miércoles, 28 de diciembre de 2016

(104) Torah Israel - LAS ALTURAS DE MI PUEBLO POR RAB AMRAM ANIDJAR...

(104) Torah Israel - LAS ALTURAS DE MI PUEBLO POR RAB AMRAM ANIDJAR...

Últimas noticias

LAS ALTURAS DE MI PUEBLO

POR RAB AMRAM ANIDJAR

Parashat VAYISHLAJ

AGRADEZCAMOS

La Torá nos relata que Yaakov sospechó mucho de Esav, antes

del encuentro. Tal y como está escrito “Vayirá Yaakov Meod

Vayetzer Lo – Y temió mucho Yaakov y se angustió” (Génesis

32:8).

El Midrash pregunta: ¿Cómo es posible que una persona como

Yaakov tema a Esav, teniendo una promesa de Dios que lo va a

proteger? El temor era básicamente porque tal vezsus errores no le

permitirían recibir la ayuda de Dios. Y esto lo explica con mayor

amplitud Rashí, en el versículo 11, donde dice: “Katonti Mikel

Hajasadim Umikol Haemet – Soy indigno de toda la bondad y de

toda la lealtad”. Yaakov Abinu pensó que era indigno para recibir

tantas bondades de Dios, ya que todos su méritos ya se habían

acabado y dijo que esa falta de méritos son los que iban a

provocarle caer en manos de Esav.

Pero surge la pregunta: ¿Acaso Yaakov Abinu no sabía acerca

de lo justo que él era? ¿Cuántos méritos tenía, tanto así que su

nombre fue cambiado a Israel, lo que representa el nombre de cada

Patriarca y Matriarca; “I” representa a Itzjak, “S” de Sará, “R” de

Rivká y Rajel. “A” de Abraham y la Ele de Lea?

Entonces, por qué Yaakov piensa que no le corresponde nada,

siendo el elegido entre todos los Patriarcas.

Esta pregunta surge en nuestra cabeza, ya que estamos

acostumbrados a pensar que, si hacemos algo bueno, todos nos

deben. Si hicimos alguna Mitzvá o si estudié Torá, implica que nos

corresponde ser millonarios, tener buena salud y recibir honores de

todos, ya que somos hombres justos. O también ocurre que

cuando mujer se tapa la cabeza, piensa que Dios está en deuda con

ella, le tiene que mandar hijos, paz en el hogar, y todo aquello que

considere necesario.

Pero nuestros Patriarcas, ya nos enseñaron que esa no es la

realidad de las cosas.

Abraham fue el primero que publicó el nombre de Dios en el

mundo, destruyó estatuas, convirtió a las personas, hizo bondades

con todo el mundo, pero ni siquiera un hijo tenía. Después de 50

años de casados, Dios le informó que le daría un hijo. ¿Cómo

reaccionó Abraham? Dice la Torá “Vaijashbá Lo Tzedaká – Lo

consideró como caridad”. Explica el Zohar que Abraham

consideró esta bendición como un acto de caridad y no como un

pago pendiente, ya que la diferencia que existe entre ambas es que

la Tzedaká es un dinero que se da a alguien gratuitamente, y no

como el salario que es un pago que se haces a alguien que trabajó

para ti.

Abraham no vio la bendición de recibir un hijo como pago por

toda la labor realizada en nombre de Dios, sino como caridad de Él,

porque Abraham sabía que todo lo que hacía no era nada en

comparación con todo lo que Dios hacía por él. Diariamente le

daba la vida, salud, riqueza, felicidad, etc. Y ahora Dios viene a

regalarle otro regalo tan preciado como un hijo, entonces eso es

solo por su bondad y no por algo más.

Abraham se caracterizó siempre por decir que él era como el

polvo y la ceniza. Ceniza porque se salvó del horno en el que

hubiera quedado convertido en ceniza, y polvo porque se salvó de

la guerra con los reyes, en la que hubiera quedado muerto y

convertido en polvo.

