “sedición” contra las autoridades de la comunidad
cristiana de Corinto. Invoca entonces el recuerdo del apóstol Pablo:





Tomad en vuestra mano la carta del bienaventurado Pablo apóstol.
¿Cómo os escribió en los comienzos del evangelio? A la verdad,
divinamente inspirado, os escribió acerca de sí mismo, de Cefas y de
Apolo, como quiera que ya entonces formabais grupos rivales (1 Clem
47,1-3).





La carta supone que en Roma, fundación judeocristiana antigua, 1
Corintios al menos era patrimonio común y fuente de autoridad
(“divinamente inspirada”).





b) Ignacio de Antioquía, Carta a los cristianos de Éfeso, 12,2:





Sois estación de paso para los que por la muerte caminan hacia
Dios (Ignacio pasa por Éfeso, prisionero, camino de su martirio en
Roma), compañeros de iniciación (en los misterios divinos) de Pablo, el
que fue santificado, el que fue atestiguado, el que es digno de toda
felicidad, cuyas huellas me es dado seguir a mí cuando alcance a Dios;
de Pablo, en fin, que en toda carta suya hace mención de vosotros.





Es evidente que Ignacio dispone de un grupo de cartas paulinas.
Comenta el editor de Ignacio en su obra Padres Apostólicos:





No menos profunda es la huella que dejó san Pablo en el alma de
san Ignacio… En todo caso, las cartas del Apóstol… estaban
indudablemente en mano del obispo antioqueno… El hecho es tan palpable
que huelga toda demostración. De una de ellas…, la primera… a los
corintios, se ha podido autorizadamente afirmar que “debió de conocerla
Ignacio casi de memoria” (Ruiz Bueno 1967, 393).





c) 2 Pedro 3,15-16:





Tened presente que la paciencia de nuestro Señor significa
salvación, tal como les escribió también nuestro querido hermano Pablo,
con la sabiduría que Dios le dio. En todas sus cartas se refiere a estos
mismos temas. Hay en ellas algunos puntos difíciles de entender, que
los ignorantes e inconstantes tergiversan, como lo hacen también con las
demás Escrituras, para su propia perdición.








P.:











¿Por qué el evangelista nombra dos veces el nacimiento de Jesús
como por ejemplo en Mateo: 1-25 Y sin que hubieran tenido relaciones,
dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús. Aquí se lee que Jesús
nació, pero no presenta el lugar del nacimiento, ahora, Jesús había
nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Los evangelista
escribieron dos veces el nacimiento de Jesús, en el 2 capitulo vemos
que nació en Belén tiene nombre el nacimiento. A que se debe esta
inconsistencia?. ¿El otro punto se ve que el ángel se le presenta a José
por medio de un sueño, creer en sueños es cultura judía, al igual que
los egipcios que creían en los "sueños", que papel juega los "Sueños en
la Biblia"?








R.:








Lea bien, por favor, los evangelios, porque no se trata estrictamente de repeticiones, sino de precisiones.





Tampoco veo insistencia alguna aparte de que los evangelistas
Mateo y Lucas trataran el tema con cierta amplitud. Marcos y Juan lo
omiten del todo.





Los sueños son muy importantes como comunicación divina tanto en
el mundo grecorromano, como en la Biblia, y en general en toda la
antigüedad.


Por favor, consulte un buen Diccionario bíblico








Pr.:








Estoy haciendo un trabajo sobre el libro Jesus de Nazaret encontre
un buen estudio de su persona.sí me da permiso de citarlo cm el autor
.y cm debo de hacerlo .sí me puede dar alguna conclusión .sobre el tema
confesion de fe en Jesus como hijo de Dios apartir de los datos
historicos .y cm puedo aplicarlo ala vida cotidiana hoy en dia








R.:





Por supuesto, puede Usted citarme por mi nombre y apellido, luego el libro, con la editorial y año, y luego la página.








Siento decirle que sobre el tema "confesion de fe en Jesus como
hijo de Dios apartir de los datos historicos", no tenemos dato histórico
alguno.





Toda confesión de fe pertenece al ámbito de las creencias privadas
y al de la teología, no al de la historia. Los evangelios contienen
ciertamente datos históricos, pero son ante todo libros de propaganda de
la fe en Jesús. Todo lo que se refiera al “hijo de Dios” en el sentido
que hoy se entiende, pertenece a la fe.





Tampoco sé, ni incumbe a un mero historiador, cómo se puede aplicar una creencia a la vida cotidiana.





Siento no poder ayudarle más.











Saludos cordiales de Antonio Piñero


Universidad Complutense de Madrid


www.antoniopinero.com



Jueves, 30 de Abril 2015






Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica
Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega,
especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio
Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre
ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción
al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”,
“Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”,
“Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos
del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y
Apócrifos del Nuevo Testamento.







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