Siempre decía que Dios es muy grande porque lo salvó

milagrosamente.

Si nos fijamos en la actitud de Abraham, él nunca dijo que

lógicamente, Dios debía ayudarlo constantemente porque él era el

único que santificaba su nombre en la tierra, el único que creía en

él, el que sería nombrado como líder del monoteísmo y

posteriormente patriarca del pueblo elegido. Ningún tipo de

pensamiento como estos atravesaba por la cabeza de Abraham

Abinu.

Yaakov Abinu, el elegido de los patriarcas, también era así.

Pensaba siempre que sus acciones no eran nada en comparación

con la gran cantidad de bondades que tenía Dios con él.

A Moshé Rabenu también le ocurrió lo mismo. El gran rabino

de nuestro pueblo, nos sacó de Egipto, nos bajó el Maná de los

cielos, nos dio la Torá de Dios, nos trajo hasta la frontera de Eretz

Israel, y justo en ese lugar Dios le comunica que él no podrá entrar

a la tierra prometida.

Una persona normal y corriente, ante tal situación, hubiese

dicho: ¿Quién? ¿Yo?, ¿Moshé Rabenu, el salvador, quien aguantó a

todo el pueblo 40 años, ahora no puede entrar? ¿Acaso todos los

que van a entrar no son mis alumnos, o alumnos de mis alumnos?

¿Ni siquiera puedo entrar para ser enterrado en Eretz Israel?

Pero Moshé Rabenu no reaccionó de esa forma; más bien

Moshé suplicó entrar a la tierra de Israel en la Parashá “Vaetjanan –

Y rogó”. Explica Rashí que pidió un regalo gratuito: Entrar a Israel.

Hay regalos gratuitos y regalos por compromiso. Por ejemplo,

cuando una persona asiste a una boda y regala. Después de un mes

esa persona tiene una fiesta familiar y este que recibió un regalo

hace un mes, ahora se lo retribuye “por compromiso”. Eso es

exactamente el concepto de regalo por compromiso. Pero regalo

gratuito es todo lo contrario, cuando nunca le hiciste un favor a

alguien, y ese alguien viene ahora y te regala algo. Y eso fue lo

que pidió Moshé a Dios, que le diera el regalo gratuito de entrar a

Israel, ya que para él todas sus acciones no representaban una

obligación por parte de Dios de cumplir con todos sus deseos.

Este concepto no solo se debe de llevar a cabo en nuestra

relación con Dios, sino que además con nuestros compañeros.

Porque si alguien nos hace un favor, ese favor a nuestros ojos lo

consideramos como algo insignificante, pero si nosotros le hicimos

un favor a alguien, sentimos que ese alguien está en constante

deuda con nosotros por el inmenso favor que le hicimos.

Para graficar esto que estamos hablando y así quede más

ejemplificado, recordémonos de los binóculo. Si vemos a través de

ellos, correctamente, todo se ve muy grande, pero si lo volteamos

veremos todo en pequeña escala. A nuestro pesar, cada vez que

alguien nos ayuda o nos hace un favor, vemos esa acción con el

binóculo al revés, es decir todo pequeño. Pero cuando somos

nosotros los que ayudamos, ahí sí observamos esta acción con los

binóculos al derecho.

Entre marido y mujer así ocurre. El marido desde temprano en

la mañana sale a trabajar, para traer el pan de cada día a la casa. Se

la pasa todo el día discutiendo con comerciantes, cheques

devueltos, el dólar que sube…, hasta que llega a la casa cansado, y

en su cabeza existe un solo pensamiento: Mi esposa hoy no hizo

nada, cocinar es trabajo fácil, cambiar los pañales a los niños es

rapidísimo, el resto del día está sentada descansando, sin embargo

yo no paro de trabajar. Lo único que desea el marido es que cuando abra la puerta de la casa, lo reciban con canciones y

alabanzas y valoren todo su esfuerzo físico.

Por otro lado, la mujer piensa lo mismo de ella: Yo trabajo muy

duro en la casa, con los niños, después salir a comprar, cocinar, y

mi marido no hace nada, todo el día en la oficina con aire

acondicionado y sentado en una silla de cuero. Yo espero que

apenas entre por esa puerta lo primero que diga sea para agradecer

y valorar todo mi esfuerzo diario.

Imagínense el encuentro entre estas dos personas. Cada uno

piensa que es el bondadoso, el mártir de la casa y que el otro no

hace nada. Allí es cuando empiezan las peleas.

Pero qué pasaría si cada uno sintiera que lo que él hace no es

nada en comparación al gran esfuerzo que el otro sí hace. Entonces

sería una familia ideal y ejemplar.

Por eso está escrito en el tratado de del Talmud, que

cuando la persona reza que por el mérito de sus antepasados, Dios

lo ayude, entonces es respondido su pedido por sus propios méritos.

Pero si la persona cuando reza pide por sus propios méritos, si

tienen méritos sus antepasados sí son escuchados sus pedidos, pero

si no tienen, no se le responde su oración.

La pregunta es: ¿por qué esto ocurre así? Y la respuesta se

entiende, según lo explicado anteriormente. Si la persona cuando

reza piensa que tiene muchos méritos personales y que por eso

Dios debe de ayudarlo, entonces solamente se toman en cuanta los

méritos de sus antepasados, pero cuando la persona piensa que

todo lo bueno que ha hecho en su vida, no es suficiente como para

pedir ayuda a Dios, y por eso pide por el mérito de sus antepasados,

entonces Dios observa sus méritos personales y lo ayuda.

Nosotros bendecimos “Hagomel – El que otorga”, cuando

volvemos de un viaje largo, cuando alguien sale preso de una

cárcel, si se cura de una enfermedad crónica, etc. Si nos fijamos en

la bendición encontraremos que dice “Lajayabim Tobot – A los que

deben favores”, es decir que la persona como tal está en deuda con

Dios por haberlo salvado, ya que a pesar de tener malas acciones en

su cuenta, Dios lo favoreció con bien y con maravillas.

Para culminar, nosotros nos llamamos Yehudim (judíos) por

Yehudá, el hijo de Yaakov y Lea. Cuando nació Yehudá, su madre

le puso ese nombre para agradecer a Dios “Hapaam Odé et Hashem

– Ahora agradeceré a Dios”. Explica Rashí en nombre de Tanjumá

(Cap. 9) que Lea sintió que tomó más de lo que le correspondía.

Así también todo yehudí debe sentir que todo lo que Dios le da, es

demasiado y no le corresponde.

Esto le causa a Dios una buena impresión de la persona, y lo

bendice con mucho más de lo que tiene. Pero si vamos con quejas

a donde Dios, sería como cuando un pobre te exige que le des

dinero, gritando e insultando, entonces ni siquiera lo que tenías

pensado darle, se lo darás. Pero si lo pide con dulzura y súplicas,

recibirá el doble de lo pensado.

“Que sea la voluntad de Dios que siempre entendamos que todo

lo que tenemos es más de lo que nos merecemos, y agradezcamos

por cada cosa que tenemos y de esta manera seamos bendecidos

cada día con más. Amén”.

_______________________

***Que la Torah que estudias y tus Buenas Acciones te sean de Bendición*** TORAH ISRAEL.


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Tirsa Razuri Muy, muy interesante y muy educativa, lleva a reflexion, que ASHEM siga iluminandoles y un millon de bendiciones
Bertha Estrada
Luis Barrientos
Luis Barrientos Que ha shem dote a am israel de buena memoria y hacedores de su torah
Kury Davila
Kury Davila
Jose Isaias
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PARASHAH 8: VAYISHLAJ (EL ENVIÓ) 32:3-36:43



Bereshit 32



4 Jacob envió mensajeros por delante hacia su hermano Esaú, al país de Seír, la estepa de Edom,


5 encargándoles: «Diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Fui
a pasar una temporada con Labán, y me he demorado hasta hoy.

6 Me hice con bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y ahora mando a avisar a mi señor, para hallar gracia a sus ojos.»


7 Los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: «Hemos ido donde tu
hermano Esaú, y él mismo viene a tu encuentro con cuatrocientos
hombres.»

8 Jacob se asustó mucho y se llenó de angustia; dividió a sus gentes, las ovejas, vacas y camellos, en dos campamentos,

9 y dijo: «Si llega Esaú a uno de los campamentos y lo ataca, se salvará el otro.»


10 Y dijo Jacob: «¡Oh Elohim de mi padre Abraham, y Elohim de mi padre
Isaac, Adonai, que me dijiste: “Vuelve a tu tierra y a tu patria, que yo
seré bueno contigo”,

11 qué poco merecía yo todas las
mercedes y toda la confianza que has dado a tu siervo! Pues con solo mi
cayado pasé este Jordán y ahora he venido a formar dos campamentos.


12 Líbrame de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le
temo, no sea que venga y nos ataque, a la madre junto con los hijos.


13 Que fuiste tú quien dijiste: “Yo seré bueno de veras contigo y haré
tu descendencia como la arena del mar, que no se puede contar de tanta
como hay.”»

14 Y Jacob pasó allí aquella noche. Tomó de lo que tenía a mano un regalo para su hermano Esaú,

15 consistente en doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,

16 treinta camellas criando, junto con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez garañones,


17 y repartiéndolo en manadas independientes, los confió a sus siervos y
les dijo: «Pasad delante de mí, dejando espacio entre manada y manada.»


18 Y al primero le encargó: «Cuando te salga al paso mi
hermano Esaú y te pregunte “de quién eres y adónde vas, y para quién es
eso que va delante de ti”,

19 dices: “De tu siervo Jacob; es un regalo enviado para mi señor Esaú. Precisamente, él mismo viene detrás de nosotros.”»


20 El mismo encargo hizo también al segundo, como asimismo al tercero y
a todos los que iban tras las manadas diciendo: «En estos términos
hablaréis a Esaú cuando le encontréis,

21 añadiendo:
“Precisamente, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.”» Pues se
decía: «Voy a ganármelo con el regalo que me precede, tras de lo cual me
entrevistaré con él; tal vez me haga buena cara.»

22 Así, pues, mandó el regalo por delante, y él pasó aquella noche en el campamento.

23 Aquella noche se levantó, tomó a sus dos mujeres con sus dos siervas y a sus once hijos y cruzó el vado de Yabboq.

24 Les tomó y les hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que tenía.

25 Y habiéndose quedado Jacob solo, estuvo luchando alguien con él hasta rayar el alba.

26 Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél.

27 Este le dijo: «Suéltame, que ha rayado el alba.» Jacob respondió: «No te suelto hasta que no me hayas bendecido.»

28 Dijo el otro: «¿Cuál es tu nombre?» - «Jacob.» -


29 «En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido
fuerte contra Elohim y contra los hombres, y le has vencido.»

30 Jacob le preguntó: «Dime por favor tu nombre.» - «¿Para qué preguntas por mi nombre?» Y le bendijo allí mismo.

31 Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues (se dijo): «He visto a Elohim cara a cara, y tengo la vida salva.»

32 El sol salió así que hubo pasado Penuel, pero él cojeaba del muslo.


33 Por eso los israelitas no comen, hasta la fecha, el nervio ciático,
que está sobre la articulación del muslo, por haber sido tocado Jacob en
la articulación femoral, en el nervio ciático.

Bereshit 33


1 Jacob levantó los ojos y al ver que venía Esaú con cuatrocientos
hombres, repartió a los niños entre Lía y Raquel y las dos siervas.

2 Puso a las siervas y sus niños al frente; después a Lía y sus niños, y a Raquel y José en la zaga,

3 y él se les adelantó y se inclinó en tierra siete veces, hasta llegar donde su hermano.

4 Esaú, a su vez, corrió a su encuentro, le abrazó, se le echó al cuello, le besó y lloró.


5 Levantó luego los ojos, y al ver a las mujeres y a los niños, dijo:
«¿Qué son de ti éstos?» - «Son los hijos que ha otorgado Elohim a tu
siervo.»

6 Entonces se acercaron las siervas con sus niños, y se inclinaron.

7 Acercóse también Lía con sus niños, y se inclinaron. Y por último se acercaron José y Raquel y se inclinaron.


8 Dijo Esaú: «¿Qué pretendes con toda esta caravana que acabo de
encontrar?» - «Es para hallar gracias a los ojos de mi señor.»

9 Dijo Esaú: «Tengo bastante, hermano mío; sea para ti lo tuyo.»


10 Replicó Jacob: «De ninguna manera. Si he hallado gracias a tus ojos,
toma mi regalo de mi mano, ya que he visto tu rostro como quien ve el
rostro de Elohim, y me has mostrado simpatía.

11 Acepta, pues, el obsequio que te he traído; pues Elohim me ha favorecido y tengo de todo.» E instóle tanto que aceptó.

12 Dijo Esaú: «Vámonos de aquí, y yo te daré escolta.»


13 El le dijo: «Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo
conmigo ovejas y vacas criando; un día de ajetreo bastaría para que
muriese todo el rebaño.

14 Adelántese, pues, mi señor a su
siervo, que yo avanzaré despacito, al paso del ganado que llevo delante,
y al paso de los niños, hasta que llegue donde mi señor, a Seír.»


15 Dijo Esaú: «Entonces voy a destacar contigo a parte de la gente que
me acompaña.» - «¿Para qué tal? Con que halle yo gracia a los ojos de mi
señor...»

16 Rehízo, pues, Esaú aquel mismo día su camino rumbo a Seír,


17 y Jacob partió para Sukkot donde edificó para sí una casa y para su
ganado hizo cabañas. Por donde se llamó aquel lugar Sukkot.

18
Jacob llegó sin novedad a la ciudad de Siquem, que está en el
territorio cananeo, viniendo de Paddán Aram, y acampó frente a la
ciudad.

19 Compró a los hijos de Jamor, padre de Siquem, por cien agnos la parcela de campo donde había desplegado su tienda,

20 erigió allí un altar, y lo llamó de «El», Elohim de Israel.

Bereshit 34

1 Dina, la hija que Lía había dado a Jacob, salió una vez a ver a las mujeres del país.

2 Siquem, hijo de Jamor el jivita, príncipe de aquella tierra, la vio, se la llevó, se acostó con ella y la humilló.

3 Su alma se aficionó a Dina, hija de Jacob, se enamoró de la muchacha y trató de convencerla.

4 Siquem dijo a su padre Jamor: «Tómame a esta chica por mujer.»


5 Jacob oyó que Siquem había violado a su hija Dina, pero sus hijos
estaban con el ganado en el campo, y Jacob guardó silencio hasta su
llegada.

6 Jamor, padre de Siquem, salió a donde Jacob para hablar con él.


7 Los hijos de Jacob volvieron del campo al oírlo, y se indignaron los
hombres y les dio mucha rabia la afrenta hecha por Siquem acostándose
con la hija de Jacob: «Eso no se hace.»

8 Jamor habló con ellos diciendo: «Mi hijo Siquem se ha prendado de vuestra hija, así que dádsela por mujer.

9 Emparentad con nosotros: dadnos vuestras hijas, y tomad para vosotros la nuestras.

10 Quedaos a vivir con nosotros: tenéis la tierra franca. Instalaos, circulad libremente y adquirid propiedades.»

11 Siquem dijo al padre y a los hermanos de la chica: «Ojalá me concedáis vuestro favor, y yo os daré lo que me pidáis.

12 Pedidme cualquier dote, por grande que sea, que yo os daré cuanto me digáis; pero dadme a la muchacha por mujer.»


13 Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre Jamor con
disimulo, y dirigiéndose a aquel que había violado a su hermana Dina,


14 dijeron: «No podemos hacer tal cosa: dar nuestra hermana a uno que
es incircunciso, porque eso es una vergüenza para nosotros.

15 Tan sólo os la daremos a condición de que os hagáis como nosotros, circuncidándose todos vuestros varones.


16 Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos para nosotros las
vuestras, nos quedaremos con vosotros y formaremos un solo pueblo.

17 Pero si no nos escucháis respecto a la circuncisión, entonces tomaremos a nuestra hija y nos iremos.»

18 Sus palabras parecieron bien a Jamor y a Siquem, hijo de Jamor,


19 y el muchacho no tardó en ponerlo en práctica, porque quería a la
hija de Jacob. El mismo era el más honorable de toda la casa de su
padre.

20 Jamor y su hijo Siquem vinieron a la puerta de su ciudad y hablaron a todos sus conciudadanos diciéndoles:


21 «Estos hombres nos vienen en son de paz. Que se queden en el país y a
circulen libremente, pues y a veis que pueden disponer de tierra
espaciosa. Tomemos a sus hijas por mujeres y démosles las nuestras.


22 Pero sólo con esta condición accederán estos hombres a quedarse con
nosotros para formar un solo pueblo: que nos circuncidemos todos los
varones; igual que ellos están circuncidados.

23 Sus ganados y
hacienda y todas sus bestias, ¿no van a ser para nosotros? Así que
lleguemos a un acuerdo con ellos y que se queden con nosotros.»


24 Todos los que salían por la puerta de la ciudad escucharon a Jamor y
a su hijo Siquem, y se circuncidó todo varón que salía por las puertas
de la ciudad.

25 Pues bien, al tercer día, mientras ellos
estaban adoloridos, dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina,
blandieron cada uno su espada y entrando en la ciudad sin peligro
mataron a todo varón.

26 También mataron a Jamor y a Siquem a filo de espada, y tomando a Dina de la casa de Siquem, salieron.

27 Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos, pillaron la ciudad que había violado a su hermana,

28 se apoderaron de sus rebaños, vacadas y asnos, cuanto había en la ciudad y cuanto había en el campo,

29 saquearon toda su hacienda y sus pequeñuelos y sus mujeres, y pillaron todo lo que había dentro.


30 Jacob dijo a Simeón y a Leví: «Me habéis puesto a malas haciéndome
despreciable entre los habitantes de este país, los cananeos y los
perizitas, pues yo dispongo de unos pocos hombres, y ellos van a
juntarse contra mí, me atacarán y seré aniquilado yo y mi casa.»

31 Replicaron ellos: «¿Es que iban a tratar a nuestra hermana como a una prostituta?»

Bereshit 35


1 Elohim dijo a Jacob: «Levántate, sube a Betel y te estableces allí,
haciendo un altar al Elohim que se te apareció cuando huías de tu
hermano Esaú.»

2 Jacob dijo a su casa y a todos los que le
acompañaban: «Retirad los Elohim extraños que hay entre vosotros.
Purificaos, y mudaos de vestido.

3 Luego, levantémonos y
subamos a Betel, y haré allí un altar al Elohim que me dio respuesta
favorable el día de mi tribulación, y que me asistió en mi viaje.»


4 Ellos entregaron a Jacob todos los Elohim extraños que había en su
poder, y los anillos de sus orejas, y Jacob los escondió debajo de la
encina que hay al pie de Siquem.

5 Partieron, pues, y un pánico divino cayó sobre las ciudades de sus contornos; así no persiguieron a los hijos de Jacob.

6 Jacob llegó a Luz, que está en territorio cananeo - es Betel - junto con todo el pueblo que le acompañaba,


7 y edificó allí un altar, llamando al lugar El Betel, porque allí
mismo se le había aparecido Elohim cuando huía de su hermano.

8
Débora, la nodriza de Rebeca, murió y fue sepultada en las
inmediaciones de Betel, debajo de una encina; y él la llamó la Encina
del Llanto.

9 Elohim se apareció a Jacob una vez más a su llegada de Paddán Aram y le bendijo.

10 Díjole Elohim: «Tu nombre es Jacob, pero ya no te llamarás Jacob, sino que tu nombre será Israel.» Y le llamó Israel.


11 Díjole Elohim: «Yo soy El Sadday. Sé fecundo y multiplícate. Un
pueblo, una asamblea de pueblos tomará origen de ti y saldrán reyes de
tus entrañas.

12 La tierra que di a Abraham e Isaac, a ti te la doy, y a tu descendencia y sucesión daré esta tierra.»

13 Y Elohim subió de su lado.


14 Jacob erigió una estela en el lugar donde había hablado Elohim con
él: una estela de piedra; derramó sobre ella una libación, y vertió
sobre ella aceite.

15 Jacob llamó a lugar donde había hablado Elohim con él «Betel».

16 Partieron de Betel, y cuando aún faltaba un trecho hasta Efratá, Raquel tuvo un mal parto.

17 Sucedió que, en medio de los apuros del parto, le dijo la comadrona: «¡Animo, que también este es hijo!»

18 Entonces ella, al exhalar el alma, cuando moría, le llamó Ben Oní; pero su padre le llamó Benjamín.

19 Murió Raquel y fue sepultada en el camino de Efratá, o sea Belén.

20 Jacob erigió una estela sobre su sepulcro: es la estela del sepulcro de Raquel hasta hoy.

21 Israel partió y desplegó su tienda más allá de Migdal Eder.


22 Sucedió por entonces, mientras Israel residía en aquel país, que fue
Rubén y se acostó con Bilhá, la concubina de su padre, e Israel se
enteró de ello. Los hijos de Jacob fueron doce.

23 Hijos de Lía: el primogénito de Jacob, Rubén; después Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón.

24 Hijos de Raquel: José y Benjamín.

25 Hijos de Bilhá, la esclava de Raquel: Dan y Neftalí.

26 Hijos de Zilpá, la esclava de Lía: Gad y Aser. Estos fueron los hijos de Jacob, que le nacieron en Paddán Aram.

27 Jacob llegó a donde su padre Isaac, a Mambré o Quiryat Arbá, - o sea, Hebrón - donde residieron Abraham e Isaac.

28 Isaac alcanzó la edad de 180 años.

29 Entonces Isaac expiró y murió, fue a reunirse con su pueblo, anciano y lleno de días. Le sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.

Bereshit 36

1 Este es el linaje de Esaú, o sea Edom.


2 Esaú tomó a sus mujeres de entre las cananeas: a Adá, hija de Elón el
hitita, a Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón el jorita,

3 y a Basmat, hija de Ismael, la hermana de Nebayot.

4 Adá dio a luz para Esaú a Elifaz, Basmat le dio a Reuel.

5 Oholibamá le dio a Yeús, Yalam y Coré. Estos son los hijos que le nacieron a Esaú en Canaán.


6 Esaú tomó a sus mujeres, hijos e hijas y a todas la personas de su
casa, su ganado, todas sus bestias y toda la hacienda que había logrado
en territorio cananeo, y se fue al país de Seír, enfrente de su hermano
Jacob,

7 porque los bienes de entrambos eran demasiados para
poder vivir juntos, y el país donde residían no daba abasto para tanto
ganado como tenían.

8 Esaú se estableció, pues, en la tierra de Seír. Esaú es Edom.

9 Estos son los descendientes de Esaú, padre de Edom, en la montaña de Seír,

10 y éstos los nombres de sus hijos: Elifaz, hijo de Adá, mujer de Esaú, y Reuel, hijo de Basmat, mujer de Esaú.

11 Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gaetam y Quenaz.

12 Timná fue concubina de Elifaz, hijo de Esaú, y dio a luz a Amalec. Estos son los descendientes de Adá, mujer de Esaú.

13 Y estos son los hijos de Reuel: Nájat, Zéraj, Sammá y Mizzá. Estos son los descendientes de Basmat, mujer de Esaú.


14 Los hijos de la mujer de Esaú, Oholibamá, hija de Aná, hijo de
Sibeón, que ella dio a luz a Esaú, fueron éstos: Yeús, Yalam y Coré.


15 He aquí los jeques de los hijos de Esaú. De los hijos de Elifaz,
primogénito de Esaú: el jeque Temán, el jeque Omar, el jeque Sefó, el
jeque Quenaz,

16 el jeque Gaetam, el jeque Amalec. Estos son los jeques de Elifaz, en el país de Edom, y éstos los descendientes de Adá.


17 Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron: el jeque Najat, el jeque
Zéraj, el jeque Sammá, el jeque Mizzá. Estos son los jeque de Reuel, en
el país de Edom; y éstos los descendientes de Basmat, mujer de Esaú.


18 Los hijos de Oholibamá, mujer de Esaú, fueron: el jeque Yeús, el
jeque Yalam, el jeque Coré. Estos son los jeques de Oholibamá, hija de
Aná, mujer de Esaú.

19 Estos son los hijos de Esaú y éstos sus jeques, los de Edom.

20 He aquí los hijos de Seír el jorita, que habitaban en aquella tierra: Lotán, Sobal, Sibeón, Aná,

21 Disón, Eser y Disán. Estos son los jeques de los joritas, hijos de Seír, en el país de Edom.

22 Los hijos de Lotán fueron: Jorí y Hemam, y hermana de Lotán fue Timná.

23 Los hijos de Sobal fueron: Alván, Manájat, Ebal, Sefó y Onam.


24 Los hijos de Sibeón: Ayyá y Aná. Este es el mismo Aná que encontró
las aguas termales en el desierto, cuando apacentaba los asnos de su
padre Sibeón.

25 Los hijos de Aná: Disón y Oholibamá, hijo de Aná.

26 Los hijos de Disón: Jemdán, Esbán, Yitrán y Kerán.

27 Los hijos de Eser: Bilhán, Zaaván y Acán.

28 Los hijos de Disán: Us y Arán.

29 Estos son los jeques joritas: el jeque Lotán, el jeque Sobal, el jeque Sibeón, el jeque Aná,

30 el jeque Disón, el jeque Eser, el jeque Disán. Estos son los jeques joritas según sus clanes en el país de Seír.

31 Estos son los reyes que reinaron en Edom, antes de reinar rey alguno de los israelitas.

32 Reinó en Edom Belá, hijo de Beor; y el nombre de su ciudad era Dinhabá.

33 Murió Belá, y reinó en su lugar Yobab, hijo de Zéraj, de Bosrá.

34 Murió Yobab, y reinó en su lugar Jusam, del país de los temanitas.


35 Murió Jusam, y reinó en su lugar Hadad, hijo de Bedad, el que
derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad era Avit.


36 Murió Hadad, y reinó en su lugar Samlá de Masrecá.

37 Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rejobot del Río.

38 Murió Saúl, y reinó en su lugar Baal Janán hijo de Akbor.


39 Murió Baal Janán hijo de Akbor, y reinó en su lugar Hadad; el nombre
de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer, Mehetabel, hija de
Matred, hija de Mezahab.

40 Estos son los nombres de los
jeques de Esaú, según sus familias y territorios y por sus nombres. El
jeque Timná, el jeque Alvá, el jeque Yetet,

41 el jeque Oholibamá, el jeque Elá, el jeque Pinón.

42 el jeque Quenaz, el jeque Temán, el jeque Mibsar,


43 el jeque Magdiel, el jeque Iram. Estos son los jeques de Edom, según
sus moradas, en las tierras que ocupan. Este es Esaú padre de Edom.
__________________
***Que la Torah que estudias y tus Buenas Acciones te sean de Bendición*** TORAH ISRAEL.



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2 comentarios
Comentarios
Karen Jones
Maggi Garcia
Maggi Garcia Me encanta el estudio del parasha amén
    Jose Isaias
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